BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA PARA ESTE TRABAJO:

FUNDACIÓN VICTOR JARA VÍCTOR JARA, UN CANTO TRUCADO - Joan Jara. Argos Vergara, 1983. Barcelona EL PONCHO Y LA GUITARRA DE VÍCTOR JARA - Leonard Kósichev, Progreso, 1990. Moscú VIOLETA PARRA - Patricio Manns. Júcar, 1977. Madrid PARA NACER HE NACIDO - Pablo Neruda. Bruguera, 1980. Barcelona ME QUEDA LA PALABRA - Ramón Trecet y Xabier Moreno. Dédalo, 1978. Madrid VÍCTOR JARA. OBRA MUSICAL COMPLETA VV.AA. - Fundación Víctor Jara. HABLA Y CANTA VÍCTOR JARA - Roberto Contreras (compilador), Casa de las Américas, 1978. La Habana VÍCTOR JARA HIS LIFE AND SONGS - Elm Tree Books, 1976 Londres

RECOPILACION DE TEXTOS DE: www.trovadores.net

Víctor nace el 28 de Septiembre de 1932 de padres campesinos: Manuel, inquilino. Amanda, Cantora. Su infancia la pasa en Lonquén, localidad cercana a la capital. Su juventud en Santiago, en la Población Nogales.

A la muerte de su madre ingresa al Seminario Redentorista de San Bernardo. Permanece allí por poco más de un año. No posee formación musical académica. En el Seminario aprende Canto Gregoriano.

En 1953, a los 21 años, integra el Coro de la Universidad de ; participa en el Coro del primer montaje de "Carmina Burana" e inicia su trabajo de recopilación e investigación folklórica en terreno.

1956: Ingresa a la Compañía de Mimos de Noisvander.

Fue el joven Fernando Bordeu, también integrante de Mimos de Noiswander, el que convenció a Víctor jara para que se matriculara en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile

FERNANDO BORDEU: Si lo observabas de lejos, en la calle, podía parecerte preocupado o introvertido, pero cuando él te veía su rostro se iluminaba con una amplia y brillante sonrisa y te preguntaba alegremente cómo estabas.

Víctor Jara hizo su examen de ingreso en marzo de 1956. Durante cuatro años cursó estudios de actor.

NELSON VILLAGRA: En el año 1956 él ingresó en la Escuela de teatro. Yo estaba en el segundo año. Nos acercaron tres cosas en el primer momento: la soledad, la guitarra y la pobreza de estudiantes. Lo que desde un comienzo aprecié en Víctor y me atrajo fue su modestia y una risa enorme que poseía. Yo vivía en una pensión muy modesta en un barrio popular de Santiago. La dueña de la pensión era una mujer suficientemente generosa como para no anotar en mi cuenta el plato de comida que de tarde en tarde compartíamos allí con Víctor. VÍCTOR JARA: Cuando yo estudiaba en el teatro fui a una concentración... una manifestación en la calle y escuché el discurso. Era un dirigente trabajador. Hablaba de Lenin y yo quedé con mucha inquietud. Unos días después pasé por un lugar donde decía "La Juventud Comunista". Vi una foto grande de un rostro y decía Lenin. Y yo hacía preguntas. Y me dijeron que si tenía un interés, que ingresara en una célula e ingresé en la Juventud Comunista de Chile.

Por circunstancias casuales Víctor tuvo que dirigir la obra de fin de curso, que había sido escrita a petición de éste por otro de los alumnos que llegaría con los años a convertirse en uno de los mejores dramaturgos latinoamericanos, Alejandro Sieveking. Parecido a la felicidad, alcanzó tal éxito que hicieron una gira, primero a Buenos Aires y Montevideo y meses más tarde por México, Costa Rica, Guatemala, Venezuela, Colombia y Cuba. Fue a partir de este éxito que Víctor Jara comenzó a estudiar dirección; convirtiéndose pocos años después en uno de los directores más brillantes del teatro Chileno, hasta el año 1970 que abandonó el teatro para dedicarse exclusivamente a la canción.

Entre 1956 y 1962 estudia actuación y posteriormente dirección en la Escuela de Teatro de la Univ. de Chile. Participa como alumno en diversas producciones de la Compañía del Instituto del Teatro de la misma Universidad, ITUCH.

.En 1957, Víctor visitaba asiduamente el Café Sao Paulo; allí conoció a Violeta Parra y a sus hijos, y también a un grupo de jóvenes que había formado un grupo de canto y danzas folklóricas, se llamaban Cuncumén, en lengua mapuche "murmullo de agua".

ALEJANDRO REYES: Formábamos un colectivo que los fines de semana o en las vacaciones solía ir al campo en los alrededores de Santiago, para buscar y recopilar figuras y formas típicas, no sólo en la danza y la música, sino también en cacharros de arcilla o lámparas de la época colonial, además de algún dicho, un giro, una manera de hablar o un estilo de vida.

Víctor entró a formar parte del grupo a partir de la grabación, que hicieron ese mismo año, del primer disco. Allí, Víctor Jara participó cantando en solitario Se me ha escapado un suspiro, una bella canción de amor que él mismo había recogido en Ñuble.

En 1959, con 27 años de edad, tiene su primera experiencia en Dirección teatral: dirige "Parecido a la Felicidad", de Alejandro Sieveking. Viaja con la obra por Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba. En este mismo año 59 graba para el sello Emi-Odeón, cantando como solista del "Cuncumén" dos villancicos que le fueron entregados por Violeta Parra. Décimas por el nacimiento y Doña Maria le ruego.

1960: Asiste en la Dirección a Pedro de la Barra en el montaje de "La Viuda de Apablaza", de Germán Luco Cruchaga, para el ITUCH. Posteriormente, dirige "La Mandrágora", de Machiavello.

En 1960, Cuncumén incluye en su disco 150 años de historia y música chilena, la primera composición de Víctor, la tonada Las palomitas.

.En 1961 y en calidad de Director artístico del conjunto, viaja con la obra por Holanda, Francia, Unión Soviética, Checoeslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria. Compone "Paloma quiero contarte", canción que marca el inicio de su trabajo de creación musical y poética. Es también, Asistente de Dirección de Agustín Siré en el montaje de "La madre de los Conejos", de Alejandro Sieveking.

En esta gira, Víctor hizo su debut como cantante solista, cantando Aquí te traigo una rosa, una tonada folklórica que él había recopilado.

MARIELA FERREIRA: Cuando la cantó en el escenario, ante un público de tres o cinco mil personas, fueron aplausos que duraban y duraban. Pasaban los minutos y la gente aplaudiendo y Víctor tuvo que repetir y eso después pasó siempre en toda la gira. Yo creo que ahí Víctor tomó conciencia de que él podía llegar al público... llegaba de una manera que realmente emocionaba JOAN JARA: La había escrito para mí y estaba impaciente por compartirla conmigo. En cuanto llegamos a mi apartamento, sacó la guitarra de su funda y se sentó a cantarme

1962: Al regreso de la gira, Víctor dirigió la grabación de un nuevo disco de Cuncumén para el sello Emi-Odeón:: Geografía musical de Chile: norte, centro y austral. En este disco se incluían tres composiciones suyas: Paloma quiero contarte, Acurrucadita te estoy mirando y Canción del minero, su primer tema de corte social.

Ese mismo año Víctor Jara dejó el grupo para dedicarse más enteramente al teatro y a su faceta de compositor.

En 1963 y 1970 forma parte, también, del equipo estable de Directores del Instituto del Teatro de la Universidad de Chile, ITUCH.

En el año 1963 es Asistente de Dirección de Atahualpa del Cioppo en el montaje de "El Círculo de Tiza", de Bertolt Brecht, para el ITUCH. El mismo año dirige: "Los Invasores", de Egon Wolf, para el ITUCH. Monta "Parecido a la Felicidad", de Alejandro Sieveking, para el Canal 9 de Televisión de la Universidad de Chile; y "Dúo", de Raúl Ruiz para la Compañía de Los Cuatro.

En 1964, se presentaba a las elecciones encabezando una coalición de grupos de izquierda, el FRAP.

Ángel Parra, el hijo de Violeta, había vuelto de París para participar en la campaña electoral. Víctor Jara y él reanudaron su amistad cantando para Allende y empezaron a trabajar junto a otros cantantes como Rolando Alarcón y Héctor Pávez, que al igual que Víctor habían pertenecido al Cuncumén.

Allende perdió, una vez más, las elecciones pero los artistas que habían participado en la campaña, aprovecharon los contactos que habían establecido para crear una alternativa musical a la imperante en la época. Era el comienzo de lo que más tarde se llamaría la Nueva Canción Chilena.

En ese momento Ángel Parra junto con su hermana Isabel, habilitaron una vieja casona en la calle Carmen 340, La Peña de los Parra.

En un principio el elenco estable de la Peña lo formaban Isabel y Ángel Parra, Patricio Manns y Rolando Alarcón.

PATRICIO MANNS: Algunos meses después de la inauguración, hubo otro pequeño cónclave: Ángel proponía la integración de otro miembro, a quien yo no conocía. Por cuatro votos contra cero, se decidió cursar la invitación para que un quinto compañero se integrara y compartiera tareas y responsabilidades en la vieja casona. Dos semanas más tarde debutó Víctor Jara. En su debut mostró el comienzo de su evolución: "El cigarrito" y "La cocinerita". El primero estaba ya en la ruta que seguirían muchas composiciones suyas en el futuro...

... Isabel, Ángel y yo grabábamos con un productor llamado Camilo Fernández. Rolando Alarcón había echado a andar su sello "Tiempo". Sólo Víctor no grababa por entonces. Un día le pregunté:

- ¿Por qué no grabas? - No -me dijo- Tengo poco repertorio y, además no hay sello para mí - Si tú quieres, yo puedo hablar a Camilo -propuse. - De mala gana, aceptó mi mediación, que, por supuesto, no necesitaba. - Camilo aceptó de inmediato y lo citó para una sesión de grabación. Víctor grabó "El cigarrito" y "La cocinerita". Dos semanas más tarde, su voz y su nombre habían saltado al primer plano de la popularidad en el país. - Este single fue radiado por todas las emisoras e incluso le concedieron un premio en un multitudinario festival del espectáculo en Viña del Mar. A esa grabación le siguió inmediatamente otra, con Paloma quiero contarte y La beata. Esta última, una polka folklórica recogida por Mireya Solovera en Concepción, armó tal escándalo que se prohibió su difusión por la radio. PADRE ESPINOZA: No quiero leer o escuchar la canción esa, pero sé de qué se trata. Si la censuraron, está bien, pues es escandalosa. Repito las palabras de Cristo: "Ay del mundo por sus escándalos. Y el que cometiere escándalo, más le vale no haber nacido".

VÍCTOR JARA: Quienes consideran procaz e irreverente una canción folklórica, pícara y maliciosa como ésta, están negando la decencia en la creación popular, que es lo que determina nuestra tradición.

¿Qué piensan estos mismos detractores de "La beata" de los cantos de Carl Orff, el compositor alemán que tomó elementos de los juegos de escarnio medievales para "Carmina Burana?" Este es un criterio caduco que no marcha con nuestro siglo, en el que incluso la propia iglesia evoluciona.

El disco fue censurado y retirado del mercado. Víctor Jara hubo de esperar hasta 1973 para volver a editarlo, pero tampoco esta vez el disco vio la luz; cuando el LP Canto por travesura estaba listo para ser distribuido en las tiendas (tenía que aparecer para el 18 de septiembre), los militares dieron el golpe de estado y los discos de Víctor Jara fueron quemados públicamente.

Si realmente existen las obras malditas: La beata es una de ellas.

Entre 1964 y 1967 ejerce como profesor de Actuación en la Escuela de Teatro de la Universidad. de Chile.

Ese mismo año, Víctor Jara grabaría su primer LP en solitario, que apareció bajo el nombre de Víctor Jara. En España se editó en 1979 con el título Canto a lo humano.

JOAN JARA: Aunque fue editado en el año 1966, este disco contiene el fruto de cinco años de trabajo. Eran años en que recién empezaba a gestarse el movimiento que después se llamó la " Nueva Canción Chilena". En esta época él estaba casi por completo dedicado al teatro, como un director muy laureado, pero el canto le significaba una necesidad íntima. Estas, sus primeras canciones, eran una expresión muy ligada a su propia vida, a sus vivencias y emociones, a sus recuerdos de la infancia y la adolescencia, entre la sórdida pobreza del campo y la ciudad. En éstas primeras canciones, además de la fuerte raíz del folklore campesino, es evidente la unión entre el teatro y el canto, que era un elemento integral en la vida de Víctor. En "El carretero", el canto crea una atmósfera mientras el recitativo en primera persona muestra el desarrollo, el estado de ánimo de un personaje. Este sentido dramático continua presente en las canciones de Víctor, desarrollándose más tarde en la obra "La población"... Para aquellos que quieran conocer más a Víctor como persona, en su intimidad éste disco es fundamental. Para mí es un disco especialmente querido y un recuerdo imborrable.

En 1964, vuelve a montar "Animas de Día Claro", de Alejandro Sieveking con el ITUCH y la lleva de gira por la Argentina, Uruguay y Paraguay.

En 1965: Compone la música y dirige la obra "La Remolienda", de Alejandro Sieveking, para el ITUCH.

Dirige el montaje de "La Maña", de Ann Jellicoe, para el ICTUS. Recibe el premio "Laurel de Oro" como Director del Año por el montaje de las dos obras señaladas y el premio de la "Crítica", del Círculo de Periodistas a "la mejor dirección del año", por el montaje de "La Maña".

En 1968: "Premio de la Crítica" (Círculo de Periodistas), a la mejor producción del año por Divertido Mr. Sloane.

VÍCTOR JARA: En mi alma subsisten dos amores, dos vocaciones: la canción y el teatro.

JOAN JARA: Un día de finales de abril, cuando Víctor acababa de regresar de su primera visita a Buenos Aires, encontró a Patricio entre bastidores del Teatro Antonio Varas, paseando nervioso de un lado a otro. Víctor le preguntó por el niño que esperábamos y Patricio se arrojó materialmente sobre él, diciéndole que en aquel mismo instante se iba a la clínica, a verme por primera vez, y que le gustaría contar con su compañía. A Víctor le pareció bien, de modo que la primera vez que vio a Manuela, ella sólo tenía dos o tres días. A pesar de la tensión del momento, le recuerdo de pie, en el vano de la puerta, sonriendo tímidamente. En el curso de aquel año se enteró de que Patricio me había dejado definitivamente, que yo estaba sola y algo enferma. VÍCTOR JARA: Ella se llama Joan Turner, es inglesa... es lo mejor que me ha ocurrido en la vida: rubia, alta, delgada, ojos azules; es preciosa, yo la encuentro preciosa. Llegó a Chile contratada por el Ballet Nacional y se nos enredaron las vías. Es bailarina, profesora de ballet y coreógrafa..

JOAN JARA: Era realmente inmadura a pesar de mi edad, pero poco a poco comencé a sentirme más joven que nunca. Me di cuenta de que la vida podía ser divertida. Incluso comencé a pasármelo bien. (...) Lo que mejor recuerdo de la fiesta es que Víctor cantó. Insistieron para que lo hiciera y al final se dejó convencer. Interpretó canciones del folklore chileno, en su mayoría nuevas para mí, pues él mismo las había recopilado en sus visitas a Ñuble y a otras partes del país y canciones argentinas de Atahualpa Yupanqui. Si todavía no estaba enamorada de Víctor, su canto puso fin a mi resistencia. No puedo decir que se convirtiera en otra persona, pero se transformó; era él mismo pero con alas. Mostró todo su calor, su ternura, su pasión, su capacidad de divertirse. Su voz expresaba todo eso, así como fuerza. (...) Sentí ganas de gritar y bailar y cuando después de que diera la medianoche me abrazó y me deseó tiernamente en ingles "Happy New Years", supe que la "s" agregada no era un error. Era un modo simpático de decirlo.

Entre 1966 y 1969 es Director Artístico del Conjunto Quilapayún.

Y entre 1966 y 1970, actúa como solista en la "Peña de los Parra". En el año 1966:dirige "La Casa Vieja, "Marat- Sade", de Peter Weiss, también para el ITUCH. Vuelve a montar y a dirigir "La Remolienda", de Alejandro Sieveking, esta vez para el Canal 9 de Televisión de la Universidad de Chile. 1966 es además el año de la aparición de su primer LP como solista. Lo edita el sello "Arena" con el título "Víctor Jara".

La Peña de los Parra es el detonante para la creación de variadas, y algunas variopintas, serie de peñas que ya funcionaban por todos lados, sobre todo en los ambientes universitarios. En una de estas peñas, en la de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, durante una actuación de Víctor Jara se acercaron a él cuatro jóvenes que habían creado un grupo musical, que acababa de ganar un concurso de folklore en Viña del Mar. Se hacían llamar Quilapayún (en lengua mapuche, tres barbas). Eduardo Carrasco, su hermano Julio Numhauser y Patricio Castillo pidieron a Víctor que dirigiera el grupo.

EDUARDO CARRASCO: Estábamos atravesando un periodo difícil, por el periodo de los comienzos. Teníamos un repertorio muy escaso de canciones. Entonces se nos ocurrió la idea de que a lo mejor podríamos trabajar juntos con Víctor, que él podría aportarnos mucho, y allí mismo se lo planteamos. Al final aceptó y comenzamos a trabajar juntos.

...En el aspecto musical el aporte de Jara fue muy importante: por un lado, porque empezamos a trabajar en serio y, por otro porque fuimos forjando el estilo de nuestro canto. También fue importante el aporte escénico, como director teatral de gran experiencia. Prestaba gran atención a la presentación del conjunto, los movimientos arriba del escenario, las plásticas de los solistas. Quilapayún le debe en sumo grado su expresividad y colorido escénico.

Fue por mediación de Víctor Jara que Quilapayún grabó su primer LP. Este disco tuvo que sufrir la salida de uno de los miembros del grupo; que en un principio fue sustituido por el propio Víctor Jara hasta la inclusión de Carlos Quezada, así la voz y guitarra de Víctor quedó confundida con el grupo en este primer disco de Quilapayún. También fue Víctor Jara quien escribió su presentación:

Quilapayún nació por el simple anhelo de cantar. Nuestro canto busca entregarle a aquél que lo escucha, algo suyo, algo que a nosotros solo nos pertenece a medias. Elegimos el camino del folklore, porque es el único que nos lleva a cumplir nuestro objetivo. El filo frío de lo puramente técnico, lo rechazamos. El canto es esencialmente humano, brota de la naturaleza compleja del hombre y cae en los demás como la luz del sol o la lluvia, como un grito a su conciencia. Cada canción es un ciclo que posee su propia atmósfera y sentido y nosotros, en cada caso, hemos querido respetarlos. Frente a lo autóctono, buscamos recrear la belleza y la fuerza vernáculas y frente a nuestras composiciones, nos sentimos libres en la forma musical y el contenido: por supuesto sin transgredir las normas rítmicas y musicales del canto popular. Nuestro repertorio va más allá de las fronteras de nuestro país, las fronteras de la música que consideramos NUESTRA son otras. Ofrecemos estas canciones con la esperanza de que nuestros propósitos tengan su confirmación en ustedes. En este disco se incluían tres canciones de Víctor Jara: La cueca triste (compuesta con Eduardo Carrasco), Canción del minero y Somos pájaros libres (canción coral compuesta especialmente para el grupo).

Al año siguiente Víctor Jara y Quilapayún publicaron conjuntamente el LP Canciones folklóricas de América. Este disco incluía, en su mayoría, canciones infantiles. Víctor participó como solista en varios de los temas y como compositor en dos de ellos: El conejí (con texto del poeta Carlos Prendes) y Gira, gira, girasol.

La colaboración entre Víctor Jara y Quilapayún fue recíproca y quedó plasmada en los discos de ambos hasta que Víctor Jara abandonó su cargo de director artístico del grupo, en 1969.

Desde que Ernesto "Che" Guevara abandonara Cuba, la opinión pública se preguntaba incesantemente donde se hallaba el guerrillero. Los primeros pasos apuntaron al Congo, después se perdió la pista para volver a ubicarlo en Bolivia, desde donde pretendía lanzar una gran revolución continental, bajo el lema "crear muchos Vietnam". En 1967 las noticias que llegaban de la guerrilla no eran muy alentadoras; el "Che", con su grupo desmantelado, era perseguido sin tregua por los rangers bolivianos. Intentando transmitir ésa idea de agobiante persecución, Víctor Jara compone a ritmo de trepidante galope El aparecido. La canción fue escrita a principios de 1967, diez meses después el "Che" era hecho prisionero y asesinado en La Higuera. El aparecido fue editado como single en marzo de ese año. La casa discográfica, Odeón (dependiente de la multinacional inglesa EMI) sólo permitió en el disco la escueta dedicatoria A E. "Ch." G.

JOAN JARA: El partido comunista criticó a Víctor por haber dedicado en aquel momento una canción al Che Guevara, a pesar de que no era una llamada a las armas sino una muestra de admiración por el heroísmo del Che y una denuncia de los métodos y móviles de los Estados Unidos en la protección de sus intereses en Latinoamérica. Aunque Víctor era fundamentalmente una persona pacífica y no violenta, tenía una apasionada conciencia de la verdadera violencia en las que se fundan las privaciones y la pobreza. Sé que no excluía la posibilidad de que un día hubiera que recurrir a las armas para poner fin a esa violencia.

También ese año fue el estreno mundial de la obra de teatro de Pablo Neruda Fulgor y muerte de Joaquín Murieta.

PABLO NERUDA: Aquel día piqué el pasado, salió polvo como de terremoto, voló la pólvora y apareció un episodio con un caballo con su caballero y éste se puso a galopar por mis versos que son anchos ahora como rutas, como pistas, y yo corrí detrás de mis versos y encontré el oro, el oro de California, los chilenos que lavan la arena, los buques repletos desde Valparaíso, la codicia, la turbulencia, las fundaciones y éste chileno vengativo y vengador, descabellado y sonoro, entonces me dijo mi mujer, Matilde Urrutia: pero si esto es teatro. ¿Teatro?, le respondí, y yo no lo sabía, pero ahí lo tienen ustedes, con libro y con escenario vuelve Murieta, se cuentan sus rebeliones, y las hazañas de chilenos agrestes que con patas de perro se soltaron hacia el oro, se apretaron los cinturones trabajando en cuantas cosas y cositas pudieron, para recibir después el pago de los gringos: la soga, la bala y cuando menos el puntapié en la cabeza, pero no sufran porque además hay el amor, con versos que tienen rima como en mis mejores tiempos y de un cuanto hay, hasta cuecas, con música de , y además Pedro Orthous, famoso director de escena, metió su cuchara y aquí cortaba y acá pedía un cambiazo, y si protestaba, aprendí que así se hacía con Lope de Vega y con Shakespeare, les meten tijera, los modifican para ustedes, y yo soy apenas aprendiz de teatrero y acepté para que volviera Murieta, para que volara Murieta, como en los sueños, a caballo y con banderita chilena, viva Chile mi-hermosura!.

Víctor Jara no participó en esta obra como director, sino como cantante en escena. Más tarde grabaría dos de aquellas canciones: Así como hoy matan negros y Ya parte el galgo terrible.

Ese año Víctor Jara grabaría su segundo LP, que apareció, al igual que el anterior, con título Víctor Jara, en España se publicó en 1980 con el título Desde Lonquén hasta siempre.

JOAN JARA: Este álbum fue el segundo LP de Víctor y revela una multitud de intereses o "búsquedas", y abarca desde la canción de la más pura raíz folklórica hasta la apasionada y premonitoria canción que es "El aparecido". Este álbum contiene las semillas de muchos caminos que serían más tarde desarrollados totalmente: el trabajo de un compositor culto (Sergio Ortega) unido al de un cantor popular; el trabajo con un conjunto como el Quilapayún; canciones dedicadas específicamente a trabajadores chilenos y a los frutos de su trabajo; el humor picaresco del verdadero folklore y la cabal canción política de denuncia que jugó un papel tan efectivo en los acontecimientos políticos de Chile. En la época en que este álbum fue grabado, él significó una atrevida innovación en la vanguardia del desarrollo del movimiento de la canción chilena y como tal yo estoy segura, tiene un lugar en la historia.

Al año siguiente, 1967, es el sello Emi-Odeón el que edita el Lp "Víctor Jara" y "Canciones Folklórica de América", junto a Quilapayún. En el ámbito teatral, monta nuevamente "La Remolienda". Es invitado a Inglaterra, en su calidad de Director teatral, por el Consejo Británico. Recibe el premio de la "Crítica" por su dirección en la obra "Entretengamos a Mr. Slone", de Joe Orton y el "Disco de Plata" del Sello Emi-Odeón.

En 1968, Víctor Jara fue invitado en calidad de exitoso director de teatro por el British Council a pasar una temporada en Inglaterra para observar el teatro que se hacía allí en ese momento. Mientras él se encontraba en Stratford-upon-Avon, en la celebración del Shakespeare´s birthday, en Chile su hija Amanda (nacida en 1965) caía enferma. La huelga de correos que tenía incomunicado a Víctor con su familia impidió que él conociera la noticia. Sentado en la cama de su hotel, y con un desbordante sentimiento de soledad y premonición compuso Te recuerdo, Amanda.

VÍCTOR JARA: Es una canción de amor de una muchacha y un obrero. Las condiciones de la lucha de la clase obrera son así... Esta muchacha pierde al hombre, porque éste obrero muere... Entonces, el amor adquiere otras dimensiones, convirtiéndose en drama social.

JOAN JARA: La gente se pregunta si la escribió por su madre o por su hija. Creo que no la dedicó específicamente a ninguna de las dos, si bien contiene la sonrisa de la madre y la promesa de juventud de su hija.

Al concluir la huelga de correos y enterarse de la enfermedad de Amanda, Víctor escribió a Joan una carta con la promesa de no volver a separarse: Nuestro hogar debe florecer con nosotros en su interior, nosotros dos y nuestras hijas, con todas nuestras limitaciones, virtudes y defectos, pero JUNTOS, cada uno formando profundamente parte de los demás, para que nuestras hijitas no teman al futuro, para que podamos prolongar nuestra felicidad todo lo posible, tratando siempre de dar lo mejor de nosotros mismos, pero sin volver a separarnos jamás.

Puerto Montt, Llanquihué. 1969 El día amaneció muy frío aquella mañana del 9 de marzo en lo que antes era un descampado y ahora un montón de casuchas de lata y ladrillos viejos. La familia Irigoin, dueña del solar, "cansada de tanto pobre", tomó su última decisión. Las improvisadas alarmas que habían colocado los pobladores, latas y cacharrería sujetas con cuerdas, despertaron a los que tenían el sueño más ligero, los otros fueron despertados por los carabineros cuando estos intentaban destrozar sus "casas". Los hombres se organizaron rápidamente, formando una cadena intentaron que los carabineros no destrozaran la población; la policía respondió con gases lacrimógenos y pelotas de goma, los pobladores se defendieron con piedras. Entonces se desató el infierno, los carabineros dispararon sus metralletas y mientras la gente corría siguieron disparando, y rociando las casas con gasolina prendieron fuego a la población. Ocho muertos y sesenta heridos.

JOAN JARA: Al leer la noticia en Santiago, Víctor montó en cólera y se sintió dolido como si la policía hubiera atacado y diezmado a su propia familia. Cogió inmediatamente la guitarra y compuso una canción de acusación contra Pérez Zúcovic (ministro del interior), en el cual veía un símbolo de los valores distorsionados de la sociedad en que vivíamos.

Para el día de los funerales la Federación de Estudiantes y los sindicatos convocaron una gran manifestación de protesta en la Avenida Bulnes, una de las arterias principales de Santiago que parte desde el Palacio de la Moneda. Allí, ante los familiares de los asesinados y miles de manifestantes Víctor cantó Preguntas por Puerto Montt.

JOAN JARA: Yo estaba detrás del escenario cuando la cantó. Le veía con las piernas tensas y separadas, cantando, como si su vida dependiera de ello, ante un mar de rostros que se perdía en la lontananza a la luz del crepúsculo, mar que, en las últimas notas, respondió con un trueno de aplausos que expresó la emoción incontenible de ese momento.

En junio de 1969 apareció el nuevo LP de Víctor Jara: Pongo en tus manos abiertas. El título hacía referencia a la canción que en el disco dedicaba a Luis Emilio Recabarren, fundador de sindicatos y del Partido Comunista a principios de siglo.

Este disco fue editado por una nueva casa discográfica; DICAP (Discoteca del Cantar Popular) era un sello alternativo creado por las Juventudes Comunistas para poder difundir canciones que no habrían tenido cabida en las discográficas habituales. En la contraportada del disco aparecía el siguiente comentario firmado por las Juventudes Comunistas:

En el nuevo cantar de Víctor Jara se hermanan desde su condición de militante de la causa popular, el espíritu de la joven generación de nuestra patria, la larga tradición de la lucha de sus trabajadores, la conciencia despierta del artista identificado más que comprometido con su pueblo. Ponemos en las manos también abiertas, de todos los jóvenes chilenos estas canciones que nos hablan de nuestras convicciones, de nuestras esperanzas, de nosotros mismos.

Este disco también fue el último trabajo, discográfico, en conjunto con el grupo Quilapayún. Una de estas canciones que cantan juntos, A Cochabamba me voy, es una especie de continuación histórica del tema El aparecido: ya muerto el "Che", Víctor Jara habla de los diezmados guerrilleros que todavía quedan en Bolivia y del periodista francés (en ese momento en la cárcel boliviana) Regis Devray.

VÍCTOR JARA: Todavía no estoy del todo contento con mi trabajo, pero creo que "Pongo en tus manos abiertas" es lo mejor que he hecho en materia musical grabada. Este disco significa para mí una satisfacción muy grande, porque sale en un momento muy significativo para la juventud, cual es este VI Congreso de los Jóvenes Comunistas.

En el mes de julio de 1969, Víctor Jara participó en un evento que acabó de proyectarlo como el cantante más popular de Chile. Por iniciativa de Ricardo García y bajo los auspicios de la Universidad Católica se celebro el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena. Concebido como un simposio sobre la situación de la música popular chilena, las jornadas que incluían mesas redondas, conferencias, etc. concluyeron con un concurso en donde participaron doce de los cantantes más populares del momento. Entre estos había de todos los estilos, desde los más "tradicionales" hasta los más comprometidos. Quilapayún fue excluido por el jurado por ser "demasiado político". A Víctor Jara se le ocurrió como arreglar este desaguisado; todos los solistas podían llevar sus músicos de acompañamiento, así que Quilapayún acompañaría a Víctor Jara.

Víctor había compuesto una canción especialmente para el festival: Plegaria a un labrador. Después de las deliberaciones, el jurado decidió dar un primer premio compartido a La Chilenera de Richard Rojas, una canción sobre una heroína de la independencia, y a la Plegaria a un labrador.

JOAN JARA: Nuestra vida había llegado a un momento decisivo y aunque nos queríamos tanto como siempre, formábamos irrevocablemente parte de un proceso más amplio que nosotros mismos, de una gran multitud que trabajaba por una causa común. La inspiración de "La plegaria a un labrador" correspondía a esa época de optimismo y compromiso.

Después de abandonar su relación musical con Quilapayún, Víctor Jara empezó a trabajar con otro grupo. Eran seis jóvenes estudiantes que se pusieron por nombre Inti Illimani, que en lengua quechua significa sol del Illimani.

INTI-ILLIMANI: Nosotros nacimos como conjunto en el año 67. Éramos todos estudiantes de la universidad Técnica. No sé por qué paradojas del destino, resulta que éramos todos ingenieros. Químicos, eléctricos, mecánicos, navales... Pero en aquel entonces, en medio de todo un proceso de reforma universitaria, de apertura de la universidad a la comunidad, decidimos formar éste conjunto, motivados más que nada por un gran cariño a la música andina, del norte de nuestro país, de Bolivia, de Perú, del norte argentino. Comenzamos como un grupo instrumental que intentaba dominar el charango, la quena, la guitarra... Luego comenzamos a viajar y a conocer más del folklore andino. Como fundamental preocupación estética, sentíamos un gran cariño por el arte popular, por Violeta Parra. Una gran admiración hacia su vida y su obra. Por tanto, con un compromiso de fidelidad con lo que considerábamos nuestro folklore, nuestros antecedentes culturales.

Víctor Jara junto con Inti-Illimani fueron pioneros en la utilización de los instrumentos folklóricos andinos utilizados de forma libre, es decir, con unas armonizaciones mucho más próximas a la música pop que a la folklórica. Esto según Víctor Jara era un experimento de invasión a la invasión cultural, esta invasión la definió como un árbol frondoso que nos oculta el sol, el cielo y las estrellas. Claro ejemplo de esto es el tema Canto libre, canción que también dio título al LP que grabó ese año de 1970, con la colaboración de Inti-Illimani y de Patricio Castillo. En España se publicó en 1978.

JOAN JARA: Expresión de un momento en la historia del pueblo chileno, este disco, con sus valores humanos, su fuerte sentido latinoamericanista, su creencia en el poder de la canción de volar por sobre todas las barreras, incluso la de la muerte, es tan válido hoy como entonces.

En el momento de la publicación de este disco, Víctor Jara estaba trabajando intensamente en la campaña electoral de Salvador Allende que de nuevo se presentaba encabezando una amplia coalición de izquierdas: la Unidad Popular. Algunas de las canciones del disco Canto libre son fruto de esa campaña, cómo la pieza instrumental Ventolera, que fue hecha coreografía por Joan y bailada en innumerables presentaciones de la Unidad Popular con el título de Venceremos.

1969, Dirige el montaje de la obra "Viet-Rock", de Megan Terry, para el Ituch; y "Antigona", de Sófocles para la Compañía de la Escuela de Teatro de la Universidad de Católica. Profesor invitado en dicha Escuela de Teatro.

Viaja a Helsinki invitado a cantar en un Mitin Mundial de Jóvenes por Vietnam que se realiza en la capital de Finlandia. El sello Dicap edita su Lp "Pongo en tus manos abiertas".

1970: Es invitado a la Conversión Internacional de Teatro, en Berlín. Participa en el Primer Congreso de Teatro Latinoamericano de Buenos Aires. Pide permiso sin sueldo al Instituto de Teatro de la Universidad de Chile para realizar recitales por todo el país, en el ámbito de la campaña electoral de la Unidad Popular. Emi-Odeón edita un nuevo Lp suyo: "Canto Libre".

En agosto de 1970 se celebró el Segundo Festival de la Nueva Canción Chilena. El clima del festival ahora era muy distinto; en plena campaña electoral y con el clima político muy inflamado, el público sólo quería escuchar canciones comprometidas con el proceso. Los participantes que no eran partidarios de Allende eran echados a silbidos. Lógicamente este año sí pudo participar el Quilapayún, y lo hizo con lo que llegó a convertirse en una pieza clave de la canción latinoamericana, La cantata popular de Santa María de Iquique. Víctor Jara participó con la canción El alma llena de banderas.

Miguel Angel Aguilera era un joven de dieciocho años, miembro de las Brigada Ramona Parra. Durante una manifestación sindical en mayo de ese año, en la plaza Tropezón, un policía vestido de paisano le disparó causándole la muerte.

JOAN JARA: Aquel crimen inflamó una atmósfera política que ya estaba al rojo. El funeral fue una marcha masiva de cientos de miles de personas que llenaron la ancha avenida que conducía al cementerio, personas cargadas de ira y de una determinación que su muerte innecesaria incrementó. Víctor compuso en homenaje a Miguel Angel Aguilera su canción "El alma llena de banderas", que captaba exactamente aquel fervor y expresaba el sentimiento de una lucha épica en la que hay que afrontar incluso la muerte. El 4 de septiembre de 1970, la Unidad Popular ganó las elecciones. Era el primer gobierno de izquierdas que llegaba al poder por medio de unas elecciones. Comenzaba una época de rotundos cambios y conflictos, que en todo el mundo se conoció como "la vía chilena al socialismo".

Las presiones de la derecha, lo mismo en el parlamento que en acciones terroristas era la tónica diaria; empezó a crearse un ambiente de caos que se iría incrementando durante los tres años de gobierno popular.

JOAN JARA: Muchas de las grandes mansiones del barrio alto fueron puestas en venta y su mobiliario liquidado mientras los propietarios se quejaban de la crueldad del destino. Pequeños grupos de elegantísimas mujeres vestidas de riguroso luto se manifestaron en el centro de la ciudad, agitando pañuelos negros y gritando: "Sálvanos del comunismo!". De la noche a la mañana desapareció el papel higiénico de las tiendas. Esa fue la contribución de Jorge Alessandri a la situación: como propietario de la Papelera de Puente Alto, tenía el monopolio de la producción de papel de todo el país. La amenaza del socialismo significó que tuvimos que arreglarnos con viejos periódicos.

La derecha no paraba de presionar al ejército para que "arreglara" la situación; pero su Comandante en Jefe, el general René Schneider, era un militar fiel a la constitución. Schneider fue víctima de un atentado por un grupo de extrema derecha, que le costó la vida el 26 de octubre.

Algún tiempo después, Víctor Jara describió muy bien a estos niños de papa, que lo tenían todo y sólo se dedicaban a conspirar y asesinar. La canción era una "versión chilena" que él hizo de la polka de Malvina Reynolds Little boxes, y que titularía Las casitas del barrio alto.

VÍCTOR JARA: En la canción se trata de un lugar que hay en Santiago. Recorriendo Latinoamérica me di cuenta que ese lugar se repite en otras ciudades, barrios que generalmente están puestos en colinas muy suaves, donde el aire es más limpio, donde no hay contaminación atmosférica, donde las áreas verdes son más hermosas. Claro, para estar de acuerdo con el lugar, las casas que se construyen son más lindas, más espaciosas, con ventanales maravillosos, desde donde se domina la ciudad. En la canción se dice una palabra "resipol" que en Chile es un liquido que pega cualquier cosa, hasta las ideas las pega. Y hay una tela que se llama "prolen". Según la televisión, "prolen viste para triunfar". Es decir, uno viste un traje de prolen y triunfa en la vida, y si tiene un auto marca Peugeot, que es una marca francesa, y un terno de este "prolen", bueno, solucionó el problema de su vida y logró los objetivos fundamentales. Así como estos señores dicen que hay que vestir con "prolen" y tener un Peugeot, así también manejan las universidades como lugar para los más privilegiados o para sus hijos.

Otra canción de la misma época, pero con un protagonista muy distinto, es Abre la ventana, donde Víctor Jara se dirige a una mujer de las poblaciones, como destinataria de los nuevos cambios en el país.

En el año 1971 trabaja intensamente con el compositor Celso Garrido Lecca en la música para el ballet "Los Siete Estados", de Patricio Bunster, para el Ballet Nacional.Ingresa, Ingresa junto a Isabel Parra e Inti-Illimani al Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. En calidad de Embajador Cultural del Gobierno de la Unidad Popular, realiza una gira de recitales y programas de televisión por México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú y Argentina. Es editado, por el sello Dicap, su Lp "El derecho de vivir en paz". Obtiene el premio "Laurel de Oro" como el mejor compositor del año.

JOAN JARA: Su siguiente disco, publicado en abril de 1971 por DICAP, llevó el nombre general de "El derecho de vivir en paz", título que acentuaba sus sentimientos entorno a la situación que vivíamos, aunque la canción de la cual provenía estaba dedicada a Ho Chi Min y al pueblo del Vietnam. Muchos participaron en la elaboración del disco: Ángel Parra, Inti-Illimani, Patricio Castillo, además de Celso Garrido Lecca, un distinguido compositor que daba clases en la facultad, e incluso el conjunto pop Los Blops, que acompañaron a Víctor en dos de las canciones con guitarras eléctricas y sintetizador...

VÍCTOR JARA: Me gustaría ser diez personas para poder hacer diez veces todo lo que hay que hacer. Tenemos la maravillosa posibilidad de crear una sociedad socialista por medios pacíficos y no debemos desaprovecharla... El mundo nos contempla para ver si es posible. Otra de las canciones del disco estuvo en las listas de éxitos ese año; en Ni chicha, ni limoná, Víctor Jara pide que tomen posturas y decisiones a los dubitativos y timoratos, a esa gente que no entendía que el proceso era cosa de todos, también de los que dicen "yo no me meto..."

En el mes de junio se desató una gran tormenta, que aumentó peligrosamente el caudal del río Mapocho haciendo peligrar las vidas de los pobladores que vivían en sus márgenes. Después de la lluvia llegó un frío glaciar que terminó de empeorar la dramática situación. No sólo el gobierno salió en ayuda de los damnificados, también se movilizaron sindicatos, talleres, estudiantes, etc. El Departamento de Danza, donde trabajaba Joan, se convirtió en refugio ocasional de un grupo de niños harapientos y con barro hasta en las orejas.

JOAN JARA: Uno de los chiquitines que llegó a la facultad se convirtió en tema de una canción de Víctor. Luchín estaba gravemente enfermo de pleuresía y necesitaba constantes cuidados de día y noche. Quena lo había encontrado en uno de sus viajes a la población: un mugriento montoncito de harapos en el fangoso suelo de una choza donde vivía con su numerosa familia. Un caballo, única posesión de valor de la familia y fuente de su precario sustento, compartía la habitación. Luchín tenía casi un año pero era menudo para su edad. Necesitaba una prolongada convalecencia antes de que pudiera ser devuelto a su familia, de modo que Víctor y yo nos lo llevamos a casa y le atendimos durante algunas semanas hasta que más adelante, con el consentimiento de sus padres, Quena lo adoptó definitivamente.

En julio de ese año se celebró el tercer Festival de la Nueva Canción Chilena. Víctor participó cómo acompañante de Isabel Parra y cómo solista con la canción Muchachas del telar

A mediados de 1971, la situación política y económica del país era muy difícil; frente a los ataques y provocaciones de la derecha la izquierda empezaba a estar cada vez más dividida. Dentro de la Unidad Popular, el Partido Comunista, los Radicales y algunos grupos cristianos de izquierda, querían negociar con la Democracia Cristiana (partido mayoritario de la oposición), mientras que el partido Socialista y otros grupos de izquierda no integrados en la UP, como el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario), se oponían a toda negociación y pedían armar a los sindicatos y crear grupos de resistencia en las poblaciones. Esto hizo que se creara la "Ley de control de armas", cosa que solo sirvió para echar más leña al fuego pues dio lugar a verdaderos enfrentamientos armados entre el ejército y, sobre todo miembros del MIR.

Un nuevo grupúsculo izquierdista el VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo), asesinó a Edmundo Pérez Zúcovic; este asesinato puso una barrera insalvable a partir de entonces a cualquier negociación.

JOAN JARA: Cuando oímos la noticia por la radio, pasamos un momento espantoso.. Lógicamente aquel acto nos horrorizó, y Víctor se sintió sumamente preocupado pues algunas personas intentaron hacerle responsable por su canción "Preguntas por Puerto Montt"

Pero sin lugar a dudas lo que levantó más polémica en ese momento, y tan bien el acto más importante que realizaría el Gobierno de la UP, fue la nacionalización de las minas de cobre (principal recurso económico de Chile, que estaba en poder de empresas norteamericanas) en julio de 1971. Esto hizo que Estados Unidos promoviera un embargo internacional contra Chile, golpe muy duro para la ya muy maltrecha economía.

Para terminar de rematarla, las grandes empresas del transporte, dominadas por la derecha, comenzaron una huelga financiada por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Los pequeños camioneros no secundaron la huelga y crearon su propia organización independiente, la MOPARE. Ante estos hechos se crearon los Trabajos Voluntarios, donde los ciudadanos concienciados trabajaban los domingos en muelles de descarga para contrarrestar los efectos de la huelga.

Los cantantes afines a la UP, no solo realizaron los trabajos físicos, sino que también contribuyeron con sus canciones.

En los años 1972 y 1973, compone la música de continuidad para Televisión Nacional de Chile. En el invierno de 1972, Víctor Jara realizó su nuevo trabajo discográfico. Para este disco, no utilizó canciones independientes, sino que las nueve canciones del LP componían un mismo tema: la población callampa.

VÍCTOR JARA: Un día Choño Sanhuesa me dijo: "¿Por qué no escribes algo sobre nosotros, los pobladores?". Fue el empujón que necesitaba y comencé a trabajar para el disco "La población".

Yo trabajé con grabadora en mano. Para este disco llegué a Herminda de la Victoria, a la Violeta Parra, a la Luis Emilio Recabarren, a Lo Hermida, a Los Nogales (la población de mi adolescencia), a La Victoria, a El Cortijo, etc.

Para este disco Víctor Jara contó con la colaboración de dos nuevos grupos: Huamari y el grupo femenino Cantamaranto. También participaron Isabel Parra, que cantaba la primera canción, Lo único que tengo, y el joven guitarrista Pedro Yáñez. En cuanto a los textos, menos Luchín y El hombre es un creador que eran anteriores, fueron escritos en colaboración con su amigo el dramaturgo Alejandro Sieveking.

La portada del disco, la más hermosa de todos ellos, era una foto en blanco y negro muy contrastada de dos niños de la población y en el fondo una mariposa multicolor en estilo naïf. Detrás el siguiente texto:

La historia esta tomada desde 1946. El presente y el futuro. Dedicamos este disco a todos los pobladores de nuestro país. A sus combates y a sus victorias. A sus dolores y a sus alegrías. A los hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas para que sus hijos tuvieran un lugar donde vivir. A todos los que ahora tienen su nueva vivienda. A nuestra juventud, cuyo fragor ha estado siempre al lado de los desposeídos. A su glorioso 7º Congreso.

JUAN ARAYA: Hicimos la toma el 16 de marzo de 1967 en Barrancas, con 648 familias. Esta empezó a las dos de la mañana; nos tomamos unos terrenos llamados Invica. En la lucha con las fuerzas de la represión participaron hombres y mujeres, se peleó desde las seis de la mañana en que llegaron a sacarnos hasta la una de la tarde. Los carabineros arrastraban a las mujeres del pelo, les quitaban los niños de los brazos y los lanzaban lejos; las carpas y las casuchas que habíamos levantado en la noche las hicieron pedazos y las quemaron. En ese lugar murió una niñita, apaleada por las fuerzas de la represión, se llamaba Herminda.

VÍCTOR JARA: Me describieron con todo detalle los momentos de angustia que vivieron. La señora Amalia, cuando me relató la muerte de la guagüita de Herminda, en cuyo recuerdo lleva el nombre la población, fue tan emocionante que a los dos se nos cayeron las lágrimas.

Todas las canciones del disco hablan de la esperanza y de las luchas de los pobladores. Aunque con los dos años de gobierno de la UP las condiciones de vida de los pobladores mejoraron considerablemente, la solución requería de mucho más tiempo.

VÍCTOR JARA: Lo único que anhelo es haber sido en mis composiciones tan sincero como todos esos pobladores que abrieron su alma para entregármela. Este disco deja como experiencia que la mejor escuela para el cantor es la vida.

Durante 1972: investiga y recopila testimonios en la población "Herminda de la Victoria" los que forman parte de su Lp "La Población" para el sello Dicap. Realiza una gira musical por la Unión Soviética y Cuba. Es invitado al Congreso de Música Latinoamericana organizado por "La Casa de las Américas", en La Habana. Dirige el homenaje a Pablo Neruda, en el Estadio Nacional, al regreso del poeta a Chile, luego de recibir el Premio Nobel. Es invitado por la Confederación campesina "Ranquil" para crear una obra musical acerca de la rebelión de los campesinos acaecida en 1932. Se incorpora a los trabajos voluntarios con ocasión de la huelga de los camioneros que busca paralizar al país.

A principios de 1973, la situación de conflicto que vivía el país se había agudizado considerablemente. Para evitar el peligro de un golpe de estado, Allende había otorgado varias carteras ministeriales a algunos militares leales (o así los consideraba él). La campaña para las elecciones municipales, fue un verdadero ataque frontal entre la UP y los grupos de derechas. Víctor Jara trabajó duramente para la candidata Eliana Aranibar. Junto a Inti-Illimani iban en un viejo autobús dando conciertos en fábricas, en plazas, mercados, escuelas...

El resultado de las elecciones despejó cualquier duda sobre el apoyo del pueblo a la UP: los resultados superaron a los de las anteriores elecciones. La derecha pasó a un ataque más frontal.

Los escuadrones paramilitares de Patria y Libertad se desmandaron. Una de las primeras víctimas fue el obrero Roberto Ahumada, que fue abatido a tiros cuando participaba en una manifestación pacífica en contra del terrorismo y la violencia.

JOAN JARA: Víctor se sintió muy afectado por su muerte. Había visto al joven trabajar con gran entusiasmo y dedicación, había conocido a su esposa y a su familia y percibido la atmósfera que reinaba en su hogar. Imaginando sus pensamientos íntimos, Víctor escribió la canción "Cuando voy al trabajo" para Roberto Ahumada, una canción de amor con premonición de muerte. La canción también expresaba los sentimientos de Víctor.

En 1973: participa en la campaña electoral parlamentaria, realizando conciertos a favor de los candidatos de la Unidad Popular. Dirige y participa como cantante en un ciclo de programas de televisión en contra de la guerra civil y del fascismo, acogiendo el llamado hecho en ese sentido, por Pablo Neruda. Realiza una gira de conciertos en Perú, patrocinados por el Instituto Nacional de Cultura de Lima.Trabaja para las últimas composiciones para 2 Lps que no alcanzaron ser editados. Graba el Lp "Canto por Travesura", recopilación del folclore picaresco de Chile,.

Por esa misma época Víctor trabajó intensamente en Los siete estados; un ballet diseñado y dirigido por Patricio Bunster con música de Celso Garrido Lecca y Víctor Jara. Una prometedora obra que nunca llegó a concluirse.

JOAN JARA: Era una importante obra larga que exigía la participación de muchos: Víctor, como compositor y en escena cantando; Inti-Illimani con su contribución a los arreglos musicales y también su participación en escena; Celso como principal compositor de la música; miembros de la Orquesta Sinfónica y desde luego la totalidad del Ballet Nacional. El director general era Patricio, al mismo tiempo autor y coreógrafo de todo el proyecto.

Yo solía acudir a los ensayos. Por lo que vi de la coreografía y oí de la música a medida que se completaba, pensé que sería una obra maestra, la mejor que Patricio había creado y que la música era una nueva síntesis. El estreno se efectuaría en octubre de 1973.

En junio Víctor Jara partió en una gira al Perú, invitado por el Instituto Nacional de Cultura. El día 29 de ese mes un regimiento de tanques al mando del coronel Roberto Souper cercó el Palacio de la Moneda. Los fascistas de Patria y Libertad salieron a la calle con la intención de anular cualquier resistencia popular. Pero para decepción de estos, el ejército fue leal al gobierno: el general Carlos Prats, que había sustituido a Schneider a la muerte de éste, dominó la situación en pocas horas. El resultado 22 muertos, entre ellos varios civiles.

Cuando Víctor Jara se enteró en Perú de la noticia, suspendió la gira y regresó a Chile.

A partir de entonces la situación se torno insostenible; las clases acomodadas, unidas a la derecha más recalcitrante y apoyados por la CIA, intentaban paralizar el país por medio de disturbios, asesinatos, bombas y todo tipo de ataques terroristas.

En ese momento Víctor Jara compuso una de sus últimas y más premonitorias canciones: Manifiesto.

JOAN JARA: Estaba tranquilo mientras trabajaba en la canción, introvertido y ensimismado. Le oía tararear suavemente en el taller mientras yo trabajaba en casa. A ratos se asomaba y me llamaba para que la escuchara. Aunque era bellísima, se me encogía el corazón al oírla. Sabía que Víctor estaba escribiendo su testamento. A finales de verano, Víctor Jara se encontraba trabajando en un nuevo disco. Era una colección de doce canciones folklóricas, menos una que era suya, de la zona centro y sur. Este LP, al igual que el anterior también era temático, pues todas las canciones tenían un denominador común: el folklore picaresco.

Para realizarlo contó con la colaboración de Pedro Yáñez en guitarra y guitarrón, Santos Rubio en el arpa y Fernando Rodríguez con el acordeón.

VÍCTOR JARA: La idea de hacer el disco me la sugirió un amigo, que me dijo: "¿Oye, y cuando vas a grabar esas canciones alegres, divertidas, que te he escuchado por ahí?". Pensé que tenía razón, que los chilenos somos alegres, dicharacheros, con mucho sentido del humor... Por otra parte, en este vaivén de la canción comprometida, en esta discusión diaria que hay sobre ella, me pareció que se le estaba dando importancia a unos materiales que no nos corresponden; una insistencia en incluir dentro de nosotros unos ritmos foráneos que si bien son patrimonio cultural latinoamericano, no podemos dejar de considerar como de fuera. Me pareció conveniente hacer este disco con un material tan chileno, tan nuestro... Además, creo necesario recordar que no todo lo chileno es quena, charango y bombo... Creo que hay mucho del centro y del sur que no puede ser olvidado.

VÍCTOR JARA: Estos cantos no son nuevos, son cantos que tienen mucho tiempo, callarlos es callar un pedazo de alegría. El cantor siempre cantó a lo divino, a lo humano y por travesura. El hombre de nuestro pueblo come ají cacho'e cabra y toma ponche'n culén, por eso sus cantos salen aliñaos.

Esto es un poquito no más de todas las travesuras del chileno y de todo su saber popular.

Ante la situación de continuo sobresalto y lucha que vivía el cantante, este disco fue un paréntesis, una especie de relajo ante su trabajo cotidiano. Al mismo tiempo estaba trabajando en otro LP, que contendría algunas piezas instrumentales y una serie de canciones sobre la situación del país: ninguno de los dos discos vería la luz en Chile. El primero aunque lo terminó no llegó a las tiendas y el segundo quedó a medias en los estudios de grabación, solo grabó ocho canciones.

En septiembre de 1973 la situación era de pre-guerra civil. Los fascistas habían asesinado al edecán Arturo Araya, militar constitucionalista y asesor del presidente Allende. salir a las calles si eras un partidario conocido de la UP era un peligro, las bandas armadas de Patria y Libertad campaban a sus anchas y la policía hacía la vista gorda. El tema de conversación obligado era la guerra civil o como ponerse a salvo cuando los militares se pronunciaran, o como defenderse. El país estaba totalmente dividido.

El 11 de septiembre, tenía que celebrase en la Universidad Técnica la exposición "Por la vida, contra el fascismo", allí tenía que intervenir el presidente Allende y cantaría Víctor Jara. Pero ese día Allende no habló en la Universidad, lo tuvo que hacer desde su despacho: era el golpe de estado.

ÚLTIMO MENSAJE DEL COMPAÑERO PRESIDENTE A SU PUEBLO

Esta será, seguramente la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación, Mis palabras no tienen amargura, sino decepción. Serán ellas el castigo moral para quienes han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha auto designado, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, también se ha autodenominado Director General de Carabineros. Ante estos hechos, sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi patria, quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando, con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de la preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente: en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder; estaban comprometidos, la historia los juzgará.

Seguramente, Radio Magallanes será callada y en mitad el tranquilo de mi voz no llegará a ustedes, no importa: lo seguirán oyendo, siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo, el de un hombre digno que fue leal.

El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras, y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano; tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

Allende moriría pocas horas después defendiendo metralleta en mano el gobierno legal. Víctor Jara creyó que su obligación era asistir a la Universidad Técnica. Al poco de entrar él, la Universidad fue cercada por los militares y sus ocupantes hechos prisioneros. Fueron trasladados al Estadio Chile, convertido en campo de concentración.

Allí compuso su última canción, esta vez sin música, sin guitarra, sin voz...

Somos cinco mil en esta pequeña parte de la ciudad. Somos cinco mil. ¿Cuantos seremos en total en las ciudades y en todo el país? Solo aquí, diez mil manos que siembran y hacen andar las fabricas.

! Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamás creí se podría golpear a un ser humano. Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores uno saltando al vacío, otro golpeándose la cabeza contra el muro, otro golpeándose la cabeza contra el muro, pero todos con la mirada fija de la muerte. !Qué espanto causa el rostro del fascismo! Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada. La sangre para ellos son medallas. La matanza es acto de heroísmo. ¿Este es el mundo que creaste, Dios mío? ¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo? En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa, que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia y veo esta marea sin latido, pero con el pulso de las máquinas y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo? !Que griten esta ignominia!

Somos diez mil manos menos que no producen. ¿Cuántos somos en toda la Patria? La sangre del compañero Presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas. Así golpeará nuestro puño nuevamente.

!Canto qué mal me sales cuando tengo que cantar espanto! Espanto como el que vivo como el que muero, espanto. De verme entre tanto y tantos momentos del infinito en que el silencio y el grito son las metas de este canto. Lo que veo nunca vi, lo que he sentido y lo que siento hará brotar el momento...

Estadio Chile Septiembre de 1973 Víctor Jara murió el 15 de septiembre, después de recibir constantes palizas y torturas. El día 18 su esposa descubrió el cadáver en la Morgue de Santiago.

JOAN JARA: El deposito está tan repleto que los cadáveres llenan todo el edificio, incluyendo las oficinas. Un largo pasillo, hileras de puertas y, en el suelo, una larga fila de cadáveres, algunos con aspecto de estudiantes, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta... y en mitad de la fila descubro a Víctor. Era Víctor, aunque le vi delgado y demacrado. ¿Qué te han hecho para consumirte así en una semana? Tenía los ojos abiertos y parecía mirar al frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y terribles moratones en la mejilla. Tenía la ropa hecha jirones, los pantalones alrededor de los tobillos, el jersey arrollado bajo las axilas, los calzoncillos azules, harapos alrededor de las caderas, como si hubieran sido cortados por una navaja o una bayoneta... el pecho acribillado y una herida abierta en el abdomen... las manos parecían colgarle de los brazos en un extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas... pero era Víctor, mi marido, mi amor.

Los periódicos chilenos apenas dieron alguna nota escueta sobre la muerte del cantante, y siempre omitiendo el modo en que ocurrió, o sobre el entierro "celebrado en la intimidad familiar". Pero una noche mientras se emitía por TV una película de vaqueros, la imagen quedo sin voz para después sonar fugazmente la Plegaria a un labrador. Esto fue un grave delito, pues todos los discos de la Nueva Canción Chilena fueron quemados públicamente y las canciones prohibidas. Ángel Parra fue detenido y recluido en un campo de concentración en el desierto, Isabel Parra y Patricio Manns se refugiaron en una embajada, Quilapayún e Inti-Illimani estaban de gira en Europa y ya no pudieron regresar. La Cantata popular de Santa María de Iquique, fue considerada oficialmente como crimen de lesa patria y los instrumentos andinos prohibidos por considerarse extranjeros y porque su sonido era característico de la música marxista...

EPÍLOGO

Santiago, 25 de Septiembre de 1973 El silencio es total, solo se oye el insistente ruido de las máquinas filmadoras venidas de todas partes del mundo. Miles de personas forman el silencioso cortejo fúnebre que acompaña los restos mortales del poeta Pablo Neruda. De pronto alguien grita: Sube a nacer conmigo... Después otro poema: Venid a ver la sangre por las calles. El cortejo responde: ¡Venid a ver la sangre por las calles! Al llegar al cementerio, los militares que habían seguido el cortejo, rodean el campo santo. Se leen más poemas de Neruda; sus versos van de una boca a otra. El féretro es introducido en el nicho. Un grito rompe el murmullo: Compañero Pablo Neruda, miles de voces responden, Presente!!. Compañero Salvador Allende. Presente!!. Compañero Víctor Jara. Presente, ahora y siempre!!. Después, poco a poco un murmullo va subiendo de volumen, todos cantan La Internacional. Era el último acto de la Unidad Popular y el primero de la resistencia.

Fundación Victor Jara ASI MATARON A VICTOR JARA

Después de más de tres décadas se identifico a uno de los culpables del asesinato de Victor Jara en el estadio nacional de Santiago.

"Hemos tardado 31 años en conocer la verdad" POR ABEL GILBERT (Enviado especial / Santiago de Chile El Periódico de Catalunya)

"HEMOS tardado 31 años en conocer la verdad, ¿se da cuenta?" Joan Turner, la viuda de Víctor Jara, siente que toda una historia, casi una vida de golpear puertas y soportar silencios, se le vino encima como un alud. Cuando nadie lo esperaba, el juez Juan Carlos Urrutia le puso nombre y apellido al rostro anónimo que decidió la muerte de su marido, uno de los símbolos de la cultura popular chilena. El teniente coronel Mario Manríquez Bravo fue el amo y señor del Estadio Nacional, donde después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 funcionó una enorme prisión a cielo abierto, con miles de cautivos. En ese cielo convertido en infierno, Jara cayó asesinado tras recibir 34 balazos por orden de Manríquez Bravo. "Se ha abierto una ventana después de mucho tiempo, ahora hay que seguir avanzando en la investigación y ver qué pasa; la justicia es tan lenta en este país...", dice Turner. —Habla como si aún no hubiera salido de su asombro por el procesamiento de Manríquez Bravo. —Las cosas me tomaron por sorpresa. A tal punto que me enteré de la resolución judicial por la radio. Hasta mi abogado quedó desconcertado al saberlo. Yo sabía que Urrutia estaba investigando. Seguramente hizo todo en silencio para poder avanzar sin mayores interferencias. Y hay que decir que trabajó con mucho empeño, al lado de muchas personas que estuvieron en el Estadio. Y así, por fin, logró llegar al responsable. No puedo decir que el día que lo supe me puse contenta. Esa no es la palabra. Pero fue una muy buena noticia. El próximo paso debe ser identificar al militar que torturó a Víctor. —Y antes de escuchar la noticia por la radio, ¿confiaba en que ese día iba a llegar? —Habíamos perdido parte de nuestras esperanzas. Cuando, en 1978, promoví la primera querella, me respondieron que, si bien se reconocía la existencia del homicidio, era imposible investigarlo porque no se sabía quién había estado a cargo del Estadio Nacional. Los militares, claro, se negaban a colaborar. En ese momento yo personalmente empecé a buscar a los testigos, dentro y fuera de Chile. —¿Fue como un trabajo detectivesco? —Sí, de hormiga. Poco a poco pude localizar a muchos de los que habían estado junto a Víctor hasta el último momento, a los pobladores que encontraron su cuerpo cerca del cementerio: ellos me lo contaron todo, pero cuando les preguntaba si podían dar su testimonio ante un juez, se negaban. Tenían pánico. Con los años se fue conociendo más porque la gente fue perdiendo el miedo. Así nos enteramos de que en el Estadio había un tal Manríquez que decía que su ametralladora era "la sierra de Hitler". Más tarde, y para sumar aún más confusión, supimos sin embargo que en rigor fueron dos los Manríquez que estuvieron allí. El juez esclareció el enigma cuando el propio Manríquez Bravo le confesó que fue él mismo quien pronunció aquella arenga nazi. —¿Cuándo se había iniciado la causa? —En el 2000. Fue una de las 200 querellas que enfrentó Augusto Pinochet al regresar de Londres. Primero, la causa la tuvo el juez Juan Guzmán, y éste luego se la pasó a Urrutia. —¿Y cómo fueron estos años, entre el 2000 y finales del 2004? —Como sólo pueden ser en Chile: entre la desilusión y la esperanza. Pasaron muchas cosas, especialmente en estos últimos meses: desafueros y procesos a Pinochet, el escándalo de su cuenta bancaria, el Informe sobre la Tortura. —¿Qué otras novedades aporta la investigación judicial? —A Víctor lo mataron en el mismo Estadio, en uno de sus subterráneos, y su cuerpo, junto con el de otras víctimas, fue primero dejado en la entrada del Estadio para que los prisioneros lo vieran. También se comprobó que murió el 15 de septiembre y no el 14. —En todos estos años, ¿ningún militar se acercó a usted para contarle algo? —No, y por eso siempre me digo, ¿cómo se puede perdonar a quienes nunca han mostrado signos de arrepentimiento y se muestran convencidos de lo que hicieron? —¿Qué lugar ocupa hoy en Chile Víctor Jara? —Es una fuente de inspiración para muchos jóvenes. Pero a veces, para mi gusto, su presencia en los medios es algo excesiva. —Jara escribió en el Estadio Nacional su último poema. Es una suerte de relato del horror en primera persona: "Un golpeado como jamás creí se podría golpear a un ser humano". Y después de los golpes, vinieron las balas. ¿Cómo llegó ese texto a sus manos? —Se fue armando por partes. Antes de abandonar a Chile, una persona me llamó por teléfono y me dijo que tenía el poema. Tratamos de concertar varias citas pero nunca nos pudimos encontrar. Después, estando en Londres, un texto llegó a mis manos desde Francia. —¿Era su letra? —No, Víctor lo había escrito en el Estadio, en pequeños trozos de papel que salieron en los calcetines de un prisionero, pero fueron descubiertos por los militares. Por suerte, la gente que estaba con él se lo había aprendido de memoria. —O sea que terminó siendo una suerte de escritura colectiva —A tal punto que, con los años, me fueron llegando diferentes versiones, con leves contradicciones. Las palabras se salvaron gracias a los que velaron por su memoria. Porque cuando lo escribió ya lo habían golpeado salvajemente, tenía la cabeza ensangrentada. Hoy el Estadio Nacional se llama Víctor Jara y al lado de una de las puertas, la misma en la que lo arrojaron, hay una placa con el poema. Qué extraña coincidencia, ¿no?...