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Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: , la apoteosis del individualismo

Autor/es: Angulo, Jesús

Citar como: Angulo, J. (1999). King Vidor, la apoteosis del individualismo. Nosferatu. Revista de cine. (31):14-36. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41149

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... Y el mundo marcho • • ID

f..-inp: Tic/m· Amerilwko zinemaren aitzindari fwndirtako ha! da. G'rijjlth. llá/sh edo Stroheún-ekin ha!em. 1919. urtetik. Tlw 111rn in the Road izenhumk.o lwre /eh en filme luzm ep:in ::,uenelik, 1959. urtean Salornon mul Sheba ( J

••••,.I NOSFERATU 31 El hijo del maderero pronto desdeñó estudios más Boggs no pudo, por razones de va a Hollywood "productivos". Ya desde niño es­ trabajo, estar presente en la filma­ cribía relatos cortos, que eran de ción y dejó a Vidor con una cáma­ or muchas veces que se vez en cuando publicados por pe­ ra que prácticamente desconocía y haya escrito, y por muy riódicos de la región e, incluso, de una escueta nota de instrucciones. tópico que resulte repe­ muy joven, varias obras de teatro. Realizador y operador a la vez, tirlo a estas alturas, hay A los trece años comenzó a traba­ consiguió unas imágenes que se que comenzar diciendo que King jar como portero de El Globo, el exhibieron en noticiarios de todo el Vidor es uno de los grandes pio­ primer cinematógrafo de Galves­ mundo, pese a sus deficiencias. neros del cine americano, del cine ton, donde pronto empezó a susti­ en definitiva. Junto a Thomas tuir al operador cuando éste debía In Town (1913), fil m corto con Ince y David W. Griffith, a Allan ausentarse del local. Eran jorna­ claras influencias del cine cómico Dwan y a Raoul Walsh, a Erich das de diez o doce horas en las de la época y centrado en la fa­ Von Stroheim, si seguimos amon­ que se empapó del cine de Max mosa carrera automovilística de tonando los tópicos. Echemos si Linder, vio, según confesión pro­ Galveston, fue el antecedente de no una ojeada a las fechas. Si Gri­ pia, ciento cuarenta y siete veces otras dos comedias de diez minu­ ffith comenzó su carrera como la versión muda italiana de Ben­ tos cada una, que realizaría ese realizador en 1909 y Thomas lnce Hur, y, seguramente, algunas de mismo año. Para ellas intentó un año después, Vidor realizó sus las primeras películas de Griffith, contar con la joven Florence Arto primeros, aunque rud imentarios, al que siempre consideró el pri­ como protagonista, algo a lo que trabajos tras la cámara en 191 3, el mer gran maestro del cine. sus padres se negaron. Poco des­ misnH' año que Walsh y un año pués, con diecinueve años (ella antes de que Von Stroheim irrum­ Nada mejor que la lectura de su contaba diecisiete), se casaron y piera en el cine, si bien es cierto autobiografia A Tree Is a Tree ( 1) la hizo protagonista de su Hous­ que como realizador éste debería para seguir aquellos aí'íos de efer­ ton Sugar Refining Documen­ esperar a 1919. No sólo eso, sino vescencia en los que Vidor se tary ( 1915), un trabajo de encar­ que Vidor continuó dirigiendo dejó arrastrar por su entusiasmo go que, como los documentales hasta 1959, muchos años después de pionero. Con él embarcó a su que seguía dirigiendo para la Mu­ de que Ince, Griffith y Stroheim amigo Roy Clough, que había fa­ tual Weekly, le sirvió para mante­ hubiesen abandonado, sólo dos bricado personalmente una más ner una mínima independencia ai'ios antes de que Dwan diese por que rudimentaria cámara, para fil­ económica, al tiempo que iba finalizada su vasta filmografia y mar las imágenes de uno de los aprendiendo el oficio. Florence cinco antes de que Walsh cerrase habituales vendavales que a me­ Vidor, con la que emprendió su su carrera con Una tJ·ompeta le­ nudo asolaban la pequeña isla, viaje a Hollywood en 1915, aca­ jana (A Distan! Trumpet, 1964 ). frente a la costa tejana, en la que baría siendo una "primera dama" se encuentra Galveston. Las imá­ del cine mudo trabajando para la Eran años aquellos en que para de­ genes ("borrosas y confusas", se­ M.G.M. y la Paramount, a las ór­ dicarse al cinematógrafo había que gún confiesa el propio Vidor) le denes de directores como el mis­ poseer una buena dosis de osadía colmaron no obstante de esperan­ mísimo Cecil B. DeMille. y, desde luego, tener una fe inque­ zas. Firmemente convencido de brantable en algo que nadie se atre­ que había encontrado su camino, El viaje, costa a costa, hasta Ho­ vía aún a calificar de arte y, por consiguió que la productora y dis­ llywood con Florence es narrado conh·a, era más bien considerado tri buidora de noticiarios Mutual en la citada autobiografía con un un espectáculo de feria. Pero Vidor Weekly le nombrase su represen­ encanto arrollador. Apenas sin di­ se sintió muy pronto impresionado tante en Galveston. Para ello tuvo nero, en un destartalado Ford-T, por la fuerza de la imagen en movi­ que ponerse en contacto con durmiendo casi siempre en el co­ miento. Al parecer fue Viaje a la John Boggs, un chófer de la cer­ che, rodando material para la Mu­ luna (Le Voyage dans la /une, cana ciudad de Houston, posee­ tual y esperando los cheques de la 1902), de Mélies, la primera pelí• dor de una de las pocas cámaras productora que no llegaban nun­ cula que vio cuando contaba entre tomavistas existentes en Texas. ca, evoca claramente las epope­ trece y quince años, según la ver­ Con él consiguió el encargo de fi l­ yas de los primeros colonizadores sión que elijamos de las dos fechas mar, en 1913, la concentración de del Oeste americano, por mucho que circulan como las de su posi­ tropas norteamericanas ( 11.000 que en este caso haya que hacer ble nacimiento, el 12 de febrero de soldados, algo histórico en la ciu­ una lectura en clave de comedia. 1894 o el 8 de febrero de 1896. dad), que se daría en Galveston En California quedó fascinado por como respuesta a los incidentes los viejos estudios. Precisamente Nacido en Galveston, Texas, en el que se vivían en la ciudad mexi­ en los estudios Western, que la seno de una rica fami li a maderera, cana de Veracruz. A última hora Vitagraph poseía en Santa Móni-

NOSFERATU 31 ~~~····· ca, Florence consiguió trabajo de una serie de cortometrajes que demostrado su capacidad como como actriz y Vidor vendió sus fueron reconvertidos en tres me­ director, sino que sus presupues­ primeros guiones, firmados bajo diometrajes de media hora. Am­ tariamente modestas películas re­ el seudónimo de Charles K. Wa­ bas fuentes coinciden en los títu• sultaban rentables. Ese mismo llis. Cuando Vitagraph se traladó a los: Danny Asks Wby, The De­ año viajó con Florence a Nueva Hollywood, ambos se fueron con mand of Dugan y Gumdrops York, donde se pudo pennitir el la productora. and Overalls. lujo de elegir entre varias ofertas y aceptó un contrato con un gru­ En sus primeros años en Ho­ po de exhibidores, la First Natío­ llywood, Vidor hizo de todo: actor Primeros pasos na[ Exhibitors. Para ello fu ndó su secundario, encargado del atrezzo, propia productora y, por primera script, cámara, selector de guio­ Desde su "puesto de observación" vez desde que iniciara su carrera nes y guionista. Visitó con fre­ dentro de productoras tan anaiga­ cinematográfica, recurrió a la cuencia los decorados de Intole­ das en Hollywood como la Vi­ ayuda económica de su padre. rancia (lntolerance, 1916), la tagraph y la Universal, pero siem­ Convenció a éste, que ya se había obra maestra de Griffith de la que pre en labores de segunda fila, Vi­ retirado del negocio maderero, escribiría en su autobiografía que dor seguía ejerciendo de francoti­ para que traspasase una agencia "en cuanto a concepción y ejecu­ rador en lo tocante a su actividad de seguros y le construyese sus ción, no ha sido igualada por como realizador. En 1918 había propios estudios. En poco tiempo ninguna dirección cinematográfi­ escrito el guión de The Turn in levantó su modesta Villa Vidor, en ca hasta el presente''. Tuvo inclu­ the Road, "la historia de un jo­ e l Boulevard Santa Mónica, de so la foriuna de poder asistir a la ven aturdido por alguna tragedia Hollywood. De esta asociación realización de algunas tomas de personal, que vacila en su mar­ nacieron, entre 1919 y 1922, nue­ su admirado maestro. cha por la vida, preguntándose ve largometrajes. ¿qué es la verdad? Estaría pro­ Paralelamente consiguió escribir fundamente enamorado de su jo­ A propósito del primero de estos el guión para un cortometraje de ven esposa y j untos esperarían di­ filmes, The Jack-Knife Man diez minutos para la Vitagraph, chosos el nacimiento de su primer ( 1920), Vidor evoca una anécdota When It Rains lt Pours (1916), hijo. Pero la tragedia les destro­ q ue resulta muy sign ificativa que dirigió William Wolbert apro­ zaría cuando la esposa pagase acerca de la mentalidad de las vechando un parón en las pelícu• con su vida ese nacimiento. El productoras de la época. El pre­ las que la productora realizaba, a aniquilado marido, incapaz emo­ supuesto para esta sencilla histo­ causa de una semana de lluvia cionalmente de aceptar el funesto ria ambientada en torno a los bar­ pe1iinaz. destino que había pulverizado su queros que recorrían el Mississip­ felicidad conyugal, se lanzaría pi, era de setenta y cinco mil dó­ Irónicamente su primer trabajo por el mundo en busca de una lares. Vidor consiguió realizarla fijo fue como contable para la respuesta a las dudas que asalta­ con tan sólo sesenta y cuatro mil Universal, lo que le haría hablar ban su mente" (4). Un grupo de y devolvió a sus socios un talón del "sistema estilo fábrica que nueve médicos se entusiasmó con por los once mil restantes. Lo que predominaba entonces para la el proyecto, que para ellos guar­ él pensaba que se convertiría en elaboración de películas". De allí daba una estrecha relación con motivo de felicitaciones por tan conseguiría su primer contrato Ciencia Cri stiana (5), a la que to­ prudente administración, no fue como guionista en el departamen­ dos ellos pertenecían. Para su fi­ sino objeto de la censura de los to de comedias. nanciación fundaron la Brentwo­ exhibidores de la First, que le re­ od Film Corp. El film, su primer procharon que no hubiera utiliza­ En 19 18 realiza veinte fil mes de largometraje, di o unos inespera­ do la totalidad del presupuesto, treinta minutos, producidos por el dos beneficios y Vidor dirigió para dar más bri ll antez a sus car­ juez Willis Brown, dedicados a para la Brentwood otras tres pelí• teleras. El Hollywood del esplen­ mostrar la reeducación de ni ños y cu las: Better Times, The Otber dor y del glamour no buscaba adolescentes problemáticos lleva­ Half y , todas ahorrar dinero en sus presupues­ da a cabo por el propio Brown en ellas realizadas en 1919. Entre sus tos, querían que se viese en cada su Tribunal de Menores de Salt actores figuraron , Da­ centímetro de la pantalla y que los Lake City, Utah. Según una biofil­ vid Butler y, en las dos últimas, la nombres más rutilantes parpadea­ mografia publicada por la revista propia . sen en los letreros de neón de sus Cahiers du Cinema (2), tres de teatros. ellos llegaron a ser reunidos para El nombre de King Vidor empeza­ formar un largometraje, aunque ba a ser conocido en Hollywood. No obstante, T he Jack-Knife para Carlos Seiior (3), se trataría El joven realizador no sólo había Man supuso un éxito de crítica,

••••IJ(~·-·NOSFERATU 31 aunque su funcionamiento en ta­ Paradójicamente el cierre de la Vi­ la p lanificación de m uchas se­ quilla no resultó precisamente ex­ dor Productions le abrió las puer­ cuencias antológicas en películas celente, y tuvo de nuevo como tas de los grandes estudios. A lo como, por poner tan sólo dos p rotagonista a Florence Vidor, largo de los años veinte su filmo­ ej emplos, El gran desfile y Ale­ que encabezaría el reparto de siete grafía estuvo ligada primero, y al­ luya (Hallelujah, 1929). Así na­ de los nueve títulos. A lo largo de ternativamente, a la Metro y a la rraba Vidor su "descubrimiento": este periodo Vidor va depurando Goldwyn, después a la fusión re­ "En la película había una f uga su estilo, al tiempo que se va sultante entre ambas y, a partir de de presos y los reclusos huían en afianzando en algunas de las que 1925 -con su primera obra maes­ un automóvil veloz y blindado, serán sus constantes temáticas: el tra: El gran desfile (The Big Pa­ siendo perseguidos por otros co­ estudio en profundidad del carác­ rade)-, a la definitiva Metro-Gold­ ches e incluso un viejo aeroplano ter de sus personajes, siempre en wyn-M ayer, para la que trabaj ó Jenny. Yo estaba muy influencia­ busca de unos sólidos valo res en exclusividad hasta 1931. Lue­ do por alguna de las secuencias morales -reflejo de las inquietudes go volvería a hacerl o esporádica­ de persecución de D. W. Griffith y metafísicas que nunca abandona­ mente, simultaneando sus trabajos decidí planear ésta con un cres­ rán al reali zador- o la contraposi­ para ella con otros para Uni ted cendo rnusical preciso para au­ ción de la vida en armonía con la Artists, RKO, Paramount, Warner mentar así el efecto y la excita­ naturaleza frente a la más deshu­ Bros, 20th Century Fox y Univer­ ción de cada corte de los perse­ manizada e intrascendente de las sal, o nombres como Willia m guidos y los perseguidores. Elegí ciudades. Es pecial refl ej o de esta Randolph Hearst y David O. Selz­ trozos aprovechables de discos contradicción es Conquering the nick. Como puede verse, todo un sinfónicos cuyo tempo pareciera Woman ( 1922), En ell a, una jo­ muestrario que por sí solo de­ convenir a la acción particular ven y rica heredera nOJteamerica­ muestra el reconocimiento que su que yo tenía en la mente. Des­ na, sumergida en la sofisticación nombre obtuvo en la gran indus­ pués, sentándome al lado de un de la Costa Azul francesa, es en­ tria. fonógrafo y un metrónomo esta­ viada por su padre a una isla de­ blecí el ritmo oportuno y lo apun­ sierta con un j oven amigo suyo, Tras Tin-Tín de mi corazón té al margen del guión. Gradual­ que debe encargarse de "reedu­ (Peg o' My Heart, 1922), una al mente fui adelantando el compás carla" en "sentimientos y maneras parecer intrascendente comedia, del metrónomo a medida que la más conformes con la naturale­ el desconocimiento de la primera acción aumentaba en velocidad za". Por supuesto, la experiencia parte de la filmografia de Vidor creando un momento de apogeo. dará los frutos deseados. Según el por pmi e de quien firma este artí­ Como todavía estábamos en el crítico francés Luc Moullet, si en culo obliga a acelerar el paso a la reinado del cine mudo y la músi­ la primera parte "Vidor se deja hora de comentar este periodo. Si ca no podía ser oída, se la llama­ ganar por las convenciones y la acaso habría que detenerse en ba 'mzísica silenciosa' y procura­ estructura dramática tradicional Tres solterones discretos (Three ba dársele lo que pudiéramos lla­ de la t;omedia mundana de la Wise Fools, 1923), básicamente mar un reflejo puramente visual. época ( ... ), desde que aparece el por dos razones. La primera sería Previne que esta técnica podía te­ marco natural de la isla, asi de carácter biográfico, ya que du­ ner grandes posibilidades". como la evolución de la heroína. rante esta película conoce a la cé­ testimonia mucho más frescor e lebre actriz Eleanor Boardman, invención" (6). con la que volverá a trabajar en Entre El gran desfile.. . vari as ocasiones. Sus relaciones También en ese periodo Vidor rea­ con ella provocaron su divorcio En 1925 Louis B. Mayer, que ha­ liza su primera incursión en el wes­ ese mismo año de Florence. Poco bía estado al frente de la produc­ tern, género sobre el que, ya en el después se casaría con Eleanor. ción de las cuatro películas ante­ sonoro, volverá en cinco ocasio­ También en este peri odo empieza riormente dirigidas por Vidor para nes más, en la última de ellas para a contar con uno de los grandes la Metro Goldwyn Pictures, une fil mar no sólo su mejor apmtación galanes de la época, John Gilbert, definitivamente su nombre a la al género, sino una de sus mejores con el que colabora por primera productora, que se convierte en la películ as: La pradera sin ley vez en ( 1924) y que mítica Metro-Goldwyn-Mayer. (, 1955). El sería el protagonista de El gran Una de sus primeras produccio­ fi lm, ( 192 1) , supe­ desfile. Desde un punto de vista nes fue precisamente El gr a n ró el presupuesto inicial y, según cinematográfico, Tres solterones desfile y la M.G.M. no pudo em­ cuenta el realizador en sus memo­ discretos supuso la utili zación pezar con mejor pie. Los docien­ rias, fue el principal detonante a la por vez primera de lo que él lla­ tos cuarenta y cinco mil dólares postre del cierre de su productora maba "mús ica silenc iosa", una de costo de la película habían y de sus modestos estudios. técnica de capital importancia en dado en pocos años cinco millo-

NOSFERATU 31 El gran desfile

que. Allí el combate es seco: la cámara no abandona las tomas generales, en las que vemos caer a los soldados heridos, sin prime­ ros planos, sin épica truculenta al­ guna. Un soldado queda en píe, mientras caen todos los que le ro­ dean; en un plano largo vemos cómo le tiemblan las piernas, mientras la cámara mantiene la distancia. Esta sequedad, el anoni­ mato de los hombres que caen, la distancia de la cámara, multiplican el efecto de irracionalidad de la guerra. Apenas hay discursos y, cuando esto ocurre, se limitan a ser frases escuetas y contunden­ tes: "¡Espera! ¡Órdenes1 ¡Barro. sangre, cadáveres malolientes! ¿Para qué diablos sirve la gue­ rra?".

Cuando en el epílogo de la pelícu• la, que oficia de contrapunto al entusiasmo del prólogo, Jim vuel­ ve a casa, no sólo le falta una pierna. Se da cuenta de que aquél ya no es su mundo y vuelve a Francia para reunirse con Meli­ sande. De nuevo la vuelta a la na­ turaleza, pero también la huida de una sociedad hipócrita y alejada de una realidad que, por muy do­ lorosa que resulte, está preñada nes y medio de beneficio. La pelí­ los soldados a Francia y los pre­ de autenticidad. cula se convertía en la segunda parativos antes de entrar en com­ más taquillera del cine mudo nor­ bate, se produce una inteligente Tras ver un par de rollos de El teamericano, tras El nacimiento mezcla de humor y lirismo. Junto gran desfile, Lillian Gish, la ac­ de una nación (The Birth of a a escenas que evocan el cine triz griffithiana por excelencia, Nation; Griffith, 1915). mudo más tópico (dicho sea esto exigió que su próxima película en un tono en absoluto despecti­ fuese dirigida por Vidor. Éste se Vídor consigue con El gran des­ vo), como aquélla en la que Jim, hizo cargo, sin dudarlo, del que file un conmovedor alegato con­ enfundado en un gran barril, co­ fue uno de los muchos encargos tra la guerra, pese a que, como él noce a Melisande, hay momentos a los que tuvo que hacer frente en mismo explicaba, eligió a un joven de un tierno lirismo cargado de su carrera. El guión basado en ocioso de familia bien que no es ingenuidad, como aquella otra en una novela de Henri Murger, no militarista pero tampoco pacifista. la que el joven trata de explicar a estaba desde luego exento de tópi• De hecho en el prólogo del film, la campesina francesa que el chi­ cos. Vida bohemia (La Boheme, Jim Apperson (John Gilbert en cle no se traga, o de un fuerte 1926) refleja el consabido mundo una de sus más afortunadas inter­ componente melodramático, de artistas bohemios, que sobrevi­ pretaciones) prácticamente se ve como la famosa despedida cuan­ ven en el dulce y alegre París del arrastrado al alistamiento por la do Jim se va al frente y Melisande siglo pasado a la espera de que euforia patriótica que respira a su se agarra desesperadamente a su una oportunidad reconozca su ge­ alrededor y por su propia incons­ pierna. La segunda parte corres­ nio. A medida que avanza el me­ ciencia. Tras ese prólogo, la pelí• ponde a la entrada en batalla. Con traje, el film va derivando hacia el cula se divide en dos partes clara­ una utilización magistral del me­ melodrama, al servicio de una Li­ mente diferenciadas. En la prime­ trónomo, Vidor hace avanzar a llian Gish que interpreta un papel ra, constituida por la llegada de los soldados a través de un bos- en la línea de las mujeres frágiles

•••••ilfl.NOSFERATU 31 y desvalidas que tantas veces en­ celebrada por la elegancia de su ley se decanta finalmente por la carnó para Griffith. Vidor contra­ planificación y su sugerente foto­ fuerza de la lucha del individuo pone las penalidades de la heroí• grafia. frente a la sociedad, en ...Y el na, tísica y sobreexplotada en los mundo marcha y, más tarde, en más míseros ambientes parisinos, El pan nuestro de cada día (Our con el ascenso del hombre (de ... Y el mundo marcha Daily Bread, 1934) es la colecti­ nuevo John Gilbert) por el que se vidad la que engulle al individuo, ha sacrificado en silencio. La se­ Con ...Y el mundo marcha (The sin que esto impida que la relación cuencia en la que la protagonista Crowd, 1927), Vidor realiza la se­ entre ambos se muestre siempre se arrastra, literalmente, por las gunda gran película de su periodo de forma dialéctica. Incluso, calles para morir casi en brazos mudo. El realizador se centra en como en La ciudadela (The Cita­ de su amado y rodeada de sus las esperanzas, fracasos, desilu­ del, 1938), puede producirse un viejos amigos, tiene claras remi­ siones y pequeñas satisfacciones camino de ida y vuelta entre una y niscencias de los melodramas del de un matrimonio que representa otro. realizador de Intolerancia. a "la masa" (al fin y al cabo ésa es la traducción literal del título ori­ En ... Y el mundo marcha el sue­ Su siguiente película, El caballe­ ginal). En esta película asistimos ño americano no sale en principio ro del amor (Bardelys the Mag­ por primera vez de forma contun­ demasiado bien parado. Más que nificent, 1926), tampoco parece dente a una pugna que atraviesa una sociedad capaz de dar a cada esencial para la filmografia de Vi­ muchos de los mejores títulos del ciudadano esa tan americana ca­ dor, una nueva historia de amor realizador: la del individualismo, pacidad de triunfar, la que descri­ en la que Gilbert comparte prota­ por un lado, y la colectividad, por be Yidor es una sociedad opresiva gonismo con E leanor Boardman. el otro. Pugna que a lo largo de su y hostil. Veamos, si no, dos rótu• De ella, el propio realizador desta­ filmografía mostrará todas las los de la película: "Meses intermi­ ca en sus memorias la famosa se­ contradicciones con las que la vi­ nables. La muchedumbre siempre cuencia de amor entre ambos, vía su director. Si en títulos como ríe contigo, pero sólo llora un día mientras se deslizan en una lancha (1944), por ti" o "No conocemos el poder a traves de un "túnel" de ramas de El manantial (The Fountain­ de la multitud, ni la oposición sauce, que fue en su tiempo muy head, 1949) y La pradera sin que ejerce, hasta que dejamos de

... Y el mundo marcha

NOSFERATU 31 IJa~••••• marchar a su ritmo". Incluso las últimas con unos amigos, una más, realiza los mismos movi­ pequeñas satisfacciones de las ambulancia se detiene frente a su mientos, los mismos gestos que que hablábamos, cuando se pro­ casa. Johnny se abre paso entre la sus compañeros. El movimiento ducen, resultan ser devastadoras. multitud arremolinada al pie de la de cámara tiene como objeto indi­ Es el caso del premio de quinien­ escalera que lleva a su vivienda. El vidualizar a Sims dentro de la tos dólares logrado por el prota­ niíio sube pausadamente por ella, masa. Por contra, en la secuencia gonista en un concurso publicita­ tomado en un sobrio y contunden­ final, la cámara se coloca frente al rio: la euforia de la celebración es te picado, en busca de la temida matrimonio y su hijo, que ríen el desencadenante de la muerte de noticia: su padre ha muerto. alegremente mientras contemplan la pequeña hija de los protagonis­ un espectáculo de pantomima. En tas bajo las ruedas de un camión. Las otras dos son complementa­ esta ocasión, la cámara realiza la Esta crítica queda, no obstante, rias y también hacen referencia a función contraria y retrocede en notablemente suavizada con un fi­ la integración del protagonista en un nuevo travelling en picado, nal demasiado acomodaticio, por la masa. Ya en Nueva York, la que integra a los tres en esa mis­ cierto uno de los siete que, según cámara, que acaba de mostrarnos ma masa. confiesa él mismo, rodó el realiza­ una toma casi documental de la dor. agitación urbana, deja la calle para Por lo demás, el pulso narrativo ascender en un vigoroso trave­ muestra en el film -como tantas Hay en el film tres secuencias lling por la fachada de un gran veces a lo largo de su fi lmogra­ que, no por archiconocidas, dej an edificio de oficinas. Este contrapi­ fía- la gran capacidad de Vidor de ser antológicas. La primera es cado enlaza directamente con otro para bordear la lágrima fácil y la que cierra el prólogo del film, travel/ing -esta vez en picado­ penetrar en las honduras de sus en el que se nos cuenta la infancia que, tras penetrar por una de las personajes, creando muchos mo­ de Johnny Sims, el protagonista, ventanas, recorre un gran número mentos de auténtica y turbadora y las gloriosas expectativas que de filas de mesas idénticas, hasta emoción. Vidor relata en sus me­ su padre alberga para su futuro. detenerse en la que ocupa John­ morias una conversación con lr­ Mientras el pequeño Johnny habla ny, desarrollando su rutinario tra­ ving Thalberg, a propósito de la en la calle precisamente de estas bajo diario. El protagonista es uno película:

Espejismos

NOSFERATU 31 La que paga el pato -"'Será una cinta maravillosa' -co­ menté yo-, 'pero no dejará ni un dólar de taquilla'. -'No te preocupes por eso' -me contestó él-. 'La M.G.M. puede permitirse el lujo de llevar a cabo algunos proyectos de carácter ex­ perimental"'.

Sin embargo la película, que había costado medio millón de dólares, dio un millón de beneficio.

En 1927 el magnate de la prensa William Randolph Hearst decidió trasladar sus actividades cinema­ tográficas desde Nueva York has­ ta California y allí asoció su pro­ ductora -la Cosmopolitan- a lapo­ derosa M.G.M. Desde que vio El gran desfile, Hearst había queri­ do contar con Vidor para su pro­ yecto cinematográfico, que en realidad no era otro que el de lan­ zar al estrellato a su protegida . No deja de ser curioso el caso de esta actriz, es­ pecialmente bien dotada para la comedia, pero a la que Hearst qui­ so siempre convertir en la gran actriz dramática que nunca fue. Un empeño megalómano, como todo en él, que acabó anuinando la carrera de la actriz y que con tras Aleluya. Carlos Señor la des­ todo la película tuvo un buen re­ tanta fortuna reflejó parabólica• califica con contundencia afir­ sultado en taquilla, aunque una mente Orson Welles en Ciudada­ mando que es "la peor película vez vista, cabe preguntarse si no no Kan e ( Citizen Kane, 1940). sonora de Vidor'' (7). En cuanto tendría mucho que ver en esto el a las dos primeras se trata de las incondicional apoyo crítico con el Sea como fuere, Vidor aceptó y últimas películas mudas de Vidor. que la obsequió la poderosa pren­ dirigió en tres ocasiones práctica­ Mientras La que paga el pato sa de Mr. Hearst. mente consecutivas a la Davies, (The Patsy, 1928) prácticamente pero ciñéndose siempre al terreno carece de interés, no sucede lo Algo bien distinto cabe decir de de la comedia. El realizador cuen­ mismo con Espejismos. Espejismos. Mediante la historia ta cómo Hearst siempre estaba al de una jovencita que llega a Ho­ acecho. Aparecía por los estudios La que paga el pato es una co­ llywood para triunfar, cosa que para vigilar a su estrella y lo que media hueca e intrascendente, en consigue tras los inevitables pri­ el director hacía con ella e incluso la que el realizador parece conta­ meros pasos como actriz cómica llegó a vetar una secuencia, aqué­ giarse de un guión tópico y soso en películas de segunda o tercera lla en la que debería recibir la típi• -algo especialmente grave si ha­ fila, Vidor realiza una inteligente ca tarta de merengue en plena blamos de una comedia-, en el sátira del banal mundo de las es­ cara, en Espejismos (Show que la Davies se limita a desplegar trellas de Hollywood. Una crítica People, 1928). Vidor tuvo que toda su capacidad histriónica, dig­ que a medida que avanza el me­ sustituir el impacto de la tarta por na de mejor suerte. Sólo sus pa­ traje va alcanzando mayor causti­ un buen chorro de sifón. rodias de grandes estrellas de la cidad. Al contrario de lo que ocu­ época, como Mae Murray, Pola rría en La que paga el pato, en No conozco la tercera de estas Negri y Lillian Gish, podrían tener esta ocasión Vidor se encuentra colaboraciones, su gracia, si no fuese porque flo­ como pez en el agua y consigue la (1930), su segundo film sonoro tan totalmente en el vacío. Pese a que seguramente es su mejor co-

NOSFERATU 31 Ell····· media, terreno para el que estaba gerald, conoció a Ernest Heming­ nizar imagen y sonido, dada la más capacitado de lo que habi­ way y hasta tuvo la ocasión de inexistencia por aquel entonces de tualmente se le ha concedido. El coincidir con James Joyce. la moviola. Pero cuando se traba­ realizador hace una defensa del jaba con equipo de sonido el pro­ cine cómico, subvalorado a me­ blema no era menos severo . Las nudo en la época frente a los dra­ La llegada del sonoro cámaras habían evolucionado mu­ mas románticos tan del gusto de cho en los últimos años y adquiri­ los últimos años del mudo (8). Fue durante esa estancia cuando do una gran movilidad, pero mm­ Ante la pantalla desfilan grandes el cine sonoro comenzó a asentar­ ca se había tenido la necesidad de estrellas de la época interpretán­ se en Hollywood, por lo que a su que los deslizamientos de sus tra­ dose a sí mismos: John Gilbert, vuelta se enfrentó con energía a vellings fuesen silenciosos o de Charles Chaplin, Douglas Fair­ su primer proyecto en este terre­ que el paso de la cinta por la cá­ banks ... y hasta los propios King no: Aleluya. Una energía que mara no produjese el típico zum­ Vidor y Marion Davies. En cuanto tuvo que empezar a desplegar bido del roce de la película. Vidor a esta última, lleva a cabo en Es­ para que la M.G.M. aceptase el Jo cuenta en sus memorias: "Se pejismos una de sus mejores in­ proyecto. El principal problema improvisaron grandes cabinas terpretaciones, muy bien secunda­ consistía en que la productora fi­ aisladas parecidas a enormes ne­ da por William Raines, un polémi­ nanciase un film protagonizado veras donde se encerraba la cá­ co actor debido a su descarada exclusivamente por negros, lo que mara y dos o tres operadores. El homosexualidad, que nunca se significaba automáticamente que objetivo actuaba a través de una molestó en ocultar -más bien todo no podría ser exhibido en una mirilla de cristal de luna. La ci­ lo contrario- y que ya había traba­ gran parte de Jos estados del sur nematografla había retrocedido jado para Vidor como protagonis­ del país (9). Para solventarlo Vi­ al tiempo de la cámara fija. ta de (1924 ). dor tuvo que renunciar a su sala­ Cuando era posible rodar una es­ rio, con el que contribuyó a los cena silenciosa y con una cámara Tras la realización de Espejis­ gastos de producción, y compro­ descubierta, se salía de aquella mos, Vidor viaja a Francia para meterse a promocionar la película cabina asfixiante con un senti­ descansar. Para ello hubo de re­ en persona en esos estados sure­ miento de verdadero alivio. chazar un proyecto que le apasio­ ños. Aquél fue un periodo de callada naba: dirigir la primera versión de desesperación para todos aquellos Las aventuras de Tom Sawyer, la A partir de ahí, habría de hacer habituados a amar la lucidez del novela de su admirado Mark frente al sinfin de problemas téc­ silencio". Leyendo estas palabras Twain, que finalmente dirigiría nicos que el sonoro traía consigo. uno evoca inevitablemente las de­ John Cromwell -Las aventuras Cuando el sonido no era captado liciosas imágenes de Cantando de Tom Sawyer (Tom Sawyer, en directo -como en la famosa se­ bajo la lluvia (Singin' in the 1930)-. No obstante su viaje a cuencia de la persecución en Jos Rain; Stanley Donen y Gene Ke­ Europa fue fructífero. Allí co­ pantanos- el montaje se convertía lly, 1952). Vidor debió sentir la menzó su amistad con Scott Fitz- en un suplicio a la hora de sincro- vuelta de sus tiempos de pionero.

El resultado es un melodrama mu­ sical con luces, pero no exento de sombras. No cabe duda de que el casi titánico empeño por arrancar el habla a su cine hay que saldarlo positivamente. Como ya hemos apuntado al hablar de su teoría de la "música silenciosa" en realidad el sonido no era algo nuevo en el cine de Vidor, sino que, aunque invisible, ya había marcado el rit­ mo de algunos de sus filmes. Ahora tenía que hacerlo aflorar. En este terreno sigue siendo mo­ délica la justamente famosa se­ cuencia de la persecución en los pantanos, a la que, rodada como hemos dicho sin sonido, añadió a posteriori una auténtica sin fonía

Su único pecado Pasión bajo la niebla de ruidos que consigue crear un en la comunidad a la que pertene­ Por otro lado, sin duda es cierta la notable crescendo dramático. Por ce y que acaba liderando como preocupación de Vidor por los contra, los números musicales, predicador. Una lucha que -pocas desheredados, pero, sin participar como muy bien apunta José Ma­ veces más clara que en esta pelí• en absoluto de las acusaciones de ría Laton·e, "no están, por lo ge­ cula, pero presente en muchos de racismo que en ocasiones recibió neral, bien engarzados en la na­ sus filmes: Duelo al sol (Duel in el realizador de Aleluya, sí hay n·ativa, cortando su fluidez: son the Sun, 1946), Pasión bajo la una cierta sombra que se entrevee una interrupción y neutralizan el niebla (, 1952), en su forma de dibujar a las dife­ interés del espectador" ( 10). De Guerra y paz (War and Peace 1 rentes minorías que retrata en sus hecho, Vidor no volvería a insistir Guerra e pace, 1956), Salomón filmes. Los negros aquí son exce­ nunca más en el terreno musical. y la reina de Saba (Salonzon sivamente folclóricos, primarios, and Sheba, 1959) ... - se establece fáciles de manejar; como los hon­ En realidad Aleluya pertenece entre el Bien y el Mal, entendidas rados y afanosos polacos de No­ claramente al terreno del melodra­ como categorías sobrehumanas che nupcial (, ma, el género en el que más insis­ que superan, cuando no prede­ 1934) son demasiado prisioneros tió el realizador, hasta el punto de terminan, a sus personajes. Una de sus atávicas costumbres; o los que cabría preguntarse si alguna mujer es el detonante para que el indios de Northwest Passage vez se apmió de él a lo largo de protagonista abandone, no sólo a ( 1940), fácilmente catalogables, su filmografia. Un melodrama en su compañera, sino también e l sin el menor matiz, de salvajes y el que están presentes muchas de recto camino por el que transita­ crueles; o incluso los mineros de sus constantes temáticas. Nos en­ ba hasta entonces placentera­ La ciudadela son brutos e ina­ contramos ante la lucha personal mente: lo mismo ocurrirá, por cionales. La enorme variedad de de un hombre (Zeke, el protago­ ejemplo, en El pan nuestro de matices que en muchas ocasiones nista) por encontrar su propio ca­ cada día o Su único pecado se pueden apreciar en los héroes mino, enfrentado a su integración (Cynara, 1932). victorianos nunca es trasladable a

NOSFERATU 31 EEII····· Ave del paraíso

fuerza telúrica frente a la degrada­ da ciudad, especialmente exube­ rante en el paisaje de los pantanos -otra vez remitimos a Pasión bajo la niebla- de Tennesse, que remi­ ten a los que tan bien conoció en su infancia.

Si Aleluya no es una de las obras maestras de Vidor, sí merecía la pena detenerse en ella en cuanto que expone, como se ha inte ntado mostrar, una gran parte de las constantes de la fi lmografía del realizador.

Su tercera película sonora es a la vez la primera de sus cuatro in­ cursiones habladas en el género del western. Billy the Kid 1 El terror de las praderas (Billy the Kid, 1930) fue fi lmada en 70 mm. y da la impresión de que Vidor se empeñó ante todo en la resolución de los problemas técnicos deriva­ dos de esta elección que de otros aspectos relati vos a la puesta en escena, despachada aparentemen­ te (hemos de limitarnos a su vi­ sión en vídeo, sin, por lo tanto, poder apreciar las vi11udes de su formato s uperpanorám ico) con cierta indolencia. En cuanto a la figura de Billy el Niño, el reali za­ "la masa", en la que no parecen la secuencia del bautismo en el dor opta por retratar a un hombre caber matizaciones y que, como río, como si se tratase de un nue­ siempre dispuesto a luchar por la vimos a partir de ... Y el mundo vo Juan el Bautista. Por no hablar inj usticia, la imagen sin fi suras de ma rcha, siempre está dispuesta a de su entrada a lomos de un polli­ alguien que "se dedicó a devolver engullir al individuo libre. Esto, no en un p ueblo, en el que es re­ la libertad a las praderas", como que se desanolla más pormenori­ cibido por una multitud, entre la reza el rótulo que sirve de prólogo zadamente en otro apartado de que destaca un grupo de nit1os es­ a la acción. Tanto es así que, en esta revista, ensombrece para crupulosamente vestidos de blan­ una secuencia del fi lm, Claire le quien esto firma la preocupación co. dice: "No sé por qué es más fácil social, por otro lado evidente, de imaginarte visitando a una chica King Vidor. En la tril ogía de temas básicos de con un ramo de flores en la mano su cine, como afirmaba el propio en vez de ese rifle". En efecto, La imagen del predicador místico Vidor y que correspondía al "pan, nada más lejos del personaje de y alienado en que se convierte el trigo y guen a", los dos primeros Vidor que el duro pistolero que protagonista tras la trágica muerte aparecen también claramente. El también fue el mítico Billy el de su hermano menor, es, a su trigo travestido en el algodón con Niño. Y esto resta credibilidad a la vez, un aperitivo de personajes el que la comunidad negra se gana película, que queda convertida en apocalípticos como el Sinkiller de la vida; el hi erro, en la aserradora una demasiado plana película de Duelo al sol o el hermano de en la que se refugia Zeke, tras su buenos y malos. Ruby Gentry en Pasión bajo la huida con Chick. Así como la pa­ niebla. No deja de ser un tanto sión entre estos dos personajes Lamentablemente, nunca he podi­ exagerada la fi gura de este predi­ prologa las de Duelo a l sol o Pa­ do ver La calle (Street Scene, cador al que rodea una muche­ sión bajo la niebla, así mismo la 193 1) , por lo que, necesariamen­ dumbre obnubilada y fervorosa en naturaleza antepone de nuevo su te, mi comentario al respecto ha

·····~·I NOSFERATU 31 de ser escueto. Basada en la obra éxito, en este rotundo melodrama metraje del film, en el que e l pro­ teatral homónima de Elmer Rice, en penetrar en el interior de sus tagonista cuenta a su esposa los la película se desarrolla en un re­ personajes, con una puesta en es­ pormenores de dicha infide lidad. ducido escenario: poco más de un cena que siempre se m antiene en Vidor ·trata de sacar adelante la trozo de calle y las fachadas de los límites de la sensiblería y que historia con una puesta en escena unos cuantos edificios de vivien­ de hecho habrá conseguido hume­ muy por encima del guión, aun­ das. En lugar de ampliar los deco­ decer los pañuelos de muchos de que al final rice el rizo de lo con­ rados y dar "aire" al guión, Vidor sus espectadores, gracias también vencional con un final feliz poco optó por desplegar una enorme a la interpretación de Wallace creíble. Cabe hacer una breve re­ variedad de ángulos de cámara: Beery y Jackie Cooper, sus prota­ flexión, a propósito de este film, "En La calle nunca repetiríamos gonistas. La credibilidad de la his­ acerca del papel jugado en m u­ dos veces un mismo estaciona­ toria queda, a la vez, apuntalada chas películas de Vidor por un Jn iento de la cámara tomavistas. por la gran recreación de los es­ elemento tan aparentemente ano­ Si la puerta en escena no podía cenarios por los que deambula dino como son las escaleras, que cambiar, la cámara sí podía ha­ Champ -gimnasios, billares, gari­ en él juegan un papel cercano al cerlo. Rodaríamos hacia abajo y tos ... -, de Jos que queda redimido de las puertas en el cine de Lu­ hacia arriba, de lado, desde arri­ con una última victoria que le bitsch. Los personajes de Vidor ba y desde abajo, desde un bota­ costará la vida. casi nunca suben unas escaleras lón y desde una carretilla. y re­ porque sí. Muy al contrario, sue­ trocederíamos incluyendo no sólo Ninguna de las tres películas que len jugar un papel dramático po­ la acera sino también la calle". reali za a continuación se encuen­ cas veces reseñado. S i ya hemos Por su parte, Latorre escribe que tra entre lo mejor de su filmogra­ citado una secuencia al respecto "el interés de King Vidor por el fía. Según relata en sus memo­ en ... Y el mundo marcha, cabría hombre medio americano encon­ rias, cuando David O. Selznick le poner el ejemplo de la escalera va­ tró en la obra de Elmer Rice un contrató para que realizase para rias veces recorrida por sus pro­ excelente terreno para el cultivo, RKO Ave del paraíso (Bird of tagonistas en Noche nupcial y con su heterogénea mezcla de j u­ Paradise, 1932), el productor le que causará finalmente la mue1ie díos, italianos emigrados, reparti­ dijo escuetamente: "Quiero que de la desdichada Manya. O la dores, cobradores, empleados, haga usted para mí una película contraposición entre las espléndi­ policías. americanos xenófobos, de los Mares del Sur con Dolores das escalinatas de la mansión de matones, estudiantes. cotillas. del Río y Joel McO·ea en los pri­ los Rostov en Guerra y paz y prostitutas, hombres y mujeres, meros papeles. (. . .) Limítese usted esas mismas escaleras sobrevi­ niños, maridos. esposas y aman­ a presentar tres escenas maravi­ viendo como gran eje de la casa tes. sobre quienes pesa. a veces llosas de amor como las que ha semiderruida tras la huida de con notable f uerza dramática. la hecho en El gran desfile y El ca­ Moscú del ejército de Napoleón. sombra de la violencia en su más ballero del amor. No me importa variada acepción" ( 11 ). nada el asunto que pueda usar En Su único pecado la forma en con tal de que el titulo sea Ave la que los personaj es suben y ba­ tlel paraíso y que Dolores del Río jan las diversas escaleras es utili­ Un puñado de melodramas se precipite al final por un volcán zada por su director para apunta­ en erupción". Rodada en Hawai, lar su estado de ánimo. Jim War­ Con Champ (The Champ, 193 1), el guión se escribió deprisa y co­ lock asciende apesadumbrado al Vidor cierra una serie ininterrum­ rriendo y no parece que Vidor pu­ principio del prólogo que antecede pida de once pelí culas para la siese demasiado interés en su fil­ al jlashback citado, pero es mu­ M.G.M., que sería m ucho más mación, limitándose a rodar se­ cho más alegre cuando se trata de extensa si a ella añadimos sus an­ cuencias más o menos paradisía• despedir a Doris y su amiga, en el teriores colaboraciones con las cas del entorno natural. Durante primer encuentro, que antecede al productoras que acabaron, con su el rodaje se enamoró de la script, primer contacto amoroso; sensa­ fusión, creando aquélla. Basada E lizabeth Hill, con la que se casa­ ción que se repite cuando sube en en un argumento de Frances Ma­ ría ese mismo año tras divorciar­ brazos a Doris, que se ha torcido rion, narra la historia de un ex­ se de Eleanor Boardman. el tobillo, en los prolegómenos de campeón del mundo de boxeo que Jo que será ese primer encuentro; trata a duras penas de mantener a Tampoco el guión de Su umco en una de sus citas furtivas am­ su hijo a su lado, pese a que su pecado daba demasiado de sí. Se bos suben alegres las escaleras de afición por el juego y la bebida no trata de la historia, con final trág i­ la posada en la que van a pasar la le ayudan demasiado en sus siem­ co, de una infidelidad conyugal, noche, pero, poco después, J im pre frustrados intentos por salir narrada en un largo jlashback, las desciende solo, pensativo y adelante. Vidor se esfu erza, con que ocupa casi la totalidad del fumando su pipa, tras oír decir a

NOSFERATU 31 EEII····· Doris que preferiría morir antes la finca de sus antepasados, don­ A partir de un artículo leído en el que vivir sin él; hacia el final, un de pasa sus últimos años su abue­ Reader's Digest, escribe una his­ picado muestra a Doris descen­ lo (Lionel Barrymore). Allí, el toria en la que retoma a los prota­ diendo las escaleras de su aparta­ abuelo va inculcando a Louise el gonistas de ... Y el mundo mar­ mento visiblemente agitada, mien­ amor por la tierra para acabar cha. El matrimonio, sin empleo, tras, poco después, un contrapi­ nombrándola su única heredera, decide aceptar la oferta de un fa­ cado nos muestra a la misma Do­ frente a los familiares arribistas miliar y trasladarse a una finca de ris subiendo esas escaleras lenta­ que han vivido con él en los últi­ su propiedad, en un estado tal de mente, con la mirada perdida, tras mos años en espera de acabar abandono que ni siquiera el banco haber tomado la decisión de suici­ siendo los dueños de Storr Haven. acreedor de la hipoteca que pesa darse. Son detalles de planifica­ Esta comedia, con ciertos puntos sobre ella tiene interés en subas­ ción de este tipo los que, en oca­ melodramáticos, no daría más de tarla. Finalmente, formando una siones, hacen que una historia sí, si no fuese porque, una vez cooperativa con todos aquellos mediocre contenga siempre en más, Vidor se vuelca en una mi­ que están dispuestos a aportar su manos de Vidor más interés del nuciosa descripción del interior de trabajo para sacarla adelante, con­ que su guión proporciona a priori. sus personajes, con su habitual siguen salvarla. Vidor se dirigió sutileza, consiguiendo un film con su proyecto a Irving Thal­ De nuevo para la M.G.M., Vidor más que aceptable, a partir de un berg, pero a éste le pareció una dirige en 1933 The Stranger's guión con escasas posibilidades. empresa demasiado arriesgada Return. El interés del film radica para la M.G.M. Los bancos se ante todo en el desarrollo de un negaron a prestarle su apoyo al tema esencial en la obra del reali­ El hombre y la masa leer la historia. Tuvo que hipote­ zador: el valor de la tierra (el tri­ car todos sus bienes y, con ellos go). Louise (Miriam Hopkins) vi­ En 1934 Vidor se enfrasca en uno y la ayuda personal de Chaplin y sita tra su divorcio Storr Haven, de sus proyectos más personales. su United Artists para la distribu­ ción, logró realizar uno de sus mejores filmes.

Con el trigo como protagonista, esta vez nada metafóricamente, Vidor reali za un film épico, en el que la utopía consigue abrirse paso gracias al solidario empeño de sus protagonistas. En esta oca­ sión el individuo está más integra­ do que nunca en la colectividad. Se diría que se trata de la antítesis de E l manantial, otro de sus grandes fi lmes, aunque de lectura muy diversa. El pan nuestro de cada día contiene una de las se­ cuencias más impresionantes de toda su obra. Se trata de la se­ cuencia final, en la que los coope­ rativistas cons ig uen desviar el curso de un arroyo, construyendo una gran zanja que atraviesa un bosque y lleva sus aguas hasta sus ti erras, cuya co secha está amenazada por la sequía. Una vez más, Vidor rueda sin sonido, mi­ diendo el ri tmo con su metróno• mo: se apartan rocas, se talan ár­ boles; a golpe de pico, la zanja avanza; se construyen rudimenta­ ri os acueductos; el uniforme rit­ mo de picos y palas levanta nubes de polvo ... Finalmente la zanja The Stranger's Return

·····fD·INOSFERATU 31 Noche nupcial

queda terminada, el agua fl uye y De nuevo con la cooperación de cerrada y fuertemente patriarcal. la cosecha se salva. En plenas United Artists, pero esta vez pro­ La cámara de Yidor consigue consecuencias del crack de 1929, ducidos por Samuel Goldwyn, Vi­ mostrar cómo el amor crece entre muchos de los parados que habi­ dor dirige dos nuevos largometra­ ambos, con parsimonia, sin el tan en las grandes ciudades se jes. El primero es Noche nupcial. menor chirrido. De nuevo penetra ven obligados a trasladarse al Es éste, quizás, su melodrama de magistralmente en sus personajes, campo y Vidor consigue "una tintes más románticos. La historia apoyado en una de las mejores in­ transparente metáfora de lo que del escritor en crisis creativa, con terpretaciones que consiguiera iba a ser uno de los ejes de la problemas de alcohol y harto de la en toda su carrera. política agrícola del New Deal, superficialidad de la vida neoyor­ las obras hidraúlicas del valle del kina (en varias ocasiones se ha El segundo, Stella Dalias (Stella Tennesse'', obteniendo "no sólo apuntado el paraleli smo de Tony Dallas, 1937), es un melodrama una de las más exultantes glosas Barret, el protagonista, con Scott puro y duro, quizás el melodrama del cooperativismo, sino uno de Fitzgerald, amigo de Vidor) que más de manual, junto a El cam­ los filmes socializan/es más claros se refugia en el campo, en su peón, de toda su carrera. En él de la historia del cine americano" casa natal de Connecticut, es cla­ asistimos a la lucha de una mujer ( 12). ramente victoriana. All í conoce a de origen proletari o que intenta Manya, miembro de la comunidad desesperadamente ascender en la Curi osamente la película obtuvo el polaca, que vive en la zona culti­ escala social. Patéticamente des­ segundo premio en la Exposición vando tabaco (una de las primeras plazada, nunca llegará a conse­ Cinematográfica de Moscú y, si secuencias muestra unas líricas guirlo del todo, por lo que pro­ no consiguió el primero, fue por imágenes documentales de la re­ yecta sus deseos en su hija, de su supuesta propaganda capitalis­ cogida de las hojas de esa planta) forma enfermiza y dedicando su ta. Sin embargo en Estados Uni­ y entre ambos se establece un vida a tal empeño. Hay secuencias dos una buena parte de la prensa amor intenso y apacible a la vez. que llegan a alcanzar niveles paté­ calificó la película de izquierdista Barret ve en Manya la oportuni­ ticos, como aquélla en la que Ste­ e, incluso, fue calificada de "roji­ dad de volver a conectar con la lla exhibe su barroco mal gusto lla" por alguno de los periodicos tiena; Manya ve en Barret su úni­ indumentario ante las sofisticadas de Hearst. ca escapatoria de una comunidad amigas de su hija. El sacrifici o de

NOSFERATU 31 Stella se refleja con toda su cru­ se revisita el tema del "hierro" (fi­ una película. Debe ser, hasta deza en la secuencia final, en la guradamente: aquí, el carbón); el cierto punto. actor y escritor, es­ que asiste a la boda de su hija del desplazamiento desde la gran cenógrafo y fotógrafo, músico, desde la calle, como una especta­ ciudad -Londres- para acercarse a pintor y técnico. Nunca debe ver­ dora más. Stella es así castigada la tierra; la lucha del individuo por se supeditado por completo a la por una clase a la que soñó perte­ defender sus ideales frente a una decisión o el juicio de otra perso­ necer y que nunca le perdonó su sociedad cerrada: el juicio final a na". Pocas frases más significati­ osadía. Como Noche nupcial, la Manson guarda un notable parale­ vas que ésta, para reafirmar esa película se apoya en gran medida lismo con el del protagonista de voluntad de autor que siempre de­ en la interpretación de su protago­ El manantial... La película, que fendió para sí mismo. nista, en este caso una Barbara fue un gran éxito tanto en Estados Stanwyck en estado de gracia. Unidos como en Inglaterra, fue La película es una tremenda epo­ candidata a cuatro Osear: Mejor peya, en la que un puñado de Entre ambos melodramas, Vidor Película y Mejor Director, que hombres al mando del mayor Ro­ dirigió otros dos filmes para la fueron a parar a manos de Frank gers (un espléndido Spencer Tra­ Paramount. Ni Paz en la guerra Capra por Vive como quieras cy) realizan una expedición de (So Red the Rose, 1935), ni The (You Can't Take lt with You, castigo contra los indios abenaky, Texas Rangers ( 1936), una nue­ 1938); Elizabeth Hill por el Mejor cerca de la frontera con Canadá. va incursion en el western, parece Guión, que obtuvo George Ber­ El camino desde New Hampshire que añadieron gran cosa a su fil­ nard Shaw por Pygmalion hasta St. Francis es de una dureza mografía. ( 193 8), dirigida por Anthony As­ que recuerda a los primeros colo­ quith y Leslie Howard; y Robert ni zadores: de hecho la acción A continuación inicia un nuevo Donat como Mejor Actor, que fue transcurre en 1759. Un camino a periodo ininterrumpido de trabajos derrotado por Spencer Tracy por pie atravesando bosques y ciéna­ para la M .G.M. que comprenderá su interpretación en Forja de gas; ascendiendo montañas carga­ cinco p elículas e ntre 1938 y hombres (Boys Town, 1938), de dos con canoas; sufriendo el "ata­ 1944. Por primera vez desde que Norman Taurog ( 13). que" de nubes de mosquitos; ca­ inició su carrera la media es me­ minando por el Jecho del río y nor a una película por a11o. Paso al noroeste es su primera durmiendo en las ramas de los ár­ película en color. Para enfrentarse boles para no dejar huellas; va­ La ciudadela contiene una histo­ a este proyecto, cuyo guión lleva­ deando un río revuelto mediante ria plenamente vi doria na. El joven ba dos años dando tumbos por la una cadena humana; pasando médico Andrew Manson llega a productora, Vidor se dedicó al es­ hambre y teniendo que abandonar un pueblo minero de Escocia dis­ tudio de la pintura al óleo, ante la a enfermos y heridos ... Como en puesto a poner todos sus conoci­ falta de especialistas en color en Homero, la aventura acaba siendo mientos al servicio de sus habi­ aquellos años: "Un buen director el propio trayecto. Y Vidor rueda tantes, pero acaba enfrentándose debe hallarse f amiliarizado con esta odisea con un ritmo impeca­ a la ignorancia y los prejuicios de todo arte o artesanía que pueda ble me nte perfecto . De hecho, una comunidad opaca. En el film relacionarse con la producción de acabada su misión, Rogers anun­ cia su próximo empeño: la bús­ queda de un paso al noroeste que lleve hasta Japón, en un epílogo perfectamente suprimible que, al parecer, no fue rodado por Vidor s ino por el realizador Jack Conway.

Una vez más asistimos al esfuerzo colectivo y el empuje individual de un hombre, aunque en este caso ambos se complementa n como pocas veces en su obra. Tratán­ dose, como se trata, de la película más violenta -en el sentido estri c­ to- de la obra de Vidor, de ella se desprende un pe li groso mani­ queísmo. Rogers es un héroe de una pieza, por mucho que en de-

lo ciudadela terminados momentos su autorita­ de la que normalmente se le ha por el que todo vuelve a su sitio. rismo sea cuestionado. Sus hom­ prestado. A destacar las notables interpreta­ bres, unos sufridos aventureros, ciones de Robert Young y Hedy que sólo se atreven a dudar de su En cuanto a su siguiente película, Laman·. empresa en los momentos más Cenizas de amor (H.M Pulham, dramáticos. Frente a ellos, los Esq., 1941 ), es otro notable melo­ Según confiesa en sus memorias, abenaky son unos salvajes, cola­ drama en el que se muestra des­ Vidor llegó a plantearse la posibili­ boracionistas con los invasores carnadamente la vacía vida bur­ dad de alistarse al estallar la Se­ franceses, a los que sólo cabe guesa de un alto ejecutivo, al que gunda Guerra Mundial. Sin em­ masacrar sin piedad. Y esto últi­ un buen día asaltan sus recuer­ bargo, pensó que su mejor contri­ mo no es exagerado: "Afatad a dos, sus viejos sueílos, merced a bución sería realizar una película todos los indios y rematad!os", la reaparición de su antigua aman­ en la que el acero y la guerra se­ dice Rogers a su hombres la vís• te, que viene a trastocar una vida rían temas de referencia: An pera del asalto e incendio de su perfectamente programada. A American Romance. El propio campamento. este respecto, es significativa la Vidor escribió un argumento que primera secuencia en la que un entusiasmó a Louis B. Mayer. Camarada X (, 1940) alegre contrapunto musical marca Con un complejo y brillante uso fue apresuradamente tachada de humorísticamente los movimien­ del color y una constante utiliza­ anticomunista, cuando en realidad tos cronometrados que el prota­ ción de escenas documentales, no parece que lo fuese más que la gonista realiza cada día desde que básicamente fabriles, el director celebrada Ninotchka (Ninot­ se levanta hasta que se instala en entona un canto al emprendedor chka), dirigida por Lubitsch el su despacho. Merced a la inteli­ espíritu americano, con un per­ año anterior. Aunque sólo fuese gente utilización de un continuo manente trasfondo de discurso por la solvente puesta en escena juego de jlashbacks, Vidor va de­ patriótico. La historia es la de un de Vidor y la interpretación de su jando que el pasado vaya minando emigrante procedente de Moravia, protagonista, Clark Gable, esta el presente para finalizar con un que llega a Minnesota a finales del comedia merecería más atención poco creíble final acomodaticio, siglo pasado. Tras el irónico letre-

NOSFERATU 31 Ell····· ro que antecede a la primera se­ trás de su reali zación, imponiendo La película fue en su día la terce­ cuencia ("Para ser admitido en en diversos momentos a un buen ra más cara rodada hasta enton­ este país había que tener la mente número de directores, que se en­ ces: más de once millones de dó• sana, no contar con antecedentes cargaron de diversas secuencias: lares. penales y no ser polígamo'), Ste­ Joseph Von Sternberg, William ve Dangos va sumergiéndose en Dieterle, William Cameron Men­ A continuación Vidor acepta la un proceso de americanización, al zies, Otto Brower, Breezy Reeves propuesta de Jos productores Be­ tiempo que su duro trabajo acaba Eason, Chester Franklin, Hal Kem nedict Bougeaus y Burgess Mere­ por convertirle en uno de los pri­ (14). Por otro lado, el propio Selz­ dith, el actor que hace a la vez de meros industriales automovilísti­ nick fue el autor del guión, lo que protagonista en el film, A Miracle cos del país. le proporcionaba una segunda lí• Can Happen ( 1948). Se trata de nea de intervención directa en la una película de sketchs, algo poco Otra vez asistimos a la lucha del película. De hecho, Vidor se des­ habitual en el cine norteamericano individuo por alcanzar sus sue­ pidió antes de terminar el rodaje y y, desde luego, insólito en la obra ños, aunque en esta ocasión la so­ fue Selznick quien supervisó en del realizador. Codirigida con Les­ ciedad no sólo no ejerce oposi­ persona el montaje definitivo. lí e Fenton, Vidor se hizo cargo de ción alguna, sino que oficia de la historia que sirve para hilvanar gurdaespaldas del American Way Si tomamos como punto de re­ Jos otros tres sketchs, así como of Lije, que concede la gloria a flexión la frase del crítico tl-ancés de dos de estos últimos. Si del todo aquel que está dispuesto a Jacques Lourcelles -"Es una obra episodio conductor poco se puede luchar con fe por ella. La vigoro­ con dos cabezas, una mirando ha­ decir, salvo que sirve de excusa sa puesta en escena de Vidor su­ cia la Biblia y la otra hacia el para proporcionar un esqueleto a frió sin embargo la intervención folletín familiar próximo a Lo la película, el que protagonizan de Mayer, que suprimió media que el viento se llevó "(15 )-, po­ unos jovencísimos James Stewa1t hora de su metraje original sin dríamos intentar llegar a un cierto y Henry Fonda es un simple gag contar con su realizador. Centra­ punto de encuentro entre la apor­ delicioso y muy bien planificado, dos los cortes en las peripecias tación autora] de uno y otro. Este en el que se realiza un juego de argumentales -se respetaron, en western barroco y denso se mue­ equívocos, que no nos ll eva mu­ cambio, íntegramente las numero­ ve a lo largo de su metraje en un cho más all á que a insistir en que sas secuencias documentales-, la juego de enfrentamientos, que se el realizador de Espejismos tenía historia padece de algunas arrit­ multiplican hasta el paroxismo y unas innegables condiciones para mias, fruto de los diversos saltos dentro de muchos de los cuales la comedia. Pero, como declaraba producidos por dichos cortes. se puede intuir la lucha soterTada años después en una entrevista Tras tres años de trabajo y un entre productor y realizador. En­ ( 16), Vidor centró su interés en el presupuesto de tres millones de frentamientos que se materializan episodio interpretado por Meredith dólares, la película no fue el éxito entre el amargado Chávez y su y Charles Laughton, en el que esperado. impulsiva esposa; el resentido se­ éste representa a un sacerdote en nador McCanles y la resignada crisis ante el rechazo que su des­ Laura Belle; el violento y primario gana en el oficio produce entre El delirio del barroco Lewt y el pacífico Jesse; la de­ Jos feligreses. Crisis de la que fensa del progreso encarnado por consigue salir gracias a la apari­ Duelo al sol es, quizás, la pelícu• el ferrocarril, de Jesse, y la defen­ ción ante él de un niño muerto la más conocida de King Vidor y, sa de los valores más atávicos de años antes. Sometida la película por contra, la de más dudosa au­ su padre; los celos entre Jesse y a uno de los habituales test con toría. Si hay muchos críticos que Lewt o de éste hacia el capataz público, se comprobó que este afirman que, pese a todo, este Sam; las dudas de Perla entre su episodio no funcionaba como film es plenamente victoriano, lo pasión por Lewt y su atracción, comedia, por lo que sufrió va­ cierto es que las interferencias más cerebral, hacia Jesse; la ele­ rios cortes. Sea o no por el re­ que sufrió el realizador a lo largo gante Hellen y la salvaje Perla. .. s ultado de los cortes, lo cierto de su rodaje fueron numerosas. Se dirá que todo ello ya estaba en es que remitimos s u posible inte­ Para empezar, el productor David el guión de Selznick, pero Vidor rés a las inquietudes metañsicas O. Selznick quiso hacer una su­ era capaz con su cámara de ahon­ del reali zador, que en absoluto perproducción a semejanza de Lo dar en las miradas, de sacar chis­ llegan a transmitirse al especta­ que el viento se llevó (Gane pas a esos enfrentamientos para dor. Los productores asegura­ with the Wind; Víctor Fleming, llevarlos a su terreno. Sirva lo di­ ron a Vidor que se haría un lar­ 1939) para lanzar definitivamente cho tan sólo como apunte, ya que gometraje a partir de ese mate­ a su amante, . Selz­ su desarrollo excedería la función rial, cosa que nunca llegó a ocu­ nick estuvo en todo momento de- de este artículo. rrir.

•m•NOSFERATU 31 El manantial

La fuerza del individuo El conflicto individuo/sociedad al periódico que dirige Gail Wy­ late en este film con más fuerza y nand, su interlocutor). En 1948 Vidor filma la primera y más claridad que nunca en su fil­ sin duda la más interesante de las mografía. Pero también como En ese afán por desplegar su par­ tres películas que consecutivamen­ nunca el individualismo cristiano ticular forma de ver el mundo, Vi­ te realiza para la Warner Bros: El de Vidor se pone de manifiesto dor parece querer reducir sus manantial. Si esta película no es, por encima de los valores socia­ personajes a unívocos valores contrariamente a lo que afirma les. En palabras de su realizador, morales. Si Toohey, el crítico de más de un crítico, la mejor de Vi­ "el héroe de El manantial busca arte, está dispuesto a defender la dor, sí se puede afirmar que es la descubrir la Verdad, conocer to­ ortodoxia sobre la que edifica su más vidoriana. Basada en la novela das las motivaciones de la vida. prestigio, y el patético Peter Kea­ de Ayn Rand, a su vez inspirada en La fuente de su inspiración es ting representa el conformismo la vida de Frank Lloyd Wright, el Dios. Cree en Dios. Es consciente del artista vendido a los gustos gran precursor de la arquitectura de lo que es y sabe lo que busca. dominantes, el citado Wynand no modema y autor del museo Solo­ No tiene necesidad de cambiar de lo tiene menos claro: "No hay al­ mon Guggenheim de Nueva York, entorno, de conocer otra gente. ternativa: o te sometes o domi­ narra las peripecias de Howard Eso es lo que me interesó de él" nas. Yo he decidido dominar". Roark (magnífico Gary Cooper), ( 17). Efectivamente, la gente, la Por su parte, Dominique repre­ arquitecto que lucha contra viento masa, está fuera de esta medita­ senta la independencia hasta sus y marea por una arquitectura mo­ ción metafisica, en la que Vidor últimas consecuencias: "Las cosas derna y original, fi·ente al academi­ es más Vidor que nunca. Domini­ que admiramos o que queremos cismo generalizado. Roark será ca­ que, la heroína, lo deja claro son las que nos esclavizan y yo no paz de quedarse sin trabajo, de tra­ cuando afirma refiriéndose a una soy nada sumisa". Es por ello por bajar como peón en una cantera, escultura que ha lanzado por la lo que acepta casarse con Wy­ de renunciar a la mujer que ama e, ventana: "La he destruido para nand, aunque ama a Roark, y incluso, de volar un edificio en el que no formara parte de un mun­ arroja la escultura que admira al que se han llevado a cabo cambios do donde la belleza, el genio y la vacío. Finalmente, Roark repre­ que él mismo había desautorizado, grandeza no tienen oportunidad: senta la libertad a ultranza. Las a cambio de mantenerse fiel a sus el mundo de las masas y del Ban­ palabras que pronuncia en su de­ ideales. ner" (refiriéndose con esto último fensa ante el tribunal que le juzga

NOSFERATU 31 ~ La luz brilló dos veces

que el propio Wright podría haber diseñado. Su frialdad despega a los personajes de una excesiva carnalidad. Por lo mismo, el ero­ tismo presente a lo largo de toda la película es un erotismo distante y soterrado. La película se cierra con un fin al impuesto por la obli­ gada fi delidad a la obra original, final que el propio Vidor calificó de "estúpido y ridículo".

Respecto a sus dos siguientes pe­ lículas, dejemos de nuevo la pala­ bra a Vidor. De Beyond the Fo­ rest ( 1949) afirma: "Es una his­ toria bastante sórdida, muy fea. No me gusta la forma en que se hizo la adaptación. Entré en La Warner con la intención de hacer El manantial y firmé w1 comrato para hacer otros dos filmes, uno de los cuales era éste. Fue el peor periodo de mi carrera. No rodé estas películas más que por el sa­ lario de director". No menos contundente se muestra con La luz brilló dos veces (Lightning Strikes Twice, 1951 ): "Es un re­ voltijo muy sintético de cosas sin interés: no significa absolutamen­ te nada. El tema es 1nuy malo" (18). Poco que añadir a tan con­ por haber volado el edificio son que, si los protagonistas de ...Y tundentes palabras en torno a dos más que esclarecedoras: "Fijénse el mundo marcha acaban inte­ dramas con asesinato por medio y en la historia: todo lo que tene­ grándose felices en la colectivi­ que en ningún caso retienen el in­ mos, todos los grandes logros han dad, es porque aceptan ser unos terés del espectador. En cuanto a surgido del trabajo independiente simples espectadores más de una sus actores, Bette Davis, protago­ de mentes independientes. Y todos bobalicona pantomima; que la co­ nista de la primera, debió conver­ los horrores y destrucciones, de munidad negra sólo se siente feliz tir en un infierno el rodaje de la los intentos de obligar a la huma­ cuando puede entonar sus cánti­ película con sus continuos desen­ nidad a convertirse en robots sin cos religiosos en pos de su guía cuentros con el realizador. Res­ cerebros y sin almas, sin derechos espiritual; que la cooperativa de El pecto a la segunda, ni Ruth Ro­ personales, sin ambición perso­ pan nuestro d e cada día sólo man ni el siempre gris Richard nal, sin voluntad. esperanza y funciona gracias a la energía y di­ Todd ayudan a levantar el vuelo dignidad. Es un conflicto anti­ rección de su líder. Sin duda ha­ de un fi lm de intriga que resulta guo, tiene otro nombre: lo indivi­ bría que matizar todo esto, pero ser lo peor que le puede ocurrir a dual frente a lo colectivo". A no estaría de más tomarlo como una película de este tipo: total­ continuación Roark lanza una pe­ punto de reflexión. mente previsible. rorata a favor de los Estados Uni­ dos como el gran defensor del in­ En cuanto a la puesta en escena, De sus dos siguientes películ as, dividualismo. El manantial es una película es­ ambas producidas por la 20th pléndida. Cada plano, cada se­ Century Fox, desconozco la pri­ A partir de aquí, se podría -es cuencia tiene el sentido que debe mera de ellas: Japanese War sólo una sugerencia, ustedes juz­ tener para que la película se nos Bride ( 1952), que narra la histo­ guen- hacer una relectura de sus aparezca en toda su coherencia. ria de un soldado norteamericano filmes más "colectivistas". Quizás Los diálogos son brillantes. Los que vuelve de la Guerra de Corea entonces podríamos descubrir decorados juegan con espacios casado con una japonesa, que,

••••E.NOSFERATU 31 desde el principio, es rechazada el seno de una familia sin privile­ primarios que la emparentan con por su entorno familiar. Vidor la gios, y la gente de Bradock no Duelo al sol son en esta ocasión despacha con una contundencia permitió que lo olvidara". Porque tratados con una puesta en escena parecida a las anteriores: "Llegué Pasión bajo la niebla no es sólo más clásica, de una perfección con dos semanas de antelación al la historia de una pasión desmedi­ muy por encima de los altibajos rodaje de . da, sino también la de un intento­ de aquéll a. Un melodrama excep­ que debía haber realizado otro. el de Ruby- de transgredir las fé­ cional, quizás está sí la mejor pe­ Todo estaba escrito y dispuesto. rreas clases sociales. Cuando lícula de Vidor, con tres grandes No hice casi nada en esa pelicula. Ruby cree que su ascenso social, interpretaciones: Jennifer Jones, pero me sirvió para pagar mis tras su matrimonio con Jim Gen­ Karl Malden y, aunque en menor impuestos. El pesimismo del film try, le va a permitir salvar esas medida, el no siempre tan afortu­ no quería decir nada: hay dece­ distancias, la puritana sociedad nado . nas de miles de americanos que se que la rodea la rechazará con ma­ cosan con japonesas. No plantea yor violencia. Ruby se vengará, En pleno estado de gracia, dos ningún problema, ni provoca nin­ pero su venganza acabará primero años después Vidor dirige La pra­ gún drama. Se quiso hacer algo a con los sueños y luego con la dera sin ley, su mejor aproxima­ partir de nada, a partir de lo que vida del único hombre al que ha­ ción al western. Un film compac­ no existía. Ahí está eL resultado" bía amado. La tie1n, siempre la to, pétreo, sin la menor fisura en ( 19). Sin embargo muy otra es la tierra, muere también con él ane­ una puesta en escena ágil y apa­ opinión de Carl os Señor, para el gada por la amargura de Ruby. rentemente senc illa y con un que "se trata de un film extraordi­ guión que ordena a la perfección nario y situado a la altura de otras Toda la desmesura y los instintos una historia plenamente victoriana. grandes obras de Vidor" (20).

Dos obras maestras

Con Pasión bajo la niebla Vidor supera su bache creativo realizan­ do una de sus mejores obras. Pese a volver a colaborar con Selznick, parece que éste dejó al realizador plena libetiad para diti­ gir su película, basada en una his­ toria elegida por él mismo que, a su vez, participó en la producción llevada a cabo con un reducido presupuesto.

Tórrida, excesiva y barroca, Pa­ sión bajo la ·niebla recuerda la tormentosa pasión de Duelo al sol, aquí reproducida en otro contexto. El triángulo formado en el westem por Perla, Lewt y Jes­ se, tiene ahora el equivalente en el que encarnan Ruby, Boake y Jim Gentry. El mismo deseo indomi­ nable, la misma violencia soterra­ da, son servidos en este caso en un ambiente más cerrado y as­ fixiante. En el epílogo, con la voz en off sobre el rostro herido por el tiempo de la protagonista -la película responde a un gran jlas­ hback en el que se desarrolla la práctica totalidad del metraje-, oí• mos: ''Sí, Ruby Gentrv nació en

Pasión bajo la niebla Todo en La prade•·a sin ley gira lidario. Como todos los grandes rias afirma que "la televisión con­ en torno al personaje de Dempsey héroes errantes que poblaron el sume vorazmente el talento y la Rae, memorablemente interpreta­ western, Dempsey se irá solo. De­ inspiración". do por Kirk Douglas. Dempsey es jará a su vieja amiga ldonee (la un aventurero fuera de lugar, un siempre espléndida Claire Trevor), héroe de otros paisajes. Si se demasiado acostumbrada a otro Epilogo siente obligado a ayudar a los pe­ tipo de soledad; a Jeff, a quien le queños propietarios, amenazados ha unido una historia iniciática sin A propósito de G uerra y paz, por Reed Bowman, la poderosa futuro; pero también las alambra­ una de las películas más bellas y dueña del Triangle, el mayor ran­ das. "Lo siento, no me gustan las complejas de Vidor, hay un estu­ cho de la zona, no podrá quedarse alambradas ", va a ser su despedi­ dio más pormenorizado en este con ellos para compartir la parce­ da. Dempsey Rae se aleja solo ha­ mismo monográfico, que me exi­ lación de la tierra con alambres de cia un futuro incierto, en busca me de extenderme en ella lo que espino. No sólo las alambradas de su lugar bajo el sol (21). sería menester. Coproducida por causaron la muerte de su herma­ la Paramount y el entente italiano no menor. Además están ayudan­ También en 1954, Vidor colaboró Ponti-De Laurentiis, y rodada en do a acabar con los horizontes por primera y última vez en televi­ Italia, sólo la idea de trasladar a la abiertos, el único espacio por el sión, realizando dos episodios de pantalla la obra cumbre de Tols­ que sabe moverse. Dempsey po­ media hora, dentro de la serie toi, uno de los escritores que más dría mostrar al arrogante arquitec­ Light's Dia mond Jubilee, que admiraba y con el que se identifi­ to Roark que se puede ser libre e producía David O. Selznick. No caba en muchos de sus postula­ individualista, aunque a la vez so- volvió a hacerlo y en sus memo- dos ideológicos, entusiasmó a Vi­ dor desde el principio. José María Valverde, con su siempre admira­ ble precisión, escribía: "Tolstoi se fue elevando por encima del hori­ zonte de su propia clase hasta re­ negar de ella, sin pasar por eso al progresismo de las nuevas mino­ rías, sino lanzándose en una suer­ te de evangelio populista, de mi­ tificada raíz campesina que, como protesta utópica, se difun­ dió por todo el mundo más aún que sus novelas", para continuar más adelante que ''superficial­ ..{ , mente, cabria intentar explicar 1 esta obra como la glorificación l. .. ) de la época áurea de esa aristo­ ~ , ·~ . cracia que hablaba en fi'ancés, y de la que Tolstoi todavía no ha­ bía renegado; pero en Guerra y paz, obra por encima de filiacio­ nes, tal idea sólo serviría para subrayar la ausencia de persona­ jes de las incipientes clases me­ dias, que asumían precisamente el protagonismo cultural cuando se escribía esta obra. De hecho, aparte de la nobleza, aquí desta­ ca sólo algún campesino de pro­ fundo saber moral, casi mágico o místico: Platón Karatáiev" (22).

La obra de Tolstoi expresaba a la perfección muchos de los ideales victorianos: la fe en la lucha del individuo y su insobornable empe- Salomón y la reina de Saba

·····ll·INOSFERATU 3 1 ño por acercarse a la verdad (aquí que estas dos últimas, nunca he thaniel Hawthorne The Marble encamada básicamente por Pierre podido volver a verla, lo que me Faun; una biografia de Cervantes Bezoukhov, personaje interpreta­ lleva a limitanne a reproducir aquí a partir del libro de Bruno Frank do por Henry Fonda); su posicio­ dos valoraciones totalmente Un hombre llamado Cervantes ... namiento a favor de la colectivi­ opuestas. Por un lado, y siguien­ dad, aunque siempre dejándola en do la línea crítica más generaliza­ un segundo plano de la acción; su da, Carlos Señor afirma que "la NOTAS telúrica defensa del trabajo de los película, además de ser una de l . Publicada en España bajo el equívoco campesinos, cada vez más cerca­ las peores de su carrera, es un y poco afortunado título de Hol!yJVood dos por la ciudad; esa mística film anodino, bastante rutinario, al desnudo, por la editorial barcelonesa evangélica y populista de la que rodado sin especial pasión e in­ AHR en 1954. habla Valverde; el cruce de pasio­ tensidad" (23). Por el contrario nes, más soterrado que explícito; Louis Marcorelles la califica de 2. En su número 104. Febrero, 1960. los valores permanentes represen­ "uno de los monumentos del sép­ 3. Señor, Carl os: King Vidor. Ed. JC. tados por la familia; la fascina­ timo arte, en la línea de Cabiria Madrid, 1997. Página 17. ción/rechazo por la guerra: véase (Giovanne Pastroni, 1914), Into­ a Pierre, con una flor en la mano, lerancia, El acorazado Potemkin 4. Como todas las citas en las que no se presenciando una batalla mostrada (Bronenosez Potemkin; S. M Ei­ indique lo contrario, ésta proviene de su preferentemente en planos gene­ senstein, 1925), Iván el Terrible citada autobiografía. rales, como ya había hecho en El (Jvan Grozni; Eisenstein, 1944). 5. El propio Vidor había sido educado gran desfile ... Quizás la cumbre de la obra de en su fami lia dentro de las creencias de King Vidor", para explicar más esta secta, fundada en Boston por Por otro lado, Vidor mezcla con adelante que "con Salomón y la Mary Baker Eddy en 1879, que, par­ maestría las espectaculares esce­ reina de Saba y su Super-Techni­ tiendo de una "escrupulosa" lectura de nas de la que al fin y al cabo es rama, reduciendo la anécdota al la Biblia predicaba, entre otras cosas, el poder de curación que poseía el propio una superproducción, con un inti­ mínimo, Vidor nos lanza al rostro espíritu, no sólo de las enfermedades mismo que recorre toda la cinta y una de las más prodigiosas epo­ del alma, sino también de las del cuer­ que produce momentos tan gozo­ peyas de la historia del cine y, po. Tanto es así que defendían que la sos como la famosa secuencia de más allá del estilo gran-ópera, salud se podía obtener haciendo cotidia­ las troikas dirigiéndose a la casa ( ... )reune a Homero y La canción namente una gimnasia mental, consis­ de campo de los Rostov, que re­ de Rolando, como Eisenstein tente en repetirse que el error es impo­ tente ante la fe en Dios. cuerda al Renoir de Le Déjeuner reencontraba al teatro japonés y sur l'herbe (1959). Desgraciada­ a Shakespeare" (24). 6. Moullet, Luc: "Rétrospective King mente, la explotación de la pelícu• Vidor". Cahiers du Cinéma, número la por parte de la Paramount no Tras su último largometraje, sólo 136. Octubre, 1962. Página 27. fue demasiado cuidadosa, según se pondría detrás de la cámara quejas del propio Vidor. Llegó in­ para realizar dos cortos: Truth 7. Señor, Carlos: Op. cit. nota 3. Pá­ gina 54. cluso a proyectarse con cortes and lllusion: an Introduction que totalizaron alrededor de una of Metaphysics ( 1964) y Meta­ 8. De hecho, Vidor hace que Peggy, la hora, para acercarla a los metrajes pbor: King Vidor Meets An­ protagonista, y Billy, el actor cómico standars. drew Wyetb (1980), esta última que le ayudó a introducirse en Ho­ centrada en una entrevista con el llywood, pero del que más tarde renega­ Tardaría cuatro años en dirigir su pintor Andrew Wyeth. rá cuando la gloria les separe, asistan a la proyección de una de estas películas. siguiente película: Salomón y la El film no es otro que El caballero del reina de Saba, que será la que Hasta su muerte en 1982 vivió re­ amor, realizado como ya hemos visto cierre su filmografía. De nuevo tirado en su rancho californiano. por el propio Vidor y del que éste tiene producida en Europa, aunque esta Dio clases en la Universidad del muy buenas palabras en sus memorias. vez rodada en España, durante su Sur de California. Viajó bastante a 9. Contrariamente a lo que se ha afirma­ rodaje falleció Tyrone Power, el Europa, donde en algún momento do a veces, Aleluya no es la pri mera protagonista, con cuyo trabajo Vi­ llegó a barajar la posibilidad de película inte rpretada exclusivamente dor se mostraba entusiasmado. instalarse. Coqueteó con diversos por negros. Aunque producida también Yul Brinner se encargó de susti­ proyectos: un film titulado "The en 1929, es anterior a ella Hearst in tuirle. Recuerdo la película como Love Miracle", que consideraba Dixie, dirigida por Paul Sloane para la una de las míticas de mi infancia, demasiado arriesgado para los Fox. Por otro lado en la década de los veinte fueron habituales los filmes in­ como Los vikingos (The Vi­ productores norteamericanos; una terpretados únicamente por actores ne­ kings; Richard Fleischer, 1958) y nueva versión de The Turn in gros, aunque en estos casos se trataba Espartaco (Spartacus; Stanley the Road, su primer largometraje; de películas destinadas directamente Kubrick, 1960), pero, al contrario la adaptación de la novela de Na- para esa comunidad.

NOSFERATU 31 1O. Latorre, José María: "King Vidor, la car, aunque Jennifer Jones y Lillian 20. Señor, Carlos: Op. cit. nota 3. Página 129. grandeza de un pionero". Dirigido Gish fueron nominadas como mejores por. .. , número 99. Diciembre, 1982. Pá­ actrices, principal y secundaria, por 21. Kirk Douglas, que debió entusias­ gina 53. Duelo al sol en 1946 y, diez años más marse con su personaje y del que se dice tarde, Vidor fue nominado por su traba­ que intervino junto al propio guionista 11 . Latorre, José María: Ibídem. Dirigi­ jo como director en Guena y paz. En Borden Chase en algunos retoques del do por... , número 1OO. Enero, 1983. Pá­ cambio, en 1978, cuatro años antes de mismo, produjo afíos después Los va­ gina 7. su muerte, la Academia le concedió un lientes andan solos (Loncfy Are the Osear honorífico por su contribución al Brave; David Miller, 1962). Con guión 12. Monterde, José Enrique: La imagen arte cinematográfico. de Dalton Trumbo, se trata de una conti­ negada: representaciones de la clase nuación inconfesada de La pradet·a sin trabajadora en el cine. Ed. Filmoteca de 14. Para intentar aclararse dentro de ley, en la que el actor encarna a un va­ la Generalitat Valenciana/Festival de este galimatías de directores, ver Casas, quero amante de los espacios abiertos y Cine de Gijón. 1997. Páginas 138-139. Quim: Duelo al solEd. Dirigido. Barce­ que odia las alambradas y las fronteras. lona, 1996. Páginas 103-11 O. El problema es que este nuevo héroe so­ 13. Anteriormente, sólo El campeón litario vive en una época de autopistas y había conseguido dos estatuillas -la de 15. Lourcelles, Jacques: Dictionnaire du vuelos en avión. La respuesta de Dou­ Mejor Actor para Wallace Beery y Me­ Cinéma. Les Fi/ms. Ed. Robert Laffont. glas a Dempsey Rae es desoladora. jor Guión Original para Frances Ma­ París, 1992. Página 442. rion-, aunque había sido nominada tam­ 22. En Riquer, Martín de y Valverde, bién como Mejor Película y Mejor Di­ 16. Moullet, Luc y Delahaye, Michel: José María: Historia de la Literatura rección. Ya en la primera edición de los "Entretien avec King Vidor". Cahiers Universal. Ed. Planeta. Barcelona, Osear, 1927-1928, ... Y el mundo mar­ du Cinéma, número 136. Octubre, 1985. Tomo 7. Páginas 452-455. cha fue nominada para la Mejor Direc­ 1962. Página 12. ción, lo mismo que ocurriría dos años 23. Señor, Carlos: Op. cit. nota 3. Pági­ después con Aleluya. Por su parte, 17. Ibídem. Página 14. na 189. Barbara Stanwyck había sido nominada al premio a la Mejor Actriz por su tra­ 18. Ibídem. Página 16. 24. Marcorelles, Louis: "L'homme au bajo en Stella Dalias. Ninguna otra fo uet". Cahiers du Cinéma, número película de Vidor obtuvo nunca un Os- 19. Ibídem. Página 17 104. Febrero, 1960. Páginas 14 y 18.

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