La Anarquía a Través De Los Tiempos
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entera es la fusión de todos los pueblos. Nuestro destino es llegar a ese estado de perfección ideal en que las naciones no tendrán ya necesidad de hallarse bajo la tutela de un gobierno o de otra nación; es la ausen- cia de gobierno, es la anarquía, la más alta expresión del orden. Los que no piensan que la tierra pueda un día prescindir de la autoridad, La anarquía a través de los esos no creen en el progreso, esos son reaccionarios (véase sobre este tiempos texto y otros extractos, mi libro Eliseo Reclus. La vida de un sabio justo y rebelde; Barcelona, La Revista Blanca, 294, 312 págs. en 8o; 1929; vol. I, páginas 72-88). Desde 1930 conozco también otro ma- nuscrito de Reclus muy antiguo, que he caracterizado en un trabajo Max Nettlau que debió aparecer en el Suplemento de La Protesta en 1930 y que será insertado en alguna publicación española o italiana. Eliseo Reclus, en abril de 1851 escribió a su madre que aceptaba la teoría de la libertad en todo y para todo, es el tipo del hombre desinteresado que, desde los sentimientos individuales y sociales que son fuertes en él, llega naturalmente a la inseparabilidad de la libertad y de la solidaridad, y a su fusión, la anarquía socialista que, para él, fue siempre la anarquía económicamente generosa, lo que se llama el comunismo libertario. Esa idea vivía en él, la aplicó en su conducta, pero en mucho tiempo no se hizo su propagandista di- recto y admitió toda actividad más especializada o menos avanzada siempre que estuviese en la buena dirección. Tenemos pocas impre- siones de sus ideas anarquistas antes de 1877, cuando se fundó Le Travailleur. Existe sobre todo su discurso en el Congreso de la Li- ga de la Paz y de la Libertad, celebrado en Berna en septiembre de 1868, sobre la cuestión federativa (véase mi biografía — vol. I, págs. 204-211 ). Su discurso del 19 de marzo de 1876 en Lausanna, cuando desarrolló por primera vez en público su concepción del anarquis- mo comunista, no se ha conservado (v. vol. II, págs. 38-41). Para él la mejor parte del antiguo socialismo tal como lo conoció probable- mente ya en años anteriores a 1848 en Sainte-Foy-Ia Grande, se ha transmitido en el anarquismo de actualidad moderna, tal como la preconizó desde 1876 a 1905, enriqueciéndolo de año en año por el estudio y la experiencia. Saludada por el entusiasmo popular que Bakunin ha descrito tan palmariamente en la fortaleza misma, arrojándola a la cabeza del 1935 Emperador de la Reacción, Nicolás I (Confesión, 1851), no carecien- 68 fue revolucionario, sin duda, pero que, sin embargo, habría que co- nocer, puesto que en los años de 1848 a 1850 hizo lo posible para implantar un antigubernamentalismo lógico y consciente en Fran- cia. Discutió poco las cuestiones sociales, tal vez porque todo lo que sentía contra el gubernamentalismo político lo sentía también con- tra el gubernamentalismo social. Estaba muy contento de la actitud antiestatista del viejo Lamennais en 1850 en La Réforme (París). Se puede reprochar a Bellegarrigue una exageración de las libertades americanas —del género de Paris en Amérique de Edouard Labou- laye (1862)— aunque su novela lo muestra observador realista. Pero fue verdaderamente afectado por el inmenso apego al poder de los hombres y de los partidos que, en Francia, por la revolución de fe- brero de 1848, fue intensificado y privó de toda esperanza de vida libre popular; y nadie, según su opinión, ni siquiera Proudhon, era defensor consecuente de la libertad. Según él no se escapa a la bru- talidad de este dilema ínexorable: la libertad ilimitada o la presión hasta la muerte, hasta la hoguera; no hay término medio, como no lo hay entre la vida y la muerte (v. La Civilisation, 1 de noviembre de 1849). Ignoramos si el joven Eliseo Reclus, que pasó el año 1849 hasta el verano al menos en la universidad de Montauban, una ciudad a no larga distancia de Toulouse, veía entonces la Civilisation que redac- taba Bellegarrigue a partir de marzo y hasta diciembre del mismo año 1849. Por lo demás es un detalle, pues probablemente se sen- tía anarquista ya entonces y sobre sus sentimientos tan sociales la crítica fría de Bellegarrigue no habría causado una impresión deci- siva, si la anarquía no hubiera nacido en él ya. Pero lo fue desde no se sabe qué fecha de su vida intelectual despierta y ha dejado ese documento titulado Desenvolvimienío de la libertad en el mundo, con la fecha agregada mucho después Montauban 1851. Habría sido escrito, pues, en ocasión de una breve permanencia en Montauban, cuando volvió de Berlín a Orthez en el otoño de 1851. No discuti- mos esa fecha, que en todo caso es la útima fecha posible; he aquí el extracto que nos muestra al joven Reclus anarquista convencido entonces: Así, para resumir, nuestra finalidad política en cada nación particular es la abolición de los privilegios aristocráticos y en la tierra 67 marzo de 1849 —el número 2 es del 15 de marzo— hasta el núme- ro 242 del 22 de diciembre de ese año; el periódico continuó hasta diciembre de 1851. Fue el órgano cotidiano más difundido de Tou- louse en 1849, tirando de 1,800 a 2,500 ejemplares, y aun defendien- do la democracia social más acentuada de entonces, como redactor Índice general del periódico, Bellegarrigue pudo imprimirle ampliamente su sello personal. Fue, sobre la base de su experiencia americana del míni- mo de gobierno central y de la vida local autónoma de entonces, un Libertad y anarquía: sus más antiguas manifestaciones repudio completo del gubernamentalismo francés, que floreció en y las concepciones libertarias hasta 1789 7 República, como había florecido en monarquía. Apeló como medio para paralizar el organismo gubernamental a la abstención comple- William Godwin; los iluminados; Robert Owen y Wi- ta, a lo que se ha llamado más tarde huelga política y que él llama lliam Thompson; Fourier y algunos fourieristas. 19 en un período en que la democracia quería obrar revolucionaria- El anarquismo individualista en los Estados Unidos, en mente (el 13 de junio de 1849) la teoría de la calma. La democracia Inglaterra y en otras partes. Los antiguos intelec- fue entonces aplastada por el gobierno sin combatir, puesto que el tuales libertarios americanos. 33 pueblo de París, diezmado en junio de 1848, dejó en junio de 1849, como en diciembre de 1851, a la democracia y a la reacción que se Proudhon y la idea proudhoniana en diversos paises, las arreglasen como pudiesen. Bellegarrigue mantuvo su punto de principalmente en Francia, en España y en Alemania 44 vista y, llegado a París en 1850, formó con algunos amigos de su región (uno de ellos Ulysse Pic, que se decía P. Dugers, renegado La idea anarquista en Alemania desde Max Stirner a más tarde, escribió entonces en el mismo sentido que él), la Asocia- Eugen Dühring y a Gustav Landauer 52 ción de libres pensadores de Meulan (Seine —et— Oise), que publicó varios folletos, pero a la que los arrestos impidieron continuar. Así, Los primeros anarquistas comunistas franceses y otros uno de sus folletos anunciados fue publicado independientemente: precursores libertarios. El grupo de l´humanitaire, L ‘ Anarchie, Journal de l’Ordre, por A. Bellegarrigue, París, abril y Bellagarrigue; el joven Eliseo Reclus, Dejacque, mayo de 1850, dos números de 56 páginas en gr. 8o. Hizo aparecer Coeurderoy. 63 todavía el Almanach de la Vile Multitude (127 y 128 págs.) y preparó un Almanach de l’ Anarchie para el año 1852, que no fue publica- Los orígenes anarquistas en España, Italia y Rusia; aso- do. Había compuesto una novela de recuerdos americanos, cuyos ciaciones catalanas; Pi Margall; Pisacane; Bakunin. fragmentos han aparecido en 1851 y 1854, y un ensayo sobre las Vestigios libertarios en otros países europeos hasta mujeres de América (1851; en pequeño volumen en 1853). Su emi- 1870 79 gración, probablemente después del golpe de Estado, a Honduras y Los orígenes del colectivismo antiautoritario en la In- luego a San Salvador, es cierta y se constató tras las investigacio- ternacional; y en los grupos formados por Bakunin nes incitadas por mí en 1906, la existencia de un hijo suyo en El desde 1864, en los años 1864-1868 (otoño) 93 Pimental, cerca de La Libertad (San Salvador), pero no he podido tener otras noticias. Tal vez algún lector centro-americano de estas páginas encuentre detalles sobre la carrera de ese hombre, que no 66 3 Las ideas libertarias en la Internacional desde 1869 a A causa de los gritos sobre el extremismo de L’Humanitaire, se 1872.- La representación del trabajo.- Orígenes de la sabe exactamente que fue la primera publicación de ese género, el concepción sindicalista de la sociedad del porvenir.- primer órgano del comunismo libertario y el único en Francia du- La comuna de París y el comunalismo. 106 rante cuarenta años aún. El período de 1848 a 1851, tan rico en pe- riódicos, los años 1860-1870, la Comuna, tan fértil en publicaciones, La Internacional antiautoritaria hasta el año 1877 no produjeron otro. (Congreso de Verviers). Los orígenes del anarquis- Hubo, parece, en el otoño de 1841- 42 un grupo, Les amis du Peu- mo comunista en 1876 y en 1880. 119 ple, que se llamó racionalista y ha podido ser ante todo individua- lista. Hubo en 1846-47 los ilegalistas, a quienes se llamó comunistas Anarquistas y socialistas revolucionarios. Pedro Kro- materialistas y que fueron condenados por ciertos actos; Coffineau, potkin. Eliseo Reclus. El comunismo anarquista en el más destacado de ellos, había sido del grupo del Humanitaire; Francia en los años 1877 a 1894.