Palabras para El Rojo

La historia es como la cuentan en su introducción los poetas que armaron este libro. El libro es como quisié- ramos que fueran siempre la realidad y la vida: diversas y apasionadas, amorosas y evocadoras, comprometidas con la verdad, con la justicia y con la belleza. La belleza es lo que muchos de estos poemas proponen en el mi- nuto de recordar/homenajear/reivindicar/re-vivir los versos memorables de Luis Rogelio Nogueras, de Wichy, del Rojo. Y el Rojo está aquí, en las páginas que siguen, de muchas maneras: en el testimonio poético de quienes le conocimos de cerca, de adentro; en la admiración de los que no le conocieron personalmente; en la imagina- ción de los más jóvenes que han descubierto (y seguirán descubriendo, en el futuro) la riqueza de su poesía, la fosforescencia de su personalidad que el tiempo miti- fica, para bien; la profundidad de su palabra y la mara- villosa y persistente vocación de permanecer entre nosotros, en la cultura cubana, para iluminarla desde el talento y defenderla desde la ética y desde la estética.

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Para Ediciones La Memoria, para el Centro Pablo y para los pablianos y caimaneros que en el mundo somos, este libro es una alegría mayor, íntima y públi- ca al mismo tiempo, porque a través de él transitan, desde la poesía y la memoria, valores que nos fortale- cieron durante años y que seguirán animando los proyectos que artistas y pensadores quieran seguir desarrollando en estos espacios creados a punta de esfuerzos colectivos y solidaridades confesas o silen- ciosas. La amistad es uno de esos valores. Y este es un libro hecho también desde ella, reuniendo incluso nombres y personalidades que el tiempo y las geo- grafías alejaron en su momento y que este momento reúne nuevamente para recordar al amigo, al poeta, al narrador, al crítico, al cineasta, al pelirrojo irreve- rente que en esa balanza de oro, ese péndulo, se reía y se/nos preguntaba: qué dirán de mí los biógrafos, mi socio. Quién sabe –y qué importa– lo que digan, lo que dirán, lo que no han dicho en este tiempo. Y en el que venga. Lo importante, sí, es confirmar que pocos li- bros como este podrían armarse con poemas dedica- dos a un contemporáneo querido y admirado o con textos que nacieron al calor o al brillo de su joven herencia literaria y humana. Por eso agradecemos tanto las palabras que siguen dedicadas a/o inspiradas en los versos del Rojo y a los poetas que se hicieron aquellas preguntas en una sala santiaguera y allí mismo pre/pos vieron este libro.

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Por eso lo ponemos ahora junto a otros papeles y sonidos con los que el Centro Pablo ha querido, des- de siempre, honrar, honrándonos, la memoria de Wichy: el libro de sus crónicas casi desconocidas, De nube en nube; el volumen de la Colección Palabra viva en el que su voz dice poemas y cuenta sobre su vida a otro hermano inolvidable, Orlando Castellanos; las imágenes que animaron nuestras paredes en Mirar al Rojo, una de las primeras exposiciones que orga- nizamos cuando nacía nuestro Centro. Eso: mirar al Rojo otra vez en este libro entre el cuerpo y la luz.

Víctor Casaus

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Introducción

Esto comenzó una tarde-noche en la mítica Sala de Conciertos Dolores, de Santiago de Cuba. Eduardo Sosa hacía una versión de los versos sencillos de José Martí y el poeta y cineasta Víctor Casaus leía un poe- ma dedicado a uno de sus entrañables amigos. El espíritu de Yves Moor y sus versos reunidos en Frankness y Bury Fair redondeaban la atmósfera. Anunciaban lluvia. ¿Por qué no hacemos una selección de textos de- dicados a Wichy el Rojo? Entonces, con la certeza de que las palabras vuel- ven, nos dimos a la tarea de volver sobre el último caso del inspector. En un principio pensábamos que no era nada del otro mundo. Solo teníamos una vaga idea de las cosas que po- drían venir en un plazo mínimo. Adentrarse en este jolgorio es descubrir que hay muchos modos de jugar, amar y matar. ¿Imitar la vida o dejarla a solas con la palabra en ristre?

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Entonces comenzó el transitar las quince mil vidas del caminante para encontrarnos que el cabeza de zanahoria estaba vivo y subterráneo como un topo. Topo devorador. Topo creciente y alucinado. ¿Estuvo Unno Ahl en Cuba? ¿Dónde están sus cartas con Mariana de Gonitch Justikaya? ¿Publicó en Diario de Cuba Giovanni Cino? ¿Qué vino a hacer Luis Rogelio Nogueras a Santiago de Cuba en la década del 70? Aquí no están las respuestas. Apenas nuevas interro- gantes…

II

Si bien el olvido no ha podido completar su significa- ción con la obra de Luis Rogelio Nogueras, gracias en primera instancia a su propia calidad, a su genio, sus compañeros de generación tampoco dejaron que su escritura, transgenérica, inclasificable en buena parte, todavía hoy de actualidad, quedara solo en fi- chas bibliográficas, émulas del polvo y la desidia. Y es que sorprenden las lecturas de la obra de No- gueras, porque aunque no proliferaron reediciones, es posible leerlo cada vez como si fuera nueva litera- tura. Así algunos nuevos escritores, nacidos cuando ya él –joven también– había muerto, admiran al poeta y aseguran que su obra les importa. Reunir estos poemas que le han sido dedicados y otros en los que se han usado sus versos como epígra-

12 · poemas y canciones para wichy · fes, demuestra hasta dónde su escritura ha calado en autores de todas las generaciones y promociones, fundamentalmente cubanos. La compilación ha sido dividida a propósito —pues de algún modo teníamos que hacerlo— en dos partes, “El convite de los amigos” recoge textos (poemas y canciones) dedicados expresamente a Nogueras en vida y a raíz de su temprana muerte, pero los hay de fecha muy posterior a 1985. “Amar al cisne salvaje”, expone aquellos en los que se han utilizado versos su- yos como epígrafes, y son mayoría los que no reflejan su personalidad de manera directa; debido al verso recurrente la hemos titulado. Llama aquí la atención que dos escritores han utilizado epígrafes de Unno Ahl y Giovanni Cino, apócrifos creados por el ingenioso Luis Rogelio. Entre los testimonios que se pueden hallar aquí y allá, emociona saber que un poeta como Víctor Fowler, de los más exigentes y verticales a la hora de valorar inteligentemente la poesía cubana y sus procesos, incluya a Nogueras entre “los diez poetas cubanos que ningún lector de nuestro país debería darse el lujo (si es que la ignorancia fuera un lujo) de desconocer”.1 Otro poeta cubano cuyo destino corrió –en muchos sentidos– a la par del de Nogueras entre los años 60 y 70, ajeno a la apología, a la adulación oportunista, Delfín Prats, premiado en el David 1968 y luego con- denado al ostracismo, ha dicho:

1 Alex Fleites y Alpidio Alonso: “Víctor Fowler: La poesía es un problema de pensamiento”, en revista Amnios, La Habana, no. 6, 2011, p. 45.

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La poesía de mi generación se caracterizó, con muy contadas excepciones, la más brillante de las cuales es la obra fuera de serie de Luis Roge- lio Nogueras, por continuar y llevar a sus últi- mas consecuencias expresivas la avalancha conversacionalista (a menudo “antipoética”), que gestándose en los 50, irrumpió en nuestra poesía acompañando la mutación socio-políti- ca del 59.2 Gracias al poeta Víctor Casaus por haber acogido positivamente esta idea, y también a Luis Yusseff Reyes, en Holguín, y a Odette Alonso, en México, por la ayuda prestada en la realización de este libro. Gracias a quienes no permitieron que el nombre del poeta y narrador Luis Rogelio Nogueras acabara arrin- conado en un resquicio neblinoso del olvido. Y al propio escritor, que a veintiocho años de su partida, en el 70 aniversario de su natalicio, aún nos acompaña.

León Estrada Reynaldo García Blanco en Santiago de Cuba, esta ciudad, agosto de 2013

2 Remigio Ricardo Pavón: “Cinco envíos a Delfín”, en revista Dié- resis, Holguín, año VI, no. 2, julio-septiembre. 1992, p. 16 (Cursi- vas de los compiladores).

14 PRIMERA PARTE El convite de los amigos

ELISEO DIEGO (La Habana, 1920-México, 1994)

RESPUESTA

A Luis Rogelio Nogueras

Duéleme la cabeza porque existo, que si yo no existiese nunca fuera por lo menos en mí, que en la primera persona sólo a mi sabor consisto. De tal modo me duele, que hoy no he visto del sueño ni la sombra más ligera. Será mejor así, que si la viera mermárame en mi ser, con que no insisto. Si es el estar en mí lo que me aprieta, dura será por fin la medicina y más que lo ganado lo perdido. No es el dolor de mí lo que me inquieta sino sentir que pronto ya termina con el dudoso alivio del olvido.

De Poemas al margen, Ediciones Ateneo, La Habana, 2000, p. 50.

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PABLO ARMANDO FERNÁNDEZ (Delicias, Las Tunas, 1929)

MURIÓ ADONAIS

A Luis Rogelio Nogueras In memoriam

I weep for Adonais –he is dead O, weep for Adonais! Though our tears Thaw not the frost which binds so dear a head! Mi padre sostenía que a los muertos no se les debe llorar, se nace para morir. El cuerpo es polvo y regresa al polvo, el espíritu asciende a comprobar si ha dado cumplimiento a compromisos en pasado ciclos. No recuerdo en mis años de vida un hombre tan tocado por la ternura misma y la piedad. Tal vez era su forma de consolarnos, pues tal afirmación en él era conocimiento, sabiduría. Sin embargo, los versos de Shelley, su elegía por la muerte de Keats, que conminan al llanto, cantan en mi memoria y afligen mi alma. Como aprendí de mi padre, los muertos

18 · poemas y canciones para wichy · andan vivos, cada día más poderosamente vivos. Uno los lleva como parte del ser que a la vez va al encuentro de ellos. Y porque faltan se hacen presentes en la conversación. ¿Es acaso todo esto para negar la muerte? ¿Para no resignarme a que hayas partido, para seguir llorándote? No porque te hayas muerto, ya lo sé se nace para morir, ni porque no andes vivo entre nosotros, también lo sé, sino porque no quiero perdonarle a la vida, perdonarle a la muerte que haya sido en la hora de tu luz. And thou, sad Hour, selected from all years To mourn our loss, rouse thy obscure compeers. And teach them thine, own sorrow, say: “With me Died Adonais; till the Future dares Forget the Past, his fate and fame shall be And echo and light unto eternity!” Después de todo, Wichy, tendré que hacer la introducción para tus poemas en lengua inglesa y dedicar un tiempo, como si conversáramos, a escribir otras páginas sobre tu último libro, como acordamos y volveremos a recriminarnos el desamor, la torpeza, el olvido, pero ahora, mientras pienso que puedo llamarte y no respondes, ahora que todavía mentándole se me hace un nudo, como Dios manda, de verdad,

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en la garganta y se me aguan los ojos y sufro por tu muerte, debo llorar.

La Habana, 13 de septiembre de 1985

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, fe- brero 1986, p. 4. En esa edición aparece publicado en forma de prosa.

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ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR (La Habana, 1930)

NOSOTROS, LOS SOBREVIVIENTES

Que antes fue el título de una buena novela tuya, Y antes aún un verso mío que tú generosamente [ propagaste, Ahora es de nuevo una lacerante perplejidad Ante tu última broma, tu desaparición Que nos priva del elfo de pelo rojo de nuestras letras, Del Cabeza de Zanahoria real, no el de Jules Renard (¡Cómo te gustaban las citas verdaderas, y todavía más las apócrifas, Quizá anticipando sin saberlo este momento En que no estamos seguros de si tu muerte es [ verdadera o apócrifa!)

Se te veía caminar ligero, ocultando una cerbatana traviesa Cuyos dardos no nos dejaban dormir ni despertar [ en paz. Y nos habías matado varias veces, Y cada uno de nosotros conserva, con risa [ o perdonada molestia, El epitafio que nos tenías destinado

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El mío siempre me dio alegría, y no resisto [ la tentación de evocarlo: “Caminante: aquí yace Roberto (Por supuesto, Fernández Retamar). Caminante: ¿por qué temes pasar? (Te juro por mi madre que está muerto)”. Esperaba que ese epitafio, escrito en el fondo de una caja de tabacos, lo echaran En la bahía de La Habana, con mis cenizas dentro. Pero el caso es que tú no asistirás a esa grotesca [ ceremonia, La cual seguramente te hubiera provocado alguna nueva cuchufleta.

Te dije, cuando tu muerte parecía inconcebible, aunque estabas enfermo, Que un día comprendí, pensando en tus primeros y ya felices poemas (Algunos de los cuales tuve la dicha de publicar en Casa), En escuelas militares y cortes de caña compartidos, en publicaciones y abrazos y viajes y discusiones y cartas y llamadas, Cómo formabas parte de mi vida, gnomo, flautista. Y ahora resulta que en pleno florecimiento (los griegos lo llaman acmé: buena cita, ¿eh?), te vas, Y nos sorprendes, y nos estropeas la partida, y nos llenas de lágrimas Después de habernos llenado de carcajadas

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[ y esperanzas y cumplimientos.

¿Verdad que vas a regresar? ¿No deben servir para eso las quince mil vidas del caminante? Sólo te pedimos una más, y que la uses hasta el final. Y pueda volver a decir: “Nogueras, Luis Rogelio”, y en el fondo del aula Se oiga otra vez una delicada sonrisa, y luego un silencio punzó, y luego: “Presente”.

De Hacia la nueva, Ediciones Unión, 1989, pp. 39-40.

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FAYAD JAMÍS (México, 1930-La Habana, 1988)

MEJOR ES LEVANTARSE

A Luis Rogelio Nogueras

Si no puedes dormir levántate y navega. Si aún no sabes morir sigue aprendiendo a amar. La madrugada no cierra tu mundo: afuera hay [ estrellas, hospitales, enormes maquinarias que no duermen. Afuera están tu sopa, el almacén que nutre [ tus sentidos, el viento de tu ciudad. Levántate y enciende las turbinas de tu alma, no te canses de caminar por todas partes, anota las últimas inmundicias que le quedaron a tu tierra, pues todo se transforma y ya no tendrás ojos para el horror abolido.

Levántate y multiplica las ventanas, escupe [ en el rostro de los incrédulos: para ellos todo verdor no es más [ que herrumbre. Dispara tu lengua de vencedor, no sólo esperes [ la mesa tranquila mientras en otros sitios del mundo chillan [ los asesinos.

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Si no puede soñar golpea los baúles polvorientos. Si aún no sabes vivir no enseñes a vivir en vano. Tritura la realidad, rómpete los zapatos auscultando [ las calles, no des limosnas. Levántate y ayuda al mundo [ a despertar.

De La pedrada. Selección Poética (1951-1973), Selec- ción y prólogo de Rafael Hernández, Editorial Letras Cubanas, 1981, p. 128.

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OLGA RODRÍGUEZ COLÓN (La Habana, 1930-2012)

SOBREVIVIENTE

¿Y si mueres mañana, Wichy? ¿Si ya te has muerto y no existes? Se detendrán las quince mil vidas de todos los caminantes y ya no querrán moverse las hormigas dentro del cuarto círculo.

El tiempo será la piedra ensangrentada sobre el pecho amoroso del último inspector, y El Chino, que es la nada, creerá que te ha vencido. Pues los círculos no son cuatro, sino dos.

Nada se ha olvidado, querido. Ven, demuestra con un golpe de kárate que aún estás aquí, junto a nosotros, con tu cabeza en llamas, que es la lámpara encendida a la amistad.

De Poemas policiales, Editorial Capitán San Luis, 1993, pp. 35-36.

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FÉLIX CONTRERAS (Pinar del Río, 1939)

HOMBRE DE MALA SUERTE

Para Luis Rogelio Nogueras

Yo soy el hombre de la mala suerte. Donde estoy se seca la hierba, se extravían los niños y empieza a llover. De mi esperanza se hizo el equipo para matar a Cristo: quijada de asno, látigo, claves, esponja y las cinco llagas. Cuando celebro los tulipanes la mala suerte desenrolla su pergamino, el sol parte las piedras. Cuando hablo, aun con voz hermosa, amable y buena, me dicen ficticio y nominal y lo peor, cuando te busco al norte, tú estás en el sur.

De Corazón semejante al tuyo, Editorial Letras Cuba- nas, 1983, p. 43.

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LRN: UN CASO PARA INVESTIGAR

Mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. JORGE MANRIQUE

Luis Rogelio Nogueras me quitaba las novias y todos los premios literarios. La miel que yo compraba terminaba siempre en la hormiguita primorosa de su verbo. Recuerdo, en abono de esta verdad, cuántas noches de gozo fueron para él las sábanas [ blancas que habían lavado para mí.

A punto ya de probar mi fortuna en la novela policial con mi personaje Luis Rogelio Nogueras, (personaje realmente interesante), se apareció él encarnando exactamente ese personaje y llamándose exactamente Luis Rogelio Nogueras (O, ¿es realmente una idea mía?). Llegaba y de su mágico paraguas sacaba naranjas caballos DDT tambores nubes poetas raros…

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Mi adorada novia Blanca Luz, “frágil y hermosa criatura”, como yo la llamaba, y cuyo perfume de fruta crujía en mis poemas, me traicionó vilmente marchándose con él (me niego a llamarlo con el nombre que él robó a mi personaje).

Ohhhhh acaparador montado a lomo de la buena [ suerte eres el culpable de que las musas a mí me cogieran [ miedo y se cortaran las trenzas, despreciaran mi cerveza [ fresca para terminar locas de risa en una borrachera brutal contigo que gustabas verlas reflejadas en la espuma rubia del champagne. Ahora no me queda más remedio que perdonártelo todo. ¿Cómo negarme ante un Poeta con la boca [ sembrada de tinta boquiabierta?

¿Cómo olvidar que vi al polvo barajar sobre tu cuerpo los secos pétalos de la muerte?

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 19.

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EPITAFIO

En el cementerio de Colón, barrio El Vedado, de La Habana, duermen el sueño eterno el Caballero de París Raúl Hernández Novás, Ada Elba Pérez, la pobre María Esther Contreras, e igualmente Claudia Herrera Vega, el borrachín Andrés Luis Gómez, y, bajo una losa a punto de rajarse (polvorienta en la seca, manchada de barro en [ la lluvia), en la que a duras penas se lee:

LU S RO EL O N G ER S

Yace Luis Rogelio Nogueras nacido en 1945 y fallecido en 1985, hijo de Luis Rodríguez Balmaceda y Gloria Nogueras. Autor de brillantes volúmenes de poesía, novelas, guiones de cine y periodismo, y tuvo el único defecto de no haber

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escrito la antología de Spon River, libro que sólo un loco creador como él era capaz de hacer de modo tan especial tal como Chase Henry despacha una botella, Hernández Novás se vuela la tapa de los sesos, aquel hijo de puta chofer mata a Ada Elba Pérez con su bicicleta pensando en un nuevo poema, Allie McGee se desnuda, o carniceros y bodegueros le roban a La Habana delante de las narices de la misma policía.

De Álbum de la vida, Ediciones Unión, 2004, pp. 10-11.

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PERFECCIÓN

Para los caimaneros

Luis Rogelio Nogueras, Wichy, era perfecto ojos mínimos pelo rojo largo de piernas le gustaban los espejos y era bello como Wichy. Era tan perfecto que huía del polvo y ahora convive con él en el fondo de la tierra extendía sus alfombra de palabra para que nosotros no estuviéramos tristes pero ahora estamos tristes. Fue pero tan perfecto que sus amigos fueron Guillermo Víctor Nelson El Chino Heras ojalá tenga allá en el cielo aquel vivir alegre que se llevó de aquí de la tierra donde la vida se cumple duramente.

Luis Rogelio Nogueras, fue tan perfecto

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que supo irse ahora en el momento de este Período Especial…

¿Especial?

De Álbum de la vida, Ediciones Unión, 2004, p. 43.

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MIGUEL BARNET (La Habana, 1940)

ANTE LA TUMBA DEL POETA DESCONOCIDO

Para Luis Rogelio Nogueras

Ante esta tumba inclínate, pastor, y arroja tus semillas. Haz tu mejor discurso, hombre de barricada, ante estos huesos verdes ya del moho de la noche. Y tú, mujer, recuerda que aquí yace uno que cantó a tu belleza solo, en un cuarto oscuro de una casa de huéspedes [ cualquiera. Niño gentil, deposita aquí tu flor pequeña, esta es también la tumba de un soldado.

De Con pies de gato, Selección y prólogo de Frank Pa- drón, Ediciones Unión, 1993, p. 164.

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ELOY MACHADO, EL AMBIA (La Habana, 1940)

Y SI MUERO MAÑUNGA? CAMÁN LLORÓ

Lo conocí, sí lo conocí en la baticueva del cacurrueco a mano limpia me encamó a piel de vida de buena cara tenía deseo de conocerte ambia igualmente le encamé y cruzamos bastones de libros él me aposicó si muero mañana su engome más farmacéutico en el aplauso vivo menda le empujiñé el más famoso en la media naranja en el camán lloró Moyango que se aposicaba en la vera de mendizabal como el autor intelectual del encuentro inolvidable, cruzamos alegría en pillarlo vivito y coleando. El santío del pancho hermano le encamizó a Sam Moya sin mendizabal siempre,

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timaba así, mi ambieco le arqueró Cirilo Villaverde como la flor de la natilla de leche en la lechuga, pura poesía con fuente de aurorismo cual regla de visión no ausenta el encame como aquel realizado que conocí en mi sueño tete a tete sin ese entabia que suele pulular sin la alcoba en la palabra Wichy el rojuti Yenemisó la letra a todo color vociferando a la una mi mula más allá del reloj en la bondad de copa Soy ese cuyo puente unió la razón del duelo de la viscosidad de la vida.

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 15.

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IVÁN GERARDO CAMPANIONI (San Cristóbal, Pinar del Río, 1942)

LAS COSAS DE LA VIDA

A Nogueras

Resulta que de pronto Ud. no calza el dos y medio ni juega a los escondidos con las niñas y los niños

Resulta que de pronto se pone a jugar a los ceritos con la vida y la melancolía comienza a poner huevos en su pecho

Resulta que tiene que inventar el himno individual de su cuerpo y sus pies sabihondos lo llevan a situaciones lezamianas y lo miran como flota

Resulta que ya no le paga un peso a una puta para que le haga de todo inclusive que haga el papel de romántica

Resulta que el viejo que lo lanzó a la vida se duerme con la radio a toda voz y se entretiene en boberías y la vieja no oye cuando tocan a la puerta y su corazón hermoso se le va quedando sin aire

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Resulta que un día de estos se queda solo con su nombre propio y su biografía de tronao a toda costa

Resulta que Ud. no se acerca ni a lo bonito y su bolsillo honrado no cesa de zozobrar y la mujer no le quiere entregar sus dos bolsas cariñosas de las tardes y anda por ahí con su horcón mayor lleno [ de hasta cuándos tirándoles burbujas alcohólicas a las estatuas

Resulta que la humanidad reclama insumos y Ud. no debe quedarse ahí mirando como se le caen las hojas de parra a los malos y los buenos

Resulta que tiene que salir a escena sabiendo que la escenografía es pasajera y que la sonrisa que Ud. escondió por años será develada de un momento a otro

Resulta que va a salir a escena con la manía de vivir o morir a ratos no con su papalote no con su tiraflechas no con su cuchilla que descuartizó a más de una lagartija sino como un hombre de estos tiempos con sus monstruos acabados de domesticar

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Resulta que Ud. entendió a Perrault y ahora tiene que entender a Marx y su comitiva y a las cosas que no explicaron Marx ni Perrault

Resulta que Ud. salió a escena y fue registrado Tiene que ver de qué manera Ud. cuaja en esta vida sin molestarse demasiado.

De Las criaturas, Editorial José Martí, La Habana, 2008, pp. 23-24.

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GUILLERMO RODRÍGUEZ RIVERA (Santiago de Cuba, 1943)

CANTA

a Luis Rogelio Nogueras, por aquellos años

Canta, canta sin miedo. Canta, que tienes en tu voz el sonido de todos los desastres. Canta que tus manos se han hecho de alegría y dolor y tierra de tu tierra. Como que has conocido las mañanas deslumbrantes de Oriente y la niebla, blanca, envolviendo el palmar y el golpe desolado del Caribe sobre la costa. Canta, que tienes en tu alma polvo de todas las [ ciudades y en los ojos, el inagotable deseo de las gentes de [ tu país y has aprendido las antiguas canciones de tu pueblo y has amado perdidamente, y te han amado. Canta, que creciste en mitad de ese rayo que arrasó la injusticia del pecho de la patria. Canta, que hasta la muerte vive junto a ti.

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No le entregues la voz a los malos poetas, abre la boca y canta, canta, canta.

De Canta. Antología poética, Ediciones Unión, 2003, p. 103.

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WALDO LEYVA PORTAL (Remates de Ariosa, Villa Clara, 1943)

DESPACHO CABLEGRÁFICO

A Luis Rogelio Nogueras

Explosiones y muertos en tres partes del mundo informan las agencias de la última parte.

Por lo demás el mar sigue tranquilo, continúa el viento norte alternando los nervios a la gente. Yo, sueño con tus ojos, y recorro paso a paso cada temblor oculto de tu cuerpo

un amigo cercano debe morir mañana; y no estaremos juntos en el año dos mil como él quería y he de beber su cuota de cerveza si es que alguien no se adueña de la mía, porque tal vez el mundo para entonces, deba empezar a levantarse y el dos mil sea el primero

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de otra era, la era de los sobrevivientes del espanto.

1985

De El rasguño en la piedra, Ediciones Unión, 1995, p. 39.

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RIGOBERTO ORTIZ RODRÍGUEZ (Cruces, Cienfuegos, 1943)

VOLVER URGENTE PARA HACERLE UN EPITAFIO A LA TRISTEZA

A Luis R. Nogueras

Supongo que yo sabía que la muerte le acechaba y me oculté en su epidermis con un verso en la cintura; suponga que usted también sospechó tanta desgracia y por fin entre los dos ingresamos a la muerte enfermísima y nos dimos un doble en El Floridita.

Supongo que había un sinsonte picoteando su poema y que un guajiro sembraba cabezas de zanahorias; pero usted hizo en el lecho otro poema romántico y la muerte se emborracha con ocho tragos de sombras

44 · poemas y canciones para wichy ·

y un sinsonte sordomudo hace su nido de piedras.

De El último giro de la espiral, Ediciones Mecenas, Cien- fuegos, 1995, p. 33.

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MILAGROS GONZÁLEZ (Caibarién, 1944-La Habana, 1993)

CABEZA DE ZANAHORIA

A Wichy

Era una resonancia suave contra el conejo Buggs y Jules Renard en la que todos intuíamos ciertas implicaciones vegetales insistentes visitas de un pobre diablo adolescente que decía ser artista.

Llegaba casi todas las tardes de lluvia con su sombrero su levita oscura para contarte las más puras y lascivas historias de todos sus contramigos y proyectos (yo juro haberlo visto reír a carcajadas y blasfemar borrachos y desnudos).

Sobre todo yo amaba tu manía encantadora de regalar por cumpleaños a los tontos elevadores portátiles para alturas considerables. Tus lupas mapas artilugios embrujados de poeta

46 · poemas y canciones para wichy · pública desesperadamente enamorado. Los lápices afilados hasta lo inverosímil con que escribías cartas puntuales a Nerval con la extraña insistencia de que dejara a un lado las cintas los cangrejos como quien dice apuntarle la nieve de ese invierno terrible El estilo elegante con el que andabas por ti mismo tropezabas atendías la lectura de los últimos poemas escritos por los amigos conjurabas el insomnio maldecías a voz en pecho contra el más reciente Rusk aparecido (desde que te conozco sé que esa palabra quiere decir hijo de perra en inglés) y matabas una rosa cada mañana con tus huesos [ de humo poniéndole después los espejuelos al cadáver para que nadie lo advirtiera. Pero fue inútil. En realidad tú nunca supiste nada de la muerte insistías en que duraba demasiado y que podía ser en extremo aburrida. Creías rabiosamente en el poder de la sonrisa (incluso en la de Contreras que para mí siempre ha sido un poco triste).

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Dylan Thomas Guillermo Chagall [ y Jesús Díaz te advertían hincándote con sus trompas de césares vestidos de elefantes en las tardes con un fondo musical del Silvio aquel que todos inventamos y seguimos amando a pesar suyo.

En realidad yo pienso que esto ha sido una trampa un poco sucia porque Raúl y Pablo Armando lloraban como dos [ hombres que lloraban y yo me asomé a verte por si acaso te daba por salir a abrazarlos qué algarabía las flores la muchacha más viuda que hubieras deplorado. A tus pies tratando de pasar como siempre, inadvertida Ámbar estaba quieta en su cojín de niña pequeñísima y apretaba sus flores y sonreía entre lágrimas las dulces más remendadas lágrimas del mundo mientras yo le hacía señas que se callara que iban a venir Cuqui Felicia todo el mundo que se callara pues sería la culpable de que Víctor y Nelson [ decidieran leernos sus terribles poemas

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tuviésemos que matar al maldito conejo negro autor de esta broma estúpida y perversa.

Y ya lo sabes porque después fue igual que siempre aunque también estaba muy oscuro. La semana que viene te llevo mejor una natilla otra flor una campana el corazón de un escorpión mojado una virgen descalza que buscaremos todos donde sea yo no voy nunca fui yo llegué de los últimos pero te llamo y nos ponemos de acuerdo.

Por favor ponte al maldito teléfono y contesta.

10-7-85

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 23.

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ODA MÍNIMA A LA LEALTAD

A Raúl A Guillermo y a Wichy A Víctor

Y es que 40 mil años antes estábamos así, desnudos sobre este mismo muro jugando con este mismo tirapiedras tratando de matar el mismo pájaro.

1978

De Soportar las orugas, Editorial Letras Cubanas, 1986, p. 25.

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ANTONIO CONTE (La Habana, 1944-Estados Unidos, 2012)

RETABLO PARA WICHY

Los amigos acuden al convite de un muerto en su único estado posible, entre solemne y solo, entre profundo y místico aromado para siempre por un mar de palabras tan hermosas como su mano en el aire, despidiéndome bajo un cielo que había que ver, mientras dos muchachas se aferraban a nuestros [ ojos, temerosas de que escapáramos bajo aquel cielo cruelmente azul de mayo. Aquí quedamos los amigos para llorar o hacer cuentos, o recordar cada quien a su modo, cada cual a su abismo, porque el muerto era ubicuo como una ráfaga de amor e ironía, con su manera envolvente de mentir, hacer planes, y casi siempre contagiarnos de su ingenio; ahora nos convida a los amigos,

51 · entre el cuerpo y la luz · a los eternos deudores de su enorme cabeza de zanahoria, nos invita el poeta a que estemos con él, no en su extensa morada de tierra y frío, sino en la feria grande de la vida que modeló su verso, pero nunca sabremos la cantidad exacta de yerbabuena o de ternura que nos lega un poeta cuando muere. Excluyo, por inútil, toda evolución filosófica, todo intento de reivindicar o explicar una muerte. Sólo que es absurdamente del carajo, y posible, aunque el muerto haya sido un gran muchacho que siempre supo el santo y seña del problema; que amó, que jodió mucho, a veces lo jodieron, y escribió durante años con el espectro de John Donne y otro mundo de espíritus que rodeaba su casa a la santísima hora de encontrar la palabra definitiva. Aún puedo ver el sol encendido tras los alambres del teléfono; la ciudad es un canto coral de luces y aparejos que no repara en tu silencio, mientras el mar se escapa a otros países donde fuiste un transeúnte anónimo

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junto a la nieve y el deseo, un ignorado comensal de hoteles y espantosos caminos rociados con amores y desgracias. Aquí están, los amigos, estas líneas espesas son para ellos, para hacer más humano el convite del muerto, del poeta que nos deja, justo a la edad en que la cofradía ya comienza a morir de ausencia y aguaceros.

Julio-1985

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 14.

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VÍCTOR CASAUS (La Habana, 1944)

PRIMER PLANO

Para Luis Rogelio Nogueras

Lo he visto pasar más de una vez por el borde inferior de la pantalla entre el humo de la época y la indefinición de la [ película con su sombrero grueso el fusil y las balas cruzadas en el pecho batiendo ese aire violento [ de 1917 Por debajo se escucha una música que quiere ser [ grande pero no importa la música yo soy capaz de adivinar hacia dónde iba ese hombre saber qué palacio asaltó si pasó frío o hambre [ si durmió en una posta Está más vivo ahora pasando en la pantalla que cuando lo convirtieron en tinta para el papel [ que anunciaba año tras año las victorias que cuando lo moldearon en yeso para hacer [ las estatuas que señalan con un dedo hacia el cosmos

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Era mucho menos atlético que la opinión [ del escultor

Ahora pasa durante 40 segundos por el borde [ inferior de la pantalla No sé si sufrió si lo condecoraron Lo aplaudo

De De un tiempo a esta parte, Editorial Letras Cuba- nas, 1984, p. 51.

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ANTES DE ESCRIBIR UN TESTIMONIO SOBRE WICHY

Antes de escribir un testimonio sobre Wichy hay que terminar de tomarse esa botella /más bien semánticos exactos el contenido de esa botella/ tarnave riesling romania de etiqueta verde vino blanco frío bueno para el calor de este invierno que llega poco a poco a bahía y nada /es decir todo recordar otra vez al rojo en su traje de etiqueta juvenil eternamente joven lorbaironiano feliz /casi siempre feliz/ escéptico /casi siempre escéptico/ batallador sobre su máquina de escribir metido en su cuartico de o'farrill atolondrando las palabras con el ruido metálico de su imaginación imaginación que florecía en las líneas de su afilada poesía /que los tontos llaman pura/ y en los capítulos de sus novelas policíacas y en los guiones industriales de sus filmes capaces de llenar hasta el tope nuestras salas

56 · poemas y canciones para wichy · y en esa balanza de oro ese péndulo el rojo se reía qué dirán de mí los biógrafos mi socio pero era la misma manera de rasgar de arañar la piel /y si era posible un poco más abajo/ de su época y llegar a millones y a miles y a cientos y a uno uno por ejemplo que podía ser el comandante omar cabezas o mejor omar a secas a húmedas mejor de flor de caña omar testimoniante y social entrando al hotelito del eps en managua y diciéndonos diciéndole a wichy que enmudecía en mitad de la sonrisa diciéndole de memoria así omar Qué patético es el que intenta mirar con amor las cenizas del amor; Tan patético como esos payasos que, enloquecidos, en la noche, En medio de la carpa desierta, Contorsionan su cuerpo Y lanzan su voz estridente contra las gradas vacías. qué manera de conocer a un poeta personalmente lanzándole a la cara los versitos de su corazón /de nuestro corazón/

57 · entre el cuerpo y la luz · qué manera de admirarse aquellos dos hermanos y entonces a qué pedir mayor felicidad mayor felicidad que aquella en el borde delantero en la tierrita enorme de waspán donde les hablaste a los compas ...alegre de estar ahorita por primera vez aquí, con ustedes, los miembros de las fuerzas sandinistas y con los habi- tantes revolucionarios de esta pequeña localidad fronteriza. Yo voy a leerles un poemita muy pequeño, que está dedicado a mi hija. Los mayores saben que los niños, sin proponérselo, hacen poesía. Los niños tienen mucha imaginación, hay cosas que los niños dicen que para un poeta es mucho trabajo construirlas. Los niños, cuando duermen y sueñan, tienen sueños por lo general imaginativos, hermosos, y en esos sueños, desde luego, hacen poesía, para envidia de los mayores que intentamos escribir poesía. y se oye después el poema a tu niña /ambarina obsesión que te acompañaba aún en aquel camión que seguía los vericuetos de la frontera y en la atmósfera de puerto cabezas donde llovía siempre sobre los techos de zinc y en la madrugada de matagalpa

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/entre dos luces/ sufriendo y disfrutando como corresponde aquella aventura venturosa de contarles a los hermanos lo que pensábamos y lo que queríamos y compartir con ellos la belleza coral de una consigna y la íntima preci(o)sa alegría de una conversación nocturna apilados en el camión sin más rumbo que managua /a lo lejos/ y la oscuridad a lo cerca /media nicaragua debajo de las ruedas de este ifa/ media vida vivida en esa travesía /bien todo eso y más antes de escribir un testimonio sobre wichy después de hurgar una mañana en las páginas ya amarillentas /nunca amarillas/ de los primeros caimanes por estos días están apareciendo los testimonios de los fundadores y tú dónde estás /cómo te reirías de ese título el caimán y yo pensando que algunos hubieran preferido yo y el caimán o recordando al pobre juan ramón siempre con jota

59 · entre el cuerpo y la luz · aquí falta /aquí no va a faltar tu testimonio en los 20 añojos del caimán querido a pesar de que no estés y a pesar de que a veces fue el caimán el que no estuvo en el número 161 raya 81 aparecieron otra vez tus poemas /páginas diez y once/ precedidos de una entrevista con el título paródico de ¿y si gano mañana? mañana ganaste /siempre ganarás allí dijiste respondiendo a una pregunta Cada poeta cubano hereda un bosque. Si tiene talento y fuerzas, debe sembrar su árbol, pero sin perder de vista que forma parte de una tradición, que él es sólo una gota de agua en un océano. lo bueno lo mejor es cómo tú ayudaste a sacudir el bosque de modo que cayeran ramas partidas hojas inútiles rastrojos retóricos flores de papel de esas que se adhieren a la corteza original y mucha mucha hojarasca prendida con alfileres y banderas

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tú tenías razón a este y a aquel poeta al final no les quedará otro remedio que reunir sus sobras completas

entre trueno y trueno tú sembraste tu árbol amaste /por turno o a la vez/ a tus mujeres escribiste tus libros repartiste fulgor y brillo al punto que guillermo ahora se pregunta ¿es que ya nadie fabrica chistes en el mundo?

y es que haría falta subir contigo por santa catalina y detenernos frente a tus papeles apilados en los libreros que te rodeaban la vida /o con los que tú rodeabas la vida/ y terminar de tomarnos esa botella /más bien semióticos precisos el contenido de esa botella tarnave riesling romania de etiqueta verde vino blanco frío bueno para escuchar /una a una/ tus coplas malditas

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, pp. 12-13.

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JESÚS COS CAUSSE (Ti Arriba, Alto Songo, 1945- Santiago de Cuba, 2007)

RETRATO AL ÓLEO

A Luis Rogelio Nogueras

En la pared del tiempo este místico retrato al óleo.

Un anciano y un niño, al fondo, la noche.

El anciano y el niño conversan. El niño toca la cítara sentado en las piernas del anciano.

Qué lengua. Qué lenguaje los comunica si el anciano camina hacia la muerte y al niño lo espera la vida en la ventana.

Como si el crepúsculo cayera sobre el corazón así, como una quimera.

El horizonte, un pedazo de metal.

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A lo lejos, un velo de polvo los envuelve.

El anciano y el niño se despiden.

¿Volverán a encontrarse?

De Concierto de jazz, Editorial Oriente, 1994, p. 17.

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LINA DE FERIA (Santiago de Cuba, 1945)

II. EN LOS TÉMPANOS DE HIELO...

a Luis Rogelio Nogueras en los témpanos de hielo la complicada forma circunvala por la estepa del noctámbulo. no es un vacío de estirpe dañina sino el de Jack London de la estepa suprema. Wichy Nogueras eres TAYACÁN VENCEDOR DE LA MUERTE. eres el olmo la ciguaya el Cantar de los Cantares prometido con tu pelo rojo como el lirio de la muerte rojo como el de la infantil cabeza cuando la penumbra no es aprobada por el agua. con tu mango

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que eternamente comías como si Saturno te indujera.

recojo tu silencio tu candidez de hombre en botines de madre del exilio que lograba besarlo allá en el Erie y el Notario pero tú de la Isla como el dágame la esquinita de la Catedral citadina.

a veces lo que recuerdo más es aquella manera de abrazarme sorprendida inacabablemente sorprendida mientras el ómnibus volaba hacia el fin de la tierra.

De El libro de los equívocos, Ediciones Unión, 2001, pp. 11-12.

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JORGE FUENTES (La Habana, 1945)

TODAS LAS NOCHES SON AQUELLA NOCHE

A Wichy Nogueras

Todas las noches son aquella noche en que le mordió la muerte. En las calles que no reconocería nos vence el asombro, el polvo de aquellos años finalmente terminales. Aún estamos al lado de su cama, pegados a una suerte de mosquitero, esa sensación de velo no nos va a dejar nunca. Hay el olor de las medicinas y otro que debe ser el de la muerte, su expreso deseo de estar solo torna insoportable el momento, no quiere ver a nadie, ni acepta más claridad que la de la sombra. Sin tregua, sin cetro, sin paciencia, el más jubiloso escaldo se convierte en nada, en esa noche que siempre se repite se fue, y cuántos asuntos pendientes han quedado.

Inédito.

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SILVIO RODRÍGUEZ (San Antonio de los Baños, 1946)

CANCIÓN DEL TROVADOR ERRANTE

A Wichy

Fui un trovador errante sombra por caminos sin almas Mis riquezas fueron aquellos sitios donde aprendían mis canciones quienes me las mostraban vagabundos alrededor de sus hogueras iluminaciones de cirqueros y perros donde me convertía en una chispa transitoria disuelta en las remotas antífonas que saben las cigarras Mi patria era la intemperie los acosados campos de clorofila elemental y fauna en eclosión pero también era ceniza miércoles de lloviznas masticando la hogaza sucia y nutritiva que comparte el proscrito ordinario risueño y colosal entre las tibias ocasionales piernas de un cisne amaestrado

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Fui un trovador errante y ahora tras el paso del tiempo soy quien enciende las hogueras quien convoca luciérnagas y sabe el nombre de la chispa que salta de la crepitación hacia la noche cometa de un universo diminuto donde mi mano es la de Dios quiero decir la de un colosalmente viejo vagabundo con la mirada puesta en los senderos con la memoria abierta a la única riqueza que le espera Susurraré mi historia a un trovador errante sombra en busca de almas para que la reparta junto a los fuegos ocasionales tibios que depara el camino a todos quienes sueñan con un cisne salvaje.

1994

De Cancionero, Editorial Letras Cubanas-Ojalá, 2008, pp. 372-373.

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LA TONADA INASIBLE

Ama al cisne salvaje LUIS ROGELIO NOGUERAS

Hace quince segundos que se murió el poeta y hace quince siglos que notamos su ausencia. Creíamos entonces que estábamos de vuelta, cuando faltaba tanto de ausencia y de poeta. Hace quince milenios se nos fugó el poeta dejándonos sus viudas y su niñita eterna. Brindemos por su verbo, por su roja cabeza, hermanos de la sangre vertida del poeta. Por él sus adversarios no olvidan, mas celebran, y por él sus amigos, como quiera que hoy sean, se juntan nuevamente

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por sobre sus miserias, convocando a este muerto de la salud perfecta. Hace quince silencios y otras muchas tristezas quién sabe qué diría su voz de inteligencia. Por eso un cisne canta, prófugo en la floresta, la tonada inasible que despertó el poeta.

1995

De Cancionero, Editorial Letras Cubanas-Ojalá, 2008, pp. 403-404.

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GILBERTO GONZÁLEZ SEIK (Holguín, 1947)

CLANDESTINOS

A los combatientes anónimos del MININT A Luis Rogelio Nogueras

Empiezas por saber que tu reloj pulsera está sincronizado con otro reloj pulsera; que el color de tu gabán o la chaqueta te identifican en un determinado sitio del mundo; que debes montar en el taxi señalado o te perderás para siempre en el país que no conoces; que tu habitación es el lugar más solitario de la vida. Empezarás por conocer que nadie podrá llamarte como en el barrio y que a partir de entonces, un gesto, una palabra, podrá ser localizada por una computadora, y tu historia ser un caso acabado para siempre.

Tu defensa es la memoria, un recuerdo en que aferrarte, para saber que has sido el hombre común que ha marcado su tarjeta en el trabajo, con un espacio para el almuerzo

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y una cita a la que ella nunca llega tarde.

De El azul es también color de fuego, Dirección Pro- vincial de Cultura, Holguín, 1987, pp. 61-62.

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NELSON HERRERA YSLA (Morón, Ciego de Ávila, 1947)

APROXIMACIONES EN TORNO A

A Luis Rogelio Nogueras

Estuve leyendo poemas todo el día; quería saber qué se escribe en estos tiempos. Encontré montones de versos sobre el fuego de tus ojos, el peso de la no- che, los ángeles (todavía los ángeles), el candor suave de tu piel, jinetes blancos como espumas, la soledad, el otoño (allá el país que tiene otoño), la vigilia, el in- somnio, y otras cosas más, en cientos de páginas de revistas y libros, que parecen escapados de esta rea- lidad inmediata que es mi patria, como si quisieran añadir otra realidad.

Llego a pensar que la poesía acabará por morir si no dice las cosas de su tiempo. Porque los niños, cuan- do crezcan y pregunten qué hacíamos nosotros todos estos años, dónde andábamos metidos, ¿qué le dire- mos? Los historiadores, mañana, buscarán en nuestros versos algún dato también, algún indicio que les ayude junto a montones de periódicos, revistas, ensayos, en- trevistas. ¿Qué encontrarán?

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Eso me pregunto y no hallo lugar para demonios, ujieres, pianos con sombreros, pavorreales, el pez sin corbata, o el milagro silenciosos de tus ojos (¿el mila- gro silencioso de tus ojos?) No hallo lugar en ese inex- plorado espacio de la poesía del porvenir.

De Escrito con amor, Editorial Letras Cubanas, 1979, pp. 78-79. Existe una versión anterior titulada “Cosas de la literatura” en La tierra que hoy florece, Departamento de Actividades Culturales, Universidad de La Habana, 1978, p. 42, (Premio 13 de marzo, 1975).

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IMITACIÓN DE CABEZA

A Luis Rogelio Nogueras

I

Lloro por el amigo que se va, que nos dejó en vida como un perro completo ladrando su muerte en voz baja, en las esquinas de mi corazón con pan y lirismo bajo el brazo. Mala vida que voy a vivir con mis ojos mojados, mi espalda al cielo de la invención mi poesía triste como estoy de tanto quererlo, de tanto creer en su buena suerte, en sus mujeres y epitafios, en su eterno juego de palabras que me confunde cuando estoy solo: ¿será su muerte la vida que me falta por vivir? ¿será su vida la muerte que ya empecé a morir? Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos nadie ha muerto en julio entonces, ese día en que bajaba a la tierra a escribir cuanto quiso. Era un rubí perfecto el amigo: ¡cómo brillaba sobre los muros de la ciudad, en los aeropuertos de lujo!

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Nadie le hizo tanta falta como ese aire [ que respiraba por ahí y que se perdió en el último minuto: la mano de su padre en la cabeza de zanahoria, la mano en busca del dolor, del aire que se va, que se va el amigo y me deja como una rama seca, como una silla vacía, con vergüenza y miedo y la fragancia elegante de quien ha gozado su época. Estamos muy solos para que alguien se vaya así no más de un portazo franco: ¿a quién imito ahora? ¿A quién bailo, a quién poema, a quién persigo de lo lindo para reírme y llorar en el cuartel? Estamos muy solos para que escape una estrella, para que el poeta se pierda en el tragante, para que un amigo sea noticia de primera plana. Están muy solas Madrid y Nueva Delhi, estamos muy solos Moscú y Caracas sin su atmósfera, sin su cumpleaños, sin sus creaciones eruditas, sin su eternorretornógrafo, sin sus epigramas para burócratas y poetas, sin sus entrelíneas [ de azogue, sin sus herejías de pasillo y restaurant. Solo la triste locura de la vida se me para delante, me pide café, cigarros en el sitio en que tan mal [ se está, cayéndome una lágrima del ojos y no puede ser, no puede ser que esté viajando sin que yo lo sepa, no puede ser que se haya ido volando

76 · poemas y canciones para wichy · en el armario de Joyce, en la escobita de Borges hacia otro planeta donde lo quieran más que aquí.

II

Viajo a otros países y encuentro tu azogue subiendo hasta romper, tu soledad en cuadritos, en tickets [ de metro, bella muchacha que mira, que me examina hasta morirme, desde esa sombra en que tú estás ahora junto a ella como el ángel de su guarda porque siempre quisiste ser el Santo Ángel de la Guarda de todas las muchachas, de todos los poemas perfectos que se han escrito antes que tú porque la poesía comenzaba en ti a reescribirse nuevamente de una manera bella y pura, tallada con delicadeza con precisos instrumentos que solo tú conocías. Viajo por otras avenidas, puertos, riachos, me acuesto en la hierba extranjera a soñar con [ la muerte, con el diablo de la muerte, con el pájaro del deseo que aleteó en tu noche, con esos cisnes ingenuos [ y mudos que comprabas en las carnicerías de París. Entro en las cafeterías y boutiques y te veo garabateando nuestra vida común con bisagra al pie, con un poco de Lancome, espejitos indios, puñales [ árabes,

77 · entre el cuerpo y la luz · columpios derretidos por tu pluma, arena de Gobi, máscaras de Venecia y una cadena de oro al cuello sin que nadie te descubra, sin que nadie te saque de ese sueño que inventaste para estar despierto, de esa tierra con sombrero, sin oficinas por supuesto, casi sin [ memoria como una página blanca adorable jamás escrita. Recorro los parques de Vietnam y te sorprendo en tu avioncito de papel comiendo naranjas [ de Jagüey.

No dudo que estés ahora en todas partes como un dios particular. No dudo que viajes tanto [ para vivir y no morir nunca, ni que te hayan perseguido y que por eso estás aquí con las manos sueltas haciendo del pasado una llamita en tu sabio corazón de azúcar, ese que subió a las montañas de Nicaragua para clavar su flecha y su carcaj. Viajo para saberte vivo aún, para saber si ya no hay tigres de cuello y corbata persiguiéndote, mirándote demasiado como se mira [ a un desconocido en un aeropuerto en el último país del mundo.

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III

Con tu traje de rumba, tus maracas cubanas en la mano y el bigote pintado con carbón. Ah, y esos ojos por donde entraba tanta luz entonces, incluso la del flash electrónico que te dejó clavado en la escalera de mármol [ y fiesta. Con toda esa inocencia quédate ahí. Espera que pase todo, todo, todo.

De Pájaros de pólvora, Ediciones Unión, 1998, pp. 46-48.

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TODO DUERME MENOS TU NOMBRE

A Luis, a Rogelio y a Nogueras

No vivimos el tiempo necesario para arrancar [ una flor, un espejo, un astro, y colocarlo en su tumba. Ni canciones silban ya [ los jóvenes Por ángeles como él que liaron bártulos, adiós, [ dejando todo escrito. ¿Adonde fueron con sus fragancias los Luises, con [ ese aire universal en el pelo, olorosos a palabra nueva, a creación danzando De revista en revista, macerados en libros que me acompañan hoy En medio de tanta oscuridad, raros como la noche estrellada? ¿Qué países habitan los Rogelio, solitos como andan sus almas por ahí? ¿Qué leyes dictan desde el sueño a nosotros, aquí rodeados de penas y olvidos

80 · poemas y canciones para wichy · desde que nos dejaron plantados a la orilla del mar? Nogueras no terminó de voltear todas las cartas, de palabrear las calles Maltratadas por Dios en esta isla ululante, de purgar sus mieles En cada página entintada de celebraciones porque se fue, se fue, Y me dejó sin aliento para enfrentar la mañana siguiente a su partida. Coléricos mundos, bravos ríos se precipitan sobre mí Al recordar sus manos de seda blanca: escribe, [ escribe, me gritaba en los hospitales Sobre sus huesos carcomidos. Escribe en una [ nalga de mujer, Sobre paredes desconchadas, autos, sobre [ lágrimas de hombre que escribe. Para eso nacimos, Nelson, aunque no haya cebollas Ni sabores posean las frutas en su destierro. Escribe, Nelson, me decía al oído Ya exánime, bebiendo una taza de café amargo destilada por Guillermo.

Diosito de cristal que era, piedra ámbar en la ciudad ruinosa, Jade rodando sobre la espuma frágil. Que se fue, Neyda, lo sé, pero ¿alguien sabe dónde? ¿Quién lo recuerda ahora entre tantas ficciones y

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aplausos, Entre homenajes que no van a parte alguna, [ iluminado él de dolor? Ciego camina hacia el corazón de un poema, no ve nada, como Borges, Se vuelve hermoso cuando ya nada respira. Todo duerme menos tu nombre, escribió Paulo Leminski en la Torre de Letras. Por ahí revolotean sus alas, por ahí sus ojos brillosos saltan En el parque que atravieso un domingo sin saber qué hacer, Ese triste día que lo recuerdo bajando a la tierra Mientras los teléfonos de la ciudad lloraban y las nubes desaparecían mar adentro. Denme una sola razón para caminar en medio de este silencio general Que lo hace célebre, único, extraño al paladar, solo, Sin una flor sobre su tumba, sin una canción, Sin esa luna que deseo apedrear con mis dos manos. Ah Luis, Hey Rogelio, Oh Nogueras, qué hermosos entonces escribiendo finalmente. La puerta se cerró detrás de ellos y nunca más volvió a aparecer.

De Violín de Ingres, Editorial Letras Cubanas, 2011, p. 71 y 73-75.

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Una nota precede al poema: POST SCRIPTUM: “Wichy no fue un artista en el sentido rígido del término; es decir, no creaba obras consideradas «de arte». Sin embargo, dibujaba cons- tantemente cuerpos, rostros, flores, paraguas, autos, sobre papel, o interviniendo fotografías de él y de otros. Lo cual no lo convirtió en un artista como abundan tantos hoy, sino en un ser inquieto y apasionado de la creación, así, a secas. Por otra parte, muchos de sus poemas y textos en prosa tienen un componente visual muy fuerte, incluso cinematográfico. De ahí que siem- pre lo recordaré de variadas maneras, como en esta especie de coda a un cuaderno en el que creo él no debía faltar”.

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ALBERTO SERRET (Santiago de Cuba, 1947-Quito, Ecuador, 2001)

POR QUÉ NO DICEN LA VERDAD, POR QUÉ

Para L. R. N. en memoria

¿Por qué no dicen la verdad, por qué no le hacen justicia en sus versos de mierda? Que reflejen al hombre que fue, con todos sus defectos colgando de la cuerda.

¿Pensarán que le honran más por eso? O acaso no merece que impongan su estatura y que caiga el cuerpo con su peso real, lejos del aire y de la sepultura.

Por qué no hablan de sus frustraciones, de la discreta, húmeda perversión que dolía y lo llevó a escribir poema tras poema.

Si se murió a deshora, o de áridas canciones, al menos que respeten la elegía de su memoria y su obra que reverdece y quema.

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Y si hay que hacer discursos a su nombre, sobran elogios, falta la miseria del hombre.

De En plena desnudez, Editorial Letras Cubanas, 1988, p. 23.

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RAÚL HERNÁNDEZ NOVÁS (La Habana, 1948-1993)

EN LA MUERTE DE UN POETA

Silence like a cancer gnows SIMON & GARFUNKEL

Ya la roja cabeza no levanta su desenfado al impasible cielo y en la turbia región del asfódelo corta el perfume de la flor y canta.

Cuando el silencio nuble la garganta y apague la mirada con un velo, el ave roja internará su vuelo hacia su centro crecerá la planta.

Irá en sí mismo, sobre quietas hondas, a la raíz de los amados seres. Y el framboyán incendiará sus frondas.

Y tú, muerte catrina, ¿cómo quieres a quien te desdeñó con risas hondas y al que te ama desdeñar prefieres?

De Amnios, Selección de Jorge Luis Arcos y Norberto Codina, Ediciones Ateneo, La Habana, 1998, p. 288.

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LUCÍA BALLESTER (La Habana, 1949)

ALGO

a Wichy

en este poema hay algo de amor lo advierto algo del público secreto de estar triste insospechadamente triste por ti y por todas las palabras y todos los lugares y todos los abrazos y todos los amores que tú amaste

De En la décima noche de Saturno, Ediciones Extramu- ros, La Habana, 1992, p. 4.

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MARILYN BOBES (La Habana, 1955)

VARIACIONES SOBRE UN CISNE SALVAJE

A Robinson Jeffers y Luis Rogelio Nogueras, que pusieron el tema.

Teme al cisne que canta. Libera de su alquímica belleza al doliente plumaje: la insolente blancura de su cuello entre tus manos ásperas. Tiende un claro de sueño entre la hierba y el inmóvil estanque. No le pidas que vuele ni le entregues el don de tus presagios. Quiere al cisne inventor mas desconfía de su mansedumbre y ama a un cisne salvaje.

De Hallar el modo, Editorial Letras Cubanas, 1989, p. 37.

88 · poemas y canciones para wichy ·

LUIS CARLOS SUÁREZ (Manzanillo, 1955)

LA CASA DE LOS SUEÑOS

A Luis Díaz y Luis Rogelio Nogueras

Alguien se desploma en mi lugar, dicho así, como si lo dijera cualquiera, pero no importa: soy otra mordida de la fruta, la otra mejilla de las cosas como una fiebre una piedra en zapato o el llanto de guitarras en la noche. Alguien desde la ventana me odia, pero también puedo odiarlo, poner a derretir el plomo del mundo y darle una gota, aplacar su ira donde los camellos respiran al sol como garabatos confundidos en el viento. Pobre de mí si no padezco, si no he tenido un lugar donde llorar ni un paraguas contra la lluvia que desviste los bares

89 · entre el cuerpo y la luz · y deja como resaca en orillas vasos en que bebieron mis semejantes, colillas por donde empezó la muerte. Tengo el fuego de ser lo que no quiero, la duda de estarme estirando como una lámina quebradiza, de que algo se acaba en mí y no me aterra. Soy un viajero robado por el tiempo, una piedra en la orilla. De nada valen mis poemas, perseguido por las huecas masas de las campanas del mundo. Redoblarán para que sepa que soy bronco como el pan y que el hacha vendrá a derribar palabras que sueño cada día. Estallaré dejando palomas, manos abiertas esperando, esperando. Soy casa de los sueños, un tigre que huye de las flores, el agua de los ojos de mi madre muriendo lentamente. Y yo aquí, como los dólmenes —que están y nadie entiende sus mensajes—, entre cantos y palabras filosas, sonatinas a la luz de un farol, con los amigos que escriben cartas y versos, trazan parábolas sobre el viento y dejan nostalgias en los manteles. Pasan los daños y alguien no está,

90 · poemas y canciones para wichy · se fue, soplo de canela, a perfumar la ausencia. Luis escribe poemas en su tumba, no con la mano de tocarte, pues su ausencia nos dicta. Reímos y bromeamos, nos envidiamos la casa, los papeles. Pero qué sería sin sus fantasmas deambulando en el cuarto del hotel donde duermen afiches y constelaciones, mensajes a Isabel amando en la distancia. He salido a la luz del día, me asustan palomas en el parque. Hay que estrenarse en eso de mirarlas; quizás nadie nos dé receta para vivir. Es posible que haya que escuchar un poco más, voces del maíz y la albahaca, esperar más las madrugadas, escribir del llanto de tu semejante que le tiene terror a los vitrales, oír la voz de esa muchacha en la distancia. Porque, si no lo saben, los poetas también se vuelven locos. Todos conocen que los poetas ponen la noche boca arriba, levantan copas y su amenaza a la luz del mundo. Siempre confunden aleteo del ave en atardeceres, torres azules cayendo útiles como Nazim.

91 · entre el cuerpo y la luz ·

Quién duda que parado sobre la cabeza de Nazim se ve mejor el mundo. Quién duda la ausencia de Urondo. Es escalera para descubrir la cara oculta del amor. Dónde estás, Luis Rogelio, que no sea cavando en silencio con pico de sueños y verdades, caminando tantas vidas. Cansan las perchas vacías en este hotel donde nadie pregunta por mis manos ni bebe el agua de mis ojos. Me cansa el desamor de estas gavetas, el aire enfría la voz del nica amigo, el lamento del agua sola, marca del café sobre la mesa. Abriré puertas para penetrar al mundo; me confundiré hasta el final entre las gentes que marchan al trabajo con sus penas y olores, y con ustedes —y con todos— caminaré.

De El regreso del guerrero, Editorial Letras Cubanas, 1996, pp. 51-54.

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PEDRO LÓPEZ CERVIÑO (Santiago de Cuba, 1955)

INFLACIÓN

A la memoria de Wichy Nogueras

Un caballo anaranjado y verde hace saltar esquirlas en su carrera abrupta sobre los adoquines. Aprieta el corazón en los ijares y anuncia que habrá función a las ocho para grandes una peseta, los pequeños un medio.

Siguiéndole los pasos va un payaso malabarista de su propia vida con dos platillos de gelatina que hace sonar en medio de la orquesta.

El de la cuerda floja sobrevive entre los elefantes y las jirafas y la mujer alambique se desnuda sobre los hombros del más forzudo del mundo. Un mago con su sombrero lleno de libélulas completa el desfile de los saltimbanquis.

Al final como olvidado marcha un viejo león empujando torpemente su jaula de mimbre entrelazado.

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Un tropel de chiquillos con su algazara impide oír

que acaban de subir el precio de la entrada.

De No se puede matar al timonel, Ediciones Extramu- ros, La Habana, 2002, pp. 34-35.

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MANUEL GONZÁLEZ BUSTO (Sancti Spíritus, 1957)

EBRIEDAD DE LOS CREDOS

Para Luis Rogelio Nogueras

I

Tras el cristal nadan los peces. Para serles sincero no tengo peces ni cristal. Sin embargo, nunca he de- lirado una noche, tan solo una, sin la fulgidez de los peces tras el cristal.

II

No sé cómo estando muerto puedo escribir. Yo morí en el mismísimo instante en que dejé de amar y ser amado.

Ya estoy harto de inventarme. Por favor, dejadme ser a plenitud lo que soy: un cadáver terriblemente lúcido, que sueña desde el polvo, gritar humanamen- te lo que siempre le prohibieron, a pesar de ser un cadáver tan lúcido y cordial.

De: Ebriedad de los credos, Ediciones Luminaria, Sanc- ti Spíritus, 2005, pp. 51-52.

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ARMANDO SUÁREZ COBIÁN (Antilla, Holguín, 1957)

LA YERBA NO LLEGA A CUBRIRLO TODO

A Wichy y te sigue persiguiendo aunque no mires te sigue persiguiendo. entre el sentido y el ojo está el pasado entre el cuerpo y la luz corre la sombra. se van haciendo breves los contrastes 10 cuadras de sol no alcanzan para medir lo que tuve quiero pensar que sumergirme no es perder [ los sentidos. es verdad que esta noche no podré besarle el cuello a la muchacha vestida de azul pero sé que soy ágil los he estado mirando detrás de los cristales tengo unas piernas largas y rojas como mi cabellera y una vida anterior. he volado hasta aquí sobre el lomo de un cisne que me prestó sus ojos para verlos pactar haciendo trampas no soy ni una ilusión óptica ni el cuarto elemento detrás de los cristales está la cara del rey despojado de sí condenado tres veces por rey

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por sátiro y por mendigo bonita manera de jugar ya sé que no voy a morir tan brevemente.

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 18.

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OSVALDO SÁNCHEZ (La Habana, 1958)

LOS CISNES DE JAFFA

A Wichy

Un apartado encierro en las hierbas bajas. Agua inmóvil, como nadie que pueda ser él y un denso tardío sin ahogarse. Basta un gesto ausente de este animal perjuro. Contagiado en la brisa sólo por el gusto de borrarse en otro. Embebido en el alba, el enfermo inventa su cisne para atravesar el día. Sobre el pecho del niño, la huella de un pájaro [ extraño. Lo que estaba prohibido. Desearlos tan de cerca, no quieren ser recordados. Animales sedientos se desploman sin pedir paisaje. Abandonan con un graznido inicuo la orilla [ imprecisa. Ah, labio helado de este placer niño. La niebla no borra el cadáver. Delta frente al oquedal; esa certidumbre impura de lo que solo se posee a distancia. Un apartado encierro.

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No se sabe si va con nosotros. No se distingue si empina su cuello enfangado amándonos con la rielada ausencia del animal [ cenizo que no quiere ser nadie, ni que nadie venga, ni que haya tiempo para ser recordado.

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 15.

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FRANK PADRÓN NODARSE (Pinar del Río, 1958)

DE NUEVO EL CISNE

Para Wichy, claro para Jeffers que puso el tema, y le suenan los oídos de tantas variaciones.

¿Y si al ser tuyo, descubre que no muere? por el contrario: que es bella esa laguna por la que antes, paseaba indiferente que tiene otros colores y calores renovados cada tarde de verano Si al volver la cabeza tú que no te has escondido entre la hierba descubres un guiño cómplice desde su cuello que te invita a seguirle a poseerle Y si no te has tragado tu amor imposible pues sabes que en amores no hay realmente imposibles porque el amor es justamente esa vara mágica que hace polvo el prefijo

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y si acaso hay caminos diversos y atajos y afluentes Y si por último han descubierto ambos aunque sea al final del estanque allí donde el agua forma tenues remolinos que él no era en realidad un cisne salvaje sino uno tiernamente doméstico manso nada ajeno cercano feliz.

5/5/89

De Miocardio culpable, Ediciones Extramuros, La Ha- bana, 1991, pp. 6-7.

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HACE TREINTA AÑOS, O MÁS...

Homenaje a Wichy Nogueras

Hace treinta años o más a esta noche sin ti, sin encontrarte, la llamaría [ desoladora, pero hoy, simple noche de 1984 en que no por eso dejo de estar sin amor y sin ti, en que no te encuentro, la llamo tan sólo fría noche de verano, nochecita torpe que ha cerrado sus tempranas puertas después que he tratado de vendar con esta inevitable hemorragia de esperas (¡qué prosaísmo!, pero bueno, este es un poema coloquial ) Hace treinta años, o más, diría que “voy al fin del mundo” o “al centro de la tierra” para hallarte cuando de sobra sabes que si acaso puedo recorrer un par de calles o inspeccionar en vano el lugar de la última vez. Hace treinta años o más

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yo seguiría esperando tu sonrisa, pero de seguro iba a describirla como “la cosa más linda del mundo” o “un estupendo sol derretido de sueños”, algo por el estilo, ay, tu simple sonrisa tu sonrisa sencilla de animalito tierno descubriendo a los dos desde algún sitio. Entonces, hace treinta, cincuenta o cien años hasta ahí llegó la poesía o por ahí empezó, porque en ese minuto pasará lo de siempre, que a dos los reseñe un romántico, un posmoderno, o un fiero iconoclasta armado hasta los dientes, que dos, dígase como sea, se empezaron a amar.

1990

De Conversación en la luz, Ediciones Holguín, 2006, pp. 32-33.

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ALBERTO VITAL (Ciudad de México, 1958)

ATRIBUIDO A UN REY

A la memoria de Luis Rogelio Nogueras, maestro en el arte de las atribuciones.

A Waldo Leyva, finísimo poeta, por quien conocí a Nogueras.

Que mi gran presencia irradie una luz que no conocía nadie. Yo soy Salomón. La corte asiste, una niña canta, mis criados me acercaron cetro, fogón y manta. Yo soy Salomón. La niña acoge en su costado la luz de las antorchas que han iluminado desde siempre mi palacio, émulas de mí, mis hijas. Soy Salomón: lo he sido. En mi fama ya están fijas las historias que me serán atribuidas como si hubiera gastado diez o doce vidas. (Tal vez las tuve de joven y adulto. Ahora mi cuerpo es objeto de culto.) Soy Salomón. Cuerdas y coros acompañan a la niña y la noche poco a poco se encariña con los versos, la doncellez, la dulzura, el arpa. Hacia mi corazón y hacia mis ojos zarpa una suave sensación de futuro. Yo soy. Lo sé. También aquí trasciendo: pleno y puro

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me alzaré con la armonía que una milenaria sabiduría decantó en esos párvulos labios y que la eternidad habrá de atribuirme sabiendo que fui justo y que fui firme: por vez primera oigo los versos sabios que algún escribano, todo zalema y nervios, pronto intercalará entre mis proverbios. Que mi sola ausencia irradie una paz que no conocía nadie.

De estepais.com/site/?p =35105

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DAÍNA CHAVIANO (La Habana, 1957)

CARTA DE AMOR A UN POETA MUERTO

a L.R.N.

Yo estoy triste y tú estás muerta... J. C. ZENEA

Amor mío: No hay un solo minuto de esa luz que termine cada paso que comenzaste. No eres tú la piel que los amigos dijeron: carcomida carne a punto de morir. Mi voz toca a rebato el canto del viento entre las tumbas. Por eso no quiero hablarte del sol o de la vida. Esta noche lleva el sello de un tálamo sangriento. Sobre mi cuello traigo tu corona de muerte y aquella luz... Recuerdo muy bien tu voz, la sombra de las pecas en tu espalda y una lista fugaz de perversiones fraguadas junto al oído. Oro de dioses tus ojos cuando llameabas entre mis piernas murmurando el holocausto final.

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Todo aquello que amaste se ha perdido: esa antigua lujuria que solías devorar con la misma elegancia de tus versos. Todavía busco en los textos aquel sueño [ del profeta: mil años atrás te perdí, mil años después te veré.

Amor mío: dondequiera que estés: Cobija el recuerdo de cada pacto mordido en la oscuridad del tiempo. Conserva tu memoria hasta la próxima vida; quizás en otro cuerpo volvamos a encontrarnos... Siento el paso de mi boca sobre tu nombre [ inmenso. No te engañes. Yo no existo. Tú te has ido y yo me he muerto.

De: Confesiones eróticas y otros poemas. Editorial Be- tania, Madrid, 1994, pp. 35-36.

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ALFONSO QUIÑONES (Manzanillo, 1957)

HISTORIOGRAFÍA DE UNOS VERSOS MALOS

Con Wichy Nogueras

El poeta escribe unos versos a la mujer lejana. El editor vacila publicar o no los versos que el poeta dedicara a la mujer lejana. El linotipista se aburre con los versos de los que vacilara el editor y que el poeta dedicara a la mujer lejana. El vendedor de libros comprueba que el libro con los versos que aburrieron al linotipista ante los que vacilara el editor y que el poeta dedicara a la mujer lejana no es de la atención de sus lectores.

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La mujer lejana publica un artículo donde critica hasta la burla los versos infames que el poeta dedicara a la mujer lejana.

De Cuarto alquilado, Ediciones Unión, 1989, p. 18.

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ZOE VALDÉS (La Habana, 1959)

TODO PARA UNA SOMBRA

Para Wichy

Yo también te amé porque conquisto magos, hermoso detective. Te amé como la más traicionera, como te amó la mitómana, o como aquella que abortó delante de ti, en un inodoro de otra galaxia. Yo también te abracé entre collares y colonias [ Ca d'or, y entre discos pequeños que nunca sonaron, y te amé como todas o como ninguna. Aquella vez entre luces y copas de vino, –porque fuiste tú quien me enseñó el vino– yo sabía que aquella vez me temblaron los labios, y que tú los entrelazabas con tus piernas, así de alguna manera la anorexia de Gide me salvaba. Y tu mano se quedó sombreando un beso en el espejo, y el diccionario de la muerte desapareció cuando yo le mordí tu huella. Hubo cacerías del gato al ratón, y ganas de cortarse la oreja sin la barba profunda de Van Gogh.

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Y recuerdo tu cabeza bien peinada, y el asco al agua con la que colaba el café, y tu sonrisa que abría un agujero de dientes olorosos en el universo. Yo te amaba platónica y desaforada, aunque mi cuerpo no se quemó en tus fotografías, y me mordía las uñas leyendo tus poemas, mientras tus chistes partían la tarde. Yo me reía y por eso te amaba, y hay muchachas modelos y corrompidas, listas para ser regaladas preferentemente pelirrojas. Por ti estuve a punto de teñirme los cabellos, y de cerrarme el ombligo con almidón. Yo era tuya como se es junto al primer novio en el cine, rezaba para que la página no se te quedara en blanco, y te mostraba la punta del bloomers cuando leías versos dedicados a Maud –hasta de ella estuve celosa, de esa chiquilla gélida dentro de mí–. Yo te perseguía de viaje en viaje, como una vikinga detrás de su marido, y también te adoré como Milena: escuálida y morbosa. Y me dolió la cabeza cuando te miré de cerca, era un mareo finísimo del siglo XIX, pero tú eras un muchacho moderno en tu jacket [ de nylon. Tú eras del dos mil, aunque a ratos te me parezcas a Lorrain, y entonces huelo la acetona con gusto de heretómana. Recuerdo con mínimo detalle la blancura [ de tu pantalón,

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el sonido de tus zapatos, el modo de abrir la reja. Yo te amaba burlándote, yo te amaba cruel y fatal, y en este mismo instante tengo unas ganas [ de verte como nunca. Aparécete, eres el único fantasma que no temo, tú que me dijiste que la muerte es un aposento [ cerrado, yo cierro las puertas y apago la luz, ven, encaja la punta del paraguas en el cuello [ de esa estrella, déjame decírtelo, amigo mío, nadie puede vivir sin ti: “quién sabe si...”

De revista Casa de las Américas, no. 168, año XXVIII, mayo-junio 1988, pp. 53-55.

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FIDEL DÍAZ CASTRO (La Habana, 1961)

NO BUSQUES LA MUJER

A Wichy Nogueras

No busques la mujer de una canción, en mi reverso están sus apellidos; su silueta es un astro que no he hallado y quién sabe si el rostro lo he leído.

No busques la mujer de una canción, me acaba de pasar por otro siglo rozando la guitarra de un tirón con los ojos del mundo en un suspiro.

No busques la mujer, ya se ha esparcido abrazando una Habana que regresa más allá del secreto de la piel donde ha tallado un trillo en la maleza.

No busques la mujer, ella no reza, vaga por la ansiedad de un alarido; cuando sospecho el fin, ella comienza susurrándole al mar otro sentido.

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No busques la mujer que me ha llovido, no me espantes su vuelo en una queja, no pretendas salvarte con su olvido, busca al cisne salvaje que se aleja.

12-11-1995

De CD La voz del Diablo Ilustrado, de Fidel Díaz, in- térprete Roly Berrío, EGREM 2008.

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EDUARDO DEL LLANO (Moscú, Rusia, 1962)

A LA MANERA DE L.R.N.

De no ser por ti, mi diario rezaría: “nací el 9 de octubre de 1962 y desde entonces no he hecho nada relevante”. De no ser por ti mis amigos se ahorrarían el vacuo pavor de leer los malos borradores de las malas poesías que te he dedicado. Tú tienes la culpa de que mis vecinos quieran denunciarme por arruinar jardines y rasguear guitarras sin oficio haciendo llorar niños con notas mal aprendidas peor cantadas. En una palabra, de no ser por ti sería uno de esos entes infalibles que no emplean un instante ocioso en escribir un mal poema de amor.

De Nostalgia de la babosa, Casa Editora Abril, 1993, p. 14.

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ARMANDO VALDÉS ZAMORA (La Habana, 1964)

COMO UN REGRESO DE TU AUSENCIA

A Luis Rogelio Nogueras A Fayad Jamís

Pero yo sigo tan vivo como mi amor y mi desesperación. PAUL ELUARD

En cualquier momento abres la verja despides con una piedra al heraldo y estás de vuelta junto a los pergaminos y las huellas.

Ocurrirá entonces que fue impaciencia y me acostaré de espaldas a las nueces con las manos sobre la frialdad múltiple de las cortinas en la sonrisa lenta de mi única foto. Mis amigos se retorcerán de bruces habrá propuestas para romper la verja y andar descalzo entre cristales para querer hallarme los desvelos la repetición nocturna de cada uno de los límites.

Pero no hay tiempo para impedir a gritos que traspasen con zapatos y garganta

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que se llenen de humo entre tantos legajos. Él esconde su rostro en un hueco de zozobra y precipicio en una sombra blanda de las manos.

Ella marcha a devolver su parte a los insomnios (desasosiego cómplice de “las cosas que no amo”, con la mansedumbre de las aguas allá en el principio mismo de las derrotas y la escucha.

Yo encargo de silencios a mis piernas y con la candidez matinal de las mamparas quebrando la mojigata entrega de sus grises la certeza que maldigo mientras callo.

Es la renuncia y no duermo todavía no termino de esperar.

De revista Letras Cubanas, no. 11, enero-junio 1989, pp. 131-132.

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FELIPE CHIBÁS ORTIZ (La Habana, 1965)

YO AMO AL CISNE SALVAJE

A Marlén A Wichy Nogueras

No puedo acostumbrarme a emparedar los intentos. No puedo hundir la voz en los pulmones, aunque sé le asustaré como un trueno en mitad de la noche. Y no iré a esconderme entre la hierba si vuelve la cabeza. Tengo que respirar aunque remueva el agua del estanque y se rompa el hechizo de esta tarde de verano. No puedo conformarme con su salvaje lejanía y su ajena belleza. Tengo que susurrarle mi amor y mis penas, posando mis manos sobre su inocente cuello

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aunque sepa que nunca será mío, porque para serlo tendría que morir.

7/4/1988 6:03 p.m.

De Mientras teje la araña su tela de cristal. Ediciones Poramor, Casa Editora Abril, 1993, p. 30.

119 · entre el cuerpo y la luz ·

JESÚS DAVID CURBELO (Camagüey, 1965)

XI

Para Armando Valdés

La moda dicta al verso un giro rojo con tono de elegía en primavera: un soneto a la muerte de Nogueras no falta en el pecado. Me despojo

de anécdotas chispeantes que aún ignoro y evoco, con su apócrifo legado, el arte como juego, dibujado en un ingenio culto. Rememoro

más que a Wichy, lejano a mi vivencia, un penúltimo caso de heterónimo –tan Pessoa como Campos (o Alma Rubens)–

que evadiendo la máscara y su anónimo mistifica la farsa. No le suben nocivos los aplausos de la audiencia.

De Sonetos imperdonables, Ediciones Ácana, Cama- güey, 2006, p. 35.

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JUAN CARLOS GARCÍA GURIDI (Batabanó, 1968)

WICHY: 1985

Mil veces te advertí que no jugaras a la muerte que era un juego peligroso pero nunca ni aquella noche que estuvimos en la tertulia Zen me hiciste caso

¿ya ves?

Te hicieron trampas.

De Surtidor. Poetas habaneros. Selección de Fermín Carlos Díaz, Cuadernos La Puerta de Papel, La Ha- bana, 1997, p. 90.

121 · entre el cuerpo y la luz ·

MILENA RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ (La Habana, 1971)

HOMENAJE EN NEGRO

al Rojo

Puede ser que mueras de su mordida. JOSÉ MARTÍ

Te odié a los siete años cuando llegabas a casa de mi padre y se iban en tu alfombra a inventarse la vida a mis espaldas.

Te odié otra vez a los catorce cuando mi madre susurró que una noche de otoño deshojaste su nombre entre tus manos.

Te odié al cumplir los dieciséis cuando con toda cobardía te escapaste con la muerte lejos de mi ira y la venganza.

Mas como fue improvisada tu partida y no querías irte no te fuiste completo.

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¡Se ha quedado en sus libros! –comentaban. Y me fui hasta ellos a buscarte.

Y cuando los tuve entre los dedos sentí que mi odio se escurría como un grano de arena.

Por eso, Wichy, ahora que ya paso de los veinte, le digo a mi hija: Cuida bien tu odio inviértelo en ministros, abogados y psiquiatras. No lo malgastes con poetas.

De El pan nuestro de cada día. Premio García Lorca de Poesía. Universidad de Granada. 1998.

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LUIS LEXANDEL PITA (Colón, Matanzas, 1972)

INVENTARIO A CONTRALUZ

A Luis Rogelio Nogueras

Desde un tiempo que jamás tuvo entonces tiempo de tan atrás que ya ni lejos, en qué podíamos contar u olvidar y volver a contar todos los ángeles cosidos a su sed y a su hambre, llegados sin saber a dónde han llegado, cadáveres complacientes y traviesos, sosteniendo las sombras irrepetibles, llamando sin reposo a nuestras puertas con su frente mojada con terso rocío; yo escribo nombres en la fronda de un patio y el recuerdo los defiende hiriéndolos en su centro, besando sus estigmas para no destrozarlo sin batalla, para que su fulgor, sus octubres de hierro y pan y sus lunes repletos de cenizas y brujas a caballo, regresen a nuestras venas. Yo sufro en otra orilla, en otro mar, oyéndome, torturándome y oyéndome y el mar eterno suspiro e inmensa ala

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pregunta otra vez y regresa. Alguien hace fundir la sed y el viento en un secreto, en una casa donde el amor golpea duramente su rostro en duelo. Y de nuevo, otra vez, sí, me proponen el recuerdo, la resurrección, la maldad, el sufrimiento, como pájaros finísimos que testifican los años con todos sus gritos y sofocadas maldiciones. Y el tiempo, fina aguja que hilvana aquel estupor venido del asombro, ha elegido un silencio que gotea salivas de planetas en la boca de otros hombres.

De Mapas del polvo, Ediciones Matanzas, 2009, pp. 36-37.

125 · entre el cuerpo y la luz ·

LUIS YUSSEFF REYES (Holguín, 1975)

LOS INSOSPECHADOS CISNES DE ROBINSON JEFFERS

y Luis Rogelio Nogueras

No te acerques a su arrogante lejanía tu voz podría acabar con el hechizo de esta noche de verano. Guárdate tus versos. No insistas. Bajo el imperio de su continuo vagar no existe el culto a la palabra. Sigue al amparo de tu arco de silencio y contempla a la luz de la joyante luna la divina desnudez junto a las aguas. No dejes que se convierta en tu peor verdugo pero si descubre por un descuido que le estás mirando entonces no disimules tu emoción deja que lata libremente el corazón entre las lianas. Conspira estremécete pero no ames nunca al cisne salvaje.

De El traidor a las palomas, Ediciones Holguín, 2002, p. 25.

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YOURE MERINO (Banes, Holguín, 1975)

IMITACIÓN DE UN POETA*

Esta es la fábula del hombre que vivió quince mil vidas sin cansarse…

Ese hombre tenía en la garganta tantas voces. Ese hombre tenía en los pies tantos caminos.

No para guardar tu nombre bajo la noche de tinta, en la misma calle pero en distintas casas, permaneces confinado en el corazón de un bosque de pinos.

Yo también le rogué al buen Jizo con mis manos huesudas que parecen de madera y cité a Pemán, Pereda y Pérez de Ayala bajo la lenta luz de las bombillas blasfemando, riendo, tomando cerveza montando en el tigre de Blake el tigre de papel con tu venado Oremoh Naisso como única arma.

127 · entre el cuerpo y la luz ·

Y cómo vamos a aplaudir usted y yo y todos, cómo vamos a aplaudir la vida la boca buena, imperturbable los desertores, los violinistas sin trabajo, los obispos, las damas, suicidas, limpiabotas, ingenieros y otros amigos de infancia.

Fue a mí a quien contaron el recuerdo del sueño de un niño. Es enorme la diferencia que existe entre escribir mal y escribir bien, nunca te diré que lo ignoraba, lo más seguro es que use tus palabras para nombrar estas cosas escritas por un joven snob de veintitantos sentado en una taza de noche tan brillante, para alimentar el fuego de la poesía.

Supón que tú no mueres, supón que nos damos las manos; (los desconocidos de siempre), supón que escribes nuevamente sobre un niño que sueña con un caballo alado

128 · poemas y canciones para wichy · ya que el desplazamiento de un niño en el tiempo es un poema sin título ni editor ni ganas. Ah Rojo, cuanto dejaste en los papeles tan lindas muchachas iletradas que enamoraste limpias, decentes y con los dientes blancos todas bebieron del cuenco de tu mano en el tren que parte desde Malmo en los grabados eróticos de la China, sentadas sobre la máquina de escribir.

Oh, senhor dijo carajo y corazón imitaba los versos que su abuelo le leía en la lejana Argel sin decir jamás a mí qué me importa la historia si voy a morir sabía bien que Vargas Vila no era Kant veía en las noches más cerradas el resplandor invisible de la estrella de Ajax, no podría matar al Minotauro, como Teseo, solo que hubo algo que no salió bien, algún detalle quizás, y este hombre no fue lo que pudo haber sido.

Pausada pacientemente lo hemos olvidado todo la memoria es un agua que se agota, veo lo mismo que tú ves y nadie se atreve a minarlo.

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El rumor de las hojas batidas por el viento ¿de qué estará hablando? ¿por qué tan de prisa va la vida hacia la muerte? poketá poketá poketá brinca descalzo de la cama y a tientas entre las flores del patio el minuto en que solo queda espuma en los vasos amontonados en el fregadero. Afuera llueve, aunque de un modo oblicuo, estos son los últimos versos. No remuevas el agua de la laguna no respires.

* Si hacemos un inventario y un análisis minu- cioso de los libros de poesía cubana publicados en los últimos quince años, notaremos que LRN, poeta homenajeado en este texto, no clasifica como “in- fluencia” significativa de las más recientes promo- ciones poéticas de la Isla. Este poema se urdió, casi en su totalidad, con versos de LRN, que removidos del sitio original que su autor le deparó, cobran un nuevo significado o sentido, que quise otorgar con sano arbitrio y acotaciones a su pa- labra. Con esta otra disposición de su verso, pretendo modestamente erigir mi tributo.

De Babelia, Ediciones La Luz, Holguín, 2012, pp. 52-55.

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ELÍAS HENOC PERNUT (Ciego de Ávila, 1976)

ELÍAS EL TERRIBLE Y WICHY EL ROJO VISITAN UN APARTAMENTO SURREALISTA

Para el Cura de Sarita, de Titón y otros filibusteros

En medio del recuerdo de un atardecer muy lejano llegamos como los parias al apartamento. El Cura de la Paz sirvió vino seco con azúcar en copas de bacará para que nos imagináramos que era Chapman en un mundo mejor. Wichy se reía de ver al Cura discutiendo con Fayad Jamís sobre la última reunión ocurrida en el Café Bonaparte; hablaban del ahorcado como si fuera un mártir de la independencia y ninguno de los dos quería perder en su contienda ancestral. Nosotros nos encogíamos de hombros en el futuro como si la discusión hubiera comenzado hace dos mil años; después Wichy el Rojo me afirmó pensativo: “Cuando el Cura de la Paz dialoga con los muertos

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no hay dios que lo haga caminar sobre la Historia”. El tiempo se iba descalzo de aquella habitación, el Cura de la Paz cocinaba un arroz asturiano para Wichy y para mí hacía una exégesis sobre un poema inexistente; pero al final me sirvió en uno de sus famosos platos de porcelana una ración digna del mismísimo Polifemo. Nogueras, al verme comer como la muerte, me daba palmaditas para que no fuera a reventar y me decía: “Eres el condenado devorador de las estrellas”. Luego llegaron las lecturas de los poetas muertos, entre poema y poema hacía una madrugada remota. Leímos de todo, desde San Juan hasta Walt Whitman, y la amargura más puta me vino a sonreír porque declamaré a Nogueras en un murmullo, porque comprendí que solo éramos el Cura y yo en medio de aquel apartamento surrealista. Éramos dos viejos borrachos de nostalgia reunidos con todos los fantasmas del silencio, éramos dos locos insalvables perdidos [ en la posteridad.

De Silencio anterior a todo ruido. Selección de poetas avileños, por Herbert Toranzo y Elías Henoc Pernut, Ediciones Ávila, Ciego de Ávila, 2008, pp. 51-52.

132 · poemas y canciones para wichy ·

LUIS ALBERTO GONZÁLEZ (La Habana ?)

POESÍA TRUNCA

…que al final iría a tenderse entre pájaro y árboles. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Dijo que Javier había escrito con tiza en la pared de su cuarto en lima unos versos de quevedo, que rodolfo nunca se reía de la muerte y que paco urondo sabía de una calle oscura con aullidos de sirenas.

De roque calló hasta por los codos y quiso enseñarle canciones a los hijos donde saltaran los ojos de otto jara haroldo y leonel.

Después se perdió en sustantivos y melancolías y quedó su ausencia al final del poema como una pedrada en el alma o como la razón inequívoca de la inocencia. Nadie puede cultivar la longitud de su sombra ni olvidar en los parques la sonrisa con que hacerse perdonar.

133 · entre el cuerpo y la luz ·

Si por fin dejó al niño en algún lugar pocos se percataron de tal insolencia y siguieron jugándole las bromas de siempre que convertía en barcos para cruzar los mares y el cielo.

Ahora dan ganas de saber qué poemas escribes bajo la hierba de mayo donde marcas las raíces de los árboles. En tu luminoso empeño por lo inusual taumaturgo vegetal que envidiaron los conejos me como mandarinas y toronjas con la sorpresa de encontrar algún verso tuyo en el corazón de las frutas.

De El Caimán Barbudo, Edición Especial no. 4, febre- ro 1986, p. 15.

134 SEGUNDA PARTE Amar al cisne salvaje

HEBERTO PADILLA (Puerta de Golpe, Pinar del Río, 1932- Estados Unidos, 2000)

NO FUE UN POETA DEL PORVENIR

Dirán un día: él no tuvo visiones que puedan añadirse [ a la posteridad. No poseyó el talento de un profeta. No encontró esfinges que interrogar ni hechiceras que leyeran en la mano [ de su muchacha el terror con que oían las noticias y los partes de guerra. Definitivamente él no fue un poeta del porvenir. Habló mucho de los tiempos difíciles y analizó las ruinas, pero no fue capaz de apuntalarlas. Siempre anduvo con ceniza en los hombros. No develó ni siquiera un misterio. No fue la primera ni la última figura de un cuadrivio. Octavio Paz ya nunca se ocupará de él. No será ni un ejemplo en los ensayos de Retamar. Ni Alomá ni Rodríguez Rivera Ni Wichy el pelirrojo se ocuparán de él. La Estilística tampoco se ocupará de él. No hubo nada extralógico en su lengua.

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Envejeció de claridad. Fue más directo que un objeto.

De Fuera del juego, Ediciones Unión, 1968, p. 109.

138 · poemas y canciones para wichy ·

HELIO OROVIO (Santiago de las Vegas, 1938- La Habana, 2008)

CANCIONES

Canta una canción que se escuche en el confín del mundo. NOGUERAS

1 Qué puedo hacer sin ti en el mundo. Viene la mañana, el sol, y comienza el ritmo de la vida. Qué puedo hacer si la noche, las estrellas vienen sin tu risa, sin tu canto de siempre.

2 Ven, amor, que cuando suene el timbre, como un disparo, sea tu imagen en mi puerta, y ante tu voz adolescente vibre mi cuerpo. Ay, qué nostalgia de tu piel. Qué recuerdo tan vivo

139 · entre el cuerpo y la luz · de mi guitarra entre tus manos, mi guitarra, hecha de la madera de tu carne, encordada con tu pelo, fraguada en el sonido de tus labios.

3 Lo único que quiero es tu cuerpo. No hay, en esta hora, otra canción, y aunque afuera sucedan risas, llantos, festivales, yo solo quiero tu cuerpo sudado, inasible, con la gracia de todas las deidades.

4 Una conversación en la penumbra, o bajo el sol de la playa caribeña, sobre la arena de oro, Adán y Eva del trópico Ay, qué nostalgia, el corazón se pone melancólico, no hay remedio, sólo tu cuerpo salva, el sonido de tu palabra como un caracol mágico.

5 Ven, amor, trae la fuerza de estos días, el aliento de palmeras y calles

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transparentes. Estoy amarrado a tu manera. Ven con tu cuerpo y alma, con tu música hecha de difícil metal.

6 La vida es corta, construyamos un largo amor, eterno en la alegría, telúrico, como una danza milenaria. Ahoguemos la tristeza, abre, abramos la puerta, para que vibren nuestros cuerpos. Qué puedo hacer sin ti en el inmenso mundo.

De Anuario Poesía UNEAC 1994, Ediciones Unión, 1994, pp. 427-428.

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WALDO LEYVA (Remates de Ariosa, Villa Clara, 1943)

POEMA LEVEMENTE ROMÁNTICO

Ama el modo en que ignora que tú existes L. R. NOGUERAS

¿Esa mujer ignora que yo la estoy mirando, que cada gesto suyo me pertenece ahora que sospecho la temperatura de su piel, el ritmo de su aliento, el golpe de su sangre?

¡Que no finja más indiferencia esa mujer, que levante los ojos, que se entregue, que se disponga a inventar conmigo todos los trucos del amor!

Díganle a esa mujer que yo la estoy mirando, que verla es una fiesta, que ahora mismo va a llegar la lluvia y tendrá entonces que correr desnuda, desordenando el agua con su pelo, sembrando pájaros y flores en el aire.

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Esa mujer no ignora que yo la estoy mirando y volverá los ojos cuando inicie el viaje. ¿Podrá evitar entonces la partida?

octubre / 1985

De Diálogo de uno, Editorial Letras Cubanas, 1988, p. 18.

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JOSÉ LUIS MORENO DEL TORO (Holguín, 1943)

LA CASA 71

Para Chefa y René; padres que me la regalaron

–Ya que toda pelota perdida en la niñez sigue rebotando en la nostalgia. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Los tenues colores del amanecer siguen vistiendo tus paredes donde quisieron inscribir los textos del invierno el tiempo lava tus tejas de palomas y sinsontes.

Un niño descalzo corre dentro de ti cuenta los mosaicos en la alegría de un carrusel.

Redescubre cada uno de los rincones en los que sembró sus tesoros y escondió los sueños que has cuidado de las telas de arañas y del olvido.

Un niño desnudo bebe de la lluvia en tus patios perfumado en la leche hervida desde el arco iris una guirnalda de pálidas [ flores amarillas cae sobre su cabeza

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dejando definitivamente el misterio de la navidad para todos los días en el penacho de la palma.

Nada es ausencia aunque ya no estamos alrededor de tu mesa siguen brotando los manantiales en la calle bajo nuestros pies y la ciudad me envuelve, me abraza como el día que viene del mar el que llega como beso de mujer, húmedo y caliente.

Holguín. Octubre y 1985

De Beber de la lluvia, Dirección Provincial de Cultura, Holguín, 1988, pp. 37-38.

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GUILLERMO RODRÍGUEZ RIVERA (Santiago de Cuba, 1943)

CAIMANES

Jesús está viviendo en algún sitio de Alemania; Wichy murió al llegar a los cuarenta; Raúl no sale de su casa después de aquella carta; Orlando está en la redacción del Herald; Ricardo Jorge organiza, inútilmente, el trabajo a lo largo del país; a Víctor no lo veo hace un año y aquí estoy yo, escribiendo estos versos sobre las ruinas de mi juventud.

De Canta, Ediciones Unión, 2003, p. 157.

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JUANA GARCÍA ABÁS (La Habana, 1950)

GANGA

Rebaja en plumas de cisne doméstico para evocar al cisne salvaje.

De Circunloquio, Banco de Ideas Z, La Habana, 1994, p. 8.

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PEDRO LÓPEZ CERVIÑO (Santiago de Cuba, 1955)

MOTIVOS DEL POEMA

Sobre una idea de Wichy Nogueras

Es preciso que espere los motivos del poema. De nada vale que intente hacerlos llegar a la blancura intactos del papel con viejas argucias de amanuense. Tal es el oficio de la espera que si no llegan a tiempo –los motivos– podrá resultar de la escritura algo que parezca un verso. Pero al ojo avezado jamás escapará que hubo tal tan solo un esbozo un atisbo un dibujo sin pericia. Pues es sabido que sin motivos, esos que digo, jamás habrá un poema que conmueva

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al que lo hizo ni al que al leerlo, quisiera hacerlo suyo.

De A la espera del juicio. Breviario del divertimento, Co- lección Quijote Negro, Ediciones Santiago, 2007, p. 20.

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LUIS CARLOS SUÁREZ (Manzanillo, 1955)

IMITANDO UN FINAL DE NOGUERAS

En el muro de una calle, alguien pintó un corazón con una flecha atravesada y un sencillo mensaje de amor: “Juan ama a Yoly”. Alguien, al pasar, dijo cursi. Alguien, al pasar, dijo inculto. Para el pintor anónimo, su corazón en la pared era sólo el testimonio de que amaba a una muchacha, y la flecha su dicha o su dolor. Un corazón en la pared siempre es enigma. Un corazón en la pared no espera respuestas.

De El regreso del guerrero, Editorial Letras Cubanas, 1996, p. 64.

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ANTONIO GUERRERO RODRÍGUEZ (Estados Unidos, 1958)

UNA ESPINELA HERMOSA

A Luis Rogelio Nogueras (Wichy)

Era una espinela hermosa que apareció ante mis ojos, hecha de pétalos rojos de la más sublime rosa. Era una voz melodiosa que yo vengo a hacerla mía. Era lo que él más quería. Era su niña en un sueño. Era el padre que era dueño del don de la poesía.

De Enigmas y otras conversaciones, Ediciones La Me- moria, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2012, p. 112.

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FRANK PADRÓN NODARSE (Pinar del Río, 1958)

EL RUMOR DEL POLVO

Pasó la fiesta. Sólo se oye el rumor del polvo que cae desde los retratos colgados en la oscuridad. WICHY NOGUERAS

La sala se estaba quedando vacía, y en el aire un híbrido de humos, palabras y pasiones. Los muebles comenzaban a charlar entre sí, burlándose de quienes piensan que ellos mueren y resucitan según la humana [ necesidad. Quedaba el agridulce de besos recién desnudos, [ de risas bailarinas, de ciertas tristezas abrigadas por la música, y hasta de una que otra frase suicida. Florecían en los rincones montoncitos de ceniza en su habitual mueca de residuo y olvido, aunque una pequeña luz, agonizando, podía distinguirse en ellos.

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Pero la sala, la sala se estaba quedando vacía, la gente la dejaba como si sólo hubiera existido en función de unas horas ya muertas, el zapateo, la bebida derramada, hasta el pañuelo que alguien olvidó eran el cuadro nuevo, el paisaje verídico, el esqueleto grotesco de un absurdo, la imagen fidedigna de la vida, el primer y último rostro de la soledad.

1998

De Conversación en la luz, Ediciones Holguín, 2006, pp. 13-14.

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DAÍNA CHAVIANO (La Habana, 1959)

NECROFILIA

A L. R. N.

Mi muerto preferido tiene casi treinta años. Cada tumba inaugurada es un recuerdo suyo. En tus ojos vuelvo a verlo, presencia involuntaria de mi fantasma más tierno –pecoso gesto en las manos, y ese olor que aún deseo. Voy a cerrar los ojos cuando bese tus cabellos, y otra vez será pasado, y otra vez serás mi muerto.

De Confesiones eróticas y otros hechizos, Editorial Beta- nia, Madrid, 1994, p. 44. Aunque en el libro no tiene de- dicatoria, la autora dice haberlo dedicado a él.

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JESÚS MACHADO (Colombia, Las Tunas, 1960)

IDENTIDAD

China tiene sus arcanos China tiene sus secretos China tiene sus murallas infranqueables. L. R. NOGUERAS

A Vivian

Amor todo lo tengo previsto Tengo previsto un encuentro con la historia hablaremos de las razas del lugar [ innombrable en el tiempo de los ojos azules de Elvis y de Julián que pintaba muñecas negras en un país sin costas mientras tú y yo hacíamos el amor entre Sirio y Orión Y te dije esto será un sacrilegio al estilo de tus antepasados Pero no lo olvides aquí dentro habitan mis murallas.

De Últimas prolongaciones, Editorial Sanlope, Las Tu- nas, 2008, p. 24.

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JUAN I. SIAM (Holguín, 1960)

ETERNA LECCIÓN DE HISTORIA

...Y Apollinaire, el soldado polaco Wilhelm Apollinaris de Kostrowitzky, enterrado hasta la cintura en el fango de la trinchera de Lyon... LUIS ROGELIO NOGUERAS

Tantas historias. Tantas preguntas. BERTOLT BRECHT

Cuando la ola de enfurecidos belgas, ascendía la colina, incontenible, el portaestandarte de la 10a legión, Furio Camilo, notó el destello de la lanza que se acercaba, y tuvo apenas tiempo de colocarse como escudo, entre ésta y el desprevenido y aún no divino, Procónsul Cayo Julio César, quien recibió en sus brazos al hombre atravesado, que bañó de sangre su ya púrpura y legendario [ manto, mientras entre estertores, le decía ininteligible la frase que recogería Polibio: “César, bienvenida sea la muerte en tus brazos”,

156 · poemas y canciones para wichy · y Jean Paulus Mille, teniente francés de infantería que en la noche del 19 de Julio de 1815, con un formidable tajo en la frente (que se nota en todos sus retratos posteriores), formado firmemente en cuadro, calada la bayoneta y el sable frente a sí, hundido en un lodazal de fango y sangre y bajo las órdenes del legendario Comandante [ Cambrone, respondió a la petición “Ríndanse, valerosos [ franceses”, no con la dura respuesta de su comandante, sino con una mil veces más impublicable y apretó el gatillo, para sentir como la metralla inglesa, se llevaba su respuesta y sus piernas y no morir hasta una mañana apacible de 1853, sesenta y dos años antes que una noche infernal [ de 1915, en que el brigada inglés Richard Vicet, adormilado en la trinchera, en su última noche en la batalla del Marne, salvara a su compañía gritando, “Gases y alemanes [ al asalto” mientras se colocaba la careta en el rostro y la bayoneta se hundía en su garganta (al menos así lo representa la estatua que [ en su honor hizo un discípulo de Rodín), y al unísono de su grito desgarrante, mientras el afilado bambú

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de la trampa que había hecho accionar con el pie penetrara por entre sus piernas, el soldadito en primera misión John Smith, del 10° de Infantería, disparaba como por instinto su arma al aire, (portada de NewsWeek, mayo 1967), avisando a sus compañeros cuya muerte, no habría cambiado el rumbo de la guerra y el genocidio, y si habría hecho llorar a decenas de madres más. Pasaban así sus ejemplos de valor, a formar parte de la historia para educar a futuras generaciones, con el único inconveniente que, lastimosamente, estos ejemplos son falsos.

20-11-93

De Mentiras objetivas, Fundación Colegio del Rey, Al- calá de Henares, España, 1996, pp. 71-73.

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LILLIAN ÁLVAREZ (La Habana, 1962)

CABIZBAJO, AMOROSO, CANSADO YA de huir y reponerse, convencido y seguro por primera vez, como se llega a los brazos de una madre, el cisne se rindió. No hay peligro, no hay arqueros, no hay caza- dor de arcabuz ni piedra vieja, no hay motivos. Una caricia de cinco dedos, no un destello. No el contacto tibio ni la anónima humedad de la noche. Tu voz siempre fue un eco huérfano, tus manos rasgaban la nada entre lo perdido. ¿Te acuerdas? Ahora él te siente frío –lo noto en el zalamero ges- to con que, aún dormido, esquiva tu jugueteo– le aca- ricias con un curvo oficio que no adviertes. ¿Cuándo tus manos tomaron esa extraña forma? Él lo sabe, lo siente en su plumaje. Tu palabra cayó y los pájaros levantaron el vuelo, tu canción descansa y tu voz no se remonta más allá de tus ojos. El cisne despierta, se revuelve en un estertor que acerca muerte y libertad. Grita. Se sacude. No le asustes. El cisne salvaje no es un ave. Es un animal del ho- rizonte. Rebelde de las calmas, altivo en todos los cansan- cios. Su sueño no te pertenece, tampoco ya su dócil ju- gueteo.

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Picotea hasta sangrar las manos amansadas, aun- que sean las tuyas, que una vez amó. Va en busca de nuevos peligros y mágicos amores pero te trae la noticia: Ya estás muerto. No intentes acariciarlo, ámalo, ámalo una vez más, si puedes, en su suave lejanía. Ama al cisne salvaje.

De Como un cristal temblando, poemario inédito.

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ALPIDIO ALONSO GRAU (Venegas, Sancti Spíritus, 1963)

CISNE SALVAJE

Confórmate con su salvaje lejanía, con su ajena belleza. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Aunque tú no lo sepas, eres ya mía, muchacha ensimismada en la ventanilla de este tren en que viajamos juntos. Yo te miro en la fila opuesta, distraída en lo hondo del paisaje, y es como si de toda la vida te conociera. Puedo apostar a que adivino lo que estás pensando. Tú no lo sabes, pero para mí la felicidad se parece a este momento en que te contemplo ausente de todo, niña en tu soledad, de nosotros ida, despojada de toda música como no sea la de tu simple belleza, intocable allí en tu ventanilla, como si nada,

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cual si fuéramos los únicos pasajeros de este tren infinito donde ahora te poseo y siento piedad por los que nunca merecieron un momento así, y donde me obligo al silencio, (no me muevo casi) para no despertarte, para que se demore tu letargo y que tu infancia dure; no vaya a ser que levantes vuelo, no sea que con un gesto se derrumbe toda la eternidad que es este instante.

De Tardos soles que miro, Casa Editora Abril, 2007, pp. 64-65.

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BERTHA CALUFF (Santa Clara, 1964)

CISNES SALVAJES

Ama al cisne salvaje. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Cisnes salvajes que navegan en el agua que morada se dibuja. Siluetas breves, silenciosas, al pincel amadas, dóciles, fieles, sucediéndose unas tras otras.

Cisnes salvajes que imperceptiblemente nadan, sin variar las formas, los contornos que en las aguas, moradas, se dibujan, sobre la porcelana de un antiguo jarrón familiar.

Cisnes salvajes, que testigos de la risa sois mientras, eternamente,

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contempláis juntarse los reflejos amorosos del agua.

Cisnes, ¡oh cisnes salvajes!

De imagen tras la Imagen, Ediciones Sed de Belleza, Santa Clara, 2000, p. 80.

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ALMELIO CALDERÓN (La Habana, 1966)

ESCAMAS

no se esfumen las nubes de mi infancia no se esfumen los viejos deseos. UNNO AHL la noticia vino de santiago en un sobre sin sueño que abuelo está para dejarnos que tiene una hernia de 83 estrellas en el estómago el hígado como un mapa que su corazón se convirtió en una espada y que grita como otro niño porque quiere sembrar sus pañales antes de irse al país de la noche tía le prestó su calcomanía de soledad papá triste como un mago que no le salen los trucos mamá que ha empezado a llenar con llantos [ sus maletas sabe que la vida es así de charco (yo también lo sé) un tiempo que no alcanza ni para tejer una mariposa la noticia despertó los rincones de la casa trajo al silencio para que formara su reino la noticia rompió las alas de un espejo

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dejó un payaso a medio sonreír abuela no quiere hablar más que de gallos yo no sé qué hacer a quién preguntar si con arena y deseo y deseo se puede volver a repellar un abuelo.

De Un grupo avanza silencioso, antología de poetas cu- banos 1958-1972, selección de Gaspar Aguilera Díaz, ICL, Colección Un libro para Cuba, México, 1994, p. 205.

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MABEL DÍEZ OCHOA (Segundo Frente, Santiago de Cuba, 1968)

NIEBLA (POR “PÉRDIDA DEL POEMA DE AMOR LLAMADO «NIEBLA»”)

Cruzo la Vía Blanca y palidecen los semáforos MARGARITA ALDANÁS

¿Dónde quedó el milagro, la noticia, el misterio develado? ¿Dónde la verdad de una mujer errante y los avíos que atardecen sin remedio y su primera noche, su noche? ¿Qué teléfono escuchó su voz en la niebla y tanto amor terriblemente detenido?

De Scheherazada, Ediciones Matanzas, 2004, p. 42.

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YANIRA MARIMÓN (Matanzas, 1971)

PUDO HABER SUCEDIDO

Veo el fuego de los otros en la noche de los otros y sigo de largo. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Pude tener otro nombre ser sólo una mujer común de vuelta siempre a su rincón que mirase pasar a los otros en la noche de los otros bajo el cielo de los otros sin percibir cómo el tiempo lastra la piel y anquilosa la memoria

pudo haber sucedido el mundo entonces sería más inocuo más simple.

De La sombra infinita de los vencidos, Ediciones Alda- bón, Matanzas, 2005, p. 60.

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DEMIÁN RABILERO (Santiago de Cuba, 1972)

IMITACIÓN DE UNA MALA TRADUCCIÓN DE BUKOWSKI PERO TAMBIÉN DE NOGUERAS PERO TAMBIÉN DE LA MALA POESÍA QUE NACE EN LOS OSCUROS CALLEJONES PERO DE ESTE CADÁVER EXQUISITO SOLO NACERÁN FLORES

Me he marchado y he llegado a la casa no para usar palabras como sacrificio y el sentir de tu ausencia sino solo para masturbarme con el ser que no fuiste y el milagro de los dos cigarrillos sobre el escritorio y agua y yogur de soya en el congelador xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx y este es sencillamente tu poema prometido mi querida Branca Novoneyra.

De Palabra de suicida, Ediciones Santiago, 2012, p. 33.

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CELIO LUIS ACOSTA (Nueva Paz, 1976)

SONETO RUIN

A Ody, sola.

Quien bien te quiere mal te canta. L. R. N.

La maternal simpleza de la tarde, su espejismo de niña que delata amparan la curiosa letanía de la sombra que eres, desolada.

Nadie al reclamo de tus ojos llega; nadie aunque todos te codicien mansa: lo has hecho para suerte de mi furia y temor desencontrados.

Si te vuelves de pronto a descubrirme solo sabrás del rastro que dejaras; estoy hablando a solas y soy viejo

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acá donde la rama se nos seca estoy hablando a solas, pero pinto, este soneto ruin que aquí se acaba.

De Revista Jácara, año II, no. 4, 1996, p. 15. Curiosamen- te, este mismo soneto apareció publicado en la revista Alma Mater, firmado erróneamente por Larry Javier González.

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ARIESKY CASTILLO (Cruces, Cienfuegos, 1979)

ENSAYO DEL ÁRBOL DEMENTE

El árbol, que nació y creció para esas palabras. LUIS ROGELIO NOGUERAS

Pensé que mis oraciones y salmos irían a buscarte, que hallarías mi voz bajo el trillo de las velas, el olor a incienso para no respirar el grito, la añoranza que arde en esta isla de profetas desnudos. Pensé que una noche me soñarías al besar tu crucifijo pariendo peces y volcanes, bajo la sed del viajero que muerde cada minuto tu nombre despojado de respuestas. Pensé pedirles alas a los ángeles, descubrir tu edén sin horizonte, la atroz metamorfosis, lo infinito, la llama de tu sexo y mi ceniza. Pensé resucitar en tu novela, derretir cobardes con tu sombra,

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burlarme de la luz, ser un vampiro, envenenarme en tu alma hasta los huesos, pisotear el adiós y pecar, pecar como un demente sin cansancio. Pero los pájaros te ocultaron mi otoño, mis galeones de laurel y mis señales, los corceles del viento y los cocuyos. Hoy navegan tantas hojas sobre el agua, no lo sabe mi flor, pero va quemando esta piel el rugido, la tortura de tus manos. Menos mal que pensé reencarnaciones, un futuro en tu carne de mensajes y poetas.

De www.isliada.org/poesia/2012/07

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MOISÉS MAYÁN FERNÁNDEZ (Holguín, 1983)

SOBRE UNOS VERSOS DE LUIS ROGELIO NOGUERAS

–Robinson Jeffers–

Oh, adorador de los lagos silenciosos, el cisne sal- vaje debe ser salvajemente amado. No intentes otra fórmula. Amarlo, por ejemplo, con los mimos de loros y canarios, sería para él una ofensa imperdonable.

Separa los juncos de la orilla y confórmate con su ajena belleza. Ama el modo en que ignora que existe. Ámalo libre. Si asustado por tu necedad emprende el vuelo, jamás te lo perdonarías.

De El monte de los transfigurados, Editorial El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2009, p. 37.

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ÁNIDA SANTIESTEBAN (La Tunas, 195?)

ENTRA EN MI JARDÍN LA NOCHE LOCA

La mano lívida del alba toca. GIOVANNI CINO

Entra en mi jardín la noche loca ilumina la sombra murmurando suspira el verso triste cuando la mano lívida del alba toca.

Entra en mi jardín besa mi boca la noche loca con aquel zafiro tirita el dulce tulipán y miro ¡la mano lívida del alba toca!

Gime un corazón pronto solloza la sábana infiel sonríe y goza como un testigo fino se levanta.

Dibuja las arrugas, los olores conserva para siempre los sabores y firme como el sol sirve de manta.

De Revista Arboleda, Palma de Mallorca, España, año XIII, no. 51, junio 1999, p. 1500.

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DE LOS AUTORES

Acosta, Celio Luis. Poeta, reside en Guatemala. Participó en el Grupo Literario Jácara; publicó Poe- mas dedicados (1996). Alonso Grau, Alpidio. Poeta y director de la re- vista Amnios. Ha publicado La casa como un árbol (1995), Alucinaciones en el jardín de Ana (1995), El árbol en los ojos (1998), Ciudades del viento (2000) y Tardos soles que miro (2007). Es autor de El tiempo está a favor de los pequeños. Versos cubanos para Roque Dalton (2008). Álvarez, Lillian. Poetisa y abogada. Tiene publi- cados Ni el aire ni el espejo (2002), Ya los reyes no existen (2010). Su ensayo Derecho de ¿autor? El debate de hoy (2006), obtuvo el premio de la Crítica Científi- co-Técnica. Trabaja para el Capítulo Cubano de la Red de intelectuales, artistas y luchadores sociales “En defensa de la humanidad”. Ballester Ortiz, Lucía. Poetisa, narradora y pin- tora. Licenciada en Historia del Arte, reside en Estados

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Unidos. Ha publicado Áreas exclusivas señalizadas (1990), En la décima noche de saturno (1992), Poemas domésticos (2005) y Una suma de frágiles combates (2005). Barnet, Miguel. Poeta, narrador, ensayista, pre- sidente de la UNEAC y de la Fundación Fernando Ortiz, Premio Nacional de Literatura 1994. Ha publi- cado Biografía de un cimarrón (1966), Canción de Ra- chel (1969), Gallego (1983), La vida real (1986), Oficio de ángel (1999), así como La fuente viva (1998) y Autó- grafos cubanos (1999), La piedrafina y el pavorreal (1963), Isla de güijes (1964), La sagrada familia (1967), Orikis y otros poemas (1980), entre otras. Bobes León, Marilyn. Poetisa y narradora. Tie- ne publicados La aguja en un pajar (1979, Premio David), Hallar el modo (1989), Alguien tiene que llorar (1996, Premio Casa), Revi(c)itaciones y homenajes (1998), Alguien tiene que llorar otra vez (1999), Im- presiones y comentarios (2003), Fiebre de invierno (2005, Premio Casa). Calderón Fornaris, Almelio. Poeta. Reside en Es- paña. Publicó Fragmentos para un caballo de aire (1987) y Las provincias del alma (1992). Caluff Pagés, Bertha. Poetisa, filóloga. Realizó la Bibliografía de las Ediciones Vigía (1987) y la antología de poetas Ellos pisan el césped (1988). Ha publicado Casa de Sabra (1989), Cumpleaños del pato (1990), Tiranía del mito (1994), Imagen tras la Imagen (2000), entre otros. Campanioni, Iván Gerardo. Poeta. Ha publica- do Las criaturas (2008).

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Casaus, Víctor. Escritor, cineasta, periodista. Dirige el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Ha publicado Todos los días del mundo (1967), Entre nosotros (1978), Amar sin papeles (1980), Los ojos sobre el pañuelo (1982, Premio Rubén Darío), Silvio: que le- vante la mano la guitarra (en coautoría con Luis Ro- gelio Nogueras, 1984), De un tiempo a esta parte (1985), Maravilla del mundo (1989), El libro de María (2002), Mientras cae la lluvia (2005), Perfume y secuencia de mujer (2008). También Girón en la memoria (1971), Pablo: con el filo de la hoja (1983), Otro tiempo, otro vivir (1984), entre otras. Castillo Reyes, Ariesky. Poeta y narrador, ha pu- blicado el cuaderno de décimas Donde me habitan los cuervos (2004) y aparece en las antologías Viajando al Sur y Esta cárcel de aire puro (2011). Es autor de la no- vela Y jamás lo sabrás. Chaviano, Daína. Poetisa, narradora y actriz. Ha publicado Los mundos que amo (1980), Amoroso plane- ta (1983), Historias de hadas para adultos (1986), Fábu- las de una abuela extraterrestre (1988), El abrevadero de los dinosaurios (1990), País de dragones (2001), La isla de los amores infinitos(2006), entre otros. Chibás Ortiz, Felipe. Poeta y profesor, ha publi- cado Amor vs Amor (2001), Creatividad+dinámica de grupo ¿eureka! (2002), En la cintura de Brasil / Na cintura de Brasil (1997), Leyenda personal / Lenda pessoal (1997), y Mientras teje la araña su tela de cristal / While the spider weaves its crystal web (1995). Conte, Antonio. Poeta y narrador. Publicó Afiche rojo (1969), Con la prisa del fuego (1979), En el tronco de un árbol (1985), Ausencias y peldaños (1996) y Definición del humo (2003), entre otros.

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Contreras, Félix. Poeta y periodista. Ha publica- do El fulano tiempo (1968); Debía venir alguien (1972), Cuaderno para el que va a nacer (1978), Corazón se- mejante al tuyo (1987), Álbum de vida (2003), Para você, para vos (2006); también Porque tienen filin (1991), Gardelianas y Así es la rosa (1992), La música cubana: una cuestión personal (2001) y Yo conocí a Benny Moré (2002). Cos Causse, Jesús. Poeta y periodista. Publicó Con el mismo violín (1970, Premio 26 de Julio), El úl- timo trovador (1975), Las canciones de los héroes (1975), Escribo Fidel (1976), De antaño (1979), Las islas y las luciérnagas (1981), Leyenda del amor (1986), Balada de un tambor y otros poemas (1987, Premio Julián del Casal), entre otros, y póstumamente Cró- nica del crepúsculo (2012). Curbelo, Jesús David. Poeta, ensayista, traduc- tor y narrador, dirige el Centro Cultural Dulce María Loynaz. Ha publicado, entre otros, Insomnios (1994), Extraplagiario (1995), Salvado por la danza (1995, Premio David), El lobo y el centauro (2001), Cirios (2002), Apología del silencio (2003), entre otros. De Feria, Lina. Poetisa y ensayista. Ha obtenido en varias oportunidades el Premio de la Crítica. Tie- ne publicados Casa que no existía (1967, Premio Da- vid), A mansalva de los años (1990), Espiral en tierra (1991), El ojo milenario (1995), Los rituales del inocen- te (1996), El mar de las invenciones (1999), Libro de los equívocos (2001, Premio Raúl Hernández Novás), Ante la pérdida del safari a la jungla (2009, Premio Nicolás Guillén), entre otros.

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Del Llano Rodríguez, Eduardo. Guionista cine- matográfico, poeta y narrador. Coguionista de los filmes Alicia en el pueblo de maravillas, Kleines Tro- pikana, La vida es silbar (guión, Premio del Festival de Cine de Sundance), Hacerse el sueco, Madrigal, La película de Ana. Tiene publicados Los doce apóstatas (1994), Obstáculo (1997), Tres (2002), entre otros. Díaz Castro, Fidel. Trovador y periodista. Dirige El Caimán Barbudo. Ha publicado los libros El diablo ilustrado (2004) y Confesiones (2006). En coautoría con Bladimir Zamora, Cualquier flor… de la trova tradicional cubana (2005), Una guitarra, un buen amor (2007) y Trovadores de la herejía (2012). Diego, Eliseo. Poeta, narrador, traductor y ensa- yista. Premio Nacional de Literatura 1986 y Premio Juan Rulfo 1993. Publicó En la Calzada de Jesús del Monte (1949), Por los extraños pueblos (1958), El os- curo esplendor (1966), Muestrario del Mundo o Libro de las Maravillas de Boloña (1967), Versiones (1970), Los días de tu vida (1977), A través de mi espejo (1981), Inventario de asombros (1982), Soñar despierto (1988), Cuatro de Oros (1990), Conversación con los difuntos (1991), En otro reino frágil (1999), Poemas al margen (2000), En las oscuras manos del olvido (1942), Diver- timentos (1946), Noticias de la Quimera (1975), Libro de quizás y de quién sabe (1989); póstumamente apa- reció su Obra poética (2001). Díez Ochoa, Mabel. Poetisa y narradora. Licen- ciada en Lengua Inglesa, reside en Matanzas. Ha pu- blicado Mirarse en Nínive (2001).

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Fernández, Pablo Armando. Poeta, narrador y ensayista, miembro de la Academia Cubana de la Len- gua. Premio Nacional de Literatura 1996. Ha publica- do Los niños se despiden (1968), El vientre del pez (1989), Otro golpe de dados (1993), El talismán y otras evocaciones (1995), Salterio y lamentación (1953), Toda la poesía (1961), Libro de los héroes (1964), Un sitio permanente (1970), Aprendiendo a morir (1983), Cam- po de amor y de batalla (1984), El sueño, la razón (1988), Ronda de encantamiento (1990), Libro de la vida (1997), Reinos de la aurora (2001), Escalas de ascenso (2002), así como De memorias y anhelos, entre otros. Fernández Retamar, Roberto. Poeta y ensayista. Preside la Casa de las Américas. Ha obtenido el Premio Latinoamericano Rubén Darío, el Premio Internacio- nal Pérez Bonalde, y el Premio Nacional de Literatura en 1989. Ha publicado Elegía como un himno (1950), Patrias (1952), En su lugar, la poesía (1959), Con las mismas manos (1962), Historia antigua (1964), Buena suerte viviendo (1967), Que veremos arder (1970), A quien pueda interesar (1970), Cuaderno paralelo (1973), Circunstancia de poesía (1974), Revolución nuestra, amor nuestro (1976), Palabra de mi pueblo (1980), Juana y otros poemas personales (1981), Poeta en La Habana (1982), Hacia la nueva (1989), Algo semejante a los monstruos antediluvianos (1994), Las cosas del corazón (1994), Aquí (1995), Esta especie de poema (1999), Versos (1999), entre otros. Fuentes, Jorge. Poeta, narrador y realizador de cine y televisión. Tiene publicados Los que nacieron conmigo (1971), Cuentos de fangs y de bubis. Cuentos africanos (1985), Caballo de arena (México, 1991) y Kandiafra (2012).

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García Abás, Juana. Poetisa y traductora. Obtu- vo el Premio Nicolás Guillén de poesía y el de Crítica de Artes Guy Pérez Cisneros. Ha publicado Circunlo- quio (2006). García Guridi, Juan Carlos. Poeta. Ha publica- do Country club (2001), Salvar la décima (2003), Norias (2007) y El sitio donde aún (2009). Guerrero Rodríguez, Antonio. Poeta y artista plástico. Como sus compañeros Gerardo Hernández Nordelo, Fernando González Llort, Ramón Labañino Salazar y René González Sehwerert, fue sentenciado a larga e injusta condena, en un juicio amañado cele- brado en Miami en 1998, por luchar contra el terro- rismo que se ha realizado durante décadas contra Cuba desde esa ciudad. Ha publicado, entre otros, Desde mi altura (2001), Soledad para mis Soledades (2011), Enigmas y otras conversaciones (2012) y La verdad me nombra (2013). González, Luis Alberto. Poeta. No se encontra- ron otros datos sobre el autor. González Busto, Manuel. Poeta. Tiene publicados Magio la rotura de mis flautas (1991), La muerte es una trampa pública (1991), Confesiones de un loco descreído (1993), Último incendio en la memoria (1993), Caram- ba, Manuel (1994), Testamento del loco (1998), La noche del visionario (2002), Poemas de cuando el hombre pudo razonar (2005), Adán: evidencia de los límites (2008), Cartas a Giselle (2010). González Pérez, Milagros. Poetisa. Aparece en las antologías Yo te conozco, amor y Silvio, te debo esta canción.

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González Seik, Gilberto. Poeta. Dirige el Centro Cultural Lalita Curbelo Barberán. Ha publicado Cruzar la raya (1991) y El país más pequeño del aire (2011). Henoc Pernut, Elías. Poeta y pintor. Aparece en la antología Arribos de la luz. Hernández Novás, Raúl. Poeta. Publicó Da Capo (1982), Enigma de las aguas (1983, Premio 13 de Marzo), Embajador en el horizonte (1984), Al más cercano amigo (1987), Animal civil (1987, Premio Julián del Casal), Sonetos a Gelsomina (1991), y póstumos Atlas salta (1995), Amnios (1998, Premio José Lezama Lima). Herrera Ysla, Nelson. Poeta y crítico de artes plásticas. Participó en la fundación del Centro Wifre- do Lam –en el que es especialista principal y curador–, y de la Bienal de La Habana. Obtuvo el Premio Críti- ca de Arte Guy Pérez Cisneros y ha publicado La tierra que hoy florece (1977, Premio 13 de Marzo), Escrito con amor (1979), El amor es una cosa esplendorosa (1983), Poemas (1987), Amor poesía eres tú (1991), entre otros. Jamís, Fayad. Poeta, pintor, traductor, editor. Publicó Brújula (1949), Los párpados y el polvo (1954), Vagabundo del alba (1959), Cuatro poemas en China (1961), Los puentes (1962), Por esta libertad (1962, Premio Casa), La victoria de Playa Girón (1964), Cuer- pos (1966), La pedrada (1972), Abrí la verja de hierro (1973); póstumamente, Entre la muerte y el alba (1994) e Historia de un hombre (1995), entre otras. Leyva Portal, Waldo. Poeta y diplomático, obtuvo el Premio Casa de las Américas. Ha publicado De la ciudad y sus héroes (1976), Con mucha piel de gente (1982), El polvo de los caminos (1984), El rasguño en la

186 · poemas y canciones para wichy · piedra (1995), Memoria del porvenir (1999), El dardo y la manzana (2000), La distancia y el tiempo (2003), Ocultas claves para la memoria (2005), De la máscara y la voz (2006), Breve antología del tiempo (2008), Asonancia del tiempo (2009), Los signos del comienzo (2009). López Cerviño, Pedro. Poeta y guionista de tele- visión. Trabaja en el Canal Educativo. Ha publicado Nueve sueños de abril (1978), Otra historia de abril (1989), No se puede matar al timonel (2002), Oreja de campesino (2005) y Trazados en el mapa (2008). Machado, Eloy, El Ambia. Poeta y promotor cultural. Ha publicado Caimán lloró (1984), Poesía (1989), Jacinta ceiba frondosa (1992), Callejón del suspiro (1993), Vagón de mezcla (1998), Del 1 al 6 la vida (1999), Por mi pura (2003) y Okán La Ocha (2011). Machado, Jesús. Poeta. Tiene publicado Últimas prolongaciones (2008). Marimón, Yanira. Poetisa, editora y narradora. Ha publicado Apología del recuento (2002), La sombra infinita de los vencidos (2005), Donde van a morir las mariposas (2006) y Contemplación vs. acto (2009, Pre- mio de la Crítica). Mayán Fernández, Moisés. Poeta y narrador. Trabaja como especialista en Ediciones Holguín. Ha publicado Fábula del cazador tardío (2007) y Cuando septiembre acabe (2010). Merino Pérez, Youre. Poeta. Ha publicado Anti- pop (2006), Flemas (2008), Babelia (2009) y Déjà-vu (2010).

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Moreno del Toro, José Luis. Poeta, doctor en me- dicina. Ha publicado Va... pué... Poemas casi nicara- güenses (1983), Beber de la lluvia (1988), Del agua y los signos (1991), Poemas de Granada (1995), Aguas del espejo (1995), La otra mordida de la manzana (1997), Cantigas salvadas (2000), Agualuna del otoño (2002), Violeta ya no vive aquí (2003), Mar de leva. Poesía es- cogida (2006). Orovio, Helio. Poeta y musicólogo. Autor de los poemarios Este amor (1964), Contra la luna (1970), El huracán y la palma (1980) y La cuerda entre los dedos (1991); además, Música por el Caribe (1990), Dicciona- rio de la música cubana (1992), Músicos de Cuba (2002) y Las dos mitades de Calviño (2000). Ortiz Rodríguez, Rigoberto. Poeta y promotor cultural. Ha publicado Quitar la máscara al espejo (1991). Padilla Lorenzo, Heberto. Poeta y narrador. Publicó Las rosas audaces (1949), El justo tiempo humano (1962), La hora (1964), Fuera del juego (1968, Premio UNEAC), Provocaciones (1973), El hombre junto al mar (1981), Un puente, una casa de piedra (1998); póstumamente, Puerta de Golpe (2013) y Una época para hablar (2013), así como En mi jardín pas- tan los héroes (1981) y La mala memoria (1989). Padrón Nodarse, Frank. Poeta, narrador, ensa- yista y crítico cinematográfico. Ha publicadoMás allá de la linterna (2000), La profesión maldita (2005), Conversación en la luz (2006), Sinfonía inconclusa para cine cubano (2008), Eros-iones (2001), Las cela-

188 · poemas y canciones para wichy · das de Narciso (2006) y Los latidos del espejo (2008), entre otros. Pita, Luis Lexandel. Poeta, trabaja como especia- lista literario. Ha publicado Oficios para el olvido (2000), Poemas del tonto (2000), Delirios del escriba (2002), Beethoven, cuarteto para una melancolía (2002), Diálogo en soledad (2005), Ritos de la prima- vera (2006) e Hijos del tiempo (2007). Quiñones, Alfonso. Poeta, traductor y periodista. Reside en República Dominicana. Tiene publicados Y tú atraviesas la noche (1991) y La herradura en la puer- ta (1994). Obtuvo el Premio David con Cuarto alqui- lado. Rabilero del Castillo, Demián. Poeta y realizador cinematográfico. Ha obtenido en dos ocasiones el pre- mio de los Juegos Florales de Santiago de Cuba. Tiene publicado Todas las despedidas del mundo (2004) y Palabra de suicida (2012). Reyes, Luis Yusseff. Poeta. Dirige Ediciones La Luz. Ha publicado, entre otros, El traidor a las palo- mas (2002), Vals de los cuerpos cortados (2004), Yo me llamaba Antonio Boccardo (2004), Esquema de la impura rosa (2004), Golpear las ventanas (2004), Los frutos de Taormina (2010) y Aspersores (2012, Premio Nicolás Guillén). Rodríguez Colón, Olga. Poetisa y declamadora. Publicó los libros Palma real, Naranja y sol y Poemas policiales (1993). Rodríguez Domínguez, Silvio. Trovador. Su dis- cografía está integrada por Días y flores (1975), Al final de este viaje (1978), Mujeres (1978), Rabo de nube

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(1980), Unicornio (1982), Tríptico (1984), Causas y aza- res (1986), Oh, melancolía (1988), Silvio (1992), Rodrí- guez (1994), Domínguez (1996), Descartes (1998), Mariposas (1989), Expedición (2002), Cita con ángeles (2003), Érase que se era (2006), Segunda cita (2009), entre otros. Ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Nacional de Música 2004 y Premio del ALBA Cultural de las Artes 2010, conferido por el Fondo Cul- tural de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Asimismo, fue galardonado, junto a Joan Manuel Serrat, como el mejor cantautor hispanoamericano de la segunda mitad del pasado siglo y en 1997 como Artista Unesco por la Paz. Rodríguez Gutiérrez, Milena. Poetisa y ensayista. Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Ha publicado El pan nuestro de cada día (1998), Alicia en el país de Lo Ya Visto (2001) y El otro lado (2006). Rodríguez Rivera, Guillermo. Poeta, narrador, crítico, ensayista y profesor universitario. Tiene publicados Cambio de impresiones (1966), El cuarto círculo (1976, en colaboración con Luis Rogelio No- gueras), En carne propia (1983), Para salir del siglo XX (1994), Sobre la historia del tropo poético (1985), Ensayos voluntarios (1984), Alguien (1996), La otra imagen (1999), Crónicas del relámpago (2008), Por los caminos de la mar los cubanos, o Nosotros los cu- banos (2006), Ya que te vas (2006), Canción de amor en tierra extraña (2007) y El libro rojo (2012). Sánchez Crespo, Osvaldo. Poeta y guionista cine- matográfico. Reside en México. Publicó Matar al últi- mo venado (1981, Premio David).

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Santiesteban, Ánida. Poetisa residente en la pro- vincia de Las Tunas. No se hallaron otros datos sobre la autora. Serret Yéndez, Alberto. Poeta y narrador. Entre sus libros se encuentran Figuras soñadas y cantadas (1981), Cordeles de humo (1987), Escrito para Osmani (1987, Premio de la Crítica), El mediodía y la sombra (2010), así como Un día de otro planeta (1986), Con- sultorio terrícola (1988), Los asesinos las prefieren rubias (1990), entre otros. Siam Arias, Juan I. Poeta, narrador y profesor universitario. Ha publicado Silencios antiguos (1990, Premio Alcalá de Henares), Y aún sigo sus huellas (1996), Mentiras objetivas (1996) y Cementerio de ele- fantes (2004). Suárez Cobián, Armando. Poeta y cineasta. Re- side en Estados Unidos. Ha publicado Corre ve y dile (1986). Suárez Reyes, Luis Carlos. Poeta y escritor para niños. Tiene publicados Las cigüeñas no vienen de París (1989), Todo el mar era mío (1989), La loma de los gatos (1999), El regreso del guerrero (1996), Cuen- ta la calabaza (2000), Galerías interiores (2003), Papeles nevados (2003), entre otros. Valdés Zamora, Armando. Poeta y ensayista. Licenciado en Filología por la Universidad Central de Las Villas Marta Abreu y Doctor por la Universidad de la Sorbona, París, donde reside y trabaja. Valdés, Zoe. Poetisa y narradora. Reside en Fran- cia. Ha publicado Respuestas para vivir (1986), Todo para una sombra (1986), Sangre azul (1993), La hija

191 · entre el cuerpo y la luz · del embajador (1995), La nada cotidiana (1995), Có- lera de ángeles (1996), entre otras. Vital, Alberto. Poeta, narrador, ensayista. Doc- tor en Filología por la Universidad de Hamburgo, es investigador y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de las novelas Teatro de ángeles (1984), Jardín errante (1998), Tractatus vitae (2002), Headhunters (2003) y 1970-2002 (2004). Entre sus estudios dedicados a la vida y obra de Rul- fo se encuentran Lenguaje y poder en Pedro Páramo (1993) y Juan Rulfo (1998).

192 HOMENAJE FOTOGRÁFICO A WICHY

Wichy niño Con su mamá

Con su papá Wichy joven

Junto a Nicolás Guillén Con la trovadora Norma Helena Gadea y Víctor Casaus, en Nicaragua

Junto a Nelson Herrera Ysla Leyendo poemas junto al trovador Silvio Rodríguez Junto a Guillermo Rodríguez Rivera Reconocimiento a Wichy firmado por nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz En Casa de las Américas, junto a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Víctor Casaus Con Germán Piniella, Víctor Casaus, Silvio Rodríguez y Eduardo Heras León Manuscritos de Wichy Junto al poeta José Zacarías Tallet Wichy en la ciudad de Praga Con el poeta Fayad Jamís

Con Silvio Rodríguez, Sergio Corrieri y Víctor Casaus, en el Palacio de Convenciones de La Habana Junto al documentalista Bernabé Hernández, en Viet Nam Invitación de la exposición Mirar al Rojo, realizada por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau en 1997

Con Guillermo Rodríguez Rivera, Víctor Casaus, Raúl Rive- ro, Antonio Conte, César Vallejo y Silvio Rodríguez (Montaje fotográfico de Raúl Macías) Caricatura de Juan David Con su hermana Ámbar, en un cartel apócrifo

Foto intervenida por el propio Wichy Junto a Víctor Casaus Portadas del CD de la colección Palabra viva dedicado a Wichy y del libro De nube en nube, ambos publicados por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

Índice

PALABRAS PARA EL ROJO / 7

INTRODUCCIÓN / 11

PRIMERA PARTE El convite de los amigos / 15

Eliseo Diego RESPUESTA / 17 Pablo Armando Fernández MURIÓ ADONAIS / 18 Roberto Fernández Retamar NOSOTROS, LOS SOBREVIVIENTES / 21 Fayad Jamís MEJOR ES LEVANTARSE / 24 Olga Rodríguez Colón SOBREVIVIENTE / 26 Félix Contreras HOMBRE DE MALA SUERTE / 27 LRN: UN CASO PARA INVESTIGAR / 28 EPITAFIO / 30 PERFECCIÓN / 32 Miguel Barnet ANTE LA TUMBA DEL POETA DESCONOCIDO / 34 Eloy Machado, El Ambia Y SI MUERO MAÑUNGA? CAMÁN LLORÓ / 35 Iván Gerardo Campanioni LAS COSAS DE LA VIDA / 37 Guillermo Rodríguez Rivera CANTA / 40 Waldo Leyva Portal DESPACHO CABLEGRÁFICO / 42 Rigoberto Ortiz Rodríguez VOLVER URGENTE PARA HACERLE UN EPITAFIO A LA TRISTEZA / 44 Milagros González CABEZA DE ZANAHORIA / 46 ODA MÍNIMA A LA LEALTAD / 50 Antonio Conte RETABLO PARA WICHY / 51 Víctor Casaus PRIMER PLANO / 54 ANTES DE ESCRIBIR UN TESTIMONIO SOBRE WICHY / 56 Jesús Cos Causse RETRATO AL ÓLEO / 62 Lina de Feria II. EN LOS TÉMPANOS DE HIELO… / 64 Jorge Fuentes TODAS LAS NOCHES SON AQUELLA NOCHE / 66 Silvio Rodríguez CANCIÓN DEL TROVADOR ERRANTE / 67 LA TONADA INASIBLE / 69 Gilberto González Seik CLANDESTINOS / 71 Nelson Herrera Ysla APROXIMACIONES EN TORNO A / 73 IMITACIÓN DE CABEZA / 75 TODO DUERME MENOS TU NOMBRE / 80 Alberto Serret POR QUÉ NO DICEN LA VERDAD, POR QUÉ / 84 Raúl Hernández Novás EN LA MUERTE DE UN POETA / 86 Lucía Ballester ALGO / 87 Marilyn Bobes VARIACIONES SOBRE UN CISNE SALVAJE / 88 Luis Carlos Suárez LA CASA DE LOS SUEÑOS / 89 Pedro López Cerviño INFLACIÓN / 93 Manuel González Busto EBRIEDAD DE LOS CREDOS / 95 Armando Suárez Cobián LA YERBA NO LLEGA A CUBRIRLO TODO / 96 Osvaldo Sánchez LOS CISNES DE JAFFA / 98 Frank Padrón Nodarse DE NUEVO EL CISNE / 100 HACE TREINTA AÑOS, O MÁS... / 102 Alberto Vital ATRIBUIDO A UN REY / 104 Daína Chaviano CARTA DE AMOR A UN POETA MUERTO / 106 Alfonso Quiñones HISTORIOGRAFÍA DE UNOS VERSOS MALOS / 108 Zoe Valdés TODO PARA UNA SOMBRA / 110 Fidel Díaz Castro NO BUSQUES LA MUJER / 113 Eduardo del Llano Rodríguez A LA MANERA DE L.R.N. / 115 Armando Valdés Zamora COMO UN REGRESO DE TU AUSENCIA / 116 Felipe Chibás Ortiz YO AMO AL CISNE SALVAJE / 118 Jesús David Curbelo XI (LA MODA DICTA AL VERSO UN GIRO ROJO…) / 120 Juan Carlos García Guridi WICHY: 1985 / 121 Milena Rodríguez Gutiérrez HOMENAJE EN NEGRO / 122 Luis Lexandel Pita INVENTARIO A CONTRALUZ / 124 Luis Yusseff Reyes LOS INSOSPECHADOS CISNES DE ROBINSON JEFFERS / 126 Youre Merino IMITACIÓN DE UN POETA / 127 Elías Henoc Pernut ELÍAS EL TERRIBLE Y WICHY EL ROJO VISITAN UN APARTAMENTO SURREALISTA / 131 Luis Alberto González POESÍA TRUNCA / 133

SEGUNDA PARTE Amar al cisne salvaje / 135

Heberto Padilla NO FUE UN POETA DEL PORVENIR / 137 Helio Orovio CANCIONES / 139 Waldo Leyva POEMA LEVEMENTE ROMÁNTICO / 142 José Luis Moreno del Toro LA CASA 71 / 144 Guillermo Rodríguez Rivera CAIMANES / 146 Juana García Abás GANGA / 147 Pedro López Cerviño MOTIVOS DEL POEMA / 148 Luis Carlos Suárez IMITANDO UN FINAL DE NOGUERAS / 150 Antonio Guerrero Rodríguez UNA ESPINELA HERMOSA / 151 Frank Padrón Nodarse EL RUMOR DEL POLVO / 152 Daína Chaviano NECROFILIA / 154 Jesús Machado IDENTIDAD / 155 Juan I. Siam ETERNA LECCIÓN DE HISTORIA / 156 Lillian Álvarez CABIZBAJO, AMOROSO, CANSADO YA… / 159 Alpidio Alonso CISNE SALVAJE / 161 Bertha Caluff CISNES SALVAJES / 163 Almelio Calderón ESCAMAS / 165 Mabel Diez Ochoa NIEBLA (POR “PÉRDIDA DEL POEMA DE AMOR LLAMADO «NIEBLA»”) / 167 Yanira Marimón PUDO HABER SUCEDIDO / 168 Demián Rabilero IMITACIÓN DE UNA MALA TRADUCCIÓN DE BUKOWSKI PERO TAMBIÉN DE NOGUERAS PERO TAMBIÉN DE LA MALA POESÍA QUE NACE EN LOS OSCUROS CALLEJONES PERO DE ESTE CADÁVER EXQUISITO SOLO NACERÁN FLORES / 169 Celio Luis Acosta SONETO RUIN / 170 Ariesky Castillo ENSAYO DEL ÁRBOL DEMENTE / 172 Moisés Mayán Fernández SOBRE UNOS VERSOS DE LUIS ROGELIO NOGUERAS / 174 Ánida Santiesteban ENTRA EN MI JARDÍN LA NOCHE LOCA / 175

DE LOS AUTORES / 177

HOMENAJE FOTOGRÁFICO A WICHY / 193