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Serge Lama, Un día, una vida.

Con el título “Un jour, une vie”, presentó su último trabajo cantado en directo el 11 de febrero de 2003, justo el día que cumplía 60 años de edad. Se trata de uno de los mejores cantantes de Francia. Hizo un recital para sus admiradores en el Palais Omnisport de París Bercy. Los eurovisivos conocemos a Serge Lama por su intervención en el Festival de Eurovisión de 1971 en Dublín donde quedó décimo con el tema “” representando a Francia. Pero eso sólo fue una anécdota para una gran figura, que el Festival ni le quitó ni le dio. Un personaje duro, que nos recuerda a Napoleón, pero también a nuestro Nino Bravo. Quizá el cantante valenciano desaparecido en abril de 1973 hubiera tenido una carrera similar a la de Serge. Físicamente se parecen y en portento de voz también. Además serían casi de la misma edad.

Serge Lama, de nombre real Serge Chauvier, nació en Burdeos el 11 de febrero de 1943, en plena Guerra Mundial. Su padre era barítono, Georges Chauvier, y de él heredó la vena artística y una magnífica voz. Era hijo único. La familia emigró a París en 1950. Vivían humildemente ya que su padre era un artista modesto que no tuvo el éxito merecido. Pero Serge, desde pequeño vivió el mundo de la farándula y quedó prendado de él, de esos teatros parisienes tan románticos. Inspiración que consagró su carrera. Con los años se haría un auténtico cantautor romántico de baladas llenas de sentimiento. Tuvo una vida dura en su adolescencia, eran años difíciles. Serge se refugio en sus poemas, en la lectura de Sartre y Camus, autores existencialistas y de corriente izquierdista, moda de los cincuenta y sesenta. A los 16 años entró en un grupo de teatro amateur, justo cuando su padre abandonaba el mundo artístico, harto ya de tanta incomprensión. Fue haciendo bolos artísticos en la compañía de teatro pero tuvo que presentarse a filas justo en plena Guerra de la Independencia de Argelia en 1962, allí se desplazó. Años después, en 1977, hizo un tema recordando la experiencia titulado “L’Algérie”.

No volvió a la vida civil hasta diciembre de 1963. Entonces retomó su carrera artística. Recibió clases de canto en el Petit Conservatorire de Mireille, figura de la canción y se unió al talento artístico del pianista Jackie Bayard, que le haría muchas composiciones a lo largo de los años. Debutó en los escenarios cómo cantante el 11 de febrero de 1964, justo con 21 años, una vez conseguida la mayoría de edad. Ganó el concurso “Les Relais de la chanson française” y cantó sus primeros éxitos “A quinze ans” y “Le Bouffon du roi”. En agosto del ’64, la gran cantante de los años cuarenta, Renée Lebas, le propuso hacer un disco. Trabajó en la sala parisina de Bobinó junto a la cantante Barbara y empezó su meteórica fama como intérprete de cabarets de alta alcurnia.

Pero, cómo le pasó a , gran amiga años después de Serge, tuvo un grave accidente de coche justo cuando su carrera artística empezaba a destacar. El 12 de agosto de 1965, cuando estaba haciendo una gira por Francia junto Marcel Amont fue víctima de un crítico accidente de coche que casi acaba con su vida. El coche que conducía Jena-Claude Macias chocó contra un árbol. Ocurrió en las cercanías de Aix-en- Provence. Estuvo inmovilizado en un hospital más de un año. El golpe le afectó sobre todo en las piernas. Su cojera perdura aún. Fue un milagro que se salvase porque la pianista Liliane Benelli que les acompañaba murió. Salió adelante con la ayuda de otros amigos cantantes como Léo Nöel, George Brassens o Pierre Perret. El 7 de diciembre de 1965 se hizo una gala en el Olympia de París con muchos artistas para recaudar fondos para Serge. Volvió a la escena en 1966.

Pero su primer gran éxito tras el accidente aconteció cuando grabó “Les Ballons rouges” en junio de 1967. Actuó junto a la eurovisiva Nana Mouskouri en octubre de ese año en el Olympia de París. Y al año siguiente, cuando firmó con la casa discográfica Philips, empezó el tirón de ventas. Hizo una gran gira en el ’68 titulada cómo su disco “D’aventures en aventures”. Ganó el premio de la Academia Charles-Cros en 1969, premio que también recibieron Isabelle Aubret y Anne- Marie David. Adaptó canciones a lo largo de los años para Nana Mouskouri e Isabelle Aubret, Juliette Gréco, Gilbert Bécaud, Marie Laforet, Gérard Lenorman, Joel Prévost, Tereza y , entre otros, como autor de prestigio en todo el país. Ganó el premio de la Rosa d’Antibes en el ’69 con la canción “Une île”. En 1970 hizo un homenaje a la gran Edtih Piaf, fallecida en octubre de 1963, en un álbum titulado “Edith”.

Cuando conoció a la en 1971 decidió ir a Dublín para representar a Francia en la decimosexta edición del Festival de Eurovisión. El tema “Un jardin sur la terre” fue defendido con fuerza, pero sólo consiguió 82 puntos y quedó décimo. La letra era de Henri Dijan y Jacques Demarny y la música de Alice Dona. Ese año ganó otra francesa, Séverine, que representó a Mónaco, segunda fue Karina por España y tercera por Alemania. Italia llevó a , ¡menudo año!

Pero para él fue más importante en 1971 el nacimiento de su hijo Frédéric y la publicación del álbum “Superman”, adaptación al francés de una canción del grupo inglés Kinks. Fue un éxito en Europa. En 1973 vinieron más éxitos, “Je suis malade”, “Les Petites femmes de Pigalle” y “La chanteuse a vingt ans”, compuesto por Alice Dona. Mientras sus conciertos en el Olympia de París eran multitudinarios en 1974 cuando estrenó otro álbum, “Chez moi”. Con treinta años era ya una figura de la canción impresionante en Europa.

En enero 1975 fueron 70.000 personas en tres semanas a ver su espectáculo con su trabajo estrenado “La Vie Lilas” en la recién inaugurada sala del Palacio de Congresos de París. Allí se celebraría el Festival de Eurovisión de 1978, cuando ganó Yizhar Cohen con “A-ba-ni-bi” y las Baccara salieron por Luxemburgo. En esa misma sala Serge aumentó de espectadores, 180.000 del 8 al 27 de febrero de 1977, cuando sacó los preciosos temas “L’Algérie” y “L’enfant au piano”. La canción “Femme, femme, femme” fue un récord de ventas en 1979 y ya eran 300.000 los espectadores que iban a verle al Palacio de Congresos de París. Se le puede calificar cómo el “Raphael francés” por la repercusión que tenían sus directos, llenos a rebosar. Hizo ese año un homenaje al fallecido , “Lama chante Brel”. En 1980 grabó un disco con la Filarmónica de Cleveland bajo la dirección del músico Lorin Maazel.

La década de los ochenta seguían siendo productivas y sus temas eran clásicos desde su nacimiento, no se pasaban de moda. Es un cantante icono en Francia. Haciendo un homenaje a su padre, grabó un dúo con el retirado barítono titulado “Non, mon fils n’aura pas d’enfants” dentro del álbum “Lama père et fils”, disco dedicado a los grandes de la canción francesa, como Maurice Chevalier. Entonces encauzó su carrera hacía la comedia musical y

estrenó su esplendoroso éxito la obra “Napoleón”, dónde el mismo daba vida al gran emperador francés. Estuvo durante tres años representando el musical y sacó varios volúmenes de discos del evento. Destaca el tema “Marie la Polonaise”. Tuvo un millón de espectadores en el período 1983-1986.

En el ’86 estrena “Portraits de femmes” donde rinde homenaje a su madre (Georgette Ponceaut) con el tema “Maman Chauvier”. Sus padres murieron en un accidente de tráfico en diciembre de 1984 y a ellos dedicaba este álbum. Momentos agridulces, de éxito profesional y luto en su familia. Una vida marcada por la lucha día a día.

“Je t’aime” salió en 1987 he hizo varios conciertos en el Casino de París. Hizo un recopilatorio de sus veinticinco años de carrera en 1989 titulado “A la vie à l’amour”. Volvió al teatro con la obra de Françoise Dorin “La Facture”, haciendo una gira por Francia, Bélgica y Suiza entre 1990 y 1991. Participó en la serie televisiva policiaca “En garde à vue” en 1993. En fin ¿qué le quedaba por hacer? Se tira al clasicismo en su álbum “Lama” en el ’94 y siguen los espectáculos en vivo con “Lama l’ami” en 1995-96. Triunfa en el Québec en 1998 gracias a su álbum grabado en directo junto a la Orquesta Filarmónica d’Ille-de- dirigida por Michel Guillaume. De ahí a su gran recital en el 2003, “Un jour, une vie”, repaso de sus 60 años y 40 dedicados a cantar, pero a cantar a la brava. Siempre hizo directos y su voz sigue estando en perfecta forma. El buen saber hacer, reconocido por sus paisanos y un público fiel que siempre le ha seguido. Es un hombre carismático como pocos. Otro eurovisivo de calidad que no necesitó ganar para ser grande.

Reyes del Amor para eurovision-spain.com