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Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: en las encrucijadas del melodrama

Autor/es: Pérez, Pablo; Hernández, Javier

Citar como: Pérez, P.; Hernández, J. (1999). King Vidor en las encrucijadas del melodrama. Nosferatu. Revista de cine. (31):59-69. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41153

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Entidades colaboradoras:

Su único pecado

Zuifu ,g·ertut:m, du e:uup:orri komwwk e:ar/:('(J king· 1idor -ek lwre l' kumnm zelwr :u::;endutrtko me!odrrmw ,!!.:u::;tiuk kon/urlll lwrtutu. here :inmwk genemm hihrid([:iomko joem {)(Ji/u. F::; rlu erm;::.u hcrc ohmn melodrwno «hut.mk" mukit:eu. l'lu liorrenhes/e::;

e~rokirwout"' (': du lwn·jilme lmkoit:a lestwdki u:f erf :('({ "melodrr 111 w Pablo Pérez /Javier Hernández ridoriurm:" hit ::; egitm /¡os i rw rrl'! ik. ¿Un autor melodramático?

bordar un anális is de l mible "texto vidoriano" que diera una mirada global y unitaria sobre "melodrama de King Yi­ sentido global al corpus que inte­ el género, que articularía este tipo dor" supone toparse con gra su obra y alumbrara su poéti­ de obras hasta hacer aparecer una un doble problema teóri­ ca fílmica. Además, tal práctica apmtación personal al mi smo en el co: en primer lugar, debería cons­ se anclaría en la convicción de contexto del cine hollywoodiense tatarse la existencia de un presu- que el realizador texano ostenta entre los años veinte y cincuenta.

NOSFERATU 31 ~e•••••• Como s uele ocurrir cuando se aportaciones específicas del di­ base ideológica de ... Y el mundo aborda un estudio parcial del celu­ rector en este último género? Si marcha ( The Crowd, 1928) ( 1), loide norteamericano en el amplio Billy the Kid 1 El terror de las o de varios largometrajes basados periodo de su máximo esplendor, praderas (Billy the Kid, 1930) en el esquema rise and fall- por las cosas son más complejas y ri­ aborda la figura de un outsider en­ lo que constituyen de adulteración cas que lo que dicta la apariencia. frentado a las convenciones de la interesada y egoísta de los mis­ Al igual que con otros cineastas civilización, Northwest Passage mos. Y es ahí donde el indiv iduo de la época (pensamos en Ha­ ( 1940) ilustra algunos de los as­ aparece como víctima del sistema thaway, Leisen, Stahl, Curti z y pectos épicos de la leyenda, Due­ y surge, en consecuencia, la hue­ tantos más), parece un ejercicio lo al sol (Duel in the Sun, 1946) lla melodramática de contenido recomendable contemplar el con­ está más bien p lanteado como social. junto de la fi lmografia de nuestro drama romántico y La pradera director despoj ándose del prejui­ s in ley (, Como ya se ati sba, el cine de cio de la noción de "autor", y más 1955) se sitúa en los albores del King Vidor se caracterizará por la teniendo en cuenta las numerosas mani erismo del género, con un contaminación intergenéri ca; no ocasiones en que trabajó por en­ fuerte componente melodramático resulta fácil hallar en su fi lmogra­ cargo, sobre todo en el género que afecta especialmente a la ha­ fia melodramas "puros" protago­ que nos ocupa, y que sólo en al­ martía del protagonista. nizados por personajes con heri­ gunos casos era él quien proponía das supurantes, de la misma fo r­ a los productores la realización de Sí es cierto, sin embargo, que los ma que el director parece evitar proyectos en los que su implica­ melodramas rodados por Vidor se algunas de las estrategias naJTati­ ción era máxima. Habrá que po­ caracterizan por su intento de vas propias del género (el destino ner, pues, sumo cuidado en des­ adecuar los esquemas propios del en calidad de controlador supre­ enmascarar unas supuestas líneas género a la id iosincrasia norte­ mo de las vidas humanas, el paso temáticas o preocupaciones per­ americana, al devenir de un país del tiempo como carcoma de la sonales, sobre todo si se pretende en formación y gui ado por la sa­ felicidad humana, la aparición de evitar el discurso teleológico o cralización del individuo; no en la segunda oportunidad que facili­ maximalista; de hecho, Vidor es balde, casi todos ellos se desarro­ te la recuperación de dicha pérdi­ un ej emplo de cineasta que ha llan en el momento contemporá­ da) o de la liturg ia que otorga sido contemplado en la órbita del neo a su filmación, en un intento densidad dramáti ca a un modelo melodrama desde diferentes ópti­ del cineasta por convertirse en filmico sustentado en la estiliza­ cas (poeta románti co, o trovador trovador crítico del hic et nunc: ción, si no directamente en la abs­ filmico del individualismo), pero las dos Guerras Mundiales y el tracción. De hecho, cuando abor­ que conviene situar en su justa New Deal confmman un atribula­ da de manera abierta un melodra­ medida como realizador que acep­ do contexto socio-político en el ma, como es el caso de S u único ta su condición de hombre de es­ que sus héroes luchan por encon­ pecado, se tiende a la mínima pe­ tudio y que asume los argumentos trar la plenitud individual, ya sea ripecia argumental (la historia de que le son presentados en la me­ buscando .su singularidad personal un adulteri o sin demasiada "carne" dida que concuerden con sus pre­ en contra de las convenciones so­ en el interior) logrando una fic­ tensiones ideológicas y estéticas, ciales y de los abusos de la socie­ ción correcta a la vez que desapa­ como es el caso, dentro de la dé­ dad capitalista, ya sea haciéndose sionada; o bien, como en el drama cada de los treinta, de La calle un hueco satisfactori o en ella. psicológico La luz brilló dos ve­ (Street Scene, 193 1) , Champ Así, sobre todo en los años trein­ ces (Lightning Strikes Twice, (The Champ, 193 l ), S u único ta, Vidor se erige en uno de los 195 1), se tiene que desentender pecado (Cynara, 1932), Noche realizadores hollywoodienses que del relato -cercano al Sospecha n u pcial ( , se atrev ieron a poner en cuestión (Suspicion, 194 1) hitchcocki ano 1935), Stella Dalias (Stella Da­ el sistema norteamericano carco­ y en demasía dependiente de la lias, 1937 ) o La ciudadela (The mido por la Depresión, aunque sin preparación del desenlace- para Citadel, 1938). llegar a desmantelar los principios centrarse en el hábil retrato de los que lo sustentan (en el fondo los personajes y en la sugerente crea­ En definitiva, lo más riguroso se­ apuntala); muchos de sus perso­ ción de una atmósfera turbulenta ría analizar textualmente cada una naj es se configuran conforme al y morbosa que anuda los conflic­ de sus películas antes de utilizar gran ideal formulado en la Consti­ tos y faci lita la reacción de ten­ "paraguas" conceptua les como tución estadounidense, "pursuit sión auténticamente dramáti ca. En melodrama victoriano, drama so­ of happiness ", enarbolado para realidad, parece como si Vidor, ya cial victoriano, western victoriano ... desvelar críticamente la degenera­ desde sus filmes mudos, se pre­ Po rq ue, po ngam os po r caso, ción de esos principios que supu­ ocupara por la búsqueda de un ¿cóm o podríam os definir las so e l ultracapitalismo -ésa es la patrón híbrido que, eso sí, tiende

• • ••• .)ti NOSFERATU 31 ... Y el mundo marcha hacia lo melodramático; por ello, ocupa no son importantes. Si bien puntualizó lúcidamente Roland el abanico de tonos en su obra es es cierto que no estamos ante un Barthes. Ahora se descubre el muy amplio, desde la comedia gran creador de formas melodra­ pulso urbano de Nueva York, sentimental transida de drama máticas puras, al estilo de Brown, siendo sus calles el auténtico pla­ -Tin-Tín de mi corazón (Pego' Stahl o Sirk, no lo es menos que tó; lejos ya de esas reconstruccio­ My Heart, 1922), Cenizas de la pmiicular visión de los conflic­ nes controladas en estudio, se es­ amor (HM Pulham, Esq., 1941 )­ tos entre individuo y sociedad boza con gran efectividad un pai­ hasta el melodrama desaforado principalmente depara en algunas saje simbolizado a partir del sus­ merced al amour fou -Duelo al ocasiones un modelo genuino de, trato documental en el que se sol, Pasión bajo la niebla (Ruby podríamos denominar, melodrama vuelve a optar por la hibridez: ... Y Gentry, 1952)-, pasando por el social. .. El caso más patente es el el mundo marcha oscila entre el drama social -Aleluya (Hallefu­ de ... Y el mundo marcha, por lo melodrama y "a peculiar combi­ jah, 1929), El pan nuestro de que tiene de ruptura con la tradi­ nation of the política/, and expre­ cada día ( Our Daily Bread, ción del melodrama burgués. Se ssionistic-documentary style, and 1934)- o el folletín -Champ, Ste­ prescinde del ámbito sagrado de an aspiration toward some sort of lla Dalias-. aquél -heredado de la tragedia clá­ transgeneric purity (wich the sica- para proceder a una secula­ MGM production values perhaps rización del género más acorde serve)" (2). Hacia un nuevo melodrama secu­ con una sociedad capitalista de larizado: ... Y el mundo marcha masas. No hay grandes hitos me­ Ha nacido un nuevo imaginario lodramaticos, ni aparato retórico melodramático, asociado a la so­ Tal como hemos seilalado, la apabullante, ni esa tendencia al ciedad contemporánea, al hombre apuesta de Vidor por la hibridez exceso y al dramatismo de filia­ medio difuminado en la multitud. podría llevar a pensar que s us ción decimonónica, sino una El proceso alegórico presente en aportaciones al género que nos "fantasía de la mediocridad" que el melodrama persiste, pero ha

NOSFERATU 31 mili•···· cambiado el punto de llegada: canal izado a través de una tras­ que proprcra la necesaria expia­ "The film is essentially a descrip­ cendente del amor que define al ción. Pero hay ya en la cinta un tion of the universal process of héroe. Aunque este largometraje elemento que pre ludia el nuevo entering the simbolic order. (...) contiene no pocos momentos na­ modelo de melodrama social; nos For this reasons precise/y, the text n·ados en clave cómica ( 4) o épi­ referimos a la importancia que os­ is ideal for examining the signifi­ ca, hay en él mecanismos melo­ tenta la guerra como mecanismo cation ofsocial and psic hic deter­ dramáticos que resul tan determi­ que iguala todas las clases socia­ minatons" (3). Para entender este nantes: esquema del "ascenso y les y que propicia que el protago­ cambio de paradigma basta con caída", ya que desde su atalaya nista descubra al americano me­ contrastar esta propuesta con una social el protagonista desciende al dio, representado en sus dos ami­ cercana propuesta folletinesca infierno de la Primera Guerra gos, y de los valores que entrafia como Vida bohemia (La Bohe­ Mundial; este último aconteci­ ese pueblo que responde con su me, 1926), crónica de un amor miento supone de hecho un rito sacrificio a la defensa de la li ber­ puro, el de la bordadora Mimi, de iniciación que transformará al tad. Ese planteamiento inmolato­ que se autoinmola silenciosamente señorito zángano en un héroe y le rio, catá1tico, es más propio del por su amado para que pueda hará descrubrir el amor genuino y "antiguo régimen melodramático", convertirse en un escritor de éxi­ redentor (Jim Apperson enamo­ aunque las bases ideológicas están to. Hay una aureola numénica: el rándose de una campesina france­ sembradas para que el cambio amor romántico, trágico, más po­ sa pasa por encima de los condi­ fructifique también en una nueva deroso que la muerte ... cionamientos sociales hipócritas configuración del entramado fíl ­ que imperan en su clase); hay mrco. La fractura es igualmente clara también simbología propia del gé­ respecto a otro film dos años an­ nero, como esa pierna amputada Eso es lo que ocurre en ... Y el terior, El gran desfile (The Big como metonimia de todo aquello m un do marcha, donde se aban­ Parade, 1925), donde todavía que ha perdido y que no merecía donan por ejemplo esas referen­ persiste ese marchamo romántico la pena, herida fisica en definitiva cias a las heridas del amor subli­ me para profundizar en otras de marcado carácter social, la de un protagonista, emblema del ameri­ cano medio, que está esperando que llegue su oportunidad en me­ dio de una lucha spengleriana por la supervivencia. Se propicia así una incisiva radiografia del suei'ío _vankie, acentuada por el hecho del fracaso de las elevadas expec­ tativas de John Sims (su padre le auguró a l nacer que sería un triunfador) que le llevaban a des­ preciar a la multitud y a no perca­ tarse del inexorable poder de la inercia que lo rodea. José María Laton·e Jo ha resumido así: "El problema de la elección entre la vulgaridad de una vida corriente y la satisfacción de vivir una vida dedicada a la realización personal. se plantea. como en todo el cine social de Vidor, en términos muy sombríos: la elec­ ción no depende del individuo" (5). Evidentemente todavía queda­ rán mecanismos propios del me­ lodrama tradicional, como el azar, el destino, el esquema rise and fall (el atropello de la niña ll ega en el clímax de fe licidad que aportan los 500 dó lares del concurso de Vida bohemia

••••••NOSFERATU 31 La ciudadela eslóganes), los presagios (la pro­ fecía del padre de Sims que se invierte en lo que nos muestra la película), pero todas esas deter­ minaciones tienen una explicación racional, cercana, son causas en­ tendibles en la maquinaria social. Estamos asistiendo, en conse­ cuencia, a un dificil desafío mo­ dernizador que inyecta en el en­ tramado dramático un antídoto desacrali zador y que intenta refle­ jar un nuevo orden de cosas: el de la civil ización de masas que ha acarreado el siglo XX (6).

Otro largometraje bastante mo­ derno y novedoso por la preemi­ nencia de los aspectos sociales será El pan nuestro de cada día, donde se explora igualmente el American Dream. si bien en sus raíces más primigenias. Todavía más que ... Y el mu ndo marcha (con la que comparte protagonis­ tas, ahora los Sims en los eriales espíritu genuino e ingenuo a la enfrentará en este sentido con to­ sedientos de los tiempos de la De­ vez, del hombre que cree en una dos los corporativis mos y sus presión y en compañía de desem­ versión New Deal del sueño ame­ inercias conservadoras, bien sea pleados sin esperanza) se presenta ricano, en la que se hace hincapié el comité minero en Gales o el como una cinta s in dominante en el factor social y comunitario. colegio de médicos londinense. melodramática, pero en la que los John es transparente, generoso, Constatamos, de nuevo, no pocos mecanismos de ese género se ha­ emprendedor, apuesta por la gen­ registros melodramáticos institu­ rán presentes e irán ganando peso te y, a pesar de todas las dificulta­ cionalizados: trayectoria de fall conforme avance el metraje: in­ des, llevará a sus correligionarios and rise, que es uti lizado en este flexiones de "caída y alzamiento", a la Tierra de Promisión (como caso para g losar un proceso de la tentac"ión del héroe a través de Moisés, tras la travesía del desier­ desclasamiento del doctor que va la rubia platino que amenaza ese to, aquí sequía, hará brotar final­ parejo a la renuncia de sus ideales suei1o comunitario que había con­ mente el agua de la roca que en (de sus intentos de curar la silico­ seguido (el poder del deseo, de este caso salvará la cosecha de sis a contemporanizar con los nuevo), la naturaleza presentada a maíz). De nuevo relectura de ele­ malades imaginaires de la aristo­ través de la sequía como elemen­ mentos tradicionales, tan ances­ cracia londinense a cambio de un to dramático ... Todos estos con­ trales como el Antiguo Testamen­ buen pw'iado de libras), la catarsis dicionantes, conjugados en clave to, al servicio del horizonte ideo­ que es provocada por la muerte determinista en la poética tradicio­ lógico de la Nueva Frontera de de su mejor amigo -víctima de un nal del melodrama, se superan en Roosevelt y a través de una desa­ incompetente galeno dedicado un nuevo escenario "secularizado" cralización de los recursos melo­ como él a las clases ociosas-, y el por el empeño de un hombre que dramáticos. posterior cambio de actitud palpa­ cree en sí mismo y que proyecta su ble en el desafío al corporativismo te hacia la comunidad que lidera. En La ciudadela asistimos a la médico con tal de salvar la vida metamorfosis de una novela me­ de una niña; de nuevo el azar Estamos ante una ci nta muy re­ diocre en un interesante discurso como regidor melodramático: a presentativa de los ideales demo­ filmico donde vuelven a aflorar través del encuentro f01tuito con cráticos y comunitarios que bro­ las principales preocupaciones te­ un antiguo compañero se introdu­ taron en los duros tiempos de la máticas de Vidor: la lucha de un ce en las pingües atenciones a la Depresión; y en este telón de ton­ individuo por sus ideales y el con­ clase alta o el atropello no menos do, s in el que no se entiende la siguiente conflicto con el entra­ azaroso que depara la inflexión propuesta, pocos héroes de Vidor mado y las convenciones socia­ catá1tica. También aparece el me­ encarnan con tanta diafanidad ese les. El doctor Andrew Manson se canismo de la mujer tentadora, en

NOSFERATU 3 1 este caso activado por una de las capacidad para la elección de ma­ bren que el origen que el sino les clientas ricas y fi-ívolas del doctor. teriales- se puede rastrear en los ha deparado no es el idóneo para Frente a ella se recorta la figura melodramas de King Vidor, ésa es su desarrollo personal. Ello les moral de la fiel compañera (Christi­ el debate entre lo salvaje y lo do­ provoca una caída moral en for­ ne/Rosalind Russell), igualmente mesticado, de innegable raigambre ma de diatriba entre la inercia so­ presente en .•. Y el mundo marcha romántica. Derivado, sin ninguna cial (el respeto ancestral al naci­ o El pan nuestro de cada día, la duda, de ese enfoque social que miento) y la voluntad individual mujer que cree abnegadamente en introduce novedosamente en las (la elección del propio destino). los ideales de su marido. Pero estos estructuras melodramáticas de Es el caso de Tin-Tín de mi co­ recursos tradicionales (en algunos sus películas, muchas de éstas, razón (la más temprana de las casos un tanto añejos, como la mo­ pertenezcan o no abiertamente al ficciones victorianas que conoce­ ralizante voz en off que propicia el género, actualizan en el contexto mos), cuyo relato hunde sus raí• cambio del protagonista) se despo­ de la América contemporánea la ces en el folletín para terminar jarán de trascendencia en buena dialéctica entre instinto y socie­ basculando entre la comedia ro­ medida y se pondrán de nuevo al dad, entre la lucha por la libetiad mántica y el melodrama ternuris­ servicio de un orden laico, de una individual y el seguimiento de los ta: Tin-Tín/Peg es una muchacha moral acorde con los desafios so­ caminos marcados por la domi­ que vive en Irlanda con su padre ciales del siglo XX. nante colectiva. (activista antibritánico) y su ma­ dre inglesa, quien abandonó trau­ Un puñado de largometrajes del máticamente su aristocrática fa­ Individuo contra determinis­ realizador desarrollan, con varian­ milia para poder casarse; ella mo­ mos sociales, instinto versus tes, argumentos que se nutren de rirá víctima de una grave enfer­ convenciones la tradición folclórica al tratar el medad ante la indiferencia de los asunto del desarraigo social que suyos. Es entonces cuando el pa­ Si una constante temática -sea provoca una huida a un mundo dre recibe una carta de su cui'íada: fruto del azar o de una moderada exterior: personajes que descu- su marido ha muerto y deja una importante suma para Tin-Tín a condición de que la chica vaya a vivir a Inglaterra y recupere sus raíces. Ella abandona a su padre entre llantos y se dirige a la man­ sión de los Ceschester, donde constata el desprecio de la socie­ dad a causa de su procedencia y de sus modales rústicos y desin­ hibidos. Al final, un joven de la comarca la seduce y vuelven am­ bos a Irlanda en busca de la felici­ dad perdida.

Un planteamiento similar presenta Champ. al menos desde la pers­ pectiva del niño Dink, sujeto pa­ ciente de una herida paterna arrastrada desde el pasado y con­ vertida en camino de expiación hasta el paroxismo. Dos mundos antagónicos se abren a los ojos inocentes del muchacho, que sólo optará por el más acomodado (la madre largamente ausente) cuan­ do la caída del progenitor (susti­ tuto del cariño materno) culmine en una muerte-suicidio puri tica­ dora, consciente de que sólo su sacriticio ritual izado en un ring de boxeo facilitará la felicidad de su pequeño. Nuevamente un plantea-

Stella Dalias miento folletinesco -se trata de de que el simple revestimiento relato fluye plácidamente interca­ una película de encargo para la con un disfraz exterior (ropa lla­ lando incluso tonos relajados de Metro Goldwyn Mayer- se utiliza mativa, capas de maquillaje) suple comedia, pero la habilidad de Vi­ para articular un discurso en tor­ la falta de clase y refinamiento au­ dor como narrador y metteur-en­ no a la lucha del individuo para ténticos. En una de las catarsis scene va sembrando su línea de sobrevivir en el paisaje social ad­ más estremecedoras de la historia flotación dramática de mortíferas verso que había esbozado la crisis del cine, renunciará a su hija para cargas de profundidad que ponen económica de los primeros años que ésta logre de forma auténtica en evidencia las auténticas hamar­ treinta (Champ) y a la traumática lo que ella ni siquiera ha consegui­ tías de los personajes (siempre bósqueda de un lugar adecuado do por la vía de la apariencia (sus achacables a su adaptación contra en el mundo (Dink). Así, Champ intentos de parecer pretendida­ natura a los dictámenes sociales). puede contemplarse también mente elegante son contemplados como un relato iniciático, de como el desfile de un adefesio por Una crisis personal, basada en los aprendizaje, que transporta a este parte de la clase en la que quiere deseos del individuo por escapar último hacia la madurez; una pér­ integrar a su pequeña Laurel). del adocenamiento impulsado por dida de inocencia cimentada úni­ la sociedad capitalista, protagoni­ camente en la carencia y el dolor En Cenizas de amor, la desubi­ za tres melodramas que dibujan la que se transformarán en una for­ cación en el mundo por parte del lucha de otros tantos profesiona­ taleza moral cercana al estoicismo: protagonista se presenta más li­ les liberales por mantener su inte­ la resignación y la capacidad de viana, pero adquiere, empero, tin­ gridad sin plegarse a las coyuntu­ sufrimiento son, según las leyes tes de profunda melancolía; el lar­ ras sociales. Noche nupcial relata del género, los principales atribu­ go plantea una mirada al pasado, el proceso de catarsis de un escri­ tos del héroe melodramático. hacia el espacio-tiempo en que ra­ tor neoyorquino -una vez más la dica la herida melodramática ba­ oposición ciudad-campo- al que la La rebelión contra la predestina­ sada en una elección vital equivo­ inspiración ha abandonado, du­ ción social se reviste en Stella cada (con referencias a Romeo y rante un retiro rural en que descu­ Dalias del citado bucle rise and Julieta) que ha desembocado en brirá la esencia de la vida basada fall, a la vez que remite de nuevo infelicidad. Pulham debió optar en el disfrute de los detalles coti­ a la tradición folletinesca. Esta­ entre la monótona vida de hacen­ dianos, de los pequeños gestos mos ante un melodrama strictu dado de Nueva Inglaterra (matri­ humanos, en una actualización del sensu, dentro de los parámetros monio frustrante y desapasionado tópico del beatus ille en el que lo de la women's picture; constituye incluido) y un puesto en una em­ trascendente no se ausenta de la el relato en torno al sufrimiento y presa neoyorquina de publicidad ficción. En la ya analizada La ciu­ la resignación con que se acepta donde conoció al gran amor de su dadela (según una novela de A.J. el dolor moral, a través de un per­ vida, una joven que encarnaba el Cronin), el médico encarnado por sonaje rayano en lo patético que atractivo dinamismo de la clase Robert Donat abandona el socia­ se define más por sus carencias media urbana. La calculada es­ lismo utópico -servicio altruista a que por sus atributos. Pero el film tructura de jlashback interrumpi­ los mineros basado en una espe­ es, ante todo, otra historia de una do y selectivo pone en evidencia cie de colectivización de la sani­ inadaptación social; la herida de la la fugacidad del tiempo, pero tam­ dad- para sucumbir en una carre­ protagonista, al igual que la del bién tiene la función de enfrentar ra presidida por el enriquecimien· Sims de ... Y el mundo marcha, dos estilos de vida que nuevamen­ to y el prestigio social, hasta que radica en la constatación de la te oponen la inercia colectiva a la la purificación melodramática le existencia de la barrera que impi­ alternativa individual, las conven­ devuelva a sus ideales primige­ de el ascenso (los mecanismos in­ ciones sociales al impulso primi­ nios. Finalmente, la magnífica El tangibles del viejo melodrama son genio de los instintos: en su ficti­ manantial (The Fountainhead, una vez más identificables causas cia placidez madura, Pulham 1949) (a partir de la narración de sociales). Pero si el gris empleado constatará su error y se rebelará Ayn Rand) pondrá en escena el de la cinta muda esperaba larga­ interiormente contra él, por más relato de una traumática reafirma­ mente "su opmtunidad" (como si que un pretendido final feliz (el ción personal, la del íntegro arqui­ del paraíso eterno se tratara, ésta inicio de un viaje con la esposa en tecto que consagra su vida a de­ es la promesa tentadora de un sis­ forma de otoñal segunda oportu­ fender a contracorriente una con­ tema basado en la teoría del self nidad) intente devolver el orden a cepción moderna del oficio frente made man al que la sociedad ter­ una existencia ya marcada para al interesado inmovilismo de sus minará compensando por sus su­ siempre por la desazón. En este colegas; en función de ello llega frimientos), Stella optará por la nuevo orden laico del melodrama incluso a renunciar al amor en un vía errónea del arribismo y pagará (o mejor de los recursos melodra­ sacrificio melodramático cimenta­ con dolor su creencia en el hecho máticos) no hay estridencias, el do sobre una aspiración de índole

NOSFERATU 31 ••••••• superior. Nunca el canto al indivi­ de origen social (7). Y algo pare­ ble sea el objeto del deseo, entrará duo había llegado tan alto, a la vez cido ocurre en Beyond the Fo­ en fricción inapelablemente con que se servía para arremeter con­ rest ( 1949) y, en mayor medida, las estructuras familiares, sociales tra las falacias de la "ausencia de en Pasión bajo la niebla, nueva o los imperativos morales y reli­ personalismo" e "interés social" ilustración de una rebelión contra giosos. Instinto casi animal que que enarbolaban los arquitectos el entorno social acompañada de no sólo determinará la dimensión de moda para camuflar su lace­ un conflicto sobre los roles temática de estos filmes, sino rante mediocridad. sexuales (8): el choque entre también las soluciones en el orden Ruby Gentry, que encarna la pa­ de la representación. En este sen­ Vidor construye, por tanto, tres sión salvaje y el sofocante provin­ tido es pionera Aleluya, contada anti-hagiografias que se sustentan cianismo del Deep South (9), ins­ con una innegable potencia expre­ en el sufrimiento -sentimiento me­ crito en un drama cercano al des­ siva -muy apreciable en el tempo lodramático por excelencia-, y a afuero romántico, como se verá filmico y en la elaboración plásti­ la vez son transitadas por la fuer­ más adelante. ca-, que se concreta en magnífi• za del individuo para, lejos de cas secuencias como la seducción aceptarlo con resignación (como Este intenso largometraje nos lle­ del reverendo por parte de la "mu­ harían tantos héroes del género), vará a hablar de una de las señas jer-súcubo" en medio de una exal­ batallar por superarlo. Estas tres de identidad que con más nitidez tada ceremonia religiosa o la per­ películas se alejan de los plantea­ definen las obras de Yidor en su secución final por los pantanos mientos melodramáticos que se vertiente melodramática y que las que preludia la de Pasión bajo la ceban con el dolor de los perso­ singularizan -con el aludido enfo­ niebla. Es ésta sin duda una de najes y, ante todo, con la morbo­ que social- dentro del conjunto de las cintas, junto con Duelo al sol. sa y castrante pasividad con que este género hollywoodiense. Esta­ donde la fuerza de la líbido se lo aceptan; el determinismo lace­ mos refiriéndonos al deseo, en su hace más irrefrenable, servida por rante se convertirá aquí en un inseparable dualidad sexual y dos de las más inspiradas inter­ combate individual por hacer pre­ afectiva, que es como se concreta pretaciones de . valecer la elección personal sobre el tantas veces citado impulso in­ Pero tampoco habría que olvidar los designios del destino, trascen­ dividualista. Pulsión erótica más la atracción animal que sendos diendo incluso las imposiciones irrefrenable cuanto más inalcanza- hombres ejercen sobre las heroí-

El manantial

··~·~··NOSFERATU 31 The Stranger's Return

nas de El manantial y La luz nuncian a sus instintos, como el abrupta (Champ, La luz brilló brilló dos veces. Deseo explícito, burgués de Su único pecado, la dos veces) o deriva (jlashback carnal, palpable, como pocas ve­ pareja de Tbe Stranger's Return múltiple incluido) hacia territorios ces se había visto en las pantallas, (1933) y muy especialmente el re­ secundarios menos interesantes pero siempre como una expresión primido patricio bostoniano de que el principal (Cenizas de física de esa reafírmación indivi­ Cenizas de amor (1 0). amor). dual a la que va íntimamente uni­ do. Consciente de su sabiduría en el El mago de la puesta en escena campo de la puesta en escena, Vi­ La pulsión erótica se enfrenta dor vuelca en ell a la máxima ca­ también al fanatismo religioso, es­ Contemplando muchos de estos pacidad para la definición de per­ bozado ya en Aleluya, advocado dramas, el espectador no puede sonajes, la creación de situaciones en la fi cción bíblica de Salomón evitar la sensación de que, al mar­ o la resolución de conflictos hasta y la reina de Saba (Saloman and gen de las líneas temáticas arriba el punto de que muchas de sus Sheba, 1959) y encarnado en los comentadas, pocos son los aspec­ secuencias, en especial los mo­ jóvenes inquisidores de Pasión tos argumentales que interesaban mentos soberanos del drama, pre­ bajo la niebla y La luz brilló realmente a su realizador, que op­ sentan una enorme densidad sig­ dos veces, que con la negación taba por la labor de dotarlos de ni ficativa, sustentada bien en la obsesiva de Eros abren el camino máxima expresividad, en un caso metonimia y en el diseño de geo­ al otro impulso fatal, Thanatos. análogo -aunque divergente en grafías metafóricas, bien en la Porque amor y muerte, tal como circunstancias de producción e planificación sugerente o simbóli• mandan los cánones románticos y intereses- al de Luis Buñuel en su ca, o bien en la iluminación y el se escenifica brillantemente en ese etapa mejicana. En muchas oca­ sonido, hasta impregnar en el dis­ inolvidable desenlace de Duelo al siones, el desarrollo narrativo de curso fílmico una gran potencia sol, van siempre entrelazados. las películas no tennina de encon­ melodramática con inequívoco Pero óbito es también enterrarse trar su justa medida; cuando no protagonismo de lo visual. Buena en vida, y eso es Jo que les acune se estanca innecesariamente (Su parte de esa artillería expresiva a aquellos protagonistas que re- único pecado), avanza de forma fue cuajando en sus obras madu-

NOSFERATU 31 ras del periodo silente, muy espe­ mente: primeros planos de unos narrativa -propias de un director ciahnente en El gran desfile -emo­ pies, una cafetera, un huevo pasa­ de estudio- con un innegable ta­ cionante secuencia final en la que do por agua y un periódico, sugi­ lento expresivo en la puesta en es­ los dos amantes se encuentran en la riendo el carácter repetitivo de su cena. Hasta el punto de que sus campiña francesa compuesta con existencia. En la misma cinta, un mejores melodramas, El gran precisión de metrónomo- o los nu­ truco sonoro sirve para anticipar desfile, ... Y el mundo marcha, merosos ejemplos de ... Y el la resolución de un conficto: El manantial, Pasión bajo la mundo marcha: el adolescente cuando el protagonista se reen­ niebla, Duelo al sol. .. , se definen John subiendo la caja de escaleras cuentra con su antiguo amor, ésta como tales en buena medida por planteadas como un gran vacío coloca un disco que contiene la la pregnancia plástica, por el po­ para encontrarse con su padre que canción-símbolo de su vieja pa­ der evocador de unos fotogramas acaba de morir; Mrs. Sims acu­ sión, pero la música suena entre­ enhebrados con un sugerente nando mímicamente a la niña que cortada y resulta inaudible. ¿Hay tempo que irradian destellos de yace muerta a su lado; o el mo­ una forma más eficaz de expresar potencia creativa. mento en que, tras la desgracia, cinematográficamente la imposibi­ John y su mujer están sentados en lidad de hacer revivir un senti­ Dicha potencialidad, unida a la hi­ el asiento trasero de un coche, co­ miento? En definitiva, la relativa bridez genérica, queda muy resu­ gidos de la mano pero recostados endeblez de Jos relatos es com­ mida en ese testamento artístico en flancos opuestos, poniendo en pensada con creces con la con­ que fue Guerra y paz (War and evidencia el dolor que los une y los sistencia y la capacidad sugestiva Peace 1 Guerra e pace, 1956), en separa a la vez... de la realización. el que se compendian todas las tensiones temáticas (11) y bús­ Igualmente brillante en este senti­ Todos estos aspectos han puesto quedas expresivas de la filmogra­ do es la presentación de los per­ de manifiesto lo problemático de fia vidoriana. El sólido y complejo sonajes. Veamos algtmos ejemplos las relaciones de King Vidor con entramado que le proporciona la significativos. En la de El manan­ el melodrama, aunque esa premisa novela de Tolstoi, cuyo universo tial asistimos a una conjunción de básica no nos impide colegir dos le inspiraba especialmente según planificación evocadora y simbo­ conclusiones principales derivadas propia confesión, le permite aban­ lismo: el arquitecto encarnado por de los análisis precedentes. De un donarse creativamente a aquellos Gary Cooper hace aparición por lado su apuesta por unas estrate­ terrenos en los que se encuentra tres veces oscurecido y de espal­ gias melodramáticas renovadas en más cómodo; el resultado es un das a la cámara, resaltando así su clave moderna que sirven para mosaico brillante, que supera el carácter de luchador a contraco­ canalizar unas preocupaciones te'­ marco de superproducción en el rriente de las imposiciones socia­ máticas recurrentes; es decir se­ que se inscribe, a través del feliz les; secuencia que contrasta con cularizando el aparato tradicional encadenamiento de una serie de la que cierra la cinta: un vertigino­ del género, de innegables resonan­ secuencias plenamente inspiradas. so travelling que se acerca en cias clásicas o decimonónicas Allí discurren corrientes abierta­ contrapicado al ahora agigantado (románticas, folleteniscas), y mente melodramáticas, pero ca­ héroe, situado en la cima de su ofreciendo una explicación social nalizadas en un conjunto mestizo rascacielos. Su único pecado co­ de las heridas y los conflictos. En que las hace menos llamativas mienza con el protagonista ras­ esta lucha no se encuentra solo, pero efectivas por igual en la eco­ gando papeles (probablemente ya que directores como John nomía del relato. Vidor no iba cartas de su amante fallecida: Stahl realizan una operación simi­ desencaminado; de la misma ma­ rompiendo, por tanto, con su pa­ lar, pero permaneciendo más fie­ nera que Tolstoi reactivó las pul­ sado) y contemplando un retrato les a las esencias del género. El siones demodés de la tradición de su esposa (abriéndose al futu­ director tejano es, por tanto, me­ melodramática, folletinesca inclu­ ro). Ruby Gentry (Pasión bajo la nos puro, más tendente a la hibri­ so, revivificándolas en un nuevo niebla) es vista por primera vez dez, pero eso no le impide recu­ caldo de cultivo, el americano apoyada en el quicio de la puerta rrir en determinados momentos a supo traducir cinematográfica­ de su rancho y a contraluz: es de­ registros melodramáticos tradicio­ mente este empeño, como culmi­ cir, a medio camino entre dos nales -los hemos señalado en su nación del compromiso renovador mundos (la casa y el campo) y momento-, que conjuga casi del género que había abarcado dos luces (la claridad y las tinie­ siempre con sabiduría e intensi­ buena parte de su carrera. El se­ blas), como premonición visual dad, mas reorientándolos en esa creto de ambos, tal como pone de del debate moral que desarrollará renovada polarización. Por otro manifiesto al final de la película la película. En Cenizas de amor, lado, en el orden de la representa­ una leyenda extraída de la novela, la huera rutina cotidiana de Pul­ ción compensa no pocas veces la fue inspirarse en la vida; porque ham es plasmada metonímica- tibieza argumental, la indefinición nada hay bigger than Lije .

•••••.1t¡¡:I I NOSFERATU 31 NOTAS expresses, because it inadequately com­ sión y renuncia caben en el mismo itine­ prehends mass society". R. Lang: Op. rario". Op. cit. nota 5. Página 19. l. Cfr. Robert Lang: American Film Me­ cit. nota l . Página 165. lodrama. Griffith, Vidor, Minnelli. Prin­ 11. "En manos de Vidor, Guerra y paz ceton University Press. New Jersey, 7. "It is a condition ofthe drama tha the se convierte en un poema cinematográ­ 1989. Páginas 106-132. attainment of such a place is not easy fico, en un mosaico sobre el amor y la and does not happen without sacrifice, muerte, sobre la paz y la guerra, sobre 2. Ibídem. Página 165. but is ve1y rare for it to be seen as radi­ la familia y la amistad, sobre el pensa­ cally impossible". Geoffrey Nowell­ miento y la acción, sobre aristócratas y 3. Ibídem. Página 115. Smith: "Minnelli and Melodrama", en campesinos, sobre la ciudad y el cam­ Christine Gledhill (ed.): Home ls Where po, sobre la representación y la reali­ 4. Es conocido el interés de Vidor por el the Heart Is. Studies in Melodrama and dad, sobre el sentimiento, que podría cine cómico y su declarada admiración the Woman 's Film. British Film Institu­ ser considerado un resumen de toda su por algunos de sus representantes pio­ te. Londres, 1987. Página 73. obra precedente". Op. cit. nota 5. Pági­ neros como Max Linder. No en vano se na 18. forjó como guionista escribiendo tres 8. Jean-Loup Bourget aborda esa falla comedias semanales para Universal. social en Le mélodrame hollywoodien Quizá por eso en casi todas sus pelícu• (Stock. París, 1985. Páginas 71-72), al las, aunque se trate de melodramas, se tiempo que Robert Lang (Op. cit. nota vale de escenas en esa clave, cuyos re­ l. Página 154) incide también en los gistros de expresión domina. desajustes sexuales: "Rubí was born no! jusi on the wrong side of the tracks tha 5. José María Latorre: "King Vidor. La divide people socially, but also on the grandeza de un pionero". Dirigido por, wrong side of the tracks that divide números 99 y 1OO. Diciembre 1982- sexually". Enero 1983. Página 52. 9. Sensualidad frente a puritanismo, en 6. "In Tite Crowd Vidor finds that he expresión de José María Latorre: Op. (or the form-melodrama) is not equip­ cit. nota 5. Páginas 42 y 55 y 6 y 2 1, ped to make American capitalism visi­ respectivamente. ble for what it is. The forces that oppress John Sims cannot be satisfacto­ 1O. No en vano Latorre ha definido la rily figured int the narrative terms of cinta como una "amarga reflexión so­ the Hollywood melodrama. The film is bre la brevedad y lajittílidad de la vida ambivalent about the class positions it humana. Esperanza y frustración, pa-

Pasión bajo la niebla

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