MuseosApología Radical de de las Cosas Terque Viejas Año VIII nº 91 Setiembre 2013 Tanto va el Cántaro a la Fuente ...

Hasta la llegada del agua corriente a las casas, el agua de consumo fue un bien escaso y valioso que había que adquirir o bien traer con gran sacrificio de fuentes, pozos o aljibes. Como muestra un botón, en 1877, La Crónica Meridional de Almería se hacía eco de la construcción del Canal de San Indalecio, para la conduc- ción de aguas desde la Fuente de . Su construcción no solo serviría para convertir nuevas tierras en regadío si no que venía a solu- cionar un grave problema “ barrios extremos de la población en los que habita la clase obrera y proletaria alcancen con poco esfuerzo surtirse de agua, cuyo cántaro se paga hoy a un precio exorbitante…” El envase más utilizado para este continuo trasiego de agua fue el cántaro. Este recipiente servía para contener y acarrear el agua para fines domésticos. No estaba pensado para beber directamente de él, a diferencia de sus parientes los botijos, jarros o cantarillas. “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.” Por su uso conti- nuado y su fragilidad, no era raro que se quebraran en algún golpe. Esta circunstancia convertía al cántaro en un cacharro de consumo constan- te, y por consiguiente en una de las piezas más trabajadas, y que más beneficio dejaba a los alfareros. El proceso de modernización de la sociedad rural en España, en la déca- da de los 50 y 60, y la traída del agua corriente a las casas, hizo obsoleto al cántaro, que terminó por arrinconarse o convertirse en mero recuer- do decorativo de otros tiempos. La misma suerte corrieron otros mu- chos cacharros de la “cerámica de basto”: los pucheros y ollas con la llegada del butano a las cocinas, los barreños y lebrillos de plástico susti- tuyendo a los de barro, o el duralex a los platos de barro o loza. El gesto de traer agua El transporte de los cántaros, se hacía o bien a mano, en caballerías o carretillas. Una carga con una bestia y unas aguaderas, que solían ser de esparto, era de cuatro cántaros. Aunque podían ser de más, Gabriel Picón de Alhama cuenta que el mismo se fabricó unas aguaderas de hierro, a las que le cogían tres cántaros a cada lado. En esta fotografía coloreada de la década de 1950, vemos a José Anto- nio Mazo Rodríguez. “Pepe el Cereño.” Era una persona muy popular en Traer el cántaro en la mano, apoyado en la cadera o sobre la cabeza - Alhama de Almería, por su ir y venir con su burro acarreando cargas de como se hacía en Mojácar- es hoy una postura cotidiana desapareci- agua de la fuente a las casas. Se le recuerda anunciando su llegada da, un gesto arqueológico. con la música de su inseparable radio, la gente sacaba los cántaros a la Paca Romero Romero de Alhabía nos lo cuenta “ Los caminos hacia la calle y encargaban las cargas de agua que necesitaban. fuente y los lavaderos no criaban hierva, todo el día, era un ir y venir de gente de todas las edades. Los sábados se hacían las limpiezas generales de la casa y se decía “hacer Nos levantábamos, nos santiguábamos y nos íbamos derechas a la sábado”, para ello acarreábamos agua con cubos. cantarera pues había que traer agua para todo el día: para beber, para lavarnos, para la limpieza etc. Todo el pueblo se ponía en movimiento Para tener el agua más fresca para beber, en todas las casas había un pipote por todas las calles y sobre todo en la cuesta de la fuente nos cruzába- y una jarra de barro en un jarrero en la pared, éste se colocaba en la cocina mos unas con otras con el cántaro en la cadera. o en los porches de los cortijos.” Cuando te casabas lo primero que se preparaba en el humilde ajuar era Para la gente que se tenía por más “señorica”, era una deshonra ir a por una cantarera para la nueva casa. agua a la fuente. Se cuentan anécdotas de personas, que llegaban al extre- mo de pedirla prestada “ dame una jarra de agua hasta que venga la mu- En verano se madrugaba mucho para que no nos calentara el sol, o se chacha” . O de llevar escondidas a la fuente, en un cesto, una olla, para lle- iba por las tardes, te ponías arreglada con tu vestido de percal y tu biz- narla de agua, sin que la vieran. naga de jazmín en la cabeza ¡y a la fuente a por el pipote de agua fres- ca!. Para los que no tenían criadas, siempre había en cada pueblo personas que se encargaban de acarrear agua a las casas. Este es el caso de Agueda en Si vivías lejos era cansado llegar con el cántaro y encima a veces con un Terque, con los cántaros en su carretilla o Pepe el Chillón y José Antonio cubo en la otra mano. A veces a la hora de comer traíamos un cántaro Mazo Rodríguez en Alhama de Almería. de agua para beberla fresquita. En julio 1909, encontramos en el periódico la Independencia Almería este Los lunes, cuando venían al mercado a comprar la gente de la Rambla, curioso anuncio donde se ofrecía “Agua de mar. Se sirven a domicilio a 6 ataban sus burras en las ventanas y muchas se aprovechaban, cogían las céntimos el cántaro” burras “prestadas” y dando viajes llenaban todas las vasijas de su casa con agua. 2

Tipología ban. En la provincia de Almería, los diferentes pueblos con tradición alfarera, El agua que se traía también se almacenaba en botijos y en las jarras que se como , Níjar, , , o Benahadux, tuvieron en el cánta- colocaban en los jarreros. Estas dos vasijas estaban hechas para dar frescor ro, una de sus piezas más trabajadas. al agua y fueron indispensables en nuestros pueblos, con varios meses de verano de fuerte calor. Al “sudar”, y transpirar por la porosidad de la arci- El cántaro es una vasija, generalmente en “barreño”, con el cuerpo en for- lla, se refrescaba el agua. ma de cono invertido y la parte superior semiesférica. La base es pequeña y plana, llevando en la superior un cuello cilíndrico y angosto con borde Además de dar frescor al agua, estos cacharros servían para beber directa- marcado en el exterior. Suele llevar dos asas enfrentadas y planas , en mente de ellos, sin precisar del empleo de vasos. El gesto de beber del forma de cola de caballo, que arrancan del primer tercio del cuello y termi- “pipote” como también se llamaba en Terque al botijo, también se ha perdi- nan a la altura del hombro. Una singularidad la tenían los cántaros de la do. Se bebía vertiendo el agua desde una distancia de unos 25 cm. sin que alfarería de Berja, que como vemos, llevaban una sola asa. Un cántaro, cayera una gota. solía tener unos 50 cm. de altura con una capacidad aproximada de 14 Carmen Salas de Rioja (Almería), cuenta como a botijos y cántaros, se le litros. echaba aguardiente en el agua durante unos días para quitarle el sabor a También podemos diferenciar entre el cántaro y la cantarilla. Las cantarillas barro. tienen una forma similar a los cántaros pero más pequeñas, sobre unos 30 Otros usos y aprovechamientos cm. Entre sus usos, estaba el acarreo de agua por los niños, o bien llevar y tener agua para beber durante las faenas del campo. Algunas de ellas lleva- En los pueblos parraleros de Almería, encontramos antiguos cántaros cuyo, ban un pitorro para beber. barro está totalmente teñido de un color verde azulado. Esto prueba su uso, en el tratamiento de las parras con sulfato de cobre. Este se disolvía en Según cuenta Antonia Pérez de Alhabia, los cantaros que tenían algún de- el agua de las “tinas”, de madera de roble o realizadas de obra. El cántaro fecto se vendían más baratos. se sumergía para llenarlo y acarrearlo hasta donde estaba el hombre con la Almacenar y beber sulfatadora a la que se traspasaba. Para este uso se solían dejar los cántaros más viejos. El agua se almacenaba en la casa en las llamadas cantareras y en orzas de cocinas y despensas. Cuando se rompían muchas veces, el culo del cántaro, se reaprovechaba como “tiesto de las gallinas”, donde se les vertía el agua. La cantareras podían ser de obra adosadas en las paredes o bien como mueble de madera. Pudiendo estar pensadas para uno a varios cántaros. También los alfareros construyeron cántaricos de pequeño tamaño, para el La cantarera es un armazón cuyos orificios no excedían del diámetro mayor juego de los niños. de la panza. El cántaro en el diccionario Los cántaros se cubrían con tapaderas de madera, corcho o trenzado de El cántaro tan utilizado en el día a día, dio lugar a muchas expresiones que esparto, para que no callera nada dentro. En los botijos también se cubría recoge el diccionario como “Alma de cántaro” se dice al que es pausado o el pitorro con algún palo limado y en la otra boca un tapadera de tela, pasmado, sin discurso ni elección de lo que ha de hacer, vacio de entendi- ganchillo o plástico -como después se vendieron-. También a las orzas se les miento. “Llover a cántaros ” cuando cae mucha agua y recia. Y “ La suerte ponía una tapadera de madera o una tela. del cántaro ” se decía del sorteo de los quintos, donde el cántaro era el En ocasiones se colocaban platos debajo para recoger el agua que rezuma- lugar elegido para salvaguardar la legalidad de las papeletas.

Dirección y textos: Alejandro Buendía Muñoz. Diseño José Luis Segura García. Colaboradores: Lourdes López Romero, C/ Real, 17 CP 04569 Terque (Almería) Tlfno./ Fax: 950 64 33 00. Colabora: Ayuntamiento de Terque. Edita: Asociación de Amigos de los Museos de Terque. Depósito Legal: AL-38- 2006. ISSN: 1885 - 9801. Periodicidad mensual. © Asociación de Amigos de los Museos de Terque. Derechos reservados. Las noticias y artículos que figu- ran en la presente publicación pueden reproducirse con fines educativos, citando la procedencia. Ninguna parte puede reproducirse con fines comerciales sin el consentimiento expreso del Museo de Terque. www.museodeterque.com 3

Archivo de Escrituras Cotidianas

Fuimos juntos a los toros Y a través de tu mantilla Me disparastes tus ojos... ¡ Y me distes la puntilla!

“Pomo gentil de cosas perfumadas Aura de Abril anuncio de bonanza Uruti que en las ceibas triste lanza Lánguido canto en notas concertadas Iris de amor de luces variadas! Nivea paloma que volando avanza A las almas que le aman la esperanza Risueña a dar de ser tal vez amadas Aunque por petición vuestra obligado Me atrevo a hacer aquello que Fotografía en la fuente de Terque, sobre 1970. Lola Amate, llena el cántaro y no entiendo Tarjetas postales enviadas por el botijo. Anita García, Encarna Rodríguez, Mari Carmen Rodríguez y Pre- Intentando ser solo complaciente senta Navarro, rodean la carga del burro. A su derecha cántaro de la alfa- J.V. Santisteban a Paulina rería de Berja, utilizado para el tratamiento con sulfato de cobre. Sobre Reiros de mis versos sin cuidado Ramírez en el interior de Al- mería entre 1907 y 1909. En estas líneas cantarera con cántaros de Alhabía. Debajo cantarillas de las En la seguridad que no me ofendo alfarerías de Berja y Alhabia, la primera de una sola asa y pitorro, y la se- una de ellas juega con la pri- gunda con dos asas y tapadera de madera. Por último cántaro de Alhabia Zalamera sultana del Oriente!.” mera letra de cada verso para con tapadera trenzada con esparto. formar el nombre de la ama- da. Museo Etnográfico - Museo de la Uva del Barco - Cueva de San José – Cueva de Anica Dolores– La Modernista. Tienda de Tejidos

Viaje al Tiempo detenido

El Tiempo detenido nos lleva a Terque, a 1965. Se celebra la boda de Paco González Herrada y Guillermina García Valverde. Los pa- drinos fueron Luis González, padre del novio y Enriqueta Valverde, hermana de la novia. Unos días antes, la familia preparó en el hor- no de Jaime y Paca, los dulces que se repartirían en la boda: magdalenas, bizcochos tiesos, roscos y galletas. La invitación se fue rea- lizando por los familiares de casa en casa. En Terque en aquellos años no se utilizaban todavía las tarjetas de invitación. La boda se celebró en el almacén del antiguo cine de invierno de Emilio Martínez en la Calle Real. En la habitación donde estaba el proyector se guardaron los dulces para ir sacándolos poco a poco. Como vemos en la imagen, y era costumbre en las bodas de esos años, una ban- deja con seis copas fue pasando entre los invitados, que de boca en boca se fueron endulzando con una copa de anís, menta o licor de nuez de cola. Una comparsa de carnaval recogió estas estrofas “ Y sale Sarborico, y luego su cuñao, el uno trae la copa y el otro el mantecao.” Según cuentan cuando pasaba la bandeja con los dulces, había gente que para que no se viera que cogían a dos manos, convertían los dedos en manos, y así “cazar” con habilidad el mayor número en un solo viaje. El viaje de novios lo hicieron a Grana- da y se alojaron en la “Pensión García” que era de una familia de Terque. En la imagen aunque no vemos al novio, podemos recono- cer de izquierda a derecha a Sebastián Márquez, Jaime Romera, Guillermina García –la novia– Lola Amate, Avelino Cirera, Anita Garc- ía, Encarna González, Paca Soriano, Diego García, María Leiva, Juan García, Presenta Navarro, Mari Carmen Rodríguez, Rosa Mari Gómez, Enrique y Paqui Márquez, Isolina Valverde, Guillermo Rodríguez, Pepe García y Manolo Valverde. La fotografía se conserva en una copia digital en el Museo Etnográfico de Terque .

Nuestros Visitantes Libro de Visitas

Museo Etnográfico 3459

Cueva de San José 3315 ¡Magnífico! Gracias por ir recuperando nuestra historia, tradiciones, raí- Museo de la Uva del Barco 3323 ces... Tienen mucho mérito estos nuestros Últimos Parraleros !!! Cueva Anica Dolores 3315 Antonia Ordoño. Alhama de Almería La Modernista 3323

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