Conflictos Ganaderos En Tauste En El Siglo XVIII
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GANADERÍA Conflictos ganaderos en Tauste en el siglo XVIII Conflictos ganaderos en Tauste en el siglo XVIII José Ignacio Gómez Zorraquino Universidad de Zaragoza La villa de Tauste, enclavada en las Cinco Villas aragonesas, vivió durante el siglo XVIII del uso silvo-pastoril de la tierra, quedando el uso agrario relegado a un alejado segundo plano. La amplia extensión territorial de sus montes (unas 40.000 hectáreas) y el beneficio logrado por la «alera foral» (con Ejea de los Caballeros, Pradilla y monte del Castellar) permitió el desarrollo de una amplia cabaña ganadera que se benefi- ciaba de los montes comunes, de los pastos de propios,... Fue el año 1564 cuando las tierras de propios sufrieron una pequeña reestruc- turación. El libre uso vecinal de los pastos dio paso a la subasta pública de unas zonas de pastos de propios (Trasmontes, Tras la Arba y «hierbas sueltas») y la reserva de otros pastos de propiedad municipal para los ganados de las carnicerías, el ganado de las «adulas», el ganado de la primicia y el ganado mayor de la población (Huerta Baja, «hierbas sueltas», El Soto y El Tablar). Posteriormente, en 1583, la Casa de Ganaderos de Tauste (agrupación de los ganaderos taustanos) logró que las hierbas de Trasmontes fuesen para su libre uso, a cambio de 500 libras jaquesas anuales. Después de esta medida solamente quedaron como hierbas de propios subastadas las de Tras la Arba y algunas «hierbas sueltas», que tenían como destinatarios últimos los ganados trashumantes del Pirineo navarro (roncaleses principalmente) y aragonés. Así pues, en los años 1564 y 1583 se crearon unas reglas de juego para los pastos de propios (los montes comunes eran de libre uso para los taustanos) donde tenían cabida los ganados mayores y menores estantes y los ganados menores trashumantes. Este «acuerdo» logrado se rompió en 1768 y en los años posteriores, cuando la Admi- — 847 — JOSÉ IGNACIO GÓMEZ ZORRAQUINO Conflictos ganaderos en Tauste en el siglo XVIII nistración central estableció que las hierbas de propios debían ser repartidas entre los ganaderos taustanos, dejando las sobrantes para la ganadería trashumante1. Esta normativa citada sobre pastos no fue la única y, además, durante el siglo XVIII (especialmente en la segunda mitad) proliferaron las disposiciones sobre la venta de baldíos y reparto de tierras concejiles (no suponían la concesión de permisos para realizar rompimientos de tierras). Con tanta legislación nueva, y con la inclusión del Canal de Tauste dentro del proyecto del Canal Imperial de Aragón, se produjeron algunos cambios en los derechos heredados por los ganaderos taustanos, lo que pro- vocó algunas disputas y enfrentamientos2. La anual convivencia en Tauste de los rebaños estantes con los rebaños trashuman- tes, desde San Miguel hasta Santa Cruz, añadía la posibilidad de un mayor número de conflictos a los ya tradicionales roces entre los vecinos de dicha villa. La amplia regulación de los derechos y obligaciones que tenían los propietarios de ganado grueso y menudo de Tauste cuando pastaban sus ganados en los bienes de propios se veía permanentemente alterada por innumerables incumplimientos, algunos denunciados y otros resueltos «in situ». Tengamos en cuenta que a los constantes con- flictos entre agricultores y ganaderos debemos unir la rivalidad entre los ganaderos de dicha villa por el control de determinados pastos adjudicados o repartidos entre los diversos propietarios de ganado mayor y menudo. Tampoco podemos olvidar las ten- siones creadas en los mojones de las poblaciones con las que no existía alera foral o en los hitos que delimitaban cada zona de pasto, como si siempre la hierba del municipio o zona colindante fuese mejor que la del propio. El agua para el ganado también era un permanente foco de tensiones, ya que dar de beber agua al ganado se convertía en una necesidad igual de vital que la comida3. También queremos señalar las especiales 1 GÓMEZ ZORRAQUINO, J. Ig. «Rebaños en los bienes de propios de Tauste en el siglo XVIII» (en prensa). 2 Las disputas y enfrentamientos por motivos jurisdiccionales, derechos heredados y un diverso aba- nico de cuestiones no son exclusivas del siglo XVIII. Así, en 1472 se localiza una disputa entre el Concejo de Tauste y el propietario de la pardina de La Gabardilla con el fin de que dicha pardina formase parte del patrimonio municipal. Jimeno de Urrea, vizconde de Biota, señor de Sestrica y propietario de La Gabardilla, en los términos de Tauste, denunció el 26 de noviembre de 1472 ante los jurados de Zaragoza que gentes de la villa de Tauste, cumpliendo órdenes de los jurados taustanos, habían irrumpido en La Gabardilla un día del mes de noviembre talando un huerto con árboles frutales y destrozando otros bienes de dicha heredad. Como luego analizaremos, la misma actitud anexionista mostró el Concejo de Tauste con respecto a la pardina de Mira, situada al norte del término de Tauste y propiedad de la familia Frontín. PALLARÉS JIMÉ- NEZ, M.Á. «La Gabardilla y Mira en Tauste, hace quinientos años», Suessetania, nº 18, 1999, pp. 58-61. 3 Las ordinaciones de 1582 recuerdan la necesidad de cuidar del agua de las balsas como algo necesario para que los montes fuesen de utilidad para los ganados y para que éstos aumentasen. Dichas ordinaciones recuerdan que hasta ese momento la apropiación del agua de las balsas tenía «pena de degüella de una res de día y dos de noche « y para su cumplimiento debía estar «el ganado en la balsa y tomando aquel bebiendo o antes de sallir de la mota de la balsa». Sin embargo, en 1582 se establecía «que no solo — 848 — — 849 — JOSÉ IGNACIO GÓMEZ ZORRAQUINO Conflictos ganaderos en Tauste en el siglo XVIII disputas de la iglesia parroquial de Santa María de Tauste con algunos ganaderos para reclamarles el diezmo de su producción anual. Finalmente, analizaremos la oposición de los ganaderos taustanos contra el régimen de aprovechamiento de pastos en las zonas regadas por el Canal de Tauste4. Los conflictos más importantes entre agricultores y ganaderos estaban fundados en la presión que ejercían los agricultores para ganar tierras de labor al monte y la resistencia de los ganaderos a perder dichas tierras. Los ganaderos provocaban tensiones cuando sus rebaños invadían los campos sembrados y cuando penetraban en las rastrojeras y éstas mantenían la cosecha recién cortada. De ambas cuestiones había regulación municipal. Así, las ordinaciones de la villa de Tauste de 1647 y 1683 prohibían sembrar y escaliar a los agricultores en las partidas de Trasmontes, Tras la Arba y «dehesas sueltas», todas ellas tierras de propios, tradicionalmente des- tinadas al pastoreo5. No se decía nada de los montes comunes, destinados a satisfacer las demandas de los agricultores y ganaderos. Las ordinaciones de 1582 obligaban a los agricultores a limpiar bien los campos de fajos, con el fin de no dificultar la entrada de los ganados a los rastrojos. Si los pastores retiraban los fajos sin el con- sentimiento del dueño incurrían en la pena de 50 sueldos6. Una prueba ilustrativa de las disputas entre agricultores y ganaderos es el expe- diente judicial a instancia de Joaquín Pola y José Sola, infanzones y labradores de se pueda llevar la pena de cinquenta sueldos que ahora imponemos cogiendo y tomando dichos ganados bebiendo antes de sallir de la mota de la balsa sino que también aquella se pueda llebar por el guarda o dueño de la balsa, hijo o criado suyo, viendo que dicho ganado está bebiendo en dicha balsa o detenido en ella pareciéndole que está bebiendo, aunque quando llegue esté el ganado ya en huyda...». ANGOY, V. Corralizas de privilegio y montes comunales en Tauste. Recopitación de Documentos Históricos, Diputación de Zaragoza-CAI-IberCaja, Alagón, 1990, pp. 25-26. 4 Sobre los conflictos entre labradores y ganaderos, propietarios y arrendatarios de la tierra, por los montes y comunales, por la propiedad y aprovechamiento del agua durante el Antiguo Régimen deben destacarse los trabajos de ORTEGA, M. La lucha por la tierra en la Corona de Castilla al final del Antiguo Régimen. El expediente de Ley Agraria, M.A.P.A., MADRID, 1986, PP. 35-133. REY CASTELAO, O. Mon- tes y política forestal en la Galicia del Antiguo Régimen, Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1995, pp. 56-62 y 124-161. 5 En el supuesto de querer escaliar algún vecino se establecía un largo proceso de regulación y con- trol así como de multas en caso de incumplimiento de la normativa. ANGOY, V., Corralizas de privilegio... op.cit. pp. 34-35. Sobre la importancia del marco jurídico local que se ocupa de las roturaciones en la España del siglo XVIII, SÁNCHEZ SALAZAR, F. Extensión de cultivos en España en el siglo XVIII. Roturas y repartos de tierras concejiles, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación- S. XXI, Madrid, 1988, pp. 45-59. 6 También se regulaba que los vecinos que trillasen en el monte se les guardase un pedazo de rastrojo y si algún ganadero lo incumplía debía satisfacer la suma de 33 sueldos y 4 dineros jaqueses. ANGOY, V. Corralizas de privilegio... op.cit. pp. 29-30. — 848 — — 849 — JOSÉ IGNACIO GÓMEZ ZORRAQUINO Conflictos ganaderos en Tauste en el siglo XVIII Tauste, contra el ayuntamiento de Tauste, sobre roturación de tierras en los propios7. Así, el 12 de marzo de 1797, Joaquín Pola y José Sola solicitaron que el ayuntamiento de Tauste les concediese licencia para roturar en la corraliza de propios de Val de Cas- tán (perteneciente al cuarto de La Socarrada, en la partida de Tras la Arba) un pedazo de tierra espartal de 14 o 16 cahizadas. Dichos agricultores justificaban sus deseos de roturación por la facilidad que había de riego gracias a la acequia de Figueruelas, y con arreglo a la Real Provisión de 26 de mayo de 1770 y al Real Decreto de 28 de abril de 17938, argumentando que se permitía la roturación de terrenos de propios siempre que no se perjudicase a terceros ni al común9.