Dijous 26 de desembre / 19 hores V.O. en anglès subtitulada en castellà Divendres 27 de desembre / 21.30 hores V.O. en anglès subtitulada en castellà 2019 Dissabte 28 de desembre / 18 hores V. en castella Cinema Edison Día de lluvia en Nueva York (A Rainy Day in New York, 2019) de

Fitxa tècnica Fitxa artística Guió: Woody Allen / Fotografia: / Timothée Chalamet, , , Jude País: Estats Units / Any: 2019 / Durada: 92 minuts / Law, Diego Luna, , Annaleigh Ashford, Apta per a tots els públics. , Cherry Jones, Will Rogers, Taylor Black

SINOPSI. Dos amants de la universitat passen un cap de setmana especial a Nova York. Això fa que es vegin implicats en tot tipus de problemes.

EL DIRECTOR. Woody Allen (Brooklyn - Nova York, 1935) és còmic, músic, guionista, dramaturg, director, escriptor i actor. Va començar escrivint unes quantes històries divertides per a la premsa, còmics, i per al Sid Caesar Show, abans de començar amb 24 anys una carrera de monologuista. L’èxit que va tenir a la televisió i als escenaris li va obrir les portes al cinema l’any 1965, on li van proposar escriure el guió de What’s New Pussycat? Malgrat l’èxit rotund de la pel·lícula, veure el seu guió destrossat pels altres el va animar a fer de director per poder controlar el seu treball. Les seves primeres pel·lícules — (Toma el dinero y corre, 1969) i Sleeper (El dormilón, 1973)— van encantar el públic i la crítica. El 1977 va triomfar amb , amb la qual va guanyar quatre Oscars (millor pel·lícula, millor director, millor guió original i millor actriu, per a Diane Keaton). Entre la seva extensa filmografia podem destacar: Manhattan (1979), (1983), (La rosa púrpura de El Cairo, 1985), (Hannah y sus Hermanas, 1986), Alice (1990), (Desmontando a Harry, 1997), (2005), Wathever Works (Si la cosa funciona, 2009), (Medianoche en París, 2011), (2013), Magic in the Moonlight (Magia a la luz de la Luna, 2014), Café Society (2016), Wonder Wheel (2017) i Rainy Day in New York (Dia de lluvia en NY, 2019).

CRÍTICA

“Adorava Nova York, la idolatrava de forma desmesurada. Per a ell, en qualsevol estació de l’any, la ciutat existia en blanc i negre, i bategava al ritme dels grans temes de George Gershwin”. Així començava la icònica Manhattan (1979), en la qual Woody Allen va immortalitzar la seva devoció per la ciutat dels gratacels. Quaranta anys després, a Dia de pluja a Nova York, substitueix el blanc i negre per l’exuberància colorista de la fotografia de Vittorio Storaro, i prefereix homenatjar compositors com Irving Berlin i Tom Adair en lloc de Gershwin. Tanmateix, la nova excursió d’Allen per la cara bohèmia de la Nova York burgesa conserva tot el romanticisme desfermat de Manhattan. Condemnat, per fortuna dels seus se- guidors, a repetir una vegada i una altra la mateixa història d’afers i desenganys amorosos protagonitzats per somniadors empedreïts, Allen emparenta Dia de pluja a Nova York amb Midnight in Paris al convertir la seva incurable nostàlgia en un estudi sobre un món en decadència. A partir de l’artificiosa acumulació de vivències esbojarrades que experimenta una jove parella durant un cap de setmana a Manhattan —l’esquema de la deliciosa El rellotge (1945) de Vincente Minnelli—, Dia de pluja a Nova York entrecreua el retrat utòpic d’un noi que llegeix Ortega y Gasset, adora Billy Wilder i respon al nom d’Orson Gatsby (un Timothée Chalamet com l’alter ego juvenil d’Allen) amb la radiografia desencantada d’un món, l’actual, poblat per artistes sense inspiració i banalitzat pel circ mediàtic. Un univers familiar que permet a Allen confeccio- nar una pel·lícula que, malgrat evidenciar una fabricació desacurada, convida l’espectador cinèfil a fer el seu propi exercici de nostàlgia recordant el geni del director d’Annie Hall (1977), que reviu en un passeig encantador entre els retrats de John Singer Sargent a les àmplies sales del MET o en una memorable escena shakespeariana en què la veterana Cherry Jones s’encarrega de resoldre una sorprenent subtrama maternofilial (.)Manu Yáñez / Ara.cat

* * * Ni su provecta edad, ni el acorralamiento de la opinión pública (aunque la justicia le haya declarado inocente) al que le han sometido inmisericordemente los de siempre, esas inquisiciones ancestrales y grimosas, ni el boicot en Estados Unidos a su cine, su autobiografía y a una serie de televisión, han logrado anular la imaginación de Woody Allen para inventar historias que llevan el sello de su prodigioso cerebro, construir situaciones, personajes y diálogos insólitos, que suponen un regalo para los receptores, provocar la sonrisa, la risa y el sentimiento. Hacer películas imagino que le supone un inmejorable refugio ante la tormenta, y en los últimos años esta se ha ensañado con él. Y su cine también nos ofrece protección a sus espectadores incurablemente fieles, con la frecuente sensación del gozo, de que el tiempo vuela cuando este director está inspirado. Y pocas veces le abandona el estado de gracia. Y es muy raro que desfallezca, que te aburra, que no salgas confortado de la sala, que no te identifiques con las sensaciones que retrata. A Woody Allen le gusta Nueva York en todas sus estaciones, pero reconozcamos que la lluvia, tan incómoda y triste para los espíritus prosaicos, es una buena aliada de la poesía. El título que más me fascina de la historia del cine, el que más me intriga y conmueve es Rain People. O sea: “Gente de lluvia”. Y, cómo no, que alguien como Allen titule su última obra Día de lluvia en Nueva York augura algo muy bonito, con olor a melancolía, a equívocos, a encuentros inesperados, a sorpresas. Y lo es. Creo que no he soltado ninguna carcajada, pero la sonrisa no me desaparece durante hora y media. Tampoco un bienestar duradero al salir del cine y al recordarla. El juvenil protagonista lo ha tenido muy fácil en su vida, al pertenecer a una familia con mucha pasta. Se llama Gatsby, como aquel ser tan luchador y tan trágico que alguna vez creyó en la luz verde, sin saber que su sueño ya había quedado atrás, en la ardiente oscuridad. Pero no tiene nada claro cómo enfocar su existencia, le asaltan demasiadas incertidumbres, no quiere que la confusión sea su epitafio. Mientras tanto, se entretiene jugando fuerte al póker y decidido a pasar un memorable y lujurioso fin de semana con su novia, enseñándole la ciudad que ama y de la que se largó huyendo de las presiones familiares. Pero en Manhattan puede ocu- rrir de todo. Que su pareja quede hipnotizada por un director de cine en crisis, un guionista con aparentes soluciones para aplacar el tormento del creador, un lúbrico actor hispano con hambre de carne joven. Y que en la espera de que la novia vuelva a la tierra y le haga un poco de caso, el angustiado vagabundeo del chaval por Manhattan se encuentre con sorpresas que pueden cambiar su vida. Como el disparatado y seductor reencuentro con la hermana pequeña de una antigua novia, el conocimiento de una puta majestuosa, la impagable conversación con su madre, revelándole esta con naturalidad y pragmatismo secretos presuntamente inconfesables de su juventud. Y este tío tan confuso aprende- rá unas cuantas cosas muy claras y a no mentirse a sí mismo. Y no sabemos lo que ocurriría en la vida real, pero, como el cine se puede permitir licencias líricas, es precioso que se encuentre en y en medio de la lluvia con la persona que acaba de seducirle. Allen narra todo esto con mucho encanto, con su inconfundible estilo, exento de amargura, con tanta comprensión como cariño hacia sus perdidos personajes. Y Timothée Chalamet está magnífico. También Selena Gomez. Allen les ha escrito papeles por los que serán recordados. Ellos se lo agradecieron renegando de él ante las acusaciones de las que fue absuelto, donaron al MeToo el sueldo que cobraron en esta película, se mos- traron escandalizados por haber trabajado con el gran pecador. Imagino que sus agentes de prensa les aseguraron que tendrían un gran porvenir en la industria del cine a cambio de su felonía. Carlos Boyero / El País

PROPERES PEL·LÍCULES

Proxima (2019), d’Alice Winocour Petit Edison. El Nadal del senyor Branquilló i l’escombra voladora, de Jeroen Jaspaert i Daniel Snaddon Cinema familiar. Solo en casa (Home Alone, 1990), de Chris Columbus Historia de un matrimonio (Marriage Story, 2019), de Noah Baumbach

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