CUARTA EPOCA-REVISTA HISPANO-AMERICANA-NUM.283 NORTE

REVISTA HISPANO-AMERICANA

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NORTE, revista hispano-americana. Número 283, mayo-junio, 1978.

SUMARIO

LOS SIMBOLOS DE LOS OJOS, LAS ESTRELLAS Y LA LUZ 5 CARTAS DE SOLIDARIDAD DE LA COMUNIDAD HISPANOAMERICANA 36 PATROCINADORES 39 DIBUJOS DE ODILON REDON, PAGINAS DE LA 7 A LA 31. ENSAMBLE GRAFICO DE JORGE SILVA, PAGINA 33

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Portada y contraportada : Arte popular de Guerrero, México. ENSAYO el mamífero hipócrita VII

LOS SIMBOLOS D E LOS OJOS, LAS ESTRELLAS Y LA LUZ

Fredo Arias de la Canal PRIMERA PARTE

Yo puedo gritar yo puedo llorar, yo puedo ofrecer mi llanto, todo mi llanto por la luz ... ¡por una gota de luz!

León Felipe

José Ortega y Gasset (1883-1955), en su ar- Hemos oído expresar más de una vez la tículo Psicoanálisis. Ciencia problemática (1911), opinión de que una ciencia debe hallarse edi- se queja de que esta disciplina se haya basado ficada sobre conceptos fundamentales, claros primordialmente en la descripción minuciosa de y precisamente definidos. En realidad, nin- los efectos y no directamente en la averiguación guna ciencia, ni aun la más exacta, comienza de las causas : por tales definiciones. El verdadero principio de la actividad científica consiste más bien en Por qué tenga todo esto que ser así no lo la descripción de fenómenos, que luego son dice Freud : en general, la «psicología de agrupados, ordenados y relacionados entre sí. profundidad», que acusa a toda otra psicolo- gía de limitarse a la descripción de los fenó- En los menesteres científicos no hay 'que "co- menos psíquicos sin mostrar su mecanismo, mer ansias" ni pretender conocer el porqué de los suele olvidarse de comunicarnos por qué es fenómenos en un abrir y cerrar de ojos. Es preciso necesario que las cosas acontezcan como, se- intentar ser humilde, paciente y perseverante, y gún sus suposiciones, acontecen. Ahora alejarse del camino corto pero inseguro de la pala- bien : si alguna diferencia esencial existe en- bra revelada de líricos y místicos. Es fácil acusar tre el método explicativo o de mecanismo y al método descriptivo de ser dogmático y así re- el método simplemente descriptivo, es que primir su esfuerzo. Lo difícil es permitirle la acu- aquel revela el porqué de las variaciones fe- mulación de datos específicos mediante la obser- noménicas y este se contenta con fijar lo po- vación e indagación consistentes, la exposición sitivamente acaecido y clasificarlo según clara y concisa de las selecciones y comparaciones, caracteres exteriores más o menos conven- y el planteamiento hipotético del resultado induc- cionales. Pero los psicoanalistas dicen mera- tivo que haya surgido de dichas comparaciones mente : «Los fenómenos dados tienen esta que no son otra cosa -como dice Ortega- que "la explicación.» Y si se les pide que muestren fórmula de una conexión necesaria entre series de por qué esta y no otra cualquiera, respon- variaciones fenoménicas". den : «Nosotros no buscamos causas a priori.» En su ensayo filosófico Ideas y creencias. Los Bien, cabe pensar; pero no se trata de causas mundos interiores (1940), Ortega paró mientes en metafísicas ; lo característico del porqué en lo que representaba para el hombre la poesía: la ciencia moderna no es ningún valor y enti. dad mística que se conceda a supuestos pode- El «mundo poético» es, en efecto, el ejem- res ocultos, sino, más sencillamente, consiste plo más transparente de lo que he llamado en la fórmula de una conexión necesaria en- «mundos interiores». En él aparecen con des- tre series de variaciones fenoménicas. Esta cuidado cinismo y como a la intemperie los conexión es necesaria cuando es exacta, ni caracteres propios de estos. Nos damos cuen- más ni menos ; cuando a cada elemento de ta de que es pura invención nuestra, engendro una serie corresponde en la otra serie uno y de nuestra fantasía. No lo tomamos como rea- solo uno ; cuando, en una palabra, se puede lidad y, sin embargo nos ocupamos con sus establecer entre los hechos una función de objetos lo mismo que nos ocupamos con las expresión matemática más o menos conclusa. cosas ' del mundo exterior, es decir -ya que Cuando' esto es imposible la ciencia se con- vivir es ocuparse-, vivimos muchos ratos tenta con ser descriptiva. alojados en el orbe poético y ausentes del real. Conviene, de paso, reconocer que nadie ¿Pero quién le dijo a Ortega que el método hasta ahora ha dado una mediana respuesta descriptivo no debe desembocar en el explicativo? a la cuestión de por qué hace el hombre poe- Freud seguramente leyó el comentario de Ortega sía, de por qué se crea con no poco esfuerzo y en Los instintos y sus destinos (1915), replicó: un universo poético. Y la verdad es que la cosa no puede ser más extraña. ¡ Como si el hombre no tuviera de sobra qué hacer con su mundo real para que no necesite explicación el hecho de que se entretenga en imaginar de- liberadamente irrealidades ! Nuestros lectores saben que Bergler inició la El hecho de que Sócrates haya sido el antimís- investigación analítica y descriptiva de los sín- tico, antidionisíaco y antipoeta por excelencia, no tomas del poeta y escritor habiendo inducido que quiere decir que no se haya dejado arrastrar por el ciertos hombres hacen poesía o se dan leche sim- delicado canto de las musas en su juventud, como bólica como una defensa autárquica contra la lo expresó Platón en República. Mas como Sócra- adaptación inconsciente al deseo de se'r muertos tes declaró que la poesía era un juego infantil, no de sed por su ¡mago matris. Toda proyección es- cabe otra cosa que pensar que el Fedón fue prosti- tética de los sentimientos humanos, o sea todo tuido por los cristianos cuando lo tradujeron del lirismo, equivale a un fabricarse el propio alimen- griego. Valdría la pena hacer un estudio serio para to prescindiendo de la ¡mago matris hambreadora. comprobarlo. Veamos lo que algún místico cristia- La cultura es la leche simbólica de la humanidad. no puso en labios de Sócrates, al narrar una vi- En el mismo artículo, reflexiona Ortega que la sión alucinante de la otra tierra : ciencia está mucho más cerca de la poesía que de la realidad y que lo científicamente verdadero no En primer lugar, mi querido Simmias, di- es sino un caso particular de lo fantástico, puesto cese que mirando esta tierra desde un punto que brota de la misma raíz que la poesía, del don elevado parece como una de nuestras pelotas imaginativo. de viento, cubierta con doce bandas de dife- Desde luego que si no hubiera imaginación no rentes colores, de las que no son sino una habría inteligencia, mas entre el hombre lírico y el muestra las que usan los pintores ; porque los intelectual, entre el dionisíaco y el socrático existe colores de esta tierra son infinitamente más una diferencia básica que vislumbró Nietzsche brillantes y más puros. Una es de color de (1844-1900) en Génesis de la tragedia: púrpura, maravilloso ; otra de color de oro ; ésta de un blanco más brillante que la nieve Mientras que en los artistas es el instinto y el yeso, y así de todos los demás colores, una fuerza creadora-afirmativa y el estado que son de una calidad y de una belleza a que consciente actúa crítica y disuasivamente, en en manera alguna se aproximan los que aquí el caso de Sócrates es el instinto el crítico y vemos. Las cavidades mismas de esta tierra, la conciencia la que se convierte en creadora. llenas de agua y aire, muestran cierta varie- En verdad, una monstruosidad per defec- dad y son distintas entre sí ; de manera que el tum! Específicamente, observamos aquí un aspecto de la tierra presenta una infinidad defecto monstruoso de cualquier disposición de matices maravillosos admirablemente di- mística, de tal manera que Sócrates puede versificados. En esta otra tierra tan acabada, ser llamado el típico antimístico, en quien, a todo es una perfección que guarda proporción través de una hipertrofia, su naturaleza ló- con ella, los árboles, las flores, los frutos ; las gica se desarrolló tan excesivamente como el montañas y las piedras son tan tersas y de conocimiento instintivo en el místico. una limpieza y de un brillo tales, que no hay nada que se les parezca. Nuestras esmeral- Fue Sócrates el primer analista de poetas, por das, nuestros jaspes, nuestras ágatas, que lo que éstos lo acusaron de impiedad y votaron por tanto estimamos aquí, no son más que peque- su muerte. Sócrates en Apología, dijo: ños pedacitos de ella. No hay una sola piedra en esta dichosa tierra que no sea infinitamen- Entonces comprendí que no por sabiduría te más bella que las nuestras ; y la causa de escriben los poetas poesía, sino por una espe- esto es, porque todas estas piedras preciosas cie de genio e inspiración ; ellos son como los son puras, no están' roídas ni mordidas como adivinos y profetas quienes además dicen mu- las nuestras por la acritud de las sales y por chas sabias cosas, pero que no entienden el la corrupción de los sedimentos que de allí significado de ellas. descienden a nuestra tierra inferior, donde se acumulan e infestan no sólo las piedras y la También dijo Sócrates en Ion: tierra, sino también las plantas y los anima- les. Además de todas estas bellezas, esta di- ... casi todos los poetas hablan de las mismas chosa tierra es rica en oro, plata y otros me- cosas. tales, que, derramados en abundancia por to-

NORTE/7 das partes, despiden por uno y por otro lado -Mucha gente tiene halos (aureolas fosforescen- una brillantez que encanta la vista; de mane- tes) alrededor de sus cabezas. ra que el aspecto de esta tierra es un espec- -Algunas veces tengo visiones de animales o pa- táculo de bienaventurados. noramas. -Algunas veces el mundo se vuelve muy brillante Aldous Huxley (1894-1963), en Cielo e Infier- cuando lo miro. no, expone sus experiencias alucinantes provoca- -Frecuentemente veo chispas o puntos de luz flo- das por la ingestión de mescalina, o ácido lisérgico tando ante mí. en las que, como a los poetas y místicos, se le apa- -A veces siento que estoy siendo pinchado por co- recían los símbolos de la piedra, vidrio, pájaro, sas invisibles. fieras y luz : -En ocasiones siento rayos de electricidád dispa- rándose contra mí. ¿ Cuáles son los aspectos comunes que es- tos patrones imponen sobre nuestras experien- Evidentemente lo que produce estas alucinacio- cias visionarias? La primera y más importan- nes son las drogas producidas por el cuerpo. Mas, te es la experiencia de la luz. Todo lo que ven si bien se mira, lo que hacen las drogas es desvelar aquellos que se acercan a las criaturas psico- lo que ya por fuerza estaba en la mente del esqui- lógicas de la mente (antípodas) está brillan- zofrénico. ¿ Qué provoca la autoformación de las temente iluminado y parece tener un resplan- drogas? Posiblemente la tensión emocional cons- dor interior. Todos los colores están intensi- tante, el insomnio, la subalimentación, etc., que ficados a un grado muy superior a todo lo que desestabilizan el aparato endócrino del sujeto. ¿Y se ve en estado normal y al mismo tiempo la de dónde proviene la tensión nerviosa causante de capacidad mental para reconocer distinciones todos estos síntomas? De acuerdo con las teorías tenues de acento y matiz se aumenta notable- de Edmundo Bergler, de una reacción a la adapta- mente. ción inconsciente a la idea de ser muerto de ham- bre por la imago matris. Esta reacción o defensa En el libro Psychodietetics, de los autores Che- contra la adaptación masoquista inconsciente será raskin y Ringdorf, existe un capítulo sobre las ca- siempre de agresión y luego de tensión. Mas hay racterísticas psíquicas y químicas de la esquizo- que enfatizar que las circunstancias que formaron frenia que nos puede ayudar a estudiar más pro- a la adaptación inconsciente a la muerte se repre- fundamente a los místicos, líricos o poetas. Allí sentan en símbolos. Es por esto que el esquizofré- leemos : nico vive rodeado de una serie de símbolos indesci- frables, parecidos a las sombras proyectadas en la De acuerdo con Hoffer y Osmond, los es- pared de la cueva, en la parábola de Platón. Vea- quizofrénicos convierten la epinefrina, una mos el poema Anticipada del libro Catedrales de hormona producida por la glándula adrenal, hormigas, de la poetisa cubana Lalita Curbelo Bar- en por lo menos dos substancias : adrenocro- berán: mo y adrenolutina, en cantidades anormales. Estos productos químicos son alucinógenos. Es como si me anticipara a El esquizofrénico no necesita ácido lisérgico la muerte. (LSD) para percibir visiones, puesto que su Es una sensación de estar cuerpo produce drogas similares. muerta entre vivos, o estar viva Al final del capítulo se consigna una lista de entre muertos. síntomas esquizofrénicos, entre los cuales encon- tramos los siguientes : Es como si tocara fantasmas y les dejara -La gente me mira como si estuviera muerta. ardiendo -Los ojos de la gente me parecen punzantes y las vísceras aterradores. inexistentes. -Siento rayos de energía sobre mí. Es como si resbalara lítica iniciada por Breuer, fundamentada por Freud por arquitecturas torpes y sintetizada por Bergler. y dejara un rayo de luz Ahora entremos en materia, agrupando una en la frente herida serie de ejemplos poéticos en los que observaremos de la gente! la aparición del símbolo de la luz. O como si tocara con mis manos asesinas Ibn Zamrak (1333-1393), árabe-español, en su y hechas para poema Una candela encendida, relacionó el recuer- la madera y el bosque, do del pezón materno al símbolo de la luz : la superficie límpida y fina de los seres Aumentó mi pasión y aguijoneó mi anhelo que me rodean. una candela embozada en mantos de sombra. Entre la oscuridad me hacía señas, como un dedo Es como si me anticipara a blanco teñido de rojo en la punta, y perteneciente todo con a una mano escondida. un hastío tremendo. Y mis ojos miraran por vez primera Si no soplaba la brisa, brillaba su llama como un los objetos, hierro de lanza: como si se despidieran ... si la brisa lo torcía, se achataba como una Es como si me anticipara a la pulsera de luz. muerte. Me ditrajo una noche en que me desazonaba el Es una sensación de estar muerta deseo, entre vivos porque lucía unas veces, y otras se apagaba. o de estar viva entre muertos! Si yo decía: «No luce», me sacaba la lengua; Es ... lo inexistente dentro de mí, si yo decía «No se apaga», retiraba su luz. descentrada, desprendida, ausente ... Así, hasta que el alba salió del golfo de negrura, Es mi yo salido de mis mundos y_el céfiro del jardín nos destapó su pomo de aroma. o yo en mundos que no pulsan ni ¡ Dios te guarde, candela, porque pareces mi alma, mi nombre ni mi frente. que también se consume en las ansias del amor !

¡Yo! Teresa de Avila (1515-1582), en Las moradas, relaciona además la luz a la leche : Sí -como dice Ortega- lo característico del porqué en la ciencia moderna estriba en la cone- "¡ Oh, vida de mi vida y sustento que me sus- xión necesaria entre series de variaciones fenomé- tentas!, y cosas de esta manera ; porque de aque- nicas, cuando a cada elemento de una serie corres- llos pechos divinos, donde parece está Dios siempre ponde en la otra serie uno y sólo uno; entonces se sustentando al alma, salen rayos de leche que a to- comprenderá mi esfuerzo en analizar, catalogar y da la gente del castillo confortan ..." comparar las "mismas cosas" de que hablan los poetas, para demostrar que dichos fenómenos obe- Nietzsche (1844-1900 ), en La canción de la no- decen a una causa específica que no es otra cosa che de Así habló Zaratustra, plasmó una imagen que la erotización de los temores infantiles expe- psicótica parecida a la de Santa Teresa : rimentados traumáticamente en la fase oral del poeta. Al demostrar la conexión necesaria entre "Oh, sólo vosotros los obscuros, los nocturnos, los ejemplos e induciendo, por ellos, la causa pri- sacáis calor de lo que brilla ! ¡ Oh, sólo vosotros be- mordial, automáticamente se descifran los símbo- béis leche y consuelo de las ubres de la luz!" los poéticos, oníricos, legendarios y mitológicos por primera vez desde un ángulo científico explicativo, culminando, con esto, cien años de labor psioana- NORTE/9 Juana de Ibarbourou (n.1895), en su poema La Alfonsina Storni (1892.1938), en su poema Luna, de su libro El cántaro fresco, relaciona tam- Silencio nos regala con una imagen paranoica re- bién la leche a la luz: vestida de luz :

Cuando miro la luna brillante, nodriza de los so- ¡ Oh la tarde postrera que imagino yo muerta ñadores, pienso: Como ciudad en ruinas, milenaria y desierta !

-Como una madre, ella ha de buscarme y de ¡ Oh la tarde somo esos silencios de laguna reconocerme entre la multitud de sus hijos. Como Amarillos y quietos bajo el rayo de luna! una madre, ella sabrá lo que he soñado y lo que he sufrido bebiendo su clara leche fluida. Mas he de ¡Oh la tarde embriagada de armonía perfecta: morir luego. La tierra pegajosa e impenetrable se ¡ Cuán amarga es la vida! Y la muerte ¡ qué recta ! ceñirá a mi cuerpo y carcomerá mis sienes. ¡Y en- tonces será inútil que la buena aya se afane por La muerte justiciera que nos lleva al olvido hacer llegar hasta mí el pezón dulce e inagotable Como el pájaro errante lo acogen en el nido ... de su rayo ! Y caerá en mis pupilas una luz bienhechora, La relación de la luz con el acto oral la plasmó La luz azul celeste de la última hora. Vicente Aleixandre (n.1898), en su poema Bulto sin amor, de su libro Poemas amorosos : Una luz tamizada que bajando del cielo Me pondrá en las pupilas la dulzura de un velo. ¡ Una noche ! Una vida, todo un pesar, todo un amor, toda una dulce sangre. Una luz tamizada que ha de cubrirme toda Toda una luz que bebí de unas venas, Con su velo impalpable como un velo de boda. en medio de las noches y en los días radiantes. Una luz que en el alma musitará despacio : Delmira Agustini (1887-1914), en su poema La vida es una cueva, la muerte es el espacio. Serpentina, asoció el símbolo del pezón envenenan- te al símbolo de la leche seca: Y que ha de deshacerme en calma lenta y suma Como en la playa de oro se deshace la espuma. Y en mis sueños de odio ¡ soy serpiente ! mi lengua es una venenosa fuente; Pablo Neruda (1904-1973), en Alturas de Machu mi testa es la luzbélica diadema, Pichu, plasmó esta visión oral-zoofóbica: haz de la muerte, en una fatal soslayo con mis pupilas ; y mi cuerpo en gema afilad los cuchillos que guardásteis ¡es la vaina del rayo! ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, Ortega y Gasset (1883-1955), en Azorín, pri- como un río de tigres encerrados, mores de lo vulgar : y dejadme llorar,.horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares. La vida de un español que ha pulido sus sensaciones es tan áspera, sórdida, miserable Miguel Hernández (1910-1942), en su poema Un que casi en él viven sólo esperanzas, esperan- carnívoro cuchillo, simboliza el pezón agresivo y la zas que no tienen dónde alimentarse, espe- leche seca: ranzas escuálidas y vagabundas, esperanzas desesperadas. Y cuando en la periferia del al- Un carnívoro cuchillo ma se abre un poro de claror a él acuden en de ala dulce y homicida tropel las pobres esperanzas sedientas y se sostiene un vuelo y un brillo ponen a beber afanosas en el rayo de luz. alrededor de mi vida. Rayo de metal crispado la sofocada atmósfera del grito, fulgentemente caído, el chispazo del neón que conmueve el cielo picotea mi costado y perturba la mirada solitaria. y hace en él un triste nido. En vano la brillante avenida. En el corazón el ansia de llegar, de cumplir el afán del día, Mi sien, florido balcón La conversación pierde su espiritual cadencia de mis edades tempranas, y el habla babélica se abandona a la noche. negra está, y mi corazón, ¡ Noche cruel y enferma ! y mi corazón con canas. La luna de Gomorra flota amarilla por el ámbito de los puentes. Tal es la mala virtud ¡ Luna de encendida palidez de petróleo ! del rayo que me rodea, Sobre el asfalto cae temblorosa. que voy ami juventud En la estación del metro, suelta un turbo jirón de como la luna a la aldea. luz húmedo de ostra y coles congeladas. Luna de barrios fabriles que invade postes de Recojo con las pestañas alumbrado como un hongo de fósforo... sal del alma y sal del ojo ¿ Qué estará encantando estas horas el plenilunio y flores de telarañas de mi infancia de mis tristezas recojo. que afinaba dulcemente la nocturna música del grillo? ¿ Adónde iré que no vaya mi perdición a buscar? Helcías Martán Góngora, colombiano, relacionó Tu destino es de la playa claramente la leche materna a la leche luminosa en y mi vocación del mar. Música de percusión : Descansar de esta labor Madre negra de huracán , amor o infierno gestada en las tinieblas, no es posible, y el dolor esbelta imagen de la tierra, me hará a mi pesar eterno. mancha de tinta él cuerpo sobre la esfera, Pero al fin podré vencerte, tu sombra participa de la sombra ave y rayo secular, enamorada que te besa. corazón, que de la muerte Cuando el hijo nacido de tu noche -nadie ha de hacerme dudar. su boca hambrienta hasta el pezón acerca Sigue, pues, sigue, cuchillo, y succiona la leche materna, volando, hiriendo. Algún día es como si bebiera, se pondrá el tiempo amarillo gota a gota, sobre mi fotografía. la savia de la aurora en la copa del Génesis, Roberto Armijo, salvadoreño (.1937), en remota abuela, Gomorra : ¡ Eva negra !

Un viento de automática furia rodea las urbes industriales. Un viento de blancura de tal y leche helada. Llega la noche. Nadie sueña una flor. No se oye un pájaro en la tarde. Sólo la velocidad, la cifra electrónica, el instantáneo anuncio del metro, NORTE/11 Ahora contemplemos cómo han proyectado.los Lejos como en la muerte poetas el recuerdo de su inadecuada lactancia, en siento arder una vida vuelta hacia mí, la inteligencia de que Teresa, Nietzsche, Agustini, fuego lento hecho de ojos insomnes, más que fuerte Ibarbourou y Aleixandre, nos han descifrado el si de su allá insondable dora todo mi aquí. misterio del símbolo de la luz, así como la Storni, Sobre tierras y mares su horizonte es mi ceño, Neruda y Hernández nos han ofrecido la relación como un cisne sonámbulo duerme sobre mi sueño de la luz al color de la muerte oral. y es su paso velado de distancia y reproche En Ultimas lamentaciones de Abel Martín, Án- el seguimiento dulce de los perros sin dueño tonio Machado (1875-1938), proyecta el recuerdo que han roído ya el hambre, la tristeza y la noche, de una luz oral: y arrastran su cadena de misterio y ensueño.

Hoy, con la primavera, Amor de luz, un río soñé que un fino cuerpo me seguía que es el camino de cristal del Bien. cual dócil sombra. Era ¡ Tú me lo des, Dios mío ! mi cuerpo juvenil, el que subía de tres en tres peldaños la escalera. Alfonso Reyes (1889-1959), en Ifigenia cruel -Hola, galgo de ayer. (Su luz de acuario relaciona la luz a un recuerdo oral: trocaba el hondo espejo por agria luz sobre un rincón de osario.) Siento, como en la ácida mañana, -¿Tú conmigo, rapaz? madrugar al pavor de estar despierta : -Contigo viejo. cenizosa conciencia que torna a la mentira de los días Porfirio Barba-Jacob (1883-1942), en su poema con una lumbre todavía de sueño, Lamentación de octubre, relacionó la luz al seno hecha de luz funesta que transparenta el mundo. materno : Juana de Ibarbourou (n. 1895), en su poema Yo no sabía que la paz profunda Enigma, plasmó su adaptación inconsciente al deseo del afecto, los lirios del placer, de ser envenenada por los pezones agresivos : la magnolia de luz de la energía, lleva en su blando seno la mujer. ¿ De qué jugo negro, de qué zumo amargo, Mi sien rendida en ese seno blando, De agua de qué pozo taciturno y largo un hombre de verdad pudiera ser... Se nutre mi alma, ácida y salobre Cual vinos guardados en tazas de cobre? León Felipe (1884-1968), en La poesía, asoció a la misma el símbolo de la leche seca : ¿ Qué savias, ¡ oh, dioses!, sorben sus raíces Torcidas y grises La Poesía es el mito permanente , sin origen Cual ramas de higuera ni término y sin causalidad ni cronología. Es Que no fue yemada por la primavera? el Viento genésico que llena el espacio y da vuelta por la gran comba del universo. Es algo Cardo del hastío, que ha ungido la sombra tan objetivo, tan material y tan necesario co- Con su aceite negro, y que nunca asombra mo la luz. Tal vez sea la luz. La luz en una La luz con sus dagas, la secó la angustia dimensión que nosotros no conocemos todavía. Como una corola que al fuego se amustia. Yo la he presentido a veces nada más, pero alguien que empieza a ver la historia con una Y el polen de oro fue polen de cal. antorcha poética en la mano, está descubrien- Y la savia dulce fue sudor de sal. do caminos maravillosos. Se estrujó en capullo, sus brotes sorbió, Y ya nunca, nunca, más fragancia dio. Delmira Agustini (1887-1914), en su poema Cuentas de luz, asoció la luz a la oralidad y a uno de los símbolos del pezón : el pájaro : Si un día florece de nuevo, ¿ sérá Tiernamente en mi boca, la luz del mundo me Otra vez un lirio, o acaso dará iluminaba por dentro. Un cáliz extraño, negro, atormentado, Toda la asunción de la vida embriagó mis sentidos. Que lleve en sus hojas un dardo clavado? Y los rumorosos bosques me desearon entre sus verdes frondas, ¡ Oh, Dios!, ¿cuál será porque la luz rosada era en mi cuerpo dicha. La flor que mi alma salobre dará Emilio Prados (1899-1962), en su poema Cruz Vicente Aleixandre (n. 1898), andaluz, en su del cuerpo, proyecta su defensa contra su adapta- poema El desnudo : ción inconsciente a la muerte de sed :

Tu desnudo mojado no teme a la luz. Que corra y corra la luz, Todo el verde paisaje se hace más tierno que yo duermo ; en presencia de tu cuerpo extendido. que corra y corra Sobre tu seno alerta un pájaro rumoroso la luz por el agua. viene a posar su canción, y se yergue. Sobre la trémula cima su garganta extasiada ¡ Ay, luna del rocío, canta a la luz, y siente dulce tu calor propagándole. bajo la sombra : Mira un instante la tibia llanura aún húmeda del las ramas se menean, rocío las hojas lloran ! y con su lento pico amoroso bebe, bebe la perlada claridad de tu cuerpo, Que corra y corra la luz, alzando al cielo su plumada garganta, que yo duermo. ebrio de amor, de luz, de claridad, de música. Que corra y corra la luz por el agua. En su poema Unidad en ella de la misma obra, relacionó Aleixandre el pezón punzocortante a la ¡ Que la noche me llama ! luz: ¡ Cómo me duele el frío de sus lágrimas Este beso en tus labios como una lenta espina, sobre las sienes ! como un mar que voló hecho un espejo como el brillo de un ala, Que corra y corra la luz, es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente que yo duermo. pelo, Que corra y corra un crepitar de la luz vengadora, la luz por el agua. luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, pero que nunca podrá destruir la unidad de este Es mi cielo la tierra; mundo. mi cruz el cuerpo ; mi lanzada la luna, También relacionó su recuerdo devorante a la mi muerte el sueño. luz en su poema Mar del paraíso : Que corra y corra la luz, Por mis labios de niño cantó la tierra; el mar que yo duermo. cantaba dulcemente azotado por mis manos Que corra y corra inocentes. la luz por el agua. La luz, tenuemente mordida por mis dientes blanquísimos, ¡Ni los clavos me faltan! cantó ; cantó la sangre de la aurora en mi lengua. (Cómo sujetan, los labios de una rosa, sobre la tierra.)

NORTE/13 Que corra y corra la luz, Me levanté de mi pena... que yo duermo. (Ya estaba en el sueño hundido.) Que corra y corra la luz por el agua. Yo no quería, no quería haber nacido. ¿Dos ojos y unos labios han suspendido, Rafael Alberti (n. 1902), en El ángel rabioso, al tiempo, por la noche, asocia la luz al pezón agrio : sobre el olvido? A tu luz agria, tan agria, Que corra y corra la luz, que no muerde nadie. que yo duermo. Que corra y corra En Los dos ángeles, podremos observar el recuer- la luz por el agua. do simbólico de adaptación inconsciente a la muerte de sed: Es mi sueño una fuente. ¡ Brote la espuma ! Angel de luz, ardiendo, (Sobre el arroyo, el río ¡ oh, ven!, y con tu espada y el mar, la luna.) incendia los abismos donde yace mi subterráneo ángel de las nieblas. Que corra y corra la luz, que yo duermo. ¡ Oh espadazo en las sombras ! ¿Que corra y corra?... Chispas múltiples, ¡ La luz, sobre el agua ! clavándose en mi cuerpo, en mis alas sin plumas, Cantar triste : en lo que nadie ve, vida. Yo no quería, no quería haber nacido. Me estás quemando vivo. Vuela ya de mí, oscuro Me senté junto a la fuente Luzbel de las canteras sin auroras, mirando a la tarde nueva... de los pozos sin agua, de las simas sin sueño, El agua, brotaba lenta. ya carbón del espíritu, No quería haber nacido. sol, luna.

Me fui bajo la alameda Me duelen los cabellos a ocultarme en su tristeza. y las ansias. ¡ Oh, quémame ! ¡ Más, más, sí, sí, más! ¡ Quémame ! El viento lloraba en ella. No quería haber nacido. ¡Quémalo, ángel de luz, custodio mío, tú que andabas llorando por las nubes, Me recliné en una piedra, tú, sin mí, tú, por mí, por ver la primera estrella... ángel frío de polvo, ya sin gloria, volcado en las tinieblas ! -¡Bella lágrima de estío!- No quería haber nacido. ¡ Quémalo, ángel de luz, quémame y huye ! Me dormí bajo la luna ¡Qué fina luz de cuchillo! Luis Cernuda (1902.1963), sufre esta regresión oral: Vencido el niño, el hombre que ya eras Niño dos veces niño : tres veces venidero. fue al venero, cuyo fondo insidioso Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre. recela la agonía, Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero la lucha con la sombra profunda de la tierra salir donde la luz su gran tristeza encuentre. para alcanzar la luz, y bebiste del agua, tornándose tu sed luego más viva, En su poema Un carnívoro cuchillo, simboliza el que la abstinencia supo pezón agresivo y la leche seca : darle fuerza mayor a aquel sosiego líquido, concordante Un carnívoro cuchillo de tu sed, tan herido de ala dulce y homicida de ella como del agua misma, sostiene un vuelo y un brillo y entonces no pudiste alrededor de mi vida. desertar la vereda oscura de la fuente. Rayo de metal crispado fulgentemente caído, Pablo Neruda (1904-1973), en Alturas de Machu picotea mi costado Pichu, asoció el pezón punzocortante y petrificante y hace en él un triste nido. a la leche seca: Octavio Paz (n. 1914), en su poema Espiración, Muertos de un solo abismo, sombras de una asocia la oralidad a la luz: hondonada, la profunda, es así como al tamaño Cielos de fin de mundo. Son las cinco. de vuestra magnitud Sombras blancas : ¿ son voces o son pájaros? vino la verdadera, la más abrasadora Contra mi sien, latidos de motores. muerte y desde las rocas taladradas, Tiempo de luz: memoria, torre hendida, desde los capiteles escarlata, Pausa vacía entre dos claridades. desde los acueductos escalares os desplomásteis como en un otoño Todas sus piedras vueltas pensamiento en una sola muerte. La ciudad se desprende de sí misma. Hoy el aire vacío ya no llora, Descarnación. El mundo no es visible. ya no conoce vuestros pies de arcilla, Se lo comió la luz. ¿ En su memoria ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielo Serán mis huesos tiempo incandescente? cuando lo derramaban los cuchillos del rayo, y el árbol poderoso fue comido La argentina María del Carmen Suárez- en su por la niebla, y cortado por la racha. libro Los dientes del lobo, intuyó la oralidad de la luz: Miguel Hernández (1910-1942), en su poema Riéndose, nos ofrece una regresión a su adaptación Y alguien se acerca inconsciente a la muerte de sed : pone su mano en mi cuello muerde Riéndose, burlándose con claridad del día, extrae la luz perteneciente a tu madre se hundió en la noche el niño que quise ser a tu padre dos veces. y a ese voraz hijo de las sombras. No quiso.más la luz. ¿Para qué? No saldría Tiende su mano aterida más de aquellos silencios, de aquellas lobregueces. y posee de mí la parte del horror la zona de la fruta disecada Quise ser... ¿Para qué...? Quise llegar gozoso y el tiempo del verano. al centro de la esfera de todo lo que existe. Quise llevar la risa como lo más hermoso. El sacerdote Antonio Castro y Castro, español, He muerto sonriendo serenamente triste. en su poema Grietas, relaciona su recuerdo oral traumático con la luz:

NORTE/15 Palpa, palpa las grietas de las sedas, El mejicano Eduardo Lizalde en su poema Samu- rojas grietas brillantes, que resbalan, rai, plasmó esta visión zoofóbica: lo liso de los tactos, tactos cojos de pronto, Reloj de furia el tigre y los claveles palpa se desgarra a sí mismo que agrietan de repente sus cascadas cuando está solo demasiado tiempo, de luz y la materia de su vista porque el sol mueve sables con sus dedos no es la luz y destierra sus llamas sino la sangre. con rocío sobre las sombras mudas y sin llanto. Y en su poema Leones, nos aclara:

El ecuatoriano Rubén Astudillo en su poema El Malo fue, amada, octavo día, relaciona la luz a la fase oral: vivir con un hambriento. El hambriento no sabe lo que come : Dueño de aspas solares y de plasmas era; sólo devora, mata el fruto que ingiere. el Siete veces YO ; el Destruye en torno suyo empresario. Era la luz y el agua; nuestra sed y como un compás de sarna nuestra hambre; el y de cordel. esplendor del Círculo ; la llave ; arca y arco ; Mata en redondo al amar. la fuerza; el sol Recorre el páramo incoloro madurador y la tormenta ; era la piedra y el Imán. de lo comestible, engulle y rumia ozono, luz, carne y pedruscos Elsa Fenoglio, argentina, en su poema Los náu- por igual. fragos, proyecta su gozo inconsciente a la muerte de sed : Veamos cómo el valenciano Tomás Segovia en su poema Rosa en lo oscuro también proyecta su Sostienen su ropaje trauma oral: próximo a extinguirse con la terquedad de un niño. La rosa entre lo oscuro tiene sed, Podrían convertirse en arenas tiene sed su frescura, sed de sombras. removidas por el viento agotador, Su carne luminosa absorbe la penumbra, dejar consumirse los días su pura luz de apretado granizo a la lenta hambruna del tiempo. bebe silencio interminablemente. Pocos escucharían sus voces : La rosa entre lo oscuro, reclinada algunos apenas se inquietarían lánguidamente en el espacio quieto, por los inapelables ecos. llena de leve claridad la alcoba, Podrían convertir en resignación y silenciosa en sus sedientos poros los alaridos salvajes, circula y late la quietud oscura, las duras miradas corazón conseguidó de su libre que quieren recuperar la luz. presencia corporal iluminante, Luchan aún contra las mareas, que es, igual que la carne, peso y forma, apartan la indiferencia pero, igual que la luz, sin servidumbre. que los empuja al vacío.

Tras las silenciosas guaridas los náufragos esperan. César Dávila Andrade, de Cuenca, Ecuador, en Tomás Pantaleón, poeta de Guayaquil, en Drama Poema No. 1, asocia su deseo inconsciente de ser intuyó la liquidez de la luz: devorado su pezón, con la luz : Todos, amor, vencimos a la muerte, Por la llanura de la noche cruza mas seremos vencidos por la vida. una pequeña luz que cabecea : Una pequeña piedra estalla, sola, ella es mi pecho roto en el que tiembla en medio de tu frente y de la mía, la fiebre inextinguible. y el cráter se dilata, aborrecible, las arterias salpican luces rojas, Ya puedes Tú mirarla. líquidas luces rojas conductoras Tú que vives arriba de nuestro viático. y que tal vez no eres inconmovible. Helcías Martán Góngora, el poeta de la sed, en El venezolano Pedro Tordesens en su poema su poema Vigilia de su libro Cuaderno apócrifo, Hombre cortado a pico, plasmó esta serie de sím- relacionó la soledad al trauma oral: bolos : La soledad tiene tu nombre decir espuelas a los pájaros y se parece a tus cabellos a los sargentos a y asume la estatura el silencio de las niñas exacta de tu cuerpo. el sable del pozo La soledad, amor, se llama levedad entra y sale río de luz sediento con una tumba lenta breve que desemboca en el estuario prolonga los respiros y nocturno de tu cuerpo. muerde la luz al acecho La soledad ciñe tu sombra sanguinaria canción herida la y se tiende sobre el desvelo pelota de los desengaños hasta que la ola del sueño el deseo de los que sumergen me devuelve tu cuerpo. el vientre en la tortuga el mártir solo de los brazos Blanca Rosa González Barlett, argentina, en su poema Cima, asocia la luz al líquido del pecho pe- El granadino José Gutiérrez, en su poema Ocaso, trificante : sufrió esta regresión : ¡ Oh la vida en sus ásperas tinieblas Desde aquí, donde la música con expectantes luces de alboradas!... irrumpe destruyendo las voces, el ruido La noche, no es eterna, cruje el eco amargo de las costumbres antiguas, rompiendo hasta la roca milenaria un hombre contempla la ofrenda estéril Surge un hilo de luz, una llamita, de su altar herido. como en la viva roca, surge el agua, Un hombre, isla o río, y se vuelca en las cuestas de la vida dice triste la canción de su historia, y sustenta a los seres con su gracia. cuando vierte la tarde su lluvia de cenizas, y las lágrimas acuden presurosas cual flechas horadando la mejilla.

Si perseguiste la oscura luz que guiara tus pasos, extranjero fuiste en las ciudades de niebla. NORTE/17 Teresa Girbal, argentina, en No hay que comprar Hacia el futuro la belleza, asoció el símbolo de la leche seca al senti- Hacia la luz que se espera miento estético : Todo el amor por nacer Una cálida mies compartida No hay que comprar belleza, Una abierta fuente de llamas. tienen que dárnosla. Si la belleza es nuestra como el sol, Eduardo Dalter, argentino, en Ars poética: como el nombre de Dios. No hay que pagar por la belleza, Labios y miríada de manos sea para estrecharte hay que tener sencillamente beberte y rasgar tus vestiduras una mirada pura y ávida Oh luz un corazón transido por la noche que apetece la luz. José Manuel de la Pezuela Pintó, español, en ¡ Cuánto consuela la belleza, Fangos enturbiados, relacionó la fase oral traumá- cómo alimenta, cómo enriquece, tica a la anal y al símbolo que nos ocupa: cuando surge desnuda, clarísima, en el azar profundo de las cosas. Cómo -a gritos-, pido algún cálido flujo de hirviente Othón Chirino, venezolano , en Palabra, relacionó sangre espesa, para que mi desviada ésta a la luz : fuente ciega -sólo manadora de fangos enturbiados-, en fértil cauce, Entrégame, palabra, limpia y roja, por fin se abra, impetuosa, la recóndita luz de tus moradas, a la clara luz de las riberas! tu leve infinitud, la sorpresa que guardan Angel Manuel Arroyo, puertorriqueño, en Calcu- tus mágicos metales. lada ecuación íntima :

Tras el eco incesante La lágrima febril, en la votiva va mi sed de entenderte lámpara azul de todos los altares, palabra multiplicada de resonancias, incinera la muda rogativa de atisbos augurales, de aquellos que pesaron a millares... del temblor de la llama. Como cuaba, su luz amarillenta Palabra, se hace gota de esperma te romperé como a una nuez y, de la vela, y de tu corazón saldrá una estrella se va extinguiendo vertical ; y lenta o tal vez la sombra de una lágrima. junto a las lunas de equinoccios riela..

Manuel Moreno Jimeno, peruano, en Una abierta Guillermo Ibáñez, argentino, en Construcción : fuente de llamas: Come una montaña de su misma carne En cada golpe de savia y bebe por los ojos La aurora un vaso de luz en cada sorbo enrojecido. Esplende victoriosa Nada queda atrás entonces Olga Arias, mejicana, en Testimonios: Nada se pierde El fuego emancipa la vida En el alfeizar de mi ventana, donde suelo La luz renaciente de la sangre dejar migajas de pan para los pájaros, la luna, al través de la copa del árbol, desmenuza su luz y viene a comerla un ángel sonrosado y mofletudo, como un goloso infante. En este poema José Antonio Arias, español, hace Voy a escribir mi obra maestra. alusión a Febo-Apolo, quien, en la mitología griega, era el dios de la luz, la música, la poesía, el oficio Bajo corriendo los escalones pastoril y la profecía: unas con otras las frases tropiezan. ¡ Vive dios ! Que no me atrevo a mirar de frente a Febo, El vino de la materia esa luz maravillosa inunda las estaciones. de que me sustento y bebo. Voy a construir Estrella Genta, uruguaya, en Retahíla: mi obra maestra.

Tuve sed de saber y fui saciada. Abro la puerta Sus napas más ignotas, en la luz un hueco diéronme antiguas vidas negro me devora. y, de las más remotas fui hacia las presentidas. A tientas me palpo. Mas no es felicidad esta certeza No me reconozco. sino más que vencer, es ser vencida : Dejo caer la venda lisiada. ¡sed de otra luz por siempre suspirada Mariposas amarillas y por siempre perdida! vuelan.

Jesús Aguilar Marina, madrileño, en Me ha des- Vicente Géigel Polanco, puertorriqueño, en Si es pertado, de su libro En la soledad de los caminos: predio yerma su corazón :

Me ha despertado un rayo luminoso, Si es predio yermo su corazón, una sombra de luz frente a mi lecho, riégale abono de ternura. un tañir de campanas al acecho Dale agua clara del mejor pensamiento. y un reflejo de azul del cielo hermoso. Vaya el cálido sol de tu pureza hasta la entraña misma del terrón He abierto la ventana y ardoroso a avivar la alquimia de su gracia creadora. he bebido la luz, sin más provecho que transformar mi enfebrecido pecho Cabe la superficie huraña, defensiva, en un sentir alegre y vigoroso. está la veta viva del entrañado amor. Cruza el umbral de sombras En Helena : hasta dar con el chorro de luz del íntimo recodo.

Atardecía. David Escobar Galindo, salvadoreño (1943), en Yo pensé que me gustabas Con la luz al cuello, de su libro El corazón de cuatro y anticipé, en sueños, mi primer beso. espejos: Tú permanecías silenciosa, con el corazón sufriendo El caballo desnudo en plena calle, por no poder decirme cuanto dorado por el peso de la imaginación ; gustabas de aquel instante, aplacado con niños que levantan la cabeza -tributo-, por la oscura luz de la vegetación miles de niños que después crecieron que amamantaba la tierra de frescor. hasta volverse sordos, por esta vocación de comer luz quemada. Nilda Díaz Pessina, argentina, en La obra maes- tra, de su libro Tiempo de amnesia :

NORTE/19 Manuela Fingueret, argentina, en su libro Here- Manuel Fernández Calvo, valenciano, en Cruz : darás Babel: Y buscarás la luz. La luz que ahora Sólo imagina los ocasos de los otros en los días se almibara en tu boca, si dormida. y conquista La luz que, si despierta, dilapida los sueños permanentes de tus noches. destellos y tus ojos enamora. Bucea siete veces en los diez dedos de tus manos y descubre Antonio Pereira, español, en La plaza mayor: aquellos juegos que olvidaste desde siglos no es la lucidez que te dará el poder sobre lo eterno Montañas que el viento afila es la magia abren sus pechos de sal de convertir la luz en polen y se hacen dulces regueros y libar de ella. de blanca leche lunar. Acaso las sombras no gozan de su destino profundo? Gastón Gori, argentino, en No morir en este y el sol mundo viejo: de su calor permanente? No tengo derecho de estar cansado, Pura Vázquez, española, en Mirando atrás: ni de sentirme enfermo ; no soy dueño de morir Guardamos esta luz y esta estrella destrozada en un mundo viejo. y gota a gota bebemos su empapada dulzura, Sangra ya la luz del día nuevo! y queremos olvidar lo inolvidable... No se seca la rosa Huir del país profundo y próximo del dolor, al amanecer ; segar la voz de las bocas hambrientas que plañen, el brillante sol del día la acosa las heridas y las sangres, la tortura y la lucha con su luz. por algo mejor que no comienza nunca, Muere la rosa vieja iluminada que alguna vez soñamos y deseamos. -no en la sombra- Por una flor desnuda y terrible, y vive el esplendor de la alborada. por una soledad de resurrección donde refugiamos nuestras ardientes derrotas. Dionisio Aymará, *venezolano , en Cercana muer- te: Esteban Moore, argentino, en Ritmo lunar, nos ofrece una visión oral de la luz: Tanta luz por el aire dura , inerte, tronchada. Tanta luz por el verano. Amamantaste nuestras lenguas tensas Tanta luz resbalando por tu mano en el abrazo inquieto de tu leche encendida, y tanta sangre ciega de no verte. hurgadora de manos, de pechos, de verderramas. Silvia Nora Sciommarella, argentina, en Sone- De manos to a Alfonsina: que galopaban pechos escondidos en la verderrama donde me dejaste beber del recipiente de sus brazos, Qué honda geografía caminaste llorarle a los ojos, gritar en su boca. bajo la cal de octubre con tu canto, abrazada al amor que amaste tanto Sobre la tierra maloliente iluminada en dolor, y a cada primavera que lloraste. de astillas por la sangre hechas luz, del amante extenuado resto. Qué suicidios, qué ardores no apagaste replegada en tu fuerza y en tu llanto. Pájaro y pez. Destino de quebranto. Te mordieron la carne y no cejaste. Tu ternura feroz se hizo pedazos, La defensa del poeta podría ser: "No es verdad custodiando las horas y los días que me hayan tratado de matar de sed, al contra- y en tu sangre corría un dolor vago. rio, yo me alimenté de luz". Observemos Poema de Requiem y de luces, del zaragozano José Luis Salvajemente libre. Hasta en los brazos Alegre Cudós, en el cual se explica el fenómeno : de la muerte creciste en rebeldías para beber la luz de un solo trago. Chorro de luz, alcanza la mirada. Alcanza con tus hilos a coser Antonio Viviano Hidalgo, argentino en El círcu- un remiendo a las sombras, a las alas lo y las horas: quebradizas, quebradas. A volar En el charco amarillo bajo el árbol, soñadores de tierra en tierra : cauce navegante de una hoja a la deriva, de tierra en tierra, chorro de luz, alas te nombro en soledad mientras las horas alzadas. golpean como el sol en los cantiles Como mano que recoge del ramaje desnudo. Luz, espuma, el pensamiento niño y nos protege ceniza fugitiva. ¿Cómo hallar de tanta oscuridad y tanta rota el poema buscado si mi boca estrella desterrada, la luz subes es una fuente seca y arde el aire y subes y descubres con tu abrazo dentro de mí, vacío y desterrado? iluminado, muerte iluminada. ¿ Cómo vivir ahora que te miro Volaremos, amor. desde otro tiempo? Días que gotean de estos manojos de horas apretadas, Como la luz horas de lentitud de nubarrones que fue primero miedo, tierra y cielo con bufanda de pájaros al viento. por los suelos, voló. Gota de luz, Néstor D. Malbrán, argentino, en Las babas : chispa tierna, mi sangre ardida, madre quebradiza, reluces. La mañana está guardada Ya se inicia por las babas del diablo. la ascensión de la llama, ya los ojos, Para escapar tendrás que romperlas mis ojos, tientan tallos y despuntan con las manos en alto, en gotitas. pero la luz irá pegada a ellas. Destellos son, destellos. Llevarás los dedos iluminados Todo es sed por las babas. La sed es mucha, toda. Todo es sed Todo parece indicar que los poetas han creado de encender la mirada al alto, en altas inconscientemente el símbolo de la luz para repre- alas. sentar una leche de la que carecieron. Aconteció La sed es toda, todo es sed un acto oral al ser penetrados en la boca por el y boca, labio y sed : chorro de luz, pezón materno y otro acto natural al ser penetra- gota de luz. dos los ojos por la primera luz, pudiendo ser estas ¡La luz : sed agotada ! dos experiencias las que se han condensado en un sólo recuerdo, máxime que el pezón daba mala, Tal vez ante la debilidad causada por el hambre, poca o ninguna leche. Alberti intuyó sobre la se- la luz tornóse amarilla como esos silencios de la- quedad de la luz en su poema Los dos ángeles: guna amarillos y quietos bajo el rayo de luna de Alfonsina Storni. Mas comprobemos con algunos Y no viste. ejemplos poéticos la condensación de los recuer- Era su luz la que cayó primero. dos de la penetración de la luz del ojo materno y Mírala, seca, en el suelo. la del pezón agresivo. El griego Anacreonte (siglo V a. C.) : Dios no quiso que entrase infecunda en la fértil región de los cielos; Tú cantas las guerras tebanas; piedad tuvo el ánimo triste otro, las guerras frigias; que el germen guardaba de goces eternos. yo no canto más que mis derrotas. No me vencieron jinetes, ni infantes, ni naves, Salvador Rueda (1857-1933), español, en su poe- sino un ejército que lanza flechas por los ojos. ma Seno de mujer:

Luis Yaz de Camoens (1524-1580), portugués: Tu cuerpo es incensario de morfina que emborracha de amor, y son tus ojos ¡Ay, el ciego flechero me esperaba destiladeros de opio, y sed divina para hallarme tranquilo y descuidado, la doble fuente de tus labios rojos. en vuestros claros ojos escondido! Julio Herrera y Reissig (1875-1910), uruguayo, Luis de Góngora (1561.1627), andaluz: en Tertulia lunática:

Dos penetrantes harpones, Clávame en tus fulgurantes Que son los ojos suaves y fieros ojos de elipsis, De las dos más bellas turcas y bruña el Apocalipsis Que tiene todo el Levante ; sus músicas fulgurantes... ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Siempre! ¡Y Antes ! Observemos esta regresión oral tanática de Ven, antropófaga y diestra, Rosalía de Castro (1837-1885) : Escorpiona y Clitemnestra ! Pasa sobre mis arrobos, Al caer despeñado en la hondura como un huracán de lobos desde la alta cima, en una noche siniestra ! duras rocas quebraron sus huesos, Tomás Morales (1885-1921), español, en Bala- hirieron sus carnes agudas espinas, da del niño arquero : y el torrente de lecho sombrío rasgando sus linfas, ¡ Otra vez, dura flecha, y entreabriendo los húmedos labios, por matarme saliste traidora vino a darle su beso de muerte ; de la aljaba de los ojos negros cerrando en los suyos el paso a la vida. de la flechadora! ¡ Otra vez en mi carne Despertáronle luego, y temblando te clavaste con alevosía de angustia y de miedo, y tu hierro buscó el dejo amargo -¡ ah !, ¿ por qué despertar?- preguntóse de la sangre mía ! después de haber muerto. Di a la mano de nieve Al pie de su tumba que te lanza contra mi ventura con violados y ardientes reflejos, que al tú herirme respondió mi pecho flotando en la niebla con ciega locura: vio dos grandes ojos brillantes de fuego "¡ Bienvenida, saeta, que al mirarle ahuyentaban el frío mensajera de males de amor! de la muerte, templado su seno. ¡ Si hay dolor en tu punta acerada..., Y del yermo sin fin de su espíritu divino dolor... !" " ya vuelto a la vida, rompiéndose el hielo, sintió al cabo brotar en el alma la flor de la dicha, que engendra el deseo. Delmira Agustini (1887.1914), uruguaya, nos crisálida de un vuelo del futuro, regala con varios ejemplos: es tu brazo magnífico y oscuro, torre de mi soledad. El cisne : Alfonso Reyes (1889-1959), mejicano, en Ifige- Y vive tanto en mis sueños, nia cruel: y ahonda tanto en mi carne, que a veces pienso si el cisne De tus anchos ojos de piedra con sus dos alas fugaces, comenzó a bajar el mandato, sus raros ojos humanos que articulaba en mí los goznes rotos, y el rojo pico quemante, haciendo del muñeco una amenaza viva. es sólo un cisne en mi lago o es en mi vida un amante... Tu voluntad hormigueaba desde mi cabeza hasta el seno, Fue al pasar : y colmándome del todo el pecho, se derramaba por mis brazos. Yo creí que tus ojos anegaban el mundo... Nacía entre mi mano el cuchillo, Abiertos como bocas en clamor... Tan dolientes y ya soy tu carnicera, oh Diosa. que un corazón partido en dos trozos ardientes parecieron... Fluían de tu rostro profundo Alfonsina Storni (1892-1938), nos ofrece una como dos manantiales graves y venenosos... gama de ejemplos ilustradores: fraguas a fuego y sombra, ¡tus pupilas!... tan hondas Paisaje del amor muerto : que no sé desde dónde me miraban, redondas y oscuras como mundos lontanos y medrosos. Ya te hundes, sol; mis aguas se coloran de llamaradas por morir; ya cae ¡Ah, tus ojos tristísimos como dos galerías mi corazón desenhebrado, y.trae, abiertas al Poniente!. .. ¡Y las sendas sombrías la noche, filos que en el viento lloran. de tus ojeras donde reconocí mis rastros!... Ya en opacas orillas se avizoran manadas negras ; ya mi lengua atrae ¡ Yo envolví en un gran gesto mi horror como en betún de muerte; y ya no se distrae un velo, de mí, la espina; y sombras me devoran. y me alejé creyendo que cuajaba en el cielo Pellejo muerto, el sol, se tumba al cabo. la medianoche húmeda de tu mirar sin astros ! Como un perro girando sobre el rabo, la tierra se echa a descansar, cansada. Tu amor : Mano huesosa apaga los luceros : Chirrían, pedregosos sus senderos, Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte : con la pupila negra y descarnada. jardinero de oro de la vida, jardinero de fuego de la muerte, Perro y mar : en el carmen fecundo de mi vida. ¿ Había nidos Pico de cuervo con olor de rosas de ratones vivos aguijón enmelado de delicias donde mis ojos secos tu lengua es. Tus manos misteriosas son garras enguantadas de caricias. no veían ? ¿ Fantasmas acunábanse Tus ojos son mis medianoches crueles, en los picos panales negros de malditas mieles lejanos que se desangran en mi acerbidad ; de las aguas? NORTE/23 César Vallejo (1892-1938), peruano, en El buen Y el grito entre mis labios se hizo clamor : sentido: -¡ Piedad !

La mujer de mi padre está enamorada de La sed era en su boca como un largo rubí mí, viniendo y avanzando de espaldas a mi Y yo el cántaro vivo de mi cuerpo le di. nacimiento y de pecho a mi muerte. Que soy dos veces suyo: por el adiós y por el regreso. Magnetismo : La cierro, al retornar. Por eso me dieran tan- to sus ojos, justa de mi, infraganto de mí, En tus ojos sombríos me he mirado aconteciéndose por obras terminadas, por Como en el agua de dos lagos negros pactos consumados. Y un vértigo de abismo tenebroso Me ha hecho temblar de angustia. Juana de Ibarbourou (1895), nos muestra sus regresiones: ¡ Ah, si caigo en el fondo de la sima ! ¡ Ah, si en los lagos tenebrosos caigo ! La angustia del agua quieta: Yo sé que entonces no ha de haber prodigio Capaz de levantarme. Párpado gris, inmóvil, con arrugas de piedra, El brocal de este pozo viejo y abandonado, Yo sé que siempre el embrujado abismo Ostenta las pestañas de unos troncos de hiedra De tus pupilas hondas Y la ceja herrumbrosa de un arco mutilado. Me retendrá lo mismo que un guiñapo Agarrado en las uñas de las zarzas. En el fondo, la oblea del agua muda y quieta es la pupila ciega de este pozo desierto. ¡Pupila siempre fija, por la angustia secreta ¡ Oh, no apartes de mí tus ojos largos De la imagen inmóvil bajo el párpado abierto ! Porque tiemblo de frío y de tristeza!

Aunque corran las nubes, aunque traigan los vientos ¡ Yo quiero el mal de tus pupilas ! Dame Ese mal que hace bien Pétalos de rosales y hojas de pensamientos, al alma mía. Aunque pasen amantes coronados de hiedra,

Esta agua siempre fija, sin reflejos, tranquila, Lago hechizado de sus ojos: ¡sórbeme! En el fondo del pozo es la ciega pupila Muda y desesperada en su cuenca de piedra.

Otra samaritana:

Tenía las pupilas tristes y tenebrosas

Como dos pozos secos. Y en la boca dos rosas De fiebre y avidez. Y dos rosas de sangre purpuraban sus pies.

Limpias muchachas rubias volvían de la fuente Con las cántaras llenas de agua clara y bullente. Y clamó él: -¡Piedad! Pero ellas pasaron sordas a su ansiedad.

Las muchachas de piedra cantando se alejaron Y en el aire una estela de frescura dejaron. El gemía. Mi alma gritó entonces : -¡Piedad! Vicente Aleixandre (n. 1898), andaluz, en Las Lo sabéis, lo sabéis. ¡ Dejadme ! águilas : Si a lo largo de mí se abren grietas de nieve, tumbas de aguas paradas, Las plumas de metal, nebulosas de sueños oxidados, las garras poderosas, echad la llave para siempre a vuestros párpados. ese afán del amor o la muerte, ¿ Qué queréis? ese deseo de beber en los ojos con un pico de hierro, de poder al fin besar lo exterior de la tierra, Ojos invisibles, grandes, atacan. vuela como el deseo, Púas incandescentes se hunden en los tabiques. como las nubes que a nada se oponen, Ruedan pupilas muertas, como el azul radiante, corazón ya de afuera sábanas.' en que la libertad se ha abierto para el mundo. Un rey es un erizo de pestañas. En Destino trágico: Se han ido: Sus dientes blancos visibles en las fauces doradas, Yó sé que te lastimo, brillaban ahora en paz. Sus ojos amarillos, que ya no hay ámbitos para huir, minúsculos guijas casi de nácar al poniente, que la sangre de mis venas ha sufrido un arrebato cerrados, eran todo silencio ya marino. de humo. Y el cuerpo derramado, veteado sabiamente de una Tú tenías los ojos amarillos y ahora ya no puedes onda poderosa, comprender claramente lo que son las cenizas. era bulto entregado, caliente, dulce sólo. Rogelio Buendía, español, en su poema Mañana: Emilio Prados (1899-1962), andaluz, en su poe- ma Formas de la huída: Tú blandías la espada de tus ojos, el sol, la ardiente flecha de sus manos, Desde mi sangre ¡ qué clavos, el río, las navajas de sus ondas, como gusanos de hierro que, en piedras de marfil, las va afilando. arrastrando por mi venas vendrán a mis ojos, lentos, Federico García Lorca (1898-1936 ), en De otro para podrirlos ! ¡ Qué fríos modo : el pájaro y la raíz desclavarán sus espejos!... La hoguera pone al campo de la tarde unas astas de ciervo enfurecido. Rafael Alberti (n. 1902), andaluz, en sus poe- Todo el valle se tiende. Por sus lomos, mas El cuerpo deshabitado : caracolea el vientecillo.

Que cuatro sombras malas El aire cristaliza bajo el humo. te sacaron en hombros, -Ojo de gato triste y amarillo-. muerta. Yo, en mis ojos, paseo por las ramas.

De mi corazón, muerta, Las ramas se pasean por el río. perforando tus ojos largas púas de encono Llegan mis cosas esenciales. y olvido. Son estribillos de estribillos. Entre los juncos y la baja tarde, Los ángeles sonámbulos : ¡ qué raro que me llame Federico !

Pensad en aquella hora: cuando se rebelaron contra un rey en tinieblas los, ojos invisibles de las alcobas. NORTE/25 Vicente Géigel Polanco, puertorriqueño, en Arcadio Noguera Vergara, mejicano, en Arbo- Dios: lados ojos:

Te busqué en la inocencia de los ojos del niño, Cuando me miras surgen arboledas en las inmensidades de tus ojos en la nana jazmín de la madre amorosa, y raíces de cedros y zapotes en la ternura casta de la mujer amada, en la alegría blanca de las horas felices me clavan sus agujas en el fondo. y en la aguda punzada de la espina. Juan José Calegari, argentino, en Llévenme con Máximo González del Valle, andaluz , en Tener : ellos :

La ilusión... Lleven mi cuerpo al lugar de la tierra sembrada ¿ Quién la puso en mis Q1 por el viento. como halcón. como flecha, Abran mis ojos en la palma de sus manos, como un puente entre miles de riberas? bajo el cadáver de mi pertenencia. ti- - Llenen el cielo de rastrojos y de espinas. Manuel Moreno Jimeno, peruano, en Se toca la Llevo una punta de estrella médula de la luz : clavada entre los ojos Se toca la médula de la luz (V2 La aurora es la mirada más pura Llevo el equilibrio en cada mano Para vencer y dos pulgares de alas hacia arriba. Pienso con la punta de los dedos. El tiempo empieza a ponerse en claro A crearse Antonio Pereira, español, en Los Y es una gloria ser el tiempo paisajes: Anchos a veces, dilatado sueño Doblan la cabeza Las medidas de la tierra acostada, que mis ojos Lo que se borra y se cierra ávidos tienen, siguen, y más tienen ; también a donde el puerto angosto; El esqueleto pico La verdadera muerte azules que promueven sinfonías Doblan la cabeza o de tan amarillos silenciosos. Y detienen su pico Para mi con- En la misma carne abierta Gloria Corinaldesi, argentina, en suelo : Se moviliza el pasado Como Reventando sus ojos donde tú estás Pero ya la sangr Pienee tomado está el mundo, Todo el origen La noche entera cuando Para surtir hayas partido Para encender Y -para mi consuelo- Sus luceros ávidos iré recogiendo 1sus venas YST tus astillas en la luz de los ojos de aquellos que durante Ana Selva Martí, argentina, en Alma : Y has llorado con nuestros ojos acuchillados de tiniebla Yo participo de la luz tú capaz de salvarnos y en el fulgor sucedes tú sola a dolerme como espada en las pupilas. poesía insultada golpeada por quienes han llegado a tus puertas Deidamia Martín, argentina, en Amor en rojo y desde hace millones de años verde: hasta tus puertas solamente porque se necesita amor Maraña verde que agujerea pupilas, poderío y lanza dardos de flores silvestres, de amor cometas de mariposas en demasiado ámbar. para cruzar ciertos umbrales y todo el idioma José María Delgado, andaluz, en 1.2.3. El espejo: no basta para alcanzar tu claridad En este muelle donde nadie vive si no es por la noche entre rameras, es decir en este muelle sin barcos ni viajes tu misterio donde agitar los pañuelos cuidadosamente guardados al momento, David Escobar Galindo, salvadoreño (1943), en en este muelle, Con la luz al cuello, de su libro El corazón de cuatro las manchas ojos-gritos-dientes, espejos: ojos-gritos-dientes, oj os-gritos-dientes-infinito, El viaje permite que vibren y afloren me persiguen voraces ciertas inocencias primordiales, como a ti alguna vez te han perseguido, algunas ventanas de buena ley, intentando morder con su pintura ciertos pozos de musgo donde caen ardiendo las donde tres margaritas se mantienen monedas, inútilmente vírgenes al uso. absorta luz, incendio bizantino Las manchas. por callar ante el mismo perfil de la miseria; Corro por callejas que no vi esta mañana, el viaje es un reloj , una punta de lanza entre los (no sé si me persiguen, pues no hacen ruido), ojos; corro tropezando, maldiciendo, blasfemando, es una mezcla extraña : tiene azúcar y sangre. reclamando la vida, requisando estremecidos fogonazos. Roberto Armijo, salvadoreño (1937), en Últi- Escondo salpicados mos poemas: corazones en mi mano. Lo último que recuerdo son las aguas ¿ Dónde están mis ojos ocultos en el trébol, y una mancha enorme tras el salto. la luna de la finca y el verde silvestre de los pinos? Nilda Díaz Pessina, argentina, en Decepción de Ojos entre el vaho, su libro Tiempo de amnesia: el helecho de las piedras y los ríos ! Brillan sus pasos en las sienes Qué luz muerta clavó en sus párpados agujas desespere de zozobra. agujas afiladas sus pupilas En ciudades extrañas beben su tránsito sediento vagaba bajo el brillo del neón. y cae vencido de guijarros En las vidrieras ardía acongojada la luna.

Dionisio Aymará, venezolano, en Poderío de amor de su libro La ternura y la cólera :

NORTE/27 Olga Arias, mejicana, en Queja de la gallina cie- Los lectores sagaces habrán advertido la seme- ga: janza entre la imagen regresiva oral del ojo y el pe- zón pinchante, con el pasaje de la Odisea en donde Hay cosas que suceden Homero pinta a Ulises clavando un asta en el ojo de sin que se sepa por qué pasan, un cíclope; perteneciente, este monstruo, a un gru- esto pudo haber principiado en la cuna, po de gigantes que en la batalla llamada Titanoma- o en los brazos de mi nana. quia forjaron un rayo que permitió a Zeus vencer Hay veces que en algún lado a los titanes. algo o alguien se emponzoña, se convierte en el gran canalla Ahora seleccionemos una serie de ejemplos en y entonces lo absurdo salta. los cuales contemplaremos la relación de los ojos maternos y el símbolo de la leche que no hubo : la Que yo recuerde, luz : primero la oscuridad me envolvía como un capullo, como una ronda, como una cantinela, Rosalía de Castro (1837-1885), gallega, en Los del mismo modo que un arrullo tristes : y aún más dulce y plácidamente. Y en tanto el olvido, la duda y la muerte Luego, agrandan las sombras que en torno le cercan, la oscuridad me ceñía igual que otra piel allá en lontananza la luz de la vida, era un abrazo que me apretaba hiriendo sus ojos feliz centellea. y tenía el contacto de una caricia salvaje, que se queda tatuada, Dichosos mortales a quien la fortuna entonces, tuve miedo, fue siempre propicia... ¡ Silencio!, ¡ silencio!, pero sabía que se trataba de un juego si veis tantos seres que corren buscando y no le di mayor importancia. las negras corrientes del hondo Leteo.

Pero hubo un día, Salvador Rueda (1857-1933), andaluz, en Ceniza: en que se convirtió en cilicio en torno a mi cuerpo, Allí estaban huesosas y amarillas un día en que enterró tales espinas en mis sienes, ¡oh dolor desolado! las triunfales tan dolorosos dientes en mi pensamiento, rosas hechas de luz, que en tus mejillas que no pude más abrió un ángel con dedos virginales. y me arranqué la venda, busqué el sitio de los ojos Allí estaban tus senos extinguidos, y al comprobar con terror y espanto, a manantiales cegados y dolientes, que no había nada de ellos, lo mismo que sin pájaros dos nidos, me clavé bajo las cejas lo mismo que sin música dos fuentes. las uñas con tan desesperada angustia, que abrí dos sangrantes retinas, Allí estaban tus cuencas descarnadas, por las que, contrariamente a toda lógica, tus órbitas horribles y sombrías no entró la luz, iguales a dos luces apagadas sino fluyó una oscuridad más espesa todavía, iguales a dos lámparas vacías. una oscuridad más amarga, más seca, más agria, Julio Herrera y Reissig (1875-1910), uruguayo, una oscuridad cruel y helada, en Los ojos negros de Julieta: sobre la que me lancé, armada con el puñal de un grito. De par en par muy abiertos cual las puertas del amor, Hay cosas absurdas que suceden, he visto en sueños dos ojos porque en algún lado, que me causaron pavor; algo o alguien se emponzoña golondrinas de mi Otoño y juega con cartas villanas. y aureolas de mi Cruz, El jardín de sus bocas venenoso, embriagante, ¡ me alumbraron con su sombra, en donde respiraba sus almas y sus cuerpos, me cegaron con su luz! humedecido en lágrimas ha rodeado mi lecho... Porfirio Barba-Jacob (1883-1942), colombiano, en La dama de los cabellos ardientes : En Tus ojos, esclavos moros:

Mas la Dama me ahondó tan blandamente En tu frialdad se emboscaban por el muelle jardín de su regazo, los grandes esclavos moros ; tan íntima en la sombra refulgente negros y brillando en oros me ciñó de las sierpes de su abrazo, de lejos me custodiaban. que me adormí, dolido y sonriente. Me envolvió en sus cabellos, Y, devorantes, soñaban ondeantes y rojos, en mí no sé qué tesoros... y está la Muerte en ellos, Tras el cristal de los lloros insondables los ojos. guardaban y amenazaban.

León Felipe (1884-1968), santanderino, en De Ritmaban alas angélicas, Antofagasta a la Paz : ritmaban manos luzbélicas sus dos pantallas extrañas ; Tengo los párpados amargos... ¿ Por qué tengo los párpados amargos? y al yo mirarlos por juego, Se lo pregunto al Viento y af mar sus alabardas de fuego y lo grito aquí ahora... antes de llegar a la nube llegaron a mis entrañas. inmaculada, ¿ por qué tengo los párpados amargos? Alfonso Reyes (1889-1959), mejicano, en Ifigenia Otra vez, por favor, sacadme esta saeta de los ojos ! cruel : -¡ Oh luz y amor de mi vida ! Quiero estar lejos del mar y del Viento. Pero al furor sucede un éxtasis severo. ¡ Corre, gusanito !... ¡ corre, que te pescan!... Mis brazos quieren tajos rectos de hacha, Quiero estar lejos del llanto y del amor. y los ojos se me inundan de luz. Viento... tú eres el amor... ¿verdad? El Amor Alguien se asoma al mundo por mi alma; enamorado de la Luz. alguien husmea el triunfo por mis poros ; alguien me alarga el brazo hasta el cuchillo; Delmira Agustini (1887-1914), uruguaya, en alguien me exprime, me exprime el corazón. Mis amores: Alfonsina Storni (1892-1938), argentina, en ¡Ah... y los ojos... los ojos me duelen más : ¡ son Cabezas y mar: dobles ! Los focos de sus ojos Indefinidos, verdes, grises, azules, negros, entrecruzan abrasan si fulguran, chispas de azul son caricias, dolor, constelación, infierno. con el marino empeño y el ojo Sobre toda su luz, sobre todas sus llamas, corta el mar se iluminó mi alma y se templó mi cuerpo. y lo atraviesa Ellos me dieron sed de todas esas bocas... de una estocada De todas estas bocas que florecen mi lecho: larga vasos rojos o pálidos de miel o de amargura que da sangre con lises de armonía o rosas de silencio, de algas de todos estos vasos donde bebí la vida, eternas. de todos estos vasos donde la muerte bebo... NORTE/29 En Fiero amor : Todo lo destruyó con su corriente. Los íntimos lugares más ocultos Oh, cien soles se alzaron por el lado de oriente, visitó, alborotó, fue levantando Oh, cien ríos corrieron por la misma pendiente. a otro mundo en los bordes de mi beso : Oh, cien lunas de plata brillaron en el cielo única flor aún viva en el espacio. Y cien altas montañas emprendieron el vuelo. Luego en mi carne abrió sus amplias alas -alas de luz y fuego de tristeza-, Abrí los brazos : tuve la divina locura clavándole sus plumas bajo el pecho, De tocar con mis dedos las cosas de la altura. todo temblor y anuncio de otras dudas... Abrí los ojos: tuve la divina tristeza De beber con los ojos la celeste belleza. Rafael Alberti (n. 1902), andaluz, en Muerte y juicio: César Vallejo (1892-1938), peruano, en Avestruz : A un niño, a un solo niño que iba para piedra nocturna, Melancolía, saca tu dulce pico ya; para ángel indiferente de una escala sin cielo... no cebes tus ayunos en mis trigos de luz. Mirad. Conteneos la sangre, los ojos. Melancolía basta ! Cuál beben tus puñales A sus pies, él mismo, sin vida. la sangre que extrajera mi sanguijuela azul! No aliento de farol moribundo No acabes el maná de mujer que ha bajado; ni jadeada amarillez de noche agonizante, yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz, sino dos fósforos fijos de pesadilla eléctrica, mañana que no tenga yo a quien volver los ojos, clavados sobre su tierra en polvo, juzgándola. cuando abra su gran 0 de burla el ataúd. El, resplandor sin salida, lividez sin escape, yacente, juzgándose. Mi corazón es tiesto regado de amargura; hay otros viejos pájaros que pastan dentro de él... Tizo electrocutado, infancia mía de ceniza, a mis Melancolía, deja de secarme la vida, pies, tizo yacente. y desnuda tu labio de mujer... ! Carbunclo hueco, negro, desprendido de un ángel que iba para piedra nocturna, Vicente Aleixandre (n. 1898), andaluz, en Ultimo para límite entre la muerte y la nada. amor : Tú : yo : niño.

¿ Quién eres, dime? ¿ Amarga sombra Bambolea el viento un vientre de gritos anteriores o imagen de la luz? ¿Brilla en tus ojos al mundo, una espada nocturna, a la sorpresa de la luz en los ojos de los recién cuchilla temerosa donde está mi destino, nacidos, o miro dulce en tu mirada el claro al descenso de la vía láctea a las gargantas azul del agua en las montañas puras, terrestres. lago feliz sin nubes en el seno, Niño. que un águila solar copia extendida? Una cuna de llamas, de norte a sur, Emilio Prados (1899-1962), andaluz, en Puñal de frialdad de tiza amortajada en los yelos de luz : a fiebre de paloma agonizando en el área de una bujía, Este cuerpo que Dios pone en mis brazos una cuna de llamas, meciéndote las sonrisas, los para enseñarme a andar por el olvido, llantos. no sé ni de quién es. Niño. Al encontrarlo, un ángel negro, una gigante sombra, Luis Cernuda (1902-1963), andaluz, en Diré se me acercó a los ojos y entró en ellos cómo nacisteis : silencioso y tenaz igual que un río. No sabía los límites impuestos, Cuando baja el incienso límites de metal o papel, hasta la mirada ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz de luz refractada, tan alta, hállase a la materia adonde no llegan realidades vacías, despedazada. leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. El hombre se para en éxodo inverso Extender entonces la mano y domina el orbe, es hallar una montaña que prohibe, emperador ciego. un bosque impenetrable que niega, Su cetro es la nada. un mar que traga adolescentes rebeldes. Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, El hombre desierto ávidos dientes sin carne todavía, mira sin ojos, amenazan abriendo sus torrentes, cíclope adverso, de otro lado vosotros, placeres prohibidos, su advenimiento bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita, ahito de sabor. tendéis en una mano el misterio. Sabor que ninguna amargura corrompe, La duna en su frente, cielos, cielos relampagueantes que aniquilan. arena de sol pálido, caminante del desierto Miguel Hernández (1910-1942), en Todo era azul: por imantadas agujas el hombre deshabitado. Todo era azul delante de aquellos ojos y era verde hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos. Pedro Garfias (1894-1967), en Romance: Porque el color hallaba su encarnación primera dentro de aquellos ojos de frágiles reflejos. Aquí estoy sobre mis montes Pastor de mis soledades. Ojos nacientes : luces en una doble esfera Todo radiaba en torno como un solar de espejos. Los ojos fieros clavados Vivificar las cosas para la primavera Como arpones en el aire. poder fue de unos ojos que nunca han sido viejos. La cayada de mi verso Se los devora. ¿Sabes? No soy feliz. No hay goce Apuntalando la tarde. como sentir aquella mirada inundadora. Cuando se me alejaba, me despedí del día. Quiebra la luz en mis ojos La perfección de sus mármoles. La claridad brotaba de su directo roce, pero los devoraron. Y están brotando ahora Tiene el tiempo en mis oídos penumbras como el pardo rubor de la agonía. Retumbo de tempestades.

José Joaquín Silva. ecuatóriaño, en Hombre Mi corazón se acelera infinito : Sobre los motores graves.

Animal de vidrio Vibra mi sien al zumbido el ángel de la guardia, De los vientos pertinaces. le acompaña el gótico y el siniestro esperma Yo aquí estoy sobre mis montes de la bienandanza. Pastor de mis soledades.

NORTE/31 Manuel Altolaguirre (1906.1959), andaluz, en Y caen del lecho moras Alma y tierra : de grueso jugo, cuando sueñas; y zarzarrosas crecen ¡ Oh, pobre tierra de mi ser alzada bajo el cojín de pluma; contra goces y penas de la vida ! y tiernos gansos pican, Si abro los ojos, por la doble herida bajo el tálamo, hierbas prodigiosas la luz me adentra carga muy pesada; del sueño enternecido.

Antonio Castro y Castro, español, en Tan sólo Despiertas luego : me miras, es tierra : descubres en mis ojos la muerte; ves en mi mano flores Yo era tierra en la tierra, con mis muslos, mis dedos, arrancadas al sueño que soñabas mis deseos de cieno. y se deshacen lentas, Y veía el enjambre como el mundo del sueño de los dioses huidos que pasa a la vigilia, agitando su luz sobre mi rostro como el flotante polen desde ausentes espejos. Yo rezaba. del jardín distraído hacia los muladares. Yo era tierra mirando, remirando con mis ojos mi muerte hacia ser tierra, Galo René Pérez, ecuatoriano, en Hondura de mi tierra madre, colina de mí mismo. muerte : Yo era tierra mirando, tierra errante por mis ojos no míos, Me encontrarán debajo del camino, tierra abierta. como río hundido en la arena de su cauce.

Rubén Astudillo, ecuatoriano, en El vacío: Un frío intenso bajará, lento y goteante, de la sábana recogida de mis huesos, Esta es la plaza donde inunda el Frío. cuando distante desmenuce la tierra La hora treinta y tres la húmeda canción de las ranas, setenta veces siete; el ojo de la rampa y los cilicios; verdes y emboscados filtros de la lluvia. el suburbio final para caer al Cero solos de pesadumbre ; como La dura densidad de un aire inmóvil un niño dejado entre ruidos y arañas gigantes; abrirá la tiza ya desnuda de mis dedos, acá no canta mientras queme la tiniebla como un sol de mediodía. el aire ; y las rocas se vuelven bolsas de humo con fiebre genital dentelladas hirviendo para la sed, Alucinado por la invencible quietud de la muerte, cuchillos puestos veré a la oruga del tamaño de un mugido, de pie en el lecho. Acá, ya no hay Santiagos ni y sentiré la sed intensa de mi cal abierta, respuestas. Sólo nos queda el Frío. Un muro de luz y creeré en la presencia de lánguidos camellos negra. Un que lleven en la frente un pañuelo de beduino grito congelado. La campana sin párpados y el y un Egipto de pirámides en la línea de la espalda. Templo como un loro de piedra, bostezándose. Ya no lucharé con Dios en planos desiguales, y me encontraré muy hondo para el ojo abierto, Eduardo Lizalde, guanajuatense , en Pobre Des- porque quiero rescatarme de esta luz impura démona : y apagar con mi sangre la sed de las hormigas. La espalda de esta luz Octavio Paz, mejicano, en Lauda: son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse Este cuarto, esta cama, el sol del broche, y que hacen florecer las prímulas Su caída de fruto, los dos ojos, y azahares en tus flancos. La llamada al vacío, la fijeza, Los dos ojos feroces, los dos ojos Miguel Menassa, argentino, en Capitán Cat: Atónitos, los dos ojos vacíos, La no vista presencia presentida, Cuando Perkins y Morgan en alta mar la visión sin visiones entrevista, pretendían atemorizarme Los dos ojos cubriéndose de hormigas, luchando como adolescentes ¿Pasan aquí, suceden hoy? Son hoy, contra el mar . Pasan allá, su aquí es allá, sin fecha. las ballenas asesinas o alguna embarcación inglesa -que para esa época eran terribles- Manuel Ruano, argentino, en Bajo los cielos: Y Perkins con su corbata negra Y Morgan dale que dale con el arpón; Yo tengo ahora los recuerdos de tus reflejos de yo solía entretenerme con Rosie Probert y Alice Springs, como oigo los cantos de los ángeles esas cosas del amor y adivino tus movimientos en el espejo. y mi madre muerta dentro de mis ojos sin luz como si todo el universo estuviera en mis ojos Yo veo que salen de tus ojos peces luminosos como y todo el universo era el mar. ráfagas y turbias son las lágrimas de la vieja can- Mis ojos y el mar se parecían ción como lejos está Alice Springs. Y sin embargo, y la aventura era sin dudas, para mí, me quedo gritando en esta antigua feria de las mi madre enloqueciéndose dentro de mis ojos. costumbres llena de flores rojas ocultando el sen- tido de nuestras almas... Miguel Angel Garmendia, mejicano, en Mi tesoro, uno: Yo que he entrado en la locura de los discursos peligrosos y el miedo me penetra y soy capaz de Fue grande mi temor, llorar cuando veo que salen peces luminosos de tus creer, saber que podía morir. ojos, como salmones del mar; y arden los recuerdos Algunas veces lo admiraba, como en una fiesta del mundo y arden tus ojos co- las niñas lo enfocaban, mo piedras traídas del sol. mil veces, diez mil, cien mil aumentos. Era mi tesoro Blanca Rosa González Barlett, argentina, en su lo tomaba en mis manos, poema La huella: lo bebía con mis ojos... Alcanzaba a sentir su calor.. . Dejo la pluma correr y voy tras ella su energía... Y sus rayos como un pájaro ciego que a distancia me quemaban los dedos. le sorprende la noche... Pero como todas las cosas, ¡ Le es lo mismo : sabe de luz un día al fin murió, ya su pupila enferma! y ahora, Reconoce la sombra que le cerca : mi átomo de uranio ya no brilla. siente el impacto de la luz ¡ le hiere! y acusa su radar; más no fatiga Vicente Géigel Polanco, puertorriqueño, en Alma de así volar con su pupila ciega... samaritana :

Y volando, volando se radica Darte en rosas, amores y ternuras donde su intenso pensamiento llega. es el destino claro de tu alma samaritana. De todo hay en el huerto florido de tu vida. Se detiene en la comba del vacío, canta a la luz, al cielo y al azul Suelta el chorro de cristal de tus aguas amorosas, y cantando ilumina plenamente y engalana la mañana con madrigales de luz. su pupila sin luz! Ría en los ojos tu gracia fascinante de mujer, y en los cálidos timbres de tu voz cante su sinfonía el corazón.

NORTE/33 Naciste para amar y ser amada, Siempre en el centro los ojos para darte en la música del verso, Los ojos ponen en claro para entregarte sensual y enamorada Las pendientes entreabiertas de los días en delicias del Arte que sublima y redime. Las luces favorables

Samaritana, vuelca tu cántaro de gracia Arcadio Nogúera Vergara, mejicano, en Ojo: en la boca sedienta, que una gota tan sólo de tu agua refrescante De enigmático rostro descuajado, hará feliz al hombre que cifre en ti su gloria. síntesis de jaguar y de paloma, un ojo de pupila indefinible Máximo González del Valle, andaluz, en taladra la tiniebla calinosa. Enmudecer : Fragmento de sutil mirada aguda Mis ríos de palabras se tornaron suspendida en el centro de una gota, arenal de ecos muertos. Lentamente ignoro si es precepto imperativo tomé gusto al silencio. Y mi alma siente o fuga de la luz hacia la sombra. que, hablando, mis secretos se esfumaron. Fernando Sánchez Zinny, argentino, en Las voces -no sé dónde- me arrancaron Mutaciones : mi luz y flor internas. Fui un demente cantando por cantar. Hoy, quedamente, Para el que es y era y huye. Como, instante lloro lo que mis gritos me robaron. a instante, el agua va buscando al agua por las tierras y extiéndese y desagua Hoy, digo sin decir. Me hablan los ojos, y es el eterno mar y el mareante. mis arrugas, mis íntimos rastrojos, mis recuerdos : mi vida no vivida. Al siempre uno e idéntico ; no obstante la muerte y la luz y el rodar del agua Callado, soy más hombre. (Así, callando, y las horas y que en la impía fragua me habla el Otro ; y yo voy recuperando su rostro trueque el numen inconstante. la belleza y verdad de muerte y vida). Rojo, cuando el despuntar o el poniente, o verde, -así en los años y en el prado-, Manuel Moreno Jimeno, peruano, en Siempre en o azul de mar, de cielo y poesía. el centro los ojos: ...En los ojos de Cronos omnisciente En los extremos de la luz naciente de los días ondula aquel senil e innominado A la hora del cruento asedio fuego en que se halla la melancolía. Alertas los ojos Con su fuerza de llamas Eduardo J. Vercher, valenciano, en Tiernos gatos del río : Los ojos Al despuntar de cada aurora Entre todos lo hicimos, niños como vosotros Los ojos recién nacidos odios, tiernos gatos del río. En el corazón del universo Soñolientos aún, vuestros táctiles ojos abrían Ya nada es pasajero la carnívora flor de un mundo luminoso y extraño. Nada se pierde Por la espinosa luz enamorada. El tiempo desleído reverbera en el acto Por su enjambre de silbos En cada conflagración abierta de par en par armoniosamente amenazantes. Por Desde todas partes las cañaveras y los juncos, La liberación proclamada iza sus fuegos de un verde silencioso todavía, ensayando Y los ojos sus pensativos ríos diminutos y ciegos. Al pie de las eternas aguas niñas y dulces Abel Robino, argentino; en Mala persona, plasma -larga larva infinita de gorgeos agónicos-.. . la misma imagen : Vuestra presencia quejumbrosa, desamparada y débil. De mal aguero soy, de magistrales muertes vengo Elba Ricciardi de Cerrudo, argentina,-en Yo he donde arrodilladas madres muerto en el mangrullo muchas veces : conjuntamente con las arañas tejen colgadas de la miseria. He muerto en el mangrullo muchas veces Mala luz me ha hecho Las sombras agoreras son arañas que sólo me intereso por la sal que arman la soledad trágicamente donde cada hijo refleja y la clavan con luz de "luces malas" en qué parte del sabor espera y si no me dan lágrimas no amo. Las flechas del peligro que no duermen Hasta que me pesque la muerte andan planificando la emboscada haciendo de mis mentiras su reglamento y se afilan las uñas y los dientes y me den por enterado su parentesco. con el hueso de un grito sin garganta Cristina Lacasa, poeta de Lérida, en su poema Crecen ojos que ven, oyen y huelen Sin títulos, plasma la formación paranoica: por la piel, en las venas y en el alma El músculo resuelve su batalla Ya lo veis : ni este verso, en la cruz sin final de cada guardia. que escribo entre dos luces, entre dos miradas que me acechan. Viene el alba después . Y por él Este. Mas siempre es un relevo que se atrasa... Fredo Arias de la Canal

Q Fotografías de Claudia NORTE/35 cartas de solidaridad de la comunidad hispanoamericana

DE LIMA DE KIOTO

Con el último arribo de NORTE llegó también una Acabo de recibir el número 279 de "NORTE". noticia . de enorme peso por la implicancia que de Esta vez se me han enviado varios artículos sobre hacerse realidad habría de tener dentro de la comu- el caso de Puerto Rico. Francamente me son muy nicación y el abrazo fraternal por la que NORTE ha interesantes, y he podido comprender algo serio y bregado de manera incansable en el territorio del profundo de parte de los puertorriqueños. Muchísi- hombre y de su tiempo con tiempos. mas gracias. ¡Surgió el peligro de que a NORTE los patrocina- Como uno de los hispanistas orientales tengo bas- dores la abandonen! tante interés en las cosas de Puerto Rico, ya que Recorro mi pueblo y son los niños descalzos co- me dedico especialmente a los estudios filológicos rriendo en pos de su infancia. de la lengua. Para comprender acertadamente los NORTE ESTABA AHI 'TRATANDO DE OTORGAR A problemas lingüísticos, hay que tener siempre cono- LOS NIÑOS EL MUNDO QUE LES PERTENECE. cimientos históricos, políticos, económicos, etc. El egoísmo y la ambición (frutos oscuros de la además de los culturales. En este sentido el No. 279 condición humana ) hacían surcar balas en el cielo de NORTE me ha ofrecido con varias noticias que de los pechos hermanos Y ERA NORTE BUSCANDO se me servirán de uno de los apoyos de pensamiento. LA COMPRENSION ENTRE LOS HOMBRES PARA Se lo agradezco mucho. QUE NO HAYAN MOTIVOS PARA TALES INIQUIDA- A propósito, encontré una hoja de aviso sobre la DES. posible suspensión del envío de esta revista NORTE. Y en el campo de la cultura universal, en el campo Lamento mucho. Espero sinceramente que los recep- de las actitudes de trascendencia , NORTE SIEMPRE tores positivos apoyen a los distinguidos patrocina- SE HA CONSTITUIDO EN LA LUZ FLAMEANDO dores. Y yo, aunque sea de postura pasiva, como BIEN, VERDAD , JUSTICIA, LIBERTAD, para los hom- verán, aspiro a que los señores patrocinadores de bres de la patria americana y para los hombres de NORTE tengan en cuentica que sí también en Japón nuestra dolida y esperanzada tierra. hay un hispanista que siempre admira la revista NORTE PUSO DIA A DIA, NOCHE A NOCHE SU NORTE como profesor intelectual y artístico, vocero SEMILLA DE LUZ, y confiamos plenamente en que más fiel de los pensamientos actuales postivos de los altos espíritus que hay entre los patrocinadores la América Hispánica. no le negarán su colaboración . Y a pesar de los em- Sin más, y deseándome que el próximo número de bates , creemos que NORTE seguirá por siempre en- NORTE me llegue oportunamente con las noticias y tre nosotros. artículos tan interesantes e inteligentes, aprovecho En nombre del destino histórico de nuestros pue- esta ocasión para saludarle. blos y en nombre de la esperanza porque NORTE siga adelante, me despido con un fuerte abrazo. Junnosuke Miyoshi

Abdón Dextre DE BUENOS AIRES

Continuamente me favorece usted con el envío de su espléndida revista NORTE, en la que he teni- do el honor de colaborar. La colecciono cuidadosa- mente. Sus artículos, particularmente los de índole psicoanalítica debidos a su pluma, son de una no- vedad excepcional, clarificatorios en grado sumo y desde ya indispensables en la bibliografía, como el ensayo dedicado a Sor Juana Inés de la Cruz. Me apena la idea de que el envio de la revista pueda ser suspendido. León Benarós DE MADRID DE GREENWICH, CONNETICUT

Creo, en la parte que me corresponde, que nos Acabo de recibir el primer, ejemplar de NORTE, hemos hecho acreedores a su amenaza, a la ame- del presente año que ya empieza a envejecer. Su naza de que su Revista va a dejar de salir, porque llegada me ha puesto, como de costumbre, en un siendo NORTE extraordinariamente buena y llegán- estado de efervescencia. Curiosidad inaplazable, donos puntual y generosamente a nuestro apetito profundo interés de leer y gustar el material sólido intelectual, nuestras manos no han tenido la delica- y de sustancia que siempre traen sus páginas. Sería deza de volar sobre el teclado de la máquina y escri- para mí una verdadera calamidad no tener que reci- bir cada número el acuse de recibo y el aplauso que bir más, una revista que ya tiene un sitio permanente se tiene bien ganado. en las horas de mi vida asignadas a la lectura. Lec- Soportamos muchas veces lo que nos merece- tura sostenida, no para matar el tiempo sino para mos:.no pocos de los que se consideran, o nos con- asimilar las ideas y pensamientos de sus artículos. sideramos ajenos a la masa, merecemos idéntico En nada halla satisfacción plena mi apetito y vora- calificativo; "El derecho al tiranicidio", que usted, cidad de aprender algo nuevo cada día, como en aunque abarcando extensiones más amplias, descri- NORTE. Norte es mi norte. be, como siempre, magistralmente, en el número que De Norte, tan acertadamente dirigida por Ud., me acaba de llegarme: 279. gusta todo. Especialmente esos artículos y ensayos Creo que debemos -todos-, entonar el mea psicoanalíticos, de carne y hueso, en los que Ud. ex- culpa y acercarnos a NORTE y a todos y cada uno plora, huronea, escudriña, en los escondrijos re- de los que hacen el milagro de su nacimiento cada cónditos y misteriosos del subconsciente humano. número, y ofrecer nuestro arrepentimiento con las A la vez, analiza con rigor clínico las costuras, re- manos abiertas y el corazón y tas sienes limpias de sortes y motivaciones que nos mueven en la vida. pereza y egoísmos, porque NORTE no merece la Norte es una revista admirable. Mi tabla de sal- decapación que, nosotros, los que gozamos de su vación en un mar de la lengua inglesa en que tengo calidad, le estamos proporcionando. Yo prometo que batallar para mantener incólume mi hermosa personalmente que abandonaré la desidia en co- lengua materna. Esas páginas henchidas de estu- rresponder a su llegada, porque, si gozo en su lec- dios literarios, su antología de poesía contemporá- tura y me enriquezco con su calidad, justo es que nea, sus brillantes incursiones en la pintura, la es- mi pluma y mi máquina, mi pensamiento se activen cultura, la danza, y en general todas las artes, hacen en dirección a su origen y en favor de su continui- de Norte, no una mera revista de variedades, sino dad. Su calidad literaria, su línea humano-política, un instrumento maravilloso de cultura y un vehículo su enfoque y manera de ver el mundo deben seguir de vinculación espiritual entre escritores y lectores. siendo faro de quienes despertamos cada día con Además, es innegable que Norte nos revela una fa- la esperanza de un mayor y más justo acercamiento ceta interesante del espíritu mexicano, que sostiene entre los hombres. y hace circular una revista cultural tan magnífica sin ninguna intención de lucro. Nicolás del Hierro De mi parte, mi sincera gratitud por el envío cons- tante de ella. A la vez, también mi admiración y agradecimiento a las compañías industriales mexi- canas, que con tanta generosidad e inteligencia pa- trocinan una revista tan excelente como NORTE.

Primo Castrillo

NORTE/37 DE MADRID DE LIMA He leído, con el interés que siempre me despier- Reciba mi sincero y profundo agradecimiento tan, cada uno de los artículos y de las secciones de por vuestra generosidad al poner en mis manos la misma, ratificándome 'en el sentido de que con- NORTE cuya trascendencia posibilita la compren- tinúa siendo una de las publicaciones más presti- sión coherente y el deleite de la misma esencia del giosa en su género y de una seriedad incuestiona- arte; por eso, La Manzana Mordida felicita esta apos- ble: ¡Enhorabuena por la calidad y el contenido de tólica cruzada cultural que en su camino de luz y su revista, Sr. Director de Norte! galanuras tiene la virtud de hermanar inteligencias Igualmente he leído -y esta vez con profundo y corazones de distintas nacionalidades, bajo el sentimiento- una separata en la que Ud, nos anti- común denominador de la cordialidad universal. ticipa la probable suspensión de Norte por un su- Asimismo hago presente que en el 5to. número puesto desinterés entre sus receptores, a juicio de de nuestra revista -que es también su revista- de los patrocinadores de la misma. inminente aparición rendimos un modesto pero sin- Desde mi perspectiva española, nada más lejos cero homenaje a NORTE reproduciendo la carátula de la realidad que esta incomprensible considera- en la sección Lozanías, queremos significar con es- ción. Norte se lee, se comenta y estudia en amplios te minúsculo homenaje nuestra admiración, gratitud círculos literarios, por todo el país. En varias oca- y solidaridad a la labor positiva que desempeña las siones y por diversos conductos, me han llegado cristalinas y fecundas páginas de esa hermana ma- fotocopias de artículos publicados por Norte que yor que es NORTE. me fueron remitidos como verdaderos hallazgos de creación literaria. Carlos Zúñiga Segura Por otra parte, aparecen recensiones continuas La Manzana Mordida de Norte en revistas como Poesía Hispánica o La Estafeta Literaria; es referencia bibliográfica de cur- sillos y seminarios en Universidades de Madrid y DE MADRID provincias, en Escuelas aplicadas y en otras institu- ciones varias. Ya le he comentado en alguna otra Acabo de recibir el Expediente Picasso, que han ocasión, que he impartido dos seminarios auxilián- tenido ustedes la amabilidad de enviarme. Me he dome de algunos escritos suyos publicados en Nor- puesto contentísimo. No se trata solamente del enor- te y en el Frente de Afirmación Hispanista. me valor que el Expediente tiene en sí, sino que me Creo, en conciencia, que analizar ahora el uso llega en un momento en que me interesa especia- de Norte en general (o de otras publicaciones que lísimamente, justo cuando ando metido en investi- ahora me vienen a la memoria como Tango y psico- gaciones sobre nuestro siglo XIX y primera parte del análisis. Los intentos de psicoanálisis de Cortés, XX. Afortunadamente ha llegado a mis manos a pe- Cervantes o Sor Juana Inés, La entrevista con Frey- sar de haber cambiado de señas. re, etc.) en España, resulta demasiado exhaustivo como para intentar concretizarlo en una breve sín- Gonzalo Menéndez Pida¡ tesis epistolar. La utilidad de Norte es imprescindible enmarcar- la dentro de la realidad literaria de la España actual. Cuando el hambre alcanza ya su punto culminante -más que años malos son muchos siglos malos de hambre española-, la producción literaria despier- ta la atención sobre los desequilibrios imaginativos y mentales concretos y se coarta con las deficien- cias de esta imaginación: la verdadera neurosis de hambre del escritor español (denunciada desde el Lazarillo de Tormes y El Buscón, hasta la novela española de posguerra). En definitiva, la obra literaria -como toda pro- ducción artística en general-, es en el fondo una proyección de las subjetividades de su autor espe- cífico; pero es igualmente, el objeto sobre el que el lector proyectará todas sus propias subjetividades: la sublimación de la neurosis en la vida cotidiana de la gran ciudad (proceso en el que "la enfermedad de escribir" o reductos como NORTE juegan un pa- pel muy destacado en este contexto). Para concluir, le ruego me mantenga al corrien- te de cualquier novedad en sus escritos y, en el hi- potético caso de que los patrocinadores arriba men- cionados continuen con tan lamentable decisión de suspender la publicación de Norte, se sirva contar con mi apoyo incondicional.

Angel González Castrillejo rrf7r{r.•r.•rr'rjr' •rr¢'•.;:;}r rCr r:•:r,.}•ir r' .•rf'r'•,^,^r r ^•. •r:•. •"•'r'•f v},••'rr'•frr{f••rr•^ r •:•k':•h fi.~:•:•. :{•.'^}^.^{•.''::}.'•Mti^ti'%Fh 7•:.^ ri^ ^ ^rh }h fih rrrh':i•.+7v'.tiSPk^htv,{.'rk ^+ñk 7^,^Y

>1A «El poeta es el hombre. Y todo intento de separar al poeta del hombre ha resultado siempre fallido. Por eso sentimos tantas ve- '•^^ ces como que tentamos a través de la poesía fi del poeta algo de la carne mortal del hom- bre. Y espiamos, aun sin quererlo, aun sin ? pensar en ello, el latido humano que la ha hecho posible; en este poder de comunica- ción está el secreto de la poesía que, cada vez estamos más seguros de ello, no consiste tanto en ofrecer belleza cuanto en alcanzar ^''•''''^' propagación, comunicación profunda del *AZ alma de los hombres.» _ f

rY VICENTE ALEIXANDRE 0-1 A

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