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EL HIMENEO EN LA TUBA .

# LA HECHICERA.gil*®?*»**'..

Drama fantástico en cuatro actos y en verso, original de D. Enrique Zumel, para repre¬ sentarse en Madrid el año de 1849.

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En la tumba hay amory en el polvo afectos. La nada tiene sus prodigios. El Vizconde de Arlincourt,

del Consejo de S. M. y su Secretario honorario, ofrece esta pobre composición, creyen¬ do no sea apreciada por su valor, y si por ser un recuerdo de amistad que le consagra El Autor. 9 El Himeneo en la tumba ADVERTENCIA. Pel. Pues yo no tengo pavor, ni en supersticiones creo; Alguna parte del plan de este drama, está to¬ aquí paro, porque veo mada de la obra del Vizconde de Arlincourt que que nos puede ser mejor, se titula La.Hechicera: obra enteramente fantás¬ que por el monte seguir tica como lo es el drama: los bellos pensamien¬ con una tan gran tormenta (trueno. tos de aquella no todos podían ponerse en esce¬ Res. y en vez de calmar aumenta! na, por ser imposibles de realizar sus transfor¬ Aquí vamos á morir! maciones: he tenido que introducir dos persona- Marchemos, por san Benito, ges que son Resbalón y Quirica, con el objeto de porque si Marta viniere..! que den tiempo á los tramoyistas para disponer Pel. Que venga cuando quisiere!.. los trastos necesarios. Y últimamente, he arre¬ No me importa, lo repito. glado el argumento y situaciones de la escena, Ningún valiente cruzado apartándome á veces del todo de la novela, pues que llega de Palestina, como pueden conocer los lectores, todo lo que se acobarda ni se inclina puede leerse no puede ejecutarse. ante ese poder menguado PERSONAS. que el pueblo le ha concedido á esa Alarla, la hechicera, que con su conducta artera . Oscar, conde de (Romelia. Elvira. á todos ha sometido. Ricardo, Corazón de león. Resbalón. Res. Ay!.. Callad!... no habléis asi Pelayo de Clarenzal. Quirica. de esa bendita señora... Blondel, trovador. , Un Soldado. (hasta que pase una hora Marta, la hechicera. Un Angel. que estemos lejos de aqui.) Eleonora, Peí. He de hablar cuanto quisiese, Furiasr, damas, pages, donceles, escuderos, guerreros porque tal es mi opinión, de leltpe Augusto¿ id. de Ricardo. y aun esta misma razón ála bruja le dijese; La escena pasa en Normandía. de su vil poderme rio; y si aquesta es su morada á su astucia consagrada, yo, Marta, te desalió! (trueno.) Res. Santa Bárbara! ¡qué trueno! Ambos vamos á morir! Selva á todo foro: peñascos al frente, que cubren toda De aqui debemos salir, la parte baja de la decoración, que ha de tener un aspec¬ porque ya la Alarta... to horrible. Una encina á la derecha. Tormenta. ^>EL* , Bueno. ESCENA PRIMERA, Res. Alalísimo! si señor! (relámpago.) uy! qué relámpago, Cristo! Pelayo y Resbalón. Semejante no lo be visto; Pel. Aquí de parar debemos á cualquiera dáterror, (trueno.) mientras pasa ia tormenta, Asi! aprieta! aprieta! eso es! y luego que esté mas lenta Señor... Yo no estoy aqui! al castillo seguiremos. me voy al castillo? Res. Válgame Dios por paradas! Pel. vré, si. En este bosque? Dios santo! Res. Y cuando iréis vos? ¿queréis que con un encanto Después. la bruja me haga tajadas? (sale una llamarada de la encina.) Pues está el sitio divino! Res. Jesús! V qué llamarada Me considero encantado de aquella encina ha salido!.. y de pronto transformado No la visteis? en lechuza ó estornino. Has mentido, Vámonos pronto de aqhi que de alli no salió nada. aunque con trabajo sea Res. Ay! que Marta en sus enojos pues como Marta nos vea en breve á hechizarlo va, nos encanta, pesia á ti. y por conseguirlo, ya Pel. Eies un necio, un menguado! ha empezado por los ojos, (sale otra.) liE$« tonque no quieres creer ? A ahora, lo negarás? J Ay señor!., lo vas á ver!./" A Dios, que con bien te saque' Mas vale que acelerado pues á echarla vas de jaque ei paso por un sende.o solito te quedarás, (vase.) llevásemos, y del castillo pisáramos ei rastrillo ESCENA II. pronto, porque es enero Pelayo. y esto de en un bosque ¿star mufliendo asi la nevada Solo! si, si! quedar solo prefiero- es una broma pesada ’ nada inspira á mi pecho cobardía- ) no la quiero aguantar. si asusta á los villanos María impía nunca pavor tuviera un caballero/ o la Hechicera. Supuesto es su poder, asi lo infiero; pues delira, de otra suerte pensar fuera heregia; triste, no abate Marta la soberbia mia, llora sien su ayuda viniese el orbe entero. y aun suspira Mas todo es un error, y no otra cosa; por su venganza tomar; esa muger sin duda ba fascinado su poder la fiel credulid'ad; turba medrosa, respetemos, que sus falsos portentos ba animado; festejemos mas venga con su ciencia poderosa su crueldad. que me verá tranquilo y sosegado. (cesa el baile y el coro, Marta baja del trono.) (Cae un rayo sobre la encina: ábrese esta, quedando Pel. (Estoy soñando, ó deliro!) un trono infernal, en el que aparece Marta con trage de Mar. Iluid ya de esta morada terciopelo negro, manto color de fuego con estrellas de á vuestro infernal retiro, oro: el pelo tendido, pálida y ojerosa con un hachón de pues que se convence miro luz roja en la mano.) con prueba tan no esperada. ESCENA III. (desaparecen las furias y queda todo como al prin¬ cipio.) Pelayo y Marta. Y puesto que ya el p.avor Mab. También Pelayo lo quiero, bailó morada en tu pecho, pues si logro hacer temblar quiero decirte, señor, á tan bravo caballero, que mi terrible faror es un triunfo verdadero he de verle satisfecho. de que me podré gloriar. He sabido tu venida Pel. Temblar delante de ti!.. y que al castillo llegabas, No es fácil que lo consigas; y en mi saña prevenida, no me ves tranquilo, di? en las rocas escondida Descuidado estoy, y aqui miré por donde pasabas. descansode mis fatigas, (se sienta en unpeñas- Y por detenerte aqui, Mar. Te burlas de mi poder? co.) desde los hielos del Norte, A quién desafias, necio? grande tormenta estendi, Tú dices, una muger y escondida tuve allí qué favor ba de tener? á mi palacio y cohorte. Solo merece el desprecio! Sé que ignoras la razón Mas porque testigo seas » que verte asi me obligaba; de quiénes son mis vasallos, pues quería, en conclusión, y en este mi poder creas, decirte la predicion ante ü voy á llamallos que á vuestra Elvira guardaba. . para que mi corte veas. Pel. De san Telmo á la doncella? Ola, prole numerosa, Mar. Si, y prediciones fatales. manifiesta tu esplendor; Pel. Pues podrá haber para aquella ven, que te llama tu diosa, que están galana y tan bella acude aqui presurosa en aqueste mundo males? á la voz de tu señor. Mar. El libro fiel del destino (Se abren los peñascos y cambia la decoración en un grabado tengo en mi mente, templo infernal: á la transformación aparecerá el cuerpo y por él, yo vaticino de baile, vestidos de fuVias, y egecutaránun baile infer¬ con tanta destreza y tino nal serio, al par que los coristas entonarán el siguiente desde oriente al occidente. coro.) De la trompa belicosa Cono. se escucha el confuso son, Pronta tienes, Marta impía, y mucha sangre preciosa á tu saña vengadora, . corre en el valle abundosa, toda tu corte, señora, vertida del corazón. porque eres reina infernal. Pronto se disputarán Y volamos mil guerreros, y otros mil, y corremos, el amor, que anhelarán y traemos de Elvira, y combatirán una losa funeral. por su hermosura gentil. Al ver la que del abismo Será grande el eslerminio es reina, llega, Pelayo, y el estremado furor, inclinate cual vasallo cumpliráse el vaticinio; ante Marta y su dosel; lodos querrán su dominio, que el infierno todos pedirán su amor. la obedece, Mas esta lucha sangrienta y la ofrece no debe Elvira temer, su furor contra un doncel. pues batalla tan cruenta, Y asi ella, do puede, según mi cuenta, rompe, hacer daño á una muger. tala, Mas cuando suene el clarin atropella; El Himeneo en la tumba de tu padre... Mas despoja con roncos ecos marciales esos pesares del pecho, de un confín á otro confín, porque pueden á la fosa tendrán sus venturas fin*, conducirte, donde acabe y allí empezarán sus males. tu dolor con tu persona. Se acercará un caballero Elv. Oh! madre mia! mis ojos, llevando de oro su yelmo, porque soy huérfana lloran, victorioso y altanero, y no sé por qué, de noche á defender cual guerrero mi mente angustiada forja el castillo de San Telmo. males sin fin, y parece Entonce el fiero león que mi razón se sofoca. recobrará su derecho; entonce ardiente pasión Del corazón los latidos me atormentan, y una gota herirá su corazón, y lacerará su pecho. de mis ojos desprendida Su madre protegerá al punto en mis labios toca. estos nacientes amores; Estoy en esta ventana el doncel padecerá,’ viendo aparecer la aurora; y al cabo sucumbirá y al céfiro que conmueve sumergido en mil dolores. del verde prado las hojas. So los altos torreones Eleo. Pesares, Elvira mia, veráse un confuso lema á tan pocos años lloras? en fatídicos renglones, Las funestas ilusiones que anuncie á los infanzones que tanto tu pecho asombran, que se cumplió el anatema, deséchalas, pues son vanas; Y puesto que concluí, porque no hallo causa ahora de este bosque pronto sal, para temer esos males. no se diga por ahi, La guerra feroz que asóla que la vida perdió aqui los campos y las ciudades Pelayo deClarenzal. (húndese*) no llegará hasta nosotras; que en estecastillo estamos ESCENA 1Y. lejos del mundo y su pompa; tú huérfana y yo viuda, PELAYO. nuestra soledad penosa Que salga del bosque dice! Ricardo respetará, Me amenaza con su enojo! y el rey Felipe nos honra. ¿Estoy sonando, Dios mió, De esta suerte, ¿qué tememos? ó estoy por desdicha loco! Vive, hija mia, dichosa, Todo lo que aqui pasó, y no marchite el dolor el templo que vi horroroso, de tu semblante las rosas. esa danza y esás furias Elv. Nuestro rey Felipe Augusto que vieron aqui mis ojos, que en la Normandia mora, lo forjó mi fantasía, la potestad desdeñó, ó salió quizás del fondo y los derechos viola de cavernas infernales de Ricardo y el Pontífice, por conjuro pavoroso? que con su voz imperiosa Señor, vos teneis mi vida, fulmina ya el anatema á vuestras plantas la postro, contrasu augusta persona. mas dejad que á ese castillo Dispuesto á salir está pueda ir; para que pronto con la fuga vergonzosa á la respetable Elvira de los templos, y se anuncia pueda prestarle socorro; la tradición espantosa y si tiene que luchar que dice, que nuestra tierra con contrarios horrorosos, por llama devoradora haz que sean gente humana, será en breve consumida. para que mi brazo solo Que pronto tempestuosas la defienda; que no puedo mil nubes se agruparán, contra espíritus diabólicos. para cubrir con su sombra este estado, que hecho ascuas ESCENA V. consumido se desploma. Eleo. Calma esa angustia, mi Elvira SALON DEL CASTILLO de san Telmo, Eleonora pues el Dios de las victorias y Elvira, d la ventana, dará al culpable, el castigo Eleo. Di, ¿qué tienes, hija mia? que merezca por sus obras; Siempre en tu estancia tan sola..! y nunca permitirá ¿qué motivos causar pueden que los inocentes pongan tu tristeza, tu congoja? su parte en el sufrimiento, Pero, si, tienes razón, cuando de buenos blasonan. algunas veces soy loca, Me voy pues á la*capilla, pues olvido que la muerte donde los restos reposan • fer o la Hechicera. O de Nesler, mi triste esposo, de San Telmo, demolidos debajo de yerta losa. serán, y letras de fuego Elv. Por mi rezadle también, anunciarán su esterminio...» que esta pena me sofoca. Elv. Ah' cesa, cesa, Pelayo. Eleo. En mi descansa, hija mia; Marta aqueso te ha predicho? yo seré tu intercesora. ESCENA VIII.

ESCENA VI. Dichos y Qcirica.

Elvira. Qüi. Señora, está vuestra madre en el mirador contiguo, Si no fuera por ti, madre querida, y desea que vayais, me hubieran consumido mis temores, si puede ser, ahora mismo. y esa plaga de males y de horrores Elv. Voy allá. Vamos, Pelayo. que asolan á mi patria dolorida. Cuántos males imagino! Qué me importa que digan que mi vida he de pasar en penas y dolores, ESCENA IX. y que anuncio fatal son los amores CAMPAMENTO CON TIENDAS DE CAMPAÑA; do veré mi existencia conmovida? pabellones de lanzas, broqueles y alabardas; guer¬ Solo temo que llama asoladora reros paseando, centinelas, ele. Ricardo, Blondel y devore el patrio suelo; guerreros. esto lo siente el corazón que llora, sin alcanzar mis penas un consuelo: Ríe. La hora de vengarme ya ha sonado: y el disgusto fatal que en él ya mora, es muy justo, Blondel, satisfacerla. me cubre con razón de amargo duelo. De la prisión tu canto me ha sacado, Leopoldo de Austria habrá de padecerla; ESCENA Vil. he de tenerle allí desesperado, Elvira y Pelayo. y su angustia á la par escarnecerla; como vi que gozaba cierto dia, Pel. Al fin os encuentro, Elvira! el monstruo, recreándose en la mia. Elv. Mas que agitación! Diosmio! Blon. Pero también, señor, es fuerza que obres Qué traes, Pelayo? Qué causas con acierto, y en todo seas prudente ; te tienen tan conmovido? no haga el diablo que el éxito malogres .. Pel. Que, todavia no creo Ríe. No puede ser con tan guerrera gente; que llegar pude al castillo. los suyos son raquíticos y pobres. Elv. La tormenta... Solo anhelo batirme frente á frente Pel. Ya pasó: con ese vil Leopoldo, ese cobarde, ya teneis el cielo limpio; que tanto de valor nos hizo alarde. ya huyeron las densas nubes Blon. Tiene gente que ostenta bizarría, y el sol nos mostró su disco. y le acompaña el vencedor Maffey: Esa Marta maldecida... si le ayudase Dios, vencer podría; Elv. Qué dices? Marta no has dicho? y entonces, ¡ay de ti si te prendiese el rey! Pel, Por la tormenta acusados También el noble Oscar, señor de Romelia, fuimos á buscar abrigo acaudilla animoso fiera grey; en ese bosque, que linda y al frente de sus bravos campeones con vuestro antiguo castillo. de Felipe se ostentan los pendones. Cuando al marchar Resbalón, Ríe. Mas ese de la Siria hora ha llegado, por el pabor poseido, según dicen, guerrero y animoso; la bruja se me aparece y que es apuesto, como buen soldado, con ceño feroz, altivo, como conde y señor, muy poderoso. rodeada de su corte, Mil muestras de valor dicen que ha dado que acudió pronto al sonido á orillas del Jordán, y viene ansioso de su voz, y al momento de laureles, con su dorado yelmo, transformáronse los riscos á guardar el castillo de San Telmo. en la morada infernal, habitada por precitos. ESCENA X. Entonces me dijo Marta Dichos, Resbalón y varios soldados que lo traen. tan siniestro vaticinio: «Mil guerreros pelearán Cap. En el bosque vecino tres soldados por los dulces atractivos á este hombre se encontraron, que medroso, de Elvira, la de San Telmo. temblando estaba, y por los altos cerros Mas cuando hiera su oido á San Telmo marchaban él y otro. el eco de ios clarines, Ríe. Decidnos ya quién sois. acercaráse al castillo Res. Pues no lo han visto? un apuesto paladín, Un mísero labriego de un villorrio. por quien el ciego Cupido « Blon. Y á San Telmo, por qué te dirijias? en el corazón de Elvira Res. A San Telmo? Tened, la senda ignoro, clavará su dardo impío. y cuando salgo, no se dónde mis pasos Su madre ha de protejer atribulado pur el bosque pongo. del doncel los amorios; Blon. Cómo te llamas? mas los altos torreones Res. Resbalón me dicen. 6 El Himeneo EN LA TUMBA JUon. De qué país? y una tarde, acosado del cansancio, res. Normando cual vosotros. pedí asilo al castillo de San Telmo. Ríe. Y sirves á algún noble caballero? Me lo dieron, y alli á la bella Elvira Res. Lo que es servir, señor, los sirvo á todos; entonces conocí; y aqui en mi oecho mandadme, y ya vereis cuán obediente su imágen ha quedado tan grabada, á vuestras plantas mi persona pongo, que sin ella no vivo, no sosiego. y dejo Ja armadura de tal suerte que no la ensucia el asqueroso polvo... ESCENA XII. Doy esquelas, recados y otras cosas, Dichos, y el Soldado. y á caballo paseo muy airoso. Clon. Ya se que de taimado leneis trazas, Sol. Señor, vuestros espías traen la nueva aunque os venís haciendo el tonto y loco. que hacia NelTcamina muy ligero Ríe. Encerrarlo podéis en una tienda. un valiente escuadrón, que de la Siria Res. No bastaron los palos que en mis lomos viene; y al castillo de San Telmo me dieron sin piedad vuestros soldados? dijo el jefe que agora se llegaban. Qué crimen cometí? Sed generoso. Ríe. V el nombre de ese jefe no os digeron? Ríe. ignorando quién eres y á quién sirves, Sol. Es el bizarro Oscar de Romelía! tienes preso que estar entre nosotros. Ríe. El Conde!.. Oh Blondel! Gracias al cielo! Res. Si lo digo, me dais vuestra palabra Al fin voy á encontrarme cara á cara de soltarme? con el gran paladín, con el guerrero Ríe. La doy. que tanto espanto infunde por su nombre. Res. Pues yo os la cojo, Levanten esas tiendas, y marchemos. y asi, escuchad, que ya voy á deciros Que corran á la lid mis paladines. el motivo de verme á vuestros ojos. Blon. Dónde vemos, señor? Pelayo Clarenzal, joven guerrero, Ríe. A Neff al momento. vino de Palestina, y hace poco tomóme por criado, y al castillo ESCENA XIII. de la viuda de Nésler fuimos todos. SALON DEL CASTILLO: al foro un gran retrato Esta tarde mandóme el caballero de cuerpo entero, que figura ser el padre de Elvira; que le ensillase su rodado potro ; en cada bastidor otro, figurando ser retratos de fa¬ á las cuatro salimos, y ya en el bosque milia: estos estarán salientes de los bastidores, sobre la tormenta bramó sobre nosotros. pedcstoAes. Eleonora y Elvira. Paramos donde habita la hechicera ; y yo, temiendo convertirme en mono, Elv. Solo serán ilusiones, abandoné á mi amo, que valiente que la mente de Pelayo sin temer los hechizos quedó solo. por el terror fascinada, Yo corrí por los cerros; las veredas temerosa se ha creado. estaban escondidas á mis ojos; Verás como no se cumple y el miedo, que embargaba mis sentidos, nunca semejante estrago, me tubo pensativo y tembloroso; ni se destruye San Telmo, me perdí, me atonté, y me prendieron ; ni guerrero tan bizarro por este medio os vi, señor, el rostro: que venga de Palestina, y ahora la palabra que me disteis llega al castillo á caballo, [clarín.) recordando, hasta el castillo corro, Elv. Un clarín no habéis oido? rogando al cielo guarde vuestra vida, Eleo. Qué será.? Voy á observarlo: y que la vuestra coman unos lobos. mas ah! desde esa ventana Cap. No miráis que se va? quizá se descubra algo. Res. Déjenme paso. Elv. Son guerreros, y ya están Ríe. Yo cumplo mi palabra de este modo. el rastrillo levantando, (se oye una campana.) Res. Es claro!.. Si señor... Abranme sitio, Eleo. La campana hospitalaria y otra vez, soldadillo, no ser bolo; me parece que ha sonado. dejad libre al que tiene la palabra Mas esa gente, ¿á qué intento..? de Ricardo, el león y el poderoso. Pero aqui viene Pelayo. ESCENA XI. ESCENA XIV. Dichas, Pelayo. Ricardo, Blondel y guerreros. Pel. Densa nube de polvo agita el viento Blon. Pelayo se encuentra en ese bosque, que cabalgando forman los bridones, en su busca debemos salir presto; que en número parecen unos ciento’ él adora á la hermosa Elvira Nésler manejados por diestros infanzones ; la dueña del castillo de San Telmo •’ ondulan por el aire en movimiento asi lo colegí, porque he observado1 del rey Felipe Augusto los pendones; las pruebas de su amor, y sus esl remos y sus cascos del sol á los reflejos, hsc. Pero amas tú, Blondel, la bella Elvira? parecen solo límpidos espejos! Blon. Cuando Leopoldo os tubo prisionero Las plumas del penacho suavemente yo estaba de continuo pesaroso, apenas por el aire son mecidas, poique el mundo os echaba ya de rúenos¬ y el guei i ero ademan de aquella gente me propuse correr la Normandia ■ nos dice son personas distinguidas. con mi lira marché sin perder tiempo; Sus ricas armaduras, lindamente o la. Hechicera. por el artista diestro están bruñidas; (vase cotí guerreros y Pelayo.) valientes y ayudados por el arte, Eleo. Voy yo misma á disponer es cada cual retrato del dios Marte. la estancia, donde ha de estar Distínguese de lodos un guerrero mi amado sobrino Oscar, que trae la roja insignia del cruzado, que nos viene á defender. y camina de lodos el primero con rico yelmo, de oro cincelado; ESCENA XVI. todos tienen respeto al caballero; Elvira, á poco Marta. delante viene en su corcel tostado, y es tan luciente su tupida malla, Elv, Y tan valiente guerrero, que otra igual entre todas no se baila. tan bizarro campeón De perlas y laurel rica corona ¿será el de la predicion? ciñe el casco que al sol le reverbera ; No! en él no caben, inüero, que es noble su blasón, todo lo abona; preyectos de destrucción! su apostura se admira por do quiera; Es agradable su acento, para adorno mejor de su persona apacible su mirada; tiene larga y rizada cabellera : y yo con la faz airada!.. y este en íin, á quien todo distinguía, ¡No cabe en mi pensamiento es el valiente Oscar de Romeiía. temer del guerrero nada! Casaron los clarines y alambores; Amarme no ha de poder, los soldados pasaron ya del muro ; pues quizá su corazón solamente se advierten ios rumores abriga ya una pasión del choque natural de acero duro. por otra hermosa mujer, Y el noble Oscar, con otros tan señores, y miente la predicion! afuera están; pero tened seguro, (El retrato del foro se transforma en un dragón: por que para entrar aqui á vuestra presencia, la boca de él se verá á María; los demas en animales hor¬ ya se aguarda, Eleonora, tu licencia. ribles, y sobre ellos las furias con antorchas rojas.) Eleo* Di que pase. (vase Pelayo.) Mar. No ha mentido Marta, no! Elv. Madre mia! solo dijo la verdad ; el horrendo vaticinio y aqui la fatalidad de desgracias y eslerminio está, desque Oscar entró: á que yo tanto temía, Cupido el dardo clavó á cumplirse pronto vá. en aquel guerrero fuerte; El guerrero que anunció él ignora que la suerte la Marta, ya pareció. está con él despiadada, No lo Yeis? Aqui está ya! y que esa llama inflamada á causarle va la muerte. ESCENA XV. (quedan los retratos como antes, y Elvira cae en Dichas, Oscar, Pelayo y muchos guerreros cruzados. un sillón.) Ose. Señora, vengo á ofreceros ESCENA XVII. mis armas y mis soldados, Elvira, Eleonora, Oscar, Pelayo, guerreros, pa¬ que valientes y esforzados yes, etc. sabrán siempre defenderos. Eleo. Yo os agradezco, Oscar, Elv. Ah! socorro! vuestra buena protección. Eleo. Elvira! Elv. (Igual á la predicion! Elv. Oh! Ay! de mi! ya no hay dudar!) Ose. Señora, ¿qué teneis? Ose. Si todo es en este suélo Elv. Esa Marta...! hermoso cual vos, señora, Ose. Mas.,. del castillo digo ahora Elv. La veis...! que es un retrato del cielo. Pel. Qué dice! Eleo. Escuchadme, noble Oscar: Ose. Gran Dios! del camino muy cansados, Eleo, Delira! vuestros valientes soldados necesitan reposar. Ose. Las tiendas en Neff están; y asi que le avise yo... Eleo. Que vaya Pelayo. Salón corto en el castillo de San Telmo, Ose. No: si no voy yo, no se irán. ESCENA PRIMERA. Eleo. Pero volved al momento. Resbalón, Qcirica. Ose. Si señora : volveré, asi que la orden les dé Res. Conmigo no disputéis, de marchar al campamento. que sé bien lo que me digo. Hasta después, mi señora. Qui. Pues yo juro que es mentira (Joven y hermosa es Elvira!) lo que tu afirmas que es fijo. Elv. Oh cielos! cuánto me mira! Res. Habrá vieja mas tenaz? Ose. Quedad con Dios, Eleonora. *Qui. Habrá joyen mas pollino!... 8 El Himeneo en lv tumba ¡Asegurar que la Elvira (sube una jaula á liempo que Resbalón va á mar - lanza profundos gemidos, cliar, quedando él dentro.) por ese guerrero Oscar ¡Ay Virgen Santa! ¿Qué es esto? . quede Palestina vino! Estoy preso!... ¿Quién ha visto Ella siempre estuvo triste al mísero Resbalón por no sé que vaticinio; enjaulado como un grillo. pero pensar que el amor (mientras los cuatro versos siguientes, baja el pe¬ Ja atormenta, es desatino. destal.) Res. Desatino! Ya se yé! Qui. Ay de mi!., todo lo creo: Si sus embustes no afirmo, puesto que Marta ha querido es toditopara ella castigarme por incrédula... desatino! desatino! ¿Gran Dios! ¿Y con qué castigo? Pues yo de muy buena tinta (desaparece la jaula; Resbalón y Quirica se mar¬ sus amores be sabido; chan cada uno por su lado,) he reparado en los dos Res. ¡Gracias al cielo, me voy!.. las miradas, los suspiros, Qu. ¡No vuelvo mas al castillo! y esos son los ingredientes que principian el cariño. , ESCENA II. Qui. Pues si se quieren los dos, ROMPIMIENTO DE TRES ARCOS, y otros dos detrás ¿p r qué son esos gemidos formando un intercolumnio, y el último, cerrado por una que lanza la triste Elvira balaustrada: esta decoración, figura un suntuoso mira¬ encerrada en su retiro? dor del castillo: al fondo y bastante lejano, sobre el te¬ Res. Porque dicen que el mancebo lón de horizonte, un torreón, todo lo elevado que se pue¬ está siempre pensativo; da poner; debe figurar que se vé á mucha distancia.- en y encierran tanto misterio el torreón un asta, con el pabellón de Felipe Augusto: sus palabras, que imagino... el teatro lo mas oscuro que se pueda poner: es media noche.) Qui. ¿Será acaso algún truan ese guerrero tan lindo? Elvira y Eleonor mirando al torreón. Res. Quirica! ¿qué disparates Elv. Alli están! si, madre mia, os ocurren? Jesucristo! en el castillo encerrados, ¿Pensáis que sin conocerlo los campeones mandados aqui se le ha recibido? por Oscar de Romelia. No señor, que de la Elvira Ello. ¿La batalla concluyó? ese caballero es primo , Elv. De pronto desparecieron pues de un hermano de Nesler los grupos que alli se vieron. es solo y único hijo. Eleo. Mas cielos! ¿Por quién quedó? Qui. Mas entonces... ¿qué misterios Elv. El castillo está cercado; son esos que han advertido? y el rey Felipe* imagino Res. Esa Marta, la hechicera, que ha ordenado su destino anunció que el esterminio que se encuentre derrotado. cuando llegara un guerrero, Dios mió! Salvad la vida entraría en el castillo. al bizarro campeón Qui. Vamos!!. Deja de embelecos!.. que está en aquel torreón, ¡que hechicera ñique pito! del cual no tiene salida. ¿Acaso puedes creer Eleo. No logrará penetrar que haya tales embolismos? Ricardo en ese castillo, Res. loma! toma’.. ¿Si los hay? pues es Oscar un caudillo Yo sé muy bien que en vichos que no es fácil derrotar. esa maldita hechicera [el pendón de Felipe desaparece del torreón.) á algunos ha convertido. Elv. Oh cielos!., que ya el pendón Qu. Pues ten tú mucho cuidado de Felipe lo quitaron! (sube el pendón de Ri- que no te convierta en mico. En su lugar elevaron cardo.) Yaya! vaya! Tal simpleza el del furioso león! en mi vida la he creído; ¿Qué será de Oscar, Dios mió? que venga Marta á mis ojos ¡Que incertidumbre mortal!.. y muestre su poderío, Eleo. ¡\r que noche tan fatal! y sus encantos creeré ¡conque ese Ricardo impio después que los haya visto. podrá atropellar osado (sube un pedestal por debajo de Quirico elevándola al que con erguida frente scbre él.} fama eterna de valiente Res. (temblando.) Quirica! ¿Qué es lo que miro? en Palestina ha dejado!.. Qui. ¿Dónde npe llevan?.. Socorro! (Se ve arder la torre, y á poco desplomarse: al brotar Res. Ay como sube!.. Dios mió!.. la llama, que será de pronto, Eleonor y Elvira dan un sin duda va á predicar, grito agudo, quedando abrazadas.,) y al pulpito la han subido! Eleo. j Ah!., (pausa.) ¿Veis, vieja de Barrabás? Qu. Ay! Válgame san Camilo. Elv. Infeliz! la torre arde!... Res. Yo voy por una escalera murió asesinado al fin, nornne b;neis ahora mi^mo el famoso paladín O LA HECHICERA* 9 á manos de ese cobarde!.. vertiendo está Felipe acerbo lloro. (se bajad la embocadura, apartando la vista con Las cabezas del cuerpo divididas, horror del foro :E Iconora hace lo mismo.) los ayes y quejidos lastimosos, Ya, ¿qué me resta? Llorar!.. el estruendo marcial de los clarines, ¡continuamente gemir, la oscuridad, la atroz nube de polvo pues asi pudo morir que levantado habían los bridones, el noble y valiente Oscar. .. formaban espectáculo horroroso; (Sale del torreón que se vá desplomando, una nube las ligeras ballestas no se vían; que cubre parle del horizonte, y contiene el vaticinio sus heridas a 1 li sentíanse solo, que lee Elvira en caracteres góticos, que figuren estar trazados con fuego. Eleonora que involuntariamente'ha y siendo el día, el sol oscureciera vuelto la vista al foro le vé'.j el enjambre que allí jiraba en torno! Eleo. Elvira! mira la nube Elv. ¡Que terrible espectáculo. Dios mió! que sale del torreón, ' Ose. Úna llama infernal salió de pronto y á la celeste región que iluminó la tierra, y los guerreros pausadamente se sube. se aterraron se vino muy furioso Elv. Y letras de fuego, si!... á su luz, hacia mi el bravo Ricardo; ¡Tiene el león su dominio!.., me acomete; en defensa yo me pongo, ¡ha llegado el esterminio!.. y mil golpes le asesta ya mi mano..? ¡Ay San Telmo!.. ¡ay de ti! mas ninguno le acierto, y me sofoco! El anuncio se cumplió En esta situación desesperada, de esa Marta maldecida, me lira una estocada muy brioso: y el valiente Oscar, la vida este golpe evitar yo no lo pude; entre las llamas perdió. sujetaban mi espada, y unos roncos suspiros escucháronse cercanos; ESCENA kit! un objeto ante mi se alzó entre el polvo, y el golpe recibió, que me asestara Abrese una columna y se presenta Oscar sin casco, en el mayor desorden-. la columna á su salida vuelcese el valiente Ricardo en sus enojos. á quedar cerrada. «Oscar de Romelía ha sucumbido,» gritaban mis soldados pesarosos,’ Ose. Mas cielos! ¿Dónde estoy? y lloraban el fin que habia tenido (movimiento de sorpresa y alegría en Eleonora y á manos de Ricardo, de ese monstruo: Elvira.) ; ; t quiero hablar; y decirles que no es cierto, Eleo. Oscar! ¿Qué miro? mas no pude; y entonce un alboroto Elv. Gran Dios!.. ¿Mienten acaso mis ojos? se advierte en el castillo; yo la causa Ose. No!... no mienten, Elvira, ni es posible por saber, anhelante, al punto corro, que yo pueda esplicaros lo horroroso y veo los enemigos que sangrientos que pasó en el combate maldecido, pasaron los rastrillos y los fosos; en donde fuimos derrotados todos! nos estrechan; Felipe se defiende • Eleo. Contad Oscar, contad lo que ha pasado!.. de todos sus contrarios animoso; ¿Qué ha sido de Felipe? El poderoso mas viéndose sin tropa, derrotado, Ricardo le venció? ¿Sucumbió acaso? pone fuego al castillo, y arde lodo,’ Elv. Decidnos como ha sido este trastorno! pues quiere que Felipe no se alabe Ose. Esta noche salimos muy ligeros que le tuvo rendido; mas nosotros, con doscientos guerreros animosos, ilesos en la ilama nos miramos; y me uní con el rey Felipe Augusto, inmensa oscuridad vjno de pronto; que ya en Ncff se hallaba pesaroso. sin saber quién, nos cojen, nos separan; Las tropas de Ricardo, comenzaron y volando me pienso voy al fondo á acercarse viniendo poco á poco, del abismo profundo, cuando salgo y trataron, pensando sorprendernos, sin yo saber por donde, á vuestros ojos! de asaltar parapetos y los fosos. Elv. Vo iio sé que pensar, madre y señora; Mis guerreros se irritan, y me piden esa Marta, es preciso que ande en todo. hacer una salida en ellos noto Eleo. Descanso necesita el caballero su valor, su osadía, y que valientes que en el combate se mostró brioso, por correr á la lid estaban prontos: y pasar debereis al aposento, también mi pecho estaba ya agitado á descansar al punto*, estando solo, igual que el de Felipe el Animoso, el sueño aliviará vuestras potencias; y ansiábamos al punto, con las armas gozareis pues entonces de reposo, echar los enemigos del contorno. y olvidareis los males ocurridos... Dispónese el cohíbale: los clarines Necesita ese pecho un desahogo. lo anuncian ya con sus acentos roncos, Ose. A Dios, Elvira, si! A Dios, Eleonora. y relinchan los fuertes alazanes (vase por la derecha.) llevando los guerreros en sus lomos; Eleo. Nosotras por aqui: vamos, y pronto. salimos del cercado, y al instante (i'ase por la izquierda.) gran nublado cayó sobre nosotros; ESCENA IV. pues muchedumbre tal lleva Ricardo, que mas de mil nos tocan ó uno solo. SALON CORTO, una alacena en primera caja iz¬ Vencer de ésta manera era imposible, quierda-. y una puerta en la primera caja derecha-. nuestro escuadrón valiente quedó roto, Resbalón. y por los bravos que en la lid cayeron, Jesús! Jesús cuanto embrollo! 2 10 El Himeneo en la tumba salir no quieren dejarme, Blon. A ese Oscar de Komelia? y María quiere asustarme! Qui. Si señor, á ese guerrero. Temblando estoy como un pollo! Blon. (Alienta, esperanza mia.) ¿Mascómo me libraría Hace poco, en este dia, de la maldita hechicera? pereció ya el allanero. Si verla una vez pudiera... Qci. ¿Oué ha perecido?.. Oh, no! Entonces la mataría. Blon. Si, sucumbió en la pelea. Enamorarla es mejor Qui. Si ha poco le he visto yo pues ya nadie la querrá, que en su estancia se encerró! y así me protegerá, Blon. No es posible que eso sea: por conseguir un amor. yo mismo le vi morir. La buscaré con afan; Qui. Os habéis equivocado; y en el punto en que la halle, ba poco, se fué á dormir; ya en la plaza, ya en la calle, antes, se hartó de gemir enjuego pongo mi plan. en su cámara sentado. (mientras esta redondilla, sale un bullo cubierto con Blon, Si me parece imposible.,! un manto negro por la pared, y se coloca al lado de Qn. Dale!., con tanto moler, Resbalón.) estáis á fe irresistible. (Jesús! la bruja tapada!., Blon. (Oh! Cielos!.. Será creíble?) que miedo tengo, Dios mió!..) Satisfecho estoy, muger, ah! ah!.. (De pavor me rio: y me voy á retirar! no quiero sospeche nada.) (Como palpita mi seno!) (se acerca fingiendo no temer.) Mil gracias te llego á dar; Ola!.. Comadre,.. Marlita!.. esa bolsa has de guardar. sois vos?.. Lo celebro mucho... (Cuanto por Elvira peno!) (me va á convertir en chucho Qui. Poco á poco, caballero; si se enfada tina chispita.) si os sirvo con eficacia, ¡De salud estaréis bien!.. no es porque me deis dinero, No es eso? ¿Alegre estáis?.. y asi, tomarlo no quiero... (el bulto contesta que si, inclinando la cabeza.) ¿Os empeñáis?*.. ¡Vaya en gracia! (toma el Muy fresca y gorda os bailáis!.. Blon. Pues á Dios, hasta otro dia; bolsillo.) Lo mismo estoy yo también!.. de la Elvira, el corazón ¿Me permitirás decir sonsaca con osadía; lo que siente el corazón? (dice que si.) mira que paga, á fé mia, ¿No te enfada en conclusión con grandeza mi pasión! que te diga mi sentir? (indica que no.) lJues entonces, allá vá! ESCENA VI. El pecho tengo partido Resbalón, por escotillón, después Qüirica. por tí, desde que he sabido que tu travesura, ya... (indica que si.) Ay! Válgame san Benito! ¡Dice si con la cabeza! ¡Jesús lo que me ha pasado! ¿Será muda? pero no!., tengo el corazón pasmado! sabrás que te quiero yo: Ese demonio maldito, te quiero y... con ligereza al abismo me llevó, quilate ya ese mantón, y no sé por donde vengo. hechicera criatura, (estornuda.) achis!., el azufre lo tengo contemple yo tu hermosura... aqui en los sentidos../Oh! (quita al bulto el manto, y queda un esqueleto que Lo poco que pude ver, agarra á Resbalón, y se lo lleva por el escotillón ) en verdad, que me ha gustado. Jesús!... Socorro!... perdón!... Un mercader, condenado porque no supo vender. ESCENA V. Un médico, un escribano; Qlirica, Blondel. también un procurador, un abogado, un traidor Qn. Aqui ya decir podéis saber porqué, quise en vano. sin rebozo, caballero, Y se hartaban de gemir que es de mi lo que queréis; un zapatero y un sastre, porque siempre que me veis que sufrieron tal desastre, habéis de darme dinero. por ser cortos... en menlir. Blon. Por afecto solo ha sido: Y también vi mas de ciento mas se presenta ocasión que se hallaban condenados que me dejes complacido, y todos allí encerrados y por eso aqui he venido. por un torpe pensamiento. Qn. Pues decid sin dilación. Otros muchos allí ví: bi.0N. Esa Elvira, tu señora, mas no me pude enterar ¿le tiene ya á alguno amor? pues cuando tuve lugar Qur. Hoy por sus amores llora porque la infeliz, adora ’ {¡E™ ** me volví- (mira adentro.) al Conde Oscar, si señor! Masóla!... que está Quirica hablando con un señor!. . o la Hechicera. háganme, amigos, favor y mi llanto contengo y lo reprimo, también con la viejecita!... pues quisiera arrojarme ante sus plantas; De qué tratarán? Quisiera en ellas imprimir el labio mió, saberlo, de buena gana; y jurarle un amor, el mas sincero, ya se asoma á la ventana, que penetrase hasta el sepulcro mismo. y el caballero está fuera. Ola!., ya viene hácia aquí, ESCENA VIII. llega contando dinero; asustarla al punto quiero; Oscak y Ei.viua. mas, ¿dónde me escondo? Allí. Elv. Oscar! ¿Aun no reposáis? (se esconde en la alacena.) Ose. No á fé, porque no he podido. Qu (sale.) Estas monedas me dió Elv. Yo tampoco, y he venido... ese señor tan curioso; ¿qué es esto? ¿Por qué tembláis? ¡pues también está gracioso! ¿Estáis malo? ¿Osapartais? ¿por qué en saber se empeñó?.. ¿Os estorba mi presencia? Mas voy al punto á guardar Ose. Sufro mas en vuestra ausencia; en la alacena el bolsillo; los males del corazón... alli escondo mi trapillo, Elv. Merecen, si, compasión; ¿quién lo habrá de sospechar? yo lo sé por esperiencia. (va d llegar á la alacena Resbalón se presenta cu¬ Ose. ¿Por esperiencia, señora? bierto con la capa hasta la cabeza: hará esta esce¬ ¿Siendo hermosa, padecer? na con voz finjida.) Elv. Soy, señor, una muger Res. Vieja infame! que á un bravo doncel adora, Qui. Cielos santos! y que de continuo llora Res. ¿Vas á guardar el dinero su distracción, su desvio; que te ha dado el caballero? y en mi loco desvario Qui. ¡Reniego de los encantos! llegué una vez á pensar, ¡todo lo sabe!., ¡ay de mi! que á mi me pudiese amar Res. Porque escarmentada quedes, y hasta le juzgué ya mió. tirar el dinero puedes, Mas esta ilusión tenaz y marcharte ya de aquí. que labraba mi ventura, Qui. Lo echaré por la ventana? la destruye la tristura Res. Aqui lo tienes que echar, que se retrata en su faz. si te lo quieres llevar, Pero la pasión falaz habrás de morir, anciana! cada vez mas me atormenta; Qci. Dinero del alma mia, (lo lira.) mis pesares los aumenta, ya está lirado en el suelo. y muy lejos de eslinguirse, Res. Pues marcha con el consuelo... la siento ya convertirse Qui. ¡Ay que Marta tan impía! en mas feroz, mas cruenta! Res. De que te dejo vivir; Ose. No es motivo su tristeza conque lárgate, ligera! para pensar que no os ama; Qui. Ay Jesús! Jesús que fiera! porque no amando otra dama, de miedo voy á morir! (vase corriendo.) vuestra gracia y gentileza Res. Me has entregado el dinero; enamora con presteza; y ya que víctima soy pero hay pesares, Elvira, de Marta, para ti voy que aquello á que el alma aspira á ser también hechicero. pueden hacer ocultar; quizá os ba llegado á amar, ESCENA VII. y por vuestro amor suspira. Elv. Oscar, no os burléis de mi! (SALON DE ARQUITECTURA ANTIQUISIMA rodeada compadeced mi martirio, de pedestales, y sobre ellos, armaduras y trofeos de ar¬ y mi pasión, mi delirio, mas: en el foro, uno muy grandioso, Oscar sale de la que me obliga á hablar asi. puerta derecha: habrá mesa con luces: va amaneciendo.) En aquese amante vi Ose. Imposible es dormir; esta zozobra una segunda intención; que atormenta mi pecho dolorido, no siente su corazón ya me priva del sueño y del descanso; este mi amor tan ardiente, siempre á mi lado ensangrentado miro ni se marcan en su frente el sepulcro sagrado, cotí la sangre las penas de mi pasión. que abundante corrió del pecho mío. Ose. Y vos lo sabéis, señora? El juramento que hice en Palestina ¿Y si os ama con delirio? también resuena siempre en mis oidos; ¿Y si también su martirio y amando con furor la bella Elvira, lo sufre, porque os adora? callar tengo por siempre sin decirlo. ¿Y si de continuo llora... Esta llama voraz, hasta su pecho Elv. Prosigue! prosigue Oscar!.. el fuego abrasador ha trasmitido: Acaba de declarar me dice que me adora; mas se ofende que me adoras sola á mi!., su orgullo, es natural, con mis desvíos. dimelo!.. Dimelo!.. Oh!.. Si, Las lágrimas brotar veo en sus ojos, y cesará mi penar!.. 19 El Himeneo en la tumba. Ose. (¡Oh cielos» ¿Cómo decir... mañana sin mas tardar no miedo!., no puedo yo!) Ose. Si, si!., mañana, señora!.. Elv. Pero calíais!.. Calíais!.. (Oh! Elv. Señora? ¿Pues cómo asi? solo me resta morir!..) ¿Con tanto cumplido á mi, Oscar, quisisteis partir á la mujer que le adora? de nuestro fuerte castillo; No, no!.. Solo desde ahora yo os detuve en el rastrillo... en vez de señora bella, mas partid... que libre estáis, dime tu amor, y tu estrella! y á vuestras tropas priváis abraza á tu esposa ya! de su valiente caudillo, (va á marchar\) abrázala .. porque hará Ose. Elvira!., ¿y os vais asi? otro tanto, también ella! Elv. ¿Qué se ofrece, caballero? (se echa en sus brazos.) Queréis burlarme altanero? Ose. Elvira bella! divina! Ya, señor, os conocí! ¿no le tengo de abrazar? Ose. Que me conocisteis? (Se oye un trueno terrible: Oscar y Elvira quedan abrazados, y se pinta en sus rostros el mayor espanto: Elv. Si! al cesar el ruido del trueno, dice Marta por detrás del Ose. Me olvidareis? trofeo del fondo los siguientes versos sin presentarse.) Elv. Qué sé yo! Mar. Note olvides, conde Oscar, (dentro.) Ose. ¿Conque no me amais? del sepulcro en Palestina! Elv. Oh! no! (Oscar se desprende de los brazos de Elvira, entre¬ Ose. Vuestro ceño vengativo .. gado á la mayor desesperación.) Elv. Si vamos de altivo á altivo, Ose. Cielos! ., lo oyes? Imagina, mas altiva seré yo. Elvira, mi desventura!.. ESCENA IX. ¡Contempla, si, mi tristura, con justa razón sufrí!. Dichos, y Eleonora. Es forzoso huya de ti!.. Eleo. Mas, ¿qué miro? triste estáis! ¡Me amaga la sepultura!.. ¿qué sentimientos fatales ESCENA XI. han causado vuestros males? Oscar, ¿por qué suspiráis? Elvira, después Marta. Pero... ¡oh! cieloslya adivino el motivo de la pena Elv. Gran Dios!.. Esa voz fatal qué á los dos os enagena; de dónde pudo salir? del amor el dardo, vino ¿quién fué? ¿quién pudo decir á herir al par á los dos. esa sentencia mortal? ('Caen las armaduras y trofeos, transformándose en ¿Queréis que vuestro deseo un palacio diabólico: de cada trofeo sube una columna lo corone el himeneo giratoria trasparente, que se une á los capiteles que ba¬ en la presencia de Dios? jan del telar: la mesa que hay en escena, se transforma Elv. Madre!.. ú gusto del maquinista: el trofeo del fondo se transfor¬ Ose. Si señora!., si!., ma en un carro de fuego, en el cual estará sentada Marta me daréis mas que la vida!.. con la antorcha: tiran del carro dos dragones.) Elv. (Oh! cielos! ¿Estoy dormida? Mar. Elvira, la dije yo; ¿será cierto lo que oí?) á Oscar aborrece, si! Eleo. Pues bien; cobrad el sosiego, Pues imagina, que á ti, que en este mismo castillo, jamas el conde le amó!.. con aparato sencillo Tu tesoro le movió os desposareis muy luego. tu mano bella á pedir. Ose. Dadme, señora, á besar Con él, no puedes vivir; vuestra mano bienhechora; contra tu quietud conspira!.. con esa palabra, ahora Si casas con él, Elvira, terminasteis mi pesar. se termina tu existir! Elf.o. Pues al Abad mandaré que venga aqui en el momento, del mas cercano convento ACTO TERCERO. que en este contorno esté. (vase.)

ESCENA X. Selva: fachada de una casa, con ventana; una escale¬ ra de seis escalones para subir á la puerta. Oscar, y Elvira. ESCENA PRIMERA. Elv. Estoy soñando, Oscar mió? • ! > / t ¿Es cierto?¿No me engañáis? Blondel. No, no! verdad que me amais? Mucho tarda Resbalón, Para mi, no sois impío, ya hace rato que le espero, tan solo en mi desvario y anhelo verle venir pude de tu amor dudar; para que empiece mi intento; pero hora... ¿á qué mas hablar hoy mismo me he de librar si sé que en tu corazón de mi rival, y por cierto voy á lomar posesión que después habrá de amarme o la Hechicera. 13 Elvira la de san Telmo. toma, pues, otro bolsillo. (se lo de.) Esa casa está habitada ESCENA 111. por un bravo muy perverso; ya le remito esta carta Resbalón. y en ella vé lo que quiero, El llegar me causa escrúpulo que es que muera ese rival y casi me falta el ánimo, que tanto en verdad detesto. pues Blondel estaba tímido No llego á dar yo la carta, y tiene un acento lánguido; porque no pueda en un tiempo no son sus proyectos sinceros, decir el bravo á ninguno que se ha marchado muy rápido, que yo su golpe certero y en mil pensamientos hórridos, he guiado; de este modo el buen señor está práctico. á Resbalón conociendo, Temblándome están los músculos; solo él padecerá; porque como soy tan cándido, si necio declara, niego; puedo causar, por estúpido, aqui no hay ningún testigo fatal desgracia en el tránsito y vivir tranquilo puedo. de este castillo; y el fatídico ESCENA II. anuncio que dijo el cántico se cumpla, y sea yo la píldora Dicho, y Resbalón. que á todos los deje estáticos; Res. Un bulto veo en la pared. llamaré en aquese pórtico? Blon. Tened! Si, si; llamaré, y con ánimo; Si venis aqui de ronda... si oculto está algún intríngulis, Responda! yo cumplo, llegando impávido á dar el papel maléfico; Res. Os voy á responder ya. afuera el terror fantástico. Blon. Quién va? ('Empieza á subir á la casa, y al ir subiendo se van Res. Temblando de miedo está marchando los escalones; cuando llega al último llama el hombre que veis aqui; con la aldaba y se marcha el último escalón; y al decir dejadme pasar, y asi... «solo resuena en los ángulos» queda colgado de la aldaba.) ,Blon. Tened! Responda... ¿quién va? Llamo pues, el eco lúgubre Res. Oh! qué torpe!., soy un bolo..? solo resuena en los ángulos; Blon. Tan solo, Socorro!.. Estoy cadavérico, y vos sois en conclusión... yo tiemblo cual un perlático! Res. Un resbalón. válganme santos espíritus! Blon. Pues acabe, que es razón. Socorro!., que ya estoy pálido!.. líes. Pues ya os podéis esplicar; porque en aqueste lugar ESCENA IV. soy tan solo un Resbalón. Dicho, Marta, ventana. Blon. Pues dime ya lo que pasa. Res. Se casa. Mar, Si evitar quieres mi cólera, Blon. Quién se casa? Si delira!... rompe ya esa carta, y rápido... Res. Elvira. Res. Mis manos están diáfanas. Blon. Elvira?.. Mas será tarde. Mar. Rómpela; mi poder mágico, Res. Esta tarde. ya te asegura del éxito Blon. No harán de su amor alarde, contra ese Blondel fanático. yo lo tengo de estorbar. Res. Perdonadme; vine súbito Res. Blondel, podéis renunciar; porque alli me dió metálico. se casa Elvira esta tarde. Mar. Si volvieres aqui intrépido, mi poder te deja estático. Blon.(Yojuro no lo verás.) Llevarás Res. No volveré; ya estoy ético; quisiera aquí ser elástico. por el oro que te di alli... (señala la casa.) Mas la escalera satánica si no viene... Res. Esplicaos: hablad, Blondel. Mar. Ya, ten ánimo. Blon. Un papel. Llegarás á ese dintel, Suba de ese centro lóbrego porque asi lo determino: aquesa escalera. (vase; sube la escalera.) conduciéndote con tino ~ Res. Un vándalo es la cierta nigromántica; llevarás allí un papel. .(un bulto asoma d la ventana.) temblando voy!., voto al chápiro! (vase.) Res. Venga, porque alguno asoma! ESCENA V. Blon. Toma. SALON CORTO del castillo de San Telmo. Eleo¬ Res. Lo entrego alli.. y eso es. nora y Pelayo. Blon. Rúes!. Res. Y habrá otro premio, es sencillo. Eleo. Tranquilízate, Pelayo, Blon. Otro bolsillo. porque es digno de memoria Res. Me deslumbra ya stf brillo, el guerrero que su sangre cumpliré con vuestro intento. en lid horrorosa esponga: Blon. Hazlo, mientras yo me ausento y no porque sea vencido II El Himeneo EN LA TUMBA su desgracia le deshonra. felices serán los dos; Mas dime: Felipe Augusto yo siempre de Elvira en pos en dónde se encuentra ahora. contemplaba su hermosura; Pe?. Está el buen rey escondido Ja adoraba con ternura; en aquella selva próxima, mas mi labio lo ocultaba, con unos pocos valientes y mi rostro se bañaba que salvos de la derrota en lágrimas de amargura. salieron; mas la vergüenza ¿Por qué con frente serena le está matando, señora. no la dige mi pasión, Eleo. Vergüenza?.. Yo no comprendo y oculté en mi corazón que pueda ser vergonzosa mis amores y mi pena? la rota, cuando él valiente De tristura siempre llena lidió, y vertió gota á gota será la existencia mia, la noble y preciosa sangre y pues no tuve osadía que su heroico esfuerzo abona. para declarar mi amor, Pero dejemos á un lado sufriré, pues, el rigor esos recuerdos ahora; de mi suerte tan impía. el cielo asi lo dispuso, Mas no! Cobardía no fué ¿y quién, pues, no se conforma? Ja que me obligó á callar; Me alegro que bayas llegado, Elvira no debia amar pues asi á la ceremonia ni entregar nunca su fé de esta larde asistirás, á un escudero, le sé; y que no faltes importa; no es tan noble mi blasón eres deudo de mi casa... como el suyo, y mi pasión ¡>el. Mas dispensad, Eleonora, desechada hubiera sido.., que os pregunte cuál será mas demos esto al olvido; la citada ceremonia. olvida, si, corazón. ’■ Eleo- Ese Oscar de iiomelid Porque en tu profundo seno, que no murió en la derrota, su imágen tienes grabada; lie sabido que á mi bija la pasión desesperada con mucho delirio adora. derramó en tí su veneno; Advertí al par que mi Elvira y ya que por ella peno se prendó de su persona, y llego tanto á sufrir, y que los dos padecían si no puedo resistir por amor que ios devora. el fuego de este volcan, Asi, dispuse al momento en medio mi fiero afan que la capilla dispongan, me resta solo morir. y que el lazo de himeneo los uniese sin demora. ESCENA VIL Mas Pelayo, qué teneis?.. SITIO AGRESTE rodeado de peñascos, con poca tu i. Pfl. Yo... nada tengo, señora. Eleo* Estáis pálido y advierto Oscar. que las lágrimas asoman Después de atravesar esa espesura á vuestros ojos. . acaso... y esos bosques oscuros y sombríos, Pel. Es que pienso en la derrota llegué al lugar, al fin, donde se oculta que sufrimos, y por eso... esa hechicera que en mi vida he visto, Eleo. No penséis en eso ahora. y que con ronco acento Tened, pues, conformidad, me recordó nú horrible juramento. pues Dios dispone las cosas. No sé porqué... pero en verdad me encuentro Estad alegre por mi, indeciso y temblando en este instante, que hoy que celebro las bodas y al pensar he de verla, dudo y tiemblo, de mi Elvira, necesito y temo ver que por et monte avance; alegres ver las personas pues no tengo memoria que me cercan; que si no, de que se baile ligada con mi historia. la tristeza que se nota Pero en vano, ay de nú! vacilo... dudo... en vuestro rostro, tomaré debo llamarla, si, porque aparezca, por presagio... me avergüenza este miedo con que lucho; Eel. No, señora; ¿desde cuándo el temor en mi se alberga? podéis marchar descuidada, c Mas cielos, qué zozobra siento y pues que me alegre importa, al pensar me acordó mi juramento! complaciente me vereis Y qué interés le mueve ó perseguirme? durante la ceremonia. Por qué se oculta y viene la maldita con el acento aquel sonoro y triste ESCENA VI. á arrebatarme nú temprana dicha? Pelayo. Aunque tu furia es harta, Se casa!., se casa!., ay Dios!., yo le quiero escuchar; acude, Marta! yo sufriré mis dolores, y en tanto , con sus amores o la Hechicera. 15 ESCENA VIII. del amor conocí ya los hechizos ; perecióme mi estado hermoso, bello. Oscar, Marta, por un peñasco que se abre. La vergüenza cubrió la triste frente Mar. Aquí estoy!., ¿qué quieres, Oscar, de mi? del padre, que á su hija maldecía; Ose. Tan solo quiero, Marta, se me diga mas lodo parecióme indiferente por qué me acosas de continuo asi, porque me amaba Oscar de Romelia. y por qué te demuestras mi enemiga. Murió mi padre, y se estendió mi afrenta ; Mar. La causa no la quieras, no, saber; mas desprecióla mi pasión villana ; marcha; vé, valiente caudillo, cuanto mas me maldicen, mas se aumenta, y sé dichoso en paz, con la muger y tuve orgullo en parecer liviana; que le aguarda impaciente en el castillo. me juzgué en los combates con derecho Ose. Esa ironía, por mi fé me espanta; de empuñar á tu lado fuerte lanza, responde á mi demanda con presteza, y siendo escudo de tu infame pecho y di por qué con diligencia tanta herida alguna hasta mi pecho alcanza. me persigue do quiera tu. fiereza. Si alguna por desdicha te acertaba, (María se descubre el rostro que lleva oculto con el esta mujer, odiosa hora á tus ojos, manto, y acerca la antorcha,) con celo, con alan te la curaba ; Mar. Insensato!... observa, pues, mi rostro de¬ no te causó mi vista entonce enojos!... mudado! Y al conseguir ufano mil victorias, Este ajado sembante atento mira, al punto te venias satisfecho, y verás como en él, algo ha quedado compensando el cansancio con las glorias, de las bellas facciones de tu Alcira. á reposar sobre mi amante pecho. Ose. Alcira!.. Dios!.. Y gozosa y ufana te admitía, Mar. Te sorprende! Ya concibo pues eras de mi amor único dueño; que ha sido para ti mucha sorpresa te estaba contemplando, y no dormía, el mirar que en aqueste sitio vivo. porque guardaba tu apacible sueño! Es de vengarme mi intención perversa! Ose. Tu amor abandoné... No soy aqui la tímida doncella Mar. Deja que acabe ; que en Italia triunfante al entrar viste, quiero la historia referirte entera, y al verla que te amó, joven y bella, es muy necio contarla al que la sabe... con traidora maldad la sedujiste. pero escucha, es ini súplica postrera. No soy aquella joven, que malvada Ln tiempo de mi amor ya te cansaste, abandonó de un padre la ternura; me abandonaste al fin, y hasta en tu tienda que por seguirte ulli se hizo cruzada, la entrada sin piedad tii me negaste, y su honor mancilló con su locura. dejando al mundo que tu olvido entienda. La mujer, que con torpe idolatría Tus soldados crueles, comprendieron despreció por tu amor el mundo entero, al momento mi loco desvario, y pensó que era Oscar de Romelia al verme abandonada, ¡ay! escupieron solo un dios que la amaba placentero. los infames también el rostro mió!... No!..- una corte infernal tengo y un trono! Yo me vi por mi amante despreciada, Quiero ver en el polvo tu cabeza; por soldados soeces maldecida, quiero saciar en ti mi justo encono, de todo el mundo triste, abandonada, y á mis pies humillar á esa belleza, mi anciano padre, por mi mal, sin vida. á la par que eterno amor Oscar le jura Y sumida en un mar de desventura, á la inocente y desgraciada Elvira.-. no quedándome ya leve esperanza, ¡Te compadeces! .. Cual ella, era yo pura; en medio de mi rabia y mi tristura inocente cual ella, era tu Alcira! abrasóme la sed de la venganza. i Ose. ¡Qué furia del te ha evocado? Corrí á los montes; y en mi furia loca ¿Quién te dió ese poder envilecido? al demonio invoqué para mi ayuda, Mar. Mi amenaza sin duda te ha llegado y á las pocas palabras de mi boca al fondo de ese pecho endurecido! un fuego miro... y mi valor ya duda. Ya logré este placer, esta ventura Un satánico ser se me aparece, que hace tiempo al infierno le pedia, y el alma pone por su ayuda en precio; pues me alegra tan solo la tristura entonce mi cerebro se enloquece, del valeroso Oscar de Romelia'... me acuerdo de tu olvido y tu desprecio. ¡i Ose. Pero véngate, vil, si le es posible Acepto sin horror sus condiciones, en mi solo, mujer endemoniada; me presta su poder el ser maldito, pero aquella infeliz... es imposible y corro tras de tí varias naciones que herirla pueda tu intención malvada. meditando venganza á tu delito. Mar- Escucha atento, Oscar; recuerda que j urando Ose. Y no renunciarás á esa venganza? conducirme al altar, me arrebataste Mar. Renunciar!.. Renunciar, dices, menguado!.. del padre que murió por mi penando; Renunciar á mi única esperanza!... contigo á Palestina me llevaste. á la que fuerzas hasta aqui me ha dado!... Era tuyo mi amor, «ni honor, mi vida; Te parece que aquestos sufrimientos yo era feliz, y el mundo despreciaba; han de quedarse sin venganza?... Nunca! y el alma de placer entonce henchida, Mas infeliz le harán hoy tus tormentos de todos los peligros se olvidaba! al ver tu dicha que al rayar se trunca!... Cuando tus largos y ondulantes rizos Busca en mi rostro los dñinos ojos me alhagaron flotando por mi cuello, 1 cuyos rayos de luz enajenaban, 16 El Himeneo EN LA TUMBA en ellos hallarás rudos enojos aun cuando ocupe su tremendo trono. en vez de aquel amor conque miraban; Mar. Miserable!... ay de ti!... pues me provoca ellos tristes, encierran su vergüenza, tu valor á la lid desesperada, puedes mirarlos en el hueco hundidos; pronto verás como mi furia loca de mis cabellos la robusta trenza se vengará de Oscar y de su amada. existen solo restos esparcidos. Marcha, pues, al castillo de San Tolmo; Esta frente, que viste tan serena, impaciente te aguarda ya tu Elvira; mírala del dolor triste, marchita, aunque cota te cubra y fuerte yelmo, con mil arrugas que causó la pena; tu amante corazón partirá AIcira. hora es la frente de mujer maldita. Ose. A Dios; furia infernal, marcho tranquilo Mira mi cutis negro y abrasado colocando en el cielo mi esperanza. por lágrimas de fuego que lie vertido, Mar. A Dios, Oscar, á Dios; ya no vacilo mira mi ser en fin, ¡qué variado! en tomar de tus odios la venganza. por las penas horribles que he sufrido! V quieres que renuncie á mi venganza!... ESCENA IX. Renunciar... no!., jamás!... No te perdono!... Marta. Esta ha sido mi única esperanza, y estinguirse no puede ya mi encono, Cor re, si, llega en buen hora Ose. ¿Quedará con mi muerte satisfecho? de tu amada al aposento, Mar. No!... Mis pesares no calmó la muerte! quizá por tu ausencia llora Sufre pues mil dolores en tu pecho; tu desgraciada amadora la amargura soporta de tu suerte. ansiando su casamiento. Yo sufrí la ignominia y la deshonra; Mas antes la quiero ver. á la muerte llamé, mas no venia: Es forzoso la hable, si; quiero pierdas tu amor, tu fé y tu honra voyla al punto á convencer. antes que bajes á la losa fría. ¡Acude, infernal poder, Mi vida con la tuya está aplazada; para trasladarme allí! en espirando tú, también yo espiro; (Se transforma la escena en una gatería del castillo; tu alma con la mía sea condenada ; una escalinata ancha, al frente, con barandillas ; sobre aquesto quiero, á conseguirlo aspiro. el primer piso dos escalinatas lo mismo, que van al ter¬ Ose. Y después de morir, di, ¿qué destino cero : cada piso tendrá su intercolumnio; todo traspa¬ pasar pudiera de la helada tumba? rente ; en medio del teatro se alzará un pebetero, donde arden perfumes. Elvira baja de las escalinatas.), Mar. Veloz vas á cruzar por el camino do la voz del pecado hórrida zumba. ESCENA X. Conmigo en Palestina peleaste, vendrás conmigo al fondo del Averno: Mauta, Elvira. conmigo sufrirás, pues me dejaste, Elv. Hace rato que ya espero ; de los fieros horrores del Infierno. mucho se tarda mi Oscar. Ose. En aquese poder endemoniado En qué pudo detenerse? hoy tu necia esperanza en vano fia ; ¿Por qué ya no vino?... ¡Ah!... (ve ú Marta.) que el cielo, de tus culpas indignado, Mar. ¿Te sorprendes al mirarme? guardará á tu contrario en este dia. Pues mas te sorprenderás Yo te impelí á amarme con ternura ; cuando sepas que he de darte á la falta primera te impelí; un aviso muy fatal. mas después, con zozobra y amargura, Elv. Pero quién sois?... el triste llanto de tu patlré vi. Mar. Lo ignorabas? : Remordiéndome acaso la conciencia Muy en breve lo sabrás. hácia el bien mi corazón se inclina; Yo soy Marta, la Hechicera. para un enlace pronto, su liCene'á ’ (Elvira se aparta con horror.) á tu padre pedir me determina. Retrocedes? Ven acá. Agradóte la vida licenciosa, Acércate, nada temas; dijiste que eran nulos esos lazos, sé que te vas á casar te negaste también a ser mi esposa, con el valiente guerrero quisiste libre estar entre mis brazos. que has llegado á idolatrar. El corazón de un padre desgarraste- El funesto vaticinio le mataste con penas y tormento; en breve se cumplirá, ni una lágrima luego ‘derramaste’ y conocerás que Marta sobre su helado y triste monumento. vaticina la verdad. Yo amé á la joven pura y candorosa, Sabe que Oscar no te ama? amé á la hermosa sin igual,» sencilla ; Etv! Huye, mujer infernal! mas no á la loria torpe y licenciosa Aléjate de mi vista! que en su padre descargada cuchilla. Viniste á despedazar 1 e abandoné después, no me arrepiento ■ este triste corazón y el lugar que en mi pecho ocupó AIcira’ con tu alevosa maldad? hoy lo ocupa un amor aun mas violento Mar. Oscar solo tus tesoros y es dueña de mi fé la bella Elvira. solicita con afan ; Ahora, véngate osada, si es posible él es noble, mas no es rico; en mi amada ; descarga en mi tu encono. de suerte, que convendrá No teme Oscar á AIcira aborrecible, que á sus gloriosas coronas o la Hechicera. 17 se una vuestro caudal. Dura muerte. Elv. Ah!... Oscar es mi tesoro, si!... es mi encanto!... Mar. Tranquilízate, Elvira: | Ya grabada te vas á desengañar. I su imágen está aquí; ¡le quiero tanto!.. El guerrero no te ama Desgraciada!... como en breve lo verás; Yen por Dios á templar esta amargura, solo tienes en tu ayuda ven, bien mió!... que siempre dice verdad. Haz que cese por siempre mi tristura... En él, la infame mentira Desvario!... no tuvo entrada jamás, Esa hechicera me persigue infame. y por eso «yo te amo» Si lo acosa, en su vida te dirá. conseguirá por fin que no me llame Y si quieres convencerte yo su esposa. de lo que te digo, vas Madre de Dios, que entre querubes moras, á exijirle cuando venga, pues me aflijo, que antes de ir al altar intercede por mi con quien adoras, él te diga, «yo te amo, » con tu hijo: que no lo conseguirás. si de Oscar no pudiera la ternura Cuando le halles á su lado, conseguir, y no quiera contestar, concédeme siquiera la ventura pronuncie tu labio, Alcira, de morir! y su amor conocerás. Es á esa á quien idolatra; * • ESCENA XII. al oirlo se turbará. La conoció en Palestina’ Elvira, Oscar. y la llega á idolatrar. Elv. Oscar, acércate aqui!... Elv. Ay de mi!... ya casi espiro! Observa mi desvario!... Las fuerzas me faltarán! Es un loco frenesí Mar. Tan pronto, Elvira, sucumbes? que abrasa el corazón mió. ¿Pues entonces, qué será Tú me amas? Responde, di!... cuando el terrible anatema Ose. Oh cielos!.i. se termine?... Morirás!... Elv ¿Callas, Oscar? Cuando creas ser dichosa No deshagas mi ilusión, con el guerrero galan, si me has podido olvidar, cuando creas en sus brazos si no me llegaste á amar delicias de amor gozar... dimelo por compasión. cuando el suspiro apacible Ose. Vos ignoráis, bella Elvira, llegues, Elvira, á lanzar, que voy siguiendo un camino suspiro que exhala el alma espinoso, y que suspira de amor y felicidad, mi pecho, porque conspira • en torno del caballero, en mi contra mi destino. de tu prometido Oscar, Vos no podéis penetrar el espectro de la tumba cuál se estravia mi mente, con voz terrible dirá... porque tengo que ocultar «Yo te amo! yo te amo!... la angustia que el pecho siente, Elvira!... no hay mas allá!...» y padecer y callar. Elv. Huye, maldita hechicera!... Y no son vanas quimeras Marcha, si, y déjame en paz!... las que turban mi sosiego,! Mar. Ya me alejo, desgraciada ; son desdichas verdaderas; mas no vayas al altar de mis palabras sinceras si no te dice, te amo, no comprendereis el fuego. ese idolatrado Oscar. Elv. ¿Qué obstáculo puede haber Infeliz!... te compadezco! para que diga su afan, ¡Cuánta angustia sufrirás!... á quien le llega á querer, (Ya se empezó nú venganza! á la infelice mujer Muy en breve cumplirá. que idolatra á su galan? El dardo dejo en su pecho, ¿No nos habernos de unir con la ayuda de Salan!) en breve delante el ara, no nos ha de bendecir ESCENA XI. el abad, que hora llegára, para mi dicha cumplir? El VIRA. No me escuchas declarar Mi pecho sin piedad ha desgarrado que solo por tu amor clamo? la Hechicera, Pues, por qué no puede Oscar con ese vil anuncio que me ha dado á su Elvira pronunciar tan severa. las palabras, yo le amo? Que no me adora Oscar! dice su boca!... Ose. Si yo hablára de esa suerte, Fiera suerte: si digera la verdad, prefiriera á su olvido... ¡ Yo estoy loca!... acaso fuera mi muerte; 3 Í3 El Himeneo EN LA TUMBA horrible fatalidad Si acaba vuestra pasión, me persiguió al conocerte. partidme mi corazón, Cuando el ministro de Dios Elvira, por vuestra mano. termine nuestro deseo, Elv. Oscar, en vano os cansáis ; Elvira, entonces preveo solos estamos aqui; la ventura de los dos si no decís que me amais, por el lazo de himeneo. este loco frenesí Hasla entonces, si me amais, de mi pecho desterráis. respetad este secreto; Esto solo mi amor puro la adversidad ignoráis de vuestra pasión reclama; ó que me miro sujeto, delante del cielo juro, si á decirlo me obligáis. que al que no diga me ama Elv. Comprendo; soy inocente no me uniré, os lo aseguro. en solicitar que á Elvira Ose. Ese fatal juramento le pintéis pasión vehemente, ya destruye mi esperanza, cuando ocupan vuestra mente aumenta mi sentimiento, gratos recuerdos de Alcira. y ya en mi cabeza siento Ose. (Alcira!... Alcira!... Ay de mi! toda la infernal venganza, Ya principia su venganza!...) revocadlo por piedad, Elv. (Cuán turbado’... Conoci porque arrastra de si en pos por mi mal, que ya perdí tormento, infelicidad, de mi dieba la esperanza!) por toda una eternidad (los dos se aparlan y quedan pensativos : se oye el la desgracia de los dos. coro dentro,) Revocadlo, basta tener Coco. Hoy el jardín de San Telmo de aquestos secretos luz; con tanta sencilla flor, mirad que me puede hacer el paraíso parece mas angustias padecer, hecho á manos del Criador. que Dios padeció en la cruz! El placer y la ventura Elv. Yo mi suerte lloraré en su centro se respira, de todo el mundo olvidada; Adan es el buen Oscar, á solas maldeciré es Eva la bella Elvira. mi existencia malhada, Ose. Eso que cantando están mas no lo revocaré. encierra su analogía: Pediré en mi soledad Eva sois vos, y yo Adan; por vengar vuestra falsía, entre los dos, con afan, al Señor, que por piedad pasó la serpiente impía. os dé la felicidad Decid, Elvira, á este hombre en pago de mi agonía. á quien mata el padecer, Ose. Elvira, no puedo mas!., quién os hizo conocer yo arrostraré mi destino, de Alcira el funesto nombre, después compadecerás que turba nuestro querer. mi desventurado sino, Elv. El cielo, que permitió y á mi me disculparás. que yo no fuese engañada, Prefiero la muerte, si, por eso me iluminó ; á causar yo tus enojos; porque fuese desgraciada, mi vida llegó hasta aquí; mas por vos vendida, no! no importa, si conseguí Ose. ¡Cómo desgarráis mi pecho! ser inocente á tus ojos. ¡Si conocierais mi afan! Por medio del juramento ¡Si vierais este volcan!... que ya pronunciaste, Elvira, Pero ya, Elvira, esto es hecho; alientas mi sufrimiento, mis penas me acabarán. y la venganza de Alcira Sois para mi el instrumento te dará nuevo tormento. que ha elejido mi enemiga ; No siendo tu esposo ya, no comprendéis mi lamento, ¿de qué me sirve la vida? como esas palabras diga... Mi desdicha acabará, ¡Oh Dios!... qué duro tormento!... la muerte mejor sera Dejadme, por Dios, callar; que existencia maldecida. dejad que nos llegue á unir Con súplica lastimera el ministro ante el altar. por vencerte en vano clamo; Entonces, si, puede Oscar y resulte lo que quiera, esas palabras decir. desprecio ya á la hechicera. Con qué placer las diría Oye, Elvira: ¡yo le amo! estrechándoos en mi seno!... Mi pesar terminaría; (Al decir Oscar estas palabras, cae muerto por una he¬ rida del pecho: un rayo que viene á entrar detrás del pe- este singular veneno vetero: este se hunde, y sale un grupo de nubes negras que me abrasa, acabaría. y rojas; Marta aparece sobre él con la antorcha roja:'to¬ Miradme por compasión! do será á la vez y muy pronto; truenos.) One no os suplique yo en vano!... Elv. Oscar! Oscar!.. ¿Quién le hirió?.. o la Hechicera. 19 Mab. Tú le has herido, mugcr; que Dios lo dispuso asi tú le hiciste parecer; y es santa su voluntad. su destino se cumplió. Es cierto que es muy sensible Instrumento te hice yo su muerte pronta y fatal, de su suerte desgraciada: mas ya no le das la vida ya su alma condenada con tu continuo llorar. ha descendido al averno, Elv. Oh! madre!., yo le maté!., y yo al bajar al infierno aquel misterio fatal respiro!.. Ya voy vengada}.. que asi acabó con su vida, (baja la elevación y sube el pevelero.) no lo pude penetrar; mi conciencia me atormenta. ESCENA XIII. Madre inia, por mi mal, Elvira, Oscar, muerto: á poco, Pelayo, guerreros, yo le amé con desvario caballeros, payes y damas. de mi alma fué la mitad, y pues que asi le he perdido Elv. Oh!., maldición sobre mi! . me consuelo con llorar. oi tus voces sinceras, Eleo. Muy pronto en nuestro castillo tus palabras verdaderas, el gran Ricardo entrará, y necia, no las crei! pues de su parte se puso Y te obligué de tal suerte la suerte; ya derrotar que nada ya reparaste, pudo al buen Felipe Augusto y tú, mi Oscar, arrostraste en la batalla campal. por mi ceguedad la muerte! Elv. Ay madre!, en esa derrota Ya... qué me resta? Morir, hoy miro cumplida ya ó triste siempre llorar!.. la prodición de esa Marta, ¿Qué consuelo puedo hallar? de esa vivora infernal. Solo dejar de existir. (coro dentro: música militar.) Fel. Oscar!.. Valientes guerreros del bueno Ricardo!., Elv. Su cadáver frió los dulces alhagos de gloria acojed, está; no turbes su sueño; y ciña las frentes de nobles tan bravos él era de mi amor dueño... corona tejida con verde laurel. Pel. Muerto Oscar!... No ya los pendones de aquel rey Felipe Elv. Que desvario!.. en torres y muros puedan tremolar, ya tranquilo en paz reposa el león valiente por los aires hienda á todo tormento estraño; en tanto tiramos del carro triunfal. en esa vida no hay daño, Eleo. (al balcón.) Mira cual viene Ricardo seré en la tumba su esposa. con su porte tan galan; Pel. Elvira!., corriendo voy mira á sus fuertes guerreros á buscar á su asesino. en su torno caminar; Elv. Ksto mas, cielo divino!.. su victorioso estandarte Pelayo, espera!.. Yo soy!.. descuella con magestad, Todos. Cielos!.. • y su* fogosos bridones Elv. Ay!., si!., le maté trotando orgullosos van!... por tanto amarlo quizá!.. Elv. En otro tiempo ilegó No existe remedio ya!.. el infortunado Oscar, Yo su herida desgarré... al frente de sus guerreros Más al mirarle, preveo nuestro castillo á amparar!,, que es fuerza que yo sucumba!... lloy en la tumba se halla; (le toma la mano, arrodillándose.) nadie de él se acordará, Seré tu esposa en la tumba, pues vemos á su enemigo bendiga Dios mi himeneo! sobre su carro triunfal. Sobre tu cadáver frió... juro que tu esposa soy; ESCENA II. contigo al sepulcro voy... Dichas, un Page. Pel. Venid, señora! (la le-anta.) Elv. Dios mió!... Page. El noble vencedor del rey Felipe (cae desmayada enbrazos de las damas. Cae el telón.) licencia para hablaros líos demanda. Eleo. En el momento llegue á mi presencia, condúcele tú mismo hasta esta sala. ACTO CUARTO. (vase el Page.) Ese llanto que viertes tan copioso, enjúgalo, por Dios; por él repara Salón del castillo de San Taimo, balcón al foro, puer¬ que si Ricardo asi llorar te viera tas á derecha é izquierda. pensára que su suerte no te es grata. ESCENA PRIMERA. Es preciso estar bien con el que vence, sino con el castillo ya acabaran. Eleonora y Elviua. Elv. Cuanto pueda, yo haré por ocultarle [a pena horrible que mi \ida acaba; Eleo. Desecha ya esos recuerdos, yo quisiera reir por complaceros, pues debes reflexionar El Himeneo en la tumba mas ay!., al corazón no se le manda! como su muerte fué tan no esperada, por poco ¡a razón pierde mi Elvira ESCENA III. que unirse ante el altar con él pensaba. Ríe. Oscar de Romelia ha sucumbido, Dichas, Ricardo, Blondel y guerreros. según dijeron, por traición malvada, Ríe. Señora, A vuestros pies, y como debo, pues ancha herida se encontró en su pecho coloco mi poder; si por desgracia sin saber quién osado la asestára. tuvierais enemigos que alevosos, Oscar era un valiente, un caballero no á las bellas que miro respetáran, de noble corazón, de grande alma, mis guerreros teneis á vuestras órdenes, y anhelo descubrir á su asesino mi armado brazo y mi cortante espada para segar yo mismo su garganta. Eleo. Agradezco, señor, vuestras ofertas; Elv. Gracias Señor! Oh!.. Dios!., aqui en mi pe¬ por ahora nadie sin piedad me ultraja: cho una triste viuda con su hija bálsamo consolador hora derraman en aqueste castillo sepultadas, vuestras palabras, que de Oscar mi primo no escilan los rencores de ninguno, sus hechos y virtudes nos ensalzan. ¿qué enemigos tener pueden dos damas? Eleo. Y vos que fuisteis enemigo suyo Dentro. Viva el rey vencedor! Viva Ricardo!.. ¿tomáis á vuestro cargo su venganza? Ríe. Dile pues á esa gente que me aclama, Ríe. Oscar de Romelia el gefe era que cese de gritar; se lo agradezco .. de las tropas que á Augusto proclamaban, ve á decírselo, si, vé sin tardanza. y en contra de mi causa en campo libre Dentro. Muera Felipe y que Ricardo viva!.. valiente con los suyos peleaba. Ríe. Oh!., cuál me desespera esa canalla!.. Era súbdito fiel; Felipe Augusto Eleo. Llamáis canalla porque entusiasmados en él depositó su confianza; victorean la gloria de sus armas?... y vasallo leal, buen caballero Ríe. Y no tengo razón?.. Si el Rey Felipe cual era su deber, con dura lanza hoy lo mejor en nuestra lid llevára frente nos hizo ya diversas veces; él el valiente fuera, el generoso; quité sus golpes con mi fuerte adarga, un miserable yo; los que me aclaman tuve envidia á sus hechos y proezas y voces contra él dan insolentes, y entonces combatiendo, yo anhelaba entonces lo contrario voceáran; tener la gloria de vencer su brazo, porque es ley inmutable que al vencido ó morir á los filos de su espada. todos le humillan mas y le maltratan. En todos los encuentros que tuvimos ¿Acaso porque ayer vencido fuera con furor sin igual yo le buscaba, en lucha tan cruel y encarnizada, no por odio al guerrero, no señora!., después de sucumbir todos sus deudos, por exijirlo asi mi honor y fama... es un cobarde ya? Si peieaba Mas ahora que sé que el desgraciado con heroico tesón, si sus valientes ha perecido ya, de su desgracia fenecieron haciendo mil hazañas, me indigno solo, porque aquel valiente y cual fieros leones combatiendo que fué en Jerusalen de la Cruzada estubieron durante la batalla, el ejemplo y honor; que los infieles ¿por qué de su valor y de su gloria al ver sobre ellos levantar su espada, no han de obtener la merecida palma? picando los soberbios alazanes ¿Por qué el pueblo soez, desconociendo y dejando caer sus cimitarras, el valor que ha mostrado su monarca, cual de los rayos de ese sol ardiente aclama al vencedor, y vil le insulta las negras sombras huyen deslumbradas, con las voces que ha poco se escucharan? huian al mirarle horrorizados, Eleo. Si los Normandos ya vuestra memoria, encontrando en la fuga su esperanza. vuestro valor, en fin, vuestras hazañas Me indigno, lo repito, que ese hombre y vuestra causa justa no supieran, entre valientes y en campal batalla y de hace tiempo ya no os apreciáran, debiera parecer; no en un castillo no asi á su vencedor recibirían asesinado con feroz infamia. en su gozo moviendo esa algazara. Eleo. Mucho os honran, señor, los sentimientos, Ríe. Dispensadme, señora; mas conozco que vuestro labio de espresar acaba, lo que es el pueblo ya, por mi desgracia; y no sé en mi castillo quien pudiera repito que si yo el vencido fuera haberle herido con tamaña audacia. al rey Felipe ie victorearan; Elv. Nadie le hirió, señor; aquí enemigos que el que vence, señora, es siempre el él no tuvo jamás; su noble alma , ., i bueno; el odio de ninguno adquirir pudo; al vencido, le escupen en la cara. es un misterio solo que me mata. Eleo. Si tal pensáis... Mi ardiente amor tan solo le dió muerte; . Y con razón lo di<*o: yo le maté, señor... Yo... Desgraciada...!’ dejemos eso ya, que no me agrada. Ríe. No os aflijáis asi; lo sucedido Reparo en vuestra hija una tristeza no se remedia ya; desmejorada Eleo. Siempre se eucuentra como está”anl El Himeneo en la tumba o la Heciiiceba. ahora sin temor esclamo, Angel. Ese juramento, Elvira, lo que antes temiera, Elvira; el triunfo de tu pasión aquí, uo alcanza su ira, confunde á la fiera Alcira, no, bien mió; «\Yo te amol» v tu ser, que al fin espira, (se oye la voz de María lejana que dice los siguien¬ le da á Oscar la salvación. tes versos.) Sacrificaste tu vida Mar. »El espectro de la tumba por unirte al bien querido, con voz terrible dirá: y la Marta arrepentida, lo te amo\ Yo le amo! al ver tu oferta cumplida, Elciral no hay mas allá perdón á Dios ha pedido. Elv. Siempre en mis oidos zumba Y Dios desde su alto asiento la voz de esa maldecida!... del diablo hundió la maldad: No respeta la atrevida y al ver el padecimiento ni el silencio de la tumba! de Marta, en aquel momento Su acento infame retumba perdonóla su piedad. cual ves en tu panteón; Que si es inmenso el poder pero la inmensa pasión que ostenta desde su trono, de mi pecho ardiendo sigue, quiere arrepentido ver y aunque aquila vil me ostigue, al culpable, y en su ser es de Oscar mi corazón! divino, no existe encono. Ose. Elvira! «yo te amo!» si!., Cesó ya vuestra tristura; hoy me salva tu firmeza; terminó el mal de los dos; por eso con ligereza y para mayor ventura, de mi sepulcro salí. pasais de la sepultura No cabe, mi amada, en mi á la presencia de Dios! tu corazón fascinar; (sube una elevación con Oscar, Elvira y el Angel fior eso vas á mirar pausadamente, música angélica mientras baja el o que yo te reservaba: telón.) testigos quiero, y uñara! nos vamos á desposar! (se transforma la escena en un templo lúgubre, se FIN. ven osamentas por todos lados: el sepulcro se transfor¬ ma en un ara: el pendón de Felipe que hondeaba en él, JUNTA DE CENSURA DE LOS TEATROS desaparece, quedando en su lugar un esqueleto. Elvira se DEL REINO.— Aprobada en sesión del 24 de se¬ horroriza.) tiembre de 1849.—Baltasar Anduaga y Espino- Elv. Por Dios!., por Dios, Oscar mió! sa.=Es copia del original censurado. no puedo!., no puedo mas!.. Ose. Oh! te arrepientes! Quizás fue mi dicha un desvario; fue de tu mente estravio tu terrible juramento, y ya llegado el momento en que cumplirse debiera, Imprenta de Vicente de Lalama, haces mi desdicha fiera, eterno mi sufrimiento!... calle del Duque de Alba, núm. 13. Do está tu resolución? Do está la pasión ardiente, si tu pecho se arrepiente cuando llega la ocasión?., Elvira, tienes razón!., para siempre me confundo en el abismo profundo!.. Hallar ¡oh necio! pensé mas constancia, mayor fé que la que existe en el mundo! Elv. Espera!., átu sepultura no vayas de esa manera; que tu suerte, la que fuera, partiré, y tu desventura. Oscar, desde ahora procura ordenar; ya ves que estoy resuelta; contigo voy á unirme en la tumba helada: yen aquí, que arrodillada (se arrodillan los juro que tu esposa soy!.. dos.) (se transforma el teatro en olimpo: el ara en un pe¬ destal, donde aparece en lugar del esqueleto un ángel: ante él están arrodillados Oscar y Elvira, dadas las ma¬ nos: el teatro iluminado todo lo posible.)