●Autor/es Juan Carlos Burgos Mazas

●Título «Tareco. Un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga (Tariego de Cerrato)»

●N.º de Vaccea Anuario 9

●Año 2016

●Páginas 12-22

●ISBN 978-84-617-6791-5

●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=255.pdf

www.pintiavaccea.es 5 € PINTIA CAMPAÑA XXVI EXCAVACIONES EN LAS RUEDAS GRAVURAS DEL CÔA Idade do Ferro TARIEGO DE CERRATO CIUDADES VACCEAS ERAS DEL BOSQUE EN EL MUSEO DE GRANADA ORFEBRERÍA VACCEA PRODUCCIONES VACCEAsS Convocatoria 6ª edición 2018

En el acto de entrega de la quinta edición de los Premios Vaccea, que tuvo lugar en el Aula Magna Lope de Rueda de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, en el mes de octubre de 2016, quedaron convocados los correspondientes a su sexta edición, que tendrá lugar el año 2018. Podrán op- tar a los mismos, en sus distintas mo- EDITA dalidades (véase www.pintiavaccea.es), Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg cuantas instituciones, públicas o priva- de la Universidad de Valladolid das, empresas o particulares se presen- DIRECTOR ten o sean presentados, acompañando la Carlos Sanz Mínguez (C.S.M.) COLABORADORES documentación que les justifique como Juan Francisco Blanco García (J.F.B.G.) acreedores a los mismos; además se ten- Juan Manuel Carrascal Arranz (J.M.C.A.) Elvira Rodríguez Gutiérrez (E.R.G.) drán en cuenta las propuestas del jurado Luis Alfonso Sanz Díez (L.A.S.D.) Roberto Sendino Gallego (R.S.G.) de la mencionada edición. Belinda García Barba (B.G.B.) Quienes deseen optar a los Premios Estrella Martín Bravo (E.M.B.) Vaccea, habrán de dirigirse, acompa- ILUSTRACIONES Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg ñando la documentación pertinente, al y autores de los trabajos respectivos, salvo indicación Director del Centro de Estudios Vacceos expresa. DISEÑO Federico Wattenberg (Departamento de Centro de Estudios Vacceos ‘Federico Wattenberg’ Prehistoria, Arqueología, Antropología MAQUETACIÓN Social y Ciencias y Técnicas Historiográ- Eva Laguna Escudero ficas, Facultad de Filosofía y Letras, Uni- PORTADA versidad de Valladolid, plaza del Campus Tesoro núm. 2 de Pintia Universitario s/n, 47011 Valladolid). REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y PUBLICIDAD Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg Esta convocatoria permanecerá abier- y Asociación Cultural Pintia ta hasta el 1 de junio de 2018. IMPRESIÓN gráficas CELARAYN, s.a.

DEPÓSITO LEGAL: DL VA 880-2016

ISBN: 978-84-617-6791-5 pág. 12

06 Excavaciones en Pintia. Campaña XXVI de excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)

12 Ciudades vacceas. Tareco, un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga (Tariego de Cerrato)

24 Producciones vacceas. Metalistería vaccea. 24 IV. Orfebrería

36 Pintia proyecto docente 06 40 Las cerámicas vacceo-romanas de Eras del Bosque () en el Museo Arqueológico de Granada

46 Los vacceos sobre el papel 40 60

52 Entre la tradición y la asimilación de la cultura romana. Los vacceos a 52 comienzos del imperio

60 As Gravuras da Idade do Ferro no Vale do Côa

72 VacceArte

72 80 El cuarto tesoro de Las Quintanas de Pintia. Contextualización y análisis 80 87 La otra mirada. Agustín J. Lázaro

86 Noticiario vacceo

98 Humor Sansón

PROYECTO PINTIA Equipo de investigación 2015 Colaboradores: M. Mercedes Barbosa Cachorro Juan Francisco Pastor Vázquez Félix Jesús de Paz Fernández Joaquín Adiego Rodríguez Ángel Rodríguez González Asociación Cultural Pintia Voluntariado pintiano Director: Carlos Sanz Mínguez, profesor titular de Prehistoria, Universidad de Valladolid

Diseño exposiciones: Ignacio Represa Bermejo Codirectora de la excavación arqueológica: Rita Pedro

Alumnos participantes en la campaña de excavación XXVI:

Coordinadora Christine Adams Abigail Judkins Marysara Naczi María Luisa García Mínguez, presidenta de la Asociación Cultural Pintia Sierra Brown Gayatri Kathuria David Otto Gabrielle Callan Francisco Lara Piñera Stevie Preater Iona Casley Korrine lewia Alison Reda Susan Doughty Timmis Maddox Elena Sandoval Richard Gracia Nicole Magenheimer Kamillia Scott Personal contratado John Heiland Stephen Mangelsdorf Ana Serrano Castellano José Luis González LLamas Uriel Hernández William Mclaughlin Ángel Tejero Alonso Eva Laguna Escudero Andrea Jiménez Cantalejo Erikson Mendoza Alexandra Toomey Rubén Melero James Jones Matías de la Mota Martínez Sareeta Zaid

VACCEA ANUARIO 9 5 S ciudades vacceas

TARECO UN OPPIDUM VACCEO A ORILLAS DEL PISUERGA (TARIEGO DE CERRATO)

Historia y toponimia baría llamándose con la denominación el sur y el oeste alcanza la llanura, y se actual de Tariego de Cerrato, alusivo a la prolonga en una estrecha franja al pie La localidad palentina de Tariego comarca a la que pertenece. El registro del páramo que cae sobre el Pisuerga, de Cerrato se asienta en el amplio va- arqueológico en las inmediaciones del lo que hace del emplazamiento un lugar lle del Pisuerga, en la falda occidental lugar indica que ya estuvo poblado en la privilegiado para su defensa y en cuan- de un empinado cerro enclavado en su Edad del Bronce, si bien, el asentamien- to a recursos naturales. Los continuos margen izquierda, a poca distancia de la to fue cobrando cierta importancia en desprendimientos de tierra, provocados confluencia de este río con el Carrión. la primera Edad del Hierro bajo la Cultu- por la cercanía del río o bien por inun- Situado en la comarca del Cerrato, el ra del Soto, convirtiéndose a partir del daciones, dejan entrever con frecuencia núcleo urbano actual se ha desarrollado siglo III a. de C. en un oppidum vacceo restos cerámicos vacceos y diversos ob- al amparo de un cruce de caminos na- destacado, con continuidad en época jetos metálicos, mezclados en ocasio- tural que une las poblaciones de Venta romana. Durante el reinado visigodo nes con restos romanos. Teniendo en de Baños, y Hontoria la villa tuvo su relieve atendiendo a la cuenta la dispersión de hallazgos y pos- de Cerrato. ubicación en el cerro más próximo de la teriores intervenciones arqueológicas, El topónimo Tariego proviene, basílica visigoda de San Juan de Baños. podemos adjudicar al enclave principal según la hipótesis más verosímil soste- o habitacional una extensión aproxima- nida por Manuel Vallejo del Busto, del da en torno a las 20 ha, quizá algo más, prefijo indoeuropeo Tar que vendría a Emplazamiento y dispersión de hallazgos pero en todo caso no lejos de las 19 que ser cerro o altura, y del sufijo topónimo L. de Castro García y R. Blanco Ordás prerromano Acos o Ecas que equivale a Gran parte del yacimiento está dieron a este yacimiento en 1975. 'poblado'. 'Poblado en un cerro' parece, situado bajo el actual casco urbano, ex- Existen asimismo varias zonas aceptando esta premisa, el significado tendiéndose en casi todas las direccio- vinculadas con el yacimiento del núcleo más verosímil de Tariego. En un docu- nes. Al norte está delimitado por el río urbano de Tariego, que exceden la deli- mento de 963 aparece como Tarego y Pisuerga, el cual forma aquí un ángulo mitación anterior, donde se han locali- en otro de 1751 con el nombre de Tarie- de casi 90°; al este, por las estribacio- zado otros restos arqueológicos vacceos go de Ríopisuerga. Posteriormente, aca- nes del páramo calizo de Castro; y por que resulta razonable pensar que se

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Panorámicas de Tariego de Cerrato. (Supra: UNO:VEINTE, Normas Urbanísticas de Tariego de Cerrato; infra: Ignacio Gallego de Lerma) corresponden con áreas funcionales ex- abundantes cerámicas vacceas junto a fíbula, ambos realizados en bronce. Tras tramuros del núcleo urbano principal. escorias y fauna animal. En el Inventario la excavación de Cristina Lión en 1988, En este sentido, cabe señalar el Arqueológico Provincial está considera- se interpretó como una escombrera del Camino de La Tejera, área situada in- do como un vertedero del yacimiento poblado principal. Su extensión se ha mediatamente al sur del casco urbano, principal. estimado en unas 12 ha, con cinco zo- a unos seiscientos metros del cauce del La extracción de áridos en la nas de concentración, todas ellas en el Pisuerga. Está localizada junto al camino zona conocida como Las Canteras del extremo nordeste y central del páramo, que conduce a la tejera nueva, en una Rey, situada en Páramo Castro, dejó al y del mismo modo que el anterior, el zona de ligero altozano que enlaza con la descubierto varios cenizales con abun- yacimiento se considera otro vertedero primera línea de páramo. La concentra- dante material cerámico realizado a del principal. No obstante, dada la ex- ción de material se localiza en un ceni- mano, algunos vasos torneados y el tensión del mismo y la cantidad de ma- zal de unas 2,16 ha, donde se observan extremo de un brazalete, así como una terial encontrado, bien pudiera tratarse

VACCEA ANUARIO 9 13 Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga

de «la existencia de un poblado vacceo al noroeste del casco urbano, con dos niveles diferenciados por capas respec- tivas de cenizas, y edificaciones con paramentos de adobes y sepulturas in- fantiles en su interior, así como una ne- crópolis romana en el sector suroeste». Años después, parte de los ma- teriales recogidos en esta excavación, así como de otros provenientes de los yacimientos de El Soto de Medinilla y Simancas, en la provincia de Valladolid, sirvieron a Eloisa Wattenberg para reali- zar un estudio tipológico de la cerámica vaccea fina anaranjada realizada a tor- no (Wattenberg García, 1978). En 1972, en la loma del cerro, Fotografía aérea de Tariego de Cerrato (Instituto Geográfico Nacional), sobre la que se sitúan las distintas cerca ya de la llanura y a poca distan- zonas del yacimiento vacceo-romano: 1. Hábital principal. 2. La Tejera. 3. Páramo Castro. 4. Collantes. 5. cia al este de la primera zanja, se abrió Necrópolis de La Vega. una cata cuadrangular de 6 m de lado y 2,5 metros de profundidad, para al- de un área funcional a modo de barrio decena de yacimientos que discurren bergar un depósito de agua. En el cor- artesanal (alfarero o metalúrgico), que entre el Calcolítico y la Edad Media, así te estratigráfico resultante aparecieron pudo establecerse allí a comienzos del como un buen número de intervencio- cuatro niveles arqueológicos distintos, asentamiento vacceo, y de una escom- nes arqueológicas, son testigos de esta resultando aquél incompleto ya que la brera contigua. circunstancia. Desde mediados del siglo profundidad dada al foso no alcanzaba Otra de las áreas funcionales es pasado, incluso antes, este hecho no la tierra virgen y el nivel más profundo conocida con el nombre de Collantes. pasaba desapercibido en la villa. Así, quedó en parte sin descubrir. En dicha Se sitúa en la margen izquierda del río R. Navarro García (1930) daba a cono- excavación, Castro y Blanco (1975) ex- Pisuerga, a unos 120 m de su cauce, cer el yacimiento y señaba la existencia humaron materiales cerámicos vacceos sobre su última terraza y a 1,6 km del de restos romanos, monedas y cerámi- y romanos en diverso estado de conser- casco urbano. Allí se encontraron cerá- cas de diverso tipo. Entre 1953 y 1956 vación, y recogieron también noticias micas a torno de producción vaccea y los continuos corrimientos de tierras y orales de hallazgos junto a la orilla del restos constructivos de cronología pos- derrumbes, después de días de intensa río y a lo largo del casco urbano. terior. lluvia, y las múltiples obras que se rea- Un año después, Valentina Ca- Por último, a escasos metros de lizaban en el municipio, fueron dejando lleja realizó una excavación en la plaza la margen derecha del río Pisuerga, a en evidencia nuevos materiales vacceos de El Rollo, en la parte alta del casco unos 500 m del casco urbano, destaca- y romanos entremezclados (cerámicos, urbano de Tariego. Se llevó a cabo una mos la conocida como necrópolis de La óseos y metálicos y, entre estos últimos, primera cata de 3 X 2 m, excavada en Vega, vinculada administrativamente abundantes monedas). alzadas sucesivas de 15 a 20 cm, y otras a Venta de Baños en la actualidad. Su La vieja ciudad vaccea, escon- tres posteriores, anexas a la primera, descubrimiento tuvo lugar en los años dida bajo el actual núcleo urbano de la donde se verificó la existencia de unas 1974 y 1975. Los hallazgos muestran villa tarequense, ha sido objeto, desde sólidas construcciones de origen medie- una necrópolis de incineración que el siglo pasado, de varias intervencio- val. En la estratigrafía se pudieron loca- constaba de una veintena de tumbas, nes arqueológicas. En 1956, tuvo lu- lizar cuatro niveles de ocupación, desde con sus correspondientes urnas funera- gar la primera de ellas aprovechando la el nivel medieval al vacceo, con ausen- rias, cerámica y diversos ajuares, y una apertura de una de las zanjas para una cia de hallazgos romanos. Además de cronología aproximada que discurre en- acometida de agua de riego; la zanja, la cerámica, se encontraron otros ma- tre el siglo I a.C. y el siglo I d.C. De la de unos 400 m de longitud, 2 m de pro- teriales entre los que hay que destacar disposición y localización exacta de las fundidad y 1,40 m de anchura, discurría la abundancia de maderas y palos que- tumbas, lamentablemente, no queda desde el río hasta cerca del cementerio, mados, junto con adobes y tierra igual- en la actualidad ningún testimonio. en dirección transversal a la carretera. mente quemada, pequeñas cuentas de Federico Wattenberg tuvo ocasión de collar en vidrio, una fíbula esquemática ver cómo se recuperaron varios obje- de bronce y algún objeto de hueso bien Historia de la investigación tos cerámicos casi completos y otros trabajado (Calleja, 1976). materiales en peor estado de conser- Decenios más tarde, en 2010, El conjunto arqueológico de Ta- vación (Castro y Blanco, 1975). Tras la con motivo del cambio de uso de suelo riego de Cerrato goza de un interés cien- excavación y posterior estudio de los en la zona suroccidental del municipio, tífico y cultural indiscutible, resultado, materiales (la mayoría de ellos halla- se excavaron seis catas en las parcelas en gran medida, de la cantidad y calidad dos próximos al río, al noroeste de la 5.350, 5.351 y 5.352 del polígono 12 de la riqueza histórica y patrimonial que zanja), el propio Wattenberg (1956) pu- de la localidad tarequense. Se regis- atesora en sus entrañas. Más de una blicó un trabajo en el que daba cuenta traron restos arqueológicos a partir de

14 9 VACCEA ANUARIO Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga

En aras de un mayor avance en el estudio del enclave de Tariego de Ce- rrato, resulta aconsejable una revisión crítica y en profundidad de muchos de los trabajos publicados hasta la fecha (especialmente los más antiguos), y así poder darles un nuevo enfoque acor- de a los conocimientos actuales que se tienen de esta área arqueológica. Igualmente necesario es su estudio en conjunto para poder reconstruir y dar sentido histórico, en la medida de lo po- sible, al que fue uno de los asentamien- tos vacceo-romanos más importantes en tierras palentinas y que, sin duda, da fe de la riqueza de nuestro patrimonio. Para finalizar, sería asimismo in- dispensable la elaboración de un pro- yecto global de actuación en el marco de la arqueología de gestión, con cri- terio unificador y proyección de futu- ro y, de esta manera, dar continuidad a las investigaciones, más allá de las excavaciones de urgencia realizadas a golpe de obra pública o privada como consecuencia de la normativa urbanís- tica. Para la consecución de dicha tarea, es imprescindible que las autoridades competentes en la materia (políticas e institucionales) se impliquen en el co- metido, facilitando el trabajo de los in- vestigadores, así como el acceso a los Corte estratigráfico de la cata B (Valentina Calleja, 1976). recursos. Defensas, urbanismo y arquitectura 1,10/1,30 cm de profundidad, entre los con restos murarios de lo que, todo in- que destacan cerámicas vacceas, am- dica, fueron viviendas romanas. El primitivo asentamiento vac- pliando, de esta manera, la extensión Durante el verano de ese mismo ceo de Tareco estaba localizado en un del núcleo urbano principal del oppidum año se realizó una excavación de ur- paraje con muy buenas defensas natu- vacceo hacia esa orientación (Herranz y gencia en la zona sur de Tariego (pol. 9, rales como ocurría en casi todos los em- Crespo, 2010, citado por Balado, 2011). parcela 7), documentando estructuras plazamientos donde este pueblo solía Ya en 2011, como paso previo a habitacionales, junto con cuatro cente- asentarse. Por el norte estaba defendi- la redacción de la Normativa Urbanística nares de piezas de tipo cerámico y de do por el río Pisuerga en una suerte de de Tariego de Cerrato, se realizaron una otros materiales como vidrios, bronces, foso natural; por el este, contaba con las veintena de sondeos arqueológicos pe- hierros, así como diversas monedas. estribaciones calizas de Páramo Castro, rimetrales al municipio para una posible De igual modo, cabe destacar que en que proporcionaba una barrera natural ampliación de la zona de protección. En la estratigrafía resultante de una de las cuya dificultad para ser franqueada no muchos de estos sondeos se registraron zanjas aparecieron tres niveles arqueo- pasó tampoco desapercibida en el Me- evidencias arqueológicas, con abundan- lógicos, que muestran un poblamiento dievo, donde se levantó un castillo para tes niveles de cenizas que ocupaban la vacceo desde el siglo III hasta el II a.C., defender la villa. No resulta, por tanto, mayor parte de las zanjas y materiales con discontinuidad poblacional hasta el difícil pensar que la ciudad utilizara el de diverso tipo, entre los que destaca siglo I d.C. cuando esta zona vuelve a propio páramo, así como su cerro testi- la cerámica vaccea asociada a restos de ocuparse (Balado, 2011). go adyacente, como atalaya o acrópolis adobes quemados y piedras calizas que Además del núcleo urbano prin- natural, tal como sucedió en otros oppi- pudieron formar parte de estructuras cipal del oppidum vacceo, el asenta- da como el de Pallantia (). domésticas, así como diversos hallazgos miento contaba igualmente con áreas Al sur y al oeste, donde la llanura deja de época romana. Finalmente, en el res- funcionales extramuros donde también más vulnerable al poblado, cabe pensar to de sondeos donde hubo niveles ar- se han realizado diversas intervencio- que el oppidum pudiera estar protegido queológicos, salieron a la luz conjuntos nes arqueológicas desde el siglo pasa- por defensas artificiales que cerraran cerámicos de terra sigillata hispánica, do, a las que nos hemos referido ya con el blindaje natural que ofrecía el en- en la mayor parte altoimperial, junto anterioridad. torno. Desgraciadamente, ni el registro

VACCEA ANUARIO 9 15 Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga

Hebilla de bronce en forma de omega. Necrópolis de La Vega. (Fotografía: Museo de Palencia)

Cinturón de bronce con elementos ornamen- tales. Necrópolis de La Vega. (Fotografía: Museo de Palencia) arqueológico, ni las sucesivas prospec- ocasiones, las vías se disponían de for- tamaño irregular, así como los restos de ciones en superficie, ni tampoco las ma oblicua al eje longitudinal, como es superficies de carácter arcilloso, rojizo y imágenes de fotografía aérea del vuelo el caso de Brigeco. Si finalmente existió bien apelmazada, acompañados de va- americano o las obtenidas por diversos una estructura urbana similar para Ta- rios hoyos circulares de distinto diáme- Sistemas de Información Geográfica nos reco es algo que, aunque probable, no tro y profundidad revocados de cal, que han confirmado aún este hecho. estamos en condiciones de afirmar. encajan bien como receptores de los El núcleo residencial principal Gracias a otros yacimientos si- postes de sustentación de las viviendas. del oppidum se localiza básicamente en milares mejor documentados (Pintia, No obstante, y dado que la información el mismo lugar donde se sitúa el núcleo Rauda y ), sabemos que en el que aportan estos datos es insuficien- urbano actual en su zona más alta, pero urbanismo vacceo, a nivel doméstico, te, no se puede saber con seguridad si se extiende sobre todo hacía el sur y el predominaban los espacios con plantas la diversidad en los tipos de pavimento oeste, alcanzando una amplitud cerca- de tipo ortogonal, con muros y tabiques pudiera ser debida al uso funcional de na a las 20 ha. Es posible una aproxima- de adobe (Sacristán, 2011: 195), que en sus estancias o bien pudiera tratarse de ción al número de habitantes de la urbe ocasiones estaban cimentados en piedra diferentes viviendas, en cuyo caso, el si tenemos en cuenta que los núcleos si los recursos del entorno lo permitían. contraste en el tipo de material utilizado no excesivamente grandes, como es el Tal es el caso del yacimiento que nos nos puede sugerir diferencias sociales. caso, presentaban todo el espacio den- ocupa, puesto que en los entornos de Sin embargo, no ha sido has- samente ocupado por calles y manzanas Tariego era (y es) abundante la presen- ta tiempos recientes y a través de una de casas. Si suponemos que las vivien- cia de piedra caliza. Las primeras pistas veintena de sondeos realizados para la das representaban el 70% del espacio en relación a la arquitectura doméstica elaboración de las Normas Urbanísticas y que cada vivienda de media tuviera vaccea de Tareco, fueron ofrecidas, hace del municipio cerrateño, cuando se han 100 m2 y cuatro personas por vivienda, más de tres decenios por las excavacio- documentado los datos más relevantes tendríamos unos 280 residentes por ha nes de V. Calleja. En ellas se identifica- en cuanto a las estructuras domésticas (Sacristán, 2011: 198). Dada la extensión ron restos de vigas que hacen pensar de Tareco. En dichos sondeos elabora- del área principal, se podría hacer, por en su utilización para la techumbre de dos en diferentes localizaciones se re- tanto, una estimación de la población las viviendas, así como postes de sus- piten los hallazgos de piedra caliza de próxima a los 6000 habitantes en el mo- tentación, adobes y tierra quemada en pequeño tamaño junto con múltiples mento de máxima extensión del mismo. diferentes niveles de ocupación sugiere adobes quemados y cerámica vaccea, lo Lamentablemente, al igual que la existencia de tres construcciones su- que nos hace pensar que se trata de los ocurre con las defensas, el registro ar- perpuestas que fueron sucesivamente restos de tabiques o muros de viviendas queológico apenas nos da pistas sobre quemadas y reconstruidas con posterio- bien sustentados con zócalos de piedra, la estructura urbana del enclave. A falta ridad (Calleja, 1976: 83). Algo, por otra y confirma lo mencionado en líneas an- de excavaciones que nos aporten datos parte, no siempre atribuible a incendios teriores. más concluyentes a este respecto, sabe- provocados por campañas militares, tal En este mismo sentido parecen mos que las ciudades vacceas, lejos de y como se interpretaba en el pasado, apuntar los datos obtenidos en las ex- tener un crecimiento desordenado, po- sino más bien vinculados a accidentes cavaciones de urgencia realizadas en seían una más que aceptable y ordenada domésticos, muy frecuentes en aquellos el verano de 2011 en la parcela 7 del planificación urbana que respondía a un tiempos. polígono 9, al sur del núcleo urbano ac- esquema simple de vía longitudinal que Pero es en relación a los suelos tual (Balado, 2011). En dicha interven- articula el conjunto y múltiples calles donde las intervenciones de V. Calleja ción arqueológica, aparecieron varias que la cortan transversalmente (Sacris- nos aportan los datos más interesantes. estructuras de ambiente doméstico, tán, 2011). Así ocurre en los yacimientos En las mismas se constató la presencia de planta cuadrangular con restos mu- de Pallantia, Viminatio, de cantos rodados a modo de pavimen- rarios, cimentación en piedra caliza y y Valoria la Buena, entre otras. En otras to, suelos de piedras planas de forma y compartimentos internos cuyos lienzos

16 9 VACCEA ANUARIO Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga parecen tener restos de enlucido, hoyos estar vinculado a la aparición del ritual vo señalar que, el oppidum tarequense, para postes y restos de vigas, muy en de incineración que se produce a co- puede considerarse afortunado al ser línea con lo ya constatado en yacimien- mienzos del siglo IV a.C., cuando surgen una de las pocas urbes vacceas junto tos como Pintia (Sanz, Romero y Górriz, las primeras ciudades en la Meseta Nor- con Palenzuela, Cuéllar, Padilla de Due- 2007, citado por Sacristán, 2011), Ver- te (Sacristán, 2011). Este espacio sagra- ro y Eras del Bosque en Palencia, donde tavillo y Rauda (Abarquero y Palomino, do cumplió una doble función: acogida se ha podido localizar, estudiar y publi- 2006, citado por Sacristán, 2011 ). final para los difuntos y lugar de culto car, al menos en parte, la necrópolis co- para mantener viva su memoria (Sanz, rrespondiente. 2010). En el trabajo de Castro y Blanco En el enclave que nos ocupa, la (1975) se detalla la existencia de una Espacio funerario necrópolis de La Vega se localiza a unos veintena de fosas, separadas unas de quinientos metros del poblado vacceo, otras por más de veinte metros en al- Situadas extramuros, a una dis- en la margen contraria del río Pisuerga, gunas ocasiones, de planta circular, un tancia razonable del núcleo urbano sobre la terraza más baja. El río marca metro de profundidad aproximadamen- principal, la existencia de una, o incluso el límite sureste de la necrópolis, mien- te y un diámetro de unos sesenta centí- de varias necrópolis culminaba el pai- tras que la carretera que une Venta de metros. La mayoría carecía de cubierta, saje urbano vacceo. El hecho de que se Baños con Tariego señalaría el límite mientras que un número escaso de ellas localicen alejadas del oppidum parece occidental de la misma. Resulta llamati- estaban selladas por piedras a modo de túmulo. En el interior de la fosa se localizaban las cenizas y el ajuar de los difuntos, consistente principalmente en objetos cerámicos entre los que se en- contraban, cuencos, copas, vasos globu- lares de cuello estrecho, vasos de perfil acampanado, vasos de perfil carenado, grandes vasos de perfil en “S”, orna- mentados con temas pictóricos geomé- tricos y, en algunos casos, con motivos estampillados, todos ellos adscritos en su momento en la tipología clásica del valle del Pisuerga (Wattenberg García, 1978: 21-48). Mención especial mere- ce un conjunto de fragmentos y patas de vasos trípodes, bien estudiados por el propio L. de Castro (1972: 111-115), y en consonancia con lo encontrado en

Ajuar de una tumba de incineración de la necró- polis de La Vega. (Fotografía: Museo de Palencia; Dibujos: Fernández, Marcos y Misiego, 1995)

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VACCEA ANUARIO 9 17 Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga otras necrópolis del mismo contexto pudiera indicar, a falta de más estudios, junta de navaja y pinzas de depilar, este como Palenzuela, Cuéllar o Padilla. La que se trata de un objeto no producido binomio para el cuidado estético resulta adscripción cronológica de estos últi- localmente (Fernández Giménez et al., común en otros ajuares prerromanos, lo mos comenzaría a principios del siglo 1995: 133); en lo que respecta a los mo- que reflejaría el gusto por un cierto aci- IV a. C., en los albores del poblamiento tivos decorativos parece más razonable calamiento personal, lejos de las ideas vacceo (Sacristán, 2011). preconcebidas del aspecto tosco y des- De igual manera, aparecieron cuidado de estos guerreros (Fernández numerosos objetos metálicos realiza- Giménez et al., 1995: 137-138). dos en bronce en muy mal estado de Tomando como referencia los conservación. Destacan entre ellos un datos aportados anteriormente, se pue- cinturón con elementos ornamentales, de atribuir a la necrópolis de La Vega una hebilla en omega, muy difundida en una cronología aproximada que trans- el mundo romano y de amplia cronolo- curriría entre el siglo I a.C. y el siglo I gía que discurriría desde el siglo I al IV d.C., posterior a las guerras sertorianas d. C. (Fernández Giménez et al. 1995), que significaron un punto de inflexión y una pulsera. Se encontraron también en el poblamiento vacceo de la época, ornamentos de hierro como torques, di- puesto que supusieron el comienzo del versas tachuelas y clavos, así como tres dominio político de Roma en la zona. cuchillos afalcatados que formaban par- De ello se puede colegir que el resto de te de la panoplia (Castro y Blanco, 1975: la necrópolis, de cronología anterior a 133-136). Sin entrar en detalles, la con- dichas contiendas, estaría aún por des- clusión a la que llegaron los investiga- cubrir. En un principio se pensó en el dores en su momento es que se trataba Camino de la Tejera como posible ubi- de una necrópolis vaccea aunque ya en cación de esta necrópolis, pero gracias entorno romano, indicando asimismo a los sondeos de 1976 y 1988 se ha des- Ajuar de la tumba de incineración de la necrópo- que algunos elementos del ajuar pudie- lis de La Vega (1 a 6 en bronce; 7 y 8 pasta vítrea): cartado esta opción, puesto que todo ran tener una adscripción cronológica 1. Navaja de afeitar. 2. Fíbula de disco. 3. Pinzas indica que se trata de un vertedero del variable, aunque la inmensa mayoría se de depilar. 4 y 5. Anillos con decoración incisa. 6. núcleo urbano principal, como se ha se- podría situar en la segunda mitad del Colgantes semicircular es de extremos apunta- ñalado en líneas anteriores. dos. 7 y 8. Cuentas de collar elipsoidales gallona- siglo I a.C., extendiéndose, quizá, hasta das. (Fotografía: Museo de Palencia) No sería descartable pensar, por el siglo I d.C., criterio compartido más tanto, que el cementerio anterior al si- recientemente y vinculado al horizonte glo I a.C., se pudiera situar muy próxi- de las Guerras Sertorianas (Fernández pensar que se trata de una producción mo a la propia necrópolis de La Vega o Giménez et al. 1995: 3), ratificado pos- típicamente vaccea de época tardía, como una extensión de la misma pues- teriormente por el descubrimiento de con muchas analogías decorativas con to que en época vaccea era frecuente dos tumbas en la necrópolis de Carrala- otras piezas encontradas en el propio el uso continuado del espacio funerario ceña, en Padilla de Duero (Sanz, Gómez yacimiento cerrateño o en otros regis- (Sanz, 1997). No obstante, se necesitan y Arranz, 1993: 141 y 144-145, citado en tros tardíos de Palencia capital, Pintia y más investigaciones para confirmar este Fernández Giménez et al., 1995). Rauda. hecho y no se descartan, a priori, otras Por otra parte, en la tumba de El ajuar contenía además diver- posibles localizaciones. incineración localizada en 1974, jun- sos objetos de bronce: una fíbula de Para ampliar el acervo funerario to a la urna cineraria se encontraba un placa circular, dos pequeños anillos con de Tareco resulta interesante subrayar pequeño vaso de Sigillata Hispánica del decoración incisa, una pieza en forma el descubrimiento de dos pequeñas tipo Drag. 27 y, junto a ambos, el resto de “H” (cuya función resulta difícil de osamentas prácticamente completas de del ajuar: otro vaso completo de Sigi- asignar), un colgante semicircular con sendos infantes, encontradas en el nivel llata Hispánica decorado con una serie extremos apuntados, unas pinzas de vacceo de la estratigrafía realizada por de guirnaldas y una copa de tradición depilar y una navaja de afeitar con cu- V. Calleja en 1976. Hallazgo que, junto al indígena, de forma estilizada, que difie- chilla de hierro. En hierro, un torques y de F. Wattenberg en las excavaciones de re del resto de las encontradas ya que un aguja de tipo colchonera, utilizada 1956 en el mismo yacimiento, avalan lo presenta una decoración con un friso para coser telas de gran grosor o ma- encontrado en otros del mismo contex- metopado a base de un motivo central teriales como el cuero. Finalmente, en to (como los hallazgos de Pintia, dentro en forma de cruz a modo de símbolo vídrio, dos cuentas de collar elipsoida- del ámbito vacceo, o en Monte Berno- solar, franqueado por figuraciones zoo- les gallonadas, todos ellos objetos muy rio, ya en contexto cántabro), y mues- morfas en forma de prótomos de caba- comunes en necrópolis vacceas, celtíbe- llo que parecen mostrar claras reminis- ras y romanas de la misma época. Cabe tran, al contrario de lo que se hacía con cencias arévacas (Fernández Giménez et destacar la decoración de las cachas de los adultos, una práctica ritual de inhu- al., 1995: 128-133). La singularidad de la navaja estampadas con troqueles de mación que el pueblo vacceo efectuaba esta pieza cerámica viene dada por su motivos triangulares rellenos de diez cuando los individuos fallecidos eran tamaño y morfología crateriforme, a lo perlitas, que encuentra múltiples para- de corta edad (Sanz, 2010) y que, por que hay que añadir el tipo de arcilla em- lelismos en necrópolis anteriores y del lo general, se realizaba bajo el suelo de pleado, diferente al resto de la produc- mismo periodo. Pese a que, a primera la vivienda donde habitaba la familia de ción cerámica de este enclave, lo que vista, resulte llamativa la presencia con- los pequeños.

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dantes recursos madereros y algunos modo, un régimen de semilibertad para frutos comestibles. esta cabaña (Sacristán, 2011). Asimis- Su situación, a pie del páramo mo, se han recuperado restos de jaba- que cae sobre el Pisuerga, permitía líes pese a que estos últimos estarían igualmente dominar una amplia ex- más vinculados con actividades cinegé- tensión de terreno, además de tener ticas que con las puramente pecuarias. un buen control visual de este territo- Por otra parte, la presencia de rio, cuyos suelos, arcillosos y calcáreos, ovicápridos, junto con fusayolas en el eran (y son) especialmente aptos para registro arqueológico de Tariego, ejer- el aprovechamiento agrícola. Los cam- cen de testigos de la artesanía textil que pos de cereal estaban preferentemente dedicados al trigo y con menor presen- cia de cebada y otros cereales como la avena (Sacristán, 2011). Las ruedas de molino halladas en este enclave, muy comunes en contextos similares, serían testigos de esta actividad, así como al- gunos objetos óseos bien trabajados, entre los que se encuentran varios Material pétreo (1 y 2), óseo (3 y 4) y de hierro (5): mangos de hoz tallados, varios silos de 1. Molino de mano. 2. Afiladera. 3. Posible horca agrícola. 4. Mango. 5. Regatón. almacenamiento y algunos recipientes cerámicos utilizados para transportar los granos, como respaldan también otros yacimientos mejor estudiados. La ganadería también fue un pi- Economía y sociedad lar importante en la economía vaccea y el oppidum de Tariego no fue una Como es sabido, la economía excepción. Entre los restos faunísticos vaccea era predominantemente agro- recogidos en este asentamiento se en- pecuaria, claro reflejo de los recursos cuentran ovicápridos y équidos (asnos Vaso tetrápodo, apartado de los modelos habituales de esta tipología, con solo tres pies. propios de su territorio de producción. y caballos), si bien todo indica que fue (Fotografía: Museo de Palencia) Los estudios del entorno físico sobre el la cabaña bovina la más importante en que se asentaban las distintas urbes y este sector productivo, tal y como ocu- enclaves vacceos son todavía escasos, rría en otras ciudades de su entorno. pero nos aportan información relevan- La presencia de abundantes pastizales tuvo lugar en la ciudad, actividad funda- te para la reconstrucción del paisaje de dominados por gramíneas perennes de mentalmente doméstica y de tipo lanar, hace más de dos milenios y, por tanto, pequeña y mediana talla, completados aunque no es descartable una mayor para intentar comprender los funda- con paja y cebada (Fuente, 2013), que capacidad de producción. Ocupación, mentos de su economía. era el principal sustento de dicha fauna, por otro lado, muy común en la mayoría Para este propósito, además de apoyan este hecho y sugieren, de igual de asentamientos vacceos de la época. los estudios realizados hace más de un decenio (Delibes, Romero, Calonge, cita- do por Sacristán, 2011), resulta también Conjunto de cerámicas vacceas de Tariego de Cerrato. (Fotografía: Museo de Palencia) interesante la información que nos pro- porciona la evaluación ambiental reali- zada más recientemente, a propósito de la elaboración de las Normas Urbanísti- cas de la villa. Sin extendernos demasia- do, se puede decir que el oppidum de Tareco fue privilegiado en este sentido, puesto que se estableció en un área con abundantes recursos naturales, donde predominaba la vega y la campiña, y contaba en esa época con aceptables recursos hídricos proporcionados por el caudal del río Pisuerga, en cuya ribera, no faltaban chopos, sauces, fresnos, ála- mos negros, cañaverales y alisos, acom- pañados a veces de castaños, avellanos y nogales. Asimismo, en los valles abun- daban pinos, encinas, enebros, sabinas y alcornoques, que proporcionaban abun-

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La generosa documentación ce- rámica con la que contamos en Tarie- go, por su perdurabilidad en el tiempo (desde la época soteña hasta la Edad Media), permite pensar en la alfarería como el punto fuerte de la actividad artesanal de Tareco; no exageramos, si decimos que, teniendo en cuenta el ta- maño del asentamiento, la producción alfarera pudo alcanzar un carácter semi- industrial en época vaccea, con un cier- to nivel de especialización y estandari- zación (Sacristán, 2011: 202). De existir el alfar en Tareco, aún sin localizar, tuvo que situarse fuera del recinto principal de la ciudad por razones de seguridad y, presumiblemente, cerca del cauce del Pisuerga, en lo que tuvo que ser, sin duda, un auténtico barrio artesanal especializado. Entre los materiales cerámicos recogidos se encuentran los hechos a mano, algunos de ellos de factura tosca Vaso gris de superficie cérea, imitación de las producciones argénteas, con decoración de ba- y fuego reductor, como legado de una quetones, acanalados, cazoletas y estampillas que tradición alfarera anterior; entre ellos, recuerdan el trabajo del metal. se pueden destacar un cuenco con per- (Fotografía: Museo de Palencia) foración en el fondo, una bella olla con decoración en forma de “M” a base de cordones y con tres asas rematadas en anaranjados pintadas en negro; de és- pequeñas pastillas de barro, así como tas últimas destacan una olla con de- un singular vaso tetrápodo apartado coración bícroma (rojo y blanco), otra de los modelos habituales de tres pies. globular de barro anaranjado claro, una Estas dos últimas piezas cerámicas son jarra con una peculiar asa de tipo cesta Entre las producciones singulares prácticamente inéditas en todo el regis- sobre la boca, así como un vaso pintado cabe hacer mención a un pie cerámico tro arqueológico vacceo, especialmente con motivos geométricos. decorado con series de triángulos excisos, la olla con decoración en “M”, de la que De época tardía, Tareco cuenta de carácter seguramente votivo. También no consta ningún antecedente hasta la también con varios ejemplares: cuen- las canicas, tan abundantes en contex- fecha. cos, copas, varios fragmentos de vasos tos vacceos e indistintamente realizadas Entre los realizados a torno, nos trípodes, vasos de perfil acampanado encontramos con producciones toscas y otros con perfil carenado, vasos Fragmento de pie exciso o comunes y con otras finas de colores globulares de cuello estrecho (Fotografía: Museo y grandes vasos de per- de Palencia). Olla con decoración de cordón en forma de "M" fil en “S” decorados, (según Castro y Blanco, 1975). igualmente, con motivos geomé- tricos. Sobresa- len, entre otros, en cerámica, por su excelente más abundantes, estado de con- o en piedra, compare- servación, un cen en Tariego. recipiente con De factura romana, se el cuerpo globu- pueden destacar un par de páteras lar achatado, base umbilicada y de boca de Terra Sigillata Hispánica con barniz estrecha (Fernández y Blanco, 2014), así rojo y superficie lisa, en muy buen estado como la copa estilizada con friso meto- de conservación; un gran vaso con barniz pado, aludida con anterioridad. rojo brillante y una profusa decoración Particular interés también mues- impresa con motivos circulares, lineales, tra un vaso gris de superficie cérea, imi- y verticales en forma de ancla. No convie- tación de las producciones argénteas, ne olvidar tampoco, la presencia de una con decoración de baquetones y sobre variada muestra de fragmentos de Terra todo estampillas, acanalados y cazoletas Sigillata Hispánica con formas Drag. 33, que recuerdan el trabajo del metal. 36, 39 y 46 (Castro y Blanco 1975).

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caso también de Tariego. Aquí hallamos próximas al Sistema Central (Sacristán, un brazalete, tres cuchillos afalcatados, 2011). Del mismo modo ocurriría con varias tachuelas, clavos y puntas de lan- los recursos metalíferos, obtenidos se- za, además de la hoja de una navaja de guramente en explotaciones mineras de afeitar. áreas vecinas, así como con la sal, la que En relación a la actividad comer- se abastecería en proveedores cercanos cial, es bien conocido que la economía como Villafáfila, sin descartar asimismo de las ciudades-estado vacceas fue en distribuidores más lejanos. gran medida autosuficiente, y que el co- La ausencia de más análisis deta- mercio de la mayoría de sus remanen- llados así como de la localización de la tes era predominantemente de ámbito que tuvo que ser, sin duda, la gran ne- local (Sacristán, 2011). A pesar de ello, crópolis de los comienzos y de la época Pulsera de bronce con extremos rematados en ca- en ciertas ocasiones es fácil pensar que clásica vaccea nos impide tener una idea beza de caballo. (Fotografía: Museo de Palencia) algunos de los excedentes pudieran detallada de cómo pudo ser la sociedad rebasar ese marco, como seguramen- de aquel oppidum a orillas del Pisuerga, En cuanto al sector metalúrgico, te ocurrió con los agrícolas y algunos aunque cabe sospechar que fuera je- por las mismas razones que ocurre con objetos cerámicos, que les permitía rarquizada, dirigida por una oligarquía la alfarería, tuvo que desarrollarse fue- intercambios comerciales a cambio de guerrera y sustentada por una amplia ra del recinto principal del oppidum de metales y algunos objetos de prestigio base social, como se puede deducir de Tariego. Entre los hallazgos más desta- (Romero et al., 2008), de los cuales, en otras necrópolis como la de Pintia, más cables de este enclave nos encontramos Tariego se han conservado pocos ejem- intensamente excavada (Sanz, 1997). con los objetos de adorno personal, plares. realizados en su mayoría en bronce; así A este respecto, el estudio de la una gran hebilla ovoide, en perfecto es- cultura material del yacimiento, los ha- tado de conservación, con cuatro caras llazgos de la necrópolis de La Vega y el Cronología y consideraciones finales decoradas a base de tres líneas de tipo hecho de que ésta corresponda única- cordado separadas por dos líneas pro- mente a la época vaccea tardía impide, Basándonos en la información minentes, con una chapa de sujeción en gran medida, aportar demasiada in- aportada por las diferentes interven- igualmente decorada con otras tres lí- formación sobre la actividad comercial ciones arqueológicas a lo largo de las neas de la misma factura. También en de este enclave, más allá de las consi- últimas décadas, se puede colegir que bronce se conservan los fragmentos deraciones generales que antes men- la ciudad prerromana bajo la actual Ta- terminales de un cinturón con hebilla cionábamos. Cabe añadir, no obstante, riego de Cerrato comenzó su andadura y cuatro grandes botones decorativos, que, como ocurría con el resto de las en el siglo IV a.C., en sintonía con lo una pulsera con extremos rematados en urbes vacceas, Tareco también adolecía que ocurrió con prácticamente la to- cabeza de caballo, una fíbula en omega, de ciertas materias primas que tuvieron talidad de los asentamientos vacceos. un par de anillos y un torques. que ser abastecidas de alguna manera El enclave inicial parece ser fruto de la Durante la segunda Edad del desde fuera de su territorio de produc- evolución, a través de un probable pro- Hierro, en la que se desarrolla la cul- ción. En este sentido, sabemos que con- ceso de sinecismo, de tres primitivos y tura vaccea, la metalurgia de hierro se taba con importantes graveras en los modestos asentamientos soteños del generaliza y se extiende su aplicación páramos calizos próximos, pero carecía Hierro I situados en el propio núcleo tanto a útiles como a armamento. La del granito necesario para la fabrica- urbano actual, así como en áreas de su mayoría de estas producciones se lo- ción de piedras de moler, que tenía que periferia (Camino de La Tejera y El Te- calizan en los cementerios, como es el adquirir, probablemente, en las tierras soro), tal y como ocurrió en un amplio número de yacimientos del mismo con- texto (Montealegre, Soto de Medinilla, Cuchillos afalcatados de hierro, procedentes de la necrópolis de La Vega. (Fotografía: Museo de Palencia) Mota del Marqués...). El poblado vacceo se situó prefe- rentemente en la parte alta del cerro. Y fue ganando tamaño e importancia en los dos siglos posteriores. Con el paso del tiempo fue desarrollándose por la ladera del cerro hacia la vega del Pisuer- ga, con dirección norte y oeste, como resultado de una presión demográfica creciente, pudiendo alcanzar fácilmente en torno a las 20 ha, como se ha señala- do en párrafos anteriores. Si seguimos los trabajos publica- dos, el oppidum vacceo fue finalmente sometido al poder de Roma en la pri- mera mitad del siglo I a.C., gracias a las sucesivas campañas de Pompeyo, en

VACCEA ANUARIO 9 21 Tareco un oppidum vacceo a orillas del Pisuerga el marco de las guerras sertorianas. historia y Arqueología Sautuola, 2, pp. Nozal, M. y puertas F. (2004): Informe Con posterioridad, fue gradualmente 383-391. técnico de la prospección arqueológi- romanizado. El núcleo romano que le Calonge, G. (1995): "Interpretación de ca realizada para Normas Urbanísticas siguió fue creciendo, a juzgar por la los resultados de las investigaciones Municipales de Tariego de Cerrato (Pa- medioambientales y arqueológicas y su lencia). Informe depositado en el Ayun- concentración de restos arqueológi- relación con el pretérito espacio físico tamiento de Tariego de Cerrato. cos recogidos, en sentido sur-sures- vacceo del valle medio del Duero". En Romero, F., Sanz, C. y Álvarez, J.R. (2008): te, bajando hacia la llanura, donde su G. Delibes et al. (eds.), Arqueología y "El primer milenio a.C. en las tierras del población era más fácil de controlar medio ambiente. El primer milenio a.C. interior peninsular", en Gracia Alonso en caso de una eventual sublevación, en el Duero Medio. Junta de Castilla y (coord.), De Iberia a Hispania, Barcelo- hecho que protagonizaron otros asen- León. Valladolid, pp. 529-539. na, pp. 649-731. tamientos de su entorno. Posterior- Castro García, L. de. (1972): "Proceso de Sacristán de Lama, J.D. (2011): "Urbanis- mente, dada la situación estratégica y aparición de las primeras ciudades en mo vacceo", Complutum, 22 (2), pp. militar privilegiada del emplazamien- el suelo palentino y recientes hallazgos 185-222. arqueológicos en Palenzuela". Publica- Sanz Mínguez, C. (1997): Los Vacceos: to, este crecimiento pudo extenderse ciones de la Institución Tello Téllez de cultura y ritos funerarios de un pueblo hacia una latitud más al noroeste, en Meneses, 33, pp. 117-141. prerromano del valle médio del Duero. el pago conocido como “Los Cotos”, a — (1974): "Nueva e importante ciudad La necrópolis de Las Ruedas, Padilla de escasa distancia del núcleo urbano ac- vaccea en Tariego de Cerrado Duero (Valladolid). Arqueología en Cas- tual. En este paraje se han encontrado (Palencia)", Boletín de la Asociación tilla y León, Memorias, 6. Junta de Cas- restos que confirman la permanencia Española de Amigos de la Arqueología, tilla y León y Ayuntamiento de Peñafiel. del asentamiento romano hasta el siglo 1, pp. 14-17. Salamanca. IV d.C. — (1975): "En torno a dos vasos — (2010): "Un vacío vacceo historiográfi- Durante este mismo periodo prerromanos de Tariego de Cerrato co: sus necrópolis". En Romero Carni- (Palencia)", Sautuola: Revista del cero, F. y Sanz Mínguez, C. (coords.). De de poblamiento romano, Tareco fue, Instituto de Prehistoria y Arqueología la región vaccea a la arqueología vac- de igual modo, parada de dos vías de Sautuola, 1, pp. 177-182. cea: Jornadas Científicas conmemorati- comunicación de importancia militar y Castro García, L. de. y Blanco Ordás, vas del 50 aniversario de la publicación económica. La primera de ellas fue la R. (1975): "El castro de Tariego de de La Región Vaccea, Valladolid, pp. vía Francia/Pancorbo/Arlanzón/Gua- Cerrato". Publicaciones de la Institución 193-230. darrama, sucesora de la vía natural Tello Téllez de Meneses, 35, pp. 55-138. Sanz, C., Gómez, A. y Arranz, J.A. (1993): Ebro/Arlanzón/Arlanza/Pisuerga/Eres- Delibes, G., Romero, F. y Morales, A. "La necrópolis vaccea de Carralaceña, ma; la segunda fue Viminatium/Pa- (eds.) (1995): Arqueología y medio un nuevo conjunto funerario del com- llantia/Clunia/Numantia/Balsio, cuyo ambiente. El primer milenio a.C. en el plejo arqueológico Padilla-Pesquera de Duero Medio. Junta de Castilla y León. Duero (Valladolid)", Numantia, Arqueo- segundo ramal, Viminatium/Pallantia/ Valladolid. logía en Castilla y León 4, pp. 129-147. Clunia/Balsio, pasó, igualmente, por la Fernández, J.M., Marcos, J.G. y Misiego, Sanz, C., Romero, F. y Górriz, C. (2007): villa tarequense. Estas vías de comu- J.C. (1995): "Una tumba de incineración "Espacios domésticos y áreas funciona- nicación acentuaron y prolongaron en de la necrópolis de “La Vega” (Venta les en los niveles sertorianos de la ciu- el tiempo, la importancia histórica que de Baños, Palencia)", en M.V. Calleja dad vacceo-romana de Pintia (Padilla tuvo este enclave hace dos milenios. González (coord.). Actas del III de Duero / Peñafiel, Valladolid)", L’es- Congreso de Historia de Palencia, Vol. pai domèstic i l’organització de la socie- 1, (Prehistoria, Arqueología e Historia tat a la protohistòria de la Mediterrània Antigua). Palencia, pp. 125-148. occidental (Ier mil·lenni aC), Actes de la Bibliografía Fernández, C. y Blanco, J.F. (2014): "Reci- IV Reunió Internacional d’Arqueologia piente de cerámica vaccea de época tar- de Calafell (Calafell - Tarragona, 6 al 9 Abarquero, J.F. y Palomino, A.L. (2006): día procedente de Tariego de Cerrato". de març de 2007), Arqueo Mediterrà- Vertavillo. "Primeras excavaciones ar- nia, 11, Barcelona, pp. 253-270. Vaccea Anuario 2013, 7, Valladolid, p. 83. queológicas en un ‘oppidum vacceo’ Wattenberg García, E. (1978): Tipología Fuente bellido, A.M. de la. (2013): Documen- del Cerrato palentino". Publicaciones de cerámica celtibérica en el Valle In- de la Institución Tello Téllez de Mene- to de inicio proceso Evaluación Ambien- ferior del Pisuerga. Yacimientos de Ta- ses, 77, pp. 31-116. tal. Normas Urbanísticas Municipales de riego, Soto de Medinilla y Simancas. Balado Pachón, A. (2011): Excavación ar- Tariego de Cerrato. Mediotec Consulto- Monografías del Museo Arqueológico queológica de urgencia en la parcela 7 res S.A. Tariego de Cerrato (Palencia). de Valladolid, 3. Valladolid. del polígono 9. Tariego de Cerrato (Pa- Herranz, J.L. y Crespo, M. (2010): Informe Wattenberg Sanpere, F. (1959): "Estación lencia). Uno:Veinte. técnico de los sondeos arqueológicos arqueológica de Tariego (Palencia)". — (2011): Nomativas urbanísticas de Ta- realizados en el marco de proyecto de Boletín del Seminario de Estudios de riego de Cerrato. Catálogo de yaci- modificación puntual de la delimitación Arte y Arqueología, 25, pp. 212-218. mientos arqueológicos y normativa de del suelo urbanos en Tariego de Cerrato protección arqueológica. Uno:Veinte. (Palencia). Polígono 12; parcelas 5350; Tariego de Cerrato (Palencia). 5351 y 5352. Junio de 2010. Informe Calleja González, M.V. (1976): "Excavacio- depositado en el Servicio Territorial de Juan Carlos Burgos Mazas nes arqueológicas en Tariego de Cerra- Educación y Cultura de la Junta de Cas- to". Publicaciones de la Institución Tello tilla y León de Palencia. Téllez de Meneses, 37, pp. 79-83. Navarro García, R. (1930): Catálogo Mo- — (1976-1977): "Cerámicas de repobla- numental de la provincia de Palencia. ción, de Tariego de Cerrato (Palencia)". Fascículo I. Excma. Diputación Provin- Sautuola: Revista del Instituto de Pre- cial de Palencia. Palencia.

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