y la Guerra del Francés

César EVANGELIO_

Resum: En aquesta ponència es fa un recorregut per les accions prin- cipals de la Guerra d’Independència en la comarca, entre 1808 i 1814. Destaca l’estudi dels moviments de les tropes napoleòniques, l’ocupació de Benidorm i una acció anglesa en aquesta mateixa població.

Paraules clau: Guerra d’Independència, Benidorm, francesos, anglesos

Resumen: En esta ponencia se hace un recorrido por las acciones princi- pales de la Guerra de la Independencia en la comarca, entre 1808 y 1814. Destaca el estudio de los movimientos de las tropas napoleónicas, la ocu- pación de Benidorm y una acción inglesa en esta misma población.

Palabras clave: Guerra de Independencia, Benidorm, franceses, ingleses

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El objeto de esta ponencia se presta un desarrollo muy extenso pues, a pesar de las apariencias, existe material más que suficiente para iluminar este período incluso si nos li- mitamos a la localidad de Benidorm. En el presente texto nos limitaremos a plantear algunos de los aspectos más relevantes o hitos de aquella época. Con la expresión “Guerra del Francés” aludimos a la comúnmente conocida como Guerra de la Independencia Española, es decir, la contienda contra las tropas de Napoleón Bonaparte y contra el intento de implantación de su hermano José como Rey de España. Preferimos tal expresión pues así es como la llamaron sus coetáneos. En cuanto a sus mo- mentos de inicio y final también se prestan a matizaciones pues, aunque suele afirmarse que el conflicto se inicia con los acontecimientos del 2 de Mayo en Madrid, parece más acorde a la realidad entender que el estallido efectivo surge en la última semana del mismo mes de Mayo, entre los días 23 y 30. Por lo que respecta al momento final de la guerra tampo- co hay uniformidad, pues los hay que prefieren hablar del año 1813 por ser el del Tratado de Valençay entre Napoleón y Fernando VII, determinando la libertad de éste y su vuelta a España, o bien lo retrasan a 1814 puesto que las tropas españolas (o mejor, anglo-peninsu- lares), continuaron su empuje más allá de los Pirineos durante los primeros meses de 1814 al margen de lo pactado entre Napoleón y el rey Fernando. Lo que debemos plantearnos es hasta qué punto la guerra del Francés se vivió en Benidorm, desde cuándo y hasta cuándo, y con qué repercusiones militares, sociales o po- líticas. (Como nota a la edición de esta ponencia, cabe advertir que algunos de los puntos aquí expuestos han sido tratados con mayor amplitud en la obra del mismo ponente publi- cada con posterioridad, Benidorm 1808, acercamiento a un pueblo mediterráneo durante la guerra del Francés. I: Antecedentes y primeros momentos (Edit. AEMABA, 2013).

1.- El inicio de la guerra Valencia se alzará el día 23 de Mayo de 1808 y su impulso será el que, a través del Corregimiento de Alcoy, llegue a Benidorm con las noticias oficiales transmitidas por el conducto llamado “vereda” y recibidas en la villa benidormense el 31 de Mayo de 1808. Ese fue el día en que Benidorm fue formalmente consciente de su situación de guerra, si bien tenemos serias sospechas de que ya con antelación se viviera un clima de creciente intranquilidad; el problema es que en ese mismo día 31 llegaron a Benidorm también otras dos veredas anteriores, contradictorias entre sí y sin la certeza de que no viniera un cuarto veredero (emisario) por el horizonte con un cuarto mensaje que anulara todo lo anterior. En efecto, el 31 de Mayo de 1808 quizá haya sido uno de los más caóticos de toda la his- toria de Benidorm, y bien puede calificarse como “el día en que Benidorm tuvo tres reyes” pues a nuestra población llegaron, en tres pliegos diferentes —todos ellos emanados de Alcoy en fechas sucesivas—, noticias muy contradictorias: la de la abdicación de Fernando VII en su padre Carlos IV, la cesión de Carlos IV de sus derechos a Napoleón Bonaparte, y la

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sublevación española proclamando único soberano a Fernando VII nuevamente. En ese día también se ordenaba a los benidormenses, entre otras cosas, alistarse en el ejército que se estaba formando en Almansa para la defensa del reino de Valencia. La primera semana de Junio fue de una tensión en ocasiones desmedida, pues circula- ron diversos rumores —pronto desmentidos— sobre desembarcos franceses en las costas alicantinas. El verdadero ataque contra las tierras valencianas no tardó mucho más. Ocurrió por tierra, a cargo del general Moncey, que procedente de Madrid y tomando la ruta de Cuenca superó fácilmente a los españoles en tres puntos clave: el puente de Pajazo (Cabriel), en el paso de las Cabrillas (Buñol) y en el llano de Quart frente a Valencia. En ésta última se estre- lló contra las murallas el 28 de Junio, retirándose por la ruta interior del pasillo de Almansa para refugiarse a la meseta. Por tanto, las tropas francesas no llegaron a pasar en ese trance por Benidorm, que se libró de la presencia enemiga.

2.- Destino de algunos benidormenses El que las tropas francesas no llegaran a entrar en la comarcas de La Marina en su ataque inicial a Valencia no significa que los hombres benidormenses no se vieran involucrados en tal ventura pues, como hemos indicado, se había establecido el alistamiento de los hombres, ofi- cialmente los de edades entre 16 a 40 años y con matices en cuanto a los casados, religiosos, empleados públicos, etc., lo que dio lugar a una verdadera casuística sobre exenciones. En el caso de los benidormenses son varios los puntos a los que podrían haberse dirigi- do en esas circunstancias. El primero de ellos y más evidente, sería el de Almansa —a don- de habían sido convocados—, y con cuyas unidades habrían seguido el curso de las tropas que, sin enfrentarse a los franceses, ocuparon diversas posiciones de alerta en la retirada de Moncey. Un segundo indicio sería el de los soldados de Alcoy, de los que sabemos que acudieron a la ribera derecha del Júcar en los días 29-30 de Junio a enfrentarse directamen- te a los soldados franceses que intentaban cruzar el río, posiblemente por Alberique, con referencia expresa al punto de Barca del Rey; si los alcoyanos lucharon en número de varias docenas en ese punto, es perfectamente posible que los benidormenses hubieran estado en el mismo lugar, toda vez que parece lógico que los benidormenses hubieran seguido el mismo destino que los vecinos de la capital de su corregimiento. Un tercer indicio lo tene- mos en un expediente tramitado a instancias de un vecino de , Pedro Mayor, “de oficio sastre”, por el cual sabemos que en esos días estuvo en el puerto de Ollería “con toda la demás gente armada de estas villas”, de lo que deducimos que quizá los benidormenses hubieran estado también en dicho punto. Una vez retirados los franceses y pasado ese primer momento de angustia, las tropas francesas no aparecerán por el Levante español hasta la campaña francesa de la primavera de 1810. Hasta entonces, habrá algunos casos de personajes ligados a Benidorm de los

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que cabe destacar su participación en otros escenarios más alejados. Así, en el mes de Julio de 1808, encontraremos al señor de Benidorm —Don Francisco de Paula Bernuy y Valda, brigadier de la Guardia de Corps— luchando en la trascendental Batalla de Bailén (17-19 de Julio). Bernuy va a integrarse en el ejército de Andalucía y con él va participar además en las batallas de Tudela (23 de Noviembre de 1808), y Uclés (13 de Enero de 1809). En ésta va a caer prisionero y será llevado a Francia donde permanecerá prácticamente hasta el final de la guerra. Su caso será llamativo pues, como figura en su propio historial militar y en la crónica del Conde de Toreno, fue dado inicialmente por muerto y no por preso, lo que sin duda debió generar la peor de las amarguras en su esposa y señora de Benidorm, , La Nucía y Chirles, Doña Ana Agapita de Valda Teijeiro y Rocafull, condesa de Montealegre y marquesa de Albudeyte entre otros títulos. Es curioso también que, en el mismo día 17 de Julio de 1808 en que el brigadier Bernuy debía hallarse en los prolegómenos de la batalla de Bailén, su esposa estuviera dando a luz en Benidorm a la hija de ambos, María de los Desamparados Carmen Bernuy y Valda, tal como consta en el archivo parroquial benidor- mense, y para la cual se encargó la pila bautismal que luego se ubicó en la Iglesia de San Jaime y Santa Ana de la misma villa. Otro caso de benidormense implicado en el servicio de las armas fuera de Benidorm es el del joven Francisco Pérez, el cual sirvió en el Regimiento de Infantería de Borbón. Con dicho regimiento acudió al segundo sitio de Zaragoza, en el que hallará la muerte a fines de diciem- bre de 1808. La historia de este joven es ciertamente triste, pues al partir a la guerra se hallaba recién casado con otra joven de Benidorm llamada Bárbara Ysla, a la cual dejó encinta del hijo de ambos —Andrés—, nacido en Marzo de 1809, ya fallecido su padre Francisco.

3.- Situación de los franceses En los primeros momentos de la guerra se dio una verdadera situación de inseguri- dad —a veces de dramáticas consecuencias— entre los franceses radicados en España. A ello se unieron las disposiciones oficiales sobre arresto y sobre embargo de bienes. En Benidorm y su comarca tenemos unas pocas referencias sobre lo que debió ocurrir a este respecto. Hay constancia, por ejemplo, de que desde fueron llevados a cuatro franceses (Pedro Moncau, Pedro Novales, Juan José Hourcade y Pedro Cardet) el día 9 de Junio de 1808, sin que podamos asegurar que los cuatro procedieran de la misma Altea, pues al menos el tercero parece haber sido arrestado en (Archivo Municipal de Alicante, Armario 9, Libro103). En el caso de Benidorm y Polop, hay referencias a estas localidades en una interesante carta de 2 de Junio de 1809 remitida a la Junta Suprema por un vecino de Polop llamado Juan Hernández de Castro (Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 81, Nº 250, de 29- 6-1809). En ella, el español viene a quejarse de la excesiva protección que en ambas loca- lidades se dispensa a un ciudadano francés y a sus hijos. Sabemos que dicho ciudadano

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era Don Guillermo Berdín, y que sus hijos varones fueron Guillermo y Pedro, a los cuales se refiere la carta y de los que podemos afirmar que se trataba de una familia de procedencia francesa pero con gran proyección económica en la comarca, primero en Polop y luego en Benidorm (en donde acabarán instalándose durante la misma guerra el patriarca Guillermo y algunos miembros de su familia, en la calle de la Señora, o del Forn). Lo más destacable de la misma, en relación a la posible violencia que se hubiera ejercitado contra los franceses en los municipios de Polop y Benidorm, es la reseña que en aquella se incluye al narrar lo ocurrido al inicio del conflicto, cuando se nos habla de gentes de otros pueblos que vinieron a prender al francés, y de la requisa y quema de un librito que Berdín tenía sobre la vida de Napoleón Bonaparte. Se nos dice que:

“…Quando vinieron los de la Villa inmediata a ponerlos, o a lo menos a poner preso al fran- ces, pues siendo todos de su partido era imposible el hacerlo, lo primero que pusieron salvo fue esta Biblia: de suerte que fue presiso recorrer las Casas de sus mas apacionados para poderla encontrar, y echarla al fuego; y creera V.Md. que lloraron quando lo supieron. Tal era y es su amor a aquel impostor.”.

Nada grave debió ocurrirle a Don Guillermo Berdín —ni a su familia—, pues a pesar de la avanzada edad de aquél, pudo pasar aquellos años radicado en Benidorm, como consta en la Matrícula Parroquial, así como en los listados de contribuyentes de 1810 y 1811. Había en Benidorm otras familias que por su origen extranjero vinculado en mayor o menor medida a Francia podrían haberse visto inquietadas por el ambiente hostil. De origen francés encontramos el apellido Gelis, posiblemente relacionado con el pos- teriormente citado como “Cheli”. De origen veneciano era el joven sastre Espiridion Espadich, afincado en Benidorm desde unos años atrás. De Malta procedía la familia Singa, y de Génova la familia Minet, también citada como Mined. Estos lugares de procedencia habían sido en mayor o menor medida ocupados por las tropas francesas en los años anteriores, lo que podría explicar que algunos de sus habitantes hubieran emigrado recalando en Benidorm; ello podría significar que su posición no fuera preci- samente favorable a los franceses, si bien en tiempos de guerra no todos los vecinos tenían por qué elaborar tales sutilezas y quizá se dejaran llevar por emociones adversas hacia estas familias de origen extranjero.

4.- La falsa calma de 1809 a 1811 A resultas de la batalla de Uclés a principios de 1809 (13 de Enero) y de la aún más desastrosa de Ocaña a finales del mismo año (19 de Noviembre), los franceses se van a enseñorear de todo el centro de la Península Ibérica. Ello les va a permitir acosar a los espa- ñoles hasta el reducto de Cádiz, donde se refugian las autoridades de la España fernandina,

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y acometer el sometimiento de las costas atlántica (Lisboa) y mediterránea (Valencia). Es entonces, a principios de 1810, los franceses cuando Suchet se dirige hacia Valencia, a la que asediará en Marzo sin apenas convicción y sin éxito. Fue Napoleón quien insistió a Suchet para que intentara apoderarse de Valencia, contra el parecer del general a quien la empresa le parecía poco viable contando con los medios a su disposición. No obstante, la inteligencia francesa creía poder contar con un apoyo en el interior de la capital que les abriría las puertas, cosa que al final no ocurrió, obligando a los franceses a retirarse después de unas pequeñas demostraciones de fuerza. Valencia, y con ella Benidorm, se salvarán una vez más de los franceses durante aquél año de 1810, y así seguirán en 1811. No obstante, la evidencia decía que la defensa españo- la era muy frágil y que los franceses podrían acabar con ella en cuanto pudieran intensificar un poco más sus esfuerzos.

5.- Las Cortes de Cádiz y los señoríos. La “votada” de 5 de Junio de 1811 En el último tercio de 1810 y durante todo 1811, la España refugiada en Cádiz va a reali- zar una labor ingente de reformas y proyectos. El foro donde se van a desplegar todas estas iniciativas serán las Cortes de Cádiz, cuya labor no sólo se centrará en la elaboración de una Constitución (culminada el 19 de Marzo de 1812) sino que antes de ella también promoverá otras reformas más específicas. Entre esas reformas específicas, las dos que a nuestro juicio más van a afectar a la población de Benidorm serán la elaboración de un régimen electoral basado en el Sufragio Universal —limitado a los hombres mayores de edad, pero que en todo caso resultaba revo- lucionario para la época— y el Decreto sobre Abolición de los Señoríos de 6 de Agosto de 1811. Ambas cuestiones van a confluir en una jornada realmente destacable: la de las eleccio- nes celebradas en Benidorm en los días 3 y 5 de Junio de 1811, previstas para elegir a dipu- tados de la Junta Provincial de Valencia. Las elecciones se celebraron de forma escalonada: el día 3 los vecinos eligieron 12 electores parroquiales, los cuales el día 5 designaron entre ellos un diputado local. Este se juntaría con los demás del partido (en nuestro caso, Alcoy) para elegir de entre ellos a un representante, el cual a su vez se juntaría en Valencia con los de los restantes corregimientos para la elección definitiva. Tenemos el acta de lo ocurrido en Benidorm (Archivo Municipal de Alcoy 2597/11, año 1811), la cual nos sirve además para identificar a muchos de los cargos oficiales y persona- jes representativos del municipio:

Respuesta a la orden de Alcoy de celebrar elecciones para diputados Junta Provincial

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Tadeo Ruzafa Escrivano del Rey Nuestro Señor Real y publico el Juzgado y Ayuntamiento de la misma y de ella vecino= doy fe y testimonio, que en cumplimiento de la vereda que se recibo del Señor Corregidor del Partido, en treinta y uno de mayo proximo, por la que se previene que de nuevo debe hacerse en cada parroquia el nombramiento de un elector con las mismas formalidades que se efectuó para la Elección de Diputados de Cortes, y en su obedecimiento: el Sor. Dn Manuel Orts Alcalde Ordinario mando al Alguacil Portero convocar al Cabildo para el dia dos del presente, y en dicho Cabildo se resolvió que para el dia siguiente tres se pasase recado al Señor Cura y que el Alguacil Pregonero con tambor en los parages acostumbrados publicase que los vecinos Parroquianos de esta villa acudie- sen a la Casa de Ayuntamiento para dicho dia tres y horas ocho de su mañana, para haser la votada de los dose Electores de Parroquia, y en dicho dia tres juntos y congregados los señores Dn Manuel Orts Alcalde Ordinario, Don Gaspar Tous Regidor Primero, Pedro Juan Orts Diputado, Josef Cortes Sindico Procurador General, y Miguel Lanusa Personero, con el Reverendo Cura Dn José Vaquer y muchos parroquianos que asistieron, Haviendoles enterado de la Real Ynstrucción de Eleccion de Diputados de Cortes, y la vereda recivida en dicho dia treinta y uno de Mayo ultimo, se dio principio a la votada por los Parroquianos, y concluida, hecho el Escrutinio, resultó mayoria de votos en Don Isidro Llorca, Dn Domingo Orts Presbitero, Don Manuel Orts, Don Manuel Llorca, Don Gaspar Tous, Don Jayme Orts y Castelló, Felipe Zaragosi, Dn Francisco Orts y Boix, Pedro Llorca, Don Juan Jordan, Josef Orts de Fancisco y Don Jayme Mariano Llorca; y ¿¿contados..?? de la mayoria de votos de dichos doce parroquianos los quales siendo presente en dicha Sala Capitular fueron enterados de que ivan a conferenciar sí, al Acto de Eligir una persona para Diputado, de toda prudencia y Cristiandad e integridad, que pasase a la Cabeza de Partido el dia ocho del presente, sin atender a otro respecto que al bien de la religión, defensa de la Patria y redempcion de nuestro amado Monarca Fernando; y conferenciados separadamente, según en dha. Real Ynstrucción se previene, y volviendo al sitio donde estavan congregado dichos señores de Ayuntamiento y Reverendo Cura, resulto Dn Domingo Orts Presbitero con onze votos y Don Jaime Mariano Lorca con uno, por lo que quedo eligido el referido Dn Domingo Orts para pasar a la Cabeza de Partido, y desempeñar la eleccion de Diputado del Partido que debe pasar a la Capital. Para lo qual le confirieron las facultades que se requieren, y tie- ne este Ayuntamiento y Junta Parroquial arreglado a dha. Real Instrucción, y se practicaron todos los demas actos mandados en dha. Instrucción., y para que conste y le sirva de Pleno Poder a dicho Dn Domingo Orts Presbitero electo, y que ¿…? en lo substancial con las di- ligencias originales que por ahora existen en mi Poder, a las que en todo me remito lo a mi mandando por dichos señores Libro el presente que signo y firmo en Benidorm a cinco dias del mes de Junio de mil ochocientos y once años. Tadeo Ruzafa / Domingo Orts. Ptro.

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Este acta podría ser la constancia más antigua que se conserve de un acto democrático celebrado en Benidorm. Destacamos su importancia porque en la misma se perciben viva- mente las intenciones de los benidormenses en relación con el problema que verdadera- mente les preocupaba, más incluso que la guerra: los señoríos. Aunque el acta no lo advier- ta, debemos añadir algo sobre quiénes son los dos únicos que recibieron votos de entre los doce electores parroquiales: por un lado, Jayme Mariano Lorca, que recibió un único voto (es decir, que se votó a sí mismo), y por otro el religioso Don Domigo Orts, presbítero, que recibió los otros once. Don Jayme Mariano Lorca, el rechazado por todos, era casualmente el representante de los señores de Benidorm, marqueses de Albudeyte. Así constaba en el poder notarial otorgado en Madrid por el brigadier Bernuy en fecha 18 de febrero de 1808 ante el notario Don Angel de Ursuchi (Archivo Notarial de Madrid). Por tanto, los benidor- menses dejaron muy claro que de ninguna manera querían que el Diputado de Benidorm que acudiera a las elecciones en Valencia fuera el representante de los señores. Para entender mejor la trascendencia del hecho hay que situarse en la fecha de la “votada”. Se produce en Junio de 1811. En esos momentos las Cortes de Cádiz ya han un decreto (22 de Marzo de 1811) que permite la enajenación de los bienes de la Corona, y están tramitando el Decreto de abolición de los Señoríos, que tendrá una primera versión ya el mismo día 1 de Junio de ese año, y la definitiva el 6 de Agosto. Todos —la Señora y el pueblo— en Benidorm son conscientes de lo que está en juego, en función de quiénes accedan a los órganos del po- der. La inmensa mayoría del pueblo, incluidas todas las autoridades virtualmente designadas o tuteladas por los propios señores, se muestra contraria al régimen señorial, y está dispuesta a aprovechar la fisura que las Cortes de Cádiz han abierto en el inmovilista sistema del Antiguo Régimen. La guerra permite esa rebeldía, ante el vacío de autoridad patente. La culminación de esta actitud de los benidormenses va a ser una firme resistencia —cuando menos pasiva— al pago de los derechos señoriales, cuya evidencia se desprende de otro documento del mismo escribano Ruzafa pocos meses posterior a la “votada”. Se trata de una escritura de fecha 11 de enero de 1812, por el cual la señora Doña Ana de Valda libera de sus obligaciones a los arrenda- tarios de sus derechos (una especie de concesionarios), toda vez que éstos a su vez no pueden cobrarlos a los vecinos, los cuales parecen haber acogido de muy buen grado las novedades emanadas de las Cortes sobre los derechos señoriales. Hay que tener en cuenta, además, que ese inicio de Enero coincide con la rendición de Valencia a las tropas napoleónicas del general Suchet haciendo previsible una pronta llegada de los enemigos a Benidorm, con lo que Doña Ana parece dar por perdida cualquier posición de fuerza entre los benidormenses, y esté quizá más preocupada por su propia vida y la de su familia que por sus derechos señoriales. A ello no obstante, hay que hacer una importante matización, y es que —salvo error por nuestra parte— no hemos observado la firma de Doña Ana en tal documento, lo que nos hace preguntarnos si es que no pudo o no quiso firmarlo a pesar de estar preparado y haber sido incorporado por el notario a su protocolo. Estractamos del documento lo siguiente:

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“En la Villa de Benidorm a once del mes de enero de mil ochocientos y doce años, Ante mi el escribano de S.M. y testigos infraescritos compareció la excelentísima señora Marquesa de Albudeyte dueña territorial de esta Baronia de Polop que se comprende la Nupcia Alfas y esta villa, y Dixo: que en atención de haversele hecho presente Dn Manuel Orts y su hermano don Josef de esta vecindad que se hallan presentes, que no podían continuar en el arriendo de esta Baronia por haver quitado muchas de sus rentas, como son Hornos, Molinos, y otros, en virtud de la Real Orden de las Cortes Generales y considerando que es justa la solicitud de dichos Arrendatarios, rescinde por los años que quedan, el Arriendo de dicha Baronia, y todos los derechos que por las escrituras otorgadas al efecto, les competían a los mismos, apartándolos de toda responsabilidad a los mismos y sus bienes, como igualmente a los fiadores de la primordial escritura, cancelando todas las que se hayan otorgado para este fin las que dava por rotas y nulas, y sin ningún efecto,...”

6.- La llegada de los franceses a Benidorm Un elemento peculiar de la guerra del Francés en Benidorm, y en general en toda la llamada Provincia de Valencia, es que la guerra va a llegar a sus tierras en la fase final del conflicto, justo cuando en muchos otros puntos de la geografía española empezaban por fin a desembarazarse de la presencia napoleónica. Da la impresión de que la coexistencia de ambos movimientos opuestos no es casual. Nuestra percepción puramente subjetiva es que los españoles, y muy especialmente los aliados británicos, percibieron que la caída de Valencia —y con ella la previsible pérdida de todo el litoral alicantino y murciano— podía significar la derrota definitiva, y que por ello se animaron a salir de las madrigueras de Portugal y Cádiz para reconquistar España. Wellington debió temer que unos españoles desmoralizados por la pérdida de su última gran capital pudieran rendirse a los franceses y tornarse en contra de sus hasta entonces aliados británicos, con resultados terribles para los intereses de éstos. Así vemos como práctica- mente coinciden la pérdida de Valencia con el ataque a Ciudad Rodrigo (7 de enero de 1812) y su reconquista el día 20, de igual forma a como coincidirán en el mes de Julio la primera batalla de en Alicante con la victoria de los Arapiles en Salamanca, o la segunda de Castalla en Abril de 1813 con el despliegue aliado sobre Burgos y su inminente batalla de Vitoria en Junio del mismo año. Dicho esto, y volviendo a Benidorom, cabe preguntarse: ¿En qué momento llegaron las tropas francesas a esta localidad? Tenemos varios materiales para establecer una hipótesis. Las fuentes principales son los partes españoles de retirada (principalmente recogidos en la monumental obra Guerra de la Independencia del coronel Juan Priego López y continuada por su hijo, coronel José Priego Fernández del Campo, editada por el Servicio Histórico Militar en 9 tomos), y el libro

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El Llobarro, dietario del religioso deniense Mosén Francesc Palau, contemporáneo de los hechos. Sobre ellos podemos construir un relato de fechas más o menos ligado, el cual nos permitirá inferir que los franceses pudieron llegar a Benidorm a partir de finales de enero y como fecha límite el 19 de Marzo de 1812, precisamente el día en que en Cádiz se procla- maba la Constitución. Vemos a continuación algunas referencias. El 9 de enero de 1812, a las 4 de la tarde, entró Suchet en Valencia. El 20 de Enero lle- garon los franceses a Xábea y Moraira, con un destacamento de 200 soldados y un oficial. El día siguiente, 21 de Enero, volvieron los soldados a Denia, lo que nos hace preguntarnos si en esas fechas hubo algunos que siguieran hasta Benidorm. Probablemente no, pues de- bieron detenerse ante la barrera física de Calpe y la amenaza de los barrancos del Mascarat. El 18 de Febrero llegaron a Denia 1.500 soldados imperiales, que a las 5 de la madru- gada del día siguiente —19 de Febrero— marcharon para Alicante. Dando por hecho que la ruta del interior estaba ya controlada por Harispe, entendemos que el trayecto que hicieron esos 1.500 soldados que partían de Denia hacia Alicante se pudo realizar por la costa, para llegar en primer lugar a las poblaciones ya reconocidas —días antes— de Teulada y Moraira. Seguramente llegaron a estas poblaciones en la tarde del día 19, y acamparon allí en espera de acometer la entrada en Benisa al día siguiente, día 20. Es probable, pues, que el día 20 de Febrero de 1812 las tropas de Bonaparte entraran en Benisa, y desde allí acometieran la llegada a Altea y Benidorm. En esos días finales de Febrero y primeros de Marzo es posible que Benidorm estuviera ya ocupado, lo que deducimos del dato siguiente: el 8 de Marzo se ordenó la partida de 120 soldados franceses de la guarnición de Denia para dirigirse a Alcira, dejando sólo 30 soldados en Denia; el dejar tan poca guarnición en Denia parece indicar que el mando francés daba por bastante asegurada la ruta costera al sur de dicha plaza como para no temer un ataque. No obstante todas las elucubraciones anteriores, el primer dato seguro que tenemos so- bre presencia francesa en Benidorm es del día 19 de Marzo de 1812. El día siguiente, 20 de Marzo, unos 30 soldados llegaron a Denia con una carga de 100 cahíces de trigo que había desembarcado en Benidorm un comerciante de Alicante. Por tanto, los franceses debían haberse adueñado de Benidorm al menos el día antes, 19 de Marzo de 1812. En los libros parroquiales de la iglesia benidormense no observamos ninguna anomalía que indique fallecimientos por causa violenta, y ello nos indica que no debió haber combate sino entrega voluntaria, al igual que en la práctica totalidad de los municipios de la Marina.

7.- El tiempo de la ocupación La ocupación inicial de Benidorm estuvo a cargo de la División Habert, mientras que la ruta de Alcoy quedaba para la División Harispe. A esta fase se refieren las únicas notas que sobre la guerra del Francés en Benidorm nos dejó Pedro María Orts Berdín en su libro

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Apuntes Históricos de Benidorm, el cual recogió diversas anécdotas que aún recordaban testigos presenciales del tiempo de su niñez. En Benidorm se instaló el General Gudin, residiendo aquí en ocasiones, con las fuerzas del Regimiento de Infantería de Línea nº 117 —entre otros— en el Castell y ocupando también la Iglesia de San Jaime, que será profanada. Entre las tropas, además de franceses, había italia- nos y probablemente algunos polacos (si bien parece que la generalidad de los polacos fueron reclamados para la campaña de Rusia tras la caída de Valencia, no llegando a descender hacia Alicante); también debió haber prisioneros españoles enrolados en las tropas ocupantes como forma de salvar la vida, pues en Denia encontramos casos semejantes. El mando de la plaza de Benidorm se encomendó al capitán ingeniero Foubert —o Joubert— de Laise (así lo hemos encontrado en el Archivo Notarial de Benidorm en escritu- ra de 5 de Abril de 1812, si bien es llamado “Eugenio Bufet” en la crónica de Pedro Mª Orts Berdín, seguramente por haberlo así conservado la tradición oral). Este capitán o coman- dante de la plaza era el encargado de dirigir la vida civil y conceder permisos de marina a la población. A fines de Marzo ocurrió un suceso que nos permite aseverar la existencia de guerrilleros en la comarca, así como de imaginar el entorno del Mascarat como uno de sus feudos preferidos. En efecto, el 26 de Marzo las tropas francesas fueron capaces de detener en Villajoyosa a dos guerrilleros (Joseph Pla recién escapado de Denia, y otro de ), y de enviarlos a Denia con una patrulla de 50 hombres ocupantes de Altea. El 27 la patrulla pasó por Benidorm camino de Denia. En el trayecto subsiguiente fue atacada por otros guerrille- ros que obligaron a los franceses a dividirse en dos grupos, de los que uno se volvió a Villajoyosa y el otro siguió hacia Denia. Este ataque debió de producirse en los barrancos del Mascarat y collado de Calpe, pues es el lugar idóneo para una emboscada y el único que justificaría que el grupo de soldados quedase cortado provocando que cada uno de los dos pelotones tomase aquellos rumbos divergentes hacia Villajoyosa y Denia. Los france- ses tomaron represalia al instante disparando contra los dos presos en el collado de Calpe. Joseph Pla murió de los disparos, pero el otro sólo fue malherido y simuló estar muerto escapando después e incorporándose a la guerrilla de la comarca, a la que posiblemente perteneciera de antemano. En los primeros días de Abril se hicieron requisas en los pueblos de la Marina, algunos de los cuales intentaron eludir el requerimiento. Sabemos que en Benidorm hubo requi- sas y constan algunas fechas, como las muy tardías del 6 y 8 de Julio, compartidas con Villajoyosa, Sella, Orcheta o Relleu, si bien lo importante es que también nos indican las fuentes que antes de éstas dos habían existido otras cuatro jornadas requisatorias de fecha no concretada. En lugares tan cercanos como o las primeras requisas que constan con fecha serían de 6 de Abril, y se nos indica que se habían dado otras 7 con anterioridad.

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La crónica de Pedro Mª Orts Berdín nos cuenta una escena de la ocupación en la que el presbítero Don Domingo Orts —presumiblemente el mismo que había sido elegido el año anterior como diputado de Benidorm para acudir a Alcoy— caminaba por la Alameda y un soldado francés le detuvo para obligarle a transportar un haz de leña. El francés le dijo “¡Carga, patrón!”, y el religioso obedeció por no generar un conflicto mayor. También nos cuenta esa crónica que los franceses cometieron diversas tropelías en la iglesia de San Jaime, incluyendo la extracción y lanzamiento al mar de los restos de los enterrados en sus inmediaciones, concretamente en lo que entonces se llamaba “el carnero común”, inmediato al ábside por el exterior. Esto pudo deberse, obviamente, a un momento de descontrol de las tropas francesas, si bien sabemos que su general en jefe —Suchet— era totalmente respetuoso con las creencias católicas de la población y consideraba im- prescindible hacer muestras públicas de respeto. Por ello, pensamos que la actuación de los franceses debió obedecer más que nada a un vaciado de la iglesia para ser utilizada en uso militar, y un saneado de todo aquello considerado insalubre a fin de alejar de la pobla- ción los lugares de entierro. De hecho, a las pocas semanas de la ocupación ya encontra- mos una indicación en el libro parroquial de entierros (6 Abril 1812) que dice que en tal fecha se produjo el primer enterramiento en el cementerio y no en la iglesia, viniendo a cumplir una previsión que desde años antes existía pero que no se llevaba a cumplimiento. Por su parte los religiosos, y a pesar de las teóricas garantías ofrecidas por Suchet, no debieron fiarse demasiado de quienes, al fin y al cabo, eran enemigos de guerra y además adver- sarios ideológicos y de creencias; de hecho sabemos por referencias en un expediente de la Inquisición sobre acoso supuestamente efectuado por un religioso foráneo en el mismo Benidorm durante la ocupación, que muchos de éstos intentaban pasar desapercibidos eludiendo sus funciones o vistiendo como civiles (“estaban fuera de sus conventos y vestian de seglares, y hallandose la Catalina moza soltera en Benidorm, la dijo una muger llamada Maria, cuyo apellido ignora, que fuera á su casa y que allí la confesaria el reo; que fue solo con el objeto de confesarse…, …qe. en tiempo de los francs. hallandose en Benidorm, en ocasión de que habia muchas confesiones y pocos confesores…”). Estas referencias sobre religiosos encubiertos nos permiten imaginar el grado de prudencia que deberían mostrar los religiosos que sí permanecieran en sus funciones a la vista de los ocupantes, por disci- plinados que éstos fueran. A mediados de 1812, los franceses tenían controlada la parte norte de Alicante estando el frente estabilizado por las líneas de Villajoyosa, Relleu, , Alcoy, Játiva. En Abril de 1812 decidieron hacer una nueva intentona sobre la capital, Alicante, —la segunda, después de la fallida del 16 de enero de Montbrun procedente de La Mancha— al conocer que el general Freire había dejado la capital llevándose buena parte de las tropas. Harispe avanzó desde Alcoy, hacia Ibi y Jijona con la caballería de Delort y las compañías de élite de la 2ª División. Por el lado de la costa (Benidorm), el Brigadier Gudin avanzó desde Villajoyosa

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con diez compañías de granaderos y de voltigueurs (fusileros) de los Regimientos 116º y 117º de línea. Salieron de madrugada y llegaron a Muchamiel a las 10 de la mañana del día 25. Contaban con ocupar fácilmente el pueblo, pero los españoles reaccionaron. El enfrentamiento llegó a los choques de bayoneta. Tras cuatro horas, los españoles estaban en ventaja pero apareció la caballería francesa de Delort provocando la retirada española en buen orden hacia Alicante. Gudin regresó a Villajoyosa al día siguiente, y Harispe se dirigió a . A raíz de este movimiento francés, hubo alteraciones provocadas por las guerrillas, como es el caso de la partida de Beranger al mando de los montañeses de Alcoy, que en número de varios cientos se presentaron en Adzaneta al amanecer del 27, siendo repelidos por los franceses y muriendo muchos españoles entre ellos Beranger. En Benidorm hubo otro conato pues el 3 y 4 de Mayo hubo una “bricbarca” (corbeta) que se enfrentó en el puerto de Benidorm con la compañía de fusileros franceses de la guarnición. En las semanas siguientes, los españoles se sintieron con capacidad de montar una ofensiva contra las estáticas tropas francesas. Así, el 21 de Julio tuvo lugar la primera ba- talla de Castalla. Lo que previsiblemente iba a ser una victoria española, se convirtió en una estrepitosa derrota. Ante la perspectiva de que los franceses explotaran el éxito de su victoria ocupando Alicante, se despacharon de inmediato peticiones de auxilio y refuerzos a las Baleares. Ello supuso el envío desde las islas de la llamada División Mallorquina al man- do del general Whittingham y la Anglo-siciliana al mando de Maitland. Las primeras tropas aliadas llegaron a Alicante el 8-9 de Agosto de 1812, desembarcando el 10.

8.- La noche del Minstrel Según parece, no todos los barcos ingleses quedaron en el puerto alicantino tras desem- barcar sus tropas, sino que algunos decidieron dar una batida por la costa para reconocerla y para incomodar en lo posible a los franceses. Ese es el momento en el que se produce la Acción de Benidorm, cuyas referencias tomamos de las fuentes británicas (principalmente, The naval history of Great Britain, Volume 6, de William James). El día 10 de Agosto de 1812, dos barcos ingleses, el Minstrel y el Philomel, efectuaron una maniobra de reconocimiento por el litoral de la Marina. El Minstrel era un barco de 20 cañones al mando del capitán John Strutt Peyton, y el Philomel tenía 18 cañones al mando del capitán Charles Shaw. Estos barcos observaron un grupo de tres pequeños barcos corsarios france- ses guarnecidos en el puerto de Benidorm, al abrigo de un castillo con 24 cañones. Los franceses también divisaron a los británicos, y por eso remolcaron 2 de sus 3 bar- cos sobre la orilla, dejándolos protegidos por una batería formada por 6 de sus cañones manejados por unos ochenta hombres de sus propios equipos, principalmente genoveses. El barco y el bergantín ingleses sólo podían bloquear a los corsarios, y para ello mandaban

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cada noche una barca del uno a otro para hacer guardia cerca de la orilla. El 12 de Agosto, un bote con el guardiamarina Michael Dwyer y 7 marineros, fueron en- cargados de este servicio (Dwyer, de hecho, había sido nombrado ya teniente, pero aún no tenía noticia de su ascenso). Pensaron entonces que si pudieran tomar la batería de tierra, sería posible también capturar los barcos corsarios. Entonces preguntaron a los españoles que acudían en botes hasta ellos, los cuales relataron que parte de los franceses se había retirado, dejando sólo unos 30 hombres en la batería y unos 20 en el castillo. Dwyer, a pesar de su inferioridad numérica, confió en el valor de sus hombres y decidió atacar la batería por sorpresa. Así, a las 9.30 de la noche, desembarcaron en un lugar ale- jado unas 3 millas del lado oeste del pueblo (que debió ser en la llamada Cala de Morales, en las inmediaciones de la Torre del Aguiló). Allí se toparon con un centinela francés, pero Dwyer respondió en español y el centinela cayó en el engaño dejándoles pasar. Cuando los británicos llegaron a la batería francesa tras recorrer toda la playa de po- niente, cayeron sobre aquélla sin vacilación alguna. Tras una brillante lucha, la guarnición —consistente no en 20 sino en 80 genoveses— abandonó la batería a los 8 británicos. Pero éstos sólo pudieron tenerla en posesión unos minutos, pues acudieron unos 200 soldados franceses que los redujeron. Dwyer y sus hombres se defendieron heroicamente, hasta que uno de ellos cayó muerto. Dwyer mismo fue herido en un hombro, y otro de sus hombres en un ojo. Cuando su muni- ción se acabó, los franceses atacaron a la bayoneta. Dwyer, demasiado débil por la pérdida de sangre, no podía pelear en el cuerpo a cuerpo y fue alcanzado con 17 punzadas de ba- yoneta. Todos los demás hombres menos uno también sufrieron graves heridas, hasta que fueron reducidos. Se cuenta que, cuando los franceses ofrecieron la rendición, el marino que había perdido el ojo derecho, se desató el pañuelo que llevaba al cuello y lo anudó so- bre su ojo ensangrentado, diciendo a su mando: “Aunque he perdido un ojo, todavía tengo el izquierdo, y lucharé hasta que pierda ése también. Espero, Señor Dwyer, que Usted nunca se rinda”. El capitán francés Foubert —según la fuente británica— y sus hombres del 117º de voltigueurs quedaron admirados del valor de aquellos enemigos. Los llevaron al puesto del general Goudin, que igualmente quedó admirado. El francés reaccionó con caballerosidad, y cursó una invitación al capitán Peyton para visitarle en tierra, y recoger en persona a tan valerosa tripulación. Peyton era también un militar galante al viejo estilo, quizá aprendido de Lord Nelson a cuyo servicio estuvo en el Victory desde 1804 hasta Septiembre de 1805 —un mes antes de Trafalgar— en que fue destinado al Canopus. Aceptó la invitación, bajó a tierra, y cenó en Benidorm con el general francés. Posteriormente se retiró a su barco con el guardiamarina y sus hombres. Conforme a este relato, la acción de Benidorm se saldó con apenas un muerto entre los atacantes, y sin que sepamos los daños ocasionados a los defensores. En todo caso,

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parece un episodio leve si nos atenemos al trato galante que recibieron los británicos pri- sioneros (tengamos en cuenta que las crónicas son en su mayoría británicas, las cuales no tenían por qué alabar la gentileza gala). No obstante, la única crónica española que hemos encontrado sobre el asunto —El Llobarro, de Mosén Palau— nos dice que el 14 de Agosto llegaron a Denia procedentes de Altea algunos soldados enfermos (¿pudieran ser heridos?), e informa de que “la gente de los caseríos franceses que estavan en Benidorm vino por tie- rra porque los ingleses habían quemado los barcos que estaban debajo del castillo en tierra, según decían”. Parece que, según las fuentes españolas, el encuentro hubiera tenido más trascendencia de la que indican las fuentes británicas.

9.- La liberación La pregunta es: ¿cuánto tiempo duró la ocupación francesa en Benidorm tras el intento de desembarco británico? Sabemos que a partir de Abril de 1813, a raíz de la segunda batalla de Castalla, esta vez con victoria hispano-británica, los franceses iniciaron un repliegue hacia el norte buscando la protección del Júcar. Pero también sabemos que algunos puntos como Denia no se vieron afectados por ese repliegue, sino que mantuvieron guarnición gala hasta diciembre de tal año. Por ello surge la duda razonable respecto a Benidorm, ya que sus ca- racterísticas marítimas semejantes a las de Denia —o Peñíscola, en un momento posterior—, harían comprensible un intento francés de resistir en dicha plaza el máximo tiempo posible. No conocemos el momento cierto en el que las tropas francesas desguarnecieron Benidorm, pues la zona estuvo sujeta a múltiples movimientos de tropas que intentaban ganar ventaja estratégica, si llegar a tener enfrentamientos serios en esta etapa. El frente, pues, oscilaba entre Denia y Villajoyosa de una manera fluctuante. (Las fuentes ya citadas hasta ahora se complementan, entre otras, con la Historia de la División Mallorquina - Diario de un testigo, escrita por el Marqués de Vivot y editada en los Cuadernos de Historia Militar de las Islas Baleares, 2001. Lamentablemente, ni la crónica del francés Mariscal Suchet ni la del británico general Sammuel Ford Whittingham ofrecen detalles relevantes sobre la zona que estudiamos). Sabemos que a mediados de Agosto de 1812 las naves inglesas seguían por nuestras aguas, pues el 17 de Agosto Suchet despachó un mensaje para la escuadra inglesa y se mandó el mensaje para Benidorm o Altea por si estaba allí la escuadra. El 21 desembarca- ron en Jávea 6 o 7 lanchas de ingleses, quienes se apoderaron de los castillos Fontana y Mesquida. El 24 de Agosto la infantería española ocupaba Villajoyosa, pues allí dejó un destaca- mento fuerte de Infantería. Al mismo tiempo, el 25 fue la tropa francesa a Benisa, donde es- tuvo hasta que el 27 se les ordenó volver a Gandía. Benidorm quedaba en medio de ambas localidades, seguramente expuesta a un golpe de mano de cualquiera de los dos ejércitos.

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Quizá el momento decisivo en la comarca sea el de finales de Septiembre de 1812. El día 20 de Septiembre, a las 9 de la noche entraron en Denia 2 compañías francesas que venían de Benisa huyendo de los españoles, cuya presión se hacía muy intensa. El 22 de Septiembre desembarcaron en Alicante más tropas de la División Mallorquina, siendo el Batallón 1º de Córdoba, 3 compañías de Cazadores de Mallorca y el resto de los otros bata- llones y los escuadrones de Almansa y Olivencia, excepto los Regimientos de Guadalajara y Granada que quedaron para guarnición en Mallorca. Con eso la División en el entorno de Alicante llegó a sumar 5000 hombres de infantería, más los dos escuadrones de caballería montada, cuatro desmontados, y 8 piezas de artillería. ¿Supuso dicha presión un factor de- cisivo para que los franceses se plantearan renunciar al control de esta parte de La Marina? Y en caso afirmativo, ¿habría seguido Benidorm el mismo destino que los demás pueblos de su entorno, o fue mantenido a toda costa por los franceses como punto estratégico esencial? A principios de Octubre se encargó a la División Mallorquina toda la línea de 16 leguas que iba desde Villajoyosa y Benidorm, a Alcoy, Ibi, Castalla, Sax y Monforte, formando una vanguardia mientras los ingleses permanecían en Alicante y San Vicente. El Cuartel General se puso en Muchamiel, con parte de las reservas y la otra parte en Xixona. A fines de mes de Noviembre el general Campbell decidió pasarse con su Batallón, Escuadrón de Almansa, y algunas compañías de cazadores, a Villajoyosa para que adelan- tando destacamentos por la Marina pudiera subsistir mejor tomando víveres de los pueblos. Es posible que el frente estuviera entonces situado en Villajoyosa para los españoles, y en Benidorm para los franceses, pues el 27 de noviembre —según cuenta Mosén Palau— salie- ron unos 200 franceses desde Denia para Benisa y Benidorm, y no volvieron en todo el día. El 29 al anochecer fueron a Denia tropas francesas que habían estado en Benisa, Calpe, Altea, y Polop, lo que parece reforzar la sospecha de que los franceses, en tales momentos, estuvieran también ocupando Benidorm. En los inicios de 1813 —y por causas principalmente externas— las tropas españolas de la zona habían quedado muy mermadas (4.500 hombres) y no podían tomar la iniciativa. Hay que tener en cuenta además que por aquellos meses había venido el rey José I a instalarse en Valencia, haciendo bascular con ello a diversos contingentes franceses hacia el Levante español, dificultando las acciones aliadas. A ello se sumaron las retiradas de efectivos pro- pios. Se pidió una leva de nuevos quintos pero no era posible. Se pidió también a Mallorca que enviara el Regimiento de Guadalajara, pero éste debía quedarse de guarnición en las islas. Se tomó al de Córdoba y se reagrupó a las primeras 4 compañías en una división para mandarlas a Granada, pero no llegó a hacerse efectivo. Sí se mandaron a Granada a los escuadrones de caballería Almansa y Olivencia, para poder sobrevivir ante la escasez de alimentos. Ello indica que no eran previsibles acciones de importancia, ni de persecución del enemigo, ni en llanos que permitieran el uso de los caballos.

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En enero y febrero de 1813 siguió pues la línea donde estaba, y aunque los enemigos hicieron algunas tentativas fueron rechazados con escarmiento. Sabemos que del 29 a 31 de Marzo de 1813, los franceses llevaron víveres y paja a Orcheta, por lo que la línea del frente seguía fijada en estas localidades al llegar la Primavera de 1813. En el mar las cosas también seguían sin decidirse. Una fragata inglesa se hallaba el 12 de Mayo de 1813 frente a Denia; le acompañaban 4 lanchas, y el 13 la fragata divisó al cor- sario Zafarin, francés, que venía costeando desde Valencia. Hubo un fuerte enfrentamiento, causando la destrucción del barco de Zefarin (así llamado indistintamente en la crónica de Mosén Palau) y 100 muertos de tripulación más otros muertos de tierra. El 14 de Mayo in- tentaba el corsario recuperar algo de su barco, y la fragata seguía frente a Denia, así como el 15, esperando a que saliera un barco griego muy grande que había traído trigo. Parece que, para entonces, las cosas en tierra ya habían cambiado a favor de los es- pañoles, quienes habían podido llevar la línea del frente recuperando Calpe. Decimos esto pues a finales de Mayo los españoles están ocupando la plaza calpina y van a sufrir un ataque francés de relevancia. Ante esto la duda sobre Benidorm volverá a surgir: ¿Seguía Benidorm ocupado por los franceses en la Primavera de 1813, como un puerto aislado, a pesar de que la línea del frente hubiera rebasado ya la sierra de Bernia? Disponemos de una fuente interesante en la crónica de la llamada Acción de Calpe (Archivo Histórico Nacional, Depósito de la Guerra, Diversos Colecciones 126, N. 59), ocurri- da en los días 29 y 30 de Mayo de 1813. En esas fechas se produjo un ataque francés contra Calpe (que en ese momento había recibido tropas españolas para su defensa). El ataque fue feroz pero los defensores resistieron, causando numerosas bajas a los imperiales. Para esas jornadas, los habitantes de Calpe pidieron ayuda a los pueblos limítrofes, entre los que obviamente se encontraba Benidorm. Según el relato que nos ha quedado, escrito en Altea por Gaspar Morales el 3 de Junio de 1813, (“Por el Sor. Alcde. 1º Consl. y ¿de su orden?”) los benidormenses no fueron solícitos con la petición de ayuda. Se dice expresamente que: “No debo olvidar la prontitud del auxilio de las Villas de Polop y la Nucía; pues llegaron aun á tiempo de hacer fuego al Enemigo: y las de Callosa y Finestrad que, aunque llegaron tarde, acudieron con un numeroso refuerzo y se embidiaron de no haber podido contribuir á la defensa de Calpe y ofensa del Enemigo: mas sí me es doloroso que la villa de Benidorm que se halla tan proxima, ni haya querido contribuir con su socorro, ni menos haga la menor demostracion de Patriotismo en estas ocasiones tan interesantes al bien de la Nacion.” Sin embargo, es posible que hubiera motivos por los que Benidorm no pudiera acudir en ayuda de Calpe. ¿Es posible que Benidorm permaneciera ocupado por su importancia marítima, y que sus habitantes temieran represalias de las fuerzas ocupantes? Esta posibilidad parece difícil de aceptar, pues implicaría asumir que en la localidad de Altea no se conociera la verdadera situación de una población vecina. Así pues, lo más probable es que para Mayo de 1813 Benidorm fuera una villa libre de franceses y que aun así no hu-

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biera sido solidaria frente al ataque a Calpe. Existen, no obstante, indicios que hacen que la citada probabilidad no se convierta en plena. Un dato intrigante nos sugiere que quizá sí hubiera movimientos en Benidorm para esas fechas, si bien frustrados por la actuación francesa: en el libro parroquial de entierros aparece precisamente el siguiente asiento de 3 de Junio de 1813: “Pedro Gonzalez (cuerpo). Amore Dei. En la villa de Benidorm dia tres de Junio de mil ochocientos trece se dio sepul- tura eclesiastica pasadas veinte y quatro horas al cadáver de Pedro Gonzalez que fallecio ayer guia de General Roche se le enterro por amor de Dios y para que conste certifico y firmo.” Es decir, que sí hubo movimientos militares o de militares —aunque fueran de escasa entidad— en Benidorm, hasta el punto de que un espía del mando español cae herido o muerto, suponemos que en su intento por intervenir en nuestra plaza. ¿Cabe presumir que su muerte ha sido causada por los franceses al intentar los españoles acudir en ayuda de Calpe? Ello supondría que los franceses seguían ocupando Benidorm para esas fechas como una isla en medio de una comarca ya liberada, lo que sería acorde con la importancia que, según Orts Berdín, concedían los franceses a esta localidad, hasta el punto de haberla designado como “Ciudad del Emperador”. Al margen de cuándo fuera recuperada la plaza de Benidorm, dicha recuperación no fue tranquila pues, como nos recuerda Orts Berdín, los británicos bombardearon las defensas benidormenses no sólo del Castillo sino también de las torres periféricas —así, la de les Escaletes, cuyos cañones también arrojaron y de la que se llevaron un “catalejo antiguo de gran alcance” —, sin que podamos precisar si ello ocurrió en combate contra los france- ses, o una vez retirados éstos con la endeble justificación de que las defensas no cayeran nuevamente en manos enemigas. Entre esos recuerdos figura el de una bomba que habría destrozado una torre “situada en el extremo de la plaza conocida por Glorieta”, y de cuya explosión habría dañado la puerta misma de la iglesia, derribando ésta y dañando tres pie- dras de su portada. Cuando sí encontramos ya una certeza de la ocupación española de Benidorm es en 1 de Julio de 1813. Los movimientos de la División Mallorquina de tal día nos indican que en tal fecha el cuartel general estaba en Alicante, los Regimientos 5º de Granaderos, 2º de Murcia y Cazadores de Mallorca estaban en Villajoyosa, y el 1º de Córdoba en Benidorm. Otras tropas se acantonaban en Castalla (caballería), Dolores (artillería) y Jijona (hospital). El Regimiento de Guadalajara llegó ese día a Callosa d’En Sarriá, alojándose en el convento de Capuchinos y en el Pósito, y se situaron avanzadas en los caminos de Denia, Altea y . El día 3, los Regimientos 5º de Granaderos y 2º de Murcia salieron de Villajoyosa a las seis de la mañana hacia Relleu. En su marcha se les unió el de Cazadores de Mallorca que había salido de Benidorm (suponemos por tanto que el día anterior se había trasladado de Villajoyosa a Benidorm, pues dos días antes estaba en la primera de éstas). También ini-

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ciaron la marcha los Regimientos de Guadalajara (procedente de Callosa) y el de Córdoba (procedente de Benidorm), ambos hacia , llegando a ésta hacia las seis de la tarde, quedando allí estacionados. Por tanto en Benidorm a primeros de Julio de 1813 estuvieron alojados, al menos, los Regimientos de Cazadores de Mallorca y 1º de Córdoba.

10.- Epílogo En los meses siguientes los esfuerzos españoles se concentrarán a la recuperación de la plaza de Denia, única retenida por los franceses en la zona alicantina. Para Septiembre de 1813 ya son numerosas las tropas españolas que asedian Denia, pero no será hasta Diciembre (días 18 y 19) cuando se embarquen en Denia los últimos franceses que quedaban en nuestras costas. Según la crónica de Denia, “El 20 se fue el comandante del sitio y se llevó el piano que era del corsario Serafín”. La liberación de los franceses no significó la paz. Además de los daños producidos por los invasores y los sobrevenidos por la “ayuda” aliada, quedaban múltiples partidas de guerrilleros que, en la mayoría de los casos, no eran sino vulgares ladrones. Así, por ejemplo, nos dicen las fuentes que el 27 de Enero de 1814 “había muchos ladrones por los lugares y llegó a haber una partida de 100 a pie y 5000 a caballo que fue a Benisa y robaron y mataron”, y que el 28 a 30 de enero “salieron partidas de soldados de Alicante y Valencia contra los ladrones, pillaron a 7 con su comandante que era un frayle teresico y los llevaron a Valencia”. Del mismo Benidorm fue otro bandido pintoresco, Juan Cortés, el cual muy poco después de estos hechos cometió un delito tremendo entrando en una hacienda del infante Don Carlos en Beniarrés y castrando y descuartizando a una de sus víctimas, lo que le valió a su vez ser condenado a muerte. En otro orden de cosas, no he encontrado evidencias de que en Benidorm hubiera agi- tación de carácter político o partidista inmediata a la liberación, si bien tampoco es descar- table que existiera. Para imaginar el ambiente post-bélico de la zona podemos tomar como paralelo el ejemplo, —una vez más— de la Denia de Mosén Palau, el cual nos dice en su anotación de 1 de Marzo de 1814: “muchos pleitos para sacar en limpio quienes eran afran- cesados y no condenaron a ninguno ni se sabía que cosa era ser afrancesado”. Curioso y esclarecedor final de una guerra contra la Francia.

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