Poesía Coral Aire
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Tarea Poesía coral Miguel Bosé Aire soy Una idea, un continente, una mirada, Casi sin querer… Se me escapa, se me nubla, no se acaba, Casi sin querer… No hay nada ya, No hay nada ya, Tocarte por dentro, besar… No hubo y no habrá, No hay nada aquí ya, Volarme y al tiempo volar… Aire soy y al aire, El viento no, el viento, el viento no, Que sin ti soy nadie… Sin ti yo no, sin ti, sin ti yo no… Una fuga. Un SOS. Una parada. Casi sin querer… Y la duda en sentimiento transformada, Casi sin querer… No hay nada ya, No hay nada ya. Tan bello es caer a tus pies… No hubo y no habrá, No hay nada aquí ya, ¿De quién este cielo es, De quién? Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx Número 40. (Enero 2014) Entre la pausa y la velocidad: Disyuntiva de la vida actual Aire soy y al aire… El viento no, el viento, el viento no… Que sin ti soy nadie… Sin ti yo no, sin ti, sin ti yo no… No hay nada ya, No hay nada ya, Tan bello es caer a tus pies… No hubo y no habrá, No hay nada aquí ya, ¿De quién este cielo es, De quién? Aire soy y al aire… El viento no, el viento, el viento no… Que sin ti soy nadie… Sin ti yo no, sin ti, sin ti yo no… Aire soy y al aire… El viento no, el viento, el viento no… Que sin ti soy nadie… Sin ti yo no, sin ti, sin ti yo no, yo no, yo no, yo no… Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx Número 40. (Enero 2014) Entre la pausa y la velocidad: Disyuntiva de la vida actual Miguel Bosé (Panamá, 1956) Cantante español. Tras unos inicios descaradamente comerciales, en los que supo explotar a fondo su potencial como ídolo de adolescentes, a mediados de los ochenta inició una trayectoria más madura que le ha permitido, a lo largo de su dilatada carrera musical, mantener elevadas cotas de prestigio y popularidad en España y en el mundo. Sus facetas de actor y Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx Número 40. (Enero 2014) Entre la pausa y la velocidad: Disyuntiva de la vida actual presentador de televisión han contribuido también a reforzar sus éxitos musicales. En 1975 debutó como cantante profesional con un modesto single titulado Soy, de cuya producción y lanzamiento se encargó uno de sus primeros descubridores, el entonces afamado vocalista Camilo Sesto. Esta discreta opera prima pasó prácticamente inadvertida para el público y la crítica. Pero en 1977, a raíz de una versión en castellano del tema Linda, de los italianos I Pooh, Miguel Bosé se convirtió de la noche a la mañana en el ídolo de las adolescentes de toda España, que lo situaron de inmediato en los puestos cimeros de las listas de ventas. Esta canción, que dio título también a su primer LP, lanzó a Miguel Bosé al estrellato y marcó el tono y el estilo de su primera etapa, caracterizada por las melodías dulces, amables y comerciales, arropadas con sensuales movimientos de baile. Este papel de nuevo sex-simbol de las adolescentes quedó plenamente ratificado por su segundo LP, que, bajo el título de Miguel Bosé (1978), incluía un nuevo éxito comercial, la canción Anna, con la que el joven cantante rebasó las fronteras del mercado español para ocupar las listas de éxitos de varios países europeos. Poco después, Bosé lanzó su tercer long play, titulado Chicas! (1979), y volvió a encaramarse a las listas de discos más vendidos con un tema de éxito arrollador que, a partir de entonces, habría de ir inseparablemente unido a su nombre: Súper Superman. El impacto de ésta y otras canciones similares (como la también exitosa Don Diablo) propició, en el mercado discográfico español de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, la eclosión de varios intérpretes masculinos que, siguiendo las pautas de Bosé, intentaron aprovechar ese filón del cantante “guaperas” que triunfa entre el sector juvenil femenino tanto por sus temas comerciales como por sus bailes sensuales, su atractivo físico y sus gestos más o menos provocativos. A comienzos de la década de los ochenta, Miguel Bosé se había convertido en uno de los fenómenos más destacados del panorama musical europeo, con versiones de sus grandes éxitos en diferentes idiomas y galas y presentaciones de sus discos en numerosos lugares del mundo. Sus giras multitudinarias venían sostenidas por sus célebres canciones anteriores y por otros álbumes nuevos tan bien recibidos por sus incondicionales como Más allá (1981), Bravo Muchachos (1982) -cuyo tema principal, de idéntico título, copó los primeros puestos de las listas de ventas en varios países europeos-, Made in Spain (1983) y Milano Madrid (1983). Todos estos discos seguían conservando la frescura y la liviandad comercial del ídolo de las jovencitas que, en su condición de sex-simbol, venía marcando un nuevo estilo desde mediados de los setenta; sin embargo, ya en los dos últimos álbumes aparecían algunos temas que presagiaban el giro que estaba a punto de dar su carrera musical. En efecto, mediados ya los ochenta, Bosé advirtió el natural agotamiento del filón que venía explotando como ídolo juvenil y se planteó un cambio drástico que incluía no sólo un estilo musical distinto, sino también una imagen nueva, más audaz y sofisticada, coherente con la formación vanguardista que había recibido desde su infancia (ya en Made in Spain había recurrido al maestro del arte pop Andy Warhol para el diseño de la portada). El álbum en que se plasmó este giro, titulado Bandido (1984), contaba con la colaboración de letristas e instrumentistas de reconocido prestigio y con algunos temas (Sevilla o Amante bandido) que, tras la sorpresa inicial de sus fans adolescentes, situarían de nuevo a Bosé en los primeros puestos de las listas de éxitos internacionales. Con el apoyo de los responsables de su nuevo sello discográfico, Warner Music, Miguel Bosé reforzó esta nueva imagen con otros dos LP’s de memorable calidad, Salamandra (1986) y XXX (1987). Luego, en una línea algo más convencional (aunque siempre alejada de su primera etapa), lanzó al mercado otro álbum de gran éxito, Los chicos no lloran (1990), en el que contó con la colaboración de algunos compositores acreditados del pop español del momento, como Mikel Erentxun (de Duncan Dhu) y Nacho García de la Vega Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx Número 40. (Enero 2014) Entre la pausa y la velocidad: Disyuntiva de la vida actual (ex Nacha Pop), además de dos componentes del grupo La Unión. Sus discos no alcanzaban el nivel de ventas de sus primeros éxitos; aún siendo probablemente mejores, sus nuevas canciones tenían menor tirón popular. Bosé complementó sus ingresos como cantante con el regreso a la gran pantalla. Con ello, además de cosechar nuevos reconocimientos, entre los que destaca el que supuso su papel en Tacones lejanos (1991) de Pedro Almodóvar, consiguió relanzar su carrera musical. Su madurez creativa se hizo patente en Bajo el signo de Caín (1994), disco donde Bosé decidió aprovechar los réditos materiales y artísticos de sus recientes triunfos cinematográficos para apostar de nuevo por la exigencia, el rigor y la calidad, bajo la producción de Ross Cullum y Sandy McLelland. Grabado en Madrid y Londres (y editado posteriormente en inglés e italiano), Miguel Bosé quiso acercar este álbum a la tradición musical española, para lo que contó con la colaboración de artistas flamencos, como los componentes del grupo Ketama. Este nivel de exigencia se mantuvo en su siguiente trabajo, Laberinto (1995), costeado por los mismos productores y grabado, asimismo, en suelo inglés e hispano. Un nuevo éxito cinematográfico le aguardaba por aquellas fechas: La reina Margot, película basada en un texto de Alejandro Dumas y rodada en Francia en 1994. Después de Laberinto, Bosé decidió afrontar nuevos retos profesionales y, mientras preparaba su desembarco en el medio televisivo, grabó unas personalísimas versiones de once grandes temas de la música latina, que salieron a la venta bajo el sugerente título de Once maneras de ponerse el sombrero (1998). La promoción de este álbum (producido por los mismos responsables de Bajo el signo de Caín y Laberinto) coincidió con el estreno de El Séptimo de Caballería, primer programa dirigido y presentado por Miguel Bosé y que fue emitido por Televisión Española. En un principio, esta incursión del artista en la pantalla catódica fue saludada con agrado por la crítica y el público, lo que dio un nuevo impulso a su cada vez más extendida popularidad. El programa, difundido por la primera cadena en horario privilegiado, admitió todo tipo de artistas y estilos musicales, alternando las actuaciones con las entrevistas que Bosé efectuaba a los diferentes cantantes y músicos. Pronto se señaló, sin embargo, que el cantante se limitaba a presentar y promocionar a grupos y solistas pertenecientes al sello discográfico que acaba de crear el propio Bosé (No more Discos), o vinculados a RLM, su productora asociada de management. Pese a haber sido galardonado en 1999 con el Premio de la Música al Mejor Programa Televisivo, El Séptimo de Caballería empezó a quedar relegado en las preferencias de los telespectadores. Bosé, antes de que se apagasen definitivamente los ecos del programa, se apresuró a editar un disco en el que recopilaba las mejores actuaciones de los artistas con los que había compartido plató. En esa época estuvo a punto de quedar definitivamente retirado de los escenarios como consecuencia de un grave accidente automovilístico ocurrido en tierras extremeñas.