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-80382.Historia de Be?jar.2 2/5/12 11:36 Página 71 El tiempo más antiguo 2.1 (Del paleolítico al siglo XI) J. FRANCISCO FABIÁN GARCÍA Centro de Estudios Bejaranos 1. EL ESCENARIO DE LOS HECHOS: CONDICIONES GEOGRÁ- FICAS Y AMBIENTALES Para exponer el desarrollo de la historia más antigua de la co- marca de Béjar, se ha prescindido de los argumentos administrati- vos actuales que definen lo que es esta comarca. Naturalmente, ni en la Prehistoria ni en la Historia Antigua tuvieron conciencia de lo que sería la situación administrativa que ha llegado a nuestros días. Por ello he considerado una zona aproximada de 600 km², que sería el área de influencia general más inmediata de las gentes que lo habi- taron, considerando su territorio como común. De la misma forma hoy también, prescindiendo del concepto administrativo, conside- ramos ese mismo territorio teniendo en cuenta la accesibilidad, la proximidad, el paisaje, los propios habitantes que conocemos en ese espacio,... etc., criterios todos que provocan un sentido de asociación entre las personas por encima del límite eminentemente administra- tivo, que no es otra cosa que la forma de organizar el espacio para go- bernarlo. Es, pues, necesario establecer previamente de manera cautelar los límites geográficos que van a comprender este trabajo y la justi- ficación de que sean esos y no otros los elegidos. Evidentemente si- tuar estos límites es siempre una tarea de alguna forma arbitraria y más aún lo es cuando se trata de una forma de intervenir en los tiem- Fig. 1. La comarca de Béjar en el ámbito geográfico de la Meseta. pos más antiguos, de los que conocemos sólo una parte de su conte- nido. Por delimitar nuestro territorio de trabajo con alguna justificación hemos considerado, en primer lugar, como circunstan- cia diferenciadora el hecho orográfico, es decir lo montañoso y su es- tricta inmediatez y, por contraposición, lo que no lo es. Por otra parte también hemos querido utilizar una circunstancia hipotética, poten- cial y con seguridad criticable, como puede ser el hecho de conside- rar un territorio en el que la comunicación más o menos cotidiana entre las zonas no tenga un obstáculo espacial demasiado extenso traducible a tiempo, es decir, se ha acotado un territorio en el que los habitantes se sintieran, suponemos, cercanos unos a otros y unidos por unas circunstancias económicas, paisajísticas y de vecindad. Por el sur y sur-este el límite sería la enorme barrera física que su- pone la Sierra de Candelario-Béjar propiamente y sus estribaciones, separando lo que es la tierra extremeña de la Meseta Norte. La zona de Lagunilla, Baños de Montemayor, La Garganta y las alturas de la sierra serían el límite. Por el oeste, el arco Valdelageve-Colmenar de Montemayor-Cristóbal, hasta el extremo norte del Valle de Sangu- sín, en las cercanías de Guijuelo. Por el este nuestro límite ocuparía las estribaciones de la Sierra de Candelario y sus valles en la zona ya abulense de Becedas, con el valle del río Becedillas y la desemboca- dura de éste en el Tormes entre los términos de Junciana y El Tejado. * NOTA: Las figuras de este capítulo y de las láminas 6 La línea del río Tormes, entre la desembocadura del Becedillas y las a 9 son obra del autor. -80382.Historia de Be?jar.2 2/5/12 11:36 Página 72 72 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I inmediaciones de Guijo de Ávila completarían finalmente el espacio físico que abarca este trabajo. El territorio a abordar comprendería por tanto tierras sobre todo de la actual provincia de Salamanca, pero también una parte de las de la inmediata provincia de Ávila. 1.1. EL MEDIO COMO CONDICIONANTE DEL DESARROLLO HISTÓRICO La historia de las gentes en los lugares es siempre, antes, la per- cepción de sus condiciones ambientales, la evaluación premeditada de los recursos que se ofrecen y el condicionamiento posterior que éstos le impondrán en la utilización del territorio. De ahí que lo pri- mero que haya que analizar para abordar la Historia más antigua de la comarca de Béjar sean los condicionamientos geográficos y los re- cursos económicos potenciales que a lo largo de los tiempos posibi- litaron y condicionaron la utilización y la vida en el territorio. La definición esencial primera que cabe hacer sobre la comarca de Béjar es que se trata de una zona montañosa. Este aspecto por sí mismo es ya un condicionante económico y, previsiblemente tam- bién, una circunstancia limitadora de posibilidades con la que las di- ferentes culturas antiguas y modernas se encontraron. A pesar de la aparente unidad ambiental que presenta en con- junto el territorio de la comarca de Béjar, con su carácter serrano pre- dominante, mediatizado hacia el norte por la presencia de la llanura que se vislumbra a poco de descender el puerto de Vallejera, pueden distinguirse diversas subunidades con clara personalidad paisajís- tica y económica, que sin duda no pasaron desapercibidas para las poblaciones de la antigüedad. En conjunto hay tres subunidades: la alta montaña, las sierras de mediana altitud con sus correspondien- tes valles y crestas que los definen y las zonas de transición a las tie- rras llanas del norte. La alta montaña, constituida por las Sierras de Candelario-Béjar y sus prolongaciones por el este hacia Becedas y Barco de Ávila, no debió ser sin duda un hábitat propicio estable en ninguna de las etapas más antiguas de la Historia de la comarca. Aunque esta consideración no puede darse del todo por segura, es posible que en épocas tan antiguas esos territorios, por sí mismos in- hóspitos para ser habitados de continuo, sólo fueran utilizados como reservas circunstanciales, como por ejemplo para el aprovechamiento ganadero de pastos en zonas favorables durante la época estival, tal vez también para determinada caza y es posible así mismo que liga- dos también a las creencias, puesto que la altura puede identificarse como la proximidad a la morada de las divinidades. Sólo a cotas en torno a la que se asienta Candelario o poco más, pudieron darse con- diciones propicias para la habitación, teniendo en cuenta la calidad de los espacios domésticos en la antigüedad. Aunque lo considere- mos sólo como probable, es necesario tener en cuenta adversidades tales como la propia orografía, la vegetación supuestamente abun- dante y lo limitado de los recursos para que fuera un espacio de vida continuada y habitual. Por otro lado no parece probable que hubiera una presión muy fuerte por el territorio en todo el ámbito como para que fuera necesario habitar en zonas un tanto extremas. El hallazgo casual de un hacha de bronce mientras se construía una carretera, en -80382.Historia de Be?jar.2 2/5/12 11:36 Página 73 EL TIEMPO MÁS ANTIGUO 73 algún lugar a medio camino entre el pueblo de La Hoya y La Cova- tilla, supone una prueba a tener en cuenta de la utilización de esa zona en la segunda mitad del II milenio A.C., en la Edad del Bronce. Lo que no conocemos es en qué pudo basarse esa utilización, es decir si fue económica o de otro tipo, por ejemplo la simbólico-ritual. Mu- chos pueblos mitifican, adoran o asocian con divinidades las cum- bres más altas de su territorio, creando mitos que se han transmitido hasta la actualidad. No pueden negarse tampoco los recursos cine- géticos que esta zona supondría, aunque resulta difícil considerar que fuera necesario subir tan alto para cazar, habiendo de transpor- tar la caza después. En este sentido no debe olvidarse que la caza hubo de ser suficientemente abundante en zonas de más fácil acceso como para no precisarse un desplazamiento tan lejano. Tampoco pueden descartarse batidas para alejar o cazar animales con peligro potencial para las poblaciones próximas. Las sierras de mediana altitud y los valles que se forman entre ellas, suponen un medio mucho más propicio que la alta montaña para desarrollar una vida sedentaria. Este tipo de paisaje tiene lugar al pie de la alta montaña como una degradación de aquel, con dife- rencias de altitud en torno a 1.000 m. Los llamados Picos de Valde- sangil, el reborde oeste del valle de Sangusín, el propio valle de Sangusín, la sierra de Neila y Gilbuena con el valle del Becedillas, el valle del arroyo Valvanera, con los términos de Sorihuela y Santibá- ñez de Béjar y el pequeño valle donde está enclavado el término de Navacarros, estarían en este ambiente geográfico. Es una zona en la que se combina lo moderadamente escarpado de algunas altitudes con valles de diverso tamaño, cuyas posibilidades de explotación son esencialmente ganaderas en los casos de los valles de San Gil, San- gusín y Valvanera y agrícola en el del Becedillas, en la zona de Bece- Fig. 2. Relieve de la comarca de Béjar como condicionante. das, Gilbuena, Neila, San Bartolomé, Palacios y Junciana. El tercer conjunto es el que implica, desde el paisaje anterior, la transición misma a las tierras llanas más puramente mesetarias, es decir la zona de contacto entre las últimas estribaciones montañosas y la levemente ondulada, ya al pie mismo de la llanura, que es el Valle del Duero. Se trata de tierras con menor presencia rocosa, en las que afloran de vez en cuando cerros testigo o cadenas de cerros que re- presentan el arrasamiento antiguo de ancestrales estribaciones mon- tañosas. Las zonas de Cabeza de Béjar, El Tejado, Puente del Congosto y La Nava de Béjar representarían a este conjunto geográfico. En él se encuentra enclavado el imponente yacimiento del Cerro del Berrueco, en el que están representados de forma continuada nada menos que unos 10.000 años de Historia.