Junta De Proteccion Social De San Jose
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JUNTA DE PROTECCION SOCIAL DE SAN JOSE DIRECTIVA 1976 PRESIDENTE: ALFREDO ECHANDI JIMENEZ SECRETARIO: LIC. FERNANDO FOURNIER ACUÑA VOCALES: FERNANDO VALVERDE VEGA DR. JORGE VEGA RODRIGUEZ ALFREDO BORBON CASTRO LIC. RODRIGO ODIO GONZALEZ ING. RICARDO ECHANDI ZURCHER ING. FERNANDO F. TERAN A. GONZALO CALDERON ECHEVERRI ING. RODOLFO ZUÑIGA QUIJANO DELEGACION EJECUTIVA: JORGE SALAS RUIZ ARNULFO CARMONA BENAVIDES DELEGADO SUB-DELEGADO ASESORES: SR. ANDRES BRENES MATA DR. ANTONIO PEÑA CHAVARRIA PRESENTACION La historia de la Junta de Protección Social de San José — antes denominada Junta de Caridad — es en realidad una porción de la historia nacional. Representa los esfuerzos que por casi siglo y medio han hecho los hombres de Estado, los profesionales, los intelectuales y los hombres de empresa del país para atacar los problemas de la salud pública. Por ello la trayectoria de la Junta está intimamente ligada a la de la República en general y trasciende más allá de los simples hechos de administración interna de la institución. La actual Junta Directiva ha creído conveniente editar este libro, para que las actuales y futuras generaciones del país conozcan cómo se dieron los primeros pasos en Costa Rica en el campo de la medicina, y quiénes fueron los hombres que en los albores de nuestra nacionalidad, con abnegación y sacrificios personales, sentaron las bases de las estructuras que hoy se tienen para la protección de la salud de los costarricenses. CAPITULO 1 LOS ORIGENES (1826—1845) La Junta de Protección Social de San José es la Institución de servicio público más antigua de Costa Rica. Su ley orgánica data de 1845. Su historia se confunde con la de los próceres de la república, y aún hoy, como en el pretérito lejano, se proyecta su categoría de unidad primaria del Sistema Hospitalario Nacional. Hay que trasladarse a otros tiempos, conocer de cerca la tarea de los comienzos y palpar la escasez de medios económicos, para realizar la empresa de la beneficencia, al cuidado entonces de religiosos de buena voluntad que no daban descanso a sus actividades. La clase eclesiástica desde la Colonia trabaja por la fundación de una casa hospitalaria, impulsada por el obispo Esteban Lorenzo de Tristán, llegado de Guatemala. Hace él señaladas caridades y trata de remediar la pobreza extremada que reinaba en la Provincia. Se desea convertir la iglesia de la Soledad de Cartago en Casa Hospital de Caridad. La Real Audiencia de Guatemala dispone de una contribución anual obligatoria para Costa Rica. Llegan las cuotas de los vecinos, bien en dinero, bien en fanegas de maíz, arrobas de azúcar, para el servicio de pobladores en el infortunio. Al venir la Independencia la Asamblea Constitucional dispone, para el establecimiento de una lazareto general, crear un impuesto de un real por carga de algodón que entrara al Estado. Por decreto de ocho de mayo de 1826, el Poder Ejecutivo, representado por don Juan Mora, sanciona y ordena ejecutarlo. Esta es la primera vez que aparece el Gobierno prohijando en Costa Rica la fundación de una casa de salud, propiciándole rentas para su sostén y desenvolvimiento. Como sabemos, don Juan Mora Fernández fue el primer Jefe de Estado; gobernó de 1824 a 1833, nació en San José el 12 de julio de 1784 y murió en la misma ciudad el 16 de diciembre de 1854. Más adelante, por insuficiencia de recursos para el sostén del hospicio de Lazarinos, en mayo de 1833 por Decreto XXIII la Asamblea Legislativa dispuso establecer una manda forzosa de cinco pesos sobre el quinto de los ingresos de todos los súbditos del Estado, siempre que este fuese de cincuenta pesos “pan arriba”. Esta Ley fue sancionada por el Jefe 1 de Estado señor José Rafael de Gallegos. Como vemos, es éste, el segundo Jefe de Estado (1833—1835) al que corresponde continuar auxiliando a los enfermos de la lepra. Al ir conociendo los nombres de los Jefes de Estado que de una u otra manera han impulsado las instituciones encargadas de servir y ayudar a la beneficencia pública, se puede apreciar la colaboración franca, no por silenciosa menos meritoria, de damas y caballeros de lo más valioso y apreciable del país, que secundaron antes y laboran ahora la obra constructiva de los Gobernantes. La fundación de la Junta de Caridad, propiamente dicho en 1845, vino a cristalizar los anhelos del país en el establecimiento de una casa pública de beneficencia, con el nombre de Hospital San Juan de Dios. El proyecto fue elaborado y firmado por el Presidente de la Cámara de Representantes, doctor José María Castro Madriz, hombre de los más sobresalientes por sus dotes de estadista y pensador. El doctor Castro Madriz fue luego Presidente de la República de Costa Rica en dos ocasiones (1847 a 1849 y de 1866 a 1868). La exposición de Castro Madriz no puede ser más convincente y efusiva. Las razones que invocó fueron decisivas para la erección de un hospital general en beneficio de la salud pública, como puede apreciarse en la siguiente transcripción parcial de su histórico proyecto: “... La obligación del Gobierno de una sociedad, de procurar la salud de todos los que no tienen medios de curarse por sí; la necesidad de poner un Hospital para estudiar las enfermedades del País en un teatro que ofrezca muchos ejemplos a la vez; la de preparar a los jóvenes para lo sucesivo donde verificar el estudio de la Medicina; la falta de un local donde practicar las operaciones que en las casas de los infelices no pueden efectuarse o no surten su efecto; donde hacer los reconocimientos de los cadáveres; donde ofrecer a todos los vecinos piadosos la reunión de todos los que demandan su caridad; y, en una palabra, la imperiosa necesidad de abrir a la Ciencia Médica, apenas naciente en nuestro suelo, un campo de elevación y progresos y un refugio a la humanidad doliente, son razones que no se ocultan a la sabia penetración de los Representantes del Pueblo, para hallarse, tan impulsados como yo, a la erección de un Hospital General en el Estado . .” Se le transfirieron las rentas del Lazareto pero se le confió al mismo tiempo su sostenimiento. Se destinaron además otras rentas, como una suma anual del Tesoro Público, el producto líquido del despacho de 2 pasaportes, los derechos que el Ejecutivo fijaba por la porción que ocupaban en el Cementerio las bóvedas de los particulares y las donaciones de los bienhechores. El Ejecutivo quedó facultado para comprar el terreno para la edificación del Hospital y el cementerio para crear una Junta de Caridad y decretar los estatutos que regirían dicha Junta. El 3 de julio de 1845 la Cámara de Representantes aprobaba dicho Decreto de creación de la Junta de Caridad, del Hospital San Juan de Dios y construcción de un cementerio en San José. El 23 de julio del mismo año, el señor José Rafael de Gallegos entonces Senador Encargado del Supremo del Poder Ejecutivo, por renuncia del Jefe de Estado titular, sancionó la Ley. La Junta, por decreto del 29 de setiembre siguiente, fue integrada por un Hermano Mayor —Presidente de ella—, un síndico, un Tesorero y dos socios de representación. No devengaban dietas, por lo general eran personas pudientes, que gustaban de servir y cuidar por el bienestar de sus semejantes. Aún hoy, los miembros de la Junta la sirven gratuitamente, aparecen personalidades de la Iglesia, elementos de lo más sobresalientes del Foro, notables médicos, agricultores progresistas. Don Nazario Toledo, fue el primer presidente de la Junta. Como bien sabemos, don Nazario había desempeñado con lucimiento la Rectoría de la Universidad de Santo Tomás y había sido Presidente del Congreso Constituyente instalado el 1o. de noviembre de 1838. Pero en esos primeros años la Junta virtualmente no funcionó, antes de 1845. En forma compendiada, por la índole de este trabajo, tenemos que referirnos a múltiples aspectos relacionados con la vida y desenvolvimiento de esta Institución autónoma de caridad, que es la más antigua del país. Del contenido de las actas de las sesiones hablaremos solamente de aquellas de cierta importancia que merezcan ser comentadas, a fin de no pecar de extensos. Señalada solemnidad tuvo la instalación de la primera Directiva en la Sala Municipal de San José. En la sesión celebrada por éste el 5 de octubre de 1845, se procedió al nombramiento del Secretario, señor Cruz Blanco, y provisionalmente se acordó efectuar las sesiones en casa del Hermano Mayor. Por su parte, el Jefe Político del Departamento en la ma- nera que se estilaba dio posesión a los miembros de la Junta. Por la importancia que tiene para la economía futura de la Junta de Caridad, cabe mencionar el origen de la Ley de Lotería Pública. La Junta 3 pasó la iniciativa a consideración del Poder Ejecutivo en octubre de 1845 y viene firmado el documento por don Nazario Toledo. Se solicitaba el establecimiento de una Lotería de beneficio del Hospital San Juan de Dios. Sobre los fondos se ponía un impuesto de un quince por ciento a favor de la Junta y se celebrarían doce loterías o sorteos en el año, distribuyendo la cantidad supuesta, de manera que diez números resultaran premiados con cincuenta pesos cada uno y “solamente uno con quinientos”. Citamos específicamente parte del Acta de la Junta, sesión del día 10 de mayo de 1846, tomada del Archivo Nacional, que dispone entre otras cuestiones la siguiente: Que se proponga el plan más adecuado para poner en vigencia la Lotería Pública; señalar el sitio de las propiedades que deben adquirirse para el definitivo establecimiento del Hospital y el cementerio. Por medio del Supremo Gobierno solicitar de las Cámaras la facultad de suplir de los fondos públicos las sumas que faltan para comprar terreno y las casas; que el Gobierno entere a la Tesorería del Hospital de los fondos que se encuentren pertenecientes a ella.