Tras La Huella De Vértigo
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La huella de Vértigo Diego Moldes A Angelina, por Todo... 2 Agradecimientos: A Daniel Martí (Universidad de Vigo) y Eduardo Galán (Televisión de Galicia). A mi hermano Fran, a mis hermanas Patricia, Lara y Carmen, a mi madre María del Carmen González Janeiro, a mi padre Francisco Javier Moldes Fontán. A mi abuelo, José Moldes Castro, in memoriam. 3 “La Belleza artística no consiste en la representación de una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa.” Inmmanuel Kant “ Llamo trazados de sombras a estos bocetos para designar con este nombre que les doy el lado oscuro de la vida, y porque – como otros trazados de sombras- no son visibles directamente. Si tomo entre las manos un trazado de sombras, no recibo impresión alguna, no me puedo formar ninguna idea verdadera. Sólo puedo verlos si los sitúo ante una pared sin mirarlos directamente, sino a la imagen que aparece en la pared. Lo mismo sucede con la imagen que quiero mostrar aquí, una imagen interior que no se hace perceptible mientras no se atraviese la imagen exterior. Esta imagen exterior puede carecer de relieve, y hasta que no la penetro no descubro la imagen íntima que quiero mostraros, una imagen demasiado tenue para ser visible exteriormente, puesto que está tejida con los sentimientos más delicados del alma”. Sören Kierkegaard. 4 Índice 1. Prólogo 2. Apuntes generales para una introducción 3. Referencias pictóricas y literarias en Vértigo: Prerrafaelismo: Millais, Rossetti. Romanticismo: Hoffmann. Simbolismo: Redon, Khnopff, Schlobach... 4. Poe-Hitchcock 5. Vértigo y lo fantástico: Nerval, Gautier, Mérimée, Le Fanu, Chasles 6. Roman Polanski: Repulsión 7. William Wyler: El coleccionista 8. Brian De Palma: Fascinación y Doble Cuerpo 9. Síntesis de algunos conceptos 10. Otros films: Chantaje contra una mujer, Monsieur Hire, Falso testigo, La beneficiaria), Lágrimas Negras , Entre las piernas(150), Abre los ojos 11. Filmografías y semblanzas del equipo técnico de Vértigo: Alfred Hitchcock, Bernard Herrmann, Pierre Boileau, Thomas Narcejac, Samuel Taylor, Alecc Coppel, Robert Burks, George Tomasini, Henry Bumstead, Hal Pereira 12. Bibliografía seleccionada 5 Prólogo El objetivo de mi modesto estudio sobre Vértigo es analizar algunos aspectos de ciertos films que han sido influidos de modo directo por Vértigo y, en algunos casos, también por otros films dirigidos por Alfred Hitchcock. No es mi intención elaborar una exégesis pormenorizada de los mismos y menos aun realizar una découpage de sus secuencias más significativas, tan sólo pretendo establecer puntos de contacto entre Vértigo - un filme-canon que escapa a todo género y clasificación - y las consiguientes obras. Si duda existen muchas más películas que presentan la huella de Vértigo, pero me limitaré a las que considero más representativas, bien por ser evidentes – y tratadas por algunos críticos-, bien porque en algunos casos parece que ningún estudioso se ha molestado en relacionarlas. En ningún momento he tratado de profundizar en obras que proyectan una relación tangencial con Vértigo, prácticamente subterránea y , no muy representativa , me refiero a obras como Plein Soleil (A Pleno Sol, 1959), de René Clair, Bunny Lake is Missing (El rapto de Buny Lake, 1959), de Otto Preminger, Cape Fear (El Cabo del Terror, 1962) , de Jack Lee Thompson, Charade (Charada, 1963), de Stanley Donen, o incluso, Strangers When We Meet (Un extraño en mi vida, 1960), de Richard Quine, todas ellas excelentes películas pero cuyos puntos en común con la obra que nos ocupa no son lo suficientemente directos y específicos, sino más bien resultado del desarrollo argumental y/o de los géneros en los que se inscriben. Por el contrario la comparación de las obras , a las que me referiré a continuación, con Vértigo demuestra que , ora nos refiramos a su concepción estilística, ora temática, todas presentan rasgos inequívocos que las unen a ésta, algunas por estar poderosamente inspiradas en su modelo original Obsession (Fascinación, 1976), de Brian de Palma, otras por realizar una evolución de ese modelo, -Repulsion (Repulsión,1965), de Roman Polanski, The Collector (El coleccionista, 1965), de William Wyler- y un tercer grupo que parece servirse de ese modelo como punto de referencia cinefílico en secuencias muy concretas, caso de Experiment in Terror (Chantaje contra una mujer, 1962), de Blake Edwards, o Monsieur Hire (1989) de Patrice Leconte, etc. Tampoco hablaré de precedentes fílmicos que han dejado su impronta en Vértigo, caso de Laura (1944), de Otto Preminger, The Woman in the Window (La mujer del 6 cuadro, 1944), de Fritz Lang, Portrait of Jennie (Jennie, 1948), de William Dieterle, algunos films mexicanos de Luis Buñuel, especialmente Él (1952) y Ensayo de un crimen/La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (1955), u obras anteriores del propio Hitchcock como Rebecca (Rebeca, 1940), Notorius (Encadenados, 1946) o Rear Window (La ventana indiscreta, 1954), porque todos ellos ya han sido suficientemente estudiados. Pondré un ejemplo significativo, el bellísimo film noir y melodrama Leave her to heaven (Que el cielo la juzgue, 1945), de John M. Stahl. Yvann Tobin en su imprescindible estudio sobre este infravalorado realizador, publicado en el número 220/1 de la revista francesa Positif, señalaba con singular acierto los puntos de contacto entre Que el cielo la juzgue y Vértigo. El personaje de Ellen Berent (interpretado por la sublime Gene Tierney) trata de reconstruir en otro cuerpo el del ser amado fallecido. En Vértigo Scottie Ferguson (James Stewart) intenta la “reconstrucción” de la muerta Madeleine en el cuerpo de la viva Judy y en Que el cielo la juzgue Ellen procura desesperadamente esa misma “reconstrucción” del sujeto amado, su padre muerto, en el cuerpo vivo del escritor Richard Harlan (Cornel Wilde). Un evidente complejo de Electra. Si bien la huella de Vértigo es notable, lo es en doble sentido, no sólo por lo que supuso en sus contemporáneos y sucesores, sino también resulta tan o más interesante por cómo la literatura y las artes plásticas han dejado su particular huella en Hitchcock y muy concretamente en este magnífico film de infinitas referencias intertextuales. Lo veremos en las siguientes páginas. Alfred Hitchcok dirigiendo a Kim Novak en Vertigo (De entre los muertos, 1958) 7 Apuntes generales para una introducción En la edición definitiva de “Le cinéma selon Hitchcock” François Truffaut escribió: <<(...) la riqueza y complejidad tanto del hombre como de la obra son tales que, antes del fin de siglo, probablemente se le dedicarán tantas obras como las que hoy existen sobre Marcel Proust.>> Ahora, a comienzos del siglo XXI, lo que parecía un desatino se ha convertido en un vaticinio casi exacto: en la actualidad Hitchcock no sólo es el cineasta sobre el que más se ha escrito, sino que, muy probablemente, se publican más obras sobre el cineasta inglés, que las referidas al genial escritor galo. Hitchcock (Leytonstone, Londres, 1899-Los Ángeles, 1980) es, en palabras de Bertrand Tavernier <<un maestro del pensamiento exacto y de la forma abstracta>>.1 La constante revisión de su obra y la lectura acumulada de gran cantidad de escritos hará que más de uno se haga la pregunta, ¿ Por qué volver a escribir sobre Hitchcock? Pues la respuesta es sencilla: porque su obra es inagotable. Y quien no lo crea así siempre puede aplicar la propuesta barthesiana según la cual <<el autor no escribe, es escrito>>, una teoría que no comparto de ningún modo, pero que quizá, sirva como excusa a algunos. Dicho esto, me limito a apuntar algunas pinceladas introductorias. Otra de las teorías expuestas por parte de la crítica francesa -de Mitry a Coursodon, de Bazin a Ciment- viene a demostrar como el fondo está supeditado a la forma en tanto que las historias de Hitchcock no interesan por lo que cuentan, su temática no es ni más ni menos interesante que la de cualquier otro, la narración no adquiere sentido pleno más que por la construcción que Hitchcock hace de ella, esto es, no importa el qué sino el cómo. Este es uno de los motivos por los que el cineasta inglés nunca ha estado interesado en el “whodunit” (como es sabido, contracción en argot del <<¿Who’s done it?>>: ¿Quién lo ha hecho? –identificación del culpable-) , tan arraigado en la novela detectivesca -Simenon, Chesterton, Christie-, sino por las motivaciones psicológicas que desencadenan la acción, aunque no necesariamente el 1 TAVERNIER, Bertrand y COURSODON, Jean Pierre. 50 años de Cine Norteamericano,. Ed. AKAL ,Madrid , 1997.Tomo I, pág.617. 8 crimen, de ahí su admiración por E.T.A. Hoffman, Edgar Allan Poe2 o, en menor grado, Patricia Highsmith, escritores que al igual que “el Gordo” parecen más interesados en la atmósfera que en la trama. De hecho parece importarle muy poco el argumento de sus films. El propio Hitchcock, refiriéndose a Vértigo ha dicho: <<En cierto sentido allí hay una fantasía remota. En Vértigo se tiene la impresión de una lejanía de las cosas mundanas. Se ve la actitud del hombre, el comportamiento de la mujer. Sin duda, detrás de todo aquello hay una especie de argumento que me parece muy secundario. Nunca me preocupo por el argumento ni por nada de ese estilo.>>3 Si bien es cierto que Hitchcock sí mostraba un meticuloso interés por la trama de sus films, no lo es menos que ésta es búsqueda y resultado de una indagación en los espacios, los objetos y sus significados, y no un mero mecanismo de relojería cuyo desarrollo escape a la temática representada. Esta característica, frecuente pero no sistemática ni exclusiva de Hitchcock, se ha ido acentuando -no progresivamente- en su filmografía, sobre todo en su etapa norteamericana, pero es en Vértigo donde mejor se ve expresada, y obedece más a una necesidad formal y moral que a un simple ejercicio esteticista, en el sentido hegeliano del término, es decir, la manifestación sensible de La Idea.