THE MONUMENTS MEN: LA PROTECCIÓN JURÍDICA INTERNACIONAL DE LOS BIENES CULTURALES EN LOS CONFLICTOS ARMADOS Laura Movilla Patei
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THE MONUMENTS MEN: LA PROTECCIÓN JURÍDICA INTERNACIONAL DE LOS BIENES CULTURALES EN LOS CONFLICTOS ARMADOS Laura Movilla Pateiro1 1. Película Título “The Monuments Men” Ficha técnico-artística Año: 2014 País: EE.UU. Director: George Clooney Productores: 20th Century Fox / Columbia Pictures / Smoke House / Studio Babelsberg Guión: George Clooney y Grant Heslov (adaptación del libro: “The Monuments Men: Allied Heroes, Nazi Thieves and the Greatest Treasure Hunt in History”, de Robert M. Edsel y Bret Witter) Música: Alexandre Desplat Fotografía: Phedon Papamichael Reparto: George Clooney, Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Cate Blanchett, Bob Balaban, Jean Dujardin, Hugh Bonneville, Dimitri Leonidas, Justus von Dohnányi, Zahary Baharov, Serge Hazanavicius, Alexandre Desplat, Lee Asquith-Coe, Grant Heslov, Nick Clooney, Christian Rodska, Michael Dalton, James Payton Duración: 118 minutos. Sinopsis A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía orden de destruirlas en cuanto el Reich cayera. Pero aquellos hombres, en una carrera contrarreloj, arriesgaron sus vidas para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad (Fuente: Filmaffinity) 2. Temática jurídica 1 [email protected], Área de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, Universidade de Vigo. 1 La película aborda el problema de la protección de los bienes culturales en los conflictos armados y, en concreto, la de los robados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La destrucción masiva de patrimonio cultural durante esta contienda bélica supuso, precisamente, un antes y un después en la protección jurídica internacional de estos bienes al haber impulsado la elaboración del primer tratado internacional destinado específicamente a ese fin: la Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado, hecha en La Haya en 1954. Desde entonces, la destrucción y el tráfico de bienes culturales en contextos de conflictos armado no ha dejado de ser una realidad y se han ido adoptando nuevos instrumentos jurídicos y estrategias para su protección que intentan adaptarse tanto a los cambios en la naturaleza de los conflictos como al hecho de que los ataques al patrimonio cultural tienen cada vez con más frecuencia un carácter directo y deliberado. Palabras clave: bienes culturales, patrimonio cultural, conflictos armados, derechos culturales, limpieza cultural, tráfico ilícito de bienes culturales, crímenes de guerra. 3. Comentario del profesor Aunque la destrucción del patrimonio cultural y la práctica de la toma del botín son tan antiguas como las propias guerras, fueron precisamente la Segunda Guerra Mundial y sus catastróficas consecuencias para el patrimonio cultural, las que propiciaron la adopción en 1954 de una convención internacional dedicada por primera vez en exclusiva a esta materia: la Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado. A pesar de ello y de que a esta Convención le han seguido otros instrumentos jurídicos y estrategias internacionales que examinaremos a continuación, la destrucción del patrimonio cultural ha seguido contando con numerosos ejemplos. Ente ellos podemos destacar tragedias como la destrucción del casco viejo de la ciudad de Duvrovnic en 1991 durante la Guerra de los Balcanes, la de los budas gigantes de Bamiyán por los talibanes en Afganistán en 2001, el saqueo del Museo Nacional de Iraq en Bagdad en 2003 o la destrucción de mausoleos sufíes en Tombuctú (Mali) por grupos islamistas en 2012. Más recientemente, la intensa actividad destructiva de bienes culturales llevada a cabo por el Estado Islámico ha traído este tema de vuelta a la actualidad internacional. En los conflictos contemporáneos, tales hechos ha dejado de ser meros daños colaterales y el patrimonio cultural se ha convertido en un objeto directo y deliberado de ataque. Con ello se pretende dañar deliberadamente la identidad cultural y religiosa del oponente, es decir, causar una auténtica limpieza cultural y también psicológica. Un ejemplo tristemente mediático lo ha constituido la ocupación y ataque de las Ruinas de Palmira en Siria en 2015, incluida la decapitación del arqueólogo encargado de su custodia. 2 Si analizamos el marco jurídico internacional diseñado para la protección del patrimonio cultural, con anterioridad a la Convención de 1954 tenemos que remontarnos a los siglos XVI y XVII para encontrar las primeras plasmaciones jurídicas internacionales de la voluntad de protegerlo, a través de tratados en los que se preveía la restitución de los bienes culturales sustraídos durante los conflictos. Con posterioridad se desarrollaron otros instrumentos jurídicos de distinta naturaleza que reflejaban un enfoque más general y preventivo2 . Este proceso culminó con la adopción de la II y IV Convenciones de La Haya en 1899 y 1907, las cuales llevaron a cabo una codificación general del derecho de guerra terrestre, incluido el de la protección de los bienes culturales3. Tras el hito que supuso la adopción de la Convención de la Haya de 1954, vamos a ver cómo se han diseñado también otros instrumentos que protegen a los bienes culturales de su destrucción o daño o luchan contra su tráfico. A pesar de ello, este marco jurídico cuenta con limitaciones derivadas principalmente de la falta de voluntad de los Estados en su implementación y los desafíos que suponen los rasgos de los conflictos armados actuales, principalmente de carácter interno y entre grupos rivales desde el punto de vista cultural y/o religioso. Y aunque el grueso de la protección jurídica internacional de los bienes culturales procede del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional Penal, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos contribuye también a su protección al reconocer el derecho humano a participar en la vida cultural4. La Convención de la Haya para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado, de 1954, y su I Protocolo Este convenio fue adoptado el 14 de mayo de 1954, entró en vigor el 1 de agosto de 1956 y cuenta en la actualidad con 117 Estados parte. Se trata, como adelantábamos, del primer tratado internacional de alcance mundial centrado exclusivamente en esta cuestión y una de sus principales aportaciones la constituye la declaración que hace en su preámbulo en el sentido de que los daños ocasionados a los bienes culturales de cualquier Estado constituyen un menoscabo del patrimonio universal de toda la Humanidad. Los bienes culturales aparecen definidos en sentido amplio -bienes muebles o inmuebles, edificios y centros monumentales- y la Convención contiene dos tipos de protección: un régimen general y otro especial. El régimen de protección general pivota en torno dos grandes principios: la salvaguardia y el respeto. En virtud de la salvaguardia los Estados 2 Véanse las Instrucciones de 1863 para la conducta de los ejércitos de los Estados Unidos de América en campaña, elaboradas por Francis Lieber (arts. 35, 36 y 44 a 47) y el proyecto de acuerdo internacional sobre las leyes y usaos de guerra adoptado en la Conferencia de Bruselas de 1847, que nunca llegó a entrar en vigor (arts. 8 y 17). 3 Véanse, en concreto, el art. 5 del Convenio (IV) de La Haya relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre de 1907 y los arts. 27 y 56 de su Reglamento anexo. 4 La propia Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su art. 27 que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. Por su parte, en virtud del art. 15.1.a) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, su Estados parte “reconocen el derecho de toda persona a participar en la vida cultural”. 3 están obligados a adoptar ya en tiempos de paz las medidas necesarias para garantizar la protección de los bienes culturas que se encuentran en su territorio en el supuesto de un eventual conflicto armado (art. 2). Por el principio de respeto los Estados parte se comprometen a respetar los bienes culturales situados tanto en su propio territorio como en el de las otras partes5 (art. 4). Al mismo tiempo, podrán colocarse bajo el régimen de protección especial determinados bienes –un número restringido de refugios destinados a preservar los bienes culturales muebles en caso de conflicto armado, centros monumentales y otros bienes culturales inmuebles de gran importancia-, siempre que se encuentren a suficiente distancia de objetivos militares importantes y no sean utilizados para fines militares. Los bienes bajo esta protección especial gozaran de inmunidad, absteniéndose las partes de cualquier acto de hostilidad respecto a ellos desde su inscripción en el Registro Internacional (arts. 8 a 11). Estos bienes serán señalizados con un triple escudo azul, emblema de la Convención (art. 16). En relación con los conflictos de carácter interno, la Convención de 1954 se limita a establecer que cuando surjan en el territorio de un Estado que la haya ratificado, cada una de las partes en el conflicto estará obligada a aplicar, como mínimo, las disposiciones