ASTURIAS SIGLO XXI

LAVIANA La Cuenca esencial

Fermín Rodríguez Rafael Menéndez

Laviana es cuenca minera metropolitana, villa y montaña. Todo ello ensamblado por el tiempo le da una personalísima manera de estar en el mundo, hoy reflejada en la creaciones universales de Los Berrones. Con ella ha afrontado lo más duro de la crisis y está dispuesto, como el que más, para el crecimiento. Laviana presenta una identidad resultante de la impronta dejada por la minería y la industria sobre una fuerte tradición rural. Esencia cultural de las comarcas mineras del centro de . Un territorio vivo, acechado por peligros que ha sabido sortear. Sobreviviendo a la interminable y llevadera crisis, que anestesia el sufrimiento con transferencias y un pasable vivir. La Pola y Los concluyen la urbanización lineal del fondo de valle del Nalón: la Ciudad Lineal. Ser los últimos o los más alejados no les ha impedido ser los de mejor evolución reciente ni los de mayor atractivo urbano, paisajístico y ambiental. En buena medida y desde su posición central, Laviana ha sabido tomar lo mejor del valle alto y del valle medio, el urbano. Laviana es bisagra y dual, otra puerta de cuartarón que se abre a dos mundos. El Laviana estadístico es urbano, muy urbano, y apenas deja asomar los componentes rurales y mineros. De sus 14.000 habitantes, casi 9.000 viven en La Pola y 1.700 en Barredos, los dos eslabones meridionales de la Ciudad Lineal del Nalón. El empleo primario no llega al 5%. Solo 150 ganaderos, que manejan una cabaña de 4.000 vacas, 4.500 cabezas de ganado menor. Sin embargo, hay registradas 600 explotaciones, lo que da idea de las variadas situaciones de los titulares y su relación con otras actividades o con la inactividad estadística. Complejidad para poner en una misma dimensión realidad y estadística. Ya solo quedan dos centenares de mineros y un pozo activo, , pero un notable patrimonio en Coto Musel. Otras dos centenas en la industria y casi 500 empleos en la construcción. Nada menos que el 72% del empleo es terciario, lo que da idea del carácter urbano de un concejo integrado en otro mayor, la Ciudad Lineal del Nalón. De la que desde hace décadas obtiene población procedente de sus núcleos urbanos o salgan de las aldeas de ladera. La tradición histórica de la villa como centro comarcal ha servido para afianzar la continuidad de su crecimiento, incluso en los años más duros. Crecimiento y comarcas mineras parecen no ir de la mano. Sin embargo La Pola crece y el concejo aguanta sus niveles demográficos por encima de los 14.000 residentes. Y una lección para el resto, la función residencial hay que cuidarla. Se compite en la atracción de población con muchos otros y hay que subir la oferta si se quiere mantener la vitalidad. La Pola ha jugado sus cartas mejor, en los últimos cuarenta años, que los de aguas abajo: Blimea, El Entrego, Sotrondio, Langreo La diferencia está clara en Laviana, entre La Pola y Barredos. Sin oferta residencial de nuevo cuño, competitiva en calidad y precio, sin servicios urbanos modernos, sin suficientes equipamientos, sin un cuidado paisaje urbano no hay futuro. Toda la Ciudad Lineal tiene que imbuirse definitivamente de estas ideas, en el proceso abierto de consolidar la Ciudad Lineal, de 70.000 habitantes, como elemento fundamental, vivo, activo, del Área Metropolitana. Laviana muestra el camino y nos dice que es posible, que no hay condenas insalvables sobre el territorio minero. La urbanidad de Laviana no oculta la pujanza de un poblamiento mixto, donde la minería ha ejercido de sostén de más y mayores núcleos rurales que en otros concejos de montaña. Sorprende el tamaño de pueblos como o , con más de 500 habitantes, inusuales en otros concejos. Destacan también Entralgo, Canzana, Lorío, Muñera, Ribota o , con más de cien. Unos núcleos rurales densos y bien poblados, con numerosos pueblos en el entorno de la capital. Además de las parroquias de La Pola y Tiraña, todas superan los cien habitantes, destacando la pujanza de Villoria, con 30 pueblos y aldeas, de Lorío, con 14 o de Tolivia con 10. Como en casi toda Asturias las comunicaciones son manifiestamente mejorables. Hoy Laviana está en un fondo de saco, ya que la carretera del valle no está acondicionada en su salida hacia la meseta. Las intensidad de tráfico y las condiciones de seguridad de la carretera del valle, en su unión con el resto de la Ciudad Lineal, requieren su conversión en autovía, en todo el trazado entre Sama y La Pola, sin cómodos y falsos imposibles. No hay engarce con los demás valles mineros. Las carreteras actuales disuaden el tráfico posible y colmatan la única vía “moderna”. Es necesario mejorar la comunicación con Siero y Bimenes, donde las obras actuales aportarán una mejora, y entre Laviana y Cabañaquinta, a través de La Collaona. No se trata de hormigonar todo, si no de tener carreteras modernas en los ejes metropolitanos y regionales principales, y adecuar las características de las vías a su demanda de uso actual y potencial. Y desarrollar el ferrocarril, desde la óptica de servicio metropolitano, y la intermodalidad, a través del Consorcio de Transportes de Asturias, si de verdad queremos apostar por el transporte público en el ámbito metropolitano, más allá de los deseos bienintencionados. Laviana es un concejo vivo y con futuro. Ha resistido, contra viento y marea, en el ciclo de ajuste de la minería. Pero también hay nubarrones. La natalidad, tan baja que es incapaz de seguir ni de lejos, como en toda Asturias, a la mortalidad. Y sin medidas de ningún tipo para afrontar el problema. La baja actividad no se puede mantener si queremos un territorio vivo. Y para ello hay que aumentar el empleo. La falta de conexiones ágiles y de proyectos urbanos ambiciosos: la Ciudad Lineal y el Área Metropolitana, que son referencias obligadas para crecer. Hay oportunidades de avance. La mejora del paisaje urbano y de los servicios urbanos. La disponibilidad de suelo intersticial para vincular con equipamientos los dos núcleos urbanos: Los Barredos y La Pola. La inserción, como centro activo, en la Ciudad Lineal y en el Área Metropolitana, cooperando con los vecinos. La imbricación en los proyectos del Alto Nalón, del parque natural y sus valores. La puesta en valor del patrimonio minero y rural. El apoyo en la cultura propia, la forma peculiar de entender la vida, el sentido del humor, con el que los músicos de Tolivia “van berrando po´l tu´l mundo” para abrir, sin complejos, ni cadenas virtuales, ni trágicas condenas, Laviana al exterior.