Literatura Ciberpunk Para La Pandemia Mujeres Y Cine De Terror
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CARLOS VELÁZQUEZ ROGELIO GARZA NAIEF YEHYA MIS AMIGOS MUERTOS EDDIE VAN HALEN EL DIABLO A TODAS HORAS NÚM.273 SÁBADO 17.10.20 El Cultural [Suplemento de La Razón ] LITERATURA CIBERPUNK PARA LA PANDEMIA WENCESLAO BRUCIAGA MUJERES Y CINE DE TERROR Arte digital > A partir de una imagen en piqsels.com > Mónica Pérez > La Razón IVÁN FARÍAS EC_273.indd 3 15/10/20 22:14 El Cultural 02 SÁBADO 17.10.2020 En años recientes, la Academia Sueca se ha visto inmersa en 18 acusaciones de abuso sexual y otras por filtración de datos, más el polémico premio a Peter Handke, señalado por algunos como partidario del genocidio. Este año, el organismo se fue a la segura: optó por la distinguida poeta neoyorquina Louise Glück, de voz firme e intimista. La autora ha señalado que, siendo niña, la escritura fue para ella una “venganza contra circunstancias” —entre ellas, el bullying escolar o el avasallamiento materno. Ofrecemos un ensayo sobre el tema y extractos de una entrevista que concedió tras ser notificada del reconocimiento. ESCRITURA Y VENGANZA LOUISE GLÜCK TRADUCCIÓN • MAX COLUNGA uando era niña, tenía una enorme muestra de esfuerzo. El daño sucedía sin mi sensibilidad ante los desaires. Mi de- intervención manifiesta y se perpetuaba a sí finición de ellos era tan amplia como mismo indefinidamente: la necesidad de herir Cprofunda era mi sensibilidad. En este o —como en los libros que yo leía— asesinar al punto confío en mi memoria porque la niña enemigo desplegaba la insuficiencia del ser, así que describo corresponde exactamente con como la acción comprobaba la existencia de la adulta que evolucionó. Entonces como aho- una herida. Mi idea de la venganza era probar ra, yo también me sentía estrictamente orgu- que no me habían herido, ni me cobraba de al- llosa, renuente a mostrarme herida o admitir gún modo una herida que (según demostraba una necesidad. El orgullo gobernaba mi con- una y otra vez mi fantasía) yo había transfigu- ducta. En mi mente excluía toda muestra de rado milagrosamente en algo que podía envi- enojo (lo que obviamente parecía vengativo, diarse con intensidad. Mi sueño era provocar pues confirmar que había desaires o heridas, envidia: mi idea de la venganza dependía de pensaba, era satisfacer al torturador). El enojo que su objetivo permaneciera por completo era la muestra de sangre de que la flecha se ha- consciente y alerta. bía clavado. El enojo ético o moral (del tipo que suscitan los campos de concentración) estaba PENSABA, SOBRE TODO, en los poemas que iba a exento de estas inhibiciones. Pero la mayoría de escribir. En mi imaginación, tendrían una gran- esos casos, como los de los campos, inspiraban deza que iba a imponer, en multitudes de terror más que rabia. Yo tenía, si puedo juzgar lectores, un asombro unánime; los únicos desa- desde mi vasto catálogo de humillaciones y mi cuerdos surgirían en los intentos por des- gélido y teatral desdén como protección perso- cribir o dar cuenta de esa grandeza. En algún nal, una vasta rabia contenida. momento advertí que semejante recepción ja- Es apenas sorpresivo que mi vida fantasio- más había ocurrido en la historia de la literatu- sa consistiera ante todo de sueños de ascenso ra. Sin embargo, seguí sintiendo que ocurriría, triunfal. Ninguno de esos sueños involucraba tenía que ocurrir, porque mi propia respues- la acción. Mis fantasías de venganza se fun- ta a la literatura que veneraba era así de inten- daban en el desprecio a la acción, a cualquier sa y absoluta. En esos momentos yo estaba Fuente > ellitoral.com DIRECTORIO El Cultural [Suplemento de La Razón ] Twitter: Roberto Diego Ortega Julia Santibáñez Facebook: @ElCulturalRazon Director Editora @ElCulturalLaRazon @sanquintin_plus CONSEJO EDITORIAL @JSantibanez00 Carmen Boullosa • Ana Clavel • Guillermo Fadanelli • Francisco Hinojosa • Fernando Iwasaki • Delia Juárez G. Mónica Lavín • Eduardo Antonio Parra • Bruno H. Piché • Alberto Ruy Sánchez • Carlos Velázquez Director General Editorial › Adrian Castillo Coordinador de diseño › Carlos Mora Diseño › Armando S. Armenta Contáctenos: Conmutador: 5260-6001. Publicidad: 5250-0078. Suscripciones: 5250-0109. Para llamadas del interior: 01-800-8366-868. Diario La Razón de México. Nueva época, Año de publicación 12 EC_273.indd 4 15/10/20 22:14 El Cultural SÁBADO 17.10.2020 03 Louise Glück m.facebook.com “TENÍA DIEZ AÑOS > Y ESCRIBÍA Fuente Fuente SOBRE LA MUERTE” ALEXANDRA ALTER TRADUCCIÓN • JULIA SANTIBÁÑEZ ME SIENTO PASMADA de que hayan elegido [dar el Nobel] a una poeta lírica estadunidense, de raza blanca. No Louise Glück (1943). tiene sentido. Ahora mi calle está llena de periodistas. La gente me repite qué humilde soy, yo no soy humilde, pero “ LAS FANTASÍAS REQUERÍAN QUE MIS ADVERSARIOS pensé: provengo de un país que hoy no cuenta con las simpatías de muchos, y soy PERMANECIERAN INMUTABLES, CONGELADOS… blanca, y he recibido todos los premios. LA PERSONA QUE RESULTARÍA DEVASTADA Me parecía muy improbable que alguna POR MI VIRTUD Y PROFUNDIDAD ESPIRITUAL DEBÍA vez tuviera que lidiar con este hecho. SER IDÉNTICA A LA PERSONA QUE SOSTENÍA ASUMO QUE MIS LUCHAS y mis alegrías no son particulares. No me interesa poner UN OBJETO A PUNTO DE ARROJARLO CONTRA MÍ . el foco de atención sobre mí o mi vida individual, sino sobre las luchas y alegrías de los seres humanos, que nacen y luego imbuida de asombro, que me parecía tiempo siempre me pareció que estaba son obligados a irse. Creo que escribo sobre distinto por completo de la opinión en riesgo o que su provisión era escasa, la mortalidad porque para mí fue un golpe (ésta, locuaz, aquél, estupefacto). Me no esperaba que la edad influyera so- tremendo descubrir, cuando era niña, sentía a mí misma en presencia de una bre lo que, en mi vida fantasiosa, debió que la vida no nos es dada para siempre. verdad incontestable o una ley univer- ser una actitud teórica. Y, sin embargo, sal. Curiosamente, este asombro no me algo ha cambiado. Las fantasías se han SUELO ESCRIBIR erráticamente, sin aniquilaba, como esperaba que iba a desvanecido y con ellas los tremendos disciplina fija. Durante unos cuatro años ocurrir con los enemigos en mis fan- arranques de estamina y energía. trabajé en un libro que me atormentaba. tasías. En éstas, el asombro se combi- De hecho, al llegar a esas edades en [Con la pandemia], a fines de julio y naba con sentimientos de vergüenza las que, en cualquier sentido imagina- durante agosto, sin esperarlo, escribí horrorizada, una conciencia de equi- ble, es posible que el tiempo se abre- poemas nuevos y de pronto me di cuenta vocaciones que nunca podrían corre- vie (o, en efecto, que disminuya con de que podía darle forma a ese manuscrito girse, una percepción de sus propias rapidez), algo parece distinto del sen- para terminarlo. Fue un milagro. Las carencias y errores de juicio. Las fanta- timiento constante de que uno podría emociones habituales de euforia y alivio sías de venganza dotaban a mis adver- ser escindido de modo injusto o pre- se vieron comprometidas por el Covid, sarios de un gusto literario sofisticado maturo. Además de esa idea del tiempo porque debí lidiar con mi terror diario y las y exigente; ellos se castigaban entre sí expansivo, las fantasías requerían que limitaciones impuestas a mi vida cotidiana. mientras que yo existía, de un modo mis adversarios permanecieran inmu- simple y trascendente. tables, fijos, congelados en mi futuro HE ESCRITO sobre la muerte desde que Ese guión siempre estuvo presente, infinito: la persona que pronto resul- empecé a escribir. Literalmente tenía en algún grado, en mi vida imagina- taría devastada por mi virtud y pro- diez años y ya escribía sobre ello. Sí, claro, tiva. Se convirtió en mi respuesta in- fundidad espiritual debía ser idéntica era una niña alegre; envejecer es más mediata para todo fracaso público y a la persona que sostenía un objeto a complicado. No implica solamente que privado, el menosprecio, la traición, punto de arrojarlo contra mí. Pero to- estás más cerca de morir, sino que las pero también para acontecimientos y dos mis rivales y jueces, mis amigos facultades con las que contabas —gracia molestias mucho menores, ante los y colegas, habían sido sometidos y y fortaleza del cuerpo, agilidad mental— cuales semejantes fantasías mostra- vapuleados por el tiempo. La compa- están en riesgo y bajo amenaza. Es muy ban una desproporción salvaje. No sión y el sentido comunitario habían interesante pensarlo y ponerlo por escrito. eran tan sólo un bálsamo. Eran tam- debilitado el ánimo vengativo, o lo ha- bién gasolina. Alimentaban mi de- bían reemplazado por una idea de ex- QUIEN ESCRIBE toma sustancia y seo ya presente de escribir poesía y lo periencia colectiva, como opuesta a combustible de sus primeras memorias, transformaban en una ambición ur- la jerárquica, sustituyendo con ines- de lo que le cambió, cimbró o emocionó gente. No podían sustituir a la inspira- perada tersura y generosidad mi anti- durante la infancia. Mis padres eran ción, ni sobornarla para hacerla existir, gua dureza y violencia. Estos cambios visionarios y me leían los mitos griegos; pero la aumentaban con el impulso habían fijado en nuevos objetivos un cuando pude leer por mi cuenta seguí de un propósito o necesidad; me esti- acto mucho menos vigoroso —bre- frecuentándolos. Esos dioses y héroes eran mulaban cuando yo podía quedar fá- vemente rencoroso, pero incapaz de más vívidos para mí que los demás niños cilmente paralizada. Durante muchos generar energía verdadera. pequeños de la cuadra en Long Island. años fue un placer intenso anticipar A veces extraño a esos enemigos in- que con el tiempo llegaría el tranqui- mutables y el poder que conferían, CUANDO UNA DA CLASES está sumergida lo despliegue de la venganza, con sus así como al mito del tiempo generoso constantemente en lo nuevo, lo justos y gloriosos rechazos a los juicios cuando, en apariencia, la pequeña bal- inesperado.