Caracterización Cinematográfica De Las Marismas Del Guadalquivir
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33 CUADERNO · CINE ESPAÑOL, TURISMO Y ESPACIO GEOGRÁFICO CARACTERIZACIÓN CINEMATOGRÁFICA DE LAS MARISMAS DEL GUADALQUIVIR. CONTEXTOS SOCIOTURÍSTICOS DE UN TERRITORIO OLVIDADO (1943-2014)* MARIA C. PUCHE-RUIZ 1. INTRODUCCIÓN. APROXIMACIÓN A LAS El territorio objeto de estudio destaca por su MARISMAS DEL RÍO GUADALQUIVIR COMO complejidad: sus límites se extienden a través de ESPACIO FRONTERIZO tres provincias españolas (Huelva, Cádiz y Sevilla), proponiendo unidades paisajísticas llenas de con- Este artículo analiza la relación de un entorno sin- trastes (pinares, dehesas, marismas inundadas, gular de frontera (las marismas del Guadalquivir) arrozales, dunas móviles) y actividades producti- con el medio cinematográfico y su promoción para vas en aparente colisión (agricultura, ganadería, el turismo, partiendo del film La isla mínima (Alber- caza, pesca, turismo). A vista de pájaro, se trata de to Rodríguez, 2014) e indagando en su condición un espacio fascinante: la combinación de natura- de territorio «diferente» y escasamente explorado leza salvaje (Doñana) y domesticación territorial en el cine. El escritor Gutiérrez Solís afirma en el (Isla Mayor) se hace patente tanto en sus fronte- prefacio al guion que «el clasicismo se convierte ras cromáticas como en sus límites formales. Con en modernidad cuando recorre espacios, temáti- los pies en tierra firme, la marisma se revela como cos, ambientales y periféricos, que la cinemato- frontera tradicional entre civilización y abando- grafía ha obviado históricamente» (2015: 8-9). Así, no, entre progreso y desprecio; en definitiva, en- este trabajo procede a caracterizarlo como «lugar tre centralidad (Sevilla) y rentabilidad periférica olvidado» dentro de la propia región (Márquez Ba- (arrozal). llesteros, Boned Purkiss y García Moreno, 2016), Este trabajo pretende corroborar que la carac- que ha mostrado en el cine, sin embargo, tenden- terización cinematográfica de las marismas del cias acordes con los contextos socioturísticos de la Guadalquivir como frontera misteriosa no nace época de rodaje (Nieto Ferrando, Del Rey Reguillo con La isla mínima, sino que se ha mantenido en y Afinoguenova, 2015). el tiempo, vinculada a la percepción de un terri- L’ATALANTE 30 julio - diciembre 2020 33 CUADERNO · CINE ESPAÑOL, TURISMO Y ESPACIO GEOGRÁFICO Imagen 1. La mirada del otro en las tres películas objeto de análisis. Colección particular. torio yermo y temible. Para ello, el hilo de la ar- una aventura que replicar en el territorio (la An- gumentación gira en torno a tres films aparente- dalucía de las rutas cinematográficas de la década mente dispares —Misterio en la marisma (Claudio de 2010). Porque, a través de estos tres films, las de la Torre, 1943), La cólera del viento (La collera marismas han fijado su imagen como un territo- del vento, Mario Camus, 1971) y La isla mínima rio hostil y de frontera, donde secretos y críme- (Alberto Rodríguez, 2014)—, a través de los cuales nes se mimetizan con un paisaje tan bello como se analiza tanto al «autor implícito» que los creó desolador; un lugar de misterio que converge hoy como al «espectador implícito» al que van dirigidos con su nueva valorización medioambiental para el (Casetti y Di Chio, 2007: 226). Los tres proponen, a turismo y la concepción de inautenticidad que el ese respecto, una mirada interesada sobre la ma- turista postmoderno busca. risma como territorio de frontera (imagen 1); una mirada curiosa que da a conocer el territorio al II. UNA ANDALUCÍA «DIFERENTE» espectador, convertido, en cierto modo, en turista PARA EL PRIMER FRANQUISMO: (Urry, 2002), y que desemboca en la significación MISTERIO EN LA MARISMA contemporánea del espacio de análisis. De este modo, combinando las vertientes in- Misterio en la marisma es fruto de la escasísima terpretativas y estructurales del análisis cine- producción cinematográfica a nivel regional lle- matográfico (Zavala, 2010), este texto pretende vada a cabo en Andalucía durante la década de acercar al lector una realidad promocional que ha 1940. Se trata de una película insólita tanto por su basculado desde la propuesta de la biodiversidad motivación como por su resultado cinematográfi- como recurso cinegético-turístico (la Andalucía co. A este respecto, Utrera (2010: 124) señala que «diferente» de la década de 1940) hasta la plasma- «Llosent en entrevista promocional del film aludía ción de un territorio reivindicativo y levantisco (la a que las intenciones de los productores de Sur Andalucía marginada de la década de 1970), para Films eran llevar al cine una Andalucía inédita y finalizar en la promoción de un espacio que inte- la vida cotidiana del campo andaluz». La dictadura ractúa con el espectador-turista y lo sumerge en franquista había decidido convertir este territorio L’ATALANTE 30 julio - diciembre 2020 34 CUADERNO · CINE ESPAÑOL, TURISMO Y ESPACIO GEOGRÁFICO yermo de marisma en fértil arrozal que abastecie- destacar que la película no da cuenta de una sola ra a una zona que había apoyado la sublevación panorámica que sitúe al espectador en la ciudad desde los inicios. Se trató de un proceso arduo, ya folklórica del cine mudo, del cine republicano ni que era necesario «inundar [las vastas extensiones del incipiente cine racial de la dictadura. Contra- de terrenos salados, hasta ese momento infértiles] riamente, Claudio de la Torre propone un entor- para desalarlas, y en las zonas recubiertas de agua no cosmopolita que enfrenta el jazz al flamenco […] instalar arrozales, cuyo rendimiento mejora a y acoge la visita de una turista de excepción que medida que el suelo pierde su salinidad», de modo todos critican porque lleva a los hombres de cabe- que, poco a poco, «se espera ver el principio de una za: la condesa polaca Vera de Linford. redención de estas zonas abandonadas», (Sermet, Es el miedo a la otredad que nos visita y cuya 1953: 306-307). Y el cine las mostraría por primera mirada nueva ayudará al director a mostrar la se- vez en pantalla. gunda dualidad del film: ciudad (o modo de vida José Luis Almenares vive solo («como un salva- sofisticado)versus mundo rural (sencillez): «Lo que je») en un coto de caza de las marismas del Guadal- siento es que no te va a gustar aquello […]. La vida quivir, obsesionado con la aparición de una miste- allí tiene una apariencia muy simple. Hay unos riosa dama y la historia de un fabuloso collar que animales que viven en libertad bajo un cielo azul, permanece escondido en una de las habitaciones junto a un mar azul… […]. Hasta los actos más su- de la casa solariega. Su presentación viene prece- blimes tienen en la marisma una simplicidad… en- dida por un breve documental que introduce el te- cantadora». La marisma se convierte, por tanto, en rritorio como si se tratara de un personaje más a sinónimo de sana ingenuidad, en contraste con la través de un atinado montaje y privilegia los gran- perversa ciudad que, poco a poco, va homogenei- des planos generales sobre el paisaje marismeño: zándose con el resto de Europa. El encuentro de pinares, corzos, marismas, reses, aves, jabalíes… se Vera con el recién llegado José Luis se traduce, por muestran al espectador como invitación elegante tanto, en una glosa del coto y de sus maravillas, para un turismo de calidad. mientras se planifica un viaje multitudinario a las marismas. Pronto comprenderán los aristocráticos visi- LA MARISMA SE TRANSFORMA, PUES, tantes que la vida en las marismas no es sencilla, EN UN LUGAR DONDE LO ANORMAL SE lo que propicia una de las escenas más memora- CONVIERTE EN REGLA INSOSLAYABLE, UN bles del film. Guiados por un cicerone local, la co- ESPACIO FRONTERIZO DONDE CABEN LAS mitiva se perderá en la árida inmensidad del pai- MAYORES EXTRAVAGANCIAS saje mostrado en un gran plano general: — No está esto muy poblado, ¿eh? — ¿Que no? Pues no hay aquí bichos salvajes de toas Tratando de huir de sus melancólicas visio- clases ni ná. […] ¿Que no está esto mu poblao? Pues nes, el terrateniente decide volver a la civilización debajo de cada mata está acechando un enemigo. (Sevilla), introduciendo la primera dualidad del Mire usté, mire usté los más chiquititos… [señalan- film: modernidad versus tradición. Así, mientras do un camello]. el coto se caracteriza como lugar de la memoria y La marisma se transforma, pues, en un lugar los valores ancestrales, la ciudad se presenta lle- donde lo anormal se convierte en regla insoslaya- na de coches, lujo y modernidad, en lo que Octavi ble, un espacio fronterizo donde caben las mayores Martí definió como «canto del cisne de un falan- extravagancias. De este modo, frente a Sevilla, que gismo pijo aristocrático» (Utrera, 2010: 127). Cabe simboliza la razón, la marisma representará el mis- L’ATALANTE 30 julio - diciembre 2020 35 CUADERNO · CINE ESPAÑOL, TURISMO Y ESPACIO GEOGRÁFICO norteamericana y europea con marcadores folklóricos netamen- te nacionales saque adelante una producción inclasificable, donde varios géneros se dan cita; ade- más de la comedia y el documen- tal, el noir y el melodrama. En ese sentido, la publicación El cine en 1943 habla de ella como «acerta- da», «una película que, sin alhara- cas, es aceptable» (VV. AA., 1944: 184), obviando las escenas docu- mentales de la marisma, que fue- ron motivo de controversia tras su estreno (Pena, 1997), dado que Imagen 2. Los protagonistas de Misterio en la marisma (Claudio de la Torre, 1943) parte de la crítica las considera- entre los pinares de Doñana. Filmoteca de Catalunya. ba como digresiones poéticas (sus grandes planos generales contri- terio. Durante un paseo a caballo, vestidos tradicio- buían a crear este efecto) que poco tenían que ver nalmente de corto, José Luis y Vera se esconden con la trama y distraían del tono de alta comedia del «rumor de los cazadores» y comienzan su apa- del film. sionado romance (imagen 2). El director se sirve de Otras críticas, sin embargo, serían más entu- diversos planos generales y medios para centrar a siastas, considerando que las marismas del Gua- los personajes en el bosque de pinares.