AM: ¿Cuánto lleva usted acá? RB: ¡Uf! Más de la mitad de mi vida… Desde el ’92. AM: La primera vez que usted y yo nos conocimos fue en abril de 1998, en el estudio contiguo a Radioacktiva. No me acuerdo qué estaba promocionando usted… RB: Algo de Sidestepper, será… Un disco de Totó… AM: Era el disco de Totó. Usted me contó todo el rollo de y yo quedé obnubilado… RB: Yo creo que esos discos fueron lo mejor de Totó, ‘Pacantó’ ‘Candelaria’… Tremendo. AM: ¿Ya es ciudadano Colombiano? RB: No, aunque ya lo estoy pensando, con lo del Brexit y que tal… Ahora me toca sacar una visa para ir a Francia, pero un colombiano no la necesita. AM: Yo pensaría que usted ya se merece la nacionalidad colombiana. RB: Sí, yo ya soy patrimonio nacional, ¿sí o qué? AM: ¡Pues yo sí creo! Ya hace parte de nosotros RB: Pues sí, yo me siento muy agradecido. Acá me recibieron como un hijo perdido, me adoptaron. Siento mucho afecto y mucho cariño y ha sido mutuo, ustedes me siguen educando. Ha sido tremendo privilegio. AM: ¿Cómo sucedió, eso de llegar acá? RB: Estaba trabajando en Real World Studios con Peter Gabriel, éramos 4 ingenieros, y un día llegaron los colombianos y me dijeron “Hey Rich ve a grabar a los colombianos”, y yo “bueno, listo”. Pasé una semana tremenda con Totó, sin hablar español, ella sin hablar inglés, comunicándonos en un francés todo raro, y, ¡mejor dicho, qué semana tan chévere! Hasta la fecha, no he reído tanto como en esa sesión. Disfruté mucho de esa cosa tan humana de los Colombianos. Su manager, también su yerno, John Hollis, estaba viviendo acá con ella, y me invitaron a pasear un ratico, a ayudar en estudio a Totó, tal vez hasta en vivo, entonces terminé el trabajo con Peter Gabriel (yo era el segundo ingeniero de él, pero el ingeniero maestro se retiró entonces Gabriel me ofreció su puesto). Pasé una semana sin dormir, tratando de decidir, pero finalmente yo creo que hasta él (Gabriel) lo pensaba, que yo no tenía lo necesario para seguir trabajando con él, es decir, de hacer ese servicio completo, de entregarse completamente a él. Yo no podía en ese momento de mi vida, yo quería otra aventura. Decidí decirle no a Gabriel, él entendió, y me vine para Colombia. Pensé que me iba a quedar un mes, y a los ocho días me sentí en casa. Insólito. No me había dado cuenta que yo era como tan mosco en leche en mi propio país, hasta que llegué acá. “¡Ah, gente como yo!” AM: ¿Por qué se sentía raro en su país? ¿Qué lo hacía distinto a usted? RB: Buena pregunta. Los ingleses tienen muchas cualidades buenas, pero son muy psicorrígidos, muy cerrados en sí mismos. Es parte por la geografía, son 60 millones de personas, en un territorio del tamaño de Antioquia. Por supuesto que cada uno... AM: quiere espacio para sí mismo. RB: Exactamente. Se perdieron ciertas cosas vitales al volverse tan científicos, tan modernos, tan platudo, se perdió cómo es que se vive la vida. Acababa de llegar y un sábado en la mañana, estaba en el centro a dos cuadras de la Plaza de Bolívar, y había una banda de venezolanos salseros muy buenos, con las plantas de pila, en la calle, había como 100 personas viéndolos, y dentro del círculo había dos indigentes, pobres y viejos, pero bailando con un abandono y una alegría y aprovechando el momento. Yo era como ¡wow! - Eso no se ve hoy en día ni en Nueva York, ni en París, ni en Londres, esa tolerancia, hermandad, el calor humano, yo no lo entendía. Estaba con una novia, almorzando y me dijo “¿ahora qué vas a hacer?”- “no yo no tengo nada que hacer ahora” - “ay, acompáñame a hacer una vuelta en el banco” - y yo como “¿al banco?” A qué voy a acompañarla al banco -- ¡A! Ya entendí, así pasamos otras dos horas juntos, en la fila del banco, y esto para un inglés es un concepto ajeno, alien… Pasó cuando fuimos a Singapur con Sidestepper, estaba Goyo (ChocQuibTown) en la banda, estaba Erica, estaba Kike, y tuvimos que pasar una escala de doce horas en París sin Visa. El inglés ya está emputado antes de llegar, pero los colombianos en diez minutos ya hicieron el cambuche, sacaron las cartas, empezaron a chismosear, a charlar, y riéndose, por supuesto otra gente en la sala de espera mirando raro y bueno: así es el colombiano. Sabe vivir bien. Sabe pasarla bien. AM: ¿Cómo siente la cosa después de las elecciones? RB: Pues, muy polarizado. No creo que sea solo acá, sino en todo el mundo. AM: Sí, es algo generalizado RB: Estamos viendo mucha ira, estamos viviendo un cambio de época muy profundo, la velocidad del cambio nos asusta a todos. Pero definitivamente Colombia no es la misma de hace 15 años. AM: Según usted, ¿Qué ha cambiado? RB: Varios frentes: el económico, pues ya hay una clase media emergiendo, ya no hay tanta desigualdad. AM: Es curioso que diga eso porque, estando adentro, el colombiano siente que hay más desigualdad. RB: Cuando llegué en 1992, en el entorno de los músicos era muy raro que alguien tuviera un carro. Si la familia tenía un carro, era el mismo de los años cincuenta, bien cuidadito y entre los músicos amigos, ninguno. Sólo los ‘jingleros’. Hoy en día, pues hasta músicos en la banda nuestra tienen carro. Otro cambio radical es que Colombia ha salido de su aislamiento, no sé si era peor antes, pero en los noventas… AM: Aquí no había sino guerrilla, narcotráfico y ejército. RB: No salía nadie, no venía nadie. British todavía tenía un vuelo a Colombia, paraba en Caracas y todo el mundo se bajó, y a veces yo seguía en el avión con más azafatas que pasajeros. Mientras que en el vuelo de salida de Colombia no cabía ni un gato. Hoy en día, salgo por mi casa en La Candelaria y uno no puede ni caminar por la calle porque está llena de turistas. Cada cuadra tiene un hostal… Escuché a Julio Sánchez Cristo hablando de esto, que después de la firma de la paz subió un 70% el turismo. Eso es muy bueno. La gente no viene porque sí, sino porque es interesante, hay mucha cultura… AM: Claro… RB: La música ha cambiado tanto. Lo que hemos visto en los últimos años, de acá pa’ fuera, desde 2008 o 2009, los promotores, disqueras viniendo a conocer este famoso sonido colombiano, que ya es reconocido. Lo irónico, lo raro, es que conocen mejor la historia afuera que acá. AM: ¿Por qué cree usted que el colombiano no mira pa’ dentro? RB: Creo que tiene que ver con algo del histórico complejo de inferioridad, todavía se imita mucho al sonido de afuera. En el mundo entero, la música se ha ido más hacia el show business, aunque, desde lo que conozco, eso siempre ha sido así. Analizando los charts de los años cincuenta en Estados Unidos, al lado de Tutti Frutti, Little Richard y Chuck Berry, está la baladita con cuerdas… Es un ciclo que se repite, ahora todo es ultra comercial. AM: ¿El live performance también se ha visto afectado por ese comercio? RB: sí, en el mundo entero el toque en vivo se ha vuelto lo único que produce plata. La industria, los ingenieros (eso también ha cambiado drásticamente, hoy en día hay equipos locales que pueden montar un Estéreo Picnic y suena bien, está bien cableado… AM: Sí, logística, tecnología, organización… RB: Pero sí se ha vuelto una cosa específicamente comercial, podríamos hablar de eso todo el día, pero sólo el hecho de la tarima enorme, diez mil personas, eso también cambia la música que suena ahí. Es más, yo diría que ese síndrome económico es una de las razones por las que están muriendo la salsa y el vallenato. La salsa no funciona en una tarima enorme. AM: Eso es curioso, ¿no? RB: Lo que funciona es una batería, una guitarra, un ‘chispún’ electrónico… AM: Sabiendo que la salsa fue tan poderosa en una tarima de ese tamaño. RB: Ese es el punto. La salsa es una música compleja, es difícil de tocar. Yo vi a Celia Cruz en Londres en el 2000, en una tarima enorme… La gran Celia, pero la sutileza se pierde. En cierta manera, el desarrollo de una banda de rock, dos guitarras, bajo, batería y voz, es la fórmula perfecta para una tarima grande. AM: ¿Es culpa entonces del recording? RB: No tanto. Ejemplo, Led Zeppelin, los promotores se dan cuenta que podrían poner a la banda a tocar frente a 30 mil espectadores, y ya no se puede hacer algo sutil, ruidoso y pequeño. Lo mismo pasa con el dance music… AM: ¿Ese espectáculo del rock no se está muriendo también? RB: A mi nunca me han gustado esas tarimas enormes. Yo no sabía qué hacer con eso. Esto es algo muy personal. AM: ¿Por qué no? RB: Porque no es sutil, precisamente. Es horrible tocar en esas tarimas grandes. AM: Sidestepper fue siempre… RB: Clubes. Para mí siempre lo mejor es como 400, 500 espectadores. Es íntimo, todos escuchan. El festival actual es un evento social, no es tanto sobre la música, también porque la pluralidad del sonido. La mayoría de la gente que va a Glastonbury o a Estéreo Picnic no conocen ni la mitad de las bandas. AM: Sí, quieren tomarse una selfie, quieren compartir con un grupo de amigos… RB: Y uno como músico, mid-range band ahí tocando a las cuatro de la tarde en un festival en Australia, Bogotá o en New York: aquí nadie sabe quienes somos. Entonces uno tiene que diseñar una cosa sencilla, fácil de entender… Un show, un teatro. AM: ¿Qué tan difícil fue para Sidestepper la conexión de los dos mundos? RB: Empezó aquí como de puro dj, yo solito los primeros discos. Después, poco a poco, quise casar esos dos mundos, el mío con el de la tremenda musicalidad de mis amigos. Al principio fue muy marciano. AM: (Risas) ¿por qué? RB: Humberto Moreno, (Dios lo bendiga, un caballero) pero me mandaba a hacer prensa para “Ese Tema Lo Gozo” en emisoras AM salseras de la tarde y pues… eso pa’ ellos era difícil. AM: No pues claro. RB: “¡Eso no es salsa!- me decían, como bravos. AM: jajaja RB: Intentamos acá en el 2000, en el bar Friends en la zona rosa, y de los 400 espectadores, 300 eran músicos bravos, resentidos. Volvimos en el 2003, ya con Eka (Erika Muñoz), Iván (Benavides), Pernett, pues… ese sí fue el momento: la gente ya estaba lista. AM: Si hago el paralelo, usted estaba entrando en esta onda de la música tropical en el momento en que estaba estallando el big beat en Gran Bretaña, cosas como Fatboy Slim… RB: Sí, y despuecito del boom del Drum & Bass, pero los noventas fueron tiempos fértiles para la música bailable. Ahí se establecieron los géneros que todavía estamos viviendo: El House, Techno, Hip Hop.

El primer estudio en el que trabajé en Inglaterra, en 1988, estaba lleno de gente de segunda generación de la India, haciendo Bhangra (música hindú con beats y House), entonces para mí fue como “esto no lo han hecho con la música latina” - Era un gol abierto.

AM: ¿En qué momento se dio cuenta que esto iba a tener un flow y que esto estaba funcionando en las fiestas?

RB: Los djs parties siempre funcionaban. Pero el público le habla a uno. Qué le gusta que no le gusta, es como un diálogo. Me di cuenta siendo dj en los noventas, acá, que lo que necesitaban de mí era electrónica, pero yo quería poner Totó y folklore. Entonces ponía drum & bass y veía cómo el público se cansaba, y se dio el momento para poner música del Petronio, Totó y ¡PUM!, explotó la gente: ¡Eso es lo nuestro!

En 2003, sacamos el disco ‘3am: In Beats We Trust’’ con Sony, y no pasó nada.

AM: Es curioso porque es un disco muy bello y, quienes ya habíamos visto lo que había pasado con el anterior, levitamos hacia él. Pero el resto de la gente no.

RB: Fue lento, al principio. Igual lo tocamos, durante 15 días seguidos en Gótica. El primer toque no… y al final: 300 personas, fila para entrar, cámaras de Caracol TV afuera, la gente cantando… Pero el éxito realmente fue ‘Más Papaya’, que reventó hasta un año después de sacar el disco. Íbamos a tocar en Theatron, y haciendo la vuelta lechera de recoger a todos los músicos, el man de la van tenía una emisora prendida y, te lo juro, fueron como 40 minutos de ‘Más Papaya’: incluyendo remezclas que jamás había oído, remezclas pirateadas, versiones, otra vez la original…

Pues, lo grato para mí es que todo eso se logró sin payola, sin canjes (de esos que piden que uno cambie la letra para un jingle de la emisora), cero de esto. Por supuesto, Sony estaba furioso conmigo: “¿Cómo así?, ¿No quiere vender?, ¿No quiere plata?” -- Todo esto pasó como pasaba hace tiempo: la gente lo pedía. Si hay 10 emisoras y 3 se la pasan poniendo, las otras 7 tienen que ponerla también.

Durante un año y medio estuvimos bien pegados, sobre todo en Estados Unidos, gracias al apoyo de la emisora KCRW. Ellos fueron los primeros en pillar el disco. AM: KCRW en Los Ángeles. ¿Quiénes específicamente?

RB: Nic Harcourt (Regarded as the ultimate "tastemaker" in music), Jason Bentley (KCRW's Music Director) y pues, independientemente de quienes fueran los otros, todos empezaron a poner el disco. El impacto en la comunidad latina en Estados Unidos y el feedback que se replica en Colombia, detona la cosa.

AM: Maravilloso, porque no fue nada usual, y sobre todo usted siendo de otra parte, produciendo esta super fusión, tiende uno a pensar que llegar primero a los estratos más altos, a los que se conectan con la música electrónica y, de repente, con lo esto tan autóctono, como pudo haber pasado también en su época con los ‘Clásicos de la Provincia’ de y ‘La Tierra del Olvido’, pero ya en un nivel internacional simplemente por el hecho de que estás tú ahí.

(El grueso de la inmigración suele ser de menor estrato, oyendo una música muy distinta)

RB: No se puede hablar de eso sin hablar de Iván Benavides, él entendió perfectamente lo que estábamos haciendo: a dónde se dirigía la letra, las melodías. Él ya había estado viviendo en New York, era un man ya muy internacional, y ‘Más Papaya’ la hicimos allá en NY, y como el genio que es, dio su toque final: El canto. La gente escucha el canto, la letra, eso es lo que a la gran mayoría de la gente entiende. “Hmmm… eso suena como moderno y ¡Es NUESTRO!”.

Claro, hay un 15% de los oyentes que entienden que se mezcló un drum & bass con un acordeón y qué tal… pero la mayoría de la gente no va hasta allá. AM: Y eso pasa en toda parte, ¿no? RB: ¡Uff! Desde siempre

AM: Eso universaliza el esfuerzo del músico.

RB: ¡Total! - Una historia de Peter Gabriel Imagínate esto le pasa hasta a un man como Peter Gabriel, la eminencia, versus Phil Collins. Estaba Peter ofuscado y le pregunto qué le pasa, “-Collins, número 1”- me contesta (canta como una versión menos chévere, hasta suena como Peter Gabriel, con un tema que parece de Peter Gabriel pero no tan bien hecho y más barato, algo muy popular… Y VENDIÓ TRIPLE de lo que vende Peter Gabriel.

Risas

RB: Así es, siempre ha sido así.

AM: Qué complique, ¿no? Debe ser pa’ un genio como esos… Pero, ¿does it really matter?

RB: It does matter. Vi a King Crimson, sólo podía oírlos porque estaban ahí en full pelea, el batero (Bill Bruford) y el cantante (Adrian Belew), pero en severa pelea, tratando de ser muy caballeros y tan grandes ya, simplemente peleando porque Bruford iba a cantar… Como si fueran dos pelaos en el garaje, eso es ego.

AM: ¿Fue difícil conectar con la ética y el método de trabajar del colombiano desde lo artístico?

RB: Un poco, pero sigo aprendiendo y hay un punto entre los dos. En Real World (Records) todo era más importante que la vida o la muerte. Nosotros éramos como las fuerzas especiales de los ingenieros y de lo que pide el cliente: no hay manera de decirle no a un cliente. Siempre silencioso, todo este lujo, alta calidad, y reverencia, sobre todo por el proceso, por el músico. Vengo acá, estaba en Audiovisión grabando con [Don] Tetto, y alguien tocó un solo y ¡wow!-- Todos volando con ese solo y el músico está sentado dando la espalda hacia la puerta. En la mitad del solo, estábamos grabando, de repente ¡PAM! Abren la puerta y “Oe, fulano, que al teléfono”. El momento se fue. Yo estaba erizado,

AM: risas

RB: “¡Ese momento no se repite! ¡Cómo se les ocurre hacer eso…” Y hoy en día me he dado cuenta: ni el uno, ni el otro.

AM: ¿Cómo organiza uno eso? Porque el colombiano es así, tan espontáneo…

RB: Sí pero también creo que sigue teniendo que ver con ese complejo de inferioridad que ya se ha ido...

Yo hice unas charlas para SAYCO en algunas ciudades de la costa. Llegamos a Valledupar, la ciudad de los vallenateros, donde los productores y músicos se creen los dueños de la música de acá--

AM: ¡Los caciques!

RB: Todavía con su reverencia le dicen al ingeniero “doctor”, porque ha estudiado, es doctor. La parte técnica domina la parte musical… Y así no es. Vi pocas cosas como “¡Hey maestro, está cantando muy duro!” - No pues, para eso tiene una ganancia en la consola, ¡baja la ganancia!, no le digas al maestro que cante más pasito.

AM: RISAS

RB: En esa charla, yo estaba tratando de hablar de la creatividad que necesita el músico, y mientras el músico está entregando lo que tiene que entregar, pues ¡dele!. Si al man le gusta beber y meter y cantar, como muchos, pues la gracia no es decirle que no puede beber. Qué man va a grabar, acostumbrado a sus guaros y el otro negándoselos… Entonces les digo, si el cantante requiere dos, tres rones pa’ cantar pues dele. Sincronizados se paren 300 manes a decir “¡Yo te dije!” -- Todos peleando…

AM: Risas

RB: He tratado desde que llegué, ofrecer lo que yo puedo ofrecer, aquí me han enseñado mucho, pero desde mi punto de vista es: el músico, la creatividad, el momento son mucho más importantes que la parte tecnológica. Ustedes como técnicos tienen que ser invisibles y saber captar la magia. Eso puede ser tener que convertirse en psicólogo, ser tolerante, cerrar la boca, aguantarse la borrachera, “whatever”: tienes que captar la magia.

Yo creo que ya estamos llegando a eso, esta es una generación de muchos estudios, con mucha gente que ha estudiado afuera, se ha recuperado un poco de la reverencia hacia el proceso.

Ahora se sabe lo que es un productor, pero en 1994, cuando trabajaba para Peter, me presentaban en estas reuniones formales no como “doctor” sino como el “ingeniero”

Son procesos, a veces algo se pierde ahí con eso, se pierde cierta inocencia, cierta pureza, y pasa en todas partes, pero lo que quiero decir es que grabar música es poco natural. Es como si dijeras: “quiero hacer una película, pon la cámara a grabar y listo, ya tienes tu película”

AM: No, no funciona así.

RB: Exacto.

AM: Digamos que los británicos son muy buenos en grabación.

RB: Y ya en todas partes hay mucha gente excelente en grabación.

AM: Pero hubo un momento en el que si eran como… RB: ¡Sí! Todavía a finales de los ochentas, comienzos de los noventas, mejor dicho, la prepotencia del ingeniero inglés lo hacía creerse el mejor del mundo, y nos burlábamos de los franceses y del resto del mundo. Un amigo decía que, el día que le dieran un Grammy, renunciaba. Pues claro, porque el sonido gringo es brillante y tales, y a los británicos les gusta el ruido.

Tuvimos un amigo que estaba mezclando discos de Oasis desde los 19 años.

AM: Wow

Esa también era la diferencia en Reino Unido, en el estudio decían: “no, nada, ese pelao sabe hacerlo” - Mientras que acá y en Estados Unidos es mucho más formal, te demoras para ser el doctor, para lograr un sonido pulido y ganar un Grammy. Por el otro lado, el ingeniero inglés está sacando la cuchilla y echándole al ‘ampli’ para dañarlo y hacer algo nuevo y diferente.

AM: ¿Cómo ve el reggaetón?

RB: Uyyyy… Pues, es un fenómeno. Cosas positivas: ‘Despacito’, que sea en español, con un man que sí canta, y Daddy Yankee con ese flow, te saca de la silla, porque ese man sabe lo que está haciendo, el sonido es impecable. Definitivamente, es pop music.

AM: ¿Por qué con el reggaetón pasó lo que no pasó con la cumbia? Siendo la cumbia tan respetada y reverenciada, abanderada por gente como usted.

RB: Buena pregunta. Yo creo que es algo de la sencillez que hemos hablado, y no es la primera vez que un músico o un ingeniero se siente así. Pasó en los noventas, cuando estuvimos en Real World Records, había mucha gente explorando electrónica que no fuera lo obvio, mientras vimos dominando, en todas partes, lo obvio.

Yo tenía un amigo, Patrick Forge brasilero, fantastic dj de Real , quien una vez dijo: “he tomado una decisión. No voy a poner más house music” -- después de eso, básicamente la parte comercial de su carrera se acabó. Sus contemporáneos cobraban veinticinco o treinta y cinco mil libras por una hora, en los noventas. Un 31 de diciembre, ellos contrataban un helicóptero para poder tocar 4 o 5 festivales en una noche: esa era la dominación del house music, the lowest common denominator. Para mí, el reggaetón es eso, the lowest common denominator. El gran cambio, sin embargo, es que es música urbana donde el beat es más una distracción y es la voz lo que se venera. En América Latina siempre han alabado la voz, el cantante. Hay una lista pero wow--

AM: De intérpretes

RB: Cantantes, “¡Semejante voz!”

AM: Total

RB: Y llega el rapero, y al principio esa vaina no es cantar, esa vaina está hablando así encima de la música. Lo que cambia al reggaetón, ya ellos habían oído su fair share de hip hop, de dancehall jamaiquino, y pensaron en hacer una versión propia. Aunque el beat realmente no es latino, es jamaiquino. Yo te puedo mostrar discos donde está el beat reggaeton (pero bien hecho) hace 30 años. Yo creo que es muy fácil hacerlo, conectado con el hecho de que la tecnología musical ahora es más barata y el internet: por eso cualquier pelao lo puede hacer en su cuarto.

AM: Ese rise del ‘bedroom’ producer, ¿cómo lo asimila usted? RB: ¡Yo soy uno de esos!

AM: ¿En serio?

RB: ¡Claro! - Yo salí de Real World Records, que era en ese entonces como el último grito entre los estudios grandes al final de los ochentas y todavía grabábamos en cinta. Vi a New Order tres meses haciendo un disco (Republic) con Steven Hague -- bueno, la verdad ellos no hacían mucho, Steven hacía el disco mientras ellos se drogaban, la pasaban una chimba, a dos mil dólares el día--

AM: Los New Order entonces entraban, grababan y luego Steven Hague montaba todo.

RB: Básicamente. Esto era normal. Tres meses, hacer un disco de este tamaño en Real World. Pero después la economía no daba, y la tecnología avanzaba y pues… Lo que sí es chévere de ahora es que es full democrático, ya se le da chance a cualquiera de hacer un disco en mi casa, que es técnicamente, no es exactamente lo mismo, pero pues esto abrió mucho la creatividad, a unos genios.

Hay una cosa en los discos desde el principio, desde los años veintes o treintas, ciertos sellos, productores tenían autoría. Ahora esa posibilidad llegó a las manos tuyas o mías: podemos ir a un estudio, conseguir cien mil dólares…

Es difícil para los estudios, para los productores que ya no trabajan… ese man Phil Vinall…

AM: Sí, él hizo el disco de Estados Alterados…

RB: y de 69 Nombres… Ese man es una eminencia, o sea, Placebo, Radiohead, grandes ligas. Me contó ahora que está en Londres haciendo fila para hacer maquetas gratis, para ver si sale algo. AM: Increíble.

RB: Le pregunté: ¿Por qué estás acá? - y pues, la verdad él ya no tiene que trabajar, ya tiene su casa, su vida y su familia pero vive aburrido, quiere trabajar.

AM: ¿Usted se volvió a ver con Phil? Estuvo aquí hace un mes.

RB: Con Pernett, sí. Yo no lo conozco muy bien, yo fui a su estudio cuando estaban los allá. Muy querido el man.

AM: ¿Sidestepper se toma tiempos?

RB: Siempre ha habido una pausa entre disco y disco, sólo que la pausa se está volviendo cada vez más larga. Cada vez que hay disco, es una propuesta nueva, es el resultado de una investigación nueva, de un sonido nuevo, y eso se demora. Yo soy perfeccionista. Por ahora, hay muchas ideas empezadas, pero en este momento estoy concentrado en producir a otra gente.

AM: ¿Qué está haciendo?

RB: Muchas cosas. Tenemos un proyecto muy bonito para ProColombia (#MyColombia) que es un documental que hicieron sobre el avistamiento de aves, para atraer al turista ‘birdist’ (pajareros, en Colombia) como dicen. Aún no se ha estrenado el documental, trajeron un excelente camarógrafo de la National Geographic, varios expertos, incluyendo a un colombiano que es un ornitólogo destacado en el mundo entero, tiene como 35 años, un man super querido. Me contrataron a mí, a Teto, a Ghetto Kumbé, Systema Solar, Frente Cumbiero… No hicimos un tema, es una pieza musical. A mí me encantó. Sentí que era mi oportunidad de hacer algo ¡bien perro! - Hecho a punta de flautas, percusión, voces… Esa mezcla la termino en estos días… Acaba de salir una remezcla de ‘33’ AM: Muy chévere

RB: Gracias. Sí, necesito trabajar con otra gente, renovar, hacer otras cositas, como ‘Mestizo’, este proyecto que se hizo con el British Council que me pareció muy bonito.

AM: ¿Qué es ‘Mestizo’?

RB: Es un proyecto propuesto por el Consejo Británico, concentrado en hablar de dos ingleses que llegaron a Colombia (yo primero, después Quantic), fascinados por la música de acá, precisamente la música que no era tan comercial. Para los dos ha sido un semejante privilegio llegar a un sitio tan profundamente rico, porque este país es un peso pesado de la música como Nigeria, Brasil, o Jamaica, Cuba. Colombia es así de grande y más, imagínate toda la música que no hemos visto. Sobre todo, es importante que aquí no hubo ruptura entre lo arcaico y lo tradicional y lo moderno. Mientras que en Inglaterra y en Francia eso ya se perdió.

AM: Desapareció

RB: Hace como 100 años. Eso ya no tá. Ni en Estados Unidos, obviamente. Eso ya no se encuentra un bluesero auténtico, real, o sea no, ya son con contrato y management y cuenta en Instagram y no sé qué. En cambio acá, llegar a trabajar con Batata, que es un hombre que se puede…

AM: trace back to the roots

RB: Preciso. Eso combinado con la parte triste, que es que Totó, Etelvina, Petrona, entre otros, mantuvieron la cumbia viva pero completamente olvidados, despreciados, después del boom del vallenato en los años setenta, ellos quedaron atrás. Cuando ella llegó a Real World Records, yo no sabía esa parte de la historia, pero ella ya tenía cincuenta y pico de años y estaba en su último chance, the last throw of the dice y pues… menos mal.

AM: Es un poco serendipitous todo esto.

RB: Completamente. No hay coincidencias. Aquí cada uno está haciendo su papel.

AM: Y su papel fue reavivar eso e internacionalizarlo, ¿no?

RB: Totalmente, aunque al principio no entendía mucho, pero cuando entendí jugué, con todo gusto, la carta gringa. Cuando salió ‘La Candela Viva’ que hicimos en Real World Records, aquí Totó no podía estar más fuera de moda. Músicos, periodistas y disqueros de acá me preguntaban qué hacía yo trabajando con esa vaina tan fea… Pero después vieron al gringo con el disco bajo el brazo, orgulloso, ahí sí: “¡esta vaina es nuestra!” Vaina ridícula, solo por la aprobación del gringo.

AM: Increíble.

RB: Ellos sabían y saben muy bien porqué hacían música, porque no les pagaban, los ignoraban, los hacían quedar en ridículo… Eso es amor a la música. Eso es tan precioso, es una joya de este país, y es tan importante no perderlo.

AM: En esta época de músicas sencillas, cada vez más simples e individualistas, ¿no es cada vez más difícil exportar esa tradición, por el tamaño del espectáculo?

RB: Totalmente. Es más, el concepto de ‘world music’, que lo inventó Peter Gabriel, él buscaba en ese término que fuera lo más inclusivo, porque ¿qué palabra más inclusiva que “world”, el mundo? - Sin embargo, terminó siendo una cosa de ghetto, de marginalizados, de música folclórica. En Real World, yo hice muchos discos de ‘world music’ con grandes presupuestos, que hoy en día no le dan ni a ChocQuibTown. Ya no existe el presupuesto.

Totó mantiene viva la música al viajar a Europa a tocar música pura, ese es un caso inusual. Pero mira ahora a Nidia Góngora y a Canalón de Timbiquí que están de gira tocando música increíble y tienen mercado todavía, está funcionando, pero está en peligro de extinción.

Yo soy uno de los responsables del folclor con vaina: con beats con chispún y eso, pero hoy en día sólo queremos la vaina.

AM: Capitalism at its best.

RB: Lo que me hace optimista es que hay una escena en América Latina, los artistas latinos giran aquí adentro (Sidestepper, durante los últimos seis meses, hemos ido a Ecuador, México, con mejores presupuestos que los de Estados Unidos).

AM: ¡Fabuloso!

RB: ¡Imagínate!

AM: Eso es un refresquito. Porque depender de Europa y de Estados Unidos isn’t really that cool now.

RB: No es viable. Son seis meses de estrés, de visas, de plata. Económicamente, nunca iba a funcionar. El que recoge a la banda en Paris, gana más plata que todos los músicos juntos.

AM: ¿En Colombia va a funcionar ese mercado interno? Por lo menos ya hablamos más del Petronio y…

RB: Sí, quién sabe, se va a demorar. Hay full trabajo por hacer, no sólo en Colombia. Un joven colombiano se siente más identificado como latino, que como un gringo wannabe. La verdad es que estamos bajo la sombra del gran imperio que es Estados Unidos. I mean, Beyoncé is great, but, she’s no Stevie Wonder. La vitalidad y la capacidad de innovación en la música está acá.

AM: and innovation takes time.

RB: Pero, por ejemplo, para los jóvenes del Chocó, que están viendo a ChocQuibTown, a Bomba, a Systema y tal: les digo que yo estoy convencido de su talento y háganlo a su manera.