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EL NEGRO-CASIQUIARE-ALTO COMO RUTA CONECTIVA ENTRE EL AMAZONAS Y EL NORTE DE SURAMÉRICA

Alberta Zucchi

En la actualidad existen tres posiciones para explicar el origen de los desarrollos culturales en las Tierras Bajas Suramericanas. La primera de ellas parte de los planteamientos de Steward (1948a:508-510; 1948b:885-892 ; 1949:728, 771), quien consideró que dado que la Selva Tropical no podría mantener desarrollos complejos, cualquier cultura avanzada que se en­ contrara en el sector debía haberse originado en los Andes, en donde existía el potencial ambiental adecuado para mantenerla. Con algunas modificaciones y elaboraciones, esta posición ha sido mantenida por Meggers (Meggers 1951:110-114; 1954:801-824; 1957:71-89; Meggers and Evans 1957: 415, 593-608; 1973:51-69). La segunda posición, en cambio, propone que la Cultura de Selva Tropical evolucionó a partir de pequeñas comunidades recolectoras costeras Arcaicas o Meso Indias. A este respecto se ha indicado, que las evidencias obtenidas en la costa norte de y en la de Ecuador sugieren que el sector noroccidental de Suramérica haya podido ser "el lugar de origen o de dispersión masiva del arte alfarero, en todo el Continente Americano" (Reichel Dolmatoff 1986:63).

El tercer punto de vista es el de Lathrap (1970:63) quien piensa que la evidencia arqueológica disponible no apoya la posición anterior y propone una colonización de los demás sectores de Suramérica a partir de la Amazonia. Su modelo se basa en la combinación de evidencias arqueológicas y lingüísticas y estructura los supuestos desplazamientos de grupos de lengua Arawaco, Maipure, Paño, Tupi y Caribe. El mismo, se basa en las siguientes premisas: 1) que alrededor de los 3000 A.C. los Proto Arawaco estaban concentrados en las riberas inundables del Amazonas Central, en las immediaciones de la actual ciudad de Manaos; 2) que para ese momento, tanto los- Arawaco como los demás grupos del sector ya poseían una eficiente agricultura de Selva Tropical, la cual estaba generando crecientes pre­ siones demográficas sobre los limitados sectores ribereños; y 3) que para aliviar dichas presiones, grupos colonizadores comenzaron a emigrar fuera de esta zona buscando ambientes ribereños favorables.

Según este modelo, una parte de estos colonizadores remontó el rio Negro, y debido a la escasez de terrenos aluviales, tomó la ruta Casiquiare-Alto Orinoco, para asentarse en el curso medio y bajo de este río. Estos ceramistas tempranos (Saladoides) o Proto Arawacos, per­ manecieron en el Orinoco hasta que otros grupos procedentes del Amazonas (Barrancoides) o Proto Maipure, los forzaron a emigrar hacia la costa venezolana y posteriormente hacia las Antillas, en donde se convirtieron en los Taino que encontró Colón (Lathrap 1970:75).

Desde su aparición, este esquema ha gozado de gran popularidad entre los arqueólogos que trabajan en el norte de Suramérica. No obstante, a pesar de que ya han transcurrido diecisiete años desde su aparición, los

1 2 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA trabajos destinados a comprobar sus premisas básicas (Ej. crecimiento demográfico temprano en el Amazonas Central, antigüedad de algunos com­ plejos en el sector, rutas, etc.). nan sido prácticamente inexistentes. Recientemente Rouse ha re-elaborado una parte, al plantear que a partir del río Negro los Proto Maipure iniciaron un movimiento en forma de pinzas alrededor del Escudo de Guayana (1985). Los Proto Eastern descendieron por el Negro y llegaron a la costa Atlántica, en donde se convirtieron en los ancestros de los Palikur de la Guayana Brasileña, mientras que el segundo grupo (Proto Nortern) avanzó por el Canal de Casiquiare hasta el Orinoco Medio y Bajo. Algunos continuaron hacia el Delta y siguieron hacia el sur por la costa de las Guayanas, convirtiéndose en los ancestros de los Lokono. En algún punto de su movimiento hacia este sector, un grupo se separó y colonizó las Antillas en donde desarrolló tanto el Island Carib o Igneri, como el Taino de las Antillas Mayores. El mismo autor indica que este movimiento se inició alrededor de los 2000 años A.C., y finalizó alrededor de la época de Cristo. Este nuevo esquema se inspira en el que Brochado (1984) propuso para los Tupi. Tomando en cuenta estos plan­ teamientos, el sector de los ríos Negro-Casiquiare-Alto Orinoco reviste una particular importancia, ya que debería permitir comprobar el paso de los portadores de las dos series cerámicas tempranas (Saladoide y Barrancoide) en sus supuestos desplazamientos desde el Amazonas Central hacia la Cuenca del Orinoco.

En este trabajo examinaremos los datos arqueológicos que se han obtenido recientemente en el sector Alto Orinoco-Atabapo, así como sus relaciones con los del Vaupés-Caquetá y los de la sub-área del Amazonas Central. Luego analizaremos brevemente las nuevas evidencias lingüísticas sobre la organización interna de las lenguas que integran el grupo Maipure del Norte y también, datos extraídos de la Tradición Oral, sobre el lugar de origen y los movimientos migratorios de algunos grupos Arawaco. Por último, intentaremos integrar esta información en un nuevo esquema inter­ pretativo.

LA ARQUEOLOGÍA DEL ORINOCO-ATABAPO Y VAUPES-CAQUETA

Para fines de manejo de la información arqueológica sobre la Amazonia, Brochado y Lathrap (Ms) establecieron diversas sub-divisiones. La sub-área del Amazonas Central abarca un extenso sector que comprende el curso Alto (Solimoes) y Medio del Amazonas, comprendidos entre las desembocaduras del Javarí y del Tapajóz, incluyendo el tramo medio y bajo de este último. Estos autores indican que el curso alto del Madeira y sus afluentes (Guaporé, Beni y Mamoré) constituyen una extensión sureña de la misma, mientras que el Alto Orinoco representa una prolongación norteña, precisa­ mente debido a que a través del Negro-Casiquiare se puede navegar directa­ mente desde una cuenca a la otra. Basándonos en los datos que presen­ taremos a lo largo de este trabajo, consideramos que en esta extensión septentrional se debe incluir también el sector Vaupés-Caquetá-Putumayo.

El Alto Orinoco

Hasta hace poco las únicas excavaciones arqueológicas sistemáticas que se habían llevado a cabo en el Alto Orinoco continuaban siendo las de Evans, Meggers y Cruxent (1959:359-369), quienes exploraron el Alto ZUCCHI 3

Ventuari-Manapiare y el Bajo Ventuari-Orinoco. Para el primero de estos sectores establecieron la fase Corobal, mientras que en el segundo defin­ ieron la fase Nericagua.

En 1986 iniciamos un proyecto de investigación sobre asentamientos humanos autóctonos en ríos de aguas blancas y negras, cuya área de estudio comprende un extenso sector de los ríos Orinoco y Atabapo e incluye los caños Yagua y Caname, sus principales afluentes en el sector. Durante las sucesivas temporadas de campo se localizaron y sondearon 20 yacimientos (Fig. 1), algunos de los cuales por sus nombres (Siquita, Nericagua) parecen ser los que visitaron los autores previos.

Debido a que el proceso de clasificación de nuestro material está actualmente en curso, aún no es posible presentar información detallada sobre sus características, ni en cuanto a sus variaciones espaciales y temporales. No obstante, el examen preliminar parece indicar que esta colección puede ser dividida tentativamente en dos grupos. El primero está integrado por la alfarería obtenida en la mayoría de los sitios del Orinoco, y que se relaciona con la fase Nericagua. Al segundo grupo, en cambio, pertenece la mayor parte del material del Atabapo, cuyos sitios son poco profundos y menos extensos, y aparentemente corresponden a asentamien­ tos relativamente recientes.

La alfarería de la fase Nericagua tiene desgrasante de caraipé, mientras que los demás tipos (cauixí, arena, etc.) descritos por los autores previos, son poco frecuentes o inexistentes. El repertorio de formas reconstruido tentativamente (Fig. 2) es bastante limitado, e incluye boles carenados y hemisféricos de boca más o menos abierta, con bordes directos, planos o ligeramente salientes; ollas de cuello restringido y budares. En algunos yacimientos se encuentran topias, las cuales con­ stituyen rasgos tardíos.

Tal como indicaron Evans, Meggers y Cruxent, las técnicas decorativas de esta alfarería son la incisión, el modelado y la pintura. Generalmente la decoración incisa es rectilínea (Fig. 3) aunque ocasionalmente, también se observan elementos curvilíneos (Fig. 3:Z; Fig. 4:H,I). Los motivos consisten de grupos de líneas horizontales, perpendiculares, diagonales o colocadas en direcciones alternas o en zig-zag, así como espirales cuadra­ das o triangulares (Fig. 3). Ocasionalmente, algunos motivos lineales incisos se combinan con punteado (Fig. 4:A-C) o con modelado (Fig. 3:B , Fig. 4:H,J,K). Generalmente los motivos incisos están colocados sobre los bordes de las formas 1 y 2, o en la parte superior de la 5. El modelado está representado por apéndices de borde (Fig. 4:H-J) y adornos zoomorfos y antropomorfos (Fig. 4:L-Z) y asas tubulares verticales con impresiones digitales, o pequeñas protuberancias (Fig. 5:C-H). En algunos yacimientos cercanos a la confluencia Orinoco-Atabapo se encontraron algunos fragmentos de vasijas de cuello alto vertical con una cara hecha mediante elementos aplicados (Fig. 5:A-B), que parecen ser atípicas.1 En general, los elementos modelados son relativamente tardíos y más frecuentes en los yacimientos ubicados cerca de la desembocadura del Ventuari. Por ello pensamos que se hayan debido a influencias del Orinoco Medio, a través de éste sector. 4 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

Evans, Meggers y Cruxent mencionaron la presencia de engobe rojo y de pintura negativa (lineas onduladas finas, con o sin recubrimiento de la superficie). la cual aparentemente solo aparecía a partir de la parte media de la secuencia (1959:365-366). Por el momento, en nuestra colección solo hemos observado la presencia del primero.

Por otra parte, si bien se indicó que la fase Nericagua se extendía entre los 1159 ± 122 y los 544 ± 113, se señaló que tanto el uso del caraipé como la decoración incisa característica del material más temprano, podían ser anteriores a los 500 A.D. Nuestra serie de fechas se extiende entre los 2010 ± 80 B.P. (Beta 18452) en el Sitio Cascara Dura y los 690 ± 190 B.P. (Beta 18456) en San José de Minicia o Minicia Vieja.2 En otros dos yacimientos (Panaven y Laguna Iboa) se obtuvieron fechas de 2060 ± 130 (Beta 18458) y 1730 ± 80 (Beta 18454), lo cual señala que la ocupación del alto Orinoco por parte de la gente de la fase Nericagua ya estaba bien establecida durante los primeros siglos de nuestra era.

El Vaupés-Cagueta

Las excavaciones arqueológicas sistemáticas en la Amazonia Colombiana son relativamente recientes y se han concentrado en tres sectores: el Trapecio Amazónico, a lo largo del río Caqueta y en el Alto Vichada. Cuando se analizan en forma global los datos obtenidos, es posible estab­ lecer la secuencia de tres ocupaciones bien diferenciadas. La primera de ellas, y la más antigua, está representada por alfarerías de formas sencillas, en las cuales se emplearon diversos tipos de desgrasante. Generalmente esta cerámica carece de decoración, o presenta motivos relativamente simples como impresiones digitales, incisiones o engobe rojo.

La segunda ocupación corresponde a los portadores de alfarería relacio­ nada con la Tradición Barrancoide Amazónica (Lathrap 1970; Bolian 1972). En la misma se incluyen los materiales de la Pedrera, en el Caqueta (Von Hildebrand 1976:145-176), y los del sitio 15 del Trapecio Amazónico (Bolian 1972). Para este último se obtuvo una fecha de 1040 ± 90 A.P. (1-5775) (Bolian 1972).

La tercera ocupación corresponde a grupos portadores de alfarería pertenciente a la Tradición Policroma Amazónica. En la misma se incluyen las alfarerías de los sitios 14 del Trapecio Amazónico (Bolian 1972) y 5 y 15 del sector de Araracuara (Herrera 1981:225-242; Herrera et al. 1981:225- 241; Andrade 1986). Las seis fechas relacionadas con estos materiales oscilan entre los 1145 ± 80 y 340 ± 50 A.P. (1-5576, 5577, 5573; Beta 1506, 1507 y 1510) (Herrera et al. 1981:246). En este trabajo nos concentraremos en la primera de estas tres ocupaciones.

En el Trapecio Amazónico la misma está representada por una secuencia de tres complejos cerámicos (Bolian 1972), los cuales fueron establecidos en base al material de los sitios 9, 10, 11 y 12, y complementados con la evidencia de los sitios 5, 6, 2, 8 y 13. Según Bolian, estos yacimientos representan a grupos que ocuparon sectores alejados de los grandes ríos como el Amazonas. ZUCCHI 5

Para el más antiguo de ellos se obtuvo una fecha de 160 ± 105 (1-6008). Su alfarería tiene desgrasante vegetal, y formas simples (boles de paredes verticales salientes o entrantes y ollas de gran tamaño). La única decoración consiste de rodetes no alisados, impresiones digitales diago­ nales y engobe rojo. En el segundo complejo se añaden nuevos tipos de desgrasante (carbon, tiestos molidos y caraipé), elementos decorativos (engobe marron, ahumado negro y pintura negra o roja) y formales (boles con bordes salientes engrosados internamente y una vasija globular con borde recto o levantado). Las fechas asociadas son: 615 ± 125 (1-6072) y 700 ± 130 (1-6083) B.P. (Bolian 1972).

Para el tercer complejo se obtuvieron dos fechas: 925 ± 90 (1-5778) y 1190 ± 90 (1-5574). Su alfarería tiene desgrasante de caraipé y si bien las formas siguen siendo sencillas, la gamma es mas variada; los boles tienen paredes verticales con bordes directos redondeados o planos, y ocasionalmente pueden ser de paredes salientes con bordes engrosados internamente. Los boles de boca restringida continúan, y a veces tienen rodetes no alisados como decoración. El engobe r ojo se aplica a los boles y a la parte superior de las vasijas. En el sitio 9 se identificaron budares con bordes levantados y boles de tamaño grande.

Tanto por la ubicación de los sitios como por la descripción de la cerámica, los yacimientos del el Alto Caqueta (0RT-1 y 2) parecen corres­ ponder a esta ocupación temprana. La alfarería de este sector se carac­ teriza por el empleo de diversos tipos de desgrasante (pizarra, arena, tiestos molidos y caraipé), los cuales se utilizan solos o en combinación. Las formas son sencillas y en el aspecto decorativo se mencionan las incisiones rectilíneas verticales y diagonales colocadas en las immedia­ ciones del borde, así como el uso de engobe rojo (Myers et al. 1973:141- 142).

Consideramos, que en estas ocupaciones tempranas también se debe incluir a la fase Camani de la zona de Araracuara. La alfarería de la misma tiene desgrasante de carbon, tiestos molidos y cariapé, y las únicas formas presentes son los boles de boca abierta y las vasijas de borde ligeramente evertido, cuya única decoración es el engobe rojo. En términos cronológicos esta fase se extiende entre los 1815 ± 105 (Beta 1503) y los 1120 ± 65 (Beta 1508) (Herrera 1981:225-242; Herrera et al. 1981:246; Andrade 1986:56-57). En este sector, la fase Camani es seguida por la Nofurei, que ha sido relacionada con la Tradición Polícroma, y que en términos cronológicos se extiende entre los 1145 ± 80 (Beta 1507) y 340 ± 50 (Beta 1510). Según Herrera et al., la primera de estas fechas cor­ responde a la transición Camani-Nofurei. Estos autores indican que entre los siglos IX y XVI, cuando los grupos portadores de la alfarería polícroma penetraron al sector, desplazaron o asimilaron a la gente de la Camani (Herrera et al. 1981:193).

En nuestra opinión, las características de la fase Nofurei parecen señalar precisamente la interacción entre dos grupos con tradiciones cerámicas diferentes, y es posible que estos sitios sean multicomponentes. En efecto, solo cuatro de los siete tipos cerámicos que caracterizan esta fase (Aeropuerto Alisada, Angostura Bañada, Restrepo Roja en Zonas e Idrobo 6 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

Punteada en Zonas-*) pertenecen en términos formales y decorativos a la tradición policroma.

Los cinco tipos restantes (Sebag Ordinaria, Raudal Gruesa, Gamitana Incisa, Nacimiento Hachureada y Salto Impresa), en cambio, parecen compar­ tir elementos técnicos, formales y decorativos tanto con el material de la fase Camani, como con los del Trapecio Amazónico y el de la fase Nericagua. Este material se caracteriza por el uso del caraipé, y en términos formales comparte la preferencia por las vasijas globulares de tamaño mediano y grande de boca ancha y sin cuello, los budares y las topias. En cambio, los motivos incisos rectilíneos (espirales triangulares, grupos de lineas rectas paralelas y las impresiones puntiformes), parecen sugerir relaciones con la fase Nericagua del Alto Orinoco. Por ello pensamos, que estos tipos cerámicos de la fase Nofurei puedan representar las etapas evolutivas de la fase Camani, durante las cuales en la cerámica temprana se incorporaron gradualmente nuevos elementos, como resultado de los contactos con otros grupos del sector Vaupés-Caquetá-Alto Orinoco. Es decir, estarían revelan­ do un proceso de cambio similar al que Bolian (1972) menciona para los tres complejos cerámicos tempranos del Trapecio Amazónico, y que también parece haber ocurrido a lo largo de la ocupación de Nericagua.

Los contactos entre los diversos grupos que habitaban este amplio sector también queda demostrada por las similitudes que existen entre los materiales del Alto Vichada y Alto Orinoco. Los dos tipos cerámicos establecidos por Baquero (1983) (Ocuné Fino y Ocuné Ordinario) muestran estrechas similitudes tanto en el aspecto formal como decorativo con el material de la fase Nericagua. Ambos tienen desgrasante de caraipé, ollas de boca abierta, boles y budares. La decoración de la alfarería del Vichada, por otra parte, también consiste de líneas incisas rectas y paralelas formando triángulos, líneas onduladas, diseños incisos punteados, pintura lineal fina combinada con punteado y aplicaciones, y asas tubulares verticales (Baquero 1983).

Relaciones con el Amazonas central

De los datos anteriores se desprenden diversos puntos importantes :

1. Durante los primeros siglos de nuestra era (0-200 D.C.) el sector noroccidental de la Cuenca Amazónica comprendido entre los ríos Caquetá-Japura y Guaviare-Alto Orinoco, fué ocupado por grupos ceramis­ tas.

2. En base a la ubicación de estos asentamientos, a las características de sus alfarerías y a la presencia o ausencia de evidencias sobre agricul­ tura, estas ocupaciones pueden ser divididas en dos grupos. En el primero de ellos se podrían incluir el material del complejo mas temprano del Trapecio Amazónico (Bolian 1972), el de la fase Camani del Bajo Caquetá (Andrade 1986; Herrera 1981; Herrera et al. 1981) y el del Alto Caquetá (Myers et al. 1973:141 142). En términos formales y decorativos estas alfarerías presentan similitudes con el material de la Tradición Mina, y más específicamente, con el de la fase Areáo, debido al empleo de tiestos molidos como desgrasante (Correa y Simöes 1971; Si'möes 1971, 1972) y a la presencia de elementos decorativos como ZUCCHI 7

los rodetes no alisados, impresiones digitales, engobe rojo e in­ cisiones y punteado.

En cambio, por el momento en el segundo grupo solo podemos incluir la fase Nericagua, cuya gente ya estaba asentada en el Alto Orinoco durante el primer siglo de nuestra era (60 D.C.). Si bien esta alfarería se caracteriza por el uso de desgrasante de caraipé, ocasion­ almente también se emplearon otros tipos y/o sus combinaciones. En este caso, las vasijas también son sencillas, pero se evidencia una mayor variedad de formas que incluye: boles carenados o redondeados con bordes directos o evertidos, ollas de boca más o menos restringida, las cuales ocasionalmente presentan asas tubulares verticales, budares y mas tardíamente, topias. Exceptuando los budares y las topias, este material presenta estrechas similitudes formales (Fig. 2) y decorativas (Figs. 3-5) con el material con incisión ancha de la fase Jauarí (aprox. 1000 B.C.), y con el de la Caiambé (Hilbert 1968), que es más tardía. No obstante, la alfarería de la fase Nericagua carece de la decoración hachureada en zonas que presenta el material de la fase Jauarí.

3. En cada uno de los diferentes sectores del Noroeste Amazónico, el desarrollo posterior de estos dos tipos de grupos ceramistas presenta características propias, que aparentemente fueron el resultado de los procesos históricos y de interacción intra e inter-societales específi eos de cada grupo y/o comunidad, los cuales además, variaron a través del tiempo.

ASPECTOS LINGÜÍSTICOS

En la actualidad el sector Vaupés-Caquetá-Alto Orinoco-Atabapo está ocupado por grupos pertenecientes a las familias lingüísticas: Arawaco, Caribe, Tukano y Witoto, así como por otros lingüísticamente independien­ tes. Los Arawaco ocupan el rio Negro y sus tributarios (Isana, Ayarí, Xié) , así como el Guainía e Inírida, y su territorio constituye el límite norte-noreste del de los Tukano (Goldman 1963:766-767).

La familia lingüística Arawaco está integrada por numerosas lenguas, para las cuales a través del tiempo, se han propuesto diferentes clasifi caciones. Si bien la de Noble (1965) sigue siendo la mas completa, es posible intentar su actualización si se incorporan los datos lingüísticos de Taylor (1954, 1957, 1958, 1977; Taylor y Rouse 1955), Matheson (1972), Key (1979), Gonzalez Ñañez (1984, 1985, 1986), Monsonyi en (Vidal 1987), Derbyshire (1986) , Wise (1986) . En base a los aportes de todos estos autores, recientemente Vidal actualizó la clasificación interna de esta familia (Fig. 6) y elaboró un esquema que refleja las relaciones genéticas, de algunas de las lenguas que integran el grupo Maipure del Norte o Newiki (Fig. 7). En el mismo se observa que aparentemente en este grupo se produjeron cuatro separaciones tempranas representadas por: el Baré, el Curripaco, el Palikur y el Manao. De la primera de estas proto-lenguas se derivó el Igneri, mientras que el Lokono, Taino, Guajiro y Paraujano, parecen haberse desprendido del Curripaco. Esto apoya los planteamientos hechos por Taylor, quieíi indicó que el Taino no descendía directamente del Igneri, y que los ancestros de ambos eran diferentes (Taylor 'y Rouse 8 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

1955:108); además, tiene profundas implicaciones para la arqueología de las Antillas, específicamente en lo que se refiere al origen de la cerámica Chicoide, que ha sido asociada con la primera de estas lenguas.

Por otra parte, diversos autores han señalado que el Maipure del Norte o Newiki puede constituir la rama más antigua o arcaica del Arawaco (Gonzalez Ñañez 1984:74, 1985:8, 1986; Ortiz 1965:169-171; Rivet y Loukotka 1952:1108; Stark en Migliazza 1982:508, 515) y han sugerido a la región del Río Negro-Alto Orinoco, como posible centro de dispersión.

LA TRADITION ORAL: OCUPACIÓN DE LA ZONA Y LUGARES DE ORIGEN

Nimuendajú (1950:125-182) fué el primero que propuso una secuencia ocupacional de tres etapas para la zona del Vaupés-Isana. La primera es muy antigua y correspondería a la ocupación de diversos grupos de cazadores y recolectores semi-nómadas, genéricamente denominados Maku. La segunda etapa que comenzó alrededor de la época de Cristo, se relacionaría con la llegada de diversos grupos Arawaco y Tucano, quienes habrían migrado hacia el sector desde centros regionales. También indicó que la ocupación Arawaca se produjo en oleadas sucesivas, a través de las cuales los diferentes grupos se asentaron en la forma siguiente:

Baré - curso medio y alto del río Negro y el Casiquiare Manao curso medio del río Negro y sus afluentes, especialmente el Urubaxi Warekena - río Xié y curso bajo del Isana Curripaco ( del Isana) río Isana y Vaupés Tariana llegaron al Isana después de los Curripaco y posteriormente emigraron hacia el Vaupés

Nimuendajú también señaló que los primeros grupos Maku se aculturaron y fueron asimilados por los demás, y sugirió que los Hohodene y los Kadapoli- tana (subgrupos Curripaco) hacían parte de ellos (1950:164-165). No obstante, Wright ha demostrado que los Hohodene constituyen uno de los segmentos más antiguos de los Arawako del Isana (1981:11). Esto parece confirmarse también por la evidencia lingüística, ya que se ha sugerido que la variante dialectal (ojo-karro)^ pueda ser la segunda en antigüedad (Gonzalez Ñañez en Vidal 1987).

Basándose en la ausencia de datos arqueológicos para el sector, Wright también criticó la antigüedad que Nimuendajú le había atribuido a los grupos Arawaco del Negro (1981:10), señalando, que los petroglifos del Isana podrían ser muy antiguos. A este respecto Vidal señaló que los Arawako consideran que los mismos fueron hechos por sus antepasados y se relacionan tanto con el Culto del Kuwai y la emergencia u origen de los sibs y fratrías, como con sus migraciones (Vidal 1987).

Diversos autores (Wright 1981; Hill 1983; Wright and Hill 1986; Vidal 1987) han indicado que los ciclos de mitos y creencias de los Arawako revisten una gran importancia, no solo proque sintetizan una parte de la historia oral sobre viajes, migraciones ancestrales, fusión y fisión de grupos, ubicación de sitios importantes o sagrados, sino porque contienen ZUCCHI 9 los principios básicos a través de los cuales se posibilita la re-creación y la continuidad de los grupos.

Las Tradiciones Orales de los Curripaco, Warekena, Baniva, Piapoco, Kabiyari, Yukuna y Tariana conciden en señalar que el mundo se originó en diversos raudales del Alto Isana y del Caqueta (Gonzalez Ñañez 1968, 1980; Wright 1981; Llanos y Pineda 1982; Vidal 1987), denominados: Hipana, Kowai o Yurupari, Enu-koa, Cuyari, Araracuara y Cupati o La Pedrera. La historia de cada grupo se relaciona específicamente con uno de ellos. Pensamos que esto puede tener relación con la ubicación espacial inicial de cada una de las entidades sociales del grupo ancestral a partir de las cuales, pos­ teriormente se separaron las unidades (sibs o fratrias) que dieron origen a nuevos grupos.

Aparentemente, en cada una de estas historias también se menciona un número variable de nuevos procesos de re-creación, los cuales ocurrieron en otros lugares del territorio. Para los Warekena el segundo proceso ocurrió en el caño Lemi, afluente del Itiniwini o San Miguel, mientras que para los Piapoco se produjo en el sitio que ocupa actualmente el barrio La Punta de San Fernando de Atabapo. El de los Baniva tuvo lugar en el caño Aki, mientras que para los Kabiyari y Yukuna ocurrió en los Raudales de Arara­ cuara y Cupati (Vidal 1987). Aparentemente, en la Tradición Oral también se señala el orden de emergencia de las unidades de descendencia y las relaciones con otras etnias Arawaco (Vidal 1987).

Según Wright (1981:557-560) para los Hohodene, el orden es el siguien­ te: 1) Uainuma o Wainuma, 2) Mauliene (originalmente Maku asimilados a la sociedad Curripaco, 3) Mole-Dakénai (extintos), 4) Hohodene. 5) Adzanene (fratria Curripaco), 6) el hermano menor de los Adzanene, y 7) otros hermanos menores. Vidal (1987) ha sugerido la posibilidad de que estos hermanos menores estén relacionados tanto con otras fratrias Curripaco (Ej. Dzawi-nai). como con otros grupos como los Warekena y los Piapoco.

En cambio, la gente de la fratria Curripaco Wariperi-dakenai emergió del Raudal de Enu-Koa, en el siguiente orden: 1) Kuterreni (Maku asimilados a la sociedad Curripaco), 2) Wariperi-dakenai. 3) los hermanos menores de los anteriores, y 4) los Tariana (Wright 1981:560-562). Según Vidal (1987) , en tiempos remotos los Piapoco estuvieron emparentados con los Arawaco del Isana, especialmente con los Curripaco y sus sub-grupos como los Hohodene, a quienes consideran sus "hermanos", y los Wariperi-dakenai "sus cuñados". A éste respecto Wright señala que en épocas muy remotas, un grupo ancestral de Hohodene denominado Dayzo-dakénai5. el cual habitaba la zona del Ayarí, emigró hacia el Guaviare (Wright 1981:11-12); Vidal piensa que este nombre pueda estar relacionado con la autodenominación de los Piapoco: Dzáase. Tsáase o Cháase. así como con la denominación de su fratria de mayor jerarquía: Tsáse-ita kénai (Vidal 1987). Añade además, que según este grupo, el Kali-Duapeni6 pertenecía a la fratria Káviriali- itàakênai. mientras que el Kuwai-seri' era de la Tsase-itàakênai. y la esposa de éste Poméniru, pertenecía a la Malái-itáakenái. Dado que estas tres fratrias son las que tienen la más alta posición jerárquica dentro de la sociedad Piapoco, su asociación con personajes míticos podría indicar las escisiones más tempranas ocurridas dentro de ella (Vidal 1987) . EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA 10

A continuación presentaremos la información que la Tradición Oral de diversos grupos Arawacos del Noroeste del Amazonas proporciona sobre su lugar de origen y posteriores desplazamientos. Enfatizaremos la de los Piapoco, dado que como se verá más adelante, el mismo parece estar relacio­ nado con el material de la fase Nericagua del Alto Orinoco.

Según Vidal, la separación del sib primigenio de los Piapoco parece haber ocurrido en el río Ayarí (lugar de emergencia), no obstante por el momento, aún no se sabe exactamente a partir de cual parcialidad, ni las causas que motivaron este hecho. Como ya indicamos solo se sugiere un parentesco consanquíneo con algunos de los sub-grupos Curripaco o Wakuenai que ocupaban ese sector. El mismo autor ha sugerido la posibilidad de que se tratara de los Hohodene, a quienes los Piapoco consideran sus "her­ manos", y cuyo territorio frátrico se encuentra precisamente en esta zona. Desde al Ayarí (Fig. 8), la gente de este sib primigenio pasó al Cuyarí o Vaupés y lo remontó hasta las cabeceras. Desde allí, y siguiendo un camino del Kuwai-seri, llegaron al Alto Guaviare cerca de su confluencia con el Ariari, en donde permanecieron por un largo tiempo. Durante este período, en la casa del Kuwai-seri en el Raudal del Zamuro, se produjo la primera escisión, y se creó una fratría integrada por los siguientes sibs: 1) Tsàse-itàakênai. 2) Kawiriali-itàakênai. 3) Malai-itàakênai. y 4) Neri- itàakênai (Vidal 1987).

Una vez ocurrido esto, el grupo continuó su viaje, y al llegar a la desembocadura del Uva se dividió; una parte (los Neri) remontó este rio, mientras que la otra siguió por el Guaviare en donde permaneció un largo período. Con el paso del tiempo, la población Neri del Uva que había crecido numéricamente, logró constituirse en una fratría integrada por tres sibs con el siguiente orden jerárquico: 1) Nari-itàakênai. 2) Aiku- itàakênai. y 3) los ancestros de los Atsawa-nai o Achagua. Estos últimos se separaron de ella, y siguiendo un camino de sabana llegaron al Mana- cacías y luego al Meta. Se indica que esta gente solo regresó al Uva para visitar a sus abuelos Neri, y que ya "eran otra clase de gente...y no escuchaban (hablaban) más el Piapoco" (Vidal 1987).

Mientras tanto, el resto de la población Piapoco llegó a la confluencia Guaviare-Atabapo-Orinoco. Para ese momento ya constituían un grupo numeroso, por lo cual se produjo una segunda reorganización que dio origen a cada uno de los sibs que integran las fratrías Tsáse (Kalikué. Kierri. Kiewa). Kawiri (Kitsei. Aaasi) y Malai (Malai. Manú). Como ya indicamos, este proceso de re-creación ocurrió en la casa del Kali-duapeni, situada en el lugar que ocupa actualmente el Barrio La Punta de San Fernando de Atabapo. Es importante mencionar que precisamente en este lugar se encuentra el yacimiento AM-4 (Sitio Martinez) de la fase Nericagua, descrito por Evans, Meggers y Cruxent (1959:363). Estos autores señalaron la presencia de una serie de montículos dispuestos alrededor de una plaza central (110 x 125 mts) y de dos pilares líticos los cuales aparentemente flanqueaban un camino (55 mts de largo por 2-4 de ancho) que conectaba esta última con la orilla del río. Las características de este yacimiento, su extensión y espesor estratigráfico, la abundancia y elaboración del material cerámico, adquieren significado no solo debido a su ubicación estratégica en la confluencia de tres ríos importantes (Guaviare, Atabapo y Alto Orinoco), sino debido a su posible conexión con un proceso de re- ZUCCHI 11 creación societaria. Por otra parte, los informantes Piapoco también indican- que los "Kuwai-seri itanéremi" (dibujos del Kuwai-seri o petro- glifos) que se encuentran en las immediaciones constituyen la prueba de estos acontecimientos dejada por los antepasados (Vidal 1987:136-137). Aparentemente, los mismos no solo narran los hechos, sino que señalan los símbolos de las fratrias y los sibs.

Los Piapoco refieren que estos ancestros siguieron manteniendo contac­ tos con sus hermanos de Uva y del Ayari, y que los visitaban con frecuen­ cia. Esto indica que los grupos o parcialidades que migran hacia zonas distantes no se desvinculan del resto de su gente. Estos nexos permanentes entre parcialidades de un mismo grupo que habitan zonas distantes, pueden explicar en un momento dado, la aparición de nuevas técnicas, elementos, objectos, etc., en un Sfector, sin que exista la evidencia intermedia que permita probar su procedencia de otra que los posee.

Luego de haber permanecido durante un largo tiempo en el Bajo Guaviare- Orinoco, los miembros de los sibs Kierru, Aasi y Malai decidieron exten­ derse a lo largo del Orinoco hasta el Vichada. En cambio, la gente de los sibs de mayor jerarquía de las fratrias Tsàse y Kawiri, permanecieron en el sector Bajo Guaviare-Orinoco-Atabapo (Vidal 1987). El grupo que emigró hacia el Vichada se encontró con otras poblaciones y luego de gestionar el permiso correspondiente, estableció un primer asentamiento en el sitio de Benakú (Santa Rita). Todos los grupos fueron convocados en este lugar en donde se produjo un nuevo proceso de re-creación societaria, que dio origen a la siguiente organización: Fratrias Sibs Tsàse Kalikué Kierru Kiewa Otros (2)

Kawiri Kitsei Aasi Pumenieli Otros (2)

Malai Malai Manu Otros (3)

Neri Neri Aiku Kawanalu Otros (2)

Después de este proceso la gente regresó a sus respectivos asentamien­ tos. No obstante, debido a que uno de los grupos que habitaban el Vichada inició una guerra en contra de los Piapoco, la mayoría de la gente se dispersó y emigró fuera del área. Solo se quedaron los miembros de los sibs de mayor jerarquía de los fratrias Kawiri y Neri, así como los del sib Manu, quienes hicieron frente a los agresores y lograron expulsarlos del Vichada. Después de la victoria, los Neri y los Manu regresaron al Uva, 12 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA mientras que los Kawiri volvieron al Atabapo y al bajo Guaviare. El resto de la población se dirigió hacia el Meta, que estaba ocupado por los Saliva. Con la autorización de éste grupo, se instalaron en la margen derecha de este río (entre los caños Pauto y Duya) y posteriormente se extendieron hacia su margen izquierda. Luego, remontaron el Pauto y llegaron a una sabana denominada Bocotá, que estaba desocupada. Indican los informantes que después llegaron numerosos guerreros Chicha-nai quienes diezmaron a la población Piapoco. Los pocos sobrevivientes, pertenecientes a las fratrias Tsàse y Malai regresaron al pueblo de Kalijí en donde permanecieron bajo la protección Saliva. Con el tiempo, y a través de matrimonios o de la asimilación de parcialidades Saliva a la fratria Malai, lograron reconstruirse socialmente, y en el antiguo sitio de Benakú ocurrió un nuevo proceso de re-creación que dio origen a la organización que está vigente en la actualidad. Después de este último proceso, la gente se distribuyó y no volvió a emigrar fuera del territorio (Vidal 1987).

En cambio, según la tradición oral de los Tariana, en épocas muy antiguas, éstos emigraron desde algún lugar del río Negro hacia el Isana, en donde vivieron por un largo período entre la gente de la fratria Curripaco Waríperi-dakenai. En el siglo XVIII, debido a conflictos con éstos últimos se movieron hacia el Vaupés (Wright 1981:108).

Por otra parte, los Kabiyari mencionan su emigración desde el "Origen del Mundo"(?) hacia el "Centro del Mundo" ubicado en el Pira-Piraná (Bourgue 1976:117-143). Al llegar a este sector se extendieron hacia el Canari y Apaporis, que estaban ocupados por la Gente Tigre o Hehechu. Se ha sugerido la posibilidad de que estos últimos fueran el grupo de mayor jererquía de los Tanimuka (Tukano), a quines se les conoce con este nombre. Si esto es así, implica que los Tukano ya estaban ocupando la zona a la llegada de los Kabiyari (Vidal 1987).

En cambio, los Warekena, señalan que sus primeros antepasados descen­ dían de los Dzawi-nai (fratria Curripaco), y representaban los hermanos de la tercera posición jerárquica. Por razones aún desconocidas, los Warekena se separaron y emigraron hacia el Amazonas. Luego remontaron el río Negro subiendo hasta las cabeceras del Cababuri; por un camino del Kuwai llegron al Yatura y, siguiéndolo, alcanzaron el Pasimoni y el Casiquiare. A través del caño Me (Mee o Desecho), pasaron al Tapu (afluente del San Miguel o Iti-Wini), que en la actualidad constituye el corazón del territorio de este grupo. No obstante, algunos ancianos señalan que desde el caño San Miguel los Warekena se extendieron hacia el Tuamini y Atacavi, o sea hacia las cabeceras del Atabapo (Vidal 1987).

En la tradición Baniva se indica que los antepasados vivían en Amanari (Tonina), un sitio del alto Isana cercano al Raudal del Kuwai. Según un informante Baniva, desde este sitio y siguiendo la ruta: Isana-Cuyarí-Pegua camino interfluvial-Aki, emigraron hacia el territorio que ocupan actual­ mente en el Alto Guainia. Después de asentarse y distribuirse en este sector, una parte de la población se extendió al Pimichin y a través del camino que lo comunica con el Temi, llegó al Atabapo. En este último río se asociaron con los Yavitero y ambos emigraron hacia el Alto Orinoco (Vidal 1987). Por otra parte, Gonzalez Ñañez (1980:172-186) señala que la ZUCCHI 13 tradición oral de los Warekena indica que la penetración de los Baniva al Guainia ocurrió cuando ya este grupo ocupaba el sector.

Es interesante destacar que según estos datos, se desprende que en sus movimientos migratorios estos grupos utilizaron tanto rutas fluviales como terrestes.

CONCLUSIONES

Según los lingüistas el Proto Arawaco se diferenció de una lengua ancestral o Proto Ecuatorial entre los 5000 y 3500 A.P., y aparentemente, entre los 3000 y 2500 A.P. se produjeron sus primeras separaciones inter­ nas. Algunos especialistas consideran, asi mismo, que el grupo Maipure del Norte constituye su rama mas antigua, e indican que en ella ocurrieron cuatro separaciones tempranas representadas por el Manao, Palikur, Baré y Curripaco, y que todas las lenguas Arawaco del norte de Suramérica aparen­ temente se derivaron de las dos últimas.

También mencionamos, que según las Historias Orales de cinco de los grupos cuyas lenguas están genéticamente relacionadas con el Curripaco (Piapoco, Tariana, Baniba, Warekena y Kabiyari), señalan al Isana como lugar de emergencia e indican, que cada uno de ellos emprendió movimientos migratorios en direcciones, y a través de rutas diferentes. En deter­ minados lugares a lo largo de estos recorridos, se produjeron importantes procesos de re-creación societaria, los cuales aparentemente están regis­ trados en los petroglifos que se encuentran en las immediaciones. Con­ sideramos que una investigación detallada sobre este aspecto podría contribuir significativamente a la comprensión del significado de estas manifestaciones.

Por otra parte, la excelente investigación sobre el proceso migratorio de los Piapoco (Vidal 1987), ha permitido conocer los detalles sobre el movimiento de este grupo desde el Isana hacia el Guaviare y los Llanos. A través de estos datos se sabe que el territorio de esta gente ha estado tradicionalmente situado al sur del Meta, y que determinados lugares o sitios del mismo (tanto en como en Colombia), se relacionan con eventos o personajes importantes de la historia de este grupo. Dado que la parte venezolana del mismo (Alto Orinoco-Atabapo), corresponde con al área de distribución de la fase Nericagua, hemos sugerido que esta última pueda estar relacionada con los ancestros de este grupo. En el futuro, los resultados del análisis detallado de esta alfarería y las dataciones de los niveles mas recientes de estas ocupaciones permitirán confirmar o rechazar esta hipótesis. Si partimos de todo lo anterior y nos basamos en las similitudes formales y decorativas que existen entre las distintas al­ farerías, es posible estructurar un nuevo esquema que integre los datos arqueológicos y lingüísticos del Amazonas Medio con los del Alto Orinoco- Vaupés-Caquetá.

El mismo (Fig. 9), comienza en el sector costero brasileño denominado Salgado, una zona de bahías, ciénagas, y manglares, que fué ocupada entre los 4000 y 1400 años A.C. por grupos arcaicos con cerámica, la cual ha sido incluida en la Tradición Mina (Simöes 1971, 1972, 1978; Correa y Simöes 1971; Brochado y Lathrap Ms.). 14 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

Progresivamente, desde el sector costero, algunos de estos grupos se movieron hacia la desembocadura del Amazonas y su tramo bajo. Con este movimiento, y probablemente como consecuencia de su adaptación a nuevos microambientes, se deben haber producido cambios importantes en el aspecto económico, social y lingüístico de algunos de ellos. Es posible que tanto la separación del Proto Arawaco como de otras proto lenguas, haya ocurrido precisamente en este sector y durante este período.'

Entre los 3000 y 1000 A.C., los Proto Maipure ya debían estar en el Amazonas Medio, en donde ocurrieron sus primeras divisiones internas. La evidencia arqueológica correspondiente a esta etapa parece indicar que para los 1400 A.C. algunas de las comunidades del sector (fases Areâo y Tucuma) ya tenían agricultura incipiente (Correa y Simöes 1971; Simöes Ms, 1972). Para finales del período, el material cerámico muestra una mayor variedad de tipos de desgrasante (Ej., tiestos molidos, cauixí), nuevos elementos formales (Ej., vasijas de tamaño más grande, carenación, asas) y decora­ tivos (Ej., hachureado en zonas, incisiones curvilíneas), los cuales pueden ser tanto desarrollos locales, como el resultado de influencias de otros grupos de la Amazonia (Ej., Tutischainyo).

Desde el Amazonas Medio (Fig. 10) , el grupo Maipure del Norte se dirigió hacia el sector Bajo-Medio del río Negro, en donde podrían haber ocurrido las cuatro separaciones tempranas :

1. Un grupo remontó el Negro y al llegar a la desembocadura del Isana y Vaupés penetró por estos ríos, y asentó en el sector, convirtiéndose en el Proto Curripaco. Al producirse la separación del Baniba de esta lengua, un grupo pasó al Alto Guainía, mientras que otro se dirigió hacia el Atabapo y Alto Orinoco. Es posible que una parte de los que se fueron al Alto Orinoco continuara hacia las Guayanas, posiblemente haciendo uso de alguna ruta interna, en donde se convirtieron en los ancestros del Lokono.

2. Un segundo grupo (Proto Baré), también remontó el Negro y, mientras una parte se asentó en el tramo alto de este río y en el Casiquiare, la otra, aparentemente, se dirigió por alguna ruta interna (Ej., Ventuari Erebato-Caura) hacia el Orinoco Medio, en donde se convirtieron en los ancestros del Igneri de las Antillas y posiblemente también del Caquetío de los Llanos Occidentales. Del grupo que permaneció en el Casiquiare seguramente se separaron otras lenguas Arawaco del Alto Orinoco y sus afluentes (Ej., el Guinao).

3) Un tercer grupo (Proto Palikur), en cambio, parece haber bajado por el Amazonas y penetrando a la Guayana brasileña, a través de alguno de los afluentes de su margen izquierda, o de algún río de los que desembocan en la costa atlántica al norte del Amazonas.

4) El cuarto grupo (Proto Manao), aparentemente permaneció en el tramo Medio del Negro y sus afluentes.

Si bien todavía incompletos, algunos datos arqueológicos parecen ajustarse a este esquema y permiten sugerir conexiones tempranas entre la Cuenca Amazónica y el norte de Suramérica, diferentes a las que se han ZUCCHI i5 planteado hasta el momento. Como ya indicamos, nuestro modelo parte de la idea de que la cerámica de los grupos hablantes del Proto Arawaco debió ser similar a la de la Tradición Mina, mientras que las de los Proto Maipure pudieron ser parecidas a la de las fases Jauarí (Hilbert 1968) , Ananatuba y Mangueiras (Meggers y Evans 1957:174-222), del Amazonas Medio y Bajo.

Cuando se examina el material cerámico temprano de las Guayanas, del Sur de Venezuela y de la Amazonia Colombiana se pueden observar algunos hechos interesantes. Los datos arqueológicos correspondientes al sector Alto Orinoco-Vaupés-Caquetá sugieren que durante los primeros siglos de nuestra era (100-200 D.C.) el Noroeste Amazónica ya estaba habitado por grupos ceramistas. La alfarería del Triángulo Amazónico y del Vaupés- Caquetá se caracterizó por formas sencillas y redondeadas y por el empleo de diversos tipos de desgrasante (ej., pizarra, arena, tiestos molidos, peloticas de arcilla y cariapé) los cuales se usaban solos, o en com­ binación. En el ámbito decorativo este material presenta engobe rojo, incisiones rectilíneas verticales y diagonales, impresiones digitales y el punteado. Por el momento, la evidencia disponible parece indicar que los grupos del Triángulo Amazónico no tenían agricultura. Este material tiene semejanzas tanto con el de la Tradición Mina, como con el de otras fases relacionadas (Brochado y Lathrap Ms). En los actuales momentos no es posible establecer si estos sitios corresponden a grupos Tucano o Arawako.

En cambio, la alfarería del Alto Orinoco es ligeramente mas elaborada, dado que presenta una gama más extensa de vasijas, en la que está incluida una forma carenada. En el aspecto decorativo están presentes tanto el engobe rojo como motivos incisos más elaborados. Este material presenta estrechas similitudes con el del Alto Vichada y también, con el de la fase Caiambé del río Japurá (Hilbert 1968) que es más tardío. Pensamos que la existencia de estas similitudes pueden indicar movimientos de grupos relacionados con la sociedad y la lengua Curripaco. A su vez estas tres alfarerías se asemejan al material con incisión ancha de la fase Jauarí (Hilbert 1968), cuya antigüedad es de unos 1000 años A.C. (Brochado y Lathrap Ms) . Si bien por el momento aún se desconocen las características de la alfarería que tenían tanto los Proto Curripaco como los Proto Baré que ocuparon el Isana-Vaupés-Alto Negro-Casiquiare y aún no se sabe con precisión, cuando ocurrieron sus primeros asentamientos, los datos anterio­ res permiten sugerir fechas correspondientes al primer milenio A.C, y similitudes con la cerámica con incisión ancha de la fase Jauarí del Amazonas Medio. Por otra parte, pensamos que cuando en el río Negro se produjeron las primeras separaciones dentro del grupo Maipure del Norte (2000-1000 A.C), algunos grupos aún no tenía agricultura.

En relación a esto último, vale la pena mencionar que según las historias sagradas de los Hohodene y Kadapolitana (Sub-grupos Curripaco), los ancestros míticos subsistían fundamentalmente en base a pescado. Si bien esto ha sido interpretado como evidencia de una orientación ribereña (Wright 1981:12), también podría señalar que se trataba de grupos pes­ cadores y recolectores con una agricultura incipiente, o sin ella. La historia de los Piapoco coincide en este aspecto, dado que indica que los primeros antepasados no tenían agricultura, y además, refieren, que el ser creador (Kali-Duapeni) provenía del Este (Vidal 1987). 16 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

Por otra parte, Evans y Meggers (1960:25-63) han señalado que en la parte media de la secuencia de la fase Alaka de Guyana, se evidencian los primeros contactos entre comunidades arcaicas costeras y grupos alfareros con agricultura. Debido a su baja frecuencia y a su eficiente manufactura, sugieren que la cerámica temprana de esta fase haya sido obtenida a través del comercio. A partir de su aparición en la secuencia, también se produce un cambio progresivo en el ajuar lítíco, el cual ha sido interpretado como un proceso gradual de aculturación, que implicó tanto el reemplazo de la recolección marina por la agricultura, como la elaboración de alfarería local (Wanaina Plain) por parte de estas comunidades arcaicas.

En cambio, en la última etapa ocupacional se observan los contactos de estos grupos con la gente de la fase Mabaruma. Evans y Meggers señalan que la presencia de tiestos de esta última en la parte tardía de la fase Alaka indica que la llegada de los Barrancoides a la zona (Aprox. 500 D.C.) ocurrió cuando la gente de la fase Alaka ya había completado la transición de la recolección a la agricultura. También se menciona que si bien el material temprano de la fase Mabaruma es típicamente Barrancoide, en su parte media (500-850 D.C.) se introducen nuevos elementos formales (boles y vasijas pequeñas redondeadas) y decorativos (adornos, motivos incisos e incisos y puntados), los cuales según estos autores, representan influen­ cias externas. Señalan las similitudes de esos adornos y los de la fase Corobal del Alto Ventuari. A esto, nosotros añadiríamos las semejanzas entre los nuevos motivos incisos y los del material de&kllH la fase Nericagua. Como ya indicaron Evans y Meggers (1960:147-148), la comunicación entre ambos zonas es relativamente fácil, si se utilizan las numerosas rutas internas (terrestres-fluviales), del sureste del territorio venezolano.

En base a estos datos es posible sugerir que tanto la alfarería temprana de la fase Alaka (Sand Creek Plain, Unclassified Caraipé-tempered Plain, Unclassified Clay-tempered Plain y Unclassified Decorated) como la agricultura hayan sido introducidas al sector costero de Guyana desde el Alto Orinoco-Vaupés-Caqueta, por grupos hablantes de una lengua (Proto Lokono) relacionada con el Baniba. Es interesante recordar que los desengrasantes de peloticas de arcilla y caraipé eran utilizados por los grupos ceramistas del Alto Orinoco-Caquetá durante los primeros siglos de nuestra era (Ej., fases Camani y Nericagua). Quedaría por demostrar la existencia de complejos cerámicos similares y comtemporáneos (0-100 D.C.) a los del Alto Orinoco-Caquetá en el territorio Guyanés, ya que los contactos posteriores entre ambos sectores están indicados por los elementos no- Barrancoides de la fase Mabaruma.

Es necesario recordar que durante la época colonial, en la región del Alto Orinoco habitaban grupos Arawaco, sobre los cuales se posee escasa información. Los Guinao ocupaban los ríos Merevari, Canaracuni, Alto Caura y Padamo, así como los afluentes de la margen izquierda del Ventuari y del Uraricoera (un afluente del Branco); los Anauyá estaban en el río Castaño, un afluente del Alto Siapa, mientras que los Mawakwa habitaban el río Mavaca y sectores adyacentes al Alto Orinoco (Vidal 1987) .

Por otra parte, el material Cedeñoide temprano del Orinoco Medio ha sido relacionado con el horizonte cerámico temprano que se extendió por las tierras bajas tropicales del Norte de Suramérica, en el cual han sido ZUCCHI 17 incluidos complejos como Monsú, Puerto Hormiga y la fase Mina (Brochado y Lathrap Ms; Zucchi, Tarble y Vaz 1984:178; Zucchi y Tarble 1984:306). No obstante, también presenta estrechas similitudes formales y decorativas con la alfarería decorada con incisión ancha de la fase Jauarí (Hubert 1968) . Ambos aparentemente carecen de agricultura y tienen pipas.

En base a lo anterior seria posible sugerir que grupos hablantes de una lengua relacionada con el Proto Baré hayan llegado al Orinoco Medio entre el primer y segundo milenio A.C., llevando la alfarería Cedeñoide. Con el tiempo de esta lengua se desprendió tanto el Igneri de las Antillas Menores como el Caquetio de los Llanos Occidentales. A este respecto es interesan­ te recordar que algunos lingüistas (Vidal 1987) consideran que la lengua Caquetio de los Llanos Occidentales se relaciona tanto con el Baré como con el Guinao. Por otra parte, los datos arqueológicos indican que los Cedeñoides emigraron precisamente hacia este sector alrededor de los 700- 800 D.C., permaneciendo en la zona hasta la época pre-contacto (Zucchi y Tarble 1984:307).

Si nuestra hipótesis es correcta, y fueron los portadores de la alfarería Cedeñoide quienes introdujeron al Orinoco Medio la lengua de la cual, posteriormente, se desprendió el Igneri de la Antillas Menores, habría que preguntarse: Como se produjo la asociación de esta última con la alfarería Saladoide de las Antillas?, y en consecuencia: De donde provino. esta gente y/o como surgió el desarrollo Saladoide del Orinoco Medio? Las respuestas a estas preguntas, sin embargo, escapan al objetivo de este trabaj o.

NOTAS

1. Este tipo de vasija, con idéntico trabajo de aplicación se encuentra en la alfarería Muisca de la Sabana de Bogotá (Natchtigall 1961: Lam. 35- 38).

2. Es necesario mencionar que todas las fechas obtenidas hasta el momento en nuestro proyecto corresponden a los niveles estratigráficos más profundos de los diversos yacimientos.

3. Si bien los autores relacionan entre tipo con el Horizonte Polícromo, no descartan la posibilidad de que haya podido provenir de otra zona.

4. El Curripaco posee cinco variantes dialectales (aja-kurri, ojo-karro, eje-kjenim, kurri-karro y ojo-ñame), las cuales hasta hace poco, habían sido consideradas como lenguas diferentes. Se ha establecido que existe una estrecha correspondencia entre estas variantes dialectales y el nombre de la unidades de descendencia (fratrías y sibs) a las que pertenecen sus hablantes (Gonzalez Ñañez 1984:87-88, 1985:5; Hill 1983) . Recientemente Vidal (1987) sugirió la posibilidad de que esta asociación indique que los procesos de separación lingüística hayan ocurrido en forma simultánea a los de escisión y fusión inter e intra- societales.

5. Transcripción de Wright (1981:11-12). 18 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

6. Kali-Duapeni o Iñapirrikuli es el ser creador que organiza el mundo y hace emerger a los ancestros y les otorga el naiki (fratria y sib) en grupos de cinco hermanos (Vidal 1987:116).

7. El Kuwai-seri. hijo del Kali-Duapeni, tiene poderes similares a los de su padre. Lleva acabo una serie de transformaciones e innovaciones que convierten a los animales-pensantes en seres humanos culturales (Vidal 1987).

8. Es importante mencionar que en este trecho del Orinoco se encuentra el sitio Nericagua. Hasta el siglo XVIII el mismo fué un asentamiento Piapoco (Arellano Moreno 1964:388), y su nombre se deriva del de un capitán de la fratria Kawiri o Caberre. quien se denominaba Nericagua, Neri o Nericaguami (Gilij 1965 [II]:174, [III]: 86-87).

9. La secuencia de fechas obtenidas hasta ahora para dos fases de esta tradición (Mina y Uruá), se extienden entre los 5570 ± 125 (SI-1034) y los 545 ± 70 (SI-1032) (Simöes 1971, 1972, 1978; Correa y Simöes 1971). Simöes ha rechazado, tanto las mas antiguas como las mas recientes y situa este desarrollo entre los 1900 y 1500 A.C. En cambio, Brochado y Lathrap (Ms) consideran que este horizonte cerámico temprano se extiende cronológicamente entre los 3700 y 3300 hasta los 1400 A.C. por lo tanto constituye la ocupación humana más temprana fechada de la Amazonia.

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FIGURE 1. ZUCCHI 25 ACH AGUA PARAUJANO-GUAJIRO-TAINO-LOKONO-MAIPURE

PIAPOCO-KABIYARI-YUKUNA YAVITERO- BANIVA IGNE

WAREKENA TARIANA

MANAO CURRIPACO PALICUR BARE

MAIPURE DEL NORTE

PROTO-MAIPURE

FIGURE 3 Territorio Piopoc

r\*)

FUENTE SILVIA VIOAL - 1987 -*• PROPUESTAS POR LA AUTORA -fc SEGÚN LA TRADICIÓN OR

FIGURE 4. 28 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

w Pc¿ ZUCCHI 29

FIGURA 6. CLASIFICACIÓN ACTUALIZADA DE LA FAMILIA ARAWAKO (según Vidal 1987)

I. Maipure

A. Maipure del Norte 1) Lenguas con relaciones demostradas a) Curripaco - Warekena, Tariana Yavitero, Baniva, Maipure, Lokono, Taino, Guaj iro, Parauj ano Piapoco, Kabiyari, Yukuna, Achagua b) Baré - Guinao, Igneri, Caquetío c) Manao d) Palikur

2) Lenguas con relaciones no definidas: Anauyá, Cariaya, Arauá, Marawa, Waraicú, Yabaana, Wainuma, Uainambeu, Mariaté, Fase, Cayuishana, Guarú, Resigaro, Wirna, Yumana, Waurá, Marawan, Wapishana, Atorai-Mapidian, Mehinacu, Yaulapiti, Custenau.

B. Maipure Pre-Andino 1) Amuesha 2) Apuriña, Piro, Manchineri 3) Campa: Ashaninca, Asheninca, Caquinte, Campa Pajonal, Machigenga, Nomats iguenga 4) Wachipairi, Amarakaeri, Sapateri

C. Maipure del Sur 1) Mojo, Muchojeone, Paiconeca, Paunaca, Chañé

2) Kinikinao, Tarena, Bauré

D. Paressí: Pareéis, Savareca

II. Arauán: Deni, Jamamadi-Jaruará, Paumari, Culina

III. Apolista

IV. Chamicuro 70 r. PROTO IGNERITCAQUETIO

FIGURE 7. ZUCCHI 31

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K3ÍE SCENTIMETPOS L—t-i..' .'• '• *ÍlV W?' -I 32 EL ALTO ORINOCO COMO RUTA CONECTIVA

FIGURE 9. ZUCCHI 33

FIGURE 10. 34