Todas Las Civilizaciones Antiguas Codiciaron Esta Fortaleza Natural, Que Es Actualmente Un Mosaico Multicultural En El Que Todo El Mundo Cabe
Todas las civilizaciones antiguas codiciaron esta fortaleza natural, que es actualmente un mosaico multicultural en el que todo el mundo cabe. La ciudad de Ceuta ocupa el estrecho istmo que une el monte Hacho, una de las dos míticas columnas de Hércules –la otra es Gibraltar–, al continente africano. Todas las civilizaciones apetecieron esta fortaleza natural, plaza estratégica y el puerto más cercano de África a la Península Ibérica. La Abyla de los fenicios y la Eptadelfos (siete colinas) de los griegos luego fue cartaginesa, romana, goda y árabe, cuando con el nombre de Septa alcanzó su mayor esplendor. Conquistada por los portugueses en 1415, se incorporó a la corona de España cuando esta y Portugal formaron un solo reino bajo el cetro de Felipe II. En 1640, cuando ambos reinos decidieron separarse, Ceuta prefirió seguir siendo española. Pocas ciudades pueden presumir de 2.500 años de historia. Para hacerse un idea de cómo es Ceuta, lo mejor es subir al monte Hacho, que aparece coronado por una ciudadela. Y es que, como salta a la vista en este mirador, el pasado de Ceuta como plaza militar de primer orden ha condicionado su estructura urbana, haciéndola hoy un ejemplo único de fortificación de todos los estilos y momentos constructivos: murallas tardorromanas, murallas merinidas –las que fueron levantadas en el siglo XIV por la dinastía Merinida o Benimerín–… Y así, sucesivamente, hasta llegar a las fortificaciones fronterizas construidas a raíz de la guerra contra Marruecos de 1859-60. De toda esta multitud de fortificaciones, las más importantes, vistosas y dignas de atención son las llamadas murallas Reales.
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