La Antigüedad romana en la actual Comunidad de

SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS1 Y ANA LUCÍA SÁNCHEZ MONTES2

Un breve estudio historiográfico La arqueología clásica de la Comunidad de Madrid ha conocido un formidable desarrollo tan sólo en los últimos veinticinco años. Sin embargo, y aunque es innegable un relativo desinterés en fechas anteriores, no es menos cierto que ha habido una cierta tradición de estudios sobre la época romana de nuestra región, que podrían resumirse en dos líneas principales. La primera de ellas ha venido siendo la trama viaria y el “descubrimiento” de localidades vinculadas a ella. Las fuentes de carácter itinerario, así como las geográficas (sobre todo, el Itinerario de Antonino, el Anónimo de Rávena, Plinio y Ptolomeo) proporcionaban a los inves- tigadores durante los siglos XIX y XX un repertorio de localidades y de distancias entre ellas, que han motivado complejos estudios con el objeto de localizar con precisión asentamientos y vías, buscando materialmente las vías 24 ó 25, Titulcia, Mantua o Miacum. Esto lo hacían porque aquel era el método de entonces (la búsqueda de reliquias, tesoros o incluso ciudades); pero también porque existía un vacío arqueológico, de restos o de ruinas, exceptuando las únicas totalmente evidentes y conocidas, las de Complutum, en Alcalá de Henares. Y también, en el caso madrileño, había un móvil político: la necesidad de buscar un origen digno, entroncando con la prestigiosa Antigüedad clásica, a la capital del Reino. De ahí el interés por dotar a Miacum de una relevancia urbana que nunca tuvo, por situarla en la propia ciudad de Madrid, o por relacionar a la propia Madrid con Mantua (lo que por cierto era una creencia asentada en la Corte en los siglos XVI y XVII). Paralelamente a esta tradición historiográfica ha existido en Madrid otra, en- focada a un asunto más tangible: la ciudad romana de Complutum (RASCÓN, 2004, I, 18 y ss, y VALLEJO, 2005). En fechas tan remotas como el siglo XVI comenzaron las “excavaciones arqueológicas” en el solar del llamado Paredón del Milagro (restos constructivos del foro romano de la ciudad, hoy en día vi- sible y reconocible) y en el de la Fuente del Juncal (una fuente romana junto a las puertas de la misma) de la mano de uno de los padres de la arqueología española, el cordobés Ambrosio de Morales, afincado en la entonces eminente

1 Servicio Municipal de Arqueología. Ayuntamiento de Alcalá. [email protected] 2 Universidad Autónoma de Madrid. [email protected]

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Universidad Complutense. Complutum de hecho es uno de los objetos del que quizá sea el primer libro de arqueología española, “Antigüedades de las ciuda- des romanas de España”, editado en la misma Alcalá de Henares en 1575 (fig 1). Esa tradición, guiada por los afanes anticuaristas de los siglos XVII, XVIII y muy especialmente el XIX, se siguió manteniendo en Alcalá, motivando gran cantidad de hallazgos y, por desgracia, la destrucción casi sistemática de una parte del yacimiento, de sus contextos y de sus materiales arqueológicos. Pa- ralelamente, en los siglos XIX y primera mitad del XX, también en otras zonas de la región se producían hallazgos (bien es cierto que más puntuales) como la villa de Carabanchel (a partir de 1860) o la de Villaverde (1927), que unidos a una vocación ilustrada dieron pie a que ciertos autores como Fuidio, Calleja o el propio Padre Flórez en sus ya clásicos trabajos. empezasen a desbrozar lo que luego se ha demostrado una compleja realidad arqueológica.

Fig. 1.- La ciudad romana de Complutum, objeto de uno de los primeros libros sobre arqueología de España: “Las Antigüedades de las ciudades de España”, editado en Alcalá de Henares en 1575. Imagen cortesía de Helena Gimeno.

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Por desgracia, estas líneas historiográficas se habían olvidado (o se querían ignorar) casi por completo cuando en 1970 se redescubrió brutalmente la ciu- dad romana de Complutum, y aproximadamente el 50% de su superficie resultó engullida por los modernos desarrollos de Alcalá de Henares. Y así, a partir de ese trauma, pero sobre todo al amparo de unas nuevas normativas legales y una sensibilidad social más favorable, la arqueología y la historia antigua de nuestra región se han venido escribiendo en los últimos veinticinco años gracias a recientes y espectaculares avances en la investigación. Donde antes aparecía un gran lienzo en blanco, un territorio muy rural y poco romanizado, ahora han surgido importantes yacimientos, principalmente el reencuentro con una ciudad romana de gran envergadura, Complutum. A la vez, y como un incesante goteo, otras zonas de Madrid aportan algunas pautas para completar una visión gene- ral y compleja del territorio y la época, sobre todo en lo referido a un complejo mundo rural. A yacimientos clásicos, más investigados, mejor conocidos, no sólo Complutum, sino también las villas de Carabanchel, de Villaverde, de la Torrecilla, de Tinto Juan de la Cruz, de Valdetorres, o del Val, se van uniendo otros muchos puntos todavía necesitados de una intensa tarea de reflexión e investigación. En definitiva, datos que nos presentan a Madrid no ya como un espacio en blanco donde identificar vías y localidades en ejercicios teóricos muchas veces infructuosos, sino como una región donde se puedan aplicar sobre el terreno estudios analíticos de yacimientos muy diversos, y que desvelan un espacio de fortísima romanización.

La estructura política Las ciudades y los territorios municipales Se han escrito muchísimas páginas en torno a las posibles localidades y ciu- dades romanas que existirían en la actual Comunidad de Madrid, sobre todo a partir de la óptica de las fuentes clásicas. Su revisión desborda el objeto de este trabajo (véase al respecto RASCÓN, 2004, I, para los territorios políticos en el Madrid antiguo y las vías de nuestra región). En gran parte de ellas se ha utilizado un método poco apropiado, que ignoraba el hecho arqueológico, buscando vías y localidades a fuerza de calcular distancias con el Itinerario de Antonino. Hoy día, tras veinticinco años de abundantes excavaciones, con un adecuadísimo instrumento, la Carta Arqueológica, y con la posibilidad de analizar multitud de yacimientos de gran relevancia en toda la región, es posible llegar a proponer un modelo de poblamiento bastante preciso y con una sólida base arqueológica. En este modelo existen dos ciudades merecedoras de tal nombre: la primera muy importante, Complutum - Alcalá de Henares, claramente reconocida como civitas o como urbs en los textos clásicos: aparece en Plinio (Nh. III, 24), Ptolo- meo (2, 6, 56), el Anónimo de Rávena (este de forma muy significativa, porque es una cosmografía que emplea a Complutum como ciudad de referencia en su

43 SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS Y ANA LUCÍA SÁNCHEZ MONTES descripción geográfica, situando una nómina de ciudades en su órbita y desta- cando por tanto su papel de ciudad “honorable”- Ravennatis Anonymi Cosmo- graphia, IV, 44-), el Itinerario de Antonino, Paulino de Nola (en el Carmen XXXI, 605-610, y en su correspondencia con Ausonio), Prudencio (Peristephanon, IV. 17-46), el Pasionario (Passio Iusti et Pastoris), o el De viris illustribus de Ildefon- so de Toledo. Además este rango político de ciudad privilegiada viene avalado por su epigrafía, que recoge cargos públicos específicos y obras de beneficen- cia cívica: Cn Nonius Crescens, (magistrado y flamen), Lucius Secundus (sevir augustal), Pompeya Antila (benefactora), la familia de los Anios (benefactores sociales), o el propio carmen epigraphicum del foro. Y por fin Complutum viene avalada por importantes y reconocibles restos arqueológicos, prueba de una arquitectura monumental urbana, pública o privada: una ciudad de algo más de 50 Has, a los que deben añadirse los suburbios, con urbanismo hipodámico, pórticos generalizados en las calles, red de saneamientos, un foro, basílica civil y un gran edificio administrativo a partir del siglo III, dos edificios termales, un templo, un auguraculum, un arco cuadrifronte, casas de atrio y de peristilo... La segunda ciudad es Titulcia, aunque todavía no tiene un reconocimiento tan indiscutible: de hecho algunos autores cuestionan su posición topográfica; existiendo restos arqueológicos de cierta relevancia, es verdad que tampoco se han conocido restos de un yacimiento identificable como una ciudad romana, y su epigrafía en este sentido es escasa y plantea algunos problemas en su interpretación histórica y arqueológica. Un indicio de epigrafía y arquitectura monumental podría serlo el llamado “monumento de ” (la interpre- tación más reciente, en STYLOW y VON HESBERG, 2004), restos que sin duda pertenecen a un importante monumento romano, pero que por desgracia care- cen de un contexto arqueológico preciso. En todo caso, la insistente presencia de Titulcia en varias fuentes clásicas avala que, en tanto se despejan las dudas sobre su ubicación exacta (nosotros vamos a apoyar la localización clásica), en tanto surgen claras pruebas arqueológicas o epigráficas de su naturaleza urba- na, de su rango municipal, cabe que se considere como una ciudad de entidad en el Sureste de la actual Comunidad de Madrid. Hay otras localidades que se citan puntualmente en la célebre relación de Ptolomeo (2, 6, 56): es el caso de Mantua, cuya importancia se ha engordado artificialmente a partir de las búsquedas legendarias de un pasado romano para la ciudad de Madrid desde los siglos XVI y XVII. Parecido es el caso de Caraca (que sin embargo también mencionan el Ravenate o Polibio, Sert. XVII), para la que tradicionalmente se ha postulado una ubicación madrileña, en Carabaña. Pero de ninguna hay datos, arqueológicos ni epigráficos, que apunten a una ciudad privilegiada, simplemente porque quizá no pasaron de ser localidades menores y sin un rango político superior. Igual ocurre con otras localidades, esta vez de carácter claramente menor, que conocemos por su condición de mansiones en fuentes itinerarias concretas

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Fig. 2.- Hipótesis de los territorios de Complutum y Titulcia sobre uno de los mapas arqueológicos de la época romana en la Comunidad de Madrid.

(principalmente el Itinerario de Antonino), caso de Miacum o de Vico Cumina- rio. Por el momento no es posible situarlas topográficamente con precisión, ni relacionarlas con seguridad con paraje moderno alguno (a pesar de los últimos intentos por identificar el yacimiento del Beneficio, en , con Miacum). Ni siquiera creemos que su localización sea hoy por hoy un problema arqueológico de primer orden. En todo caso, es posible establecer una hipótesis sobre los territorios mu- nicipales que marcan nuestra región, y que necesariamente girará en torno a Complutum y Titulcia (fig. 2): el primero, centro político de un extenso territorio municipal ocupando el centro y Nordeste de la región, incluso quizás el Oeste, aprovechando como base de su territorio los fértiles valles del Henares y el

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Jarama, y concentrando la mayor parte de la población urbana, suburbana y rural. La Ermita de los Remedios, en , aun conserva el conocido terminus augustalis, restos de un monumento que delimitaría el territorio com- plutense cuando se accedía a él desde el Norte, tras atravesar el Sistema Cen- tral, y cruzando una clara frontera topográfica coincidente con las estribaciones de la Sierra, y al Norte de la cual se encontraba el territorio segoviano, del que la propia Sierra formaría quizá parte (RASCÓN, 2004, I, 156 y ss.). Al Oeste de este “núcleo duro complutense”, una zona despoblada, de hecho una especie de erial arqueológico (en lo que se refiere a la Antigüedad) a todas luces un gran bosque emplazado entre el Manzanares y el (FUENTES, 1999). Y a Occidente suyo, probablemente continúa Complutum (lo que efectivamente puede tener sentido, considerando el célebre monumento de Diana de Piedra- escrita como un hito delimitador de territorios, como se propone en CANTO, 1994). En el Sudeste, y asumiendo la hipótesis tradicional para su situación, estaba Titulcia, separada de Complutum probablemente por el río Tajuña. Es evidente la desigual importancia de cada uno de estos territorios, que a lo largo de la Anti- güedad evolucionarían hacia un modelo territorial distinto, con menos ciudades, donde algunas se potencian, crecen y se enriquecen mientras que otras atravie- san duras penurias que las llevan incluso a su desaparición. El devenir histórico hace sospechar que a partir de un momento determinado, que quizá se podría llevar a finales del siglo III, en relación con las importantes transformaciones que conoció el Imperio con la Tetrarquía, sólo queda un enorme territorio, Complu- tum, limitado al Norte por el Sistema Central y al Sur por el Tajo, y colindante con algunas otras importantes ciudades romanas del interior: Segovia al Norte, Toledo al Oeste, Segóbriga al Sureste. El propio vigor urbano que se desprende de los restos arqueológicos de los siglos III, IV y V de Complutum refuerza esta consideración.

La red viaria Ya nos hemos referido a la tradicional preocupación de los investigadores por la red viaria que atraviesa la región. Una red muy compleja, que aparece descri- ta muy someramente (y de manera claramente simplificada) en el Anónimo de Rávena. No es este el lugar para desarrollar una crítica de las hipótesis apunta- das, ni de exponer los trazados en toda su magnitud (lo que se hace en RAS- CÓN, 2004, I; en dicho texto identificamos hasta diez recorridos con base en las pruebas arqueológicas), pero es importante apuntar el predominio de un eje que cruza la región desde el Suroeste, procedente de Mérida y Toledo, y se en- camina hacia el Nordeste, buscando , Barcelona, Tarragona y la Galia. Este eje, que a su vez se descompondría en varios trazados alternativos, es uno de los más importantes de la Antigüedad en España, y constituye una ruta estratégica fundamental especialmente desde el siglo III en adelante. Con este

46 LA ANTIGÜEDAD ROMANA EN LA ACTUAL COMUNIDAD DE MADRID eje se cruzan otros itinerarios, que a veces crean una especie de micro red local (por ejemplo, la ciudad de Complutum con su territorio), pero también buscan los territorios del Norte cruzando el Sistema Central, por el Este hacia Coca, por el Oeste hacia Segovia, por el Sudeste desde Complutum y Titulcia hacia Segóbriga y Cartagena.

La ciudad Complutum: la génesis de un moderno programa urbanístico Probablemente el elemento más impactante de la Antigüedad romana en la Co- munidad de Madrid es la existencia de una gran ciudad clásica, Complutum, con una imagen tangible que la arqueología nos está desvelando principalmente en la primera década del presente siglo. La imagen de un paisaje urbano típica- mente romano, un proyecto urbanístico modernísimo en su época, generado en la fértil vega del río Henares en tiempos de Augusto y los julio-claudios, que se concibió y se llevo a la práctica de una vez, como urbe de nueva planta salpica- da por una densa red de suburbios.

Fig. 3.- Modelo digital mostrando la situación del Complutum del Viso, el Complutum imperial y sus áreas suburbanas más importantes.

En la hipótesis más plausible, se desarrolló este programa urbanístico para mejorar sensiblemente a un más viejo Complutum, que se habría levantado a finales de la República en el vecino cerro de San Juan del Viso, desarrollado políticamente (desconocemos si también materialmente) a partir de una de las ciudades estado de los carpetanos. Aquel antiguo Complutum ya estaba fuerte- mente romanizado, a la vista de los datos arqueológicos, en época de Augusto o algo antes. Son conocidas algunas infraestructuras urbanas, ya que existen restos visibles en superficie, principalmente una posible cisterna y, sobre todo,

47 SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS Y ANA LUCÍA SÁNCHEZ MONTES unas termas públicas, estas incluso excavadas en 1975 y 1978 (FERNÁNDEZ- GALIANO, 1984, 23 y ss.). En las Jornadas que sirven de marco a este trabajo, se presentó incluso una primera lectura del cerro a partir de la fotografía aérea disponible en la Red, donde parece evidente la existencia de un cierto urbanis- mo hipodámico3. Esta hipótesis tradicional (se viene aceptando desde el siglo XVI, de la mano de Ambrosio de Morales) necesita ser refrendada por datos arqueológicos pre- cisos, pero en el modelo actual nos enfrentamos a una primera ciudad romana en altura, en el cerro de San Juan del Viso, que se construye en fechas que no podemos precisar, probablemente al final de la República, y que va a ser amplia- da por una moderna ciudad de época imperial, diseñada en la vega del Henares en época de Augusto y plenamente instalada hacia los 50 del siglo I, en época de Claudio. Nosotros mismos hemos afrontado este asunto, y actualizado los problemas históricos y arqueológicos suscitados por el origen de Complutum (RASCÓN, 2004, I, 130 y ss., así como RASCÓN y SÁNCHEZ MONTES, 2007). En alguna ocasión se ha interpretado esta traslación al llano como parte de una maniobra política de gran alcance de Roma en toda Hispania, teoría que hemos refutado en otras ocasiones (RASCÓN, 2004, III, 81 y ss.), principalmente por- que la nueva ciudad se construye en fechas ya muy avanzadas, pero también porque el antiguo emplazamiento nunca llegó a abandonarse por completo, sino que debe convivir como un suburbio de cierta importancia con la ciudad prin- cipal del llano. El cambio de sede se produjo más bien por el enorme dinamismo de esta so- ciedad, mezcla del interés de Roma y del de los propios complutenses. Estos se afanaron en la construcción de una urbe de nueva planta en la vega del río Hena- res por un conjunto de factores, que incluirían razones estratégicas, económicas e ideológicas – y aquí está presente una fuerte relación con el culto a las aguas, a las ninfas y a Diana, asentado junto al río Henares, y evidente en numerosos datos arqueológicos y epigráficos, sobre todo en torno a la Fuente del Juncal. Volviendo al Complutum de la vega, hay una primera fundación en época de Augusto, en la primera década del siglo I d.C., que se relaciona con el barrio más occidental de nuestra ciudad debe ser (junto a la Fuente del Juncal) que afectaría a la regio I y se corresponde con aproximadamente 1/6 de la superficie total de la urbe. La existencia en esta zona de un trazado urbano de eje leve- mente distinto al principal, la muy probable existencia de manzanas de casas con un formato diferente (rectangulares en lugar de cuadradas, o cuadradas más pequeñas, a diferencia de las que se han detectado en las otras regiones) avalan esta antigua fundación. Por alguna razón que desconocemos el proyecto no acabó de fructificar, y será a mediados del siglo I, en tiempos de Claudio, cuando el diseño urbanístico de la nueva ciudad se lleve completamente a cabo. Poco después, el 74 d.C., el Edicto de Vespasiano reconocerá a Complutum un

3 Comunicación de S. Azcárraga, G. Rodríguez y A. Ruiz-Taboada.

48 LA ANTIGÜEDAD ROMANA EN LA ACTUAL COMUNIDAD DE MADRID rango superior, el de ciudad privilegiada, con el título de municipium. A pesar de que la construcción de la ciudad, de sus infraestructuras, de sus principales edificios y de casi todas las viviendas privadas son claramente de época julio- claudia, la asimilación de los complutenses con la tribu Quirina ha venido sien- do un argumento para fechar la promoción de los complutenses en el 74 d.C., fecha tradicionalmente admitida para la publicación del Edicto de Vespasiano (GONZÁLEZ-CONDE, 1987). Evidentemente, existe un problema con la data- ción, una discordancia entre los datos arqueológicos, más antiguos, y la muni- cipalización promovida por los flavios, mas reciente. Queda abierta la hipótesis alternativa de que la municipalización pudiese ser más antigua.

El diseño urbano: un gran programa de urbanismo hipodámico en el territorio de la actual Comunidad de Madrid Una larga trayectoria de investigación arqueológica permite hoy en día conocer con bastante precisión el urbanismo de esta ciudad, desvelando en primer lugar una urbe de grandes dimensiones, con algo más de 50 has a las que deben su- marse los extensos suburbios (RASCÓN, 2004, III; RASCÓN y SÁNCHEZ MON- TES, 2010; los datos que ofrecemos en estas páginas incorporan las novedades más recientes, muchas aun en proceso de excavación). Esto es significativo en el contexto hispano, pues nuestro país fue una región de ciudades relativamente pequeñas si las comparamos con otras comarcas imperiales (y muy especial- mente con Oriente y el Norte de África) y aquí Complutum se sitúa claramente por encima del tamaño de las ciudades “medianas”, para acercarse, algo por detrás, a grandes capitales hispanas como Zaragoza (65 a 70 ha), Tarragona o Córdoba, en torno a las 70 ha, y muy cerca de Cartagena, con algo más de 50 (CARRERAS, 1996, 104 y 105, en general, y considerando que son cifras aproximadas, primero por nuestra dificultad para medir los perímetros, segundo porque el dinamismo de la investigación en muchas de estas ciudades invita a reconsiderar los datos casi constantemente). Un tamaño próximo a una capital administrativa (que no nos consta que lo fuese) y que está en sintonía con el carácter honorable que le confería el Anónimo de Rávena. Complutum se diseñó con un característico urbanismo ortogonal basado en un sistema de decumanos que se cruzan con los correspondientes cardos (fig. 4). Hemos distinguido hasta seis regiones, de las cuales sólo la primera presen- ta características de diseño levemente diferentes al resto, principalmente en la orientación de los ejes, que varían mínimamente con respecto a las restantes, ayudándonos a argumentar una fecha más antigua para este barrio. Por lo de- más, el diseño predominante en los otros barrios, muy bien detectado sobre todo en la regio II, incluso con muchos datos en la III, consiste –salvo ciertas alteraciones en torno al foro y el conjunto monumental) en un sistema de man- zanas cuadradas, de 30 x 30 m, a las que sumando los pórticos de cerca de 3 m nos resulta una dimensión de unos 36 x 36 m, lo que se viene a corresponder

49 SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS Y ANA LUCÍA SÁNCHEZ MONTES con 1 x 1 actus. Las manzanas van acompañadas por una red de calles donde es posible distinguir vías principales y secundarias. Entre las primeras, el de- cumano III y el cardo IV son anchurosas calles que han sido excavadas, y nos ofrecen un total de 12 m de anchura, con pórticos a ambos lados, que dejan una calle propiamente dicha de aproximadamente 6 m, centrada con respecto al eje longitudinal (fig. 5). Casi todas las calles, principales y secundarias, están porticadas: de entre todas las manzanas afectadas en mayor o menor medida por excavaciones arqueológicas, lo están los decumanos III y V, y los cardos IV, VI y VII. Sólo el decumano IV no lo está, probablemente porque es un callejón sobre el que cierra la trasera de un importante edificio público (un cuadripórtico), al que se accede desde el extremo opuesto de la manzana, el decumano III.

Fig. 4.- Planta general de Complutum, mostrando su trama urbana y sus principales edificaciones.

Igualmente, tenemos un conocimiento bastante preciso de la red de cloacas que saneaba la ciudad, habiéndose detectado una red general, a su vez con cloacas de mayor o menor entidad (destaca hasta la fecha la del cardo IV, en proceso de excavación), así como al menos una red individualizada para uno

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Fig. 5.- Realidad aumentada sobre la vista aérea del decumano III, mostrando la estructura de las calles y los pórticos que las flanquean en el decumano III y el cardo IV. de los edificios públicos más relevantes, las termas norte. La red general (que se publica en RASCÓN y SÁNCHEZ MONTES, 2013), se organiza para llevar el agua a los cardos, que desaguaban hacia el Sur, en el río Henares En este esqueleto urbano algunas calles (como el decumano máximo, el de- cumano III, el cardo VII y el cardo máximo) desempeñan un papel fundamental, confiriendo a la trama urbana el aire barroco característico de la ciudad clásica, donde la representación pública está siempre presente mediante la construc- ción de edificios y espacios monumentales: el conjunto monumental que rodea al foro, la gran fachada monumental de la curia y el arco cuadrifronte que presi- día el acceso a Complutum por el Oeste.

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Fig. 6.- Detalles de la red de sanea- miento en el entorno del conjunto monumental de Complutum: arriba, la red general (rojo) y su relación con la red particular de las termas norte. Abajo, secciones constructi- vas y detalle de la conexión de la cloaca del decumano III con la cloa- ca principal del cardo IV.

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Fig. 7.- Vista aérea con los principales edificios del conjunto monumental y su entorno.

Edificios públicos Es bien conocido el foro de Complutum, junto a la confluencia entre el decumano III y el cardo máximo, así como su relación con la arquitectura forense –y concre- tamente las basílicas- de ciudades cercanas como Valeria y Ercávica (RASCÓN y SÁNCHEZ MONTES, 2009), y de otras muestras de la arquitectura provincial que desde época de Augusto venía desarrollándose en el Norte de Italia y Sur de Francia. Conservamos la basílica civil, de los años 60 del siglo I, las termas norte, las termas sur, la curia, el mercado, y es notoria la gran rehabilitación que conocen estos edificios, y que se celebra con un carmen epigraphicum: poesía que con- memoraba alegóricamente la restauración del foro en el siglo III d.C. Por otro lado, Complutum desarrolló un importante conjunto monumental a occidente del foro, en torno al eje del decumano III. Las excavaciones, todavía inconclusas y bajo nuestra dirección, están descubriendo los restos de al menos otros dos edificios públicos: un cuadripórtico del siglo I que se convierte en un templo entre el 340-360 (probablemente de culto imperial - fig. 9-) y un originalí- simo edificio de culto, lustral y de adivinación, un auguraculum (fig. 10).

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Fig. 8.- Modelo digital mostrando la hipótesis de anastilosis de los edificios públicos tras la reforma del siglo III (basílica- curia), presididos por la fachada monumental con carmen epigraphicum.

Fig. 9.- El cuadripórtico empleado como templo en su fase más reciente, durante el proceso de excavación.

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Fig. 10.- El auguraculum: de izquierda a derecha y de arriba a abajo, modelo digital con la hipótesis de restitución, exca- vación del derrumbe de la obra de ladrillo de la fachada, vista general de la zona del pozo y las ofrendas y pintura mural con tyché procedente del derrumbe de la fachada.

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Fig. 11.- Casa de los Grifos. Arri- ba, vista aérea de la casa con la identificación de los espacios, a finales de 2008 (antes por tanto de la construcción de una cu- bierta para su protección). En el centro, la pintura mural de la ha- bitación E, ya restaurada. Abajo, modelo digital mostrando la hi- pótesis de restitución de la casa.

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Fig. 12.- Planta de la Casa de Baco. Hipótesis a partir de las excavaciones de 1972. Según Sánchez Montes.

Otros importantes monumentos completarían este panorama de construc- ciones públicas: así el arco cuadrifronte, quizá del siglo III ó IV (se encuentra en proceso de investigación) en el ingreso occidental a la ciudad, o el puente de Zulema, cercano al extremo oriental y construido para atravesar el río Henares.

Arquitectura privada Tal y como se desarrolla en trabajos específicos (SÁNCHEZ MONTES, e.p.), Complutum proporciona en época imperial ejemplos magníficos de viviendas urbanas: desde la década de los años 50 del siglo I se construye un modelo de importación itálica, la casa de peristilo, que está magníficamente representada por la casa de los Grifos, una formidable residencia que ocupa una manzana completa de 30 x 30 m, dotada además de un programa pictórico atento a las modas también itálicas de ese momento (fig. 11). Se seguirán construyendo casas de peristilo en Complutum, pues la casa de Baco (por desgracia severa- mente dañada en la década de 1970), intensamente rehabilitada en el siglo IV (fig.12), es también un magnífico ejemplo de esta tipología, que en esta ciudad funciona como una verdadera casa – palacio, una residencia para los grupos

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Fig. 13.- Vista aérea de la manzana VII con la casa de Marte, la casa del Atrio y la casa de la Lucerna de la Máscara Trágica. Imagen: enero de 2013. sociales más pujantes a partir de las transformaciones globales del siglo III, y tal y como ocurre también con la casa de Cupidos, e incluso con otros tipos de domus, como la de Leda, más asimilable con una casa de patio. El otro modelo clásico de casa privada romana, la casa de atrio, está repre- sentada igualmente por las casas de Marte (de atrio mediterráneo centralizado), del Atrio (de atrio mediterráneo trasero) y de la Lucerna de la Máscara Trágica (fig. 13), aunque en este caso en un formato menos lujoso: las dos primeras comparten la mitad Norte de la misma manzana, unos 225 m2 por casa, lejos de los 900 m2 de la casa de los Grifos), y la última ocupa la mitad Sur, unos 450 m2; se recogen así varias viviendas en una sola manzana de 30 x 30 m. Entre la arquitectura privada destacan también excepcionales realizaciones como la así llamada casa de Hippolytus (RASCÓN, 2007) sede de una agrupa- ción colegial romana (fig.14), que formaba parte de un complejo de edificacio- nes promovido por la familia complutense de los Anios, en el que se integraba también su propio mausoleo funerario (desgraciadamente perdido tras su exca- vación en 1881). El edificio que ha llegado hasta nosotros conserva un programa

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Fig. 14.- La así llamada casa de Hippolytus. Mosaico ictiográfico y modelo digital con la hipótesis del jardín. iconográfico de inspiración africana, con mosaicos y pinturas que recogían las especies marinas que pueblan el Mediterráneo, e incluso un exuberante jardín de diseño orientalizante, donde se encontraban animales y plantas procedentes de remotos e idealizados mundos meridionales y orientales: cedros, palmitos,

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Fig. 15.- Villas romanas en el ámbito rural: arriba, Tinto Juan de la Cruz (según VVAA, 2001). Abajo, la Torrecilla en su segunda fase (según Blasco y Lucas, 2000).

60 LA ANTIGÜEDAD ROMANA EN LA ACTUAL COMUNIDAD DE MADRID tilos, jazmines y pelícanos recreaban un paradysum oriental, de hecho una es- pecie de edén en medio del duro clima de la Meseta española. Por fin el fenómeno de la gran villa suburbana, representado por la villa del Val, un complejo agropecuario con una gran residencia de refinada arquitectura del siglo IV d.C., que sitúa a las aristocracias de nuestra región en sintonía arqui- tectónica con las que mandaron construir las suntuosas residencias del Casale en Piazza Armerina, de Montmourin o de Cercadilla en Córdoba.

El campo Muchas intervenciones arqueológicas en estos territorios de Complutum o Ti- tulcia han sido muy fructíferas, y han proporcionado un mosaico de estableci- mientos rurales de todo tipo: Desde luego tenemos la gran villa, residencia y explotación agrícola, que se ha encontrado en nuestra región principalmente en los suburbios de Complutum: la villa del Val, y probablemente otros esta- blecimientos cercanos. Pero también una cierta cantidad de villas de menor envergadura, en Carabanchel, en Villaverde Bajo, en la Torrecilla (BLASCO y LUCAS, 2000), en Tinto Juan de la Cruz (VVAA, 2001), o en (comuni- cación verbal de Jorge Vega, a quien agradecemos su amabilidad). Estas tres últimas, respondiendo a tipos bien contrastables en la propia España y en el resto del Imperio (fig. 15). La villa no es sin embargo la única forma de poblamiento rural, ni siquiera la más habitual, aunque sí es la forma de romanización del campo más carac- terística. En relación con el mundo rural los arqueólogos barajamos términos como mansio o vicus, que se refieren a conceptos relacionados con las vías y el campo, pero que no son tipologías urbanísticas ni arquitectónicas concretas, y por tanto son “apellidos” cuya utilización es muy peligrosa para el investigador. El Beneficio (Collado Mediano), la Dehesa de la Oliva (Patones), la UE 28 del Ca- mino de los Afligidos (Alcalá de Henares), la Ermita de Santiago (), son algunos de los yacimientos que, en momentos determinados de la Antigüedad romana en Madrid, representaron formas de vida rurales, algunas más apega- das a las antiguas tradiciones indígenas, otras incorporando novedades clara- mente importadas. El estudio en profundidad de la vida rural romana en nuestra región (en realidad, en muchos territorios de España) está aún por abordarse, y esta debería ser una línea de trabajo para el futuro. Para complicar las cosas, el campo está salpicado de establecimientos in- dustriales: los hornos para producción cerámica de , o la fullonica del Camarmilla, que daba servicio a Complutum. Y también de una arquitectura mo- numental, con frecuencia de carácter sagrado: a veces relacionada con la muer- te, como el monumento funerario de Arroyomolinos, el monumento funerario de la M-501 o el mausoleo de Aquiles, en los suburbios de Complutum. Incluso de arquitecturas de diseño espectacular, como la mencionada villa del Val, o la clá- sica villa de Valdetorres del Jarama, cuya función última todavía se nos escapa.

61 SEBASTIÁN RASCÓN MARQUÉS Y ANA LUCÍA SÁNCHEZ MONTES

Otros importantes aspectos de la arqueología madrileña de época romana Aunque sólo podamos relacionarlos brevemente, no queremos omitir algunos importantísimos aspectos que caracterizan la arqueología clásica y la historia antigua de Madrid. Así, el magnífico conjunto de pintura mural complutense; la posibilidad de contar con el programa pictórico completo de una casa romana urbana, la casa de los Grifos, que se desarrolla durante unos 200 años desde aproximadamen- te el 50 d.C., constituye un elemento importantísimo para nuestra arqueología, y desde luego para la arqueología española en general. También la magnífica colección de mosaicos (casi todos complutenses) de los siglos III al V, cuya ori- ginalidad radica además en proceder de contextos urbanos, no de villas rurales, al contrario de la mayoría de la musivaria hispana de esas épocas. Por supuesto, la plástica: escultura en piedra, bronces, terracotas, de Com- plutum, del excepcional conjunto escultórico de Valdetorres, incluso de otros yacimientos. En toda la región, como en las periféricas, aparecen algunos tipos de cerámica fina que se comercializan y sin duda se producen en el territorio complutense: son la cerámica pintada romana, principalmente la conocida como Meseta Sur, o la llamada terra sigillata brillante, que constituyen abundantes repertorios arqueoló- gicos, apareciendo sistemáticamente al lado de la tradicional terra sigillata. Por fin, quizá lo más expresivo del carácter global de esta cultura son las im- portaciones: en Complutum y otros yacimientos periféricos se importaban pin- tores y mosaicistas del Norte de África, que confeccionaban obras de arte se- gún las modas más punteras del Imperio. Plantas y animales exóticos se traían de África u Oriente Próximo. Se compraban gemas que empleaban materias primas de Oriente o del Báltico o vasos de vidrio de talleres del Norte de Italia. Arquitectos y otros artesanos cualificados aplicaban las modas imperantes en cada momento. Y también se recibía a poderosos ciudadanos. Así, Paulino de Nola, uno de los personajes más influyentes de la política, la cultura y la religión de hacia 400 d.C., se casa y reside en Complutum varios años. Y precisamente, la última (aunque quizá más importante) característica del mundo romano de nuestra comarca es precisamente su fortaleza a partir del siglo III d.C. Cuan- do muchas ciudades y regiones se arruinan o languidecen, Complutum y su territorio conocen un desarrollo formidable, que lleva a rehabilitar y reformar completamente todo el foro de la ciudad, a finales del siglo III, fomentando so- bre todo los espacios relativos al Estado, pero también a acometer importantes construcciones privadas en la ciudad o en los campos circundantes.

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Este trabajo acabó de redactarse en Alcalá de Henares, en diciembre de 2011. Actualiza- do en Febrero de 2014.

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