Revista La Universidad 14.Pdf
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l Unive ia rs r it to a i r i d a E Número 14, ABRIL - JUNIO, 2011 Universidad de El Salvador Carta del director 3 Atalaya, un sitio preclásico en las 133 costas de Acajutla Prefacio 5 Fabricio Valdivieso Héctor Samour La Laguneta, sitio arqueológico de 185 Prólogo a la presente edición 9 Oriente: un estudio del paisaje Rufino Antonio Quezada cultural Fabio Esteban Amador A manera de prólogo 11 Ramón D. Rivas Resumen de investigaciones geofísicas 207 El complejo Guazapa en El Salvador: 17 y arqueológicas al sur de Joya de La diáspora tolteca y las migraciones Cerén, 2007 pipiles Payson Sheets William R. Fowler an Amador Rethinking southeast Maya agricul- 215 La Costa del Bálsamo durante el post- ture: A view from the manioc fields 67 clásico temprano (900-1200 d. C.): of Joya de Cerén una aproximación al paisaje cultural Christine Dixon nahua-pipil Marlon Escamilla Agricultura maya clásica en el com- 229 plejo Joya de Cerén. Plataformas, Etnicidad chorotega en la frontera 91 sur de Mesoamérica senderos y otras zonas limpias Geoffrey McCafferty George Maloof El papel del templo en el paisaje pipil: Transformaciones de identidad en 245 Excavaciones de un templo postclásico 113 El Salvador en la época colonial en la zona de los Izalcos temprana: gente y cerámica de la Kathryn Sampeck villa de San Salvador en el siglo XVI Jeb J. Card La revista más antigua de El Salvador Fundada el 5 de mayo de 1875 Director fundador: Doctor Esteban Castro El hierro de la tierra del Reino de 283 Cerámica polícroma Copador en El 339 Guatemala: los ingenios de hierro en Salvador. Análisis de los contextos El Salvador. Un acercamiento desde de Tazumal, San Andrés y Joya de la arqueología histórica Cerén Heriberto Erquicia Claudia Alfaro Moisa Evidencia del uso agrícola del sitio 305 Investigaciones recientes en la 363 San Andrés durante el periodo ‘Gruta del Espíritu Santo’ en Corin- to, Morazán protoclásico Ramón D. Rivas Brian R. McKee Preliminary ceramic compositional Visitas a los sitios de arte rupestre 317 analysis from de La Arenera site, 373 El Letrero y Las Caritas en Guay- Pacific Nicaragua mango, Ahuachapán Carrie L. Dennett, Lorelei Platz, Sébastien Perrot-Minnot, Philippe Geoffrey G. MacCafferty Costa y Ligia Manzano Nuestros Colaboradores 399 Carta del director Tres preguntas básicas a la hora de ‘inventar’ la nación están articuladas en frases como ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde va- mos? Premisas tan necesarias como importantes para definir ‘lo nacional’, en un contexto dinámico de ‘construcción’ y ‘deconstrucción’ del discur- so de la comunidad. Por ello están presentes en toda investigación sobre los orígenes de la tribu y las huellas perdidas del pasado inmemorial de la colectividad. Esta edición de La Universidad está dedicada a la arqueología salvadoreña y mesoamericana. Las investigaciones de académicos de la comunidad mundial de científicos que aquí publicamos tratan de dar res- puesta a las preguntas arriba planteadas. A través de sus trabajos pode- mos seguir las huellas de los dos grandes pueblos mesoamericanos, mayas y nahuas, que marcaron y marcan nuestras señas de identidad. En El Salvador los estudios arqueológicos ayudan a esclarecer la base que sustenta las teorías de la llegada de los primeros pobladores al territorio de Cuscatlán. Por un lado provienen de un haz común tolteca y utoazteca de la Meseta del Anáhuac, constituido por varias migraciones norte-sur del centro de México hacia Cuscatlán. Y por otro lado, tanto el actual territorio de Guatemala como el de Honduras y El Salvador, estaba poblado por 44 pueblos mayas emparentados entre sí por un tronco co- mún olmeca y protomaya, procedente de Yucatán y el actual Estado de Mérida. Para rastrear una de estas migraciones es de gran importancia el ensayo de William R. Fowler que aquí presentamos a nuestros lectores, «El complejo Guazapa en El Salvador, la diáspora tolteca y las migraciones pipiles». Siempre en el plano de las migraciones nahuas, el trabajo investi- gativo de Marlon Escamilla, «La Costa del Bálsamo durante el postclásico temprano (900-1200 d. C.) : una aproximación al paisaje cultural nahua- La Universidad 3 pipil», es clave para identificar la franja de la actual Costa del Bálsamo como un territorio nahua. Para sustentar la presencia maya en nuestro territorio tanto el tra- bajo científico de Payson Sheets, «Resumen de investigaciones geofísicas y arqueológicas al sur de Joya de Cerén, 2007», asi como el del investigador George Maloof, «Agricultura maya clásica en el complejo Joya de Cerén. Plataformas, senderos y otras zonas limpias», nos explican el contexto de los pueblos mayenses en nuestra actual geografía y su inconfundible in- fluencia. Otro aspecto tocado en los ensayos que ahora presentamos es el de nuestro pasado colonial, que se aborda en el ensayo de Jeb J. Card, «Transformaciones de identidad en El Salvador en la época colonial tem- prana: la gente y la cerámica de la villa de San Salvador en el siglo XVI». Los trabajos aquí expuestos, de eminencias del saber científico de prestigiosas universidades de Estados Unidos, México, Francia, Canadá y El Salvador abordan a fondo, desde el punto de vista arqueológico, nuestro pasado precolombino y colonial. En este sentido este número especial de La Universidad dedicado a la arqueología responde al deber que como universidad tenemos de estimular, fomentar y difundir las investigaciones científicas especializadas. “HACIA LA LIBERTAD POR LA CULTURA” David Hernández 4 La Universidad Prefacio En el marco de la conmemoración del BICENTENARIO del Primer grito de Independencia de Centroamérica, La Universidad, una de las revistas universitarias más antiguas, más prestigiosas y portadora de importantes interpretaciones y explicaciones de los problemas y del desarrollo de la sociedad salvadoreña en diversas etapas de su vida, nos presenta —en su número 14 de la Nueva Época—, un aporte histórico cultural de grandes dimensiones. Bajo un título muy sencillo y adusto, «Arqueología de El Sal- vador», nos presenta dieciséis ensayos fascinantes sobre la vida, los grupos étnicos, la acción, las creencias, las formas de expresarse, las relaciones de poder, las formas de organización social y de producción, la vida en las ciudades y en las zonas rurales, las manifestaciones religiosas, las mi- graciones, las relaciones comerciales, las guerras, las expresiones del arte rupestre y la cerámica utilitaria y artística, de los pobladores originarios del territorio que hoy conocemos como El Salvador, Mesoamérica y Centro- américa. Estos estudios complementarán, confirmarán con bases más sóli- das y, en muchos casos, modificarán nuestras interpretaciones del pa- sado, al ofrecernos una visión renovada de importantes aspectos de la historia precolombina y colonial que, como lo muestran los hallazgos de los investigadores que se han reunido en este número, siempre está en transformación. Me atrevo a afirmar que estamos ante un nuevo impulso de la arqueología en El Salvador, ante una renovación profunda de los La Universidad 5 estudios arqueológicos, antropológicos, lingüísticos y culturales que traerá resonancias inéditas en las formas como nos hemos concebido, como nos pensamos, como hemos definido nuestras identidades y como nos proyec- tamos hacia el futuro. Las investigaciones son diversas en las temáticas, el tiempo y la geografía. En algunos casos estamos frente a los círculos concéntricos y rostros y cuerpos humanos del arte rupestre en Ahuachapán o ante las manos y las imágenes humanas en rojo de este mismo arte en Morazán. Otras estamos en las costas de Acajutla frente a Atalaya, un sitio que se estableció nueve siglos antes de nuestra era, o en Ciudad Vieja, en Suchi- toto, Cuscatlán, en el siglo XVI. En el siglo XII nos sitúa en Cihuatán y Santa María frente a templos y viviendas, asentamientos y planificación urba- nos, cerámica y braceros ceremoniales del complejo de Guazapa, hoy departamento de San Salvador, o al sur de Mesoamérica, en Nicaragua, y en Usulután, El Salvador estudiando, las especialidades productivas, las estrategias de distribución de la economía (importación/exportación) de la cerámica y la decoración, rastreada desde 500 años antes de Cristo. Igual nos transportan a Izalco, a Joya de Cerén, al ‘Imposible’, al oriente del país y nos presentan temas agrícolas, paisajes culturales que denotan organización espacial, adaptación geográfica, formas de construcciones y otras actividades, con seguimientos en períodos de más de mil años. La investigación cubre casi todo el territorio salvadoreño. En estos informes de investigación, puede comprobarse que hoy en día la nueva arqueología se ocupa del estudio de los campos de culti- vo, las casas habitación de los campesinos, las grandes ciudades, las gran- des construcciones de los palacios y templos ceremoniales, de las plantas, los animales, las redes comerciales, las pautas migratorias, la organización religiosa, militar y de conquista. Detrás de estas investigaciones se llega a comprender la gestación de los grandes poderes de la época. Por ejem- plo, el complejo Guazapa fue uno de estos espacios que recibe grandes migraciones de pueblos del norte; por ello, Cihuatán se convierte en un sitio donde se configuró la peculiar cosmovisión mesoamericana sobre la creación del mundo, el origen de los dioses y el principio de los reinos. Los migrantes pipiles de Cihuatán se consideraban como auténticos tolte- cas con una conexión histórica y directa con Tollan, que durante mucho tiempo se identificó con Tula, en Hidalgo, México, pero que recientes in- vestigaciones muestras que Teotihuacán fue esa ciudad legendaria.Cada vez estamos más cerca de comprender, en forma más exacta, como se 6 La Universidad construyeron las más importantes arquitecturas, las esculturas, las cerámi- cas, los caminos, la poesía, y como todo esto es parte integral de cómo se forma la política de la ciudad y de lo que podía entenderse como Estado en aquellos tiempos. Un esfuerzo colectivo extraordinario de reconstruir la historia de nuestros pueblos originarios.