Hábitat Y Urbanismo En El Sector Oriental De La Meseta Norte Durante El Primer Rnilenio Antes De Cristo 13 Las Diversas Poblaciones
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VEGUETA, Número O, mayo 1992, (11-231 - Hábitat y urbanismo en el sector orien tal de la meseta norte durante el primer milenio antes * Profesor Titular de Prehistoria. Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 12 loséAlberto Bachiller Gil ste estudio tiene por objeto hacer una cimiento que de ella tenemos. Dos manifesta- Epuesta al día de los avances que la inves- ciones tardías marcarían el paso a la la Edad tigación ha logrado en los últimos años Abar- del Hierro: el dephito de Oceriilid y la esta- caremos el análisis del poblamiento durante el tua-menhir de Villar del Ala. primer milenio antes de Cristo pero, solamen- Sobre la primera de ellas, cabe mencionar, te, hasta la llegada de Roma a estos territorios. además de su dudosa procedencia provincial, Nuestra intención es la de ofrecer una vi- que pueden ser manufacturas muy tardías de sión clara sobre el hábitat en la provincia de la Edad del Bronce o de inicios de la la Edad Soria en este periodo, incidiendo especial- del Hierro. mente en los aspectos relativos a lugar de ha- Por lo que respecta al segundo de los ha- bitacióri, tipos de vivieridas, sistemas defen- llazgos, la estatua-menhir de Villar del Ala, po sivos, factores económicos, modos de vida, demos decir que, en caso de aceptarse su da- lugares de enterramiento. etc, dejando a un tación 850-725 aC constituiría una mani- id&, duIique 5i1i uliiiiirius totalmente, aspec- Íesración anacronica, caduca ya desde cinco tos tales como el ajuar material de las diversas siglos atrás IFERNANDFZ,J 1985.80) etapas que, siempre, han recibido una mayor Quizá en estas fechas, aunque desconoce- atención por parte de los diversos investiga- mos tanto su adscripción cultural como su da- dores. tación. haya que situar el reciente descubri- miento de una cabaña en Fuerisaiiro qiie. La etapa final del bronce indudablemente. debe informar sobre la tran- La fase final del Bronce sigue siendo, en la ac- sición del Bronce Final al Hierro en esta co- tm!idd, un= de !os r;.,mwntcx pm: c~:,oci- i i iai La. dos de este territorio en cuanto a urbanismo se refiere. Sólo unos pocos hallazgos permiten Primera edad del hierro vincular a este periodo a algunos yacimientos Posiblemente hacia estas fechas pueda ob- Al igual que en el resto de la Meseta continúa servarse el inicio de la I? Edad del Hierro en el hábitat al aire libre y en cueva: abrigos roco- la zona 1725-700 a.c.) con la llcgada de los sos sobre el río Talegones en Calatañazor, primeros «influjos>, muy diluidos, de aCam- Cueva del Asno, Riba de Escalote, Castilvieio pos de Urnas) desde el Valle del Ebro. La pri- de Yuba, La Barbolla o Arcos de lalón. mera matización que cabe hacer PS la relativa Es, precisamente, esta escasez de hallaz- a la propia terminología de Campos de Ur- gos la que ha llevado a algunos autores a afir- nas, reiteradas veces puesta en tela de juicio mar que durante la etapa del Bronce Final (BACIIILLLR,J. A. 1986: 359, ÍDEM 1987a. 77. existió en la provincia una muy baja densidad íDEM 198713. 7) y que quizá no sea la más de población, posiblemente debida a aspec- adecuada A este respecto Almagro Gorbea tos climaticos (TARACENA,B I 94 1 a, 1 1 ) O a tac- rechaza para la Meseta el uso de términos co- tores geoiógicos (]ihKNo, A 1984, 25-50). mo uinflujos~o aformasu consideradas más o A este mismo período parecen correspon- menos imprecisamente «relacionadas> con der una serie dc hallazgos de bronce tanto los «Campos de Urnas, (ALMAGRO,M 1990: sueltos como formando depósito (Beratón, '32) San Pedro Maririqiie. C(waletia. Langa de Si la etapa final del Bronce es mal conoci- Duero), que atestigiian el comercio de este da. otro tanto cabe afirmar acerca de los ini- metal en nuestra comarca o a través de ella. cios de la Edad del Hierro en la comarca. E: ha;de esta etapa i8Gí3-7VíI a.c.) es, idili- -uu~dliie esie pcríudu u'usrrv~~riosei diidn- bién, muy oscuro por lo que respecta al cono- zamiento del proceso de sedentarización de Hábitat y Urbanismo en el sector oriental de la meseta norte durante el primer rnilenio antes de Cristo 13 las diversas poblaciones. En el Valle del Ebro do Id5 cerámicas a peine (REVILLA,Ma. L. y TIME- surgen numerosos poblados con un urbanis- NO, A. 1990: 87- 10 1 ). Desconocemos el urba- mo plenanierite desarrullado (Cortesde Nava- nismo interior de los mismos, así como sus rra, Cabezo de Monleón, Palermo 111-1V; Za- necrópolis ya que no se han llevado a cabo foras, etc.). En el otro extremo de la Meseta trabajos de excavación Norte se desarrolla la vida de Soto de Medini- Tradicionalmente se ha atribuido a los pe- Ila, que ha de evolucionar durante varios si- lendones la ocupación inicial de los castros glos Sin embargo, en nuestra comarca sólo serranos. Ya en 1788, Loperráez los sitúa al conocemos esta fase a través de escasos ha- mediodía de las Sierras Distercias, basado en llazgos, especialmente cerámicos. hecho que las anotaciones de algunos autores clásicos, contrasta con la gran pujanza cultural de los ocupando las Sierras que hoy reciben los grupos próximos del Valle del Ebro nombres de Urbión, Cebollera, Oncala y Puer- Entre los hallazgos que podemos incluir tos de Santa Inés y Piqueras, hasta las Sierras en este periodo esta un vaso exciso proce- de Cidoncs, siguen por Soria y se unen con las dente de Castilvieio de Yiiba algunos frag- del Moncayo (LOPERRÁEZ,l. 1978: 3). mentos de superficie espatulada y decoración Sin embargo, algunos investigadores han acanalada (ORTEGO1: 1961 : 165 fig 13; íDEM atribuido a algunos pueblos precélticos la 1964: 273, Iáms. 3 a 61, además de algunos más cultura material de los castros, tal es el caso con baño de grafito procedentes del mismo de Schulten que la atribuye al pueblo ligur o lugar (Riiiz ZAPATERO,G. 1984: 184, nota 28). A Bosch Gimpera que lo hace a grupos huma- estos materiales habría que unir los vasos ex- nos subsistentes del Eneolítico. Taracena ,,:,,L., ,,:,,L., 1,- ,,.-+",, ,",,,,ii,nrl-r ",A, cisos de Güiniarias de Goimaz y Nürnancia y vpiiiava yur-.., iv~Laauva ~icliiucuyriuv~ yvi algunas formas lisas pueblos pastores obligados a la trashumancia Quizá a lo que nos enfrentamos en este (TARACENA,B. 1929 26). No obstante, la distri- momento es más a una laguna en nuestra in- bución geográfica de los castros en una zona vestigación que a una escasa población en la serrana, que las fuentes clásicas dan como zona en este período. En este sentido, fruto de ocupada por los pelendones, parece prestar- la intensiticación de las labores de prospec- se a la interpretación de un determinado ción ha sido la aparición de una serie dc yaci- caráctcr cn csta agrupación tribal. Ello con- mientos qiie f~chana partir del +$oVII a C ciierda con la onininn de Rosch Gimnera SII- Se trata de los poblados de La Cororia, La Bui- poniendo a los arévdcos perietrarido con su trera, Alto de la Nevera y Alepud, situados en cultura posthallstáttica hacia- las tierras de la zona central de la provincia. Estos yacimien- Numancia, hasta establecerse en el Iímitc con tos presentan rasgos peculiares que los dife- los pelendones. Los arévacos sustituirían la rencian notablemente de los castros de la se- ruda cultura de los castros por la posthallstá- rranía, casi completamente coetáneos. Son ttica, de donde por evolucion surge la numan- poblados ubicados en pequeñas elevaciones tina (TARACENA,B 1929: 26-27). de zonas llanas, quizá con un mayor peso Posteriormente, Taracena sigue mante- agrícola, carecen de fortificaciones en general niendo que se trata de un pueblo de pastores y son de mayor tamaño que los castros. pero trashumantes que hacen !a ruta anual a lo lar- evidenciando un modelo de hábitat más dis- go del Duero. por el Norte de la Cordillera Car- perso. Poseen, además. dos momentos de petana La vida de estos pastores coincidiría ocupación, uno de la la Edad del Hierro con con el descrito en el Periplo de Avieno para una variada rcprcseriidciUri dc ccrhiicds íirids los bcribrdccs «~ribudgrtsie y íeru~que vdgd y grafitadas, y otro de época celtibérica, faltan- tras los rebaños de sus numerosos ganados 14 lose Alberto Bachiller Gil revelando una vida semejante a la de las fie- sión céltica acaecida entre los siglos VIII-VI1 ras) La imprecisión de los límites tribaies en- a.c., que sería dominada por el grupo de los trc pclendones y arévacos, la coincidencia te- pueblos belgas, de los que formarían parte los rritorial de la zona de los castros con la co- arévacos, y su influencia debió extenderse al marca serrana, el supuesto carácter céltico del resto de la serranía ocupada escasamente y sistema defcnsivo de los anillos de piedras así, la posesión de la capital equivaldría al do- hincadas y, también, «céltico-posthallstáttico» minio arévaco de todo el territorio pelendón. de los objetos de bronce encontrados, le Ile- De ello, el citado autor deduce que las relacio- van a la conclusión de que la cultura castrcña nes políticas entrc ambos pueblos se funda- fue fruto tardío de las primeras oleadas célti- mentarían en el dominio por parte del más cas en España y se deberíd a los pelendones, fuerte, aunque es posible que convivieran en tribu más tarde sometida a los arévacos que igualdad de condiciones sociales (ALONSO,C. formó con ellos la Celtiberia Ulterior. Sincróni- 1969. 132-146). d id cuiiura de ¡os casiros, exrendiéndose Iradicionaimentc.