MENSAJE DEL LCDO. RAFAEL HERNÁNDEZ COLÓN CON MOTIVO AL NATALICIO DEL EX DE PONCE RAFAEL “CHURUMBA” CORDERO SANTIAGO, EL 24 DE OCTUBRE DE 2011 EN PONCE, PUERTO RICO

TRASCENDENCIA HISTÓRICA DE RAFAEL CORDERO SANTIAGO Y SU SENTIMIENTO PONCEÑISTA

La Honorable Alcaldesa de Ponce, Mayita Meléndez Artieri, solicitó de mí que les dirigiera unas palabras sobre la transcendencia histórica de Rafael Cordero Santiago y su sentimiento ponceñista con motivo de la develación en la avenida que lleva su nombre de la obra escultórica que lo conmemora este 24 de octubre, fecha de su nacimiento.

Agradecido por su invitación me complace dirigirme a ustedes en esta ocasión. Como sugiere la invitación que se me hace, para entender la obra de Rafael Cordero Santiago en el

Municipio de Ponce hay que escudriniar a fondo el sentimiento ponceñista que la inspiraba. Ese sentimiento fue el legado de sus padres y de las generaciones de ponceños que le vieron nacer el

24 de octubre de 1942. Estas a su vez lo recibieron de generaciones anteriores que se remontan tiempo atrás.

Según rezan las antiguas tradiciones, se llamaba Ponce a toda esta vasta llanura al sur de la isla, al oeste del Rio Jacaguas y la cual se extiende de norte a sur, desde las estribaciones australes de la cordillera central a lo largo del Rio Portugués hasta las costas bañadas por las inquietas aguas del Mar Caribe. En el año de 1690 el Gobernador, don Gaspar Arredondo, solicitaba, entre otras peticiones, al Consejo de Indias que el poblado constituido alrededor de la parroquia colativa establecida bajo la advocación de Nuestra Señora de la Guadalupe de Ponce se separara de la jurisdicción de la villa de San Germán y se constituyera como Urbano.

Concedido por la Corona de España mediante la Real Cedula del 17 de septiembre de 1692, se 2

constituyó Ponce formalmente en villa con su y sus justicias. Su primer alcalde fue el

Teniente a Guerra, don Pedro Sánchez de Matos.

La villa fue desarrollándose en función de la agricultura y la ganadería durante el Siglo

18. Con la emancipación de las colonias de España en Suramérica un gran contingente de criollos y españoles vinieron a recalar al puerto de Ponce a principios de Siglo 19 constituyendo una valiosa inmigración de elementos cultos y adinerados que dieron impulso a la vida social y económica de la ciudad al entrar en vigor la Real Cédula de Gracia que abrió la isla al comercio exterior.

Durante el resto del Siglo 19, Ponce se convierte en el municipio más emprendedor de la isla desarrollándose ampliamente la agricultura de la caña y del café al igual que el comercio a través de su puerto. Las familias Serralles, Mercado, Sauri, Cortada desarrollan eficientes molinos azucareros; Reider montó la fábrica de gas hidrogeno para el alumbrado de la ciudad, los Bigay su alfarería en la salida para Juana Díaz, Juan Torruella construyó el primer ferrocarril.

Reimundo Valdecilla y Rafael Toro establecen comercios en el centro del pueblo que duraran hasta bien entrado el Siglo 20.

Fue durante aquellos años que se plasmó el perfil urbano de Ponce. Al aprobarse la Ley de Alineaciones, el primer esfuerzo de planificación y urbanismo que se llevo a cabo para Puerto

Rico bajo el gobierno español, Ponce se tomó sus propias iniciativas bajo la dirección del ponceño Félix Vidal D’ors proveyendo normas especiales para la alineación de nuestras calles y de las casas y edificios que ubican en ellas y estableciendo el diseño de las esquinas cortadas en

ángulos para producir los chaflanes característicos hoy día de nuestra ciudad.

Para fines del Siglo 19 y principios del 20, Ponce tuvo grandes arquitectos formados en

Paris, Madrid, Barcelona y Estados Unidos que contribuyeron con sus diseños a darle el perfil 3

señorial de que goza la ciudad. En su obra se nota la influencia del modernismo catalán y del neoclasicismo prevaleciente en Europa para aquellos años.

En julio de 1882 se celebra la primera feria --exposición de Ponce que marcó historia en la vida de la ciudad. La exposición en que participaron no solo las empresas locales sino también otras de las Antillas, dio muestra de la pujanza de Ponce en la producción agrícola e industrial. La misma fue iniciativa de un grupo de ponceños capitaneados por Juan Mayoral

Barnés con el apoyo del Teniente Coronel y Alcalde de Ponce, Máximo Meana. Nuestro histórico , fue el principal edificio de exposición de la feria. Todo ponceño con entusiasmo brindó su cooperación al éxito de la feria.

Es durante esos tiempos en que toma cuerpo el sentimiento ponceñista, el espíritu del pueblo, un sentimiento emprendedor y de progreso, una aspiración a la superación y a la excelencia descansando en la tenacidad y el esfuerzo propio, en la creatividad, en la determinación y en la perseverancia. Ese sentimiento inspiró la obra de Rafael Cordero

Santiago.

La cultura floreció bajo ese sentimiento. Tavares y Morel Campos alcanzan sublimes composiciones en la danza, la plena resuena en el barrio de San Antón. Amalia Paoli, Elisa

Canales y Amalia Marín la madre de quien seria nuestro primer Gobernador Luis Muñoz Marín, presentan en la Perla zarzuelas como la Gran Vía y Marina con toda la perfección requerida.

Sobresalen escritores como Félix y Rafael Matos Bernier y Eugenio Astol y pintores como Juan

Ríos el padre de nuestro gran muralista Rafael Ríos Rey.

En lo político aquel Ponce fue cuna del abolicionismo y del autonomismo. Nuestra Perla del Sur fue la población de Puerto Rico que recibió con entusiasmo y alegría la noticia de que en la noche del 22 de marzo de 1973 las cortes Españolas respondiendo a las iniciativas de 4

Segundo Ruíz Belvis y Román Baldority de Castro habían aprobado la abolición de la esclavitud.

Y el entusiasmo que generó esta noticia fue tan grande que por suscripción popular se construyó un hermoso parque urbano para conmemorar el hecho de que se habían roto las cadenas de 35mil esclavos puertorriqueños quienes se habían convertido en dueños de su libertad, de su derecho, con la plenitud de la vida y de la conciencia. El parque de la abolición ubicó en el cuchillo que forma la intersección de las calles Marina y Salud al dar comienzo a la avenida Hostos y fue un lugar de esparcimiento y recreo para nosotros los ponceños hasta la década de 1950 cuando allí se construyó lo que es hoy la Concha Acústica. Al frente de la misma se levantó el obelisco con el esclavo rompiendo las cadenas que conmemora aquel acto de profunda justicia y es testimonio del espíritu liberal y hondo sentido humanista y cristiano de esta Ciudad de Ponce. Ideales de igualdad y de justicia que alimentaban el espíritu ponceño.

Las iniciativas para el desarrollo político del país frente a España también partieron de

Ponce. Durante la segunda mitad del Siglo 19, Ponce fue el escenario donde iniciaron o desarrollaron sus actividades el Doctor Rafael Pujals, quien fue preso por los acontecimientos de

Lares, Román Baldorioty de Castro quien convocó en el la asamblea constituyente del Partido Autonomista Puertorriqueño y quien también fuera preso por sus actividades políticas, Luis Muñoz Rivera quien fundó aquí el periódico La Democracia y casó en nuestra Catedral con la distinguida dama ponceña doña Amalia Marín, Mario Brachi, Ramón

Marín, Manuel Zeno García, Rosendo Matienzo Cintrón y Federico Degetau y otros patriotas también se desempeñaron en el escenario ponceño.

El autonomismo fue el ideal de estos hombres como lo fue de Rafael Cordero. Este ideal político que supone un espacio de libertad para gobernar mediante iniciativas propias empleando los propios recursos, enraizaba muy bien con el espíritu emprendedor ponceñista. El temple de 5

los hombres que sustentaban ese ideal que sufrieron el calabozo del Morro y las torturas del componente enlazaba igualmente con el sentido viril de los ponceños resistentes a los desmanes de gobernantes como el Teniente General Palacios. Ese también era el sentir de Rafael Cordero

Santiago, quien sufrió cárcel federal por su defensa de Vieques ante los bombardeos de la Marina de Estados Unidos.

El ponceñismo tiene un importante sustrato autonómico y no se entienda esto en sentido político-ideológico. La autonomía es cimiento en la maduración del ser humano para este alcanzar y emplear el máximo de sus potencialidades. La autonomía es confianza en uno mismo, depender de uno mismo, libertad de amarras y de miedos para tomarse iniciativas y echar adelante. Ponce se define como Ponce, --Ponce es Ponce--, porque creemos en nosotros mismos nos respetamos como somos, sin envidiar a otros o pretender ser como ellos. Esto formó el carácter de aquellas generaciones del Siglo 19 que hicieron de Ponce una gran ciudad y forjaron el sentido ponceñista, el espíritu que tiene que estar presente en todo esfuerzo de superación.

Ese espíritu emprendedor de confianza en nosotros mismos continuó durante la primera mitad del Siglo 20 y se manifestó en iniciativas que le dieron gran pujanza y relieve a la ciudad.

En las finanzas se establecieron en Banco Crédito y Ahorro Ponceño y el Banco de Ponce; en la industria: la fundición de la familia Ferré en la Playa y luego la Ponce Cement, planta de categoría mundial en la producción de cemento; la Cooperativa Cafeteros de Puerto Rico organizada por Ramiro Colón, --la más grande de Puerto Rico-- la Ponce Candy y la Ponce Salt establecidas por Juan Eugenio Mayoral, Jorge Martín y Rafael Pou que dominaron el mercado de los dulces y de la sal en Puerto Rico. En la agroindustria la refinería Snow White de Mercedita impulsada por Herman Wirshing y la destilería Serralles. En la educación se funda el Liceo

Ponceño por Loa Pietri y el Colegio Ponceño de Varones por María Serra; en la educación 6

superior la Universidad Católica iniciativa del Obispo de Ponce con el apoyo de la familia Ferré; en las artes el obra de don Luis A. Ferré y en la filantropía el Albergue de Niños obra de Juan Luis Bocio.

El espíritu que animó aquellas generaciones de ponceños a emprender estos proyectos arribaba de la convicción de que la solución de nuestros problemas, la superación de nuestros retos, ha de venir, no de un bondadoso benefactor externo, sino con la ayuda de Dios, de nuestro propio esfuerzo, del empeño que le pongamos a la tarea a que nos llama la vida. Ese es el ponceñismo.

Ese espíritu es inconforme con la hipocresía las platitudes y la falta de compromiso. Se guía por la verdad aunque a veces tenga que expresarla con dureza como lo hizo Cordero cuando los funcionarios del gobierno central, aun siendo de su partido, le fallaban a Ponce.

A finales de la década del 70 y a principios de la década del 80, Ponce sufrió fuertes golpes con el colapso de la industria azucarera y del complejo petroquímico de Tallaboa. Las feraces sabanas verdes coronadas de guajanas que producían la caña que molían las centrales se convirtieron en tierras áridas y baldías; la salida para Guayanilla en un cementerio de chatarra.

El municipio se transformo en una ciudad fantasma. El desempleo subió a un 28%. El espíritu ponceño fue abatido por la desolación.

Al entrar a la gobernación en 1985 inicié la recuperación de la ciudad con el proyecto multifacético que denominé Ponce en Marcha. Rafael Cordero se unió a ese esfuerzo al ser electo alcalde en el 1988. Las obras de creación de empleos, infraestructura, urbanismo, rehabilitación de edificios, ornato y adecentamiento, le devolvieron la vida a la ciudad. Renació el espíritu ponceñista. Al terminar en la gobernación, la administración que me sucedió paralizó

Ponce en Marcha. El espíritu ponceñista dejando a un lado consideraciones partidistas, unió al 7

pueblo detrás de Rafael Cordero Santiago. Se reivindicó la continuación de las obras siendo

Ponce en Marcha un proyecto de tal envergadura que todavía se están realizando obras que fueron programadas a mi salida de Fortaleza en 1992.

El Puerto de las Américas que hoy lleva su nombre fue el proyecto emblemático por el que luchó y rabió Rafael Cordero; lo concebía como la matriz de un desarrollo autónomo y sostenible no sólo de la ciudad, sino del área sur y de todo Puerto Rico. El proyecto partía de la titularidad de Ponce sobre su propio muelle y se inscribía en el mejor sentido emprendedor generador de progreso del espíritu ponceñista. Murió sin verlo terminado. Tras ocho años de su muerte todavía no ha comenzado la operación del puerto.

Hoy que celebramos la conmemoración del nacimiento de Cordero Santiago nos llega la grata noticia de que el Gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, ha aceptado instrumentar la solución ponceña propuesta por la Alcaldesa Mayita Meléndez para terminar las obras del puerto y poner el mismo en operación. El espíritu ponceñista vive. Una vez más, fuera de consideraciones partidistas este pueblo con su creatividad y determinación abre brechas al progreso del país.

La llegada de los grandes barcos, el movimiento de las grúas, la actividad de los trabajadores del muelle abrirá un nuevo cauce a nuestra economía. El manejo de furgones conteniendo los productos que los trabajadores y empresarios puertorriqueños colocarán en los mercados del exterior sobre bases competitivas inyectándole de vitalidad económica a Ponce y a todo Puerto Rico será un testimonio perpetuo del indómito espíritu ponceñista de Rafael Cordero

Santiago.