LAS CARABELAS Y EL ANDALUCISMO EN COLOMBIA, por Ramiro Lagos, Poeta y Escritor

Al invitame la Alianza Hispanica de Greensboro a celebrar el Dia del descurbimiento de Amerca, traigo a la celebración mi pluma andalucista, comenzando por la mención de las carabelas de conquista. Y la primera es “La Niña”, poetizada en mi viejo soneto de “La carabela conquistasda”:

La conquista de América termina?

Su tierra virgen se entreabrió en corola.

Quedó la tierra; más la virgen sola se unió al conquistador de cumbre andina.

De aquella unión bizarra y colombina

surgió el Colón del Ande que tremola

para hacer la conquista a la española:

cara al mar un velero se avecina.

Hizo mi corazón, barco en reversa,

la conquista de América a la inversa,

y al conquistar… de España se encariña.

Así una tarde cuando alzaron velas

frente al mar otra vez las carabelas,

le había robado al español, «la niña»…

«La Niña», concebida dentro del terreno del mar histórico, partió, como se sabe, de Palos de Moguer, puerto andaluz, y se me ocurre imaginar, que más tarde, con aquesta carabela de conquista cordial, se formó el primer puente flotante de una floreciente hispanidad, conquistadora y conquistada de América.

Conquista fácil, a lo andaluz, porqque los andaluces conquistaron a América con claveles a diferencia de los que la conquistaron con la espada De todas maneras, habrá que darle a “La Niña’ el papel simbólico de haber sido la cuna depositaria del primer viso de la cordialidad del Nuevo Mundo. Ella representa, como niña , la naciente cultura conquistadora y conquistada dentro del nuevo espíritu criollo novomundano. La Niña enseña a balbucear el español de Antonio de Nebrija en su inicio caminero, sustituyendo, desde entonces, las zetas de la zarzamora, que nunca pudieron pronunciar lps morunos, por las eses de sabor dulce de los andaluces, que a veces se las comen, pero que terminan imponiéndose en el imperio de la lengua española de ultramar.. !Oh“La niña”!, !Oh las niñas suramericanas!, !Cuántas niñas criollas o mestizas arriban como imigrantes a la España bañada de andaluz!

“La Pinta”, acaso con pinta agitanada o moruna, es otra carabela que se proyectó allende los mares, difundiéndose en el paisaje cromático, o en el paisaje mestizo de la América colombina. “La Pinta” refleja lo pintorezco andaluz, donosamente asimilado al cúmulo de rasgos y gracejos del cromatismo tropical, cósmico, somático y anímico. Fue otrosí, “La Pinta”, una simbólica carabela picaresca, cargada de gracia y de buen humor, habiéndose creado con ella en el ambiente colombiano, el humorismo apicarado, rayano a veces, de humorosidad festiva..

Otra fase de “La Pinta” sería la de los “pintejas” en la picaresca de El Buscón quevedesco, cuyo protagonista clave se hubo de colar con los andaluces y castellanos en las aguas emigradas de la aventura, para aparecer en El Carnero, primera obra de relatos picarescos y novelescos de La Nueva Granada virreinal. Tuvo La Pinta esa gracia genial de poner a dialogar a todos los “pintas” y “pintejas” del realismo español y de la realidad novomundana, sin excluir al Don Juan Tenorio, sevillano, convertido alli en un picaflor tropical.

“La Santa María” es la tercera carabela que se quedó anclada simbólicmente, en forma de ciudad, en la costa atlántica de Colombia. Allí tomo el nombre de Santa María La Antigua del Darien. Ella fue testigo de la odisea fluvial del conquistador Jiménez de Quesada quien, venciendo como un coloso, las selvas del enmaranñado rio Magdalena, llegó a escalar el altiplano andino para fundar a Santa Fé, sede del Nuevo Reino de Granada. Santa Fé comn la ciudad granadina de Espana, son nombres de reminiscencia andaluza, eslabones aún, no perdidos, de una vieja y nueva hispanidad . .\

El anclaje histórico espiritual que hay entre Colombia y Andalucía, lo es tambien en el campo religioso. Y he aqui otra vez la Santa María convertida en transportadora del amor a María, la concebida sin mácula que canta en versos el poeta sevillano Miguel Cid. Su hijo, Jacinto Cid, tambien sevillano vivió, se casó y dejó el espíritu andaluz en Cartagena de Indias . Coincidencia histórica, digna de anotarse fue que incluso los enconados antagonismos en pro y contra de María Inmaculada ocurrieron simultaneamente en 1615 tanto en Sevilla como en Cartagena de Indias. Aquí se defendió por influencia del eco batallador mariano de los sevillanos, a la Virgen Inmaculada La Santa María. Saltando del mas de las carabelas, al terreno del andalucismo en Colombia.se puede decir que lo andaluz, en su profundo sentir musical, no sólo estuvo asimilado al espíritu colombiano, por medio de sus pasodobles taurinos de un ”Ay Manizales del Alma!”, sino también con ese cante jondo alusivo a Colombia de las coplas “Colombianas” andaluzas. Recuerdese al “cantaor” gitano en su expresion flamenca:

“Vente conmigo a Colombia,

paloma del alma mía,

donde tengo yo un ingenio

pa’ vivir toda la vida

donde yo quiero quererte y adorarte noche y día.

Cuando te veo entre flores,

asomada a tu ventana,

son tan lindos, tus colores

y es tan bonita tu cara,

que despiertas mis amores,

y te quiero, mas que nunca, colombiana.”

Lo andaluz con ese otro cante de saeta profunda y con ese ritualismo de nazarenos solemnes, con toda su liturgia ostentosa, traducida en fervorosa demostración de amor a lo divino, es síntesis, de toda su tradicional andalucista. Sus imaginerías, sus cofradías, carrozas rocieras, sus acuarelas, sus jaranas, sus manoletes y sus mujeres morenas, contribuyeron a crear las más tradicionales gamas de afinidad con el ambiente colombiano, perdurado en las gloriosas ferias de Popayán, Manizales, Cali y Medellín. La Semana Santa en Popayán al estilo de la sevillana, los patios orientales al estilo de los andaluces, la reprodución de sus ferias y famosas corridas taurinas, demarcan la acuarela del andalucismo, como expresión popular de fervor, de júbilo y policromía. La ciudad de Manizales cantada por el poeta sevillano, Manuel Martinez Carrasco, se ha hecho acreedora al titulo de la Sevilla colombiana, por su famosa Feria de jolgorio internacional. Sevilla, Málaga, Córdoba, Andalucia del Valle del Cauca, son cuatro nombres entre otros que se relievan en el mapa del andalucismo colombiano y los acentos de los andaluces se han impuesto a lo largo de sus costas con sus variados ecos que pueblan nuestra fabla costera a lo larga de sus zonas comarcales..

No lejos de la Andalucía colombiana, esta Cali, por cuyas avenidas se pasea rítmicamente a sus aires, la gracia andaluza de sus palmeras femeninas. La torre mudéjar de Cali, contribuye a campanear la leyenda de que por alli hubo un artista de la Andalucia árabe enamorado quizás de una sultana criolla. Se piensa que por eso se le denominó a Cali “La Sultana del Valle del Cauca”. Y es en el “Paraíso” de esta ciudad donde se demarca dentro del más fino romanticismo ficcional la bella silueta hebrea y criolla de la “María” de Jorge Isaac, novelista y poeta, de ascendencia, posiblmte, de la judería cordobesa o sevillana..

La cuarta carabela simbólica que aún no hemos mencionado fue la que capitaneó ese «pescador de perlas», soldado sevillano, poeta y cura llamado Juan de Castellanos. Cantor en versificación prolífica de las conquistas del Nuevo Mundo, se descubre en sus páginas épicas el señorío arrogante de la famosa caudillesa india, que él llamó la Gaitana, por su parecido a una gitana, con el tronío de su Sevilla natal. Habiendo sentado reales en Santa Fe de Bogotá, al lado del docto Jiménez de Quesada, con este conquistador humanista, fundó quel sevillano la primera tertulia hispanoamericana, allí en el altiplano y Tunja donde se fogueaban tópicos renacentistas entrecruzados con el tradicional romance. Coincidencialmente, otro sevillano de nuestra época, Rafael Montesinos, fue co- fundador de la hasta hoy actunate. “Tertulia Hispanoamericana” en , en asocio de dos colombianos andalucistas: Rafael Gutiérrez Girardot, autor de un libro crítico sobre el poeta andaluz Antonio Machado y Eduardo Cote Lamus, bardo que creció líricamente a la sombra de Vicente Aleixandre, el gran Nobel andaluz del surrealismo hispánico. Colom bia, república de Presidentes poetas, mucho le debe al gran surtidor difusivo de la lírica andaluza desde sus primeros destellos. Si ciertos lampos renacentistas se filtraron a través de Juan de Castellanos, el arte barroco abrió su arco triunfal con la Influencia del gran paradigma de la poesía sevillana: Don Luis de Góngora. Con el barroco, se fundó en el Nuevo Mundo, incluyendo a Colombia, todo un imperio artístico. La iglesia de San Francisco, de Bogotá, continúa siendo hoy el del arte barroco colombiano. Palacio que, en poesía, tuvo un príncipe heredero de la maestría de Don Luis Góngora, repre- sentado en Hernando Domínguez Camargo, el primer gran poeta colombiano. Alúdase posteriormente a un neoclasicismo tardío, en que el poeta humanista Don Miguel Antonio Caro, evocando a la Sevilla romana, traduce al latín el conocido poema de Don Rodrigo Caro «A las ruinas itálicas». Y ya en la época romántica y en los inicios del modernismo preciosista, manifiéstase copiosamente la influencia del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. Cítese al espigador de Bécquer, en sus primeros contactos con la poesía, Don José Asunción Silva, el autor del famoso Nocturno exaltado por Unamuno. Aquel Nocturno de plenilunio, de luciérnagas fantásticas, de perfumes y música de alas. Aquel Nocturno blanco, plateado y alucinante, pudo haber adelantado sus metales preciosistas para el Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez, que en el intercambio de papeles iluminó la poesía colombiana con el movimiento piedraclelista. Fue ciertamente de Piedra y Cielo, libro del Nobel andaluz, del que se origino el nombre de Pedracielismo bajo cuyo signo se inspiraron los más famosos poetas colombianos de los años 50, como Jorge Rojas, Eduardo Carranza, Arturo Camacho Ramírez, Carlos Martín, etc. sin excluir a uno de los más andalucistas: Darío Samper. Concretamente lo andaluz lorquiano se manifestó en una eclosión de influencias melódicamente romanceadas como la que está antologada en la obra de Vicente Silva Pérez: Lorca bajo los cielos de Nueva Granada.

Desde mi ángulo personal, permítaseme que apostille mi modesta contribución andalu- cista por haber escrito Noches“ de Granada“, poema incluido en mi libro de juventud, Canción entre Roca y Nube prologado en verso por el insigne poeta gaditano José María Peman. Hay que destacar, para concluir, que el gran lírico del andalucismo culminante es el poeta piedracielista Eduardo Carranza. Enamorado de Andalucía, su libroEl Olvidado y la Alhambra. es de clara inspiración arábico-andaluza. Libro árabe, lo llama Dámaso Alonso, porque tiene, según él, «la melancolía de las grandes casidas apasionadas», Granada le inspira y vive sus aires poéticos y su leyenda, para evocar con esplendor lo que fue su Alhambra fantástica:

“Fue cuando el alma apareció en columnas.

Fue cuando el aire se agrupó en ventanas

y la luz en techumbre que sostienen muros de amor».

MEDICINA COLONIAL HISPANOAMERICANA Por Claudio Becerro de Bengoa Callau

En el devenir de los años, la historia nos demuestra que el logro de determinadas realidades es fruto de la fe en el proyecto y de su constancia en la espera. Una vez vencido el “Mar Tenebroso” y traspasadas las aguas de los “Sargazos”, limites milenarios de la extensión Terráquea, ya en el Nuevo Mundo, en tierra firme, se encontraron con un pueblo, con sus costumbres, idearios, religiones y prácticas sanitarias más o menos primitivas, según las distintas etnias, que en conjunto llamaron “Indios”, en la creencia de que se trababa de los habitantes de las Indias Orientales. Alli, comprobado su estado sociocultural y sanitario, desde un principio se inicia una labor humanitaria, que ira encaminada a mejorar sus condiciones de vida repercutiendo en todas las facetas de dichas comunidades, en el ámbito del conocimiento, ya que desconocían el hierro y la escritura, en el plano sanitario gozando de una salud robusta adaptada a su medio ambiente donde el paludismo y la tripanomatosis convivía con ellos, pero sin embargo estaban faltos de defensas ante otras dolencias como la viruela, traída por los descubridores que produjo verdaderas epidemias, diezmando en gran medida la población indígena que carecía de anticuerpos. De ahí que después del descubrimiento se inicia una etapa de gran valor histórico, en un principio logrando conquistarlo con el “trueque” de productos regionales y por otro lado, y yo diría más que colonizando, educando, haciéndolos portadores de nuestros conocimientos y adaptándolos a nuestras costumbres, tanto en el sentido humano como cultural, creando hospitales, colegios y Universidades . Libro sobre la medicina colonial

En cuanto a la sanidad del viaje ,que constituyó el descubrimiento de América hay pocos datos. Se sabe que “ las provisiones de boca consistían en arroz, tocino anejo, judías, ajos, vinagre, sal , bizcochos y galletas de a doce onzas”. En cada nave solía embarcar un cirujano, que percibía 7’10 libras de sueldo bimensual, curiosamente cinco céntimos menos que el trompeta.

Los primeros médicos acompañantes de Colón en su primer viaje fueron el físico de Moguer, maese Alonso y el maese Juan Sánchez, físico y cirujano que se quedó en tierra atendiendo a los habitantes del fuerte de Navidad, construido con los restos de la nao Santa María, en la isla de Bohio, hoy Santo Domingo y que falleció víctima del ataque indio, junto con 38 españoles más que eran los que constituían la dotación del fuerte. Mientras el gran Almirante tornaba a España con el otro médico, Alonso de Moguer, que según nos narra Oviedo era de más representación y cultura. Ya que considerando las categorías en la nave, primero era Colón, luego Juan de la Cosa, propietario de la nao Santa María, que por cierto se conocen en Sanlúcar de Barrameda, faro y antesala de la mar océano y luego en tercer lugar el piloto Sancho Ruiz y el maese Alonso era el cuarto, buena prueba de la consideración profesional que merecía en tan gloriosa carabela. Es más, Maese Alonso trajo consigo a la Península muestras de plantas desconocidas, como yuca, batatas, trementina, avellana de América, güano, cera de palma, nueces moscadas, canela y jengibre, marabiolanos y aloe y también resinas de distinta naturaleza. El cirujano Alonso quizás fue el primer cirujano con prestigio y valor que sobrevivió al volver a España. Pero luego ya tenemos en el segundo viaje al médico D. Diego Álvarez de la Chanca, sevillano, médico de carrera, con estudios en , Valladolid y Lisboa, fue médico de Cámara de los Reyes, siendo el primer médico doctorado y titulado que estuvo presente en América y que permaneció junto con Colón en las ruinas del fuerte de Navidad y en sus tristes huellas de su reciente masacre. Entre sus aportaciones, comprobó los efectos nocivos del “manzanillo” que era una salvajina que al tocarla o al saborearla notaban que se les hinchaba la cara y padecían tal ardor y dolor cual si rabiaran, remediándose todo con baños de agua o cosas frías. También trajo más de 200 especies vegetales entre ellas la coca, la quina, el ricino, y el curare, el bálsamo de Perú, el aceite de quenopodio, la leche de higuerón y la jalapa. Escribió un “Tratado sobre el mal de ojo” y “Carta al Cabildo de Sevilla” y trae muestras de hoja de tabaco como también el mate y la vainilla. Referente a la fauna nos describe los perros gozques, que no pueden ladrar, la jutia y la conga parecidas a las ratas pero mayores y comestibles y las iguanas. Asiste al Almirante de una grave enfermedad, tal vez fiebres tifoideas o paludismo que le tuvo varios días inconsciente.

Nicolás Manardi

Fue un gran psicólogo, jugó un gran papel en el ánimo de los tripulantes cuando inmersos en la nostalgia y recuerdo de los familiares amenazaban en caer en profundas depresiones. Como clínico diagnosticó la tos ferina, la sífilis y lepra. Prescribía la gran triaca, ya utilizada por Andrómaco el viejo, médico del emperador romano Nerón. Se ignora el nombre de los médicos que siguieron a Colón en el 3º viaje, que partió de Sanlúcar de Barrameda, en Mayo de 1.498 y sólo se sabe el nombre del maestre Diego como cirujano. En el cuarto viaje en 1.502, le acompañaban el médico maese Bernal, un cirujano genovés llamado Duran y un boticario que le asisten en su enfermedad o síndrome de Reiter, caracterizado por uretritis, artritis y conjuntivitis, aparte de que pudiera padecer paludismo. Al igual que cambiaron las costumbres también la medicina fue evolucionando, partiendo desde los chamanes, curanderos y hechiceros, al culturizarse por los españoles que los introdujeron en la medicina europea de los siglos XVI y XVII.

Médico A título informativo hemos de destacar que ya en 1.503 el 29 de Noviembre se funda el Primer Hospital en América, en la Isla Santo Domingo por Nicolás de Ovando con el nombre de San Nicolás de Bari y en 1.509 en el mismo Santo Domingo, Diego Colón subvenciona los hospitales de San Buenaventura y el De la Concepción. Posteriormente en 1.512 se construye el Hospital de San Andrés para leprosos, junto con el de San Lorenzo. Y es digno de destacar que en 1.513 se construye el Hospital de Santiago, primero en el continente americano, en la población de Santa María, la antigua Darien (Colombia), por Orden de don Fernando, en el tercer arribo a tierras, mediante cedula de 9 de agosto de 1913, dejando de funcionar en 1524 al abandonar la ciudad por la epidemia de paludismo y fiebre amarilla.

La fundación de la de Santo Domingo en 1.530, con facultad para otorgar grados de medicina, contribuyó en gran medida al desarrollo médico. Ante la falta de hospitales en 1.524 Hernán funda el primer hospital en Méjico. En Lima el primer médico que ejerció fue Hernando de Sepúlveda, médico de Pizarro, y “Arquiatra” del conquistador, lo cual le facultaba para organizar y crear hospitales como el de Lima en 1.538. Superada la asistencia médica en dichas regiones se empezó a crear en el Nuevo Mundo universidades que capacitaran a los nativos para el ejercicio de la profesión, creándose el 21de septiembre de 1.551, por el Emperador Carlos V, la Real y Pontificia Universidad de Méjico, que al principio se instaló en una casa alquilada al Hospital de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, fundado por Hernán Cortes, recibiendo el nombre de Universidad de Lima, para luego en 1574 llamarse Universidad de San Marcos, considerándose la Decana de las Universidades de América.

En 1.536 se funda la primera “Casa de Estudios Superiores” en Méjico y en ella Bernardino de Sahagún, médico, describe plantas medicinales de América al establecerse en el Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, siendo su “Códice Florentino”, un trabajo pionero de la etnografía azteca, describiendo el nombre y los usos de múltiples plantas medicinales. En 1.553 se funda la Universidad de Méjico, siendo la facultad de Guadalajara veinte años después, capacitada para la formación de médicos. Nicolás Bautista Monardes, (1.493-1.588) médico sevillano, graduado en Alcalá de Henares y especialista en terapéutica y botánica descubre las drogas ultramarinas y logra aclimatar en su jardín botánico de Sevilla la flora americana, clasificándola y publicándola en dos tomos, con más de cuarenta ediciones. Las órdenes religiosas, también jugaron un gran papel en la práctica de la medicina, tanto en la enseñanza como en la asistencia. Los frailes dominicos en Colombia solicitaron al Rey de España establecer en su Convento de Santa Fe una Universidad para impartir títulos de Médicos en el año1.563, siendo Alvaro Auñol, el primer médico español allí graduado que ejerció en Santa Fe. La Orden de San Juan de Dios, con sus médicos y cirujanos funda varios hospitales en Valdivia y Valparaíso en Chile. La Universidad de San Gerónimo de La Habana, se fundó en el Convento de San Juan de Letrán de la Orden de Santo Domingo, gracias a que Felipe V, solicitó del Papa Inocencio XII, la creación de la Universidad ( 12 de septiembre de 1721).. Los españoles llevaron a América, caballos, vacas, ovejas, cerdos y gallinas; animales allí desconocidos, además de trigo, olivos, caña de azúcar, viña e introdujeron la metalurgia del hierro, la rueda, el arado, la pólvora, las armas de fuego, etc. De allí trajeron el maíz, el tomate, la patata, el frijol, el cacao, la vainilla, el chombo, la pita, la quina, el tabaco y la coca. Digamos que en cuanto al ámbito sanitario, además de las repercusiones en la alimentación también se canjearon enfermedades como la viruela con su enorme mortalidad entre los indios. Parece ser casi seguro que de América se trajo la sífilis y la fiebre amarilla. Durante la colonización España confió en dos instituciones metropolitanas, por un lado en la universidad y por otro en el protomedicato. La educación médica por aprendizaje, en particular de los cirujanos, fue habitual en América durante el siglo XVI y los protomédicos locales designados por los cabildos concedían licencias para ejercer la medicina y la cirugía, por primera vez en Méjico el 13-mayo1.525 designando el cabildo 50 pesos al cirujano Francisco de Soto. En 1.542 las leyes nuevas de Indias ordenaron que todas las cuestiones médicas quedaran bajo la jurisdicción del Real Protomedicato. Si bien es cierto que la formación médica cambia radicalmente, al asumirla la Universidad de Santo Domingo, fundada en 1.538, incorporando la formación de los médicos en 1.532, seis años antes de recibir el privilegio pontificio. Dicha medicina enseñada en Hispanoamérica en el siglo XVI era renacentista, en ella se descubrían los textos de la antigüedad clásica de Hipócrates, Galeno y Avicena. La trilogía, formada por la viruela, el sarampión y la varicela se dio con frecuencia en el Nuevo Mundo debido a la falta de defensas inmunológicas, ocasionando verdaderas estragos de mortalidad que llegaron a cifras de ochocientos mil muertos y aún mayores en Méjico. También se comprueba la existencia de Malaria y de Fiebre Amarilla, de origen africano, traídos por los conquistadores. En aquellos lugares del Nuevo Mundo donde las enfermedades tropicales procedentes de África pudieron establecerse libremente el resultado fue la destrucción casi total de la población amerindia. Pero en aquellos lugares donde las infecciones tropicales no pudieron penetrar, como la meseta central de Méjico, el altiplano andino, la destrucción de la población aborigen fue menos extensa. Curiosamente en el Perú, en determinadas tribus de Avanes y de Maiguros, muchos hermanos estaban casados con la misma mujer y es muy curioso saber como toda mujer, por lo general, apenas ha dado a luz en los márgenes de ríos, se lavan ellas y a los recién nacidos y acto seguido emprenden sus faenas cotidianas mientras sus maridos se metían en la cama, guardando dieta y recibiendo las visitas y regalos, costumbre muy difundida en etnias muy primitivas y que se conoce con el nombre de “Covada”

Hernández, Médico de Felipe II

Hernández, médico de Felipe II, conoció mil doscientas plantas medicinales y más de 200 especies de aves además de otros muchos animales y minerales cuando regreso de América, enriqueciendo así nuestros conocimientos en botánica y fauna. HISPANOAMÉRICA, IBEROAMÉRICA, LATINOAMÉRICA, por Almudena Mestre

Mapa de Hispanoamérica, Iberoamérica e Latinoamérica ¿Qué comparten América del Sur y América del Norte? Se podría decir que América del Sur o América tal y como se la denominó en el S.XVIII comparte con América del Norte lo “nuevo” por parte de los europeos del descubrimiento y de los conquistadores. [1]

Vamos a detenernos un poco en aquilatar conceptos a veces muy ambiguos que a simple vista, parecen los mismos.

El concepto

El término Hispanoamérica“ ” hace referencia a los países de América que solo tienen el español como lengua oficial, mientras que el término “Latinoamérica,” denomina al conjunto de países americanos donde se hablan lenguas derivadas del latín, es decir, el español, portugués y francés. Esta forma es la preferida y de uso tradicional en esos países americanos, para diferenciarse de los países del continente de habla inglesa. Al hablar de “Iberoamérica“, nos vamos a referir al conjunto de países americanos de lengua española y portuguesa (y en algunos contextos se incluyen también asuntos relativos a España y Portugal).

Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia, el término Hispanoamérica se refiere al nombre que recibe el conjunto de países americanos de lengua española:«Se convirtió [Viriato] en un símbolo, que habría de repetirse múltiples veces a lo largo de la historia de España e Hispanoamérica» (Fuentes Espejo [Méx. 1992]). Quedan, pues, excluidos de esta denominación los países de América en los que la lengua oficial no es el español. Su gentilicio, hispanoamericano, se refiere estrictamente a lo perteneciente o relativo a la América española y no incluye, por tanto, lo perteneciente o relativo a España: «Un completo catálogo onomástico de autores españoles e hispanoamericanos» (Abc [Esp.] 9.5.97). Reuniones en la calle

Conquista y colonización

La realidad hispanoamericana es producto de la conquista y de la colonización española que para nosotros ocurrió hace quinientos años y sin embargo para ellos aunque objetivamente el tiempo es el mismo, lo sienten más cerca…esa llegada del europeo a su continente supuso un gran avance, sobre todo, en los pueblos indígenas. Hispanoamérica está compuesto por veinte países de los cuales el idioma oficial es el español aunque muchos pueblos indígenas tienen sus lenguas propias como el guaraní, aimara, quechua, maya, wayú, náhuati y mapudungun.

España tras su colonización en el continente americano logró ampliar la Corona española y de ese modo incorporó a su imperio el conjunto de países y pueblos indígenas que lo componían y fueran la base del descubrimiento y colonización.

En 1812 comienza la desmembración del imperio español en América y más concretamente con la caída de Fernando VII y el comienzo de un estado liberal en España. Así, poco a poco, los territorios americanos bajo el poder español se fueron emancipando y se convirtieron en repúblicas. Cuba y Puerto Rico fueron las últimas colonias españolas que en 1898 se convirtieron en Estados independientes. Se puede decir que entre 1810 y 1830 aparece una primera generación republicana que encabeza la guerra de la Independencia contra España y defendió la autonomía de los reinos de Ultramar en las Cortes de Cádiz. Muchos liberales participaron en los movimientos separatistas o en liberalismo gaditano y poco a poco, se incorporaron a los gobiernos locales de Hispanoamérica.

Estas revoluciones de independencia supusieron un cambio político y una rebelión popular; durante los años 1810-1824 se intentaron reconducir esas rebeliones bajo territorios emancipados. Durante las cuatro décadas que duró las Guerras de la independencia, las repúblicas de América Látina y la construcción de los nuevos estados, se fueron configurando lentamente las identidades nacionales; durante esta primera mitad del siglo XIX el proceso fue complejo.

A veces se ha interpretado a Hispanoamérica como un trozo o porción del mundo con una gran cultura debido a sus raíces católicas y latinas. Las voces América y americanos fueron usadas por los primeros políticos de Hispanoamérica en los que tenían diferentes significados….Los insurgentes Miguel Hidalgo, Ignacio López Rayón y José María Morelos consideraban a las localizaciones históricas del americano como “nación americana”, “independencia y libertad de América”. Lo americano se consideraba toda Hispanoamérica desde la Patagonia hasta Nuevo Méjico (tal y como lo creían José María Morelos y Simón Bolívar). Intentan eliminar cualquier alusión a Fernando VII.

Morelos habla de “sentimientos”, de “nación” y “patriotismo” y piensa en Hispanoamérica como comunidad no como territorio; desea y quiere buscar en América como una comunidad o ciudadanía integrada por una moral católica.

El concepto de lo americano en Simón Bolívar es un una noción de identidad que engloba a toda Latinoamérica es decir, Hispanoamérica más Brasil, Haití, Jamaica y pequeñas naciones del Caribe (francés, holandés y británico) en la unión justifica que América Latina sea una nación culturalmente dentro de occidente. Él defendía un conjunto de repúblicas unitarias siendo éstas centralistas sin descartar alianzas entre monarquías y repúblicas. Intentó el apoyo de Washington a las independencias hispanoamericanas y sin éxito aspiró a la aceptación de éste a su proyecto regional.

Según Andrés Bello, tal y como escribió en El Araucano en el que afirmaba que después del caos acumulado en las repúblicas debería comenzar una reconstrucción económica, social y política a base de orden y prudencia, un orden no solo político y jurídico sino intelectual.

El español y las lenguas indígenas

Bien es cierto que los hispanoamericanos hablan nuestra lengua, abundan en sangre nuestra pero también pueden dejar de hablarla y adoptar otro idioma, el inglés; profesan nuestra religión, parte de nuestra herencia pero pueden no profesarla. Al mismo tiempo, las Repúblicas hispanoamericanas tienen su propia política y economía; su cultura ya es independiente de la española. Los hispanos se impregnaron de todo lo español, poniéndose al nivel de la Historia Universal a través de tres determinaciones básicas: el habla , la fe católica y el sostenimiento de las propias convicciones. Las letras del continente americano apenas constituían una entidad propia sino que eran parte de la unidad formada por la literatura de lengua española.

Tal y como sentenció Miguel de Unamuno: “La sangre de mi espíritu es la lengua”, el español que unió a los pueblos de ambos continentes, debe ser, según Laín Entralgo, “el fundamento de una empresa, histórica susceptible de reducción a cuatro verbos: asumir, reconocer, proyectar y ejecutar”. [2] libros de traducciones de las lenguas prehispanas o inigenas

Esa lengua común que une a España con los países hispanoamericanos está unida a las relaciones que unen a españoles e hispanoamericanos en un contexto histórico-social en el cual, los hispanos deben aceptar el hecho irrevocable de la conquista y por consiguiente, no menos irrevocable el de su emancipación. Ambos comparten el idioma y una historia compartida durante varios siglos desde la conquista en los que España tuvo un papel primordial; en un pasado aquellos pueblos fueron y en un futuro pueden y deben ser.

Laín Entralgo señalaba el papel fundamental que España tiene como propulsor de la unidad en los pueblos hispánicos a través de varias fuentes. El conocimiento intelectual y literario de aquellos pueblos; el diálogo entre los hombres y países hispanoamericanos y una ambición común en cuanto al ámbito planetario de la lengua. Así, el término Hispanidad es la levadura y reserva de España e Hispanoamérica, una entidad histórica de una misión que debe cumplirse.

América comenzó siendo una utopía, la Atlántida antigua en donde se descubrieron maravillas inusitadas de las Indias, los secretos ocultos de los indígenas, las costumbres y leyendas de los pueblos al otro lado del océano. América fue para unos, espacio evangélico docente; espacio de lucro para El Buscón Don Pablo; la posibilidad de vivir en paz según su propia conciencia; espacio de aventura curiosidad intelectual y de libertad. América vive en la Historia Universal en tanto que se vuelve europea y por tanto, se europeiza; América crece y se siente con ganas de dirigir el mundo.

Existe una simbiosis entre Europa y los pueblos indígenas colonizados por España. Los arqueólogos, antropólogos, lingüistas, etnólogos…europeos deben exploran las culturas aborígenes del Nuevo Mundo, acercándose a sus raíces, culturas y costumbres. De esa forma, la música, literatura y la plástica de culturas tan antiguas como los preincaicas o incaicas por ejemplo, enriquecerán la estética del mundo Occidental y colaborarán a la cooperación y desarrollo de ambos continentes. Esa unión y en cierto modo, simbiosis producirá en estos pueblos indígenas, en aquellos lugares del Nuevo Mundo, cierta belleza para Hispanoamérica, tallada y pulida a base de inteligencia y amor, de sabiduría y empeño. Se podría decir que tres son los ingredientes básicos de la cultura hispánica: el primero y más esencial, la lengua medular que articula al esqueleto léxico y sintáctico que configuran una personalidad propia de todos los hispanos. El segundo, una afirmación de la idea indestructible de la persona individual, del cada uno frente a las ideas y técnicas abstractas de la vida; como último ingrediente, el sentir y vivir de los hispanos. ¿Convertiremos la unidad de nuestra cultura en una común acción de los pueblos de habla hispana?

El español es la lengua más difundida y hablada del continente americano, siendo el principal vehículo de comunicación social de Hispanoamérica. El interés en el bilingüismo por parte de los hablantes del castellano como lengua materna, si se exceptúan los misioneros, fue un fenómeno limitado que se dio más que nada en el siglo XVI y la primera mitad del S. XVII. Dentro de las variedades lingüísticas que conviven con el español en Hispanoamérica, además de las criollas del español, del palenquero de Colombia y del inglés, se encuentran las lenguas indígenas que eran habladas durante la época de la colonización entre 10-45 millones de indígenas. Sin embargo, hoy en día existen 500 millones de personas en Hispanoamérica que hablan más de 400 lenguas diferentes. México, Perú, Guatemala, Ecuador y Bolivia son los cinco países con un porcentaje significativo más alto de lenguas indígenas en contraposición a Argentina, Colombia o Chile.

En América Latina es muy normal el multilingüismo, la variación y el contacto de las lenguas. Algunas de ellas conservan su vitalidad y otras, están en peligro de extinción. El náhuati era el idioma de los aztecas, lengua común dentro de su imperio antes de la colonización y hoy en día lo hablan 2 millones de personas en México, Guatemala y El .

El quiché es la lengua maya más conocida y la hablan en el sur de México, en Guatemala y en Honduras más de medio millón de personas. Ya en América del Sur, los idiomas actuales más vigentes y reconocidos son el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche. El quechua era el idioma oficial del imperio Inca. Hoy en día, el quechua se habla desde el sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú, Bolivia y hasta el norte de Argentina, y lo hablan aproximadamente 11 millones de personas. El quechua (o quichua) es la lengua indígena más importante. Esta lengua se mantiene viva en la actualidad debido a la gran proporción de población que la sigue hablando. Aparece muy mezclado con el aymará (o aimará), lengua del pueblo amerindio que habita el altiplano andino, entre Bolivia y Perú, especialmente en torno al lago Titicaca. Esta lengua es hablada por el 30% de la población de Bolivia pero tiene menos hablantes que el quechua, unos tres millones. El guaraní se habla sobre todo en Paraguay; el mapuche es el idioma indígena más hablado de Chile.

Según el famoso lingüista Rainer Enrique Hamel[3], en América Látina se ha pasado por tres orientaciones ideológicas hacia los pueblos indígenas; la primera, el monoculturalismo que negaba rotundamente todo espacio a la diversidad cultural, étnica y lingüística como política oficial de la Corona española y de las nuevas repúblicas independientes, en el siglo XIX. La segunda, un multiculturalismo donde la diversidad se pudo reconocer como generadora de ciertos derechos, pero todavía considerada como un problema, lastre o barrera para el desarrollo y durante el cual se pensaba que el objetivo debería ser la asimilación y la tercera, un pluriculturalismo, donde los segmentos más significativos de la sociedad no sólo reconocerían la diferencia como derecho de los grupos indígenas, sino que la considerarían como un recurso sociocultural enriquecedor para el Estado y la nación en su conjunto.

Se puede decir que aunque ha habido una merma considerable de la población indígena debido a la conquista y el contacto con las enfermedades, no ha habido una muerte galopante de las lenguas a pesar de la marginación social, política y cultural de sus pueblos, A pesar de ello, el español y las lenguas indígenas tienen a veces un existir disglósico, es decir, el uso de una de las dos lenguas con fines públicos o sociales y el otro, únicamente en el intercambio familiar ajeno casi por completo, a su escritura.

A veces estos pueblos indígenas se han caracterizado como pueblos herméticos, cerrados, aculturados y desarraigados de la sociedad occidental contemporánea aunque poco a poco, los regímenes políticos y sociales de Hispanoamérica están orientándose a reconocer y fomentar los derechos de los pueblos indígenas.

Poesía quechua

Qonqawankimanchu

Chay sunquykin, mat’i sunquykin chay waqayniypa k’ayasqan rumin

q’uñi qisayman tukurqan chiripaqpas wayrapaqpas

Qhichipraykiq llanthullanpin

kawsayniyta samachirqani,

puka ñukch’u simiykimantan

kawsay yawarta ch’unqarqani

Qunqawaqchu yanaykita

ñawiykiq yananpi kawsaqta,

ch’iqtawaqchu sunquykita

sunquyta t’aqarparispa

¿Me olvidarías?

Ese tu duro corazón

Pedrusco remojado por mi llanto Tibio nido fue para mí

En el frío, en el viento

A la sombra de tus pestañas

Dejé reposar mi vida,

Y de tus labios tintos

Sorbí la sangre nutricia

¿Olvidarías a tu amor

Al que mora en el limbo de tus ojos,

Segarías tu corazón

Despedazando el mío?

[Traducción y lectura de Odi Gonzales]

La Ruta Quetzal

Desde el año 1979 y por sugerencia de S.M. el Rey de España, Miguel de la Quadra-Salcedo creó este programa con el objetivo de consolidar entre la juventud de 16 y 17 años los cimientos de la Comunidad Iberoamericana de naciones entre todos los países de habla hispana, incluidos Brasil y Portugal. La Ruta Quetzal BBVA es un viaje «iniciático», «ilustrado» y «científico», en el que se mezclan cultura y aventura. Los participantes desarrollan un espíritu de cooperación internacional, con el fin de crear una nueva y más real escala de valores, que va más allá de la riqueza y la pobreza. De este modo, los jóvenes se acercan, conviven y fomentan los valores de aquellos pueblos y comunidades por el mundo entero.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

LIBROS Y ARTÍCULOS

, Ricardo. La civilización en las Repúblicas Hispano-Americanas. Bogotá: Echevarría Hermanos, 1852.

– LAÍN ENTRALGO, Pedro.Hispanoamérica . Edición de Antonio Lago Carballo. Madrid: Triacastela, 2011.

– ROJAS, Rafael. Las repúblicas del aire: Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica. Madrid: Taurus Historia, 2009.

– VAQUERO DE RAMIREZ, María. “Español de América y lenguas indígenas” en E.LU.A. (7), 1991, pp.9-26.

PÁGINAS WEB

– http://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_de_independencia_hispanoa mericanas (Guerras de independencia americanas)

– http://www.ensayistas.org/antologia/XIXA/bello/bello2.htm (Repúblicas hispanoamericanas Andrés Bello)

– http://www.google.es/imgres?imgurl=http://www.analitica.com/bi tblioteca/img/bello_foto1.jpg&imgrefurl=http://www.analitica.c om/bitblioteca/abello/autonomia.asp&usg=__vwDRlDEwhfilwI3kIx4k t5dvbCM=&h=365&w=300&sz=52&hl=es&start=2&zoom=1&tbnid=s90wAqU3 yXLumM:&tbnh=121&tbnw=99&ei=t2DuUflQi5XtBsLsgJgJ&prev=/search% 3Fq%3DREPUBLICAS%2BHISPANOAMERICANAS%26hl%3Des%26gbv%3D2%26tbm %3Disch&itbs=1&sa=X&ved=0CC4QrQMwAQ(Repúblicas hispanoamericanas Andrés Bello) – http://www.monografias.com/trabajos/indephispa/indephispa.shtm l (Lucha por la independencia americana)

– http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero45/leng indi.html (Lenguas indígenas y políticas del lenguaje en América Latina)

– http://americalatina.about.com/od/Culturas/a/Lenguas-Ind-Igena s-De-Am-Erica-Latina.htm (Quechua)

– http://argentina.indymedia.org/news/2013/07/843149.php (Mapa estadística lenguas indígenas)

– http://www.acl.ac.cr/d.php?maq (Discurso de ingreso en la Academia Costarricense de la Lengua leído en San José de Costa Rica, en agosto de 2000)

– http://www.romanistik.uni-freiburg.de/berg/Info/antologia_peru .pdf

[1] Sánchez G., María Cecilia:De Hispanoamérica a Latinoamérica: fraternidades, conflictos y olvidos de la lengua de la comunidad. En Atenea, 497(2008), pp.95-122.

[2] Laín Entralgo, Pedro. (2011).Hispanoamérica , Madrid: Triacastella, pp. 17

[3] Rainer Enrique Hamel, “Language conflict and language shift: a sociolinguistic framework for linguistic human rights”, International Journal of the Sociology of Language, vol. 127, 1997, pp. 108.