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NUESTRO SABER ORAL

Colección: Culturas Populares Centroamericanas

Octubre, 1998 Serie: Culturas Populares Centroamericanas - CECC Libro Nº 1: Nuestro Saber Oral Producción de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana CECC. San José, , 1998.

3.05 C795n Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana Nuestro saber oral / rev. de texto y edición Giselle Chang y Ximena del Río. -- San José, Costa Rica : CECC, 1988 368 p. ; 27 cm. -- (Serie Culturas Populares Centroamericanas)

ISBN 9968-818-00-3 1. AMERICA CENTRAL - FOLCRORE. 2. CULTURA POPULAR.

CRÉDITOS: Edición: Giselle Chang V. y Ximena del Río U. Portada: Coordinación Educativa y Cultura Centroamericana Ilustraciones: Juan Carlos Retana Diagramación: Impresora Obando, S. A. Levantado de Texto: Impresora Obando, S. A. Impresión: Taller Gráfico Impresora Obando, S. A. Revisión de Texto: Giselle Chang Vargas y Ximena del Río Urrutia Coordinador Regional: Marvin Herrera Araya. Secretario General de la CECC. Coordinadores Nacionales: compilación y selección de textos. Costa Rica: Giselle Chang Vargas El Salvador: Vilma Maribell Hernández Chacón. Guatemala: Hugo Fidel Sacor Q. Honduras: Jesús Muñoz Tabora y Ubelia Celis. Nicaragua: Gustavo Adolfo Páez. Panamá: Coralia Hassán de Llorente y Emilio Lassen. II CONTENIDO

PRESENTACIÓN ...... VII

VARIEDAD LINGÜÍSTICA ...... 1

FORMAS DE TRATAMIENTO ...... 27

LENGUAS DE CENTROAMÉRICA ...... 39

VARIANTES LÉXICAS DEL ESPAÑOL CENTROAMERICANO ...... 49

TOPONIMIA ...... 53

DICHOS ...... 73

REFRANES ...... 95

ADIVINANZAS ...... 109

APODOS ...... 127

COPLAS Y BOMBAS ...... 145

PIROPOS ...... 171

CHISTES ...... 179

ROMANCES Y DÉCIMAS ...... 191

RETAHILAS Y TRABALENGUAS ...... 203

CUENTOS ...... 213

LEYENDAS ...... 263

MITOS ...... 303

BIBLIOGRAFÍA ...... 347

III COLABORADORES

COSTA RICA

Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural: Lic. Giselle Chang Vargas, Arq. Miguel Herrera Gallegos, Lic. Georgina Sibaja Quesada,

Universidad de Costa Rica, Escuela de Filología, Lingüística y Literatura: Dr. Adolfo Constenla Umaña, M.A. Ximena del Río Urrutia, señor Feliciano Elizondo Figueroa, Dr. Mario Portilla Chaves, M.L. Flor Garita Hernández.

Ministerio de Educación Pública, Departamento de Educación Indígena: Prof. Severiano Fernández Torres, M.L. Carmen Rojas, Prof. Javier Montezuma M.

Escritor Luis Ferrero Acosta.

EL SALVADOR

CONCULTURA Dirección de Investigaciones: Lic. Lorenzo Amaya Guevara, Lic. Carmen González Huguet y Ana Gloria H. de Villalobos. Dirección de Casas de la Cultura: Lic. Angel Cañas. Dirección de Sitios y Monumentos Históricos: Arq. Orplid Forrer Departamento de Comunicaciones: Xenia Durán.

GUATEMALA

Ministerio de Cultura y Deportes: Dr. Luis Luján Muñoz Subcentro Regional de Artesanías y Artes Populares: señora Myriam L. de la Cerda.

IV Academia de Lenguas Mayas: Lic. Gaspar Pedro González. Casa Laru Duna: Lic. Silvia Shaw Arrivillaga y Lic. Alfonso Arrivillaga Cortés.

HONDURAS

Ministerio de Cultura, Artes y Deportes: Dirección General de Libro y del Documento y Dirección General de Culturas Populares. Karen Daniela Ramos, Marcio Perdomo, Lesly Vásquez. Informantes: Angélica Contreras, Alex Geovany Osorio Roque, Carmen Alemán, Carlos Ramón Enamorado, Dennis Morales, Lilian E. Valdez, Thelma Portillo.

NICARAGUA

Ministerio de Educación (MED) Secretaría General. Sra. María Berríos Mayorga

PANAMÁ

Instituto Nacional de Cultura INAC: Lic. Balbino Soo. Chafil Cheucarama, Teresa Ferrobone, Humberto Flores, Cándido Mesua, Bébora Merrit, literato Aristides Turpana, Prof. Oscar Velarde.

Universidad de Panamá: Dra. Consuelo Tempone, Jacinto Sánchez.

V MINISTROS Y DIRECTORES DE CULTURA QUE HAN IMPULSADO ESTE PROYECTO

COSTA RICA Dra. Astrid Fischel Volio Primera Vicepresidenta de la República Ministra de Cultura, Juventud y Deportes Presidenta de la CECC Dr. Arnoldo Mora Rodríguez Ex-Ministro de Cultura, Juventud y Deportes EL SALVADOR Sr. Roberto Galicia Presidente CONCULTURA GUATEMALA Arq. Augusto Vela Mena Ministro de Cultura y Deportes HONDURAS Lic. Herman Allan Padgett Ministro de Cultura, Arte y Deportes Dr. Rodolfo Pastor Fasquell Ex-Ministro de Cultura, Arte y Deportes NICARAGUA Lic. Clemente Guido Martínez Director Instituto Nicaragüense de Cultura PANAMÁ Dr. Jorge Enrique Delgado Castellano Director General Instituto Nacional de Cultura Poeta. José Franco Ex-Director General Instituto Nacional de Cultura

VI PRESENTACIÓN

Este es el primer libro de la serie Culturas Populares Centroamerica- nas, producto de un importante acuerdo de los Ministros y Directores de Cultura, originado, básicamente, en las siguientes ideas: fortalecer las iden- tidades nacionales, cultivar la identidad regional, rescatar y divulgar las ricas manifestaciones culturales de los pueblos centroamericanos. Los pueblos de la región ístmica son multiétnicos y plurilingües y hay consenso en que la unidad es posible en la diversidad. Las autoridades responsables de promover el desarrollo cultural en nuestros países, impulsan con vigor este proyecto a causa de los efectos negativos de la transculturización que produce la globalización, la que, como se sabe, va más allá de lo económico y comercial. No hay duda - pero sí preocupación- de que la globalización de las comunicaciones y la información, aún con sus bondades, alteran valores de orden cultural, dados sus efectos homogeneizadores en lo cultural y en aspectos relacio- nados con el sector social. Estas influencias reales son, en la actualidad, tema de reflexión de los Señores MInistros y Directores de Cultura, quie- nes, como se dijo, muestran un vivo interés por rescatar y divulgar expre- siones culturales de creación popular, por cuanto, además, sus autores, asentados en diversos y alejados puntos de la geografía del istmo, mere- cen estímulo, reconocimiento, por sus indiscutibles aportes a la riqueza cul- tural centroamericana. De todos los aportes que conforman nuestro espectro de manifesta- ciones culturales, se ha dispuesto recoger, en este primer número: “Nuestro Saber Oral”, aquellas creaciones lingüísticas y literarias, recientes o pasa- das, de nuestros pueblos, que se transmiten de generación a generación, en términos de refranes, dichos, apodos, adivinanzas, cuentos, leyendas, mitos, variaciones en el uso del español, lenguas autóctonas y otros. Sin duda alguna, este esfuerzo del Sector Cultura del Área, impulsa- do por los Ministros y Directores del ramo, se convierte en un aporte integracionista de mucho valor porque no solo rescata a nivel centroame- ricano ese acerbo cultural, sino también porque el texto servirá de referente para el sistema educativo de los países.

VII El estudio del contenido le proporcionará al lector una agradable ex- periencia, al encontrar numerosas coincidencias que reflejan las manifes- taciones históricas y culturales comunes, derivadas de nuestras raíces: in- dígenas, españolas, y afrocaribeñas, que nos legaron , tradicio- nes, artesanías, bailes, comidas y formas de vida que contribuyeron a construir nuestra forma de ser. Es justo dejar constancia del decisivo respaldo de los Ministros y Directores de Cultura de los países del área: designaron a los funcionarios encargados de ejecutar este proyecto, les concedieron el tiempo laboral ne- cesario, autorizaron la realización de las reuniones técnicas y apoyaron la consecusión de fondos. Es precisamente este apoyo político y administra- tivo el que hace posible el éxito en el desarrollo de los proyectos de la CECC. El texto está basado en la recopilación de las diferentes manifestacio- nes o expresiones culturales de los países, trabajo que fue realizado por funcionarios de los Ministerios o Institutos de Cultura de cada país, tal y como ya fue mencionado. Mención especial merece la cooperación de la UNESCO por medio de su Director General Doctor Federico Mayor, quien con entusiasmo aco- gió la propuesta de proyecto que la SG/CECC le presentó en reunión sos- tenida en la Cancillería costarricense, en el mes de junio de 1998, dada la compatibilidad de objetivos y la coincidencia en la valoración de los aportes populares a la cultura de los pueblos. Esta oportuna cooperación ha em- pezado a recibirse desde la Oficina Subregional de la UNESCO, con sede en Costa Rica, dirigida por el Doctor Juan Chong. Esta es una obra para disfrutarla. Espero que el lector se sienta com- placido con ella. Sus autores estarán remunerados espiritual y profesionalmente con reacciones de esta naturaleza. Con esta obra la CECC contribuye al fortalecimiento de una identidad regional y al proceso de in- tegración centroamericana.

Marvin Herrera Araya Secretario General

VIII VARIEDAD LINGÜÍSTICA

Nuestro Saber Oral • 1 EL ESPAÑOL CENTROAMERICANO

El Español Centroamericano presenta las siguientes características en cuanto a pronunciación.

VOCALES Como en otras regiones hispanoamericanas, el español centro- americano, especialmente en el habla rural, participa de las variaciones de timbre en las vocales átonas o no acentuadas. Se escuchan formas como: dispertar, sepoltura, escrebir, dicir, escuro, menistro, fechuría. En El Salvador y Costa Rica se da un ensordecimiento en las vo- cales finales: noch por noche y puent por puente. En los grupos vocálicos, existe una tendencia general a eliminar los hiatos, que se manifiesta a través de dos procesos de cambio, se- gún la posición del acento principal: • diptongación: en toda Centroamérica se escuchan las formas patiar por patear, pior por peor y cuete por cohete. • epéntesis: si el acento es en la primera vocal, se agrega un sonido semivocálico [ y ] en medio de dos vocales. En Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y la zona noroeste de Costa Rica, se dice bateya por batea, sandiya por sandía y piyo por pío. En Costa Rica, esta pronunciación está estigmatizada por la influencia de la capital, San José, y por lo tanto, se evita.

CONSONANTES

Oclusivas

En toda Centroamérica ocurren cambios en las oclusivas sordas (p, t, c) cuando aparecen en combinación con otras consonantes. Es- tos cambios pueden ser de tres tipos: • vocalización: se da, sobre todo, en zonas rurales. Por ejem- plo, perfeito o perfeto en vez de perfecto; direito por directo; taisi por taxi, cáusula por cápsula.

El Español Centroamericano • 3 • alteración: acectar por aceptar; acsoluto por absoluto; concecto por concepto. También se dan hipercorrecciones (correcciones en casos que no son apropiadas): insepto por insecto; optubre por octu- bre; ridmo por ritmo; édnico por étnico; hinno por himno. • omisión: se eliminan consonantes. Por ejemplo, estraño por extraño; esponer por exponer; conceto por concepto. Tanto la alteración como la omisión se da en todas las clases sociales.

Fricativas

La fricativa labiodental sorda /f/ se pronuncia como una bilabial, de manera más suave. En las zonas rurales se da una pronunciación aspirada [ h ]: dijunto por difunto; juerte por fuerte; Jelipe por Felipe. La fricativa alveolar sorda /s/ tiene distintas realizaciones según la posición que ocupe en la palabra. En las regiones centrales de Costa Rica y Guatemala se pronuncia siempre, en toda posición. Sin embar- go, en El Salvador y Honduras sí se aspira: janta por santa; jeñora por señora. En la región central de Costa Rica, en el habla rápida y poco es- merada se da aspiración por efecto de la disimilación (dos /s/ en la misma pronunciación); nehesario por necesario; nohotros por nosotros. En las partes costeras de Guatemala, en El Salvador, Honduras, Nicaragua y partes noroeste y sur de Costa Rica y en Panamá, se da aspiración en posición posnuclear: mohcah por moscas; nuehtroh por nuestros. En la parte noroeste de Costa Rica (Guanacaste) se da un corte glotal cuando la /s/ precede a una palabra cuya vocal inicial es acentuada: lo indioh por los indios; la onse por las once, pero lo hanimaleh˜ por los animales. En esta zona, los jóvenes aspiran menos por influjo del Valle Central, que es una zona donde no se aspira. En cuanto a los índices de aspiración de la /s/, se da en grado mayor en Nicaragua, más que en Honduras y El Salvador. Honduras es una zona de transición, con las partes costeras con mayor aspiración que en las zonas interiores.

4 • Nuestro Saber Oral La fricativa velar que representa la letra j se pronuncia en forma muy débil y debido a esta forma de pronunciarla tiende a perderse en to- dos los países: trabao por trabajo.

Africadas

El sonido /ch/ se pronuncia africada (fuerte) en toda Centroamérica excepto en Panamá, en que se alterna esta pronuncia- ción con una más suave, la fricativa /sh/.

Nasales

En toda Centroamérica, la /m/ se pronuncia como / / velar, es decir, pronunciada en la parte posterior de la boca, cuando precede a /n/ o /g/: i no por himno; colu na por columna. Lo mismo sucede en el caso de la / / alveolar que también tiene esta pronunciación velar al final de palabra. Se dice corazo ; pa . Se dan situaciones intere- santes donde este sonido velar hace la diferencia entre una palabra y una frase, como en el caso de enaguas y e aguas ‘en aguas’; unasistente ‘una asistente’ y u asistente ‘un asistente’.

Líquidas

Vibrantes

Los sonidos vibrantes /r/ y /rr/ presentan modificaciones en la región central de Guatemala y en Costa Rica. Estos sonidos se “asibilan”, es decir, se pronuncian parecido a una /sh/ o /s/: pashque por parque; amosh por amor. Esta asibilación de la /r/ está documen- tada desde principios del siglo XX, pero en Costa Rica se ha estigma- tizado en los últimos años. Las generaciones jóvenes de las ciudades evitan su uso y prefieren una pronunciación llamada “retrofleja”, es decir, con la lengua algo enrollada, que toca el paladar.

El Español Centroamericano • 5 En el resto de Centroamérica, la /r/ se pronuncia como vibrante simple en todas las posiciones. En Honduras existe preferencia por una pronunciación múltiple, es decir una /rr/ fuerte en posición final: comerr por comer. El grupo /tr/ también se asibila en la parte central de Costa Rica y con menos frecuencia en la parte central de Guatemala. Se pronuncia parecido a una /ch/: cuatcho por cuatro; maestcha por maestra. En el resto de Centroamérica esto no sucede.

Lateral

La /l/ no presenta variaciones especiales, pero en las zonas rurales del istmo, /l/ alterna con /r/: arquilar por alquilar; delantar por de- lantal; espelma por esperma.

Semiconsonantes

La pronunciación de /y/ y /w/ se refuerza al inicio de sílaba y palabra como en el resto de los países hispanohablantes. Se dice dyerba por yerba o hierba; indyección por inyección; gueso por hue- so. En toda Centroamérica, excepto en la zona central de Costa Rica y en Panamá, la articulación de la /ll/ y la /y/ es muy débil, cosa que favorece su pérdida. Se pronuncia capía por capilla; sía por silla; cuchío por cuchillo. También se dan hipercorrecciones bateya por batea; feyo por feo.

6 • Nuestro Saber Oral COSTA RICA

En el país se encuentran hablantes cuya lengua materna es el es- pañol, el inglés criollo limonense o alguna lengua indígena.

En la legislación cultural costarricense, encontramos instrumentos para la conservación y desarrollo de la diversidad étnico-lingüística. A través del Decreto Ejecutivo Nº 18967-MEP-C del 19 de abril de 1989, se establece que “las lenguas maternas autóctonas serán consideradas como parte del patrimonio cultural costarricense y en las esferas de su influencia serán consideradas como lenguas locales”. En sentido com- plementario, la Ley Nº 7623 de 1996, “Defensa del Idioma Español y Lenguas Aborígenes Costarricenses”, crea instancias a nivel nacional y municipal para la promoción de su uso y fortalecimiento mediante la educación y la divulgación.

LENGUAS INDÍGENAS

En el siglo XVI, a la llegada de los colonizadores, el actual terri- torio costarricense estaba habitado por más de veinte etnias o pueblos diferentes. Las lenguas que hablaban pertenecían a familias lingüísticas del área Mesoamericana, como el chorotega de la familia Otomangue, extinguida desde hace unos 100 años aproximadamente y el huetar, de probable afiliación chibchense, cuyo lento y gradual proceso de extin- ción culminó a finales del siglo XVIII. De estas dos lenguas, así como de otras lenguas de áreas vecinas, quedan algunas palabras relaciona- das con topónimos, plantas y animales.

La población indígena representa aproximadamente el 1% de la población total del país. Esta se halla distribuida, en su mayoría, en el Sureste y el Norte del territorio y comprende los siguientes pueblos: bribris, cabécares, guaymíes, guatusos, borucas, térrabas, huetares y descendientes de chorotegas. Las lenguas indígenas que se hablan en Costa Rica pertenecen a la familia lingüística Chibcha, que se extiende

Costa Rica • 7 en un área que cubre territorios desde Colombia hasta Nicaragua o El Salvador. Estas lenguas son:* " Bribri: 75% de los bribris hablan su lengua, de la que se recono- cen dos variantes principales: la del Atlántico y la del Pacífico. El 95% habla español. " Cabécar: 95% de los cabécares hablan su lengua y el 70% habla español. " Guaymíes: 95% de los guaymíes hablan su lengua, que tiene dos variantes o dialectos: el guaymí ngobere y el guaymí bocotá o sabanero. El 85% habla español. " Malecu: 75% de los guatusos hablan su lengua y el 100% habla español. " Boruca: 10 hablantes y 30 hablantes semifluidos. El 100% habla español. " Térraba: 2 hablantes y algunos pocos semifluidos. El 100% habla español. Las lenguas autóctonas son usadas en la vida cotidiana entre los miem- bros de la comunidad y también son parte de programas educativos bilingües en algunas de las escuelas indígenas del país.

INGLÉS CRIOLLO

Las culturas y las lenguas criollas se han configurado a través de los siglos, en el movimiento migratorio generado en los procesos de colonización. La zona caribeña ha sido testigo de este flujo de pobla- ciones, originarias de distintos pueblos africanos, colonizados por una potencia europea y asentados en estas tierras. Por necesidad de comu- nicación entre personas que hablan lenguas de diferente origen, se

* : , .

8 • Nuestro Saber Oral crea un sistema de comunicación basado, en parte, en la lengua de los colonizadores y, en el conocimiento que poseen los hablantes de sus propias lenguas nativas. Los hijos de estas poblaciones aprenden como lengua nativa esta variante restringida que usan sus padres para comu- nicarse y, con el tiempo, la transforman en una lengua de uso general, tan valiosa como la de los colonizadores, que se denomina ‘criolla’.

El inglés criollo de Costa Rica se habla en la provincia de Limón, en la Vertiente Atlántica, por la comunidad negra de origen afrocaribe- ño. Es conocido como “mekatelyu”. Esta comunidad étnico-lingüística representa alrededor del 2% de la población del país. El uso de esta len- gua ha disminuido en los últimos veinte años entre la población infantil y juvenil, debido a presiones de la lengua oficial, así como por el pres- tigio del inglés norteamericano estándar que se enseña en los centros educativos.

EL ESPAÑOL DE COSTA RICA

El español es la lengua oficial del país y se han identificado cin- co zonas dialectales (Quesada Pacheco, 1991), que presentan caracte- rísticas diferenciadoras en términos de vocabulario (léxico), pronuncia- ción (fonología) y en menor grado de posibilidades de formación de palabras (morfología).

Dichas zonas son las siguientes:

" Zona Noroeste: comprende la ciudad de Upala, la provincia de Guanacaste, la península de Nicoya y las ciudades de Puntarenas y Esparza

" Zona Norte: las llanuras de San Carlos, excepto la región fronte- riza y el cantón de Alfaro Ruiz

Costa Rica • 9 " Zona Atlántica: la provincia de Limón

" Zona Sur: el llamado Pacífico Sur o parte sur de la provincia de Puntarenas

" Valle Central: intermontano

CARACTERÍSTICAS

El español de Costa Rica, y particularmente el del valle intermontano y su núcleo difusor, San José, posee ciertos rasgos par- ticulares en cuanto a su pronunciación, los cuales se alejan de las otras variantes regionales. Los más relevantes son los siguientes:

Pronunciación del fonema /s/, sin aspiración. El sonido /s/ se pronuncia siempre, /las moscas/ y no /lah mohcah/, como se hace en la mayo- ría de las otras variantes.

Pronunciación del fonema /r/, como africada sonora, al contrario de la variante vibrante, que aparece en toda el área centroamericana, con excepción de algunas variantes en Guatemala.

Pronunciación africada del grupo /tr/. Esta pronunciación suena casi como si fuera una /ch/. ‘otro’ suena casi como /otcho/.

10 • Nuestro Saber Oral MAPA DE LENGUAS DE COSTA RICA

M A R C A R I B E

Boruca O C E A N O P A C I F I C O

Español P A N M Bribri

Cabécar

Térraba

Malecu

Guaymí

Inglés criollo limonense

NOTA: Las áreas lingüísticas que aparecen en el mapa, corresponden a las áreas de los territorios o reservas indígenas y no son equivalentes a áreas de cantidad de habitantes

Costa Rica • 11 EL SALVADOR

POBLACIÓN INDÍGENA

Estudios antropológicos e históricos señalan que el territorio de El Salvador, en la época prehispánica, estuvo habitado por etnias muy importantes: los pipiles, ubicados hacia el occidente del río Lempa y, al oriente del mismo, existía una heterogénea agrupación de pueblos Lenca, Xinca, Pokomán, Chortí y Matagalpa.

Actualmente, se afirma que aún existe una considerable población in- dígena concentrada principalmente en el área rural de algunos muni- cipios de los departamentos de Sonsonate, La Libertad, , La Paz, Morazán y La Unión; sin embargo, no existen estudios estadís- ticos concretos que proporcionen una luz al respecto.

Dicha población constituye cuatro grupos culturales denominados: Izalcos, Cuscatlecos, Nonualcos, Cacaoperas y Lencas.

LENGUAS

Basándose en estudios lingüísticos, se afirma que en El Salvador antiguamente se hablaron algunas lenguas indígenas que han sufrido —con el tiempo— un proceso de lenta extinción. Se trata de las len- guas Náhuat, Cacaopera y Lenca.

La lengua Náhuat se habla aún en algunas comunidades indíge- nas del territorio salvadoreño y sobre todo en el departamento de Sonsonate; pertenece a la familia Uto-azteca.

Los referentes de la lengua Cacaopera consideran que es un idio- ma ya extinguido, porque en 1974 algunos viejos recordaban algunas palabras y frases fijas, pero ninguno tenía la lengua como lengua ma- terna. El idioma Cacaopera forma parte de la familia Misumalpa que incluye el Misquito y el Sumo.

12 • Nuestro Saber Oral Actualmente, el idioma oficial en la República de El Salvador es

el español, al igual que en el resto de los países centroamericanos.

CACAOPERA

NUNTALCOS

CUSCATLECOS

IZALCO

La Paz La

Usulután San

La Libertad La La Unión La

Sonsonate

San Vicente San

Salvador Cuscatlán

San

Ahuachapán

Morazán Cabañas

Santa Ana Santa Chalatenango GRUPOS CULTURALES DE EL SALVADOR CULTURALES GRUPOS

El Salvador • 13 GUATEMALA

LENGUAS INDÍGENAS QUE SE HABLAN EN EL PAÍS

Al final del período clásico, la región Maya fue profundamente influida con la oleada de emigantes del valle mexicano llegada por la laguna de Términos. En las tierras altas centrales de Guatemala, don- de la crisis final del mundo Maya se hace también sentir al final del siglo XII, la influencia de los toltecas penetra más fácilmente para definir la sociedad Maya Quiché. (Carmack, 1979:94) Especialmente cuando los quichés se identificaron social y políticamente con Nacxit, sacerdote tolteca, a través de Chichén Itzá entre 987 a 1200 d.C. Este contacto influye en la estructura lingüística Quiché, con ciertos préstamos del nahua y del náhuatl especialmente de Puebla, Veracruz y Tabasco. Por ejemplo, hubo cambios en los lexemas “iwi” por “i”, “sit” por “siwitl” (jade). (Kaufman, 1975:13). Este período de influencia social y lingüística en el área Quiché, colateralmente continúa con las migraciones mexicanas trascaltecas, mexicas, cholutecas de habla náhuatl, que llegaron como aliados de los españoles durante la conquista de la región y que en la coloniza- ción hispánica determinaron un substrato lingüístico que hasta ha adquirido su oficialización por instituciones culturales. De acuerdo a Terrence Kaufman y a la oficialización gráfica, el grupo Quiché Mayor tiene la siguiente clasificación: " Uspanteco " Grupo K’iche” Propio: • Sipacapeño • Sacapulteco • K’iche’ • Tzutujil • Kaqchiquel " Grupo Poqom: • Poqomam • Poqomchí " Q’eqchi’

14 • Nuestro Saber Oral El Kaqchiquel y el Tzutujil son realmente lenguas separadas, el Poqom y el Poqomchí son extremadamente cercanas y probablemen- te no sean separadas como lenguas, mientras que el Poqomam orien- tal y el Poqoman central son apenas dialectos distintos de una lengua y, finalmente, el llamado Achí (Rabinal) es un dialecto del K’iche’. Este último está considerado en el grupo K’iche’ oriental, característico en Rabinal y San Miguel Chicaj, con ciertas dispersiones en Joyabaj, San Andrés Sajcabajá y Cubulco.

El Instituto Indigenista Nacional oficializó modelos de represen- tación gráfica del heterogéneo conjunto idiomático mayance desde 1950, y mediante una publicación especial se amplió en 1976, con el propósito de proveer a la docencia en el ámbito rural, en las diversas lenguas maternas de la lectura y escritura su adaptación al castellano, con el cual se agregaba lo correspondiente al Arawac caribeño. Median- te Acuerdo Gubernativo Número 1046-87, del 23 de noviembre de 1987, el Ministerio de Cultura y Deportes oficializó veintiún idiomas mayas en Guatemala, poniendo en vigor ciertos cambios en la escritura, que es con los que se ha mantenido a la fecha. A continuación, se presen- ta un cuadro de poblaciones hablantes por cada idioma maya en Gua- temala.

Guatemala • 15 IDIOMA MAYANCE POBLACION HABLANTE EN MILES

AKATECO

AWACATECO

KAQCHIKEL

CHORTê

CHUJ

ITZA

IXIL

JAKALTECO

Q'ANJOB'AL

Q'EQCHI'

MAM

MOPAN

POQOMAN

POQOMCHI'

K'ICHE'

SAKAPULTECO

SIPAKAPENSE

TEKTITECO

TZ'UTUJIL

USPANTEKO

100 200 300 400 500 600 700 800 900 000 100 200

Fuente: Fecha 1966

16 • Nuestro Saber Oral MAPA DE LENGUAS DE GUATEMALA

IDIOMAS INDêGENAS

Achí Akateco* Awacateco* Itza Q'anjob'al Chuj Garífuna Kakchikel 11 Ixil Jakalteco* Chortí Qeqchi' Mam Mopan Poqomam Poqomchi 6 K'iche' 1 Sipakapense* 8 22 Tektiteco* Tz'utujil 2 15 19 20 5 Uspanteco* 17 12 3 4 14 9 *Menos de 75,000 18 7 hablantes no están 13 señalados en el 16 10 21 mapa.

DEPARTAMENTOS 1.- Alta Verapaz 8.- Huehuetenango 15.- San Marcos 2.- Baja Verapaz 9.- Jalapa 16.- Santa Rosa 3.- Chimaltenango 10.- Jutiapa 17.- Sololá 4.- Chiquimula 11.- Petén 18.- Suchitepéquez 5.- El Progreso 12.- Quetzaltenango 19.- Totonicapán 6.- El Quiché 13.- Retalhuleu 20.- Zacapa 7.- Guatemala 14.- Sacatepéquez 21.- Escuintlá 22.- Izabal

Guatemala • 17 HONDURAS

Honduras es un país ubicado en el istmo centroamericano. Tie- ne una extensión territorial de 112, 492 km2. Está dividido en 18 depar- tamentos. Honduras presenta una diversidad étnica y, por lo tanto, lingüística, repartida de la siguiente manera:

PUEBLOS INDÍGENAS

" Garífunas: en los departamentos de Cortés, Atlántida, Colón, Islas de la Bahía, Gracias a Dios. Es una etnia bilingüe, su lengua materna es el garífuna y su segunda lengua el español o el inglés, en las Comunidades de las islas.

" Misquitos: ubicados en el departamento de Gracias a Dios. Su len- gua materna es el misquito y su segunda lengua es el español.

" Tawahkas (Sumos): Localizados en la región del Patuca su lengua materna es el tawahka y en su mayoría manejan como segunda lengua el español.

" Pech (Payas): distribuidos en el municipio del Dulce Nombre de Culmí y San Esteban en Olancho y en Brus Laguna en Gracias a Dios; su lengua materna el Pech, por la presión ladina, va cedien- do espacio al español.

" Xicaques (Tolupanes): ubicados en el departamentos de Yoro y norte de Francisco Morazán; su lengua materna es el Tol (lengua Tolupán).

" Chortís: Localizados en los departamentos de Copán y Ocotepeque.

" Lencas: localizados en los departamentos de La Paz, Intibucá, Lempira y parte de Ocotepeque. Ya no hablan su lengua indígena y ahora su lengua materna es el español.

18 • Nuestro Saber Oral POBLACIÓN NEGRA DE HABLA INGLESA (CREOLE)

Localizados en el litoral Atlántico e Islas de la Bahía, la mayor parte de la población maneja como lengua materna el inglés, relegando al se- gundo plano el español de Honduras.

GRUPO MESTIZO O LADINO

Forman la mayor parte de la población hondureña; su lengua mater- na es el español de Honduras.

Nuestro español, el español de Honduras, muestra en su interior varie- dades regionales marcadas por factores sociales, educativos, zonas geográficas etc., en un país donde la inmensa mayoría la representan las clases populares y, sobre todo, las zonas rurales. Parece imposible el predominio de una norma culta como base dialectal del español hondureño; apenas un diminuto porcentaje de la población es profe- sional y su contacto en autobuses, oficinas, mercados, negocios y ca- sas familiares, no enriquece su léxico. Los pocos hábitos de lectura y la adicción a la televisión son factores que impiden que podamos iden- tificar en toda el habla hondureña una norma culta. Las diferencias lin- güísticas entre profesionales y clases populares no están marcadas como en otros países; aunque la clase profesional está en ascenso.

Honduras • 19

Isleños

Chortís

Tawahkas

Pech

Misquitos

Garífunas

Tolupanes

Lencas

Tegucigalpa

La Esperanza La

o í

R

P

a

t

u

c a

Copán

Culmí Rosa de Rosa

Santa

Yoco Kraospe MAPA DE LENGUAS DE HONDURAS DE LENGUAS MAPA

20 • Nuestro Saber Oral NICARAGUA

ESPAÑOL

Es la lengua oficial del Estado y se habla o se conoce en la ma- yor parte del territorio nacional. En extensas zonas, aunque sea conocida, no es lengua materna y en algunas comunidades se ofrece su adquisición y aprendizaje desde la infancia, notándose el tremendo impulso que el español ha tomado en estas regiones no-hispanizadas. El español de Nicaragua tiene las caracerísticas del español de Mesoamérica: un abundante léxico con predomi- nio náhuatl, principalmente en los aspectos más conservadores como la medicina popular, la alimentación, la toponimia, la flora y la fauna, el trato interpersonal y, en menor escala, la indicación de cantidades.

MISQUITO

Es la segunda lengua en espacio territorial y en número de hablantes. A pesar de los contactos con otros grupos, el mískito constituye el más fuerte grupo de hablantes de una lengua indí- gena. Su ubicación geográfica es estable, y su territorio se ha ve- nido ampliando desde el siglo XVIII a la fecha, desde la penín- sula de Sandy Bay hasta unos seiscientos kilómetros río arriba sobre el Coco, o Wankí, y sobre el mar desde el Río Negro en Honduras hasta Laguna de Perlas, frente al Caribe, según Mary Helms.

Se habla misquito en aproximadamente doscientas comunidades desde Yakalpanani en la parte alta del Coco, en las estribaciones de la Cordillera Isabelia, en la región Norte-Central de Nicaragua hasta Cabo Gracias a Dios, en la costa del mar Caribe.

El misquito se encuentra inevitablemente contagiado por el inglés y por el español. Los préstamos, tanto del inglés como del espa-

Nicaragua • 21 ñol, son similares en toda la Mosquitia, lo cual nos prueba que existe una interacción permanente a pesar de lo extenso del te- rritorio ocupado y de las pésimas condiciones de comunicación.

El mískito ha logrado sobrevivir a dos grandes embestidas: una de lengua inglesa a mediados del siglo pasado, y otra del español con el proyecto de castellanización del Río Coco. Las dos embestidas han dejado su huella más evidente a nivel léxico y, no bien estu- diado aún, a nivel morfosintáctico.

INGLÉS CRIOLLO

En Nicaragua, el inglés es hablado por los criollos de Bluefields, Laguna de Perlas, Corn Island, el poblado de Prinzapolka, Puer- to Cabezas y en la región de las Minas: Siuna, Bonanza, Rosita, etc. En la costa del Caribe tiene una singular fuerza que lo ha lleva- do a penetrar en algunos grupos indígenas. Sobre todo en el cam- po, por necesidad de comunicación con los pioneros mestizos y en Bluefields porque el español es la lengua de prestigio.

Las familias de criollos trasladadas a Managua mantienen contactos sociales, religiosos y a veces políticos, en los cuales usan el inglés estándar de los Estados Unidos.

SUMO

Existen tres variantes:

Panamá: Es la lengua sumo más importante. Se habla en la parte alta del Waspuk, afluente del Coco, con una población de más de mil habitantes: Musuwás y en otra de menor población: Morobila. En la parte alta del Wawa, en un pueblo de más de quinientos habitantes: Awastigni y en la parte alta del Río Bocay, afluente del Coco. El grupo de los Panamá o Panamanka es el más numeroso, aunque su número no se ha podido determinar. Es la lengua más cercana al mískito y la que tiene menos préstamos del español.

22 • Nuestro Saber Oral Twahka: Se habla en la parte baja del Bocay, en la parte baja del Río Umbra, en el Río Lakus y en las bocas del Waspuk, todos ellos afluentes del Coco.

Ulúa: No tiene ubicación fija. Parece que sus hablantes ya aban- donaron su lengua por el español.

RAMA

Se habla en la desembocadura del Río Punta Gorda, en las peque- ñas comunidades de Cana Creek y Wirin Cay, aunque ya los ni- ños de estas comunidades han adoptado el inglés. Existe también en una comunidad muy conocida para el turismo: Rama Cay, la cual cuenta con protección oficial.

GARÍFUNA (CARIBES NEGROS)

Es la lengua de más corta vida en Nicaragua. Llegó a fines del siglo XIX y está por desaparecer; solamente la hablan algunos ancianos. Se habla en la región noroeste de Laguna de Perlas en tres pobla- dos: , Orinoco y La Fe. Entre ellos se llaman trujillanos.

Nicaragua • 23 MAPA DE LENGUAS DE NICARAGUA

Miskito Sumo o Mayangua Inglés Criollo Ulua

N i c

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O a c g é u C a n a o

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Costa Rica

24 • Nuestro Saber Oral PANAMÁ

En el período precolombino, existían en Panamá cerca de 27 culturas diferentes. A la llegada del europeo a nuestras costas, Panamá se caracteriza como un país multicultural, ya que a esas lenguas indí- genas se las lenguas de otra cantidad de etnias africanas prove- nientes de la costa occidental y de la región central del Africa. El idio- ma español impuesto viene a uniformar el paisaje lingüístico. Algunas etnias del vasto panorama anterior sobreviven al trauma de la conquista, ya que logran replegarse a las montañas, desarrollando una cultura de amurallamiento en lugares dispersos donde rechazan el predominio del español.

El español hablado por la mayoría de los panameños posee las siguientes características:

" El uso de la “ch” fricativa en principio o en lugar interior de pala- bra.

" La aspiración de la “s”; por ejemplo decimos, “pejcao” por pesca- do.

Panamá • 25

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MAPA DE LENGUAS DE PANAMÁ DE LENGUAS MAPA M Español Ngobe-Blugle’ Teribe Kuna Embera’ y Waunan

26 • Nuestro Saber Oral dfg

Nuestro Saber Oral • 27 COSTA RICA En Costa Rica coexisten tres formas de tratamiento, usted, vos y tú, cuyo contexto de uso y frecuencia explicamos a continuación.

USTED

Es la forma más común de tratamiento pues es usada por todos los sectores de la población, ya sean niños, jóvenes, adultos y personas mayores de ambos sexos, tanto de zonas rurales como urbanas. En la mayoría de los casos se usa en situaciones de formalidad para dirigirse a personas de mayor edad, jerarquía, así como con desconocidos. En algunas zonas (como Heredia) es casi la única forma de tratamiento, en toda situación conversacional.

VOS

El voseo en Costa Rica es parte del patrimonio cultural lingüístico, ya que es una forma propia que ha caracterizado el habla de los ticos, sin distinciones de edad, género o condición social. Ha sido la forma más frecuente sobre todo en situaciones informales o de trato familiar y confianza. En general se usa para dirigirse a personas conocidas, menores o de la misma edad y del mismo nivel socioeconómico y de autoridad. Sin embargo, en los últimos años se nota su uso entre pa- dres e hijos, como muestra de confianza, sin connotación de irrespeto como lo fue para generaciones pasadas. Aquí mostramos algunas formas de voseo: vos hablás, vos querés, vos vivís.

El tuteo es una forma de tratamiento poco frecuente entre los costarricenses, excepto entre los adolescentes urbanos, quienes la usan en el grupo de amigos, a veces por esnobismo, pero más que todo como ritual de saludo: Quiubo, ¿cómo estás? y responden —Bien, ¿y tú? y continúan el tratamiento con el vos. También, debido a la influencia de los programas de televisión y textos escolares en que se utiliza el tú, a veces se escucha que los niños utilicen el tuteo en sus juegos.

Costa Rica • 29 EL SALVADOR

FORMAS INTERLOCUTOR OCASIÓN FRECUENCIA USUARIO

Usted Personas mayores Diálogo diario En la mayoría de veces Todos Padres Diálogo diario Generalmente Hijos Abuelos Diálogo diario Generalmente Nietos Personas de autoridad Diálogo diario Siempre Todos Personas desconocidas y mayores Diálogo diario Siempre Todos Autoridades Diálogo diario Siempre Subalternos Personas de poca confianza Diálogo diario Siempre Todos Novios Diálogo diario No siempre Novios Esposos Diálogo diario No siempre Esposos Tú Amigos Diálogo diario Siempre Jóvenes Joven Diálogo diario Siempre Personas mayores y autoridad Nietos Diálogo diario Casi siempre Abuelos Hijos Diálogo diario Siempre Padres Hermanos Diálogo diario Siempre Hermanos Esposos Diálogo diario Casi siempre Esposos Subalternos Diálogo diario Siempre Autoridad Autoridad Reuniones de confianza Siempre Subalternos Vos Entre hombres con mucha confianza Diálogo diario Siempre Entre hombres Entre mujeres con mucha confianza Diálogo diario Siempre Entre mujeres Subalterno Diálogo diario Casi siempre Autoridad Nietos Diálogo diario Casi siempre Abuelos Hijos Diálogo diario Siempre Padres Hermanos Diálogo diario Siempre Hermanos Amigos-as Diálogo diario Siempre Amigos-as Esposos Diálogo diario Mayoría de veces Esposos Vos-Usted Autoridad, personas de poca confianza, Indígenas Diálogo diario Casi siempre Población indígena

30 • Nuestro Saber Oral GUATEMALA

Factores de poder y solidaridad en el uso de los pronombres: vos, tú y usted en Guatemala.

Se presenta un resumen que agrupan semejanzas en el tratamiento.

" Grado de Tú - Tú: esposa cuñada futura cuñada Esta forma de tratamiento predomina en casos en que una mujer está presente en la conversación.

" Grado de Ud./Tú - Ud./Tú jovencita en el bus jovencita en la calle

" Grado de Tú/Vos - Tú/Vos: amiga íntima Este trato se encuentra donde hay una cercanía indiscutible en- tre dos personas.

" Grado de Ud./Vos - Vos/Ud: socio de mayor edad amigo de mayor edad

" Grado de Ud. - Ud: nuera con suegra señora en reunión señora donde médico compañeros primer día jefe de policía hombre en el tren directora de la Escuela

Guatemala • 31 La existencia de una gran distancia social entre dos individuos, produce el trato mutuo de Ud; las variaciones en la distancia so- cial que se consideran son: oficial, social y familiar.

" Grado de Vos - Vos: primas hermanas amigo/dueño compañeros de oficina La solidaridad social se indica con este trato.

" Grado de Ud - Ud.: dueño mayor con empleado joven gerente de banco con subalterno joven sirvienta con dueño de casa vecinas joven y mayor enfermera con médico barman con cliente

" Grado de Ud. - Vos: papá con hijo abuelo con nieto tío con sobrinos vieja señora con vieja sirvienta

" Situaciones de poder en donde una persona sirve a otra: empleado a dueño de mueblería subalterno a gerente de Banco joven sirvienta al dueño de casa empleado a dueño enfermera a doctor mozo a cliente de bar

32 • Nuestro Saber Oral FACTORES

EDAD EDAD Y PODER PODER papá empleado viejo / empleado joven señora / sirvienta abuelo/nieto cliente / barman tío/sobrino gerente viejo / subalterno joven socio viejo dueño viejo / sirvienta joven socio joven amigo viejo doctor viejo / enfermera joven amigo joven vecina vieja vecina joven

Los pronombres reflejan relaciones sociales de manera conocida en otros países e idiomas. El criterio de edad es el más importante en producir un trato diferencial entre personas, con poder en términos de control un segundo factor. La distancia social se refleja en el uso de Usted, situación que usualmente se da en el primer encuentro entre dos personas pero también entre dos familiares como esposa-suegra.

La solidaridad se refleja en el trato mutuo de Vos o Tú, este último siendo aparentemente un indicador de que uno de los conversantes es del sexo femenino.

Guatemala • 33 HONDURAS

El estudio más reciente sobre las formas de tratamiento, data de 1990 y es del lingüista español radicado en Honduras, Atanasio Herranz.

El análisis del uso de los pronombres de tratamiento vos-usted en el habla hondureña muestra una sociedad muy conservadora, altamente jerarquizada y escasamente democrática. Los hijos y los padres se tra- tan de usted; los hermanos, aún los de la misma edad, se tratan de usted; los compañeros y los estudiantes de la universidad, se tratan de usted. El hondureño siente “pesado” el tratamiento generalizado del vos nicaragüense y argentino, o el mismo tuteo español. El uso del vos ha quedado restringido para marcar relaciones intensas de amistad y cariño, aunque a veces el usted cumple esas funciones.

Así, el habla hondureña ha dejado un gran vacío entre el vos de amistad y el usted de respeto. Las relaciones cotidianas de trabajo o estudio que son las más abundantes en una sociedad, no tienen un pronombre de tratamiento adecuado y solidario. No sería extraño que este vacío sea cubierto en un futuro próximo por un pronombre más solidario y democrático. Las posibilidades son dos: o el vos cubre es- tas relaciones cotidianas de los hondureños o aparecerá un pronombre ajeno al habla hondureña, que por prestigio pudiera ser el tú. El voseo no parece extenderse. Los niños y muchachos de primaria y media se tratan de vos, pero en la universidad, esos mismos jóvenes se tratan a lo menos en público, de usted. Ya hay algunos indicios de la penetra- ción del tú en personas de alto rango y de prestigio social. El Presidente de la República en reciente conferencia de prensa, trató a todos los periodistas de tú, seguramente porque pensó con acierto que el vos lo sentirían los periodistas como abusivo y el usted como demasiado ale- jado, creando barreras jerárquicas que el Presidente quería romper.

Aunque para este año se ha notado preferencia por la primera propuesta presentada por Atanasio Herranz, seguimos usando en aspec- to jerárquico y de respeto el usted como forma más adecuada, no así

34 • Nuestro Saber Oral entre jóvenes, o amigos de cualquier edad el uso del vos es lo más común.

Está claro que el cambio de una forma de tratamiento a otra no se da en un lustro o una década, pero desde el estudio de nuestro lin- güista en campo ya estaba preparado y él lo pudo visualizar en su es- tudio como una de sus posibilidades de transformación.

Si hablamos con adultos, personas mayores (ancianos), autorida- des o desconocidos, la forma de tratamiento empleada o más usada es el usted; en cambio en niños inferiores a los 8 años en adelante, aproxi- madamente, el uso de cualquier forma de tratamiento estará definida por el tratamiento que se use al interior de su hogar y las exigencias dentro de él.

Con los amigos a cualquier edad y circunstancia, el voseo es la forma predominante de tratamiento.

Honduras • 35 NICARAGUA

En cuanto a tratamiento, se debe decir que en Nicaragua existe el voseo de modo total, en todas las esferas de hablantes.

Corresponde decir que el voseo se emplea solamente en el len- guaje coloquial y semiculto.

El pronombre personal vosotros ha desaparecido totalmente del habla nicaragüense; desde hace mucho tiempo ha sido reemplazado por ustedes. Se suele preguntar: “¿Irán ustedes al cine esta noche”?; pero nunca se dirá: “¿Vosotros iréis...?”. Incluso en el lenguaje eclesial se ha venido desterrando el vosotros. Ahora se dice “La paz sea con ustedes”.

El singular usted sustituye a tú, en relaciones donde no hay con- fianza o camaradería, como tratamiento de respeto o para establecer distancia respecto de determinada persona o para denotar autoridad. Como ejemplo de este último caso, el padre le dice a su hijo: “Usted me viene temprano esta noche”.

El voseo, obviamente no excluye el tuteo. Cuando tenemos que hablarle a personas extranjeras, en un plano de confianza, las tratamos de tú, pero cuando llegamos al plural se emplea ustedes y no vosotros.

36 • Nuestro Saber Oral PANAMÁ

En la República de Panamá coexisten solamente dos formas de tratamiento entre las personas, cuyo contexto de uso explicamos a con- tinuación.

Es usada por todos los sectores de la población, sobre todo en la ciudad capital, en jóvenes y niños. Se usa en situaciones informales y muchas veces la persona receptora (interlocutor) clasifica este ejercicio de despectivo e irrespetuoso. Sin embargo, es aceptado comúnmen- te en el pueblo o sector de capas más marginadas. En Panamá, el conocerse las personas pasan de un estado de tra- tamiento inmediato del USTED al TÚ. En sectores de provincias adentro (interior), por lo general los campesinos se relacionan bastante frecuencia con el USTED. Es un acto formal, de respeto, en personas de mayor edad o jerarquía.

VOS

El VOS es usado únicamente en la re- gión de AZUERO, pero en vez de VOS, dice VO. Esto en menor grado entre los campe- sinos llamados BUCHI. “Vo pa’ donde vai”. En las Tablas, provincia de Los Santos, entre cam- pesinos viejos el trata- miento de VOS se da con mucha regulari- dad.

Panamá • 37 LENGUAS DE CENTROAMERICA

Nuestro Saber Oral • 39 LENGUAS DE COSTA RICA

ESPAÑOL BRIBRI CABÉCAR GUAYMê MALEKU BORUCA TÉRRABA INGLÉS NGÖBE CRIOLLO

Buenos días ìs a’ ishtö ba Köbö Kuin các bacá ta c’oc gud shkèna? shkiná? dekä morén sho’rono máning o’rè! Buenas tardes “ ishtö ba gi Köbö Kuin dere các buajrá gud ka ñirgate morén íivning ji komiskla? Buenas noches “ ishtö ba gika Köbö Kuin dego các bucá ta c’oc gud nait tawirgate? morén rozóctoñ o ´rè! ¿Cómo está Ud? ìs bé ishtö ba ¿má jué ¿I shójcrera ta su o «rè? ou yu is? shkèna? tso? capíya ban? míunh? Bien bua’è böè jué moren c’obe fan Gracias chichi wíkebala, afepáque Sibu qui solopáse tank yu kalatska wéjtela an bacá tonra Me llamo ye’kie yis kie rö naoctenhé átqui t’a co... mi niem... yacayén rá Adiós, hasta ye’míatke mépa, natóye degájran t’a toe gud bai luego jewa sa

Costa Rica •41 nasawone Persona apè’ pè lécu abí óba pccrsin

Abuelo talà (pat.) táchí roa chayu xasúj t´èr granfáada wökela (mat.) táchí Abuela úyök júyökö mölöi chíya só t´èr gráni wike mígö ESPAÑOL BRIBRI CABÉCAR GUAYMê MALEKU BORUCA TÉRRABA INGLÉS 42 • Nuestro Saber Oral42 •Nuestro Saber NGÖBE CRIOLLO

Padre yè k’á rün sía yebéjt c’oc fáada

Madre amì amí meye sú be me móda mína Hermano èl ua etebá ihaca cabát ´rèñ bráda akè kè shíi Hermana kutà kutá ngwai lacáchum suí dor sísta èl huí Hijo alà yabá busi ngobo uranh huá àñhua son (niño, niña) Hija “ yabá ngöngö urílhif huá àñhua dáata dulaglè Día ñíwö ka ñir tóji các ba dabár die Noche nañéwe tuwína tiúric các bu shquè nait Río di’ díklö ñö tí dí di ríva

Montaña ká batà ká bata kä toguá octenh cransúj fö (selva) móuntin Sol dìwo ká wö ngwana tóji cac dro scnc Luna siwö tulu sö lhiji tebéj moc múun Maíz ikuö ikuö i áinh cup èp káan Frijol átu kaní chiquitaréqui suép shtahuó bíinz cúru Tortilla iña’ kuöchaka ojrí igapcuó líle Cacao- tsiru’ tsirú cájuli cáu co kokó Chocolate co-dió Cerdo köchi köchi mütü tunhífa cúchi nepcuógra áag

Gallina dakarò óshkoro kwi chacárra cró críro foul jóshkoro nhaína Perro chìchi chíchi nu aúsi aúj shíti dáag Vivienda ù ju ju ú ú u ous LENGUAS DE EL SALVADOR

ESPAÑOL NAHUAT CACAOPERA LENCA DE CHILANGA Buenos Días yejyek túnal tu malcinó Buenas tardes yajyek tiútak sela Kapu Buenas noches yejyek tayúua samaripo ¿Cómo está usted? ¿kentinémi?, ¿ken tipanútuk? Bien yek, kuáli «kua Gracias padiux Me llamo naja nutúkay unáni-u-ladan-na Adiós, hasta luego axta nemango wumpala Persona tu meyga «ka Abuelo tatanox ku’kul shoko Abuela noya ti’ti, ku’kus teteh Padre te’ku ‘tata, ‘wapa t’ani Madre nan maica, nana, a’mi lanke Hermano ikneuj paiki, ‘paj koh, ts’ah Hermana elteuj, pípi jwara kaa peleh, ts’ah Hijo (niño) kúnet kunsi’pa wewe (niño) Día túnal la’ntaca, ´lan jasha Noche tayuma irranta, yamalca ts’upa Río a’pam yelka, jalka wara Montaña cojtan yurra, huinssá kotan Sol túnal lan jasha Luna metsti aicu, acuca, aj’ku lets’a Tortilla támal him tete Maíz cinti, tauiyal aymá, aj’ma ima Frijol et pac shuli Cacao-Chocolate k’akaw Cerdo cuya’met map’it Gallina tijlan piyú-ma’irro, piju’majru kashlan Perro istkuinti ha’lu shushu Vivienda gal ‘u t’aw

El Salvador • 43 saqari’ xokoq’a’ paj q’ij naqab’anon na’an k’a ¡utijchina winaq mamá’a’ tata te’ej xib’al ak’ualaxel q’ijal k’achelaj q’ij ixiim leej chaqij ya’ ak’kaxtel ochoch sokaj TZ’UTUJIL ragan ya’ tat leen leen leen tza’n tay’a n’b’ya qinak quinak xjal chman q’wal qoniq’in witz q’ij xjawax’in wa’j ik’ ni’ma q’ij nan nub’i’ atzan nu b’ii’ tat saqarik xokaqab’ xb’eq’ij utzna b’e winaq b’a’anwachalal(chaq’)k’ojol n’tziqye ustz chaq’ab’ nima’ q’ij ixim lej jok’on ak’ xul’l K’ICHE MAM kacaw mam q’ij nan q segër k’a zqaq’ij k’a maltyöxnub’i yinq’alaj ri’ k’a xquch’on maltyoxmamá ri tata’aj qil achálal k’ajol chionteaq’a raqän ya’ juyu’q’ij maltyox ixim wäy kakaw juyub’ KAQCHIKEL kakaw q’ij te’ej winä LENGUAS DE GUATEMALA LENGUAS chentzikáx chentzik’axchentzik’ax xoqa k’a kamnitaleb’antantiox se ¿la utz awäch?m’at’in ¿la utz-awach? utz ok tat q’es tat bitzinbatzik k’aol q’i’l n’im’a tx’akamen q’ij ich’ix’im le’ kakab tuxt’elotzotz ik’ ek’ jay ik’ ja ja IXIL aq’b’al nan anima’ k’’ab’a jaxk’’ab’a utz imb’utz imb’utz imb’utz kocha turetnet imb’utz ch’ajb’ey nen ni k’ab’axajxakoj’ron koj’ronto’ a’tzun b’i pak’ab’ noy tata nana Soj-qilqib’ wijtz’in maxtak ajk’in kojn ni’ma nukirte k’in katu’ ixim pa’ k’akaw — ak’achj otot ajk’in ak’b’ar ak’bare ak’b’ar ESPAÑOLBuenos días CHORTê Buenas noches Buenas tardes ¿Cómo está usted? Bien Gracias me llamo, Yo mi nombre es:Adios Hasta luego ni Persona Abuelo Padre Madre Hermano Hijo Día Noche Río Montaña Sol Luna Maíz Tortilla Cacao Chocolate Gallina Vivienda * Fuente: Academia de Lenguas Mayas, 1998.

44 • Nuestro Saber Oral LENGUAS DE HONDURAS ESPAÑOL MISKITO CHORTê GARêFUNA PECH Buenos días titan yamni inb’utz ajk’in buiti binafi chata kachamiwá Buenas tardes tutni yamni inb’utz akb’ar buiti rabanweyu buiti-guñon Buenas noches tihmia yamni inb’utz ch’yujk’in ¿Cómo está usted? pain sma? kocha turet ida biñagia? Bien pain inb’utz buidu magadientina kaparwa Gracias tinki ch’abeyx seremei-teinki pipintasa pa’ Yo me llamo yang niní par uirá Adiós/hasta luego aisabí wal praubia k’oronto’ ayo dei lu Persona upla winik gürigia Abuelo kuka noy auguti-baba tawawaja-tasawa Padre/madre aisik/aisak tatá/tú uguchuli tatusk’a-takaki Hermano muhki wijtz’in namulen tark’i Hermana laikra isch’ok namulelu cortá Hijo/niño lupi/tuhtan sitz’ niraü (iraü) tayea-yea’i Día yu ajkiin weyu Noche tihmia akb’ar guñaun sojma’ Río tigni witzir duna aiba Montaña il jaja’r jaja’r dabiu Sol lapta krin weyu wi’ Luna kati katu hati yui’ Tortilla pa’ durubia sira’ Maíz aya wixim awasi a’u’ Honduras •45 Frijol bins b’u’r eifi saka Cacao/Chocolate kakah k’ante’ gabu o chaguladi wa’ri Cerdo kirku chitam buyuhu totonija’ Gallina kalila t’z’i ariran-gayu chuchuja’ Perro yul otot onli Vivienda utla muna LENGUAS DE NICARAGUA

ESPAÑOL MISKITO (SUMO) MAYANGUA Buenos días manin parastah Buenas tardes gudivining " Buenas noches gutnait " ¿Cómo está usted? naksa ampat manh Bien pain yamni Gracias tinki tingkih Yo me llamo yang nina ayangni paknin Mi nombre es yang nini " " Adiós aisabi (aisabe) tala yawah Hasta luego tiskure kat " " Persona upla muih Abuelo dama kû kungh Padre aisa pâpangh Madre yap«ti itangh Hermano muihni wirah Hijo luhpia albin, sula Día yua mâ Noche tihmia pukta Río awala wanki was Montaña unta asang nuhni Sol lapta mâ Luna kati amsa Maíz aya am Frijol bins bins Tortilla turtya turhtia Cacao ka’kau kákau Chocolate tsukulati tsukulati Cerdo kuirku kusih Gallina kalila sâkara ya! Vivienda utla û

46 • Nuestro Saber Oral LENGUAS DE PANAMÁ

ESPAÑOL NGOBERE KUNA EMBERÁ WAUNAN Buenos días kobo / ni mio be nuede ebaríbía jagpai chir ^(h^) Buenas tardes ——— be degurte nuede quebarabía jagpai chir^(h^) Buenas noches ——— be degurte nuede día jagpai chir(h^) ¿Cómo está usted? ——— ——— burá saúa jagam p^^ Bien ñanto / ro ani nuedi bía búa ha^uchi ^m Gracias ——— nued bía búa ha^ugjim Yo me llamo ——— ani nuga— mura abatá m^chafilha t^jem Mi nombre es ——— ani nuga mura truna m^ t^r chafil hat ^rjem Adios ——— deguimalo unu nía hayoo Hasta luego ——— tei malo unu nía deu hooju Persona ni dule emberá hoor Abuelo doa dada dadactrón tatooi Padre dun paba dada/cece haai Madre meyé nana pápa had Hermano etebá anía chaba heum Hijo ngobo machi duarra hiewaa Día ——— amor ebarí has daau noche ——— mutic dià masi hedaar Río ña ti ua dó dösig Montaña ngutuoe iguanak eyá durr Sol so tada peséa hedau Luna ——— ni umandáu hedau harg Maíz io op bé pëdau Frijol —————— ——— fijol Tortilla —————— tortia Cacao ——— sia unijo chocolat Chocolate ——— sia ——— chocolat Cerdo —————— china k’us Gallina kui kanmi eterré hat’a r Vivienda ju nega de dí

Panamá • 47 VARIANTES LÉXICAS DEL ESPAÑOL CENTROAMERICANO

Nuestro Saber Oral • 49 VARIANTES LÉXICAS DEL ESPAÑOL CENTROAMERICANO

COSTA RICA EL SALVADOR GUATEMALA HONDURAS NICARAGUA PANAMÁ

Niño güila, mocoso cipote,chilpayate, patojo, ixchoco cipote chavalo, chigüín pelao, mocoso, carajillo, chiquillo bicho, mono pepe, chirís, carajillo, cipotillo carajito

Padre papá, papi, papá, tata, patrón, papá, tata, ruco papá, apa’, don papa, mi tata jefe, tata, papito, tata viejo, ruco viejo tata, viejo, papi el chief, viejo

Madre mamá, mami mamá, nana, mami, mamá, mamá, mamá, mamita, ma mama, roca vieja, doña, jefa, mama, manteca patrona, jefa, vieja, ruca ruca, vieja amá, vieja, doña señora

Variantes léxicasdel españolcentroamericano •51 Abuelo(a) tito, abuelito, mi tata agüelo, tatica agüelo tatita, aue, tata, viejito, agüe, ito mimama tatanol, tata mamita, ita

Hijo(a) güila, carajillo retoño, escuintle, patojo, güiro mijito, mijo, tierno hijo culicagao, sambito, mocoso vástago, güìs, bicho come arroz, piojaso

Amigo(a) maje, ma’e chero cuate pana, socio, brother, brother, cuate pana, my friend, compa miherma camarada, compañero jodido, pofi migarra, mi hermano, paciero

Cabeza jupa, tolva, torre totoca, ñola, tetunta, shola, coco, morra moyola, nema, coco, tula, coco, nona, calabazo ayote, cepa, chontoca sheca maceta, sesos, calabaza chipota maceta, bombillo

Manos manoplas, tierrosas cebolletas, guantes manos pailas, mañosas, las cinco manoplas

Pies patas, remos, patriarcas putas, jenjibes, planchas patas putas, pizuñas, aplanadoras jocotes patas, cayucos, lancha, ñame

Piernas corvas, canillas trancas, ganchos canillas canillas, jarretes, caraos, curvas catres, canillas, cañinflas, rollos, trozos zancos, escobas

Perro zaguate, cartucho chucho, pulgoso, can chucho can, chuco, galafate sarnoso gua-gua, tinajero 52 • Nuestro Saber Oral52 •Nuestro Saber VARIANTES LÉXICAS DEL ESPAÑOL CENTROAMERICANO

COSTA RICA EL SALVADOR GUATEMALA HONDURAS NICARAGUA PANAMA

Cerdo chancho cuche, marrano, puerco coche chancho, cochino, chancho cuche, marrano cochino cochino, marrano, puerco

Búho búho tecolote tecolote tecolote, lechuza búho búho

Pavo chompipe chumpe, jolote, guajolote, chompipe jolote, champipe chompipe chumpipe, güegüecho chunte chunte, guajolote pavo

Armadillo cusuco cusuco, pitero, armiche cusuco, hueche armado, cusuco cusuco armadillo pitero zoncho Zopilote zopilote, zoncho zope, limpia mundo zope zopilote gallinazo, gallofer

Chayote chayote güisayote, güisquil guisquil ayote, pataste chayote chayote

Pejibaye pejibaye No hay corozo corozo pijibaye pibá, pixbae

Frijoles frijoles chojoles, balas frijoles, maromar, piloyes balines, balas, colorados, porotos porotos, guandú chimbaros, bins

Cometa papalote, papelote, piscucha cometa barrilete barrilete barrilete, lechuza cometa

Machete chafirro, cutacha colín, corvo, cuto, güira corbo, acapulco cuto guarizama, tunca, cuma, cutacha, machete, collins, puya, filo, cuchillo, cruceta, rula guarizama curvo, pando, machacas cuma peinilla

Dinero plata, lana, harina pisto, chirilicas, cuises pisto monei, reales lana

Autobús bus, micro, cazadora, bus, camioneta camioneta, camándula bus bus, microbús bus, chiva, diablos rojos chiva, camión TOPONIMIA

Nuestro Saber Oral • 53 COSTA RICA

Al ser Costa Rica un país pluricultural y multilingüe, esta condi- ción se evidencia en los nombres geográficos con que sus habitantes han denominado los barrios, ciudades, villas, ríos, quebradas, lagunas, bahías, penínsulas, islas, montañas, cerros, etc. Los nombres geográfi- cos, sean propios o comunes, nos informan acerca de aspectos signi- ficativos para sus pobladores (religión, personas, objetos, flora, fauna, etc.) y en muchos de ellos está la huella de inmigrantes de diversos lugares.

ECÓNIMOS: (Nombres de poblados)

Kékoldi (bribri): nombre de un territorio y poblado indígena; signifi- ca quebrada del bastón del awá o sukia.

Cartago (fenicio): ciudad y provincia del valle central oriental, la an- tigua capital fundada en 1564; bautizada así por los españoles, en re- cuerdo de Cartagena, ciudad de la costa de Levante (España). Se llamó ‘Nueva Cartago’ para diferenciarla de Cartagena de Indias.

Jamaica Town (inglés): nombre de un barrio de la ciudad de Limón, llamado así por los inmigrantes jamaiquinos que llegaron a finales del siglo XIX. Actualmente, en la nomenclatura oficial se le conoce como Barrio Roosevelt, en honor al presidente estadounidense.

Talolinga (náhua): poblado de Guanacaste; significa lugar de temblo- res.

San Marcos de Tarrazú (español y huetar): ciudad del sureste del Va- lle Central; es un nombre que combina el nombre del apóstol (influen- cia española) y un topónimo indígena de etimología desconocida

Nicoya: (náhuatl) advocación del dios Texcatipoca, significa ‘con ene- migo a ambos lados’.

Costa Rica • 55 Oriente: poblado de la provincia de Cartago, que surgió a raíz de la construcción del ferrocarril al Atlántico. Su nombre se debe a que los primeros pobladores del lugar eran familias chinas.

San Vito de Java: ciudad de la zona sur del país, fundada por colonos italianos. El lugar original se llamaba Haba, que significa ‘cesto, canasta’. Cuando a mediados del siglo XX, los colonos italianos fundaron el poblado lo dedicaron a un santo medieval italiano, que a la vez corres- pondía al nombre de uno de los fundadores, Vito Sansonetti.

Cahuita (miskito): poblado de la costa caribe; significa la punta don- de crecen los sangrillos (cáwi ‘árbol de flores amarillas que crece en lugares pantanosos’; ta ‘punta’).

Alajuela: ciudad y provincia de la zona central del país. El nombre ori- ginal era Las Lajas, tomó el diminutivo despectivo Lajuela, ya que ha- bía muchas lajas en los ríos de la región. La ciudad de Alajuela fue fun- dada en 1782.

Orotina: (familia lingüística Mangue) se le dio el nombre en 1908, en recuedo de los orotiñas o gurutinas que originalmente habitaban la zona de Miramar.

Guatuso: debe su nombre a la guatusa, animal de pelo rojizo que abunda en la zona norte del país.

Puntarenas: debe su nombre, desde finales del siglo XVIII, a su carac- terística geográfica, pues es una punta de arena en el golfo de Nicoya.

HIDRÓNIMOS: (nombres de ríos, lagunas, lagos, quebradas)

Reventazón: río caudaloso de la vertiente atlántica; toma su nombre del sonido que hace el agua al golpear las piedras en su cauce.

Virilla: río de la provincia de Heredia; su nombre proviene del apócope del diminutivo de Elvira, ‘Elvirilla’, reinterpretado por los hablantes como El Virilla.

56 • Nuestro Saber Oral Torres: apellido del capitán Salvador de Torres, colonizador del Valle del Abra.

Cuba Creek (inglés): quebrada o arroyuelo de la región atlántica; su nombre, según una versión, viene de los inmigrantes negros de las Antillas Españolas; otra versión sugiere que se le puso el nombre en honor a la isla de Cuba a fines del siglo XIX, época de la lucha de Martí.

Lari (bribri): río de la vertiente atlántica; significa ‘río del niño’.

Sixaola (miskito): río de la vertiente atlántica; su nombre proviene de sixa ‘negro’ y wala ‘otro’.

Tempisque (náhuatl): río que desemboca en el Golfo de Nicoya; sig- nifica ‘orilla o labio del río’. El árbol toma el mismo nombre por su abundancia en las márgenes del río.

Ceibo: río del sureste del país; debe su nombre a la abundancia de árboles de ceibo en sus márgenes.

Arenal: laguna artificial; llamada así por su cercanía con el volcán del mismo nombre.

Ñari (cabécar): río en las faldas del Chirripó; su nombre significa ‘río impuro o contaminado’.

Tayní (cabécar): río del Valle de la Estrella; significa ‘río abundante en riquezas (agua, piedra, metales, peces)’.

Sarapiquí: río al norte de la provincia de Heredia; documentado por primera vez como ‘Siripiquí’, de probable origen voto, según Miguel Ángel Quesada Pacheco.

Costa Rica • 57 ORÓNIMOS: (nombres de cerros, montes, montañas).

Chirripó (huetar): el cerro de mayor altura en el país.

Irazú (huetar): volcán del centro del país.

Poás (huetar): volcán del centro del país; una versión dice que el nom- bre proviene de ‘las púas de las piñuelas y zarzamoras que abundaban en la zona’.

Namasol (bribri): montaña de Talamanca; significa ‘imponente, exube- rante’.

Talamanca (español): nombre de la cordillera; el conquistador Diego de Sojo bautizó la ciudad Santiago de Talamanca en honor de su ciudad na- tal; según la versión miskita, el término significa ‘por el precio de la sangre’.

Nambí (náhua): cerro de la península de Nicoya; significa ‘perro’.

Carpintera: cerro del centro del país; una versión refiere el origen de su nombre al apodo que recibía una mujer que se dedicaba a construir bancas de madera y que residía en el lugar.

Barva (huetar): volcán de la cordillera central; de barbbak que signi- fica ‘pueblo o gente del oso colmenero’.

Dúrika (cabécar): cerro de la cordillera de Talamanca; de Dureka, que significa ‘montaña vertical’.

Sulayöm (Bribri): cerro sagrado de los bribris y cabécares, donde Sibú sembró la semilla.

Eskameca (náhua): cerro de Guanacaste; su nombre significa ‘corde- les de algodón’.

58 • Nuestro Saber Oral Chinampa (azteca): cerro de Guanacaste; su nombre significa ‘lugar donde se cultivan flores y verduras’.

Quircot (huetar): nombre original del volcán Irazú; significa ‘montaña grande’.

Guarco (huetar): valle del centro del país; significa ‘vigilante del cerro’. También es el nombre de un cacique.

Huacas (quechua y aymara): cerro de Guanacaste; significa “lugar sa- grado”.

Costa Rica • 59 EL SALVADOR

Los siguientes topónimos salvadoreños son de origen Nahuat.

ECÓNIMOS:

Acajutla: lugar donde brota abundantemente el carrizo.

Apastepeque: en el cerro del apaste.

Coatepeque: en el cerro de la serpiente.

Chalchuapa: río de jade, río verde.

Guacotercti: lugar de troncones.

Izalco: en la arena de obsidiana o en la arena negra.

Metapán: río del Maguey.

Olocuilta: lugar de olotes pintados.

Panchimalco: lugar de banderas y escudos.

Suchitoto: lugar del pájaro-flor.

HIDRÓNIMOS:

Río Acahuapa: río que tiene carrizo.

Lago de Güija: donde abundan los espinos.

Lempa: en la orilla del agua.

60 • Nuestro Saber Oral Río Guajoyo: cueva del árbol.

Río Tilapa: río Negro.

Laguna Chanmico: en el lugar de los muertos, el cementerio.

Lago de Ilopango: en el jilotal.

Río Amapupulta: lugar del papel borrado.

Balneario Ichenmichen: la cueva del pez.

Balneario Amapulapa: lugar donde se hunden los amates.

ORÓNIMOS

Cerro Teconal (Departamento de San Vicente).

Cerro El Tacuazín (Departamento de La Paz): comeloncito.

Cerro Cayaguanca (Departamento de Chalatenango): lugar que tiene caseríos.

Volcán Chinchontepec (Departamento de San Vicente): en el cerro de las dos tetas.

Cerro Tecana (Departamento de Santa Ana): en el cerro de las lajas.

Cerro Masahuat (Departamento de Santa Ana): lugar que tiene venados.

Volcán de Guazapa (Departamentos de San Salvador y Cuscatlán): río seco.

Cerro Siguatepeque (Departamento de San Vicente): en el cerro de las mujeres.

Cerro Teosinte (Departamento de Chalatenango): maíz sagrado.

El Salvador • 61 GUATEMALA

ECÓNIMOS:

Amatitlán (nahuatl): en lengua mexicana ama-titlan. De ama, apócope de amati, ‘amate’, y titlan, ‘entre’.

Acasaguastlán (nahuatl): la etimología completa sería ‘lugar de garzas y torditos’.

A-ca zahuaz-tlan, (nahuatl): de las voces atl, ‘agua’; catzahuac, ‘sucio, ennegrecido’; tlan, posposición que equivale a ‘junto, próximo’.

Camotán (nahuatl): junto a camotales. Municipio y cabecera munici- pal del departamento de Chiquimula.

Chiantla (nahuatl): ‘lugar donde abunda la chía o chan’, planta mucilaginosa de la familia Slavia Chian, de la Llave.

Chichicastenango (nahuatl): su significado propio de ‘en el cercado de las ortigas’.

Cotzumalhuapa (nahuatl): Santa Lucía Gotzumalguapa, de cozamaloti, ‘arco iris’; a, apócope de atl, ‘agua, río’ y pan, sufijo locativo. Munici- pio y cabecera municipal de Esquintla.

Cuilapa (nahuatl): aféresis de cuajinicuil, nombre indígena de la pater- na o guabo. Etimología más aproximada de la cabecera del departamen- to de Santa Rosa, antes llamada Cuajiniquilapa.

Guazacapán (nahuatl): procede del pipil y sería Guat-sacat-apan, ‘lu- gar de zacates o zacateras’. Municipio del departamento de Santa Rosa.

Joyabaj (k’iche): Xol, ‘entre’ y abaj ‘piedra’, deriva de las voces quichés choy, ‘laguna’ y abaj, ‘piedra’. Municipio y cabecera municipal del de- partamento de Quiché.

62 • Nuestro Saber Oral Petén Itzá (itzá): los itzaes fueron una poderosa nación de origen maya, establecida en el extremo occidental del Lago de Petén.

Retalhuleu (k’iche): quiere decir ‘señal sobre la tierra’, de las voces retal, ‘señal’ y ‘huleu’, ‘hoyo en la tierra’. Uno de los departamentos en el suroeste de la República; cabecera del mismo municipio.

Sololá (tz’utujil): se le conoce con los nombres de Tzolohá y Tzoloyá, en quiché y cakchiquel equivalen a ‘agua de saúco’. Uno de los depar- tamentos de la región occidental de la República. Municipio y cabecera municipal del mismo nombre.

Yupiltepeque; del nahuatl yopilli y tepeti, ‘cerro’, ‘montaña’. Munici- pio y cabecera municipal del departamento de Jutiapa.

HIDRÓNIMOS

Coyolate (nahuatl): río donde hay coyoles. Jurisdicción del municipio de Patulul, Such. Guacalae. Río que tiene su origen en el departamento de Chimaltenango y desagua en el canal de Chiquimulilla.

Motagua (chortí): pertenece a una de las lenguas nativas de Honduras. Su curso sirve durante un corto trayecto de límite entre Guatemala y Honduras.

Nahualate (nahuatl): río de brujos o nigromantes.

Samalá (k’iche): río ancho con aspecto de tabla. De las voces tzalam, ‘tabla’; á, aféresis de já, ‘agua, río’ en el occidente del país.

Polochíc (poqomchí): de polo, derivado de palau, ‘lago o mar’, y chic, ‘ya es’. Río de las faldas meridionales del cerro Xucaneb, en el muni- cipio de Tactic, y desemboca en el lago de Izabal, principal desagüe del Departamento de Alta Verapaz.

Guatemala • 63 ORÓNIMOS:

Atitlán (nahuatl): nombre del lago así como los del volcán y poblado. Coinciden con el vocablo indígena Chiá, toponimia prehispánica que significa ‘junto al agua’.

Tacaná (mam): de las voces mames ta, ‘adentro, dentro’; cak, ‘fuego’ y najbil, ‘casa’. Volcán en el departamento de San Marcos.

Tajumulco (nahuatl): de las voces tlalli, ‘tierra’; xomulli, ‘rincón’. Vol- cán del departamento de San Marcos, el más elevado de la República.

64 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

La toponimia hondureña conforma un conjunto de nombres que el pueblo designa a diferentes puntos geográficos: poblados, ríos, la- gunas, quebradas, cerros, montes, montañas agrícolas, árboles, santos, etc. En su conjunto nos ofrece pautas para la reconstrucción de nues- tro pasado, enlazando a través del presente el futuro coadyuvando a que nuestra historia se convierta en un asunto propio, fecundo, inte- resante y actual.

Las toponimias también nos permiten caracterizar orígenes y pro- cedencia de las clases populares, demostrando la continuidad cultural de sus habitantes. La toponimia provoca directamente el acercamien- to de los ciudadanos con nuestra propia identidad.

Para este trabajo se han seleccionado topónimos de origen indí- genas y español.

HIDRÓNIMOS

Caratasca (azteca): laguna de las casas

Coyapa: agua de los coyotes

Duyure: quebrada de los yoyotes

Guasaule: río de los guajes viejos

Lepaera (lenca): quebrada del tigre

Telica (nahuatl): en el agua de las piedras

Patuca: lugar de los juegos de azar

Honduras • 65 Chamelecón (azteca): lugar abundante en plumas de papagayo

Corquín (tolteca): entre ríos

Namasigüe (nahuatl): agua de las mujeres

Concepción de Yaugupe: en el agua de maíz negro

ECÓNIMOS

La Ceiba: por un gran árbol de Ceiba en la ciudad

La Masica: por la abundancia de árboles de Masica

Tela: tierra fragosa de montes y sierras (nombre original: Tetela)

Iriona: una espina (original: Iriona)

Camayagua: lugar que tiene comales (original: Comal huacán)

Humuya: abundancia de maíz seco (nombre original: Tambla)

Lejamaní: lugar donde se tallan piedras preciosas (original: Laxa maní)

Ajuterique: cerro de las tortugas (original: Axotl-terique)

Cucuyagua: lugar que tiene negocios (de cocollahua)

Olancho: tierra del hule (original: Vilancho)

Copán: puente de madera, lo que llamamos copante (original: copantli)

Roatán: lugar de mujeres (original: Coxen-hole)

66 • Nuestro Saber Oral Chamalecón (azteca): lugar abundante en plumas de papagayo

ORÓNIMOS

Aguantequerique: cerro de muchas aguas

Estupiltepe: cerro del alguacil de sangre

Gualaco: en las buenas tierras

Merendón: lugar pedregoso

Lepaterique (lenca): cerro del tigre

Ocotepeque: (nahuatl y lenca) en el cerro de los ocotes

Siguatepeque (nahuatl y lenca): cerro de la mujer

Quezalterique (lenca): cerro del Quetzal

Mazatepe: cerro del Venado

Honduras • 67 NICARAGUA

ECÓNIMOS

Nicaragua: ‘Nican-a-huan’, lugar que tiene posesión, existencia; ‘atl’, agua; ‘hualt’, cosa grande. ‘Lugar donde está la gran agua’; ‘Donde existe el agua inmensa’. (A.D.B.). Otra versión: ‘Lugar que tiene jícaras’

Boaco: ‘Boa o Boaj’, tribu llamada de los cantores; co, indicativo de lugar, o sea lugar de dicha tribu’. Hibridismo sumo-azteca. (A.V.).

Bombonas: (o Nimbunasí) ‘nimbu, agua; nasi, mujeres’. ‘Agua de las mujeres’. Voz chorotega. (A.V.).

Chinandega: chinamitl-tlan. ‘Habitante de Chinantlan o lugar de milpas cercanas’. (A.V.). Otra versión: Chiam-cal-teca- ‘Pueblo cuyas casas son de tejido de cañas y ranchos’. Ciudad del Occidente de Nicaragua.

Diriá: diri ‘colina’; at ‘pequeña’ Chorotega ‘pequeñas colinas’ (A.V.)

Diriomo: ‘valle de los dirianes’ (Ahome, Valle), (Chor.) (A.V.)

Estelí: ‘este-lí: eztli, sangre, cosa colorada; li, agua, río’. ‘Río de corrien- te roja’. ‘Río de color rojo’. Hibridismo nahua-matagalpa. (A.D.B.).

Jalteva o Xalteva: xalli, arena; tetl, piedra; pan, adverbio de lugar. ‘Lu- gar de piedras arenosas’. (A.V.).

Jinotega: xiotl (contracción de Xiocuahuitl); tecatl, vecino. ‘ o habitantes de los jiñocuaos’ (A.V.). Otra versión: gente triste.

Jinotepe: xiotl-cuahuitl. ‘Poblado de jiyocuaos. (A.V.). Otra versión: Del nahuatl xima, significa ‘roer, cortar, trasquilar, descarnar’, tepetl, que significa ‘cerro’. Kinotepe ‘cerro chimado o Cerro Pelón’ Cabecera del Departamento de Carazo.

68 • Nuestro Saber Oral Juigalpa: Huey-galpan de huey ‘grande’ y calpul ‘barrio o ciudad’. ‘Ciudad Grande’. Cabecera del Departamento de Chontales.

Managua: Nana-huac, significa “lugar que tiene (donde hay) represa. Agua grande encerrada”. Capital de la República.

Masaya: mázatl ‘venados’, yan, ‘acción verbal’. ‘lugar donde hay ve- nados’. (A.V.) o lugar entre aguas y lagunas.

Matagalpa: ‘matlatl, red, malla, pan, ‘lugar’. En las casas de las redes’. (A.V.) o caserío enredado.

Monimbó: mu ‘cerca, próximo’, nimbu ‘agua’. Lugar próximo al agua’. (A.V.).

Nindiri: nin, ‘cochinilla’ diri, ‘colina, altura’, ‘colinas de cochinilla’. (Chor.) (A.V.).

Niquinohomo neck, ‘guerreros’ nahome, ‘cerro’. ‘Valle de Los guerre- ros’. (Chor.) (A.V.).

Ocotal ocotl, ‘ocote’ tlalli, ‘tierra’, ‘tierra de ocotes’ (antes se decía Ocotali) (A.V.).

Popoyuapa o ‘Popoyu-apa’: ‘popoyotl, popoyquelitl’ popoyotl, ‘maíz poco desarrollado, y nombre de un pez marino’; apa, ‘río’. ‘Río de los popoyos’ (A.D.B.).

Subtiaba: shuctli ‘caracolito negro’; atl, ‘agua’; pan, ‘adverbio de lugar’. ‘Río de los caracolitos negros’. - (A.V.).

Ticuatepe: tecuan, ‘bestia feroz’, Tépec, ‘cerro’. ‘Cerro poblado de bestias feroces’.

Tiscapa: tezcatl ‘espejo o charco’; pan, ‘adverbio de lugar’. ‘En el es- pejo’. - (A.V.).

Nicaragua • 69 Tipitapa: tetl, ‘piedra’; petlatl, ‘estera’; pan, ‘adverbio de lugar’: ‘Lugar de esteras de piedras’. (A.V.).

Waspan was, ‘río’, pam, ‘árbol’. ‘Arboleda’. (Sumo) - (A.V.).

HIDRÓNIMOS:

Jiloá: laguna situada al poniente de Managua.

Apanas: Apanatl, ‘caño de agua’, de apantli, ‘alineamiento, acequia’ y atl-agua. ‘Laguna de poca agua’, nombre de un extenso llano situado al N.E. de Jinotega, lago artificial del mismo nombre.

Apoyo: ‘agua salada o laguna salada’, del nahuatl, atl ‘agua’, poyec ‘salada’. Laguna situada al Sur de la Ciudad de Masaya y en cuya proxi- midad, están los pueblos de Catarina y Niquinohomo.

Asososca: del nahuatl ‘atl’ ‘agua’, xouxouhquí ‘azul’. Lugar de agua azul o de la laguna azul’, del nahuatl axoxosco, ‘agua agria’, nombre de dos grandes y profundas lagunas, una en Managua y otra cerca del villo- rrio que en otro tiempo fue ciudad de .

Cocibolca: nombre del mayor de los lagos de Nicaragua, acotzilli ‘camaroncito’, poloa ‘destruir’, pan ‘lugar’, donde se destruye los camaroncitos. ‘Lugar de gran serpiente o Lugar del sol’ o ‘Lugar de gran bola viva. Coapol fue el nombre primitivo de Quetzalcoatl el gemelo de Xolot y de aquí tomaron, sus nombres nuestros dos grandes lagos y se concluye con definirlo ‘Lugar donde está el grande de los dos la- gos gemelos’.

Acece: atl ‘agua’ y cecee ‘fría’, ‘frías aguas’ o agua lúcida, transparen- te y fría. Aguas muy cristalinas, aguas muy claras. Punta Acece, lugar del lago Cocibolca, muy cercano a Granada.

70 • Nuestro Saber Oral Xolotlan: lugar de Xolotl, personaje mitológico, con cara de perro. ‘Gemelo de Quetzalcoate’. Lago y el segundo en extensión de Nicara- gua.

Comalapa: el río de los Comales, del nahuatl comalli ‘comal’, ate ‘agua’, pan ‘lugar’. Pueblo del Departamento de Chontales.

Sapoa: zapo-atl. ‘río de los zapatos’ Río que sirve de límite entre Costa Rica y Nicaragua. Desemboca en el gran lago.

Malacatoya: malacatt significa ‘dar vueltas, cosa que gira’, atl ‘agua’, otli ‘camino’, yan ‘lugar’ donde se verifica la acción. ‘Río que va girando’, río que desemboca en la ribera norte del Lago Cocibolca.

Masachapa: maza-xa-pan. ‘en el arenal de los venados’ ‘Lugar o sitio rocoso o lecho arenoso’ Río y balneario de la costa del Sur de Mana- gua.

Coyolapa: ‘río que suena’ coyolli ‘cascabel’, apan ‘río’.

Jalapa: ‘río arenoso’ xalli ‘arena’ y apan ‘río’.

Tecolapa: ‘río de carbón’, que limita los departamentos de Managua y Carazo.

Acoyapa: ‘lugar donde tuerce el río’. Antigua ciudad que durante casi un siglo fue cabecera del Departamento de Chontales.

Acome: alt ‘agua’, comitl ‘olla’, ‘comal de aguas’. Río que por el Nor- te y el Oeste, pasa a orillas de la Ciudad de Chinandega.

Acosagua: atl ‘agua’, coztic ‘amarillo’, hua ‘posesivo’ ‘Que tiene agua amarilla’ o ‘Camarones de agua dulce’. Río del Departamento de León.

Nicaragua • 71 PANAMÁ

Ustupo (San Blas, Kuna Yala): isla de los conejos.

Mulatupu (San Blas, Kuna Yala): isla de los Gallinazos

Achutupu (San Blas, Kuna Yala): isla de los perros

Old Bank: Bastimentos, Bocas del Toro

Bons Mont: Bocas del Drago, Bocas del Toro

Soopta Pain: isla frente a Boca del Drago, Bocas del Toro.

72 • Nuestro Saber Oral DICHOS

Nuestro Saber Oral • 73 COSTA RICA

El dicho consiste en una frase o expresión del habla popular que se caracteriza por poseer un tono jocoso, pues expresa situaciones y modos de actuar de la comunidad en forma chistosa o gráfica, las com- para con modos de actuar de animales, por ejemplo, o con otros even- tos que se parecen en su forma y no en su contenido.

A la pura bulla: Con desconocimiento

Al chancho con lo que lo crían: Una persona se inclina hacia una costumbre o una tradición

Alegrón de burro: Alegría repentina y de corta duración

A calzón quitado: Hablar sin miramientos, abiertamente, sin tapujos

¡A mí que me registren!: Da a entender que no se tiene la culpa de una cosa

Buscarle la comba al palo: Encontrar la manera de resolver un asunto

Batir el tiste (Guanacaste): Enamorar

Caer de maje, caminar a uno: Dejarse engañar

Caer como un gato, caer parado: Tener suerte

Coger a uno de mona: Molestar con burlas

Colgar las tenis, cerrar el paraguas: Morir

Cogerse el mandado: Apropiarse de algo indebidamente

Comer cajeta: Es cosa fácil

Costa Rica • 75 Como quien oye llover: Ignorar o no hacer caso

Cortar el rabo: Despedir

Cuando la rana eche pelos: Frase que indica la imposibilidad de rea- lizar una cosa

Darse : Presumir

¡Dichosos ojos!: Expresión a manera de saludo, denota la alegría que produce un encuentro

Echar o meter carbón: Indisponer a una persona contra otra o con- tra algo

Echar la chayotera: Firmar

Estar a puñalada por bollo de pan: Tener mucha necesidad

Estar como gallo en patio ajeno: Estar apocado, tímido, encogido

Estar chiva: Estar enojado

Estar quemándose: Desear algo con vehemencia

Estar salado: Tener mala suerte

Gastar pólvora en zopilotes: Desperdiciar algo sin provecho algu- no

Haber ropa tendida, haber moros en la costa: Tener cautela, tomar precaución para que otros no se enteren de algo

Hacerle la cruz: Rechazar a una persona o cosa.

76• Nuestro Saber Oral Hacer ojitos: Flirtear, coquetear

Hacer de tripas, corazón: Soportar algo que resulta desagradable

Hacer una jugada: Engañar

Hacer una torta: Hacer una tontería, un lío, una picardía

Hacer leña: Arruinar, sentise mal

Hacerse chiquitico: Amilanarse, acobardarse

Irse donde calienta mejor el sol: Buscar el lado que le conviene

Írsele a uno la pajarita: Olvidarse

Juntarse el hambre con las ganas de comer: Se aplica cuando dos semejantes se asocian

Jalar el aire: Amonestar, reprender

Lágrimas de cocodrilo: Lágrimas fingidas o hipócritas

La gracia del sapo no está en el brinco: Cuando se descubre una aptitud oculta

La esencia no viene en estañones: Las cosas buenas y delicadas no se dan en abundancia

Lo que no mata, engorda: Se dice cuando se come una cosa sin es- crúpulos

Meterse en un berenjenal, en un colocho, en un clavo, en un algodonal, en un chicharrón: Meterse en un lío

Costa Rica • 77 Mover el esqueleto: Bailar

¡Ni a palos!: De ninguna manera, ni a la fuerza

No estar de muy buenas pulgas: No estar de buen humor.

No hay novia fea, ni muerto malo

No hay panza sin ombligo: Todas las cosas tienen sus dificultades

Ganarse los frijoles: Trabajar para procurarse el sustento

Ojo al Cristo y mano a la bolsa: Prestar atención para no ser robado

Ojos que no ven corazón que no siente: La ausencia suele hacer olvidar las cosas

Parar la oreja: Escuchar con atención

Pagar los platos rotos: Sufrir las consecuencias de un acto sin ser uno el autor

Partir el ayote por la mitad: Dividir equitativamente

Pasar la brocha: Adular

Perder cartel, perder puntos: Desprestigiarse

Planchar la oreja: Dormir

Rajarse como la manta: Decir las cosas sin rodeos

¡Raro es un sapo!: Expresión jocosa que denota la ausencia de admiración

Rayar el disco: Repetir muchas veces la misma cosa.

78 • Nuestro Saber Oral Regar veneno: Impresionar, causar sensación

Saber como anda el frijol: Conocer la realidad, informarse

Sacar el jugo: Sacar provecho

Sacar el clavo: Desquitarse

Ser mantequilla: Dícese de la persona que no tiene importancia

Ser más fresco que una lechuga: Despreocupado

Ser más fácil que darle un chonetazo a una lora: Ser una cosa muy fácil

Ser más papista que el Papa: Tener más interés que el propio inte- resado

Ser un gato: Hábil, mañoso

Ser un Juan Vainas: Tonto, sencillo, bobo

Ser uña y carne: Ser muy amigos

Tener filo: Estar hambriento

Tirar la casa por la ventana: Gastar en exceso

Tener más vueltas que un cacho de venado: Tener muchas mañas y resabios

¡Ya para qué!, como dijo la lora: Se dice cuando se aplica una ayu- da demasiado tarde

Zapatero a tus zapatos: Aconseja que cada cual se ocupe de lo que le corresponde

Costa Rica • 79 EL SALVADOR

Indio comido, puesto al camino: Retiro inmediato de invitados des- pués de un banquete

Barriga llena, corazón contento: Una persona satisfecha, nada le preocupa

Patas pa’que te quiero: Alejarse rápido de un lugar

Salió en guinda: Correr rápidamente

Hay más hojas que : Es más lo que una persona dice, que lo que hace

Lo que abunda no daña: Es preferible que sobre y no que haga falta.

El que se aflije, se afloja: Una persona que se preocupa demasiado, puede enfermarse

Dicho y hecho: Efectivo cumplimiento de promesas

Andar de la ceca a la meca: No tener estabilidad

Dar la mano y se agarra el codo: Persona aprovechada de la confian- za que se le brinda

Echar la casa por la ventana: Gastar en una actividad los ahorros

Cuando el río suena, es porque piedras lleva: Las murmuraciones, algunas veces parten de una realidad

Del dicho al hecho, hay un gran trecho: No hay que fiarse de las promesas

80 • Nuestro Saber Oral Sacarle el jugo: Explotar las capacidades físicas, mentales o económi- cas de una persona

Meterse en un berenjenal: Encontrarse en serias dificultades

Meterse en camisa de once varas: Igual que el anterior

Embrocar las ollas: Terminar una fiesta

Al que le gusta el chicharrón, de ver el chancho suspira: Al que le gusta una cosa, con sólo que se le insinúe se entusiasma

Hágame la campaña: Ayúdeme

Rayar el disco: Repetición estereotipada

El Salvador • 81 GUATEMALA

Casamiento y mortaja, del cielo bajan: Consolación de una perso- na para aceptar cualquier situación

El que anda en la miel algo se le pega: Las personas adoptan las características de aquellos con quienes se relacionan

El que con lobos anda, a aullar aprende: Se dice de las personas que no tienen cuidado de seleccionar la persona con quien establecen una relación

En boca cerrada no entra mosca: Es preferible callar lo que se sabe, que lamentarse después

El que quiere celeste que le cueste: La persona que desea mantener una vida holgada debe luchar honradamente

El que se acuesta con niños, amanece orinado: El que a sabiendas se reúne con irresponsables debe responder por ellos

El vivo a señas y el tonto a palos: La persona debe estar atenta a los consejos de los demás, o sea, ser obediente

La ropa sucia se lava en casa: Los problemas familiares se deben resolver en la misma familia

Pecho ajeno, no es cofre de nadie: Las intimidades personales no deben ser del conocimiento de otros

No hay mal que por bien no venga: A cualquier circunstancia adver- sa, debe de valorarse lo positivo

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista: Por más agobiante que sea un problema, pasa

82 • Nuestro Saber Oral Más vale pájaro en mano que cien volando: Es mejor tener algo seguro aunque sea poco, que pensar en algo inalcanzable

El que mucho abarca, poco aprieta: Una persona debe ser realista y no pretender alcanzar más de lo que es capaz

El que se quemó con leche, hasta la cuajada sopla: Cuando una persona pasa por una mala experiencia, después es excesivamente cuidadosa

El comal le dice a la olla: “Qué tiznada estás”. Cuando una misma persona tiene los mismos defectos y corrige a otra

Par de “aritos” para una sonta: Se dice de dos personas de la mis- ma condición

Sólo les falta el yugo: Cuando dos personas son iguales en ideas, o en parecido físico o moral

Cómo no chón: Afimativo, pero en son de burla

Freír niguas en sartén de palo: Hacer una cosa imposible

A manada limpia: Pegar bien a una persona

¡Esa nigua!: Interjección para loar a quien hace algo airosamente o con donaire

Come a mandíbula batiente: Que come ligero y bastante

Barriga de músico: Comilón, que no se sacia

Jashto: Indio, despreciativo

No es una mansa paloma: Que es altanero, agresivo

Guatemala • 83 Se hace la mosca muerta: Que se hace el tonto para lograr mejor su intento

Comiendo como ratón: Que hace, obra a escondidas como este ani- mal

Lo mastico pero no lo trago: Le muestra cariño, pero no lo quiere

Está como para comerse un chompipe: Está colérico, muy enojado

Es muy papo: Persona de pocos alcances

No lo cargo a tuto: Que no se hace responsable de hechos de otros

Te sale el coludo o el cachudo: Para imponer temor o miedo a otro

Ni huele ni hiede, como el estiércol del perico: Que no es una cosa ni otra

Ya cruza los pies: Inservible, muy enfermo, convaleciente

Ya está viernes: Ya está viejo

No hay chucho que no se le trabe el hueso: Todo aquel que se cree firme pero fracasa

Beato de día, gato de noche: Los que se hacen los buenos ante el público y a escondidas son malos

De la vista gorda: Hacer como que no se mira una cosa

El gato escaldado, del agua fría huye: Se dice de persona delicada

Del agua mansa, líbrenos Dios: La gente que parece ser buena y es mala

84 • Nuestro Saber Oral En gustos se rompen jergas: De personas que tienen diferentes gustos

Aquí que no peco: Que se puede hacer aquello sin pena

Atásquense ahora que hay lodo: Aprovechar la ocasión, cuando hay comida o bebida

Estar hecho añicos: Estar uno perdido

Perro que ladra no muerde: El que se hace valiente hablando

Su gusto y su gana aunque le pegue su nana: El que hace alguna cosa voluntariamente, aunque le salga mal

En amor de pueblo, lágrimas de mujer y cojera de chuchos, no hay que creer: Que son engañosas estas tres cosas

No hay enemigo chiquito: Todo enemigo es peligroso

No hay gavilán que ande gordo: Se dice de la persona glotona pero flaca

Le hizo una jugada: Una mala acción

El caldo se bebe caliente: Hacer una cosa a tiempo, pronto

Barriga llena, corazón contento: Estar satisfecho

Haciendo cuche: Durmiendo

No ser ni chicha ni limonada:Ni una ni otra cosa

Ajustemos, hagamos vaca, cuchubal: Reunir dinero para comprar aguardiente

Guatemala • 85 Ya tiene filo: Ya tiene hambre

A filiar: A comer

Morongazos: Palizas

¡Ah puches!: Dar a entender lo malo de aquello que se dice

Lagarto o está como lagarto: Listo, astuto, para apropiarse de algo

86 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

Andar con pies de plomo: Andar con mucho cuidado

Con alma, vida y corazón: Hacer las cosas con entusiasmo y empeño

Cada quien sabe donde le aprieta el zapato: Solo uno mismo conoce las dificultades que tiene en la vida

Caíste como agua de mayo: Algo que llega en el momento preciso en que se le necesita

Con las manos en la masa: Cuando se sorprende a alguien en algo indebido

Consultar con la almohada: Meditar algo mientras se descansa

Cuesta un ojo de la cara: Algo que se compra por una cantidad exor- bitante de dinero

Dar gato por liebre:Engañar con astucia

Dar la mano y agarrar el codo: Cuando las personas se aprovechan de la confianza que se les ha dado

De la noche a la mañana: No todas las cosas se pueden hacer tan rápidamente

Desenterrar muertos: Sacar a relucir cosas del pasado

En un dos por tres: Hacer las cosas con rapidez

Echar la casa por la ventana: Celebrar un acontecimiento con todo lujo

Echar una canita al aire: Salir a divertirse de vez en cuando

Honduras • 87 El tiempo es oro: Hacer las cosas que verdaderamente son importan- tes y no perder el tiempo con otras que no lo son

El hombre de dos caras: Alguien que es hipócrita con los demás

Entre la espada y la pared: Alguien que se encuentra en situación difícil y no le haya solución

Las apariencias engañan: Nunca hay que catalogar a una persona sólo por su apariencia

Bueno, le dijo la mula al freno: Frase muy usada para dar por con- cluida una situación

Al mal tiempo buena cara: No debemos acongojarnos por los pro- blemas que nos atañen

Son muchos los diablos y poca el agua bendita: Por ejemplo, en una reunión hay muchos invitados y poca comida o bebida para convidar

Dan darán dicen las campanas: Hay que demostrar con hechos lo que se ofrece.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo

La experiencia es la madre de la ciencia

La práctica hace al maestro

El que con niños se acuesta, cagado amanece

Ojos que no ven, corazón que no siente

El que nace para tamal, del cielo le caen las hojas

Más hace el que quiere, y no él que puede

En el país de los ciegos, el tuerto es el rey

88 • Nuestro Saber Oral NICARAGUA

Es evidente que las locuciones populares reflejan el verdadero ge- nio, perspicacia y sentido de humor de los habitantes de un país; la ma- nera cómo aprecian los problemas familiares, políticos y personales, etc.

Se transcriben algunos modismos y expresiones más usuales que rayan a veces en la procacidad y grosería, pero son reveladores de su grado de talento y picardía.

¡Qué tal te verés con caites!: ¿Cómo te pondrás si te sucede lo que temes? (Te verés, vulgarismo por te verás).

¡Te voy a enseñar cuántos hoyos tiene un caite!: Esta frase encie- rra una amenaza.

El muerto al hoyo y el vivo al bollo: Este dicho aplícase a los deu- dos del difunto que no guardan duelo y se dan a gozar y divertirse recién ocurrida la defunción.

Unos, a la bulla y otros, a la cabuya: Dícese así de los que, en de- terminado suceso o acontecimiento, ocurren a dar fe y a prestar ayu- da; mientras que otros, acuden también, pero con el preconcebido propósito de aprovechar la confusión y desconcierto para efectuar desaguisados de toda especie: robos, raptos, etc.

Valiente en la cocina: Se le aplica a los que se muestran altaneros y violentos en casa, con las mujeres o personas impedidas o indefensas; y no se portan así cuando se las tienen que ver con hombres de verdad.

Machete, estáte en tu vaina; no vayás a vaina ajena: Con esta fra- se se les advierte a los que gustan de entrometerse en lo que no les con- cierne, sin reparar en el mal que les podría resultar.

En la jabonería el que no cae resbala: Se aplica a la casa en que se tiene por hábito murmurar de todo y de todos; señala el peligro a que

Nicaragua • 89 se exponen los que la visitan, pues no tienen escapatoria del tijereteo de los moradores.

En casa de ahorcado no se mienta sondaleza: Con esta frase se le previene y se hace callar al indiscreto o imprudente que ha soltado al- guna palabra inconveniente o perjudicial para cierta persona, en la pro- pia casa de ésta, en relación con algún suceso o hecho desagradable.

¡Por el lado del dulce!: Lejos, sin saberse dónde

Estaba que reventaba el mecate: Dicen así de las mujeres, que sin casarse, se fueron de su casa...

El que parpadea pierde la pelea: El que no está listo...

¡Es una muela!...: Es molesto como una muela enferma

Eso es más largo que un real de tripas: Se aplica a los discursos, cartas, escrituras de gran extensión

Parece que ese hombre ha bebido mondongo: Habla demasiado

Andá, cagá parado y hacés bolitas: Quítate de aquí, no creas que me vas a engañar

Estar melero: Estar nervioso, preocupado

Ser un masate: Pegarse o arrimarse mucho a una persona

Parecer jugado de cegua: Parecer dundo o tonto

Vos creés que la vida es moronga: Que es fácil

No creás que tengo sangre de horchata: Que soy una persona aguantadora

90 • Nuestro Saber Oral ¡Qué chiche! - ¡Nada Chiche!: Se aplica a las personas que no son fáciles de convencer o engañar

Todo lo que quiere de a huevo: Muy barato

Esa casa es un huevito: Muy pequeña

Ser un pachorra, un pachorrudo, la red con todo y los calabazos: Muy haragán

Ahí se muere la bestia con todo y la cría: Ese hombre es muy tes- tarudo no cede ante nada, ni ante las más claras razones ni amenazas

¡Ahí va tu real con hoyo!: Ahí va tu mujercita...

Ser peor que un pujo en vendaval: Se le dice así al exigente, que mucho pide o cobra

Estar pasando el mar en un taburete: Pasando grandes dificultades

Atenéte al santo y no le recés: A tu buena suerte, a tus méritos

Yo no creo en santos que orinan: En personas que se han tenido por virtuosas u honradas, pero que se les ha descubierto alguna falla

Lo llevan como entierro de pobre: A todo vapor

Te asustaron los frijoles: Un gran susto

Eso es más hojas que nacatamal: Más continente que contenido

Estar de atol: Cansado de los pies, de tanto caminar

Eso es más viejo que el pinol: Muy conocido, demasiado sabido

Nicaragua • 91 Lo han cogido como bolero de tarro o de chiltoma: Como tonto

Músico pagado no toca buen son: Al que le pagan por adelantado, no hace bien su trabajo

Tener cara de marimbero mal pagado: Hosca

Tener oído de tísico: Demasiada sutileza en este sentido

OTRAS EXPRESIONES Y DECIRES POPULARES

El viernes se come garrobo tierno; el sábado se come garrobo asado; el domingo se come garrobo .

A un poetastro: Eres poeta de la nariz a la jeta.

Cuando llueve y al mismo tiempo hace sol, la gente suele decir: Es- tán pariendo las venadas, están pagando los tramposos, se están casando las viudas.

El golpe avisa; si cae sangre, no hay justicia. Se usa esta expresión en los juegos de pelota o de trompo, cuando alguien reclama o teme ser golpeado. En el lenguaje corriente se emplea también en sentido figurado, cuando alguien teme algún daño inminente.

DICHOS POPULARES REFERENTES A LOS HABITANTES DE CIERTOS LUGARES

Ser testigo masaya: Testigo falso, perjuro

Los masayas son tan ladrones que sacan los calcetines sin sacar los zapatos

92 • Nuestro Saber Oral En Masaya, a los niños, en cuanto nacen, los tiran sobre una pared; y si se quedan agarrados de ella, son masayas legítimos

Son tan ladrones los masayas, que hasta San Jerónimo los tiene señalados, pues si se le quita al Santo la piedra que tiene en la mano, queda haciéndoles la señal de ladronismo

El granadino es muy fachento come frijoles y eructa pollo

Granadino, ladrón fino

Decir leonés, es decir pinche, pisirica

Los leoneses son matasietes

Vos creés que soy de Boaco: Ingenuo, sencillo

Andá engañá a uno de Boaco: A un ingenuo

¡Naranjas de Chinandega!: Negación rotunda

Hablar como indio catarineño: Muy mal

Parece que ha tomado hechizo de onde Las Palomitas de Diriomo: Los diriomeños tienen fama de hechiceros

Sólo que se la hagan en Catarina o en San Juan de los Platos

Aplícase a la gente (o pueblo) que se le atribuye a un personaje polí- tico impopular: Sólo que la hagan de barro

Nicaragua • 93 PANAMÁ

Saco vacío no se para y saco lleno no se dobla: Se refire a que cuando se tiene hambre no se puede trabajar, y al estar lleno no tiene ganas de esforzarse

El que pega primero, pega dos veces: Hay que tomar la iniciativa para llevar ventaja

Estar entre la espada y la pared: No tener escapatoria

Con el estómago pegado del espinazo: Estar en mala situación

Con la papa en la boca: Cuando alguien consigue un trabajo, aumento u oportunidad

Hacerse el chivo loco: Hacerse el tonto

Andar de sapo o sapeando: Denunciar a otros

Después de la yegua muerta, la bangaña de maíz: Después del problema, viene la solución.

La soga revienta por lo más delgado

Limpio como camisón de loco: Significa no tener dinero

Se rayó: Significa que se disgustó mucho

Pelarse: Olvidar un parlamento en una obra o al declamar un poema

Caminando y miando: Sé práctico en las cosas

Pabearse: Faltar a clases

Saltar garrochas: No tener para comer

94 • Nuestro Saber Oral REFRANES

Nuestro Saber Oral • 95 COSTA RICA El refrán consiste en una frase poética o un verso independien- te, que generalmente se expresa como sentencia, admonición o ense- ñanza. La gran mayoría de los refranes latinoamericanos provienen del Refranero Español, con variantes regionales. Posee un carácter tradicio- nal y expresa la observación y el conocimiento empírico. Cría fama y échate a dormir: Variante del refr[an español “cobra buena fama y échate a dormir, cóbrala mala y échate a morir En boca cerrada no entra mosca: Es útil la prudencia y saber callar cuando es necesario. En río revuelto, ganancia de pescadores: Se refiere a quienes se aprovechan de situaciones conflictivas para su beneficio Del dicho al hecho hay un gran trecho: Al hacer las cosas se no- tan las dificultades Al que madruga, Dios le ayuda (come pechuga): Trabajar a tiem- po trae recompensas En casa de herrero, cuchillo de palo: Cuando carece de algo, que se supone se debiera tener Lo que no hurtan los ladrones, aparece en los rincones: Lo que manos no coge, la tierra lo da Vestíme despacio, porque me precisa mucho: Si las cosas se ha- cen de prisa, no salen bien El que con lobos anda, a aullar aprende: Se aprenden las costum- bres de aquellos con quienes se convive A caballo regalado, no se le busca colmillo: Lo gratis y las cosas que no nos cuestan, aunque tengan algún defecto, no hay que hacerles re- clamaciones A dos sogas no hay toro bravo: Se dice cuando hay que ceder ante dos o más opiniones contrarias a las de uno

Costa Rica • 97 Al que no quiere caldo, dos tazas: Se dice cuando nos vemos obli- gados a aceptar o hacer algo que no es de nuestro agrado Al tonto ni Dios ni el Diablo lo quieren: Significa que no hay que ser demasiado ingenuo o confiado Camarón que se duerme se lo lleva la corriente: Hay que estar vi- gilante y activo, para mantener o lograr lo que queremos Músico pagado, no toca buena música: Si se paga un servicio por adelantado, se expone al engaño Candil de la calle, oscuridad en la casa: Se dice de las personas que se comportan espléndidamente con los extraños, mientras que con los de casa es todo lo opuesto No dar el brazo a torcer: Se aplica a las personas muy tercas, que no ceden o rectifican sus planteamientos, aunque a veces estén equivo- cados Pasar sin pena ni gloria: Significa con indiferencia, desapercibido, sin dejar huella, algo que no tuvo importancia Nunca es tarde cuando la dicha es buena: Se usa cuando llega al- guien esperado o cuando nos llega un golpe de suerte Lo cortés no quita lo valiente: Recomienda el valor de ser respetuo- so y afable con los demás, aunque nos adversen El hábito no hace al monje: La vestimenta no es la que determina el desempeño de una persona Ojos que no ven, corazón que no siente: Un evento no repercute o tiene un efecto menor en una persona, si esta no está involucrada o no ve el hecho

98 • Nuestro Saber Oral GUATEMALA

Los refranes son, como suele decirse, evangelios chiquitos. Y hay uno que dice: “Antes de que te cases, mira bien lo que haces”; Y otro no menos sabio que enseña que “vale más solo, que mal acompañado...”

A veces el pato nada y a veces ni agua toma: Así como hay abun- dancia también hay escasez

Los niños quieren estar en todo menos en misa: Están presentes en todos menos en lo que realmente deben estar

No pueden ver macho aparejado que también se les antoja viaje: Si ven a alguien salir de viaje también a ellos se les antoja salir

Díme con quién andas y te diré quién eres: Asegurarse de quien se trata

Caras vemos pero corazones no sabemos: No soslayarse de alguien fácilmente

Obras son amores y no buenas razones: Lo justo no implica mayor explicación

Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente: Alude a que la negligencia en los negocios, es causa de fracaso

El que a buen árbol se acoge, buena sombra lo protege: Alude a la ley de la compensación en el mal. Es un viejo adagio, de época en que la venganza entre la gente del pueblo era ineludible

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda: Significa que quien tenga poco mérito, en sentido físico o moral, en nada lo bene- ficiará aparentar tenerlo

Guatemala • 99 Cuando el río hace ruido, es porque piedras trae: Se refiere a que, cuando un rumor circula entre la gente, algo encierra de cierto

Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico: Quien acos- tumbra mentir no le es fácil corregirse

No hay peor ciego que el que no quiere ver: Refiérese al que por pasión insana se obseca en desconocer las razones de otro

Se monta en su macho y no hay quien lo baje: Prevalece la razón de alguien, pese a no ser real

El que todo lo quiere, todo lo pierde: El abarcar todo puede ser fa- tal

Arrieros somos y en el camino andamos: Indica la conveniencia de ayudar al prójimo en el infortunio, quien, mañana, en un reencuentro afortunado, puede, a su vez, prestarnos un servicio

Viejos los caminos pero levantan polvo: La vejez no es actitud de cansancio

El que se siembra en terreno ajeno, ni la semilla recoge: Hay que asegurarse de un futuro cierto

El muerto y el arrimado, a los tres días hieden: El extraño puede despertar desconfianza pronto

Tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe: Aplícase cuando alguien impacienta a otro con insistente impertinencia, hasta hacerlo mon- tar en cólera; también cuando un hecho inconveniente se repite hasta lle- gar al colmo, haciendo estallar en ira o desesperación al damnificado

El que se vista de amarillo, a su hermosura se atiene: La belleza atrae tentación

100 • Nuestro Saber Oral No hay mal que dure cien años ni enfermo que lo aguante: No todo es eterno sino transitorio

Ni tanto que alumbre al santo, ni tanto que lo queme: No debe pasarse de lo justo que debe ser

Es mejor que digan: aquí corrió que aquí murió: Salirse de un pro- blema antes de que algo peor suceda

Guatemala • 101 HONDURAS

Arrieros somos y en el camino andamos: Cuando estés en una situación de privilegio y te soliciten un favor, procura hacerlo porque la vida da vueltas y luego puedes estar tú en esa situación

Casamiento y mortaja del cielo baja: Se usa como consuelo para aquellas mujeres que no han pescado marido

Macho que respinga chimadura tiene: Cuando en una plática alguien se da por aludido

El que no llora no mama: A veces hay que insistir para conseguir algo

Obras son amores y no buenas razones: En vez de muchas promesas hay que trabajar en beneficio del pueblo

Díme con quien andas y te diré quien eres: En la vida hay que saber escoger las amistades, caso contrario pensarán lo mismo de tí

Quien mal anda, mal acaba: Para aquellas personas que no llevan buena vida

El que quiera comer pescado que se moje el güevo: Para lograr algo positivo en la vida hay que trabajar duro, no esperar a que todo se nos dé de regalado

El que no arriesga medio no gana un real: Significa que hay que tener valor para hacer las cosas, sin temor a las dificultades que puedan presentarse

Al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija: El que tiene buenas amistades siempre encontrará una ayuda en el momento que lo necesite

102 • Nuestro Saber Oral Cada loco con su tema: Cada persona tiene diferente forma de pensar

Al mal tiempo buena cara: No debemos acongojarnos por los problemas que vienen ya que son parte de la vida

Son muchos los diablos y poca el agua bendita: Por ejemplo, en una reunión hay muchos invitados y poca comida o bebida para convidar

Músico pagado no toca buen son: A las personas que se les adelanta el pago generalmente hacen mal trabajo o no lo hacen

A juventud ociosa vejez peligrosa

Quien fía o promete en deudas se mete: Las personas que se prestan para fiador o prometen por doquier siempre quedan endeudados

Quien mucho habla de lo que sabe, poco sabe de lo que dice: Hay personas que alardean de los muchos conocimientos que tienen pero al momento de comprobar no saben nada

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy: Cuando se presente la oportunidad de realizar el trabajo para ya, no hay que dejarlo para después, se nos acumula y después no lo sacamos

El que ríe de último, ríe mejor: No hay que cantar victoria antes de tiempo, pues nos pueden sorprender antes que cerremos la boca

Honduras • 103 NICARAGUA

Morder la perra y soltar la perra: Cuando a los hombres el panta- lón o a las mujeres la falda se les introduce en la juntura de las posa- deras, se dice que andan “mordiendo la perra”; y entonces, para que se liberten la prenda, se les dice que “suelten la perra”

Parecer pleito de perros: Dícese así cuando varias personas hablan todas a la vez, desordenadamente, y no se puede entender lo que di- cen. Aplícase también a las discusiones acaloradas y violentas

A esa persona se la van a comer los perros: Porque es muy inútil, inepta, haragana, holgazana, le va a ir muy mal en la vida, cuando falten sus padres o protectores

Perro que ladra no muerde: Los que hablan mucho, poco o nada ha- cen.

Al perro más flaco se le pegan las pulgas: Al más tonto o débil se le achaca todo lo malo o se le hace responsable de cualquier desaguisado

Con la plata baila el perro: Con el dinero todo se consigue o todo camino se allana

Hacerse gato bravo: No querer devolver lo ajeno, que se tiene en depósito o en calidad de prestado

A cada chancho se le llega su sábado: Se aplica al que por fin se casa después de muchos años de huir del matrimonio o al maleante que llega a caer en manos de la justicia. Los sábados se acostumbra destazar chanchos, para los nacatamales de domingo

Tener pata con alguien: Tener ascendiente, influencia

Ser un don Juan Tenorio, o simplemente un don Juan o un Tenorio: Ser un mujeriego, un “picaflor”, una calavera

104 • Nuestro Saber Oral ¡Está!, —Dijo Mena: Expresión de desconfianza. Se le dice al par que se hace la higa o guatusa

Ser más torcido que las patas de tío Cleto: Carecer de toda buena- ventura

¡No es lo mismo Chana que Juana!: Así reclama, airada, la persona muy exigente, que requiere exactamente el objeto que necesita, y no admite sustitutos

Estar como lora en estaca: Estar mucho de pie, en un mismo lugar o posición

Andar a paso de tortuga: Despacio

El pez por su boca muere: Aplícase cuando una persona “suelta” palabras que la comprometen, perjudican o condenan

Tener lengua de víbora: Ser malediciente y calumniador

Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente: La persona que no atiende debidamente sus deberes u obligaciones fracasa irremedia- blemente

Ser un ratón de biblioteca: Aplícase a las personas eruditas, de vasta cultura, que viven entregadas al estudio, consultando bibliotecas y ar- chivos

Cría cuervo y te sacarán los ojos: Nunca protejas ni alientes la mal- dad, porque se puede volver contra tí mismo

Ser cola de vaca: Dícese de las personas entrometidas o que gustan de la compañía de personas de otra condición social

Bajo las piedras están las víboras: No hay que confiarse de las apa- riencias

Nicaragua • 105 Ser un zorro espín: Persona que porta toda clase de armas al mismo tiempo

Andar de Herodes a Pilatos: De un lado a otro

Lavarse las manos, como Pilato: Salvar la responsabilidad

106 • Nuestro Saber Oral PANAMÁ

Poco a poco, rumia la vieja el coco: Con todo se logra

Fíate de la virgen y no corras: Uno no se puede descuidar

Gallina vieja da buen caldo: La vejez no es despreciable

No hay mejor aderezo, que la carne sobre el hueso: Ser gordo es ser hermoso

Gato que duerme, no caza ratón: No hay que ser perezoso

Cada gallo canta en su gallinero: Uno manda en su casa, y no en la ajena

A Santo que come, no se le ruega: No se le ruega a los hombres, sólo a los santos

Perro que ladra no muerde: El que alardea no hace nada

El que nace pa’tamal... del cielo le caen las hojas: Refrán pesimis- ta sobre la predestinación

Árbol que crece torcido... nunca su rama endereza: Al niño hay que educarlo desde chiquito para que se reforme

Viajando se aprende: Vivir y viajar da mucha experiencia

Con la vara que midas serás medido y una cuarta más

Árbol que crece torcido nunca su tronco endereza

A Dios rogando y con el mazo dando

Panamá • 107 ADIVINANZAS

Nuestro Saber Oral • 109 COSTA RICA

Acertijo o enigma formulado en prosa o en verso, con preguntas o afirmaciones, con relaciones lógicas o ilógicas, fonéticas o gráficas y de otra índole. Es un juego ingenioso, instrumento para estimular el desarrollo del lenguaje, la observación, la asociación y el pensamiento.

Soy la redondez del mundo Una caja chiquita sin mí no puede haber Dios, blanquita como la sal Papas, Presidentes sí todos la saben abrir pero Pontífices no nadie la sabe cerrar la vocal O el huevo

Cincuenta damas Ni vivo, ni muerto cinco galanes ni hembra, ni macho ellos piden pan el huevo y ellas piden aves el rosario Tiene dientes y no come tiene barbas y no es hombre Adivina quién soy a qué no sabés su nombre cuando voy vengo el ajo y cuando vengo, voy el cangrejo Oro no es plata no es Dos torres altas abrí la cortina dos miradores y verás lo que es un quitamoscas el plátano y cuatro andadores el toro Verde por fuera verde por dentro con una semilla de aguacate Al vivo le da sustento adentro y al muerto consolación el aguacate la abeja

Costa Rica • 111 Qué es lo que entre más se le quita más grande se hace el hueco

Se mete al agua y no se moja la sombra

Todos me acarician para mojarme y yo los limpio al desgastarme el jabón

¿Cuál santa es la que tiene más espinas? Santa Rosa

¿Por qué un sapo no puede ser carpintero? porque se le moja el lápiz

¿Qué le dijo la cuchara a la gela- tina? ¿Por qué temblás?, cobarde

¿En qué se parece una papaya a un chayote? En que con ninguno de los dos se puede hacer fresco de piña

112 • Nuestro Saber Oral EL SALVADOR

En aquel cerrito, Todos pasan sobre mí, estaba un San Antoñito. yo no paso sobre nadie. ¿No come ni bebe todos preguntan por mí y siempre vive gordito? y yo no pregunto por nadie. el guineo la calle

¿Cuál es el ojo que crees Mi abuelita se va y se viene, que a su madre despedaza mi tatita tilinte la tiene y ella con grandes abrazos la puerta y la tranca lo va siguiendo a él? el arado En un barranquín está un potranquín, Estudiantes, estudiantes, largo de cola en los libros de Salomón y corto de orín quiero que me digas el garrobo ¿qué animal vuela, ¿Qué es lo que Dios no tiene sangre, no terminó de hacer? ni corazón? el tecomate el gorgojo San Alejo mató un conejo, ¿Una señorita lo saló, lo secó y fresco muy aseñorada se lo comió. ¿Qué es? con montón de remiendos Fresco se llama el perro. y sin ni una puntada? la gallina ¿Si la amarran se va y si la sueltan, se queda? Mi compadre Juan Cascajo la carreta barbas arriba, barbas abajo... el ajo ¿De la tierra subí al cielo, del cielo bajé a la tierra, no soy Dios y sin ser Dios como al mismo Dios me esperan? la lluvia

El Salvador • 113 ¿Tronco de bronce, Ojitos pillish, pillish hojas de esmeralda, manitas carash, carash fruto de oro, el cusuco flores de plata? el naranjo La nana quieta y la hija loca. Agua, pero no de río; la piedra de moler chapa, pero no de puerta; pan, pero no de harina. Agua pasa por mi casa, ahuachapán cate de mi corazón, si no me la adivinás Muy arrogante, sos un tonto orejón gran caballero el aguacate gorra de grana, capa dorada Carbón se apaga, y espuelas de acero carbón se enciende, el gallo ¡qué luz tan clara que no se entiende! Para bailar me pongo la capa, el relámpago para bailar me la vuelvo a quitar; pues no puedo bailar con la capa ¿Qué es lo que se corta y sin capa no puedo bailar en la mesa y nunca se come? el trompo el naipe

En los pies tengo dos ojos, ¿Dos muertos dos puntas en la cabeza. cargan un vivo? Para hacerme trabajar los zapatos los ojos me han de tapar la tijera ¿Un tecomatío bombón que no tiene ni boquita Mi niñez es blanca, ni tapón? mi juventud colorada, el huevo mi vejez verde y mi muerte, negra el café

114 • Nuestro Saber Oral ¿Qué cosa es, que entre más grande, menos se ve? la noche

Allá en el guatal está una vaca barrosa que no hay caballo que la alcance y ni lazo que la roce. la luna

Oro parece, plata no es, quien no lo sabe bien tonto es. el plátano

Cielo arriba, cielo abajo, y en medio una laguna el coco

Cartas van, cartas vienen, y en el aire se detienen las nubes

Una señora muy aseñorada siempre va en coche y siempre va mojada la lengua

El Salvador • 115 GUATEMALA

Enunciado alegórico, breve y generalmente rimado, de una idea, ser, cosa o acontecimiento. De dos caminos, el uno recto, intrincado el otro, ha preferido éste, de tal manera que el ingenio y el sentido de orientación mental sean puestos a dura prueba cayendo a en el riesgo de equivocar totalmente la solución.

Propiedades didácticas de la adivinanza: Sirven como motivado- ras del acto educativo, porque crean situaciones que ayudan a prestar atención. Estimulan la visión analítica de la realidad. Desarrollan la ca- pacidad para describir objetos. Ejercitan la memoria y la imaginación. Despiertan el interés por buscar nuevas adivinanzas (ya existentes o creadas por el niño). Estimulan la creatividad (mediante la redacción o dibujo del tema de las adivinanzas).

Se correlacionan con la asignatura de lenguaje (idioma español): uso de oraciones interrogativas, regionalismos lingüísticos, palabras homónimas, formas elementales de versificación. Se correlacionan con las humanidades y especialmente con la historia, dando ejemplos de lo que ha sido la tradición oral. Se correlacionan con la clase de educa- ción musical, pudiendo ponerles música. Se correlacionan con la ex- presión corporal y la clase de gimnasia, ya que pueden ser mimificadas y dramatizadas.

Verde en el monte negro en la plaza colorado en la casa. el carbón

Su aplicación puede llevarse a cabo en las siguientes asignaturas: Idio- ma español: sugiere el uso de adjetivos. Ciencias naturales: se acomoda a la enseñanza del carbón como ele- mento de combustión.

116 • Nuestro Saber Oral Un árbol con doce ramas cada rama con su nido cada nido con sus pájaros cada pájaro con su nombre. el año

Sugerencias para su aplicación: Estudios sociales: ayuda al conocimiento de los meses del año. Matemáticas: da lugar a operaciones matemáticas sencillas. Ciencias naturales: permite el estudio de las plantas.

Blanca como la leche negra como la hez habla y no tiene boca anda y no tiene pies. la carta

Sugerencia para su aplicación: Idioma español: en la redacción de cartas. Diversos tipos de caras. Estudios sociales: en los medios de comunicación.

Cajita de china Soy la redondez del mundo que se abre y cierra sin mí no puede haber Dios y no rechina papas, cardenales sí, el ojo pero pontífices no. La letra O Arbol que me da sombra a Dios sirve de alfombra De una peña nacida y de luz al miserable. es tan contraria mi fortuna el pino que el fuego me da la vida y el agua me da la muerte. Verde como el zacate La cal negro como el carbón blanca como la leche. la anona

Guatemala • 117 Tibí, tibirí Pensando me estoy pensando Tibí, tibirá de pensar me vuelvo loca, sábana cosa será. con la suegra de la mujer El cielo de mi hermano ¿Qué parentesco me toca? Una señora muy aseñorada era su madre llena de remiendo y sin una puntada. ¿Qué es lo primero que hace el La gallina buey al salir el sol? La sombra En un monte campechano está un padre franciscano ¿En qué se parece el cielo tiene dientes y no come a un huevo? tiene barbas y no es hombre. en que se estrella El ajo. Agua pasa por mi casa Cebo en una olla. cate de mi corazón. La cebolla el aguacate

Choco, pero no del ojo, Un negrito subió al cielo late, pero no muerde. pegó un grito y bajó El chocolate al suelo el cohete Mis padres fueron cantores mis hermanos no lo son, En un callejón oscuro traigo la capilla blanca meten y sacan a Don Juan Des- y amarillo el corazón. nudo. El huevo la espada

Van cien damas En la punta de aquel cerro, en un camino está una vaca barrosa, que no levantan polvo no hay vaquero que la corra, ni remolino. ni lacero que la alcance Las hormigas la luna

118 • Nuestro Saber Oral Hay cien niñas en un convento, todas se orinan al mismo tiempo. la piña

Cuarenta caballos en un corral todos juntos chorrean por igual. el plátano

Una señora muy aseñorada, con el pico por delante y los ojos por detrás. las tijeras

Guatemala • 119 HONDURAS

Alto, altanero En un cerrito, en un cerrón gran caballero habían unos negros en gran fun- gorra de lana ción. y espuela de acero. Los zopilotes El gallo Cien mulas en un camino Pata, pero no de vaca que no hacen polvo ni remolino. tacón pero de zapato Las hormigas El patacón Dos torres altas Cien niñas en un convento cuatro andadoras y todas visten de amarillo y un espanta moscas. Las naranjas. La vaca

En alto vive Estaba la virgen pura en alto mora con el ramo en la cabeza En alto teje y el niño en la cintura. la tejedora. La mata de maíz La araña

Cuerito achicharrado que a todo le pone cuidado. La oreja

Una señorita bien aseñorada llena de remiendos y sin ninguna puntada La gallina

120 • Nuestro Saber Oral NICARAGUA

Llevo mi casa al hombro ¿Qué es lo que no tiene camino con una pata pies y corre, no tiene y voy marcando mi huella dedos y lleva anillos? con un hilito de plata. la culebra el caracol Cuando mi madre nació ¿Quién es el que camina ya el hijo andaba corriendo. y lleva su rancho encima? La llama y el humo. el caracol Adivíname esa. ¿Cuál es el animal que anda la mesa en el hombro su casa? el carnegua A pesar de tener patas no me sirven para andar ¿Quién será el que tengo la comida encima con el hocico pegado y no la puedo probar. al suelo come la mesa ancho el lomo patas cortas Vuelta y vuelta arrastrando la barriga? doy sin cansar el cerdo más si paro al instante no bebo más, ¿quién soy? ¿Qué cosa va siempre el molinillo detrás del ratón? la cola Te la meto seca te la saco mojada Aunque es corta mi ventura cabeza de pollo estreno todos los años relampagueando. un vestido sin costura el molinillo de colores salpicado la culebra

Nicaragua • 121 Mi comadre la negrita Carbón se apaga está parada en tres patitas carbón se enciende mi compadre el colorado que tu luz tan clara a su derecho acostado. que no se enciende. la piedra de moler el relámpago

La madre quieta Silba sin tener boca la hija loca corre sin tener pies dándole golpes te pega en la cara a la pelota. y tú no lo ves. la piedra de moler el viento

Pamplina, pamplona Una dama muy delgada una misa sobre una mona. y de palidez mortal la piedra de moler que se alegra y se reanima cuando la van a quemar. Un señor muy encumbrado la candela que anda mejor que un reloj se levanta muy temprano Cincuenta damas y se acuesta a la oración. y cinco soldados el sol han venido a este lugar a pedir pan y pedir aves. Te acompaña donde vas el rosario está siempre donde estás y aunque tú no lo ves Soy madre de cinco niñas vivir sin él no podés. de cinco niñas malcriadas el aire que nacieron a un tiempo con capuchitas rosadas. En el cielo soy de agua los dedos de la mano en la tierra soy de polvo en la iglesia de humo Entre muralla y muralla y una telita en los ojos. hay una flor colorada la nube llueva o no llueva siempre se encuentra mojada. la lengua

122 • Nuestro Saber Oral Este don señor hidalgo Ronda, que ronda es el don del algodón rondadorita que para tener el don teje que teje necesita tener algo. tejedorita. El algodón La araña

Mi nacimiento fue blanco En el monte relumbra mi niñez verde fue en la casa se apaga. mi juventud roja El machete y mi muerte negra fue. El café Horquetín, horquetín, a cada paso hace chilín. Salí seco de la casa La espuela para nacer en el monte y volver blanco a mi casa. Una dama bien formada El maíz llena de mil aparatos lleva la muerte consigo ¿Cuál es la fruta y el hombre la lleva en brazos. que tiene la semilla La escopeta por fuera? El marañón

De santa tengo el san de día tengo el día soy roja y blanca y de sangre fría. La sandía

En un convento cerrado sin campanas y sin torres muchas monjitas adentro haciendo dulces las flores. Las abejas

Nicaragua • 123 PANAMÁ

Proceden de Bahía Honda de la provincia de Veraguas

Salgo de la sala Mi comadre la negrita dentro a la cocina sentada en tres piedritas meneando la cola mi compadre colorao como una gallina. dándole por los laos. la escoba la olla y el fuego

Vengo de tierra lejana Negra fue mi vida vestida de mil colores se me peló la cabeza por mi han visto muertes y no sé por qué será. y empobrecido señores. el gallote la baraja Negro fue mi nacimiento Vengo de tierra morena amarillo mi vivir, siendo una triste mujer negrito me fui poniendo quiero tener a Dios cuando me quise morir. debajo de mi poder. el guineo la planta Corre, corre sin pinina Tres niñas en un castillo no le vale trompo ni espina. todas visten de amarillo. la candela la naranja Verde fue mi nacimiento, Te la digo y no me entiendes rojo fue mi vivir, te la repito y no me comprendés. negro me fui poniendo la tela cuando me quise acabar. el café Pájaro pinto pasó por aquí ni agua ni viento Me jui por un caminito lo pudo aguantar. me encontré un huequito el pedo metí el deíto y me salió bonito. la sortija

124 • Nuestro Saber Oral Cuando llueva o no llueva Mi comadre la cuncurruña siempre está mojada. tiene las uñas romas de la lengua rascarse la cabeza. la escopeta Todos preguntan por mí y yo no pregunto por nadie. el camino

Una señorita muy aseñorada llena de remiendo sin una puntada. la gallina

Más grande sentao que parao. el perro

En el mar y fui nacida no siendo marisco-pescao que a todos les doy gusto y a mí ninguno me lo ha dado. la sal

Mi comadre la eslenguá pone un grito en la quebrá y se oyó por toda la ciudá. la escopeta

Teje teje la tejedora. la araña

Panamá • 125 APODOS

Nuestro Saber Oral • 127 COSTA RICA

Términos para designar sobrenombres de personas y lugares, originados en la ingeniosa comparación de características corporales, emocionales, ambientales, de conducta y otras.

PERSONAS

Punto y coma: Apodo de una persona renca o coja.

El mundo da vueltas y a mí que me importa: Apodo de una persona con retardo que movía la cabeza en círculos y luego levantaba los hombros.

Candado: Persona que arregla candados y llavines.

Avena Quaker: Apodo de una persona que se sienta en el parque y usa un sombrero igual al que usa el señor de la propaganda de avena Quaker.

Casa de alto: Apodo de una persona muy alta.

Carne asada: Apodo de un político que prendió fuego a su cuerpo en signo de protesta.

Cazadora: Apodo de un muchacho con retardo mental que imitaba el sonido y el movimiento de un autobús; incluso respetaba las señales del tránsito. ‘Cazadora’ es un término en desuso que designaba a los autobuses.

Culey: Apodo de una persona que tenía un parecido con los dibujos que aparecían en los sobrecitos de refresco “Cool Aid”.

El muñequito de Toshiba: Apodo para una persona que se parece al muñeco de una antigua publicidad de esta marca. Era ancho arriba y delgado abajo.

Costa Rica • 129 Largo: Personaje de un antiguo programa de televisión. Apodo de una persona alta y flaca.

Catarrillo: Apodo de una persona que sufría de rinitis.

Peine: Apodo de un muchacho muy perezoso para el estudio.

I.B.M. (Inmensa bola de manteca): Apodo para alguien muy gordo.

Pollo macho: Apodo de un muchacho rubio y grandote. Macho es el término usado para referirse a personas de pelo claro.

FAMILIAS

Se alquila: Apodo para los miembros de la familia Casasola.

Los puré: Apodo para los miembros de la familia compuesta por miem- bros de las familias apodadas Los mantequillas y Los papas.

Los Ajaxs: Familia de ladrones. Igual que el jabón, dejan limpias las cosas.

COMUNIDADES

Los cuechas: Apodo para los habitantes del cantón de Palmares, lugar donde se siembra tabaco. El término ‘cuecha’ se refiere a esa saliva os- cura y pegajosa que se produce al mascar el tabaco.

Los guarusos: Apodo para los habitantes de Juan Viñas, región en que se cultiva la caña de azúcar. El olor característico de los trapiches se relaciona con el guaro o aguardiente y las personas afectas a este licor.

130 • Nuestro Saber Oral EL SALVADOR

Al igual que los piropos, los apodos son sobrenombres que tie- nen relación con oficios, aspectos físicos, lugar de residencia, de fru- tas, animales, por pícaros, por herencia popular, entre otros.

El chuco: En náhuat, shuco es un atol de maíz agrio. Se dice de las cosas fermentadas. Ese apodo probablemente se le da a personas de- saseadas, que no se bañan.

Güegüechos: Del náhuat. Se les dice a las personas ancianas o que tienen bocio muy marcado. También a quienes tienen crianza de pa- vos. Güegüechos se les dice a los habitantes de Olocuilta, Departamen- to de La Paz, donde se crían muchos pavos.

Cabecitas: Apodo de familia, en San Vicente, Departamento del mis- mo nombre.

Majonchos: Es una clase de banano. Se les dice así a los habitantes de Polorós, Departamento de La Unión.

Garrobos: Especie de reptil, de tierra cálida. Se les dice así a los ha- bitantes de San Miguel, tierra muy caliente, donde abunda dicha especie.

Chele: Persona de piel blanca, cabellos y ojos claros. Se les llama así a los originarios del Departamento de Chalatenango.

Tacuazín: Zarigüeya. Marsupial carnívoro, depredador de las aves de corral. Se les dice a quienes tienen una fisonomía semejante a la del animal, o en sentido figurado, a los ladrones.

Gato: Por su fisonomía.

El Salvador • 131 Gallina: Igual que el anterior.

Calavera: Igual que el anterior.

Aguado: Persona displicente, débil, pusilánime.

Macachiche: Niño que pronunciaba mal el castellano cuando pedía chiche (seno materno).

El loco: Persona con actitudes violentas.

Vara de cohete: Persona alta y delgada.

La chelona: Persona muy blanca.

Las cumbias: Apodo de familia en San Vicente, Departamento del mismo nombre.

La chamarusca: Persona regordeta.

Payaso: Por su fisonomía.

Cinco de Sal: Persona sosa.

Pelón: Por su fisonomía.

Lápiz: Persona alta y delgada.

Moroño: Persona con el pelo rizado.

Muñecón de Jocoro: Persona muy alta. Jocoro es una población del Departamento de Morazán donde existe el baile tradicional de la Giganta de Jocoro.

El negro mambo: Por su fisonomía. Persona con rasgos negroides.

132 • Nuestro Saber Oral Chocobanano: Por semejanza con un antojito tradicional: banano congelado cubierto de chocolate. Persona alta y morena.

Guazapa: Persona de baja estatura.

Tanqueta: Persona de baja estatura y complexión gruesa.

Cangreja: Se dice de un hombre mujeriego.

Serrucho: Se dice de un carpintero.

Chibola: Persona de baja estatura y complexión gruesa.

Culebra: Persona muy entrometida.

Tamagaz: Serpiente muy venenosa. En sentido figurado, persona da- ñina y alevosa.

El Cuche: Por su fisonomía. También persona desaseada.

Macho lento: Persona muy tranquila.

Guaro manso, buey manso: Persona muy tranquila.

Garrapata: Persona aprovechada. Parásita.

La chanchona: Persona muy gorda.

El chino: Por su fisonomía. Se dice también de las personas con poco vello corporal.

Very good: Persona que trata de imitar las costumbres y maneras de hablar de los norteamericanos.

Tío Coyote: Persona pícara, aprovechada.

El Salvador • 133 Peperecha: Prostituta. Mujer promiscua, o muchacha con muchos amigos. Es un insulto.

Cusuco: Se le llama cusuco al armadillo. Se dice de una persona que camina encorvada, a semejanza del animal.

Jincho, Grencho: Apelativos para dirigirse peyorativamente a los in- dígenas y a los campesinos. Son ofensivos. Igual uso tienen las pala- bras “güiyo” y “bayunco”.

Lora en cuesta: Persona patizamba.

134 • Nuestro Saber Oral GUATEMALA

LOS APODOS (SOBRENOMBRES)

Una caracterización de su uso en Guatemala

Dado que Guatemala es un país multiétnico, referirnos a cualquier intento de caracterización cultural, implica definir el universo al que nos referimos, sea este indígenas, ladino o negro, para poner un ejemplo indicativo de las cargas culturales más importantes de este país. En tal sentido, esta reflexión se refiere a los ladinos, de manera genérica. En el caso de los pueblos indígenas, sabemos del uso de apodos, aunque parece que no es frecuente y más se encamina a la protección de sus nombres propios de su acervo cultural, y que cada vez, parecen me- nos frecuentes. De esta cuenta, muchos mayas aparecen ante el mundo occidental con un nombre diferente al usado entre su comunidad. En el caso particular de los garinagu (garífuna), el uso de los sobrenom- bres es frecuente, y pareciera que todos cuentan con uno; sin embar- go, tanto entre los indígenas como entre los garinagu, obedece su uso a otras causales, que en estas letras no abordaremos; además de indi- car que los nombres de tradición latina-hispana, muchas veces, cuen- tan con su traducción en sus idiomas.

Podemos iniciar indicando que los ladinos no son un grupo homogé- neo entre sí, por lo que las reflexiones expresadas tienen un carácter general. De entrada podemos advertir que los apodos parecieran generarse de la comparación que a una persona se le hace por el pa- recido o característica física (cojo, seco, gordo,); en comparación con un animal (gallo, sapo); con una anécdota o derivada de una situación (bolo, dormilón); o bien son una construcción lingüística de influencias no estudiadas (nio, nolla, pululo, murucu); otras veces reflejan un ca- rácter discriminatorio (indio, negro, chino). En general, podemos ad- vertir que los apodos entre los ladinos parecen bastante ofensivos, y muchas veces su uso efectivamente tienen esta connotación; debido a

Guatemala • 135 ello son poco aceptados en los grupos sociales con cierto nivel educa- tivo y no son considerados como correctos. A pesar de ello, son usa- dos, sobre todo, en los grupos no escolarizados, o para ser más exac- tos en grupos que se constituyen en ghetos y cuyos parámetros de educación son opuestos a lo dictado por la sociedad. Los sobrenom- bres que sí se dan con frecuencia, son aquellos de carácter afectivo, o bien contracciones de los nombres tradicionales (Eduardo = Guayo, Guadalupe = Lupe). (Alfonso Arrivillaga Cortés)

136 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

Tomás Kakita: Porque siempre anduvo vestido de kaki. (Tegucigalpa).

Culebra parada: Por delgado y tieso. (Tegucigalpa).

El chino: Como era negrito le decía el chinoleado. (Barrio La Leona, Tegucigalpa).

Pocas tapas: Por antítesis de chismoso. (Tegucigalpa).

Macho prieto: Por lo obscuro de su piel. (Tegucigalpa).

Las Chancheras: Durante muchas generaciones han vendido carne de cerdo en su pueblo. (Güinope).

Venado: Porque corre a gran velocidad. (Colonia Ayestas. Comayagüela).

Lámpara: Por rádido (ladrón). (Colonia Ayestas. Comayagüela).

Ánima sola: Usa la ropa exageradamente. (Comayagüela).

Piolín: Porque era cabezón rubio y pelo liso. (Country Club).

El careto: Porque es mecánico siempre está lleno de grasa. (San Felipe).

Pinocho: Narizón. (Río Grande).

Carachile: Tiene la cara roja y con pronunciado acné. (El Hatillo).

Antonio Frijoles: Se metía a los frijolares a robar. (Salamá Olancho).

Mono: Solo pasa subido en los árboles. (Esquíes).

Elena (no): Porque es bajito. (Barrio El Centro).

Honduras • 137 NICARAGUA

Chocoyos: Apodo del pueblo de Metapa, hoy Ciudad Darío, cuna del Poeta.

Bacinilla: Andrés Salomón. De Managua. Contemporáneo. El apodo proviene de un defecto físico pues le falta una oreja.

Bachiller Comején: Hernán Guzmán, hijo natural de don Enrique Guzmán. Escritos políticos y literarios. Bohemio. No tenía como escri- tor sino el prestigio de su apellido.

Borbollón: Don Fulgencio Vega. Prohombre conservador del período de los 30 Años.

Brazo de Hierro: David Jiménez. Cubano nacionalizado nicaragüen- se. Pítcher estrella del equipo Boer.

Burro de Plata: De la familia Hidalgo. (Estelí y León).

Caballo Blanco: Don Diego Manuel Chamorro. Presidente de la Repú- blica (1921-1923). En un artículo por Pica-Pica en El Diario Nicaragüen- se del 10 de abril de 1896.

Cabeza de Guaro: Doctor Narciso Barberena. Vivía frente a la “peri- lla” de San Francisco, en Granada. Le provino el apodo tanto por su comedida, pero constante afición a la bebida nacional, cuanto por su cabello entrecaño que semejaba una flor de caña.

Cabezones: La familia de Eduardo Arana en Granada.

Cabo Chu: Dr. Jesús Hernández Somoza. Jurisconsulto notable. Magis- trado de la Corte Suprema de Justicia. Autor de varias obras de Dere- cho. Periodista y escritor de brillante pluma. Murió en 1944.

Cacho: El Partido Conservador de Nicaragua.

138 • Nuestro Saber Oral Cachurecos: Peyorativo de los miembros del Partido Conservador.

Caitudos: Apodo de los soldados del Gobierno liberal del General José Santos Zelaya, durante la Revolución de 1909-1910. “Llamaban caitudos a las tropas gobiernistas, porque al darles de alta y equiparlos, les calan con caites, mientras que nuestra tropa llevaba zapatones y media bota rameña”.

Calandraca: Apodo de una agrupación política liberal.

Catracho:Apodo usado en Nicaragua para designar a los Hondureños. Parece que el origen de este nombre es que las fuerzas de Honduras que vinieron a ayudarnos para libertarnos de Walker venían al mando del General Xatruch. La corrupción de este apellido a Catracho no se hizo esperar, lo mismo que la extensión a sus soldados del nuevo nom- bre del Jefe, es decir: los catrachos, los soldados de Xatruch, Catruch, Catrach, Catracho.

Coyotes: Apodo que se les da a los corredores de monedas extran- jeras en la Bolsa Negra de Managua.

Culumucos: Apodo de un partido político durante el decenio trágico de 1821-1830.

Chapín: Apodo con que se designa a los guatemaltecos. “De las dis- putas políticas y religiosas entre guatemaltecos y salvadoreños, nació esa funesta rivalidad que se conserva hasta el día, y las denominacio- nes de chapines y guanacos.

Chapiollos: Apodo de una facción política en tiempos de Cleto Ordóñez (1823). Cuando la derrota de Saravia, el 13 de febrero de 1823, las hordas de Ordóñez se dedicaron al saqueo de la ciudad de Grana- da y a cometer innumerables desmanes.

Don Chico, Los Perros: Don Francisco Palma Martínez. (León). Pre- sidente de la Sociedad Protectora de Animales. Sus campañas en defen- sa de los perros le valió el apodo.

Nicaragua • 139 Don Chombo Pérez: Apodo hipocorístico de Don Jerónimo Pérez (Masaya), autor de Memorias para la historia de la revolución de Nica- ragua en 1854 y Memorias para la historia de la campaña nacional con- tra el filibusterismo en 1856 y 1857, así como otros escritos que hacen de la suya la más valiosa aportación histórica de la época. Es la fuen- te principal de información en lo que se refiere a apodos que llama- mos históricos.

El cabo: General Emiliano Chamorro, 1871-1966.

El Cadejo:General Emiliano Chamorro. Presidente de la República 1917-1920. Caudillo máximo del Partido Conservador. Don J. Arcadio Díaz Chicheñor, puede haber sido el inventor del apodo tomando a burla, la leyenda popular de la ubicuidad del General Chamorro en sus repentinas y sorpresivas apariciones en distantes y distintas partes de los frentes de guerra revolucionarios.

El cara hachada: General Francisco Malespín. Salvadoreño. Invasor de Nicaragua en 1844; provocó la guerra que se llama “de Melespín”.

SOBRENOMBRES POPULARES DE ALGUNAS POBLACIONES NICA- RAGÜENSES

Granada “La Sultana del Gran Lago” Masaya “La Ciudad de las Flores” León “La Ciudad Universitaria” Matagalpa “La Perla del Septentrión” Chinandega “La Ciudad de las Naranjas” o “Ciudad Mártir” Corinto “La Ciudad Porteña” Jinotega “La Ciudad de las Brumas” Rivas “La Ciudad Meridional” San Juan de Oriente “San Juan de los Platos” San Juan de la Concepción “San Juan del Dulce” San Carlos “La Ciudad Lacustre”

140 • Nuestro Saber Oral SOBRENOMBRES DE NICARAGUA

“Pinolandia”, “Tierra de los Lagos” y “Patria de Rubén Darío”.

SOBRENOMBRES DE LOS NICARAGÜENSES

“Pinoleros”, “Nicas” (apócope de nicaragüenses) y “Chochos” (así nos llaman los hondureños y los salvadoreños, basados en que en nuestro lenguaje cotidiano a cada paso exclamamos ¡chocho!).

Nicaragua • 141 PANAMÁ

Terca: Le dicen a las mujeres que son muy feas.

Malamaña: Personas que tienen tics nerviosos. También a ladrones de ocasión.

Mentirita fresca: Persona que dice muchas mentiras y se queda con cara de inocente.

Goloso, come huso: Persona que teniendo algo, va a pedir a otra parte y le toman lo suyo por necio.

Familia Miranda: Individuos que se la pasan mirando todo lo que pasa a su alrededor, un “vidajena”.

Huevo de pava: Le decían a Belisario Porras, personaje político, tres veces Presidente, por su piel blanca lleno de pecas.

Cara de piña: Nombre que dan a quien tienen la cara llena de barros o acné.

Pan de dulce: Sobrenombre con que el pueblo apodaba a un recien- te expresidente de la República por su gordura y cara bonachona.

Mango verde, media luna y medio man:nombres de delincuentes famosos de Panamá.

María Pantalones: Apodo con que se conoce a señora deportista y propulsora del deporte entre los niños, porque usa pantaloncitos cor- tos siempre.

Mano de Piedra: Apodo a deportista boxeador de Panamá por su fuer- te pegada.

Fulo o Fula: Persona de piel muy clara y cabellos muy rizados.

142 • Nuestro Saber Oral Arquitecta: Denominación que se otorga a persona muy inventora o traviesa.

Papuja: Persona hinchada; o persona redonda.

Boca de charco: De labios protuberantes.

Bigote de brocha: Bigotes muy largos.

Panamá • 143 COPLAS Y BOMBAS

Nuestro Saber Oral • 145 COSTA RICA

Es una manifestación del folklore poético que consiste, general- mente, en una estrofa de cuatro versos octosilábicos, con rima asonante en los versos . Es una forma de poesía popular sencilla y lacóni- ca, expresiva y fácilmente memorizable. Su origen se halla en el can- cionero y refranero español, aunque en tierras americanas sufrió reinterpretaciones y modificaciones. Así, un mismo cantar se halla di- fundido en América Latina pero con innovaciones y recreaciones. En la lírica popular costarricense se mueve entre la tradición y la innova- ción, ya que hay coplas espontáneas e improvisadas en el marco de fiestas populares, reuniones familiares y de amigos. En Guanacaste, la copla se denomina “bomba” y posee un carácter pícaro.

El folklore de Costa Rica Mis hermanos me aconsejan lo vamos a demostrar que no jale con esa mujer con payasos por las calles cómo quieren que la deje ¡qué bonito esto va a estar! si fue mi primer querer.

Saludamos a los ricos Dos personas que se quieren a los pobres y al más chonete con los ojos se saludan unos mandan menudito porque tus ojos hablan y otros mandan los billetes. cuando la boca es muda.

Pidan todos a San Pedro Napoleón con su espada sin temor y sin recelo conquistó muchas naciones al que le dieron las llaves y vos con tus lindos ojos pa’abrir las puertas del cielo. conquistás muchos corazones.

Pues si el turno está bonito ¡Quién fuera como el cucullo vamos a ir a bailar que alumbra para volar! si yo llego a sacarla a bailar a ¿decíme qué cariño es el tuyo, usted mi amigo me va a trapiar. que no lo puedo olvidar?

Costa Rica • 147 Gavilán, gavilancillo Amarillo es el oro que venís tan halagüeño blanca es la plata si venís por esta polla y negritos son los ojos esta polla tiene dueño. del hombre que a mí me mata. Si es que te has puesto tan linda La cinta para ser cinta como la flor del azahar no necesita colores que a veces me dan ganitas el hombre para ser hombre de alguna barbaridá. no necesita dos amores. Dos cosas tiene Cartago Del cielo cayó una bomba que no las tiene Perú que en el suelo explotó la Virgen de los Angeles así estallan los hombres y un negrito como tú. cuando les decimos ¡no! Las ramas del tamarindo Voy a vestirme de luto se juntan con las del coco con camisa colorada mi mama no quiere que yo me case porque se murió mi suegra ni vos tampoco esa vieja condenada. ¡Huyuyuyuy Bajura!

Cuando te vi venir Los hombres de hoy en día le dije a mi corazón son pura fantasía qué bonita piedrecita con el cigarro en la boca pa darse un tropezón. y la billetera vacía.

148 • Nuestro Saber Oral Y es que te has puesto tan linda Del cielo bajó un pintor como la flor del cubá para pintar tu hermosura que a veces me dan ganitas y al verte tan vieja y fea de alguna barbaridá. se le regó la pintura.

A mi tía, a mi tía El zapato me maltrata se le quema el delantal la media me da calor si no llaman a los bomberos el muchacho de enfrente se le quema lo principal. me tiene loca de amor.

Cuando se muera mi suegra ¡Qué lindas que son las ticas que la entierren boca abajo delgaditas de cintura por si se quiere salir están apenas pa’ un enfermo que se vaya más pa’bajo. y yo estoy con calentura!

¡Güipipía!

Costa Rica • 149 EL SALVADOR

Desde mi tierra he venido Las muchachas de este tiempo arrastrando un canasto son una fantasía sólo por venirte a ver con zapatos tacón alto vieja patas de zanate. y la cartera vacía.

No te metás si no sabés, Bomba, bomba, si la gracia no te ayuda, cuete, cuete, cara de petaca vieja, no hay un viejo que te apriete. en que boto mi basura. Rosa, rosita, rosada Nunca te enamores cortada al amanecer, del amor ajeno apenas te voy queriendo, tarde o temprano ya me vas a aborrecer. resulta su dueño. Por aquí pasó una pava Yo sí me enamoro chiquitita y voladora. del amor ajeno En sus alas lleva flores cara yo me gusto y en el pico mil amores. y resiente su dueño. En la puerta de tu casa Del cielo cayó un pañuelo bordado de seda negra voy a poner un letrero en cada esquina decía: con seis palabras que digan: tu madre será mi suegra. “por aquí se sube al cielo”.

Cuando vayas a un campo, Del cielo bajó un pañuelo nunca cortes flores moradas bordado de mil colores, porque tus padres dirán y en cada esquina decía: que’ stás enamorada. “Estrella de mis amores”.

Bomba, bomba ¡Bomba Bomba! cuete, cuete, nariz de moronga, chi chi pon pon andá al herrero, que te reviente el cohete. para que te la componga.

150 • Nuestro Saber Oral Cuando pasé por tu casa La bomba que me tiraste me tiraron un limón el corazón me dolió el limón cayó en el suelo andá que te la resista y el zumo en mi corazón. la puta que te parió

Aquí te entrego esta flor Bomba, Bomba, lavadita, almidonada cuete, cuete, no pierdo las esperanzas cinco estellitas que usted va a ser mi cuñada. en cada cohete.

Aquí te entrego esta flor Una niña estaba sentada floreadita de seda negra. en su taba No pierdo las esperanzas y todo el que pasaba que su mamá va a ser mi suegra. el dinero le tiraba.

Aquí te entrego esta flor Cuando pasés por mi jardín que no es flor, ni maravilla, nunca cortés flores moradas, pero puesto en sus manos porque tus padres dirán será una rosa de Castilla. que estás muy enamorada.

En el patio de mi casa Desde que te vi venir nació una mata de arroz puse mi amor en derecho, el arroz es para mí pensando que eran corales y el agua para vos. las venas de tu güegüecho.

Anoche pasé por tu casa Si tal hubiera sabido debajo de un gallinero que con vos iba a bailar el gallo más embustero de consigo hubiera traído me hizo pupú en el sombrero. dos elotes y un guacal.

Si la gracia no te ayuda La mujer del boticario —¿para qué te metés?— se orinó en el mostrador. cara de petacalés Y su marido le dijo: en que tiro mi basura. ¡Ya tenemos alcanfor!

El Salvador • 151 Las muchachas extranjeras San Pedro tenía una novia que no saben dar un beso. y San Juan se la quitó. En cambio las nacionales, Si los santos hacen esto te meten hasta el pescuezo. ¿y nosotros, por qué no?

COPLAS DE LOS COROS DEL JEU JEU:

El Jeu Jeu es un areíto que se presenta en Izalco, Departamento de Sonsonate. Es una danza sincrética que recoge tradiciones indígenas y coloniales. La famosa investigadora María Mendoza de Baratta dice sobre esta danza:

“Es víspera de Navidad. Poco a poco van llegando los diferentes gru- pos de danzantes y coristas a la plaza. Las cofradías del “Padre Eterno”, de la “Virgen de los Remedios”, del “Niño Jesús”, de “La Asunción”, etc., etc. Han ido desfilando cada una con su coro de “¡Jeu! ¡Jeu!”, portan- do las típicas garruchas de mazorcas lozanas y prometedoras.

Rodeados de las mujeres, danzan en bandos diferentes, cada bando una Cofradía y cada Cofradía con su música especial. Cada grupo está atento a su canción individual, para contestar cuando corresponda a su mo- vimiento y con el grito de “¡Jeu! ¡Jeu!” Hay continuidad, sin embargo, y se completan de uno a otro. Las disonancias de los diferentes grupos forman una polifonía híbrida, sui géneris, pero que llega a fundirse como el barro de las cerámicas”.

A continuación, damos a conocer algunas de las coplas de los coros del ¡Jeu! ¡Jeu!”

Vengo a cantar un volado(a) Es señor muy ilustrado que para este cumplimiento y hombre de pensamiento, m’hizo un poeta mero fregado don Chico Herrera Velado con sal y con sentimiento. al que oirán dentri‘un momento.

¡Jeu! ¡Jeu!

152 • Nuestro Saber Oral Ya la luna ya salió Y ya me voy despidiendo y el lucero no aparece. porque ya no puedo más, ya los pajarillos cantan, y aquí te dejo mi caite ya me voy porque anochece. para que te lo comás.

Pajarito colorado, Si triste se queda la Luna prestáme tu eleversión cuando el Sol no le acompaña, para sacarme esta espina cómo se quedará el hombre que llevo en el corazón. cuando la mujer lo engaña.

Como el atol de piñuelas Mi tío me dio un consejo se cambea tu querer, despuesitu’e loración ¡qué sea cueshte o tetelque que nunca me enamorara lo mesmo me cae bien! de mujer de pañuelón.

Ya porque ves que sos blanca Antes de morir Chilano creés que sos rosa del altar. le encargó a su hijo Juanillo También las yucas son cheles, que le cosiera el fondillo pero no sirven sin sal. al pantalón de su hermano.

Después de quererme tanto Ya me voy despidiendo te juistes con mi patrón. verde cojoyo de caña, pero me queda mi corvo qué triste se pone el hombre que me cuida más que vos. cuando la mujer lo engaña.

No me plegaré —me dijo— Ya me voy despidiendo, al irse a San Salvador, verde cojoyo de yuca, y allá se quitó el refajo, yo tengo una mi negrita y de al tiro me olvidó. con colochos en la nuca.

Por aquí pasó una pava ¡Viva el sol! ¡Viva la luna! chiquitita y voladora, ¡Viva la flor del amate! que en las alas lleva flores Muera ño Chico Peludo y en el pico mis amores. tata de Luis Tecomate.

El Salvador • 153 COPLAS DEL PITERO

Entre las danzas de los Izalcos, doña María de Baratta recogió también El Pitero, pascol con coplas cantadas que también se bailan.

Ayer jui a l‘arada Váyanse, muchachos, a‘rriar un ternero váyanse a ‘costar y me juí encontrando qu‘ay viene la ronda un hermoso pitero. y se los va‘allevar.

¡Cujalo, chu! Las veces que chupo ¡Chu, fantasía! nada más son dos: Y agárralo duro invierno y verano, de la rabadilla. por gracia‘e Dios.

Lo busqué con luz, Dispensen, señores, se jué en el piñal; lo mal qui cantado, salió al otro lado, peru’estoy de goma diciendo: ¡cus!, ¡cus! y niun trago me han dado.

¡Cújalo, chu! ¡Cújalo, quiero! Que no se vaya el hermoso pitero.

Convido, muchachos, para el venidero, a ver si comemos tamal de pitero.

Después del invierno vine a San Isigro con mi cebadera llen ‘e tacuacines.

154 • Nuestro Saber Oral GUATEMALA

Se cantan al Niño como hacen las madres con sus propios hijos, con el objeto de adormecerlo. A esta clase pertenecen las siguientes, que pueden oírse la Noche Buena dirigidas al Niño Jesús y todos los días del año dirigidas a los niños, hijos del hombre.

Señora Santa Ana, —Señora Santa Ana, Señor San Joaquín ¿Por qué llora el Niño? escondan al Niño —Por una manzana por el tacuazín. que se le ha perdido.

Que no llore, pues La Virgen lavaba, yo le daré dos, San José tendía, una para el Niño y el Niño lloraba y otra para vos. del frío que hacía.

A este mismo grupo pertenecen las siguientes estrofas que se cantan a los niños o para que se duerman:

Rú rú, niñito, Dormíte niñito, cabeza de ayote, que viene guá-guá, si no te dormís, si no te dormís te come el coyote, él te comerá.

Dormíte, niñito, que tengo que hacer, lavar tus pañales, sentarme a coser; una camisita que te has de poner, el díe tu santo al amanecer.

Guatemala • 155 COPLAS AMOROSAS.

Ya sueltas o combinadas en forma de romances de varias estrofas. La regla general es que las estrofas sean independientes, de manera que cada una de ellas pueda cantarse separadamente. Se cantan acompa- ñadas de guitara y muchas veces sin otro acompañamiento que la voz de los compañeros de trabajo o de los amigos del cantor. Por lo general, en las fiestas populares cada concurrente canta una copla, establecién- dose una competencia en la cual se hace derroche de ingenio y toman parte hombres y mujeres. Las coplas de licor no escasean en estas reu- niones.

Ayer pasé por tu casa Lorito real y me tiraste un limón, de Portugal el limón cayó en el suelo vestido de verde y el zumo en mi corazón. y sin medio real

Con el bordón de amor voy cayendo y levantando y como el bordón conoce (el camino) solito él me va llevando.

Colocado en el centro de la reunión, el cantor alza la voz y dice para empezar las palabras “¡Bomba, Bomba!

¡Cachinflín y cuete! ¿Para qué son tantos brincos que para quererte a vos estando el suelo parejo? no es menester alcahuete. Con esta mi modo y seaca antes que me dejen, dejo... Soy nacido entre las flores y criado en el cardo-santo, Ya las muchachas bonitas y son tales las mujeres ya no quieren dar un beso; que echan de cabeza a un santo. y las que son feotas hasta alargan el pescuezo.

156 • Nuestro Saber Oral Y así me voy despidiendo Las viejitas de este tiempo de la arena dos terrones; ya no se ponen aritos, que no hay como l’aguardiente porque tienen las orejas para ablandar corazones. que parecen hacalitos.

¡A mí no me quema el sol! Más arriba venden quesos, ¡A mí no me quema el gas! más abajo chicharrones ¡A mí no me quema el fuego, en la cabez’é las viejas ni el aguardiente, ni el aguarrás. hacen nido los ratones.

Las muchachas de este tiempo Dicen que ya no me quieres son como las guayabitas, porque te he dado mal pago; que apenas les dicen —mi alma, volvéme a querer de nuevo, van cayendo maduritas. que un clavo saca otro clavo.

Las viejitas de este tiempo Dicen que ya no me quieres ya no se ponen listones, porque no te he dado nada; porque tiene las trencitas Acordáte de los palos como colas de ratones. de la semana pasada.

Todavía puede añadirse otras coplas sueltas, o combinaciones de dos o más, con el mismo o diferente metro, que en materia de libertades poéticas el pueblo las usa todas. Véanse las siguientes:

Todos dicen que soy feo Quisiera ser guacamaya, que tengo cara de coche, pero de las más azules, sólo mi negrita dice para pasarme contigo que soy su huele-de-noche. sábado, domingo y lunes.

¡Dicen que borracho vengo! Ni mi madre, ni mi padre, ¡Por Dios que no tengo nada! ni San Antonio bendito, Y si borracho viniera, no me han podido evitar A nadie le pido nada. que yo chupe mi traguito.

Guatemala • 157 Mi mujer y mi caballo Dicen que no nos queremos se me murieron a un tiempo. porque no nos ven hablar; ¡Qué mujer ni qué demonio! a tu corazón y al mío mi caballo es el que siento. se le pueden preguntar.

Mi caballo era tan gordo Cuando te quise que parecía una bola, fue por el pelo, con una matadurita Ora pelona. desde la cruz a la cola. ¿pa qué te quiero?

La que se casa con calvo Me quisiste, yo te quise tiene su pasión entera: me adoraste, te adoré de día, cruz y calvario, me quemaste la canilla Y de noche, calavera. yo también te la quemé.

Me quemaste la canilla como quien no dice nada pa que la gente me diga: ¡Adiós, canilla-quemada!

158 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

Hombre Mujer

Vieja arriscada y hermosa Lo que me decís no es cierto como cuajada y sazón sin duda me ves así déjame lucir tu graciosa porque sos listo y sos tuerto figura con algún son. búscate una biscoreta que te acompañe algún son, porque tengo mucho miedo que me dés un tropezón.

Veo tu rostro afligido Yo sin hacer mucho ruido porque los hijos se van y sin echarme cañazos miráte en este espejo tengo hace tiempo tu nido y verás el lindo nido en el arco de mis brazos. que te prepara tu viejo.

Hace tiempo que este viejo Viejo, viejo picarón por andar en los rastrojos mejor es que no te mires no se ha mirado la cara esa tu cara arrugada ¿quiere la bella señora pues ya la tengo grabada dejar que me vea ahora con fuego en mi corazón. en el caudal de sus ojos?

El amor que te tenía Si porque ya no me querés en un rama quedó creés que me estoy muriendo vino una fuerte remolino alegría me está causando rama y amor se llevó. a otros ya estoy queriendo.

Honduras • 159 Hombre Mujer

Ya tu amor no me hace falta El amor y el interés ni necesita de tí nada, se fueron al campo un día hoy que te veo pudo más el interés ganas me dan de darte una patada. que el amor que te tenía.

Aquí te entrego esta flor Tenga guardado su pisto cortada en el mes de enero para otra de ambición vos te vas a casar conmigo pues yo prefiero mi rancho porque yo tengo dinero. viejo feo y fanfarrón.

Ayer pasé por tu casa Ayer pasé por tu casa estabas comiendo gallo estabas comiendo grillo y los dienes te tronaban y los dientes te tronaban como dientes de caballo como dientes de zorrillo.

Casáte con yo Anacleta ¡Ni lo quiera San Benito! ya tiempos nos conocemos pa’ andar como maromera pa’ que andemos montados mejor me quedo soltera en burro y en bicicleta. vistiendo cualquier santito.

Mi madre me dio un consejo, Dicen que en la mar se juntan que no fuera enamorado las aguas de todos los ríos y que al ver a las muchachas ¿cómo se han de juntar las viera de medio lado; tus amores con los míos? como la vieja al cacao, como el gallo a la gallina, Del cielo cayó un pañuelo como el lagarto al pescado... bien hecho dos mil pedazos ¡Qué dicha fuera la mía si así cayera en tus brazos!

160 • Nuestro Saber Oral Del otro lado del mar Tanta naranja madura, estaba un toro comiendo tanto limón por el suelo, y en el suspiro decía tanta muchacha bonita, ¡Qué gordo me estoy poniendo! tanto galán sin dinero.

Brama la vaca En el asiento del mar contesta el ternero suspiraba un tiburón que salga esa niña y en suspiro decía que aquí está el dinero. ¡no te aflijás corazón!.

Honduras • 161 NICARAGUA

Ayer persinar la ví; Quisiera ser sabanero mis ojos fueron testigos pero no de la sabana ¡quisiera poner mis labios quisiera ser sabanero donde ella dice enemigo! de la orilla de tu cama.

Siempre padece el que ama El gallo que se serena y a veces con más rigor muy de madrugada canta que en la carrera de amor El que duerme en casa ajena el que no llora no mama. muy oscuro se levanta.

Mañana me voy morena, mañana de mañanita ya no beberé más agua de tu fresca poronguita.

162 • Nuestro Saber Oral COPLAS DE PANAMÁ

De tamborito (Región Central y Panamá)

Yo sembré una yerbabuena Ayer pasé por tu casa donde el agua no corría me tiraste un limón yo le di mi amor primero el limón cayó en el suelo a quien no se lo merecía. y el zumo en mi corazón.

Hojita del guarumal En la Avenida Central donde vive la langosta se ha formado un baratillo donde vive, donde come las mujeres están a real donde duerme la langosta. y los hombres a cuartillo.

Panameño, panameño Si se quema el monte panameño, vida mía déjalo quemar yo quiero que tú me lleves que a la calle abajo al tambor de la alegría. no le pasa ná.

Lucero de la mañana Yo soy como el oro viejo prestame tu claridá que no pierde su valor para alumbrarle los pasos si se le aleja un amante a mi amado que se vá. se aproxima otro mejor.

Mi compadre mono Ayer pasé por tu casa tiene dos camisas me tiraste una iguana una que se pone la agarré por la cintura otra que se quita. creyendo que era tu hermana.

Muchacha no seas zoqueta Allá allá arriba cásate con policía tengo un palito morao que gana noventa pesos donde amarro mi caballo trabajando noche y día. cuando estoy enamorao.

Panamá • 163 Yo vivo allá en la montaña donde tengo mi bohío allí mi voz se acompaña con la música del río.

Copla de danza de Corpus.

Por ser la primera vez que yo en esta casa canto Gloria al Padre, Gloria al Hijo y al Espíritu Santo.

Aje Trabajando

Por arriba corre el agua Pregunta quién es su madre. por abajo, piedrecitas Que la parió tan hermosa. Ay el consuelo de los hombres Trabajando, trabajando. Son los senos de una señorita ay trabajando vida mía. Trabajando, trabajando. Ay trabajando todo el día. Trabajando, trabajando.

Quién es esa que ha salido Trabajando, trabajando. Ay la rosa con el clavel Trabajando es que se vive. Ay la rosa regando flores Ay con el machete en la mano. Y el clavel a recoger, ajé Y el hacha derribando. y trabajando, trabajando. Trabajando, trabajando.

Ay trabajando vive el pobre Siempre estar sin que comer ajé. Trabajando, trabajando. Trabajando, todo el día. Trabajando, trabajando.

164 • Nuestro Saber Oral Ay chivo busca tu cueva

No le ponga cerca porque la quiebra busca tu cueva tu cueva vieja.

Yo quiero mi lancha nueva

Se fueron a Miramar en busca de la lechera

Ajé jé señore yo quiero mi lancha nueva.

Se le fue a dar auxilio a la lancha que estaba afuera y Aristidis contestó y mi lancha está muy chiquita. Pero no hay un capitán ay como el de la lecherita. Y ajé paisana ay yo no tengo quien me quiera. Echaron la ponga al agua y salieron a aventurar y en el puerto de Miramar y todos se iban a ahogar.

Tonadas de carnaval calle abajo de las tablas

¡Ay, Ay, Ay Mira que dolor la casona de ella que no la paga el Señor.

Panamá • 165 Con la plata de su marido ¡Ay, Aje, Je, Uje ella puso una tiendita Deyanara Elizabeth! esa vida aventurera es herencia de su casita. Bella reina con donaire Esa vieja aventurera y porte de majestad que siempre sale solita. ¡Ay que viva Dayanara la reina del Carnaval! Un amorcito por aquí otro amorcito por allá ¡Ay qué fea es la papuja! otro viejo que arruinó La Cangrejita. La Papuja de allá afuera La Papuja de allá afuera. Por eso yo sí lo sé corona no tuvo usté ¡Ay qué fea es la Papuja! la vaca se le engordó ¡ay qué fea es la Papuja! tiene cuerpo de canapé La Papuja de allá afuera de las afueras viene usted. tiene cuerpo de canapé.

¡Ay que fea es la Papuja! La Papuja de allá afuera La Papuja de allá afuera. La Calle Abajo se llena de emoción La vida de la monguta con Dayanara nadie la puede ocultar Reina e’ Punta Fogón. la herencia de la familia Es Dayanara que ella se puso a pelear. mi soberana preciosa reina del barrio Amores desconocidos con su belleza se los quiero recordar. ella engalana ¡Que viva la Calle Abajo! Viviendo de la mala vida puso una tienda en la ciudad. Que quemen los fuegos que suene el tambor Con la monguta Brujería. con mi tamborito Yo le canto con amor.

166 • Nuestro Saber Oral Las Camellas Abandoná, te tienen abandoná con traje de tabletas por gordiflona, abandoná lloraban el remedio te tienen Aban-doná. que le dieron el de la tienda. La vieja lloraba, brincaba y gritaba Con la monguta Brujería cuando de repente, ¡Sí! Es mi linda soberana La falda mojada. orgullo e ‘ Punta Fogón. Con la monguta Brujería

Mira como luce mi Reina Miren la vieja bandolera con su belleza imperial Yo te quiero Dayanara Miren qué ta jojá otra reina sin igual. Otra vieja alegre Es hermosa que ya se les quiere casar que linda es Otra vieja alegre tiene cuerpo de sirena que ya se les quiere casar. Dayanara Elizabeth. La herencia de la vieja Esa vieja señor, si está de moda. de la entrada que no para de llorar Se forma el revolcón ya se les casa otra vez. de los lobos con la vieja. La vieja se les casa Viejito bandido si es verdá gallito e piñolar si es verdá por la herencia de la vieja se va a casá. con ella se va a casal. Sí es verdá, se va a casá Corona de chicharrones Sí es verdá, se va a casá. cubierta de pelo blanco te tienen abandonada ya perdiste tus encantos.

Panamá • 167 COPLERO AFROPANAMEÑO

(Congos de la provincia de Colón)

Don José Girón como es tan blanco y fino a las doce del día se puso en camino.

Los blancos no van al cielo por una solita maña les gusta comer panela sin haber sembrado caña. Quien quiere ver mundo nuevo venga a mi casa negro yo, mi mujé negra pare mulato.

Esta casa de quién es de todo el mundo ajé que la hizo Juan de dioso pa su hijo y su mujé.

Padilla le debe a Marco Marco le debe a Padilla si se llegan a encontrar llega la sangre a la rodilla.

Con qué se saca candela con piedra y dilabón (bis) Aé perusero dame un arapó (bis).

168 • Nuestro Saber Oral ARRULLO ABAJA LA BATEA

Si la yuca fuera grande Abaja la batea la partiera por la mitad y tráe pá vé la mitad para tu mama qué es lo que tiene y la otra pa tu papa pá vendé

(coro) ay yuca, ñame, Aje ron ré limón francés tá llorando (bis) abaja la batea si está con la mama y trae pá ve. tá llorando si está con el papa ay tráe pa vé tá llorando ay tráe pa vé si está con el tío abaja la batea tá llorando... y tráe pá vé.

ay pescao frito pa’ vendé ay las canillas de mercé.

abaja la batea y trae pá vé aja la batea y tráe pa vé (bis)

Panamá • 169 PIROPOS

Nuestro Saber Oral • 171 COSTA RICA

Es un mensaje lingüístico que tiene como finalidad esencial elogiar, alabar y, en algunos casos hasta agredir, a una persona. Es un elemento que refleja la idiosincracia del pueblo; es ingenioso y tiene un carácter sexual.

PIROPOS TRADICIONALES Como la luna en el cielo Sentí tu presencia un día o la rosa en el vergel al llegar a este lugar tenés el candor de un lirio muñeca que lindo sería y la gracia de un clavel. que formáramos un hogar.

La sonrisa de tus labios Del cielo cayó un pañuelo tiene dulzura infinita bordado en sedina negra y cuando veo tu sonrisa decíle a tu mamacita toda pena se me quita. que si quiere ser mi suegra.

Tus ojos son dos luceros Con esa escobita verde y tus patas dos estacas que estás barriendo de las que amarran las vacas es pa’ que pase tu negro cuando las van a ordeñar. que estás queriendo.

De tanto que te quería no hallaba donde ponerte te puse atrás de la puerta y llegó la chancha a morderte.

PIROPOS MODERNOS

Parece pulpería de pueblo… chiquita, pero surtida. Adiós… ¡a Dios le pido no volverla a ver! ¡Si la belleza fuera pecado, vos no tendrías perdón de Dios! Muñeca, ¿para qué abre la sombrilla si el agua es para regar las flores? Parece un aserradero… ¡sólo tucas!

Costa Rica • 173 EL SALVADOR

En El Salvador, existen algunas variantes del Piropo: acepción romántica, botánica, zoológica, graciosa, cómica, ofensiva, religiosa y otras.

La edad, la fisonomía y la figura tanto del hombre como de la mujer, son los elementos que determinan el tipo de piropo. Principalmente es el hombre quien se da la mayor libertad para expresarse con los piropos, aunque no se descarta que también la mujer lo haga, pero más con carácter íntimo.

—¡Por usted, daría el cielo y !

—¡Qué curvas, y yo sin frenos!

—¡Adiós, mamacita linda!

—¡Qué manguito!

—¡Qué belleza de mujer!

—¡Bruja divina!

—¡Pechugona rica!

—¡Qué jamona rica!

—¡Mulona divina!

—¡Si así como lo mueves lo bates, qué rico el chocolate!

—¡De esos son los que me han recetado el Doctor!

—¡Por eso existen tantos pecados!

—¡Con ese, aunque me queme!

174 • Nuestro Saber Oral —¡Papasote!

—¡Qué preciosidad!

—¡Estás buena!

—¡Qué bueno está eso!

—¡Estás para chuparse los dedos!

—¡Mamacita, estás para hacerme los bigotes!

—¡Mamacita y dicen que no hay leche en El Salvador!

—¡Adiós ojitos de cielo!

—¡Adiós granito de arroz, si fuera pollito, me fuera con vos!

—¡Adiós muñequita linda!

—¡Virgencita de Guadalupe, quisiera ser San Pedro para quitarte los pecados y llevarte a la puerta del cielo!

—¡Con ese adiosito lindo, nos vamos ir al cielo juntos!

—¡Adiós ojitos de limpia mundo!

—¡La voy a acusar ante el altar del cielo por robar mi corazón!

El Salvador • 175 HONDURAS

Desde que te vi venir Aquí te traigo esta flor le dije a mi corazón que no es flor ni es maravilla qué bonita piedrecita pero que puesta en tus manos para darme un tropezón. será rosa de Castilla.

Las muchachas del Progreso De un tronco nació una rosa no les gusta dar ni un beso y del agua un caracol en cambio las de San Pedro Sula de los ojos de esa joven hasta estiran el pescuezo. nacen los rayos del sol.

El clavel que tú me diste Del cielo cayó una tusa en la noche de Asunción y del pueblo una pared no fue clavel sino clavo qué dicha fuera la mía que clavó mi corazón. si así cayera en tu red.

Del cielo cayó una rosa Mamacita linda en el aire se hizo palma no me esquives si supieras amorcito y regalame un besito que te quiero con el alma. de esos labios de miel.

Los ríos y las quebradas ¡Y qué importa que sea bizca! derecho se van al mar si de reojo me mira. nosotros como cascadas iremos hasta el altar. Siempre me han gustado las chelitas sonrojadas Qué bonita viene la luna pero más me gusta con su lucero en campaña esta indita enojada. ay, que triste es para un varón cuando una mujer lo engaña. Allá viene la luna hermosa con un lucero ya para amanecer A los ángeles del cielo vayan díganle a doña Rosa les mandé a pedir que su yerno quiero ser. una pluma de sus alas para poderte escribir.

176 • Nuestro Saber Oral Aquí le entrego esta flor que del árbol la corté, llora el árbol por la flor y yo lloro por usted.

Del cielo cae una estrella y en el aire hay una palma y desde lejos te digo “Adiós negrita de mi alma”.

Honduras • 177 PIROPOS DE PANAMÁ

Si como caminas cocinas, A las enfermeras: me como hasta el concolón. “¡Qué está pasando en el cielo que los ángeles están bajando!” Mamita, tantas curvas y yo sin frenos. “Quisiera estar enfermo para que me atendieras!” ¡Usted está bien abonada! A una Caderona: Oye mami, estás bien repartida. “Manso back side”

¡Qué buena estás! A las flacas: “¡Vaya Flaca!” A las gordas: “¡Vaya Gorda!” ¡Qué “pamper” más bueno! (jovencito que se ve bien) “Si así es el almacén, cómo será la mercancía” Pareces una langosta con todas las carnes atrás. ¡Ajó! Tanto filete mignon y yo comiendo jarrete. Tanta carne y yo comiendo hueso. “Por tí dejo a mi mujer y a mis tres hijos! Si así está la provincia, cómo estará la capital.

¡Qué pollo! ¡qué mango! (de las mujeres a los hombres)

¡Si así es el infierno que me lleve el diablo!

A las mujeres tetonas: “Tremendas Manzanas”

178 • Nuestro Saber Oral CHISTES

Nuestro Saber Oral • 179 COSTA RICA

El chiste es una narración corta, de carácter agudo y gracioso. Es un reflejo de la idiosincrasia e ingenio de un pueblo. Abarca diferen- tes temáticas y personajes de una sociedad, apuntando siempre hacia las debilidades y situaciones, exagerándolas, minimizándolas o compa- rándolas. El lenguaje saca partido del doble sentido de palabras y ex- presiones. Un encuestador llama a la puerta de una casa en Heredia. Le abre un señor muy tristón, que lleva en la mano un delantal. —Buenas noches, señor —dice el encuestador— estamos hacien- do una encuesta de opinión femenina y quisiéramos saber por quién votaría su esposa en las próximas elecciones: ¿por Junior, Miguel An- gel, por Carlos Manuel o por Figueres? —Bueno, —dice el hombre— ella va a votar por mi candidato. —Muy bien, muy bien. ¿Y quién es su candidato, señor? —No sé, ella no me lo ha escogido todavía. Un predicador visita al siquiatra. Este lo examina y después le pre- gunta: —Y por casualidad, ¿usted habla mientras duerme? —No, doctor, yo hablo mientras los demás duermen. A las tres de la madrugada, suena el teléfono. El hombre se des- pierta sobresaltado, levanta el aparato y dice: —¿Aló? —Aló, ¿es el señor Ramírez? —No, esta no es la casa del señor Ramírez. —Perdone, señor viera cómo lo siento. Es un error. Lamento haberlo despertado innecesariamente a esta hora... —No se preocupe, no me molestó. Usted me llamó justo cuando sonaba el teléfono.

Costa Rica • 181 Una colegiala le dice a otra: —¿No querés venir conmigo a la piscina? La cosa va a estar que arde. Me voy a poner una tanga tan pequeña, que el vendedor me la envolvió en la etiqueta. Dos comerciantes conversan. Dice uno: —Imagináte, resulta que tengo cáncer. —¿Y a cómo lo estás dando? —pregunta el otro. Estaba el Padre en la iglesia rezando el rosario, cuando de pron- to empieza a temblar. —Recemos un Padre Nuestro. La gente lo reza y como sigue temblando, el Padre dice: —Recemos el Ave María. Todos rezan, pero empiezan a caer las tablas del cielo raso. El Padre, capeándose, dice: —Las tablas, las tablas. A lo que la gente responde: —Dos por dos, cuatro; dos por tres, seis...

182 • Nuestro Saber Oral EL SALVADOR

Los loquitos, dentro del recinto del hospital psiquiátrico, gritaban: —¡49!, ¡49!, ¡49!, ¡49! Una pesona transitaba continuamente por la acera del edificio y le pareció extraño que cada vez que hacía el recorrido, siempre escu- chaba el coro que repetía el número 49. Su curiosidad hizo que subiera al muro para indagar qué sucedía. El, que se asomaba por la parte superior del muro y recibe una pedrada en la cara. En ese momento, se escuchó el coro que repetía. —¡50!, ¡50"!, ¡50,!, ¡50! camina hacia un poblado y en la vía encuentra tirado un espejo. Mas él, no sabía para qué servía y al recogerlo y ponérselo fren- te a su cara, exclama lo siguiente: —¡Por feo, te han botado! Un loquito durante el día estuvo contento porque le regalaron al- gunos billetes de colón y una moneda de a veinticinco centavos. Por la noche, cuando se disponía a dormir, del pantalón se le cayó la mo- neda, se le perdió y quedó desconsolado. Luego, sale del dormitorio y sale al patio donde está colocado un foco y decide buscar la mone- da perdida. Se le acerca otro loco y le pregunta: —¿Qué buscas? Y le responde: —¡Una moneda de veinticinco centavos! El otro loco, nuevamente le pregunta: —¿Por dónde la perdiste? —¡Allá adentro! —Y por qué no la vas a buscar allá adentro? —¡Es que, allá no hay luz y aquí sí!

El Salvador • 183 Un domingo como día de visita a pacientes en el hospital, a un loco le regalaron una lámpara de mano. Al oscurecer, se da cuenta del rayo de luz que emite al presionar el botón que tiene la lámpara. El loco, con la cara sonriente llega hasta donde sus compañeros de dormitorio y les dice: —¡Esta noche nos fugamos de aquí! —¿Cómo?, pregunta uno de ellos. —¡Mira, yo enciendo esta lámpara y tú empiezas a subir por el rayo de luz, que llegará al borde del muro! —¡Ah, sí! —dice el compañero, sintiéndose alegre. De pronto, se entristece y dice: —¡Ah, sí, cuando vaya para arriba, apagás la lámpara y me cai- go! ¡Vos pensás, que estoy loco! ¡Má vé!.

Un chiquitín como de unos 13 años gritaba: —¡Extra, extra! ¡99 estafados! ¡La extra, 99 estafados!, ¡la extra, 99 estafados!. Un fulano exclama: —¡Qué barbaridad, cómo está el mundo! ¡Muchacho, dame un extra! El vendedor le da un periódico y el comprador se retira de ese lugar y en el periódico busca la noticia de los estafados, pero se da cuenta que tiene fecha del año anterior. A lo lejos, se oye al vendedor de extras diciendo: —¡100 estafados, la extra! ¡100 estafados, extra, extra!

184 • Nuestro Saber Oral —Sobre la parrilla de un bus, un enano viajaba hacia un pueblo. Adelante, se veía un río caudaloso. Uno de los pasajeros que es- taba cerca del enano, exclamó: —¡Miren!, ¡Miren el río!. El resto de pasajeros se levantó, para observar el río y no le per- mitieron ver al enano a todas las mujeres que se estaban bañando. El bus continuó avanzando. Luego, alguien alertó, gritando lo siguiente: —¡Miren, miren! ¡Allí viene la Ramona!— Entonces, todos los pasajeros se agacharon y el enano tuvo la oportunidad de pararse y ¡pás! Se golpeó la cabeza en la gran rama.

El Salvador • 185 HONDURAS

Vivían en Choluteca cuatro hermanas solteronas. Una noche despierta una y empieza a gritar: ¡Un hombre, un hombre! Y la otra dice: Cállate, mija, no te hagas ilusiones.

El paciente le dice a un médico en el hospital: ¡Ay doctor, sufro mucho! ¡mejor máteme!, —¡Máteme!, Le ruego que me mate!!!... Y el médico responde: —¡Cállese!... que yo no necesito consejos.

Le dice el señor a la esposa: —María... he comprado un cerdo. —Pero, ¿dónde lo vamos a meter y sobre todo en las noches? No hay lugar para ese animal. —¡Ah! Lo meteremos debajo de la cama—. —Pero Juan, ¿y el mal olor? —Ya se acostumbrará el pobre.

Un individuo decide suicidarse. Se va al bosque, se sube a un árbol, ata una cuerda a la rama más gruesa, prepara el nudo corredizo, se lo pasa por el cuello y se deja caer... pero la cuerda se rompe y se viene al suelo. —¡Caramba! —exclama. Con esta cuerda corro el riesgo de matarme.

186 • Nuestro Saber Oral Conversan un pintor y un curioso y el curioso dijo: ¡Caramba!... ¡Qué real es su pintura! al mirar el cuadro, se me hace agua la boca. ¿Se le hace agua la boca mirando una puesta de sol? —¡Ah!... ¿Es una puesta de sol? ¡Yo creí que era un huevo frito!

—¡Camarero...! ¡vaya servicio! ¡Hasta qué hora viene esa sopa que pedí! ¡Vaya modo de tardarse! —No hay que impacientarse, señor. ¡La sopa es de tortuga!

—¿Cómo estás Zenón? te veo un poco desanimado. —Estoy desesperado, Camilo. Ayer estuvo el inspector de pesas y medidas para revisar las ba- lanzas de mi tienda. —¡Diablos! ¿encontró que no daban el peso? —Al contrario, las tres estaban justas. Y ¡quién sabe cuánto tiempo estuvo despachando así!

Una señora quejándose, le dice a la otra: mi marido me tiene molida; me pega a cada rato. Y ¿qué pretexto toma para pegarte? —preguntó la otra señora. Pretexto él no toma ninguno: lo que él toma es un palo.

Dicen que al presidente Reina le dicen !El diente! ¿Y eso a qué se debe? Porque está rodeado de muelas.

Honduras • 187 Cuando el Presidente Reina andaba en campaña, dijo en un dis- curso: “yo tengo la cabeza de Modesto Rodas, el bigote de Villeda Morales, las patillas de Morazán, la voz de Cabañas, y las ideas de Angel Zúñiga Huete. Un bolito que va pasando, al escucharlo dice: ¡qué tipo sin per- sonalidad este!

188 • Nuestro Saber Oral PANAMÁ

Pepito y la lámpara perdida

En la población de Macaracas, en la Provincia de Los Santos; su- cedió ya hace varios años un caso lamentable en que unos amigos de lo ajeno, robaron la lámpara central de la Iglesia que era de plata sahumada y de origen colonial. El cura párroco consternado, ofreció que si algún parroquiano denunciaba al ladrón o a los ladrones, lo lle- varían “en andas” y en procesión por las calles como se lleva a las imágenes muy veneradas.

Pepito, travieso niño y muy famoso, pensó para sus adentros... “Jo, esta experiencia no me la pierdo yo”.. que me paseen y todo el mundo me rinda pleitesía como un santo” y ni corto ni perezoso, se acercó al señor cura y le dijo con mucha seguridad: ¡Yo sé quién robó la lámpara, señor! ¡Ah sí!... dijo el cura, ¡dínos pues! ¡No! hasta que me paseen como prometió, arriba de un anda y por todo el pueblo.

Así lo hicieron, y en cada esquina hacían estación y el cura pre- guntaba en tono de salmodia. Pepito, ¿quién se robó la lámpara? Pepito respondía: todavía no lo pelo decir. (Hablaba como niño) y así se fue- ron por todo el pueblo hasta que al entrar nuevamente al templo el cura preguntó medio impaciente: Pepito, ¿quién se robó la lámpara: y Pepito que descendía del anda contestó: ¡los ladrones! Y echó patitas pa qué te quiero... a correr y no lo pudieron alcanzar.

Panamá• 189 El Gallo bueno

Un señor tenía una deuda de mil dólares pero sólo tenía uno. Consultó y un señor le dijo que para resolver su problema fuera a la gallera, invirtiera en un gallo y podría ganar.

Había un gallo colorao y el otro blanco con pintas negras. El hizo una consulta a uno que conocía a los gallos y apostó al mejor, al blanco con pintas negras. Pero el otro gallo, el colorao lo mató.

Al reclamar al entendido en gallos le rispostó: ¡Pero tú no me di- jiste que era un gallo bueno, bueno!

Sí contestó el hombre; ese gallo era bueno, bueno, ¿pero el colorao? ¡ese es un asesino!

Juan Celao

Un hombre que se llama Juan Celao, que tenía pacto con el dia- blo, vió llegar el momento de cumplirle al maligno.

Para evitar que se lo llevara, decidió raparse la cabeza toda.

El diablo lo andaba buscando por todos lados. El hombre deci- dió meterse al cine. Pero también al diablo le dio por ir a buscarlo al cine.

El diablo entra y dice, ¿cuánta gente hay aquí? Bueno, si no en- cuentro a Juan Celao, me llevo al coqui pelao! Y se lo llevó.

190 • Nuestro Saber Oral ROMANCES Y DÉCIMAS

Nuestro Saber Oral • 191 ROMANCE DE COSTA RICA

LAS SEÑAS DEL MARIDO

¡Qué bonito el soldadito, paradito en el cuartel con su riflecito al hombro, esperando al coronel! —Diga usted, señor soldado, ¿de la guerra viene usted? —Sí, señora de allá vengo, ¿por qué me pregunta usted? —Si habrá visto a mi marido, que hace un año que se fue —No señora, no lo he visto, déme usted las señas d’el —Mi marido es alto y grueso, tiene tipo de francés y en el ala del sombrero, lleva el nombre de Isabel —Sí señora, si lo vide, hace un año que murió, y en el testamento dice, que se case usted con yo. —¡Dios me libre, Dios me guarde, y la Virgen Santa Inés! Que por muerto mi marido, casarme segunda vez. Aquí termina la historia de esa infeliz mujer, que hablando con su marido no lo pudo reconocer.

Costa Rica • 193 ROMANCE DE GUATEMALA

El romance es canción de expresión popular; lleva en sí un afán de perdurabilidad en favor del hecho heroico, desgajando de la haza- ña caballeresca; del cuento sabroso engendrado en torno de la foga- ta, cerca de los apriscos.

Los romances son poemas épico-líricos breves que se cantan al son de un instrumento, sea en danzas corales, sea en reuniones teni- das para recreo simplemente o para el trabajo en común.

No olvidemos que los invasores de la península durante ocho siglos, tienen el galardón de ser los creadores del cuento y novela corta y que los romances en realidad no son más que cuentos, leyendas o trozos históricos versificados. No es un absurdo sostener que las fuentes originarias de ellos (los romances) son árabes, puesto que estos son poetas innatos.

Pero antes, un tanto antes de atrevernos al apunte, diremos algo sobre la canción que quiere ser peculiarmente nuestra; una canción que arranca de la milpería, de las entre sombras del madrecacaco y las plan- taciones de café, así como de los chatunales de oriente, entre los jugayes y los upayales.

Este cantar se escucha por allá por las fiestas de San Antonio, lo inventa el campesino en una exaltación de guapeza y a veces con de- safueros, bajo el incentivo del amor y de los celos. Es cuando terminado el rezo y el acordeón hace buen rato que entre el bordoneo de las guitarras ha invitado al baile saltador y bullanguero. A la manera de los payadores, el cantor reta en el canto y espera la respuesta pronta, si bien esto no obsta para que, después de chilinear el corvo en las pie- dras del patio y en los horcones del rancho, rete agresivamente al ri- val.

194 • Nuestro Saber Oral ROMANCE DE LA CIUDAD COLONIAL (León de Gandarias)

Hace cuatrocientos años Ciudad de los caballeros que está tejiendo la luna de tizona y armadura, telarañas luminosas vergel de guapas mujeres sobre la ciudad vetusta, de nobilísima alcurnia; Diz que vinieron un día capital predestinada —centauros con armaduras— para ser, desde su cuna, los poderosos jinetes blasón de la aristocracia ungidos de la fortuna; y emporio de la cultura. y al llegar vieron que ardía Algo que impregna el ambiente sobre los volcanes una de la ciudad taciturna conflagración de crepúsculos sumergida en el ensueño incendiando las alturas, de su leyenda inconclusa, y que el apóstol Santiago algo que está despertando se apareció en la penumbra, después de cuatro centurias. dominando los volcanes bajo su cabalgadura, Y así vivirá la Antigua, la tierra abrió su regazo tan presente y tan futura, para ofrendarse, convulsa, vestida de eternidad y allí sentaron sus reales para no morirse nunca. los amos de la llanura. Hace cuatrocientos años En el embrujo del valle que se vistió la llanura la ciudad brotó como una de traje blanco de encajes floración de maravilla abotonado en las cúpulas, o como un copo de espuma. su mantilla hecha de flores y la cruz de sus liturgias.

Guatemala • 195 Se obró el milagro del arte Es el alma rediviva que a través de las centurias de la ciudad que trasunta eternizaría el nombre las glorias de la conquista de aquella raza fecunda, cuyos símbolos perduran cuando en palacios y templos por la virtud milagrosa y entre arcadas y columnas de alguna varita bruja. la fe y el poder hicieron prodigios de arquitectura. Seguirá blandiendo el tiempo Hay algo que arde en las ruinas su guadaña puntiaguda, y en la ceniza se oculta; y continuarán las horas como una llama que abrasa, el galope de su fuga, como una luz que deslumbra, y en la noche de los siglos como el fulgor de una antorcha —ilimitada profunda— que brillará en ultratumba. sólo quedará tejiendo perpetuamente, la luna, telares luminosas sobre la ciudad vetusta...

196 • Nuestro Saber Oral OTROS ROMANCES “Buenos días mi señoría... etc.” “Angel del oro, “Aquí está Lucas Vásquez, de Francia Venida” el hombre que siempre ha sido “Desde que te vide venir y que siempre debe ser. puse mi amor en el suelo P’al que tenga dolor de estómago, y dije: no te vas de aquí aquí está su aceite de comer...” hasta no darme un consuelo...” “Ay viene la luna hermosa “Ay momentos muchos con su lucero en campaña quién juera como los chuchos Qué triste se pone un hombre pa no sentir... cuando una mujer lo engaña...” Que cuando tienen hambre se acuestan a dormir...” “Hilo de oro, hilo de plata me decía una mujer “Angel del oro que las tengo o nos las tenga arenita de un marqués, con el plan que Dios me ha dao de Francia venida pues me voy muy enojado con la niña Venturel. a las tres hijas que tengo, Me dijo una señora: ésta tomo por esposa, —Qué lindas las tenés, por ser su madre una rosa las tenga o no las tenga, que jugando al ajedrez, qué lindas hijas tenés pues no te las llevarás. yo las sabré mantener; —Tan contenta que me vine ellas comen, yo también, tan triste que me voy. a los palacios del Rey, —Regresa caballero y al hijo del Rey también, y escoge la que querás. No seas tan descortés; —A esta me llevo, la mejor te llevarás por linda y hermosa por esposa y bella flor que parece una rosa y su padre una clavel”. acabada de nacer”. “Buenos días mi señoría... etc.” “De Francia venida...” “Abríme la puerta Elena “me dijo una señora” sin ninguna desconfianza, qué lindas las tenés...” yo soy Fernando el francés que ahora vengo de Francia...”

Guatemala • 197 DÉCIMAS DE GUATEMALA

Yo vide un sope volar Yo vide un hombre tunante, con un venado en el pico que andaba como enamorado, y más detrás iba un mico a caballo en un venado queriéndoselo quitar; con su dama por delante, pues yo vide un león pelear y también vide un gigante en una nube incumbrado, a caballo en un conejo: vide que se ahogó un pescado yo vide mamar a un viejo en las riberas del mar; con una garza parida, y un sapo lo fue a encerrar ¡y ví una dama lucida ¡y me he quedado espantado! debajo de un aparejo! En fin, de aquí la ensalada Yo vide un tigre pelear que les vengo a proponer, usando mucha diestreza y es que vide a una mujer y le quitó la cabeza parir antes de preñada: a piquetes un gorrión: Vide una casa parada entonces dijo el ratón que la estaba haciendo un viejo, “yo de pelear no me escapo” y de la rana el pellejo cogió a patadas a un gato de bejuco le servía en el momento lo hizo huir, y de horcones le ponía y entonces se puso a reír ¡las tenazas de un cangrejo! ¡Un pie dentro de un zapato!

198 • Nuestro Saber Oral DÉCIMA A ANTIGUA, GUATEMALA (María Rosales)

A la más festiva pompa, el muy El cabildo secular, ilustre señor de tanta héroe nobleza, que vio el sol de Guatemala, son campeones de la empresa a la soberana gala a el aplauso popular, de Pascasio, el canto rompa, a un Pedro tan singular, y con sonora trompa, la justicia es bien que asista, relate tanta asistencia; con la gracia que conquista, y miren, que pido audiencia, un ánimo valeroso, cuando la Real, por favor, que un soldado tan famoso, a este canciller mayor, el premio lleve a la vista. asistió con reverencia.

Su ilustre, y muy noble clero, es girasol destas huellas, que siguen fixas estrellas, hoy es Pascual el cordero, el rumbo de tal lucero; que celebran degollado, y cuando canonizado, hoy le atiende tan glorioso, viéndole en un calabozo, le tiene por ajustado. D. Juan de Santo Mathía, luces ostento este día, de gran fineza y amor más no es mucho, que es pastor, y así Pascasio lo fue, claramente bien se ve, que el amor sigue igual, ¿a dónde estará Pascual que este Príncipe no esté?

Guatemala • 199 DÉCIMAS DE HONDURAS

Décima religiosa

María Santísima

A ti, Madre de pecadores, Pronto será socorrido, a ti recurro, Virgen tierna; y no ha de verse afligido mi condenación eterna el que de veras te ame; se impida por tus dolores y quien lágrimas derrame de los grandes pecadores en tu bendita presencia, ser madre no te desdeñas; obtendrá de tu clemencia y si por esto te empeñas espléndida protección yo soy primer acreedor y siempre en tu corazón pues de grandes pecadores hallará su providencia. te he dado bastantes señas

Hija sois, Madre y Esposa. De la majestad eterna reina compasiva y tierna sois mujer y sois piadosa y como tan poderosa amparad mi causa Vos y sentenciando los dos; pues ésta con gracia suma en vuestras manos la pluma con que echa la firma Dios.

200 • Nuestro Saber Oral DÉCIMAS DE PANAMÁ

Región Central

Águila fiera que al cielo Bello jardín, bancas y flores tú dominas en gran parte de las extensas praderas, y a la cima de los Alpes inmensas enredaderas para sacar tus polluelos con nido de ruiseñores cruzan también los cóndores y van de una a otra parte; Profunda, extensa y remota, águila que vuela más; sin árbol en que se pare, ellos se quedan, tú vas la inmensidad de los mares a la cima de los Alpes. cruza el águila ignota; ni el vendaval que la azota Con su pausado volar sin piedad y sin recelo la garza morena sale puedo impedir su vuelo, hacia los blancos críales porque con orgullo y gala donde se viene a anidar; extienda y bate sus alas, el águila noble y real águila fiera que al cielo. sube con rápido vuelo, sin fatiga y con anhelo Verde y frondosos raudales va por las cimas buscando ofrecen viejas encinas, donde quedare anidando en donde las golondrinas para sacar sus polluelos. vienen a hacer sus nidales; y brilla el sol cuando sale para el espacio alumbrarte; mas prefieres levantarte rauda suerte y primorosa; con tus alas majestuosas tú dominas en gran parte.

Panamá • 201 RETAHILAS Y TRABALENGUAS

Nuestro Saber Oral • 203 RETAHILA DE COSTA RICA

Es una serie arbitraria de versos cuyos contenidos no guardan relación lógica entre sí. Se dicen de forma muy rápida, sin ningún tipo de pausa.

Ocho micos barrigones qué bueno es el arroz tiene la Mercedes Luna cuando la gallina es gorda la cosecha de aceitunas la mujer que fuere sorda se corta allá por enero no diere ningún producto que bien que caza un carnero qué bien que suena un tuto cuando pierde su avanzada en medio de la montaña yo vide una venada el que tiene mala maña con su par de cachorritos siempre vivirá afrentoso también vide dos negritos qué bueno fuera mi esposo que se parecían al diablo en las tapas de un lagarto no me vuelquen a San Pablo mi caballo está de parto porque es pecado mortal y el arriego no ha venido el queso con el tamal de dónde cogiera chilate es una rica comida para darle a esta parida. el que tiene su vaca parida tiene un tesoro muy bueno ninguno duerme al sereno porque le coge tabardillo qué bueno que es el zorrillo cogiéndole la carrera allá viene el viejo Rivera en busca de su patoja qué buena que es aquella hoja es hoja de matasano qué bien que caza mi hermano buen acierto le dé Dios

Costa Rica • 205 RETAHILAS DE NICARAGUA

María, manteca fría, te llora el ojo por la tortilla. Pinto, pinto, Gorgorinto, saca la vaca por veinticinco. Por la señal, cacarañal, sale la vieja por el cañal. De mano en mano se perdió una carreta en León y apareció en Masaya. Sotero, Sotero cayó; cayó el cerote; cerote gallo. Arturo, come maduro, cerote duro. Adiós, Ramona, chanchona, nalgona, nacatamalona, subíte al palo a cortar la anona, que ahí viene tu mama con la tajona... En un plato de ensalada todos comen a la vez. Pin pon. ¡Quién fuera pelón!. En la calle 24 una vieja mató un gato con la punta del zapato, el zapato se rompió y la vieja se cayó y al poquito se murió. No hay más tren que el que pita, ni más jabón que el que echa espuma.

Retahila ofensiva “Cochón, mamplora, roba-huevo, roba-gallina, bota basura, caites a tuto, pepena cabos, chamarra al hombro, brocal de esquina”...

a, b, c, dame pan que ya la sé.

a, e, i, o, u, guayabita del Perú.

206 • Nuestro Saber Oral RETAHILA DE PANAMÁ

El cacique Pancho chó-chó fue a buscar a su mujer jer-je porque no le da dinero - ró para irse, para irse a tomar café - fé - fé

En el café hay una torre - ré en la torre hay una vía - á en la vía pasa un tren, en el tren va una señora - rá la señora lleva un loro - ró - ró el lorito va diciendo así, así viva España, viva España viva yo también.

Panamá • 207 TRABALENGUAS DE COSTA RICA

Juego lingüístico que aprovecha la repetición de secuencias de sonidos, generando así algún grado de dificultad en su pronunciación. Su exitosa repetición es considerada por los hablantes una muestra de habilidad lingüística.

En un plato de trigo tres tristes tigres trigo comieron.

El amor es una locura que solo el cura la cura y si el cura no la cura se comete una gran locura

Pablito clavó un clavito, un clavito clavó Pablito.

No me mires que nos miran nos miran que nos miramos miremos que no nos miren y cuando no nos miren nos miraremos porque si nos miramos descubrir pueden que nos amamos

208 • Nuestro Saber Oral TRABALENGUAS DE EL SALVADOR

Tres tristes tigres, comieron trigo en tres tristes trastos.

Pablo clavó un clavito, un clavito clavó Pablito.

En el patio de mi casa, hay un palo de irayol y el que lo desirayole será un buen desirayolador.

Las monjas de Constantinopla se quieren desconstantinopolizar el que las desconstantinopolice será un buen desconstantinopolizador.

Me han dicho que has dicho un dicho y ese dicho no lo he dicho yo, y si yo lo hubiera dicho, estuviera muy bien dicho, por haberlo dicho Nicho.

Lola lava la lana, la lana la lava Lola, si Lola no lava la lana, la lana no se lava sola.

Pedro Pérez Pereira pinta pintor portugués, pinta paisajes preciosos de parras, patos y pez, pinta preciosamente para pasar por París.

Mari Chucena su choza techaba y un techador, que atento la acecha- ba, la preguntó: “Mari Chucena, ¿techas tu choza y techas la ajena? Ella le respondió: “Ni techo mi choza, ni techo la ajena, que techo la cho- za de Mari Chucena”.

La gallina puso un huevo en un frijolinjalito.

Paco peco chico rico, cogió al perico, y poco a poco, lo dejó sin pico.

El borracho Nacho llegó al poblancho en un macho y como mamarra- cho gritó al populacho.

Una cacatrepa tiene tres cacatrapitos. Cuando la cacatrepa trepa trepan los tres cacatrapitos.

El Salvador • 209 De Guadalajara vengo vendiendo jaras muy caras, a medio cada jara, que jaras tan caras vendo.

Hay viene tu amigo que te desnarizorejanará.

Cuti co, cuti si, cuti ta, cuti quie, culti ro.

Cuti co, cuti me, cuti cua, cuti al, cuti quier, cuti co, cuti sa.

Tres grandes tigres tragones, tragaron en el trigal y los tres grandes ti- gres tragantones se lo tragaron y se atragantaron.

El pájaro triguero siempre trina comiendo trigo en el trigal del trillador.

No comas papas, papá que comiendo muchas papas papadas tendrás, papá; come papayas, papá y del papayal los papagayos se irán.

El perro de Roque no tiene rabo porque el carretero Ramón Ramos Ramírez se lo arrancó con la rueda de la carreta y lo dejó sin rabo.

La perra cachorra se aferra y aterra a la zorra pachorra y la manda a la porra.

El chocolatero hace el chocolate en la chocolatera y vende chocolates y chocolatinas en la chocolatería.

Lo han empaquetado, no sé quién lo empaquetó ni quién lo desempaquetará el que lo desempaquete gran desempacador será.

La barquilla llegó de Castilla con polilla y arenilla en la zapatilla de la pandilla de Sevilla.

210 • Nuestro Saber Oral RETAHILAS DE HONDURAS

Pues, señor, éste era un gato Con real y medio que tenía los pies de trapo compré una pava, Y la cabeza al revés. y la pava tuvo un pavito. ¿Quieres que te lo cuente otra vez? Tengo la pava, Pues, señor, éste era un gato... tengo el pavito, y siempre tengo ¿Quiere que le cuente el cuento mi real y medio. del coco? Ni usted lo sabe ni yo tampoco... Una dona Trena Cadena Pisipisigaña, jugando a la caraña. Chupa tabaco ¿Con qué mano se juega? la vieja morena. Con la mano del rey. Con real y medio ¿Qué se hizo el rey? compré una gata, Se fue a traer agua Y la gata tuvo un gatito tengo la gata ¿Qué se hizo el agua? tengo el gatito, Se la tomaron las gallinas. tengo la pava, ¿Qué se hicieron las gallinas? tengo el pavito, Se fueron a poner un huevo. y siempre tengo ¿Qué se hizo el huevo? mi real y medio. Se lo comió el Padre. ¿Qué se hizo el Padre? Con real y medio Se fue a dar misa. compré una chiva, ¿Qué se hizo la misa? y la chiva Se hizo ceniza. tuvo un chivito. ¿Qué se hizo la ceniza? tengo la chiva, Se fue a la puerta de San Miguel. tengo el chivito, ¿Qué se hizo San Miguel? tengo la gata, Se fue a tomar sopitas de miel. tengo el gatito, tengo la pava, tengo el pavito y siempre tengo mi real y medio.

Honduras • 211 Con real y medio Esta es la llave de Roma y toma... compré una lora, y la lora ¿Qué quieres, lobito? tuvo un lorito. —Una gallinita. Tengo la lora, ¿Y la que te dí? tengo el lorito, —Ya me la comí tengo la chiva, —¿Y las patitas? tengo el chivito, —Las eché a andar. tengo la gata, —¿Y las alitas? tengo el gatito, —Las eché a volar. tengo la pava —¿Y la molleja? tengo el pavito —Se la dí a una vieja. y siempre tengo —¿Y el alegre pico? mi real y medio. —A don Federico. —¿Y toda la panza? Esa es la llave de la casa. —A doña Esperanza. De la casa que está en la plaza. —¿Y el corazón? De la plaza donde está la fuente. —A don Ramón. De la fuente donde brota el agua. —¡Pues a buscarla alrededor, Esta es la llave de la casa... y que no te mire el cazador!

Esta es la llave de Roma y toma. En Roma hay una calle, en la calle una casa, en la casa un zaguán, en el zaguán una cocina, en la cocina una sala, en la sala una alcoba, en la alcoba una cama, en la cama una dama. Junto a la cama una mesa en la mesa una silla, en la silla una jaula, en la jaula un pajarito que dice:

212 • Nuestro Saber Oral CUENTOS

Nuestro Saber Oral • 213 COSTA RICA

El cuento es un relato de hechos ficticios con fines morales o recreativos. Se caracteriza por su brevedad, predominio de la imagina- ción y la fantasía. Puede ser simple o complejo, con actores animales o humanos. El cuento folklórico no tiene una ubicación definida en el tiempo ni en el espacio y exige una estrecha vinculación entre el na- rrador y su audiencia. Posee una función social de cohesión y es un reflejo de los sentimientos de la comunidad. Por su contenido, se pue- den distinguir diferentes tipos de cuentos: de animales, maravillosos, religiosos, novelescos, de historietas, de fórmulas y otros.

Los cuentos que se presentan a continuación corresponden al tema del pícaro que se aprovecha de los cultivos de otros. Esto se muestra en tres contextos culturales de diferentes regiones de Costa Rica: Valle Central, Guanacaste y Limón.

TÍO CONEJO Y TÍO COYOTE

Una viejita tenía una huerta que era una maravilla. Allí encontraba uno todo: rabanitos, culantro, tomates, zapallitos y chayoticos tiernos, lechugas. Pero la viejita comenzó a encontrar los quelites de las matas de chayote y de zapallo comidos, y después, daños por todo. Entonces hizo un gran muñeco de cera y lo plantó en la puerta. Pues, señor, el caso es que Tío Conejo era el de aquel tequio, se metía en las noches y se daba cuatro gustos gurruguseando por todo. Cuando llegó y se encontró con aquel espantajo, se escondió detrás de unas matas a examinarlo, y al convencerse de que no se movía y que era de mentiras, la picó de valiente, se acercó y le dijo: —¿Idiai, hombre, a ver qué es la cosa? Echémonos, a ver si vos me podés atajar.

Costa Rica • 215 Y Tío conejo le metió su moquete, pero como el muñeco era de cera, Tío Conejo se quedó pegado. Le dio mucha cólera y le metió otro moquete y se quedó pegado. Por despegarse comenzó a patalear y se quedó pegado de las dos patillas; metió la cabeza y se le pegaron las orejas. En esto amaneció y salió la viejita a su huerta y se va encontran- do con mi señor, bien pegado del muñeco. —¡Ajá, con que ya di con lo que era! ¿Con que vos eras, confisgado, el que estabas acabando con mi huerta? Aguardate ahí y verás. Ahora te voy a pelar, a ver si te quedan ganas. Y lo cogió lo metió entre un saco; lo amarró y lo dejó a un ladito en la cocina, mientras iba a traer el agua. —¡Ah vaina la que me fue a pasar! se puso a pensar Tío Conejo. Y comenzó a pegar unos grandes gritos: —¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquen- me de aquí!. En esto iba pasando Tío Coyote y a los gritos, se fue metiendo hasta la cocina a ver qué era. Cuando llegó junto al saco, preguntó: — ¿Quién está ahí?— Tío Conejo le contestó: —Pues yo, Tío conejo, que me tienen entre este saco porque me quieren casar con la hija del rey, y yo no quiero. Yo no me quiero casar. ¡Casarse es una gran vaina!. Tío Coyote le dijo: —¡Qué mamada! ¡Con la hija del rey! ¡Así quien no...! ¿Qué más querés? Tío Conejo le dijo: —Pues ni aún así. Ya ves que es la hija del rey, y todavía si me la dieran encasquillada en oro, diría que no. ¡Qué vai- na! ¡Qué vaina! El buey solo bien se lame. Yo que pensaba morir sol- tero... Tío Coyote dijo: —¡Cuándo yo! ¡Más bien estaría bailando de la contentera! Yo sí que no me haría el rosita como vos. Entonces Tío Conejo le propuso: —Mirá, ¿por qué no me soltás y te metés vos en mi lugar? En la ceremonia el novio va a estar meti- do entre el saco, para que la princesa no se dé cuenta, porque el rey es el de la gana de que yo me case con su hija. Y una vez pasada la ceremonia, el rey tiene que convenir.

216 • Nuestro Saber Oral El muy no nos dejes de Tío Coyote, sin acordarse de que ya otras veces Tío Conejo le había jugado sucio, convino. Desamarró el saco y salió Tío Conejo; se metió él, y Tío Conejo lo amarró y ¡paticas! por aquí es camino... Se escondió entre unos matorrales para ver en qué paraba aque- llo. Volvió la viejita con su tinaja de agua. Puso una olla de agua al fuego y se sentó a esperar. Tío Coyote, donde oyó gente, por quedar bien comenzó a decir: —¿Idiai, a qué hora viene la princesa? Ahora sí, ya tengo ganas de casarme. —Sí, princesa te voy a dar yo sé por donde— le contestó la vie- jita. Cuando el agua estuvo hirviendo, desamarró el saco y se asomó. —¿Ajá, con que de conejo se volvió coyote? Está bueno. Y Tío Coyote, vuelto una agua miel, respondió: —sí señora, pero yo sí tengo mucho gusto en casarme. La viejita cogió su olla de agua hirviendo y se la echó por la tra- sera. El pobre Tío Coyote salió en un alarido, y en carrera abierta. Cuando lo vio pasar Tío Conejo le gritó: —¡Adiós, Tío Coyote culo quemao, por amigo de ser casao!

Allá a los días, en una que va y otra que viene, se va topando Tío Conejo con Tío Coyote. Tío Conejo se quedó como el día en que lo había de enterrar. ¡Hijo del padre! ¡Ahora sí que me llevó quien me trajo! —Se puso a pensar. Verlo Tío Coyote y ponerse como un jarro zonto, todo fue uno. —¡Bueno, Tío Conejo, yo y usté tenemos que arreglarnos...! Tío Conejo se hizo el tonto: —Y ¿eso de qué, Tío Coyote? Yo espulgo mi conciencia y veo que en nada lo he ofendido. —Sí, calláte solfas. Por dicha que ya yo sé con la tusa con que me rasco. Encomendáte a Dios, porque aquí me las vas a pagar todas juntas. Tío Conejo, mientras tanto, estaba volando ojo para todos lados. A la orilla de una cerca había un palo de zapote cargadito de zapotes. Entonces dijo: —Bueno, Tío Coyote, ¿qué vamos a hacer? El que pue-

Costa Rica • 217 de, puede. Pero eso sí, que antes de acabar conmigo, me deje subir a ese palo de zapote a comerme un zapotico que estoy viendo desde aquí, madurito que no sé como no se ha caído. No me mande al otro lado con la gana. Tome mi mano que vuelvo a bajar para que me tasajee. —¡Qué caray! —contestó el otro—, andá y cométe el zapote, que en seguida será otro cantar. Y lo que es yo no me quito de aquí hasta que bajés. No bien había acabado Tío Coyote de consentir, cuando iba mi señor palo arriba diciendo: —¡Carachas! ¡Que me he visto en alitas de cucaracha! ¡Enainas me almuerza! Ya arriba, se puso a hacer que comía zapote y a decir: —¡Qué zapotes! ¡Si es como estar comiendo sobao! ¡Qué ricura! Hágase de cuentas, Tío Coyote, que tatica Dios encerró entre estas cáscaras terro- nes de dulce. Tío Coyote ¿quiere que le tire uno para que pruebe? —Bueno —respondió el otro. —Allá te va; abra la boca y cierre los ojos. De veras: el otro gandumbas va abriendo el hocico y Tío Cone- jo buscó el zapote sazón más galano que encontró y se lo dejó ir con toda alma hacia la boca. Por supuesto que le apió cuanto diente tenía y el pobre Tío Co- yote dijo a correr pegando el grito al cielo. Fueron pasando los días y en una de tantas, en una noche de luna, vuelve a dar Tío Coyote con Tío Conejo. Todo moletas, le dijo mientras lo agarraba de las orejas: —Lo que es de ésta sí que no escapás, grandísimo tal por cual. Mirá como me tenés... Y Tío Conejo, aunque no era del caso para reírse, ya no aguan- taba las ganas, al ver al pobre Tío Coyote sin dientes y al recordar como andaría la trasera. —Pues bueno, Tío Coyote, ¿qué vamos a hacer? Cuando usted dice este macho es mi mula, nadie lo saca de ahí. Dios sabe que nada le he hecho con intención de hacerle daño. Es que vea, Tío Coyote, yo

218 • Nuestro Saber Oral soy más torcido que un cacho de venado con usté, y cada vez que quie- ro hacer una paloma me sale un sapo. ¡Qué el señor le dé paciencia conmigo! Y Tío Conejo dio un gran suspiro. —Calláte, vende miel y bebe sin dulce. Quien no te conoce que te compre. —¿Sabe para dónde iba, Tío Coyote? Pues a atiparme de queso. ¡Viera qué queso! —le preguntó Tío Coyote. —Pues ande y vamos. Y echaron a andar, Tío Coyote sin soltar a Tío Conejo. Llegaron a un gran charco y en el fondo de él se reflejaba la luna llena. —Tío Conejo dijo: —Mire, Tío Coyote, repare qué queso: Yo creo que hay para un año. Y diga si no se le ve chorrear la mantequilla. Y el otro Juan Vainas contestó: —De veras, Tío Conejo, ¡Qué her- mosura! ¿Y cómo hacemos para cogerlo? —Muy sencillo. Pongámonos a bebernos el suero. No es mucho y ahorita lo acabamos. Y dicho y hecho, se puso a hacer que bebía. Tío Coyote sí se puso muy en ello a beber y beber, a beber y hasta que por fin ya no le ca- bía. —¡Ay, Tío Conejo de Dios! Ya no aguanto. Tío Conejo respondió: —Aturúsele Tío Coyote, ya entre poco aca- bamos. Allá al rato, jadeando y con la panza como una tambora, volvió a decir Tío Coyote: —Ja... ja..., ja... ¡Ay, ya no aguanto! —¿Sabe lo que vamos a hacer? —dijo el indino de Tío Conejo. Pues mire, Tío Coyote, vamos a pegar una carrera en esa cuesta, para que se nos baje el suero, y enseguida volvemos a acabar con lo que falta. El otro convino, Tío Conejo lo cogió de una mano y salió con él cuesta abajo. Tío Coyote no pudo ni gritar y en media cuesta se oyó como cuando revienta una vejiga de res inflada. ¡Pues qué era! Pues el po-

Costa Rica • 219 bre Tío Coyote, que llevaba la panza como una , había reventa- do en la carrera. Y Tío Conejo que por dos veces se había visto a palitos para no ir a parar a la panza de Tío Coyote, pudo ya andar tranquilo para arri- ba y para abajo. (Carmen Lyra)

LA VIEJITA DEL SANDILLAL

Había una vez una viejita que tenía un sandillal cerca de su casa. Una mañana entró a darse la vuelta acostumbrada, ¡y va viendo que faltaban las mejores sandías...! Registró por todas partes a ver si halla- ba algo que le indicara quién era el ladrón, pero nada. Al otro día la misma cosa: unas cuantas sandías menos, por dicha había quedado una muy hermosa, escondidita entre unos matones, y la viejita muy alegre, dijo: —Esta sandillota se la voy a llevar a tata-padre el domingo. Tío Conejo, que era el ladrón, estaba por ahí haciendo zorro y escuchó las palabras de la viejita; entonces se dijo para sus adentros: —No sería tata-padre quien se coma esa sandía sino mi persona. La viejita se fue. Cuando fue de noche, Tío Conejo entró a la huerta y se fue de- rechito a comerse la sandía de tata-padre. Le hizo un agujero y se fue comiendo lo de adentro hasta dejar el cascarón. Luego la rellenó con basuras y la tapó con el mismo pedacito que le había quitado, de tal modo que parecía que no la había tocado. Dos días después era domingo; la viejita con su traje de oír misa se encaminó al pueblo, llevando la hermosa sandía del señor cura. Des- pués de misa fue a llevar su regalo. Como hacía mucho calor, mandó tata-padre que partiera la sandía, lo más contento. Pero... ¡qué vergüen- za...! Apenas la hicieron dos tajos, salió aquel poco de basura con que la había rellenado Tío Conejo. La viejita estaba que se le caía la cara de vergüenza. —¡Ay, señor! —dijo llorando— es que alguien me hace daño en mi huerta. —Y le contó lo que le sucedía.

220 • Nuestro Saber Oral —No tenga cuidado, mi señora —dijo el cura—; voy a darle un remedio para cortar el daño. Diciendo esto, le dio un muñeco de cerapé con un gran cigarri- llo en la boca, para que lo pusiera en el portillo. Dio las gracias la viejilla, y besando la mano de tata-padre se marchó. En cuanto llegó a su casa fue a dejar el muñeco en su lugar. Al entrar la noche llega Tío Conejo y al ver el muñeco muy pa- rado en el portillo, le dijo: —Amigo, con permiso, que voy a entrar. El muñeco, es claro, nada respondió. —¿Idiai...? —gritó Tío Conejo— ¿es usted sordo o es que se hace...? ¡Pues allá te vá...! Y le dio un puñetazo en la boca que le hizo saltar el cigarro muy lejos; como quedó pegado de la mano, le volvió a decir: —Suélteme, negro horroroso, si no quieres que te deshaga la nariz con la otra mano. Y dicho y hecho: le dio con la otra mano y se quedó pegado. —Mirá, negro, agregó— cara de congo comiendo caimitos; si no me soltás te doy con la pata en la panza, aunque después me bañe. Así fue: le dio con la pata y se quedó pegado. Después le dio con la otra y quedó pegado de pies y manos. Por último, le dio con la ca- beza y también se quedó pegado. —Ahora sí que estamos bien, negro horrible —le dijo— lo que es esta noche no nos dará frío. Y lo trapeó a más no poder. Por la mañana llega la viejita y se va encontrando con el Tío que parecía gallina en asador. —¡Hola! —le dijo— ¿con que tú eras el come-sandía? Pues yo te voy a contar una historia muy bonita para que te acordés toda la vida. Ahí lo dejó y ligerito se fue a la casa. En eso vio venir Tío Conejo a Tío Coyote y se puso a decir: —Lo que soy yo aunque me maten no me caso con la hija del rey. Eso no es verdad. Digo que no me caso con esa muchacha aunque sea una pintura, pero no, y no. Tío Coyote se acerca y le dice: —Idiai, hombre, ¿qué haces ahí? —¡Pues qué he de hacer, Tío Coyote, que se le ha metido al rey que me case con su hija para heredar la corona, pero no quiero y he dicho

Costa Rica • 221 que aunque me maten no me caso con ella. Y viera qué muchacha, Tío, ¡si parece bajada del cielo! ¿Por qué no se casa usted en lugar mío? —No, hombre, ya yo estoy viejo; ¿qué puedo tardar en morirme? —Pero mire, Tío —agregó Tío Conejo—, a usted le conviene; us- ted es persona algo entendida, tiene más experiencia que yo, y qué mejor que vivir en un palacio a sus anchas! —Bueno, hombre —respondió al fin Tío Coyote; voy a hacerte caso, tal vez me vaya bien. Y soltando a Tío Conejo, se metió él en la red. Al ratito llega la viejita con un clavo caliente, que hasta que iba coloradito. Tío Coyote decía: —Yo sí me caso con la hija del rey, yo sí me caso con la hija del rey. —¿Ah, sí...? —dijo la viejita— ¿con que de Conejo se volvió Co- yote? ¡Sí, esta es la hija del rey! Y alzándole el rabo, le metió el clavo. Tío Coyote daba grandes brincos, maldiciendo a Tío Conejo... —¡Ay! —decía ese pillo me las pagará. Cuando lo soltó la viejita, salió como disparado, y Tío Conejo, que por ahí cerca estaba le dijo al pasar: —Adiós, Tío Coyote, culo quemao...! Y se quedó teniéndose el estómago de la risa. (María Leal de Noguera)

EL HERMANO ANANCY Y EL HERMANO TACUMA, DOS BUENOS AMIGOS

Había un época en que los tiempos eran muy difíciles. El Herma- no Tacuma vivía en lo alto de una colina y el Hermano Anancy al pie de la misma. Un día decidieron ir a sembrar una hectárea de maíz. El Hermano Anancy dijo: —Como yo vivo al pie de la colina, cuando pases por mi casa me llamas.

222 • Nuestro Saber Oral A la mañana siguiente, cuando el Hermano Tacuma llamó al Hermano Anancy, éste le contestó: —Mi amigo, estoy enfermo, enfermo, enfermo, no sé lo que comí anoche, así es que ve a chapear el lote y mañana yo haré mi parte. —Muy bien —contestó el Hermano Tacuma. El Hermano Tacuma chapeó el lote y de regreso fue a visitar a Anancy. Este le dijo: Ahora sí me siento muy bien, así es que mañana iré a chapear la parte del lote que me corresponde. Después de que Tacuma se fue, Anancy ideó un pretexto para no ir a trabajar al día siguiente. Consiguió un poco de mercurio, se ama- rró el dedo gordo del pie y lo mojó con el mercurio. A la mañana siguiente, cuando el Hermano Tacuma lo llamó, Anancy le explicó: —Amigo, salí al patio para ir a hacer una necesidad, tropecé con algo y me corté el dedo gordo. Ve solo a chapear y a sembrar el lote, todo será tuyo porque yo no hice ningún trabajo. Tacuma sembró todo el lote y la milpa creció y se veía muy bo- nita. Pero cuando el maíz comenzó a ser cosechado, Tacuma notó que cada vez había menos mazorcas. Ignoraba que el Hermano Anancy iba a todas las tardes a la milpa a robarle el fruto de su trabajo. El Hermano Tacuma decidió inventar una hamaca especial. La hamaca mecería hasta la muerte al ser que se acostara en ella. Para de- tener el encanto, el ladrón debería tomar una mazorca de maíz y po- nérsela en la boca. Cuando el Hermano Anancy llegó a robar el maíz, vio la hamaca, se subió a ella y ésta comenzó a mecerlo muy fuerte. En ese momento llegó el Hermano Tigre. Anancy le pidió arrancar una mazorca y ponérsela en su boca. El Hermano Tigre arrancó el maíz, se lo puso en la boca y la hamaca dejó de mecerse. Entonces Anancy le dijo: —¿Viste cómo es la magia? Ahora mientras te meces yo voy a arrancar la mazorca y verás como se detiene también. Cuando el pobrecito Tigre se sentó en la hamaca, el Hermano Anancy recogió su canasta y salió corriendo dejando al Hermano Tigre a su muerte. Al rato llegó el Hermano Tacuma y dijo:

Costa Rica • 223 —¿Con qué eras tú quien comía mi maíz? ¡Hasta que al fin te pes- qué! Sin embargo al otro día que volvió a la finca vio que le seguían robando las mazorcas. El Hermano Anancy continuaba llenando su ca- nasta. El Hermano Tacuma decidió hacer un hombre de alquitrán. Todo aquel que lo tocara se quedaría pegado a él. El Hermano Anancy lle- gó y vió al muñeco de alquitrán, pero antes llenó su canasta y la dejó a un lado. Luego le dijo al muñeco: —¿Mi amigo, vino a robar? Como el muñeco no contestó Anancy repitió: —¿Mi amigo, vino a robar? El muñeco de alquitrán siguió sin hablar. Entonces Anancy le dijo: —¡Contéstame o si no te doy un puñetazo! Cuando el Hermano Anancy le dio el puñetazo, su mano quedó pegada. Enojado exclamó: —Suéltame, suéltame, si no te puñeteo otra vez. Le pegó con la otra mano y ésta quedó pegada también. Anancy gritó: —Suéltame, suéltame, si no te pateo. Cuando lo pateó, quedó el pie pegado. El Hermano Anancy agre- gó: —Suéltame, suéltame, si no te pateo otra vez. Y el otro pie pegado quedó. Entonces dijo: —Suéltame, suéltame, sino te cabeceo. Y su cabeza quedó pegada. Cuando el Hermano Tacuma llegó a la milpa y vio al Hermano Anancy exclamó: —¿Amigo, con que eras tú quien arrancaba mi maíz? El Hermano Anancy respondió: —No, Hermano Tacuma, yo vine a ver cómo crecía de bien el maíz, vi este hombre aquí dentro y le pregunté qué hacía aquí y me agarró.

224 • Nuestro Saber Oral El Hermano Tacuma entonces lo despegó del hombre de alqui- trán y Anancy dijo: —¿Sabes Hermano Tacuma? Oigo a alguien en la finca, así es que ve por atrás de la milpa y yo voy por el portón, y si el ladrón trata de escapar yo lo agarro. El pobre Hermano Tacuma se fue atrás de la finca a buscar al ladrón, y el Hermano Anancy simplemente tomó su canasta llena de maíz y salió corriendo hacia su casa. (Cuentos tradicionales afrolimonenses)

Costa Rica • 225 EL SALVADOR

EL TÍO COYOTE Y EL TÍO CONEJO

Esta era una vez, una viejita tenía un gran sandial; un día, dispu- so ir a ver cómo estaban las sandías; es decir, a ver cómo andaba el punto de las sandías. Y dijo a andar por el sandial. Al rato de andar, vio una sandía bien grande, hermosa y que ya estaba bastante de punto. En el momento pensó: —Ve, esta sandía se la voy a llevar al Padre; pero la voy a dejar esta noche todavía. Voy a venir mañana en la mañana a cortarla. Y se fue para su casa. Pero esa noche, el Tío Conejo, que andaba rondiniando por los alrededores del sandial de la viejita y cargaba una gran hambre, des- cubrió la gran sandía; y sin pensarlo mucho, dijo a atracarse la sandía. En un ratito le había hecho un gran hoyo. Cuando se hubo llenado, para terminar de hacer la travesura, se hizo pupú dentro del julón de sandía y la tapó. Amaneció y la viejita se fue al sandial para cortar la sandía que pensaba regalarle al padre. Se la llevó al padre; y éste, bien contento, al partir la sandía descubrió que en lugar de comida lo que tenía era caca de conejo. La viejita tuvo una gran pena y en su pensamiento dijo: —Este no ha sido más que el conejo. Ya me las va a pagar todas estas. Esto no se queda así. Dicho y hecho: la viejita armó un gran muñeco de cera y lo fue a poner dentro del sandial. Tiñó la noche. Al rato, llegó el Tío Cone- jo, quien fue viendo al muñeco y le dijo bien valientemente: —Y vos creés que te tengo miedo—. Y le pega la primera ganchada; pero le quedó prendida la mano. —¡Soltáme! ordenó el conejo, pero..., nada: —¡Ah! ¿con que no me querés soltar, no? Dijo muy enojado el Tío Conejo, al tiempo que le soltaba otra ganchada con la mano que tenía libre y que también quedó pegada a la cera.

226 • Nuestro Saber Oral Furioso por lo que pasaba, el conejo decidió meterle una patada al muñeco y quedó pegado. Y lo mismo le pasó con la otra pata; por último, el Tío Conejo sólo tenía libre la cabeza y pensó: —Si le doy un cabezazo tal vez me suelte. Pero lo que sucedió fue que quedó bien pegado al muñeco de cera. Así pasó toda la santa noche; cuando amaneció, llegó la viejita y cuando vio al conejo, dijo: —Ya sabía que eras vos, conejo sinvergüenza, hoy me las vas a pagar. Lo cogió y se lo llevó para su casa. Allí ya tenía preparada una jaula en el patio de la casa, la abrió y lo metió adentro; luego, entró a la casa para poner al fuego un gran ensartador y con él poder castigar al pobre Tío Conejo. A todo esto, el Tío Conejo estaba bien afligido, pues ya sabía lo que le sucedería; cuando en eso, apareció en el patio el Tío Coyote, gran amigo del Tío Conejo. Inmediatamente, el conejo pensó una mentira para poder salvarse y engañar al baboso del coyote. Este se acercó a la jaula con cuidado y vio al Tío Conejo que fingía estar de- sesperado y muy enojado; y el coyote no aguantó la curiosidad y le pre- guntó: —¿Por qué estás con ese humor? El Tío Conejo le respondió, con cara de triste: —Estoy así, porque me quieren casar con la hija del rey. —Eso no es para estar enojado. —Es que yo no quiero casarme todavía, aunque sea la hija del rey. De inmediato, le propuso al coyote si éste quería ocupar su pues- to dentro de la jaula y que pasara lo que pasara no dijera nada. Tío Coyote aceptó bien contento, pensando que sería el esposo de la princesa. Quitó la aldaba de la jaula, salió el Tío Conejo y se metió Tío Coyote. Tío Conejo se fue bien rápido, ni esperó a oír las gracias que el Tío Coyote le dio. Al rato apareció la viejita, en una mano traía el asador, bien rojo de tanto llevar fuego. Vio para adentro de la jaula y sin asustase dijo: —Ve, te convertiste en coyote. Vos creés que con eso te vas a salvar. Ya vas a ver, abrió la jaula, agarró a Tío Coyote por el culo y le puso el ensartador caliente.

El Salvador • 227 El Tío Coyote gritó de dolor al sentirse quemado. Entonces la viejita lo soltó para que se fuera. A todo esto, el Tío Conejo se había quedado escondido para ver todo lo que le pasaría al coyote y cuan- do se dio cuenta de todo, se moría de la risa.

EL PECHE

Había una vez, una abuelita había recogido un peche y lo había criado como su hijo, y a medida que pasaba el tiempo, el peche iba cre- ciendo y creciendo y no quería trabajar, ni hacer oficio en la casa. La abuelita estaba muy preocupada porque aquel peche solo durmiendo pasaba y la pobre abuelita tenía que ir a buscar la comida para ellos dos. La abuelita le decía: —Mirá, Peche, andá trabajá, yo ya no puedo darte de comer. Pero el Peche sólo la veía con aquellos grandes ojos como que fuera buey y seguía durmiendo. Un día la abuelita fue donde su compadre que era ladrón y le dijo: —Mire, compadre, por vida suyita, hágame la campaña con el Peche, enséñele aunque sea lo que usted sabe hacer. —Vamos a ver si quiere, comadrita. Una noche llegó el Compadre. —Vaya, comadrita, présteme al cipote porque esta noche voy a ir a trabajar. Ya se fue el Peche con él. Allá llegaron a un lugar y ya se metie- ron a una casa, todos buscaban algo bueno para llevar; sólo el Peche se llevó una sartena. Allá cuando se reunieron el siguiente día para ver lo que tenían, el Peche fue saliendo con su sartena y ya todos bien bravos con él: —¡Qué Peche más tonto! Robáte algo grande. Bueno, la otra noche que fueron, el Peche se apresuró a llevar- se una gran olla de barro. Allá al siguiente día, él ya contento porque tenía algo grande. Pero cuando vieron la tremenda olla, todos se burlaron de él. Por fin, una noche le dijeron: —Si no robás algo de valor, le vamos a decir a tu abuelita que sos un inútil.

228 • Nuestro Saber Oral Dicho y hecho. Esa noche, el Peche puso todo su esmero, y es- cogió una tombillita que le pareció curiosa. Allá cuando llegaron a la cueva donde dormían, él, cheles los ojos, no se podía dormir pensan- do qué cosa podría haber robado. No aguantó la curiosidad y abrió la tombilla, y va sacando un traje de diablo. (Porque en esa casa donde se metieron a robar estaban pre- parando una pastorela navideña). —¡Ah, bueno!—, dijo el Peche. —Me lo voy a medir. Se lo puso y dijo a mecerse en su hamaca. Allá al rato fue des- pertando uno de los ladrones y va viendo el mero animal meciéndo- se en la hamaca, y se fueron despertando uno a uno y todos temblan- do de miedo al ver al diablo. De pronto salen todos de juidas (huyen- do) y él les decía: —¡Espérenme, por favor! —¡Que te espere tu abuela! Los ladrones le dejaron al Peche todas las riquezas que allí tenían guardadas y nunca más volvieron a aparecer. Y el Peche se hizo rico y vivió feliz con la abuelita.

PEDRO URDEMALES Y LA MULA

Pues, una vez, Pedro... iba él en su mula y llega a una casa, y saluda: —!Buenos días! —¡Buenos días! Pase adelante. Y como él era desconocido, no lo conocían..., pero él era pícaro ¿verdad? Y estaban haciendo tamales. Entonces viene la mulita y le hace: —Ah... ah... ah... —¡Calláte hombre! —le dijo— pensás que te va a dar la señora. —¿Y qué es lo que quiere la mulita?— le dice la mujer. —Pues, sí, la mulita lo que quiere... Piensa que le va a dar tamales usted. —¡Ah! ¿Qué come tamales? —Sí, sí come tamales.

El Salvador • 229 —¿Y adivina? —Sí, adivinó que estaban haciendo tamales. —¡Ah! Pues entonces ya le vamos a dar a la mulita, y le vamos a dar unos dos a usted. Entonces vienen... y le dan un montón. —Vaya. ¿Y come bastante la mulita? —Sí, come bastante. Sólo me va a echar unas dos docenas, así se los lleva sin pelar. Entonces viene Pedro y se va con la bateyada. —Vaya, mulita. Aquí te traigo. Entonces dijo él tas, tas, a comer y ya le embocó la hoja a la mulita y peló otro y otro... —Vaya. ¿Hoy ya quedaste llena? Ya regresó con la bateya vacía. —Ya se llenó, ya me dijo que se llenó. —Mire —le dijo el marido de la señora— Y usted, esa mulita, ¿dónde la ha conseguido? —Sí. Esas mulitas yo las hago— le dijo. —¿Y cómo las hace? —¡Ah, bien! —le dijo— Con una mujer las hago. —¿Va a creer, hombre? —Sí, —le dijo Pedro— —Mire, ¿Y por qué no me hace una? —¿Y con qué mujer te la voy a hacer? —Con mi esposa. —Vaya, pues —le dijo Pedro— —Vaya. Entonces me voy a salir para afuera y allí me hace la mulita, o sea machito. —Sí —le dijo Pedro—. Cualquiera de las dos cosas que salga. —¿Usted gana? —No, eso va a ser el pago por los tamales. —Vaya, pues. Vienen, y ya se quedaron solos dentro de la casa. Allá que salió, le dice el esposo: —¿Ya estuvo?

230 • Nuestro Saber Oral —Ya. —Ya quiero la mulita. —Ajá. —Pero yo quiero que esta muchacha no vaya a orinar... cuatro días —le dijo. Y se fue Pedro. —Ajá. Vaya, pues. —Mirá, no vayás a orinar —le dijo el esposo. —No. Y pasa el primer día, y ella haciendo fuerzas. —¡Ay, no! Yo tengo ganas de orinar. —No, cuidado, se me va la mulita, allí tenela. Vamos, vamos a andar. —Vaya, pues, voy a disimular. Entonces viene el esposo y le dice: —Mirá, allí hay guayabas. Te voy a apiar unas dos —le dijo— Entonces él se subió al árbol. —Tomá, aquí está una guayabita —le dijo—. ¡Tas! La agarró, y le tira otra, y se le zafa la guayaba, y ella que se acurruca así a juntarla, y se le sale el choro de miados. Y allí por un matocho estaba un co- nejo durmiendo, y cuando le cae en el lomo al conejo el chorro de miados, ¡y salta aquel conejo! —¡Carajo, mujer, me deshiciste la mula! —le dice. Y se avienta él para irse detrás del conejo. —Me dejaste ir la mula, hombre. N’ombre, si en realidad debe- ría matarte —le dijo— ¡Y qué iba andar alcanzando al conejo...¡ —Allí está que la pura mula, sí, la mula me la dejaste ir. ¡Y a sa- ber cuando irá a pasar ese hombre que hace las mulas. ¡Tan bonita! Igual a la que anda él. Tal vez sí... en otra vez que pase. —N’ombre, hoy ya solté la llave y la quiero terminar —dijo ella— Así es que ya se fue la mujer... y se pone a orinar, ya tenía tres días de no orinar. ¿Cree usted que... Así que entonces...? —Vámonos, ya estoy decepcionado. —le dijo el hombre—. A esperar el hombre voy. ¡Qué iba a andar volviendo Pedro!

El Salvador • 231 LITERATURA ORAL DE GUATEMALA

La Narrativa oral popular conserva leyendas, mitos del Popol Vuh, mitos Mayas de la creación (Thompson), motivos y rasgos de cuentos populares difundidos por emigrantes españoles y europeos durante la época hispánica y republicana. Esta narrativa está protagonizada por personajes de héroes, reyes, princesas, encantados; con ciertos grados de animismo, totemismo; contempla temáticas de luchas heroicas en contra de adversarios míticos, cuentos que conducen al matrimonio, cuentos sobre niños perseguidos, en los que figuran ogros, con acom- pañamientos de dones encantados y de magas auxiliares (hadas o ani- males agradecidos) del héroe en las empresas fatales o felices por las montañas, ciudades etc., con transformaciones, sustituciones e inver- siones de motivos y rasgos, que preservan un enorme valor moral. Por el tipo de motivaciones y de elementos en la narrativa popular caracteriza su contenido a los cuentos clásicos o cuentos maravillosos en general, mezclados en la vida corriente por la existencia de elemen- tos provenientes de la vida real. Normalmente se piensa que en el contenido del cuento se han introducido elementos aislados de la Prehistoria, pero que en conjun- to es producto de una “libre” creación artística. Sin embargo, se remon- tan a fenómenos y a representaciones existentes en la sociedad ante- rior a las castas (Propp), en el caso de los cuentos europeos. Pero, en el caso de la narrativa indígena existe presencia de representaciones de las sociedades clásicas mayas. Cada motivo folklórico preserva un significante de enorme valor moral influido por el espíritu de la fanta- sía indígena y la fantasía europea. También puede observarse en los cuentos picarescos, novelescos y fábulas las mismas influencias de contenido fantástico. El espíritu realístico o estético de la narración oral popular igual- mente se manifiesta en el área de habla k’iché, mediante formas con- vencionales o simbólicas, desarrolla la concepción de la cultura popular, recoge las fuentes ideológicas del mestizaje y las transformaciones pro- pias de la dinámica social e histórica.

232 • Nuestro Saber Oral Esta narrativa oral popular constituye, pues, parte del folklore narrativo y en general de la literatura folklórica indígena de nuestros días. Las acepciones populares de la narrativa oral en la región k’iché son las siguientes: tzijoxik, “leyenda”; molom tzij, “cuento”, ojer tzij, “historia”; cholaxik, “narraciones”.

CUENTOS DE ANIMALES CICLO DEL CONEJO

EL CONEJO Y EL COYOTE

Traducción del Q’anjob’al al Castellano.

Esto les pasó al Tío Conejo y al Tío Coyote. El conejo llegó a una gran piedra. Allí el coyote fue engañado por el conejo. Estaba inclina- do en la piedra cuando llegó el coyote: —¿Qué estás haciendo hermano?— le dijo el coyote al conejo. —Ven hermano, rápido, que el cielo se nos viene encima— le dijo el conejo al coyote; —inclínate y cárgalo mientras yo traigo un garro- te, —pero sólo se fue y se quedó el coyote sosteniendo la piedra y no llegaba el conejo. —¡Ven hermano! —dijo el coyote—. Ya me cansé con el peso de la piedra—. Pero no llegaba el conejo. No importa, me voy a salir aun- que nos caiga el cielo encima, —salió el coyote corriendo y se fue al barranco. El conejo se había alejado de la piedra; pero fue a perderse el coyote. El coyote fue a buscar al conejo otra vez y llegó a donde esta- ba. Se fue el conejo y llegó a un pozo de agua. Vio la sombra de la luna en el agua. Como el conejo siempre era muy mañoso siempre an- daba engañando al coyote. El tonto del coyote siempre lo seguía y no

Guatemala• 233 comprendía que el conejo lo engañaba. Llegó el coyote con el conejo al pozo. El conejo lo vio llegar y empezó a beber el agua del pozo. El coyote le dijo: —¿Qué estás haciendo hermano? —Ven hermano, que hay mucha comida —contestó el conejo. —¿Qué clase de comida? —Fíjate —le dijo el conejo al coyote. El coyote miró en el agua: —Ya veo, ¿qué es? —dijo— Si se acaba el agua vamos a poder tomar el queso. Toma —le dijo el conejo al coyote—. Tú eres grande, acabarás esta agua. —Está bien hermano —dijo— y empezó a tomar el agua. —Yo me voy a pasear —dijo el conejo y se fue. El coyote siguió tomando el agua pero se había ido el conejo. Al coyote le empezó a doler el estómago y le dio diarrea. Como el coyote no pudo acabar el agua, la abandonó y se fue.

EL CONEJO Y SUS OREJAS

Versión Q’anjob’al.

Una vez cuando el conejo se encontró con un venado. —Hermano, mira la gorra que me dio el Señor Alcalde— le dijo el conejo al venado. —Ven hermano —dijo el venado—. Préstamela —le dijo el vena- do al conejo. —Estás muy pequeño, no te queda bien, pero yo soy grande. Tal vez me quede bien tu gorra. Voy a probármela en la cabeza. El conejo le dio su gorra al venado. El venado se puso la gorra en la cabeza: —Mira hermano, qué bonito me veo con ella. Voy a bailar para que veas —le dijo el venado al conejo— Me voy a pasear y después regreso aquí contigo y te entregaré tu gorra le dijo el venado al cone- jo. Se fue el venado, y ya no vino con la gorra del conejo. Lo estaba

234 • Nuestro Saber Oral esperando el conejo, estaba llorando y se fue a avisarle al rey. Llegó ante el rey: —Señor —le dijo el conejo al rey. —Que mi hermano se llevó la gorra que me habías dado. Mi hermano el venado me dijo que iba a probásela, y le di la gorra que me habías dado, señor. ¿Por qué te la había dado a ti el Señor?, me preguntó el venado. Habría sido mejor si el Señor me la hubiera dado a mí, porque yo soy grande. Me queda bien tu gorra, dijo mi hermano. Le di mi gorra al venado. Yo pensaba que era mi hermano, por eso se la di. Pero se la llevó de una vez. Se la llevó y yo nada más me quedé sentado espe- rando que llegara con mi gorra. No vino y me cansé de tanto esperar- lo. Por eso vengo a decirte, Señor, que me des otra gorra en lugar de la que se llevó el hermano y que me aumentes un poco de estatura, Señor, porque mi tío me dijo que yo soy pequeño. Eres pequeño: no te queda esta gorra: así me dijo, Señor. Por eso quiero crecer así de grande como mi tío venado, esto quiero. —Oh, voy a darte más estatura hijo. Voy a hacerte crecer el cuer- po —le dijo el rey al conejo—. Si haces lo que te digo, voy a darte lo que quieres —le dijo el rey al conejo. —¿Qué tengo que hacer por ti, señor rey? —dijo el conejo. —Ahora vete a traer quince cargas de cuero. Si me las traes te voy a hacer crecer el cuerpo y te voy a dar la gorra. —Está bien —dijo el conejo, y fue al campo, al monte, y al mar. El conejo se compró una guitarra. Llegó a un llano y se sentó a descan- sar. Había tocado música con su guitarra un rato cuando llegó una culebra vieja junto a él. —¿Qué estás haciendo, hermano? —le preguntó la culebra al Tío Conejo. —Que he venido a tocarte música, tío —le dijo el conejo a la culebra. —Ah, —dijo la culebra—, tu son es triste, tío —le dijo la culebra al Tío Conejo. —Sí —le dijo el conejo a la culebra.

Guatemala• 235 —¿Puedo bailar un poco? —le preguntó la culebra al Tío Cone- jo. Contestó el conejo: —¿Por qué no has de poder bailar? Pues vine a tocarte un son para que bailaras. Solamente pregunto tío, ¿dónde queda tu debilidad? Ensé- ñame y veré donde está tu debilidad, con toda confianza puedes bai- lar —le dijo el Tío Conejo a la culebra. El conejo tenía que hacer algo, pero la culebra no sabía qué es lo que pensaba el conejo hacerle. —¡Está bien hermano, ya que me fijé en donde está tu debilidad, con toda confianza puedes bailar —le dijo el Tío Conejo a la culebra. El conejo tenía que hacer algo, pero la culebra no sabía qué es lo que pensaba el conejo hacerle. —¡Baila! Sigue bailando con todo gusto —le dijo el conejo a la culebra—, pues por eso vine a tocar aquí cerca de tu casa. Baila a gusto, y no tengas miedo. ¡Baila! Acércate aquí junto a mí —cuando lo vio el conejo, pensó: —Este ya es mío. Ya sé dónde está su debilidad —la culebra bailó y llegó cerca del conejo. —Acerca tu cola —le dijo el conejo a la culebra—. La culebra levantó la cola cerca del conejo. Este vio que la culebra estaba cerca de él y la mató. Entonces le quitó la piel y se fue con la piel de la cu- lebra. Llegó a una montaña y empezó a tocar su guitarra otra vez. Al rato de haber llegado a la montaña a tocar llegó un viejo león con el tío Conejo. Estaba tocando su música cuando llegó el león. —Ah, tío ¿por qué vienes a tocar? —le preguntó el león al cone- jo. —Vengo a tocar, hermano —le dijo el conejo al león—. ¿Acaso no te gusta la música? —dijo el león. —Sí, me gusta la música —dijo el león. —Me gusta. Si me tocas un son, voy a querer bailar —dijo el león. —Voy a tocar música, pues para tocar música a eso vine a tu casa. Baila con gusto, no tengas miedo —le dijo el conejo al león. —Bueno, baila, nada más que me digas dónde está tu debilidad. Solamente te pregunto dónde queda tu debilidad. Baila con gusto — le dijo el conejo al león.

236 • Nuestro Saber Oral —Está bien hermano —dijo el conejo—. Baila tío, baila, baila, baila. No tengas miedo, acércate, ven aquí a mi lado. Sé dónde está tu debilidad, no te voy a pegar allí. Trata de bailar un poco agachado. Se descuidó el león mientras estaba bailando y el conejo le qui- tó la piel. Ya tenía dos pieles, unas pieles grandes. Se fue pues, se fue, se fue, se fue. Llegó el conejo con sus pieles a un lugar en la playa y el conejo tocó otra vez allí. Oyó un lagarto que había música y llegó junto al conejo: —Eres tú Tío Conejo que estás tocando? —preguntó el lagarto al conejo. —Soy yo quien toca por tí —dijo el conejo, porque quiero que bailes. Tal vez quiera el tío un son, dije, por eso vine a tocarte un son. —Ajá ¿es cierto lo que dices, tío? Me gustan los sones y quieres que me toques un son —dijo el lagarto. —Voy a bailar, pues quiero bailar —le dijo el lagarto al Tío Co- nejo. —Nada más te pregunto dónde está tu debilidad. Nada más que sepa yo en dónde queda tu debilidad. No tengas pena. Enséñame dón- de está. Puede pasar que te llegue la vaqueta y te mueras —le dijo el conejo al lagarto. —Está bien, baila pues. Baila a toda gana y estira la cola —mien- tras bailaba el lagarto se descuidó y el conejo le pegó en la debilidad. Se murió el lagarto y el conejo le quitó la piel. Entonces regresó de la playa. Llegó a una finca en donde había caña, donde había guineos, donde había naranjas, donde había zapotes. Llegó cerca de esa finca. Allí había una casa de monos y pizotes y allí también había otras dos familias. Llegó a la casa cargando guineos. —Ah, ¿hay guineos, tío compañero? —le preguntaron los monos. —¿No los comen? —le preguntó el conejo a uno de los monos. —Está bien —dijo el mono. El mono comió el guineo y luego dijo el conejo: —Nada más están sufriendo por el hambre. Tengo una finca cerca de aquí que tiene muchas cosas buenas para comer. Hay guineos, hay caña, hay naranjas, hay zapotes, —le dijo el conejo al mono. —Está bien, tío, dános —le dijo el mono al conejo.

Guatemala• 237 —Hay mucho, nada más que se está desperdiciando, porque no hay nadie que lo coma. Mañana vamos a mi finca, todos ustedes con la familia y si hay otros pueden ir con nosotros también. ¿No hay otros tíos nuestros aquí? —le dijo el conejo al mono. —Ah, si nos haces el favor, hay otra familia de nuestros tíos que tienen hambre y no tiene comida —le dijo el mono al conejo. —Mañana todos van a ir conmigo —dijo el conejo al mono. Al día siguiente se dirigieron a la finca todos los monos y todos los pizotes y llegaron allí. —Coman, hermanos, dénse gusto, —les dijo el conejo a todos. —Está bien —dijeron y se pusieron contentos. Pasó ese día. —¿Ya están todos llenos? —les preguntó el conejo. —Estamos bien, hermano. —Vamos, cada uno de ustedes va a llevar algo suyo —les dijo el conejo. —Está bien, tío —dijeron y se fueron. Llegaron a un llano... —Vamos a descansar —les dijo el conejo. Descansaron en un lla- no. Jugaron los monos con los pizotes. No sabían lo que pensaba ha- cer el conejo de sus vidas. Entonces dijo el conejo: —Traigan dos redes, hermanos —dijo el conejo. —¿Qué dices tío, qué vamos a jugar? —Ahora van a hacer dos redes —les dijo el conejo. —¿Por qué? —preguntaron. —Que los voy a pesar. Así vamos a poder ver quién es el que pesa más— dijo el conejo. —Está bien —dijeron y se metieron en las redes. —Métanse juntos, ustedes los monos, y los pizotes también mé- tanse juntos y se metieron en las redes. —Ahora saquen la trompa de entre la red para que así respiren bien y ninguno de ustedes se muera. —Está bien —dijeron esos tontos. El conejo cerró las redes y fue a buscar un garrote. Se fue diciendo: —Voy a regresar y ustedes van a salir de la red —dijo. Pero lle- gó muy bravo con un garrote y les pegó en el hocico. Ustedes tíos, aquí van a pagar los guineos que comieron. Mató a los tíos que estaban en

238 • Nuestro Saber Oral las dos redes. Así murieron todos los que estaban en las dos redes. Les quitó sus pieles a todos. Un armadillo le sirvió de caballo y también cargó las pieles. Las había juntado como había dicho el rey para que le aumentara el tamaño y le diera su gorra otra vez. Fue con quince cargas de puras pieles y llegó ante el rey. Como el rey pensaba que el conejo no iba a poder hacerlo, no se daba cuenta que él traía esas cargas. Cuando llegó con esas cargas, el rey le tuvo miedo al conejo. Llegó el conejo a la casa del rey. —Ahora, señor, aquí están. —Ve a traerlas —dijo el rey. El conejo fue a traerlas y llegó a la casa del rey con sus cargas. —Aquí están señor. Estaba sacándolos de su red y vio el rey que sacó la piel del lagarto, sacó la piel del león, sacó la piel de la culebra grande y sacó las pieles de los monos y sacó las pieles de los pizotes. —Ah, —dijo el rey enojándose— ¿qué quieres por estas pieles? —Ajá —dijo el rey—, qué conejo tan sinvergüenza eres, que a pesar de todo quieres ser grande. Acabas de matar a tus hermanos. Mira, los mataste. Eres muy chico; por eso si fueras más grande mata- rías a todos tus hermanos. Mira ahora, mataste al león, al lagarto y a la culebra y todavía eres chico. Ahora pues me vas a perdonar, hijo, este es el castigo que te voy a dar: Traéme tus orejas para que te las estire. Tú sinvergüenza, ya mataste a tus hermanos que son más grandes que tú. Ahora ya no regreses nunca por aquí. De una vez te vas, nada más te voy a hacer crecer las orejas.

Guatemala• 239 CICLO DE PEDRO URDEMALAS PEDRO Y EL CABALLO VOLANTE Versión Q’anjob’al. Una vez Rimares resucitó a un caballo muerto. Solamente le que- daba la piel. Entraron unos zopilotes en la piel del caballo y él cosién- dola la cerró, le rezó y así resucitó al caballo muerto. Se quedaron los zopilotes en la piel del caballo muerto y volaban por el aire como si fuera avión. Rimares se encontró con un comerciante que tenía mucho dine- ro y mucha mercancía. Al comerciante le gustó su caballo. —Es bonito tu caballo, Pedro ¿Por qué no me lo vendes? —le preguntó el comerciante a Pedro. —¿Acaso vas a aguantar el precio de mi caballo? Es muy caro para ti. Si quieres darme todo tu dinero, tu tela, toda tu mercadería, te doy el caballo. —Te voy a enseñar. Le das una patada en la panza y te echas la cola al hombro —le dijo Rimares al comerciante. —Está bien —dijo el comerciante. Entonces se fue Pedro con el dinero y con la mercancía. Se puso contento el comerciante. —Ya tengo mi avión y voy a volar en el cielo —dijo el comercian- te. Entonces se fue volando muy alto en el cielo. Se le ocurrió—: Ya ha volado mucho mi caballo. Voy a tratar de hacer así como me dijo Pe- dro. Voy a jalar la cola para que corra más rápido —dijo el comerciante. Así el comerciante le jaló la cola del caballo con mucha fuerza. Cuando le jaló la cola, vino cayéndose del cielo y se murió. Se murió el pobre co- merciante con su avión. Los zopilotes salieron volando y se acabó el animal. Así vino cayéndose del cielo. Se había caído el comerciante del aire a la tierra. Así se acaba otro chiste de Pedro Rimares.

240 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

CUENTOS MISKITOS

LOS MONOS MARAVILLOSOS

En un pueblo lejano vivía un hombre muy pobre con su familia. Un día la mujer le dijo: —Tenés que ir a buscar trabajo aunque sea lejos de aquí, porque si no, todos nos vamos a morir de hambre. El hombre lo pensó un rato, convino en que la mujer tenía razón y se fue. Después de mucho caminar llegó a los terrenos de una finca abandonada y decidió que era un buen lugar para sembrar banano. Así que construyó una champa* y se quedó. Pasaron los meses hasta que un día el hombre pensó que ya era tiempo de volver a su casa, donde lo esperaban su mujer y sus hijos. Cortó un racimo de bananos, se lo echó al hombro y emprendió el camino de regreso. Cuando el hombre llegó con aquellos bananos y sin nada de di- nero, la mujer se puso furiosa. Pero después, ya calmada, se quedó mirando a su esposo y le dijo que lo que tenía que hacer era ir a un lugar donde le pagaran un salario por su trabajo. “De este modo”, agre- go: “le podrás comprar ropa a tus hijos que andan desnudos”. El hom- bre se marchó otra vez, pero contra los consejos de su mujer, se diri- gió nuevamente a la finca abandonada. En lo que el hombre dormía llegaron unos monos y empezaron a comerse los bananos de la bananera que él había sembrado. En eso estaban cuando uno de ellos vio al hombre tendido en el suelo. Llamó a sus compañeros y el más grande, viendo atentamente al durmiente, anunció: —Este hombre es nuestro padre, pero está muerto. Iremos a preguntar a nuestro jefe qué debemos hacer.

* Vivienda de paja y madera liviana, normalmente temporal.

Honduras • 241 Uno de los monos fue comisionado para que fuera a hacer la consulta y los demás se quedaron cuidando el cuerpo. Al regresar el emisario y conocer las indicaciones del jefe, levantaron al hombre del suelo para ir a darle sepultura. —En el cementerio de Perlas, hace poco fue sepultado un difunto —dijo el mono grande—, a este lo sepultaremos en el Cementerio de Oro. —Los monos agregaron la acción a las palabras y trasladaron el cuerpo del hombre al cementerio, lo metieron en una cripta llena de oro y antes de marcharse le dejaron comida, como era su costumbre. Al rato, el hombre se levantó y se puso a admirar todo el oro que ha- bía a su alrededor. —¡Esto es asombroso! Realmente, hasta me podría quedar a vivir aquí pues nada me faltaría pensó el hombre. Pero en seguida se acordó de su familia y de las necesidades por las cuales estaba pasando. Tiempo después, el hombre y los suyos se convirtieron en una familia muy rica a la cual ya nada les faltaba. Pero el hombre tenía un hermano que vivía intrigado por saber de dónde había sacado aquel tanta riqueza. Hasta que pudo arrancar- le de los labios la extraña historia. Entonces resolvió que él también iba a obtener fortuna de la misma manera. Así que salió al camino en busca de la finca abandonada. Cuando después de mucho andar llegó a ésta, se introdujo en la champa, se acostó y quedó inmóvil, fingiéndose el muerto. No había pasado mucho tiempo cuando se presentaron los monos a comerse los bananos, tampoco tardaron en descubrir al difun- to mentiroso. Uno de los monos dijo: —Este es nuestro padre, pero está muerto. No, —dijo el otro—. No puede ser, porque nuestro padre está enterrado en el Cementerio de Oro. Entonces será su hermano. —¿Qué podemos hacer? —preguntó otro mono. —Que alguien vaya a pedir consejo a nuestro jefe. —dijo el mono más grande.

242 • Nuestro Saber Oral Como en la anterior ocasión, se comisionó a uno de los monos para que fuera a consultar con el jefe y los demás se quedaron cuidan- do el cuerpo. Cuando el mensajero volvió con el consejo del jefe, uno de los monos opinó: —Está bien, así será, ¿pero dónde lo vamos a sepultar? En el Cementerio de Perlas, hay un cuerpo y en el Cementerio de Oro igual. —Pero el cuerpo del Cementerio de Perlas tiene más tiempo de estar allí. De modo que ahora podemos sepultar a este también —dijo otro mono. Tomaron el cuerpo y se dirigieron al Cementerio de Perlas, pero cuando pasaban por el Cementerio de Oro, el hombre imprudente y codicioso, dijo: —¿Por qué no me entierran en el cementerio de oro con mi her- mano? Los monos al oírlo enloquecieron y gritaron: —Este hombre está vivo y nos ha engañado. ¡Matémoslo! Lo hicieron pedazos y se fueron. Su hermano, en cambio, vivió muy feliz con su familia hasta el fin de sus días.

EL HOMBRE Y EL CONEJO

Era un tiempo que había mucha escasez de comida y también había un hombre que tenía muchos problemas para sostener a su fa- milia. Un día el hombre decidió salir a buscar el sustento en otra par- te. Se despidió de su esposa y de sus hijos y emprendió el camino. Después de mucho andar llegó a una gran laguna y se detuvo para calmar la sed, pero en el momento en que se apoyaba en una piedra sintió que lo atrapaban por una pierna. El hombre se dio la vuelta y vio que había sido preso por una boa. —¡Suéltame! —gritó— Pero la boa le afirmó ¡Te comeré! Al oír esto, el hombre tembló y dijo en tono de súplica:

Honduras • 243 —No podés comerme cuando he dejado a mi familia con proble- mas, yo he salido en busca de comida. —No me interesan tus problemas ni los de tu familia —le respon- dió la boa—. Lo único que sé es que te voy a comer. Encontrábanse en esta discusión cuando apareció un toro que iba en busca de agua. —Hola toro, le dijo la boa—. Fijáte que tengo a este hombre en mi poder y me pide que lo suelte. ¿Qué decís? ¿Me lo como o lo dejo ir? —¡Vaya! —dijo el toro— El y los suyos se comen a los míos. ¿Qué tiene de especial para que no te lo podás comer vos? Dicho esto, el toro se alejó pero siguieron llegando más anima- les y a todos ellos la boa les hacía la misma pregunta. La respuesta era igualmente la misma del toro y se iban. Pero faltaba todavía un animal. La boa lo esperó durante largo rato y al fin se presentó: era el conejo. De inmediato la boa le hizo la pregunta que, según explicó, tenía como propósito resolver aquel asunto con justicia. Después de escuchar atentamente a la boa, el conejo, secándose los bigotes, habló así: ¿Cómo es posible que con este hombre pretendás obrar con jus- ticia mientras a nosotros nos comés a tu antojo? Sin embargo, decíme ¿cómo fue exactamente que lo atrapaste? —Está bien —contestó la boa—. Yo me encontraba aquí. Mirá. Soltando al hombre, se deslizó sobre el suelo y se metió en una cueva que había debajo de unas rocas. Entonces el conejo aprovechó para dejar caer una gran piedra que tapó la entrada. El hombre, ya libre de su triste suerte, propuso al conejo que tra- bajaran juntos en un sembrado de arroz, frijoles y sandías. El conejo estuvo de acuerdo y se dirigieron en busca de un terreno adecuado y principiaron a trabajar juntos, limpiando primero la tierra, sembrando luego el grano y cuidando después la milpa de los insectos y las aves dañinas, hasta que llegó la época de cosechar. Pero el conejo se can- só muy pronto y decidió marcharse. El hombre le rogó que se queda- ra pues a él solo, le era difícil realizar todo el trabajo. No obstante, el conejo mantuvo firme decisión y se fue.

244 • Nuestro Saber Oral Una mañana aparecieron las sandías con agujeros y el hombre se dio cuenta de que alguien se las estaba comiendo. Entonces construyó un espantapájaros cubierto de cera y lo ins- taló en medio del sembrado. La noche de ese mismo día el hombre se retiró a dormir un poco más tranquilo. No tardó en presentarse el des- conocido personaje que se comía las sandías. Se sorprendió al ver el espantapájaros pero, reflexionando, se dijo: No es posible que sea el dueño porque yo lo vi cuando se fue a dormir. Me parece que es otro ladrón que viene por las sandías. Una vez llegando a esta conclusión, el desconocido dijo al espantapájaros: —Quitate de mi camino pues vengo a tomar unas sandías. Si vos también querés algunas, no importa, pero dejáme a mí primero. El espantapájaros, por supuesto, no dijo nada ni se movió. —Quitate porque me estás enojando —amenazó el desconoci- do—. Si no lo hacés te voy a golpear. El espantapájaros siguió mudo y tieso. Entonces el desconocido le asestó un golpe con la derecha, la cual de inmediato quedó presa en la cera. Colérico, lo golpeó a continua- ción con la izquierda, la cual quedó también atascada. Todavía más furioso, le dio una y otra patada y quedó igualmente cogido en la sus- tancia pegajosa que cubría al muñeco. Pero en su indignación, encontró un último recurso para castigar a su enemigo: su cabeza. La utilizó y ¡cuaz! también ésta quedó hundida en el cuerpo del espantapájaros. Así estuvo hasta el día siguiente, cuando se presentó el dueño de la siembra. Y ¿a quién creen que encontró pegado por la cabeza y las cuatro extremidades al espantajo? ¡Pues al conejo que lo había aban- donado para no trabajar! El conejo, avergonzado, pidió disculpas y rogó al labriego que lo liberase. Este sintió pena por él y recordó que en una ocasión le ha- bía salvado la vida. Entonces le ayudó a salir de su prisión. Más, por desgracia, el hombre enfermó y murió allí mismo. El conejo lo enterró y se fue en busca de la familia del difunto para que recogieran el fru- to de su trabajo.

Honduras • 245 CUENTOS GARÍFUNAS

LA MUJER PELÍCANO

Esta es la historia de un rey y su único hijo. Cuando éste creció se casó con la mujer-pelícano. Todas las mañanas la mujer se levantaba tem- prano a preparar el desayuno a su esposo, pero a ella no le gustaba cual- quier tipo de comida: a ella le gustaban las sardinas, su plato preferido. Por eso pidió a su esposo el día que se casaron le buscara un hombre para que le sirviera como trabajador doméstico. Ella quería un sirviente para que la llevara al río en una carreta cuando saliera de pesca. Cierta vez le dijo al trabajador: Hoy nos toca salir de pesca. Te pido que cuando lleguemos a un lugar donde voy a cambiarme de ropa te escondás en un icacal*, pues no debés verme desnuda. Está bien, señora, me esconderé —respon- dió el sirviente. Cuando llegaron al lugar elegido por la mujer, el muchacho fue a esconderse a los icacales. La mujer se desnudó, se bañó, pescó, se cambió de ropa y dio la orden de regresar a la casa. Así pasaron los días. En una ocasión la mujer se quedó pensando: ¿Será posible que este muchacho se ponga a espiarme cuando me cambio de ropa? Muchacho —dijo. Yo creo que a vos te gusta verme desnuda cuando me cambio de ropa. El sirviente le contestó, atemorizado: —No, señora, yo no la veo a usted cuando se cambia de ropa. —Yo creo que sí, vos siempre me estás viendo —insistió la mu- jer-pelícano, y se puso a llorar y así llorando regresó a casa. Cuando el esposo la vio llegar en aquel estado le preguntó: —¿Qué te pasa? ¿Te sentís mal? Es que este muchacho me quiso violar en la playa —mintió la mujer-pelícano— . Es un muchacho muy malo.

* Sitio donde hay sembrados icacos.

246 • Nuestro Saber Oral El príncipe ordenó que mataran al sirviente por el irrespeto co- metido en la persona de su señora esposa y contrató a otro sirviente. Espero que no te comportés como el infeliz que acaban de cas- tigar —dijo la mujer-pelícano a su nuevo sirviente—. Mi costumbre es desnudarme cuando voy a pescar, pero nadie debe verme. —Sí, señora, no se preocupe —dijo el nuevo sirviente—. Conmigo no tendrá ningún problema. Al día siguiente, la mujer-pelícano se le- vantó temprano, preparó el desayuno para su esposo y montó en la ca- rreta tirada por caballos que ahora conducía el nuevo sirviente. Al llegar a su destino la mujer-pelícano le dijo al joven: —Escondete en aquellos icacales porque me voy a quitar la ropa. El joven sirviente obedeció y se fue a ocultar al monte. Entonces la mujer-pelícano levantó el vuelo y cuando regresó y vio al muchacho le dijo: —Me has estado ispiando, ¿verdad? —No, patrona. Yo no la he estado ispiando. —Sí, me estuviste espiando cuando yo estaba desnuda. Estoy se- gura de eso. Al regresar a la casa llevaba las ropas llenas de arena, pues se había revolcado en el suelo, y cuando estuvo frente a su esposo se quejó del nuevo sirviente, acusándolo, lo mismo que el otro, de haber intentado violarla, y lo mismo que el otro también este pagó con su vida su falso irrespeto. Entonces el príncipe decidió buscar otro muchacho para que sir- viera a su esposa. Fue llamado un apuesto joven para que ocupara el cargo, pero éste se negaba a aceptar porque había oído decir que los anteriores habían sido asesinados por las mentiras de la mujer. Pero, halagado por el príncipe, terminó por tomar el trabajo, y después se encontró con un hombre viejo y sabio el cual le habló así: Escucha hijo, te regalo esta libreta y este lápiz para que cuando esa mujer te haga una mala pasada lo anotés aquí como en las ante- riores ocasiones. Llegó el momento en que la mujer-pelícano y su sir- viente debieron salir en la carreta hacia el río. Cuando llegaron al lu- gar el joven recibió la orden de ocultarse entre los icacales.

Honduras • 247 Y entonces la mujer-pelícano cantó esta canción:

Ven a mi lado cafecito, ven a mí y obsérvame que yo soy la mujer más bella que hay. No encontrarás otra más hermosa en este inmenso río yo soy la mujer más bella y preciosa pero en estos momentos me encuentro sola. Ven a mi lado, obsérvame que soy linda, ¡ven y abrázame fuerte!

Después la mujer-pelícano se metió en el agua y empezó a na- dar sin sospechar que el joven había anotado en su libreta lo que ella había dicho y hecho, mientras reflexionaba para sí: “Yo no sabía que eras tan mala, pero a mí no podrás hacerme daño”. Al rato venía la mujer-pelícano caminando bien despacio y con- tenta hacia la carreta donde tenía sus ropas y en eso el joven sirviente se puso frente a ella. —¿Verdad que me has estado espiando? —dijo al verlo. —Sí —contestó el muchacho—. Y me he dado cuenta de por qué has mandado a matar a esa pobre gente inocente. Vos sos la mujer más mala que conozco y es lo que voy a decir al patrón. Cuando estuvieron de regreso la mujer lo acusó con el príncipe, pero el joven no se atemorizó y habló de este modo: —Por favor señor, no me mande a matar por lo que su mujer le haya dicho de mí. La verdad es que ella es mala. Le ruego que cite a todos los habitantes de la comarca como testigos y verá que estoy en lo cierto. El príncipe convocó a todos los vecinos de la comarca. Era me- diodía cuando se reunieron en la plaza de los sacrificios para ver la ejecución del joven. En eso un hombre viejo, el mismo que había regalado la libreta y el lápiz al muchacho, se abrió paso entre la muchedumbre y dijo al soberano:

248 • Nuestro Saber Oral —Señor, yo vengo a atestiguar en favor de este inocente. La verdad, señor es que su mujer es una persona muy mala y por eso ha provocado los anteriores asesinatos. Y seguidamente el viejo se puso a cantar la siguiente canción:

Deme café, Nemo, Deme café, Nemo, La mujer hermosa es mala, No se dejen impresionar por ella. Es muy mala y coqueta Y ustedes lo saben muy bien.

La mujer-pelícano contestó al viejo así:

Yo soy hermosa, todo el mundo lo sabe, por eso es que me baño en el río grande.

Al finalizar su canto alzó vuelo y se marchó bien lejos.

Con el paso de los días el príncipe se volvió a casar y engendró dos hijos, un varón y una mujer. Pero la nueva esposa resultó peor que la primera. Tanto que cuando cocinaba lo hacía en unas ollas pero solamente le servía un grano de arroz a sus hijos de comida. Además, todas las mañanas se iba para el monte, donde tenía un arrozal. Ocurrió que una vez, su marido murió y ella quedó embarazada de su tercer hijo. Poco tiempo después nació una niña y la mujer dijo a sus otros hijos: —Hijos, ustedes ya conocen las reglas de esta casa. Así como han crecido ustedes, así tiene que crecer su hermanita. No intenten tocar esta olla de comida porque si lo hacen me daré cuenta en cualquier lugar donde yo esté. Un día, estando la mujer en el monte, la recién nacida empezó a llorar de modo insoportable pues sentía mucha hambre. Entonces la hermana mediana dijo a su hermano mayor:

Honduras • 249 —Nuestra hermanita tiene mucha hambre. Será mejor que le de- mos un poco de arroz del que hay en la olla porque se puede morir. La joven, pese a la prohibición, se decidió a destapar la olla pero cuando lo estaba haciendo en aquellos mismos momentos la madre se estaba dando cuenta de lo que pasaba. Así que dejó lo que hacía y regresó rápidamente a la casa. —¿Verdad que han destapado la olla? —gritó. —Sí, mamá —dijo la muchacha—. La destapamos porque nues- tra hermanita se estaba muriendo de hambre. La mecimos, la chineamos, le dimos agua y nada. La mujer les dijo: —No lo vuelvan a hacer, porque si lo hacen los voy a arrojar en aquella tina como castigo. Al día siguiente, como de costumbre, la mujer se fue al monte pero con tan mala suerte que la mordió una culebra venenosa y mu- rió allí mismo. Pero entonces ya la muchacha había escapado de la casa, dejando la niña pequeña al cuidado del hermano mayor. Cuando la hermanita menor creció se me ocurrió pasar por allí y enamorarla y casarme con ella. El hermano me pegó un pescozón y fue por esta razón que les vine a contar esta maravillosa historia.

LA ARAÑA Y EL TIGRE

Esta historia es la historia de dos hombres, uno llamado la Ara- ña y otro llamado el Tigre, y que eran grandes amigos. En una ocasión la Araña preguntó al Tigre: —Amigo Tigre ¿cuándo es tu cumpleaños? —Yo cumplo años el 12 de diciembre —contestó el Tigre— ¿Y vos en qué fecha cumplís años? —Mi cumpleaños es el 15 de enero —dijo la Araña— Pero pode- mos hacer un trato: el día de tu cumpleaños nos comemos a tu madre y el día del mío hacemos lo mismo con mi madre. —Está bien, amigo Araña —convino el Tigre— Estoy de acuerdo. Trato hecho.

250 • Nuestro Saber Oral Después se fueron para sus respectivas casas y no hablaron más del asunto, hasta que un día volvieron a encontrarse. —Amigo Tigre, ¿Qué pasó con nuestro trato? —preguntó la Ara- ña. —Sigue en pie —repuso el Tigre—. Sólo estoy esperando el día de mi cumpleaños para que nos comamos a mi madre. Llegada la fecha esperada, el Tigre dijo a su madre: —Mamá, necesito que me arregle mi mejor mudada* porque hoy es mi cumpleaños. La madre empezó a ocuparse del arreglo de la ropa de su hijo, pero éste en un descuido se le echó encima y la mató. Hecho esto esperó la llegada de su amigo Araña para darle la mitad del cuerpo de su madre. Así ocurrió y cuando la Araña, pasado el festín, regresó a su casa puso al corriente de sus días del trato que había he- cho con el Tigre. Desde luego, salieron inmediatamente de aquel lugar y se fueron a vivir en la parte más alta de un árbol. Entonces, el Tigre empezó a buscar a su amigo hasta que un día lo encontró. —Amigo mío —dijo el Tigre—, hace tiempo te ando buscando y no me gusta que trates de engañarme porque conmigo vas a perder. ¿Yo voy a querer engañarte? No te enojés porque todo se va a solucionar. ¿Ves aquella fruta que está allá? —Sí —repuso el Tigre— la veo. —Pues es una fruta muy rica —dijo la Araña. —Me gustaría probarla —dijo el Tigre. Entonces la Araña subió al árbol que producía aquellas frutas y comenzó a tirarle zapotes maduros al tigre, que a medida que caían se los iba comiendo. —Caramba, Araña ¡qué ricas son estas frutas! —exclamó el Tigre— . Buscá la más grande y madura y me la tirás enseguida. —Está bien —dijo la Araña—. Aquí hay una bastante grande y madura. Abrí la boca todo lo que podás que ahí te va. Y ¡paf! le lanzó el zapote más grande y más verde que encontró.

* Traje

Honduras • 251 El zapote quedó atravesado en el galillo* del Tigre y la Araña aprovechó la difícil situación de su amigo para darse a la fuga con su madre, llevándose de paso los animales que había cazado en los últi- mos días y que sumaban en total treinta dantas, aparte de un buen número de venados y tepezcuintes. De este modo, la Araña no necesitó salir de casa por un tiempo, aunque muy pronto la provisión empezó a escasear, porque la mamá de la Araña era una señora muy glotona. Así la Araña tuvo que bajar del árbol donde había fijado su residencia, y cuando ésto ocurrió ya habían pasado como quince días desde el incidente con el zapote ver- de. Y fue así como el Tigre volvió a encontrar a la Araña. Hoy si no te perdonaré, amigo —le dijo. —Calmáte, Tigre —respondió la Araña—, porque he encontrado la forma de que nos hagamos ricos. ¿Ves aquél río? ¿Te fijás como bri- lla? Es por el oro que hay en él. —Sí —dijo el Tigre—. Ya lo ví. Tenés razón. Nos haremos millo- narios. —Bueno —propuso la Araña al Tigre—. Entonces te voy a ama- rrar una piedra en el pescuezo y así te vas a meter en el río a sacar ese oro que está en el fondo. La Araña hizo como decía, ató una gran piedra en el pescuezo del Tigre y después lo arrojó al agua. Se alejó de aquel lugar y cuando llegó a su casa llevaba una provisión como de cuarenta venados. Pero, así que pasó un mes, el Tigre y la Araña se volvieron a encontrar. —Hoy sí que no te perdono, Araña —amenazó el Tigre—. Me has engañado muchas veces y ya no puedo soportarte más. —Calmáte, Tigre —pidió la Araña—. Mirá, aquí tengo una fruta tan deliciosa que te va a encantar. Y le mostró unos coyoles**. Le dio a probar la pulpa carnosa de uno de ellos y en efecto el Tigre quedó encantado. Deseoso de comer

* Garganta * * Frutas pequeñas y duras de la palmera.

252 • Nuestro Saber Oral más el, Tigre preguntó a la Araña cómo se sacaba la pulpa de los coyoles. —Ah, —dijo la Araña— sólo hay una manera de quebrarlos para obtener la pulpa, y es ésta: tenés que colocar el corozo sobre tus tes- tículos y golpearlo con una piedra. Es la única forma. El tonto Tigre hizo lo que le decía la Araña y quebró el coyol de un sólo golpe, pero también se aplastó los testículos. El Tigre lanzó un grito de dolor y la Araña aprovechó la oportunidad para escapar de nuevo. Como de costumbre, la Araña volvió a su casa con una provi- sión que le permitiera estar sin salir por lo menos durante un mes. La Araña creyó que en esta ocasión el Tigre había muerto pero no fue así y un día se volvieron a encontrar. —Ya que no te puedo comer a vos me voy a comer a tu madre— le dijo el Tigre a la Araña y se marchó. Sucede que por costumbre cuando la Araña salía a cazar y regre- saba a su casa, cantaba al pie del árbol esta canción:

Madre, madre, madre, ya llegué con la comida, por favor baje la canasta que aquí le traigo algo para el día de hoy.

Entonces la madre de la Araña bajaba la canasta por medio de unos cordeles y aquel subía en ella con todas sus presas. Y sucedió que un día la madre oyó la canción:

Madre, madre, madre, Ya llegué con la comida, por favor baje la canasta...

La madre entonces le pidió a su hija menor que bajara la canas- ta, ya que su hermano había llegado con la provisión, pero la herma- na menor de la Araña habló así:

Honduras • 253 —No mamá, esa voz no es la voz de mi hermano, le aseguro que no es él. En eso apareció el pájaro mensajero y viendo al Tigre que can- taba al pie del árbol le preguntó, qué andaba buscando en aquel lugar. El Tigre respondió que venía a visitar a la Araña madre de su amigo. —Estaría bien que vinieras a visitarla —dijo el pájaro mensa- jero—, pero venís por otra cosa. Y el pájaro mensajero se apresuró a imitar y cantar la canción para poner sobre aviso a la madre de la Araña y su hermana menor. A todo esto, la Araña se acercaba con su provisión de venados, cusucos y quequéos; al oír la canción se detuvo y se preguntó qué estaría ocurriendo en su casa. Abandonó sus presas y corrió encontran- do al Tigre ya instalado en la canasta. Cuando lo vio cantó de este modo:

Madre, madre, madre, Por favor no suba la canasta, Ese no soy yo, no la suba, Es el Tigre furioso que quiere comérsela.

La madre bajó la canasta y la Araña aprovechó el desconcierto del Tigre para amarrarlo y dijo a su madre: —Mamá, ahora ya puede subir la canasta. La madre subió la canasta y cuando estaba en una altura como de cinco metros y medio la soltó. Al caer al suelo, el Tigre se golpeó contra una roca y murió. Cuando la Araña se estaba cambiando de la casa con su familia yo me le acerqué, y le pregunté que por qué le había hecho aquello al Tigre y entonces me pegó un pescozón y por esta razón vine a contar este cuento.

254 • Nuestro Saber Oral CUENTOS TWAHKAS

EL HOMBRE QUE SE MURIÓ DE UN SUSTO.

Había un hombe que tenía dos hijos muy enamorados, por lo que siempre les reprochaba aquella costumbre y un día, muy preocupado, les dijo: —Miren, muchachos, ustedes pasan atravesando continuamente el cementerio del pueblo por andar en sus picardías. No lo hagan más o no faltará ocasión en que los va a asustar el mero diablo. —No papá —le contestaron ellos—. No se preocupe porque no nos va a pasar nada. Entonces el hombre dijo a su mujer: —Yo mismo les voy a asustar para que se les quite la mala cos- tumbre. Una noche sacó un pedazo de manta roja que tenía en su dormi- torio, se envolvió la cara y se fue al cementerio para asustar a sus hi- jos, pero el hombre tenía un mono que siempre le imitaba todos los movimientos y sacando otro pedazo de manta, se envolvió en él y se dirigió también al cementerio. Estando allá, esperando a que pasaran los muchachos, el hombre vio de repente un bulto blanco que se movía en la oscuridad, y que no era más que el mono cubierto con la manta. El hombre sintió un gran miedo y salió corriendo. Cuando llegó a su casa, entró en su cuarto y se murió.

Isidro Martínez

Honduras • 255 EL HOMBRE QUE BRILLABA COMO EL ORO.

Había una vez un hombre que siempre dejaba a su señora sola cuando se iba a trabajar en el corte de madera de caoba. Un día, cuando la mujer se encontraba cuidando a su niño que dormía en una hamaca, se le apareció un hombre que brillaba como el oro. La mujer después del terrible susto salió a todo correr en bus- ca de su marido. Cuando lo encontró le dijo: —Mira hombre, fijáte que a la casa llegó un hombre que brilla- ba como el oro. Entonces el hombre, seguido de su mujer, corrió al rancho con el ánimo de echar al intruso. Pero cuando llegaron, el hombre que brillaba como el oro ya se había ido.

Isidro Martínez

256 • Nuestro Saber Oral NICARAGUA

LAS PASADAS DE TÍO CONEJO

El rey de Hojarasca

Como el tío Conejo era tan malo y había matado al tío Coyote, los cuentos llegaron hasta el Rey, y le dio orden a todos los animales que se lo agarraran vivo o muerto. Los animales se reunieron en consejo y dijo uno: —Hay que irlo a esperar al río donde tiene que bajar a beber. Y se fueron. Pero tío Conejo, que para esto tiene orejas grandes, oyó todo detrás de un zacatal y se puso a pensar. Aynomás ya se había ido al pueblo y entró donde un zapatero, y en un descuido se le robó un zapatito que acababa de hacer. Y se fue al camino real. Porahi venía un hombre de mielar (cortar jicotes) y con el calabazo lleno. Entonces tío Conejo puso el zapatito en medio camino. El hombre pasó y vio el zapatito. —Eh! ¡Ve qué bonito el zapatito! Si estuviera el par me lo lleva- ra..., ¡pero uno para qué lo quiero! Y siguió adelante. Entonces tío Conejo en cuanto pasó el hombre recogió el zapatito y corrió y corrió más adelante, y vio que ya el hombre venía también. Entonces puso otra vez el zapatito en medio camino. Ahinomás llega el hombre y ve el zapatito. —¡Si aquí está el otro! ¡Voy a ir a traer al que dejé atrás y completo el par! Y puso su calabazo de miel para ir ligero. Y salió corriendo a traerlo. Eso esperaba tío Conejo. Y apenas el hombre cogió de vuelta destapó el calabazo y se bañó de miel todito. Cerquita había una montaña. Y estaba todo el suelo cubierto de hojas caídas. Allí se revolcó tío Conejo y se le pegaron todas las hojas.

Nicaragua • 257 Entonces se fue al río. Y fue llegando. Los animales alzaban las orejas de ver aquel ani- mal nuevo tan extraño. Y le preguntaron: ¿Quién es usted? —¡Soy el rey de hojarasca!, dijo tío Conejo. Y todos los animales se pusieron en dos filas y le rindieron ho- nores mientras bebía. Esa fue la maña de tío Conejo para beber agua y quedar libe. (Versión de una mujer de Nandaime)

TÍO TIGRE, TÍO BUEY Y TÍO CONEJO

Este era una vez tío Tigre que venía en la ronda de una hacien- da buscando qué matar. En eso un viento grande de huracán y bota un palo y le cae encima a tío Tigre. Y queda prensado. Y tío Tigre empieza a gritar, en lo que pasa tío Buey. —¡Ay, tío Buey, sáqueme de aquí! —¡No tío Tigre, usté es malo! —Por Dios, tío Buey, que tenía buen corazón, se acercó al palo. —Yo voy a levantar la rama parriba, y en lo que yo empuje, usté se safa, le dijo tío Buey. Y así fue. Pero tío Tigre ya desprensado se olvidó de la prome- sa. Y ya se quería comer al tío Buey. —Eso no es justo tío Tigre. —Es que tengo hambre, tío Buey, decía tío Tigre. Y en esa alegata estaban cuando pasa tío Conejo. —¿Qué es la discutidera? —Sirva de Juez, tío Conejo, le dijo tío Buey. —¡A ver! ¡Cuéntame el asunto!, les dijo tío Conejo, arriba de una piedra. Y tío Buey le contó el caso. —¡No lo entiendo!, dijo tío Conejo. —Jesús, tío Conejo! le dijo entonces tío Tigre, si está muy claro. Y le contó también el pleito.

258 • Nuestro Saber Oral —No lo entiendo, dijo otra vez tío Conejo. —Se lo vamos a explicar, le dijeron tío Tigre y tío Buey. Tío Ti- gre estaba bajo de esta rama que lo tenía prensado... Vamos a hacer- lo, pues, para que lo vea, dijo tío Tigre. Y el Buey volvió a levantar la rama y tío Tigre se puso debajo. Entonces tío Conejo le dijo a tío Buey: —¡Suelte la rama, tío Buey! Y tío Tigre quedó otra vez prensado. —¡Ese es mi fallo! —dijo tío Conejo. Usted tío Buey, váyase libre, y que tío Tigre se quede prensado por desagradecido. Y ahí se quedó tío Tigre más bravo que una holocica. (Versión de una mujer de Granada)

Nicaragua • 259 PANAMÁ

TÍA ZORRA Y TÍO CONEJO

Tía Zorra y tío Conejo han sido enemigos tradicionales. Una noche tío Conejo estaba parado a un lado del río, quietecito; tía Zorra al verlo en esa actitud se acerca sigilosa y curiosa y le dice: ¡Buenas noches tío Conejo! que hace ahí tan solito y callado. Era una noche hermosa de gran luna llena que se reflejaba en las aguas del río. ¡Aquí cuidando mi queso! ¿Su queso tío Conejo? Si mire, está ahí en el fondo del río para que se conserve fresco. Ay tío conejo, dijo tía Zorra, si usted quiere yo le ayudo a cuidarlo. ¡No, no tía Zorra! dijo el conejo. Usted lo que quiere es robarme mi queso; por eso, a pesar de que tengo que hacer un mandado (una diligencia) no puedo alejarme de aquí. ¡Ah no tío Conejo, no sea desconfiado, vaya no más y le cuido el queso. Después de mucho dejarse rogar, el conejo hizo ver que se iba y se escondió en la hojarasca. La zorra al verse sola, empezó a sorber el agua poco a poquito; en la intención de atraer el gran queso a la orilla y comérselo. Cuando ya tenía la panza bien llena, a punto de explotar, llegó el conejo y le dijo: ¡Ajá, con que tratando de comerse mi queso!

Moraleja: siempre la astucia del tío Conejo vence la maldad de la tía Zorra.

260 • Nuestro Saber Oral CUENTO DE BRUJAS

“Como usté sabrá, mi papá tiene una finca, pero antes de llegar a ella, hay que pasar dos ríos. Una noche, como a eso de las dos de la mañana, cuando tenía 18 años, iba yo para la casa. Venía de una fiesta del pueblo; bueno, de repente yo sentía como si alguien estuviera siguiéndome; yo veía para atrás y no veía nada ni a nadie. De repente sentí las pisadas a mi lado y como si estuvieran va- ciando un galón de agua, porque cada vez que caminaba se oía un ruido como glu, glu, glu; yo me paré, me quité la camisa y me la puse al revés y recé la Magnífica; seguí caminando y todo volvió a la nor- malidad. Cuando llegué a la casa le conté a mi papá lo que pasó y me dijo: “son las brujas y que si no hubiera hecho lo que hice, sepa Dios qué más hubieran hecho. Desde entonces, siempre que salgo, tomo mis precauciones”. Informante: Miguel Cerva. 50 años, Santiago de Veraguas

Panamá • 261 LEYENDAS

Nuestro Saber Oral • 263 COSTA RICA

La leyenda es un género del folklore narrativo que relata un he- cho irreal, pero con huellas de verdad. Su fin es enseñar y moralizar los valores de la sociedad. Interpreta el sentir de una colectividad y gene- ralmente se ha transmitido mediante la tradición oral, en un lento pro- ceso de transformación al pasar por lugares y grupos sociales diferen- tes, donde es reinterpretada por lo que existen versiones y variantes de una misma leyenda. La temática es variada y se puede clasificar en le- yendas animísticas, religiosas, etiológicas (referentes al origen de flo- ra, fauna, topónimos), de héroes, de aventuras, etc.

LA LLORONA

Nada más profundamente triste que esta leyenda de los siglos. Imposible sería olvidar la impresión que en mi espíritu naciente cau- saba esa esfinge de la llorona aterradora, que era una mujer vieja en- tonces, pero joven cuando cometió el horrendo crimen que la convir- tió en inmortal palpitación de dolor.

La llorona era una madre, que en un momento de cobardía o de locura, quiso salvar su honor a costa de la vida de su hijo. Acababa de nacer la criatura, la sumergió en las aguas de un río, y una vez ahoga- da, abandonó el cadáver a merced de la corriente. En el mismo momen- to en que tan horrendo crimen se consumaba, una voz misteriosa pro- nunció la eterna maldición, que sigue contra las madres desnaturaliza- das: “Vivirás llorando y buscando tu niño por los siglos de los siglos...” Y un gemido del hijo contestó: “Así será, maldita seas...”.

La tradición da por verificado este suceso en el año mil de la era cristiana, y por consiguiente, la incansable desventurada llora desde hace nueve siglos y corren siempre, ya no lágrimas, sino sangre que mana de sus ojos. Los cabellos, que no le han sido cortados, desde que cometió el horripilante crimen, le envuelven la cabeza y le cubren la cara formando un bosque de pelo apelmazado y lanoso; y las uñas de

Costa Rica • 265 más de una pulgada de largo, sólo le sirven para escudriñar las aguas sucias y barrialosas de los riachuelos y acequias de las poblaciones.

Agregan, además, que como el judío errante, anda y andará don- de quiera que haya agua, siempre tras la criaturita. Un rayo de luna se la alumbra, la va a coger, y el rayo desaparece, la corriente la burla arrastrándole el niño y ella da gritos desesperados, exclamando: “Va a venir”.

Cuando alguien se le acerca, por desgracia, perece en sus manos confundido con el que fue la causa de su condena.

¡Cuántas veces mi inocente imaginación me hizo ver y oír esta errante dolorosa! (Compilado por Elías Zeledón)

LA SEGUA

Era un estudiante calavera, que con otros camaradas del pueblo, gustaban, bajo el baño de la gaseosa plata de las noches de luna, de entonar canciones galantes, al compás de sonora guitarra. Una noche, el estudiante vio cruzar como visión angélica, frente a su campo de conquistas, la imagen de una linda moza de piel de durazno, sedosa y rosada, como la fruta en su madurez. La persigue el galán, y la bella con paso de gacela, se internó por entre las arcadas de un bosque, bajo palio de follaje, posándose sobre un banco de piedra, bordado de musgos, e iluminado por un claro de luna. Nuestro don Juan, no vaciló en punto en rendir ante la bella, con frases melosas e insinuantes, todo el afecto y toda la admiración pro- ducidos al paso triunfal, de aquella escultura hecha mujer, posada aho- ra, como una hada del bosque, en un ambiente propicio, de pasión y ensueño. Con la guitarra entre las manos, inclinado con ademán implorante el tenorio aguardaba en su febril ansiedad, que los labios de la hermosa

266 • Nuestro Saber Oral se abrieran para dar paso a una palabra de aceptación; una frase que calmara la inquietud y la angustia de aquella alma, subyugada y vibran- te, en una noche plateada por la gaseosa luz de la encumbrada luna, de la catarata de luz, que vuelca su claridad, con tan suave y tranqui- lo resplandor. A la insistencia del galán, la princesa del bosque volvió su rostro hacia el mancebo, y cuál no sería el asombro y espanto del cantor, al ver con sus propios ojos, que en vez de un rostro hermoso, contem- pló la visión más horrible que había visto en su vida. El rostro ya no era el de una hermosa mujer, sino que semejaba el cráneo de un ca- ballo de cuyos ojos salían rojos haces de fuego y cuyo abierto hocico cavernoso mostraba dos hileras de enormes dientes averiados. El alien- to, que llegó a él era tan hediondo que lo hizo sentirse enfermo. Él trató de librarse del monstruo, pero éste lo retenía fuertemen- te por la cintura con sus patas huesudas. Finalmente después de lo que le pareció una eternidad, el monstruo le habló en una voz alta y gro- tesca diciendo: “Porque no eres realmente malvado y me hubieras ayu- dado en vez de dañarme, no morirás. Pero que este sea un aviso a to- dos los jóvenes alocados que beben demasiado y se retiran tarde”. Entonces el monstruo soltó al pobre estudiante y desapareció en la negrura de la noche. El joven, aterrado y tembloroso, se fue de pri- sa a su casa prometiendo que cambiaría. (Domingo Monge R.)

EL CADEJOS

El cadejos lo han conocido pocos con sus propios ojos; son más los que han tenido el raro privilegio de oírlo a lo lejos, no sé si aullando o rugiendo, pero es infinito el número de los que han sentido, cuan- do pasa, el ligero casquilleo de sus uñas sobre la acera. No es un animal bravío o sanguinario, ni siquiera llega a bullan- guero. Jamás atacó a hombre alguno ni hizo mal a nadie. Pues bien, este que aparece tirando a lobo o perro, cargado de mechas negras, tan sumiso en la tarea de aterrorizar con sus miradas

Costa Rica • 267 ardientes, como si vinieran del fondo de una diabólica conciencia, se llamaba Joaquín. Fue hijo de un anciano de Cartago, de esos chapados a la anti- gua, y por desgracia el muchacho resultó amigo de fiestas y desórde- nes, en lo cual distraía casi todas sus noches. Caricias, ofrecimientos, regaños, el rigor y la dulzura, el imperio y la convicción, todos abso- lutamente todos los medios los ensayó aquel padre, sin que de Joaquín lograra más que la misma resistencia. La obstinación era igual de am- bos lados, en desventaja para el viejo, que como no daba distracción alguna a su espíritu, iba con tensión extraordinaria, acumulando en él la tempestad. Una vez entre las veces fue tal la animación del muchacho, que pasó varios días sin regresar a casa, causando el más profundo disgusto a su padre; y cuando al cabo volvió, llevado al gabinete del viejo, lo miró con ojos centelleantes que encendieron el mismo fuego intenso en los de su hijo, le mandó que explicara su conducta, y el hijo que- dó mudo, paralizado, impotente, delante del justo enojo de su padre, le echó en cara su desobediencia y le ordenó quitársele de enfrente para siempre. Pero Joaquín ni atendía, ni contestaba, ni salía. Frenético el anciano le maldijo con los peores apóstrofes, y en castigo de sus faltas vertió sobre él tanta indignación y dolor de su espíritu y cayeron sobre el joven como un disolvente tal, que transfor- mando su naturaleza le convirtieron, como puede el rayo hacer de una torre una ruina, en esa especie descalificada de animal que persigue y no daña, que sumiso acude, como una conciencia ambulatoria, donde quiera que hay un desobediente, que no conoce otra manera de miti- gar su perpetua y siempre renovada condenación que la de lanzar in- tensos gritos, entre aullido y lamento, cuando vaga por los caminos solitarios, al que nadie puede alcanzar, porque cuando no huye, des- aparece. (Fabio Baudrit)

268 • Nuestro Saber Oral LA TULEVIEJA

Las mujeres campesinas solían usar un sombrero de paja, puntia- gudo, que se calaban hasta los ojos. Generalmente estaba renegrido por las manchas de plátano o de café. Les servía para protegerse del sol y la lluvia, y también de los insectos, especialmente de las avispas que suelen enredarse en el pelo y constituyen una mortificación. La Tulevieja era una señora entrada en años y mañas. Se dice que hasta dormía con el sombrero puesto. Deformado, sucio, con un aspec- to de chupón. La chiquillería burlona le puso el apodo de Tulevieja, y se com- placía en molestarla. Ella entraba en enojo y, si tenía una rama a mano, corría tras ellos, tratando de alcanzarlos para darles su merecido. Nunca lo lograba. Sus bravatas estimulaban a los traviesos muchachos. La Tulevieja iba a los cafetales a buscar “chamarrasca” o sea, leña menuda. De paso, cargaba un racimo de plátano sobre su cabeza, El tule cada día más renegrido. Un día el viento le voló el sombrero que cayó sobre las turbulen- tas aguas del entonces crecido río Tiribí, arrastrándolo en su corrien- te. Ella voló en su persecución. La cabeza de agua de la gran crecien- te la ahogó. Desde entonces, se cuenta, solía oírse de tanto en ese sitio, una voz entrecortada, doliente: “La Tulevieja, la Tulevieja”. El espanto de los niños que iban a bañarse. La gente dedujo esta moraleja: No hay que arriesgar la vida por un bien material. (Francisco M. Nuñez)

LOS DUENDES

No hay un solo tico que no haya oído hablar alguna vez de los duendes, de esos hombres en miniatura con los que las madres ame- drentaban a sus niños, diciéndoles: “Te van a llevar los duendes anda- riegos”.

Costa Rica • 269 En mi infancia estos sujetos eran toda mi pesadilla y siempre andaba con la paja tras la oreja temeroso de encontrarme con ellos. Los duendes son unos hombres que miden más o menos medio metro de altura, que visten lujosamente, usando trajes de colores chillantes y una especie de boina grande en vez de sombrero. Casi siempre andan todos juntos, pero tampoco es raro ver a uno de ellos solo. Y son más patas calientes que las codornices, pues andan por los potreros, se presentan en los cafetales o ya bien en los solitarios cami- nos, sin importarles un comino que sea de noche o de día, para vaga- bundear. Cuando visitan alguna casa se hacen invisibles, y son más moles- tos que un fuerte dolor de cabeza, pues mortifican a los pobres inqui- linos echándoles porquerías en las comidas o apagando el fuego, tiran tizones ardientes, tiestos, granos de maíz y todo cuanto encuentran a mano. Y los animales domésticos tampoco están exentos de sus pille- rías, a los que corretean de día y de noche, haciéndoles gritar y pasar ratos angustiosos. Pero a quien ellos persiguen con más empeño es a los niños de poca edad, a los que engañan con confituras, enseñándoles bonitos ob- jetos u otras cosas sugestivas, de este modo los llevan de sus hogares hasta perderlos lo más lejos que puedan. Si el niño se resiste y no los sigue por las buenas, se lo llevan por la fuerza, aunque grite, llore o patee. (Compilado por Elías Zeledón)

LA CARRETA SIN BUEYES

Este terrible fantasma sale apenas anochece a recorrer las calles que le marca su itinerario: haya luna o no, haya mucha o poca gente por las calles; y con una velocidad tan admirable, sus ruedas traqueteando de un modo infernal, se abre paso sin reparar por don- de va ni a quién atropella, si no se le deja la vía expedita. No se ven los bueyes que la arrastran, ni tampoco boyeros que la dirijan, pero adentro va el mismo “pisuicas”, manejándola con tal destreza.

270 • Nuestro Saber Oral Dicha carreta recorre únicamente las calles por donde viven amancebados escandalosamente libertinos o, ya bien, matrimonios que diariamente están como perros y gatos. Así demuestra Tatica Dios su desagrado a esos mortales de mal vivir, para que se corrijan y busquen el buen sendero. Voy a contar una historia espeluznante que me refirió ñor Feliciano, persona bastante erudita en estas cosas de espantos. En aquel tiempo era fregadera de todas las noches salir la carre- ta sin bueyes. Apenas el rezador rezó lo que rezó, dijo: “Muchacho, ya son las doce, hora en que pasa la carreta sin güeyes”. En el acto se levantó del escaño ñor Jacinto Jara, un cholito muy valiente y gritó: —¿Cuál de tantos mamitas que hay aquí, quiere acompañarme pa que vayamos a atajar la carreta sin güeyes? —¿Yo voy, canastas! le contesté. Todas las mujeres se prendieron de nosotros pa que no juéramos; trancaron todas las puertas y venta- nas, y nos suplicanos fue no suplicanos. Las hicimos un lao, arrepuntamos la puerta, nos brincamos la tranquera, jalamos las crucetas palante, nos persinamos un chorro de veces, y cogimos calle arriba en un solo grito y una sola rajadera, por la callecita por onde acostumbraba a salir la mentada carreta. A poquito de andar oyimos un turún tún onde venía. Jacinto como que quiso aflojar, pero yo le alenté diciéndole: —¿No cargás , pendejo?, vamos a atajarla de cualquier manera, aunque nos joda. A él le entró calorcillo y cogió la delantera. Cuando la vimos venir a toitica pareja questa que levantaba pol- vo... A yo se me aflojaron las canillas y sentí una cosita muy fea por todo el espinazo. No supe aquioras me tiré por unas piñuelas, y asina con los pies estancados seguí juyendo por entre los cercos. La chaquetilla lice rajas en los picos de los palos; el chonete lo dejé botao y los calzones se mesguavilaron en unos alambres. Por fin llegué a la vela. Me preguntaron qué tenía, y onde que yo podía manejar la lengua; hasta que me atollaron el tanto una cuarta de fierrillo y me frotaron la nuque con mostaza, injundia y miel de palo, entonces pude platicar y contar la maganeta que nos había pasao.

Costa Rica • 271 Como ya era tarde y Jacinto no se asomaba, se jueron unos cuantos a buscarlo. Al ratito llegaron con él en brazos más pálido que un dijunto, con la vista parada y tieso como un garrote. Y esa mesma noche llegó Tata Padre a olialo y el dautor a hacerle mil deligencias, y estuvo muchos días volcao en cama si era de desta o de lotra, hasta que por fin se levantó, pero quedó con un ojo torcío y tartamudo para toitica la vida. (Compilado por Elías Zeledón)

LA BRUJA ZÁRATE

Escazú es, por su posición, una de las ciudades mejor situadas de Costa Rica. Es semejante a un inmenso jardín, donde se cultivan las flores propias de un edén. No carece de leyendas interesantes, la del “encanto de la piedra e San Miguel” es quizás la principal y la más conocida por los habitantes del lugar. Esta piedra está situada en un cerro que lleva el nombre de San Miguel y que queda en dirección sureste, poco más o menos a tres kilómetros de la población. En esa piedra instaló su vivienda una bru- ja llamada Ña Zárate, allá por el año 1823. Esta era una india vieja y fea en demasía, cuyo alimento consis- tía en guineo y asadura de res y cerdo, y un vicio predilecto: el taba- co. Su familia la integraban un hijo, una lora y un gato. Ña Zárate pocos quehaceres tenía, y esa circunstancia le permitía hacer frecuentes visitas a los pueblos de Escazú y Santa Ana, donde contaba con muchas amis- tades y gozaba de la simpatía general, pues tenía fama de ser curandera acreditada y dadivosa, por añadidura, con las personas que le brinda- ban su amistad y de cuando en vez la visitaban. Las visitas que Ña Zárate recibía debían llevarle, como presente, una asadura y un poco de tabaco, si es que querían ser atendidas. Ella, a su vez, obsequiaba a las personas que la visitaban y se llevaban el presente con un manojo de hojas de quelites de una mata de ayote que tenía cerca de la piedra donde vivía. Pero eso sí, advertía a quien daba los quelites, que no los viera antes de llegar a su casa. Muchas perso-

272 • Nuestro Saber Oral nas obedecieron y cuando, ya de regreso, entraban a su casa e iban a ver los quelites y las hojas de ayote, las encontraban convertidas en barras de oro purísimo. Un día, un hombre pobre, sencillo y escéptico como somos en el mundo, se propuso hacerle una visita a Ña Zárate y, en efecto, la hizo. Le llevó el presente un indispensable y fue bien atendido por la vieja, quien le obsequió las hojas y los quelites de ayote, no sin antes adver- tirle que no los viera en el camino. Pero el hombre aquel no tomó en serio las palabras de la bruja india y en el camino, a la orilla de una fuente, abrió la alforjas en que traía los quelites y lo que vio dentro de ellas fue, de un lado hojas se- cas e inmundicias, y del otro, sapos y serpientes que intentaban mor- derle... Desde esa día Ña Zárate no se dejó ver más, y cuando alguna persona se aproximaba al lugar en que vivía, temblaba la tierra bajo sus pies y se oscurecía el lugar donde estaba situada su piedra. (José Bustamante)

Costa Rica • 273 EL SALVADOR

LA CANGREJA DE ORO DE CUITAPAN

La poza de Cuitapan es una poza de leyenda. Esta poza se en- cuentra saliendo de Panchimalco rumbo al Cantón Los Pajales. En esta poza había una piedra grande que tenía una grieta; en el fondo de esa abertura, aparecía un cangrejo de oro, y todo el que pasaba ahí, y le convenía verlo, lo veía; y el que no, no lo veía. Entonces toda la gente se ponía curiosa por ir a ver si salía el can- grejo, pero no se les aparecía. Un día pasó un señor y se acercó a la piedra. —Dicen que esta piedra es encantada. Pero eso es mentira; si fuera encantada, ya viera yo el cangrejo ahí. Yo sé que me lo llevo, porque presiento que es para mí. Y como quien dice: “Para que veas que no es mentira que esta piedra es encantada”, aparece el cangrejo como por arte de magia. Dicen que se acercó el señor a la grieta y lo agarró y lo echó en una cebaderita y se lo llevó a donde vivía, allá por la Azacualpa, en un ranchito humilde. Al llegar, lo metió en una cajita, pero el cangrejo no caminaba, sino que pasaba sin moverse, el pedacito de oro. Le dijeron los vecinos que le pusiera agujas para que comiera, y luego después, a diario le aparecían pocos de monedas de oro. Del cangrejo vivió, se hizo rico, bien adinerado. Sólo por haber encontrado ese cangrejo. De ahí para acá se acabó el encanto en esa poza de Cuitapan porque se llevaron el encanto. Hoy la piedra esa hasta la dinamitaron.

LOS MANAGUAS O HURACANEROS

Recuerdo que me contaban mi abuelito y abuelita que cuando pasaba el huracán en forma de tormenta y truenos, se decía que eran unas personas —más bien dicho— unas muchachas y unos jóvenes que venían por el aire en forma invisible, con el fin de llevarse elotes de las milpas que nosotros cultivábamos.

274 • Nuestro Saber Oral Mis abuelos decían que esas personas se llamaban huracaneros y que venían de un pueblo llamado Chiltiupán, departamento de La Libertad. En aquellos tiempos, cuando azotaba el huracán, los huracaneros quebraban muchas milpas y se llevaban bastantes mazor- cas. Así sucedió por mucho tiempo, hasta que hubo un señor muy in- teligente y que le dio cólera al ver cómo los huracaneros dejaban des- trozadas las milpas y por eso se propuso hacer una trampa; para, cuan- do volvieran a pasar, capturar a uno de ellos. Y así lo hizo con la trampa que él formó. Se dejó venir nuevamen- te el huracán. Entonces cayó en la trampa una muchacha, como de 18 a 20 años. Era una joven simpática, que al momento de caer al suelo se transformó en un chompipe. Pero el individuo que había hecho la trampa, estaba precisamente vigiando para ver lo que pasaba y cuan- do vio que sólo apareció el chumpe en la trampa que había hecho, corrió a agarrarlo y se lo llevó para su casa. Cuando él llegó, le ordenó a su mujer que matara al chompipe y que hiciera una sopa. Entonces la mujer mató al chompipe, lo desplumó, hizo la sopa y además se comieron la carne. Los huesos y las plumas se las echaron a los perros, pero ellos se extrañaron de que los animales no se comieran las plumas ni los huesos; sólo los miraban, los iban a güeler y allí los dejaban, no se los comían. Ellos habían echa- do de ver que esos restos eran de uno de los huracaneros. A los tres días de haber sucedido todo, llegaron a casa del señor que era inteligente. Ellos poco más o menos ya se daban cuenta quién era el que había hecho la captura. Así, pues, se encaminaron a la casa del señor que había hecho la trampa para hacerle unas preguntas. Llegaron y le dijeron que si por casualidad había visto pasar cer- ca de su casa alguna muchacha joven. Entonces el Señor les contestó que él no había visto pasar a ninguna muchacha. —Lo que sí vi el día del huracanazo, es decir, a la hora del huracán, fue un chompipe que me encontré en campo libre, sin dueño. Y como yo lo vi en campo libre, me lo traje y ordené a mi señora que hiciera una sopa. Ella cum- plió con mi ordenanza, mató al chumpe, lo desplumó, hizo la sopa y también comimos su carne. —Bueno, —contestaron los tres huracaneros— ahora sólo lo que le suplicamos es que nos haga el favor de ir a mostrarnos dónde botó

El Salvador • 275 usted los huesos y las plumas, para que nosotros vayamos a ver don- de están los restos. El hombre no se negó y les fue a enseñar el lugar donde estaban los huesos y las plumas. Entonces el huracanero mayor le dijo que le prestara una batea y le regalara un poco de agua. El la agarró y la echó en la batea, luego aventó un carrete de hilo como si fuera una piscucha. Al momento se oyó un gran trueno y en ese momento, el hombre vio cómo de las plumas y de los huesos que habían quedado del chumpipe, apareció una hermosa mujer como de la edad de 18 a 20 años. Pero en el acto, el señor vio que se levantó y se elevó. Ya más adelante se le desapareció. Fue cuando ellos también se fueron. Pero la verdad es que hasta esta fecha pasan huracanes, pero no ha suce- dido cosa igual como ellos me contaron, concluye el narrador de Santo Domingo de Guzmán.

LA SIRENA DE LA LAGUNA DE ALEGRÍA

Cuentan que hace tiempos, unos señores llegaron a la laguna de Alegría ya cayendo la noche y la luna estaba como el puro día. En eso, vieron que de una peña se tiró algo al agua y se vio como que direc- tamente habían puesto un espejo en el agua. Aquello espejeó a la luz de la luna. Uno de ellos dijo que aquello no podía ser más que la si- rena que había salido a la superficie del agua. Poco a poco se fueron acercando a la orilla del agua y como allí había arenita bien finita, allí observaron que habían unas marcas como que eran de escamas, pero unas escamas grandes, que estaban impresas en la arena. Esto de que en la laguna de Alegría hay sirena no es nada de ayer. Los ancianos dicen que hace muchos años vivió por aquí una señora que tenía un hermano, y ese muchacho también iba a bañarse a esa laguna. Este muchacho dicen que fue quien hizo la bulla de que ha- bía visto a la sirena, una mujer bonita, bonita, con cola de pez. Esta es una de tantas versiones en torno a la sirena de la laguna de Alegría.

276 • Nuestro Saber Oral EL CADEJO

En Jucuarán, una señora que tuvo una experiencia con el Cadejo refiere: —¡El Cadejo es bonito! Yo pasé bastante tiempo. Casi como dos años me acompañó el Cadejo. Cuando yo andaba sola, oía como que quebraban chiribisquitos, así, a la par de mí; pero yo creía que me había parado en las ramitas secas, y no le daba importancia a eso. El ruido como que se iba pasando de un lado a otro del camino. Cuando veía a mi derecha, ya estaba a mi izquierda; pero siempre el ruido como que se iban parando en chiribisquitos quebrados. Así anduve mucho tiempo con él. Siempre que iba a dejar el almuerzo, me acompañaba aquel ruido, hasta que llegaba al lugar. Mientras estaba con los trabajadores, no sentía nada. Yo decía, ¿por qué será ese ruido? Y me daba risa. Cuando iba al río, el ruido era peor; hasta que llegaba al pozo y hasta que se quedaba cerquita de la casa. En el trayecto al río, no pa- sábamos por una piedra y la pasada era angosta. En este lugar, un día, en lo que me pasé la piedra, y volví a ver así, [ya] vi aquel animalito bien blanquito, pero chiquito, pura pelotita de algodón. Yo vi aquel animalito a la par. ¡Tas! Se me pasó al otro lado y adelante. Desde en- tonces, ya lo veía yo. ¡Pero hasta donde era yo de ignorante que creía que era un gatito de algún vecino! Pero decía yo: ¡Cómo me quiere este animalito! Y cuando iba así a la par y cuando lo volteaba a ver, ¡tas!, se pasaba al otro lado por delante de mí y me andaba acompañando por todas partes. Si alguna amiga se me acercaba, el animalito desaparecía. Pero no le contaba a nadie, porque no le daba importancia a eso. La cosa fue cuando le conté a mi mamá, quien inmediatamente me llevó donde el cura, quien me puso el escapulario y la cuerda de San Fran- cisco. Después de esto, ya no lo volvía a ver.

LA SIGUANABA

Un muchacho que vivía en Huizúcar e iba a estudiar a Antiguo Cuscatlán, en la escuela nocturna, siempre viajaba en grupo con los

El Salvador • 277 demás compañeros de Huizúcar. Un día, sólo llegaron él y el otro com- pañero, pero de menor edad que él. Ese día les tocó laboratorio y ya salieron bastante noche, como a las 9:00 p.m. Entonces sólo ellos dos tuvieron que caminar 8 kilómetros de cafetal; cuando ellos salieron del pueblo y entraron a los cafetales, iban con mucho miedo y tenían que pasar por la Poza del Tunco, donde la gente decía que asustaban. Cuando se fueron aproximando al lugar, ya oyeron las risadas y el ruido de alguien que se bañaba. Ellos creyeron que era mujer, porque sólo las mujeres se bañaban con tarro. Cuando se acercaron más, ya vieron la mujerona que se agachaba, y tenía un tarro bien grande. Porque la luna estaba como el día. Veían que se tiraba las tarradas de agua y le sonaban las chiches así cueretudas. Entonces, el cipote más pequeño dijo: —Esa es la Siguanaba. Y a la fuerza tenían que pasar cerca de ella. Ellos sintieron que se les puso el cuerpo bien pesado y bien veían el bulto de espaldas. Entonces dijo el cipote: —¿Qué hacemos? —¡Ah! —le dijo el más grande— mordé la hebilla del cincho y vamos a pasar. Entonces, cuando ya se iban acercando, el más grande comenzó a decirle: —Comadre María, pata de gallina, comadre María, pata de galli- na... Porque la abuela le había dicho que cuando algo así le sucedie- ra, que le dijera: “Comadre María, pata de gallina” Agarra a correr la mujer para abajo por toda la quebrada y las grandes carcajadas y el ventarrón que se oía. Y ellos, como se sentían bien gruesos del cuerpo, se quedaron allí un rato y a todo esto, ya se les había hecho media noche cuando lle- garon a sus casas.

278 • Nuestro Saber Oral LA CHANCHA BRUJA DE SAN SIMÓN

Anteriormente había ferias en San Simón, y la mercadería la lle- vaban en carretas desde Ciudad Barrios, porque no había transporte: ni buses ni carros. Entonces vino una señora y buscó a mi papá para que la fuera a dejar a la feria de San Simón. Pero teníamos que salir a las diez de la noche. Entonces mi papá nos dijo: —Miren, hijos, lleven la otra yunta de bueyes para que me vayan a cuartiar a la subida de la joya de Ortiz, en el cantón Carrizal, antes de llegar a San Simón. Esa noche la luna estaba hermosa. Cuando íbamos, íbamos des- pacio, cuartiando, cuartiando. Ya cuando subimos la cuesta, allá don- de lo íbamos a dejar, dijo mi papá” —Entonces, yo me voy ya para San Simón y ustedes se regresan y desenyugan. Pero yo era un cipote que pensaba en lo que podía ocurrir en el camino, malas tentaciones. En la carga que llevaba mi papá, iba un matate con ajos. Vine yo, saqué una cabeza de ajos y me la embolsé. Yo siempre mantengo ajo y tabaco en mi cartera. Cuando veníamos allá en la subida de la joya de Ortiz, nos acordamos que decía la gente que allí salía un animal y quizá la misma sugestión nos afectó, pero cuando acordamos, en la cruz donde mataron a un señor, se desguindó una chancha y nos atajaba los bueyes, y aquella chancha que se nos quedaba viendo. De suerte que los bueyes eran bien mansos. Mi hermano se agarró de la cola de los bueyes y yo me metí en medio de los bueyes y aquella chancha que quería devolver los bueyes, y va... y yo no me acordaba pero al ratito dije yo: —Aquí ando ajo y el ajo es bendito. Dije a la cabeza de ajo a pelar y a destriparlos. En ese momen- to, aquella chancha fue cambiando de color; era como overa y se fue poniendo negra, negra y ya se fue ladiando al bordo, caminábamos nosotros por la calle y ella por el bordo. Nosotros íbamos en medio de los bueyes. Ese animal allí asustaba. Siempre. Porque dicen que allí habían matado a un señor que era pactado.

El Salvador • 279 GUATEMALA

LA LLORONA

Don Silvestre de Barreneche y Alcántara, como él se hacía llamar, pues su verdadero nombre era Silvestre Barreneche, a secas, era un castellano de ascendencia vasca que llegó a Guatemala hace mucho, pero muchísimos años. No llevaba, cuando lo hizo, más capital que su audacia y una sed de ganar dinero, fuera como fuera, sin límites; cosa que para un hombre de estas condiciones era muy fácil hacerlo en esos tiempos. Lo primero que hizo Don Silvestre, al llegar a nuestras tierras, fue irse a Amatitlán. Eran los tiempos en que en ese lugar, con el cultivo de la grana, se ganaba el dinero a montones. Allí trabajó como simple peón en las plantaciones de nopales donde se creaba la cochinilla; pero como no eran estas sus aspiraciones, después de haber juntado un poco de plata, abandonó el lugar y desapareció por espacio de algún tiempo. No se vinieron a tener noticias de él, sino hasta que se le vio convertido en dueño de una preciosa finca en el departamento de Santa Rosa. El hecho de ver convertido en terrateniente al que hasta hacía poco tiempo no era más que un simple peón advenedizo, dio lugar a que las gentes bordaran las más caracteres de realidad tenía para las buenas gentes de esa época, era la de que Don Silvestre había hecho “pacto con el Diablo”, vendiéndole su alma a cambio de gozar en la vida de todo el bienestar y las comodidades terrenales. Esta versión circuló por todo el país hasta que llegó adquirir título de “pura y san- ta verdad”. Don Silvestre era un hombre alto, fornido, blanco, de luenga bar- ba y de negros ojos. Toda su belleza física contrastaba con su alma satánica. Era el verdadero terror de sus pobres esclavos, a quienes no sólo mal trababa físicamente, sino que lo hacía en lo moral, abusando de sus indefensas mujeres e hijos. Don Silvestre ¡era la estampa viva de la lujuria!

280 • Nuestro Saber Oral En la misma época en que sucedió el hecho de que Don Silves- tre se convirtiera de la noche a la mañana en rico terrateniente, tuvo lugar, en Guatemala, un escándalo social del que todavía puede tomar conocimiento detallado quien se tome el delicioso trabajo de leer las crónicas de la época. Sucedió que un rico español, por razones de negocios, tuvo que ir a una de las provincias vecinas, viéndose preci- sado a dejar en el país a su esposa para evitarle las molestias de la fa- tigosa travesía. La señora que no era de las muy virtuosas que digamos, aprovechó la ausencia del confiado caballero para entrar en relaciones poco lícitas con un joven mancebo de trigo no muy limpio. Las rela- ciones pasaron más allá de un simple devaneo amoroso, y, si hemos de dar crédito a las crónicas, debemos contar que la señora iba a ser madre de un hijo que no era de su esposo. Hasta entonces las cosas marchaban muy bien, pero un día de tantos, el infante vino al mundo y no hubo más remedio que recibirlo. Ya después vería ella cómo se entendería para “engatuzar” al marido. Bordó la nada santa mujer mil planes para lograr su fin pero no encontró ninguno que fuera bueno, optando por el más fácil, cual fue el de eliminar, por sus propias ma- nos, a la infeliz criatura, para lo cual decidió ir a bañarse a un río y arrojarlo en sus aguas. Este crimen tuvo su castigo de Dios —pues Dios en ese tiempo parece que se preocupaba más de las cosas terrenas—, quien la man- dó al infierno con ropa y todo, dándole por castigo Satanás, el de que la ayudara a llevarle almas al infierno. Para lo cual le ordenó, que, vestida de blanco y valiéndose de un bello físico, debía salir a los ca- minos a inspirar misericordia de los viajeros, derramando lágrimas y ayes lastimeros. Y que cuando éstos se le acercaran, los atrajera hacia ella y que se los llevara a las regiones en que el Malo tiene su reino. Y ese mismo día salió la mujer, a quien él bautizó con el nombre de La Llorona, a recorrer esos caminos de Dios, en busca de los infelices pecadores. Venía una tarde Don Silvestre de Barreneche y Alcántara, caba- llero en su mula peruana, con rumbo a su finca y seguido de su mozo de confianza, cuando al llegar al mismo lugar del camino desde el que se contemplan las aguas del río Marialinda, vio que en las riberas del

Guatemala • 281 mismo, estaba sentada una mujer alta y esbelta, que peinaba a cada instante su cabellera larga, ondulada y negra, a la par que echaba al viento ayes lastimeros. Al principio, Don Silvestre creyó que se trataba de una visión. Se restregó los ojos; y, después de haber hecho esto, volvió a dirigir su mirada al lugar en que había visto a la mujer, dándose cuenta de que era tan cierto que la había visto como que él estaba en su lugar. No se crea que por compasión se bajó a ver si le podría servir en algo. Al contrario, lo hizo guiado del deseo de dar satisfacción, con aquella infeliz que allí se encontraba desamparada, a sus desenfrenados instin- tos de lujuria. Ordenó a su mozo que no se moviera del lugar donde estaba, a diez pasos de él, y se dirigió al sitio en donde se encontraba la mujer. —Bella dama —le dijo, procurando aparecer galante—, ¿qué es lo que hacéis aquí, solitaria, en este lugar en que bien os puedo serviros para mitigar, aunque sea en parte, la pena que os aflige? La dama de blanco traje, y negra, ondulada y larga cabellera, no le dio más respuesta que hacerle una señal indicándole que no habla- ra más y que le siguiera. Y, como para darle confianza, inició ella la mar- cha caminando de espaldas. Don Silvestre, al encontrarse en una aventura que pertenecía a la categoría de las que a él le encantaban, siguió presto la orden, cami- nando tras la encantadora y enigmática mujer. Como ella iba de espaldas, no se daba cuenta del peligro que podía correr al equivocarse de ruta a ir a dar al río, por lo cual, don Silvestre, cuando el camino daba vuelta y el río se convertía en cata- rata, dio un grito advirtiéndole la eminencia del peligro en que se ha- llaba y acercándose más a ella para tomarla en sus brazos y salvarla. Este instante fue aprovechado por la mujer, que no era de esta vida sino que de la otra, pues era nada menos que La Llorona, quien lo envol- vió en su larga y negra cabellera, llevándoselo, por sobre las aguas del río, hacia las regiones del Malo.

282 • Nuestro Saber Oral LA SIGUANABA

Noche de perros —así la definió mi acompañante— fue la noche en que hallamos con las manos férreamente sujetas a una meta de escubilla a Chon Zelada, botado en la quebrada de Orotapa. Las fuertes y pertinaces lluvias de octubre caían en tal forma so- bre nosotros, que ni siquiera respetaban nuestros ponchos de hule, lle- gando hasta calarnos los huesos... —Lo mejor será, patrón —insinuó mi acompañante, al ver a Chon en tan triste estado—, que lo levantemos y que nos lo llevemos pa’ la hacienda... —Esto mesmo pienso yo, vos Lupe, hagámoslo... Ayudáme a le- vantarlo, querés... —Güeno... Entre los dos levantamos su pesado cuerpo sin sentido, que quien sabe cuánto rato llevaba de estar allí en esa posición. Lo subimos so- bre su yegua, que fiel no lo había abandonado ni un momento. Lo atamos sobre la montura con el pial. Y emprendimos, seguidos por la bestia que llevaba encima el cuerpo sin sentido de su sueño, la cami- nata de siete leguas largas que teníamos que recorrer para llegar a la hacienda. Durante la trágica travesía solamente nos hicieron compañía, el ruido de los gruesos goterones de lluvia, las pisadas de las bestias so- bre el enfangado camino, y los -caminos que haciendo cabriolas frente a los caballos los hacían ponerse pajareros. ¡Oh soledad sobrecogedora de las noches de lluvia, en las que los hombres nos sentimos solos infinitamente solos...! Al pasar frente a la cruz de palo encalado, colocado a la vera del camino para recordar que allí le aplicaron la “ley fuga” al Chema López —famoso revolucionario de la época de los “lucíos”—, Lupe salió de su mutismo, y me sacó del mío, diciéndome: —A mí se me afigura, patrón, que en este lío de la caída del Chon, anda de por medio La Siguanaba... ¡A mí se me imagina que ansina... No ve que la finada Chepa, mi mairina, que Dios tenga en su santa gloria, nos contaba que si aparecía en esos lugares en la forma de la

Guatemala • 283 traída d’iuno pa’ después llevárselo a caminos en que lo deja a uno perdido... —Qué Siguanaba ni que nada, vos Lupe. El Chon se cayó de puro bolo que ha de haber venido. ¿No le sentiste, pues el tufo a guaro que despedía...? Muy entrada la noche, tan sentada que en la casa todo el mun- do dormía, llegamos a la hacienda. Y ansina como se le figuraba al Lupe, pasaron las cosas. El mesmo Chon al volverle al día siguiente el “alma al cuerpo”, nos hizo el rela- to de todo lo que le había pasado. ¡Por un puro milagro era que po- día contar el cuento! Todo el día lo pasó chupando ricos y largos tragos de “olla de San Chomo” en el estanco “Aquí se olvidan las penas”. La goma que le dejó el mucho guaro bebido en un velorio le obligó “a seguirla” en compañía de unos cuantos amigos. La goma es bien fregada y el flato que ella casa no se va si no es con más guaro. A las seis de la tarde se sintió como nuevo. Se despidió de los amigos. Se echó al cuerpo la última cuarta. Y se fue para la hacienda. —”No te vayás, vos Chon —le dijeron sus amigos—, mirá que el tiempo está muy requete perro y te puede pasar algo. Quedáte con nosotros y te vas mañana de alba”. No les hizo caso. Fustigó a su yegua, en la que se montó de un brinco, y se fue como ventarrón para la hacienda. Entre obscuro y claro pasó por la quebrada. En ella divisó como a dos varas de distancia, a la cholita que haciéndole dengues lo llamaba para que se acercara a donde ella estaba. “Mujeres del diablo —nos contaba él que pensó—, anoche tan retrechera que estaba conmigo en el velorio y ahora se me viene a ofrecer...”. Se bajó de la bestia. La dejó al lado del cerco. Y se fue derecho a donde estaba la Cholita. Sin decirle agua va, se le fue encima, para darle un abrazo, me- terle zancadilla y “hacer una de las suyas...”, pero al estrechar su cuerpo sintió que éste era como de plumas, notando al mismo tiempo que la cara de la que creía era la Cholita, se transformaba en la faz horrorosa

284 • Nuestro Saber Oral de la Siguanaba, que ya principiaba a llevárselo hacia los caminos en que se pierde a los infelices que caen en sus redes. Tuvo tiempo aún para agarrarse a una mata de escubilla, y no supo más de él. ¡Perdió el sentido! —”El agarrarme a la mata de escubilla, me salvó patrón. No ve, pues, que cuando el Malo hizo a La Siguanaba le faltaba pelo que ponerle y se lo puso de lo primero que encontró en los caminos, de escubilla. Y por eso el único medio de que ella lo suelte a uno cuan- do se l’iaparece es agarrarse de una mata de escubilla y jalarla fuerte- mente, pues entonces ella siente que le jala uno el pelo y lo suelta...” Y esa fue la causa de que encontráramos a Chon Zelada, con las ma- nos férreamente sujetas a una mata de escubilla, ¡botado en la quebrada de Orotapa...!

Guatemala • 285 HONDURAS

EL GALLO DE ORO Y EL ENCANTO DE LA MINA DE SAN MARCOS

Es que en esa mina hay encanto por el oro que tiene adentro. Ahí es donde se oye los cantidos de un gallo a medianoche. Unos lo han visto y cuentan que es de puritito oro. Eso es lo que cuentan por aquí. El gallo de oro sólo sale a cantar pero casi nadie lo ha visto, sólo l’oye la gente. Salen pescados brillantes también que son de puro oro porque relumbran. Y se lo digo porque yo los he visto y allí en ese mineral. Pescados de todo tipo y camarones que así son bien grandes. Aquí mero en la boca mina salen nadando pero no hacen nada, solo que tienen su tiempo para salir como en Semana Santa. Lo mismo que el gallo de oro que sólo sale los jueves y viernes Santos. También dicen que salen espíritus en las minas. Sabe si serán espíritus pero dicen que oyen ruidos de herramientas como si estuvie- ran personas adentro trabajándola. Eso es lo raro que los ruidos se oyen adentro como si alguna gente estuviera sacando mineral de ahí. Y no pueden ser personas de veras porque las minas quedaron aterradas por la inundación. Por eso fue que los gringos esos que estaban antes trabajándolas, las dejaron de trabajar. Nadie puede meterse a las minas. A la gente le da miedo. Lo más seguro es que estos ruidos que se oyen son las al- mas en pena de los trabajadores que se murieron ahogados en la mina y quedaron aterrados ahí.

EL CERRO COLORADO

Una vez me fui a pescar con un señor que se llamaba Leónidas Vásquez de ahí de Apacinigua. Hay un pase que viene del sestero del Rincón, caminando para ese cerro que le mientan el Cerro Colorado, ‘onde hay una cueva grande donde pasa derramando piedrero, que segundo a segundo está cayendo aquel tierrero de arriba.

286 • Nuestro Saber Oral Ese cerro tiene ese misterio de las piedras de tierra agra que caen por ahí. Que yo hasta le traje de esas piedras a una doña, a la mamá de Vilma, que tenía aquella enfermedad, la lepra, porque como es tierra salada, ‘tonjes es buena para esas lepras. Ahí voy de pesca siempre porque a mí me ha encantado la cacería de camarones, a unas pozas que están en esa cueva. Pues ‘aí nos fuimos con ese Leónidas esa vez. Esperamos que se hiciera bastante noche, ya cuando eran como las nueve, dijimos a pes- car. Yo óiba unos gritos y veía señas que había andado gente canechan- do porque cuando nosotros alumbrábamos las piedras ya estaban mojadas y ya días no llovía. Y la rareza es que estaba el pozo con un montón de camarones y va de matar los camarones nosotros. Pues cuando llegamos a una poza que se llama la Motoquita ya tráibamos las alforjas llenitas de camarones. Y le digo a Leónidas: “Hombré, hasta aquí nomás llegamos. Vámonos ya pa’ la casa”. Tráibamos un foco con baterías nuevas y un poco de ocote. En- tonces, lo raro de que los focos no quisieron dar luz y cuando acorda- mos estábamos en medio de cuatro cerros, que no hallábamos por ‘onde salir. Y le digo a Leónidas “vámonos por aquí”. Agarramos por un cerro derechito arriba y sólo el ocote nos dió función. El asunto del foco no dió luz. Y va de caminar cuando al ratito estábamos en el mis- mo punto otra vez. Le digo a Leónidas yo: “Hombré, ¿y aquí no aca- bamos de pasar ahorita por esta poza?”, es una poza que es mala que varios se han perdido áhi. Nos volvimos a dejar ir para arriba y llega- mos a un cimiento de piedra. Salimos por un camino por allá atrás del cerro, pero cuando decimos a ver pa’atrás un gran zarzero que no nos dejaba pasar. Lo raro es donde nosotros íbamos para adelante había un camino limpio, pero cuando decimos a voltiar a ver para atrás, era un gran montañal y no podíamos salir de aquel bejucal. Pero como andábamos curados porque en realidad lo que nos salvó era unas cabezas de ajo que andaba yo, porque como algunos dicen que el ajo, no es que es cosa divina pero sí ahuyenta al malo. El ajo es con- tra las cosas malas. Yo no sé si será por el olor que echa pero eso sí, de nada le servirá andar pares de cabezas de ajo sólo nones tiene que an- dar ya sea tres, cinco o siete cabezas de ajo para que lo proteja, pares no.

Honduras • 287 Pues eso es lo que nos salvó porque yo andaba ajo y cuando vide que no dábamos fin al camino y que no echaban luces los focos, en- tonces vine yo machaqué ajo y se lo unté a los focos y con eso salimos bien. Ya cuando salimos aquí arriba ya los focos estaban buenos. Quiere decir que era algún fantasma que nos quería fregar. A todo esto se die- ron las doce de la noche cuando salimos a los Caraos y se oía una latizón de perros y aquella gran aullansina, pero a yo no me dió mie- do como veníamos los dos. Ya llegamos a un cruce por ‘ai donde aquel agarraba para Apacinigua y yo agarraba para donde yo vivía. Entonces le digo a Leónidas: “¿pa’onde te vas a ir?. Te vas ir para mi casa o te vas a ir para Apacinigua?” “Yo me voy para allá”, me dice “a mi casa”. Entonces re- partámonos los canechos. Lo raro es que no encontrábamos ni señas que haygamos echado ni un camarón a la bolsa. Se desaparecieron y no fue que se nos cayeron porque ni siquiera venía mojada la bolsa, pero ni eso. Entonces quiere decir que lo que nos estaba saliendo allá, fue el puro malo. Y d’esa vez conmigo, dijo Leónidas que no volvía a salir. Es la única vez que me hayga salido algo así. Yo es la única vez por- que soy tirador y yo camino a deshoras de la noche ‘aí por toda la extremidad paso tirando y nunca me ha salido a mi el malo. Más que esa vez.

LOS SIPES

Según también vivieron ahí esos sipes o sipitillos que se les dicen. A ellos les gustaba comer ceniza. A mí me contaban las viejitas de an- tes de aquí de Nacaome que si hallaban una cocina descuidada, los sipes entraban a comerse las cenizas que ese era su pan de cada día. Una tía mía me contó que aquí en el horno de una Ana Virginia venían unos sipes que los piesitos eran para atrás. Entonces dicen que eran dos los que se venían a comer ceniza al horno es que dicen que siempre andan en andaditas de dos a cuatro sipes. Y ella como se le-

288 • Nuestro Saber Oral vantaba a la madrugada los hallaba ahí a los sipes comiendo pero ella los vio en realidad como eran. Ellos viven en las montañas son como niños chiquitos. Eran timbucos, panzones dicen y sólo eso comían. Otros cuentan que tenían cuevas en los cerros Pariguaca para protegerse y que sólo salían cuando tenían hambre. O sea que sólo vivían encerrados sólo cuando tenía necesidad de comer salían. Comen hasta que se sacian de comer. Dice ella vestidos como con chaqueti- llas. Bien formados nada más que muy demasiada la pancita, muy gran- de, pero es que se llenan demasiado de ceniza. Pues dicen que una vez un señor que le mentaban Pedro agarró uno y lo echó en un barril. Más noche le echó agua bendita para ver que le pasaba y no ve que al otro día amaneció muerto el pobre sipe. Pues desde esa vez que bautizaron a uno ya no se les ven. Aquí habían bastantes de la edad que agarraron a uno, ya no se dan más por acá. Son miedosos, apenas ven gente y se van, son ariscos.

SAN ANTONIO

Había un campesino que quería hacerse rico. Todos los días iba a una montaña a traer un viaje de leña. Lo vendía y compraba una candela para prendérsela a San Antonio para que le hiciera el milagro. Ya el Santo al ver tanto la necedad del hombre fue donde Dios y le dijo: “Dame una oportunidad, Señor, de ayudarle”. “No, Toño”, le contestó Dios, “yo sé porque lo tengo así”. Pero el va de quererle ayudar al campesino. Hasta que al fin lo convenció y le dijo Dios: “vaya, pues, andate ahorita que está en la montaña el hombre haciendo el viaje de leña. Cerquita de donde él está un árbol verde y ahí hay un entierro”. Allá se fue San Antonio, llegó transformado en hombre y le dijo al campesino: “ajá ¿qué tal? ¿qué estás haciendo?”, “Ah, bien”, le con- testó el leñador, “aquí cortando este viaje de leña para comprarle una candela a San Antonio a ver si un día nos socorre. “Mejor andá buscáte una pala y una ara para que saquemos un entierro que está ahí; “No fregués. Si vos sabés, ¿por qué no lo sacás vos solo?”, le contestó el campesino. “Andá buscátela que te conviene”, le dijo el santo.

Honduras • 289 Entonces se fue a conseguirla y ya cerquita estaba el poco de di- nero. Rápido sacaron entre los dos y el leñador le dijo: “repartámoslo, pues”. “No, hombré, llevátelo todo vos. Lo que quiero yo es que me digás qué vas a hacer con ese dinero”, dijo el santo. “¡Je, al solo llegar a mi casa voy a comprar ocho rollos de alambre para cercar todo alrededor. Voy a comprar una escopeta. El que me toque un poste, ¡pum! “lo tiró”. Le contestó. “Puta, pensó San Antonio, “sos malo vos, papa”. Pero siempre queriendo probar al hombre le siguió preguntando: “ajá, ¿y qué vas a hacer con el santo?, ¿cómo que ese no te ha hecho milagros? El campe- sino con maldad dijo: “al solo llegar a la casa lo zampo al fuego”. Bueno, ya cuando iban bastante adelante “vaya pues, que te vaya bien”, le dijo San Antonio al hombre y al nomás se desapartó un po- quito dél. Dios le mandó un rayo al campesino y ¡rum! le quitó el di- nero que había sacado. Allá se levantó tonto el pobre hombre. “Puta”, dijo, “a saber si aquel jodido si no lo mató el rayo. Y me quitó el pis- to este rayo. Ni modo”. No le quedó otra que seguir jalando leña para rezarle a San Antonio esperanzado que algún día le diera fortuna.

LA VIRGEN DEL ROSARIO Y EL LAGARTO DE ORO

Dicen que en tiempos de los españoles la mina de Clavo Rico en el Corpus fue riquísima en oro. El pueblo empezó cuando venían los campistas de Yusguare a arrear el ganado y les apareció la Virgen del Rosario en una piedra grande, donde ahora es el mero centro del pue- blo. Entonces los campistas se la llevaron para Yusguare, pero al lle- gar la noche se les venía la Virgen otra vez y se les ponía en el mismo punto donde la encontraron. Al día siguiente venían ellos a arrear el ganado y miraban a la Virgen y se la volvían a llevar a la iglesia de Yusguare. Tuvieron que llevarse a la Virgen tres veces hasta que se les ocurrió hacerle una enramada ahí donde la hallaban. Después, ahí mero se hizo la iglesia del Corpus. El descubrimiento de la Virgen fue un jueves de Corpus Cristi, entonces por eso le pusie- ron el Corpus al pueblo.

290 • Nuestro Saber Oral Los inditos del Corpus ahí en unas rancheritas que tenían, halla- ban el oro así en pepitas con forma de tamarindos, los pedazos de oro por sobre de la tierra. Entonces venían los inditos, derretían el oro y hacían platillos, posillos de puro oro. Los campistas de tanto venir a llevar y a traer la dichosa Virgen como que vieron el oro que tenían los indios y se fue regando la gran bulla de que ahí había oro en cantidad. Entonces se dejaron venir los españoles con espejitos, con peines, con cositas menudas engañaban a los pobres indios. Los engañaban quitándoles los posillitos por marranadas. Aquellos hombres se baña- ban en oro lavando a diario las arenitas. Los españoles le prometieron a la Virgen del Rosario hacerle el templo. Cuando estaban en la hechura de la iglesia, descubrieron que abajo de la tierra había gran mineral. Ya venían con el taladro para abrir una mina ahí abajo, cuando el cura les reclamó que no podían hacer eso, que ese lugar estaba destinado a la Virgen porque ella sólo ahí quería estar. Pero los españoles no hicieron caso y se pusieron a abrir la tie- rra ya cuando iban bien adentro aquí donde está el altar mayor, hasta ahí llegaron a una gran laguna. Pues en esa laguna hallaron un lagar- to, un animalón dormido que estaba echado adentro del agua y sólo brillaba todo aquello. Cuando vieron aquel lagarto, dijeron queriéndolo agarrar y le pegaron un gran barretazo que cayó el animal, pero sólo le trozaron una garra. En lo que el lagartón se meneó toda la mina se les vino encima. Hasta llegó de que se aterraron todititos. Entonces ya la gente de aquí, los corpeños, todos dijeron de que las minas no se hicieran debajo de la iglesia. Dicen que el lagarto de oro todavía existe al pie del altar mayor. Es que es la riqueza que tiene la Virgen, que no la deja salir. Aquí por todas partes le han puesto taladras más arriba de la iglesia en todo el alrededor. Pero ahí donde está el lagarto no se toca porque se hunde.

Honduras • 291 NICARAGUA

EL BARCO NEGRO

Cuentan que hace mucho tiempo, ¡tiempales hace! cruzaba una lancha de Granada a San Carlos y cuando viraba cerca de la Isla Redon- da le hicieron señas con una sábana. Cuando los de la lancha bajaron a tierra sólo ayes oyeron. Las dos familias que vivían en la isla, desde los viejos hasta las criaturas se es- taban muriendo envenenadas. Se habían comido una res muerta pica- da de toboba. —¡Llévennos a Granada!, les dijeron. Y el Capitán preguntó: — ¿Quién paga el viaje? —No tenemos centavos, dijeron los envenenados, pero pagamos con leña, pagamos con plátanos. —¿Quién corta leña? ¿Quién corta los plátanos?, dijeron los ma- rineros. —Llevo un viaje de chanchos a Los Chiles y si me entretengo se me mueren sofocados, dijo el Capitán. —Pero nosotros somos gentes, dijeron los moribundos. —También nosotros, contestaron los lancheros; con esto nos ga- namos la vida. —¡Por diosito!, gritó entonces el más viejo de la isla; ¿no ven que si nos dejan nos dan la muerte? —Tenemos compromiso, dijo el Capitán. Y se volvió con los marineros y ni porque estaban retorciéndose tuvieron lástima. Ahí los dejaron. Pero la abuela se levantó del tapesco y a como le dio la voz les echó la maldición: —¡A como se les cerró el corazón se les cierre el lago! La lancha se fue. Cogió altura buscando San Carlos y desde en- tonces perdió tierra. Eso cuentan. Ya no vieron nunca tierra. Ni los cerros ven, ni las estrellas. Tienen años, dicen que tienen siglos de andar perdidos. Ya el barco está negro, ya tiene las velas podridas y las jarcias rotas. Mucha gente del lago los ha visto. Se topan en las aguas altas con el barco negro, y los marinos barbudos y andrajosos les gri-

292 • Nuestro Saber Oral tan: —¿Dónde queda San Jorge? ¿Dónde queda Granada?... pero el vien- to se los lleva y no en tierra. Están malditos. (Contado por una mujer de Zapatera a Pablo Antonio Cuadra, 1930)

LEYENDA DE LA CAMPANA DE SAN SEBASTIÁN

Se cuenta, que allá por los tiempos del Capitán Pedro Gutiérrez y de los Motas y Salazares, traían procedentes de España una artística campana de legítimo bronce y de buen quilataje de oro, vibrante, so- nora, fina, para la Iglesia de San Sebastián de Diriamba. Al atracar la embarcación a la playa, el Pacífico, que a veces no es tan pacífico, hizo zozobrar la embarcación en las vecindades del sitio llamado posterior- mente “El Astillero”. Una parte de la tripulación pereció ahogada y otra se salvó. La preciada campana se fue al fondo del mar. Mas, San Sebas- tián, hizo el milagro de que manos misteriosas llevaran la campana a un sitio oculto, en la playa, que más tarde se denominó “El Mogote”, donde fue guardada la campana en una cueva, cuya entrada mira ha- cia el mar. Las olas embravecidas cuidaban y cuidan la entrada de esa cueva, donde la planta humana no sabe penetrar. Pero los vecinos del pueblo oían en ciertas noches un tropel de caballos que velozmente se dirigían fuera de Diriamba, hacia el mar. La imaginación popular diva- gando en aquellas noches oscuras, mientras rutilaban las estrellas arriba y el silencio se hacía aquí abajo en la paz del poblado, completó la leyenda de la campana de San Sebastián. El tropel que se oía a deshoras era la cabalgadura en que viajaban Santiago acompañado de los ángeles que se dirigían veloces, con la velocidad de la luz, hacia el cerro de- nominado “El Mogote”, a repicar la campana en honor del glorioso mártir y no son pocos los que la oyen sonar en el viento que viene del mar. (Recogida por Leopoldo Serrano)

Nicaragua • 293 LEYENDA DE LA INMACULADA DE GRANADA

El culto a la Virgen fue iniciado por los frailes que habitaban el convento, contiguo al actual templo de San Francisco. Este convento se llamaba de La Concepción por estar consagrado a la Virgen de este nombre. Un suceso extraordinario vino a aumentar la devoción. Una mañana del año 1554, las lavanderas, tendidas a lo largo de la costa del lago de Granada, se dedicaban a su faena ordinaria. Eran más numerosas que hoy. Cienes de mujeres emblanquecían la costa de sába- nas, de todas las prendas de vestir. Una de ellas llamó la atención a sus compañeras sobre un bulto que se veía venir sobre las olas. La espectación de un pequeño grupo se tendió, y el horizonte fue una curiosidad. Algu- nas decían sus conjeturas, otras pasaron de la conjetura a verificarla. El bulto se acercó, pero a cierta distancia de la costa se detuvo. Las más curiosas se metieron en el agua. Cuando estuvieron cerca, el bulto se alejó adentro. Tan pronto salieron del agua quienes trataron de alcanzar el bulto, volvió a dejarse llevar por las olas. Se hizo una nueva tentativa, pero con el mismo resultado. La curiosidad aumentó hasta la admiración. Hubo una espera. El bulto continuaba a poca distancia de la costa, pero sin avanzar hacia la orilla. La curiosidad, ya excitada; hizo que muchas lavanderas, más numerosas que la primera y segunda vez, quisieron atrapar el bulto. Muchas llegaron cerca. Veían que era un cajón, pero lentamente se alejaba, se escapaba misteriosamente, hasta donde ya no podían andar o nadar. Más allá de donde pudieron alcanzarlo. Ante esta dificultad llamaron a los franciscanos, que vivían en el convento de San Francisco. Mejor que llamarlos, se diría que una ro- mería llegaba a pedirles explicación de un hecho tan extraño. Los frailes comprobaron el misterio. El cajón no se dejaba coger. Luego, los mismos frailes se introdujeron en el agua, y ante la admira- ción de la gente, que ya era todo Granada, el cajón antes esquivo se entregó a los frailes. Abrieron el cajón y entre la admiración y la alegría encontraron dos imágenes de la Virgen. Cada una de ellas traía su dirección. La

294 • Nuestro Saber Oral Virgen de La Asunción para Masaya y la de Concepción para Granada. La primera traía, prendida en su vestido azul y blanco, la siguiente estrofa:

Desde El Castillo he venido en un cajón embarcada, a la ciudad de Granada, para ser vuestra abogada.

Es fácil imaginase el cuadro de admiración y de alegría entre aquellas gentes. Fueron llevadas las imágenes en procesión a la Parro- quia, hoy nuestra Santa Iglesia Catedral. Se desgranaron rosarios, se elevaron salmos, se cantó con fervor a la Madre de Dios. La otra imagen que venía en el cajón fue llevada a Masaya. Allá se consagró en el corazón de la ciudad. Cuando hizo erupción el volcán Masaya, en el año 1775, arrojó tal cantidad de lava que se temió la destrucción de la ciudad. La corrien- te venía en dirección hacia Masaya y la población se consideró perdi- da. Sólo había un recurso: Dios. Con el ánimo contrito, y entre oracio- nes y cánticos, fue llevada la imagen de la Virgen de La Asunción hasta el lugar que desde entonces llaman “Piedra Quemada”. Los pechos de la gente allí congregada elevaron una sola petición. Pasó un tiempo, que puede haber sido una eternidad de angustia, y, cuando de nuevo se levantaron los ojos, la corriente había cambiado su curso hacia Tipitapa. En señal de este milagro, la Virgen quedó con los pies chamus- cados por el calor de la lava, que cambió el curso al acariciar sus pies. La Virgen de Concepción, ha mantenido su afirmación de ser la Abogada de Granada. Ha cumplido la promesa. Cuando hizo erupción el volcán Cosigüina, en 1835, el cielo se cubrió de ceniza. Era tan densa, que hizo necesario alumbrarse con lámparas y candelas; tan fina, que fue imposible todo menester. Muchas personas creyeron que era el fin del mundo y, como siempre cuando los medios humanos son insuficientes, se apeló a Dios.

Nicaragua • 295 Me contó mi bisabuela que le había referido su madre el cuadro de tristeza y desesperación de la gente. Recurrieron al Obispo y saca- ron a la Virgen en “rogación”. Delante iba la Virgen, después el clero y, por último el pueblo, rogando y llorando. Rezaban “El Santo Dios”, “El Todo Fiel”, “El Rosario”, en todas las calles de Granada hacían pe- nitencia. De repente se filtró entre la ceniza una claridad tenue. Luego se hizo más viva, como un amanecer, y, antes de llevar la Virgen al tem- plo, había cesado la ceniza y el sol lucía como un milagro de fuego. Otra vez, hubo una invasión de chapulines como nunca se ha visto. Bandadas y bandadas venían como nubes. Millares y millares volaban obscureciendo el claro cielo de Granada. Un ulular tormentoso sonaba sin cesar. En los frutales, en los grandes plantíos, en las casas, en todas partes, el chapulín arrasaba con la más pequeña brizna de hierba. Como en tiempo de la erupción del Cosigüina, fue sacada en rogación la Virgen de Concepción. El mismo fervor sencillo y profun- do. Del sur aparecieron grandes bandadas de pájaros. Centenares, miles, miles, que cortaban la cabeza a los chapulines y pusieron el suelo negro de animales. Cuando los yankees, mandados por William Walker, incendiaron Granada, también se quemó la Parroquia. Entre aquel mar crepitante de llamas que quemaron los ornamentos, los altares, las imágenes, sólo quedó la Virgen de Concepción. Luego, cuando el cólera..., cuando..., sería cosa de no acabar..., indefectiblemente el milagro se realiza. Cuentan que, si uno está en gracia de Dios y se fija en la Virgen, le ve una estrella en la frente.

(Recogida por Francisco Pérez-Estrada).

296 • Nuestro Saber Oral LEYENDAS CHONTALEÑAS

EL CERRO DE LA VACA

Hace mucho tiempo, en una finca de Chontales, vivía una fami- lia que tenía un sirviente. Todas las tardes el criado recogía el ganado. Una vez, se olvidó de recoger las del cerro y dijo: “Esas las busco mañana”, y así fue, subió al cerro en su caballo y cuál fue su sorpresa al encontrarse con una vaca de oro y un ternero del mismo metal. Como no era tonto, tomó su soga y lazó a la vaca y al ternero, los amarró de un poste y se fue a avisar a su patrón; éste no le creyó y le dijo que estaba loco. Tanto suplicó el criado que el patrón no tuvo más remedio que ir. Cuando llegaron al lugar sólo encontraron la soga y el poste: la vaca y el ternero habían desaparecido. Al criado lo apalearon por mentiroso y al cerro le pusieron el nombre del Cerro de la Vaca. Un campista que creía mucho en la Virgen, subió al cerro un día de tantos y le ofreció a la Virgen de la Asunción una corona de oro y un altar de la cola del lagarto si le ayudaba a cazarlo. Tiró su mecate y le cogió de la cabeza, pero cuando lo tenía en sus manos dijo: “Que se friegue la Virgen”. Apenitas dijo esto, el lagarto se le escapó y se sumergió en el fondo de la laguna. Desde entonces, todos los chontaleños buscan el lagarto de oro para hacerse ricos, pero éste no volvió a salir jamás y dicen los campesinos que es el ánima de la Jua- na María cuidando sus bienes.

EL LAGARTO DE ORO

Hace muchos, pero muchos años, llegó a Chontales un noble caballero francés llamado don Félix Francisco de Valois. Encantado de los paisajes que rodeaban la hacienda Hato Grande, situada a cuatro leguas de Juigalpa, decidió comprarla. En ese entonces, vivía en Juigalpa una joven muy linda que se llamaba Chepita, se enamoraron

Nicaragua • 297 y a los pocos meses contrajeron matrimonio. Después de algunos años tuvieron una niña a la que bautizaron con el nombre de Juana María. Sintiéndose muy enfermo, don Francisco dispuso hacer un viaje a Guatemala para curarse. Antes de irse, recomendó a su administra- dor que se hiciera cargo de la hacienda y de su familia. Pasó el tiem- po y don Francisco no volvía, todos los pobladores de la comarca co- menzaron a preguntar a los viajeros por él, hasta que un día alguien dijo que el pobre señor había muerto antes de llegar a Guatemala. Doña Chepita se enfermó de pena moral y murió a los pocos años dejando su testamento enterrado en un lugar que nadie conocía. Juana María, fue creciendo y creciendo hasta que se hizo señorita. La muchachita ignoraba que el administrador, que se llamaba Fermín Ferrari, se había robado todos los bienes que le pertenecían. Como era muy malo y ambicioso, el tal Ferrari pensó que mien- tras la joven existiera, él no podía adueñarse de la hacienda. Pensó y pensó y por fin se le ocurrió enloquecer a la muchacha. Comenzó a decirle que en la hacienda asustaban y que salían los fantasmas. Le contaba cuentos tan horribles que al poco tiempo la Juana María se puso loca. Gritaba, cantaba y bailaba mientras decía: “Viva la condesa de Valois”. Después de varios meses de haber perdido la razón, murió. Todos los de la comarca afirmaban que la había matado Ferrari. Como no había herederos, el bandido comenzó a vender todas las propiedades y con el dinero que recogió se fue del país. Pocos días después un caminante trajo la noticia de que unos bandoleros lo ha- bían matado en el camino. Como los vecinos le tenían cariño a la Juana María, le llevaban flores a su tumba. La sepultura quedaba en el cerro de Hato Grande, al borde de una laguna y las personas que le visitaban aprovechaban la oportunidad para bañarse. Una mañana casi se mueren del susto, porque vieron un enorme lagarto dorado que con los rayos del sol brillaba y brillaba. Corrieron al pueblo para contar lo que habían vis- to. Muchos campistos fueron a la laguna e intentaron cazar el animal, pero les fue imposible. Un campisto que creía mucho en la Virgen, subió al cerro un día de tantos y le ofreció a la Virgen de la Asunción una corona de oro y

298 • Nuestro Saber Oral un altar de la cola del lagarto si le ayudaba a cazarlo. Tiró su mecate y le cogió de la cabeza, pero cuando lo tenía en sus manos dijo: “Que se friegue la Virgen”. Apenitas dijo esto, el lagarto se le escapó y se sumergió en el fondo de la laguna. Desde entonces, todos los chontaleños buscan el lagarto de oro para hacerse ricos, pero éste no volvió a salir jamás y dicen los campesinos que es el ánima de la Jua- na María cuidando sus bienes. (Recogida por Gladis Miranda)

Nicaragua • 299 PANAMÁ

LA NIÑA ENCANTADA DEL SALTO DEL PILÓN

Se dice que en la época de la Colonia Española, cuando los es- pañoles vinieron a colonizar América, vivía, en un lugar que llamaban “El Salto del Pilón” (Guararé-Los Santos), una hermosa jovencita. Decían que era tan hermosa que encantaba, y que además usa- ba un hermoso peine de oro para recoger sus cabellos. Los españoles llenos de avaricia visitaban el lugar para enamorar a con la intención de robarle el peine de oro, pero según los indios, nunca más volvían ni se sabía más de ellos. Entonces llegó un español que fue y quedó tan impresionado con la belleza de aquella india que se enamoró de ella y nunca pensó en aquel peine de oro que atraía a los avaros. Se dice que se fueron jun- tos y fueron felices con su amor.

EL COROTÚ LLORÓN

En el grande y bellísimo llano de la Mitra en las proximidades de la Chorrera, creció robusto y frondoso, un árbol de corotú. Y allí, muy cerca vivía cerca también un campesino padre de una muchacha be- llísima de nombre Isabel. La joven era pretendida por los mozos de todos los contornos pues su belleza era extraordinaria, mas el padre, rígido y severo, jamás aceptó un requiebro para su hija, ni aceptó tampoco a ninguno de los hombres que aspiraban a su amor. Con esto Isabel se desconsolaba. Era joven y admirada y quería gozar de su juventud y su hermosura. Conocedor de los gustos de su hija, el campesino quiso prevenir males futuros. Encerró a la joven y no le permitió asomarse ni a la puerta de la casa. Pero como propone el hombre y el diablo lo descom- pone, a pesar de todos los encerramientos, Isabel conoció a un hom-

300 • Nuestro Saber Oral bre de quien se enamoró perdidamente. La vigilancia del padre fue burlada, y un día llegó en que Isabel no pudo ocultar las consecuen- cias de sus escondidos amoríos. Indignado el padre, cogió a su hija, y sin hacer caso de sus lamen- taciones y sus súplicas, la ató desnuda al tronco del corotú. Enseguida, con un látigo de cuero, la maltrató sin descanso hasta convertirla en una masa sangrienta. Allí a los pies del árbol quedó Isabel falta de aliento y vida y sin cristiana sepultura, hasta que el sol y el aire deshicieron su cuerpo antaño hermoso y gentil. Desde entonces, a ciertas horas de la noche, sale del tronco del corotú, el lloro triste de una criatura. Son los sollozos de aquel niño que Isabel llevaba en su seno y que desde las profundidades del limbo en donde vaga su alma, se lamenta por no poder jamás subir hasta el cielo.

LEYENDA DEL CRISTO NEGRO DE PORTOBELO

El Cristo Negro de Portobelo es una imagen religiosa que estaba siendo transportada desde España a la Nueva Granada, haciendo escala en Portobelo. Al salir de Portobelo, el Galeón se hundió con el Cristo. De repente en la playa aparece el Cristo el cual había adquirido el co- lor negro. Al tratar de limpiarlo, el color negro no salía. Decidieron pues, llevarlo a Nueva Granada así. Cada vez que se intentaban llevar el Cristo algo pasaba por lo cual decidieron dejarlo en Portobelo. Hoy es conocido como el Cristo Ne- gro de Portobelo. En la actualidad el Cristo Negro tiene fama continental y en Pa- namá se le conoce, no se sabe por qué razón, como el santo de los la- drones. La gente del hampa, todos los años le rinde mucha pleitesía.

Panamá • 301 EL MUERTO QUE SUDABA

Se dice pues que en la época cuando los conservadores estaban en el poder, no se permitía ningún tipo de celebración. No permitían que los liberales salieran a la calle y mucho menos después del toque de silencio a las nueve de la noche. Los liberales siempre tenían un pretexto para burlar la ley y que así una noche sentados en Santa Ana uno de ellos sugirió la siguiente idea: como para beber se necesitaba estar en un velorio, uno de ellos debía aparentar estar muerto. Man- daron a freír carimañolas, etc. con doña X y le dijeron que pensaban hacer. Así fue que empezaron la celebración y cuando el oficial se diri- gía a la casa, le dijeron al supuesto muerto. Este se acostó en el catre y esperó. Como hacía calor, él había ingerido ron o tenía miedo. Y empezó a sudar. Cuando el oficial entró, preguntó y se acercó al muer- to y dijo: “Dios, si el muerto está sudando”. Para entonces ya no había nadie en la sala de doña X.

LA TEPESA

“Ella era una mujer que iba a tener un hijo. Ella no lo quería te- ner. Cuando el muchachito nació, ella lo botó. A los pocos días se arre- pintió y fue donde un Padre para que la confesara y le confesó al Cura que había botado a su hijo y que le pesaba mucho. El Padre le preguntó varias veces: ¿Te pesa? Si te pesa de ahora en adelante, Tepesa te llamarás. Desde entonces, en las noches oscuras sale la Tepesa por los montes a ver si encuentra a su hijo y donde quiera que oye a un niño llorando, va a ver si ése es el suyo”.

Informante: Ceferina García Aguabuena, Los Santos.

302 • Nuestro Saber Oral MITOS

Nuestro Saber Oral • 303 COSTA RICA

El mito es una historia de valor sagrado y significativo para la comunidad que lo crea, transmite y reproduce. Constituye una forma de conocimiento acerca del mundo que canaliza los sentimientos, a la vez que explica las tradiciones y los orígenes de un pueblo.

LA FIESTA DE LA CREACION (Cabécar)

Cuentan los cabécares que en el principio existía sólo Sibögama, el ser supremo. Sibögama vivía en tinieblas porque no había luz, no había nada. Entonces se dijo que iba a crear algo; así fue como deci- dió hacer a su hijo Sibö. Sibö continuó con la obra de su padre y creó el mundo. Puesto que quería compañía para la creación, llamó a los “sakébalawa”, ya que desde sus orígenes ha sido motivo de alegría y fiesta. Los “sakébalawa” eran algo así como visiones, no eran personas, pero podían transformarse y tomar figura humana, tampoco tenían los poderes de Sibö pero estaban junto a él. Cuando Sibö creó la piedra, Ják, esa roca inmensa, lo festejaron. ¡Qué alegría les daba ver tanta belleza y fuerzas juntas! Felices, salie- ron a bailar el “bulísige”. Para esto, Sibö mandó que salieran primero las visiones con forma de hombre porque la roca se les asemejaba. Una vez terminada la danza, creó la tierra. Otra vez, todos se llenaron de alegría al ver esta maravilla. —¡Qué colores más lindos tiene!, decían unos. —¡Qué rico huele, agregaron otros. Esta vez, Sibö mandó a bailar a las formas de mujer, cuya fertili- dad sólo se comparaba con la de la tierra. Cuando terminaron de bai- lar, dijo Sibö que crearía las estrellas. ¡Le quedaron tan lindas, que por un ratito todos se quedaron callados deleitándose con sus luces y ful- gores! Pero..., ahora había más razones para que la fiesta continuara. ¡Las estrellas tenían un brillo fresquito y tan nuevo!

Costa Rica • 305 —¡Qué salgan los niños a bailar!, gritó Sibö. Continuó la alegría los niños se asemejaban a la tierra, tan pequeñito en comparación con los otros. De último, creó el agua. Así, se completó la creación. Esta vez, se agarraron de las manos, dieron dos, tres vueltas a la derecha, otras dos, tres vueltas a la izquierda. Cuando todo estuvo terminado, se sintieron satisfechos. La chicha apareció en esta fiesta: es una bebida con poco alco- hol pero mucho alimento. El indio la toma, pues Sibö dijo ese día: “Esta bebida que les doy viene del maíz y se las dejo para que la compar- tan con otros. A quien venga a visitarlos, aunque no lo conozcan, de- ben darle a beber de ella, porque, si alguna vez la “mesquinan”, otro día que ustedes siembren maíz no van a tener cosecha”.

(Recopilado por Valeria Varas y Severiano Fernández)

SANCRAHUA (Boruca)

Esta es una historia de nuestros primeros borucas. A ellos los lla- mamos moros porque no querían tener nombre. La historia dice que ellos mismos se ponían nombres a su gusto, como Cuasrán, Sancrahua, Chepcra, Mamrán y otros muchos. Cuasrán, cuando se aproximaba la llegada de los extranjeros, huyó porque no quería ser bautizado. Se fue a esconder a la quebrada de Volcán que es llamada por eso Casa de Cuasrán. De noche salía escondido a conversar con sus mujeres. Una de ellas se llamaba Ramona. Cuasrán la obsequiaba con carne de saíno, de chancho de monte y de pavón. Para sus comidas no querían sal, ellos no comían sal. Entre tanto aquella mujer suya tuvo un hijo que llamaron Sancrahua. Nuestros abuelos decían que este niño pagano creció muy rápidamente. Cuasrán le había dicho a la madre que algún día él se llevaría a su hijo Sancrahua. Así sucedió el día que él había indicado, muy de noche, en medio de un viento huracanado y sin que pudieran verlo. Entonces buscaron a Sancrahua y no estaba, no lo encontraron.

306 • Nuestro Saber Oral Cuasrán puso a su hijo en un cerro al otro lado el Río Grande. Aquel es un cerro muy alto, las personas no llegan hasta allí. En la len- gua de los extranjeros su nombre es Cerro Pelón (montaña desnuda). Por ahí es la Fila de Coquito, nuestros abuelos decían que Cuasrán le dio a este hijo suyo chanchos de monte muy buenos. Así fue efectiva- mente: en aquel cerro se encuentran muchos chanchos de monte de gran tamaño. (Narrado por Espíritu Santo Maroto Recopilado por Adolfo Constenla)

LA PALOMA Y LA PERDIZ (Guaymí)

En aquel tiempo cuando todos los animales podían hablar con el permiso de Ngöbo, una paloma le dijo a un a perdiz: —Hagamos una apuesta. —Está bien, —contestó la perdiz, entonces la paloma le dijo: —¡Vamos a correr! De inmediato la perdiz salió corriendo, corrió y corrió; después se escondió al lado del camino, porque todavía faltaba para llegar a la meta. De pronto pasó la paloma y llegó a la meta, pero no encontró a la perdiz. Entonces regresaba. Cuando vio a la perdiz dormida, la agarró. Ella se defendió dicien- do que había llegado a la meta, y que luego regresó, se puso a descan- sar y se durmió. Pero esto no le convenció a la paloma, que le arrancó todas las plumas y la dejó sobre una piedra para que escarmentara y no fuera tramposa. La paloma siguió su camino, al pasar por una parte del camino había sangre hirviendo, y sin darse cuenta metió sus patitas y se le mancharon de rojo. Por eso es que las perdices se despluman muy fácilmente y no tienen cola. La paloma quedó con sus patitas rojas también para siem- pre. (Recopilado por Javier Montezuma)

Costa Rica • 307 EL TIBI Y LOS CUATRO NGÄBES (Guaymí)

Hace mucho tiempo, cuando todo era una selva grande, un gru- po de cuatro Ngäbes, dos mujeres y dos hombres fueron a vivir en la montaña. Caminaron tanto que llegaron a la cordillera. Allí empezaron a trabajar, a tumbar bosques, a sembrar, y a cazar. Las dos mujeres se dedicaron a sacar Nogwata. Este material, conocido en español como Mastate, es de la suave corteza de un ár- bol especial, llamado Nogwata, también. Era usado por los Ngäbes para fabricar su ropa. Las mujeres cortaron tanta Nogwata que amanecían y anochecían sacando esta famosa corteza para sus vestidos. Ya tenían buen tiempo de estar en esa parte solitaria de la mon- taña. Un día llegó un extraño personaje, un hombre pequeño, que nunca habían visto antes. El les decía que al dueño de los árboles de Nogwata ya le dolía la cabeza de oír tanto ruido todos los días, les advirtió que no siguieran cortando más corteza, y se marchó. Cuando ya no veían al extraño visitante, las dos no le hicieron caso y siguieron trabajando. Por segunda vez llegó el visitante, y les avisó: —Esta es la última vez que les vengo a decir que el dueño de los árboles de Nogwata está muy enojado y no quiere oír más ruido, por- que le duele mucho la cabeza. Esta es la última vez que vengo a avi- sarles. Las mujeres le contaron a sus compañeros lo sucedido y éstos tampoco hicieron caso. Un día las mujeres se quedaron en la casa y los dos hombres salieron para ir a cazar. Uno de ellos le dijo al otro compañero: —Usted se va por aquel lado, y yo sigo por este lado, después nos unimos otra vez, a ver qué encontramos. Así lo hicieron, y cada uno se fue solo. Uno de ellos ya había logrado cazar un enorme chancho de monte y llegó al lugar donde se iban a encontrar. Esperó y esperó, pero su compañero no llegaba. De pronto, escuchó un fuerte ruido y se asustó; inmediatamente se subió a un árbol bien alto, y allí se quedó esperando. De pronto vio venir algo muy grande, que parecía a un monstruo.

308 • Nuestro Saber Oral Era el Tibi. En su espalda tenía un hueco en forma de una media luna, donde pudo ver el cuerpo muerto de su amigo. Cogió su arco y puso una flecha, apuntó hacia el extraño ser, y con un certero disparo logró pegar en el puro centro donde estaba el cuerpo de su amigo. En ese momento el monstruo cayó herido, y se escuchó un ruido en el mar y en la montaña. Allí, en el suelo, quedó su compañero matado por el monstruo. De inmediato bajó del árbol y lo enterró lo mejor posible. Después se fue en busca de las compañeras. Al llegar donde estaba viviendo, sólo encontró sangre y cabellos por todos lados y casi llorando gritó: —¿Hay alguien todavía? Nadie le contestó. Nuevamente preguntó y de pronto una voz le contestó: —Sólo yo quedé. Era su compañera que estaba casi moribunda. Se había escondi- do en un hueco, bajo la tierra y le contó a su compañero lo que ha- bía sucedido: Un monstruo que nunca antes habían visto, las atacó y devoró a la otra mujer. Los dos sobrevivientes esperaron que amaneciera un poco. Mien- tras el hombre dormitaba, en un sueño le avisaron que salieran corrien- do, pero que corrieran en diferentes direcciones, que no corrieran en línea recta. El hombre se despertó sobresaltado, no pudo dormir más. Cuando empezó a amanecer, corrieron en curvas y en zigzag hacia la costa. Llegaron a la orilla del mar y lograron subirse a un bote cuan- do vieron que algo muy grande llegó y se tiró al mar. Allí los grandes peces del mar acabaron con el monstruo que perseguía a la pareja Ngöbe. Esta historia que sucedió hace mucho tiempo, tiene un gran men- saje: todo lo que hay en la naturaleza tiene dueño, tanto las plantas como los animales. Nosotros tenemos que darles un uso adecuado sin abusar de ellos.

(Recopilado por Javier Montezuma)

Costa Rica • 309 LA DANTA (Bribri)

Esta historia trata de la definición simbólica de pareja para la mujer danta. Nos explica la razón por la cual solo ciertos clanes pueden co- mer la carne de danta. Además, implica el origen del código de matri- monio. Cuando el mundo era tinieblas, todos los animales eran como seres humanos. Su rasgo diferenciador era que ellos eran salvajes, se mataban sin cesar, andaban en los lagos y en los ríos. Y más allá de la tierra había un gran lago donde vivía la familia de la señora danta. Este lago era muy diferente a los otros lagos, pues era de agua roja. Dentro de este vivía la señora danta; ella era una mujer muy pri- mitiva, no usaba ropa, estaba desnuda. Pero en ese entonces, el señor Sibö estaba haciendo una fiesta para inaugurar su casa, y la iba a inaugurar en un lugar que se llama Sulàyöm. Para esta fiesta se necesitaban muchas personas, para que prepararan y repartieran chicha y comida, y también otras que hicie- ran el chocolate, sacaran manteca de cacao, en fin había que preparar muchas cosas. Entonces Sibö pensó que él tenía una hermana, la señora danta, que le podía ayudar a hacer la fiesta. Por lo tanto, él decidió ir a bus- carla allá donde vive la señora. Entonces se fue a buscarla y dijo: “Yo voy a buscar a mi hermana para que me ayude a calentar chocolate y sacar manteca de cacao”. El llevaba collar, pulsera, arete y ropa, y se fue acompañado de sus secuaces; se dirigió hacia el este. Cuando llegó a donde vive la señora danta, esta estaba soñando que tenía un hermano que llegaba a donde ella y le decía: “¿Cómo estás, hermana? Vengo a buscarte para que vayas a don- de vivo para que conozcas, y tal vez te gustaría casarte con algún hom- bre; para eso te traje estas preciosas joyas y vestido para que te vistas y te vayas conmigo”. Ella le contaba sus sueños a su abuela y su abuela le decía que seguro su hermano estaba pensando venir a visitarlas.

310 • Nuestro Saber Oral Pasaron cuatro días. Entonces llegó el señor Sibö y lo recibió la señora danta con afecto, diciéndole: “Hermanito, sabía que ibas a llegar porque te soñé”. “Así es, hermana, vengo a buscarte para que vayas a ayudar a hacer la fiesta. Y si vas, entonces te conseguiré un esposo”. Y la hermana le contestó: “Yo no puedo ir porque soy muy primitiva; estoy sin ropa y sin nada, en cambio ustedes tienen de todo y yo no puedo estar”. Entonces Sibö le contestó: “Por eso traigo estas joyas y este vestido, para que te lo pongas y te veas bella. Pero si vas, llévate todas las cosas que tienes”. Entonces la danta se puso el vestido y los aretes y pulseras y se decidió a ir con su hermano. Ellos se vinieron. Cuando llegaron a Sulàyöm, él le dijo a la señora danta: “Bueno; saque todas las cosas que trae y bata la chicha, y déle de tomar a sus primos y a todos los que usted guste”. Ella se puso a repartir la chicha. Después todos empezaron a bailar el sorbón. Entonces ella se agarró de la mano de uno de los hombres, luego dijo: “Ellos son primos, y por eso yo me casaré con ellos”. Entonces dijo el señor Sibö: “Te quedarás para siempre con estos hombres y ellos serán los únicos que puedan acercarte a ti”. Es por eso que existen clanes que pueden comer danta sin pro- blema y otros que no pueden comerla, porque si comen, les puede crear enfermedades. Dijo Sibö: “Los que a usted le gusten se le acercarán, y los que no, no pue- den hacer nada, porque si lo hacen morirán de la enfermedad de danta”. (Recopilado por Alí García y Carla Jara)

Costa Rica • 311 LEYENDA DE LA LAGUNA DE CARSE (Térraba)

Voy a hablar un poquito, nuevamente. Un señor de antes trajo a una mujer de Talamanca, decía la gen- te, y la mujer trajo dos hijos. Hembra y varón. No, hembras, solamen- te. Y, así, sus hijas estaban ya adolescentes y no hacían más que jugar, no trabajaban, andaban sólo riéndose: je je je. Y jugaban mucho e iban y venían, iban y venían, y tampoco se estaban en la casa. Y fue a donde sus jefes y habló con ellos: —¿Por qué son así mis hijas?— les dijo. —¡Ah! Porque sus hijas no son para ustedes, porque sus hijas están encantadas. Por ello, llévelas a donde hay lagunas, llévelas allá. Llévelas, allí les gustará y se quedarán. No lo piense, llévelas. Las ni- ñas no son para usted —dijeron. Y así se fue, las llevó a una laguna y nada, las llevó subiendo de nuevo, a otra laguna, y nada. Las llevó subiendo, llevándolas. —Carse es el nombre de su laguna —decía la gente—. La lagu- na de Carse es la de ellas. Y las llevó, andando con ellas. Andando llegaban ya, iban cerca de su laguna y las niñas reían mucho, reían, reían, reían, reían y juga- ban, reían y jugaban, reían y jugaban: —¿Por qué será esto? —dijo a su hermano mayor. —Porque ya están cerca de su laguna —le dijeron. —Ajá. Y fueron alrededor de la laguna, reían mucho, jugaban mucho y, entrando en la laguna, se sumergieron chas chas. Las metieron en la laguna. Se consumieron en la laguna. Se lanzaron dentro de ella. Y, así, se quedaron, no más. Y así, la gente no sabe cómo fue aquello, no lo sabe, no lo vio. Aquellas eran diablitas, porque eso parecían, eran como diablitas.

(Recopilado por Adolfo Constenla)

312 • Nuestro Saber Oral SE CASARON CON EL MONO COLORADO (Guatuso)

Se dice que había una mujer y sucede que una y otra vez iba a la selva. La mujer iba una y otra vez. Y sucedió que la engañó el mono colorado. Lo vio así, como a una persona. Y sucedió que le dijo el mono colorado, le dijo a la mu- jer, a la adolescente, le dijo: —Quiero vivir contigo. Y le dijo, la mujer le dijo, le dijo: “Está bien”. Y sucedió que dijo, la mujer dijo: “No advertí que estuviera en lo alto.” Y fue su esposa. Se dice que así dormía con él, y le dijo el mono, le dijo: “No quiero que salgas.” Le dijo: “Si quieres orinar,” —le dijo— “dímelo, para levantarme, para cui- darte, afuera.” Se dice que así pasaban. Se dice que así le decía: “Quiero ir a defecar, quiero ir a orinar”, y lo despertaba, continua- mente lo despertaba. Se dice que así vivían. Y dijo, la mujer dijo: “Hoy no le diré nuevamente que quiero orinar, me levantaré sola hoy.” Y sucedió que se levantó sola. Se dice que sucedió que pasó cayendo y cayendo y sucedió que cayó al suelo. Y sucedió que que- dó clavada la pobre mujer, la adolescente, en el suelo. Se dice que dejó pasar poco tiempo el mono, y sucedió que se levantó, y sucedió que lloró por ella, como suelen hacerlo los monos colorados, le dijo: “¡Caó caó caó caó!” Y le dijo: “¡Cuánto te temo, pobre de mí, pues te lo dije, que no quería que te levantaras sola!”. Y en ese momento lo supo la mujer, pensó: “El mono colorado me engañó.”

Costa Rica • 313 Se dice: ¿cómo habría podido sacarla el mono? Se dice que se lamentó por ella, y le dijo: “¿Por qué te me fue a pasar esto?” Se dice: ¿qué podría haber hecho? Se dice que pasó poco tiem- po, y le llegó un mono cariblanco. Y le dijo: “Sácame, te daré una recompensa, pero sácame.” Y estuvo tratando de sacarla, y no pudo hacerlo. Se dice que pasó poco tiempo y le llegó esta vez el tigre. Y le dijo: “Sácame, te daré una recompensa, te daré cacao por ello, quie- ro que me saques.” E igualmente estuvo tratando de sacarla, y no pudo hacerlo. E igualmente le llegaron toda clase de animales, y no hubo ninguno que la sacara. Se dice que pasó poco tiempo, y sucedió que se le acercó la danta. Y le dijo a la danta, le dijo: “Sácame, por ello te daré cacao.” Y la danta le dijo, le dijo: “Está bien, te sacaré, pero me darás por ello mucho cacao.” Y la mujer le dijo, le dijo: “Está bien.” Y se dice que sucedió que fue pasando alrededor pateando la tierra, se dice que pasó poco tiempo, y la sacó. Y se fue la mujer. Y se fue a contarles a los parientes, y les dijo, les dijo: “Así me engañó el mono colorado.” Les contó todo como había sucedido, les dijo, les dijo: “Me dijo que no quería que me levantara sola”. Les dijo: “Y sucedió que me levanté sola, pensé: Sólo se pasa diciéndome esto, ¿Cómo podría seguir así? Quiero levantarme sola.” Dijo, pues, dijo: “No pensé que estuviera en lo alto con él. Y sucedió que caí”, les dijo: “Y no pude salirme.”

314 • Nuestro Saber Oral Les dijo: “Así les dije al tigre, al mono colorado y también a otros anima- les, pero no hubo ninguno que me pudiera sacar.” Les dijo: “Y me llegó la danta.” Les dijo: “Y le dije: Sácame, te daré cacao por ello.” Les dijo: “Y pronto me sacó.” Les dijo: “Hoy le daré a la danta la recompensa por soltarme.” Y sucedió que llegó, y se fue de nuevo a la selva y fue a coger para ella frutas de las que sirven para comida de dantas. Y le dio mu- cho cacao. Pero no era cacao. Engañó a la danta. Y se lo dio. Le dio mucho. Y le dijo: “Esta es la recompensa, la recompensa por sacarme.” Y se dice que así vivía, y la danta se puso contenta, dijo: “¡Qué alegría, me dio una recompensa de cacao!” Y de nuevo se fue la danta a donde solía estar, y de nuevo vol- vió la mujer a su casa. Y sólo así se conducía, se dice que se puso contenta, dijo: “¡Qué alegría, me soltó!” Se dice que dijo la mujer, dijo: “No volverán a engañarme los animales.” Y así eran antes, y algunos se casaron con la zarigüeya, el mono colorado y la danta. Y de nuevo aquí ya termina lo que se narra sobre ello: cuando se casaron con el mono antiguamente.

(Recopilado por Adolfo Constenla)

Costa Rica • 315 EL SALVADOR

EL CERRO DE LA SIERPE

En el cerro de Anamorós está una señal que se divisa desde lar- ga distancia. Se ve una línea blanca como que ha pasado algo. Los ancianos de esa región aseguran que esa señal la dejó la sierpe... Es que hace mucho tiempo venía una sierpe desde lo muy pro- fundo, por allá, de Honduras. Se aterraba por partes, y salía. Era un brujo que venía convertido en sierpe y quería destruir el pueblo de Anamorós; pero allí había también un brujo que lo estaba controlan- do. Este puso tres piedras, dos de base y una encima, como trinchera en el lugar conocido como El Tapesco. Y allí se puso él, con sus fle- chas, y cuando la sierpe reventó allí, en el cerro, le apuntó y le pegó el flechazo y la mató. Cuando rodó la sierpe, ya herida, donde quedó la cabeza se formó una ciénaga a raz de la base del cerro. La otra par- te cayó en el río.

LA PIEDRA DEL CHUMPE

En Nueva Esparta cuentan los ancianos que está la piedra del Chumpe, en el cerro de ese nombre, del cantón Honduritas. Hace mu- cho que veían que un chompipe saltaba de una cueva a caer a una piedra y allí pasaba un buen rato bailando y cantando. La gente veía tamaño animal y por último volaba a meterse en la cueva. Esta cueva que tiene en medio el cerro es redonda pero la gente cree que no es de una serpiente. Este cerro es considerado encantado por mucha gente.

316 • Nuestro Saber Oral EL CUYANCUA

El mito que identifica a la región de los izalcos es “El Cuyancúa”, animal fantástico que según la mitología de este pueblo es una espe- cie de dios menor que está íntimamente relacionado con el agua (es- tanques, manantiales, lluvias y cambios de estación o época). A este mito se le representa como una gran serpiente con cabe- za de cuche. La función de este ser era traer y llevarse el invierno. Según la tradición oral de esta región, en los meses de invierno, cuando se aproximaba un chubasco o temporal, “en el silencio de la noche y en la espesura de los montes o en las ciénagas se oían los chillidos como de cuches pidiendo comida”. Esto prevenía a los indígenas ante los temporales. Los indígenas también atribuían las lluvias repentinas que se da- ban en salida de invierno y a plena luz de sol, al hecho de que el Cuyancúa al transportar las redes repletas de agua hacia otros lugares, se derramaba alguna cantidad.

El Salvador • 317 GUATEMALA

MUCHACHA INTELIGENTE

(Versión del mito k’iche’ en Castellano)

Sucedió entonces con una pareja, una muchacha muy inteligen- te con un muchacho. El muchacho se fue a trabajar a la costa. La mu- chacha se quedó sola con una niña. Era una muchacha muy atenta, inteligente, hábil tejedora. De repente llega con ella una señora lleván- dole un pan y le dice: —¡Come esto señora! —la muchacha no lo aceptó por descono- cer a la señora—. ¡Acéptalo señora! es sólo un panito lo que te ofrez- co, no vale mucho. ¡No lo comeré señora!. —Como sea pues. Sólo te pido que me ayudes, si pudieras ir conmigo, haremos una fiesta en mi casa, es que admiro tu inteligen- cia— le decía. —Ah, no iré! Acaba de salir mi esposo, se ha ido a la costa. Si saliera, entonces al regresar, regañaría —contesta. —Quizá no regrese. Es que pasado mañana es la celebración. ¿Irás conmigo? —dijo animándola y convenciéndola. —Muy bien, iré. Sólo que la niñita podría decir a donde iré.. —No... quizá se duerma. —Ah, seguramente. —¡Cómete pues este panito! —¡Ah, sí! —dijo la muchacha tomándole el pan—. Sí, así es, pues iré, ¿A qué hora viene por mí? —Ah, al empezar a reunirnos vendré por ti. Eh, empezaron a reunirse. Llegaba la señora, una señora muy arrugadita: —Se ha dormido la niña? —¡Duerme!

318 • Nuestro Saber Oral —¡Vamos pues! —¡Vamos! —se fueron entonces. La muchacha partía muy apenada ¿A dónde me llevará? Al ver ella que llegaban a un rancho, no hecho por ellos, sino que era una bodega de café. En esa misma bodega de café, había una camita hasta arriba, como si fuera un tapanco. Allí mismo llegaba a dormir el esposo de la muchacha. Allí llegaba a dormir, regresaba de la costa con su hijo. Jun- taron fuego... comieron. —¡Vamos entonces! subamos a esa camita de allá —allí durmieron. Pronto empezaron a llegar las gentes: —¿Quiénes serán esas gentes? —decía el hombre sin moverse— ¡No hables! —decía a su hijo, al ver que su esposa llegaba también— ¿Por qué también tu mamá? ¡No hables! tu madre está allí! ¿y por qué ella? Vaya, ¿No fue eso lo que le encomendé? ¿Por qué lo hace? — quedamente hablaba, observando, encolerizándose el esposo. Empezaron a llegar gran cantidad de señoras, tanto hombres como principales, saludándose mutuamente en el encuentro: —¡Tengan una porción de comida! —decían los hombres a las mujeres; enfilaban los hombres llevando diversos objetos, porciones de comidas, hasta hacer una cacerola al fuego. Luego los principales comenzaron a decir: ¡Ahora! ¡tú vas por aquí! ¡tú vas por aquí! ¡tú vas por aquí! —indicándoles a cada uno sus comi- siones. Luego el turno de la esposa del señor. —¡Qué cosa hará ella? —decía el esposo escuchando. Luego una señora me dirigió: Te digo señora, irás tú a traer un niño, te empeñarás en encontrar a un niño, un niño recién nacido. ¡Allí llegas! en alguna rendija lo hallarás —le decían. —Ah, muy bien señora —contesta la muchacha. Pronto empezaron a revolcarse todos. La muchacha se transfor- mó en una cabra, una cabrita de pequeñas manos, transformada en ani- mal. Eh, los demás también se transformaron, uno en perro, otro en ca- ballo, otro en zopilote, en gato... convirtiéndose todos a sus comisio- nes, se retiraron al anochecer. Como a las diez de la noche se retiraron a sus comisiones.

Guatemala • 319 Entonces el muchacho, su esposo, sólo observaba: ¡imposible! No acordamos eso, —secretamente ocurría ese encuentro. Bah, averigua- ré qué hará a donde la enviaron —se decían entre sí. Realmente ella se percataba donde nacía un niño. Se enteraba donde darían a luz algún niño, para raptarlo. Ciertamente entró llevando un niño al hocico. —¿Qué hace esa cabra? —decían las personas, halando un palo le sonaron, salía cayéndose. Empezaron a regresar las personas: el gato, el caballo, el zopilote, nuevamente empezaron a revolcarse unos a otros hasta volver a ser gentes otra vez. Pero la muchacha no se asomaba. ¿Qué habrá pasado? —decía el esposo. Cayéndose llegaba la señora. La señora, quien la engañó, empe- zó a revolcarse con ella, sin llegar a convertirse en gente. Todos, hom- bres y mujeres hicieron lo mismo con ella pero sin resultado. Vaya, al amanecer, el esposo se dio cuenta de todo lo sucedido. —¡Esta mujer tiene secretos! Esta no es una buena mujer con quien me esposé. ¡Es animal, es hechicera! —decía el señor—, enseguida la ma- taré —decía encolerizado. Hasta al amanecer, la hechicera, quien le había engañado, hubiera querido transformarla en gente, pero ya no se transformó. Volvió a su casa, se acostó halando una sábana hacia su cabeza. Pero los vecinos conociéndola como una muchacha inteligente, se preguntaron: ¿Por qué no se habrá levantado la muchacha? ¡ya es muy tarde! Ella no hace eso. Desde my temprano se levanta. ¿Le habla- remos? ¿Estará enferma? —decían. Al ver cerrada la puerta, le tocaron, luego hablaron: ¿Estarás? —le decían. —!Estoy! —les dijo contestando. —¿No estarás enferma? —¡Sólo me duele la cabeza! —dijo la muchacha. –¡No vayas a gravarte! —entraron diciendo—, te curarás, ¡no va- yas a gravarte! —entraron diciendo—, te curarás, ¡no vayas a gravarte! —destapándole la sábana se dieron cuenta los vecinos que les contes- taba una cabra. Los vecinos asustados, despetacados corrieron a avisar:

320 • Nuestro Saber Oral —¡Ah, no está bien esa muchacha! Es un animal quien nos con- testa. Es una cabra —avisaron a todos los vecinos. Mientras tanto el esposo le somató la cabeza. La mató. Fue hechi- zada. Ella fue engañada, por el pan que recibió. Y la niña no se ente- ró. Es una antigua historia.

LA BODA DEL SOL Y LA LUNA.

(Mito Mopán)

Había una vez un rey que tenía una hija. Había también un joven vecino. Este joven pasaba siempre con su cerbatana cuando salía a cazar. Y cuando regresaba siempre traía un venado en hombros. La hija del rey tejía en el patio y le intrigaba ver al joven todos los días con un venado en hombros. Un día se dijo a sí misma. “¡Cuántos animales caza ese hombre! Veremos qué puedo hacerle.! Lavando su nixtamal, pensó en regar esa agua resbalosa en el camino donde pasaba el joven. Al día siguiente, cuando el joven regresaba de caza con su vena- do, resbalándose en el agua del nixtamal cayó, y el venado al chocar contra el suelo, se rompió volando las cenizas por todos lados. El joven entonces, muy avergonzado y triste planeó cómo salir del chasco que se había llevado. Fue así como se transformó en un delicado gorrión y se fue vo- lando entre las flores. La muchacha tejía en el patio. De pronto ve ese lindo animalito gustando la miel de las flores. Encantada del gorrión corre en busca de su padre y le grita. “Papá, mata ese pájaro tan be- llo. ¡Yo lo quiero!”. Inmediatamente su padre, el rey, viene y mata al gorrioncillo el cual cae al suelo. La hija del rey lo recoge y lo guarda a su lado dicien- do, “¡Qué lindos los colores de ese animalito!” La muchacha acostumbraba a dormir en la cocina cuya puerta siempre cerraba el rey con llave. Esa noche, como de costumbre, la puerta fue cerrada con llave y ella guardó el gorrión a su lado.

Guatemala • 321 Ya entrada la noche, el gorrión que había estado inconsciente vol- vió en sí y despertándose se puso en pie transformándose en un apues- to joven. Quedóse viendo a la muchacha y empezó a acariciarla dicién- dole que si ella quería irse con él, podrían hacerlo. “Pero ¿por dónde saldríamos, siendo que mi padre cierra la puerta con llave?” pregunta la muchacha sorprendida. “Podemos salir si tu quieres” insiste el joven. “Podemos irnos ahora mismo”. La muchacha accediendo de buena voluntad a la petición del joven advierte, “Mi padre nos encontrará con su lente mágica.” Entonces el joven le puso achiote al lente del rey para que éste no pudiera ver a dónde se habían ido los dos. Todavía la muchacha observa, “Pero mi padre nos matará con su cerbatana”. El joven enton- ces la calma diciéndole, “no te apenes, ya me las arreglaré yo. Vámo- nos”. Y salieron por el ojo de la cerradura. Amanecía y ellos estaban ya muy lejos en la playa. El rey se le- vantó y al abrir la puerta de la cocina encuentra que su hija no está allí. “¿A dónde se iría mi hija?” se pregunta. “Eso que maté no era animal. Eso fue un hombre sin duda alguna”. Luego toma su lente para ver si localizaba a su hija pero el muchacho había puesto achiote en el len- te y el rey se manchó el ojo. Así fue como principió el mal-de-ojo. “Ahora” pensó el rey, “llamaré a mi hija con mi cerbatana”. Bus- có su cerbatana y empezó a aspirar. Entonces el joven, que era el sol, trajo polvo de chile y cuando el rey estaba aspirando, el joven tiró el polvo de chile en el aire y el rey empezó a toser y a ahogarse. Así fue como principió la tos ferina. Después que ve el rey, que por la tos no puede llamar a su hija, llama al volcán y le dice, “¡Mata a mi hija juntamente con el hombre que se la llevó!” Al momento el volcán se abre y empieza a echar rayos en con- tra de la joven pareja. El muchacho, que es el sol, al ver las amenazas del volcán dice a una tortuga que por allí pasaba, “Préstame tu concha”, y la tortuga azorada le responde, “Pero ¿por dónde vas a entrar si ape- nas quepo yo?” Sin perder un segundo, el joven se acomodó en la concha de la tortuga. En esto el volcán reventó y desmenuzó a la muchacha. Y todo fue a dar al agua, toda su sangre se regó.

322 • Nuestro Saber Oral Cuando pasó lo que iba a hacer. Llamó a los animalitos que vo- laban alrededor del agua, las agujas del diablo, les dijo que recogie- ran toda la sangre. Algunos prestaron botellas, otros prestaron sus pieles, y los de- más dieron cualquier cosa que tenían y todos ayudaban. Y cuando hubieron terminado de juntar la sangre, dijeron al jo- ven: “Aquí están tus botellas”. El joven agradecido, juntó todas las bo- tellas, las arregló y amarró en su maleta. Enseguida fue en busca de posada para recomendarla y les dijo: “Por favor, ¿puedo recomendar mi maleta a ustedes por unos dos o tres días? Luego regresaré a recoger- la. Ellos recibieron la maleta y la guardaron y él se fue. Tardó tres se- manas en regresar. Dos semanas después de su partida, la maleta prin- cipió a moverse. Ante este espectáculo, la gente se horrorizaba y el joven no regresaba. Finalmente apareció y la gente le preguntó: “¿Pero qué es eso que está en tu maleta? Nos ha asustado tanto”. El tranquilamente dice, “Ah, no es nada. Tal vez sea una rata la que se ha metido allí”. Pero sabiendo lo que realmente había en la maleta se apresuró a irse. Cuando ya se vio lejos de la casa se paró a abrir las botellas. Salían de la maleta culebras, otros animalitos, de todo. Abrió el lugar donde estaba la sangre pero no salió nada de adentro. Agitó la botella y vio una mujer pequeñísima allá dentro y le dice: “¡Sal de allí!” La mujercita salió entonces. Estaba allá en lugar de la sangre. El la tomó en su mano y era la muchacha que había sido desmenuza- da por el volcán. Entonces se fueron y encontraron a un hombre con el cual se paró a platicar. El hombre les dijo que lo que ellos habían sufrido había sido muy duro. También le dijo al joven que su esposa necesitaba hablar con el venado, porque el venado tenía que pasar sobre ella, y hasta entonces podría acompañarla otra vez. En ese momento el hombre habló con el venado y el venado vino y saltó sobre la mujer tres veces y ella se transformó en una mujer normal; porque cuando ella estaba en el lugar de la sangre, era una enanita. Después de esto, ella se volvió la luna, y el joven era el sol y se casaron.

Guatemala • 323 LA HIJA DE UN ENCANTADO

(Mito K’iche)

Cuentan que una señora pensó recomendar su hijo a un comercian- te, para que aprendiera su oficio, le dice: ¿te llevas a mi hijo contigo? —¡Está bien! Entonces el muchachito reunió sus cositas. Todas las arregló, se fueron tomando camino, porque era tan lejos a donde viajaban. Pero el comerciante estaba molesto en enseñarle su oficio al muchachito, buscó como perderlo en el camino, al ver que se acercaban a la ciu- dad tras un día de camino, se apartaron: —¡Pasa!— le dice. El muchachito tomó un camino. Atardecía... anochecía... el mu- chachito sin hallar qué hacer, se quedó en la montaña. Caminaba... pidiendo posada. De repente, temeroso, le apareció una señora, quien le dice: ¿A dónde vas? —¡Ah, tal lugar iré! —¡Ahh! ¿si te pierdes? —le dice—. En ¿qué vendes? —¡Pues yo esto! —le contesta. —No, hijo. Porque eso no sirve. No sirve, te tomarán preso con eso —el muchachito aguardaba sin mediar palabra—. Aunque te que- daras aquí, te devorarán el jaguar, el tigre. Vienen tras de ti los anima- les —pero la señora no era realmente una gente, sino que tenía algo de extrañeza, entonces le volvió a decir: ahora eso lo quemarás, con el aroma curarás a las personas en la ciudad —le dice—. Llegarás jun- to a una iglesia, curarás a las gentes. —¡Muy bien! —contesta. Durante la noche la señora lo cuidó, estando sólo en la monta- ña. Llegaron a usmearlo los animales, pasaban... pasaban, pero sin hacer daño al muchacho, porque estaba junto a una fogata. Al amanecer la señora le dice: —Ve a curar a esa ciudad. Al primer hombre que encuentres lo curarás le dice.

324 • Nuestro Saber Oral Al amanecer entonces quemó esas cosas, arregló sus cobijas, se dirigió a la ciudad. Celebraban misa, cuando salió una persona de la iglesia, y así fue como le dijo el muchachito: ¡ahora te curaré! —le dice, así le curó la vista al primero. La ciudad a que llegaba eran ciegos. A todas las personas que salían de la iglesia los curaba. El presidente vio que había curado a todos, habiendo estado mucho tiempo allí, hasta una edad adolescente de 8 años, ordenó a dos soldados que lo acompañaran a regresar a su ciudad. Cargas por quintaladas de dinero llevaba el muchachito sobre mulas. Los soldados fueron a dejar a su madre el dinero, junto con un plano de su casa. Llegaba junto a un arroyo, encuentra a dos muchachas junto al mismo arroyo, a quienes les habla. —¡Está bien! queremos, si vas con nosotras— le contestan. —¡Está bien! contesta. Pronto él se transformó en un animalito, en un pajarito volando junto a ellas. —¡Cierra tus ojos! —le dijeron. Eh, al cerrar sus ojos, vino un viento que se llevó a todos. Llega- ron de donde venían las muchachas. Luego avisaron a su papá: ¡mirá papá! hemos encontrado un animalito —le dicen. —¿Dónde está? —brincaba en las manos de las dos muchachas, pasando de mano en mano—. ¡Qué bonito! Ah, que bueno lo que hallaron —les dice a sus hijas. Al anochecer entonces se durmieron, porque el papá de las mu- chachas ordenó que se acostaran. Pero el muchacho quería llevarse a las dos muchachas. El se entretenía divirtiéndose con ellas. —¡Qué hacen muchachitas! —al ver que las acompañaban.— ¡Noo... eso es lo que dicen que es un animalito! ¡No, eso no es animal! —decía percatándose que el muchacho quería llevarse a las dos muchachas. ¡sólo una de ellas te daré! —le dice. —Está muy bien —contesta. Le cedieron una de las muchachas. Apartando a la otra. Según se sabe, el papá era un encanto.

Guatemala • 325 El muchacho permaneció entonces con su suegro. Pero el suegro se dijo: ahora le buscaré un trabajo, a ver si de veras trabaja, y le dijo: ¡Ahora traerás leña! —ordenándole traer leña. —¡Muy bien! —contesta el muchacho. Pero él desconocía el lugar a donde lo enviaban. La muchacha entonces le dice: ¿Qué trabajo te encargó mi papá? le pregunta. —Dijo que traeré leña —contesta. —¡Eso! no podrás hacerlo —le dice—. Quee... ¡te devoran los animales! Ahora harás esto. Ahora llevarás el asial y arreglas el caba- llo, este caballo le dará una buena patada y lo matará. Eh, se llevó el asial; tal como le indicaron. Los animales no le hicieron nada, ni lo vieron. Arregló la leña sobre el caballo, se vino. —¡Ah, vaya! —has regresado —le dice su suegro. —¡Sí! —había cumplido su primer día de trabajo venciendo. —Ahora, entonces mañana harás una tarea de siembra —le dice— . Quemarás, sembrarás, al finalizar ese trabajo traerás una gran red de elotes. —¡Muy bien! La muchacha le pregunta: ¿Qué te ha dicho mi papá? —Pues mujer, haré un trabajo de siembra en tal forma —contesta. —¡Vas por gusto! no podrás —le dice su esposa—. Podrás, lleván- dote un asial y un hacha. Desde un principio hincas el hacha y se lo sobas, luego voltearás el asial. Al quemar la hierba traerás la estaca. Hincas la estaca, luego un grano de semilla. De ahí traes el azadón, dejas caer un poco el azadón, te apartas a un lado. Entonces, cuando sean las cinco de la tarde, buscarás la red de elotes. —¡Muy bien! Así lo hizo el muchacho. Al caer la tarde llenó una red de elotes. Al ver el señor cumplida su labor, le buscó más que hacer: Ahora traerás un gran venado, cumplirás mi orden. —Ah, ¿qué te dijo papá? —le dice la muchacha. —Pues me dijo que buscara un venado. —¡Ah... así te patearán —le dice—. Ahora llevarás el asial. Ese asial debes llevar.

326 • Nuestro Saber Oral Se llevó entonces el asial. Al llegar a un potrero, le dio vueltas al asial, así se dejó el venado y se lo trajo. Todos los días le ponían trabajo, pero lo que el suegro quería era que lo devoraran los animales. Ahora le buscaré otro trabajo, se dijo el señor. ¡Ahora entonces traerás otro viaje de leña! —le dice—. En tal punto hay un gran cerro— a ese lugar lo mandaba, donde saldría de la cueva un animal con alas y ¡rás! lo mataría. Se fue entonces el muchacho a traer la leña, pero llevándose dos asiales, y la muchacha siempre le preguntaba: ¿qué otro trabajo te di- jeron? —Traeré nuevamente leña a caballo de tal lugar. —¡Oh Dios! ¡te agarra el animal! Debes llevar el asial. Si sale el animal de la cueva tras de ti, con el pavo también lo apartarás. —Muy bien pues. Se llevó entonces el asial. Y, cuando vino el animal, le echó el pavo, y así arregló la leña sobre el caballo. Volvió a vencer. El mucha- cho pensó entonces que con eso el suegro le cedería la hija. La madre de la muchacha le dijo a su esposo: —¡No le hagas eso a mi yerno! él se ha llevado a mi hija. ¡Tú tie- nes la culpa! Sin sospecha. De repente se fueron, se lamentaba la esposa del señor. Y entonces luego la esposa: ¡búscalos! tienes que separarlos. —Muy bien. Se fue... se fue... fue a encontrar un hombre haciendo leña junto a un camino: ¡joven dame una idea! ¿No habrán pasado aquí unas per- sonas? —le dice. —¡Nada!— contesta. —¡Quizá joven! te suplico que me ayudes! —Nada. Pasó una pareja, pero eso ¡Dioos! fue desde hace tiem- pos. Esta peña no existía cuando pasaron, y ahora esta peña está de- rrumbada. Regresó su camino y le dijo a su esposa: Encontré a un hombre junto al camino haciendo leña, me dijo que esa pareja pasó cuando la peña no se había derrumbado, eso hace tiempos.

Guatemala • 327 —¡Ah, qué tonto eres! —le dice su esposa—. Fue a mi yerno a quien le hablaste. ¡Ve tráela! —le dice. Se fue otra vez, pero sin encontrar esa peña derrumbada. Seguía... seguía... pronto encuentra un gran valle donde estaban unas ovejas y dos pastores, el pastor con su esposa: —¡Dénme una razón! ¿No ha pasado una pareja por aquí? decía al hombre. —¡Ah, no! nada —contesta el hombre. —¡Quizá joven! quizá pasaron, quizá los vieron. ¡Piensen en de- círmelo! —¡No! nada. Pasaron dos personas por aquí, pero eso hace tiem- pos que pasaron. No tenía ovejas cuando pasaron, ahora tengo más ovejas. Se regresó nuevamente a decirle a su esposa: hombre, le hablé a un señor, me dijo que aún no tenía ovejas en el valle —decía—, des- de hace tiempo. —¡Sí serás tonto! a mi yerno le hablaste —le dice la señora—. ¡Tráela ahora! eres culpable. ¡Separa a mi hija! —le dice. —Muy bien —contesta. Se fue otra vez. Cuando volvía al mismo valle, ya no existía di- cho valle. Caminando... caminando... llega a una gran ciudad, celebra- ban misa en la iglesia, estaba de pie un hombre junto a la iglesia y se acercó preguntándole: ¡Eh joven! dadme una razón. ¿No han pasado unas personas por aquí? Son dos personas. —¡Ah, no! nada. Pasaron dos personas pero aún no estaba la igle- sia cuando pasaron, ni la ciudad. Eso hace tiempo que pasaron. —¡Ah, ya estuvo entonces —decía—, ahora ya no los encuentro —decía, regresándose otra vez, fue a decirle a su esposa—: llegué a una ciudad, estaba un hombre junto a la iglesia, me dijo que aún no esta- ba la iglesia cuando pasaron. —¡Si serás tonto! mi yerno estaba junto a la iglesia. El estaba allí. Ahora debes separarlos. ¡Por qué has castigado a mi yerno! por eso se ha llevado a mi hija —le dice su esposa. Así, se unieron nuevamente los dos, pero ese encanto les salía. El muchacho era realmente un guatemalteco, venciendo de otra forma

328 • Nuestro Saber Oral lograron apartarse del suegro. Pero la muchacha no se sentía bien cuan- do relampagueaba y llovía. A la muchacha se dirigía el rayo, luego pensó pues: mejor me iré a donde mi padre —le dice a su esposo—. Este relámpago me matará —le dice la muchacha. —!No, hombre! —contesta el muchacho. —Ahora te aviso que mejor te hagas a un lado cuando me mate el relámpago —le dice—. Que pena que me busque el relámpago — le dice—. Qué pena que me busque el relámpago —le dice la señora a su esposo. —Muy bien —contesta el señor, cuando lo miraba preocupada. De repente la señora se fue con su padre. Muy entristecido se decía: eh, ahora, ¿qué haré? —lamentándose— ¿qué haré entonces? ¿Pediré un consejo? —decía—. Le hablaré a mi abuela, mi abuela la Luna —decía hablándole a la Luna—. Hazme un favor abuela —le dice. ¿Qué quieres? —Se ha ido mi señora. Quizá la habrás visto —le dice. —¡Acaso miro yo! sólo tengo un ojo —le contesta—. ¡No miro! ¡ves, uno! ¡ve! Ah, lástima —decía desconsolado. —Lo que harás, esperar para hablarle a nuestro padre al viento, quizá él sepa —le dice—. Espera que venga. —Muy bien. De repente se asomaba el viento, montado en un caballo blanco: ¡hazme un favor padre viento! —le dice. —¡Y qué quieres! —le contesta. —Es que se ha ido mi esposa. Quiero preguntarte, quizá la ha- brás visto —le dice. —¡Ah! la he visto, cuando pasaba frente a su casa —decía—. Es- taba peinándose —le contesta el viento—. Eh, ¿por qué? ¿qué quieres? —Es que yo quiero que mi señora vuelva, o si prefieres ayudar- me, ve conmigo padre viento —le dice. —Muy bien, iré contigo. Mejor espera un rato —oh al rato apa- reció—. ¡Vamos pues! —montando a caballo. Se fue el muchacho sobre el caballo con el viento, a traer nueva- mente a la muchacha.

Guatemala • 329 Y los suegros así mismo hicieron, fueron a traer a la muchacha. Ella peinaba su cabello frente a la casa de su padre. Volvió nuevamente la muchacha a casa de su esposo. Ella se la- mentaba: me has hecho sufrir —le dice a su esposo—. Es que el relám- pago me matará. Ahora te suplico que te apartes cuando llueva —le dice—, házte a un lado cuando muera. Llegó entonces el día cuando el relámpago lo hizo pozol. Murió la señora. Cuentan que había batallado tanto tiempo con el trueno del relámpago que caía del cielo.

330 • Nuestro Saber Oral HONDURAS

Historia del Patakako (Mito de Origen, Etnia Pech)

Había una vez una mujer Pech, que se fue a traer agua al río por lo menos nueve veces, estando allí sintió la necesidad de hacer su oficio y decidió hacerlo a la orilla del río, que en ese momento estaba cre- ciendo mucho, cuando se sentó vió venir una espuma blanquita que la vino a engendrar. Pasado algún tiempo, su madre le notó que estaba embarazada y le preguntó: ¿Ajá y ese marido dónde lo tiene usted? a lo que la jo- ven no supo responder. Durante su gestación, la mujer Pech estuvo custodiada por nue- ve wataes quienes se encargaron de construir la vivienda a base de bahareque, con techo de capuca y , lejos de la tribu en un lu- gar solitario en el interior de la selva. A los nueve meses la mujer Pech, dio a luz nueve niños, parto que ésta lo tuvo sin dolor ni nada, la alimentación era a base de langosta, miel y cacao para los niños, éstos eran atendidos por unas niñas de doce años, quienes se encargaban de prepararles los alimentos y el muniá * su vida no era pública. A los nueve días de haber nacido, avisan al pueblo de este hecho extraordinario quienes preparan una fiesta (ceremonia o quech) con sasal, ** carne, chicha de yuca, para recibir a los recién nacidos, una vez terminada la fiesta mientras el pueblo dormía, los wataes se llevan al menor para educarlo y enseñarle el conocimiento de la naturaleza y el mundo celestial. El kako fue iniciado por los wataes, permaneciendo treinta días en la selva con espíritus y conociendo su valor para hablar con los espíritus y permitiendo la adquisición de conocimientos.

* Muniá: Bebida ceremonial preparada con yuca dulce; contiene un porcentaje mí- nimo de alcohol, se utiliza en todas las fiestas. * * Sasal: Alimento étnico, elaborado con yuca y horneado.

Honduras • 331 La primera experiencia de investigación, la hace con los cerros; salía a las doce de la noche en espíritu puro para entrar al corazón de los cerros, mirando a grandes ciudades habitadas de animales silvestres. En su segunda experiencia, Patakako viaja en la pirikataka al fin del mundo, para darse cuenta que el universo está sostenido por cua- tro horcones; que constantemente son cambiados, incluso él sirve de horcón como parte de su experiencia de conocimientos, además se da cuenta que la tierra es como una naranja rodeada de agua por todas partes y que es movida por los espíritus malos y buenos, durante esta experiencia él es aconsejado por la pirikataka, quien le dice que debe estar alerta porque cada tres días los horcones son cambiados y él debe aprovechar ese momento para escaparse. Concluida su misión en el lugar de las tinieblas, en el fin del mundo, él decide hacer su tercera experiencia, los wataes le habían dicho que existían otros estados en la superficie del universo, el patakako decide comprobarlo y a las doce de la noche, va pasando estado por estado, se da cuenta que las hormigas proceden del siete estado y que cuando hay huracanes salen con sus huevos buscando refugio en ese planeta terrestre, el kako se da cuenta que las hormigas sabían interpretar las cosas de la naturaleza. El patakako como watá que era, siempre su pueblo le pedía con- sejos y le preguntaban que si es cierto que los dos ríos que riegan esta región tenían sirenas. El kako, con el deseo vivo de enseñar a su pue- blo, se transformó en pez tepemechin y recorrió el río Cuyamel, llegan- do a demostrar que sí existían sirenas * y que tenían nueve ojos. Patakako se enteró que en la región donde él vivía había una roca que estaba creciendo y llegaba hasta el cielo y por allí bajaba un tigre a comerse a los Pech, como los hermanos mayores no podían quebrarla entonces bramaban haciendo tormental. Entonces el que era menorcito les dijo: —Ustedes no son hombres, ya van a ver cómo se deshace esa piedra. Se deslizó en la mitad del cielo y aventó toda aquella piedra por

* La sirena en la cultura Pech, es la madre de los peces y no tiene relación con el mito occidental más que en el nombre.

332 • Nuestro Saber Oral todas direcciones, una parte por el norte y otra parte por el sur, acá y allá dejando en la mitad los cerros como el Punta Piedra que está hoy lejos de la región que habita el Pech. Cumplida esta misión, los hermanos regresaron donde su madre pero ésta ya había muerto, sólo encontraron una montaña. Patakako en su última misión civilizadora intenta conocer el cie- lo y a su gobernante, todo este proyecto a petición de su pueblo que venía a preguntarle si era cierto que en el cielo existía su tucayo; con el deseo vivo de demostrarlo, kako subió a los nueve estados del cie- lo observando una casa que era habitada por una viejita; quien le ad- virtió que se fuera de allí porque en ese lugar había otro Patakako que se lo podía comer, el patakako no hizo caso, hasta que llegó donde estaba su tucayo, luego decidió transformarse en murciélago, se subió a un palo de coraza y allí lo esperó enviándole un soplo de frío que obligó al kako del cielo a salir, este pidióle a sus nietos que le sacaran un asiento fuera de su casa para calentarse, el kako, que había subido a la tierra, observó que el otro tenía nueve ojos que parecían luceros. El kako Celestial al sentirse que alguien lo miraba, le dio miedo y le dijo a los nietos que alguien lo observaba, uno de ellos vio que en la punta de un árbol de coraza había un murciélago, entonces decidie- ron bajarlo con un pito * y de un soplo el murciélago cayó al suelo sobre un manto que habían puesto los guardianes del cielo; el kako del cielo corrió presto para agarrarlo y comérselo pero en un momento, el murciélago escapó, llegando a la casa de la viejita. Después de contarle a la viejita que había visto a su tocayo ésta le advirtió que no se quedara allí, por lo peligroso de la situación, pero como venía muy cansado, decidió descansar allí y se durmió en una hamaca. Transcurrida media hora, se despertó sintiendo un dolor agudo en el corazón que lo hacía sufrir. Mientras él dormía unos tigres le habían sacado el corazón eso fue lo que le contó la viejita y le dijo que le habían puesto uno de pizote que le quedaba muy bien.

* Pito: Se trata de un instrumento de cacería parecido a la cerbatana.

Honduras • 333 El patakako, regresó a la tierra y les contó que había otro y que tenía nueve ojos, patakako siguió viviendo entre la gente, haciendo curaciones de diversas enfermedades, pero un día decidió retirarse de la gente y se fue a la región de Warasca (por el Río Plátano) entrando en el cerro contiguo a la casa blanca.

En busca de su divinidad.

La gesta civilizadora de patakako, se manifiesta en cuatro grandes momentos que a continuación se señalan:

a. El conocimiento de la Naturaleza.

Como sabio que era, tenía conocimientos de la flora y la fauna que existían en la región, las diversas especies de plantas y animales incluso de animales míticos como la sirena que se le considera la madre de los peces, el lagarto, la serpiente, etc., y también le da el maíz que existía en la isla de las mujeres.

b. Conocimiento del Universo.

Según la visión de este héroe cultural, el universo era como una naranja sostenida por cuatro horcones y rodeada de agua por todas partes, compuesto por siete estados habitados por diversas clases de seres: animales feroces y espíritus malos, todos estos sitios en el inframundo. El héroe civilizador intenta conocer el mundo sobre la superficie de la tierra, logrando establecer la existencia de nueve estados, en esta misión es acompañado por la pirikataka (el arco iris). c. Conocimiento del cielo (lo divino) y “sagrado”

En esta fase epopéyica encontramos que el mundo cosmogónico Pech está regido por un dualismo natural y en donde se puede explicar que la tierra fue gobernada por dos patakakos en las eras primordiales; es la época en que estos pueblos vivían fundamentalmente de la cacería en donde el cazador era la persona más importante y los ritos de la cacería, tanto propiciatorios como de agradecimiento a los dioses o héroes de la cacería (Capani, el lucero de

334 • Nuestro Saber Oral la mañana, el cazador y Tocaní, el lucero de la tarde, los gemelos cósmicos) van formando la forma de religión astral. El patakako se pierde en la época del contacto colonial para dar lugar al monoteísmo de los conquistadores es- pañoles el siglo XVI, labor evangelizadora que es continuada hoy en día por las sectas protestantes que predican que para estar bien con Dios sólo se requiere de fe y no se necesita ni de “pitos” ni “tambores”, lo que trae como secuela la pérdida de la tradición histórico-cultural y de su héroe civilizador. La divinidad de este héroe no se pone en duda, desde el pensamiento mítico: el rayo es el abuelo (el Mua muá) que engendró (fundó) a la madre primordial mediante la espuma que se convierte en portadora de la fecundi- dad de la creación cósmica. El patakako es producto de la hierogamia, cual lo convierte en una divinidad.

d. Conocimiento del mundo de las tinieblas.

Como héroe cultural conoce los siete estados que son habitados por hormigas y otros animales. e. Mito del origen del fuego.

Los Pech guardan memoria del tiempo cuando no tenían fuego. Esto quiere decir de tiempos muy antiguos. El fuego fue un don de su señor quien secó los árboles para que pudieran prender fuego, luego cerquita a la comu- nidad, a través de un rayo, un árbol seco prendió fuego, y desde aquel tiempo, ellos guardan el fuego para cocinar. El rayo en la lengua Pech es igual a abue- lo (Müa: müa padre de mi padre). El trueno es la voz del rayo. El rayo junto con el trueno también era uno de los dioses más impor- tantes entre los Tolupanes y los Sumos tal vez por razones parecidas. f. Patakako en la historia.

Patakako desde la perspectiva histórica es visto como un sacerdote, al mismo tiempo como jefe trial del pueblo Pech, que ayudó a su nación en la evolución cultural enseñándole la agricultura actividad productiva que había adquirido en la isla de las mujeres que le dieron el maíz, esta hazaña duró años pues fue traído del otro lado del mar, luchó contra los pueblos caníba- les que fueron vecinos de los Pech.

Honduras • 335 El patakako sintetiza la memoria histórica del grupo Pech que puede representar varias generaciones desde su llegada a la región costera en Hon- duras, hasta su retiro al oriente en el río Waraska con dirección al mar, inter- nándose en el Cerro Korpán (en lengua Pech “Chokkorpan” Cerro de La Pal- mera) junto a casa blanca. Es evidente que en la educación de este jefe tribal participan los ancia- nos, los nueve Wata que son también chamanes, quienes lo inician con una serie de ritos en la vida comunal. El patakako es el menor de una familia de nueve hermanos, constitu- yendo una familia extensa de vivienda comunal que fueron patrones que regularon la vida social durante muchos años. Este sirve de un modelo del parentesco ideal de la familia extensa. Todavía los Pech viven en casas con su familia extensa: los abuelos, padres, niños, etc. El Patakako habiendo sido educado por los ancianos de su tribu es poseedor de conocimientos sobre la naturaleza, la sociedad y el universo. Eran chaman que conocía las medici- nas para ayudar a su pueblo y también conocían la historia de su comunidad, privativo del grupo que detentaba el poder.

O PATATAHUA: Mito histórico de la ciudad blanca (cultura Pech)

Sobre la existencia de un sitio arqueológico monumental con te- rrazas y edificios construidos de piedra blanca en la región selvática de Gracias a Dios y Olancho se ha contado muchas versiones de etnólogos hasta geógrafos, se dice que este sitio es muy fabuloso y que se trata- ría de un centro comercial prehispánico, que sirvió de contacto entre las culturas Mesoamericanas y el área andina. Se ha descubierto que entre los nativos Pech se describe la exis- tencia de ese sitio sagrado que recibe diversos nombres: casa blanca, ciudad de los antiguos, cerro de la palmera. Este mito se conoce con el nombre de Wahia-Patatahua o sea el pueblo de los antiguos, de los primitivos. Se cuenta que este pueblo fue construido por los malos espíritus que eran seres sobrenaturales que tenían el poder de deshacer la piedra con bejucos, veamos:

336 • Nuestro Saber Oral “Dicen que estos hombres eran humanos, pero yo creo que no, se tratará más bien, de espíritus malos; su trabajo consistía en tallar di- ferentes objetos de piedra que hoy en día los miramos en la selva”. Los Wataes investigaban y detectaban que estos seres trabajaban con espí- ritus malos, provocando grandes huracanes y tempestades que nadie podía andar y ese era el momento en que ellos, los Patatahua estaban trabajando, los Wataes contaban que estos seres agarraban aquellas pie- dras broncas y las tiraban a un campo en donde iban a construir, con el soplo derretían las piedras, entonces los agarraban como barro y em- pezaban hacer toda clase de objetos con figuras de leones, de mico, piedras de moler, etc. De esa manera construyeron Kao Kamasa que es el lugar sagra- do en donde está enterrado el héroe civilizador Pech, que después de su gesta cultural se perdió en lugar mítico del Cerro de la Palmera, precisamente en el lugar en donde el guaco se comió la serpiente y defecó toda la serpiente para proteger la tumba del sacerdote que ci- vilizó a la Nación Pech. Los lugares donde habitaron los Pech parecen sitios importantes por donde pasaban el comercio prehispánico de los mexicanos reci- biendo influencias de Mesoamérica y de Culturas de América del Sur, comían yuca y maíz, se vestían con ropa de tunu y algodón.

ORIGEN DE LA CULEBRA Y WAKO

(Pataka-ko) (Mito Etiológico Pech)

Existían nueve hermanos. El mayor de ellos provocaba juicios contra la naturaleza de la tierra. Así pasaron tres juicios y pensaban hacer ya el último. Pero el hermano menor, no estaba de acuerdo que este juicio se hiciera ya que estos ocasionaban que la generación de seres vivos no prosperara. Todos los nueve hermanos tenían dominio del espíritu maligno, pero no deseaban utilizarlo contra la naturaleza.

Honduras • 337 El hermano menor pensó tenía que buscar una forma de defen- der la nueva generación. Voy a matar a mi hermano y así se va a so- lucionar este problema se dijo a sí mismo. Y así fue como se decidió hacer lo que pensaba. Primero intentó matarlo con la espina del guacamaya la cual es ponzoñosa y dolorosa pero no dio efectividad después de esto, formó una culebra con cera y pelo (esto fue así según la leyenda). El herma- no menor seleccionó entre nueve de sus sobrinas a dos de ellas. Lue- go las mandó a pescar, y estando ellas en el río les provocó una gran tempestad y corrieron muriéndose de frío. Antes de que llegara, el hermano menor hizo una fogarata para que cuando llegaran sus sobri- nas pudieran calentarse, y así lo hicieron. La leña del fuego era de concha de caoba y palo tatascán; volaban brasas cuando se le acele- raban con un soplador. Fue así que aprovechando el momento, sacó un pelo del músculo interior de la sobrina menor. Esta salió gritando a la orilla de la fogarata. El hermano menor le preguntó —qué le pasa —ella contestó: —me mordió un animal—. Pero él le dijo que eran las brasas. Fue así como consiguió el pelo para hacer la culebra. Trabajaba todos los días secretamente y usaba la ciencia oculta para hacer la culebra. Así, le dio cuatro soplos de aliento y la culebra comenzó a moverse poco a poco. Luego le puso el ojo, el cual era un grano de maíz. Por segunda vez, llamó a sus dos sobrinas y les dijo: —yo quie- ro que vayan a pescar otra vez, porque quiero hacer una fiesta con mi hermano mayor. Tráigame cangrejos, chacalines, etc. Así fue que ellas se fueron a pescar y después de hacerlo, regresaron con gran cantidad de cangrejos y chacalines y el hermano menor, ordenó que se cocina- ran todo para la fiesta y que después pasaran todo lo cocinado a otro sartén para que se enfriara, y así lo hicieron. Después el hermano menor fue a traer la culebrita y la puso al fondo del sartén, sin que nadie se diera cuenta. Rato después, invitó al hermano mayor para que repartiera la comida, y éste aceptó la invita- ción. Cuando comenzó la culebrita se le lanzó en la mano y la mordió. El hermano mayor le gritó al menor diciéndole: —Me mataste. Hasta aquí he llegado, antes de morir no quiero que me vayan a enterrar

338 • Nuestro Saber Oral tendido sino parado —aseveró. El hermano menor pensó que su her- mano lo que quería era seguir haciendo juicio. Así que lo enterraron parado, pero con el dedo meñique hacia fuera, el cual después se trans- formó en un gran cerro que se llama Korpan y cuando el dedo se mueve, es que se siente los temblores. Pasó el tiempo y el hermano menor, al ver que la culebrita se había convertido en una serpiente pensó en llevarla al otro lado del mar, ya que así no podía seguir destruyendo a la humanidad. Enton- ces, llamó a la reina Wako y le dio la dirección y las recomendaciones necesarias para atrapar a la serpiente y que ésta no viniera después de un año. Así fue como la Reina Wako, cazó la serpiente y se la llevó a la dirección del cerro Korpan. Cuando iban pasando, le lanzaron unos espíritus malos y no pudo pasar por ahí. Estuvo unos meses y regre- só. Así que se vino después a quedar en este lugar. En el cerro Korpan existen por eso diferentes clases de culebras, sapos, aves, pichetes de dos cabezas, etc; y ahí en ese lugar están da- das las plantas medicinales.

Honduras • 339 NICARAGUA

RELACIÓN ENTRE MISKITOS Y SUMUS

En la colina de Kaunapa, sobre la ribera izquierda del río Patuca, a pocas millas aguas abajo de la confluencia con el río Guampú, exis- te una roca que muestra el signo de un cordón umbilical humano, del cual nacieron los ancestros de la tribu: el Gran Padre (Maisahana, “él, quien nos engendró”) y la Gran Madre (Itwana o Itoki). Miskitos y Sumus son los descendientes de estos dos primitivos ancestros. Los primeros en nacer fueron los Miskitos quienes, desobedien- tes y tercos como son hasta el presente, desestimaron los consejos de sus antepasados y escaparon hacia la costa. Luego nacieron los Twahka, que se consideran hasta la fecha como la nobleza entre los Sumus; a continuación los Yusku, que siguieron mal camino, razón por la cual fueron casi exterminados por las otras tribus que les hicieron la gue- rra. Los más jóvenes, los Ulwas, siendo los favoritos de acuerdo con las costumbres indígenas, se beneficiaron con los consejos de los an- tepasados a tal extremo que llegaron a ser especialmente hábiles en las artes de la medicina y de los encantamientos, ganando el nombre de Boa, es decir “encantadores”. Mientras tanto los Twahka vivieron entre los montes, salvajes y desgreñados, el pelo les creció hasta la rodilla y se llenaron de piojos. Entonces el Rey Mosco envió por ellos y les capturó, obligándoles a bañarse y a regenerarse, de modo que obtuvo su sumisión y apoyo.

Relato publicado por W. Lehmann en 1910 y reproducido por E. Conzemius

340 • Nuestro Saber Oral PANAMÁ

Mito Ngobere

Cuentan los antiguos, que originalmente en la región del Calovébora, vivían los Degó, un pueblo a quien Dios había hecho pa- cíficos, que compartían el territorio con los Moing, otro pueblo de se- res guerreros y malévolos. Ambos tenían la facultad de convertirse en animales, pero los Degó por pacíficos se convertían en seres indefen- sos como peces y cerbatillos. Sin embargo los Moing se convertían en bestias feroces que devoraban a los Degó. En medio de la pugna de ambos, Dios creó al pueblo Ngobe. Como los moing también los atacaban. Entonces Ngobó, o Dios; también conocido como Mirónomo Krono, Jutú Krono o Nogobó; en- vió varios cataclismos a los Moing. Primero envió una lluvia muy fuerte y prolongada, después les envió mucho frío y más tarde un gran fuego. Al recibir estas descargas, los Moing hacían diferentes muecas y Mirónomo Krono los iba convirtiendo en piedra, o en árboles. Por ello, al entrar en la espesura de los bosques, encontramos árboles en diferentes formas, en los que creemos adivinar animales o figuras espantosas. Estos son los Moing. También aparecen unas extrañas piedras; hoy llamadas “Petroglifos” por los arqueólogos; que muestran a estos seres contor- sionados. En la serranía hay una enorme piedra que tiene la huella de Mirónomo Krono, cuando bajó a defender a los Degó y al pueblo Nogobe; y que tenía la apariencia de un anciano. En esa piedra dejó impresa la huella de su bastón y la podemos ver hasta hoy.

Panamá • 341 ¿POR QUE LA LUNA TIENE UNA MANCHA EN LA CARA? (Kuna)

En el tiempo en que había pocos hombres sobre la tierra, existían todavía hombres monos... había una abuela que vivía con sus nietos; un niño y una niña. Vivían tranquilos, prácticamente en el Paraíso te- rrenal. Tradicionalmente, los Kunas han sido gente muy limpia, que cons- tantemente están en el río, o en la mar, bañándose. Por esta razón, la abuela enviaba todas las mañanas a los niños a la fuente de aguas a asearse. Los niños crecían sanos, felices e inocentes hasta que llegaron a la pubertad, y empezaron a despertarse los deseos sexuales. Cierto día, la niña regresó a su casa llorando y muy consternada. Contó a su abuela que alguien le había cubierto los ojos y había abu- sado de ella, manchando su castidad. La abuela muy disgustada inquiría a la niña si podía identificar a su agresor. Al responder la niña que no, pues le había cubierto los ojos, la abuela planeó: ¡Pues bien! Mañana, cuando vayas a la fuente, lleva escondida esta semilla de jagua *. Al momento en que este individuo te ataque, tú le restriegas la semilla en la cara y así conoceremos su identidad. Así fue en efecto; ante el agresor la niña rápidamente le embadur- nó la cara con la jagua. Al regresar a la casa, el niño corrió y se acostó en su cama, cu- briéndose con la sábana. La abuela los llamó para cenar, pero el niño se excusó, que no tenía hambre y en cambio, sentía mucho sueño. ¡Bien! dijo la abuela; ¡descansa pues!. El otro día, la abuela despertó a los niños y les requirió para que fueran a la fuente a bañarse. El niño sin descubrirse, dijo que no de- seaba ir, pues quería seguir durmiendo. En el atardecer, la abuela lla- mó nuevamente a sus nietos para que viniesen a comer. El joven, nue- vamente se excusó, que no quería levantarse y cubría su rostro.

* La jagua (genipa americana) es una semilla que da un tinte oscuro que utilizan para teñir textiles y pintarse el cuerpo.

342 • Nuestro Saber Oral La abuela impaciente, le arrancó la sábana y descubrió su rostro manchado de oscuro por la jagua. ¡Con que eras tú el malvado! Has deshonrado a tu propia herma- na, la has hecho impura... Pues, ya no pueden vivir bajo mi techo; y los expulsó a ambos del hogar. El joven abochornado y triste dijo a su hermana: “Ven hermani- ta, vámonos de aquí; la abuela no nos quiere ver... La joven niña en- tre lágrimas, le dice: —Sí hermano ya voy, pero espérame, se me que- dan las peinetas. Y cuando ya iba a salir, dice: —Espérame, se me queda el espejo. Se cuenta que desde entonces las mujeres dan muchas vueltas para salir de la casa y siempre están demoradas. Los jóvenes abandonan la casa y toman un largo camino; el joven niño daba excusas mil a su hermana. Iba tan rojo de vergüenza por su actuación que se fue volviendo una bola de fuego, y de pronto se fue al cielo. Entonces, cada noche de luna llena, los niños, niños Kunas, tienen una enseñanza: que no se puede cometer incesto entre herma- nos, pues allí en el cielo está la lucha redonda blanca, con una gran mancha oscura en la cara para recordar su vergüenza.

(Narrado por Aristeyde Turpana)

IBEORGUN EL GRAN ABUELO (Kuna)

Los “uagas” no habían llegado aún. Abia Yala era todita nuestra. Abia Yala era “tulemargadi”. Nuestros abuelos vivían en las llanuras, junto a los grandes ríos. En una aldea Kuna sucedió algo inesperado. Por cuatro días el silencio se hizo duro. Los pajaritos no silbaron, las chicharras tampo- co. Y, era muy raro, un silencio tan pesado. Al cuarto día, en las altas horas de la noche, se oyó un grito, ¡Yoooh, yooooh! Yooooh, gritaba alguien por donde borboteaba el río. La gente se alzó para ver quién voceaba tan fuerte. Se presentaron tres jóvenes Kunas en la aldea: Ibeorgun, Uikudun, Kikardiryai.

Panamá • 343 Ibergun saludó a los ancianos, a los jóvenes, a las mujeres, a los niños. —¿Naa, Kuenatgande nueganbi? Y, nadie supo responder a Orgun. Orgun extendió su mano al anciano Kalu. Orgun dio la mano a Paila. Orgun dió la mano a Yala. Orgun dió la mano a Yala. Orgun dió la mano a Duke. Orgun acarició a varios niños, los abrazó uno a uno. Orgun enseñó así a nuestra gente cómo saludar a los hermanos. —¡Ahora, vamos a descansar, —luego dijo Ibeorgun a nuestra gente— Paba nos regala esta pequeña muerte para retomar las fuerzas! ¡Ah, recuerden bien los sueños, Paba sabe usar los sueños para aconsejarnos, para prevenirnos! Nació una nueva mañana. Las estrellas una a una fueron apaga- das por el sol, y Orgun despertó a los ancianos muy pronto. Les acon- sejó un baño largo en la corriente del río. Luego, el abuelo Orgun se puso en la hamaca. El cantó el saludo de la mañana y pidió a un an- ciano que le respondiera ¡teegii! Y vió que era muy necesaria una gran choza donde todos podían reunirse y escuchar su canto, hablar de Paba, hablar de los cultivos. Nació el onmaked’nega, el itoged’nega, el orgun’nega. Orgun continuaba: —¡Consigan palos fuertes, macizos, rectos para los soportes cen- trales de la choza¡ A esos palos los llamaremos “puar”, pero para ser un puar macho va a necesitar del “tior”, del “sarki”. Así como la cabe- za de la comunidad, el sahila, no puede se sahila sin el “argar”, sin el “suar’ibed”, sin la comunidad. Es importante el “uksor” que pide la mano del “akebir” y vendrá así el “nagubir”. Como ven, todos se ne- cesitan mutuamente y al juntarse todos en orden lo llamamos “nega”. Todos pierden sus pequeños nombres para formar un nombre grande, muy grande. Orgun enseñaba así la construcción de las chozas, parte por parte, paso por paso, detalle por detalle, y él primero, subido en el techo, enrollando el bejuco entre los palos y las pajas. —¡No, no está bien dormir entre el humo, —corregía Orgun— tenemos que darle un apareja a nuestra choza! Y nació el “souu”.

344 • Nuestro Saber Oral —¡No construyan las chozas en desorden, —insistía el gran abuelo —dejen que el aire visite libre a todas las chozas, a todas las calles, a todos los rincones, no es conveniente respirar malos olores. Paba nos quiere sanos! Nuestro abuelo Ibeorgun también embarró sus manos en la arcilla. Orgun cultivó maíz, cultivó otoe, cultivó cacao y seleccionaba las me- jores cepas de plátano. Orgun cuidó así de la madre-tierra. —¡Hermanos míos —orientaba Orgun—, Paba no nos hizo para vivir solos! Paba nos creó necesitados unos de otros, como el puar del tior, como el arroyo del agua, como el árbol más resistente y fornido de la tierra blandita y húmeda. Es contra Paba el acaparar todo para uno mismo. Tenemos que compartir, compartir nuestro trabajo, compartir nuestras menudas y grandes cosas. Entonces, el abuelo Orgun inspiró una norma. Nuestra gente participaría de los bienes de todos. Desde el bebé hasta el más viejo de la aldea debían participar de los bienes de todos. —¡Cuando traigan un venado a casa, traten de convidar a los vecinos, a los ancianos, a los niños, a las mujeres! No exijan nada por el plato, al contrario, agradezcan a sus invitados. Cuando la presa es un ñeque muy joven, demasiado pequeño para compartir, hagan sopa y adornen sus mesas con los hermanos que quizás no tendrán qué co- mer ese día. ¡Paba lo quiere así! Nuestros abuelos seguían a Orgun. Nuestros abuelos descubrie- ron que era mucho mejor vivir dándose las manos. Nuestros abuelos trabajaron fuerte y muy unidos. Llegaba el tiempo de cosecha. Se agi- taba la comunidad. Las niñas repartían y traían a casa cestillas de agua- cate, cestillas de pejibaye, cestillas de limón, cestillas de otoe. Sobra- ba comida. Nadie envidiaba los bienes de otros. Se defendían unos a otros, se cuidaban. Nadie podía amontonar cosas sólo para sí. Orgun llenaba sus cestas de medicinas. El gran abuelo se pinta- ba el rostro con “magéb” y sahumaba los medicamentos con los gra- nos de cacao. —¡Hermanos, —Orgun levantaba la voz—, Paba ha creado todo para nosotros. Tenemos que saber cómo utilizar las cosas a nuestra disposición. Tenemos muchos enemigos. Las serpientes son nuestras

Panamá • 345 enemigas, la fiebre es nuestra enemiga, la tos es nuestra enemiga... pero, hay que saberlas dominar. Paba no quiere que nos muramos como sapos, como moscas. Ellos mueren aplastados y Paba no quiere que seamos tratados así. Paba quiere que vivamos bien. Tenemos que hacernos respetar. Hagamos de todas las plantas nuestras aliadas—. Y el gran Orgun enseñó a Yala, a Paila, a Kalu, a Mage. Orgun nos enseñó a defendernos. Las enseñanzas de Orgun se extendieron a to- dos los sectores de la vida. Orgun enseñó el arte. Nuestros antepasa- dos aprendieron a tejer cestos, mochilas. Orgun enseñó a nuestra gente, a su gente, cómo celebrar las ceremonias de pasaje de nuestras niñas. Orgun era un gran Kandur de doce tratados. El era ibekandur, ilekandur, napaskandur, sulukandur de doce dur, Kalapurbakandur... Nuestra comunidad comenzó a girar alrededor de una gran choza y lo llamaron itoged’nega, onmaked’bnega, Orgun’nega. Y, los hombres blancos, barbudos, no habían soñado todavía con nuestro oro. Antes de dejar esta nabguana, nuestro gran abuelo dijo: —¡Hermanos, vienen buenos momentos! Paba va a enviar hom- bres llenos de pueblo y llenos de luz. Vendrán nuevos pajarillos sobre esta tierra. Antes, ustedes deben construirles buenas jaulas, asarles plá- tanos tiernos para que no pasen de largo, para que encuentren calor en los nidos—. Así hablaba nuestro gran abuelo Ibeorgun de los nue- vos dirigentes kunas que vendrían después de él. ¡Ibeorgun el gran abuelo!

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