Historia De La Mastozoología En Latinoamérica, Las Guayanas Y El Caribe
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Si cita un artículo: AUTOR(ES). 2014. Título del capítulo. Pp. 000–000, en: Historia de la mastozoología en Lati- noamérica, las Guayanas y el Caribe (J Ortega, JL Martínez y DG Tirira, eds.). Editorial Murciélago Blanco y Asociación Ecuatoriana de Mastozoología, Quito y México, DF. Esta publicación puede ser obtenida mediante intercambio con publicaciones afines, o bajo pedido a: Editorial Murciélago Blanco [email protected] www.editorial.murcielagoblanco.com Editores: Jorge Ortega, José Luis Martínez y Diego G. Tirira Artes y diagramación: Editorial Murciélago Blanco Ilustraciones: Portada: Hippocamelus antisensis, tomada de Voyage dans l’Amérique Méridionale (Alcide d’Orbigny, 1847). Página 1: Cebus fulvus, tomada de Voyage dans l’Amérique Méridionale (Alcide d’Orbigny, 1847). Contraportada: Calulomys lanatus, tomada de Rerum Naturalium Thesauri (Albertus Seba, 1734–1765) Impresión: PubliAsesores Cía. Ltda. ISBN: 978-9942-20-026-6 Quito y México DF, agosto de 2014 IMPRESO EN ECUADOR PRÓLOGO La mastozoología es una ciencia curiosa: por un lado, descubre el velo que envuelve a una gama de más de cinco mil especies que habitan en todo el planeta, y por otro, nos inquieta por el vínculo tan claro y evidente de que el estudio de los mamíferos nos incluye a nosotros mismos, como una más de las especies del orden Primates. ¿Cómo enfocar una rama de la zoología que, además de estudiar a la clase de vertebrados de historia más reciente, también se ocupa de la propia especie? La historia misma de la disciplina es bastate corta. Al parecer, la primera vez que se empleó la palabra mastozoología (mammalogy en inglés) fue hace apenas 180 años, aunque las observaciones que sobre mamíferos ha plasmado el ser humano a lo largo de su historia datan de hace por lo menos 2 300 años, cuando Aristóteles clasificó a los mamíferos (sin llamarlos como tales, por supuesto), en “animales vivíparos”, para separarlos de aquellos que ponen huevos, como aves, reptiles, anfibios y peces. Aristóteles, también separó correctamente a los mamíferos marinos de los peces, para por primera vez asignarlos al mismo grupo de los vivíparos. La exploración del mundo a partir del renacimiento abre un nuevo periodo de la historia hu- mana en que el estudio de los mamíferos recibe un impulso importante. A partir de entonces, Conrad Gessner (1516–1565) publicó, entre 1551 y 1558, su Historiae animalium que se mantuvo vigente ¡por dos siglos! En ese momento, la exploración del mundo tomó un ímpetu muy importante. A principios del siglo dieciséis, Leonardo da Vinci (1452–1519) realizó sus famo- sas autopsias que contribuyeron, junto con los esbozos de Alberto Durero (1471–1528), a entender el funcionamiento del cuerpo humano y el de los mamíferos. Es aquí que un per- sonaje relativamente poco vinculado con el estudio de los mamíferos hace una observación particular e interesante, que resuena hasta nuestros días por las enormes repercusiones que ha tenido para muchos de los que trabajamos con mamíferos, en particular con los murcié- lagos. Gonzalo Fernández de Oviedo (1478–1557), soldado y cronista de la conquista de la Nueva España, relata, en su Sumario de la natural historia de las Indias (1526), cómo existen murciélagos que muerden a los soldados y que a veces ello terminaba con la muerte de la persona. Es claro que se refería al murciélago vampiro común (Desmodus rotundus), la primera observación de cómo se alimentaba esta especie de mamífero. Posteriormente, unos 300 años después, inicia la moderna investigación de los mamíferos en Latinoamérica, pero lo hace sobre todo con científicos europeos y de los Estados Unidos. Entre ellos por supuesto resaltan Edward Alphonso Goldman (1873–1946) y Edward William Nelson (1855–1934), quienes exploran y describen la mastofauna de México con bastante detalle. El estudio de los mamíferos en Latinoamérica, por los latinoamericanos, tiene orígenes diversos, complejos, y con varios falsos inicios que terminaron en hiatos, pero que fueron 6 Historia de la mastozoología en Latinoamérica, las Guayanas y el Caribe pronto reemplazados por nuevos intentos cada vez más exitosos. Una compilación como la que se presenta en el libro Historia de la mastozoología en Latinoamérica, las Guayanas y el Caribe es un esfuerzo verdaderamente ejemplar de integrar e hilar la historia y el desarrollo de nuestro campo de la ciencia, el estudio de los mamíferos, en toda la región Neotropical. Realmente, tanto los editores como los autores han llevado a cabo un esfuerzo pro- fundo y concienzudo por documentar el estudio de los mamíferos en cada país de Latino- américa, las Guayanas y el Caribe. Para quien quiera entender la historia de la mastozoología en la región, es obligada la lectura de este libro, de cada capítulo y de cada detalle. Sólo yuxtaponiendo los distintos capítulos en su continuo espacio-temporal podremos compren- der cómo hemos llegado hasta aquí, las contribuciones relativas de individuos particulares y cómo cada país ha hecho su esfuerzo para estudiar a sus propios mamíferos. Para terminar, no puedo menos que recordar un texto de Jorge Luis Borges (1899–1986): “Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído”. Rodrigo A. Medellín Instituto de Ecología Universidad Nacional Autónoma de México México DF Abril, 2014 EDITORIAL El libro Historia de la mastozoología en Latinoamérica, las Guayanas y el Caribe, como su nombre lo indica, hace referencia a la historia de los mamíferos en esta parte del planeta, zona que en conjunto es conocida como la región Neotropical. Este libro habla de la evolución que se dio en torno al conocimiento de sus mamíferos, de los diferentes investigadores que se han forjado en estas tierras o que han aportado para ella, a pesar de que muchos nunca pusieron sus pies en la megadiversa región Neotropical. Pero este libro no solo habla de historia. También habla de las asociaciones científicas y grupos de trabajo que se han creado a lo largo de la región en las últimas décadas, todas con un fin común, pero también con dificultades y retos similares. Su lectura nos hace un recorrido a través del tiempo y el espacio. Un viaje que incluye muchos personajes e innumerables vicisitudes, mientras pasa por diversos terrenos, desde el norte hasta el sur y desde el este hasta el oeste, desde los bosques húmedos tropicales, hasta los fríos páramos y punas, desde la Amazonía hasta la Patagonia, desde el istmo de Tehuantepec (en México), hasta el escudo Guyanés, desde las islas del Caribe hasta las Galápagos. Si bien, la importancia en el conocimiento de los mamíferos es el objetivo principal del libro, no podemos dejar de lado la relevancia que tuvo la presencia del ser humano en el tiempo y en la historia, mientras trataba de entender a los nativos de cada región, de cada localidad, de cada país y, por que no, de sus luchas diarias por la supervivencia mientras hacía uso de los mamíferos como fuente principal de alimento. Es un libro que incluye relatos de expediciones que involucraron una minuciosa planifi- cación en tiempo y elevados costos de viaje, algunos en embarcaciones precarias junto a expe- diciones europeas que cruzaron el océano Atlántico hacia América, en busca de nuevos registros y colectas organizadas. Expediciones en donde participaron varios de los personajes más impor- tantes en la historia. Nombres como Cristobal Colón, Pedro Cieza de León, Gonzalo Fernández de Oviedo, Charles Darwin, Alexander von Humboldt, Félix de Azara y Alcide d’Orbigny son al- gunos de los más conocidos y que se repiten con insistencia a lo largo de los diferentes capítulos. En este contexto, es evidente el trabajo, sacrificio y esfuerzo que dedicaron muchas personas y que han aportado en la descripción de una enorme cantidad de organismos nuevos para la ciencia. Si tomamos en cuenta el esfuerzo sobrehumano, únicamente con la maquina- ria y el conocimiento de aquel entonces, se puede recrear un escenario austero, si es que lo comparamos con nuestro tiempo actual, un esfuerzo que a la fecha todavía sorprende dado el trabajos de muchos colegas, mientras todavía intentan aportar con colectas y sorprender con nuevas especies en diversas partes del continente. Aquel escenario era tan fuerte que no solo la fortaleza física era indispensable, sino también la capacidad mental, ambas radicaban en el esfuerzo de colecta realizado por los explo- 8 Historia de la mastozoología en Latinoamérica, las Guayanas y el Caribe radores para obtener cualquier ejemplar nuevo para la ciencia. Circunstancias difíciles por las cuales seguramente pasaron los primeros exploradores. Arduo trabajo nada fácil durante meses y años, compilaciones de material que al enviar, los hacían felices y cuyo objetivo exitoso final era el incrementar en número y conocimientos las colecciones mastozoológicas.