V. El Proyecto Lenbur: El Parque De Mirandaola Y La Ruta Obrera
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V. EL PROYECTO LENBUR: EL PARQUE DE MIRANDAOLA Y LA RUTA OBRERA En este apartado se exponen los resultados del estudio de caso realizado en Legazpi sobre el proyecto Lenbur, esto es, los resultados del análisis documental y entrevistas en profundidad, los resultados de las encuestas telefónicas y los resultados de las encuestas in situ a los visitantes del parque de Mirandaola. 5.1. Legazpi y el proyecto Lenbur El municipio de Legazpi, en Gipuzkoa, tiene una población de 9.287 habitantes. Limita con el parque natural de Aizkorri y forma parte de la comarca del Urola-Garaia, que cuenta con una población de 27.000 habitantes y una extensión de 88,3 kilómetros cuadrados. La importancia y la calidad de la actividad industrial en Euskadi es un hecho indudable, siendo el hierro uno de los símbolos económicos que ha contribuido a la formación del carácter de un importante número de núcleos vascos. La historia del hierro en Euskadi se ha ido fraguando en distintas fases. En la primera etapa los elementos utilizados son el mineral y el carbón que proporcionaban los bosques. La técnica que se utilizaba era muy primitiva, al aprovecharse la fuerza humana aplicada a los fuelles y la ayuda de aire para avivar el horno. En la segunda época la innovación técnica son las ruedas movidas por el agua que suplantan al esfuerzo humano y el viento de altura. Finalmente en la tercera etapa se introducen los altos hornos que multiplican la capacidad productiva colaborando a la revolución industrial. Estos tres períodos de la historia del hierro vasco tienen su presencia en Legazpi, que cuenta con importantes recursos naturales y un rico legado cultural relacionado con la cultura del hierro: minas, ferrerías de viento, presas, canales, ferrerías de agua, molinos papeleros, e instalaciones fabriles siderúrgicas. La convicción de que todo este patrimonio cultural podía convertirse en un ámbito de la gestión cultural para relanzar el sector turístico, el del ocio, la economía local y la formación, llevó a un grupo de legazpiarras a desarrollar el proyecto Lenbur. La idea surge en torno a 1992 en el ayuntamiento de Legazpi, donde un grupo de trabajadores se interesó en crear un museo del hierro, metal importante en la historia y vida de la localidad. Dos años después tras unas jornadas en la Diputación Foral de Gipuzkoa, se va dando cuerpo a aquella idea de creación de un museo del hierro. Surge así en 1994 el proyecto Lenbur (Legazpi, Natura eta Burdina)1 como un proyecto de desarrollo local que trata de realizar una gestión del territorio en su conjunto, es decir, la utilización integrada de los recursos naturales y la actividad artesanal e industrial, en especial la relacionada con la cultura del hierro, aunando los elementos que han identificado e identifican a Legazpi: hombre, naturaleza y hierro. En Legazpi, la naturaleza y el hierro han mantenido una larga relación: el campesino trabajando en el campo, y el ferrón trabajando el hierro. El proyecto Lenbur toma como hilo conductor la elaboración del hierro y como ha interferido en el colectivo humano. La relación del pueblo de Legazpi con el hierro viene desde el siglo X, desde las primeras haizeolas2, pasando por las ferrerías de agua, los primeros talleres artesanales, hasta las fábricas actuales. Para explicar esta relación con el hierro se definió un discurso: hombre, naturaleza y hierro, y se plasmó en dos espacios diferentes, uno rural y otro urbano. En el rural se trataría de explicar la preindustrialización, la ferrería, pero ligada al mundo social del 1 Legazpi, Naturaleza y Artesanía del Hierro. 2 Ferrerías que se valían del viento para su funcionamiento. momento, con el pastor que hacía los quesos, con el molino que hacía el pan, etc., mientras que en el espacio urbano se trataría de explicar el mismo proceso pero en el siglo XX, con la industrialización, cuando todo el mundo social de Legazpi surge en torno a la fábrica de Patricio Echeverría, que dota al pueblo de infraestructuras como escuelas, viviendas, hospital, etc. El proyecto Lenbur plantea el valle del hierro dentro del concepto de Museo Territorio, es decir, como un museo vivo, describe la historia del pueblo a través del hierro. Desde 1994 a 1996, tiene lugar un proceso de elaboración y presentación del proyecto. Hay un reconocimiento del proyecto a nivel europeo y se recibe una primera subvención económica de alrededor de 200 millones de pesetas. En estos años se pone en marcha una escuela de forja por iniciativa del Fondo Social Europeo y se libera a un trabajador del ayuntamiento para que siga con la puesta en marcha del proyecto. A partir de la definición de la idea y del discurso que se trataba de explicar se pasa a trabajar en tres áreas: institucional, técnica y social, y a buscar líneas de financiación como complemento a la ayuda europea: Gobierno Vasco, Diputaciones, ayuntamientos... De este modo se consiguen 900 millones de pesetas para la recuperación, difusión, investigación y compra de patrimonio industrial y cultural. En el área técnica se estudian las repercusiones de todo tipo que pudiera tener el proyecto: mejora de la infraestructura urbana, medioambiente, etc. En el área social, se organizan charlas, se escriben artículos en prensa, se imprime una revista con el objeto de explicar el proyecto, todo ello para conseguir la implicación de la población de Legazpi. Los objetivos iniciales eran relatar la historia de Legazpi, transmitir a los visitantes la relación de Legazpi con el hierro a lo largo de tantos siglos, es decir, empezar mostrando cómo se trabajaba el hierro en el siglo XVI en las ferrerías, y terminar explicando cómo se trabaja en la actualidad. Entre las dificultades principales que encontraron los promotores del proyecto Lenbur, podemos hablar de la dificultad de convencer, convencer a instituciones supramunicipales, autoridades locales, y habitantes del municipio. Hoy en día, casi diez años después, se puede hablar de una doble impacto del proyecto Lenbur. Por una parte ha provocado la llegada de visitantes, personas que llegan atraídas por los encantos del valle del hierro, y por otro lado, ha supuesto una ligera inyección económica en el sector servicios de Legazpi, reactivándose ciertos sectores a partir del turismo: bares, restaurantes, e incluso se ha puesto en marcha un hotel que funcionará de lunes a viernes con el sector de la industria, y los fines de semana con los visitantes. Aunque el turismo va creciendo poco a poco en Legazpi, la industria sigue siendo el motor principal, pero el proyecto Lenbur, además de diversificar la economía contribuye a los ingresos del municipio. 5.2. La Fundación Lenbur y su gestión La Fundación Lenbur es una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es la recuperación del patrimonio industrial dirigido al desarrollo local. Cuenta con participación privada y participación pública: las empresas Patricio Echeverría S.A., Grupo Siderúrgico Vasco, Forjas de Precisión Legazpi, Urola Sociedad Cooperativa, Zorrotz Comercial; a nivel personal participaba Eduardo Chillida, y a nivel público los ayuntamientos de Legazpi, Zumarraga, Urretxu y Ezkio-Itxaso, la comarca del Urola- Garaia. A nivel político local, participan los concejales de cultura e industria y los alcaldes de los municipios de la comarca. El proyecto se va trasladando del ámbito local a un ámbito más comarcal. La financiación de la Fundación Lenbur, como ya se ha indicado, son 900 millones de pesetas procedentes de Europa, Gobierno Vasco y Diputación Foral de Gipuzkoa, para recuperación, difusión, investigación y compra de patrimonio industrial y cultural. El patrimonio actual de la Fundación Lenbur son dieciocho edificios que suman un total de 10.000 metros cuadrados. La plantilla de la Fundación Lenbur se compone de un patronato, un gerente y un administrativo. Se ha funcionado vía fondos sociales europeos, y mediante grupos de trabajo que actuaban sobre diferentes áreas del proyecto. Dentro del Fondo Social Europeo se ha trabajado en temas de diseño, medioambiente e historia. Se ha trabajado la imagen de la Fundación, la señalítica, las exposiciones y el diseño de la tienda y los productos que allí se venden. Por otra parte, en colaboración con el INEM se ha empleado a parados para la recuperación del patrimonio natural y limpieza de los diferentes elementos del patrimonio cultural. Concretamente en el parque de Mirandaola, a parte de la gestión del punto de información hay tres personas trabajando. El albergue que existe es una concesión a particulares, al igual que el bar. Para gestionar el molino de Igaralde se llegó a un acuerdo con el propietario mediante el cual la Fundación Lenbur invirtió en la recuperación y puesta en marcha del molino mientras que la gestión cayó en manos del propietario. Lo mismo se ha hecho con el centro artesanal del queso y es lo que se hará con el museo del pan. Dentro de la ferrería de Mirandaola, los ferrones que se encargan de la preproducción de la forma de trabajar el hierro como sus antepasados son personas contratadas para las actuaciones. Podemos hablar de cuatro áreas de trabajo en la Fundación Lenbur: conservación, recuperación, investigación y difusión. Las áreas de conservación y recuperación funcionan de diversas maneras en función de sus objetivos: si se trata de recuperar un edificio, se contrata a una empresa de arquitectura y conjuntamente se realiza el proyecto arquitectónico; si se trata de realizar tareas de limpieza o adecuación de un edificio, se organizan programas dentro del INEM, generalmente dirigidos al género femenino que es el que mayores tasas de paro presenta en Legazpi. En el área de investigación, la Fundación Lenbur comenzó a trabajar a través de becas para diferentes áreas: mundo social obrero, ferrerías y herrerías a nivel del estado español, estudio de la fábrica de Patricio Echeverría y comercios antiguos fundamentalmente.