El Periodista Mentiroso En El Cine. Explorando Dos Ejemplos El Precio De La Verdad Y El Reportero De La Calle 42
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Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 El periodista mentiroso en el cine. Explorando dos ejemplos El precio de la verdad y El reportero de la Calle 42 Carlos Javier Eguren Hernández- Universidad de La Laguna Resumen: El periodista debe siempre mantener el rigor y la veracidad, pero en muchas ocasiones, fallan en su compromiso con el espectador. El cine ha retratado al periodista de muchas maneras, entre ellas como un ser capaz de mentir en sus trabajos periodísticos con tal de conseguir el éxito. Dos ejemplos de ellos son El reportero de la Calle 42 (Street Smart, Jerry Schatzberg, 1987) y El precio de la verdad (Shattered Glass, Billy Ray, 2003 ). La primera de ellas completamente ficticia, la segunda basada en el caso real de Stephen Glass, un periodista que manipuló e inventó varios de sus reportajes como El paraíso del hacker para The New Republic. Este trabajo pretende comparar las dos películas, su tratamiento de la realidad y qué visión presenta el séptimo arte con respecto al periodista que no cumple con su trabajo y sus normas deontológicas. Contiene datos aportados por el director de El reportero de la calle 42 al cual se entrevistó. Es un segmento del trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara: el periodista en el cine estadounidense desde los años 70 hasta la actualidad, elaborado por el propio autor, y presentado en la Universidad de La Laguna. Palabras clave: Periodismo; cine; mentira; manipulación; rigor; veracidad. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 1 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 1. Introducción El cine es una de las formas de comunicación más poderosas que existe y uno de los elementos más influyentes de la sociedad. “El cine se concibe como un producto cultural en la medida en que es producido en un campo específico como es el artístico” (BOTERO, 2010: 10). Este medio, que ahora es considerado arte, no siempre lo fue. “Antes de ser arte, el cine era entretenimiento. Llenaba los espacios de ocio de una multitud ávida de espectáculo, de formas de escape para una vida cada vez más controlada y monótona” (ECO, 1968). El cine al reflejar la realidad no es extraño que se haya fijado en la importancia del periodismo. Ambos tienen un poder de influencia asombroso y guardan más similitudes de las que parece: tienen un público, crean enfoques sobre la realidad, dan información (antiguamente con el NODO en el cine, por ejemplo).... El séptimo arte ha hallado en el periodista una figura que utilizar en sus guiones por su deber ético como contrapoder. “Tradicionalmente la imagen del cuarto poder es entendida como una medida de control que los medios de comunicación periodísticos ejercen sobre los clásicos tres poderes -sobre todo ante el poder ejecutivo-. Esta idea romántica de la labor periodística, acuñada por el periodista e historiador británico Thomas B. Macaulay (Briggs y Burkle, 2002: 217) en la primera mitad del S. XIX, parece ser muy frecuente en el mundo del cine, donde los profesionales de la información tienden a ser estereotipados como héroes o villanos” (BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA; COCA; GENAUT; PEÑA; PÉREZ; 2007: 4). La labor del día a día del periodista en la redacción suele ser desconocida. No obstante, no es extraño que, cuando el cine la muestra, el espectador se sienta más familiarizado con la ficción que la realidad. “La figura del periodista siempre ha sido un excelente recurso narrativo para el cine. La profesión periodística ofrece un magnífico punto de partida para desentrañar un misterio, informar sobre un acontecimiento o proponer un dilema moral al espectador. Parece ajustarse perfectamente a la papel de testigo de guerras y conflictos armados lejanos, detective del pueblo, buscador de verdades ocultas o simple ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 2 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 narrador de acontecimientos remarcables. De esta forma el cine muestra la profesión periodística a la sociedad” (BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA; GENAUT; 2010:3) Pero ¿puede el cine influir en la visión que el espectador tenga sobre determinada profesión que aparezca en una película? ¿Es el cine una manera de educar mediante estereotipos? Hay que partir de un hecho clave: la posibilidad de que el cine enseñe a aquellos que ven las películas. Aparte de una forma de entretener al ciudadano o un arte, el cine también se entiende como una manera de enseñar al que vea determinado film. “La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas y sus contenidos son elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio en las aulas. […]. El cine puede hacer comprender mejor una obra de teatro, un drama escrito, y al mismo tiempo puede incitar a leer la obra literaria que ha servido de base al film” (MÁRTINEZ-SALANOVA, 2012). Pero ¿cuál es la visión sobre el periodismo que enseña el cine? El séptimo arte suele usar los estereotipos como estribillos ya conocidos para facilitar la comprensión del espectador. Sin ellos, “el relato mediático y cinematográfico sería una tarea dificultosa” (BURGOS, 2010:15). El punto negativo que siempre se les indica es que “reducen toda la realidad que pretenden representar, a pocas cualidades exageradas y deformadas” (BURGOS: 2010:15). No obstante, tienen sus virtudes dentro del entramado. “Es cierto que el cine, y en especial el cine industrial, gusta estereotipar realidades a las que no siempre hace justicia, pero en el accionar de la producción y el consumo cultural de lo mediático, los estereotipos han servido para visibilizar problemáticas y situaciones que sin vía de la narración cinematográfica, serían desconocidas” (BURGOS, 2010: 16). No obstante, estos atajos argumentales pueden terminar afectando también a la visión que tiene el público sobre, por ejemplo, el periodista y cómo se le plasma. Una persona que visualice una película de cierta temática estereotipada, puede normalizar este como si fuera real al cien por cien. “El cine parte de la ficción para representar una historia, pero estas historias suelen estar basadas en emociones, sentimientos y sensaciones reales. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 3 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 Además, como medio de comunicación, la ficción cinematográfica acaba empapando y afectando a la percepción que el espectador tiene de su entorno” (BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA; GENAUT; 2011). Este trabajo pretende ver cómo se plasma la figura de dos periodistas que no han cumplido con su trabajo de forma ética. En un caso es Jonathan Fisher de El reportero de la calle 42 (Street smart, Jerry Schatzberg, 1987) y Stephen Glass de El precio de la verdad (Shattered Glass, Billy Ray, 2003) . En el primer caso, un periodista ficticio, en el segundo un periodista real. Mediante el análisis de las dos películas, se buscará el uso del estereotipo y el enfoque que la cámara da sobre la profesión del periodista. 2. Antecedentes: periodistas en el cine y otras investigaciones La figura del periodista siempre se ha presentado de una manera atractiva para el hacedor de historias. La investigadora Paula Requeijo en La imagen del periodista en el cine de los últimos años sostiene esta opinión. “Parece que la labor de búsqueda, creación y difusión de la noticia, que en muchas ocasiones se tiñe de suspense y drama, resulta atractiva al público. Los reporteros “cuentan historias, hostigan a un acusado, preguntan sobre asuntos de la trama que interesan” (Valbuena, 1997:124). El personaje del periodista no es nuevo en el cine, ya que ha estado presente desde sus orígenes. La primera película sería Horsewhipping an editor , realizada en 1900, sin director acreditado, y que destaca la imagen de la presión del público sobre el director de un periódico (REQUEIJO, 2010:1). Otro de los primeros periodistas sería el mismísimo Charles Chaplin en Charlot periodista (Making a living, Henry Lehrman, 1914 ). Esta tampoco es una visión precisamente optimista, siendo un corto (solo nueve minutos), donde un falso periodista querrá robar la noticia de uno auténtico. “Charles Chaplin interpreta a un vividor que acepta un puesto como periodista para ganarse la vida, realizando su labor informativa sin ética ni escrúpulos” (MERA, 2008:510). A veces, incluso se han aprovechado las fórmulas del periodismo para el cine a la hora de usarlas con fines narrativos. “Otras veces, simplemente, se recurre a elementos propios del mundo de la comunicación como las “portadas, los ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 4 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 flases, los anuncios por palabras, los ejemplares saliendo de las rotativas (…) los locutores (y) los aparatos de radio o televisión” para desarrollar una historia (Laviana, 1996:10)” (REQUEIJO, 2010:2). Otra de las funciones que tiene este cine es dar luz a la labor del periodista es un punto clave de todo esto, porque ¿los ciudadanos ven al periodista a partir de su conocimiento real o a través de lo que ven en la ficción? No es descabellado pensar que el gran público sabe más del Charles Kane de Ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Welles, 1941) que del auténtico Randolph Hearst, el magnate de la comunicación en quien se inspira y llevaría una cruzada contra la película en vida.