Nezahualcóyotl : Vida Y Obra / José Luis Martínez
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Biblioteca Americana Proyectada por Pedro Henríquez Ureña y publicada en memoria suya Serie de L iteratura Indígena Pensamiento y Acción NEZAHUALCÓYOTL VIDA Y OBRA NEZAHUALCÓYOTL VIDA Y OBRA por José Luis Martínez FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO Primera edición, 1972 Duodécima reimpresión, 2003 Martínez, José Luis Nezahualcóyotl : vida y obra / José Luis Martínez. — México : FCE, 1972 334 p. ; 22 X 15 cm — (Colee. Biblioteca Americana) ISBN 968-16-0509-8 1. Historia — México — Prehispánico 2. Nezahualcóyotl — Biografía I. Ser II. t LC F1219 N48 M36 Dewey 972.510 8 M385n Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra —incluido el diseño tipográfico y de portada—, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor. Comentarios y sugerencias: [email protected] Conozca nuestro catálogo: www.fondodeculturaeconomica.com D. R. © 1972, Fondo de C ultura Económica Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F. ISBN 968-16-0509-8 Impreso en México Preliminar En 1972 se cumplen quinientos años de la muerte de Nezahualcóyotl (1402-1472), gobernante y poeta del México antiguo. Desde los últimos años del mundo indígena hasta nuestro tiempo, el rey poeta de Tezcoco ha sido una figura legendaria, de múltiple fama. Y sin embargo, se le conocía más por sus anécdotas y por cierto vago pres tigio, que por los hechos de su vida y, hasta hace pocos años, se ignoraban sus verdaderos poemas o cantos. De ahí el presente libro que, como homenaje en su quinto centenario, quisiera dar cabal sen tido a su personalidad. En la primera parte, se narra su vida y se estudia su obra, aprovechando la abundante información que nos conservaron los historiadores de nuestra antigüedad, y en la segunda, se recogen sus obras: sus poemas — en las excelentes traducciones modernas—, sus leyes y aun los discursos y razonamientos que se le atribuyen y las primeras versiones y paráfrasis que de sus cantos se hicieron. El relato de su vida no es una biografía novelesca. La imagen que surge de Nezahualcóyotl, contradictoria y múltiple, es el resultado de los testimonios históricos verosímiles, renunciando a imaginaciones decorativas y sin tratar tampoco de ocultar sus acciones injustifi cables ni de atribuirle pensamientos que no llegó a formular. Tras esta exposición pueden trazarse luego otros relatos más amables. Algo semejante se ha hecho en el estudio de la obra, acopiando las informaciones que nos ayudan a comprender la exterioridad de la antigua poesía náhuatl, esto es, su ambiente, sus modos y sus circuns tancias y las funciones sociales que cumplía, e intentando luego el análisis de la interioridad de esa poesía, de sus significaciones y de algunos de sus recursos expresivos. En Nezahualcóyotl se unían de manera excepcional las aptitudes a menudo irreconciliables del guerrero, el gobernante, el constructor, el sabio en las cosas divinas y el poeta, dentro de las características que estas actividades tenían en el mundo indígena. Pero, además, él fue un hombre que trascendió a su tiempo, por las indagaciones es pirituales que formuló y por la organización administrativa y la es tructura legal que dio a la vida de su pueblo y, singularmente, por las instituciones culturales que estableció, como fueron los archivos de los libros pintados, las escuelas y consejos superiores, las academias de sabios y poetas, las colecciones de flora y fauna, y aun por el cui dado de la lengua que distinguía a sus dominios. Dentro del mundo nahua del siglo anterior a la conquista, él representa una tradición moral y espiritual, la herencia tolteca de Quetzalcóatl, que intentó oponerse a la concepción místico-guerrera de los aztecas. 7 NEZAHUALCÓYOTL Disfrutamos aún del bosque de Chapultepec que es fama que él creó y nos unen a sus cantos otros hilos imperceptibles, peculiaridades de la sensibilidad que el tiempo no ha mudado. Su desasimiento, su melancolía — imagen del paisaje invariable de la meseta— , su actitud inquisitiva y airada ante la divinidad, su culto de las flores y de la amistad, siguen siendo nuestros. Podemos, pues, sentirlo tan legendario como cercano y propio, porque es una de nuestras estirpes. Por el lado indio, es nuestro poeta y pensador más antiguo y la constancia del último esplendor de aquella cultura, Esta obra ha sido posible gracias a la diligencia con que los historiadores antiguos y los indígenas celosos de sus tradiciones recogieron informaciones acerca de Nezahualcóyotl y trascribieron sus cantos, y gracias a los estudios y traducciones recientes de Ángel María Garibay K. y de Miguel León-Portilla. A su memoria y a sus luces expreso mi reconocimiento. J. L. M. I su VIDA Y SU TIEMPO 1. El príncipe perseguido C o y o te h a m b r ie n t o Al sa l ir el sol del 28 de abril de 1402/ que entonces se llamaba Ce mázatl o 1 Venado, del año Ce tochtli o 1 Conejo, nació en Tezcoco, capital del señorío de Acolhuacan situada al noreste del Valle de México y al borde del gran lago, el príncipe Acolmiztli Nezahualcóyotl, nombres que significan brazo o fuerza de león y coyote hambriento o ayunado, respectivamente. Era hijo de Ixtlil- xóchitl Orne Tochtli o Ixtlilxóchitl el Viejo, quien a su vez era hijo de Techotlala, ambos señores sucesivos de Tezcoco; y de Matlalcihuatzin, quien a su vez era hija de Huitzilíhuitl y herma na de Chimalpopoca, también señores sueesivos de México-Te- nochtitlan.^ El señorío chichimeca de Acolhuacan® se reputaba por uno de los más antiguos del mundo nahua y sus habitantes se tenían por sucesores de los legendarios toltecas. Habían sido grupos nóma das, procedentes del norte, que hacia el siglo xii, encabezados por Xólotl, destruyeron Tula, capital entonces ya en decadencia de los toltecas. Estableciéronse primero en Xóloc, luego en la cercana Tenayuca y finalmente en Tezcoco, capital de su extenso dominio. Sus costumbres rudas se transformaron rápidamente al contacto de otros grupos más avanzados; adoptaron el náhuatl como su lengua y aprendieron muchos de los hábitos y tradiciones de los toltecas supervivientes, a los que mantuvieron como vasallos pero a cuya cultura quisieron sentirse vinculados. Ixtlilxóchitl era el sexto señor chichimeca y, al igual que sus antecesores, que gobernaron en promedio más de sesenta años cada uno, había tenido un largo reinado. Aquel nacimiento le dio gran alegría porque aseguraba la sucesión de su señorío, ya que con la reina Matlalcihuatzin sólo tuvo, además, dos hijas: Toz- cuetzin y Atotoztzin.^ Los astrólogos precisaron que aquel día Ce mázatl tenía un signo afortunado, pues el príncipe que bajo tal signo nacía “sería también noble y principal, tendría que comer y beber, y que dar vestidos a otros, y a otros joyas y atavíos” aunque, añadían, los nacidos bajo este signo son temerosos, de poco ánimo y pusilánimes, ya que es natural del ciervo ser teme roso. Por otra parte, el año Ce tochtli indicaba a los nigrománti- 11 12 NEZAHUALCÓYOTL eos que el infante, como los nacidos bajo aquel signo, sería prós pero y rico y abundante de todos los mantenimientos, ya que sería gran trabajador y muy aprovechador del tiempo, que vería las cosas de adelante y sabría atesorar para sus hijos y guardaría con circunspección su honra y hacienda.® Ixtlilxóchitl y Matlalcihuatzin dieron a conocer a la nobleza tezcocana y de los señoríos amigos los nombres dados a su nuevo hijo y recibieron de ella los parabienes y presentes acostumbra dos, entre los que no faltaron la rodela y la macana, el arco y las flechas que recordaban el inevitable destino guerrero del niño. Y en cuanto se desprendió su cordón umbilical, se le llevó a en terrar con precauciones en tierra de enemigos, dando a entender con ello que desearía hacerles la guerra. El niho quedó bajo la protección y el regalo de su madre y de la semdumbre de la casa real. Pero en cuanto tuvo “uso de ra zón”, entre los seis y los ocho años, fue enviado al calmécac y se inició para él la severa educación destinada a la nobleza.® Ade más, su padre le asignó ayos que “convenían a su buena crianza y doctrina” y, entre ellos, a Huitzilihuitzin, considerado en su tiempo gran filósofo, que sería para el niño y el mozo Nezahual- cóyotl no sólo el maestro que acaso despertara en él la afición por el conocimiento del antiguo pensamiento tolteca, la sensibili dad poética y la piedad sino también un aliado leal y aun heroico en época de adversidades.'^ L a m u e r t e d e I xtlilxóchitl Comenzaban ya por aquellos años los problemas de Tezozómoc, señor de Azcapotzalco, que creía tener derecho al señorío de Tez- coco por ser nieto de XóloÜ, pero aún existía cierta paz en el viejo palacio de Oztotícpac. Sin embargo, pronto los aliados de Tezcoco comenzaron a dejarse atraer por las amenazas y preten siones de Tezozómoc y los choques armados se fueron haciendo graves y frecuentes. Ante el peligro que veía crecer, en 1414 Ixtlilxóchitl determinó que, aunque fuese de manera sumaria, se hiciera en Huexutla la doble ceremonia de su propio juramento como señor de Acolhuacan — que a pesar de haber reinado en paz durante largos años no se había cumplido— y la de Nezahual- cóyotl como príncipe heredero. A aquel niño de doce años debie ron impresionarlo las palabras llenas de humildad y gravedad que, conforme a los ritos toltecas, su padre dirigía en nombre de ambos su VIDA Y SU TIEMPO 13 a Tezcatlipoca y los consejos que les daban los sacerdotes, que parecían resumir una vieja y honda sabiduría. No era por cierto una ceremonia brillante, pues mientras todos estaban ya en pre parativos y resguardos guerreros, sólo los acompañaban como testigos los señores de Coatlichan y Huexutia, además de los dos sacerdotes que oficiaban.® La guerra de los tepanecas de Azcapotzalco, acaudillados por Tezozómoc, contra los tezcocanos o acolhuas se enardecía cada vez más.