QUITO INESPERADO De la memoria a la mirada crítica
René de MAXIMY Karine PEYRONNIE
QUITO INESPERADO De la memoria a la mirada crítica
Instituto Francés de Estudios Andinos Lima
Ediciones Abya-Yala Quito
2002 QUITO INESPERADO de la memoria a la mirada crítica René de MAXIMY y Karine PEYRONNIE
1ra. Edición: • Ediciones Abya-Yala Av. 12 de octubre 14-30 y Wilson Telf.: 562-633 / 506-267 Fax: 506-255 / 506-267 Casilla 17-12-719 E-mail: [email protected] www.abyayala.org Quito-Ecuador
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Autoedición: Ediciones Abya-Yala Quito-Ecuador
Diseño de portada: Raúl Yepez
ISBN: 9978-22-227-8
Impresión: Producciones digitales Abya-Yala Quito-Ecuador
Este libro corresponde al Tomo 131 de la serie Travaux de l’Institut Français d’Etudes Andines (ISSN 0768-424X).
Impreso en Quito-Ecuador, abril del 2002
Nota: Los mapas provienen de la Dirección de Planificación de la Municipalidad del Distrito Metropolitano de Quito. La reproducción de mapas antiguos ha sido posible gracias a la información proporcionada por el Archivo del Distrito Metropolitano de Quito. ÍNDICE
Advertencia...... 11
Primera parte EL CENTRO DE QUITO una visita guiada a través del Siglo
Capítulo 1 UNA CIUDAD EN LA SIERRA
Razones circunstanciales y factuales ...... 26 La organización de la investigación ...... 33 Los datos existentes...... 33 Los datos que hay que reunir o crear...... 34 La delimitación del centro histórico ...... 35
Capítulo 2 LOS AÑOS BISAGRA
El diario El Comercio: un balcón sobre el año 1908. La necesidad del desenclave...... 45 ¡La peste bubónica, un beneficio para Quito! ...... 49 Primero el hábitat...... 52 Y finalmente, las molestias y su impacto en el medio ambiente...... 53 Otro caso de laxismo de parte de las autoridades elegidas...... 58 Otros problemas coyunturales ...... 58 Cultura y comportamientos ...... 60 Otros aspectos de la vida quiteña en 1908...... 65 1946, la prensa y los testimonios...... 68 El Plan Regulador de 1945, acontecimiento urbanístico importante...... 70 Crecimiento, grandes cambios urbanísticos y consecuencias...... 73 Un observador que se acuerda ...... 78
Capítulo 3 EL CENTRO HISTÓRICO ACTUAL
1996: meditación de madrugada...... 85 Mirada crítica a esta evocación ...... 90 La inserción del centro histórico en el movimiento de las transformaciones urbanas ...... 91 Consecuencias urbanísticas del sitio...... 94 6 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE
El centro histórico según el atlas de Quito...... 97 La accesibilidad...... 97 Los lugares y sus funciones...... 100 ¿A qué conclusión llegar sobre la situación en los años 80?...... 110
Segunda parte EL CENTRO Y SUS BARRIOS: ESPACIO DE VIDA
Capítulo 4 LA ACTUALIDAD SIN HISTORIA DE UN CENTRO HISTÓRICO: LOS TENDEROS, LOS BARRIOS, LA GENTE
Algunas cifras ...... 125 LOS TENDEROS...... 131 Otro punto de vista de los tenderos sobre el centro histórico ...... 139 La frecuentación...... 140 La limpieza de las calles y la calidad de los servicios de limpieza municipal ...... 141 Accesibilidad y circulación...... 142 Motivos para acudir a la ciudad antigua ...... 144 LOS BARRIOS Y LA GENTE: LA LOMA Y SAN JUAN...... 145 Presentación de estos dos barrios...... 145 La Loma: situación y sitio...... 145 Composición urbana: leyendas y tradiciones...... 147 Testimonios de las generaciones anteriores...... 148 La población y su hábitat ...... 150 San Juan, situación y sitio...... 155 Paseo por el barrio ...... 157 Cartografía y aspectos urbanísticos ...... 159 FICHA DESCRIPTIVA DEL BARRIO SAN JUAN (1982)...... 161 Demografía, actividades y comportamiento ...... 163 FICHA DESCRIPTIVA DE LA LOMA (1995) ...... 167 Residentes, medio ambiente y ritmos de vida...... 170 Los habitantes y su barrio, sus actividades y los demás barrios...... 175 En La Loma...... 175 En San Juan ...... 178 “Lomeños” y “sanjuaneros”: esbozo de un retrato...... 182 El “lomeño” ...... 182 El “sanjuanero”...... 183 Costumbres idénticas, barrios diferentes...... 185 La dificultad y el interés de dar la palabra a los que nunca son consultados...... 186 QUITO INESPERADO 7
Tercera parte ¿CENTRO DE LA CIUDAD O PATRIMONIO?
Capítulo 5 EL DECORADO Y SU REVERSO
El concepto de conservación del patrimonio ...... 218 Marco institucional y reglamentario de la conservación...... 222 Los actores nacionles y locales...... 223 L’INPC: vocación y realización...... 224 El Fondo de Salvamento ...... 225 Otros actores...... 226 La Dirección de la Planificación de la Municipalidad y su Comisión de Áreas históricas... 226 La División de Museos y Monumentos del Banco Central de Reserva del Ecuador ...... 226 La Fundación Caspicara...... 227 El Fondo de rehabilitación de viviendas (Fonreviv) ...... 227 Participantes extranjeros...... 228 El proyecto Ecua-bel, o el experto y los dominicos: una alianza difícil ...... 229 El Pact Arim: un programa de mejoramiento de las condiciones de alojamiento...... 230 Operaciones de conservación, rehabilitación y reorientación de las funciones...... 231 Conventos, iglesias, edificios públicos: el decorado y su reverso ...... 231 A propósito de la restauración de los conventos ...... 232 Los testigos arquitectónicos discretos: la renovación de las casas...... 233 La casa de los siete patios: una rehabilitación debatida y controvertida ...... 234 La rehabilitación de las casas de la calle Caldas ...... 237 Algunas reflexiones a propósito de la rehabilitación obstaculizada de una casa “republicana” en San Marcos ...... 237 Los lugares de recordación ...... 239 Actores inidentificables...... 240 Los límites del centro histórico: historia en varios episodios...... 240
Capítulo 6 PUNTOS DE VISTA DE LOS TRANSEÚNTES Y RESIDENTES
El centro histórico y los transeúntes ...... 245 Los transeúntes ...... 245 Motivos de su frecuentación ...... 246 La percepción de los límites del centro histórico y de su patrimonio ...... 247 El patrimonio, su salvamento y las acciones de rehabilitación...... 250 Percepción del centro histórico ...... 255 Las calles ...... 255 Las construcciones: casas, iglesias, monumentos, etc...... 257 Modificaciones deseables para mejorar y conservar el centro histórico ...... 264 El caso del trolebús y del tránsito...... 265 La ciudad, el centro histórico, su mantenimiento y conservación vistos por los quiteños .. 271 Algunas informaciones de orden general ...... 271 Los quiteños y su barrio ...... 272 8 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE
Sus preferencias ...... 274 Conservación y rehabilitación del centro histórico ...... 275 Los actores de esta conservación...... 277 El centro de negocios y el centro administrativo ...... 277 Los problemas urbanos y la política municipal ...... 279 En resumen...... 282
Conclusión EL PORVENIR EN DEBATE
De la modernidad del Centro y de su devenir: ¿un discurso o un asunto urbano?...... 287 Análisis de estos discursos ...... 291 El descontento de un ciudadano común y corriente ...... 293 La ciudad y su Centro...... 299 Más allá del discurso, un asunto urbano...... 304
BIBLIOGRAFÍA...... 309
Lista de siglas utilizadas ...... 317
Lista de las figuras
Fig.1: Barrios del conjunto de Quito mencionados en el texto...... 20 Fig. 2: Calles y monumentos del casco colonial de Quito ...... 22 Fig. 3: Barrios del casco colonial y su entorno imediato ...... 24 Fig. 4: El sitio de Quito al fin del siglo XIX: las pendientes colonisadas, las cumbres, las quebradas ...... 27 Fig. 5: El Centro y las pendientes (número de metros de desnivel por 100m) ...... 96 Fig. 6: Centro: densidades de población (1982 - 1990) ...... 98 Fig. 7: Población del Centro (1982 - 1990): los 12-18 años (%)...... 101 Fig. 8: Población del Centro (1982 - 1990): los 18-30 años (%)...... 102 Fig. 9: Población del Centro (1982 - 1990): los 30-60 años (%)...... 103 Fig. 10: Población del Centro (1982 - 1990): los más de 60 años (%)...... 104 Fig. 11: Los empleados y comerciantes del Centro en 1990 (%) ...... 106 Fig. 12: Los artesanos, los obreros y los ejecutivos del Centro en 1990 (%) ...... 108 Fig. 13: Centro: cohabitación por manzana (1982 - 1990) (número de piezas/habitante) 109 Fig. 14: Los establecimientos escolares en el Centro en 1993...... 111 Fig. 15: Las funciones del Centro ...... 112 Fig. 16: Límites y calles de la Loma ...... 146 Fig. 17: Croquis morfológico de la Loma ...... 146 Fig. 18: La Loma: densidad de población por manzana (1982 - 1990) ...... 152 Fig. 19: La Loma: densidad de viviendas por manzana (1982 - 1990) ...... 153 Fig. 20: La Loma: población en 1990 ...... 154 Fig. 21: La Loma: pirámide de edades en 1995...... 154 Fig. 22: Límites y calles de San Juan...... 156 Fig. 23: Croquis morfológico de San Juan ...... 157 QUITO INESPERADO 9
Fig. 24: San Juan: densidad de viviendas por manzana (1982 - 1990) ...... 162 Fig. 25: San Juan: densidad de población por manzana (1982 - 1990)...... 162 Fig. 26: San Juan: población en 1990 ...... 164 Fig. 27: San Juan: pirámide de edades en 1982...... 164 Fig. 28: San Juan: pirámide de edades en 1995...... 165
Lista de las láminas
Lámina 2: Quito en los años 30 ...... 66 Lámina 3: Extensiones del barrio de la Loma al fin del siglo IX...... 148
Contenido de las series de fotografías
Serie 1: Imágenes de Quito en 1909 La ciudad de Quito y su entorno imediato a inicios del siglo XX ...... 117 Las calles, las plazas, los imuebles y monumentos...... 119 Las actividads y la gente ...... 121 El evolución del paisaje urbano durante el siglo XX ...... 122
Serie 2: Imágenes del paisaje urbano a fines del siglo XX El centro y unos barrios muy próximos (1995-96) ...... 193 El centro de Quito: plazas, calles y otros lugares significativos del sitio y de su uso ...... 197 Unas formas de hábitat...... 207
ADVERTENCIAd
¡Quito inesperado! Este título puede resultar sorprendente. Originalmente habíamos pensado en “Quito: una ciudad, un centro y sus citadinos” porque durante todo el siglo XX asistimos a una reducción funcional de la ciudad vieja en la medida en que se urbanizaba su periferia. Es verdad que desde inicios hasta fines del siglo, esta ciudad, que durante mu- cho tiempo había permanecido en su sitio de origen sin haberse extendido sino cautelosa, modesta y difícilmente, se encontró limitada a ser el centro y nada más que el centro de una capital cuyo distrito metropolitano alberga, hoy en día, a casi 1.4 millones de habitan- tes. Sin embargo, optamos por un título un poco inhabitual para reflejar el sentido de nues- tro proyecto, muy diferente a todos los otros realizados sobre Quito. De hecho, no trata- mos aquí ninguna imagen turística, ni tampoco una imagen común y esperada del centro “histórico” de la capital ecuatoriana. Veremos a continuación que nuestro objetivo fue ubi- car la ciudad de comienzos del siglo XX en su realidad cambiante a lo largo del mismo. De esta manera, demostramos que contrariamente a lo que quiere sugerir el término “centro histórico” de Quito, este espacio central no es solo un testigo del pasado sino más bien una parte dinámica esencial, tanto en lo económico (lo que no necesariamente equivale a ren- table), social y cultural del presente. Es ahí donde surge lo inesperado para la mayoría de personas interesadas en este espacio antiguo pero no congelado en el tiempo. Esta es la segunda parte de una investigación sobre la ciudad de Quito. La primera, ti- tulada “Gente de Quito”,presenta los resultados de una encuesta sobre nueve barrios de esa ciudad, y ha sido publicada anteriormente (abril 2000) en las ediciones quiteñas Abya Ya- la. Hemos firmado conjuntamente los dos volúmenes. Pero si bien “Gente de Quito” era el tema de la obra anterior, esta vez el tema es el centro histórico de la capital ecuatoriana, re- sultado de una reflexión común que debe lo principal de su contenido a “Centro histórico de Quito: de la ciudad a un patrimonio de la humanidad. Mutaciones y recomposiciones urbanas (1908-1996)”, tesis presentada por Karine Peyronnie en la Universidad de París VII-Denis Diderot el 3 de febrero de 1999 para la obtención de un doctorado en dicha uni- versidad. Retomamos ese trabajo, considerablemente modificado, en “Quito: un centro, una ciudad y sus citadinos” y hemos decidido firmarlo conjuntamente, considerándolo co- mo la expresión de un mismo programa de investigación. Durante el año universitario 1995-96, en un taller anual previsto en el programa aca- démico de los estudiantes de 4º y 5º año de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Quito y en el que se inscribieron 12 de ellos, emprendimos una amplia encuesta que incluyó 1 584 familias residentes en 9 barrios considerados como referenciales, lo que justifica el título de dicha encuesta: “Estudio de los barrios arquetípi- cos de Quito” (EBAQ). Estos barrios fueron escogidos conjuntamente por el arquitecto Ro- berto Noboa, Director adjunto de la Dirección de Planificación de la Municipalidad del Distrito Metropolitano de Quito, el arquitecto Antonio Narváez, entonces Decano de la 12 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE
FAU, y René de Maximy, Director de investigaciones del ORSTOM, actual IRD (Instituto de Investigación para el Desarrollo). El estudio fue dirigido por A. Narváez y R. de Maximy, quien fue el responsable científico. Karine Peyronnie participó muy activamente como asistente, encargándose principalmente de las encuestas relativas al centro histórico. Los barrios escogidos se encuentran comprendidos dentro de las diferentes clases de una tipología establecida por R. de Maximy y publicada en 1992 en el Atlas Infográfico de Quito (AIQ), lámina 34: “Tentativa de definición de zonas urbanas homogéneas”. Dos de estos barrios, La Loma y San Juan, forman parte de su centro histórico o son simbióticos del mismo. Karine Peyronnie los ha estudiado de manera particular dentro del marco de sus actividades de doctorado. Naturalmente ella fue el alma del trabajo de campo en estos barrios, como lo fue en las investigaciones documentales, reuniones y entrevistas que cons- tituyen la substancia de su trabajo académico. Pero todo ello, como ya hemos dicho, for- maba parte de un trabajo de observación realizado paralelamente que fue también necesa- riamente el fruto de largas discusiones metodológicas, de intercambios de información y de reflexiones que se desarrollaron al interior del equipo que formábamos acerca de Qui- to, su historia, sus modos de composición urbana, su organización, su funcionamiento. Finalmente, como el trabajo anterior de elaboración del AIQ y la encuesta EBAQ, es- tos resultados tienen mucho que ver con los interrogantes urbanísticos que se plantean los urbanistas de la Municipalidad del Distrito Metropolitano de Quito a cargo de la planifi- cación de la capital ecuatoriana y en consecuencia de la gestión de su espacio, principal- mente del centro histórico, de su conservación, restauración, vida diaria y devenir urbanís- tico. Queremos dar las gracias a todos aquellos que han contribuido de cerca o de lejos a este trabajo, y particularmente a: Magdalena Pardo y a Juan Sarade, por su participación en las encuestas y en la búsqueda de las informaciones; al arquitecto Alfonso Ortiz Crespo por su acogida, por la apertura de sus archivos y por sus consejos; a Iván Cruz, observador enterado de la burguesía quiteña, narrador brillante y amigo indefectible; a los arquitectos Antonio Narváez, guía amistoso y enterado de los lugares secretos del Centro, y a Roberto Noboa, que facilitó el acceso a la documentación de la Dirección de Planificación de la Mu- nicipalidad del Distrito Metropolitano de Quito y que, entre otros, obtuvo para nosotros la autorización de sacar en mapas los datos que utilizamos de los censos de 1982 y 1990; también saludamos a Jakelin Jaramillo por su asistencia en la computarización de los ma- pas de estos censos; al politólogo Jorge León, director del CEDIME y fino analista de la po- lítica ecuatoriana; a tantos arquitectos ecuatorianos y extranjeros que trabajan sobre Qui- to, conocidos en el ejercicio de sus actividades y siempre muy participativos, entre ellos Fa- bián Patiño Crespo, Olga Wolson, Pedro Jaramillo, Patrick De Sutter, así como al doctor Hernán Crespo Toral y al padre Agustín Moreno, que se reconocerán, así lo esperamos, a lo largo de las páginas de esta obra; a los actuales arquitectos, que en el momento de la en- cuesta EBAQ participaron en la misma como estudiantes de arquitectura, y a algunos de ellos por los intercambios posteriores sobre la percepción de la ciudad de Quito y de su Centro; a todos esos amigos y a los tenderos, quiteños y transeúntes desconocidos cuyas reacciones y opiniones llenan nuestras entrevistas; al Instituto (francés) de investigación por el desarrollo, y a todos los miembros del Orstom que constituyeron el respaldo cientí- QUITO INESPERADO 13 fico de este trabajo y de su entorno; al equipo del Laboratorio de Cartografía Aplicada del Centro IRD de Ile de France y particularmente a Stéphanie Bertrand; y a todos aquellos que no podemos nombrar aquí pero que no por eso están menos presentes a lo largo de nuestro estudio de Quito. No debemos olvidar a Annick Lehuen de Altuna y Victoria Melero de Prentice que hi- cieron con ciencia y conciencia la traducción de esta obra. Un profundo agradecimiento también a los amigos y primeros lectores críticos de la tesis que constituye la parte principal de esta obra: a los profesores Olivier Dollfus, Chris- tian Grataloup, a los investigadores Jean Paul Deler e Yves Saint Geours, así como al profe- sor Henri Godard, que fue un lector lejano y seguro. Queremos también saludar al señor François Goudard, Embajador de Francia en Qui- to, que nos estimuló espiritual y materialmente a publicar este estudio, logrando, para po- der realizarlo, la consiguiente y bienvenida participación financiera.
René de Maximy y Karine Peyronnie
Primera parte EL CENTRO DE QUITO Una visita guiadad en el siglo XX 16 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE
Los que vienen a visitar la capital ecuatoriana, sean provincianos o extranjeros, no de- jan nunca de ir al centro de esta ciudad andina. Lo recorren con gusto y se dejan atrapar por una especie de encanto que impone este conjunto urbano testigo de otros tiempos. La proximidad de las montañas que lo rodean y en las que se inserta, el sitio relativamente ac- cidentado, el cuadriculado conservado y mantenido de las calles, la animación que reina en ellas y la preferencia evidente que se le da al caminar a pie para desplazarse nutren esta vi- sión impresionista. Lo mismo sintieron ya, a lo largo de los siglos, tantos viajeros que pa- saron por esos mismos lugares. Curiosamente, los que nos han transmitido sus reacciones han descrito la ciudad, sobre todo a través de la observación crítica, de la manera de ser y de parecer de sus habitantes, o a través del significado sociohistórico de la imagen que la ciudad sugiere. Más que una ciudad, Quito fue para ellos una sociedad de gente que vivía de una manera sorprendente a sus ojos, con sus ignorancias y sus creencias, sus usos y sus costumbres muy codificados, su ritmo serrano muy particular. La ciudad es un marco que ellos sugieren sin detenerse particularmente en él, su sorpresa se expresa en el sentimiento que nos transmiten de haber dado un salto en el tiempo que envía a cada uno de ellos por lo menos medio siglo atrás. Esta impresión se perpetúa hoy, aunque de manera más con- trastada, y nosotros la hemos sentido. Es una impresión que se aclara y se vuelve sumamen- te cautivante y atractiva apenas miramos con mayor atención lo que queda de una ciudad que fue hasta fines del siglo XIX una de las más grandes de América. Citamos algunas frases significativas de dos testigos del siglo pasado que conocían bien Quito y habían vivido con sus habitantes. Sin retirar nada de lo que acabamos de de- cir, estas citas se refieren más a grandes generalidades, a los ecuatorianos más que a los pro- pios quiteños, o a una visión del marco urbano y a la reflexión que éste inspira a un obser- vador venido de fuera. El primero, Manuel Villavicencio, es el autor de una geografía del Ecuador. Él escribe: “La fundación de la Presidencia de Quito fue seguida de un período colonial friolento y monótono de 275 años. (…) Si se examina la sociedad ecuatoriana de aquellos tiempos, la encontramos tranquila, pasiva, patriarcal (…) reducida a sí misma, ig- norante, sin vida, sin comunicación. La gran mayoría de la gente no tenía la menor idea de la ciencia, de los acontecimientos o de los personajes importantes, y probablemente ni si- quiera imaginaba que pudiera haber ciencias, acontecimientos y personajes importantes. (…) Así, mientras Europa vivía los tiempos tormentosos de Luis XIV; mientras que los es- critos filosóficos de hombres ilustres llegaban a los lugares más recónditos del planeta; mientras que las colonias inglesas de América del Norte conquistaban su independencia; mientras que el Viejo Mundo era bañado por la sangre de las guerras que acompañaron la propagación de las ideas proclamadas por la Revolución Francesa, la Presidencia de Quito, cercada por sus inmensas cordilleras y por el océano, gobernada por el oscurantismo de los monjes, sabía tan poco sobre los hombres y los grandes acontecimientos externos como sa- bemos nosotros hoy sobre lo que ocurre en la Luna.”1 En 1861, el testimonio de Friedrich Hassaurek, segundo, periodista de origen austría- co y embajador de los Estados Unidos en Quito en aquel entonces, refuerza las palabras del ecuatoriano Villavicencio, al cual se refiere. “Las iglesias y los conventos que, sin exagera- ción, ocupan por lo menos la cuarta parte de la superficie de Quito, son testigos elocuen- tes en su silencio de la exactitud de lo que escribe el señor Villavicencio en su crítica histó- QUITO INESPERADO 17 rica. Más de una cuarta parte de la ciudad está ocupada por conventos, con sus vastos e inútiles patios y jardines invadidos de hierbas silvestres. Pero si la décima parte de los mi- llones que costó la construcción de estas iglesias y de estos monasterios –sin hablar de los millares de indios que perecieron bajo el látigo que les obligaba a cumplir tambaleándose la ingrata tarea de transportar sobre sus espaldas cada uno de los bloques utilizados para su edificación- hubiera sido invertido en la construcción de caminos, este país habría ocu- pado desde hace lustros un lugar de excepción entre las naciones civilizadas.”2 Sin embargo, sin quitar nada a estos dos fragmentos testimoniales, ya que sería ade- más absolutamente inaceptable reducir las palabras de los dos autores citados, afirmamos que el Quito del siglo XX tiene muchas cualidades y que los grandes momentos de sus transformaciones urbanísticas y humanas merecen ser contados. Esta visita guiada de Qui- to en el siglo ¿es acaso indispensable para una comprensión de simpatía de esta ciudad? A decir verdad, es la única manera de hablar juiciosamente de una entidad geográfica produ- cida por una sociedad de humanos dispuestos a construir y vivificar su nicho ecológico.
Capítulo I UNA CIUDADd EN LA SIERRA
Cuando en 1534 los españoles llegan a Quito, la ciudad es conocida como la capital del Inca Atahualpa. Es una de las grandes ciudades del Imperio. La situación y el sitio es- tán particularmente bien escogidos. En la Sierra3, es una ciudad de alta montaña. Sin embargo, no tiene nada que ver con las que se pueden encontrar en otras partes del globo, en el Himalaya, por ejemplo, como Darjiling o Lhassa. En el ecuador, a 2.800-3.000 metros s.n.m., el clima garantiza un paisa- je agrario y de buena capacidad alimenticia que hace pensar sobre todo en lo que se en- cuentra en montaña de mediana altura en las regiones templadas, por ejemplo en Auver- nia o en las mesetas malgaches, mutatis mutandis. Es probablemente la más importante de las ciudades que jalonan el gran camino, recorriendo y uniendo las sucesivas hondonadas que caracterizan en el Ecuador la región rural del surco interandino donde las superficies agrícolas útiles, ricas en variedades de cultivos, se extienden entre los 2.000 y los 3.600 me- tros s.n.m. Algunos años después de su refundación por los españoles, la ciudad es puesta bajo la protección de San Francisco, seguramente por insistencia de los miembros de su or- den. Su nombre se convierte en San Francisco de Quito. “El 29 de agosto de 1563, Felipe II firmó una cédula que establecía la existencia de una Audiencia de Quito…(…). Este importante mecanismo administrativo del ejercicio de la política durante el período colonial extendía su autoridad sobre un espacio que cubría los tres grandes componentes macrogeográficos del oeste del continente Sudamericano: las tierras altas y sus riquezas demográficas, las llanuras litorales “abiertas” hacia la metrópo- li, los espacios de la cuenca amazónica y sus promesas.”4 La capital del Ecuador se encuentra sobre un canal sinclinal de una altura promedio de 2.800 metros, que se recorre fácilmente, que constituye una microrregión, orientado longitudinalmente de norte a sur, cuyas potencialidades agrícolas han contribuido cierta- mente a la elección de su establecimiento en el lugar. Es también un punto de convergen- cia de la red de caminos y de pistas que bajan de los valles circundantes, permitiendo la pe- netración de los macizos volcánicos cercanos, principalmente el de Pichincha, cuyas tie- rras, en el fondo de los valles, son ricas y profundas, y las pendientes mucho más acciden- tadas llevan de estos fondos cultivados a los pastos andinos de los páramos 5, vastos terre- nos de tránsito. Como en otras ciudades de la Sierra, la ciudad ocupa un lugar rodeado de defensas naturales. Algunas de éstas están bastante lejos y permiten a pequeñas guarniciones de sol- dados, colocados como centinelas avanzados en alturas fortificadas, dar la voz de alerta. Es- te es el caso, por ejemplo, de una colina de Pomasqui, emplazamiento preincaico situado a 25 km. al norte del Quito de entonces. Otras están cerca y proporcionan una real seguri- dad al sur y al este, siendo el Pichincha (4.797 m), al oeste, una barrera disuasiva. Pero si 20 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE los barrancos y las gargantas abiertas por los ríos son sobre todo los que protegen las otras ciudades, en Quito, además de la profundidad excepcional de las gargantas del Machánga- ra y de la multiplicidad de quebradas, los relieves refuerzan las dificultades de acceso, per- mitiendo detectar a tiempo cualquier grupo inquietante, incluso hostil, y de hacerle frente en las mejores condiciones de defensa si fuera necesario.
Figura 1: Barrios del conjunto de Quito mencionados en el texto
1 Carcelén 1 2 La Victoria 3 Cotocollao 4 Comité del Pueblo 2 5 El Rosario 6 San Carlos 7 Kennedy 8 El Bosque 4 3 9 Inaquito 5 10 El Batán 11 Naciones Unidas
12 La Carolina O
6 T R
13 Rumipampa E U
P 7 O
14 Bellavista R E 15 La Colón A 16 La Pradera 8 17 Las Casas, Belisario Quevedo, La Gasca 9 18 Guápulo 19 Miraflores 20 Mariscal Sucre 10 11 21 La Floresta 13 12 22 La Vicentina 14 23 El Ejido 17 15 16 24 América, San Juan 19 20 18 25 Toctiuco 26 Panecillo 21 25 24 23 27 La Loma CENTRO 28 La Colmena HISTÓRICO 22 29 Santa Ana 26 27 30 Luluncoto 28 31 Chimbacalle 29 30 33 31 32 Alpahuasi 32 33 La Magdalena 34 35 34 Villa Flora 36 35 Marcopamba 37 38 41 36 Atahualpa 40 39 37 El Pintado 42 38 Chiriyacu 39 Ferroviaria 44 43 40 San Bartolo Principales Vías 45 41 Tarqui 42 Solanda 43 Guajaló 44 Santa Rita 0 3 km 45 Chillogallo 46 46 Ecuatoriana QUITO INESPERADO 21
Así, el relieve es al mismo tiempo la causa de las condiciones climáticas propicias a la instalación de establecimientos permanentes y a la protección no solo contra posibles ene- migos, sino también contra las precipitaciones procedentes de la costa y contra las nebli- nas nocturnas. El Pichincha, cuyo piedemonte forma un arco orientado del sudoeste al no- reste en la parte sur del Quito moderno, curvándose hasta estar en pleno norte a la altura del Centro actual (la parte antigua), justifica el establecimiento inicial de la ciudad. Este macizo y el Panecillo, en el límite sur de la capital del siglo XVII sobre la que se eleva 300 metros, absorben la mitad de las precipitaciones6. El relieve del Itchimbia constituye tam- bién un obstáculo para las nubes vespertinas que casi todas las noches cubren con su bru- ma los barrios actuales de la Paz, la Pradera y la Carolina. Pero a pesar de las particularidades del lugar -relativamente plano, con fuentes abun- dantes (para la población de la época), entorno agrícola, proximidad de terrenos aptos pa- ra el pastoreo-, la situación de Quito tiene muchos puntos en común con otras ciudades de la Sierra, cada una de las cuales domina un compartimento del surco interandino cerra- do por una serie de ramales transversales. El conjunto de esta montaña dividida en hondo- nadas, cada una con su propio microclima, de bastante densidad de población y que viven en relativa autosuficiencia alimentaria, es lo que ha hecho del Ecuador un país geográfica- mente heterogéneo, poco penetrable, durante siglos poco comunicado con el resto del mundo por algunos puertos poco frecuentados. Una parte del territorio ecuatoriano, la sel- va, es difícil por naturaleza; otra parte, la montaña, por encima de los 4.000 metros, es muy repelente. Los indios lo saben bien, y por eso han hecho de esa región la residencia de los dioses y de fuerzas oscuras poco controlables. Finalmente, el lugar de asiento de la ciudad de 1534 ofrece 56 hectáreas de terreno re- lativamente plano, favorable a la urbanización, donde las pendientes no exceden el cinco por ciento. Excelente, si se compara con La Paz (Bolivia), pero menos atractivo en este sen- tido que el antiguo centro de Bogotá (Colombia); sin embargo este sitio está atravesado por dos quebradas bastante pequeñas que confluyen para formar la quebrada de Manosal- vas, como se ve en el plano de 17347. Además, el terreno está bordeado al pie del Panecillo por la quebrada 24 de Mayo, mucho mayor, conocida hasta la primera mitad del siglo XX como la “quebrada Jerusalén”. Esta gran quebrada, que forma parte del complejo del Ma- chángara, nunca ha dejado de crear problemas a los urbanistas8. Este aislamiento del resto del mundo, al que están condenadas las ciudades de la Sie- rra y su población, es probablemente la causa de la constatación de Manuel Villavicencio que hemos citado en la introducción de la primera parte de esta obra. Esto explica tam- bién, en parte, el juicio, muy crítico, también citado, de Friedrich Hassaurek. Estas opinio- nes datan de mediados del siglo XIX. Desde entonces la sociedad quiteña ha cambiado mu- cho. Y sin embargo, a finales del siglo XX se encuentran muchos actos de sociedad y de comportamiento que no están tan alejados de lo que dicen Villavicencio y Hassaurek por los razonamientos de costumbres y de política que los suscitan. Detengámonos de nuevo por un momento. Quito fue hasta principios del siglo XX una de las mayores ciudades de los Andes. Se ha conservado en su mismo estado, si no en las construcciones, al menos en el tramado de las calles y en el funcionamiento del espacio urbano que favorece o permite. Su centro sigue siendo una entidad de características muy 22 RENE DE MAXIMI Y KARINE PEYRONNIE 0 3 9 2 7 2 2 3 o t i 1 u 3 Q
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