PITTM , 90, , 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317

BRUJAS EN PALENCIA. DE LA CREENCIA POPULAR A LA RECREACIÓN LITERARIA César Augusto Ayuso Académico Numerario

RESUMEN : Hasta la segunda mitad del siglo pasado existieron en el imaginario popular leyendas sobre las bru - jas. Para trazar el perfil de estas creencias acudimos a las noticias de la tradición oral palentina fijadas por escrito en relatos folklóricos y en la literatura de costumbres, así como a testimonios orales recogidos a fina - les del siglo. PALABRAS CLAVE : brujas, cuentos folklóricos, literatura de costumbres, creencias y supersticiones populares, maleficios y amuletos.

WITCHES IN PALENCIA. FROM POPULAR BELIEF TO LITERARY RECREATION ABSTRACT : Legends about witches existed in the popular imaginary until the second half of the past century. In order to outline these beliefs, we turn to the news of the oral tradition from Palencia which have been writ - ten in folkloric tales and literary costumbrismo, and also oral testimonies gathered at the end of the century. KEY WORDS : witches, folkloric tales, literary costumbrismo, popular beliefs and superstitions, incantations and amulets.

Hasta hace muy poco tiempo, en el humanos pueden rastrearse en todas las épo - mundo rural la creencia en las brujas fue cas y civilizaciones desde la más remota algo admitido. Ocupaba un lugar importante Antigüedad, en Europa fue al inaugurarse la en su imaginario, fuertemente impregnado edad moderna, precisamente, cuando la bru - por la existencia enfrentada de los princi - jería comenzó a ser un peligro real y una pios ontológico-morales del Bien y el Mal cuestión de Estado, y de Religión, que no establecidos por la religión. Tal conciencia pocas veces se solapaban. No en vano la estaba extendida en todo el campesinado persecución y quema de brujas es uno de los europeo, y prevaleció hasta el cambio de episodios más oscuros, controvertidos y paradigma socioeconómico propiciado por dolorosos de su historia en los siglos XVI y la industrialización y los nuevos progresos XVII. De aquellos perversos e implacables técnicos y científicos. interrogatorios inquisitoriales se alimentaría La cuestión no es baladí, pues aunque la el imaginario popular; pues de lo que aque - magia y los poderes ocultos en ciertos llas encausadas y encausados –también * Texto de la sesión científica celebrada el día 11 de abril de 2019. 200 César Augusto Ayuso había hombres, aunque menos– confesaban, manifestaciones. La política oficial cambia - se fue formando el acerbo de creencias y ría radicalmente, de tal modo que fue el supersticiones que, en adelante, predomina - papa Juan XXII el que primero decide per - ría entre el pueblo. Como muy bien apunta seguir la brujería en su bula “Super illius Julio Caro Baroja en su pionera obra sobre specula”, promulgada en 1326. Aunque no el asunto 1, sabemos lo que se dijo, pero lo llega a considerarlos herejes, sí que decide que de verdad ocurrió solo podemos dedu - castigar a brujos y hechiceros según las cirlo haciendo una correcta interpretación leyes contra la herejía. Los principios para de aquello que quedó escrito en tan severos la caza de brujas están puestos, y los pasos procesos, con declaraciones, por lo común, para ello se irán dando ordenadamente. Será sonsacadas a los reos bajo una gran presión el cantón suizo de Valais el que la inaugure sicológica, amenazas y sufrimientos. en 1426, un siglo después. La bula “Summis desideratis affectibus”, dictada por Inocen - 1. DEL PAGANISMO A LOS SIGLOS cio VIII en 1484, equipara sin ambages bru - RENACENTISTAS jería con herejía y la reconoce como suma - mente nociva para la Iglesia, por lo que La hechicería y las artes mágicas esta - pone en manos del Tribunal de la Inquisi - ban presentes en el mundo antiguo y múlti - ción su juicio y penalización. Dos años des - ples manifestaciones se nos han transmitido pués, los teólogos Sprenger y Kraemer a través de textos religiosos y de obras lite - publican el celebérrimo Malleus malefica - rarias. Por ejemplo, entre griegos y roma - rum , que a la postre habrá de convertirse en nos, mujeres había expertas en embauca - la auténtica guía para detectar y perseguir a mientos y filtros eróticos, dignas anteceso - las brujas. Sus ediciones se multiplicaron, ras de Celestina, la genial creación de la lite - sobre todo en los últimos decenios del siglo ratura española en el broche ya del siglo XV. XVI y la primera mitad del XVII. Este, sin Lo que ocurre es que en la Europa medieval duda, fue el período más intenso de la gue - tales prácticas y supersticiones se considera - rra contra las brujas, pues en él los procesos ban restos del paganismo y la Iglesia, aun - y purgas se acumulan en Europa occidental que las afeó y procuró su erradicación, y central: en las zonas rurales y montañosas nunca las castigó penalmente. Siguiendo a de Francia, Alemania, Países Bajos y Esco - san Agustín, en el Canon Episcopi no juzga - cia, principalmente. ba tales prácticas como productos del mal demoníaco. Santo Tomás, en el XIII, sí que Por la escisión occidental en dos bloques empezó a considerar tales prácticas como irreconciliables: el católico y el reformador contrarias al orden de lo sagrado y auspicia - protestante, tanto para el poder político das por el poder del Maligno; por tanto, dig - como para el religioso era este un periodo de nas de persecución. gran inseguridad en Europa. Los nuevos Estados pretendían controlar férreamente la Así pues, la teología escolástica, muy conciencia de sus fieles para consolidarse y combativa para anular el creciente poder de atajar así el grave peligro que denunciaban la herejía de los cátaros, es quien puso énfa - los teólogos, obsesionados con la omnipre - sis en la presencia del diablo en el seno de la sencia del demonio en la sociedad, cuyo fin Iglesia y exhortó a erradicarla en todas sus no era otro que debilitar al cristianismo.

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Así pues, fueron los intelectuales, los Otro importante testimonio, esta vez del teólogos más competentes de la época, quie - siglo XIII, se halla en los escritos jurídicos nes, en realidad, crearon entre el pueblo cré - del rey Sabio. En Las siete partidas se con - dulo esa obsesión por la constante presencia dena a encantadores y hechiceros por ir en acechadora del mal en sus vidas, inventando sus prácticas contra la ley divina, particular - relaciones familiares de mujeres y campesi - mente contra quienes practican la hechicería nos con el diablo. La atemorización y la tor - erótica. No menos vigilantes eran los síno - tura en los tribunales les llevaban a los acu - dos diocesanos medievales, pues es fácil sados a confesar lo que no habían hecho y encontrar en ellos serios avisos sobre el desconocían, a fin de evitar el fuego de la mismo tema. Siguiendo admoniciones de hoguera punitiva y la condenación eterna. otros sínodos anteriores en la diócesis En sus sermones al pueblo, los frailes men - palentina, en el del obispo Diego de Deza, dicantes contribuyeron en gran parte a en el año 1500, se advierte para que nadie difundir estas conductas y aberraciones con - acuda a sortilegios, encantadores o adivinos, fesadas de manera más que dudosa, lo que y ni siquiera preste atención a agüeros; al fue conformando entre las gentes ignorantes tiempo que se manda a los predicadores que todo un imaginario mental acerca del ser y instruyan debidamente a los fieles para evi - el actuar de las denominadas brujas. No tarlo 4. menos contribuiría a ello la magna obra del En España fue la inquisición de Zarago - demonólogo hispano Martín del Río Disqui - za la primera en actuar contra las brujas, y sitionum magicarum libris sex, en la que en dicta su primera condena en 1485. Sin 1599 reunió cuantos bulos, sospechas y acu - embargo, es generalmente reconocido que el saciones corrían acerca del tema. Dada su celo inquisitorial en nuestro país, lo mismo enorme difusión, ejercería poderosa influen - que sucedería en Italia, en ningún momento 2 cia en el mundo católico . llegó a la dureza y ofuscación de los otros países europeos. La razón que da Delumeau 2. SU CASO EN ESPAÑA es que en estos dos países meridionales la Como ocurría en otras partes de Europa, Contrarreforma se había impuesto mucho antes y había acabado con la inseguridad que y como vestigios conservados del paganis - 5 mo, la magia y la hechicería continuaron en reinaba en Francia y los países protestantes . la España medieval. En la etapa visigoda Para el hispanista Joseph Pérez la indulgen - hay noticias de ello en las leyes y los cáno - cia mostrada por la Inquisición española se nes de los concilios toledanos, pues se cen - debe más bien a que esta siguió siempre la sura su práctica como contraria a la fe cris - doctrina tradicional del catolicismo, la defi - tiana. Incluso proliferaría, como lo demues - nida en el siglo X en el Canon Episcopi . tra el que la caída de la misma monarquía Esta, aunque admitía que se pudieran dar los visigoda se atribuyera precisamente al poder maleficios, nunca otorgó al diablo el omní - de la magia 3. San Isidoro incluso enumera y modo poder que le supusieron los teólogos trata las distintas supersticiones que preva - centroeuropeos, pues estaba supeditado a lecían en el siglo VI. Dios, que nunca le permitiría castigar tan severamente a sus fieles. Argumenta también que en nuestro país los canonistas se impu -

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 202 César Augusto Ayuso sieron a los teólogos, pues mientras estos inducirles a la omisión de las prácticas juzgaban las actuaciones humanas desde el supersticiosas, más bien las enconaban, pro - foco de la herejía, y creían cosa cierta y real clives como eran a ello en su pasmosa cre - los aquelarres; aquellos se atenían exclusiva - dulidad 7. mente al derecho y juzgaban solo cuestiones 6 probadas, no noticias inciertas . 3. ¿QUIÉN ES UNA BRUJA? En efecto, si ya en Reprobación de las La bruja no es un ser real, sino una cons - supersticiones y hechicerías , obra aparecida trucción imaginaria popular en la que el en 1530, el aragonés Pedro Ciruelo muestra espíritu supersticioso ve reflejadas ciertas su escepticismo ante las teorías del pacto de condiciones. Como muy bien constató hace las brujas con el diablo y la celebración de más de un siglo Rafael Salillas, la bruja no los aquelarres, será el burgalés Alonso de nace, sino que la hacen. Son los otros miem - Salazar y Frías quien convenza definitiva - bros de la comunidad los que la conciben y mente a la Inquisición de que los más nefan - señalan como tal y la ponen en el blanco de dos dicterios contra las brujas son pura ente - sus prejuicios 8. Constata, además, que en lequia. Miembro de la terna del tribunal que Castilla la Vieja los caracteres que se asig - llevó en Logroño el sonado proceso de las naba a finales del XIX a estos seres eran los brujas de Zugarramurdi en 1609, no sólo se de “vejez, fealdad, suciedad, pobreza y vida mostró reacio a condenar a los reos sin prue - retirada” 9. bas fehacientes, sino que en su estancia Tales resabios o prejuicios venían de durante ocho meses en tierras navarras para mucho antes, arrastrados de siglos anterio - estudiar el escándalo sobre el propio terreno res de generación en generación. Ya en su de los acusados, tras muchas entrevistas y Tratado de las supersticiones y hechicerías , pesquisas llegó a la conclusión de que todo obra de Fray Martín de Castañega publicada era fruto de temores exacerbados y de una en 1529, este franciscano burgalés advierte histeria colectiva que se había apoderado de que, aunque también hay algún brujo, la la ignorante y desvalida población montañe - brujería es propia de mujeres, y que entre sa. Rayana la aldea con Francia, de donde estas hay más viejas y pobres que jóvenes y provenían no pocos infundios y suposicio - ricas. Y adjunta su explicación, en la que la nes, allí sí aceptados y difundidos por la sexualidad juega un papel fundamental. Al inquisición francesa, se negó a dar crédito a ser abandonadas de los hombres, estas las más descabelladas acusaciones, fruto mujeres buscan saciar su apetito con el dia - tanto del miedo y el estupor de las víctimas, blo, y de ahí su pacto con él 10 . En su no que se autoinculpaban, como de aviesas menos importante Tesoro de la Lengua Cas - delaciones de autodefensa entre vecinos, tellana , publicado en 1611, el lexicógrafo todo ello muy propio de gente ignorante y Sebastián de Covarrubias, al definir el tér - sometida a una brutal presión emocional y mino bruja, dice que suelen ser las mujeres religiosa. Experto jurista, no había encontra - proclives a ello tanto por su lujuria como do pruebas del delito en su revisión del pro - por su espíritu vengativo 11 . ceso, y lo explicó todo como una locura fruto de la imaginación popular, exacerbada Tanto este autor, como el franciscano, con historias y predicaciones que, lejos de que considera a la mujer como un serio peli -

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 203 gro, más dada como es por su pusilanimidad emplastos, el ser chismosa y transmitir a las y flaqueza moral a la tentación y a dejarse hijas una sabiduría ancestral 14 . envolver en los lazos del demonio, no hacen sino seguir un sendero de misoginia que, 4. LA BRUJA LITERARIA viniendo desde la antigüedad, se exacerba Mujeres con poderes especiales, que los en la Iglesia y en la sociedad precisamente usan para obtener ventajas de los hombres y en esos siglos XVI y XVII, los de la caza de dominarlos no son raras en la literatura clá - brujas. Los escritos de los teólogos y juris - sica, desde Circe, en La Odisea , a otras que tas, la ciencia médica y la literatura en gene - aparecen en obras de Luciano y Apuleyo. ral de esta época son contrarios a la mujer, y También la Medea de Eurípides y aquellas la misma iconografía. Aunque ello se extre - de las que en sus comedias se ríe Aristófa - ma, había antecedentes muy significativos. nes. Horacio, Ovidio y Petronio, entre los Baste recordar en Grecia figuras como Pan - latinos, también las hacen blanco de sus bur - dora, como las Amazonas, las Erinias o las las. Entrando ya en la literatura en castella - Parcas, causantes de distintos males. O la no, el teatro áureo español sigue esta línea Eva hebrea, por la que el pecado se introdu - humorística de los clásicos, sin olvidarse de jo en el mundo. El mundo cristiano medie - la genial creación que Rojas consigue en val siguió la estela, pues el pensamiento y el Celestina, ni tampoco de la bruja Cañizares poder eran exclusivamente masculinos 12 . de El coloquio de los perros , novela ejem - Ante la gran inseguridad de los siglos plar de Cervantes en la que este logra adap - renacentistas, todo ello confluyó hasta llevar tar un episodio real protagonizado por “la el temor y la execración de la mujer al extre - Camacha”, mujer procesada en la segunda mo de considerarla como fácil aliada del mitad del siglo XVI en Sevilla. Y como diablo. Quaife apunta algunas causas: por bruja tilda Quevedo a la madre de Pablos, el una parte la adopción del celibato clerical, protagonista de su novela El buscón . que acrecentó el miedo a la mujer como un La literatura ilustrada censuró toda peligro sexual y fuente de mal; por otra, los superstición en torno a esta figura, como es médicos, que viendo en mujeres curanderas el caso de Feijóo o Jovellanos, mientras que y administradoras de yerbas y pócimas una Goya en sus Caprichos primero y en las lla - importante competencia que disminuía sus madas “pinturas negras” después adopta un beneficios, contribuyeron a su maledicen - fuerte tono satírico, crítico y demoledor, 13 cia . Mª Isabel del Val Valdivieso también típicamente expresionista. Ya en la primera constata cómo a finales de la Edad Media se mitad del XIX, sin embargo, el romanticis - asimila cada vez más la brujería a lo feme - mo descubrirá en este tema un posible moti - nino. El motivo de esta demonización de la vo literario, pues ese mundo secreto y mar - mujer, de presentarla como causa de pecado ginal de las brujas tenía todo el atractivo de y agente del mal a ojos del pueblo, era debi - la desbordada fantasía popular, tan cara a su do a ciertas actuaciones en las que la mujer concepción legendaria del mundo. En El se había especializado, como eran la Siglo XIX, revista que salió entre 1837 y alcahuetería y la mediación amorosa, el 1838, aparece en uno de sus últimos núme - curanderismo y el saber de hierbas y ros el artículo “La bruja. I, El aquelarre”, sin

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 204 César Augusto Ayuso firma, que no tuvo continuidad porque la gracias que le acaecen a la comunidad. Por revista desapareció en marzo de ese año. último, habría que recordar que, sin drama - Quiere ser un relato histórico, como aconte - tismos, como de pasada, en las célebres cido en 1609, y en él se hace una descrip - novelas Los pazos de Ulloa (1886) y La ción de un aquelarre siguiendo a los autores madre naturaleza (1887) de Emilia Pardo y documentación de la época 15 . Fernán Bazán aparece una mujer a la que llaman la Caballero, que recoge un cuento de bruja en Sabia, a la que acusan los vecinos de echar su recopilación de Cuentos, oraciones, adi - el mal de ojo 17 . vinas y refranes populares , fue quien ense - ñó a Bécquer a integrar motivos folklóricos 5. LA LITERATURA PALENTINA Y en un relato literario, tal como este haría en LAS BRUJAS sus leyendas y, concretamente en el tema Las historias de brujas están bien repre - que nos ocupa, en Desde mi celda , cuyas sentadas en la literatura palentina, aquella cartas VI, VII y VIII abordan el tema de las que sigue la senda costumbrista de fijar el brujas. Entre la realidad, la tradición y la pasado, principalmente la manifestada en el invención, lo que en ellas transmite obedece artículo periodístico, aunque también se a su voluntaria disposición a reflejar el alma incluye en obras con intención literaria. Sus del pueblo tal como se aprecia en sus más 16 autores no hacen sino dar forma a lo que han ancestrales creencias y costumbres . recogido en la tradición popular, lo que han José María de Pereda sería otro impor - oído contar a los mayores en los pueblos. tante escritor que escribió sobre las brujas y Esta tradición popular tiene su representa - su imagen en Cantabria, aunque lo hizo para ción de lujo en la recopilación que en 1936 revelar lo que tenía de superstición y malsa - hizo el lingüista y folklorista Aurelio M. na creencia entre los lugareños. Particular - Espinosa hijo. Y se puede decir que buen mente importante es su relato “Las brujas” número de historietas y anécdotas brujeriles recogido en su obra de miscelánea costum - han prevalecido en ciertas mentes populares brista Tipos y paisajes (1871), en que acom - durante todo el siglo XX, pues, finalizando paña la ficción narrativa con una exposición este, aún hemos podido recoger algunas. sociológica de gran interés sobre lo extendi - Es importante considerar la recopilación da que está esta creencia entre los aldeanos, de Aurelio M. Espinosa hijo, sobre todo por así montañeses como no montañeses. A con - el protagonismo de una población: Astudi - tinuación expone las más señaladas mani - llo, en la que recogió nada menos que siete festaciones de la creencia en la aldea, y vol - cuentos de temática de brujas, sobre una verá a hacerlo, incardinado en un relato de treintena en total pertenecientes a diversos ficción, en la novela El sabor de la tierruca lugares de las provincias de Palencia, Valla - (1882). En ambas historias de brujas es evi - dolid, Burgos y Segovia. De Palencia solo dente su propósito moralizante, que tiene hay otro obtenido en . que ver con el principio de la caridad cris - El rastreo lo realizó en la primavera de tiana, pues en ambos relatos presenta el tre - 1936, y no pudo completarlo con las otras mendo sufrimiento al que injustamente se provincias castellano-leonesas, como tenía condena a las pobres ancianas que se toman previsto, porque la guerra civil se le echó por chivos expiatorios de los males o des - encima. Bien es verdad que su cosecha, que

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 205 reunió en torno a los 500 cuentos, no pudo En el nº 173: “La bruja en forma de ver la luz sino mucho tiempo después, con - galga”, Eleuterio Ercilla, el relator, lo cuen - cretamente hasta los años 1987 y 1988, que ta como sucedido a un familiar suyo: “Esta - se publicaron en dos volúmenes. Aunque un ba un bisabuelo mío arando y vio entrar una adelanto antológico se había hecho en 1946 mujer en un arroyo, en una quebrantada que en la colección Espasa Calpe de Buenos llamamos aquí. Y se fijó que había entrado Aires. Ninguno de aquellos ocho cuentos una mujer y salía una galga (…)”. Da el palentinos, sin embargo, fue recogido en nombre de su abuelo, Silvestre, y menciona dicha selección 18 . un topónimo campestre del pueblo: “el Los siete cuentos de brujas recogidos en Huerto Raso”, y para mayor rotundidad, al 19 Astudillo en los días 13 y 14 de mayo de acabar la historia, añade: “Pasó aquí” . Los 1936 pertenecen a dos informantes, ambos nº 155: “El zapatero y las brujas”, y el 157: labradores y de avanzada edad: Pedro Velas - “El hechicero y el zapatero” –el primero co, 69 años, le contó dos, y Eleuterio Erci - contado por Pedro Velasco y el segundo por lla, 70 años, los cinco restantes. Si algo Eleuterio Ercilla– tienen el mismo motivo: llama la atención es que, en cinco de ellos, el zapatero que asiste a un aquelarre de bru - ambos relatores lo cuentan como historias jas y en lugar de besar el trasero del diablo sucedidas en el mismo Astudillo, e incluso le pincha con una lezna. Y el inicio es muy mencionan en alguna ocasión los protago - parecido, pues le hacen al zapatero venir de nistas locales del relato con nombres y ape - pueblos contiguos a Astudillo. El primero llidos. Particularmente, el nº 170: “Brujas empieza: “Era un zapatero que venía de Tor - que se volvían gatos”, que copiamos entero quemada de llevar zapatos, y le llegó la dada su brevedad: noche en el monte de Estudillo, en el roble Navarredonda (…)”. El segundo: “Era un zapatero que lo llamaban el tío Anrique, y El abuelo de Atanasio Palomo estaba en vís - venía de trabajar de la zapatería de Villame - pera de casarse y, al meterse en la cama en la diana. Y ya vino una vez tarde de la noche, cuadra, pues a poco tiempo sintió que se le muy tarde. Y en el monte alcanzó a ver una ponían al oído y le decían: hoguera y así como que bailaban alrededor - Palomo, que no te casas mañana. de ella (…)”. Ambos cuentos tienen un claro Y en esto él echó mano a las cerillas y encen - tono jocoso, de chiste, perceptible en su dió la luz. Y al querer salir –que eran gatos desenlace, y están perfectamente cataloga - todos – todos por la reja de la ventana de la dos en el inventario de motivos folklóricos cuadra, cogió la criba y la soltó y partió la de Aarne-Thompson, pero es curiosa la pata a un gato de los que estaban allí. Y se le ambientación localista que se les da, como volvió persona. si se tratase de historias acaecidas a gente Y al volverse persona le dijo: del pueblo 20 . Lo mismo sucede con el nº - Me has partido la pata. Haces el favor de 167: “La bruja de Castro”, cuyo inicio es: llevarme a mi casa y no decir nada a nadie. “Era un mujer del pueblo y estaba trabajan - Y la llevó a su casa. Y era la madre de D. do en el obrador de Astudillo con una mujer Enrique Izquierdo, la más rica del pueblo. de Castro. Pues la acometían las brujas y todas las noches la cortaban el pelo (…)”.

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Es muy posible que ese Castro se refiera a Espinosa hijo en 1936 en lo básico, que es en Castrojeriz, pueblo cercano a Astudillo. Tan la transformación de la mujer en galga, pero solo dos de ellos, el 152: “Las brujas desa - difiere en los detalles. Izquierdo lo inicia así: parecen al decirse, ¡Jesús!”, y el 158: “El “Fue hace muchos años, cuando por el pue - cabillo de cera” se cuentan de forma imper - blo andaban “saludadores” y mujeres que sonal, genérica, sin referencia local alguna. prodigaban el “mal de ojo””. Dice también No son los recogidos por Espinosa hijo que la mujer tenía un apodo pero que no lo los únicos relatos testimoniales sobre brujas recuerda y que tenía sobrada fama de hechi - en Astudillo. Alfonso Izquierdo Laguna, cera en la comarca y la describe físicamente, abogado y escritor, que publicó con asidui - por las referencias que le han dado. Habla dad durante muchos años artículos en El solo de un labrador que, estando arando un Diario Palentino , se ocupó también del día de invierno, vio venir a la bruja y dirigir - caso. Aunque con residencia habitual en se a una zarza donde él había dejado el hato. Madrid, pasaba largas temporadas en su Al verla acudió y la agarró de las ropas, las casa del pueblo y le gustaba investigar y cuales quedaron en sus manos mientras la escribir sobre el pasado de este. En su pri - mujer, lanzando un aullido, huía en forma de mer libro de relatos breves publicado, el galga. El labrador, entonces, le arrojó una titulado Rescoldo (1949), incluye “Tres piedra y la dio en una pata. Al día siguiente, 22 leyendas de Castilla la Vieja” que le conta - la mujer apareció en el pueblo cojeando . La ron en el mismo Astudillo, aunque no en versión contada a Espinosa hijo por el infor - todas especifique, sino muy a grandes ras - mante que dijo ser bisnieto del labrador que gos, el lugar de los hechos. La tercera la titu - vio a la mujer acercarse a donde él estaba la “Brujas”, y es una elaborada narración, arando difiere en que esta se escondió en un con muy buen estilo y ritmo literarios, sobre arroyo para quitarse las ropas y de allí salió el pescador al que las brujas castigan por ir en forma de galga, y que ya al atardecer, a pescar la noche de los santos. El estribillo cuando el labrador se volvía a casa con el que se remite como leit-motif es el dístico: hatillo de las ropas de la mujer colgado de la “Pescador que pescaste la noche de los San - costilla del yugo del ganado, esta le salió en tos / la cuba de vino se te llenó de cantos”. cueros al encuentro para pedirle sus ropas. Con gran pericia narrativa logra convertir Le dijo: “”Señor Silvestre, déme ustez la un motivo folklórico jocoso en historia de ropa, que no le haremos daño, a ustez ni a su suspense y miedo 21 . familia”. Este se las dio no sin antes pregun - tarle que dónde había estado, a lo que ella le Años más tarde reiteraría la versión de respondió que haciendo mal a una mucha - “la mujer-galgo” en el periódico, no sin dejar cha, “a acabar de chupar las cañadas de la de reflexionar sobre “las narraciones brumo - hija de un médico” 23 . sas sobre hechos maravillosos que los cam - pesinos viejos aún comentan en nuestros Muchos años después, en el mismo días” y que remiten al tiempo pasado, a un periódico, este autor volvería con el tema de Astudillo de añoranzas. Esta versión tomada las brujas, como un modo de recordar aque - de labios de los lugareños, dice que la da llos tiempos en que a falta de luz eléctrica, fielmente, “sin retoque ni adorno que pudie - las sombras de las noches eran más densas y ra mixtificarla”. Coincide con la copiada por propiciaban tales creencias, hijas de la igno -

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 207 rancia y el miedo. Recuerda, mencionándo - convertirse en simulación verista con prota - las de pasada, las historias de la mujer gonistas reales. La credulidad aldeana podía galgo, del pescador que pescaba en la noche llegar a eso. de los santos, de los aquelarres en el monte Que la creencia en brujas era algo habi - de Astudillo, y lo que llama brujas “saluda - tual y extendido en Astudillo hasta bien doras”, que echaban mal de ojo a los niños, mediado el pasado siglo no deja lugar a y se detiene en otra, que desarrolla entera - dudas, a tenor de los numerosos testimonios mente. Es la del zapatero remendón, coinci - que nos han quedado por escrito. Ello no dente con los números 157 y 159 recogidos quiere decir que fuese más proclive a la en el mismo pueblo por Espinosa hijo. Dice superchería que otros lugares de la provin - que se la oyó hace bastantes años al llamado cia o de Castilla; tan solo que el azar no ha “tío Julita” en la carpintería de Andrés prodigado los mismos testimonios escritos Plaza. Naturalmente, la recompone al hilo de otros sitios, pero esas historias o muy del recuerdo, y aunque no llega a la esmera - parecidas, o esos cuentos, corrían también da elaboración literaria que hizo con la del de boca en boca. Coetáneo de Alfonso pescador de la noche de los santos, está Izquierdo hay otro aficionado a escribir en claro que no la toma al pie de la letra tal el periódico local que también se decidió un como salió de los labios de informante, lo día a reunir recuerdos y relaciones brujeriles que sí hacía el folklorista estadounidense. El oídas a sus antepasados. Se trata de Modes - zapatero protagonista era del pueblo y, to Alonso Emperador, profesor de matemá - según su interlocutor, lo sucedido tuvo lugar ticas en institutos palentinos y buen recopi - uno de aquellos sábados en que las brujas lador de usos y costumbres de la zona de asistían al aquelarre en un paraje junto al , pueblo de donde procedía, y que “roble de las varas”. El zapatero, sabiéndo - en los años cincuenta publicaba sus artícu - lo, asistió por voluntad propia y con su lezna los asiduamente en las páginas agrícolas que le hirió al “satánico animal”. En el relato se el periódico sacaba los domingos y que, reu - ha perdido todo tinte jocoso, con el broche nidos, constituirían el voluminoso libro final de la respuesta prohibitiva y ambiva - Estampas pueblerinas de la Tierra de Cam - lente del diablo. Es un final abrupto, como si pos (1978). Este dedica un largo artículo al obedeciera no a un cuento sino a un hecho tema. Lo que hace en él es ensartar episo - real. El hombre bailó con las brujas y al dios muy distintos ahormando una historia acercarse, como estas, a besarle en salva sea unitaria y con sentido. Hay una elaboración la parte, le clavó su lezna… “Este bicho personal con lo oído aquí y allá, y lo redac - soltó un alarido monstruoso, desapareció ta siguiendo la más decimonónica tradición vertiginosamente y al tiempo, las brujas, costumbrista. El acopio de detalles y atribu - volaron por los aires montadas en sus esco - ciones brujeriles es muy completo, pues no bas. Así terminó aquel terrible aquelarre, se ahorra ni las pruebas para el reconoci - quedando solo y en silencio el pobre zapate - miento de las motejadas de tales ni la 24 ro remendón de Astudillo” . Está claro que reconstrucción de un supuesto aquelarre ni si fue así como se lo contó su informante, la la trasmisión de poderes de la moribunda a transmisión oral hacía muchas veces que un quien elige como heredera. No sería extraño relato inventado y humorístico llegara a que en este final mezclase lo popular con lo

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 208 César Augusto Ayuso libresco, de donde por otra parte bebió siem - “somanta” y no solo no encontró “ni rastros” pre lo popular, aunque sin saberlo. del galgo o de la mujer, sino que, volviendo 25 Entre las variadas apariciones en formas al “hato”, tampoco estaban allí las cosas . animalescas y las fechorías a los vecinos, nos volvemos a encontrar con el caso de la Que el episodio de la mujer galgo se mujer que se convierte en galga y que, sien - halla extendido lo confirma el que Jaime do en lo esencial coincidente con las versio - García Reyero, que también se ha dedicado nes de Astudillo, difiere en el final. Nada a reconstruir relatos de brujas escuchados en por otra parte que llame la atención, dada la la provincia, titule uno de estos “La tía permeabilidad de la trasmisión oral. Este Galga”, sin más 26 . Al igual que Alonso escritor lo expone así: Emperador, ensarta en un relato distintas anécdotas motivadas por creencias brujeri - les. El marco narrativo en que las engasta es En esa misma semana, araba Ambrosio en el supuesto encuentro del narrador con un “Los Castillos” una tarde, cuando vio llegar, matrimonio anciano en la sala de espera en pausadamente, hasta un arroyo próximo el una estación ferroviaria. Mientras esperan al bulto humano de alguna “mujeruca” que tren, que viene con retraso, el hombre –“un parecía esconderse. Al poco tiempo, salió del viejo de no sé que pueblo”– lleva la voz can - mismo arroyo un galgo que, tomando la vere - tante y le va desgranando distintos recuer - da de Montealegre, se alejó con trote lobero. dos en torno al mismo motivo: una “tía No pudo menos el curioso labrador de acer - Galga” que sembraba las desgracias y el carse hasta el sitio de donde saliera, y largo terror en la población. Entre ellos está el del rato quedó como clavado en el suelo, `por - labrador que la ve desnudarse tras unas zar - que, al lado de una junquera, se encontró zas y, al irse convertida en galga, le quita las unas sayas y refajo de mujer. Ambrosio refle - ropas, pero al volver esta se las pide, siem - xionó unos instantes mientras decía: pre sin dejarse ver, y no sin amenaza: - “Pos” te vas a “jeringar”. Porque… como “¡Dame la ropa y no te haré mal, ni a ti ni a no vuelvas al pueblo “corita”… tu familia!”, por lo que el labrador, atemori - Y tomó aquel montón de ropas y se lo llevó zado, no tuvo otro remedio que dárselas. En donde tenía el “hato” en el barbecho. Siguió el resto de los casos que cuenta, la bruja aguantando la mancera del arado hasta que ejerce un dominio absoluto sobre las perso - regresó el galgo con la lengua fuera y volvió nas y las castiga cruelmente. a meterse en el arroyo. El rudo corazón de Ambrosio también sabía latir con violencia Este mismo autor dio forma literaria a mientras esperaba acontecimientos. No tardó una leyenda del pueblo norteño de Vidrie - en oír que le llamaban: ros. El marco narrativo aparente es también - Ambrosioooo… “Trai” la ropaaa… una supuesta conversación entre amigos en - “¡Dita” de Dios!, dijo, tomando la tralla, si la que uno cuenta y el otro -el narrador real- me “paice” que la voz es la de la “tiá” Simo - hace de interlocutor que recoge la informa - na! ción que el otro le da, interviniendo para Corrió hacia el sitio de donde saliera la lla - preguntar o asentir. El marco narrativo pro - mada, con la sana intención de darle una fundo de la historia en sí concreta la locali - zación: en un pago del susodicho pueblo en

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 209 que hay un prado y una fuente; la tempora - que también contrarresta el temor a las bru - lización: el hecho legendario sucedió una jas con los auxilios de la religión. Su autora, mítica mañana de san Juan; y los persona - Lilian Espadas, debió de sacarla de su jes: dos inocentes niños que andaban por allí magín muy probablemente siguiendo las cogiendo hierbas para curar la enfermedad pautas de “Saruño”, dado que Jaime G. de su madre y una bruja que los solicitaba Reyero estaba entonces de maestro en Guar - con aviesas intenciones. Los niños se salvan do. La publicó solo cinco años después de al invocar a la Virgen. Al sortilegio que los aparecida aquella, en 1976, en una revista salva, le sigue la maldición de la vieja. Esta comarcal de la Montaña palentina. Su título: pronuncia la enigmática palabra “¡Saruño!” “Cuando las brujas bailaban en Cansoles”. y al instante la fuente que había en medio También habla de una pastorcita que, cui - del pedregal, que daba un agua muy buena, dando su rebaño en el predio de Cansoles un se convierte en nociva, mientras el pedregal día del mes de julio, se quedó dormida y se se torna en verde prado. También se habla despertó rodeada de las brujas en pleno en la historia de que una cueva que hay allí, aquelarre. Cuando la empujaban a adorar al se abrió al golpearse la bruja la cabeza con - macho cabrío, ella invocó a la Virgen: tra la roca mientras huía atropelladamente 27 . “Madre de Cristo Ampárame”, y en el hori - En realidad, quien primero recogió esta zonte se perfiló la figura del Crucificado y, leyenda en un libro sobre Vidrieros fue al tiempo, la Virgen acudió a envolverla con Pedro Hidalgo Redondo 28 . De él la tomaría, su manto. En memoria de tan milagroso suponemos, García Reyero. suceso se levantó en ese lugar la ermita del Tanto en Hidalgo como en García Reye - Cristo del Amparo, de tanta devoción entre ro, este es un relato muy literalizado, una los guardenses, que también acoge la ima - leyenda elaborada quizás sobre un débil gen de Nuestra Señora del Carmen, no 29 apunte popular, que, además de remitir a menos venerada . Sin duda, aprovecha la cuentos europeos maravillosos –la bruja que conocida tradición que liga el campo de come a los niños–, y a creencias ancestrales Cansoles a las brujas, pero la realidad de la de las míticas mañanas del solsticio de vera - fundación de la ermita es muy otra, y nada no, obedece a motivos etimológicos: el lejana en el tiempo, según había indagado y explicar el nombre de una fuente, y geológi - dado a conocer otro escritor guardense cua - 30 cos: explicar la presencia del prado y la tro años antes de publicada tal leyenda . cueva cercana. Pero, además, cumple otra Lo que sí sucedió en a fines del finalidad fundamental, superpuesta o debi - año 1896, es un horrendo crimen cuya vícti - damente mezclada con las anteriores, como ma fue una mujer a quienes sus vecinos tení - es la catequesis devocional: el poder divino, an por bruja. Una noche de fin de semana, con la mediación de la Virgen, vence a las unos cuantos jóvenes decidieron reírse un fuerzas del mal. poco a su costa y fueron a su casa para darle El afán eclesiástico por contrarrestar los un escarmiento. Estúpidamente, todo acabó poderes maléficos con el poder divino ha de la manera más trágica. La noticia apare - sido una constante en la historia de la cris - ció en la prensa provincial una semana des - tianización y, de nuevo, es el marchamo de pués. La mujer, llamada Cesárea Santos, era otra conocida leyenda religiosa de Guardo, una viuda de 54 años, a quien las gentes

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 210 César Augusto Ayuso habían dado en llamar “la Bruja” y, añade la jas”, y de él, quizás, ha tomado el pretexto noticia: “de ella se contaban anécdotas a para enhebrar la ficción. cual más estúpidas, las cuales sufría con resignación aquella pobre mujer”. El caso es 6. EL PERFIL DE LA BRUJA EN LA que la colgaron y la clavaron salvajemente CREENCIA POPULAR PALENTINA hoces y navajas, creyendo que, como bruja, Entre el pueblo, la palabra “bruja” no tenía siete vidas y no había de morir. Para el tenía un contorno nítidamente definido, sino rotativo tan desgraciada broma fue fruto “de que se deslizaba con frecuencia desde el esa mal entendida y siempre vituperable sentido más negativo, de mujer pérfida, que superstición que no se compagina con los tenía una vida secreta en connivencia con el tiempos en que vivimos, o con un estado de maligno y propagaba el mal, a otro más completa embriaguez en las personas que 31 benevolente que se le daba a ciertas mujeres perpetraron tan espantoso asesinato” . Tan -u hombres- que mostraban cierta habilidad nefasto suceso enseguida dio origen a un en el tratado de las enfermedades y las romance de ciego que con el título “La bruja empleaban a favor de los vecinos. También de Guardo” recorrería España. Inspirándose entraba en este último juicio el tener cierto grosso modo en este hecho, Jaime G. Reye - poder adivinador. En el primer caso la bruja ro escribió el cuento “La bruja de la casona” era denostada y temida; en el segundo, reco - y lo publicó en El Diario Palentino el 25 de nocida y buscada si el caso lo requería. enero de 1971. Tras acumular algunos de los Estas distinciones, perfectamente hallables que la vecindad tenía por maleficios suyos, en la provincia de Palencia, coinciden, a causantes de desgracias, la turba quema su grandes rasgos, con lo que siempre se ha casa y aniquila salvajemente a la mujer. considerado como un binomio formado por Como en este autor es habitual, sobre un pri - la magia negra, diabólica, y la magia blanca mer cañamazo, la imaginación ha obrado o contramagia 34 . libremente 32 . En el imaginario popular, sin embargo, Finalmente, hay que mencionar un rela - es la bruja maléfica la que más sitio ha ocu - to de Pedro Sevylla de Juana, incluido en su 33 pado y la que mayor atención legendaria y libro La musa de Picasso (2007) . “El oro literaria ha obtenido. Todavía su memoria de las brujas” es una recreación histórica va ligada a ciertos lugares o remoquetes que que sitúa en pleno siglo XVIII en Valdepe - hablan de un pasado en el que tuvieron pro - ro. Dos mujeres, expertas en medicina natu - tagonismo. En y Ver - ral y herboristería, son acusadas de brujería gaño sendos pagos del pueblo llevan por en el pueblo y acosadas, por lo que acaban nombre Las Brujas. En hay trasladándose a Palencia. La historia quiere una calle con ese nombre y en Baltanás una ser una recreación del ambiente de época, calleja. En Villaviudas distinguían en el con el ineludible enfrentamiento entre el campo el Roble de las Brujas y en Guardo talante ilustrado y la inclinación supersticio - una casa era conocida como “de la Bruja”. sa aldeana. El autor, natural de Fuentes de Incluso hay pueblos que tenían fama entre Valdepero, sabe bien que hay, a las afueras sus vecinos de ser lugares privilegiados por del poblado, un pago denominado “Las bru - ellas: de Antigüedad decían en que era el pueblo de las brujas y a los de

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Cardaño de Abajo se les conocía en Fuentes popular, engrosan con detalles añadidos las Carrionas como “brujos”, según la coplilla historias de brujas. Al igual que Pereda, la tópica: “La peña Espigüete / se está cayendo dramaturga de Mª Teresa Borragán / y los brujos de Cardaño / la están contu - en su obra Ilusión , estrenada en 1917 en el viendo” 35 . Teatro Principal de Palencia, presenta escuetamente a la tía Gelucha como soltera 6.1. Condiciones de la bruja y muy vieja, amiga de entrometerse en la vida de los demás y, si son muchachas jóve - Ya dejó escrito Fray Martín de Castañe - nes, en sus amores 38 . Reyero en “La bruja de ga, en su influyente obra de la primera mitad la casona” elige también a una mujer “que del XVI, que la bruja es preferentemente nunca vivió acompañada” y de una edad que una mujer vieja y pobre que no ha tenido nadie sabe: “Todos, incluidos los más ancia - suerte con los hombres. Por su parte, en su nos del lugar, la conocieron vieja y encorva - obra de 1905, Rafael Salillas resume así los da” 39 . Izquierdo Laguna se detiene, en cam - rasgos que reúnen las reputadas de tales: bio, en lo desagradable de su físico: “vejez, fealdad, suciedad, pobreza y vida retraída” 36 : Tales rasgos genéricos, la litera - tura los ha agrandado en ocasiones hasta Se dice que su facha era repulsiva; era baja, convertirlos en retratos plásticos y efectistas contrahecha –abultaba con exceso la joroba en tendentes a la repulsión. Así sucede con la su espalda – y a pesar de los años, se la podía “tía Casca” en el relato de Bécquer, según ver andar con cierta ligereza, mientras oculta - evidencia el pastor que da cuenta: “…me ba su cara bajo el pañolón negruzco que cubría bastó distinguir sus greñas blancuzcas que su cabeza 40 . se enredaban alrededor de su frente como culebras, sus formas extravagantes, su cuer - En la realidad, tales condiciones no se po encorvado y sus brazos disformes que se cumplían. De los cuentos populares recogi - destacaban angulosos y oscuros sobre el dos en Astudillo por Espinosa hijo, aquellos fondo de fuego del horizonte, para recono - que parecen ser contados como si fueran 37 cer en ella a la bruja de Trasmoz” . No es el sucedidos reales, no se deduce precisamente caso de Pereda, que, sabedor del sambenito que tengan que ser necesariamente viejas, que la adjudican sus convecinos, piadosa - pobres y feas, ni que vivan en soledad. Son mente las describe como simples viejas, mujeres normales del pueblo, casadas, como aunque con todas las carencias de sus se deduce del nº 152: “Era un muchacho sir - muchos años y su pobreza. viendo en casa de un ama. Y todas las Entre los lugareños, su fealdad y su noches la veía que se untaba los pies con un aspecto desharrapado siempre han sido un unte…”; el 167, “la bruja de Castro” que ingrediente que añadir al miedo cerval por trabajaba en un obrador, o el 173, en cuyo sus poderes maléficos, si bien en los cuentos remate se descubre la auténtica identidad de o relatos orales, generalmente escuetos y la susodicha: “Y la llevó a su casa. Y era la centrados en la anécdota en sí, no se paran madre de D. Enrique Izquierdo, la más rica en descripciones. Son los escritores los que, del pueblo”. recogiendo más ampliamente la sicología

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Era común también atribuir en los pue - 6.2. El maleficio a las personas blos el estatuto de bruja a mujeres viejas y Su maligna actuación no estaba someti - poco sociables, apartadizas. Por ejemplo, en da a un momento fijo del día, pero sí que la , en los años cuarenta del noche reúne un número mayor de casos, así pasado siglo, se tenía por tal a una mujer como los más sofisticados e increíbles. Era viuda y con cuatro hijos, que, además de lo más común creer que ese su poder lo des - proceder de Antigüedad, la informante des - plegaban en el reino de las sombras, desde cribe como ”feísima y cara de mala…, el toque del Ángelus de la anochecida hasta mujer que no se daba con nadie, hosca, mal el canto del gallo que traía el alba, pues la hablada, blasfema, que no iba a la igle - noche secularmente en la mentalidad popu - 41 sia…” . Y viuda era la desdichada mujer lar ha ido asociada al mal y el peligro. Y no que los mozos ahorcaron y acuchillaron en es ajena a ello la luna, igualmente asociada, 1896 en Guardo, de la que Reyero, que, sin en su cara negativa, a los poderes ocultos e duda, se documentaría para historiar el suce - indomeñables. Izquierdo Laguna lo expone so, apostilla: “¿Era realmente Cesárea muy atinadamente: “Las leyendas y recuer - bruja? Por supuesto que no. Pero lo que sí dos de brujas son interminables, pero en casi era muy chismosa y amiga de oler en vidas todos ellos es imprescindible la nocturnidad ajenas. Su carácter díscolo con las vecinas la y las sombras” 44 . llevó a enemistarse con ellas” 42 . La infor - El mal de ojo tendrían que realizarlo a la mante de Palacios del Alcor dice del matri - luz del día, cuando veían o se encontraban monio que tenían por brujos que no tenían con sus vecinos en la aldea. El malquerer o su trato con nadie en el pueblo, apenas salían a deseo de hacer mal es una creencia muy la calle y no iban a misa, y de la mujer, en extendida y que viene de antiguo. Ovidio particular, dice que de pequeña le daba habla ya de las “estriges” o “estrigas”, que miedo: “vestía de negro, con una falda muy “roban de las cunas a los niños cuando sus larga, con un pañuelo atado a la barbilla, y amas se descuidan de ellos y les chupan la no se dejaba ver, solo se asomaba un poco a sangre 45 . En España ha estado muy extendida la puerta”. a lo largo del tiempo entre todas las clases Habitualmente, la brujería se le asignaba sociales, pues baste recordar que en los retra - a la mujer, pero también en esto hay excep - tos del barroco los infantes reales aparecen ciones. Si en este último pueblecito citado, con sus amuletos para prevenir el mal, y que, que se ubica entre el Cerrato y Tierra de mucho antes, en el XV, el noble don Enrique Campos, muy cerca de Astudillo, se habla de Villena escribía todo un Tratado de la fas - de un hombre que lo era, en el Norte de la cinación o aojamiento (1425). Tras las críti - provincia la creencia en la existencia de bru - cas de los ilustrados, sin embargo, solo pre - jos no llama la atención. Herrero Gutiérrez valeció el temor entre las clases populares. informa de casos oídos en Lastrilla y Berzo - Fray Martín de Castañega, por su parte, dejó silla, en la Valdavia, y Froilán de Lózar de escrito que el “aojamiento de las mujeres”, otro que operaba en Herreruela de Castille - capaz de dañar a un niño, no hay que enten - 43 ría . derlo tanto como un fenómeno de brujería o hechicería cuanto un poder propio de algunas en tiempo de menstruación o climaterio 46 .

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La mirada era, pues, un arma poderosa tos. Muy socorridos eran los símbolos reli - de las supuestas brujas. Tenían, dicen, un giosos: cruces, medallas, escapularios, rosa - mirar fijo, que traspasaba. Reyero afirma de rios, los evangelios… En Reinoso les poní - la tía Galga que, además de ser “vieja, seca an una medalla de la Virgen y un caracolillo y negra”, no se sabía “si tenía ojos o dos bra - de mar. En Baltanás una cinta colorada o sas centelleantes”. Leyendo las respuestas colocaban una cabeza de ajo junto al niño. que se recogen en la encuesta del Ateneo Este recurso del diente de ajo, la Encuesta madrileño sobre las costumbres de naci - del Ateneo lo recoge en localidades de Gali - miento en seis localidades de la provincia cia, Cantabria y Soria, pero en ninguno de palentina (está fechada en los años 1901- los seis pueblos palentinos que la contestan. 1902), no cabe la menor duda de que esta Sí recoge la higa, usual en toda la penínsu - convicción del “mal de ojo” a los infantes la, que en es “una cuenta o figu - estaba bien arraigada en algunos lugares ra de azabache negro” y en Frechilla “un como Villarramiel, donde pensaban que cuerno pequeño de ciervo”. En Villamedia - “cuanto más robustos y hermosos son los na ponían al lado una corteza de pan sin más niños, son más aptos para padecer mal de o metida en una bolsita. En Valdespina tra - ojo”, y algo menos en otros. En algunos este zaban la señal de la cruz sobre el niño cada mal se les atribuía especialmente a las gita - vez que le mudaban. En nas (Frechilla o ). Los efectos y Villarramiel ponían la Regla de san Beni - de tal fascinación era que el niño entristecía, to en forma de carta 49 … 47 adelgazaba y llegaba a morir . Esta creen - Según la opinión popular, las brujas cia ha permanecido vigente hasta bien también ocasionaban la desgracia en las mediado el siglo. La tildada de bruja en Rei - jóvenes casaderas, de modo que mozas loza - noso tenía fama de que echaba el mal de ojo nas como una rosa, de pronto languidecían y a los niños y no se los dejaban ver, porque se acababan consumidas por una tristeza y decían que alguna vez pidió ver a alguno y un debilitamiento inexplicables. Pereda en este, estando hermoso y rollizo, enseguida “Las brujas” lo refiere muy bien. Teresa, empezó a llorar, a no dormir y enflaquecer. supersticiosa, achaca a la Miruella la murria Porque la temían, las madres advertían a sus y desmejora de su hija, pero el lector sabe, hijos para que no pasasen por su puerta. Era porque la muchacha consultó su problema lo normal en los pueblos, hurtarlos a la vista con la pobre vieja, que todo se debe a un dis - de la sospechosa. Izquierdo Laguna tilda a gusto amoroso, pues había sido abandonada este tipo de brujas que desgracian a los por su novio tras haberla deshonrado, losa niños como “saludadoras”, quizás porque esta, de la honra, cuyo peso en la aldea se 48 les quitan la salud . tornaba abrumador. La nominada bruja En el Cerrato era también creencia que hace, en este caso, de mediadora caritativa sacaban a los niños de sus cunas y que, y, al final, tras su ejemplar muerte, todo se estos, sin explicación, aparecían tirados en arregla. Pero ya sabemos que el relato de el suelo de la habitación o incluso en la calle Pereda es una diatriba moralizadora contra (Torquemada, Tabanera). Para protegerlos la ignorancia supersticiosa y en defensa de de las brujas, de sus aojamientos y manejos, las pobres víctimas que son tachadas de bru - las madres acudían a amuletos muy distin - jas y sometidas a una marginación y una

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 214 César Augusto Ayuso persecución sin tregua. Aunque no tan acu - 1936, el ya comentado cuento nº 173. En sada, la misma crítica y la misma defensa se ella, la mujer transmutada en galgo le dice al realiza en Ilusión , la primera obra dramática labrador, al ser preguntada por este, que ha estrenada por la palentina María Teresa estado con otras brujas “a chupar las caña - Borragán; sin embargo, en ella la tía Gelu - das de la hija de un médico”. cha sí que es presentada en la escena inicial como entrometida y casamentera, pues, sin 6.3. El maleficio a los animales de labor y que esta le insinúe lo más mínimo, saca a la otros bienes joven protagonista el tema de sus amores y El temor a sufrir maleficios siempre se permite aconsejarle quién le conviene y estuvo presente entre los campesinos euro - lo que debe hacer. Que las brujas enredaban peos. Desgracias familiares, reveses amoro - amoríos uniendo y separando corazones era sos, contratiempos en su hacienda como uno más de los motivos de acusación que enfermedad y muerte de animales, cosechas aparecen en los procesos inquisitoriales y malogradas… las creían fruto de poderes que ejemplifica magníficamente Alonso maléficos externos y enemigos, y las brujas Emperador. Cuenta este cómo en el pueblo fueron, a partir de los oscuros años inquisi - corría la voz de que alguna bruja “chupaba toriales, la más perfecta representación de la sangre de “la pobre Natalia”, joven ané - los mismos. En la zona de la Braña palenti - mica y de acusado histerismo, que se levan - na era un sentir común cuando Gonzalo taba “molida” de la cama y con el cuerpo Alcalde recogió sus costumbres en las últi - lleno de cardenales”. Tras verla un labrador mas décadas del siglo pasado 51 . Enfermeda - que, como galga, cogía la vereda de Monte - des que no curaban o recibir golpes de alegre, todo se aclara: noche, mientras se dormía, que aparecían luego como moratones, se consideraban La “tía” Simona, ya desdentada y con horri - como castigo o inquina de las brujas. Igual - ble nariz que casi la entraba en la boca, no era mente enfermedades de los animales más que un esqueleto, lo cual explica su fácil domésticos u extraños casos de hostiga - trasmutación en galgo. La “tía” Simona tuvo mientos son atribuidos sin más a estos pode - un novio en Montealegre, y, por si fuera res. El cuento nº 163 de Espinosa hijo, reco - poco, la histérica Natalia recordaba el día en gido en Cervera de Pisuerga, trata de un que confió a la “tía” Simona el secreto de caso de mal de ojo a una vaca, la mejor de aquel ardiente amor que la consumía: la vieja un establo. Al llegar a una ermita, pasaba pinchó las tijeras abiertas en el aro de un toda la vacada menos ella, hasta que el cedazo y, sostenido entre las dos, contestaba maleficio fue conjurado por una mujer que a las preguntas que la hacían. Ya no cabía sabía hacerlo. En Mudá, sin embargo, los duda de que era la “tía” Simona quien chupa - vecinos amenazaban a la que creían que los ba la sangre de la desgraciada joven” 50 . había aojado para que ella misma les restitu - yese la salud; y lo hacía, según cuentan. De una informante de Guardo oí el caso de que, Menos explícita, pero no menos signifi - en cierta casa y durante algún tiempo, al cativa y en parecida dirección, es la versión ordeñar a las vacas en la cuadra había una de Astudillo recogida por Espinosa hijo en que, de una patada, acababa tirándoles a sus

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 215 dueños el caldero de la leche; hasta que un presionó; entonces, como por ensalmo, los día, con un palo, dieron a la vaca díscola. Al otros crecieron y ya pudieron meterlos al día siguiente vieron a una mujer, de la que horno. En Guardo se habló de cierta noche pensaban que era bruja, con un brazo parti - en que, al morir una señora, los cacharros se do; de ello dedujeron que la tal se colaba en caían al suelo una y otra vez, aunque torna - el establo trasmutada en vaca para verterles sen a colocarlos. el fruto del ordeño. La creencia de que las brujas robaban Si en el norte temían por las vacas, pun - alimentos y penetraban en las bodegas a tal de su economía, en la tierra llana era el beberse el vino, está muy extendida en Cas - ganado mular el que creían objeto de la oje - tilla y León y, por ende, en Palencia 54 . Alon - riza. Alonso Emperador cuenta el caso de un so Emperador narra el caso del carnero que, macho “treinteno” bien lucido que de pron - tras enredar a los mozos, les lleva la merien - to ha dejado de comer y “se está quedando da que tenían preparada 55 . Varios cuentos de que va a morir “acabau””, lo que achaca a los recogidos por Espinosa hijo hablan de que le chupan la sangre las brujas 52 . Casos brujas que se reúnen por las noches y van a parecidos de caballerías que no comen lo beber a una bodega, uno de ellos escuchado que se las echaba en los pesebres eran habi - en Astudillo, el nº 252. En Palacios del tuales antaño en los pueblos. Alcor creían que entraban transformadas en No solo hacían enfermar a las bestias de gatos por el agujero de las puertas de las labor o las soltaban por la noche y las saca - bodegas llamado “gatera”, y allí bebían en ban de sus cuadras. Las brujas también juga - comandita hasta la embriaguez. Al salir, de ban malas pasadas a sus vecinos o se apro - nuevo recuperaban la forma humana. vechaban de sus bienes, hurtándoles comida o bebida. Unas veces lo hacían por vengan - 6.4. Cómo reconocer a una bruja. Su za; otras, por malquerencia. En Villanueva transformación en animales de la Torre, en el noreste palentino, dos En las casas también entraban de noche, mujeres riñeron y, al día siguiente, el frijolar y era común la opinión de que lo hacían por de una de ellas apareció seco; la otra, bruja, la chimenea, aunque Alonso Emperador 53 se había vengado así . En Palacios del habla en una de sus anécdotas de que en Alcor, un vecino que negó a otro que tenían cierta casa alguien veía por las noches a por brujo algunos cangrejos de los que había “dos gatazos negros” en su “cuarto” y que pescado, al comerlos se le indigestaron y estos habían entrado por la cerradura. Nada amaneció con unas ronchas negras. Ya, al más elocuente para confirmar la creencia de darle la negativa, el brujo le había advertido que era por la chimenea por donde entraban, de que no le aprovecharían. Un informante que el artículo desmitificador del médico y de Reinoso oyó contar a su madre que, cier - estudioso de la arqueología del Cerrato to día, estando en el horno haciendo el pan, Lázaro de Castro sobre la verdad de un caso la masa no “se venía”, es decir, no crecía y ocurrido en antes de cogía el punto para meterla a cocer, por más mediar el siglo XIX y que a él le habían que el tiempo pasaba. Decidieron llamar a referido. En la casa de un hortelano, veían una mujer que vivía en una cueva y que tení - cada noche cómo caían piedras y cascotes al an por bruja. Al llegar esta, tomó un pan y lo hogar, lo que llegó a alarmarles tras no ver a

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 216 César Augusto Ayuso nadie. Empezaron a creer que eran las bru - acabada la misa si el sacerdote se había olvi - jas, que también les habían aojado las dos dado de cerrar el misal. Como la prueba del mulas que tenían en la cuadra. Por más que cedazo, que reviste sus variaciones, esta pusieron unos milagrosos escapularios en la estaba muy extendida en las distintas pobla - cuadra, no consiguieron nada, hasta que el ciones de la provincia, al igual que en la capellán del cercano monasterio de El región castellana. En el relato de Alonso Moral, incrédulo del poder de las brujas, Emperador se lleva a cabo con toda inten - estudió el caso y descubrió que las mulas, en ción. Muchas de estas supersticiones sobre efecto, por la noche se soltaban de sus pese - las brujas tienen más de habladurías que de bres y coceaban contra la pared, y el resul - certezas, y se corrían de un pueblo a otro, tado de sus golpes no era otro que las pie - engordando la fantasía de los vecinos. Estos dras que se desprendían por la chimenea, suponían más que, en realidad, presenciaban que se hallaría contigua. Pero, también, que los hechos que atribuían a las denostadas la causa de todo estaba en el hambre que como brujas, como bien muestra la disiden - pasaban las pobres mulas, por lo que el cia entre dos informantes de Reinoso de remedio no era otro que darles más sustento Cerrato hablando sobre la misma mujer: uno y sus enloquecidas coces cesarían. Como así decía que se corríó la voz de que un día no fue 56 . podía salir de la iglesia porque el cura no Cuando en las casas o en las cuadras había cerrado el misal, a lo que el otro res - notaban por las noches efectos extraños, pondió que eso era más que improbable, solían los lugareños pensar en acciones de porque nunca recordaba haberla visto en brujería, y para cerciorarse tenían sus méto - misa. dos. En el cuento nº 167 de Espinosa hijo, Una tercera forma de descubrir a una en Astudillo desvelaron a la bruja que corta - bruja era verla al día o días siguientes heri - ba por las noches el pelo a una mujer de la da o lisiada por un golpe efectuado a un ani - siguiente manera: echaron cernada en el mal visto en la noche. Ello va relacionado suelo de la habitación y pusieron un escriño con la antiquísima creencia de la capacidad con una luz debajo, el cual levantaron en de transformarse en animales de ciertas cuanto la víctima dijo que ya notaba a la magas o hechiceras, e incluso de degradar a bruja. Aunque esta, en principio, se les esca - tal condición ellas a otras personas. En el pó al desván, llamaron a un cura que la con - Medioevo tal fenómeno empezó a relacio - juró con los evangelios, y entonces pudieron narse con la brujería, es decir, con la condi - reconocerla: no era otra que la mejor amiga ción demoníaca de ciertos humanos, pues de la mujer con la que se metía. La estrata - una de las prerrogativas del diablo para gema de poner un escriño con una vela ben - engañar era esa, y se la traspasaba a sus aso - dita dentro, también la utilizaban en tierras ciados o secuaces. Aunque podía escoger de la comarca de la Valdivia para descubrir cualquier animal para solaparse, ha sido la presencia del causante del mal a personas especialmente el gato negro el que el vulgo o animales 57 . comúnmente ha elegido como representa - Otra manera de desenmascarar a quienes ción simbólica de su figura, pues con fre - eran brujas consistía en comprobar qué cuencia las mujeres ancianas y solitarias no mujeres no podían salir de la iglesia una vez tenían en su casa más compañía que un gato,

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 217 al que se añadía el color considerado de dillo y Frechilla. De apariciones en forma de mayor carga negativa, que no era otro que el carnero habla Alonso Emperador 60 ; y de negro 58 . oveja negra, Reyero 61 y la informante de En cinco de los cuentos castellanos Palacios del Alcor. En algunos otros sitios, sobre brujas recogidos por Espinosa hijo, como en Bustillo del Páramo, tienen asumi - sale la transformación de las tales en dicho do que es la figura de la cabra la que suelen 62 animal, de los cuales, dos de ellos, los ya tomar . comentados 167 y 170, pertenecen a Astudi - Y, a veces, suelen aparecer en forma de llo. En este último, el felino no era uno solo, animal más inocente, con el propósito de pues las brujas iban en comandita: “Y en enviar algún augurio o mensaje secreto, o esto él echó mano a las cerillas y encendió simplemente de enredar y hacérseles pre - la luz. Y al querer salir -que eran gatos sentes a algunos. Casos de estos ambiguos todos- todos por la reja de la ventana de la son los que relata Alonso Emperador del cuadra, cogió la criba y la soltó y partió la hombre al que se le aparecían “seis pollas pata a un gato de los que estaban allí. Y se le blancas” cuando salía por las noches al volvió persona (…)”. Le había roto una pata corral 63 u otro recogido de Baltanás del que, y no podía caminar. En Reinoso cuentan regando en la huerta, le pasaba un conejo algo parecido que le sucedió a un vecino. Su entre las piernas y él aseguraba que era cosa mujer estaba enferma y cierta noche en que de brujería y acusaba a cierta mujer del pue - vio un gato, le atizó un paletazo: al día blo. Pero hay algún caso en que la bruja se siguiente vieron a la tenida por bruja con un presenta en la casa a ejercer el despropósito gran golpe en la cara y la frente y la nariz en figura humana, o al menos eso hay que desolladas. Testimonios parecidos aparecen deducir de la información obtenida de Itero en los relatos de Alonso Emperador y Reye - de la Vega, donde un hombre sentía por las ro, o en las informaciones transmitidas por noches que se ponían encima de él y le aho - Alcalde Crespo de la montaña palentina. No gaban con el peso, hasta que en una ocasión necesariamente aparecían de noche, un tes - echó la mano para quitárselo de encima y timonio recogido en arrancó un moño. Al día siguiente una mujer cuenta cómo entra en una casa en pleno día apareció con la cabeza cubierta por un y su dueño, sospechando de quién se trata, pañuelo y así pudo descubrir a la bruja. Y en procura que no se le escape para castigarla Piña de Campos hay quien vio entrar en su como merece. Al día siguiente vieron los casa una figura humana que, de pronto, en la resultados en la verdadera efigie 59 . habitación se convirtió en cántaro, “un cán - Que algunas podían convertirse en taro de dos asas”. Sospechando que fuese perros, lo creían también en Tabanera de una bruja, le dio con un palo y le quebró un Cerrato. No deja de ser extraordinario el asa. Al día siguiente pudo comprobar que caso de las mujeres que se convierten en una mujer tenía el brazo partido, por lo que galgo, muy propio de esta provincia, y siem - dedujo que esa era quien le perseguía. pre tras dejar sus ropas en una hondonada o tras una zarza o arbusto en el campo, para escaparse a realizar sus correrías o malefi - cios, como ya se vio en los relatos de Astu -

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6.5. Amuletos contra brujas demoníacas y brujeriles. En el cuento de Contra la amenaza que suponía el mal - Pereda “Las brujas” aparece como método querer de estas mujeres, el pueblo tomaba preventivo para que no entrasen en una casa sus precauciones para defenderse; lo hacía el poner la escoba tras una puerta mirando con amuletos y sortilegios. Naturalmente la hacia arriba, es decir, con el palo en el 68 religión tenía sus antídotos para ahuyentar suelo , lo que no era desconocido por estas al demonio y sus prosélitos: nada mejor que tierras más llanas, pues eso mismo es lo que una fórmula o un objeto sagrado que pusie - nos dijeron en Población de Cerrato: que se coto a su presencia. Varios de los cuentos cuando entraba en casa una que estaba con - recogidos por Espinosa hijo muestran que siderada como bruja, colocaban de esa invocando a la divinidad las brujas se esfu - forma la escoba para que se marchase, y maban como por ensalmo o perdían sus aseguran que daba resultado. poderes. El primero de ellos es de Astudillo, El miedo a caer bajo el poder maligno de el nº 152, que lleva por título “Las brujas estos seres era general, y por eso se procu - desaparecen al decirse ¡Jesús!”. Puede ser raba la prevención y la protección mediante también la invocación a la Virgen, como sortilegios y amuletos, pero muchas veces recoge en su leyenda “Saruño” Reyero. El también se plantaba cara si se descubría pueblo de Villarén, en la Valdivia, se prote - quién era la que aojaba o realizaba el male - ge contra la brujería y las fuerzas del mal ficio sobre los miembros de una familia y con sendas cruces a la entrada y a la salida sus bienes. En algunos de los cuentos e del pueblo, que llevan representados al cru - informes recogidos se le golpea con inten - cificado y a la Virgen 64 . Una de las intencio - ción al animal sospechoso para herirle e nes con las que algunos de los romeros acu - incluso aniquilarle, y otras veces se amena - dían en su fiesta a la ermita del Cristo del za a la bruja si no revierte la situación y deja Amparo de Guardo era la de preservarse del en paz a la familia, como en Mudá, donde mal de ojo, o de librarse si se creían bajo sus sostienen que, advertida la bruja, esta deja - efectos, pues consideraban la imagen mila - ba en paz y devolvía la salud a los animales grosa 65 . En otro pueblecito del nordeste enfermos 69 . palentino, Villallano, se protegían contra las Reyero es el único que presenta a las brujas con unos cordones bendecidos que brujas con un poder omnímodo para hacer el 66 hacía el sacerdote . En Lastrilla ponían los mal, dando un escarmiento a quienes fanfa - evangelios en la cuadra del ganado para evi - rronean que con ellos no pueden o ensañán - 67 tar que los animales fuesen dañados . Muy dose con quienes las desprecian o margi - común en todos los pueblos era colocar en nan 70 . Lo normal es que cuando ellas se habitaciones y cuadras los ramos bendeci - sienten descubiertas en plena faena, incluso dos del domingo de Ramos, así como el de suplican a los testigos que silencien el hecho acudir el sábado santo con algún recipiente o las permitan escapar a cambio de no para recoger agua bendita y luego rociar las meterse con su familia. Eso sucede en el estancias de la casa. También lo era el ben - cuento nº 170 de Espinosa hijo, oído en decir cruces, medallas, estampas y otros Astudillo, y en alguna de las anécdotas de objetos con imágenes sacras para que pudie - Alonso Emperador, como aquella en que le ran servir de amuletos contra las asechanzas tienden la trampa del escriño y la vela y gol -

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 Brujas en Palencia. De la creencia popular a la recreación literaria. 219 pean la figura del gato en que se presenta, explicación más lógica que se ha dado a concluyendo que el mal que hacía a la ciertas alucinaciones de mujeres que decían “pobre Natalia”, cesó 71 ; o en la versión de la haber corrido durante la noche placenteras y mujer transformada en galga de Reyero, que desorbitadas aventuras es que el hecho de le dice al labrador que le quitó la ropa: ingerir ciertas hierbas alucinógenas como el “¡Dame la ropa y no te haré mal, ni a ti ni a beleño, la mandrágora, la belladona y otras tu familia!” 72 . de esa estirpe produce extraños efectos tras Desde la otra ladera, la de los que abo - hacerlas caer en un sueño profundo. minan de la superstición y lamentan el his - Pereda habla de que las brujas cántabras terismo que la creencia supone entre las acudían a los aquelarres que se celebraban gentes rurales, las mal llamadas brujas no en el pueblo de Cernégula, sito en la provin - son más que pobres mujeres solitarias e cia de Burgos. Adriano García-Lomas añade indefensas a las que sus vecinos hacen sufrir que también acudían todas las noches a Can - gratuitamente, de forma insistente y hasta soles, un término que hay en Guardo, volan - cruel, como denuncian en sus obras Pereda do allí después de haberse dado el unto de y Mª Teresa Borragán. Y eso si no se llega al rigor y decir la consigna inmemorial de “Por extremo de inmolarlas salvajemente como encima de zarzas y espinos a bailar al campo sucede en el relato de Bécquer de las brujas de Cansoles” 73 . Quizás este estudioso cánta - de Trasmoz o en la noticia de Jaime G. bro lo dice teniendo en cuenta el cuento nº Reyero sobre la bruja de Guardo; ambos crí - 150 de Espinosa hijo, que recoge esta creen - menes perpetrados por un grupo de jóvenes cia básica que existía en la montaña palenti - que las creían agentes del mal y causantes na y leonesa, es decir, propio de los ámbitos de las desgracias de la comunidad. geográficos de los Picos de Europa. Que las del Cerrato se reunían en Cernégula, lo cre - 6.6. Los aquelarres o reuniones nocturnas ían en Baltanás y otros sitios, pero era muy común adivinar que lo hacían en lugares Capítulo importante es el de los aquela - cercanos al pueblo, preferentemente en una rres o reuniones nocturnas de brujas, a los encrucijada de caminos. Esto contaban en que acuden, según creencia secular, volando Reinoso, pues allí acudían las brujas y bai - por los aires desde sus lugares de origen tras laban en tono a una hoguera hasta que se haberse dado un unto milagroso que les per - convertían en un animal y ya se marchaban mite el desplazamiento. Allí se encuentran a hacer el mal. El tipo de animal bajo el que con el diablo, al que adoran, y bailan bajo su se camuflaban no les era dado escogerlo a autoridad y realizan toda clase de perversio - ellas, se les daba hecho. El monte y ciertos nes. Esta absurda creencia, según el P. Fei - árboles era un lugar propicio para las reu - joo y otros debeladores de esta superstición, niones o conventículos, y así lo dice Izquier - tiene, sin embargo, un profundo arraigo, do Laguna, que en Astudillo acudían los pues se describe en las primeras noticias que sábados junto al conocido como “roble de se da de las brujas, como es el caso del céle - las varas” 74 , y Galán Díez habla del “roble bre Malleus Maleficarum , que ya en el XV de las brujas” en Villaviudas 75 . Pero en otros tanto marcó en Europa el contenido y las sitios se habla de cementerios, casas desha - creencias en torno al mundo brujeril. La bitadas, lugares solitarios… 76

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En cuanto a cómo una llegaba a ser y cuentos de brujas no creen en ellas, es bien bruja, es creencia habitual que esta condi - cierto que sí lo creen quienes les sirven de ción se hereda por vía familiar, como apun - confidentes o informantes, y que los cuentos ta en la carta VI Bécquer y se concebía en el recogidos en la provincia por Aurelio Espi - norte palentino, donde decían que, al morir, nosa hijo, principalmente, y algún otro, son la bruja pedía la mano de la elegida o que le más bien historias reales o tenidas por tales alargara una escoba 77 . Aquellas que vivían y que, incluso aquellos que tienen un tono solas intentaban pasar sus poderes a una jocoso y se toman los aquelarres con humor, vecina o a quien las asistiese en los últimos aquí rebajan la burla haciendo que prevalez - momentos 78 . ca la apariencia de sucedido real. Lo cual no concuerda con lo sostenido por Luca Presic - CONCLUSIONES ci, que en un artículo escribe que las brujas castellanas no tienen ese aire de maldad de Aunque a partir de la Ilustración se las de las regiones del norte, pues “nunca puede decir que la Iglesia a través de la pre - cometen graves fechorías y siempre pueden dicación insistió entre los fieles para que no ser burladas por alguien más listo…” 80 . En creyeran en brujas, la superstición había la tradición oral de Palencia predomina más calado hondo y hasta entrada la segunda el temor que la burla. Lo cual no quiere mitad del siglo XX tuvo sus coletazos en decir que no haya algunos cuentos inocen - muchos pueblos, tanto del llano como de la tes, humorísticos, como este recogido en montaña. Si bien históricamente Castilla no Reinoso de Cerrato 81 : se significó por grandes procesos o persecu - ciones contra las brujas, como sí sucedió con el País Vasco y Navarra, el Pirineo y Era un cheposo, y un día se encontró con toda la zona cantábrica, incluida Galicia, no una bruja, y le dijo: por eso puede decirse que la creencia no -¿Por qué tienes una chepa? estuviera arraigada, proveniente, sin duda, -¡Anda! Porque me ha salido. de aquellos siglos convulsos y atormentados Y dice: en que la Inquisición vigilaba y ponía en -Ven, ven conmigo, que yo te la quitaré -Y le guardia contra ellas, sirviendo sus procesos dijo: tú di: más para propalar la sospecha y desatar la Lunes y martes, miércoles, tres; imaginación en muchas leguas a la redonda, jueves y viernes, sábado, seis que para prevenirla. Al igual que Juan Fran - Y él dijo: cisco Blanco demostró suficientemente en Lunes y martes, miércoles, tres; su estudio que la mentalidad mágica y la jueves y viernes, sábado, seis. presencia de las brujas no jugó un papel Y entonces la bruja le quitó la chepa. menor en la meseta 79 , el rastreo llevado a Se enteró también otro del pueblo que tenía cabo a través de la memoria oral y la litera - chepa y se fue allí y le dijo a la bruja que le tura de costumbres en la provincia de Palen - quitase la chepa. Y dice la bruja: cia no hace sino confirmar el aserto. -Ven, ven, yo te la quitaré. -Y entonces, pues Por otra parte, si bien los cronistas o le dijo: tú tienes que decir: escritores que llevan a sus páginas consejas Lunes y martes, miércoles, tres; jueves y viernes, sábado, seis.

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Y el niño pues no sabía, no sabía decirlo, y 14 “El mal, el demonio, la mujer (en la Castilla dice la bruja: Bajomedieval)” en Magdalena SANTO TOMÁS PÉREZ y otras (coord.): Vivir siendo mujer a través de la -Voy a repetírtelo otra vez, ¿eh? Y dice la historia , Valladolid, Universidad de Valladolid, bruja: 2005, pp. 13-40. Lunes y martes, miércoles, tres; 15 El Siglo XIX , Madrid, 1838, pp. 147-155. jueves y viernes, sábado, seis. 16 Estudian bien esta faceta del Bécquer folkloris - Y se acuerda el niño y dice: ta Rubén BENÍTEZ , Bécquer, tradicionalista , Madrid, -Y domingo, siete. Gredos, 1971; Russell P. SEBOLD , Bécquer en sus narraciones fantásticas , Madrid, Taurus, 1989; Y entonces cogió y dice: Robert PAGEARD , Bécquer, leyenda y realidad, -La gibilla del otro se la ponemos a éste. Madrid, Espasa Calpe, 1990; y Montserrat AMORES , Y entonces le puso otra giba, y tenía dos. “¿Son poéticas las brujas? En torno a tres cartas desde mi celda de Gustavo Adolfo Bécquer” en Jaume PONT (ed.): Brujas, demonios y fantasmas en la literatura fantástica hispánica , Lleida, Edicions NOTAS Universitat de Lleida, 1999, pp. 191-204. 1 Las brujas y su mundo , Madrid, Alianza, 2003, 17 Particularmente en los capítulos XIX y XXVIII p. 208. de la segunda. 2 Son imprescindibles para entender esta trayecto - 18 La referencia bibliográfica de ambas ediciones ria histórica autores como Jean DELUMEAU , El miedo es Cuentos populares de Castilla , Buenos Aires, en Occidente, Madrid , Taurus, 1989; G. R. QUAIFE , Espasa Calpe, 1946 y Cuentos populares de Castilla Magia y maleficio. Las brujas y el fanatismo reli - y León , Tomos I y II, Madrid, CSIC, 1987 y 1988. gioso, Barcelona, Crítica, 1989; o Juan BLÁZQUEZ 19 Este cuento se incluyó como el número 49 en la MIGUEL , Eros y Tánatos. Brujería y superstición en antología de los cuentos que en la segunda mitad España , Toledo, Arcano, 1989. de1920 Aurelio M. Espinosa padre recogió por 3 Antonio GARROSA RESINA , Magia y superstición diversas provincias españolas, pero que se publicó en la literatura castellana medieval , Valladolid, muchísimo después: Cuentos populares de España , Universidad de Valladolid, 1987. edición de Luis Díaz Viana, Madrid, Espasa Calpe, 4 Synodicon Hispanum, VII, Burgos y Palencia , 1987. La edición completa de esta recopilación apa - edición crítica dirigida por Antonio García y García, rece en Aurelio M. ESPINOSA , Cuentos populares Madrid, BAC, 1997. españoles, recogidos de la tradición oral de España, 5 Madrid, CSIC, 1946. Hay una edición más reciente, Ob. cit ., pp. 563 ss. hecha también por el CSIC en 2009. Son 280 cuen - 6 Historia de la brujería en España , Madrid, tos. De ellos solo cinco se recogieron en Palencia; Espasa, 2010, pp. 191 ss. ninguno de brujas. 7 Joseph PÉREZ , ob. cit ., y Carmelo LISÓN TOLO - 20 En la recopilación, el nº 56: “Las brujas y el SANA , Las brujas en la historia de España, Madrid, zapatero”, recogido en Burgos, obedece al mismo Temas de hoy, 1992. motivo. Su localización es más abstracta: “Según 8 La fascinación en España. Brujas, brujerías y cuentan, las brujas se reunían los sábados por la amuletos , Barcelona, Mra, 2000, pp. 44 ss. La pri - noche en el campo de Lilaila (…)”. mera edición de esta obra es de 1905. 21 Bilbao, Imprenta Editorial Moderna, 1949, pp. 9 Ibídem , p. 39. 177-187. 22 10 Edición e introducción de Juan Robert Muro “Astudillo…, tierra madre. Viejos recuerdos, Abad, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, brujas y leyendas: la mujer-galgo”, El Diario Palen - 1994, pp. 21 ss. tino , 13-I-1955, p. 3 23 11 Madrid, Turner, 1979, p. 238. Cuentos populares de Castilla y León , tomo I, Madrid, CSIC, 1987, pp. 277-278. 12 Ver Jean DELUMEAU , ob, cit ., pp. 474 ss. 24 “El viejo Astudillo. Desde el candil y el quinqué 13 Ob. cit ., pp. 116 ss. a la lámpara eléctrica. Un lejano tiempo en que había

PITTM , 90, Palencia, 2019, pp. 199-226, ISSN 0210-7317 222 César Augusto Ayuso brujas, leyendas y temas olvidados”, El Diario 36 Ob. cit ., p. 39. Palentino , 26-VII-1983, p. 16. 37 Desde mi celda, edición de Jesús Rubio Jimé - 25 “Antiguas consejas de la Tierra de Campos. nez, Madrid, Cátedra, 2011, pp. 235-236. Brujas y brujerías”, El Diario Palentino , 15-V-1956, 38 Ilusión , Madrid, Sociedad de Autores Españo - pp. 3 y 4. Recogido en Estampas pueblerinas de la les, 1917. Tierra de Campos , Palencia, Imprenta Provincial, 39 1978, pp. 229-232. Búscame allí todas las tardes , ya citado, p. 93. 40 26 Me ha confirmado el autor que algunas de estas “Astudillo…, tierra madre. Viejos recuerdos, anécdotas se las contaron informantes de Palacios brujas y leyendas: la mujer galgo”, ya citado. del Alcor, y algún otro pueblo; otras, en cam - 41 Las informaciones a las que hacemos referencia bio, provienen de lecturas. Este cuento se incluye en en este artículo fueron recogidas en el año 1996. su libro Relatos para leer en Palencia , Palencia, 42 Guardo, sus gentes y su historia, ob. cit ., p. 281. Caja de Ahorros de Palencia, 1988. 43 Así vivieron nuestros mayores. Reflejos de la 27 Jaime G. R EYERO : “Leyendas Palentinas. Saru - historia de Lastrilla , , edición ño”, El Diario Palentino , 1-IX-1971, p. 6. del autor, 2003, p. 42 ss y “Vuelta al origen. Cos - 28 Un rincón de Cantabria , Valladolid, edición del tumbres, rituales, brujería (III)”, Diario Palentino , autor, 1968, pp. 58-59. 6-XI-2006, p. 3, respectivamente. 29 El Roble , Cervera-Guardo, nº 8, verano 1976, 44 “El viejo Astudillo. Desde el candil y el quinqué pp. 17-18. Con idéntico título pero con ligeras a la lámpara eléctrica…”, ya citado. variantes la repitió en otra revista comarcal, El 45 Joseph PÉREZ , Historia de la brujería en Espa - Noroeste de Palencia , 15-31 de julio 1987, pp. 5-6, ña , ya citada, p.102. y en la red: experienciaguardo.blogspot.com/2012 /. 46 Ob. cit ., pp. 35 ss. La primera versión es la que maneja, recreándola, 47 Roberto F. GORDALIZA APARICIO , Historias y leyen - En esta encuesta se preguntan por hábitos y cos - das palentinas , Palencia, Cálamo, 2001. También la tumbres de nacimiento, matrimonio y muerte en recoge casi tal cual Mª Jesús SOPEÑA , “La leyenda de todas las provincias españolas. Seis son las localida - la Virgen de Cansoles” Noticias de Palencia , 11- des palentinas de las que se recibe respuesta: Frechi - VII-1983, p. 8 y Matías DÍEZ ALONSO , y Olegario lla, Renedo de la Vega, Valdespina, Vega de Bur, RODRÍGUEZ CASCOS , Las cabeceras del Cea , León, Villamediana y Villarramiel. Las citas las hacemos Diputación Provincial, 1991. habiendo consultado las fichas originales en el Museo Antropológico de Madrid, donde se guardan. 30 Ángel Luis CASTRILLO BRAVO , “Estampas guar - Se reproducen en el libro de edición reciente: Igna - denses. Orígenes de la ermita del Santo Cristo del cio FERNÁNDEZ MATA , La tradición visitada. La bús - Amparo”, El Diario Palentino , 8-VI-1972, p. 14. queda del patrimonio etnológico e inmaterial. Recogido en Cuánto Guardo en el alma , Guardo, Palencia y los datos de la Encuesta de 1901-1902, Gráficas Guardo, 2005. Palencia, Diputación de Palencia, 2018. 31 “El crimen de Guardo”, El Diario Palentino , 48 “El viejo Astudillo. Desde el candil y el quinqué 23-XII-1896, p. 3. También lo recoge, más breve - a la lámpara eléctrica…”, ya citado. mente, El Día de Palencia , 24-XII-1896, p. 2. 49 En Alonso Emperador se encuentra el siguiente 32 Lo recogió posteriormente en el libro Búscame párrafo: “Claro que no se olvidaron de colgarle al allí todas las tardes , Guardo, Revista El Roble y cuello una cinta que remataba en bordado relicario, Grupo Literario Guardense, 1981. De la historia real en cuyo interior estaba impreso en latín el «evange - del crimen de fines del XIX se ocupa en Guardo. Sus lio» de San Juan. Y, entre el «fajero» que le daba gentes y su historia , Villalón de Campos, Cultura & cinco vueltas estaba la «regla de San Benito», de Comunicación, 2003, pp. 280 ss. infalible valor contra «el mal de ojo» de vecinas o de 33 Arganda del Rey, Egartorre, 2007, pp. 59-81. gitanas”, ob. cit. p. 389. 34 G. R. QUAIFE , ob. cit ., pp. 46 ss. 50 Estampas pueblerinas de la Tierra de Campos , 35 Saturnino MERINO RABANAL , “Cardaño de ya citado, p. 231. Abajo. Sus fiestas de San Juan Degollado”, El Dia - 51 La Montaña Palentina. La Braña. Tomo II , p. rio Palentino , 22-VIII-1978, p. 6. 203.

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52 Ob. cit ., p. 230. 70 Relatos para leer en Palencia , ya citado, pp. 53 Gonzalo ALCALDE CRESPO , ob. cit , p. 203. 128 ss. 71 54 César MORÁN , “Notas folklóricas leonesas”, Ob. cit ., p. 231. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares , 72 Ob. cit ., p. 127. Tomo IV, Cuaderno 1, Madrid, CSIC, 1948, pp. 73 Mitología y supersticiones de Cantabria, San - 72.73 tander, Estudio, 2000, p. 228. 55 Ob. cit, p. 229. 74 “El viejo Astudillo. Desde el candil y el quinqué 56 “Las brujas de Quintana del Puente”, El Diario a la lámpara eléctrica…”, ya citado. Palentino , 22-II-1973. 75 El libro de Villaviudas , Palencia, Ayuntamiento 57 Alfredo HERRERO GUTIÉRREZ , ob. cit . p. 43. de Villaviudas, 2014, p. 190. 58 Rafael VIOLANT Y SIMORRA “Los animales de 76 Juan Francisco BLANCO , Brujería y otros oficios color negro en las supersticiones españolas”, Revis - populares de la magia , ya citado, pp. 99-100. ta de Dialectología y Tradiciones Populares , tomo 77 Gonzalo ALCALDE CRESPO , La Montaña Palen - 9, 1983, pp. 284-287. tina. La Braña . Tomo II, ya citado, p. 204. 59 Casos muy parecidos de gatos negros heridos 78 Modesto ALONSO EMPERADOR , ob. cit ., p. 232. que resultan ser brujas, se encuentran en la provincia 79 Ob. cit., pp. 46 ss. de León, según Alfonso TURIENZO MARTÍNEZ “La brujería leonesa”, Revista de Folklore , nº 294, 2005, 80 “Brujería y literatura tradicional en Castilla y p 188. También en la provincia de Burgos. En los León”, Revista de Folklore , Valladolid, nº 120, 1990, etnotextos recogidos en esta provincia, se repiten la pp. 195-197. mayoría de las creencias sobre las brujas recogidas 81 Informante: Augusto Ayuso Pastor, aprendido en este artículo. Ver José Manuel PEDROSA ; César de su madre Feliícitas Pastor Ayuso. Otra versión Javier PALACIOS y Elias RUBIO MARCOS , Héroes, menos elaborada, aunque muy parecida, de este santos, moros y brujas (Leyendas épicas, históricas cuento la recogimos en Población de Cerrato. y mágicas de la tradición oral de Burgos). Poética, comparatismo y etnotextos , Burgos, Tentenublo, 2001, pp. 243-289. 60 Ob. cit ., p. 229. BIBLIOGRAFÍA 61 Relatos para leer en Palencia , ya citado, pp. 128-129. I. GENERAL 62 Juan Francisco BLANCO , ob., cit., p. 72. 63 - AMORES, M., Tratamiento culto y recreación lite - Ob. cit ., p. 230. raria del cuento folklórico en los escritores del 64 Gonzalo ALCALDE CRESPO , La Montaña Palen - siglo XIX , Barcelona, Universitat Autónoma de tina. La Lora . Tomo I, Merino, Palencia, 1992, p. Barcelona, 1994. ARTÍN 197 y Elias M , Andandico, andandico, se - AMORES, M., “¿Son poéticas las brujas? En torno encuentran cosas… (Andanzas por el este palenti - a tres “Cartas desde mi celda” de Gustavo Adolfo no) , edición del autor, sin lugar ni fecha, p. 82. Bécquer” en PONT, J., (ed.): Brujas, demonios y 65 Gonzalo ALCALDE CRESPO , La Montaña Palen - fantasmas en la literatura fantástica hispánica , tina. Fuentes Carrionas . Tomo IV, Merino, Palencia, Lleida, Ediciones Universitat de Lleida, 1999. 1982, p. 224. - BÉCQUER, G. A., Desde mi celda , Madrid, Cáte - 66 Gonzalo ALCALDE CRESPO , La Montaña Palen - dra, 2011, ed. de Jesús Rubio Jiménez. tina. La Lora. Tomo I, ya citado, p. 197. - BLANCO, J. F., Brujería y otros oficios populares 67 Alfredo HERRERO GUTIÉRREZ , Ob. cit., p. 43. de la magia , Valladolid, Ámbito, 1992. 68 Ob. cit . p. 244. - BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Tánatos. Bruje - 69 Gonzalo ALCALDE CRESPO , La Montaña Palen - ría, hechicería y superstición en España , Toledo, tina. La Braña. Tomo II, ya citado, p. 203. Arcano, 1989. - BOUZA, F. y BELTRÁN, J. L., Tinieblas vivientes. Enanos, bufones, monstruos y otras criaturas del

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