LAS MORADAS DEL AGUA. Arquitectura Del Agua En La Provincia De Huelva
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
LAS MORADAS DEL AGUA. Arquitectura del agua en la provincia de Huelva PEDRO A. CANTERO Fotografía: JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ SÁNCHEZ La gran paradoja de nuestra civili puede significar para nuestros ciuda zación es el lujo con el que se conci danos la que sale del grifo, qué valor be la morada del hombre y la pobre otorgan a lo que trae o a lo que za que se presta a la del agua. arrastra , más allá de la facilidad de Antaño cuando el bien era alejado se tomar, limpiar y evacuar. Hoy día es le dio un cuidado particular haciendo difícil concebir su compleja dimen de sus edificios moradas emblemáti sión que, lejos de limitarse a sus fun cas que más parecían destinadas a ciones utilitarias, tamb ién jugó un una globalidad que a un simple ele papel capital en la sociabilidad ciuda mento funcional. Esa globalidad es la dana, así como un rol ornamenta l y que siempre debiera acompaña r el simbólico «fundamental" . construir, concebido como una mora Las representaciones del agua da en la que la dimensión poética no se han desplazado. La memoria del es un mero accesorio. Razón tenía agua es efíme ra. No pueden des Heidegger (1994.135) al decir que perta rla solamente las rehabilit a " nuestro pensar está habituado a es ciones aisladas de fuentes y lava timar muy pobremente el ser de la deros, acequias y presas, norias , cosa". La construcc ión se toma, de molinos y albercas, la mayor parte ordinario, al pie de la Técnica, sin de las veces reconstrucciones yer tener en cuenta lo fundamental: tas. No son tanto los edificios como construir implica habitar. Toda cons los valores por los que existieron. trucción debe tener como fin ser ha Qué significaron, qué pueden aún bitada, aun no siendo alojamiento, sí significar. El vacío, tanto más que debe ser morada. la ruina, manifiesta una presencia El agua habita la cultura humana, dolida, apremia darle sent ido, no elemento excepcional y cotidiano, malbaratar la ausencia. Más vale la por las ideas que sugiere simbolizó desaparición que la refección des el movimiento y la vida. Mas, qué habitada. Pozo hortelano de noria en Linares. 17 mendro y Zufre alrededor de un ve nero. En los pueblos de ribera , los pozos y el cauce fueron las principa les formas de suministro , si segui mos la descripción de Madoz: Niebla nos puede servir como ejemp lo de villa abastecida por el río, mientras que La Palma se alimentaba por tres pozos -a pesar de la proximidad de dos manantiales formando arroyo-. En las poblaciones elevadas , la mayor parte de las veces, el aljibe, la coracha y el pozo ayudaron a resol ver el problema. El mayor inconve niente del cauce radicaba en la salu bridad , debida tanto a los vertidos humanos como a las mareas e inun daciones. Eran las clases más humil des las que sufrían la peor suerte ya que las acomodadas se abastecían con agua de mejor calidad, coexis tiendo un abastecimiento para los pobres y otro para los poderosos. Si los cabildos se interesaban por el buen funcionamiento de estos sis temas no fue hasta hace algo más de un siglo en que de manera sistemáti ca se fomentó otra forma de suminis tro. En el siglo XIX y principios del xx los problemas de abastecimiento se hicieron patentes por varias razones: el incremento de la población, los nuevos conceptos sobre la higiene y Pozo de carretera en Cortega na. la salud pública, la creciente contami nación, dando lugar a normati vas sobre el agua y la construcc ión de El abastecimiento de los núcleos fuentes públicas que aseguraban un urbanos caudal adecuado y una salubridad conveniente. Válgame como ejemplo Desde tiempos remotos y con el el texto que acompaña el proyecto de fin de suministrar a los grandes la fuente de La Reú en Nerva, fuente asentamientos, se ingeniaron siste pública de nuevo patrón , para com mas complejos, para los que fueron prender las preocupaciones que necesarios artefactos de elaborada guiaban este tipo de construcciones: técni ca. Desde la Antigüeda d, se «El proyecto obedece a un principio construyeron pantanos, ruedas, ca de progreso y responde a fines tan nales y acueductos de tamaño colo esenciales que la realización del sal. En lo que conciern e a la actual mismo satisfacerá las necesidades provincia de Huelva, uno de los siste imperiosas y llenará un objetivo im mas import antes fue el acued ucto portantísimo como es el abasteci que desde las fuentes del Alpizar de miento de agua a la población. ( oo) la antigua Tejada, hoy en término de No es bastante, sin embargo, que Paterna del Campo, partía hasta Itá una población se surta de agua: es lica, del que subsisten importantes necesario que ésta sea abundante y restos repartidos durante toda su tra de buena calidad, porque es cierto yectoria. que el Tifus, la fiebre Tifoidea, el Car Si las circunstancias obligaron a la bunclo, el Cólera y otros infinitos nú creación de poblaciones elevadas, meros de enfermedades tienen su como medio idóneo de defensa, difi principal vehículo de transmisión en cultando el suministro de agua, los el agua" (Gómez Moreno, 150). asentam ientos humanos se hicieron Si las grandes ciudades comien con frecuencia a orillas de un río o zan entonces a dotarse de un siste cerca de una fuente. Son numerosas ma de abastecimiento domés tico y las poblaciones edificadas en las cer se crean comp añías de agua para . canías de un manantial o el naci gestionarlos, en nuestra provincia, miento de un río: Fuenteheridos excepto algunos casos de suminis junto al nacimiento del Múrtiga, Cor tro a calles pobladas por los pudien tegana junto al del Chanza, Cañave tes, serían las plazas mayores las ral y Galaroza al pie de fuentes únicas que recibieran el ornato y el abundantísimas , Calañas en la ve abastecimiento. Pero empecemos cindad de varios manantiales, El AI- por el comienzo. 18 Aljibes, corachas, pozos y qanats domésticos, de polea o de noria, de soga o cadena; cubiertos con cúpula En los bastiones construidos o cobertizo , encastrados o exentos, sobre lomas y picachos, hubo que anchos o estrechos, protegidos por imaginar una arquitectura que recu brocales de piedra, cerámica, hierro perara la lluvia y la acumulara en o fábrica de ladrillo y argamasa; a grandes depósitos, horadar pozos veces se le añadía una pileta para dificultosos, así como constru ir dis que el ganado pudiese abrevar, o un positivos de acceso y defensa de lavadero, cuando no los dos. los puntos de abastecimiento. Del Existieron pozos públicos que sur mismo modo, en las zonas de fre tían a un barrio y del que todos los cuentes secas los aljibes fueron vecinos cuidaban. Eran, como las construcciones obligadas ; en ellos fuentes, lugar de reunión y palabreo. se recogían las aguas de lluvia, o se Lepe, según Madoz, se surtía de un almacenaban las que por algún otro pozo comunal. La Palma tuvo tres medio se elevaban hasta allí. La re pozos públicos: Fuentevieja, Fuente cuperación del agua impuso una nueva y el de Las Vacas. Encinasola arquitectura precisa. Los tejados lia conservó un pozo concejil de buenas nas almacenaban la lluvia en cister dimensiones, hasta época reciente , nas, mediante gárgolas y atan ores junto al Pilar de Acá. En San Silves de metal o barro cocido. Los de teja tre subsiste aún el de la Barriada de la recuperaban por medio de cana Pío XII. Ayamonte , a mediados del lones que la conducían hasta los di siglo pasado , a excepción de una ferentes recipientes, que podían fuente en la Plaza de San Francisco, tomar la apariencia de un pozo, de sólo se abastecía de pozos; el Pozo una sala abovedada , de una bode de la Villa puede sea un ejemplar de ga, etc. Se pueden encontrar aljibes los mejor conservados ; en él se dis en muchos cortijos de nuestra pro tinguen las trazas de soga que oca vinc ia, valga como ejemplo los de sionaron el pasar del tiempo y el tra Monte la Segura y Monterez en Cor jín del agua. Como punto de agua tegana. En los grandes edificios concurrido organizó el espacio cen ocuparon inmensos espacios cuida trando la perspectiva urbana ; en el dos como verdaderos templos de ángulo de dos calles una imagen del agua: castillos, palacios, conventos, Crucificado completa el marco, presi estuvieron bien dotados de estos diendo el lugar y como mejor manera preciosos depósitos. En el cast illo de sacralizarlo. de Cortegana se conserva un ejem plar en perfecto estado, de muy fácil acceso mediante gradas como si se tratara de una cripta. En otros casos un brocal perm itía el tras iego. En Moguer se encuentran ejemplares de diversa tipología: en el Castillo el aljibe tiene acceso por escaleras mientras que al del convento de Santa Clara, al de San Francisco, o al de la casa de Juan Ramón , se accede por el brocal. Las corachas fueron muros o es polones que arrancando de la cerca urbana , avanzaban hasta una torre situada junto a la toma de agua. Las corachas no abastecían directamen te la población, pero permitían el ac ceso al río, al pozo o a la fuente, en caso de asedio. Una torre albarrana defend ía el lugar de suministro. La Puerta del Agua en Niebla bien pu diera haber tenido un espolón de este tipo para permitir el acceso al río, del que también coge el nombre: Bib-al-Guadí. Con el aljibe, el pozo representó la forma más corriente de captación ur bana. Podían ser excavacionesverti cales hasta una vena de agua natu ral, o suminist rada por un qanat desde otro venero.