Revista Crítica de Ciências Sociais

122 | 2020 Número não temático

Edição electrónica URL: http://journals.openedition.org/rccs/10536 DOI: 10.4000/rccs.10536 ISSN: 2182-7435

Editora Centro de Estudos Sociais da Universidade de Coimbra

Edição impressa Data de publição: 1 setembro 2020 ISSN: 0254-1106

Refêrencia eletrónica Revista Crítica de Ciências Sociais, 122 | 2020, « Número não temático » [Online], posto online no dia 10 setembro 2020, consultado o 26 setembro 2020. URL : http://journals.openedition.org/rccs/10536 ; DOI : https://doi.org/10.4000/rccs.10536

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SUMÁRIO

Artigos

El buen y mal vivir del bienestar/desarrollo en Alemania y Ecuador. Reflexiones a partir del análisis del tiempo René Ramírez Gallegos, Janosch Schobin e Hans-Jürgen Burchardt

A (re)produção de uma sentença: narrativas uníssonas sobre feminicídio em tribunais do júri Helma Janielle Souza de Oliveira, Marcela Zamboni, Emylli Tavares do Nascimento e Diego Brito da Cunha Leite

Swaps e empresas públicas em Portugal: uma história de poder, cisnes negros e ilusões Júlio Lobão

Vácuo no poder? Reflexões sobre a difusão do Primeiro Comando da Capital pelo Brasil Thais Lemos Duarte

Heróis da luta de libertação nacional e a ideia de nação nos discursos do Presidente da República de Moçambique Armando Guebuza Lúcio Dionísio Pitoca Posse

As teias que a Síndrome de Down não tece: identidade, estigma e exclusão social Marina Dias de Faria

Turismo de base comunitária à luz da teoria ator-rede: novos caminhos investigativos no contexto brasileiro Edilaine Albertino de Moraes, Marta de Azevedo Irving, Rosa Maria Leite Ribeiro Pedro e Elizabeth Oliveira

Revisões críticas

Collyer, Fran; Connell, Raewyn; Maia, João; Morell, Robert (2019), Knowledge and Global Power: Making New Sciences in the South Fabrício Neves

Reflexiones sobre el libro de Luzzi, Mariana; Wilkis, Ariel (2019), El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019) Ignacio Rossi

Recensões

Kaiser, Brittany (2020), La dictadura de los datos David López Jiménez

Foucault, Michel (2018), O enigma da revolta: entrevistas inéditas sobre a Revolução Iraniana Grazielle da Silveira Pereira

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Artigos

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El buen y mal vivir del bienestar/ desarrollo en Alemania y Ecuador. Reflexiones a partir del análisis del tiempo The Good and Bad Living of Welfare/Development in Germany and Ecuador. Reflections from an Analysis of Time Use Le bien et le mal vivre du bien-être/développement en Allemagne et en Équateur. Réflexions à partir d’une analyse de l’emploi du temps

René Ramírez Gallegos, Janosch Schobin y Hans-Jürgen Burchardt

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 17.06.2019 Aceptación comunicada: 05.06.2020 Revisado por José Morales

Introducción

1 El Premio Nobel de Economía Amartya Sen (1999) ha señalado que el bienestar, desde la filosofía moral o justicia social, consiste en responder la pregunta: “igualdad, ¿de qué?”. Usualmente el “qué” es la variable focal (o base de información) más importante de cada perspectiva filosófica: ingreso/consumo, bienes primarios, felicidad, libertad, capacidades, etc. En este marco, el análisis de la desigualdad suele estar asociado a la variable focal seleccionada.

2 En América Latina, tanto en términos teóricos como democráticos se ha defendido que la base de información social debe ser “la vida”, y no cualquier tipo de vida, sino la

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“vida buena” (Kowii Maldonado, 2011; Larrea Maldonado, 2010; Macas, 2010; Malo Larrea, 2015; Ramírez, 2010; Santos, 2009). Poner en el centro del debate a la “vida buena” como objetivo social, implica una ruptura epistémica que se hace evidente en las múltiples críticas hacia un modelo de crecimiento económico basado en la cuantificación de la producción de bienes y servicios que se intercambian en mercados monetarizados, como es el caso del ingreso/consumo por hogar (nivel micro) y el producto interno bruto (nivel macro) (Becker, 1976; Edgeworth, 1881; Marshall, 1890; Pigou, 1920). Ya en 1970, en su teoría de la elección colectiva de forma sostenida, Sen (1970) critica los supuestos económicos originados en la tradición utilitaria de la economía. De igual manera lo han hecho perspectivas y estudios que abordan el bienestar subjetivo y la felicidad (p. ej. Easterlin, 1974; Shin y Johnson, 1978; Villatoro, 2012), dejando en evidencia las paradojas y dificultades que se generan al asociar directamente el bienestar material con el bienestar subjetivo. Desde los años 1990 hasta el día de hoy, estas críticas desembocan en la producción de una serie de nuevas métricas del desarrollo social como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) (UNDP, 2019), el Índice de Progreso Social (IPS) (Porter et al., 2017) o el Índice Multidimensional de Pobreza (IMP) (Alkire et al., 2018), entre otros. Sin embargo, estas métricas han demostrado empíricamente tener una correlación directa con macroindicadores cuantitativos monetarios como el producto interno bruto (PIB), de ahí que su capacidad para trastocar el predominio epistémico de este ha sido limitada. Por lo tanto, la búsqueda de nuevas métricas para cuantificar el desarrollo y el bienestar social de una sociedad no puede darse por concluida, como lo demuestra, por ejemplo, el Índice para una Vida Mejor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, 2020). En este contexto, el análisis de la “vida buena” brinda una oportunidad prospectiva de ampliar y unificar la búsqueda de nuevas métricas para cuantificar el bienestar de una sociedad.

3 Siguiendo la propuesta conceptual y metodológica de Ramírez (2012, 2019a), se sostendrá que estudiar la “vida buena” implica analizar la distribución (concentración) del tiempo en general, y del tiempo para la “vida buena” en particular. Esta propuesta se basa en la defensa de que la esencia del valor es la vida y, en este contexto, en la observación fundamental de que la vida es tiempo porque “a quien se entrega el tiempo, se entrega la vida” (Ramírez, 2012). En este sentido, la idea fundamental de la propuesta supone que la producción de bienestar de una sociedad y la suma de fuerzas que codeterminan su emergencia se debe evaluar a partir de un fenómeno transversal y unificador que repare las diferenciaciones sociales, el cual corresponde al tiempo y no al trabajo ni a los bienes materiales o inmateriales, como capacidades o conocimiento. A su vez, aunque todo ser humano a priori tiene 24 horas por día (“igualdad perfecta”), dadas las condiciones estructurales socioeconómicas y ecológicas, no todos tienen las mismas posibilidades de elegir qué hacer con su vida (tiempo). Dicho en positivo, la igualdad radica en que todos los ciudadanos tengan igual autonomía de vida. Bajo esta mirada, es así como la libertad y la igualdad están conectadas con el grado de relaciones asimétricas o desigualdades que existen en la distribución social del tiempo. La apropiación del tiempo del “otro” es la apropiación de la vida del “otro”, y la autonomía de qué hacer con la vida (tiempo) es la esencia de la propia libertad. Por consiguiente, la disputa por una mayor igualdad en la distribución del tiempo sin dominación, es la disputa por la libertad social (Ramírez, 2012; Honneth, 2011). Cabe destacar que este tipo de libertad, cuya existencia propicia el acceso a diferentes tipos de libertades individuales (tanto negativas como positivas), solo se puede experimentar

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en una red de procesos intersubjetivos y reflexivos (Honneth, 2011). Dicho de forma concisa, la libertad en sí es un bien relacional que acontece y se origina en el seno de procesos intersubjetivos y relacionales que estimulan la concatenación de procesos de reflexión individual. Esta libertad se manifiesta en el tiempo “libre” utilizado para otros y para uno mismo.

4 Si bien el tiempo puede constituirse en una unidad de análisis per se que permite describir, analizar y evaluar las relaciones sociales y el “buen vivir” de una población, en términos absolutos, relativos, objetivos y subjetivos, como se ha demostrado para el caso de Ecuador (Ramírez, 2012, 2019a), se necesitan estudios comparativos que permitan visualizar las relaciones existentes entre diferentes niveles de desarrollo y “buen vivir”. Para lograr este objetivo, el presente artículo busca investigar dicha relación al comparar dos países con diferentes niveles de desarrollo. Aunque el texto parte de un levantamiento de información efectuado con otras intencionalidades investigativas, se ha realizado un acercamiento a la metodología que calcula el tiempo para la buena vida o tiempo relacional (ibidem) en Alemania y Ecuador, para establecer conclusiones preliminares que permitan detectar la relación existente entre buen y mal vivir con la perspectiva bienestarista.

5 Para cumplir dicho objetivo se ha dividido el texto en cinco secciones. En la primera se describe brevemente el debate “buen vivir” – bienestar. La segunda sección presenta una aproximación teórica sobre la generación y el disfrute de bienes relacionales, en el marco de la concepción del “buen vivir” y la relación existente con el uso del tiempo como unidad de análisis. La tercera sección aborda la metodología de cálculo del tiempo relacional, o tiempo para la “vida buena”, con el respectivo análisis de las bases de datos utilizadas. La cuarta sección deja translucir los resultados empíricos de la comparación realizada entre Ecuador y Alemania. La última sección presenta las conclusiones.

1. El “buen vivir” del bienestar: una mirada desde el Sur

1.1. El desarrollo del bienestar de las sociedades – El debate clásico

6 Hacia finales de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos, surgió la idea de una contabilidad nacional con el foco reorientado desde los ingresos hacia la producción. Inicialmente dirigida a lograr una planificación eficiente en el terreno bélico, la conceptualización de aquel indicador fijó, al mismo tiempo, las bases del actual paradigma de crecimiento: con el PIB, el crecimiento económico se constituyó como el parámetro válido en todo el mundo para medir el desarrollo y el bienestar.

7 A partir de 1970 aparecen nuevas inteligibilidades que buscan diferenciarse y superar el predominio de una visión económica reduccionista, las cuales usan como método de operacionalización del bienestar el cálculo de la suma de bienes y servicios comercializables. En especial, cabe señalar el desarrollo del enfoque de necesidades básicas (p. ej. Hicks y Streeten, 1979; Streeten y Burki, 1978) y el enfoque de capacidades propuesto por Sen (Sen, 1982, 1985; Sen y Drèze, 1989). En ellos se percibe la deconstrucción de la noción de bienestar, en términos de la producción y el consumo de bienes y servicios mediados por los mercados. Esta intención se vio especialmente favorecida por un creciente interés hacia los factores subjetivos del bienestar

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individual, como se expresa en las diversas líneas de investigación que abordan las conexiones entre el bienestar subjetivo y el desarrollo económico de las sociedades (Easterlin, 1974; Shin y Johnson, 1978). Así, la reformulación de los conceptos tradicionales del desarrollo económico desemboca en la creación de nuevas formas de medir el desarrollo social, que incluyen factores como la expectativa de vida y los años de escolaridad (ver UNDP, 2019), el resguardo institucional de derechos individuales y la calidad del medio ambiente (ver Porter et al., 2017), e incluso factores como el bienestar subjetivo y la felicidad (ver Alkire et al., 2018).

8 Sin embargo, se pueden distinguir dos problemas fundamentales con las nuevas métricas que operacionalizan el desarrollo de una sociedad. En términos empíricos, medidas como el IDH y el IPS demuestran una correlación extremadamente alta con el PIB, que las hace extremadamente redundantes. Además, se basan en “canastas” de “bienes” cuyas unidades de medición son completamente dispares, haciendo que su agregación a índices sintéticos sea muy problemática. En lo conceptual, tampoco se han separado fundamentalmente del enfoque individualista del bienestar. Esto se evidencia porque las utilidades individuales –en forma de felicidad, años de vida o de escolaridad, el acceso a bienes y servicios por medio del poder adquisitivo y el bienestar subjetivo– siguen siendo la base primaria de información para evaluar el desarrollo societal.

1.2. El bienestar y los bienes relacionales – La mirada desde el Sur

9 La teoría feminista, particularmente la de Martha Nussbaum (2002, 2004), hace una crítica profunda a la base individualista que subyace en la medición del bienestar social en la actualidad. Su observación principal sobre el problema conduce a entender el bienestar desde la producción de bienes relacionales. A diferencia de los bienes públicos o privados, los bienes relacionales solo pueden ser “poseídos” por un mutuo acuerdo y, dado que dependen de la interacción con otro ser humano, son apreciados únicamente en la medida en que generan una reciprocidad compartida (Bruni y Porta, 2005: 130). De la misma forma, podemos señalar que son bienes cogenerados y codisfrutados al mismo tiempo por los sujetos involucrados en la relación. También cabe observar que buena parte del bienestar individual presupone que los bienes relacionales se realicen. El bienestar subjetivo es un ejemplo de esto, ya que es extremadamente dependiente de relaciones personales de gran calidad. Desde una vertiente semejante, Honneth (2011) argumenta que la libertad social no solo ofrece un terreno fértil para la germinación de experiencias individuales de libertad, sino que además es en este espacio social donde la libertad social opera, sin detrimento de la noción que se tiene de lo que es una “vida buena” y cómo realizarla. Estas críticas al enfoque, en cuanto a la realización de bienes individualizables (como la salud, el ingreso, el acceso a la educación o la felicidad) para medir el desarrollo social, corresponden a desarrollos sociales que se dan en América Latina a partir del 2000. En este marco se defiende que, tanto en términos teóricos como democráticos (procesos constitucionales), la variable focal debe ser “la vida (buena) vista en un sentido amplio”. Así, por ejemplo, la nueva Constitución de la República del Ecuador (2008) establece como objetivo de sociedad el “buen vivir” o sumak kawsay de los individuos, los colectivos y la sociedad en su conjunto. 1 En este marco, no resulta menor señalar que es precisamente a partir de la demanda social democrática e históricamente situada que se piensa la metodología y la métrica necesaria para evaluar su consecución (bottom-up).

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10 De este modo, la perspectiva del “buen vivir” rompe con la filosofía liberal de justicia centrada en una persona primordialmente racional, fundamentada en el principio de la libertad de elección individual expresada en la compra de bienes materiales o el contrato de servicios en los mercados. En cambio, en su base se encuentra estrechamente relacionada con lo que Aristóteles llamó el zôon politikón de la humanidad; es decir, en que la realización de los bienes más altos para los humanos no es alcanzable fuera de los procesos intersubjetivos y/o colectivos. De esta manera se evita caer en la falacia de creer que la jerarquía de los bienes fundamentales sea invariante entre los individuos, tal como lo implican, por ejemplo, algunas teorías utilitaristas modernas como la teoría de las funciones de producción social (Ormel et al., 1999). Por esta razón, más bien considera que “la vida (buena)” es algo que se descubre, se desarrolla y se realiza en conjunto con los otros y las otras personas como condición de construcción del nosotros y, por consiguiente, lo que constituye una “vida buena” es indeterminado y su sentido depende de su realización.2

11 Centrándose en los bienes relacionales y en la idea de que es dentro de su realización donde se concretan y se consuman los bienes individuales, el marco de análisis del “buen vivir” conlleva buscar nuevas métricas que permitan un acercamiento a esta perspectiva teórica y/o mandato social. En esta búsqueda se propone evaluar el “buen vivir” a partir de recuperar la generación y el disfrute de bienes relacionales en el ámbito teórico, usando el tiempo como unidad de análisis operativa de la misma (Ramírez, 2012, 2019a, 2019b). En este sentido –siguiendo a Nussbaum (2004)– sostenemos que la generación/disfrute de la “relación” en sí misma constituye un bien cuya medida “natural” es el tiempo en que se experimenta.3

2. Metodología

2.1. Cálculo del tiempo relacional o tiempo para la “vida buena”

12 Basados en el espíritu del pacto social planteado en Ecuador en el 2008, podemos señalar que la amistad, el amor y la participación civil o política son los tres bienes básicos relacionales en la ética de la “vida buena”, a lo que se debe añadir el trabajo emancipador. A su vez, es necesario advertir que la relación no puede florecer si el individuo no tiene capacidad de contemplar su entorno, reflexionar sobre el otro y conocerse a sí mismo.4

13 Dadas estas consideraciones, en términos metodológicos,5 para el presente artículo el tiempo relacional se ha dividido en tres dimensiones: primero, el tiempo dedicado a la contemplación y el ocio liberador;6 segundo, el tiempo consagrado al amor y a la amistad, y tercero, el tiempo destinado a la participación pública (civil y política).7

2.1.1. Tiempo dedicado a la contemplación

14 La calidad de la generación y disfrute de bienes relacionales está vinculada a la capacidad que tiene cada persona de autoconocerse. Para el autoconocimiento se necesita tiempo libre creador, que permita a cada persona encontrarse consigo misma y reflexionar sobre la vida. Una variable proxy que puede reflejar esto, es la cantidad de tiempo libre que tiene cada persona para esa contemplación. En este ámbito, el “buen vivir” estaría relacionado con el tiempo dedicado a la producción y disfrute del arte y

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de la cultura, al deporte, al esparcimiento, a la lectura, a la práctica de instrumentos musicales o escuchar música, al disfrute de la naturaleza, a la reflexión y a la meditación.

2.1.2. Tiempo social consagrado al amor y a la amistad

15 El “buen vivir” de las personas y de la comunidad está asociado a la amistad, cuyo sustento es el amor. En efecto, para Aristóteles (1994: 212) el amor parece ser la virtud de los amigos. Sin amigos, nadie quisiera vivir, aunque tuviera todos los otros bienes; incluso los que poseen riquezas, autoridad o poder buscan tener amigos.

16 Así como una de las principales características del ser humano es la capacidad de contemplar (filosofar, pensar, reflexionar, admirar y producir arte), siguiendo a Aristóteles podemos señalar que el vivir parece consistir también en sentir, siendo el amor uno de los principales sentimientos que conducen a la felicidad. En este marco, el tiempo dedicado a los amigos, a compartir con los familiares y con la pareja para producir relaciones sociales, es un tiempo que potencialmente permite tener una “vida buena”.

17 Es necesario recordar la importancia que Aristóteles atribuye a la philia, en el marco del mutuo reconocimiento y la igualdad. Como bien recuerda Luc Boltanski, la necesidad del reconocimiento mutuo explica la importancia que el filósofo griego adjudica a las condiciones de espacio y tiempo: […] la realización de la philia tiene por condición la copresencia en un mismo espacio. La amistad tiende a debilitarse cuando los seres están alejados. La philia se funda en el reconocimiento de los méritos recíprocos, para aquello se necesita que ambos sean dignos de ser amados, lo cual implica un saber común de lo que realza al otro. Esto no se puede dar si no existe una condición mutua de igualdad. (Boltanski y Chiapello, 2002: 152)

18 Concretamente, este bien relacional se manifiesta en el tiempo que cada persona dedica a convivir con la familia, con los amigos, y con la persona que ama.8

2.1.3. Tiempo destinado a la participación pública (civil o política)

19 Para Aristóteles el concepto de amistad (philia) no se circunscribe únicamente a la amistad entre amigos, sino que incluye la relación entre familiares y entre ciudadanos. Ciertamente, para el filósofo griego la vida política también exhibe, aunque en menor grado que la contemplativa, los rasgos propios de la vida plena: es un fin último, autosuficiente, grato y virtuoso. En contra de la hipótesis del zôon oikonomikón, al incorporar esta variable se recupera la hipótesis del zôon politikón aristotélico.

20 Basada en esta perspectiva, la “vida buena” se expresa a través de la participación en acciones colectivas. Parte fundamental de la “vida buena” es la paz. La inseguridad provoca una privatización del espacio público. Lo opuesto a la inseguridad es la convivencia; esto implica la recuperación del espacio público con “el/la otro/otra”. Tal como han demostrado algunos investigadores del enfoque del bienestar subjetivo, los seres humanos necesitamos un concepto de bien común y esto implica un esfuerzo común y una participación compartida (Layard, 2005: 234). Dicho esfuerzo común se realiza tanto en la participación pública civil como en la política y refleja, indirectamente, el nivel de paz de una sociedad. A la vez, un hecho constitutivo de la “vida buena” es la radicalización de la democracia participativa. Generar espacios de

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encuentro, debate y deliberación constituye una parte esencial de la evaluación social de una vida plena.

21 En este ámbito, la participación pública –no sesgada, ni homogénea (Ramírez, 2008)– es condición para construir una alternativa de agregación social (Martínez-Alier et al., 1998). El tiempo que dedica una persona a participar en acciones colectivas, públicas, tanto civiles como políticas, se usará como referente de una “vida buena” en el contexto de uno de los principales objetivos de la socioecología política del “buen vivir”: la radicalización de los procesos democráticos. Específicamente, abarca el tiempo dedicado a participar en mingas9 comunitarias para el beneficio del barrio o del país, hacer voluntariado o colaborar en una organización social, realizar actividades sociales o deportivas comunitarias, de acción ciudadana, gremial, política o religiosa, de carácter gratuito.

2.2. Comparación de bases y procesamiento: homologación de la ENEMDU 2012 y del TIMEGER 2012/2013, y descripción de las variables

22 Dado que actualmente no existen estudios comparativos que se ocupen del análisis del uso del tiempo para la “vida buena” entre sociedades en vías de desarrollo (economías emergentes) y sociedades altamente industrializadas (economías con autonomías de alto grado), es necesario recurrir a la utilización de datos de estudios precedentes, que cumplan con una similitud suficiente para ser homologados al trabajo en cuestión.

23 Considerando estas limitaciones, en el presente caso empleamos los datos de la Encuesta de Uso del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) del Ecuador del año 201210 (ENEMDU, 2012) y del Estudio de Uso del Tiempo del Instituto Federal de Estadística de Alemania del año 2012/2013 (TIMEGER, 2012/2013). Ambos estudios ofrecen datos representativos sobre el uso del tiempo en sus respectivos países, de una forma relativamente similar. No obstante, presentan diferencias metodológicas que cabe aquí destacar, ya que repercuten sobre la interpretación comparativa de los datos.

24 Diferencias en el método de recolección de datos de uso del tiempo: Mientras la ENEMDU (2012) usa una encuesta tipo presencial que evalúa los usos de tiempo de una persona dentro de un período determinado, sea este un día o una semana (es decir, una versión tipo Yesterday Interview); el TIMEGER (2012/2013) utiliza el método de diario (Diary Keeping), en el que los participantes secuencian sus actividades en bloques de 10 minutos por un período de tres días.

25 Diferencias en el sistema de categorías de los usos del tiempo: El sistema de categorías de la ENEMDU (2012) contempla dos niveles: contiene 13 categorías de primer nivel, con un total de 131 subcategorías. En cambio, el TIMEGER (2012/2013) usa un sistema de categorización del tiempo de tres niveles: comprende 9 categorías principales, 48 categorías secundarias y 165 categorías terciarias. Adicionalmente, cabe destacar que en el TIMEGER (2012/2013) las entradas en los diarios son transcritas a posteriori por digitadores entrenados; mientras que en la ENEMDU (2012) la transcripción proviene directamente de la pregunta empleada en el cuestionario. Una

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vez identificadas estas diferencias, fue necesario homologar los datos para comparar el uso del tiempo y su distribución entre los grupos de género, etarios y socioeconómicos: a. Se generó una traducción del código del sistema de categorías del TIMEGER (2012/2013) al idioma español. b. Dado que el sistema de códigos alemán es más granular, se empleó el sistema de categorías de la ENEMDU (2012) como clases taxonómicas alternativas de segundo nivel para el estudio alemán. Las categorías alemanas, por ende, fueron distribuidas a las categorías ecuatorianas y se interpretaron como subcategorías de las categorías ecuatorianas, p. ej. códigos 717 y 718 –Deportes Acuáticos y Artes Marciales– a UT111 (Hizo ejercicios o practicó algún deporte). Cabe destacar que, en la mayoría de los casos, el sistema de correspondencia entre las categorías del TIMEGER (2012/2013) y la ENEMDU (2012) funciona sin mayores ambigüedades. Sin embargo, desde esta lógica quedan sin utilizar seis categorías ecuatorianas (UT09, UT99, UT101, UT104, UT118, UT119), dado que no presentan correspondencia alguna con las categorías alemanas. c. En un tercer paso, el uso del tiempo fue normalizado/estandarizado a horas por días.

26 Diferencias en las medidas de variables sociodemográficas: La comparación directa de las variables de los instrumentos se restringe específicamente en las medidas de género y edad. La comparación del ingreso por hogar y el nivel educativo –dos tipos de variables prominentes en la ponderación del nivel socioeconómico– se dificulta por la siguiente problemática: por un lado, el TIMEGER (2012/2013) mide el nivel educativo de manera ordinal, siguiendo las directrices de la International Standard Classification of Education (ISCED); por el contrario, la ENEMDU (2012) pregunta por los años de escolaridad, es decir, a nivel de escala de intervalo. En una situación similar, el TIMEGER (2012/2013) mide la tasa del ingreso neto del hogar de forma ordinal, en 18 categorías; mientras que la ENEMDU (2012) lo hace de forma absoluta, utilizando una escala de intervalo. Por consiguiente, para generar una comparación entre las categorías ordinales del estudio alemán y las escalas de intervalo del estudio ecuatoriano, se aplicaron las siguientes estrategias (Tabla 1): a. En un primer paso se redujo a seis la cantidad de categorías alemanas referidas al ingreso, y a tres las categorías del nivel educativo. De este modo cada categoría ordinal pudo tener un porcentaje significativo de los casos. b. Tomamos el porcentaje de personas que se emplaza en cada una de las categorías del TIMEGER (2012/2013) para realizar categorías similares con la ENEMDU (2012), p. ej. aproximadamente el 26 % de las personas viven en hogares con menos de 1300 euros (€) mensuales. c. Se redujeron las escalas métricas ecuatorianas a escalas ordinales, separándolas en los valores de los percentiles que corresponden a los porcentajes de referencia de los grupos alemanes, p. ej. aproximadamente el 26 % de las personas en la ENEMDU (2012) viven en hogares con menos de 221 dólares ($), formando así la categoría de hogares con menos de 221 $ al mes.

27 Este sistema genera una categorización ordinal en la cual, dentro de la misma categoría ordinal de cada país, está el mismo porcentaje de su población. De esta forma, se puede comparar el nivel socioeconómico relativo que tienen las personas dentro de sus respectivas sociedades. La investigación aquí presentada no procura efectuar un análisis de los valores absolutos, sino de las tendencias relativas sociales, tanto dentro de cada país como entre ambos países.

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TABLA 1 – Descripción de las Variables TIMEGER 2012/2013 y ENEMDU 2012

Variable Descripción

Edad Edad de la persona en años

Género Género de la persona. 0= Masculino, 1= Femenino

Ingreso neto del hogar en euros en seis categorías. Para Alemania: 1= menos de 1300 € al mes, 2= 1300 € a 2000 €, 3= 2000 € a 2900 €, 4= 2900 € a 4000 €, 5= 4000 € a 5500 €, Grupo de 6= más de 5500 € al mes. Ingresos Para Ecuador: 1= menos de 221 $ al mes, 2= 221 $ a 380 $, 3= 380 $ a 635 $, 4= 635 $ a 1050 $, 5= 1050 $ a 1880 $, 6= más de 1880 $ al mes

Nivel Educativo. Para Alemania: 1= Nivel ISCED 1 o 2, 2= Nivel ISCED 3 o 4, 3= Nivel Educación ISCED 5 o 6. Para Ecuador: 1= 0 o 1 año de escolaridad, 2= 2 a 10 años, 3= más de 10 años de escolaridad

Tiempo destinado a las actividades de autoconocimiento y de contemplación en TAC horas por día

TAP Tiempo destinado a actividades de participación pública en horas por día

TAS Tiempo destinado a la sociabilidad en horas por día

tBV Tiempo bien vivido (TAC + TAP + TAS) en horas por día

Fuente: elaboración propia.

3. Desarrollo/subdesarrollo y “buen vivir”

3.1. Desarrollo y tiempo para la “vida buena”

28 Si comparamos el ingreso o el IDH entre Alemania y Ecuador, se ponen de manifiesto diferencias significativas de bienestar. En efecto, mientras Alemania se encuentra en el puesto 5 de 188 países con un IDH igual a 0,926/1, Ecuador se ubica en el puesto 89, con un índice de 0,827. Si analizamos únicamente el Ingreso Nacional Bruto per cápita, la diferencia se amplía. Mientras Alemania tiene un ingreso de 44 020 $, el ingreso de Ecuador es de 5800 $; es decir, en promedio es 7,6 veces más alto.

29 ¿Cómo se traducen tales diferencias cuando analizamos el tiempo para la“vida buena”? Si bien, por las explicaciones realizadas en la sección metodológica, no se efectua un análisis de niveles, se evidencia la tendencia de que el tiempo relacional en Alemania es mayor que en Ecuador.

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GRÁFICO 1 – Media de tBV porgénero y país(2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Regresión polinomial de cuarto grado.

30 El Gráfico 1 demuestra que en la comparación de estos dos países con diferentes niveles de desarrollo, claramente el que tiene mayores estándares de vida (Alemania) disfruta de mayores niveles de tiempo para la “vida buena”, a lo largo de todo el ciclo de vida de sus habitantes. A su vez, con diferencias de intensidad, las curvas parecen tener un comportamiento similar: en los extremos de la vida (cuando se es joven y cuando el ciudadano es un adulto mayor, tanto en Alemania como en Ecuador) se dispone de más tiempo relacional. Tal conclusión se ve atenuada en el caso de Ecuador. Por otra parte, las curvas parecen tener mayor paralelismo cuando nos referimos a las mujeres. En ambos países, las mujeres alrededor de los 40 años presentan el menor nivel de tiempo relacional. En el caso de los hombres, en Alemania a los 40 años se tiene el menor tiempo relacional, mientras que en Ecuador esto ocurre alrededor de los 50 años.

3.2. El mal vivir o las contracorrientes del desarrollo

31 Uno de los errores frecuentes en las ciencias sociales se denomina falacia ecológica: resulta de inferir conclusiones para individuos a partir de indicadores agregados. Aunque es evidente que al comparar ambos países se transluce que a mayor nivel de desarrollo y, por consiguiente, de mayor ingreso per cápita parece ser que existe mayor nivel de tiempo relacional; tal conclusión no necesariamente resulta evidente cuando se realiza el análisis con respecto a la ciudadanía, dentro de cada país. El Gráfico 2, ilustra dicho escenario.

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GRÁFICO 2 – tBV diario según el nivel de ingreso relativo a cada país (Ecuador, Alemania; 2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Boxplot con mediana y densidad de casos atenuada (núcleo de Gauss).

32 Si bien Ecuador tiene menores niveles de desarrollo que Alemania, se puede observar que a mayor nivel de ingreso los ecuatorianos dedican más tiempo a disfrutar de bienes relacionales. En Alemania sucede todo lo contrario (Gráfico 2). En efecto, a medida que aumenta el nivel de ingreso en Alemania, el tiempo para cogenerar y codisfrutar de bienes relacionales disminuye. Esto parece corresponder a la observación crítica de Hartmut Rosa (2013) acerca de que las sociedades modernas tienden a generar un imperativo de optimización del uso del tiempo, dando origen a una sensación de aceleración del mismo y que se incrementa en función del éxito obtenido por una persona dentro del modelo societal neoliberal. Expresado en forma de hipótesis sobre la producción de bienes relacionales: los modelos de desarrollo hegemónico tienden a producir, en su extremo, una contracorriente que implica un mal vivir; son propensos a sobrevalorar el trabajo alienado y a reducir la importancia de la participación pública, la democracia, el estar con amigos o familiares, disfrutar del tiempo para generar o disfrutar del arte, leer, meditar, hacer deporte, etc.

3.3. La desigualdad/concentración del tiempo para la “vida buena”

33 Parece ser que las sociedades más iguales, desde una perspectiva material, generan menor concentración del tiempo relacional. A nivel subnacional, tal correlación ha sido demostrada en el caso de Ecuador, donde se ha concluido que los territorios con mayores niveles de desigualdad económica presentan mayores niveles de concentración del tiempo para la “vida buena” (Ramírez, 2012: 78). Cuando comparamos Ecuador con Alemania, cuyos coeficientes de Gini según el Banco Mundial son 0,45 y 0,317 respectivamente, parece que la conclusión se mantiene.

34 Así pues, como se puede observar en el Gráfico 3, el coeficiente de Gini del tiempo relacional de Alemania es significativamente menor que el de Ecuador en todos los grupos de edad (de 1,5 a 2 veces).11 Ahora bien, resulta significativo para el presente análisis que mientras en Ecuador a medida que aumenta la edad el coeficiente de Gini crece, en Alemania disminuye. Podría especularse que tal situación está relacionada con el desarrollo del estado de bienestar. Los niveles de cobertura de seguridad social en Ecuador continúan siendo bajos, a pesar de que en los últimos años se produjo un incremento significativo. Esta situación da origen a diferencias en la generación/

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disfrute del tiempo para la “vida buena” en los adultos mayores. Las personas con seguridad social cuentan con mayor tiempo relacional que los que no la tienen (Ramírez, 2019a: 167). Los adultos mayores que no son pensionistas deben seguir procurando satisfacer sus necesidades básicas frente a aquellos que sí cuentan con algún tipo de ingreso, lo que viene a disminuir su tiempo para la “vida buena”. En el caso de Alemania, los niveles de cobertura son mucho más altos, cerca del 100 % de los adultos mayores percibe algún tipo de pensión, jubilación o ayuda social; no obstante, un porcentaje significativo necesita seguir desempeñándose laboralmente, dada la necesidad de complementar su renta. Durante los años 2015-2016, aproximadamente el 28 % de los jubilados y el 31 % de las jubiladas trabajaban; de estos, el 86 % de las jubiladas lo hacía por necesidad económica, comparado con el 57 % de los jubilados.12 En el caso de Ecuador, la pensión universal favorecería no sólo la mejora del bienestar material de su población, sino que durante la vejez se pudiera tener mayor tranquilidad para dedicar más tiempo a la “vida buena”.

GRÁFICO 3 – Coeficiente de Gini del tiempo relacional según el grupo etario (2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Coeficiente de Gini con intervalo de confianza (método bootstrap, 10 000 muestras).

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GRÁFICO 4 – Coeficiente de Gini según el nivel de ingreso (2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Coeficiente de Gini con intervalo de confianza (método bootstrap, 10 000 muestras).

35 ¿Quésucede cuando analizamos la relaciónentre la concentración del tiempo relacional y el nivel de ingreso (Gráfico 4)? En el caso de Ecuador, cuanto menores son los recursos económicos más alto es el coeficiente de Gini del tiempo para la“vida buena”. Parece que la mejora del bienestar genera una reducciónde la concentración en la distribución del tiempo relacional. En el caso de Alemania, aunque parece que el coeficiente de Gini se mantiene constante a lo largo de todos los niveles de ingreso ,en el estrato más rico se puede observar un ligero incremento de la desigualdad. Aparentemente, el sólido estado de bienestar que tiene Alemania hace que la concentración del tiempo en todos los niveles de ingreso sea baja.

36 Ahora bien, ¿cómo afectan los niveles educativos a la distribución de los bienes relacionales? En el caso de Ecuador, cuyo nivel de escolaridad es relativamente bajo (10,2 años) –razón por la cual la educación es productora de desigualdades económicas– se puede observar que a mayor educación se cuenta con más tiempo para la “vida buena”. En el caso de Alemania –país que presenta un mayor índice de escolaridad respecto a Ecuador– más del 75 % de su población cursó al menos el sistema de enseñanza secundaria superior (ISCED nivel 3). La escolaridad promedio de Alemania es de 14,1 años, según el IDH. Sin embargo, aunque en Alemania el Estado garantiza niveles básicos de bienestar más allá del nivel de ingreso o del nivel educativo que se tenga, no es plausible constatar de manera absoluta (se entrecruza) que cuanto mayor es el nivel educativo, mayor es el tiempo generado para la “vida buena” (Gráfico 5).

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GRÁFICO 5 – tBV según el nivel educativo y la edad (proxy de experiencia; 2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Regresión polinomial de cuarto grado.

37 En el caso de Ecuador, es consistente que a menor nivel educativo mayor sea la concentración de tiempo relacional y que a medida que aumentan los años de escolaridad disminuye la desigualdad, ya que el bienestar material está asociado significativamente a los años de escolaridad de su población. Dada la desigualdad estructural existente en el país andino, la educación sigue siendo una variable que explica la movilidad social y que también genera mayor desigualdad económica. En Alemania el coeficiente de Gini del tiempo relacional es casi constante, de acuerdo a cada nivel educativo, aunque aumenta ligeramente cuando se cuenta con más de 11 años de educación escolarizada (ver Gráfico 6).

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GRÁFICO 6 – Coeficiente de Gini del tiempo relacional según el nivel educativo, 2012

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota: Modelo – Coeficiente de Gini con intervalo de confianza (método bootstrap, 10 000 muestras).

38 En suma, ante la comparación realizada entre un país de Europa Continental y otro de la Sudamérica andina, respectivamente, se puede señalar que un mayor bienestar material genera menores niveles de desigualdad en la distribución del tiempo relacional. A su vez, sociedades como la ecuatoriana, con estructuras sociales más heterogéneas y desiguales, generan mayores niveles de concentración del tiempo para la “vida buena”. En este sentido, generar sociedades más iguales en su estructura conduce a la creación de sociedades en donde la distribución de la “vida buena” sea más igualitaria.

3.4. Diferencias en la composición del “buen vivir”

39 Como ya se ha señalado en esta investigación, el tiempo para vivir bien posee tres macro componentes: el tiempo para la autocontemplación u ocio emancipador (TAC), el tiempo para la philia o sociabilidad (TAS) y el tiempo para la participación público/ política (TAP).13

40 Un triste patrón, presente en ambos países, es que sus ciudadanos dedican muy poco tiempo a la participación pública, civil o democrática. Del total del tiempo para la “vida buena”, la utilización del tiempo para la participación público/política no supera el 5 % en ambos casos. Parece que a las dos sociedades no les preocupa construir una ciudadanía republicana, comprometida con la participación democrática y con la felicidad civil. En cambio, la mayor participación del tiempo bien vivido se realiza en actividades dedicadas a la autocontemplación (ocio liberador como oír música, hacer

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deporte, meditar, leer, etc.). Mientras que en Alemania se destina al ocio creador un 76 % del tiempo relacional, en Ecuador este porcentaje es del 62 % (ver Tabla 2).

TABLA 2 – Participación en el tiempo total para la “vida buena” de cada subcomponente que lo conforma, 2012

Ecuador Alemania

TAC 62,10 % 76,40 %

TAS 36,40 % 19,40 %

TAP 1,50 % 4,20 %

Total 100,00 % 100,00 %

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013).

41 En términos relativos comparados, ¿qué pesa más, el tiempo individual para la contemplación o el tiempo para la sociabilidad? Si bien Alemania tiene mayor tiempo absoluto relacional que Ecuador, en términos relativos un ciudadano alemán dedica la mayor parte de su tiempo al beneficio individual, en tanto que un ecuatoriano promedio dedica más tiempo a la philia o sociabilidad. Mientras Ecuador consagra el 36 % de su tiempo para la “vida buena” a generar sociabilidad, Alemania consagra un 19 %. En términos relativos, al analizar la ratio TAS/TAC (Gráfico 8), el tiempo dedicado a la sociabilidad es aproximadamente 2,5 veces superior en Ecuador que en Alemania, en relación al tiempo dedicado a la autocontemplación. No es menos importante señalar que, en ambos países, el tiempo dedicado al “otro” es mayor en las mujeres que en los hombres (Gráfico 7).

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GRÁFICO 7 – Ratio TAS/TAC según género y país (2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota 1: Modelo – TAS/TAC con intervalo de confianza (método bootstrap, 10 000 muestras). Nota 2: TAS = tiempo para las actividades de socialización; TAC= tiempo (individual) para la autocontemplación.

GRÁFICO 8 – Ratio TAS/TAC según género, edad y país (2012)

Fuente: ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013). Nota 1: Modelo – TAS/TAC con intervalo de confianza (método bootstrap, 10 000 muestras). Nota 2: TAS = tiempo para las actividades de socialización; TAC= tiempo (individual) para la autocontemplación.

42 La conclusión de lo señalado es que sucede igual a lo largo de todo el ciclo de vida (Gráfico 8). En términos relativos, a lo largo de todo el ciclo de vida, el tiempo dedicado

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a la sociabilidad frente al tiempo consagrado para la autocontemplación es entre 2 y 3 veces más alto en Ecuador que en Alemania, ampliándose la distancia a partir de los 45 años.14

3.5. La división sexual de la “vida buena”

43 Un patrón que parece trascender las fronteras del nivel de desarrollo, es que en ambos países los hombres tienen mayor tiempo relacional que las mujeres (ver Gráfico 1). En el caso de Ecuador, la diferencia de tiempo relacional parece ser mayor hasta los 50 años; en el caso de Alemania, las distancias empiezan a divergir con mayor intensidad a partir de los 50 años.

44 Esta situación tiene que ver con la división sexual del trabajo. Mientras que en Ecuador las mujeres trabajan sin remuneración 38,4 horas a la semana, los hombres únicamente emplean 9,9 horas a la semana en el mismo tipo de actividad. Si unimos lo señalado con el tiempo dedicado al trabajo remunerado, se pone de manifiesto que las mujeres trabajan casi 11,23 horas más a la semana que los hombres (y la mayor parte de su tiempo –69 %– no es remunerado).15 En este contexto, no es casualidad que la mujer tenga menos horas de tiempo autónomo emancipador a la semana, en comparación con los hombres, para disfrutar del ocio creador, el arte, el deporte, compartir con los amigos, disfrutar de música y participar en espacios públicos. Por otra parte, en Alemania las mujeres destinan 22,1 horas a la semana al trabajo no remunerado y los hombres 13,5 horas. En el país europeo las mujeres trabajan un total de 1,5 horas más a la semana que los hombres, sumando trabajo remunerado y no remunerado; sin embargo, cabe destacar que esta diferencia se debe, en gran medida, a la diferencia en las horas de trabajo entre hombres y mujeres mayores de 65 años. Aunque se mantiene una diferencia marcada en el patrón general respecto a que el trabajo femenino no es remunerado, la desigualdad de la carga de trabajo entre los géneros disminuye considerablemente y recién se vuelve notoria a la edad en que las personas se jubilan. Esta condición se debe en gran medida a dos procesos: cuando dejan de trabajar, los hombres no encuentran un nuevo lugar en la división de las labores domésticas, y debido a que en promedio mueren antes que las mujeres, los cuidados de fin de vida recaen sobre los hombros femeninos.

45 En cambio, como se observó en el párrafo anterior, parece ser que la posibilidad de recuperar la mirada del “otro” es mayor en las mujeres que en los hombres, quizá porque precisamente su trabajo −generalmente no reconocido económicamente− se realiza con un “otro” (economía del cuidado). Si bien –como fue señalado− un patrón común que trasciende el nivel de desarrollo es la explotación del tiempo de “vida buena” de las mujeres: paradójicamente, algo que también trasciende las fronteras del desarrollo es que ellas buscan construir más comunidad que los hombres. Expresándolo en forma de hipótesis, al parecer el espíritu individualista del capitalismo ha impregnado más a los hombres que a las mujeres, en sintonía con los evidentes tintes patriarcales del capitalismo.

Conclusiones

46 Los actuales problemas ecológicos y sociales dejan pocas dudas acerca de que el modelo de desarrollo dominante, orientado al crecimiento de Occidente, aumentará la crisis y

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las dificultades para muchos en lugar del bienestar para todos. Por lo tanto, parece necesario repensar profundamente las constelaciones de nuestra sociedad.

47 El presente artículo ha pretendido contribuir a este esfuerzo con un primer acercamiento a la relación entre buen/mal vivir y desarrollo/bienestar. Rompiendo con la mirada individualista y materialista del bienestar y la justicia social liberal, el artículo ha comparado la distribución de bienes relacionales, medidos a partir del tiempo para la “vida buena”, entre dos países con diferentes estadios de desarrollo.

48 Más allá de los límites metodológicos señalados anteriormente, las conclusiones no dejan de presentar evidencias sobre la importancia de romper con las miradas hegemónicas del bienestar. Este artículo contribuye al debate con las siguientes observaciones: • A nivel macro, se puede observar que el país con mayor nivel de desarrollo presenta mayores niveles de tiempo relacional. Asimismo, parece ser que la menor desigualdad y el disponer de estados de bienestar más robustos contribuyen a que la concentración del tiempo para la “vida buena” sea menor y, por lo tanto, que los niveles promedio para el disfrute de bienes relacionales aumenten. • Ahora bien, al analizar cada país surge una diferencia: mientras que en Ecuador, a mayor nivel de ingreso los ciudadanos dedican mayor tiempo a la “vida buena”, en Alemania sucede todo lo contrario. Los estratos más altos de ingreso de Alemania (que a escala global constituyen los más altos del mundo), si bien podrían elegir dedicar más tiempo para compartir con amigos, familiares, participar en procesos democráticos o simplemente disfrutar más de oír música, leer, ver cine o meditar, deciden dedicarlo a obtener más recursos monetarios. • Por otra parte, aunque se observa que Alemania tiene más tiempo relacional que Ecuador, en términos relativos al tiempo bien vivido, Ecuador dedica aproximadamente el doble del tiempo a generar y disfrutar la sociabilidad. Evidentemente, la comparación de dos países no constituye una base suficientemente amplia para determinar si esta observación es resultado del desarrollo social o si se debe a particularidades culturales. Pero aun así, sugiere la siguiente hipótesis: el desarrollo económico tiende a privilegiar regímenes de uso del tiempo contrarios a la sociabilidad. • Finalmente, está claro y es algo que trasciende las fronteras entre los dos países, que las mujeres, sistemáticamente, tienen menores niveles de tiempo para la “vida buena” que los hombres. El desarrollo del modelo capitalista se sustenta en un patriarcado que se apropia del tiempo de “vida buena” de las mujeres, quienes no coincidentemente −en ambos países− dedican más tiempo a compartir y cuidar “al otro”. Parece ser que no existirá cambio social posible sin que se genere una mejor distribución sexual del tiempo.

49 El “tiempo para la vida buena” ha llegado en el “momento adecuado” para los debates actuales posteriores al desarrollo. Después de satisfacer las necesidades básicas, una mayor afluencia de tiempo relacional significa menos crecimiento material y, al mismo tiempo, aumenta la calidad de vida. Hasta ahora, para la mayoría de los ciudadanos del primer mundo el deseo de tener más tiempo para los amigos, los niños (propios o ajenos), el ocio, la participación y la naturaleza ha sido una demanda muy privada, pero no intrínsecamente política. En este contexto, la necesidad de otra valoración del tiempo no solo es pertinente para los países que defienden otra lógica de desarrollo, sino que también es la oportunidad de empezar a construir otro mundo posible, desde el mismo primer mundo y a partir de las propuestas de cambios epistémicos provenientes del Sur global.

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NOTAS

1. La Constitución de la República del Ecuador, en la primera oración del compromiso del preámbulo, señala que el pueblo ecuatoriano decide construir “una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay” (Asamblea Nacional Constituyente, Ciudad Alfaro, Registro Oficial No. 449, 20 de Octubre 2008, p. 8). 2. Para estudiar la relación conceptual del texto constituyente de Ecuador que planteó como objetivo el “buen vivir” y su relación conceptual con los bienes relacionales ver Ramírez (2019b). 3. En estricto rigor, la propia unidad de análisis seleccionada (el tiempo) no puede ser entendida aisladamente, sino que siempre está en función de una relación; en sí misma es relacional. A su vez, la acción comunicativa de un acontecimiento es la vinculación relacional entre un antes y un después (lapso). En efecto, “con la palabra tiempo nos remitimos a la puesta en relación de posiciones y períodos de dos o más procesos factuales [incluido el encuentro con otro] que se mueven continuamente” (Elias, 2015: 35). 4. Si bien, en estricto rigor, Aristóteles afirma que la vida contemplativa es superior a la vida activa, al mismo tiempo señala la necesidad de amigos, de amor y de participación comprometida en la vida civil y política. 5. La descripción de la metodología se ha tomado de Ramírez (2012, 2019a). 6. El tiempo del desempleo no se incluye como parte del tiempo relacional. 7. En la metodología original (Ramírez, 2012, 2019a), el tiempo de trabajo emancipado forma parte del tiempo relacional o tiempo para la “vida buena”. Este componente de la “vida buena” no será abordado, ya que la fuente de datos principal de Alemania, utilizada para los diferentes cálculos en esta investigación, no incluye preguntas que permitan diferenciar el trabajo alienado del trabajo emancipador. Para analizar la operatoria metodológica sobre este punto en el caso de Ecuador, ver Ramírez (2019a). 8. La mirada del tiempo permite considerar la cosmovisión indígena, donde no se da la separación entre el mundo del trabajo y el mundo de la producción de bienes relacionales. Este análisis no se incluirá dado que si bien este análisis se podría introducir para el caso ecuatoriano no es posible hacerlo para Alemania. Para un análisis sobre la metodología respecto a este tema ver Ramírez (2019a). 9. En quechua minga significa reunión de amigos y vecinos para hacer algún trabajo gratuito en común. 10. La investigación procesa el módulo de “uso del tiempo” levantado por el INEC en la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo del 2012. 11. El coeficiente de Gini que se aplica aquí en su forma matemática, es idéntico al coeficiente de Gini utilizado para cuantificar la desigualdad económica: corresponde al complemento de la integral normalizada de la curva de Lorenz. Tiene idéntico mínimo y máximo teórico (0= todas las

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personas disponen de la misma cantidad de tiempo para la “vida buena”, 1= una persona tiene todo el tiempo para la “vida buena”). En términos empíricos, se debe tener en cuenta la dificultad de obtener un valor máximo, ya que el tiempo para la “vida buena” se distribuye en procesos sociales que no son de suma cero. 12. Nier, Hedda (2018), “Rentner arbeiten nicht nur des Geldes wegen weiter”, Statista, 25 de octubre. Consultado el 19.03.2019, en https://de.statista.com/infografik/15898/warum-rentner- weiter-arbeiten. 13. Como fue señalado en la sección metodológica, el tiempo relacional también incluye el tiempo de trabajo emancipador. No obstante, por problemas de comparabilidad, no se incluye en este artículo por no haber forma de dividir el tiempo de trabajo alienado o emancipador en Alemania. Para una propuesta metodológica sobre cómo separarlos, ver Ramírez (2012, 2019a). 14. El desarrollo en tiempos de la información parece que sustituye el cara a cara con amigos y familiares, por el incremento de las relaciones virtuales a través de las nuevas tecnologías de información (Schobin, 2016: 170). 15. Los datos citados en este párrafo provienen de ENEMDU (2012) y TIMEGER (2012/2013), y son elaboración propia de los autores.

RESÚMENES

El marco de análisis del “buen vivir” requiere nuevas métricas que se ajusten a su perspectiva teórica y sus mandatos sociales. Siguiendo la propuesta conceptual y metodológica de Ramírez (2012, 2019), se argumentará que estudiar el “buen vivir” implica analizar la distribución y concentración del tiempo bien vivido (tBV). Para demostrar la aplicabilidad y la fecundidad de este enfoque, se realiza una comparación estadística de la concentración del tBV entre Alemania y Ecuador. Este análisis arroja tres resultados: 1) A nivel macro, el país con el mayor nivel de desarrollo presenta niveles más altos de tBV; 2) A nivel micro, en Ecuador, cuanto mayor es el nivel de ingresos, más tBV disfrutan sus ciudadanos; en Alemania sucede lo contrario; 3) La composición del tBV varía entre los dos países; los ecuatorianos dedican a la sociabilidad el doble de tiempo que los alemanes.

The framework of analysis for “buen vivir” (good living) requires new metrics that fit this theoretical perspective and its social mandates. Following Ramírez’s conceptual-methodological proposal (2012, 2019), it will be argued that studying “good living” implies analyzing the distribution and concentration of time well lived (tBV). To demonstrate the applicability and fruitfulness of this approach, a statistical comparison of the concentration of tBV between Germany and Ecuador is performed. This analysis yields three results: 1) At the macro level, the country with the higher level of development presents higher levels of tBV; 2) At the micro level, in Ecuador, the higher the level of income, the more tBV its citizens enjoy. In Germany, the opposite is true; 3) The composition of tBV varies between the two countries. Ecuadorians devote twice as much time to sociability as Germans.

Le cadre de l’analyse du “buen vivir” (bien vivre) exige de nouvelles mesures qui correspondent à cette perspective théorique et/ou à ses mandats sociaux. Suivant la proposition conceptuelle et méthodologique de Ramírez (2012, 2019), il s’agira de faire valoir que l’étude du “bien-vivre” implique d’analyser la distribution et la concentration du temps bien vécu (tBV). Afin de

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démontrer l’applicabilité et la fécondité de cette approche, nous réalisons une comparaison statistique de la concentration du tBV entre l’Allemagne et l’Équateur. Cette analyse offre trois observations: 1) Au niveau macro, le pays ayant le niveau de développement le plus élevé présente le niveau le plus élevé de tBV; 2) Au niveau micro, en Équateur, plus le niveau de revenu est élevé, plus les citoyens jouissent de tBV. En Allemagne, c’est le contraire qui est vrai; 3) La composition du tBV varie entre les deux pays. Les Équatoriens consacrent deux fois plus de temps à la sociabilité que les Allemands.

ÍNDICE

Keywords: economic development, good living, quality of life, social development, use of time, welfare Mots-clés: bien-être, bien vivre, développement économique, développement social, qualité de vie, utilisation du temps Palavras-chave: bem-estar, bom viver, desenvolvimento económico, desenvolvimento social, qualidade de vida, utilização do tempo

AUTORES

RENÉ RAMÍREZ GALLEGOS

Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad, Universidad Nacional Autónoma de México Av. Ricardo Flores Magón #1 Piso 10, Colonia Nonoalco Tlatelolco, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06900 Ciudad de México, México [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6837-8187

JANOSCH SCHOBIN

Fachbereich Gesellschaftswissenschaften, Universität Kassel Nora-Platiel-Straße 1, D-34127 Kassel, Deutschland [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9992-0012

HANS-JÜRGEN BURCHARDT

CALAS – Maria Sibylla Merian Center for Advanced Latin American Studies, Universität Kassel Nora-Platiel-Straße 1, D-34127 Kassel, Deutschland [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2330-8345

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A (re)produção de uma sentença: narrativas uníssonas sobre feminicídio em tribunais do júri The (Re)Production of a Sentence: Single Narratives on Femicide in Jury Courts La (re)production d’une sentence: récits à l’unisson sur le féminicide dans les cours d’assises

Helma Janielle Souza de Oliveira, Marcela Zamboni, Emylli Tavares do Nascimento e Diego Brito da Cunha Leite

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 06.04.2019 Aprovado para publicação a 05.06.2020 Revisto por Sofia Silva

Introdução

1 A reflexão proposta por este artigo tem por base os dados de pesquisa empírica executada nas duas varas dos tribunais do júri da comarca de João Pessoa, Paraíba, Brasil, no período de 2016 a 2018. Através da interlocução com juízes leigos e operadores jurídicos (juízes de direito, promotores e defensores públicos), por meio da realização de entrevistas semiestruturadas, buscamos revelar os enquadramentos que tornam inteligível o fenômeno do feminicídio,1 formalizado posteriormente enquanto categoria jurídica pela Lei brasileira n.º 13.104/2015.2 Mais especificamente, este trabalho relata o processo de inserção e aplicação da categoria feminicídio no campo jurídico, bem como evidencia a percepção dos agentes de justiça sobre as circunstâncias das mortes e sobre as vítimas que dão materialidade ao crime. Faz-se necessário explicar, portanto, que o tribunal do júri3 é órgão especial do Poder Judiciário,

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competente para julgar os crimes dolosos contra a vida: homicídio (inclusive quando qualificado como feminicídio), infanticídio, as diversas modalidades de aborto e, ainda, o induzimento, instigação ou auxílio ao suicídio. Por se tratar de casos complexos, compreendeu-se que o julgamento dos crimes demandava a análise por pessoas da sociedade civil, independentemente do saber (técnico) jurídico, de modo a consagrar a figura dos juízes leigos. Assim, a instituição do júri tem por fundamento a ideia central de que o acusado deve ser julgado por seus pares, isto é, pessoas que formam a sua comunidade (Távora e Alencar, 2018: 1235). Os dados empíricos trazidos aqui nos impulsionaram a contribuir com as reflexões sobre gênero, violência e práticas de justiça. Para tanto, os ensinamentos de Rita Laura Segato (2006), Wânia Pasinato (2011), Carmen Campos (2015) e Judith Butler (2000, 2014, 2017) se tornaram nossas lentes teóricas principais quanto a esse olhar sobre as circunstâncias das violências letais de mulheres, e sobre quais delas – sob que performatividades de gênero e sexualidade – consubstanciam a materialidade do crime.

2 No Brasil, os debates acerca da violência contra as mulheres e da violência de gênero ganharam mais notoriedade a partir da promulgação da Lei Maria da Penha (Lei n.º 11.340/2006). Esta legislação representa uma vitória nas disputas promovidas pelos movimentos feministas brasileiros para incorporar à epistemologia jurídica uma perspectiva progressista de gênero, consolidando a partir da linguagem dos direitos humanos o reconhecimento da violência contra as mulheres como questão de segurança pública, que afeta toda a coletividade e se constitui como problema de Estado.

3 Próxima a completar 14 anos de vigência, a Lei Maria da Penha introduziu medidas protetivas de urgência e criou juizados especializados para o julgamento dos crimes domésticos e familiares, reconhecendo a violência de gênero como delito específico. Ademais, a legislação definiu cinco formas de violência “doméstica e familiar” (física, psicológica, sexual, patrimonial e moral), bem como o entendimento desta como qualquer ação ou omissão baseada no gênero que cause morte, lesão, sofrimento físico, sexual ou psicológico e dano moral ou patrimonial às mulheres.4 A Lei Maria da Penha consistiu em um marco jurídico fundamental para a elaboração da legislação de feminicídio brasileira. Nesse sentido, recordamos que foi a propósito da comemoração dos seis anos de vigência da Lei n.º 11.340/2006 que uma Comissão Parlamentar Mista de Inquérito (CPMI) foi instaurada, no ano de 2012, no Congresso Nacional, para investigar a situação da violência contra as mulheres no Brasil. O relatório final dessa CPMI recomendou a elaboração de uma legislação específica para tratar dos casos de feminicídio no país. Destarte, foi protocolado junto ao Senado Federal, no ano de 2013, um Projeto de Lei ao Senado (PLS) sob n.º 293/2013, tendo como objetivo a tipificação da categoria feminicídio no Código Penal Brasileiro.5 Tal tipificação configurou-se como uma qualificadora do crime de homicídio. A proposta formulada originalmente pela CPMI categorizava o feminicídio como forma extrema de violência de gênero que resulta na morte das mulheres, indicando como possíveis circunstâncias: I – existência de relação íntima de afeto ou parentesco entre o autor do crime e a vítima; II – prática de qualquer tipo de violência sexual contra a vítima; III – mutilação ou desfiguração da mulher, antes ou após a morte. Tal projeto sofreu a incidência de dois substitutivos, sendo que um ocorreu na Comissão de Constituição de Justiça e o outro com a intervenção da Procuradoria da Mulher do Senado Federal. O resultado dessas alterações condensou as circunstâncias delimitadoras do crime nos seguintes termos: I

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– violência doméstica e familiar e/ou; II – menosprezo ou discriminação à condição de mulher. Após tramitação na Câmara dos Deputados, e por pressão da bancada religiosa conservadora, a palavra “gênero” foi substituída pela expressão “razões de sexo feminino”, sendo então sancionada pela Presidente da República sob Lei n.º 13.104/2015. Por conseguinte, ao texto do Código Penal Brasileiro fora inserido o feminicídio como uma qualificadora do homicídio, ocorrendo quando o assassinato contra as mulheres é realizado por razões de sexo feminino (Oliveira, 2017).

4 As circunstâncias previstas na lei para a aplicação do feminicídio restringiram-se em duas ocasiões. A primeira (crime envolvendo violência doméstica e familiar) inserida no contexto da Lei Maria da Penha – reconhecendo o feminicídio praticado nas relações íntimas de afeto (onde a vítima possuía alguma convivência prévia com o sujeito antes da prática do crime, seja esta de caráter amoroso, de parentesco e/ou de convívio doméstico), bem como caracterizado por uma violência continuada –, em que o assassinato de mulheres seria, predominantemente, o último ato de uma série de violências antes praticadas (psicológicas, patrimoniais, físicas, etc.).

5 A segunda circunstância de aplicação do feminicídio (menosprezo ou discriminação à condição de mulher) abarca o feminicídio não íntimo, que ocorre quando a vítima não possuía uma relação prévia ou de proximidade com o sujeito que cometeu o crime. Dessa maneira, tal circunstância ocorre pela prática da misoginia e do desrespeito ao feminino (como a prática de tortura, estupro e/ou mutilação de órgãos seguida de morte), abarcando as demais possibilidades feminicidas que não foram contempladas pela Lei Maria da Penha.6 Para as duas circunstâncias definidoras do feminicídio considera-se a possibilidade do feminicídio por conexão, caracterizado quando há ‘‘morte de uma mulher que está na ‘linha de fogo’, no mesmo local onde um homem mata ou tenta matar outra mulher’’ (Prado e Sanematsu, 2017: 21). Quer dizer, quando alguém tenta impedir a prática do crime contra as mulheres ou quando uma mulher é confundida com outra e vem a ser atingida por erro de execução. Essas mortes independem do tipo de vínculo entre a vítima e o agressor.

6 Esse cenário legislativo permitiu a (re)produção de uma linguagem genérica de enfrentamento à violência contra as mulheres, no âmbito de esferas estatais. Isso é corroborado pelos dados da nossa pesquisa, na medida em que as entrevistas evidenciaram que tanto os operadores jurídicos quanto os juízes leigos realizam conexões entre a consumação do feminicídio e a ocorrência de violências anteriores ao crime, no âmbito doméstico e familiar, em uma alusão clara à Lei Maria da Penha. Porém, em relação à segunda circunstância da ocorrência de tal crime, ou seja, quanto ao “menosprezo e/ou discriminação à condição de mulher”, a compreensão dos sujeitos que compõem o tribunal do júri de João Pessoa é limitada, demonstrando um desentendimento acerca do real alcance da Lei de Feminicídio (Lei n.º 13.104/2015), havendo uma falta de reconhecimento para a aplicação da norma em outros contextos e com outros sujeitos e relações sociais.

Vozes dos tribunais do júri: as “condições específicas” do feminicídio na perspectiva dos agentes de justiça

7 Como os feminicídios são um tipo de morte violenta7 a ser investigada e julgada por meio dos rituais do tribunal do júri, optamos por nos aproximar dos agentes de justiça envolvidos nessa ritualística. Assim, nossa pesquisa de campo ocorreu no Fórum

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Criminal da cidade de João Pessoa, Paraíba, no qual se localizam as duas varas dos tribunais do júri e por onde transitam nossos interlocutores, os operadores do direito e os juízes leigos. As entrevistas com os operadores jurídicos foram realizadas entre outubro de 2016 e março de 2017. Chegamos a entrevistar dois juízes, quatro promotores de justiça e quatro defensores públicos, tendo uma mulher em cada representação profissional.8 No tocante aos juízes leigos, utilizamos 39 entrevistas realizadas no decurso do ano de 2017 e no primeiro semestre do ano de 2018. Sem estabelecermos prévia restrição relativa às identidades de gênero daqueles que se dispuseram a colaborar com a pesquisa, conversamos com 18 jurados e 21 juradas. Nesta época, já contávamos com 17 meses ou mais da inclusão da categoria feminicídio ao campo jurídico, e buscamos conhecer a percepção desses agentes de justiça em relação aos significados sociais atribuídos a essa forma de morte violenta de mulheres. Apesar de os discursos analisados partirem de sujeitos distintos – operadores jurídicos e juízes leigos –, cada qual com seus atributos específicos, as entrevistas explicitaram vozes uníssonas no que tange ao fenômeno do feminicídio. Ademais, prevalece o desconhecimento sobre as particularidades da legislação n.º 13.104/2015, e mesmo uma incompreensão do alcance normativo da categoria jurídica do feminicídio.

8 Com efeito, dos jurados entrevistados, apenas 18 afirmaram já ter ouvido falar sobre a criação da Lei de Feminicídio, contudo, de forma superficial, enquanto 20 revelaram desconhecer totalmente a nova legislação.9 Esse panorama é reforçado pela vigência recente da lei, e por não existirem, nas varas de João Pessoa, à época da feitura das entrevistas, casos julgados sob a insígnia jurídica da qualificadora de feminicídio.10 Isso restringia o conhecimento da legislação pelos juízes leigos ao âmbito das redes sociais, sites de internet (plataformas digitais, em geral) e campanhas e programas apresentados em televisão aberta. Diferentemente da fase de entrevistas realizadas com os jurados, era pouco provável que os profissionais do direito reconhecessem expressamente algum desconhecimento sobre qualquer “assunto jurídico” tratado. A necessidade pessoal dos juristas de saberem sempre todas as respostas, ou seja, a impossibilidade de não conhecerem algum tema do direito, tem relação com as exigências das carreiras profissionais, a exemplo dos juízes, que devem contar com um “notável saber jurídico” (Baptista, 2010). Além disso, reconhecer o desconhecimento sobre um “assunto jurídico” seria reconhecer uma posição de inferioridade no âmbito do tribunal do júri, o qual se caracteriza como espaço de poder hierarquizado e constituído por disputas pelo “monopólio do direito de dizer o direito” (Bourdieu, 2011: 212). Assim, a evidência de dúvidas relacionadas à legislação nos pareceu oculta através da justificativa de que “cada caso é um caso” ou pelo uso de aparelhos eletrônicos que auxiliassem na leitura fiel da legislação e no amparo da construção dos argumentos traçados.

9 Apesar disso, “o campo possibilita a percepção de uma realidade ‘viva’, dinâmica, uma vez que os fatos estão acontecendo enquanto se procede a pesquisa” (Baptista, 2010: 149; itálico no original). E, realmente, esse era/é nosso contexto empírico, posto que a nova qualificadora do crime de homicídio ainda estava/está em fase inicial de acolhimento por parte dos técnicos e agentes de justiça (operadores do direito e juízes leigos), bem como das autoridades policiais.

10 Por serem os profissionais da área jurídica os principais responsáveis pela aplicação das leis com vista à administração de conflitos, questionamos se houve a oportunidade (e o interesse profissional) de acompanhar os debates legislativos de criação da Lei de

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Feminicídio. Em absoluto, a resposta foi negativa. Ademais, como não haviam trabalhado na investigação de nenhum crime ocorrido após o período de promulgação da lei, a aproximação com o tema era realizada através dos meios de comunicação de massa ou descrições atualizadas em doutrinas ou informes jurídicos, sendo, portanto, um conhecimento esparso, visto que a demanda não estava posta em juízo, não requerendo estudo prioritário.

11 À época das entrevistas, os profissionais do direito, salvo um defensor público, informaram não existir, ou que desconheciam, algum caso de feminicídio em trâmite processual nos tribunais do júri de João Pessoa, conforme a nova categoria jurídica. Em especial, os promotores de justiça também não se lembravam de ter elaborado denúncia nesse sentido. Contudo, algumas respostas foram contraditórias: E eu espero até que apareça porque obriga a gente a estudar, a se familiarizar. (Jurista 1, 2016) Tem vários, eu fiz, há alguns meses, eu fiz dois júris. (Jurista 8, 2016) Quando eu peguei isso aqui, que houve a consulta [do Conselho Nacional de Justiça] foi que eu me dei conta, realmente tem a lei que protege a mulher, com relação ao gênero mulher, mas o que vem sendo apurado é com relação só à violência doméstica, são os casos daqui. [...] Depois disso que chamou a atenção e eu conversando com o delegado, eu disse: “Cadê? Não tem nenhum crime de feminicídio, não? – Não, tem violência doméstica, mas geralmente vai para o Juizado”. [...] Agora vai carregar, é feminicídio, entendeu? Vai. Simplesmente o fato de a vítima ser... ser, devido a esse nome doméstico, pode ser companheira, amiga, bastou que viva no ambiente doméstico e do sexo feminino já vai ser classificado como feminicídio. (Jurista 5, 2016)

12 Nessa comparação, observamos que, algumas vezes, o feminicídio foi tratado como categoria jurídica a ser implementada e, então, os entrevistados negavam existir processos de homicídios com o uso da qualificadora. Outras vezes, se referiam aos feminicídios enquanto fenômeno social – os ainda chamados homicídios “passionais” (Eluf, 2009) – e, assim, faziam comentários a partir de casos anteriores de assassinatos de mulheres decorrentes do contexto doméstico e familiar. Em resumo, segue a explicação: Essa lei, como é recente, eu ainda não a vi sendo aplicada na prática, porque ela, a lei, é aplicada ao caso daquele momento, não pode retroagir, certo? Nós temos casos aqui, é claro, de crimes contra mulheres, onde mulheres são vítimas [que foram] mortas ou [que] houve tentativa de morte contra mulheres, e até de forma bárbara, mas foram [crimes] anteriores à [aplicação da] lei. Então, na prática ainda não houve nenhum júri com a aplicação, não do meu conhecimento, porque eu não sou o titular daqui, é... aplicando [sic] a nova lei do feminicídio. (Jurista 10, 2017)

13 Ainda que as ponderações estivessem precipuamente delimitadas pelos ditames do conhecimento jurídico, a exemplo da aplicação da lei penal no tempo e a da incidência (ou não) da nova qualificadora, nos casos que foram a julgamento nos tribunais do júri de João Pessoa, pareceu não haver dissonância discursiva quanto ao seu contexto de aplicação. Esses juristas foram unânimes em considerar que a lei surge no intuito de proteção às mulheres, o gênero mulher,11 diante das situações investigadas de “violência doméstica e familiar”. Mais precisamente, os contextos violentos que envolvem relacionamentos afetivo-conjugais,12 posto que “o ‘espírito’ da lei é o de proteger as mulheres e destinar maior punição para os homens que cometem crimes contra as mulheres” (Jurista 3, 2016). De forma semelhante, quando os juízes leigos foram apresentados a um panorama genérico sobre a Lei de Feminicídio durante as entrevistas, eles confirmaram, majoritariamente,13 a relevância sociojurídica de sua

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criação, ressaltando-a como: a) um tratamento jurídico específico a ser aplicado nos homicídios de mulheres em situação de “violência doméstica e familiar”, que apresentam “condições particulares” de materialização e b) um instrumento jurídico apto a conferir visibilidade social ao fenômeno das mortes violentas de mulheres: Por que, mesmo com a Lei Maria da Penha [...], as mulheres continuam a morrer? Porque os mecanismos precisam ser aprimorados. E as mulheres são sim pessoas vulneráveis, comparadas com homens, e merecem sim um tratamento especial... Não é questão nem de um tratamento especial, é a questão de ter um enfoque na lei, que se ajuste ao maior número de homicídios [sofridos] por elas. As mulheres morrem e morrem por condições bem específicas, por isso uma lei específica é mais adequada para curar esses crimes. (Jurada 19, 2017) Geralmente, o que acontece é o feminicídio: o homem contra a mulher. Muito dificilmente vai acontecer o contrário. O padrão já começa por aí, o homem que tenta contra a mulher. Por motivos de ciúmes, geralmente são crimes passionais e geralmente o marido é agressivo... Uma coisa que já vem de muitos anos e a mulher, às vezes, não denuncia, então chega ao ápice que é o assassinato. Eu acho que o padrão é este: o de ser sempre homem contra a mulher e de serem, geralmente, maridos bem violentos. (Jurado 3, 2017) Porque sai do ostracismo. [Ostracismo?] Que é o campo em que nós estávamos, né? [Então, a ideia é, assim, de ter um artifício para gerar discussão?] Exatamente, sair do ostracismo. Dar conhecimento do problema... [Dar nome ao problema]. (Jurada 29, 2017; intervenções entre parênteses retos de Helma Oliveira)

14 A análise dos trechos selecionados evidencia como as percepções dos agentes de justiça em torno da Lei de Feminicídio e desta forma específica de violência, são constituídas por meio da noção de violência continuada contra as mulheres, notadamente quando praticada por agentes conhecidos das vítimas como companheiros de um relacionamento afetivo-conjugal, familiares e parentes. Nos excertos, vislumbramos como convenções oriundas da literatura clássica sobre feminicídio encontram-se dissolvidas no imaginário dos agentes de Estado, basta recordar que as teóricas Diana Russell e Jane Caputi (1992: 15) fazem referência aos assassinatos como o ponto máximo de um “continuum de terror antifeminino”, uma vez que as vidas das mulheres seriam caracterizadas por discriminações e violações oportunizadas por um sistema patriarcal de dominação. Conforme essa ideia, o feminicídio despontaria como a última “etapa” de um ciclo composto por várias modalidades e reincidências de violências (Segato, 2006; Pasinato, 2011).

15 Nessa perspectiva, os agentes de justiça reconhecem que a vida das vítimas foi constituída por atos de constrangimentos, isolamentos, humilhações, cerceamento e vigilância, violências psicológicas, verbais14 – reconhecidas como “violências sem sangue” (Bandeira, 2013: 73) –, que ocorreram de forma concomitante ou escalada à violência física: Violência, e eu acho que essa é pior que a morte, porque você começa a matar uma pessoa psicologicamente, há tortura, a tortura psicológica... (Jurista 1, 2016) Eu percebo que esse tipo de crime, ele é facilitado a partir do momento que as mulheres se omitem quando da primeira investida do seu companheiro, seja através de lesão corporal, seja através de lesão verbal ou até de ameaça. Ela se omite de tal forma, que isso passa a ser recorrente e muitas vezes essa recorrência incorre no homicídio. (Jurado 38, 2018)

16 Essa espécie de “morte a passos lentos”, visualizada pelos agentes de justiça e que traça relações entre os abusos psicológicos e os feminicídios, corrobora com as realidades das violências continuadas e ritualizadas e, portanto, pressupõem uma convivência entre vítima e agressor (Suárez e Bandeira, 2002). O caráter de domesticidade das convenções

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manejadas pelos agentes de justiça guarda correspondência com o conceito de feminicídios íntimos, ou seja, “aqueles assassinatos cometidos por homens com quem a vítima tinha ou teve uma relação íntima, familiar, de convivência, ou afins a estas” (Sagot e Carcedo, 2006: 414; tradução dos autores).

17 Desse modo, a noção de “condições específicas” que supostamente caracterizaria os feminicídios é constituída pelo padrão “homem-agressor” e “mulher-vítima” e “homem- mulher enquanto parceiros amorosos”, o que resgata parte dos ditames da Lei Maria da Penha,15 mas que encontra sua limitação no ideal de heteronormatividade apresentado nas narrativas dos agentes de justiça, estando a performance destes vinculada, ademais, a convenções morais vigentes na sociedade relativas ao gênero e à sexualidade (Zamboni et al., 2019).

18 Isto significa dizer que as circunstâncias relacionadas ao crime (quem executou, quem morreu, local do óbito, relação autor versus vítima) e os próprios sujeitos imbricados no ato da violência precisam se adequar às normas sociais que, por exemplo, reconhecem como o padrão de mulheres vitimadas por feminicídio àquele constituído por “boas mães”, “esposas fiéis”, “mulheres frágeis”, que se conformam às convenções de domesticidade e ao modelo de relacionamento heteromonogâmico. No mais, as mortes violentas de mulheres ganham “especificidade” na medida em que se opõem, narrativamente, ao espectro dos “crimes de envolvimento com o mercado de drogas ilícitas”, estes últimos correspondendo ao exterior constitutivo dos processos de feminicídio (Nascimento, 2018: 36).

19 Essas e outras limitações explicitam a constituição de molduras preliminares de significado do que pode vir a ser reconhecido como feminicídio “por razões de gênero feminino”. Por conseguinte, atestam que os sentidos e significados do que apreendemos por gênero e violência de gênero não correspondem necessariamente a uma obviedade semântica, ao contrário, são os resultados de disputas e tensionamentos em torno de práticas sociais que se desdobram, inclusive, em processos de Estado (Vianna e Lowenkron, 2017).

20 A partir do referencial teórico de Butler (2017), vemos que o que é apreendido como um corpo que deve ser preservado, como uma vida que deve ser protegida contra a violência e tutelada perante esferas judiciais, depende de operações de poder que conformam enquadramentos epistemológicos sobre aqueles sujeitos que importam, sobre as vidas consideradas dignas de enlutamento quando perdidas.

21 Em suma, agindo nos tribunais do júri, a moldura mobiliza operações de poder excludentes para cumprir com a sua missão de delimitar o que (e quem) pode ser apreendido como vítima legítima e reconhecido como crime de feminicídio. O aprofundamento dessas exclusões, oportunizadas pelo enquadramento seletivo, pela linguagem e “lógicas” jurídicas e pela reprodução de vícios de julgar pelos agentes de justiça (Zamboni e Faria, 2018), será abordado a seguir.

Enquadramentos seletivos no feminicídio: sujeitas16 e circunstâncias à margem de reconhecimento

22 As vítimas do crime de feminicídio foram legalmente definidas segundo o critério “sexo feminino”, o que resgata uma perspectiva essencialista do ser mulher, imbricando as

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representações de gênero às características biológicas do sujeito, corroboradas pelas distinções binárias “mulher” ou “homem”.

23 A definição legal do feminicídio foi alvo de disputas entre movimentos e associações de mulheres, bem como de parlamentares que coadunavam com uma perspectiva progressista de gênero e a bancada mais conservadora do Congresso Nacional. No fim das discussões, houve a substituição do conceito de feminicídio como “forma extrema de violência de gênero que resulta na morte das mulheres” (projeto original da CPMI) por homicídio contra a mulher “em razão da condição de sexo feminino” (proposta da Câmara dos Deputados), o que se tornou condição essencial para a aprovação da Lei n.º 13.104/2015. A princípio, essa alteração surgiu no sentido de prescindir que mulheres “transexuais” e “travestis” fossem reconhecidas enquanto vítimas, especialmente quando ponderamos que esta manobra legislativa se insere em um cenário mais amplo, que atinge não somente o Brasil, como também outros países, em torno de uma articulação política contra práticas consideradas instituidoras de uma “ideologia de gênero” (Nascimento, 2018).17

24 Não por acaso, outras legislações internacionais que inseriram o termo “gênero” com o objetivo de normatizar tal categoria (feminicida) em seus países, também sofreram adequações interpretativas no sentido de restrição da palavra “mulher” ao “sexo feminino” (Machado, 2015: 18).

25 Detectamos duas correntes jurídicas brasileiras, no que concerne à possibilidade de as mulheres transexuais figurarem como vítimas do crime de feminicídio. A primeira condiciona a aplicação da qualificadora desde que as mulheres transexuais tenham se submetido à cirurgia irreversível, de maneira que o reconhecimento como “mulher” depende da conformidade morfológica, decorrente da união “sexo-gênero”. A segunda corrente, mais conservadora, compreende que mesmo as pessoas transexuais que realizam intervenção cirúrgica não podem ser identificadas como “mulheres”, pois, embora passem a ter o órgão genital em conformidade ao “sexo” feminino, os padrões genéticos continuam iguais. Todavia, perante o debate jurídico, podemos cogitar que, à medida que a própria Justiça brasileira acolhe pedidos de mudança de nome tido como masculino para outro feminino e/ou mudança de “sexo” masculino para feminino, por comprovar que a pessoa se reconhece e apresenta-se à sociedade de acordo com qualificações do “gênero” feminino, os agentes de justiça serão impelidos a considerar que mulheres transexuais também são prováveis vítimas de feminicídio (cf. Cunha, 2018: 69-70).

26 Em outros termos, as disputas empreendidas por agentes jurídicos para que a Lei de Feminicídio alcance as mulheres transexuais e as travestis não foram encerradas. Considerando a interpretação que a Lei Maria da Penha é aplicável às mulheres transexuais e às travestis, independentemente de ter ocorrido intervenção cirúrgica e a alteração de registro civil, juristas buscam estender tal entendimento aos casos de feminicídio, mediante a consolidação de enunciados normativos e outras estratégias processuais. Nessa esteira, a Comissão Permanente de Combate à Violência Doméstica e Familiar contra a Mulher, do Grupo Nacional de Direitos Humanos no âmbito do Conselho Nacional de Procuradores-Gerais, tem realizado esforços para consolidar essa aplicação jurisprudencial (Covas, s.d.), com o intuito de reconhecer a identidade e a subjetividade de gênero feminino às mulheres “em trânsito”.

27 Em que pese o exposto, é necessário problematizarmos sobre os discursos essencialistas em torno do binômio sexo-gênero. Utilizando os próprios termos legislativos, podemos

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pensar a “condição de sexo feminino” realmente como uma condição que é imposta reiteradamente através do tempo sobre um corpo, sujeitando-o às convenções históricas, normas sociais e práticas regulatórias permeadas de poder (Butler, 2000, 2014; Foucault, 2014). Nesse sentido, o entendimento de que o “sexo” está para a “natureza” assim como o “gênero” está para a “cultura” seria falho, pois o sexo não é algo pré-discursivo, anterior à incidência de aspectos culturais das performatividades de gênero. Nesses termos, Butler problematiza: E o que é, afinal, o “sexo”? É ele natural, anatômico, cromossômico ou hormonal, e como deve a crítica feminista avaliar os discursos científicos que alegam estabelecer tais “fatos” para nós? [...] Seriam os fatos ostensivamente naturais do sexo produzidos discursivamente por vários discursos científicos a serviço de outros interesses políticos e sociais? Se o caráter imutável do sexo é contestável, talvez o próprio construto chamado “sexo” seja tão culturalmente construído quanto o gênero; a rigor, talvez o sexo sempre tenha sido o gênero, de tal forma que a distinção entre sexo e gênero revela-se absolutamente nenhuma. (Butler, 2014: 25)

28 Seguindo o raciocínio da filósofa Judith Butler (2014), percebemos que os argumentos biológicos – consubstanciados em uma suposta diferenciação “natural” entre sexo e gênero e empregados para negar o enquadramento jurídico do feminicídio às mortes de mulheres transexuais e travestis – são estratégias reducionistas que impedem o reconhecimento da sua identidade como “mulheres”.

29 Recordamos que os significados do que pode ser apreendido como gênero, sexualidade e violência de gênero não constituem uma obviedade, principalmente quando estamos tratando do reconhecimento e da legitimação perante esferas estatais. Afinal, as mortes de mulheres travestis e transexuais são mortes em decorrência do “problema de gênero”, uma vez que ganham materialidade a partir de complexos conflitos sociais que, em geral, têm por fundamento as rupturas com as performatividades de gênero e de sexualidade hegemônicas. Ou seja, as mortes violentas dessas mulheres ocorrem em razão do “ódio” e da “discriminação” por elas desafiarem a matriz cultural de inteligibilidade heteronormativa. Então, por qual motivo não são reconhecidas juridicamente como feminicídios? Primeiramente, porque nem mesmo a existência de tais sujeitas consegue ser reconhecida como “vida”, considerando o sentido mais profundo do termo, que equivale a proporcionar um luto social generalizado em resposta às violências letais que oportunizaram sua perda. Em segundo, porque raras são as vezes em que elas são enquadradas efetivamente pela lógica jurídica enquanto “mulheres”, isto é, seus corpos estão à margem das normativas de proteção estatal. Quer dizer, “o fato de ser passível de luto é uma condição do surgimento e da manutenção de uma vida” (Butler, 2017: 32).

30 No mais, o campo de pesquisa nos tribunais do júri de João Pessoa nos permitiu visualizar como a incorporação dos discursos e saberes pelos agentes de justiça sobre a violência contra as mulheres é limitada e mesmo roteirizada, inclusive no que tange aos parâmetros legislativos. Há um silêncio substancial no que se refere à segunda circunstância apontada na Lei de Feminicídio – os casos de “menosprezo ou discriminação à condição de mulher” –, a qual independe de vínculos amorosos superficiais ou estabelecidos.

31 O “menosprezo e a discriminação contra a mulher” diz respeito a uma prática misógina, isto é, de inferiorização, de ódio, de ojeriza às subjetividades e representações femininas, estando presente em mulheres de sexo feminino, em mulheres transexuais, travestis, etc.18 Nessa circunstância de feminicídio, o ódio é evidenciado, por exemplo,

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através da violência sexual, da tortura, de lesões ou mutilação em partes do corpo que caracterizam a anatomia feminina (seios, ventre, vagina, etc.), como também por marcas de violência simbólica (a destruição de objetos, fotografias e documentos das mulheres vítimas).

32 A título de exemplo, observamos como o ódio e o menosprezo direcionados às mulheres transexuais e travestis podem ser traduzidos em violências letais, que encontram fundamento em processos de discriminação, uma vez que tais sujeitas se reconheçam como mulheres e mobilizem performatividades de feminilidade. Em geral, essas mortes são caracterizadas pelo excesso da violência e pela brutalização dos corpos e, não raras vezes, os crimes são descritos em narrativas estatais de forma a associar as vítimas ao mercado de drogas ilícitas e à prostituição (Efrem Filho, 2016). Outro cenário da violência dirigida às mulheres transexuais e travestis ocorre quando sua identidade “trans” é revelada, principalmente aos parceiros de um relacionamento íntimo-sexual, e o “ódio” ganha materialidade na violência perpetrada em resposta à descoberta. Nos tribunais americanos, esses últimos casos têm acionado a estratégia jurídica do trans panic defense, no sentido de argumentar que os autores do crime “perderam a cabeça” diante de uma forte “emoção”, provocada pelo conhecimento da identidade “trans” da vítima e, por isso, não deveriam ser considerados culpados (Lee e Kwan, 2014).

33 Contudo, como não existem outras referências legislativas que construam uma significação jurídica para a perspectiva do crime de feminicídio enquanto “discriminação e menosprezo à condição de mulher”, ela praticamente não chega a ser vislumbrada pelos agentes de justiça. As narrativas apresentadas por operadores jurídicos e jurados pressupõem uma relação de proximidade, uma gestação de vínculos e expectativas entre as pessoas envolvidas no contexto de violência letal e a conformidade à moldura heteronormativa.

34 Portanto, situações em que mulheres são fatalmente vitimadas por homens desconhecidos ou meramente conhecidos, como em contextos de prostituição, tráfico de mulheres, estupros, etc., não foram cogitados como feminicídios (cf. Russell e Caputi, 1992; Prado e Sanematsu, 2017). Apenas um operador jurídico usou de linguagem pertencente às discussões feministas sobre a incidência da categoria feminicídio. Ele explicou que a “misoginia” se apresenta como um padrão nos assassinatos de mulheres. E misoginia seria, segundo o entrevistado, a ânsia de maltratar e matar uma pessoa – no caso, a mulher – em razão do gênero, isto é, “a misoginia se expressa no menosprezo às mulheres, no ato de bater, humilhar, matar, etc.” (Jurista 6, 2016). [...] nesse inciso segundo é onde entra a questão da misoginia, que eu falei, dos distúrbios que os homens são acometidos por ter aquele instinto de menosprezo à mulher, e muitas vezes eles a menosprezam por conta de situação econômica, não é, mas é pelo gênero mulher mesmo. O misógino, não sei se você já realizou algum estudo nesse sentido, o porquê ele menospreza mulher, ele não sabe viver sem mulher, mas justamente porque isso alimenta seu ego de menosprezar. Mulher para ele é um ser inferior, tanto é que eles chegam a bater, a maltratar e até matar [...]. (ibidem)

35 Em última medida, percebemos que, embora haja uma apreensão formal pela Lei n.º 13.104/2015 das mortes violentas de mulheres situadas em outros contextos que não os de violência doméstica, familiar e afetivo-conjugal, não há efetivamente o reconhecimento profundo, por parte dos agentes de justiça, dos outros sentidos de violência enquanto feminicídio. Assim, reafirmamos que a sedimentação de certo sentido de violência, como ocorreu a partir da Lei Maria da Penha, “não deixa de ser

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parte de um trabalho cognitivo e político de distinção entre atores, motivações, legitimidades e ilegitimidades” (Viana e Lowenkron, 2017: 32). Por outro lado, várias outras situações de violências, envolvendo novos sujeitos, em outras circunstâncias sociais, não conseguem obter legibilidade, a exemplo da violência letal exercida por mulheres contra outras mulheres.

36 Avena (2010) alerta que a violência entre lésbicas é pouco documentada, tanto por não existirem dados confiáveis sobre a população LGBTI, quanto por causa da crença de que a violência conjugal só ocorre entre heterossexuais. Por conseguinte, a inexistência de dados consistentes aos casos de violências dentro da conjugalidade lésbica prejudica os processos de inteligibilidade dos operadores jurídicos quanto a cogitar a existência de mulheres na posição de sujeitos ativos de tais crimes.Em estudo exploratório sobre a violência conjugal lésbica na sociedade portuguesa, Santos(2012: 15) alertava sobre os elementos a serem investigados: O conhecimento acerca da violência conjugal entre mulheres é escasso. Importa obter dados estatísticos fiáveis, investigar o perfil das vítimas e das agressoras, proceder a uma tipificação da violência, aferir da hipótese da violência multilateral, identificar os catalisadores da violência e conhecer mecanismos de resolução do conflito conjugal utilizados pelas mulheres.

37 Em pesquisa desenvolvida junto ao Centro de Cidadania LGBT, ao Programa SOS Mulher e à Coordenadoria de Políticas e Direitos das Mulheres do município de Niterói, Rio de Janeiro, Santos et al. (2019) buscam analisar o atendimento de mulheres em situação de violência e como esses organismos recebem os casos de violência conjugal nos relacionamentos lésbicos. As análises das autoras demonstram que mesmo os serviços especializados têm dificuldades de verificar esses contextos, pois nem sempre fazem os devidos registros da orientação sexual das mulheres, por considerarem as dificuldades de assumir vivências amorosas que destoam da heteronormatividade, como também porque o “padrão” homem-agressor e mulher-vítima se reitera entre os próprios grupos de acolhimento, tornando invisíveis os casos diferentes.

38 A legislação do feminicídio não restringe seu “sujeito ativo”, ou seja, não delimita quem pode praticar o crime. Desse modo, homens e mulheres podem ser acusados de feminicídio. Inclusive, na esteira da descrição presente na Lei Maria da Penha, as violências entre casais de lésbicas e de bissexuais, ou, em termos gerais, de mulheres que se relacionam com outras mulheres, são explicitamente elencadas. Contudo, isso não foi apreendido pelos agentes de justiça entrevistados, e os comportamentos violentos são reconhecidos como expressão da masculinidade e do machismo: Geralmente é o machismo, né? Tem muito disso. É o ciúme. É querendo colocar a mulher dentro de uma casa e não dá a liberdade para ela tomar decisão, isolar, no caso. A gente vê muito isso daí. (Jurada 01, 2017) Em minha opinião, eu acho que acontece é com relação ao machismo no Estado. Os homens são muito machistas. A cultura paraibana. Não só da Paraíba, como também grande parte do Nordeste. (Jurado 31, 2017)

39 Logo, denota-se que a percepção dos agentes de justiça no que se refere ao feminicídio – os sujeitos (vítimas e acusados) e os cenários do crime – pressupõe o reconhecimento de certas performatividades de gênero e de sexualidade,19 as quais devem se conformar a uma matriz de inteligibilidade cultural fundamentada em “relações de continuidade e de coerência entre sexo, gênero, prática sexual e desejo” (Butler, 2014: 38), de modo a obedecer às convenções de feminilidade e de masculinidade. As situações diversas dessa

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“moldura” parecem ser impossibilidades lógicas e, portanto, raramente conseguem se conformar aos discursos jurídicos. Isso porque a linguagem jurídica é constituída por binarismos representacionais, a exemplo da relação sujeito ativo e sujeito passivo versus homem e mulher, que demandam e promovem a redução da complexidade das relações sociais por meio de apagamentos e distanciamentos discursivos, para assim garantir a coerência jurídica mediante “nexos de causalidade”.

40 A limitação dessa “lógica jurídica” que, reciprocamente, produz e exclui sujeitos(as) e relações no âmbito normativo assegura que vozes uníssonas sejam emitidas nos julgamentos empreendidos nos tribunais do júri, caminhando-se para a (re)produção de uma única sentença.

41 Além disso, a apresentação de certos vícios procedimentais no setting de julgamento colabora para a inserção dos jurados nessa lógica de julgar, que se contrapõe ao princípio fundante do tribunal do júri, qual seja: a tomada de decisões conforme as experiências de vida do grupo julgador leigo. Nesse sentido, Zamboni e Faria (2018), utilizando um modelo matemático de contágio social, observaram que o descumprimento da regra de rotatividade nas listas anuais de chamada de juízes leigos, consoante o previsto no artigo 426, § 4.º do Código de Processo Penal, favorece a proliferação de jurados “profissionais” responsáveis por introduzir os jurados “neófitos” na dinâmica (jurídica) dos julgamentos.

42 Apesar dos vícios, limitações e exclusões esboçadas no presente artigo, as disputas por reconhecimento são em grande medida (re)produzidas nos domínios da representação política estatal e na utilização da linguagem jurídica. Por isso, resta-nos a tarefa de apontar os avanços obtidos nos tribunais do júri em termos de sedimentação de uma linguagem de combate à violência contra as mulheres, ao tempo em que denunciamos as molduras seletivas que impossibilitam o alcance da plenitude semântica dessas normas a certos corpos, que dificilmente serão reconhecidos como vidas.

Considerações finais

43 Observamos que as construções narrativas dos agentes de justiça sobre o crime de feminicídio ecoam de forma uníssona, delimitadas por uma zona de significação referente à violência doméstica, familiar e afetivo-conjugal que se “encaminha” para uma violência letal, configurando os feminicídios íntimos. Nessa delimitação cognitiva, outra moldura está presente: são reconhecíveis os feminicídios íntimos de caráter heteronormativo e, portanto, consubstanciados na “coerência” entre sexo, gênero, prática sexual e desejo.

44 A invisibilidade persiste no tocante às mulheres transexuais serem percebidas como vítimas das violências feminicidas e, também, diante da dificuldade de os agentes de justiça refletirem sobre casos em que mulheres assumem a posição de sujeito ativo de tais violências. Isso porque nenhuma das duas circunstâncias se conformam ao parâmetro reiterado: o modelo das relações heteronormativas.

45 Embora tal cenário seja resultante de processos de disputa de sentidos e representações estatais comprovados por meio dos nortes conceituais e políticos presentes na criação da Lei Maria da Penha e da Lei de Feminicídio – que têm por objetivo o reconhecimento da violência contra as mulheres como algo inadmissível –, percebemos que há uma limitação discursiva, um enquadramento seletivo, que impossibilita a apreensão de

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outros contextos e de outras vidas de mulheres (que também estão sendo perdidas) como passíveis de reconhecimento na investigação jurídica do feminicídio.

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NOTAS

1. Este artigo é marcado pelo uso de algumas convenções gráficas. Explicamos que a expressão feminicídio, quando grafada em itálico, faz menção ao fenômeno da violência letal direcionada às mulheres. Por sua vez, a escrita sem destaques faz alusão à categoria jurídica do feminicídio, normatizada pela Lei brasileira n.º 13.104/2015, correspondendo à qualificadora do crime de homicídio. Ou seja, no primeiro caso remete à noção de violência e no segundo remete à noção legal de crime. Ademais, são indicadas através de aspas expressões retiradas de normas legais, como “violência doméstica e familiar” e “razão de condição de sexo feminino”, dentre outras expressões que requerem destaques especiais, sobretudo em momentos do texto em que acionamos algumas categorias nativas como “misoginia”, “mulheres”, “trans”, etc. 2. Brasil, Presidência da República (2015), Lei n.º 13.104, de 9 de março de 2015. Consultada a 15.08.2018, em http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_Ato2015-2018/2015/Lei/L13104.htm. 3. Informações mais detalhadas sobre a composição e o funcionamento do tribunal do júri podem ser conferidas em Zamboni e Oliveira (2016) bem como em Zamboni e Faria (2018). 4. Brasil, Presidência da República (2006), Lei n.º 11.340, de 7 de agosto de 2006. Consultado a 15.08.2018, em http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato2004-2006/2006/lei/l11340.htm.

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5. Para mais detalhes sobre esse processo de discussão legislativa, conferir os trabalhos de Buzzi (2014) e Oliveira (2017). 6. É possível conhecer feminicídios pautados na discriminação nos relatos de casos apresentados por Prado e Sanematsu (2017). 7. A categoria mortes violentas se refere às “causas externas” que provocam o óbito (Minayo, 2009). 8. Como o número de operadores jurídicos entrevistados é reduzido, não iremos discriminar o gênero dos mesmos nas transcrições de falas apresentadas neste trabalho, no intuito de preservar a identidade dos interlocutores. Assim, chamaremos a todos de “juristas” no momento das citações. 9. Um jurado popular não respondeu ao questionamento formulado. 10. Nos tribunais do júri que compõem nosso campo de pesquisa – casos de homicídio de mulher denunciado com a qualificadora do feminicídio – começaram a ser julgados a partir do segundo semestre de 2018. Podemos afirmar isso, pois a observação de julgamentos fez parte da metodologia de pesquisa de doutoramento de Helma Janielle Souza de Oliveira (2019), coautora deste artigo. 11. Embora a Lei de Feminicídio anuncie a mulher como alguém do “sexo feminino”, devemos esclarecer que os operadores jurídicos adotaram a nomenclatura gênero em suas colocações. Entretanto, a figura feminina que esteve na pauta das discussões foi aquela adequada às regras da heteronormatividade e que reunia o sexo (fêmea) ao gênero (mulher), como relataremos na próxima seção. 12. Adotamos o termo homicídios afetivo-conjugais por considerarmos a relação de afeto independentemente das convivências domésticas e dos vínculos familiares constituídos por afinidade e socialmente reconhecidos (cf. Zamboni e Oliveira, 2015, 2016). 13. Dos 39 jurados populares entrevistados, 21 confirmaram a importância da Lei de Feminicídio; 4 demonstraram oposição à nova lei; e 14 juízes leigos não responderam ao questionamento. 14. Conferir o artigo 7.º da Lei Maria da Penha previamente mencionada. 15. Essa legislação também abarca situações em que mulheres são agredidas por outras mulheres dentro da relação doméstica, familiar e/ou afetiva. Porém, nenhum dos nossos interlocutores fez referência a essa possibilidade de composição familiar/amorosa. 16. Reafirmamos o uso do termo “sujeitas” adotado por Carmen Campos (2015) no intuito de salientar a condição de desigualdade de gênero que repercute em violências contra “mulheres”. 17. A atuação contra “a ‘ideologia de gênero’ configura-se como uma ofensiva de resistência aos pequenos avanços obtidos em matéria de direitos sexuais e reprodutivos, de igualdade de gênero e de liberdade de orientação sexual” (Nascimento, 2018: 26). Nesse sentido, setores conservadores traçam estratégias para instalar na sociedade “pânicos sexuais” referentes à “ideologia de gênero” como uma ameaça potencial à noção de “família tradicional” e à preservação da noção de natureza biológica dos sexos (Nascimento, 2018). 18. Homens gays também são prováveis vítimas de discriminação e menosprezo por apreenderem performatividades de gênero associadas à feminilidade, porém, não fazem parte desse recorte legislativo. 19. Registramos que tais performatividades atuam de modo articulado a outras categorias sociais, como classe social e raça, as quais compõem as relações de poder que determinam os enquadramentos semânticos da norma de feminicídio (Zamboni et al., 2019: 206).

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RESUMOS

Este trabalho parte de uma pesquisa empírica realizada nos tribunais do júri de João Pessoa, Paraíba, no Brasil, junto aos operadores jurídicos e juízes leigos, entre 2016 e 2018. Através de entrevistas semiestruturadas, acompanhamos a inserção da categoria feminicídio pela Lei n.º 13.104/2015 nas narrativas e nas percepções das circunstâncias constituintes do crime pelos agentes de justiça. Isto evidenciou as conexões discursivas entre os cenários de violência doméstica, familiar e afetivo-conjugal e as mortes violentas de mulheres. Não obstante a sedimentação de uma linguagem de prevenção e combate à violência doméstica, notamos que a Lei de Feminicídio não é apreendida em sua plenitude, deixando à margem outras vidas e circunstâncias letais. Assim, há contextos, relações sociais e sujeitas que seguem invisíveis à apreensão dos agentes de justiça.

This work is based on empirical research carried out in the jury courts of João Pessoa, Paraíba, in Brazil, along with forensic practitioners and lay judges between 2016 and 2018. Through semi- structured interviews we follow how, in accordance with Law 13.104/2015, the category of femicide is included in the narratives and the perceptions of the constituent circumstances of the crime by judicial authorities and agents. This emphasizes the discursive connections between the scenarios of domestic, familial and intimate partner violence and the violent and intentional deaths of women. Despite the sedimentation of a language of prevention and combat against domestic violence, we note that the Law of Femicide is not fully understood, putting lives at risk and allowing for deadly circumstances. Thus, there are contexts, social relationships and female subjects that judicial authorities and agents remain unaware of.

Ce travail s’appuie sur une recherche empirique menée dans les cours d’assises de João Pessoa, Paraíba, au Brésil, avec des acteurs du domaine juridique et des juges non professionnels, entre 2016 et 2018. Au moyen d’entretiens semi-structurés, nous avons suivi l’introduction de la catégorie féminicide par la loi n.º 13.104/2015 dans les récits et les perceptions des circonstances constitutives de la criminalité par les agents de justice. Cela a démontré les liens discursifs entre les scénarios de violence domestique, familiale et affective-conjugale et les morts violentes de femmes. Malgré la sédimentation d’un langage de prévention et de lutte contre la violence domestique, nous notons que la loi sur le féminicide n’est pas entièrement assimilée, mettant en danger d’autres vies et laissant de côté des circonstances mortelles. Ainsi, il y a des contextes, des relations sociales et des sujettes qui restent invisibles à l’appréhension des agents de la justice.

ÍNDICE

Palavras-chave: Brasil, feminicídio, género, poder judicial, sexualidade, violência doméstica Mots-clés: Brésil, féminicide, genre, pouvoir judiciaire, sexualité, violence domestique Keywords: Brazil, domestic violence, femicide, genre, judicial power, sexuality

AUTORES

HELMA JANIELLE SOUZA DE OLIVEIRA

Programa de Pós-Graduação em Sociologia, Departamento de Ciências Sociais, Centro de Ciências Humanas, Letras e Artes da Universidade Federal da Paraíba (Campus I) | Grupo de Relações

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Afetivas e Violência (GRAV) Jardim Cidade Universitária, s/n, João Pessoa, CEP 58033-455 Paraíba, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5422-2667

MARCELA ZAMBONI

Programa de Pós-Graduação em Sociologia, Departamento de Ciências Sociais, Centro de Ciências Humanas, Letras e Artes da Universidade Federal da Paraíba (Campus I) | Grupo de Relações Afetivas e Violência (GRAV) Jardim Cidade Universitária, s/n, João Pessoa, CEP 58033-455 Paraíba, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5354-6515

EMYLLI TAVARES DO NASCIMENTO

Mestranda no Programa de Pós-graduação em Ciências Jurídicas, Centro de Ciências Jurídicas da Universidade Federal da Paraíba (Campus I) | Grupo de Relações Afetivas e Violência (GRAV) Jardim Cidade Universitária, s/n, João Pessoa, CEP 58033-455 Paraíba, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3898-4821

DIEGO BRITO DA CUNHA LEITE

Mestrando no Programa de Pós-graduação em Sociologia, Departamento de Ciências Sociais, Centro de Ciências Humanas, Letras e Artes da Universidade Federal da Paraíba (Campus I) | Grupo de Relações Afetivas e Violência (GRAV) Jardim Cidade Universitária, s/n, João Pessoa, CEP 58033-455 Paraíba, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9133-3577

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Swaps e empresas públicas em Portugal: uma história de poder, cisnes negros e ilusões Swaps and State-Owned Enterprises in Portugal: A Story of Power, Black Swans and Illusions Swaps et entreprises publiques au Portugal: une histoire de pouvoir, cygnes noirs et illusions

Júlio Lobão

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 17.09.2019 Aprovado para publicação a 26.06.2020 Revisto por Ana Sofia Veloso

Introdução

1 O uso da retórica constitui um dos elementos centrais no funcionamento dos mercados financeiros modernos. Conforme explica McCloskey (1992), uma larga parcela do tempo dos agentes de mercado é ocupada a construir histórias e a usar metáforas. As vidas dos atores económicos estão permanentemente entrelaçadas em narrativas, e as histórias que ouvem são retrabalhadas para construir a história que os atores contam a si próprios a fim de tornar inteligíveis as suas decisões (Tuckett, 2011).

2 Neste artigo procedemos à análise das declarações dos gestores de empresas públicas portuguesas perante a Comissão Parlamentar de Inquérito (CPI) à Celebração de Contratos de Gestão de Risco Financeiro por Empresas do Sector Público, criada pelo Parlamento português para investigar as circunstâncias que rodearam a contratação de

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swaps1 por parte dessas empresas. As audições dos gestores das empresas decorreram em 2013, quando o valor de mercado das perdas destas entidades nas operações com swaps ultrapassava já os 3000 milhões de euros. As cerca de 4000 páginas de documentação, entre transcrições das audições e elementos entregues à CPI, constituem um manancial de informação precioso para se entender as motivações e racionalizações dos gestores das organizações e foi obtido no sítio da Assembleia da República.2

3 A nossa análise revela que as relações de poder entre acionistas, entidades bancárias e gestores transparecem no discurso destes últimos agentes. Este facto evidencia o carácter eminentemente político das regras de mercado, enquanto normas fortemente influenciadas pela interação entre os atores de mercado e as instituições de poder. As condições de incerteza e os limites ao conhecimento, especialmente sentidos em períodos de crise, estão também patentes nos padrões de autoapresentação e de representação dos gestores empresariais. É nessas condições de incerteza exacerbada que a inserção cognitiva dos gestores – correspondente ao conceito de cognitive embeddedness, na aceção de Zukin e DiMaggio (1990) – se manifesta de forma mais notória.

4 Ao longo das últimas décadas, a investigação sociológica tem revelado que o estudo de materiais como declarações públicas de gestores, cartas, diários e/ou autobiografias é útil, na medida em que revela de que forma os agentes interpretam as suas próprias ações; permite ainda perceber as regras que estes adotaram e o modo como monitorizaram o seu comportamento e o mundo das transações financeiras. Para a execução do presente artigo, mobilizamos conceitos da sociologia das finanças e da psicologia cognitiva. A análise sociopsicológica das decisões dos clientes bancários está pouco presente na sociologia portuguesa, pelo que com o nosso trabalho contribuimos para suprir essa lacuna. Este artigo insere-se no domínio da sociologia das finanças – ver, por exemplo, Carruthers e Kim (2011) para uma revisão da literatura sobre esta área interdisciplinar – e constitui uma contribuição para a literatura deste campo.

5 Diversos estudos baseados na análise de conteúdo documental têm sido levados a cabo no campo da sociologia das finanças. Por exemplo, Abolafia (2005) examinou as transcrições das reuniões da Reserva Federal dos Estados Unidos da América (EUA). A sua análise revela que, apesar da autoridade monetária dispor de dados quantitativos abundantes e de elevada capacidade de tratamento da informação, as reuniões presenciais entre os seus membros traduzem-se num esforço coletivo de racionalização para criar respostas de política plausíveis. Já Holmes (2009) explorou o conceito de uma “economia de palavras” para desenvolver um trabalho no campo da antropologia económica. O autor mostra que os produtos comunicacionais provenientes dos bancos centrais se revestem de elevada importância ao criar contextos que permitem ultrapassar os limites do que é calculável e mensurável.

6 A investigação das narrativas elaboradas pelos atores sociais é de especial interesse nos períodos de rutura e de crise. De facto, é nestas ocasiões que frequentemente se expõem os fatores que se revelaram decisivos no desenvolvimento das dinâmicas socioeconómicas. Vários autores têm-se debruçado sobre as narrativas ligadas à crise financeira. Por exemplo, Svetlova (2012) e Rosenhek (2013) examinaram as narrativas de diagnóstico e de explicação da crise de 2007/2008 produzidas por um grupo de bancos comerciais e por algumas das principais autoridades monetárias a nível global. Estes trabalhos sugerem que numa primeira fase o discurso dessas instituições se

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rigidificou adotando a narrativa das correntes financeiras neoclássicas, com a consequente falta de consideração do papel da incerteza económica. No entanto, numa segunda fase, o discurso revela uma reavaliação significativa, ainda que parcial, das verdades estabelecidas. O nosso estudo contribui igualmente para a literatura acerca das narrativas explicativas da crise financeira de 2007/2008 ao explorar o discurso de racionalização desses eventos por parte de um conjunto de gestores de empresas públicas portuguesas.

7 Os estudos sociológicos de conteúdo documental não se cingem, é claro, ao discurso produzido pelas autoridades económicas. Por exemplo, Ailon (2012) explorou as estratégias discursivas contidas nos comentários do Wall Street Journal na sequência dos colapsos do fundo LTCM e da empresa . A racionalização dos acontecimentos passou por uma reinterpretação de cariz moral dos comportamentos de assunção de risco. Hasbani e Breton (2013) analisaram as estratégias discursivas contidas nas mensagens dos gestores de uma empresa farmacêutica dirigidas aos seus acionistas. A principal conclusão é a de que, num momento de crise, as narrativas são construídas para restabelecer a legitimidade organizacional aos olhos do público. E ainda mais recentemente, Devlin e Lucey (2016) efetuaram uma análise às comunicações enviadas por um gestor de topo de uma instituição bancária aos seus acionistas ao longo de uma década. Aplicando indicadores da área da psicologia clínica, os autores concluem que o dito gestor evidenciou sintomas de narcisismo e de excesso de confiança até ao dealbar da crise financeira de 2007/2008.

8 Nas secções seguintes exploramos o papel das relações de poder, da incerteza e das ilusões cognitivas no discurso dos gestores das empresas públicas.

1. Relações de poder

9 A atenção dedicada às relações de poder entre os atores em presença é um dos fatores distintivos da sociologia económica face a outras disciplinas sociais. Na verdade, a visão frequentemente adotada pela análise económica assenta na ideia de uma sociedade atomizada e hiperindividualista, pelo que se tende a subvalorizar as dinâmicas de poder. Já na perspetiva sociológica, o poder manifesta-se não apenas num contexto de mercado, mas igualmente num contexto social mais abrangente (Smeltzer e Swedberg, 2005).

10 Ao longo das últimas décadas, a investigação sociológica tem dedicado atenção à forma como as trocas económicas são afetadas pelas relações de poder entre os atores económicos (indivíduos ou organizações), e entre estes atores e instituições sociais, maxime os atores políticos (Zuckin e DiMaggio, 1990). Uma das principais conclusões é a de que os fatores políticos podem ter um impacto muito significativo nos atores económicos e nos setores por eles constituídos (Baum e Oliver, 1992). Mas as conclusões vão mais além: conforme tem vindo a ser demonstrado, as regras de mercado são políticas por natureza, no sentido de que são a expressão de relações de poder; as próprias regras de mercado são moldadas pela interação entre os atores de mercado e as instituições políticas. As tendências contraditórias da cultura de mercado são mantidas em equilíbrio por instituições que representam diversos grupos de interesse (McGuire e Granovetter, 1999). Em certos casos históricos, as instâncias políticas de poder são até cruciais na criação de instituições financeiras, como no caso da emergência das bolsas de valores (Carruthers, 1996).

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11 Como veremos, a análise da teia de relações de poder entre os diversos atores em presença nas empresas públicas em Portugal é essencial para se entender as decisões tomadas pelos intervenientes. Se se adotar o pressuposto de que os agentes (Estado, empresas públicas, bancos de investimento) atuaram sem restrições de poder, seja ele formal ou fáctico, não é possível compreender as decisões tomadas.

12 De seguida analisamos as relações de poder entre as empresas públicas e os seus acionistas (o poder público), entre as empresas públicas e as entidades bancárias e, por fim, entre os acionistas e as entidades bancárias.

1.1. Empresas públicas e acionistas

13 O fator precipitador dos acontecimentos no caso dos swaps pode ser encontrado na relação de poder entre o Estado enquanto acionista e os gestores das empresas públicas. Esse poder manifestou-se, pelo menos, de duas formas. Por um lado, o Estado impôs objetivos às empresas públicas, por exemplo, em termos de investimento a realizar ou de tarifas a cobrar pelos serviços prestados. Por outro lado, o Estado negou às empresas a entrada dos capitais necessários para realizar esses investimentos. A acrescentar a estes fatores deve-se salientar ainda que a inexistência de contratos plurianuais de serviço público, capazes de proporcionar aos gestores um maior horizonte de planeamento de atividades, deixou estes agentes numa situação de incerteza acrescida.

14 O único resultado possível destes dois tipos de pressão e do estado de incerteza gerado é o aumento do endividamento a assumir pelas empresas. No fundo, o acionista das empresas, ao optar por não dotar as organizações de um nível adequado de capitais próprios, estava a exercer o seu poder para escolher um modelo de financiamento altamente alavancado.

15 Sendo o Estado o acionista único nas empresas em causa, dificilmente as suas decisões poderiam ser questionadas por outras instâncias de poder. A assimetria de poder entre o Estado e os gestores reflete-se, de forma clara, no sentimento de inevitabilidade expresso por estes agentes ao longo das sessões da CPI. O endividamento era visto como a única saída: […] a empresa era conduzida ao endividamento, era levada a endividar-se porque a carga, o peso da dívida da empresa não era refletido no défice do Estado. Portanto, a opção de todos os governos […] foi esta: […] quem convidava, digamos, ou instrumentalizava a empresa para um endividamento que era útil ao País era o Estado, mas quem o suportava e refletia nas suas contas era a [empresa] REFER.3

16 A assimetria de poder verificava-se não apenas num domínio factual ou informal. Mesmo no domínio das regras codificadas e com legitimidade reforçada pelas instituições de direito observava-se a subjugação dos interesses da gestão das empresas públicas aos interesses do acionista. Um caso notório reside nas decisões relacionadas com o artigo 35.º do Código das Sociedades Comerciais. Segundo este artigo, qualquer empresa em situação de falência técnica, como aquela em que se encontravam todas as empresas sob análise, deveria convocar uma assembleia geral de acionistas para ultrapassar a situação. Nos casos em causa, a comunicação da situação por parte da empresa não mereceu sequer a resposta do acionista, o que constitui mais uma manifestação flagrante das relações de poder que temos vindo a descrever.

17 O passo entre uma relação de poder assimétrica como a agora descrita e um princípio de ressentimento e de sentimento de injustiça é muito curto:

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Portanto, estas empresas […] foram confrontadas com problemas gravíssimos de tarifas artificialmente baixas; de indemnizações compensatórias, que nunca foram suficientes; de serviço público que nunca se discutiu o que é que devia ser, nem quanto é que custava e em que condições devia ser prestado; de, em muitos casos, gestão operacional pouco eficiente; e, por último, de um acionista que sempre tratou muito mal as suas empresas.4

1.2. Empresas públicas e entidades bancárias

18 As relações de poder não afetam apenas acionistas e gestores. Pelo contrário, existe uma teia de relações que se repercute num outro agente essencial no contexto em análise: as entidades bancárias. O fraco ou inexistente poder negocial dos gestores face ao acionista enfraquecia-os frente aos bancos a quem recorriam para obter crédito. De facto, estas últimas entidades, conscientes de que os gestores a elas se dirigiam “em estado de necessidade”, encontravam força negocial para apresentar propostas que, embora sendo desfavoráveis para as empresas, tinham que ser aceites. Efeitos das relações de poder, novamente.

19 O elevado poder negocial dos bancos face aos gestores das empresas públicas tomou diversas formas. Em primeiro lugar, as instituições bancárias apresentavam, na maioria dos casos, propostas em que aos contratos de financiamento estavam forçosamente associados a contratos de swaps. Dito de outra forma, para ter acesso ao financiamento as empresas tinham que aceitar esse tipo de contratos.

20 O estado de assimetria de poder negocial é evidente nas declarações dos gestores, que referem que foram “obrigados” a realizar operações de que necessitavam “em absoluto” e que estavam, na prática, perante uma “imposição”: [S]e as necessidades de financiamento fossem substancialmente menores, provavelmente a empresa teria conseguido em mercado financiar-se sem que fosse exigida a contratação (repito: exigida) de instrumentos de gestão de risco financeiro.5 É um facto que para nós [empresa Metro do Porto] não tínhamos alternativa [à contratação de um empréstimo] […] sem simultaneamente assinarmos um contrato de derivado. Por isso, era praticamente uma imposição para obtermos financiamento.6

21 Em segundo lugar, a relação de poder manifesta-se pela imposição de índices proprietários por parte dos bancos. Pois, em vários dos casos analisados, os swaps propostos tinham um resultado financeiro associado a índices proprietários das entidades bancárias. Isto significa, por um lado, que quer o valor da taxa de juro a pagar ao banco em resultado dos swaps quer o valor do próprio contrato não podiam ser calculados pelos gestores das empresas. Uma vez que se tratavam de índices que são propriedade dos bancos, as fórmulas de cálculo eram confidenciais e, portanto, não eram disponibilizadas aos clientes. Por outro lado, a contratação de swaps com resultados associados a um índice proprietário dificultava a contratação posterior de outras operações, noutras instituições de crédito, com o objetivo de cobrir os riscos gerados pelos swaps originais. Dito de outra forma, se os gestores das empresas públicas quisessem cobrir, junto de um banco A, o risco associado a um swap baseado num índice proprietário anteriormente contratado junto de um banco B, tal não seria possível. A situação de desvantagem na relação de poder é bem patente na declaração de um dos gestores: “[o]u seja, um swap com um índice proprietário coloca-nos reféns de um banco, obviamente”.7 A análise de Lépinay (2011) sobre a relação entre os clientes e os

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bancos coloca-se na perspetiva destas últimas entidades e permite lançar alguma luz sobre a importância da criação e imposição contratual de índices proprietários. A utilização destes índices está longe de ser incidental. Com efeito, os contratos derivados como os swaps são criados precisamente com o propósito de gerar assimetrias entre os bancos e os clientes. A dinâmica de inovação de produtos produz rendas temporárias para a entidade inovadora, a instituição bancária. Verifica-se que os bancos investem fortemente para manter o secretismo das fórmulas e para capitalizar essa vantagem face aos seus concorrentes e clientes. Esta ênfase na confidencialidade sugere que esses códigos são considerados como sendo essenciais no sucesso das instituições (ibidem). A disseminação dessas “fórmulas mágicas” colocaria em causa a assimetria existente e limitaria a vantagem competitiva de que os bancos podem usufruir face aos competidores.

22 Apesar disso, a criação de assimetrias através da constituição de índices proprietários tem os seus limites. A elaboração de fórmulas exclusivas limita a comunicação entre as partes do negócio (os bancos e os seus clientes) pelo que podem dificultar a adoção de uma linguagem comum. Existe, assim, uma tensão que leva a que o cenário se situe algures entre dois polos opostos: i) um estado em que as fórmulas são do conhecimento de todos os agentes, em que a comunicação entre as partes é fluida porque assenta numa base comum de conhecimento e em que nenhum banco tem vantagens particulares sobre os restantes e ii) um outro estado em que a assimetria é exacerbada pelo facto de os bancos fazerem uso de códigos exclusivos – e em que alguns conseguem inclusivamente vantagens informacionais face a concorrentes e clientes.

23 Quando o poder negocial dos clientes é muito reduzido, como no caso em apreço, a assimetria na relação de poder leva a que a negociação se situe mais próxima do segundo polo a que fizemos referência.

1.3. Estado (acionista) e entidades bancárias

24 As relações de poder que se estabeleceram entre o acionista das empresas públicas e as entidades bancárias constituem um derradeiro elemento a ter em conta. Quando o acionista se apercebeu da magnitude do problema, decidiu chamar a si a responsabilidade de renegociar os contratos de swaps, de forma centralizada, com as entidades bancárias. Essa decisão, só por si, reforçou o poder do lado comprador dos swaps. O Estado tem mais recursos negociais e maior poder de persuasão face a entidades que, por operarem num setor fortemente regulado, têm interesse em manter boas relações com os poderes públicos.

25 Embora a parte compradora dos swaps tenha passado a dispor de maior poder negocial, é necessário ter em conta que a relação assimétrica de poder entre empresas públicas e entidades bancárias, a que nos referimos na secção anterior, se transferiu, em parte, para a nova relação negocial. Isto porque as entidades bancárias impuseram às empresas públicas a condição contratual das disputas, em caso de litígio judicial, terem que ser dirimidas nos tribunais do Reino Unido, de acordo com a jurisprudência desses tribunais.

26 Ora, sabendo que a jurisprudência do Reino Unido atribui uma importância crucial à componente literal dos contratos, entendida como exercício da livre vontade das partes, ao mesmo tempo que tende a menorizar a importância das circunstâncias

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supervenientes aos contratos, é fácil perceber que esta condição reforçou o poder negocial das instituições bancárias.

27 A importância que uma das partes atribuiu à interpretação dada por um dos centros financeiros internacionais aos contratos não é mais do que a constatação de que os conceitos definidos pelos expoentes da globalização financeira – em particular os centros financeiros de Nova Iorque e da city de Londres – são os que tendem a legitimar as práticas financeiras. Tal reforça a ideia defendida por diversos juristas (e.g., Pistor, 2013) de que o sistema financeiro tem uma estrutura profundamente hierárquica, havendo diferenças significativas entre o “centro” e as “periferias”.

28 Considerando os diversos elementos de poder em causa, podemos presumir que estamos perante uma relação de poder relativamente mais simétrica entre o Estado português e as entidades bancárias.

2. Incerteza, “cisnes negros” e falhas de imaginação

29 A incerteza é uma das marcas mais relevantes das economias contemporâneas. Num ambiente caracterizado por escolhas rotineiras, o passado poderia ser considerado como uma fonte de informação confiável para prever o futuro. No entanto, não são assim as economias modernas. Os papéis centrais desempenhados pela criatividade e pela inovação nos processos económicos conjugam-se com a natureza singular da passagem do tempo para criar uma realidade em que o presente e o futuro são transmutáveis e estão essencialmente em aberto – independentemente do nível de racionalidade que se impute aos agentes económicos, o curso dos acontecimentos permanece imprevisível (Dunn, 2001). Embora o conceito de incerteza possa albergar interpretações diversas (e.g., Dow, 2012), é interessante notar que o assunto está a ser objeto de renovado interesse por parte dos sociólogos (e.g., Beckert, 1996; Swedberg, 2010).

30 A incerteza e os limites à previsão do futuro são especialmente notórios no campo das finanças e, ainda mais, em períodos de crise. A este respeito, tem sido reconhecido o carácter particular dos mercados financeiros. Ao contrário dos restantes mercados, os mercados financeiros não dizem respeito à produção e distribuição de bens; relacionam-se, isso sim, com a transação de instrumentos financeiros que não foram concebidos para serem consumidos. Nesta medida, os mercados financeiros podem ser considerados como uma “economia de segundo nível”, derivada da chamada “economia real”; nos mercados financeiros, os “bens” são contratos (ações, futuros, opções, etc.) mais ou menos distantes da “economia real”, que definem os fluxos financeiros entre as partes de uma transação, e que circulam entre os investidores. A inovação financeira, ao gerar produtos complexos apenas conectados indiretamente com a produção de bens, cria níveis adicionais de incerteza. Tendem a produzir-se sucessivas camadas de complexidade que afastam progressivamente os resultados gerados por esses instrumentos da realidade dos seus ativos subjacentes (Pixley, 2014). Um dos sintomas mais evidentes destes desenvolvimentos pode ser encontrado no crescimento exponencial dos contratos derivados (Arnoldi, 2004).

31 A esta evolução dos mercados financeiros, juntaram-se os efeitos da crise financeira. Existe abundante literatura que indica que em períodos de crise financeira, a incerteza fundamental das economias é exacerbada. A volatilidade dos mercados financeiros e do

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crescimento económico tende a aumentar significativamente durante as recessões (Bryan et al., 2012).

32 Neste contexto de incerteza, os decisores não têm instrumentos fiáveis que os orientem (Pixley, 2014). A sua experiência de vida e memória histórica constitui uma das poucas pistas de que se podem socorrer. No entanto, é precisamente neste campo que se podem gerar os maiores perigos.

33 A natureza rara de eventos com a magnitude da crise financeira de 2007/2008 sugere que os atores sociais podem ser vitimados por uma variante específica de incerteza, proposta por Nassim Taleb (2010) e designada por “cisne negro” (black swan). Um “cisne negro” é um evento relevante que é tão raro que é extremamente improvável que tenha sido observado pelos agentes em presença num dado momento no mercado. Como os agentes não estão conscientes da possibilidade de ocorrência de eventos desse tipo, tendem a ficar excessivamente confiantes e a adotar comportamentos que contribuem para a fragilidade do sistema financeiro. A adoção de comportamentos especulativos quando se esperaria, em teoria, observar apenas a cobertura de riscos preexistentes, é um dos sintomas desse excesso de confiança: […] a [empresa] REFER pagaria uma taxa de juro variável associada à coroa sueca e receberia uma taxa de juro variável indexada à Euribor, verificamos que o que este swap, no fundo, faz é especular na diferença entre as duas taxas, e não cobrir risco.8 À questão do Deputado João Galamba: “Se nós utilizamos umswap não para eliminar risco, mas para otimizar os custos de financiamento, nós só podemos reduzir o custo de financiamento em troca de mais risco. Ou estou enganado?”, respondeu o gestor Dr. Alberto Diogo: “É verdade. É mais risco .”.9

34 A crença de que se tinha capacidade para acompanhar e prever as tendências de mercado levou a que em várias empresas públicas se tivessem adotado práticas de gestão ativa da carteira de swaps, com o consequente acréscimo de riscos.

35 Quando um “cisne negro” ocorre, os agentes tendem a vivenciá-lo como um evento singular, inédito, dadas as suas óbvias limitações de memória histórica. Esta incapacidade de imaginar um evento com a magnitude da crise de 2007/2008, está também bem patente nas declarações dos gestores: Não, não fiz teste ao marmoto seguido da onda de proporções bíblicas!... Não fiz! Não, não se fez o teste de “o cenário vai para zero”! Não, não se fez! Fizeram-se alguns testes: “Se a taxa abanar -1, se subir +1”, esses fizeram-se, mas para o cenário de zero, esse não se fez! Sr. Deputado, não se fez!! Mas […] Sr. Deputado, eu também já expliquei porque é que não se fez! É porque em boa verdade, se houvesse esse convencimento não se teria feito nenhum contrato swap! Eu não o teria feito! Se em algum momento alguém avalizado […] tivesse dito que em finais 2012 ou em 2013 a Euribor a 3 meses atingia 0,18 eu acho que não haveria provavelmente ninguém nesta sala que não lhe chamasse maluco. […] Portanto, o que eu quero com isto é reforçar que esse cenário estava de todo fora das expectativas e da banda de intervalo. Foi só por isso que não foi…! Mas não foi!10 […] cenários de Euribor a 0,2[%] e de taxas a 10 anos a 0,80[%] não foram, com certeza, contemplados. Mas não foram contemplados por nós, tal como não estavam contemplados por rigorosamente ninguém, porque eram absolutamente inimagináveis!11

36 Estas declarações confirmam o importante papel que as falhas da imaginação coletiva desempenharam no desenrolar da crise financeira (Bryan et al., 2012). A tentação de se obter mais informação para se lidar com níveis acrescidos de incerteza é ilusória. A situação de incerteza fundamental é irredutível, o que numa situação de crise provoca a

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sensação desconfortável de que a informação disponível é, ao mesmo tempo, demasiada para poder ser analisada com o detalhe necessário e insuficiente para proporcionar um nível aceitável de certeza nas decisões a tomar (Tuckett, 2011).

3. Ilusões cognitivas

37 As atividades económicas não se desenvolvem no vácuo; pelo contrário, a sociologia económica tem mostrado que estas se revestem de uma natureza contingente em relação a diversos fatores, entre os quais se incluem as características cognitivas dos agentes (Zukin e DiMaggio, 1990). A inserção das decisões num enquadramento cognitivo (cognitive embeddedness) permite enfatizar os limites com que os atores sociais se confrontam no momento de efetuar escolhas. Neste sentido, a inserção cognitiva preocupa-se com as formas através das quais as regularidades estruturadas dos processos mentais limitam o exercício do raciocínio económico (ibidem). Ao longo do tempo tem sido observado por estudiosos das finanças comportamentais (e.g., Kahneman et al., 1982) e por especialistas em sociologia económica (e.g., Abolafia, 1996; Davis, 2006), que os atores económicos se socorrem de uma combinação de elementos metrológicos e não metrológicos nos seus processos de decisão. De entre esses elementos destacam-se diversas heurísticas decisionais de que os agentes fazem uso para efetuar escolhas em contexto de incerteza. Essas heurísticas, apesar de permitem aos agentes interpretar e dar um sentido aos dados disponíveis, podem conduzi-los a decisões erradas. Alguns autores estabelecem uma analogia entre a visão da realidade ditada por essas heurísticas e as ilusões de ótica (e.g., Kahneman, 2003).

38 É necessário notar ainda que os limites da racionalidade completa e o recurso às heurísticas decisionais levantam importantes implicações para o funcionamento dos mercados financeiros modernos. Autores como Keynes (1936) e Minsky (1986, 1992) abordam este assunto. Para Keynes (1936), a incerteza inerente aos mercados financeiros leva a que os investidores sejam influenciados por fatores psicológicos que os afastam das regras de decisão previstas pela racionalidade axiomática. Assim, os investidores encontram vantagens em decidir em função das suas expectativas quanto à atuação dos restantes investidores, ao invés de decidir com base na comparação entre os preços de mercado dos ativos financeiros e o valor atuarial desses ativos. As suas decisões acabam por traduzir-se, frequentemente, na adoção de comportamentos de imitação nos mercados financeiros e na preferência por detenção de uma maior liquidez como forma de lidar com a incerteza. Estas formas de atuação, por sua vez, acarretam a perda do valor informativo dos preços dos mercados financeiros que lhe é normalmente atribuído pelas correntes económicas de inspiração neoclássica. Para Minsky (1986, 1992), o excesso de confiança dos agentes – motivado por um bom desempenho da economia nos tempos recentes – leva-os a endividar-se de forma cada vez mais intensa. Este movimento é reforçado pela desvalorização, por parte dos investidores, dos efeitos potencialmente desestabilizadores da contração de dívida em excesso. O aumento dos preços decorrente do otimismo dos investidores contribui para sustentar, numa primeira fase, esse crescimento da dívida. No entanto, o crescimento “eufórico” da economia que daqui resulta não pode durar indefinidamente. A certo ponto, a incerteza revelará uma frustração das expectativas otimistas dos investidores e tornar-se-á evidente para a generalidade destes agentes que o futuro será bem diferente do esperado. Neste quadro, dar-se-á um aumento súbito da preferência por

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liquidez e uma tentativa de redução acelerada do endividamento por parte da generalidade dos agentes. Este movimento, por ocorrer num contexto económico onde as relações de endividamento são muito densas, tende a gerar dificuldades financeiras em muitos investidores. Daí resulta uma significativa instabilidade nos mercados de ativos financeiros.

39 A abordagem da componente cognitiva tem marcado vários estudos sociológicos nos últimos anos. Por exemplo, num estudo etnográfico ao mercado de obrigações, Abolafia (1998) conclui que as heurísticas decisionais constituem um dos principais instrumentos de que se socorrem os operadores de mercado na construção de uma “racionalidade local”. Já Davis (2006) realça que aspetos psicológicos relacionados com a emoção, ambição e sentimento emergem constantemente nas entrevistas realizadas a gestores de investimento e analistas financeiros. De igual forma, Zaloom (2006) destaca a perceção dos agentes que operam em salas de mercados de que os incentivos económicos estão longe de serem suficientes para explicar a sua atração pelas transações financeiras. Estas envolvem elementos de excitação, descoberta e prazer tão intensos que alguns agentes os associam ao mesmo sentimento de se pertencer a uma claque de futebol. E MacKenzie (2006) mostra que as limitações cognitivas dos agentes (em termos de memória, capacidade de cálculo, etc.) são essenciais para se entender a importância que os meios materiais de cálculo representam no ambiente de decisão.

40 Mais próximo do caso em análise neste artigo, os aspetos cognitivos são também evidentes na relação que se estabelece entre os criadores de instrumentos financeiros (bancos) e os seus utilizadores. Ho (2009) e Lépinay (2011), na sequência de estudos etnográficos a bancos dos EUA e França, evidenciam a importância dos aspetos comportamentais na criação e negociação de instrumentos financeiros. Por um lado, Ho (2009) mostra que o excesso de confiança e um sentido de superioridade face a concorrentes e clientes são marcas da cultura de Wall Street. Por outro lado, Lépinay (2011) destaca os aspetos sociais que emergem da relação entre os atores na banca de investimento. Fatores como o instinto e a capacidade de reconhecer as tendências dos preços são considerados importantes nesse setor. E o networking e a busca de reconhecimento revelam-se pelo menos tão importantes como as componentes associadas a salários e prémios monetários.

41 Os estudos que acabámos de referir refletem a perspetiva dos agentes que criam os instrumentos financeiros e que os tentam vender aos seus clientes. No entanto, a perspetiva dos clientes está, em grande medida, ausente nesses estudos. A sociologia francesa do crédito, revista por Lacan e Lazarus (2015), constitui, no entanto, uma exceção que merece ser assinalada. Lépinay (2011) sugere que a incerteza inerente ao ambiente de negociação, combinada com a elevada complexidade dos contratos, permite às forças comerciais dos bancos moldar as preferências dos clientes. São reportadas histórias de clientes que contactaram os bancos para contratar instrumentos de cobertura de risco de um dado ativo e que acabaram, no final, por efetuar contratos sobre ativos substancialmente diferentes. No entanto, apesar destas evidências anedóticas, não é apresentada a perspetiva dos clientes relativa aos contratos assinados, nem a interpretação dos motivos que conduziram à contratação desses instrumentos.

42 O nosso objetivo neste artigo é o de contribuir para colmatar esta lacuna ao discutir as limitações cognitivas que, por transparecerem nas narrativas dos agentes que contrataram os swaps, é plausível admitir que foram relevantes no processo negocial e

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de decisão final. Ao fazê-lo, estamos a dar resposta ao apelo de Zajac e Westphal (2004) para que a psicologia cognitiva e a sociologia sejam utilizadas em conjunto para melhor se entender o comportamento dos atores de mercado.

43 Na presente secção recorreu-se a conceitos da psicologia cognitiva, sendo que no âmbito do trabalho de análise documental sobre esta temática procedeu-se à identificação dos principais enviesamentos cognitivos mencionados na literatura da área das finanças comportamentais, nomeadamente em Ackert e Deaves (2010) e em Lobão (2015). Depois, procuraram-se no discurso dos gestores as passagens que poderiam sinalizar a existência dos enviesamentos elencados. A análise do discurso dos compradores de swaps revela que a inserção cognitiva das suas decisões parece ter assumido uma importância capital. De facto, a partir dos seus discursos, podem ser detetados sinais de diversos enviesamentos decisionais, de entre os quais se destacam: o excesso de confiança, o enviesamento de representatividade, o enviesamento de disponibilidade e a aversão a perdas.

3.1. Excesso de confiança

44 O excesso de confiança pode ser definido como a convicção de que as capacidades próprias de decisão, raciocínio e demais aptidões são superiores ao que, na realidade, se verifica. Esta crença exagerada nas capacidades próprias afeta a generalidade dos atores sociais, de tal forma que DeBondt e Thaler (1995: 389) consideram que o excesso de confiança é “talvez a mais robusta evidência empírica na área da psicologia da decisão”. Para se ter uma noção da prevalência deste enviesamento, pode-se referir que, numa pesquisa incidindo sobre mais de 2000 gestores empresariais, se concluiu que apenas menos de 1% não manifestava sintomas do excesso de confiança (Russo e Schoemaker, 1992).

45 Na tomada de decisão manifesta-se um excesso de confiança nas previsões, o que significa que os gestores pensam poder prever melhor o futuro do que na realidade fazem. Este efeito de subestimação da incerteza está bem claro nas declarações dos gestores no caso dos swaps, uma vez que confessam que os testes de stress quanto à evolução da taxa de juro se situaram num intervalo demasiado estreito, não considerando a possibilidade de ocorrência de valores extremos nessa variável: […] os riscos, naturalmente, existiam mas a probabilidade de ocorrência desses riscos era tão pequena, de facto, que não se justificava valorizá-los […].12 Na altura, se calhar, nem valia a pena termos colocado essa opção, porque a probabilidade de as taxas descerem […] abaixo dos tais 2% que estavam considerados como barreira inferior era absolutamente remota! Absolutamente remota!!13

46 As declarações sugerem que o excesso de confiança pode ter levado a que os gestores tivessem subestimado a probabilidade de ocorrência de uma variação das taxas de juro para além dos limites da banda de flutuação estabelecida no contrato swap. Tal ajuda a compreender que tenham sido aceites intervalos de variação demasiado estreitos para a evolução da taxa de juro.

47 Mas o excesso de confiança pode exercer igualmente os seus efeitos depois das decisões terem sido tomadas. É comum que os atores que evidenciam este enviesamento cognitivo subestimem a complexidade dos problemas com que se depararam (Glaser et

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al., 2013). A sobrestimação das capacidades técnicas dos gestores está bem patente na avaliação que fazem das suas próprias competências e dos contratos realizados: No momento da negociação […] estávamos convictos de que não podíamos ter melhor expertise para negociar do que aquela que tínhamos. Provavelmente, foi vaidade nossa…14 Parece-me que, em 2008, janeiro de 2008, não significa propriamente leviandade, significa conforto que todos nós tivemos de crédito em abundância, de mercado disponível para tudo […] E isso foi, como eu há pouco dizia, vaidade pessoal de nós todos, se calhar, de alguns […] Não me parece leviandade. Parece-me alguma… Olhe, direi,arrogância intelectual.15

48 Mesmo quando entidades independentes como o Instituto de Gestão do Crédito Público consideraram que os contratos realizados se revestiam de elevada complexidade, isso não parece ter sido reconhecido pelos gestores: “[b]om, complexidade: nenhuma! Ou se conhece uma operação swap e se conhece este swap ou não se conhece uma operação swap! Portanto, complexidade não há nenhuma!”16

3.2. Enviesamento de representatividade

49 A representatividade é um enviesamento cognitivo que se traduz na tendência para avaliar a probabilidade de um evento considerando o grau de semelhança desse evento com os dados disponíveis (Tversky e Kahneman, 1974).

50 O enviesamento é responsável pela percepção errada dos efeitos da dimensão da amostra. Os indivíduos tendem a interpretar os dados que têm à sua disposição como sendo representativos de toda a população, mesmo que a dimensão da amostra seja reduzida. Este efeito, conhecido também pela “lei dos pequenos números”, pode levar a extrapolações precipitadas e a decisões erradas.

51 A “lei dos pequenos números” parece ter estado na origem da decisão de avaliar as possibilidades de variação da taxa de juro com base numa amostra demasiado pequena e, por isso, não inteiramente representativa do risco inerente à contratação dos swaps. Uma das empresas públicas, por exemplo, utilizou uma amostra de apenas oito anos de dados históricos da taxa Euribor para decidir acerca da contratação de um swap cujos efeitos se fariam sentir por um período de 14 anos e meio. Uma outra empresa usou uma amostra de apenas 10 anos de dados para decidir acerca de um instrumento financeiro com uma maturidade de 20 anos. Ao selecionar-se uma amostra demasiado curta – e ainda para mais caracterizada por uma relativa estabilidade dos valores da taxa de juro em termos históricos – produziu-se uma subestimação quanto às possibilidades de evolução das variáveis no futuro.

52 Para além deste efeito, a perceção errada dos efeitos da dimensão da amostra pode levar os investidores a cometer erros na avaliação dos preços de mercado. O enviesamento da representatividade pode fazer com que se atribua demasiada importância às tendências de mercado mais recentes julgando-se (erradamente) que essas tendências persistirão no tempo (Benartzi, 2001).

53 A extrapolação que os gestores das empresas públicas parecem ter levado a efeito a partir da evolução das taxas de juro no passado recente revela-se em declarações como: “[u]ma vez que, de todas as análises então feitas, a perspetiva que havia era a de que, face à subida acentuada da taxa de juro [desde o início de 2004], haveria uma acentuação dessa subida durante algum tempo […]”.17 Declarações deste teor sugerem que essa subida das taxas de juro criou a expectativa de uma continuação dessa

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tendência. E foi essa expectativa que suportou a decisão de contratação dos contratos de swaps.

3.3. Enviesamento de disponibilidade

54 O enviesamento de disponibilidade manifesta-se quando os indivíduos atribuem demasiada importância às informações que estão mais disponíveis em termos cognitivos, por serem por exemplo mais fáceis de recordar. Quando são chamados a realizar estimativas acerca da probabilidade de ocorrência de um evento, os indivíduos são influenciados, inconscientemente, pela facilidade com que as informações utilizadas para levar a cabo a tarefa lhes surgem à mente. O facto de poder não existir uma coincidência entre a disponibilidade cognitiva das informações e a sua importância relativa, pode enviesar a importância atribuída à informação (Tversky e Kahneman, 1974).

55 O facto de os gestores das empresas públicas terem subestimado a probabilidade de ocorrência de um movimento extremo nas taxas de juro é consistente com o enviesamento da disponibilidade, na medida em que eventos dessa natureza não tinham ocorrido nos tempos mais recentes e, por esse motivo, encontravam-se pouco disponíveis em termos cognitivos: […] àquela data, todos os dados disponíveis, quer os históricos, quer as previsões que eram feitas e que também estavam disponíveis – não inventamos nenhumas especiais–, não apontavam… [para um cenário de concretização dos riscos assumidos].18 E o momento de mercado era: taxas de juro a subir – um histórico de taxas de juro que era perfeitamente conhecido.19

56 Conforme conclui Abolafia (1998), no universo dos investidores em obrigações, os preços mais recentes constituem uma das mais importantes fontes de informação para se estabelecer o valor dos ativos. Existem sinais de que tal ocorreu igualmente no mercado de contratos de swaps. O facto de os atores sociais disporem de uma memória histórica curta torna-os demasiado dependentes da informação mais recente e leva-os a subestimar as possibilidades de ocorrência de uma crise de elevada dimensão.

3.4. Aversão a perdas

57 A aversão a perdas traduz-se no facto de que a insatisfação que resulta de uma perda é normalmente superior à satisfação que os indivíduos retiram de um ganho esquivalente. Este comportamento é justificado pela Teoria da Perspetiva (Kahneman e Tversky, 1979) e produz a tendência de os decisores se tornarem propensos ao risco quando confrontados com alternativas que implicam a assunção de perdas.

58 A aversão a perdas, que se manifesta no discurso de alguns dos gestores de empresas públicas que contrataram swaps, pode ter estado na origem da relutância desses agentes em assumir as perdas ocorridas, reestruturando os swaps em que estas se estavam a verificar. É isso que parece transparecer no discurso de alguns dos gestores: [E]ra preciso ver qual era contrapartida para se cancelar essa operação [de swaps]. Era o pagamento de larguíssimas dezenas de milhões de euros.20 […] fiz a análise de que não me parecia apropriado, naquela altura, a empresa incorrer em mais riscos, cristalizar uma perda e aumentar os riscos […]. Por causa de uma situação não estar, momentaneamente, a correr bem, não poderíamos

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aumentar ainda mais o risco da empresa. E foi isso que foi feito, foram recusadas as propostas de reestruturação.21

59 Os gestores, perante a necessidade de aceitação de perdas, parecem ter-se tornado propensos ao risco. Assim, das declarações depreende-se que os gestores se recusaram a aceitar as propostas de reestruturação das operações financeiras uma vez que estas implicariam o reconhecimento de perdas significativas com as operações contratadas. O que os gestores parecem subestimar, no entanto, é que a decisão de manter abertas operações de swaps que registavam perdas implicava a assunção de um risco: o risco de as perdas potenciais aumentarem. Este comportamento é consistente com o fenómeno de aversão a perdas descrito na literatura.

Conclusão

60 A crise financeira de 2007/2008 constitui uma excelente oportunidade para reexaminar o papel dos fatores sociais, políticos e económicos na decisão dos atores organizacionais. Neste artigo debatemos as marcas que as relações de poder, o ambiente de incerteza e as ilusões cognitivas deixaram transparecer no discurso dos gestores de empresas públicas portuguesas que contrataram swaps.

61 A análise levada a cabo permite perceber que uma realidade, que à primeira vista poderia parecer racional e ditada por fatores meramente técnicos, é afinal construída por um discurso modelado pelos contextos político, social e cultural em que se movem os atores organizacionais. Os mercados financeiros são um terreno povoado de valores humanos, de emoções e de normas institucionais. E é através da construção de narrativas quanto ao passado que os gestores controlam as suas próprias representações – presentes e futuras.

62 As relações de poder e a coação são inevitáveis numa sociedade complexa; não existe a possibilidade de os agentes escaparem à responsabilidade de escolher entre alternativas. Vimos que a transação de instrumentos derivados, como os contratos de swaps, se opera sob o signo da assimetria informacional e que o seu sucesso depende, de forma crítica, da ausência de reciprocidade entre as partes.

63 A perceção de que os mercados financeiros são um campo social em que grupos de atores individuais e coletivos se mantêm juntos pelo problema da incerteza é essencial para perceber as suas decisões. Aceitar que os agentes tomem decisões num contexto de incerteza coloca em evidência o papel que as circunstâncias históricas e as ilusões cognitivas desempenham no momento da escolha de alternativas. De facto, os atores sociais têm uma perspetiva enviesada da realidade de que não podem escapar, tenham ou não consciência disso.

64 As esferas social, psicológica e política não estão separadas da esfera da economia. Pelo contrário, essas perspetivas interpenetram-se e modelam-se mutuamente. A atividade económica é marcada pelas limitações cognitivas dos atores sociais, pela cultura, por padrões e normativos societais e por relações de autoridade. Este entendimento abre espaço à intervenção dos poderes públicos. Os mercados têm que ser criados e as políticas públicas podem influenciar a forma e a natureza das instituições económicas, num ambiente em que os atores exercem o seu poder procurando influenciar a distribuição de recursos naturalmente limitados.

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65 O que a complexidade das economias modernas exige cada vez mais é uma análise mais contextualizada que, em lugar de uma visão irrealista do que é o “homem económico”, adote uma sociologia do homem real, que tenha em conta o conjunto de ligações que constitui o ser social e a sua humanidade. O significado das decisões é construído historicamente, pelo que se requer uma investigação empírica das circunstâncias destas – ao invés de esse significado ser simplesmente assumido a partir de pressupostos mais ou menos arbitrários. Um estudo multifacetado dos mercados financeiros enquanto teias de interações sociais pode contribuir para um melhor entendimento da posição e do papel destes no seio das sociedades, um papel que vai muito para além da afetação de recursos escassos e do processamento de incertezas económicas. Este artigo, julgamos nós, constitui mais um passo para que se caminhe nesse sentido.

66 Levamos a cabo neste trabalho uma análise sociopsicológica das declarações prestadas pelos gestores das empresas públicas que contrataram swaps. As estratégias discursivas dos outros agentes em confronto (Estado enquanto acionista, entidades bancárias) não foram exploradas. Uma linha de investigação futura nesta temática poderá passar pela consideração do discurso destas entidades.

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NOTAS

1. Um swap constitui, em termos gerais, um acordo de troca de fluxos financeiros. Um swap de taxa de juro, como os contratados pelas empresas em questão neste artigo, é um acordo através do qual uma empresa pública e uma entidade bancária acordam trocar os fluxos financeiros referentes ao pagamento dos juros de um empréstimo. 2. Acessível em https://www.parlamento.pt/sites/com/XIILeg/CPICCGRFESP/Paginas/ default.aspx (última consulta a 17.07.2020). 3. Ata da audição de 17/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração da REFER (no período de 2005 a 2012), p. 3. 4. Ata da audição de 04/09/2013 ao Presidente da Carris e do Metropolitano de Lisboa (no período de 2003 a 2013), p. 134. 5. Ata da audição de 22/10/2013 ao 2.º Diretor Administrativo e Financeiro da Metro do Porto (no período de julho de 2006 a junho de 2011), p. 86. 6. Ata da audição de 10/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração da Metro do Porto (no período de março de 2008 a julho de 2012), p. 120. 7. Ata da audição de 15/10/2013 ao Diretor Financeiro da REFER (no período de de 2003 aagosto de 2012), p. 76. 8. Ata da audição de 17/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração da REFER (no período de 2005 a 2012), p. 15. 9. Ata da audição de 15/10/2013 ao Diretor Financeiro da REFER (no período de outubro de 2003 a agosto de 2012), p. 37. 10. Ata da audição de 12/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração do Metropolitano de Lisboa (no período de novembro de 2006 a junho de 2010), pp. 119-120. 11. Ata da audição de 04/09/2013 ao Presidente da Carris e do Metropolitano de Lisboa (no período de 2003 a 2013), p. 76. 12. Ata da audição de 04/09/2013 ao Presidente da Carris e do Metropolitano de Lisboa (no período de 2003 a 2013), p. 94. 13. Ata da audição de 22/10/2013 ao 2.º Diretor Administrativo e Financeiro da Metro do Porto (no período de julho de 2006 a junho de 2011), p. 98. 14. Ata da audição de 10/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração da Metro do Porto (no período de março de 2008 a julho de 2012), p. 84. 15. Ata da audição de 10/09/2013 ao Presidente do Conselho de Administração da Metro do Porto (no período de março de 2008 a julho de 2012), p. 89. 16. Ata da audição de 16/09/2013 ao Presidente da Estradas de Portugal (no período de novembro de 2007 a março de 2011), p. 36. 17. Ata da audição de 05/09/2013 à Presidente da STCP (no período de abril de 2006 a junho de 2012), p. 19. 18. Ata da audição de 05/09/2013 à Presidente da STCP (no período de abril de 2006 a junho de 2012), p. 30. 19. Ata da audição de 22/10/2013 ao 2.º Diretor Administrativo e Financeiro da Metro do Porto (no período de julho de 2006 a junho de 2011), p. 47. 20. Ata da audição de 22/10/2013 ao 2.º Diretor Administrativo e Financeiro da Metro do Porto (no período de julho de 2006 a junho de 2011), p. 65. 21. Ata da audição de 05/09/2013 à Presidente da STCP (no período de abril de 2006 a junho de 2012), p. 27.

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RESUMOS

A construção de narrativas é um dos elementos centrais no funcionamento dos mercados financeiros modernos. Neste artigo analisamos as estratégias discursivas de um conjunto de gestores de empresas públicas de Portugal perante uma Comissão Parlamentar de Inquérito. Essa comissão foi criada pela Assembleia da República em 2013 para investigar as perdas verificadas pela celebração de contratos derivados (swaps) nas empresas públicas. Recorrendo a conceitos de várias áreas, entre as quais a sociologia das finanças e a psicologia cognitiva, a nossa análise revela que as condições de incerteza e as ilusões cognitivas dos gestores influenciaram as suas narrativas de racionalização. As relações de poder entre os atores sociais em presença (poderes públicos, bancos, empresas) transparecem igualmente no discurso dos gestores. Nas nossas conclusões evidenciamos as implicações destes fatores para a construção de uma visão mais contextualizada das relações financeiras.

The building of narratives is one of the central elements in the functioning of modern financial markets. In this paper we analyze the discursive strategies of a group of managers of state-owned enterprises operating in Portugal prior to the creation of that country’s parliamentary committee of inquiry (CPI). This committee was established in 2013 by the Assembly of the Republic to investigate the losses resulting from the use of derivative contracts (swaps) in state- owned enterprises. Using concepts from several scientific fields including Sociology of Finance and Cognitive Psychology, our analysis reveals that uncertainty and the managers’ cognitive illusions influenced their narratives of rationalization. The power relations between the relevant social actors (public authorities, banks, firms) are also evident in the managers’ discourse. In our conclusions we highlight the implications of these factors for the construction of a more contextualized view of financial relationships.

La construction de récits est un des éléments centraux du fonctionnement des marchés financiers modernes. Dans cet article, on analyse les stratégies discursives d’un groupe de dirigeants d’entreprises publiques au Portugal devant une commission d’enquête parlementaire. Cette commission a été créée par l’Assemblée de la République en 2013 pour enquêter sur les pertes générées par le recours à la célébration de contrats dérivés (swaps) par des entreprises publiques. En utilisant des concepts de plusieurs domaines scientifiques tels que la sociologie de la finance et la psychologie cognitive, l’analyse révèle que les conditions d’incertitude et les illusions cognitives des dirigeants ont influencé leurs récits de rationalisation. Les relations de pouvoir entre les acteurs sociaux présents (autorités publiques, banques, entreprises) se reflètent également dans le discours des dirigeants. Les conclusions soulignent les implications de ces facteurs pour la construction d’une vision plus contextualisée des relations financières.

ÍNDICE

Palavras-chave: empresas públicas, gestão empresarial, incerteza (economia), mercados financeiros, Portugal, relações de poder Mots-clés: entreprises publiques, gestion d’entreprise, incertitude (économie), marchés financiers, Portugal, relations de pouvoir Keywords: business management, financial markets, Portugal, power relations, state-owned enterprises, uncertainty (economy)

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AUTOR

JÚLIO LOBÃO

Faculdade de Economia da Universidade do Porto Rua Dr. Roberto Frias, 4200-464 Porto, Portugal [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5896-9648

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Vácuo no poder? Reflexões sobre a difusão do Primeiro Comando da Capital pelo Brasil Vacuum in Power? Reflections on the Spread of the Primeiro Comando da Capital throughout Brazil Vide au pouvoir? Réflexions sur la diffusion au Brésil du Primeiro Comando da Capital

Thais Lemos Duarte

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 17.08.2018 Aprovado para publicação a 17.01.2020 Revisto por Rita Cabral

Introdução

Nascido e gerido a partir dos presídios de São Paulo, o Primeiro Comando da Capital (PCC), a maior organização criminosa brasileira, vive um momento de franca expansão e conta com representantes em 21 estados, inclusive no Paraná, além do Distrito Federal, Paraguai e Bolívia.1

1 Datado de 2012, o trecho da reportagem acima já mostrava relativa preocupação a um fenômeno amplamente discutido nos dias de hoje pela imprensa, pela sociedade civil e pelo poder público brasileiros: o processo de expansão da organização criminal Primeiro Comando da Capital (PCC) pelo país e por outras localidades da América

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Latina. Pelo relato, simultaneamente ao estabelecimento de sua hegemonia no território paulista, o grupo teria iniciado sua difusão em outros lugares, dissipando seus valores e estratégias de atuação a diferentes contextos.

2 A questão se projetou no debate público nos últimos tempos, sobretudo pelas violentas rebeliões que surgiram em unidades prisionais situadas nas regiões norte e nordeste do país. Presos do PCC teriam entrado em conflito com pessoas privadas de liberdade de outras organizações criminais, como o Comando Vermelho,2 gerando um cenário de grande “caos carcerário”.3 Apenas no primeiro mês de 2017, mais de uma centena de presos foram assassinados em estabelecimentos de Roraima, Amazonas e do Rio Grande do Norte.4 Tornou-se evidente, pois, que o grupo paulista teria estendido seu domínio para diferentes áreas do país, muito além de São Paulo, transformando as dinâmicas e rotinas de distintos contextos carcerários.

3 A proposta do presente artigo é, a partir de dados obtidos via entrevistas semiestruturadas, discutir a percepção de gestores da administração penitenciária federal sobre o que motivou a difusão do PCC pelo Brasil e alguns efeitos desse movimento nos sistemas prisionais estaduais.

Questões metodológicas

4 Foram realizadas dez entrevistas semiestruturadas com gestores federais atuantes em órgãos voltados à construção da política penitenciária nacional, como o antigo Ministério da Justiça, o Departamento Penitenciário Federal (DEPEN),5 o Conselho Nacional de Justiça (CNJ), assim como a extinta Secretaria Nacional de Segurança Pública. Todas as entrevistas foram realizadas utilizando um software que permite a comunicação pela internet com conexão de voz e vídeo, como o Skype. Isso porque a pesquisa foi conduzida em um local distante do Distrito Federal, onde normalmente os órgãosde construção da política penitenciária nacional estão sediados.

5 Nestas entrevistas, o objetivo foi conversar com pessoas de diversos perfis políticos e profissionais. Alguns contavam com cargos estratégicos relativamente à questão prisional, a despeito de atualmente ocuparem outras posições. Adicionalmente, outros contavam com a pertença ao alto escalão governamental e outros ainda com uma atuação bastante própria, sendo fácil a sua identificação. Por conseguinte, a fim de evitar expor as suas posições, os trechos de entrevistas analisados neste artigo apenas mencionam os órgãos a que esses indivíduos pertencem ou pertenceram, não se especificando os seus cargos.

6 A pesquisa pretendia contatar gestores da administração prisional paulista, com vistas a compreender as concepções de tais atores sobre o modus operandi do PCC em São Paulo, comparando com a sua ação em outras partes do país. Tinha ainda como proposta analisar possíveis motivos para a difusão da organização pelo Brasil. Entretanto, apesar de inúmeras tentativas, verificou-se muita resistência para a marcação de entrevistas, não sendo possível efetuá-las. O estudo se referiu, então, apenas às noções de gestores federais, não abarcando informações de pessoas com atuação em áreas onde originalmente o PCC se originou e consolidou.

7 Após a apresentação geral do levantamento e do perfil dos dados utilizados nesse estudo, importa realizar algumas ponderações metodológicas. Em primeiro lugar, as análises conduzidas no texto partem de uma perspectiva distinta da normalmente

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utilizada em estudos sobre o PCC. Em geral, pesquisas e debates acadêmicos realizados sobre o grupo se pautam pelo método etnográfico em áreas dominadas pela organização criminal e se baseiam em entrevistas realizadas com presos que dizem pertencer ao PCC. Telles (2013) afirma que, no decorrer dos últimos anos, os estudos relativos à organização e a outros temas ligados a ilegalismos de cenário urbano se multiplicaram, compondo o que se poderia chamar de uma experiência etnográfica. Deste modo, praticamente não existem análises com foco nas narrativas de gestores públicos sobre as dinâmicas de atuação do PCC. Recomenda-se, assim, particular atenção quanto a possíveis incongruências entre o encontrado nesse artigo e o debatido em pesquisas anteriores.

8 Em segundo lugar, o estudo da narrativa de gestores sobre a expansão do PCC introduz um novo desafio metodológico na pesquisa. Este tipo de abordagem pode oferecer uma noção bastante parcial sobre o objeto de estudo, pois abarca percepções mais institucionais sobre a organização. Em decorrência disso, tais noções costumam estar entranhadas de estereótipos, muitos dos quais estigmatizantes quanto a certas populações, normalmente as mais pobres (Ramos e Musumeci, 2005). Uma maneira de reverter esse problema, ainda que não totalmente eficaz, é apontar sempre que possível as limitações das informações observadas. Outra forma de solucionar este desafio metodológico é ponderar determinadas considerações, comparando os dados obtidos com análises já realizadas em outros estudos.

9 Por certo, os dados utilizados envolvem interesses de um grupo de atores específico, pois supõe-se que os gestores públicos busquem valorizar concepções que ensejam suas atividades de trabalho. Caso estivessem em análise, por exemplo, as narrativas de presos vinculados ao PCC ou de seus familiares, surgiriam outros interesses em jogo, possivelmente voltados à denúncia de condições carcerárias e ao reforço positivo da organização criminal. Uma maneira de trabalhar este possível viés seria não tomar como verdadeiros os relatos produzidos pelos distintos informantes, muitos dos quais, inclusive, se encontram em disputa. Isto é, os dados trabalhados neste texto dizem muito mais sobre o modo como os gestores compreendem o fenômeno em estudo e sobre as características do aparelho público que compõem. Não esclarecem necessariamente sobre as “efetivas” características do PCC e sobre os “verdadeiros” aspectos da expansão do grupo pelo Brasil. Ainda que à primeira vista possa parecer algo simplória, essa estratégia analítica permite certo distanciamento do objeto de pesquisa, possibilitando maior refinamento analítico e sociológico.

10 Em suma, os dados utilizados neste artigosãoimportantespara a análise do objeto em questão, mas, como toda e qualquer fonte, possuem limitações que devem ser explicitadas e discutidas. O problema não reside na sua utilização, mas na ausência de crítica sobre a forma de os utilizar (Dias, 2011).

O PCC nas margens do Estado

11 A constituição do PCC pode ser dividida em três fases, cada qual com diferentes ordenamentos. O grupo foi fundado em 1993, durante uma rebelião no Centro de Reabilitação Penitenciária, anexo à Casa de Custódia e Tratamento de Taubaté, em São Paulo. Segundo Dias (2011), de 1993 até 2001 ocorreu uma violenta expansão do grupo dentro do sistema prisional paulista, sendo estabelecidos padrões comportamentais com uma importância simbólica entre os presos, como, por exemplo, o fim dos

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estupros. Esta primeira fase pode caracterizar-se por um crescimento constante da violência e por eventos de rupturas da ordem nas prisões.

12 O intervalo entre 2001 e 2006 correspondeu a um segundo momento de formação do grupo (Dias, 2011). No primeiro ano deste período ocorreu uma rebelião de grandes dimensões comandada pelo PCC. Por um lado, ensejou um aumento da repressão pelos órgãos de controle do Estado, levando à instauração do Regime Disciplinar Diferenciado (RDD).6 Por outro, uma rebelião de tal dimensão conferiu prestígio e respeito aos membros do PCC, fortalecendo e impulsionando a sua disseminação pelo sistema prisional, bem como pelas periferias de São Paulo.

13 Esse quadro foi crucial para a entrada do PCC em sua terceira fase (ibidem). O período foi inaugurado por grandes rebeliões em diversas prisões paulistas, ocorridas ao longo de 2006, especialmente em maio desse ano. Além da ação do PCC nos cárceres, alguns postos, viaturas, delegacias de polícia e diversos outros tipos de prédios públicos foram objetos de ataques armados, nos quais os principais alvos consistiram em policiais e agentes penitenciários. A polícia, então, reagiu. As folgas e férias de seus agentes foram canceladas, sendo todo o efetivo posto nas ruas. Entre 12 e 21 de maio de 2006, na chamada “semana sangrenta”, centenas de pessoas foram mortas. A violência excessiva das ações policiais e a explícita atividade de grupos de extermínio causaram grande preocupação (Cano e Alvadia, 2008).

14 De acordo com Adorno e Dias (2016), os atentados de 2006 conformaram as relações de poder no sistema prisional, cuja base seria a acomodação entre a massa carcerária – sob a liderança do PCC – e a administração penitenciária. O Estado revelara-se incapaz de conter possíveis motins comandados pelo grupo. Apenas o PCC poderia evitar tais eventos, “disciplinando” os presos, conforme seus preceitos e valores. Em outras palavras, a hegemonia do PCC seria a condição necessária para a manutenção da política penal principal executada no Brasil, o encarceramento em massa,7 ao passo que este mesmo fenômeno, acrescido das péssimas condições de privação de liberdade, se constituiria como elemento essencial ao fortalecimento do PCC (Adorno e Dias, 2016). Um elemento reforçaria o outro.8

15 Desenvolveu-se, pois, uma simbiose entre ambos os atores, cujo efeito prático foi o estabelecimento de uma espécie de calmaria no sistema prisional paulista após 2006. Praticamente desapareceu a expressão simbólica do poder presente durante o processo de expansão e consolidação do PCC pelas prisões e, ainda, nas periferias das cidades paulistas, com assassinatos cruéis e o seu domínio fulminante (ibidem). Até mesmo porque, nesta etapa, o grupo consagrou a sua hegemonia, se consolidando como uma nova figura social dentro e fora das prisões de São Paulo. Assim, surgiram formas mais racionais de atuação, com execuções planejadas, circunscritas a questões específicas. Em consequência, os índices de homicídio do estado de São Paulo se reduziram a partir da consecução dos “debates” do PCC nas periferias, comumente identificados pela imprensa como “tribunais do crime” (Dias, 2011; Feltran, 2010). Ou seja, o grupo monopolizou o emprego da violência legítima no “mundo do crime” (Ramalho, 1983), alcançando a prerrogativa de controlar e regular as atividades ilícitas que compõem o núcleo da economia criminal paulista.

16 Essa dita “pacificação” espelha em algum nível as relações de força e os jogos de poder inscritos na produção da ordem (Telles, 2013). Empiricamente, é algo que se mostra a todo o momento nas evidências das dinâmicas processadas nos instáveis acordos e acomodações entre grupos criminosos e forças policiais em torno dos negócios ilícitos.

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Não poucas vezes, tais eventos desandam em disputas abertas, acionando ciclos recorrentes de mortes violentas e extermínios. Além de levar a este tipo de desfecho, ainda que não resultem em mortes tais eventos podem confluir para a linha tênue entre o legalismo/ilegalismo, banhada em negociações de natureza duvidosa, muito distante da rígida ordem que em teoria perfaria o aparelho estatal.

17 De fato, na concepção clássica weberiana (Weber, 1982), uma organização política com operações contínuas é chamada de Estado na medida em que seu aparato administrativo mantenha para si, com êxito, o monopólio do uso legítimo da força na produção da ordem. Seria considerada ilegítima qualquer forma de violência que, por um lado, pareça imitar a violência legítima do Estado e, por outro, desafie o controle estatal. Como compreender, então, as produções da ordem/desordem, dos legalismos/ ilegalismos, em que há participação direta de agentes públicos?

18 Este questionamento pode ser respondido através do debate sobre as margens estatais. Das e Poole (2008) apontam que tais margens podem ser interpretadas, dentre outros modos, como espaços entre os corpos, a lei e a disciplina. Esses lugares não são meramente territoriais, produzindo também locais em que a norma e outras dinâmicas estatais são colonizadas através de formas de regulação emanadas das necessidades das populações, com vistas a assegurar suas demandas políticas e econômicas. O Estado não estaria ausente em suas bordas. Ao contrário, as margens são espaços em que o aparelho estatal se conforma continuamente, redefinindo suas normas através da violência, autoridade e corrupção. Ao invés de serem produzidas por uma quebra em sua regulação, as margens se formam pela pluralidade das autoridades regulatórias existentes e, assim, conformam as características do aparato de controle. Essas ditas margens são supostos necessários ao funcionamento do Estado (ibidem).

19 Por outro lado, paira no senso comum a ideia de que o dito crime organizado concorreria com o Estado. Nesta ótica, as organizações criminais, como o PCC, surgem como produto de uma “ausência” estatal no processo de formulação de políticas públicas e na garantia de direitos, dominando territórios que formalmente deveriam ser “geridos” pelo Estado – sejam prisões, sejam áreas periféricas de grandes cidades. Tudo passa a ser explicado através de um paralelismo e/ou de um acoplamento indevido dos grupos ao aparelho estatal (Rafael, 2001).

20 As dinâmicas do tráfico se transformam, assim, em uma espécie de contraponto às ações do Estado. As organizações que gerenciam esse tipo de atividade criminal não só o imitariam, como também desenvolveriam uma espécie de concorrência. Não à toa, “poder paralelo” se tornou expressão comum como referência ao tráfico de drogas, deixando evidente que há um reconhecimento de que as ações de grupos criminosos se concretizam na medida em que seja possível traçar analogias entre a atividade ilícita e os modos de funcionamento estatal (Rafael, 2001). No entanto, reforçar esse ponto de vista é garantir consistência ao Estado, na forma de afirmação de sua total soberania. O Estado parece ser nessa perspectiva um todo indiviso, sem atritos ou dissonâncias em seu interior, se aproximando muito da já citada concepção clássica weberiana (Weber, 1982) e distanciando-se da discussão sobre margens.9

21 Essa mesma narrativa do senso comum também repercute sobre as dinâmicas dos grupos ligados ao tráfico de drogas. Ou estes são percebidos como algo extremamente difuso, fluido, movido por interesses imediatos e sem conexões; ou são analisados como uma estrutura sólida, piramidal, com movimentos e abalos, mas, sobretudo, com peso (Rafael, 2001). As duas visões ocultam uma dimensão segmentar, cujos efeitos são

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ontologizaro tráfico de drogas e transformar seus “movimentos” em algo meramente substantivo. Rafael (ibidem) aponta que essa linha de análise congela todo o devir em proveito da constituição do “ser” da organização criminal.

22 De fato, conforme Biondi (2014), o PCC forma “movimentos”, concebidos como um sujeito coletivo de contornos indefinidos. Não há restrições quanto ao que pode compô- los, como, por exemplo, pessoas, situações, relações afetivas, quebradas, etc. Contudo, os arranjos são sempre momentâneos. Se os movimentos ganham vida a partir de diferentes elementos, logo outros novos auferem espaço, substituindo os anteriores. Desse modo, o PCC não se limita à trajetória das pessoas, mesmo à dos “irmãos”, bem como não se confina a redutos. Os movimentos se cruzam, convivem, disputam, acoplam-se uns aos outros. Em outras palavras, há no PCC constantes jogos de forças e tensionamentos decorrentes dos esforços dos “malandros” em imprimir rumos que lhes pareçam mais favoráveis (ibidem).

23 Tendo como lema “paz entre os ladrões e guerra contra a polícia”, o PCC é caracterizado por uma heteromorfia e uma heterogeneidade (ibidem). Ou seja, uma ausência de delimitações temporais, de contornos espaciais, de limite quanto ao que pode compô-lo; fugidio a qualquer tentativa de totalização. Em contrapartida, o PCC não é formado por uma série de acontecimentos desconexos ou por uma totalidade repleta de contradições, lacunas ou inconsistências. Resulta, sim, de uma maneira singular de conceber o mundo (ibidem).

24 Qual seria a perspectiva de gestores públicos federais sobre o tema em questão? Como analisam tais atores a expansão do PCC pelo Brasil? Em que medida as narrativas proferidas por esse grupo de pessoas se aproximam ou se distanciam da literatura existente sobre o grupo paulista? As seçõesseguintes buscarão responder a estas quest ões.

Perspectivas sobre a expansão do PCC pelo Brasil

25 Apesar de as ações do PCC pelo Brasil estarem na pauta das discussões sobre política penitenciária nacional, não há um ponto de vista muito consistente sobre o tema entre os gestores.10 A maioria parece mistificar a organização, dotando-a de grande força econômica, alta capacidade organizativa, forte capilaridade pelo Brasil e por países da América Latina, assim como de grande inserção na seara política. Essa interpretação em alguma medida faz menção ao disposto por Rafael (2001) a respeito de análises que reforçam as organizações criminais como estruturas sólidas, com peso.

26 Por outro lado, há aqueles que pontuam a necessidade de um olhar mais neutro sobre o PCC, evitando tanto a sua “demonização” quanto a sua “glamourização”. Existem, pois, incertezas em torno do assunto, já que muito do que se conhece se baseia em informações transmitidas “boca a boca”. Por outro lado, écurioso o fato de,a despeito de não haver consensos sobre o tema, a perspectiva de tais atores fundamentar e produzir diretrizes relativas à política penitenciária nacional, com impacto nos sistemas prisionais e nas políticas de segurança pública locais. Quando a gente entra nessa área de segurança pública, isso vira um nó sem fim. Então, a gente tem muito pouca coisa de acúmulo útil no sentido de que: “Olha o gestor chega, então, e vai assumir uma determinada distribuição, determinado posto, ele vai ter acesso a uma informação mastigada?”.

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Não! É um pouco boca a boca que a gente sempre fica um pouco em dúvida se estão aumentando a história para valorizar , se tem alguma coisa por trás daquela narrativa ou se é uma descrição do que a pessoa conseguiu acessar sobre aquela história mesmo. (Entrevista com gestor C – CNJ)

27 Conforme os gestores, assim como outras organizações criminais originárias dos cárceres, o PCC teria surgido da “necessidade humana” de se agregar. Nas prisões, o grupo paulista seria uma espécie de “irmandade”, com a tarefa de dotar os indivíduos de algum nível de autoridade frente à administração prisional, em busca de garantias por determinados direitos. De acordo com os relatos abaixo, entre outros aspectos, o PCC ajudaria a proporcionar insumos materiais aos presos, mediaria rivalidades no cárcere e definiriacódigos de conduta. Tornaria também a vida na prisão menos tensionada por possibilitar uma espécie de pacificação entre os reclusos através da imposição de medidas moralizantes, como a proibição do uso de certas drogas (por exemplo, o crack). A partir do momento que esses presos começam a se sentir pertencentes a uma sociedade, porque eles têm uma sociedade de irmandade, isso vai dando o empoderamento individual. Porque o indivíduo para viver em uma sociedade ele tem que sentir, você sabe mais do que eu disso até… Ele tem que ter uma questão de… se sentir pertencente a determinado grupo. (Entrevista com gestor D – DEPEN) O PCC dá conta do colchão, dá conta das briguinhas, tem as regras, entre eles. Não pode matar, não pode isso, não pode aquilo, não pode usar droga…Não pode usar droga não, não pode usar crack. Eles têm as regras deles que são rígidas, muito mais do que do próprio Estado. (Entrevista com gestor B – DEPEN)

28 Outros gestores chamam a atenção sobre o fato de o PCC apresentar uma estrutura de “empresa”, sendo uma “máquina de fazer dinheiro”, cujo objetivo final seria o lucro “a qualquer custo”. Realiza-se, então, uma leitura quase moral sobre as ações do grupo. A vida das pessoas, os efeitos do comércio de drogas e as consequências da venda de armas à sociedade ficariam em segundo plano, pois o importante seria a ampliação dos seus negócios.

29 Portanto, ao que tudo indica, na visão dos gestores o PCC assume uma feição idiossincrática. Não obstante, conforme Manso e Dias (2018), o PCC comportaria características de empresa, igreja e irmandade, sendo oblíquo fechar um olhar único sobreo grupo. Um retrato da organização está diretamente relacionado ao prisma utilizado para mirá-la. Caso for desconsiderado esse cuidado metodológico e analítico, incorre-se no risco de não se abarcar todas as complexidades e movimentos que perfazem o grupo, tal qual disposto por Biondi (2014).

30 Como dito, a opinião de gestores públicos em torno de temas sobre os quais se debruçam em suas rotinas de trabalho poderia ser distorcida, já que tais atores poderiam buscar reforçar ações e políticas que comumente executam. Neste sentido, seria presumível que articulassem um repertório positivo tanto sobre as atividades que desenvolvem quanto a respeito dos órgãos públicos em que trabalham ou apresentam algum nível de interlocução. No entanto, distante dessa hipótese, boa parte das pessoas contatadas trouxe como pano de fundo de suas análises a ideia de um Estado “falido”, “fraco”, “incapaz” de disciplinar a “massa carcerária” e “garantir direitos” aos presos, sendo que elas próprias constituem este dito ente. Parece ser não só uma forma de desresponsabilização sobre o contexto prisional existente, mas também um reconhecimento sobre a ineficácia das políticas penais comumente executadas no país, ainda que tais gestores estejam à frente de processos de criação de políticas e diretrizes

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penitenciárias.11 A crítica corre no sentido de o Estado “achar bom” o PCC ter influência nas prisões, pois deixaria de ter de lidar diretamente com determinadas rotinas carcer árias, geradoras de desgaste e tensionamento aos agentes prisionais. Então para o gestor… e isso é muito triste, sabe, porque às vezes, silenciosamente, ou às vezes nem tanto, porque o depoimento desse diretor já não foi tão silencioso. O Estado está achando bom que tenham essas organizações dentro dos presídios. (Entrevista com gestor B – DEPEN)

31 Por certo, o próprio perfil preponderante nos dias de hoje desses agentes é analisado em tom de censura. Tais profissionais não teriam experiência para custodiar as pessoas privadas de liberdade, reforçando, assim, um “Estado fraco”. Ele [o Estado] não criou uma estrutura de pessoal tão alinhada quanto era antes, então quem for [a]os concursos públicos, os profissionais agentes prisionais todos que foram contratados para o interior no primeiro momento, era um grupo de pessoas muito mais frágeis, muito menos experientes, e que não conseguiu fazer frente a essa massa tão sedimentada de angú stias e reinvindicações e que se tornou esse grupo PCC […]. (Entrevista com ex- gestor A – DEPEN)

32 Não obstante, menções a “sociedades paralelas”, “vácuos de poder”, bem como análises dicotômicas sobre “ausência” e “presença” foram pontos comuns nas narrativas dos gestores para explicar o surgimento e fortalecimento do PCC em São Paulo. Mobilizando uma perspectiva sobre o Estado como uma instância máxima de gerência administrativa e burocrática, o PCC teria ganhado corpo em confronto àsestruturas organizacionais. Ou seja, conforme as narrativas a seguir, o grupo teria se feito “presente” pela “ausência” de políticas prisionais e de segurança pública em âmbito nacional. Tudo tem uma explicação e acaba criando uma sociedade paralela em todos esses ambientes que o Estado não se faz presente e a gente sabe que o ambiente carcerário é um ambiente totalmente propício para essa ausência estatal. As facções criminosas passaram a ser o Estado dentro da cadeia, mas quem dá mais sentido para o outro acaba sendo o PCC mesmo. (Entrevista com gestor E – DEPEN) Então, acaba criando uma ordem na sociedade fora também, onde eles estão presentes, que são sempre nessas sociedades de uma ausência de Estado. […] Então, eles vão preenchendo lacunas nessas ausências estatais o tempo inteiro e eles vão tendo cada vez mais respeito, mais pessoas, mais adeptos e tudo mais. (Entrevista com gestor B – DEPEN)

33 Usadas não só para justificar o crescimento e hegemonia do PCC em São Paulo, a “fraqueza” e “ausência” do Estado se tornaram eixos explicativos centrais para se discutir a difusão da organização pelo Brasil. Segundo os entrevistados, os problemas carcerários existentes no território paulista são comuns ou até mais agudos em outras unidades da federação. Entre outras dinâmicas, superlotação, carência de insumos materiais, ausência de vagas de trabalho, falta de acesso ao estudo e práticas de tortura marcam os cenários prisionais de basicamente todos os estados. De acordo com os gestores, o PCC teria planos desde momentos mais remotos de se expandir para localidades diferentes de São Paulo e teria “aproveitado” o contexto de completa “ausência” do Estado em todo o país para agir de tal modo. Os fatores de expansão são justamente… Então, porque o PCC… a gente sabe como começou o PCC, não é? A ausência do Estado. […] Pela ausência do Estado, [que] não se organiza, [quando] o Estado não dá condição, alguma organização dá. (Entrevista com gestor B – DEPEN)

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Ele [o PCC] já tem essa questão de expansão, ele sempre teve. Eu tive oportunidade de ver um manuscrito dele mesmo, ele falando de dominação de mundo em 2011 . Eles fazem uma cartilha já falando que eles vão dominar todas as partes, que o Brasil todo vai conhecer […]. Uma questão mundial de expansão, já é uma ideia da própria liderança. Então ele já tinha isso como uma ideia de expansão. (Entrevista com gestor D – DEPEN)

34 Nas perspectivas em questão, um possível contraponto aos sistemas prisionais estaduais seriam os estabelecimentos federais. Àprimeira vista,o fato de indivíduos ditos “periculosos” pelo sistema de justiça criminal cumprirem pena em regime mais rígido ensejaria um maior controle na aplicação da pena privativa de liberdade e, deste modo, seriam menores as chances de fortalecimento de organizações criminais. Isto é, um “sistema duro”, como exposto abaixo, garantiria uma privação de liberdade mais eficiente.12 Olha, ele [o sistema penitenciário federal] foi desenvolvido no governo Lula e fundamentalmente eram problemas atinentes a não deixar presos de alta periculosidade nos estabelecimentos estaduais. Então, criaram-se a partir daí os presídios de segurança máxima federal que tem um padrão de eficiência muito grande, mas se destina a receber exclusivamente os presos de alta periculosidade. Ou seja, ele tem um sistema duro. (Entrevista com ex-gestor C – Ministério da Justiça)

35 Por outro lado, esse mesmo sistema penitenciário federal é visto como um dos fatores de expansão do PCC para os distintos territórios brasileiros. A despeito de terem se desenvolvido sob um viés oposto, as prisões federais são analisadas como estruturas organizacionais “fracas”. Ao invés de ultrapassar a dicotomia entre “fraqueza” e “força”, bem como “ausência” e “presença”, questionando modelos penais voltados ao endurecimento da pena, a posição preponderante entre os gestores é de reforço da linha analítica com base em um Estado “duro”, detentor do monopólio da violência legítima. Culpa-se muito o próprio sistema penitenciário federal que é nosso. O PCC se expandiu depois da criação das penitenciárias federais porque se pegou líderes [sic] e foi colocado no sistema penitenciário federal, lá encontraram outros líderes e se expandiu. Vamos jogar uma parcela disso. (Entrevista com gestora B – DEPEN)

36 De fato, algumas narrativas indicam que o PCC teria começado a sua difusão antes da inauguração do sistema penitenciário federal, ocorrida em 2006. Conforme um ex- gestor da Secretaria Nacional de Segurança Pública, o grupo teria começado a estender seus braços para fora dos limites territoriais paulistas ainda em 1998, momento que a literatura sobre o tema indica ser o início da fase de dispersão do grupo às prisões de São Paulo (Dias, 2011).

37 Para evitar o fortalecimento da organização, o poder público paulista resolveu dissolver lideranças de presos do PCC, transferindo-as para o Paraná. Essa medida foi realizada com muita discrição. Até mesmo porque a privação de liberdade foi designada para ser cumprida em um estado e, portanto, sob o controle de um sistema de justiça criminal diferente de onde um grupo de presos recebeu sua condenação. Segundo os gestores, esse episódio foi apenas o início de um movimento aprofundado ao longo dos últimos anos. Não à toa, como dito em seção anterior, uma das respostas do Estado aos atentados em 2006 em São Paulo foi a transferência de lideranças do PCC para o RDD. Por sua vez, após atentados isolados no estado em 2012, sobre os quais até aos dias de hoje não há uma definição clara sobre sua autoria, o governo paulista transferiu

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lideranças do PCC para estabelecimentos penitenciários federais (Silvestre, 2016). Inclusive, em momentos em que a ação da organização não era tão visibilizada na imprensa, tampouco era sentida por determinados grupos sociais, o Estado continuava a enviar sistematicamente presos a cárceres federais para “isolamento” (Duarte e Araújo, 2020).

38 Em outras palavras, instaurou-se uma espécie de política de castigo de lideranças da organização criminosa, cujo efeito foi aprofundar os ilegalismos relacionados ao cárcere e, em consequência, a propagação do grupo pelo país. Os presos de São Paulo teriam começado a se comunicar com pessoas privadas de liberdade do Acre, do Rio Grande do Norte, do Mato Grosso do Sul, entre tantos outros locais. Além da transferência para prisões situadas em estados diferentes de São Paulo, a organização teria começado a enviar seus membros a outros territórios. Conforme os gestores, seriam abertas espécies de “franquias”, a partir do “batismo” de novos integrantes, isto é, cerimônias em que o indivíduo adere às normas do grupo e se torna membro do PCC. Essas pessoas recém-filiadas ajudariam a disseminar valores junto de outros futuros integrantes.

39 Os entrevistados apontaram que a mesma lógica organizacional estruturada em São Paulo seria reproduzida nos estados para onde o PCC teria se expandido. Diferente de outros grupos como o Comando Vermelho, os quais pulverizariam suas ações interagindo com outras organizações locais, o PCC visaria estresir valores desenvolvidos no território paulista a outras áreas. Para os gestores, as alianças com outros grupos são sempre momentâneas, voltadas a um interesse pontual para, em seguida, serem desatadas. Sob esta perspectiva, as lideranças do PCC gostariam que os integrantes “vestissem a camisa” da organização. Não interessa a produção de novas práticas e o desenvolvimento de novos valores. O PCC ele ata e desata [alianças]. Ele ata só em um momento muito particular ali, mas ele não tem o interesse de ficar com alianças formadas. Ele tem interesse pontualmente se for para combater o Comando Vermelho, que é o principal rival dele. Aí ele tem interesse, se for para isso ele tem interesse. Mas o que ele faz ao longo do tempo? Ele vai dando um jeito de dar um chega para lá naquela aliança que ele fez e faz com que seus membros passem a ser PCC e aquela parceria seja desfeita e os melhores ele pega para ele. E aqueles idiotas ele não quer também, eles vão selecionando. Eles não querem ter 1500 idiotas, eles preferem ter 1200, mas melhores. Para você ver como eles pensam igual [a] uma empresa, tudo é pensado como uma empresa. Então eles não querem saber de muita aliança, eles querem saber de novos filiados, que vão realmente vestir a camiseta. (Entrevista com gestor B – DEPEN)

40 A incorporação de novos membros ao grupo, com a adesão integral aos seus valores, é analisada como fundamental à sustentabilidade do PCC em outros estados. Um gestor apontou para a preocupação do grupo em identificar lideranças “parceiras” em territórios distintos a São Paulo, evitando “vácuos de governabilidade”. Até mesmo porque tais lacunas poderiam permitir a “entrada” do Estado nas dinâmicas prisionais ou garantir o crescimento de outra organização criminal, o que, em ambas as situações, impediria a consolidação do PCC em determinada localidade.

41 O interessante é que, apesar de boa parte das narrativas dos gestores entrevistados deliberadamente se pautar pela “fraqueza” e “ausência” do Estado, há traços em seus discursos que destoam desse eixo analítico, se aproximando do debate sobre a produção de ilegalismos nas margens (Telles, 2013; Das e Poole, 2008). No trecho abaixo, o entrevistado chama a atenção para três estados onde a organização teria estendido com

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força seu domínio e, por sua vez, ocasionado maior impacto nas rebeliões citadas na parte introdutória do artigo – Roraima, Amazonas e Rio Grande do Norte. Ao invés de usar uma grande soma financeira repassada pelo governo federal há alguns anos ao aprimoramento do seu sistema penitenciário, o governo de Roraima teria desviado a maior parte da verba. A pessoa responsável pelo fato morreu de modo misterioso, não tendo se avançado efetivamente nas investigações. O fato é que a gente tinha que também levantar um olhar um pouquinho para cima e mostrar que tem um traço característico para os três estados. São três estados que estão vivenciando problemas crônicos no sistema prisional, cujos governantes, dirigentes do poder executivo estadual, governador, governadores que passaram por Roraima, pelo Amazonas, muito pouco fizeram seja para executar recurso federal, seja pra aportar algum recurso local. Então, se chegaram a situação que você tem no Rio Grande do Norte, no sistema prisional do Rio Grande do Norte e o mesmo em Roraima […]. Mas acho que é um misto ali de coisas para reunir o que aconteceu, acho que é uma possível sim flexão entre grupos distintos, com uma possível facilitação criminosa, uma crônica incompetência, desinteresse, talvez criminoso. Também talvez configure p[a]ra unidade administrativa. Aliás, o estado de Roraima tem indicativos claros de sumiço de recursos que foi repassado agora em dezembro. A história do secretário que usou o cartão para gastar dois milhões e morreu em uma pescaria também são umas histórias escabrosas. Mas eu acho que é um conjunto de fatores que a gente teria que aprofundar caso a caso, mas como grande traço característico uma negligência crônica e continuável dos governos estaduais. Os governos não têm o mínimo de organização, o mínimo de controle, o mínimo de recursos para que aquelas unidades estivessem funcionando. (Entrevista gestor C – CNJ)

42 Em outras palavras, ainda que de modo indireto, há entre alguns gestores um grau de entendimento de que o Estado exerceria práticas situadas na linha tênue entre o legalismo e ilegalismo. Pondera-se em alguma medida que um dos efeitos de tais ações seria a formação de processos contínuos de modelagem e remodelagem de realidades locais, fomentando o fortalecimento e a difusão de organizações criminais para diferentes territórios, como o PCC.

Considerações finais

43 O artigo visou a discutir o ponto de vista de gestores da administração penitenciária federal sobre possíveis motivações à difusão do PCC pelo Brasil e alguns efeitos desse processo aos sistemas prisionais estaduais. Prepondera o discurso de que a propagação do grupo paulista seria fruto da “ausência” do Estado na formulação de políticas públicas e na garantia de direitos das pessoas privadas de liberdade. Com vistas a ocupar “vácuos” de poder, o PCC teria se consolidadonãosó como grupo hegemônico em SãoPaulo, como também teria expandido seus braços a distintos territórios nacionais. Atando e desfazendo alianças com outras organizações criminais, assim como “batizando” novos membros, o PCC estaria em movimento crescente de alastramento de seus valores a variadas localidades, gerando impactos significativos em distintos contextos carcerários, como as rebeliões que ocasionaram a morte de mais de uma centena de presos no primeiro mês de 2017.

44 No geral, torna-se possível afirmar que as narrativas dos gestores se aproximam em boa medida de uma perspectiva quase clássica sobre o Estado. Ao apontar que, a depender de suas ações, este ente pode formar lacunas em sua esfera de poder, utiliza-se como

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ponto de partida a ideia de que haja uma instância em cujas mãos se monopoliza a violência legítima.

45 Por outro lado, mesmo que sustentem em peso tal noção, certos informantes apontam para a ineficácia das políticas penais comumente executadas no país, pautadas sobretudo pelo aumento contínuo nos níveis de encarceramento. Mesmo que tangencialmente, certos gestores compreendem que muitas práticas estatais se situam na linha tênue entre o legal e ilegal, se desvencilhando por vezes de explicações dicot ômicasligadas à “ausência” e à“presença”. Pondera-se que um dos efeitos dessas ações estatais seria a formação de processos contínuos de modelagem e remodelagem de realidades locais, estimulando, entre outros aspectos, a expansão do PCC pelo Brasil. Esta narrativa se aproxima em muito da perspectiva sobre a produção da criminalidade nas margens estatais, proposto por Telles (2013) e Das e Poole (2008).

46 As concepções sobre o objeto analisado neste artigo parecem estar em disputa, ora imperando a ideia – que certamente apresenta maior peso – de o PCC nascer da ineficiência estatal, ora emergindo a noção de ser da própria natureza do Estado nacional a conformação de organizações nos moldes do grupo paulista. Neste segundo aspecto, a expansão contínua do PCC seria uma consequência natural do cenário. Neste sentido, nãohánecessariamente um ponto pacífico, denotando que as visões dos agentes estatais em relação ao ente que constituem estão em conflito, dizendo o seu cerne respeito a entendimentos distintos sobre a natureza do próprio Estado.

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NOTAS

1. Agência O Globo (2012), “Relatório nacional aponta expansão do PCC pelo Brasil”, Gazeta do Povo, 25 de novembro. Consultado a 10.08.2018, em https://www.gazetadopovo.com.br/vida-e- cidadania/relatorio-nacional-aponta-expansao-do-pcc-pelo-brasil-2zabpa9yy7xqynx41daw050su. 2. Ao que tudo indica, a despeito de controvérsias e incertezas, o grupo foi instituído a partir da convivência entre presos comuns e os privados de liberdade enquadrados na Lei de Segurança Nacional, os ditos “políticos”, durante o período da Ditadura Civil-Militar (1964-1985), em um cárcere situado na Ilha Grande, no Rio de Janeiro (Barbosa, 2005; Lourenço e Dias, 2015). Além das ambiguidades acerca do nascimento desta fação, é notável que numerosos acontecimentos tenham passado a atribuir-se ao grupo dentro e fora das prisões a partir da década de 1980. 3. Em seu processo de expansão pelo Brasil, o PCC travou diversos embates com outras organizações criminosas. Neste cenário, ganha relevo o Comando Vermelho que, similarmente ao grupo paulista, também é identificado no debate público com pretensões de estender seu domínio por todo território nacional e por países latino-americanos. Até 2016, ambos os grupos eram aliados, mas a disputa pelo controle de rotas de drogas conduziu a rivalidades, gerando o contexto de rebeliões exposto na introdução desse artigo (Manso e Dias, 2018). 4. Mazda, Aura (2017), “Rebeliões em série deixam 125 mortes e agravam crise no sistema”, O Globo, 16 de janeiro. Consultado a 16.08.2018, em https://oglobo.globo.com/brasil/rebelioes-em- serie-deixam-125-mortes-agravam-crise-no-sistema-20779376. 5. O DEPEN é o órgão atualmente ligado ao Ministério da Justiça e Segurança Pública, cuja função é acompanhar e controlar a aplicação da Lei de Execução Penal e as diretrizes da Política Penitenciária Nacional. É ainda o responsável pelo Sistema Penitenciário Federal. 6. O RDD é aplicado a presos provisórios e condenados, os quais cometeram crimes dolosos durante a privação de liberdade ou ocasionaram “subversão da ordem ou disciplina” carcerária. Apresenta as seguintes características: aplicação máxima de 360 dias; recolhimento do preso em cela individual; visitas semanais de apenas duas pessoas, com duração de duas horas; banhos de sol com intervalo de duas horas. Para maiores detalhes, ver artigo 52 da Lei de Execução Penal, n.º 7210/1984 de 11 de julho, Brasília, Presidência da República. 7. Conforme Garland (2008), a estratégia de encarceramento em massa vem sendo aprofundada em diversos países, principalmente através da política contra as drogas. Essa tendência também surge no Brasil, de forma que, em junho de 2016, a população prisional brasileira ultrapassou pela primeira vez a marca das 700 mil pessoas privadas de liberdade, o que representa um aumento da ordem de 707% em relação ao total registrado no início da década de 1990 (DEPEN, 2017). 8. A política de encarceramento em massa não apenas estimularia a formação de grupos organizados como o PCC, como teria impactos em outros atores ligados ao sistema prisional, como os familiares de presos (Sinhoretto et al., 2013). De igual maneira, afetariam as dinâmicas carcerárias existentes, transformando-as. Nos últimos anos, por exemplo, houve um aumento exponencial de presos que dizem pertencer à religião evangélica, em detrimento de outras religiões como a católica. Conforme Dias (2007), o grupo evangélico oferece à pessoa privada de liberdade a possibilidade de se sentir parte integrante de uma comunidade, de estabelecer laços sociais que a vincule novamente à sociedade e que dê sentido à sua pertença social. Os evangélicos são facilmente distinguíveis dentro da cadeia, seja por sua aparência, seja pelo seu “retraimento” e pelo modo de falar, baixo e subserviente, sem uso de gírias, traço característico da população prisional. Procuram se separar dos demais para demonstrar a todos – funcionários, presos, pesquisador, família, etc. – a mudança radical que aconteceu em sua vida, de “saída” do mundo do crime. 9. Parte deste enquadramento teórico foi usado em Duarte (2019: 10-11). 10. No site do DEPEN, no campo sobre “perguntas frequentes”, indica-se o total de presos que supostamente pertenceriam ao PCC e a outras organizações criminais. Não fica clara a

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abrangência do dado – se corresponde a todo o Brasil ou apenas a presídios geridos pelo DEPEN –, mas a forma como a informação está exposta na internet denota o quanto o órgão é demandado sobre o assunto e, por sua vez, a preocupação em se fornecer algum tipo de resposta à questão. Ver http://depen.gov.br/DEPEN/servicos/sobre/perguntas-frequentes (consultado a 17.08.2018). 11. Os gestores federais não costumam ter incidência direta nos sistemas prisionais estaduais, tendo apenas a atribuição de dispor orientações às administrações penitenciárias das distintas unidades da federação. Alguns dos atores contatados somente regulam e atuam diretamente sobre o sistema penitenciário federal, o qual está subordinado ao DEPEN. 12. O primeiro presídio federal surgiu em 2006, chamado de Penitenciária Federal de Catanduvas no Paraná. Atualmente estão em funcionamento cinco presídios federais no país: além de Catanduvas, há a Penitenciária Federal de Campo Grande, a Penitenciária Federal de Porto Velho, a Penitenciária Federal de Mossoró e a Penitenciária Federal de Brasília. Para mais informações, ver notícia no site da DEPEN, “Conheça o Sistema Penitenciário Federal”, de 3 de dezembro de 2019. Consultado a 01.09.2020, em https://www.novo.justica.gov.br/news/conheca-o-sistema- penitenciario-federal.

RESUMOS

O artigo analisa os pontos de vista de gestores da administração penitenciária federal sobre os fatores que ocasionaram a difusão do grupo criminoso paulista Primeiro Comando da Capital (PCC) pelo Brasil e os efeitos desse movimento nos sistemas prisionais estaduais. Muitos encaram o processo como fruto da “ausência” do Estado na formulação de políticas públicas e na garantia de direitos. A organização seria, portanto, consequência devácuos de poder. Existem, no entanto, alguns pontos de dissonância quanto a este tipo de visão, os quais apontam que grupos nos moldes do PCC seriam fruto da própria ação do Estado. Neste sentido, as visões encontram-se em disputa, correspondendo a entendimentos distintos sobre a própria natureza estatal.

The article aims to discuss the point of view of managers of the federal prison administration on the factors that brought about the spread of the criminal group Primeiro Comando da Capital (PCC) throughout Brazil and the effects of this movement within the prison systems of individual states. Many understand the process as a result of the “absence” of the State in the formulation of public policies and the guarantee of rights. The organization would thus have been the result of power vacuums. On the other hand, there are some points of dissonance in this kind of view, which point out that groups like PCC would have stemmed from actions of the State. The visions are in dispute, corresponding to distinct understandings of the very nature of the State itself.

L’article analyse les points de vue des dirigeants de l’administration pénitentiaire fédérale sur les facteurs qui ont causé la diffusion du groupe criminel Primeiro Comando da Capital (PCC) au Brésil et les effets de ce mouvement sur les systèmes pénitentiaires des états de la Fédération du Brésil. Beaucoup considèrent le processus comme le résultat de l’“absence” de l’État dans la formulation de politiques publiques et la garantie des droits. Le groupe serait donc le résultat de vides de pouvoir. Il y a toutefois certains points de dissonance concernant ce type de vision, qui indiquent que les groupes comme le PCC seraient le résultat de l’action même de l’État. En ce sens, deux visions sont en conflit, correspondant à différentes compréhensions de la nature même de l’État.

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ÍNDICE

Palavras-chave: Brasil, crime organizado, intervenção do Estado, relações de poder, sistema prisional Keywords: Brazil, organized crime, penal system, power relations, State intervention Mots-clés: Brésil, crime organisé, intervention de l’État, relations de pouvoir, système pénitentiaire

AUTOR

THAIS LEMOS DUARTE

Centro de Estudos de Criminalidade e Segurança Pública (CRISP/UFMG) | Programa de Pós- graduação em Sociologia, Faculdade de Filosofia e Ciências Humanas da Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG) | Bolsista de Pós-doutorado Júnior do CNPq Avenida Presidente Antônio Carlos, n.º 6627, Pampulha – Unidade Administrativa III (UFMG), CEP 31270-901 Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9149-7387

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Heróis da luta de libertação nacional e a ideia de nação nos discursos do Presidente da República de Moçambique Armando Guebuza* Heroes of the National Liberation Struggle and the Idea of Nation in the Speeches of the President of the Republic of Mozambique, Armando Guebuza Héros de la lutte pour la libération nationale et l ’ idée de nation dans les discours du Président de la République du Mozambique Armando Guebuza

Lúcio Dionísio Pitoca Posse

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 26.10.2018 Aprovado para publicação a 23.03.2020 Revisto por Rita Cabral

Introdução

1 Em Moçambique, como em outros contextos, a prática de elevação de indivíduos à categoria de herói nacional, seguida da sua instrumentalização, é intrínseca ao processo de construção da nação, desde o período da luta de libertação nacional. E esta instrumentalização é liderada pela elite política1 detentora do poder do Estado, para construir a memória coletiva que permite imaginar a nação (Ribeiro, 2005; Garcia, 2008; Israel, 2010; Meneses, 2018).

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2 Mas ao exaltar-se a figura do herói nacional, associa-se concomitantemente essa figura à imagem dessa mesma elite política. Isto é, esta elite, neste processo, procura transmitir a ideia de que os seus membros são legítimos herdeiros e seguidores dos valores e ideais dos heróis exaltados – ou seja, instrumentalizados – para com isso conquistar a legitimidade que visa liderar o processo de materialização das suas agendas, das quais enfatizo a construção da ideia de nação.

3 Neste artigo procuro analisar – com recurso à análise de discurso – o modo como a figura do herói nacional aparece instrumentalizada nos discursos proferidos por Armando Guebuza enquanto Presidente da República (2005-2014). E simultaneamente mostrar que a instrumentalização – com recurso às ideias de sacrifício, bravura, vitória e união – tinha como objetivo conquistar a legitimidade junto dos moçambicanos, bem como envolvê-los na construção da sua ideia de nação, atendendo ao alcance dos objetivos da sua governação. Neste ponto destaco, por um lado, a massificação da ideia de inclusão por meio do respeito pela diversidade que caracteriza os moçambicanos enquanto nação (coletivo e território indivisível) e, por outro, por meio do combate (coletivo) à pobreza. Para tal, combinei duas dimensões analíticas intrínsecas à análise de discurso: a intratextual e o contexto (van Dijk, 1995, 2006; Macedo et al., 2008; Mazzola, 2009). Esta combinação justifica-se uma vez que, como consideram Macedo et al. (2008: 651), a “análise do discurso não [se limita] […] unicamente à tomada dos textos produzidos em sua singularidade, mas à compreensão de seu contexto”. Isto é, enquanto a primeira dimensão, intratextual, se concentrou na análise dos aspetos linguísticos e gramaticais, a segunda, o contexto, focou-se nas dinâmicas políticas, sociais e económicas do período de governação de Guebuza.

4 Não obstantes as diferentes categorias de heróis nacionais, como por exemplo da área cultural e desportiva, enaltecidas por Guebuza nos seus discursos, o artigo tem como objeto a figura dos heróis da luta de libertação nacional, concretamente Eduardo Chivambo Mondlane, Samora Moisés Machel, Romão Fernandes Farinha e Luís Joaquim Marra.

Heróis da luta de libertação nacional e a ideia de nação em Guebuza

5 Os heróis nacionais são uma das categorias importantes para se poder edificar a nação, uma vez que pertencem à história coletiva, marcada por um passado de bravura, sacrifício e vitória com o qual a população se pode identificar. Entretanto, é importante ter em atenção que esta categoria – a de herói nacional – é uma construção que procura dar resposta às dinâmicas de edificação da nação. Processo este que é liderado pela elite política detentora do poder do Estado, enquanto instituição responsável pela atribuição do título de herói nacional aos indivíduos (Cainelli, 2004; Ribeiro, 2005; Marschall, 2006; Garcia, 2008).

6 Mas importa salientar que esta construção é resultado de, pelo menos, dois processos distintos: por um lado, a distorção, que é consequência da seleção e manipulação dos factos para se construir a figura do herói nacional. E, por outro, a fabricação ou mesmo invenção de acontecimentos que possibilitem a criação da imagem do herói (Mazrui, 1963: 23-24). Sendo que ambas são elaborações que têm como objetivo edificar uma

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figura que sirva de referência para se construir uma nação que responda às dinâmicas internas e externas a si inerentes.

7 Este processo – o uso da figura de herói nacional na construção da nação – é uma prática observável em diferentes contextos e épocas, como, por exemplo, o caso da África do Sul no período a seguir ao regime do Apartheid, caracterizado pela exaltação de heróis negros no processo de construção da nação (Marschall, 2006); do Brasil, onde a figura do herói aparece destacada nas dinâmicas de construção da nação desde o período da Monarquia até à constituição da República (Cainelli, 2004); e o caso do Quénia, em que a figura de Jomo Kenyatta, enquanto herói nacional, é colocada no centro do processo de edificação da nação queniana (Mazrui, 1963). E Moçambique não é exceção, na medida em que desde o período da luta de libertação nacional que a instrumentalização da figura do herói se mostrou central para a construção da nação moçambicana (Ribeiro, 2005; Garcia, 2008; Barreto, 2011; Basto, 2013).

8 Guebuza, à semelhança de Samora Machel e Joaquim Chissano, recorreu à figura do herói nacional ao longo dos seus dois mandatos, 2005-2009 e 2010-2014, como Presidente da República, para construir, a partir dos discursos, a sua ideia de nação de forma a responder às dinâmicas que caracterizaram o seu período de governação.2

9 De entre as diferentes categorias de herói nacional, observa-se que Guebuza privilegiou, nos seus discursos, os heróis nacionais enquanto produto da luta de libertação nacional, com o objetivo de explorar a memória coletiva dos moçambicanos à volta desta luta para se imaginar a nação. Escolha que reflete a forma com que a Frente de Libertação de Moçambique – FRELIMO3 elabora as narrativas sobre a história oficial de Moçambique. Ou seja, de acordo com Souto (2013), a FRELIMO tende a considerar que os combatentes da luta de libertação são os únicos legítimos reivindicadores do processo de construção do Estado que seria responsável pela edificação da nação. Mas mais do que isso, é que estas narrativas tendem a ser construídas e contadas como se a história da FRELIMO fosse a história de Moçambique (Bragança e Depelchin, 1986). Aspetos estes que mostram o modo como as narrativas – que por vezes alimentam a história de Moçambique – tendem a ser excludentes desde o período da luta de libertação nacional (Borges Coelho, 2013; Souto, 2013; Machava, 2015; Meneses, 2015, 2018).4

10 E é neste âmbito que se percebe, mais uma vez, o porquê da instrumentalização – por parte de Guebuza – de figuras como Eduardo Mondlane, fundador e primeiro presidente da FRELIMO; Samora Machel, fundador e segundo presidente da FRELIMO bem como o primeiro Presidente de Moçambique independente; Romão Farinha e Luís Mara, ambos destacados membros da FRELIMO.5

11 Estes heróis nacionais aparecem nos discursos de Guebuza como exemplos concretos de sofrimento e vitória, uma vez que aceitaram sacrificar as suas próprias vidas através da sua entrega na luta de libertação nacional para alcançar a independência: Trazemos estes exemplos para demonstrar que a nossa Independência só foi possível graças ao sacrifício de homens e mulheres, muitos deles jovens, que se entregaram à causa da Libertação da Terra e dos Homens. Muitos dos protagonistas desta Luta abandonaram o conforto das suas famílias, o calor das suas amizades, para correr riscos, incluindo a perda da sua própria vida. (Guebuza, 2006: 60)6

12 É importante destacar dois aspetos nesta citação. Em primeiro lugar, a ideia de libertar, tanto a terra, como os homens, deixando transparecer que os moçambicanos, sobretudo os combatentes, tinham plena consciência de que a liberdade dos moçambicanos estava coartada. E, em segundo lugar, o uso de maiúsculas nos termos “Independência”,

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“Libertação”, “Terra”, “Homens” e “Luta” significa que Guebuza confere importância a conceitos-chave dos programas nacionalistas na sua associação à vida dos sujeitos elevados a heróis no processo de construção da nação. Estes termos podem servir para caracterizar os nacionalismos, nomeadamente das antigas colónias portuguesas,7 na medida em que os movimentos nacionalistas e independentistas reivindicavam a independência e a liberdade tanto sobre a terra como sobre os homens, o que se pode traduzir na reclamação da autonomia, e sendo este um processo levado a cabo por via das armas: a “luta de libertação nacional”.

13 A questão da vontade de libertação, tanto da terra como dos homens, está muito bem explícita no discurso de Guebuza “Cultura moçambicana: esteio da vitalidade, singularidade e futuro da Nação”, na cerimónia de abertura do VII Festival Nacional da Cultura, realizado no dia 11 de julho de 2012, ao afirmar o seguinte: Há cinquenta anos, filhos insignes desta Pátria de Heróis iniciaram o processo de reconstrução da moçambicanidade e do orgulho de terem nascido nesta terra dos seus antepassados. Foi na cultura que a ocupação colonial, através da sua dominação física e simbólica, procurou subjugar, esvaziar, vilipendiar e negar-lhe existência, que essa Geração do 25 de setembro [os combatentes da luta de libertação nacional] foi inspirar-se para sustentar o projeto da libertação da terra dos homens. Foi nas nossas raízes identitárias que nos definimos como um Povo, unido por um propósito, o propósito do resgate da nossa soberania, dignidade e independência. A atribuição de nomes de localidades moçambicanas, de heróis da resistência e de rios às bases da FRELIMO nas Zonas Libertadas, como sejam Chaimite, Quelimane, Zambézia, Nampula, Beira, Ngungunyane e Limpopo visava cultivar e cimentar na consciência dos obreiros da nossa nacionalidade o facto de: Moçambique era de todos nós, estivéssemos onde estivéssemos; que as riquezas, aqui representadas pelos rios, eram riquezas de todos nós, os moçambicanos, estivéssemos onde estivéssemos. (Guebuza, 2013: 85)

14 Um primeiro aspeto a destacar nesta citação é a ideia de moçambicanidade. A moçambicanidade, como se observa na citação, é a manifestação da identidade nacional, com recurso a vários atributos associados ao território moçambicano. É através desta manifestação que os moçambicanos expressam a sua singularidade na relação com os “não moçambicanos”. Sobre este aspeto, João Paulo Borges Coelho (1998) considera que a moçambicanidade reflete a combinação das diversas dinâmicas sociais, económicas, políticas, culturais e outras da história de Moçambique. E de entre as várias dinâmicas, o autor destaca a influência da delimitação de fronteiras na Conferência de Berlim, entre 1884-1885, por ter criado o território que serviu de referência para os diferentes povos nele integrados construírem uma identidade. Neste processo, destaca-se a interação entre quem se identifica como moçambicano, “nós”, e os “outros”, que podem ser por um lado os colonizadores e, por outro, os diferentes povos vizinhos. Também considera que o processo da luta de libertação nacional é outro dos aspetos presentes na moçambicanidade, uma vez que expressa a unidade entre os moçambicanos e ilustra a singularidade da identidade nacional na sua relação com os colonizadores. Para Borges Coelho, o Acordo Geral de Paz manifesta a moçambicanidade ao simbolizar a (re)união entre os moçambicanos, por via da reconciliação. A reconciliação simboliza o esquecimento8 das atrocidades que caracterizaram a guerra entre a Resistência Nacional Moçambicana – RENAMO e o governo da FRELIMO.

15 E ainda sobre a citação anterior, é de notar que Guebuza procura realçar a ideia de sentimento de pertença à terra, construído com recurso a uma história de origem dos

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moçambicanos sobre ela. Essa história dá a entender que existe uma ligação antiga entre a terra e os moçambicanos, que pode resumir-se na ideia de ambos se pertencerem, ao ponto de se influenciarem mutuamente ao longo das suas gerações, à semelhança do que diz Anthony D. Smith (1997: 23): “a terra natal torna-se um depósito de memórias e associações históricas, o lugar onde viveram, trabalharam, oraram e lutaram os ‘nossos’ sábios, santos e heróis”.

16 Em relação ao uso da terra no processo de construção da nação, observou-se que durante a governação de Guebuza houve uma alteração da toponímia, principalmente da cidade de Maputo, passando de nomes relacionados com o regime colonial português para nomes relacionados com a língua, a história, entre outros aspetos, dos moçambicanos. Isto pode simbolizar a sua tentativa de reforçar o sentimento de pertença dos moçambicanos à terra na qual se pretende construir a nação moçambicana.9

17 O outro aspeto que a citação anterior permite mostrar é a ideia de nação moçambicana enquanto entidade caracterizada pela diversidade. E para suportar esta ideia, Guebuza recorre à história da luta de libertação nacional, ao considerar que os combatentes desta luta se consideravam um só povo pertencente a uma únicaterra, manifestada, por um lado, pela união entre eles, e, por outro, pela entrega à luta em qualquer parte de Moçambique. Como está explícito no excerto do seu discurso “Unidade Nacional: génese, afirmação e desafios” na aula magna dirigida aos Cadetes da Academia Militar Samora Moisés Machel, no dia 26 de outubro de 2012: A Unidade Nacional não é uniformidade de pensamento, comunhão de confissão religiosidade, partilha de orientação política ou unicidade cultural e artística. A Unidade Nacional funda-se e nutre-se na nossa diversidade. A força do compromisso com a nossa História deve residir precisamente aí: somos um povo feito na diversidade, mas que se reencontra na sua História e na sua agenda de cada etapa, que neste momento é a luta contra a Pobreza. Este reencontro produz e reproduz Moçambique como um quadro normativo dentro do qual as nossas diferenças culturais, religiosas, sociais e políticas são confirmadas e renovadas pelo compromisso histórico que funda esta nação e nos enriquecem como um Povo heróico. É dentro deste quadro que essas diferenças interagem, dialogam e reforçam o sentimento de Nação em cada um de nós. (Guebuza, 2013: 420)

A exaltação de Romão Farinha e Luís Marra

18 Com a exaltação de Romão Farinha e Luís Marra,10 heróis que têm a região centro e norte de Moçambique como suas terras de origem, pode perceber-se que Guebuza procura obter a legitimidade dos moçambicanos através da elevação e/ou exaltação dos combatentes destas zonas de origem à categoria de herói nacional, uma vez que este ato simboliza o respeito que ele tem por estes combatentes, bem como pelos seus grupos étnico-regionais. Nas palavras de Marschall (2006: 185), este ato permite criar condições para o maior envolvimento das diferentes comunidades (ou seja, grupos étnico- regionais) na construção da sua ideia de nação.

19 Este ato de Guebuza deve ser entendido no contexto das clivagens étnico-regionais – entre os grupos étnicos da zona sul e os da zona centro e norte de Moçambique – que caracterizam as dinâmicas e processos de construção do Estado, que seria responsável pela construção da nação. E o período da luta de libertação nacional, sobretudo os primeiros anos da formação da FRELIMO, foi o auge desses conflitos. O cerne dessas

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clivagens – com alguns momentos de violência – concentrava-se no facto de o acesso e o controlo do poder no movimento estar condicionado à filiação étnica, em que os indivíduos dos grupos étnicos das regiões centro e norte acusavam os indivíduos dos grupos étnicos do sul de os excluírem das posições de liderança em benefício dos seus conterrâneos.11

20 Um dos exemplos, recente, sobre estas dinâmicas é o processo da candidatura de Guebuza para o seu primeiro mandato (2005-2009) como Presidente da República. Durante este processo Guebuza assumiu-se como Macua (grupo etnolinguístico do norte de Moçambique, com maior predominância na província de Nampula), suportando esta identidade no facto de ter nascido na província de Nampula, ignorando concomitantemente a sua identidade Ronga (determinada, em parte, pela origem dos seus progenitores, distrito da Catembe, província de Maputo), que tinha assumido na criação da Associação dos Nativos e Amigos de Maputo (Ngiyana ou Nygana) em princípios da década de 1990. Este posicionamento pode ser entendido como uma resposta a esta clivagem, ao procurar dar a entender que o próximo candidato presidencial da FRELIMO não era do sul de Moçambique, mas sim do norte.12

21 Mas estas clivagens podem ser melhor entendidas se analisarmos a forma como decorreu a eleição do candidato da FRELIMO para as eleições presidências de 2014. Ou por outras palavras, a lista dos candidatos a substituição de Guebuza foi constituída, unicamente, por indivíduos que têm as regiões centro e norte de Moçambique como suas zonas de origem, nomeadamente José Pacheco (Ndau), Alberto Vaquina (Macua), Filipe Nyusi (Maconde), Luísa Diogo (Nyungue) e Aires Aly (Yao). A indicação destes candidatos era justificada – pelo menos ao nível das narrativas à volta das candidaturas – por ter chegado a vez de o país ter um Presidente da República que não fosse do Sul, como se verificava, historicamente, desde a criação da FRELIMO (enquanto movimento que liderou a luta de libertação nacional). E o que se verificou foi, de facto, a eleição de Filipe Nyusi como candidato da FRELIMO para as eleições presidenciais de 2014, da qual saiu vitorioso (2015-2019 e 2020-2024). Ademais, a eleição de Nyusi encontra justificação numa outra narrativa – diretamente associada ao grupo étnico Maconde – segundo a qual era a vez dos Macondes acederem e controlarem o poder do Estado através da eleição de um dos seus membros, particularmente, para as funções de Presidente de República, o que simbolizava o pagamento pelo sacrifício que fizeram no processo da luta de libertação nacional.13

22 No discurso em homenagem a Romão Farinha,14 proferido no dia 23 de abril de 2013, nas cerimónias de celebração do aniversário da sua morte, Guebuza faz uma síntese da biografia deste herói, destacando os seus feitos em três atributos, “autoestima”, “patriotismo” e “unidade nacional”, como se de uma unidade se tratasse. Romão Fernandes Farinha é uma referência quando falamos de autoestima, de patriotismo e de Unidade Nacional em Moçambique. Ele deve servir de bússola para os que, dentre nós, nascem com poucas posses e em famílias humildes para não baixarem os braços e deixarem de lutar por um futuro melhor. O exemplo de autoestima de Romão Fernandes Farinha demonstra que podemos todos sonhar mais alto e, se acreditarmos nas nossas capacidades vencer os obstáculos que se colocam à nossa frente. (Guebuza, 2014: 14)

23 Estes atributos – “autoestima”, “patriotismo” e “unidade nacional” – são, para Guebuza, elementos importantes que devem ser apropriados pelos moçambicanos nas suas representações identitárias enquanto coletivo, mas sempre em função de um objetivo em comum: o combate à pobreza. Guebuza procurou, a partir do exemplo de

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proatividade deste herói, mostrar que se pode erradicar a pobreza em Moçambique, desde que haja compromisso, convidando para isso os moçambicanos a reproduzir o exemplo de vida de Romão Farinha.

24 A “autoestima” pode ser entendida como um chamamento dos moçambicanos a gostarem de ser moçambicanos, de pertencer ao coletivo. Enquanto o “patriotismo” pode ser interpretado como um apelo aos moçambicanos a desenvolver uma paixão pelo território moçambicano, no sentido de os mesmos sentirem que pertencem ao território e que o território é uma pertença deles. Por último, a “unidade nacional” pode ser entendida na feição da diversidade que caracteriza os moçambicanos, no sentido em que este herói foi alguém que aceitou ir combater com outros moçambicanos pertencentes a diferentes grupos etnolinguísticos noutras regiões de Moçambique. E com isto Guebuza procurou defender, por um lado, a sua ideia de união na diversidade, e, por outro, a existência de conhecimento (por parte deste e de outros heróis da luta de libertação nacional) de que Moçambique é uma entidade una e indivisível.

25 Semelhante instrumentalização observou-se nos discursos de Guebuza em homenagem a Luís Marra,15 proferido no distrito de Caia, província de Sofala, no dia 25 de outubro de 2013, alusivo às celebrações dos 40 anos do seu falecimento, ao afirmar o seguinte: Foi graças à Luta de Libertação Nacional, à clareza e entrega de homens e mulheres do quilate de Luís Joaquim Marra que nasceria, a 25 de junho de 1975, uma nação determinada a fazer a pobreza passar para a história [...]. Foi esta luta de Luís Joaquim Marra e dos seus companheiros de armas que: (i) forjou a Unidade Nacional e a comunhão de destino; (ii) enformou a nossa nacionalidade e (iii) estimulou o orgulho pela nossa história, heróis e feitos. (Guebuza, 2014: 180-181)

26 Neste excerto, como acontece com os discursos referentes a Romão Farinha, Guebuza exalta a dimensão de sacrifício e proatividade de Joaquim Marra, a ser reproduzida pelos moçambicanos enquanto coletivo e potencial nação a ser edificada sobre um mesmo objetivo, que seria, neste caso, o combate à pobreza e a consolidação da unidade nacional – na feição de território indivisível e habitado por um único povo caracterizado pela diversidade.

A exaltação de Eduardo Mondlane e Samora Machel

27 O enaltecimento, por parte de Guebuza, das figuras de Eduardo Mondlane e de Samora Machel no processo de construção da sua ideia de nação, fica claro com a consagração de 2009 como ano de Eduardo Mondlane e 2011 como o ano de Samora Machel. Estes são os únicos heróis nacionais que tiveram reconhecimento a este nível durante a governação de Guebuza. Com a definição destas datas, Guebuza procurou celebrar o aniversário da morte dos dois heróis: em 2009 completaram-se 40 anos do assassinato de Eduardo Mondlane e em 2011 passaram-se 25 anos do desastre aéreo de Mbuzini, que vitimou Samora Machel e a sua comitiva. Por outro lado, dedicou uma coletânea a Samora – o que não aconteceu para o caso de Eduardo Mondlane –, que foi publicada em 2012, com o título A nossa missão: Samora Machel – O líder de quem emanam as aspirações de um povo.16 Mas a exaltação das figuras de Eduardo Mondlane e de Samora Machel não é exclusiva a Guebuza, também foi objeto de instrumentalização por parte dos presidentes Joaquim Chissano e recentemente Filipe Nyusi durante as suas governações. E Samora Machel também instrumentalizou a figura de Eduardo

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Mondlane. Com estas instrumentalizações, a elite política procura responder aos desafios do contexto em que se encontra, como, por exemplo, conquistar a legitimidade dos moçambicanos para a materialização da sua agenda política e de governação (Ribeiro, 2005; Garcia, 2008; Barreto, 2011; Basto, 2013; Meneses, 2018).17

28 Um dos aspetos que se percebe neste processo de exaltação da figura destes heróis – desde o período da luta de libertação nacional – é a ideia de continuidade, ou seja, que Samora Machel herdou e deu prossecução aos ideais de Eduardo Mondlane (Silva, 1998; Shore, 1999; Sopa, 2001; Sousa, 2008; Dava, 2014; Barbosa, 2018; Meneses, 2018). Como pode ser observado, por exemplo, no discurso de Guebuza na inauguração do monumento em homenagem a Samora Machel, proferido no dia 3 de fevereiro de 2011, ao afirmar o seguinte: Quando celebramos o Ano Eduardo Chivambo Mondlane, prestamos homenagem ao espírito de Unidade Nacional que ele concebeu e fez efervescer em cada um de nós. Ao longo desse ano, exaltamos igualmente os valores que subscrevemos como um Povo heróico, valores esses que o Presidente Eduardo Mondlane encarnou e incutiu nos obreiros da nossa nacionalidade. O Presidente Samora Machel foi herdeiro, guardião e dinamizador do compromisso do Presidente Eduardo Chivambo Mondlane com a Unidade Nacional e com todos os valores nobres que nos caracterizam como um Povo, um Povo muito especial. (Guebuza, 2012: 21)

29 Apesar de esta citação estabelecer uma filiação de Samora Machel em Eduardo Mondlane, no sentido de Samora Machel ter herdado os ideais de Eduardo Mondlane, enquanto heróis nacionais que lideraram o nacionalismo moçambicano, não ignora a particularidade que os distingue neste processo. Esta particularidade pode ser observada na distinção que Guebuza estabelece, ao considerar que Eduardo Mondlane é o “Arquiteto da unidade nacional”, enquanto Samora Machel é o “Pai da nação moçambicana”. “Arquiteto” deve ser entendido como alguém que idealiza algo, mas que nem sempre o operacionaliza, sendo este o sentido em que devemos entender a atribuição deste adjetivo a Eduardo Mondlane – porque foi um dos sujeitos que liderou o processo de criação de uma ideia de nação moçambicana no âmbito da luta pela construção de um Estado independente que seria responsável pela criação da nação. E “Pai” deve ser entendido como quem dá origem a um ser, tal como Samora Machel fez, ao liderar a fase final da luta de libertação nacional após a morte de Eduardo Mondlane e que culminou na conquista da independência em junho de 1975, possibilitando, através do nacionalismo de Estado, o início do processo de construção da nação moçambicana.18

30 Porém, esta exaltação centrada na continuidade tende a “esquecer” propositadamente – no sentido de Renan (1997 [1882]: 161) na sua reflexão sobre a construção da nação – a existência de contradições (sem com isso representar roturas), entre Eduardo Mondlane e Samora Machel, à volta do pensamento sobre o processo de construção da nação moçambicana. Por outras palavras, não foram figuras consensuais dentro da FRELIMO devido à forma excludente, autoritária e violenta como estavam a liderar o processo. Além de ambos terem sido guiados por posicionamentos distintos em relação à ideologia – sendo Eduardo Mondlane aberto ao marxismo, mas não se definindo como tal, enquanto Samora Machel foi assumidamente marxista – que deveria guiar a luta de libertação nacional, bem como a governação de Moçambique depois de alcançada a independência (Shore, 1999; Cabrita, 2000: 24-28, 46-50, 63-68; Macamo, 2002; Marcum, 2017).

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31 No entanto, no que se refere à figura de Eduardo Mondlane, Guebuza procurou instrumentalizar a ideia de sacrifício – como forma de tentar mobilizar os moçambicanos a combater a pobreza, enquanto objetivo central da sua governação, bem como o respeito pela diversidade que caracteriza os moçambicanos. Este respeito manifesta-se na entrega de Eduardo Mondlane à causa nacional, uma vez que abandonou a vida que tinha nos Estados Unidos da América, como funcionário das Nações Unidas e docente da Universidade de Syracuse em Nova Iorque, para ir viver nas mesmas condições a que os moçambicanos estavam sujeitos pelo colonialismo, com o objetivo de lutar pela libertação:19 Ele renunciou a essas oportunidades [emprego nas Nações Unidas e docente da Universidade de Syracuse em Nova Iorque] para si e para sua família. Ele decidiu regressar à terra que o viu nascer para acender a chama da libertação. Essa chama seria transportada por homens e mulheres valorosos e patriotas retos por todos os quadrantes do nosso Moçambique até àvitória final e à subsequente proclamação da Independência Nacional. (Guebuza, 2010: 100) Engajemo-nos todos na luta contra a pobreza, a nossa agenda da atualidade, em homenagem ao Arquiteto da Unidade Nacional, este Herói que esta pátria de Heróis gerou […] como a luta pela nossa libertação da dominação estrangeira, a luta contra a pobreza só poderá triunfar com o engajamento e entrega de todos e de cada um de nós, sempre unidos e inspirados nos ideais do Presidente Eduardo Mondlane. (ibidem: 59)

32 O próprio Eduardo Mondlane escreve, no seu livro Lutar por Moçambique, sobre a sua dedicação a Moçambique: Tentei acompanhar o mais que pude o evoluir da situação em Moçambique, e fiquei cada vez mais convencido, por aquilo que vi e a partir de contactos ocasionais através das Nações Unidas com diplomatas portugueses, que a simples pressão política e agitação não modificariam a posição portuguesa. Em 1961 tive a oportunidade de visitar Moçambique durante as férias, viajando por toda a parte verifiquei com os meus próprios olhos as condições existentes e as mudanças que tinham ou não ocorrido desde a minha partida. Ao regressar, deixei as Nações Unidas para me dedicar totalmente à luta de libertação. (Mondlane, 1995: 100)

33 A paixão pelo território onde se pretende edificar uma nação é de extrema importância, uma vez que serve de leitmotiv para justificar a sua reivindicação, como aconteceu com os diferentes nacionalismos. Mas para que haja paixão, os nacionalistas devem conseguir construir uma história carregada de sentimento ligado ao seu povo. E Eduardo Mondlane na historiografia do nacionalismo moçambicano é descrito como quem conseguiu construir essa história que conferia aos moçambicanos a legitimidade para reclamar o território como sua pertença. Este aspeto também é explorado por Guebuza no seu discurso na cerimónia de abertura da II Conferência Nacional sobre Cultura, realizada no dia 14 de maio de 2009:20 O Presidente Eduardo Mondlane não criou apenas o sentido de nação Moçambicana, a partir do nosso sentimento e consciência comuns de opressão. Ele teve o dom, a sagacidade e o tato de unir moçambicanos de diferentes grupos étnicos, raças e regiões, que não só não se conheciam como também poderiam ter preconceitos uns sobre os outros, estigmas que a dominação estrangeira implantara e promovera. Por isso ele não criou apenas a Nação Moçambicana como também lhe deu substância, criando um Povo com uma cultura e nos configurou um espaço geográfico. (Guebuza, 2010: 17)

34 Esta exaltação da unidade entre os moçambicanos com respeito pela diversidade presente neste excerto do discurso de Guebuza pode ser entendida como um ato de instrumentalização da figura de Eduardo Mondlane enquanto símbolo da “unidade

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nacional” para responder, por um lado, à histórica crise étnico-regional entre os moçambicanos da região centro e norte e os da região sul no acesso ao poder e recursos do Estado. E, por outro, para responder à crise político-militar resultante do impasse nas negociações entre o governo da FRELIMO (sob a liderança de Guebuza) e a RENAMO à volta do pacote eleitoral.21 Este segundo aspeto, de certa forma, associou-se, pelo menos a nível do discurso público – no sentido de solidarização com as reivindicações da RENAMO – às narrativas sobre o sentimento de exclusão assente na identidade étnico-regional, tornando-se com isso num risco para a ideia de unidade nacional e consequentemente para a governação de Guebuza.

35 No entanto, o esforço de Eduardo Mondlane em unir os moçambicanos na sua diversidade é questionado, se não mesmo rejeitado, por Barnabé Ncomo (2003) no seu livro Uria Simango: um homem, uma causa, ao descrever Eduardo Mondlane como um líder tribalista. Ncomo constrói a figura de Eduardo Mondlane na sua relação com Uria Simango – no processo de formação da FRELIMO e da luta de libertação nacional – como alguém que privilegiou os indivíduos pertencentes ao seu grupo étnico em detrimento de outros grupos étnicos, no acesso às posições de liderança dentro do movimento.

36 À semelhança de Eduardo Mondlane, Guebuza explora a figura de Samora Machel nos seus discursos com o objetivo de construir uma ideia de identidade que lhe permitisse mobilizar os moçambicanos a combater a pobreza. Isto também pode ser observado em dois excertos dos seus discursos. O primeiro, na cerimónia de inauguração do monumento dedicado a Samora Machel, no dia 3 de fevereiro de 2011, ao afirmar que: ao declararmos o Ano Samora Machel, estamos também, e, sobretudo, a cristalizar algo que toca os nossos corações, no contexto da luta que travamos contra a pobreza e pelo nosso bem-estar. Para o sucesso célere na luta contra este flagelo, Moçambique clama por mais homens e mulheres […] como o Presidente Samora Machel. (Guebuza, 2012: 22)

37 O segundo, na cerimónia de receção dos chefes de Estado e de governo e outras personalidades nas celebrações do aniversário do acidente de Mbuzini, proferido no dia 19 de outubro de 2011, ao considerar que: recordar o Presidente Samora Machel em Moçambique é buscar a inspiração, a força e a determinação para prosseguirmos na longa epopeia rumo à nossa libertação da pobreza […] é reforçarmos a nossa certeza de que a nossa causa de lutar contra a pobreza é justa e, por isso, vai triunfar. (ibidem: 47)

38 Para além da questão da pobreza, Guebuza faz alusão ao papel de Samora Machel na edificação da sua ideia de nação através da unidade nacional. Mas não esclarece o significado de “unidade nacional”, tornando o termo impreciso na sua associação a Samora Machel. Esta imprecisão pode ser demonstrada com um excerto do seu discurso na cerimónia de inauguração da estátua de Samora Machel na cidade de Tete, no dia 10 de novembro de 2011: Hoje devemos manter a Unidade Nacional e cada um de nós, esteja onde estiver, deve sentir-se como estando em sua própria terra. Os moçambicanos de Cabo Delgado a viver na Zambézia devem sentir-se como estando na sua própria terra, em Moçambique, e nunca se devem sentir como estrangeiros. O Presidente Samora Machel foi um grande defensor da Unidade Nacional. (Guebuza, 2012: 55)

39 Guebuza, ao contrário da exaltação da “unidade nacional” através da interação entre os moçambicanos na sua diversidade, enaltece o sentimento de pertença que os moçambicanos devem alimentar em relação a Moçambique. É de referir que esta imprecisão por parte de Guebuza pode ser entendida como um ato propositado, uma

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vez que ele já se posicionou em relação ao significado a atribuir à “unidade nacional”, ao considerar ser a manifestação da interação entre os moçambicanos com respeito pela diversidade que os caracteriza. Esta ambiguidade de Guebuza na ideia de “unidade nacional” liga-se ao facto de Samora Machel, durante a sua governação, ter apregoado a ideia de unicidade, que significava “unir todos os moçambicanos, para além das tradições e línguas diversas, requer que na nossa consciência morra a tribo para que nasça a nação” (Machel, 1978: 11), tendo, para tal, recorrido a meios coercivos na sua edificação, como por exemplo campos de reeducação.22

40 A ideia de indivisibilidade do território presente no trecho do discurso de Guebuza, acima citado, pode ser entendida como um esforço para responder à crise político- militar entre a RENAMO e o governo da FRELIMO, em que a RENAMO ameaçava dividir o território a partir do rio Save, deixando a região sul de um lado e a região centro e norte do outro, caso o governo não cedesse à pressão para reestruturar os órgãos eleitorais. Situação que se efetivou – também marcada por conflito violento entre as duas partes –, restringindo a circulação dos moçambicanos entre as regiões.

41 A reivindicação da indivisibilidade do território não é uma característica exclusiva de Guebuza, também é possível encontrá-la em Eduardo Mondlane e Samora Machel no processo de construção da nação, se tivermos em atenção que a luta de libertação nacional reclamou o território de Moçambique – com as fronteiras definidas no âmbito da Conferência de Berlim – enquanto entidade indivisível. Aspeto este que pode ser observado na forma como a FRELIMO ignorou (se não mesmo rejeitou), de um lado, a ideia da independência do planalto de Mueda (Cahen, 1999) e, do outro, recusou a proposta do regime colonial português de conceder somente a independência à região norte de Moçambique (Shore, 1999).

Conclusão

42 Este artigo mostra que ao referir-se a estes heróis – Eduardo Mondlane, Samora Machel, Romão Farinha, Luís Marra e outros – Guebuza, mais do que exaltar os seus feitos, procurou associar a sua pessoa à figura destes, no sentido de, por um lado, dar a entender que partilham das mesmas experiências de vida, isto se tivermos em atenção que todos foram combatentes da luta de libertação nacional, e, por outro, e em simultâneo, mostrar que é o legítimo herdeiro e continuador dos ideais dos mesmos. Além disso, com esta exaltação, Guebuza procurou também conquistar a confiança dos moçambicanos que têm as regiões centro e norte de Moçambique como suas terras de origem, numa tentativa de responder ao sentimento de exclusão a que os indivíduos destas regiões se consideram, historicamente, vítimas na sua relação com os indivíduos do Sul, no acesso ao poder, bem como aos recursos do Estado.

43 Não obstante este esforço, percebe-se que a ideia de nação de Guebuza falhou, se observamos que, por um lado, a ideia de unicidade da nação enquanto território indivisível se mostrava cada vez mais frágil, uma vez que os conflitos e as reivindicações para a divisão de Moçambique se tornavam cada vez mais presentes nos discursos dos moçambicanos, no geral, e, entre os políticos, em particular no partido da RENAMO. E, por outro, apesar de ser difícil tirar conclusões no presente artigo, a diversidade entre os moçambicanos parecia estar fragilizada, na medida em que o discurso dos indivíduos do Centro e Norte à volta do sentimento de exclusão no acesso ao poder e aos recursos do Estado se mostrava mais presente. Situação que podia estar a

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favorecer o distanciamento entre os moçambicanos (Macaringue, 2000; Forquilha, 2017).

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NOTAS

*. O presente artigo resulta de parte da dissertação de mestrado do autor em Estudos Africanos com o tema: “A ideia de nação nos discursos políticos do Presidente da República de Moçambique Armando Guebuza (2005‑2009 e 2010‑2014)”, apresentada ao ISCTE‑Instituto Universitário de Lisboa, Portugal. Agradecimentos: à Ana Lúcia, a Albert Farré e aos dois revisores anónimos, pelos valiosos comentários (sendo que nenhum tem qualquer responsabilidade em relação ao conteúdo do presente artigo); à Angelica João pelo apoio na disponibilização da biografia de algumas figuras analisadas; e à Filomena Capela por ter realizado uma primeira revisão linguística do texto. 1. Neste artigo, “elite política” deve ser entendida como um grupo pequeno e relativamente coeso de indivíduos que detém o poder e o exerce sobre a maioria de diferentes formas, nomeadamente por meio da governação do Estado. Mas importa referir que o artigo recorre ao conceito de “elite política” sabendo da dificuldade existente, ao nível do debate teórico, no que toca à sua operacionalização. Esta limitação advém de diferentes fatores, como, por exemplo, as características que permitem que o grupo seja singular em relação aos outros grupos, mesmo com características muito semelhantes. O debate, por exemplo, considera que as características variam em função do contexto, ou seja, que o que é “elite política” em África pode o não ser na Europa ou em outros contextos, por conta da sua génese, dos seus poderes e das funções que desempenha, além de outros atributos que lhes dão forma. O outro aspeto que enforma o debate é a variação na designação do grupo, “classe governante”, outras vezes “elite governante” ou “líderes organizados” ou ainda “elite de poder” (Zuckerman, 1977; Farias Filho, 2011; Khan, 2012; Korom, 2015; Best e Higley, 2018; Daloz, 2018). 2. Perante as outras categorias de heróis nacionais, destacam-se as figuras de José Craveirinha, escritor, Malangatana Valente Ngwenya, artista plástico e escultor e Lurdes Mutola, desportista. 3. Fundada em junho de 1962. Foi o principal movimento que liderou o processo da luta de libertação nacional (1964-1974). E é desde a proclamação da independência, em 1975, o partido governante em Moçambique. 4. Sobre este aspeto, Meneses (2015, 2018) mostra – por meio da análise da figura de “xiconhoca” e do “comprometido” – como este processo de exclusão aconteceu ao longo do processo de construção da nação moçambicana.

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5. Para além destes heróis Guebuza também conferiu destaque, nos seus discursos, a Josina Machel enquanto referência feminina no processo de construção da sua ideia de nação. A análise à volta da instrumentalização da figura de Josina será feita noutro artigo. 6. Discurso proferido na cerimónia de abertura do ano letivo militar no distrito da Manhiça, província de Maputo, no dia 11 de março de 2005. 7. É o caso da Conferência das Organizações Nacionalistas das Colónias Portuguesas, constituída, em abril de 1961, em Casablanca, pelos movimentos nacionalistas de Moçambique, Angola, Cabo Verde e São Tomé e Príncipe. 8. A importância do esquecimento na construção da identidade nacional e a sua respetiva manifestação pode ser resumida nas palavras de Renan (1997 [1882]: 161), “o esquecimento, e mesmo o erro histórico, são um fator essencial na criação de uma nação”. 9. Em relação às alterações na toponímia, a “Rua Marquês de Pombal” passou a designar-se “Rua Ngungunhane”. A “Rua Pereira do Lago” passou a chamar-se “Rua da Frente de Libertação de Moçambique”. E para o caso dos distritos municipais, “Distrito Municipal Número 1” passou a designar-se “Distrito Municipal KaMpfumo”, “Distrito Número 2” passou a chamar-se “Distrito Municipal Nlhamankulu”, “Distrito Número 3” passou a designar-se “Distrito Municipal KaMaxakeni”, “Distrito Número 4” passou a ostentar o nome de “Distrito Municipal KaMavota”, o “Distrito Número 5” passou para “Distrito Municipal KaMubukwana”. No que toca aos Distritos Municipais da “Catembe” e de “Inhaca”, só se alterou a grafia, passando a escrever-se “KaTembe” e “KaNyaka”, respetivamente. Mas importa referir que esta prática não se iniciou com Guebuza, a mesma vem desde o período da independência, em que o governo da FRELIMO mudou os nomes de avenidas e lugares que ostentavam nomes associados à história de Portugal para nomes relacionados com a luta de libertação nacional, como, por exemplo, Avenida Pinheiro Chagas para Avenida Eduardo Mondlane, Avenida 5 de Outubro para Avenida Josina Machel. Ou ainda a mudança de nome de locais, como foi o caso do Jardim Tunduru, que antes se chamava Jardim Vasco da Gama. 10. Importa referir que, para além destas figuras, Guebuza exaltou outras nos seus discursos, como por exemplo Robati Carlos, natural do distrito de Nangade, província de Cabo Delgado e Orlando Magumbwa, natural do distrito de Lago, província de Niassa. A escolha das figuras em análise nesta secção foi aleatória, meramente para fins de exemplo. Um outro aspeto a aludir é que existe pouca informação documentada sobre a vida destes heróis nacionais, situação que dificulta a análise das suas biografias na relação com os processos e dinâmicas de construção da nação moçambicana. A tentativa de documentar a vida e obra destes heróis, outrora “desconhecidos”, foi uma característica da governação de Guebuza. Este ato de compilar e publicar a biografia destes heróis esteve sob a responsabilidade do ARPAC-Instituto de Investigação Sócio-cultural, uma instituição do governo tutelada pelo Ministério da Cultura e do Turismo. 11. Para mais detalhes sobre as clivagens étnicas no processo de construção do Estado, que seria responsável pela construção da nação em Moçambique, consultem-se, entre outros, Alpers (1974), Opello Jr. (1975), Brito (1991), Cahen (1994) e Florêncio (2002). 12. Talvez seja de referir que esta mudança situacional – no sentido de Widlok (2015) com base na ideia de “social deixis” – da identidade étnica por parte de Armando Guebuza se verificou por meio de suas ações e não do seu discurso, como mostra o processo de sua candidatura ao cargo de Presidente da República. 13. Mas importa referir que estas clivagens não se restringem à FRELIMO ou à dicotomia Sul e Centro/Norte, também se podem observar em outros contextos e entre grupos étnicos específicos, e que partilham (ou disputam) o sentimento de pertença sobre uma determinada terra, como é o caso entre Ndaus e Senas, ambos da província de Sofala. Tive oportunidade de observar clivagens semelhantes durante o meu trabalho de campo no projeto “Barómetro da Governação Municipal”, na cidade da Beira em junho de 2017, entre Ndaus e Senas para o acesso

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ao poder, bem como aos recursos ao nível do município. Esta clivagem assenta no sentimento de exclusão por parte dos indivíduos do grupo étnico Sena, que consideram ser vítimas dos Ndaus, que se encontram no controlo do poder no município da Beira (Posse, 2019). Sobre as narrativas que procuram explicar as clivagens étnicas para o acesso ao poder do Estado, pode-se consultar, por exemplo, a entrevista a Luís Loforte disponibilizada em https://macua.blogs.com/ moambique_para_todos/2015/03/nyusi-pressionado-para-assumir-a-frelimo.html (consultado a 26.06.2020). 14. Natural de Muidumbe, província de Cabo Delgado. Ingressou nas fileiras da FRELIMO em 1964. Desempenhou as funções de Chefe Efetivo Provincial da FRELIMO na província do Niassa e Chefe Provincial das Operações na mesma província, onde acabou por falecer em 1973, vítima de doença. 15. Natural do distrito de Caia, Sofala. Ingressou nas fileiras da FRELIMO em 1967. Desempenhou as funções de Chefe de Secção de Artilharia no 2.º Sector, de Comandante Adjunto de Artilharia e de Comandante Sectorial, todas na província de Cabo Delgado. Perdeu a vida em 1973, vítima de emboscada do Exército português. 16. Esta exaltação da figura de Samora Machel por meio da dedicação de um volume dos seus discursos pode ilustrar que no imaginário de Guebuza estes heróis não se encontram ao mesmo nível. O que é interessante, por se tratar de figuras que nunca foram consensuais no seio da FRELIMO enquanto movimento e partido. Porém, não será possível discutir no presente artigo por que os discursos em análise não fornecem elementos que permitam a discussão. Eduardo Mondlane e Samora Machel são “Changanas”, e ambos são originários da província de Gaza, distrito de Mandlakazi (também escrito Manjacaze) e do Posto Administrativo de Chilembene respetivamente. 17. Porém, a RENAMO reconhece Mondlane como herói enquanto o promotor da “Unidade Nacional”, mas recusa-se a reconhecer Samora, por considerar que as suas políticas e práticas foram um atentado à construção da nação moçambicana (Brito, 2009). Além de a RENAMO “exigir” o reconhecimento e a elevação de algumas figuras suas à categoria de herói nacional (Ribeiro, 2005). 18. A ideia de Guebuza, de que Samora Machel foi herdeiro dos ideais de Eduardo Mondlane, também está presente no discurso “A nossa missão: o combate contra a pobreza” na cerimónia de tomada de posse para o primeiro mandato de Guebuza como Presidente da República, proferido no dia 2 de Fevereiro de 2005, em que diz: “referimo-nos à obra inspirada na vontade dos nossos antepassados de serem livres e prósperos, uma obra assumida por Eduardo Chivambo Mondlane e criativamente continuada por Samora Moisés Machel” (Guebuza, 2006: 10) e no discurso “Samora Machel: o líder de quem emanam as aspirações de um Povo” (Guebuza, 2012: 25-30), enunciado na cerimónia de inauguração da estátua de Samora Machel, no dia 8 de Dezembro de 2011, na cidade de Nampula. 19. O primeiro excerto foi proferido no dia 20 de fevereiro de 2009 por ocasião do lançamento da Academia de Ciências de Moçambique, na cidade de Maputo, e o segundo foi proferido no dia 10 de julho de 2009 no discurso da cerimónia de abertura do IX Festival Nacional dos Jogos Desportivos Escolares. 20. Sobre a importância do território na construção da nação, Smith (1997: 23-24, 2005: 102) e Oommen (1994: 27) defendem que a existência de nação está dependente da existência do território. Smith considera que o processo de reivindicação do território por parte da população passa pela construção de uma história que associe o território à comunidade como sua terra de origem. 21. Essencialmente, esta crise foi caracterizada pela pressão da RENAMO sobre a FRELIMO para despartidarizar o Estado, incluindo os órgãos eleitorais, em particular o Secretariado Técnico de Administração Eleitoral (STAE) e a Comissão Nacional de Eleições (CNE). Para a RENAMO, esta é a

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principal causa da fraude nos processos eleitorais que acabam por dar vitória à FRELIMO desde as primeiras eleições gerais e municipais. 22. Para mais detalhes sobre os campos de reeducação, consultem-se Machava (2015) e o material organizado e disponibilizado no website Mozambique History Net, em http:// www.mozambiquehistory.net/reeducation.php (consultado a 24.12.2014).

RESUMOS

Este artigo analisa a instrumentalização da figura do herói da luta de libertação de Moçambique – nomeadamente Eduardo Mondlane, Samora Machel, Romão Farinha e Luís Marra – levada a cabo nos discursos de Armando Guebuza durante a sua presidência (2005-2009 e 2010-2014). O texto argumenta que Guebuza recorreu a instrumentalização destas figuras para conquistar a legitimidade junto dos moçambicanos com vista a construir a sua ideia de nação, atendendo ao alcance dos objetivos da sua governação, com destaque para o combate à pobreza, o respeito pela diversidade entre os moçambicanos e a unicidade da nação (enquanto território indivisível). Metodologicamente, o artigo baseia-se na técnica de análise de discurso.

This article analyses the instrumentalization of the figure of the hero of the national liberation struggle – namely Eduardo Mondlane, Samora Machel, Romão Farinha and Luís Marra – made by Armando Guebuza in his speeches during his rule (2005-2009 and 2010-2014). With this instrumentalization, Guebuza seeks to gain the legitimacy of Mozambicans in order to lead the construction of his idea of the nation, attempting to achieve the goals of his governance, with emphasis on the fight against poverty, the respect for diversity among Mozambicans and the uniqueness of the nation (as an indivisible territory). In terms of methodology, this article is based on the technique of discourse analysis.

Cet article analyse l’instrumentalisation de la figure des héros de la lutte de libération nationale – à savoir Eduardo Mondlane, Samora Machel, Romão Farinha et Luís Marra – faite par Armando Guebuza dans ses discours, pendant sa présidence (2005-2009 et 2010-2014). Le texte soutient que Guebuza a recouru à l’instrumentalisation de ces figures pour gagner la légitimité parmi les mozambicains dans le but de construire son idée de nation, compte tenu des objectifs de sa gouvernance, en particulier la lutte contre la pauvreté, le respect pour la diversité entre les mozambicains et l’unité de la nation (en tant que territoire indivisible). Méthodologiquement, l’article est basé sur la technique de l’analyse du discours.

ÍNDICE

Mots-clés: analyse du discours, élites politiques, instrumentalisme, Mozambique, mouvements de libération nationale, nationalisme Palavras-chave: análise do discurso, elites políticas, instrumentalismo, Moçambique, movimentos de libertação nacional, nacionalismo Keywords: discourse analysis, instrumentalism, political elites, Mozambique, national liberation movements, nationalism

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AUTOR

LÚCIO DIONÍSIO PITOCA POSSE

Instituto de Estudos Sociais e Económicos Avenida do Zimbabwe, n.º 1214, código postal: 1102, Maputo, Moçambique [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1752-935X

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As teias que a Síndrome de Down não tece: identidade, estigma e exclusão social How Down Syndrome Does Not Weave Webs: Identity, Stigma and Social Exclusion Les réseaux faibles du syndrome de Down: identité, stigmatisation et exclusion sociale

Marina Dias de Faria

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 08.05.2019 Aprovado para publicação a 07.05.2020 Revisto por Alina Timóteo

Introdução

1 No ano de 2014, Portugal et al. publicaram um estudo utilizando a teoria das redes com foco nas teias sociais que a doença mental tece. Nesse seguimento, a pesquisa tem como objetivo principal utilizar a teoria das redes para analisar a configuração das teias sociais de adultos com Síndrome de Down (SD), salvaguardando que a SD não corresponde a um quadro de“doença mental”. A teoria das redes permite uma análise relacional que se foca na forma como o indivíduo é condicionado pelo tecido social que o envolve, e como ele também é capaz de modificar este tecido (Hall e Wallman, 1985). Neste estudo busca-se explorar esta potencialidade e analisar a maneira como a pessoa com SD influencia e é influenciada pelos indivíduos que compõem a sua rede. Parte-se de evidências de que a família exerce um papel fundamental em todas as esferas da vida das pessoas com SD (Faria et al., 2016; Hanisch,

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2011; Pinto, 2011) e de que a existência de um indivíduo com SD em um núcleo familiar é capaz de impactar sobremaneira a história de vida de seus pais e irmãos (Balabanis et al., 2012; Pavia e Mason, 2012; Rodrigues, 2016).

2 Destaca-se que para realizar um estudo com enfoque na teoria das redes aplicado à realidade das pessoas com deficiência (PcD) é fundamental que se tenha como premissa o modelo social da deficiência, deixando de lado o modelo médico, consagrado por dar luz exclusivamente às limitações físicas, sensórias e cognitivas dos indivíduoscom deficiência (Fontes, 2016). Ou seja, éponto de partida deste estudo que a deficiência não se configura como um atributo do indivíduo, mas antes como resultado de uma complexa interação entre o sujeito e o contexto no qual está inserido (Leitão, 2015). Crooks et al. (2008) acrescentam que compreender o significado social da deficiência simboliza um desafio primordial para pesquisadores de estudos sobre a mesma em qualquer campo do conhecimento.

3 Ainda que se reconheça a importância de estudos da deficiência com foco no contexto social e não no individual, o mais comum é que se encontrem estudos que, em última instância, atribuem a exclusão vivenciada pelas PcD a uma fatalidade originada nas características ou inabilidades dessas pessoas. Martins (2005) chama a atenção para o fato de que mesmo em tempos nos quais discussões sobre o corpo são valorizadas por meio, por exemplo, de estudos com foco em questões de género e de raça, não se tem espaço para a problematização da invisibilização social dos corpos das PcD. Para o mesmo autor o elemento biológico individual da deficiência é tomado como motivo suficiente para a compreensão da sua não participação nas atividades centrais da sociedade.

4 A pesquisa aqui apresentada alinha-se com as propostas das epistemologias do Sul (Santos, 2018). Desenvolvidas a partir da “ideia-chave de que não há justiça global sem justiça cognitiva global” (Santos et al., 2016: 18), as epistemologias do Sul oferecem “uma proposta epistemológica subalterna, insurgente, resistente, alternativa contra um projeto de dominação capitalista, colonialista e patriarcal, que continua a ser hoje um paradigma hegemónico” (ibidem). Martins e Santos (2018) alertam que a dominação constituída pelo capitalismo, pelo colonialismo e pelo heteropatriarcado atua unida e articulada. O presente artigo parte desta premissa como base fundamental para a exclusão social vivenciada pelas pessoas com SD e demais membros das suas redes.

5 O foco principal do estudo aqui apresentado – assim como na pesquisa de Portugal et al. (2014) – recai nas relações informais existentes nas redes sociais, deixando para segundo plano as relações de rede estabelecidas no âmbito institucional e formal. Sendo assim, foram entrevistadas 34 famílias de pessoas com SD no Brasil e em Portugal. Nas entrevistas buscaram-se respostas às perguntas simples e fundamentais colocadas por Portugal (2007a) para sintetizar a análise das redes sociais: Quem faz parte das redes? Quais os conteúdos dos seus fluxos? Quais as normas que regulam a sua ação?

1. O papel da família nas redes em contextos de exclusão social

6 Já em 1957 Bott oferecia um importante contributo para a teoria das redes, ao afirmar que a dinâmica da estrutura familiar depende não apenas do comportamento de seus membros, mas também das relações que estes estabelecem com os outros (Bott, 1976).

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Esta percepção é fundamental nos estudos relacionados às redes das PcD, uma vez que estas pessoas sofrem um severo processo de exclusão social.

7 No artigo de Portugal et al . (2014), as trajetórias das pessoas com doença mental revelam que se erguem barreiras na vida cotidiana. As relações não familiares são dominadas pelo estigma da doença e essas pessoas acabam excluídas dos círculos sociais, ficando fechadas nas famílias. Para Portugal (2007b) o parentesco biológico oferece a segurança que os outros laços não comportam, ao mesmo tempo em que impõe obrigações claras.

8 No que diz respeito às PcD, Martins et al. (2017) alertam que a deficiência se configura como marco de desigualdade e exclusão na sociedade, o que promove a dependência de benefícios sociais e da família por parte destas pessoas. Observa-se que até mesmo as identidades de pais e irmãos são modificadas pela presença de um indivíduo com deficiência na família (Pavia e Mason, 2012). Goffman (2008) enfatiza que o estigma das PcD não se restringe a tais indivíduos – toda a família tende a ser estigmatizada.

9 Carneiro (2008), em estudo com foco em pessoas com SD, alerta que, mesmo em famílias com recursos financeiros abundantes, é fundamental que exista envolvimento dos familiares para que se forme a rede de apoio necessária para que as pessoas com SD possam se desenvolver fugindo do estereótipo clássico da síndrome.Esta sobrecarga, na visão de Rodrigues (2016), está associada à falta de preparo da sociedade para conviver com PcD.

10 Dentro das famílias, o cuidado é costumeiramente atribuído às mulheres (Vigano e Laffin, 2019).Não se pode deixar cair no esquecimento que “cuidar” é muito mais do que uma responsabilidade afetiva, é assumir as responsabilidades da comunidade, do Estado, é superar as insuficiências das políticas públicas (D’Ávila, 2019).Fontes (2009) apura em seu estudo que, quando o Estado não cumpre seu papel de promover a inclusão social, muitas funções acabam sendo delegadas às famílias, especialmente às mulheres. Muitas vezes elas assumem sozinhas a criação dos filhos que são abandonados pelos pais (Faria, 2015; Karadag, 2009; Silva e Santos, 2009). Diante dessa responsabilidade, diversas são as angústias que tomam conta dessas mulheres, de entre as quais sobrelevam-se o medo das limitações físicas e mentais dos filhos, e o medo da discriminação social (Pinto, 2011). Cabe a ressalva de que o entendimento da mulher como um ser que naturalmente se ocupa de cuidar dos “mais frágeis” tem ampla relação com a linha abissal do patriarcado (Santos, 2018). Este se apoia em uma “base material”, a qual se constitui por meio da “apropriação da força de trabalho das mulheres por parte do coletivo dos homens”, em um processo que ocorre mediante a exclusão das mulheres dos âmbitos público, político e do mercado, e com sua consequente reclusão aos âmbitos privado e doméstico (Cano, 2016: 50).

2. O mito do filho perfeito: ser mãe de uma pessoa com deficiência

11 Na esteira da obrigatoriedade social de a mulher ter de desejar ser mãe, vem o mito da mãe perfeita. Mesmo que cada gestação faça parte de um contexto individual, a expectativa social da maternidade como uma vivência ideal é parte de todas as gerações (Rocha et al., 2007). O resultado da busca por atender ao mito da mãe ideal émuitas

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vezes a culpa materna, que vai se refletir em diversos aspectos da vida dessas mulheres (Lima e Botelho, 2014). Dentro do mesmo raciocínio, a mãe perfeita deve ser capaz de ter um filho perfeito. Muitos são os atores sociais que contribuem para a acentuação desses mitos de perfeição de mãe e filho; entre eles vale destacar o papel das propagandas que exibem exaustivamente a imagem da mãe ideal com seus filhos perfeitos em momentos felizes e livres de problemas (Meneses e Miranda, 2015; Souza, 2017). Na vida real, já desde o nascimento a criança impacta a vida dos pais, que têm de lidar com a cobrança social e com o mito da criança carimbada como sendo de boa qualidade morfológica e genética (Le Breton, 2006). A notícia de que o filho tem alguma deficiência muitas vezes é acompanhada de um processo de negação e de muito sofrimento, principalmente para a mãe. Pinto (2011), ao estudar especificamente indivíduos com SD, nota que além das preocupações com o futuro do filho, a mãe ainda se responsabiliza pela preparação do irmão do indivíduo com SD, de modo que ele possa assumir a responsabilidade de cuidar do seu irmão, no futuro. Para a mãe, a notícia da deficiência do seu filho configura-se como um golpe para a autoestima, resultando em sentimento de culpa (Calvasina et al., 2007). Ao estudar as representações sociais e a SD, Paixão (1997: 144) observou que “a depreciação da criança é sentida pela mãe como uma depreciação de si própria”. Mulheres religiosas aceitam mais facilmente um filho com deficiência, por enxergar tal fato como uma “oportunidade de testemunho de fé ou como uma estratégia de um plano geral de Deus” (Bastos e Deslandes, 2008: 2150).

3. O estudo empírico

12 As epistemologias do Sul desafiam as epistemologias dominantes, uma vez que se concentram em conhecimentos considerados inexistentes por não serem produzidos de acordo com metodologias aceitáveis ou porque são produzidos por sujeitos ausentes, indivíduos considerados como incapazes de produzir conhecimento válido devido à sua falta de preparo ou mesmo à sua condição não plenamente humana (Santos, 2018). A presente pesquisa alinha-se, portanto, naturalmente, com as epistemologias do Sul na medida em que toma a palavra das pessoas com SD como conhecimento válido, na contramão do senso comum que as coloca como incapazes de terem voz. Desafia-se assim a visão epistemológica dominante que classificaria essas pessoas com base na visão médica da deficiência, como mentes inválidas para a produção de conhecimento. Neste sentido segue-se a recomendação de Cunha (2015), que aponta como primeiro passo para o reconhecimento e a quebra das exclusões promovidas pelas linhas abissais a plena aceitação de que “o outro fala”.

13 Sendo assim, para que a presente pesquisa pudesse prosseguir o seu objetivo, foram entrevistadas presencialmente 34 famílias: 18 no Brasil, entre janeiro e dezembro de 2013, e 16 em Portugal, entre julho de 2018 e maio de 2019. As famílias foram selecionadas por conveniência e utilizou-se o processo de seleção por “bola de neve”, isto é, uma família entrevistada indicava outra que potencialmente poderia participar. Foram ouvidas 34 pessoas com SD com idades entre os 17 e os 53 anos e suas mães. Cabe o destaque de que o convite para participar das entrevistas foi feito às famílias, inclu indo também os pais – no entanto, nenhum pai se disponibilizou. Este ponto, como será explorado adiante, já parece ser um importante indício da configuração da rede social das pessoas com SD. Os membros da família ampliada não foram contemplados no âmbito deste artigo, mas podem ser importantes para futuras investigações. A principal

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preocupação da presente pesquisa foi ouvir as pessoas com SD, indivíduos que na maior parte das vezes são silenciados. Para manter a confidencialidade, os sujeitos com SD entrevistados foram aqui identificados por meio dos codinomes de Filho_01 a Filho_34. Analogamente, as 34mães entrevistadas receberam os codinomesde Mãe_01 a Mãe_34. É importante frisar que os indivíduos numerados até ao número 18 são parte de famílias que foram entrevistadas no Brasil e os que receberam numeração de 19 até 34 foram ouvidos em Portugal. Acredita-se que foi enriquecedor poder contar com a análise de contextos socioculturais diferentes para ampliar a robustez do estudo. A escolha destes dois países se deu por conveniência, uma vez que a autora do artigo realizou investigação de doutoramento no Brasil e de pós-doutoramento em Portugal.

14 A principal técnica de coleta de dados foi a entrevista semiestruturada em profundidade, efetivada com as pessoas com SD e suas mães. Em um artigo sobre as redes socias nos cuidados de pessoas com doenças mentais, Portugal et al. (2014) defendem a utilização de entrevistas em profundidade com famílias e focadas em suas histórias de vida para qualquer pesquisa interessada nas relações em rede. Também se seguiu a recomendação destes autores no que diz respeito à utilização do método “bola de neve” para conseguir entrevistados. As entrevistas compreenderam três instâncias: 1) narrativas da história de vida das mães e dos indivíduos com SD; 2) apresentação e descrição de fotografias, procedimento nomeado “álbum de família”; e 3) aplicação de técnicas projetivas com o uso de imagens e textos para complementação de histórias. Todo o material empírico obtido nas entrevistas foi tratado por análise de conteúdo (B ardin, 2011), seguindo três procedimentos: leitura crítica; exame e avaliação do conteúdo das transcrições; e classificação de termos e ideias. A seguir é apresentado um quadro sintético (Quadro 1) que teve como objetivo auxiliar o desenvolvimento da análise dos resultados.

QUADRO 1 – Quadro síntese para a análise dos resultados

Nós da rede Principais características

Outras pessoas com SD Laços positivos (muitas vezes impostos)

Principal elemento da rede (por vezes único); Mães Vida atrelada à do filho com SD; Identidade modificada

Laços fracos; Pais Relatos de rejeição; Pouca (ou nenhuma) participação em cuidados diários

Responsáveis pelos irmãos com SD no futuro; Irmãos (principalmente irmãs) Laços positivos mais fortes na infância

Laços fracos (ainda que mais fortes do que os dos homens da Mulheres da família alargada família alargada); (tias, avós) Responsáveis por cobrar as mães; Laços negativos muito marcantes em alguns casos

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Laços predominantemente negativos; Outros (colegas, vizinhos) Tentativa de distinção

Fonte: elaboração da autora com base na análise dos resultados desta pesquisa.

4. Apresentação e análise dos resultados

15 As estruturas sociais básicas da teoria das redes podem ser representadas por “laços” e “nós” (Wellman e Berkowitz, 1991). Os resultados serão apresentados levando em consideração os nós (pessoas) e os laços (relação entre os nós) da teia das pessoas com SD.

16 As entrevistas mostram que as redes das pessoas com SD tendem a ser constituídas por poucos nós. Os entrevistados com SD deixaram claro que reconhecem poucas pessoas como indivíduos que de fato estão presentes em seu convívio diário. Deste principal e amplo achado advém a afirmação do título desta comunicação de pesquisa: “As teias que a Síndrome de Down não tece”. Cabe a ressalva de que em nenhum momento este título tem a intenção de culpar o indivíduo com SDpela restrição de suas teias. O alinhamento da pesquisa com as epistemologias do Sul e a negação da perspectiva médica da deficiência já enunciadas anteriormente reforçam a importância de se enfatizar que a condição de exclusão social vivenciada pelas pessoas com SD e suas famílias (especialmente suas mães) é resultado de barreiras das mais diversas naturezas impostas pela sociedade.

17 Relativamente aos laços, os positivos são de aproximação e os negativos de distinção (Portugal et al., 2014). É interessante notar que existe para as pessoas com SD um laço de aproximação mandatório com relação a outras pessoas que têm a mesma síndrome – algo como uma obrigação socialmente imposta de serem próximos e criarem laços positivos com essas pessoas unicamente por terem a mesma síndrome. No entanto, foram sobretudo apurados diversos laços negativos. Segundo os entrevistados, a generalidade das pessoas – que compõem ou não a rede dos indivíduos com SD – apresentam comportamentos de busca por distinção com relação a indivíduos com SD. Esse é mais um achado da pesquisa no sentido de mostrar que a exclusão social das PcD passa principalmente pelos rótulos do “nós” e dos “outros”. Rótulos estes que colocam, em última instância, as PcD na condição de “sub-humanos”.

18 Outra questão fundamental da teoria das redes são as normas que dizem respeito a como os indivíduos devem comportar-se. São essas normas que ditam o que esperar dos outros, reduzindo assim as incertezas dos membros da rede (Portugal, 2007b). A questão pode ficar mais complexa quando um dos atores foge da norma. O comportamento de uma pessoa com deficiência intelectual pode fugir destas normas em alguns casos, fazendo com que os outros não saibam como lidar com esses indivíduos. A não abertura da sociedade a pessoas que não assumam comportamentos completamente dentro da norma é mais um fator responsável pela exclusão social.

4.1. O mais importante dos nós: as mães

19 Na presente pesquisa ficou bastante claro que as mães constituem o principal, quando não o único, nó da rede de seus filhos com SD. Em seu trabalho com relação às teias das

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pessoas com doenças mentais, Portugal et al. (2014) também já haviam apontado que são as mães as pessoas mais importantes da teia desses doentes. A similaridade dos achados desses dois estudos no que constitui o papel das mães aponta para a confirmação de que elas assumem um lugar central nas teias de seus filhos, independentemente do tipo ou da natureza dos cuidados e atenções que estes necessitam. Diversas narrativas das participantes desta pesquisa tratam o cuidado como um papel somente materno, naturalizando a questão do gênero como fundamental para a designação de deveres na família da PcD. Sabe como é [...] cuidar é muito mais feminino. Então fica mesmo com a mãe, isso do Down. (Mãe_02) Não culpo o meu marido. Rapazes não são mesmo de cuidar, ensinar [a] portar-se. Isso fica connosco [mães]. (Mãe_23)

20 A centralidade da mãe na teia do filho com SD também tem como característica o fato de serem elas as únicas presentes durante toda a vida desse indivíduo. Algumas outras pessoas, nomeadamente pais e irmãos, até podem ser importantes em algum momento, mas são as mães as personagens centrais na respetiva história de vida. Muitos depoimentos mostraram que as mães se creem as únicas responsáveis pelo filho com SD e nãoconsideram dividir tarefas com outras pessoas. A partir do momento que eles [os irmãos] começaram a sair à noite, é muito raro eu pedir para ficar com ela para eu sair, entendeu? Porque você acostuma, você acha assim: não... é meu, eu [a] tenho, então eu que cuido, ninguém tem que ficar [com ela], ninguém tem que, entendeu? Aí você acostuma, né. Tudo é com a mãe. 100% responsável pelo Down. (Mãe_01)

21 Essa relação entre mãe e filho parece ser tão intensa que provoca mudanças na identidade dessas mulheres. Uma delas sintetizou essa questão, dizendo: “Quem eu sou? A mãe do [Filho_06]” (Mãe_06). E acrescentou “nada na minha vida ocorre sem que eu carregue esse rótulo”. Essa postura tem relação direta com a imposição social de que toda a mulher tem que ser umamãe impecável (Dourado e Pelloso, 2007; Piccinini et al., 2008). A mistura da identidade da mãe com a do filho é incentivada socialmente (Barbosa e Rocha-Coutinho, 2007), e para as mães das pessoas com SD isso envolve absorver o estigma da deficiência.

22 O Quadro 2 sintetiza, a partir de depoimentos espontâneos nas entrevistas, aspectos que parecem ser marcantes na identidade da mãe de um filho com SD:

QUADRO 2 – Identidade da mãe de uma pessoa com Síndrome de Down

Ser mãe de uma pessoa com SD é...

…ter um filho eternamente criança

…abrir mão de alguns tipos de produtos e serviços

…não ser dona de seu tempo

…consumir o que o filho consome

…assumir toda a responsabilidade do cuidado com o filho

…gostar do que o filho gosta

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…decidir pelo filho

…querer ser imortal para cuidar da eterna criança

Fonte: elaboração da autora com base na análise dos resultados desta pesquisa.

23 Muitas das mães participantes da pesquisa relataram que já ouviram de pessoas próximas, amigos e familiares que elas não podem reclamar de terem de cuidar dos filhos com SD, porque são responsáveis pela deficiência. Essa pressão social faz com que aumente nessas mulheres o sentimento de culpa por, supostamente, não corresponderem aos mitos da mãe perfeita e do filho perfeito. Calvasinaet al. (2007) e Paixão (1997) já haviam apontado a culpa como um sentimento muito nocivo e presente nas vidas das mães de uma PcD. No presente estudo, essa culpa apareceu muitas vezes relacionada à religião. Para as mães que se disseram muito religiosas, os filhos com deficiência são um sinal de falha no passado ou uma forma de comprovarem a sua fé. Os meus pais me expulsaram de casa quando souberam que o meu filho era Down. Falaram que a culpa era minha. Desde aquele momento passei a me culpar pela deficiência dele. (Mãe_34)

24 A culpa e o fato de serem as responsáveis pelos seus filhos muitas vezes fazem com que as pessoas com SD sejam muito dependentes de suas mães. Alguns depoimentos tinham presente o discurso de que existe a busca pela independência do filho com SD para que ele possa se descolar da figura da mãe. Cabe a ressalva de que a análise das entrevistas revela que, muitas vezes, essa dita vontade não parece se concretizar em ações que de fato poderiam dar mais autonomia para essas pessoas. Os sujeitos com SD entrevistados demonstraram ansiar por mais independência. O entrevistado Filho_04, por exemplo, revelou que gostou do filme Colegas,1 porque a história de ficção retratou os indivíduos com SD como seres independentes de suas mães. A entrevistada Filho_11 também demonstrou vontade de não ser tão dependente da mãe e perguntou diversas vezes para a entrevistadora: “Porque os meus irmãos saem sem ela e eu não?”. Diante da falta de perspectiva de que diminua com o tempo a dependência dos filhos, algumas das mães entrevistadas contaram que se preocupam em dividir o tempo entre o que querem e as vontades dos filhos com SD. Então, como eu sou uma pessoa […] divorciada e [com] os filhos já casados, meu sábado é dele. Sábado é dele. Domingo é meu. Tenho que ter um dia, senão vou ter um troço. Sábado é dedicado a ele. Sábado eu faço o que ele quer, domingo o comando é meu. (Mãe_06)

25 Foi possível perceber que a tentativa de equilíbrio do tempo despendido com o filho com SD e com suas próprias demandas é mais bem-sucedida no caso de mães que têm uma ocupação profissional. A literatura revista havia descrito essa mesma relação no caso de pessoas com deficiência visual (Balabanis et al., 2012). Algumas mães que não desempenham atividades profissionais – muitas vezes até mesmo por causa do indivíduo com SD – demonstraram vivenciar mais o estigma da deficiência. Goffman (2008) já havia defendido que a mãe muitas vezes é estigmatizada tanto quanto a PcD. Para essas mulheres, a identidade que tinham antes do filho nascer estava atrelada ao trabalho que desempenhavam e agora sua tarefa principal na família e na sociedade é cuidar – para utilizar palavras de uma das entrevistadas que parou de desempenhar a sua atividade profissional depois do nascimento do filho com SD. Alguns relatos

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também deram conta de mães que modificaram sua trajetória profissional, se aproximando de áreas como a educação inclusiva para ajudarem na inclusão social de seus filhos. Também existiram mães que disseram que “agora a vida é militância pela inclusão das pessoas com Síndrome de Down” (Mãe_32). Se o filho com SD tem impacto no papel social das mães como trabalhadoras, também modifica essas mulheres no que tange às suas escolhas de lazer. Viajei sem ele. Que dó, que peso! Deixa com sentimento de culpa. Porque mal ou bem ele depende de mim para se divertir. Não é como uma pessoa da idade dele que pega e viaja com os amigos. (Mãe_11) É bastante assim, sevocê perguntar para uma mãe de uma pessoa com deficiência o que ela gosta, pode ter certeza, assim de coisa de lazer, muito do que ela vai te falar tem relação com o que o filho gosta. (Mãe_01)

26 No que diz respeito aorótulo dasPcD como consumidores inaptos ou vulneráveis (Faria e Casotti, 2017), apurou-se acentuada dependência dos indivíduos com SD com relação a suas mães no que diz respeito às suas escolhas de consumo, até mesmo para decisões simples, como o consumo de alimentos. Gosto de tomar açaí, mas ela não gosta, então não vou [tomar]. Ela [é] que tem dinheiro. (Filho_15) Eu não gosto de maçã. Mãe não gosta. Então eu não gosto. Ela[é] que compra. Ela decide. (Filho_02)

27 Esse controle com relação às escolhas dos filhos está diretamente relacionado à visão das pessoas com SD como crianças, mesmo quando estas já são adultas. Os relatos mostram que as mães fazem a comparação de seus filhos com SD com crianças e relatam que a diferença básica é que, no caso dos sujeitos com SD, não há perspectiva de que a dependência diminua com o tempo e, por esse mesmo fato, parece não fazer sentido tentar ensinar noções importantes para que essas pessoas tornem-se decisoras com respeito às suas próprias escolhas de consumo. Não é que ele não goste de escolher o que vai comprar. É assim: é porque não incentiva desde pequenininho. Qualquer criança é incentivada desde pequena a escolher algumas coisas que goste, tipo de comer, de fazer nas férias, roupa. O Down não... é como se todas essas escolhas, no caso deles, tivessem que ficar com os pais. O que é ruim tanto para eles quanto para os pais, porque para os pais é uma reponsabilidade e tanto. (Mãe_11)

28 A visão dos filhos como eternas crianças foi quase unânime entre as mães entrevistadas. Cabe a ressalva de que todas tinham filhos com SD adultos e, ainda assim, ao falarem sobre eles a utilização de palavras como “criança” e “miúdo/a” era muito recorrente. Esse sentimento/percepção de que os filhos não vão crescer parece deixar essas mulheres muito angustiadas. Algumas disseram, por exemplo, que sonham com o dia no qual elas poderão escolher as coisas que querem fazer, sem pensar primeiro nas necessidades dos filhos. Essas mesmas entrevistadas admitiram saber que esse dia nunca vai chegar. Segundo elas, a gradual aquisição de independência que geralmente os filhos conquistam não ocorre com os filhos que têm SD.

29 Uma das angústias mais recorrentes a respeito dessa vida de eterna criança dos filhos é o fato de que um dia elas, mães, irão morrer. Guiadas por este pensamento, algumas mulheres buscam tornar seus filhos o mais independentes possível. Elas reconhecem que é um caminho difícil, mas asseguram que não desistem porque sabem que um dia morrerão e qualquer que seja a pessoa que vai assumir a responsabilidade pelo filho com SDnão terá tanta disponibilidade como elas. Cabe o importante destaque de que,

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mesmo nesses casos, ou principalmente neles, as mulheres dedicam seu tempo e seus recursos financeiros aos filhos. A busca pela independência dele para mim sempre foi palavra de ordem. Faço qualquer coisa para isso. Dedico a maior parte do meu tempo a isso. (Mãe_12)

30 As entrevistas em Portugal revelaram outra questão relacionada com a preocupação de o que vai acontecer com os indivíduos com SD quando suas mães morrerem. Diferentemente do que ocorre no Brasil, em Portugal os lares para PcD são uma realidade presente. Diante dessa possibilidade, as mulheres entrevistadas nesse país disseram que existe um grande julgamento social para as famílias que optam por colocar as PcD em lares. Este julgamento recai principalmente sobre as mães que, “segundo os olhos da sociedade, estariam abandonando seus miúdos” (Mãe_27). Diante dessa visão negativa da sociedade, a maioria das mães entrevistadas disse que não pensa na possibilidade do lar, mas algumas lamentaram a hipótese provável de que esta seja a única opção em uma dada altura. Todo mundo julga. É abandono [colocar no lar]. (Mãe_20) Infelizmente, como não tenho outros filhos, penso no lar, sim. E quando eu morrer? Quem fica com ela? (Mãe_31)

31 Em suma, é preciso deixar claro que essas mulheres, mães de pessoas com SD, configuram-se como o principal nó da rede de seus filhos – não sem impactos nas suas identidades e nas suas histórias de vida. É urgente visibilizar essas mulheres e suas histórias , e para isso é fundamental a prevalência do modelo social da deficiência. Estudos e movimentos sociais interseccionais precisam dar conta das identidades dessas mulheres sob a ótica da exclusão promovida pelo patriarcado e pelo estigma da deficiência.

4.2. Irmãos e “futuros pais”

32 Ao olhar para os outros nós da rede das pessoas com SD, mais uma vez percebemos a mãe como pessoa central, inclusive no que diz respeito a “ensinar” os outros componentes da rede como eles devem desempenhar seus papéis. No caso dos irmãos de indivíduos com SD, essa configuração é clara e está presente na maioria das famílias ouvidas por esta investigação. Pinto (2011) já havia apontado essa função das mães de elucidar os deveres dos irmãos (das pessoas com SD).

33 A primeira questão com relação à participação dos irmãos nas redes das pessoas com SD que deve ser apresentada é o fato que muitas mulheres declaram que desejaram ter outro(s) filho(s) principalmente para que estes pudessem ficar responsáveis pelos indiví duos com SD quando elas morressem. Ou seja, existem indivíduos que já nascem com a tarefa de cuidar dos seus irmãos com SD. Isso faz com que as identidades dessas pessoas sejam intimamente relacionadas com esse papel que se espera que desempenhem. Eu quis sim ter outros filhos depois que ele nasceu. Precisava de uma, na verdade mais do que uma pessoa para cuidar dele quando eu não puder mais. (Mãe_05) Eu gosto do meu irmão. Ele é mais novo do que eu. Um dia eu vou morar com ele. Eu sou o mais velho. (Filho_31)

34 O último depoimento demonstra que uma pessoa com SD, identificada aqui como Filho_31, tem consciência de que, mesmo ele sendo mais velho, um dia ele irá ser cuidado pelo irmão. Em muitas entrevistas, os indivíduos com SD mostraram-se desconfortáveis por terem de aceitar as regras e os comandos dos irmãos,

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principalmente nos casos em que a pessoa com SD é o filho mais velho. Nota-se, ainda que não se tenha entrevistado os irmãos, que as relações entre eles também são pautadas na visão da pessoa com SD como eterna criança. A mana é 10 anos mais nova do que ele, mas ele é o bebé da mana. Se calhar é assim mesmo que é melhor. (Mãe_20)

35 A despeito desta designação – por vezes aberta, por vezes oculta – de que os irmãos um dia serão responsáveis pelas pessoas com SD, existe uma fase de suas vidas, nomeadamente a adolescência, na qual ocorre um distanciamento. Nesse momento, o nó “irmão”, que é muito importante na infância da criança com SD e que vai voltar a ser importante na vida adulta, perde a força na rede dos indivíduos com SD. Os irmãos brincam na infância, mas depois vão viver a vida deles. (Mãe_10) Quando os irmãos começaram a namorar, pronto, ele ficou para depois. (Mãe_15)

36 A vivência por parte dos irmãos de rituais de passagem importantes, principalmente a entrada para o ensino superior eo início derelacionamentos amorosos, é bastante significativo para mudanças na relação entre e com os indivíduos com SD. Rook (1985) pondera sobre a importância dos rituais de passagem na vida de uma pessoa. Os grandes ritos de passagem marcam transições de status social, estimulam grande envolvimento psicológico e provocam forte ansiedade. Para Fournier (2008), a participação de PcD como protagonistas em rituais de passagem parece ser desestimulada por seus pais – e irmãos, acrescentaria ainda a autora desta pesquisa –, que veem os indivíduos com SD como eternas crianças. Corroborando a visão destes autores, a presente pesquisa aponta que muitas famílias desencorajam ou mesmo impedem que as pessoas com SD protagonizem rituais de passagem. Este impedimento pode ser visto como uma das causas do rótulo dessas pessoas como eternas crianças, e como um dos motivos do afastamento entre o indivíduo com SD e os seus irmãos na adolescência.

37 Quando os irmãos estão adultos, e principalmente quando já têm filhos, parece ocorrer uma reaproximação entre eles e o seu irmão com SD. Muitos entrevistados relataram ter uma ótima convivência com os sobrinhos e muitas mães declararam que veem a chegada da nova geração como uma forma de reaproximar o membro da família com SD dos irmãos. Apesar de aparentemente positiva, essa reaproximação também parece funcionar como um reforço para a permanência do indivíduo com SD como criança. Com o nascimento dos sobrinhos, essas pessoas passam a serem tratadas pela família alargada como pertencente à geração mais jovem e isso condiciona principalmente suas atividades de lazer.

38 Também no que diz respeito a atividades de lazer, algumasmãesapontaram que os irmãos não costumam convidar os indivíduos com SD a participar nas mesmas, e atribuíram este fato à rejeição por parte dos amigos dos irmãos, que não aceitam bem a presença da PcD. Segundo elas, é difícil haver o acolhimento do indivíduo com SD em momentos de lazer por parte de pessoas que não têm PcD nas suas famílias. Essa situação relatada é mais um indício de que a rede das pessoas com SD está muito restrita ao seio familiar, e também com pessoas de fora da família, sendo ambos vistos como responsáveis pela manutenção e acentuação da exclusão social. Nesses anos todinhos, ela chamou a irmã [Filho_08] para ir duas vezes a algum lugar, a irmã. E essa coisa, ela adora. Ela adora por quê? Está doida para sair de perto da mãe, que ela não aguenta mais essa companhia. (Mãe_08)

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Os outros, amigos e tal,não gostam que ele leve o irmão deficiente,[então] ele não leva. (Mãe_29)

39 Cabe a ressalva de que, na relação entre os indivíduos com SD e seus irmãos, os estereótipos de gênero estão muito presentes. Assim como são as mães as principais responsáveis por cuidar dos filhos com SD, as irmãs são vistas como “naturalmente mais afeitas ao cuidado [do que os irmãos]” (Mãe_29). Algumas mães entrevistadas disseram que lamentam só ter tido filhos homens, por acreditarem que isso dificulta que algum dos irmãos assuma de fato o cuidado do irmão com SD quando elas morrerem. Um dos depoimentos foi bastante marcante neste sentido. Como só tenho rapazes, agora fico na torcida para que um deles se case com uma rapariga boa que cuide do meu [Filho_31]. (Mãe_31)

40 Todas essas análises, principalmente quando conjugadas com as que serão apresentadas na próxima seção, desenham a rede das pessoas com SD como sendo composta principalmente, quando não unicamente, por mulheres. São mães, irmãs e até mesmo cunhadas que assumem como responsabilidade sua o cuidado desses indivíduos que a sociedade exclui e classifica como eternamente dependentes. É impossível verificar essa con figuração sem fazer referência à linha abissal do patriarcado (Santos, 2018) que, ao determinar o que se espera socialmente de uma mulher, lhes impõe, por exemplo, a tarefa de cuidadoras dos mais vulneráveis, mesmo que essa tarefa signifique que elas devem abrir mão de outros papéis sociais que gostariam de desempenhar (Fontes e Martins, 2015).

41 Tudo o que foi aqui analisado sobre a presença do irmão na rede do indivíduo com SD leva a questão de que se espera desse irmão, principalmente se for uma irmã, que ela corresponda ao mito do filho perfeito (ver Le Breton, 2006). Além de ter de suprir os anseios dos pais sobre um filho idealizado que não se concretizaram no caso do filho com SD, eles ainda têm de assumir o compromisso de cuidar dos irmãos no futuro. Diante dessas pressões, foi recorrente ouvir relatos de mães que descrevem o filho cuidador como perfeito e outros relatos de irmãos que buscaram alternativas, nomeadamente mudando-se para outro país, no intuito, mesmo que velado, de não terem de assumir a responsabilidade do cuidado do irmão com SD.

4.3. Narrativas sobre a ausência da figura paterna

42 Inicialmente, antes mesmo da análise sobre o papel do pai na rede das pessoas com SD, é preciso lembrar que, assim como foi explicado na seção que apresentou os procedimentos metodológicos seguidos na pesquisa, os pais não foram entrevistados para essa investigação. Em outras palavras, as análises aqui apresentadas baseiam-se, para além da revisão de literatura realizada, nos depoimentos das mães e dos indivíduos com SD. Essa observação não tem, de maneira alguma, a intenção de diminuir os achados aqui apresentados. Ao inverso disso, teve-se a oportunidade de dar voz a pessoas que costumeiramente são silenciadas, o que é capaz de apresentar o ponto de vista dos excluídos, assim como preconizam as epistemologias do Sul (Santos, 2018).

43 Voltando à análise da rede das pessoas com SD, é importante notar a ausência da figura paterna em muitas delas.As não presenças físicas mais relevantes ficam por conta dos casos nos quais: 1) o casal se separou e o pai

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não mantém contato com o filho com SD; e 2) os pais já faleceram. Entretanto, o que chama mais a atenção são os casos nos quais o pai mora na mesma casa do indivíduo com SD, mas assume bem menos, ou até nenhuma, responsabilidade no dia a dia dos filhos, se comparado com a que é assumida pelamãe. Independentemente do motivo, é importante enfatizar que a falta do pai na hierarquia familiar faz com que as mães assumam totalmente a criação dos filhos e/ou que os irmãos tenham maior importância e, em alguns casos, até mesmo assumam um papel com responsabilidades e autoridade que em geral não são inerentes à relação fraternal.

44 Vários depoimentos das famílias revelavam histórias de homens que, nas palavras das entrevistadas, “fogem”, “não seguram” ou “não assumem” o filho com SD e deixam as mulheres como únicas responsáveis pelos filhos quando eles ainda são crianças. A revisão de literatura já havia apontado essa possibilidade quando foram revisitados estudos como o de Karadag (2009), no qual fica patente que a exclusão muitas vezes ocorre por parte da própria família, e que, nesses casos, a PcD passa a contar somente com a mãe. Alguns dos depoimentos chegam a tratar esse abandono por parte das figuras masculinas como uma simples questão de gênero. Tudo acaba funcionando de forma naturalizada, como se as mulheres tivessem mais obrigação do que os homens de cuidar dos filhos com SD. D’Ávila (2019) já havia apontado que a determinação social de que o cuidar é da responsabilidade somente das mulheres é extremamente nocivo e baliza muito as relações entre homens e mulheres, principalmente quando estes são pais e mães. […] sempre a mãe ou a avó, a irmã, uma figura feminina. Os homens não seguram. Essa rotina é do Down com a figura feminina. É instinto mesmo. O homem não está disposto a abrir mão da liberdade dele. (Mãe_03) Comigo não foi assim, o pai é muito parceiro, mas sei que normalmente não é assim. (Mãe_34)

45 O último depoimento é um exemplo do que foi repetido pelas entrevistadas que disseram ter “todo o apoio dos pais” e se referiram a essa situação como uma “questão de sorte”. Mesmo essas mulheres disseram que conhecem várias famílias nas quais a situação é diferente da delas. Nas entrevistas com essas mães, foi possível perceber que realmente existe uma importante participação dos pais na rede desses filhos com SD, ainda que, em muitos casos, amãe é que é responsável por levar e buscar nas atividades diárias, por tomar escolhas importantes na vida dos filhos e por abrir mão de seu emprego/ocupação para se dedicar à rotina do filho.

46 Os depoimentos dos indivíduos com SD demonstraram que eles sentem falta da figura paterna. Eles reconhecem que são as mães as pessoas que mais se encarregam de suas atividades diárias e as têm como principal figura de referência. O pai não me leva cá [sic] para o basquete. (Filho_19) O pai fica a trabalhar [...] a mamã [es]tá sempre comigo. (Filho_23)

47 Nas famílias nas quais o pai se faz mais presente foi possível perceber que este ocupa lugar de destaque na rede do indivíduo com SD. Nos casos desses pais, também eles carregam o estigma da deficiência, ainda que de maneira diferente da vivenciada pelas mães. Pode-se atribuir essa diferença principalmente à crença social de que a mulher tem de ser a mãe perfeita, não sendo o mesmo cobrado aos pais (D’Ávila, 2019; Lima e Botelho, 2014).

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4.4. Família alargada e os outros

48 Em um artigo sobre as redes sociais, Portugal (2007b) ressalta que no caso português é muito forte o senso de responsabilidade que determina que a família tem a obrigação de cuidar dos seus. Na presente pesquisa foi possível perceber, ainda que não fosse o objetivo traçar comparações, que as famílias alargadas portuguesas – nomeadamente avós e tias – têm maior participação na rede dos indivíduos com SD do que as brasileiras.

49 Cabe a ressalva de que, acompanhada dessa maior participação da família alargada, parece existir uma maior cobrança de responsabilidades da mãe. Em outras palavras, a família alargada está mais presente na rede dos indivíduos com SD, possui laços positivos, mas essa presença é acompanhada de julgamentos e palpites sobre o que a mãe deve fazer pelo seu filho. A minha mãe é muito presente. Ajuda com ela desde que nasceu, mas também julga. Fala mesmo. E me cobra. (Mãe_31)

50 Entre as pessoas da família alargada, mais uma vez percebe-se o protagonismo das figuras femininas. Em outras palavras, são as avós, primas e tias que estão mais presentes nas redes dos indivíduos com SD, se comparado com os familiares do sexo masculino.

51 Na contramão dessa maior participação da família alargada entre os entrevistados residentes em Portugal, também foi no relato deles que foram escutadas as principais histórias de vida evidenciando afastamento imediato da família alargada após o nascimento do bebê com SD. Eu era muito próxima à minha mãe. Depois de ele nascer ela sumiu. Tem vergonha, se calhar. (Mãe_26) Quando o meu filho nasceu, os meus pais falaram que eu até poderia ficar na casa deles, mas o meu filho ficaria no estábulo, que era o lugar para pessoas como ele [...]. Quando a minha mãe morreu, eu não fui no enterro. (Mãe_19)

52 O último depoimento demonstra que a família alargada pode ter laços negativos muito marcantes na rede do indivíduo com SD. Diversos outros depoimentos demonstraram a criação de laços negativos, de diferenciação, por parte de avós, tios, primos e outros familiares. Mesmo dentro da família, as pessoas com SD e suas mães são estigmatizadas, o que faz com que esses elementos da família alargada muitas vezes nem se configurem como nós da rede dos indivíduos com SD.

53 Quando o foco passa para os “outros”, ou seja, pessoas que não fazem parte da família, como amigos, colegas e vizinhos, os laços negativos ficam ainda mais óbvios. Vale lembrar que os laços negativos buscam a diferenciação (Portugal et al., 2014). Essa tentativa por parte da sociedade em geral de reafirmar constantemente que as pessoas com SD são diferentes, fica muito clara para os entrevistados. Aquele vizinho não gosta de mim porque sou Down [...], sou diferente. (Filho_05) Os meus amigos são Downs. Esses aqui [da mesma instituição]. (Filho_27)

54 O último depoimento ilustra uma configuração bastante comum no que diz respeito à presença de amigos nas redes do indivíduo com SD. A grande maioria dos amigos também têm SD e as instituições são muitas vezes o laço que une essas pessoas. Num estudo com pessoas com doença mental, Portugal et al. (2014) mostraram que essas pessoas criam muitos laços nos hospitais e, no caso dos indivíduos com SD, as instituições parecem ser as responsáveis por, de certa forma, promoverem as amizades.

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Não se pode deixar de observar que quase todos os entrevistados frequentaram, em algum momento de sua infância, ambientes escolares, mas não citaram esses espaços de educação formal como especialmente importantes na sua rede de amigos. Já as mães entrevistadas lembram-se de momentos nos quais seus filhos sofreram preconceito e foram excluídos nos ambientes escolares. Os miúdos não gostavam dele. Mesmo ele se portando bem, não tinha amigos. (Mãe_26)

55 Os achados desta investigação também vão ao encontro do entendimento de Portugal et al. (2014) de que os outros se relacionam com o estigma e não com a pessoa. No caso dos indivíduos com SD, ficou claro que o fato de ser uma deficiência visível e facilmente identificável pelo fenótipo faz com que, mesmo num primeiro contato, a relação dos outros com eles passe por rótulos socialmente tecidos e quase nunca correspondentes à realidade.

56 Em resumo, quando se fala desses dois grupos de pessoas, nomeadamente a família extensa e os outros, o que se percebe éa sua pouca presença nas redes das pessoas com SD. Essas ausências, ou presenças marcadas por laços negativos, parecem ser largamente responsáveis pela exclusão social dos indivíduos com SD. Cabe a reflexão sobre esse achado à luz do que escreve Bourdieu (2011) quando fala em capital social. Este autor está centrado no que a rede social pode trazer para o indivíduo. A definição de “capital social” de Bourdieu passa pela percepção do conjunto de recursos efetivos ou potenciais relacionados à existência de uma rede social durável de interconhecimento e de reconhecimento. No caso das pessoas com SD, de acordo com os achados desta pesquisa, pode-se afirmar que a falta de uma rede ampla prejudica inclusive a possibilidade de acumulação de capital social por estas pessoas.

Considerações finais

57 O estudo mostrou que a rede social das pessoas com SD está muitas vezes restrita à família e centralizada na figura materna. Ficou claro que a visão preconizada pela dominação do patriarcado, de que o cuidado é função das mulheres, é extremamente marcante e nociva na história de formação das redes dos indivíduos com SD. Não é exagero afirmar que, em muitos casos, o fato de ter um filho com SD modifica e molda completamente a identidade dessas mulheres, que são julgadas, estigmatizadas e invisibilizadas socialmente. Cabe a ressalva de que ter a mãe como a única responsável pelo indivíduo com SD é cômodo para a lógica social de exclusão. Essas mulheres assumem, na maioria das vezes de forma naturalizada, papé is que deveriam ser desempenhados pelo Estado, pelas organizações privadas e pela sociedade em geral. Em outras palavras, é útil socialmente – principalmente no que tange à lógica capitalista –, manter os indivíduos com SD em posição de vulnerabilidade e suas histórias como tragédias individuais, para que nada tenha de ser feito fora de suas estreitas redes no sentido de prover a inclusão social. Essa afirmação decorre da visão de que, segundo os entrevistados, as pessoas com SD são vistas como indivíduos improdutivos e, portanto, descartáveis dentro do sistema capitalista. Seguindo a visão de Castel (2011), as pessoas com SD parecem configurar um exemplo fiel da ruptura mais expressiva da exclusão, já que estas pessoas não estão incluídas no mercado de

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trabalho e, em muitos casos, não podem contar nem mesmo com seus parentes próximos nas suas redes sociais.

58 No que diz respeito ao momento de desinstitucionalização pelo qual estão passando os dois países nos quais a pesquisa foi realizada, Brasil e Portugal, é preciso lembrar que se não houver informação, educação, democratização e políticas públicas eficazes, esse processo tende a acentuar a dependência que as PcD têm relativamente àssuas mães. Uma vez que, conforme indicaram os resultados da pesquisa, especialmente em situações de desamparo social, as mães são levadas a assumir, de forma quase compulsória e naturalizada, a responsabilidade de cuidarem de seus filhos com SD. Essa responsabilidade é ainda mais preocupante quando se percebe que o fluxo entre o indivíduo com SD e a sua mãe não envolve somente afeto e cuidadosbásicos, mas também dependência financeira.

59 A rede dos indivíduos com SD se mostrou quase que exclusivamente composta por mulheres e evidenciou que, quando se trata de figuras masculinas, os laços biológicos não parecem ser suficientes para mantê-los como nós presentes na rede. Diante de tudo o que foi exposto, fica a certeza de que é preciso que sejam realizadas mais investigações que coloquem em foco a questão do gênero no que toca à deficiência. São muito importantes estudos interseccionais que tragam para o debate questões relativas a estas mulheres – principalmente mães, mas também irmãs, tias e avós – que são excluídas pelo machismo e pelo estigma alargado da deficiência.

60 Igualmente urgentessão estudosque foquem em questões que passam pelo ponto central: a quem serve a lógica da exclusão?Não é suficiente apontar que as redes dos indivíduos com SD são moldadas pelo estigma e pela configuração social excludente, é preciso questionar academicamente quais são os agentes que se beneficiam da manutenção da exclusão. Acredita-se, com base nesta e em pesquisas anteriores (Faria e Casotti, 2019), que existe um proposital desinteresse do poder público, das empresas privadas e mesmo das organizações do terceiro setor em atender as necessidades e desejos das pessoas com SD. Este desinteresse, enraizado na lógica capitalista, deve ser exaustivamente pauta de futuras pesquisas.

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NOTAS

1. Galvão, Marcelo (2012), Colegas. Gatacine.

RESUMOS

A presente pesquisa teve como objetivo utilizar a teoria das redes para analisar a configuração das teias sociais de adultos com Síndrome de Down (SD). Esta teoria tem como principal contribuição apontar que o indivíduo é condicionado pelo tecido social que o envolve, sendo também capaz de modificar este tecido. Foram realizadas entrevistas com 34 famílias no Brasil e em Portugal. Os entrevistados foram adultos com SD e suas mães. Os resultados mostraram que a rede dos indivíduos com SD é estreita e tem como principal nó a figura materna. As mães são as responsáveis em quase todas as famílias entrevistadas por cuidarem dos filhos com SD, mesmo que para isso tenham que abrir mão de seus momentos de lazer e de suas profissões. Ficou claro que a rede das pessoas com SD é composta principalmente por mulheres e que pessoas de fora da família muitas vezes criam laços negativos com estes indivíduos.

The objective of the present research is to use the network theory to analyze the configuration of the social webs of adults with Down Syndrome (DS). The main potential of social network analysis is to point out that the individual is conditioned by the social network that surrounds him and is also able to modify this network. Interviews were conducted with 34 families in Portugal and Brazil. Respondents were adults with DS and their mothers. The results showed that the network of the DS individuals is narrow and has as main node the maternal figure. The mother is

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responsible in almost all the families interviewed for taking care of her child with DS, even if she has to give up her moments of leisure and her profession. The network of people with DS is mainly composed of women, and people outside of the family often create negative bonds with these individuals.

La présente recherche visait à utiliser la théorie des réseaux pour analyser la configuration des réseaux sociaux d’adultes atteints du syndrome de Down (SD). Cette théorie a comme principale potentialité de souligner que l’individu est conditionné par le tissu social qui l’entoure et qu’il est également capable de modifier ce tissu. Des entretiens ont été menés auprès de 34 familles au Brésil et au Portugal. Les personnes interrogées étaient des adultes atteints de SD et leurs mères. Les résultats ont montré que le réseau d’individus atteint de SD est faible et a comme nœud principal la figure maternelle. Les mères sont responsables dans presque toutes les familles interviewées de s’occuper des enfants avec SD, même si elles doivent renoncer à leur temps libre et à leurs professions. Il est clair que le réseau de personnes atteintes du SD est composé principalement de femmes et que les personnes en dehors de la famille créent souvent des liens négatifs avec ces personnes.

ÍNDICE

Palavras-chave: deficiência, exclusão social, mães, Síndrome de Down, teoria das redes Keywords: disability, Down Syndrome, mothers, network theory, social exclusion Mots-clés: déficience, exclusion sociale, mères, syndrome de Down, théorie des réseaux

AUTOR

MARINA DIAS DE FARIA

Centro de Ciências Jurídicas e Políticas, Universidade Federal do Estado do Rio de Janeiro Rua Voluntários da Pátria, 107, CEP: 22270-000 Botafogo, Rio de Janeiro, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6334-145X

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Turismo de base comunitária à luz da teoria ator-rede: novos caminhos investigativos no contexto brasileiro Community-Based Tourism Inspired by Actor-Network Theory: New Investigative Paths in the Brazilian Context Tourisme de base communautaire à la lumière de la théorie de l’acteur-réseau: des nouvelles voies de recherche dans le contexte brésilien

Edilaine Albertino de Moraes, Marta de Azevedo Irving, Rosa Maria Leite Ribeiro Pedro e Elizabeth Oliveira

NOTA DO EDITOR

Artigo recebido a 13.01.2019 Aprovado para publicação a 27.03.2020 Revisto por Sofia Silva

Introdução

1 No contexto brasileiro, desde a década de 1990, iniciativas designadas como turismo de base comunitária ou turismo comunitário (de agora em diante TBC) vêm sendo delineadas a partir de estratégias culturais e políticas enraizadas localmente, frente às tendências hegemônicas do turismo massificado no Sul global.

2 Nesse movimento, pesquisadores brasileiros vêm afirmando que propostas de TBC se diferenciam daquelas em curso, dominadas pela lógica do mercado, principalmente, por sua origem de base endógena. Partindo da leitura crítica de alguns autores de referência nessa discussão, os debates sobre o TBC têm sido orientados, sobretudo, pela compreensão dessa prática como uma alternativa para a inclusão de populações de regiões periféricas e, também, para a valorização dos modos de vida de povos e

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comunidades tradicionais, segundo o compromisso de justiça, de solidariedade e de participação dos atores envolvidos no processo (Coriolano e Lima, 2003; Mendonça e Irving, 2004; Bartholo et al., 2009; Sampaio, 2011; Fabrino, 2013; Novo e Cruz, 2014; Scharer, 2015; Moraes e Irving, 2018).

3 Nessa perspectiva, o TBC tem sido tema de crescente interesse em pesquisas sociais e publicações recentes, no Brasil, conquanto essas discussões tenham traduzido também questões controversas. Isso porque as interpretações das complexas realidades e dos eventuais riscos, que precisam ser considerados em planejamento de TBC, vêm se restringindo a uma leitura idealizada e simplista das dinâmicas socioculturais, que se expressam na armadilha da “vitimização” das populações locais e/ou tradicionais envolvidas no processo. Além disso, o TBC, entendido como uma alternativa em substituição ao turismo de massa, tende a fragmentar a leitura dos seus efeitos em um contexto de economia de mercado global. Igualmente, nesse processo, pode ser provocada uma situação de redução do TBC a um negócio orientado apenas para a recepção de turistas e para a geração de renda local, tensionando, assim, as relações e as estratégias de defesa do território tradicional (Moraes, 2019).

4 Considerando esses antecedentes e contradições, conceitos e visões associados ao TBC não podem ser naturalizados com base em um modelo idealizado e generalizado para todo e qualquer contexto socioeconômico. Ao contrário, a problematização sobre o TBC requer olhares ancorados nas práticas locais e perpassados pela pluralidade de saberes e vozes que se articulam e tecem as dinâmicas socioculturais (ibidem). Mas no que consiste o TBC? Quais são os atores que se mobilizam em torno dessa prática? Afinal, do que é produzido o TBC?

5 Propõe-se, neste artigo, contribuir para essa reflexão temática, a partir de um breve relato da pesquisa empírica desenvolvida em Moraes (ibidem). Nesse sentido, busca-se descrever as dinâmicas de articulação e composição do TBC, relacionadas à experiência brasileira Rede Cearense de Turismo Comunitário (TUCUM). A importância dessa iniciativa pioneira, lançada em 2008, deve-se à articulação entre diversos grupos de pescadores artesanais, etnias indígenas, agricultores familiares, camponeses, quilombolas e moradores de periferias urbanas, localizados de leste a oeste na Zona Costeira Cearense – umas das regiões mais visitadas e disputadas no país, onde esses grupos lutam pelo desenvolvimento do turismo comunitário e em defesa do fortalecimento do território tradicional e de seus direitos.

6 Para investigar tal temática, a abordagem teórico-metodológica adotada foi a teoria ator-rede (Actor-Network Theory – ANT, na versão original em inglês), apoiada, sobretudo, nos trabalhos do sociólogo Bruno Latour, seu principal expoente. A escolha pela ANT se justifica, em síntese, por esta propor um caminho inovador para a abordagem do “social”, reconhecendo, para tanto, as redes constituídas de elementos humanos e não-humanos. Vale ressaltar que, apenas há cerca de uma década, a ANT tem sido adotada como dispositivo teórico-metodológico de análise da produção do turismo, sem incidir, especificamente, sobre o TBC. Nesse contexto, a maioria dos estudos tem sido registrada, principalmente, na Europa (van der Duim, 2005; Rodger et al., 2009; van der Duim et al., 2012; Dedeke, 2017, entre outros). Portanto, na literatura especializada, a problematização sobre o TBC no Brasil à luz da ANT ainda é incipiente.

7 Partindo dessa lacuna, este exercício investigativo tem como principal diretriz metodológica “seguir os próprios atores” e se alimentar de controvérsias, sem tentar resolvê-las (Latour, 2012: 31). Além disso, em processos de construção de conhecimento

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à luz da ANT, deve-se caminhar com menos certezas e menos hipóteses, o que não significa deixar de ser ético e criterioso quanto à orientação metodológica da pesquisa.

8 Assim, segundo Latour (2012), o caminho da ANT deve ser trilhado de forma experimental, provisória e ensaística. Com enfoque antropológico, a metodologia adotada envolveu, principalmente, pesquisa bibliográfica e documental sobre o TBC no contexto brasileiro e sobre a própria ANT. Além disso, foi realizada pesquisa de campo, de novembro de 2015 a novembro de 2017, considerando, nesta reflexão, parte dos dados de entrevistas e conversas informais com lideranças comunitárias e assessores de organização não governamentais, assim como de observação participante em assembleias gerais da Rede TUCUM.

9 Dessa forma, ao procurar ensaiar a pertinência da ANT para a compreensão mais profunda, ampla e múltipla do TBC, busca-se refletir, também, sobre como o contexto brasileiro tem representado um laboratório de experiências emergentes para resistir e fazer frente às limitações dos estudos nesse campo. Nessa perspectiva, o TBC se expressa como fonte inspiradora de alternativas diante das desigualdades sociais existentes, bem como da condição estratégica de sociobiodiversidade e riqueza cultural do país, em face de interesses geopolíticos mundiais.

Turismo de base comunitária: debates e perspectivas analíticas no contexto brasileiro

10 As discussões sobre o TBC, no Brasil, têm sido estimuladas e construídas, nos últimos anos, em espaços formais e informais de debate coletivo. Assim, inúmeros atores vêm sendo envolvidos, entre os quais as universidades, os movimentos sociais, as organizações não governamentais, as instituições governamentais, as agências de cooperação internacional e, principalmente, as lideranças comunitárias articuladas à defesa de direitos de povos e populações tradicionais.

11 No plano acadêmico, os debates sobre o TBC vêm encontrando terreno fértil, sobretudo nos Encontros Nacionais de Turismo de Base Local (ENTBL), desde a realização de sua primeira edição, em 1997, na Universidade de São Paulo, tendo sido a última edição promovida na Universidade Federal de Pernambuco, em 2018. Esses eventos proporcionaram uma oportunidade ímpar para a reflexão crítica sobre a práxis associada ao turismo, agregando olhares de diferentes áreas do conhecimento.

12 Quanto ao papel desenvolvido pelo movimento social nesse debate, uma iniciativa reflexiva de referência tem sido o Fórum Social Mundial (FSM), realizado desde 2002, quando esse evento foi lançado em Porto Alegre. Desde então, tornou-se itinerante, percorrendo diferentes continentes até a sua última edição, em 2018, quando retornou ao Brasil e foi realizado em Salvador (Bahia). Nas edições do FSM foi possível trazer para a cena principal profundos questionamentos político-ideológicos sobre o processo de globalização, tendo também sido discutidas propostas contra-hegemônicas que pudessem orientar novos caminhos para o desenvolvimento. No caso do turismo, reconheceu-se, sobretudo, a sua importância como uma possível via para a transformação social.

13 Com relação à atuação das organizações não governamentais, é importante mencionar como referência, no plano nacional, o Encontro Nacional da Rede Brasileira de Turismo Solidário e Comunitário (TURISOL), que ocorreu primeiramente em 2010, em Uruçuca

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(Bahia), e o segundo em 2015, na capital federal Brasília, visando contribuir para esse debate e para a expansão dessa prática por meio da promoção de intercâmbio de conhecimentos e de negócios.

14 Nesses encontros foram pactuadas ações para a construção de alternativas dirigidas ao turismo em bases sustentáveis – dentre as quais o TBC, orientado, desde a origem do debate, pelo compromisso de práticas sustentáveis e solidárias. Dessa forma, esses fóruns representaram oportunidades para a expressão de movimentos de resistência ao modelo hegemônico capitalista, que se manifesta também na práxis turística. Assim, busca-se provocar o setor governamental para o estabelecimento de novas diretrizes de políticas públicas e a promoção de ações inovadoras na racionalidade contra- hegemônica do turismo.

15 Nesse sentido, os Seminários Internacionais de Turismo Sustentável (SITS), cujas edições ocorreram em 2003 e 2008 em Fortaleza (Ceará), representaram marcos para a construção do TBC (Scharer, 2015). As duas edições desse evento se constituíram em momentos férteis para as reflexões acerca do tema e para os intercâmbios de experiências entre pesquisadores, lideranças de comunidades tradicionais e interlocutoras de instituições governamentais e não governamentais. As publicações e anais deles resultantes (Coriolano e Lima, 2003; Lima e Coriolano, 2003; Silva et al., 2008) sistematizaram diversos resultados dos debates realizados, que contribuíram para que a terminologia turismo comunitário se afirmasse nacionalmente e se tornasse foco de interesse de pesquisas acadêmicas em todo o país. Foi também a partir das reflexões sobre esse tema, no âmbito do I SITS, que Coriolano e Lima (2003) enunciaram alguns princípios para o desenvolvimento de projetos com esse direcionamento: a. turismo comunitário deve ser conduzido de modo integrado às demais atividades econômicas, fortalecendo a agricultura, a pesca artesanal e o artesanato; b. a geração de emprego e renda deve ser priorizada para os residentes nas comunidades envolvidas, os pequenos empreendimentos locais, a dinamização do capital local, a garantia da participação de todos, com espaço assegurado às mulheres e aos jovens; c. a participação das comunidades deve ser garantida a partir do planejamento descentralizado e com o desenvolvimento de uma política de turismo em bases locais; d. a luta pela regulamentação fundiária e a posse da terra pelas comunidades indígenas e pesqueiras devem ser apoiadas, além de assegurada a regulamentação das unidades de conservação da natureza.

16 A definição desses princípios como pontos de partida para os projetos de TBC representou um passo importante para o delineamento dos fundamentos do que viria a se expressar, posteriormente, como turismo de base comunitária. Por outro lado, ainda que se reconheça a importância de iniciativas dessa natureza, inúmeros são ainda os desafios a serem enfrentados em um país de dimensões continentais como o Brasil, sujeito, historicamente, às desigualdades regionais.

17 Nesta retrospectiva de construção de bases consolidadas sobre esse debate, vale destacar a pesquisa de Mendonça et al. (2014), realizada entre 2002 e 2014, com o objetivo de investigar, do ponto de vista teórico-conceitual e político-organizacional, o TBC no Brasil. Esse estudo resultou no mapeamento de 206 iniciativas de TBC, citadas em produções acadêmicas, localizadas em quase todos os estados brasileiros. Segundo essa pesquisa, é possível afirmar que a maioria das experiências de TBC surgiu em áreas rurais de elevada diversidade biológica, nas quais vivem diferentes grupos humanos

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que ali exercem as suas atividades produtivas tradicionais e, mais recentemente, expandiu-se para as áreas urbanas caracterizadas como favelas.

18 Além disso, no plano conceitual, segundo Mendonça et al. (2014), em geral, o TBC envolve iniciativas cujos benefícios socioeconômicos impactam diretamente as comunidades locais, nas quais se busca a sustentabilidade social e econômica, conforme o compromisso das relações dialógicas entre os turistas e as comunidades anfitriãs envolvidas. Nessas iniciativas há o reconhecimento do protagonismo das comunidades locais, assim como a prevalência da gestão comunitária no processo. O movimento coletivo pela busca por desenvolvimento local, pelo fortalecimento do sentido de pertencimento, pela afirmação das identidades locais e pelo respeito às tradições e valorização cultural constituem também eixos comuns dessas iniciativas. O TBC é ainda entendido como complemento e não como substituição às demais atividades produtivas locais.

19 Na perspectiva conceitual e política, o TBC tem sido também associado ao sentido das lutas dos movimentos de resistências relacionados aos direitos à posse da terra, de acesso e uso dos recursos naturais e ao local herdado (Santiago, 2015), um contexto característico de muitas regiões periféricas nas quais as populações tradicionais se veem ameaçadas pelos processos de apropriação de seus territórios pelo capital hegemônico, inclusive pela via do turismo.

20 Por essas perspectivas de análise, a compreensão do TBC representa um contraponto aos modelos de desenvolvimento turístico inspirados pelas premissas de crescimento econômico e pela lógica do mercado, nos quais prevalece o foco na produção, na competitividade e no lucro. Sendo assim, na percepção de Sampaio (2011), o principal desafio para o desenvolvimento do TBC seria o compromisso de salvaguarda dos modos de vida tradicionais, a partir da reafirmação das dinâmicas socioculturais locais inseridas em economias comunitárias, porém capazes de dialogar com a economia de mercado global.

21 Além disso, é fundamental que seja desmistificada a leitura simplista e estereotipada do TBC como uma prática na qual um grupo desfavorecido recebe, em seu convívio cotidiano, pessoas curiosas pelo exotismo local apenas para aumentar a sua renda e melhorar a sua qualidade de vida. O TBC só acontecerá, efetivamente, se estiver baseado em uma perspectiva dialogal entre turistas e comunidades anfitriãs (Irving, 2009).

22 Pode-se também relacionar o TBC a um contexto de alianças entre redes de organizações comunitárias, organizações não governamentais (ONG), igrejas, universidades, agências e operadoras de viagens, entre outros atores. Essas redes são formadas, geralmente, em regiões periféricas, com o objetivo de apoiar e estimular a difusão e/ou comercialização do TBC, bem como a definição de estratégias para enfrentar a condição de negligência da esfera pública com relação a esse tipo de turismo, frequentemente desvalorizado em políticas públicas (Maldonado, 2009; Cañada, 2015; Moraes et al., 2018).

23 Embora alguns consensos teóricos sejam observados na literatura especializada, para Lima (2011) sua leitura é ainda polêmica, ingênua e inclinada a traduzir um modelo idealizado de desenvolvimento do turismo. Por outro lado, segundo Fabrino (2013), as publicações acadêmicas brasileiras com esse enfoque não apresentam dados mensuráveis sobre a viabilidade financeira desses empreendimentos. Essas publicações tampouco abordam questões como o fluxo turístico, as taxas de ocupação dos meios de

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hospedagem, os processos de gestão, além da real contribuição do TBC para a melhoria das condições de vida locais. Ademais, são limitadas as abordagens teóricas e aplicadas capazes de contribuir com subsídios efetivos às políticas públicas e/ou à avaliação dos resultados obtidos.

24 Importa também enfatizar que o TBC, no âmbito do Ministério do Turismo, é ainda traduzido como mais uma segmentação do mercado turístico (Brasil, 2008; Silva et al., 2009). Essa perspectiva de análise encontra ressonância, sobretudo, em Mielke (2010), que defende a necessidade de profissionalização das comunidades envolvidas por meio da adoção de um modelo de gestão e organização empresarial, baseado em sistemas de eficiência e competitividade de mercado. Nesse sentido, em contraponto a todo o debate crítico sobre o tema, a discussão sobre TBC vem, paulatinamente, no plano das políticas públicas, abarcando sentidos próprios da lógica de mercado, pelos quais essa prática também vem sendo considerada como uma oportunidade de negócio.

25 Diante dessas controvérsias, pode-se afirmar que, embora se reconheçam alguns avanços sobre o tema, ainda prevalecem na produção acadêmica especializada em TBC perspectivas baseadas na polaridade entre o compromisso “social” e o reconhecimento da importância econômica dessa prática. Contudo, outras questões se colocam: Como abordar o TBC para além dos conceitos concebidos a seu respeito? Como é possível apreender e descrever a realidade em transformação no TBC? Em que medida a teoria ator-rede poderia contribuir para ampliar essa leitura?

Teoria ator-rede: proposições e procedimentos para orientar a reflexão

26 A teoria ator-rede (ANT) foi formulada a partir de meados da década de 1980, no âmbito dos Estudos de Ciência, Tecnologia e Sociedade (CTS), como resultado de um amplo esforço de pesquisa de um grupo de investigadores do Centro de Sociologia da Inovação da Escola Nacional Superior de Minas de Paris (França), dentre os quais se destacam Bruno Latour, John Law, Madeleine Akrich e Michel Callon, influentes teóricos contemporâneos.1 Desse grupo, nesta reflexão optou-se por seguir as orientações de Bruno Latour, um dos principais expoentes da ANT na atualidade.

27 Influenciando análises em diversas áreas do conhecimento, a ANT constitui um movimento de renovação das Ciências Humanas e Sociais que questiona a visão dicotômica entre natureza e sociedade, propondo um caminho inovador para a abordagem do “social” e da “sociedade” no reconhecimento de redes entrelaçadas de elementos humanos e não-humanos.

28 Inspirada pela perspectiva etnográfica da Antropologia, a ANT não busca explicar a realidade social, no sentido comum de apresentar um quadro consolidado de referência teórica posto à mão para ser aplicado. Ao contrário, a realidade é localizada histórica, cultural e materialmente, não sendo entendida como resultado de um contexto supostamente estável, linear e determinado.

29 Nesse sentido, a ANT foi concebida na busca pela superação da naturalização dos fatos sociais, promovendo exatamente a sua desestabilização.2 Afastando-se dos autores da tradição sociológica, Latour (2012) advoga não ser mais possível se pensar sobre as dinâmicas sociais, sem que se apreendam as conexões existentes entre elementos

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humanos e não-humanos. Isso porque um dos postulados da ANT é que, quando um humano age, mais alguém/alguma coisa está agindo em conjunto.

30 Sendo assim, pela ótica da ANT, tanto humanos quanto não-humanos são actantes, ou seja, ambos têm agência, “fazem-fazer”. Para o autor, os próprios atores constroem tudo, inclusive os seus próprios quadros, contextos e teorias, o que implica deixar de lado as “molduras teóricas”. Simbolicamente, o ator nunca está sozinho ao atuar no palco. Portanto, “o ator, na expressão hifenizada ator-rede, não é a fonte de um ato e sim o alvo móvel de um amplo conjunto de entidades” (ibidem: 75), que se reúne em sua direção. Por essa razão, para a ANT, atores não são aqueles que apenas ocupam um lugar, mas sim aqueles que realizam algo e marcam uma diferença, fazendo com que outros elementos se movam a partir de suas capacidades de associações.

31 Assim, os mais variados atores deixam rastros no caminho, que proporcionam informação para a pesquisa. Se não atuassem dessa forma, os elementos integrantes dessas dinâmicas não seriam atores, e sim meros “intermediários”, “marionetes” ou, ainda, projeções simbólicas. Nesse contexto, os atores reunidos para a ação são aqueles que devem ser incluídos em uma descrição sobre o mundo social (Latour, 2012: 213), podendo ser esses conceitos, pessoas, instituições, coisas, animais, objetos, máquinas, legislação, etc. Todavia, a ação não é “coerente, controlada, bem acabada e bem delineada”. Por definição, a ação é deslocada (ibidem: 76), produzindo novas associações.

32 Nesse sentido, um dos principais diferenciais da ANT com relação à abordagem sociológica clássica é considerar também os elementos não-humanos na produção de realidades, para que se possa entender como uma rede é constituída. Nesse contexto, o foco se desloca do “social”, entendido como um lugar de troca entre atores humanos, para as associações entre humanos e não-humanos, partícipes dessa rede sociotécnica.3

33 É partindo desse direcionamento que Latour (2012) propõe uma “sociologia de associações”. O autor desafia o vício cartesiano de abordar o social como adjetivo, isto é, de se debruçar sobre os chamados fatos sociais já estabelecidos, sustentando que o social precisa ser descrito a partir do que é observável. Com esse apelo, defende-se uma visão do social como um tipo de associação momentânea entre elementos humanos e não-humanos, caracterizada pelo modo como, continuamente, eles se agregam e assumem novas formas.

34 A ANT preconiza, assim, “reagregar” o social, isto é, “todos os elementos heterogêneos precisam ser reunidos de novo em uma dada circunstância” (ibidem: 23) para que possam continuar a existir. Essas associações entre humanos e não-humanos têm como efeito a constituição de um “coletivo” que traduz o agrupamento de todas as partes interessadas no contexto investigado.4

35 Latour (2004) coloca em relevo o coletivo das coisas, dos humanos, da natureza, da sociedade e da política, para uma discussão pública dos problemas da atualidade, que favorece um olhar aprofundado sobre as grandes questões que movem as decisões políticas. Porém, não se trata aqui de uma reflexão “crítica”, denunciando as falhas e encerrando as disputas pelas determinações causais. Ao contrário, Latour (2002) explicita que uma investigação deve ser situada de forma aberta, circunstancial e incerta para ser correntemente discutida e contrariada tanto pelos pesquisadores como pelos próprios pesquisados.

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36 Por essa abordagem, o coletivo constitui um campo de forças em constante embate, que, vez por outra, estabiliza-se de alguma forma. Esse princípio implica o entendimento de uma noção fundamental – a noção de rede – que está relacionada à existência de vários fios que conectam o social sem necessariamente formar uma unidade, mas configurando um processo contínuo de associações. A rede de atores é aberta e heterogênea, possibilitando o estabelecimento de todo e qualquer tipo de conexão. Mas estar conectado ou interconectado e ser heterogêneo não é suficiente. Tudo depende do tipo de ação que está fluindo nas associações entre elementos humanos e não-humanos.

37 Latour (2013: 9) afirma ainda que as redes atravessam a fronteira entre os grandes feudos da crítica, sendo simultaneamente “reais como a natureza, narradas como o discurso, e coletivas como a sociedade”, sendo exatamente essa dinâmica que configura as tramas sociotécnicas que enredam a sociedade. Portanto, a rede sociotécnica constitui o campo de produção do conhecimento sobre algo, no qual todos os elementos se articulam sobre o objeto de interesse, mobilizando diversas vozes.

38 Com base nesse aporte, Pedro (2010) argumenta que pensar sobre as redes, tal como elas vão se performando, implica, sobretudo, “pensar com a rede”. Nesse processo investigativo, são enfatizados o trabalho, o movimento, o fluxo e as mudanças resultantes de associações (Latour, 2012). Sob esse ponto de vista, na noção de rede se considera que o importante não é somente abordar os vínculos e alianças, mas também os efeitos gerados por esses vínculos e as implicações de tais alianças em ação.

39 O desafio da pesquisa sobre redes, conforme as pistas da ANT, é, portanto, seguir e transpor os “rastros” deixados pelos atores, considerando os seus agenciamentos e as controvérsias existentes. Ademais, busca-se rastrear o fluxo das conexões entre as controvérsias, sem intervalos, e não propriamente tentar decidir como resolvê-las. De outra forma, Latour (ibidem) discute que os pesquisadores em ANT devem seguir com paciência esses rastros, ater-se aos mediadores da ação, ouvir o que têm a dizer, desviando-se das generalizações apressadas, que podem recair na purificação dos fatos.

40 Segundo a ANT, não se deve confundir a rede que é delineada pela descrição com aquela utilizada para fazer a descrição. Dessa maneira, entende-se que a rede não é o “desenho”, mas o “lápis” que a desenha. Por essa razão, refere-se ao movimento de desenhar e não, propriamente, a uma rede desenhada. Partindo dessa compreensão e com o propósito de se pensar em uma dinâmica em rede, propõe-se, simplesmente, descrever as conexões que estão à mão do pesquisador e, também, o que os atores fazem para expandir, relacionar, comparar e organizar, sem impor sobre eles uma definição a priori sobre as suas capacidades de construção do mundo (Latour, 2012).

41 Assim, considerando as propostas que emergem da ANT, em síntese, três pistas metodológicas foram fundamentais para a orientação da presente investigação: 1) reconhecer elementos humanos e não-humanos como atores no processo; 2) observar a produção de uma “rede”, envolvendo as partes interessadas, possibilitando um processo contínuo de associações; e 3) seguir os atores em ação, que Latour (2012) considera terem força para “fazer-fazer”, a partir de incertezas e não de conceitos pré- estabelecidos, categoricamente. Tendo em vista que a ANT defende a pesquisa de campo, essas pistas contribuíram para provocar reflexões acerca de como fazer pesquisa e construir conhecimento sobre a realidade no TBC, encontrando possibilidades e limitações em sua prática. Dessa maneira, quais foram as contribuições

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dessas bases da ANT para inspirar novas leituras com relação ao TBC estudado empiricamente no contexto da Rede TUCUM?

A ANT como uma via de análise para o TBC na Rede TUCUM

42 Neste exercício inspirado pela ANT, foi possível rastrear que a Rede Cearense de Turismo Comunitário TUCUM (doravante designada por Rede) vem se constituindo desde 2003 na primeira tentativa de se organizar uma rede no Ceará. Esta envolve experiências de integração de roteiros de turismo comunitário, com a facilitação da parceria entre o Instituto Terramar, a Associação Amigos da Prainha do Canto Verde (AAPCV), da Suíça, a Associação Tremembé Onlus, da Itália, além de organizações não governamentais de ampla atuação em projetos sociais na Zona Costeira Cearense (ZCC).5

43 Mas, apenas em 2008, ocorreu o lançamento oficial da Rede, durante o II Seminário Internacional de Turismo Sustentável (Fortaleza/CE). Esse processo transpassou reflexões sobre as questões estruturantes para a sua organização, promovendo ações de intercâmbio, articulação e integração com representantes de outros movimentos de turismo comunitário, como a Rede Brasileira de Turismo Solidário e Comunitário (TURISOL) e a Rede de Turismo Comunitário da América Latina (REDTURS).

44 Na construção da Rede, foram definidos oito princípios para nortear a proposta desejada de turismo, dentre os quais um se destaca: as atividades de turismo devem ser desenvolvidas por grupos organizados, sendo que os projetos devem ser coletivos e de base familiar (TUCUM, 2010). Com esse enfoque, o turismo comunitário se traduziu, para a Rede, “na capacidade de os grupos organizados possuírem o controle efetivo sobre o seu desenvolvimento, sendo diretamente responsáveis pelo planejamento das atividades e pela gestão das infraestruturas e dos serviços turísticos” (Martins, 2013: 5). Além disso, defendeu-se que o turismo comunitário seja desenvolvido de modo integrado à dinâmica produtiva local, orientando relações comerciais e de intercâmbio, com base na ética e na solidariedade, para a geração e a distribuição equitativa da renda e a valorização da produção, da cultura e das identidades locais.

45 Dessa forma, foi acordado, em 2013, o Caderno de Normas e Procedimentos Internos da Rede, considerando dois principais objetivos de ação: “oferecer aos viajantes responsáveis de todo o mundo a oportunidade de conhecer e vivenciar experiências de turismo comunitário”; e, ao mesmo tempo, “promover formas de oferta turística locais para garantir às populações tradicionais a permanência em seu território e possibilitar a continuidade das atividades econômicas tradicionais” (em particular, a pesca e a agricultura), dando visibilidade às lutas sociais para o reconhecimento das comunidades participantes (Martins, 2013: 8).6

46 Nessa direção, diversos grupos comunitários exercendo diferentes papéis vêm performando o processo de construção da Rede, nomeadamente: pescadores artesanais, etnias indígenas, além de camponeses, agricultores familiares, marisqueiras, assentados rurais e moradores de periferias urbanas. Na sua atual composição, esses grupos articulam o processo em 11 lugares de turismo comunitário: 1) Tatajuba – Camocim; 2) Curral Velho – Acaraú; 3) Assentamento do Maceió – Itapipoca; 4) Caetanos de Cima – Amontada; 5) Terra Indígena Lagoa da Encantada do povo Jenipapo Kanindé – Aquiraz; 6) Reserva Extrativista do Batoque – Aquiraz; 7) Reserva Extrativista da Prainha do

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Canto Verde – Beberibe; 8) Assentamento Coqueirinho – Fortim; 9) Ponta Grossa – Icapuí; 10) Quilombo do Cumbe – Aracati; e 11) Vila da Volta – Aracati. Três grupos de apoio integram ainda a Rede: o Centro de Formação, Capacitação e Pesquisa Frei Humberto do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra – Fortaleza; a Pousada Tremembé – Icapuí; e a Vila dos Poetas – Maranguape. Já da assessoria institucional participam duas organizações: o Instituto Terramar – Fortaleza, que apoia as comunidades localizadas no litoral oeste, e a Associação Caiçara de Promoção Humana – Icapuí, com ações relacionadas diretamente às comunidades do litoral leste cearense.

47 Nesse contexto, ao longo de dez anos, uma das principais dificuldades enfrentadas pela Rede tem sido alcançar um fluxo regular de visitantes, o que tem gerado incertezas no debate sobre as suas reais possibilidades e sobre as capacidades de atuação local em favor do coletivo. Dessa forma, a Rede vem reunindo muitos interesses no TBC, envolvendo questões, dinâmicas e demandas de acordo com a realidade de cada grupo comunitário local.

48 Por sua vez, um entendimento comum da maioria dos porta-vozes das comunidades locais e das ONG pesquisadas se refere a como esse movimento vem impulsionando e fortalecendo as articulações de estratégias para as lutas em defesa dos territórios tradicionais, que tiveram origem no final da década de 1980. Mas, reconhecendo a necessidade de ampliação das ações realizadas, foi também possível observar outras leituras que permitiram considerar o TBC como um conceito difícil de definir com precisão.

49 No que concerne ao funcionamento da Rede, a sua condição informal provocou a ideia de transformá-la em uma instituição que pudesse viabilizar efetivamente a comercialização direta do TBC. No entanto, esse debate foi polêmico em todo o período da pesquisa. Por um lado, a proposta de criação de uma empresa ou de uma agência de turismo e, até mesmo, o desejo de apropriação de padrões adotados convencionalmente para a gestão e a operação de serviços turísticos foram defendidos como uma via possível para a manutenção da Rede. Por outro, as atuais investidas de empresas externas à realidade local – para se apoderarem do TBC apenas como uma oportunidade de negócio promissor – foram reveladas como uma ameaça.

50 A compreensão sobre o TBC como um negócio propriamente dito foi uma perspectiva considerada, por algumas lideranças comunitárias, quase como uma heresia e uma violação do Caderno de Normas e Procedimentos Internos, elaborado justamente para ser adotado e respeitado pelos grupos locais. Esse tipo de visão provocou tensões no relacionamento entre alguns atores, intensificando o movimento para a formulação de estratégias de resistência e captura à possibilidade de o TBC ser reduzido a um negócio orientado apenas para a recepção de turistas e para a geração de renda local.

51 Desta forma, a Rede tem contribuído para que os grupos comunitários construam, juntamente com outros atores envolvidos, uma multiplicidade de versões do TBC, em vez de apenas diretrizes, características e dimensões do processo. Essa diversidade surge a partir de diferentes olhares e maneiras de conceber a realidade dessas localidades. Isto é, os atores locais trazem consigo sabedorias, histórias, hábitos e preocupações peculiares, que intervêm no processo de busca por soluções criativas para as mudanças que as comunidades locais vêm enfrentando e, ao mesmo tempo, produzindo no seu percurso. Nesse caso, as resistências e a busca por novas formas de inserção no mercado turístico têm sido articuladas sem perder ou desconsiderar os princípios em transformação do TBC.

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52 Assim, foi possível ensaiar um modo de análise da Rede não apenas centrado em seu poder de resistência ou em sua importância econômica. Ou seja, o turismo comunitário se traduz ora como estratégia de resistência, ora como oportunidade de negócio. A apreensão desses discursos simultâneos e recorrentes permitiu reconhecer a multiplicidade ontológica associada ao turismo comunitário, que se produz e se agrega nas diversas conexões entre as estratégias de resistência e de negócio.

53 No entanto, considerando que a perspectiva da ANT é ainda incipiente na pesquisa acadêmica sobre o TBC, um longo caminho de aprendizagem de novas práticas investigativas deve ser ainda percorrido. Para a argumentação a favor da experimentação da ANT – uma via ontológica e epistemológica capaz de não apenas construir uma base teórica, mas, sobretudo, indicar pistas para a ação teórico-prática –, propõe-se a articulação entre os elementos não-humanos, o processo de associações e os atores em ação.

a) Os elementos não-humanos no TBC

54 Em contraposição à premissa de que o humano seja o centro das questões nos estudos em turismo (Netto, 2011), a proposta da ANT agrega a importância dos elementos não- humanos à reflexão. Isso porque, nessa perspectiva, pressupõe-se que a compreensão sobre o ser humano só pode ser apreendida quando os não-humanos estão também no centro do debate sociológico. Considerando essa premissa orientadora da ANT, os pesquisadores interessados nos estudos sobre o TBC estariam convidados a colocar em xeque a crença de que esta prática se configura apenas por meio da dinâmica entre os atores humanos. Esse deslocamento poderia contribuir para a análise das articulações dos humanos com os não-humanos envolvidos, assim como das ações que estes últimos poderiam gerar no processo de TBC.

55 Nessa direção, poder-se-ia considerar, com base na pesquisa empírica realizada na Rede TUCUM, o argumento de que o TBC se articula às demais atividades produtivas de um determinado lugar turístico, as quais, por sua vez, manifestam-se nas práticas cotidianas locais. Essas atividades podem ser ilustradas pelas produções da agricultura familiar, quintais produtivos agroecológicos, pescarias artesanais, mariscagens, confecção das rendas de bilros e de bijuterias de sementes indígenas, artes da culinária regional, regatas ecológicas, feiras da economia popular solidária, entre tantas outras ações nos lugares de TBC investigados. Assim, esses elementos não-humanos traduzem, conjuntamente, a natureza, a cultura e as técnicas envolvidas em seu desenvolvimento. Isso porque, pela perspectiva da ANT, esses elementos constituem “híbridos sociotécnicos” capazes de mobilizar ações nas dinâmicas em transformação, não se restringindo apenas a representar objetos ou projeções simbólicas que imprimem significados.

56 Sobre os elementos não-humanos constitutivos do processo de TBC, é importante ressaltar, ainda, que os recursos naturais preservados, como praias, dunas, lagoas, mangues, falésias, mares e matas, comumente considerados como pontos focais de interesse turístico, são capazes igualmente de gerar efeitos nas dinâmicas onde as comunidades da Rede TUCUM estão situadas. Isso porque compõem processos permeados por conflitos e contradições que envolvem, por exemplo, a disputa entre os inúmeros interesses relacionados à regularização da situação dos territórios de todos os grupos comunitários, às dinâmicas de proteção da natureza – por meio da criação de

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áreas protegidas em seus locais herdados –, e ao próprio mercado turístico, que contribui para a impulsão da especulação imobiliária, do turismo de veraneio e da urbanização nessas áreas de inserção da Rede.

57 Por esta perspectiva, além de se reconhecer a importância dos elementos não-humanos no movimento do TBC, buscou-se acompanhar, empiricamente, como as conexões entre os distintos atores e as inúmeras questões envolvidas nessa prática impulsionaram as diferentes ações na configuração da Rede. Dessa maneira, foi possível compreender os elementos heterogêneos rastreados pela pesquisa como produtos da rede sociotécnica do TBC, em contraposição à sua investigação como categorias explicativas estabilizadas.

b) O TBC como um processo de associações

58 A noção de associação pela perspectiva da ANT teve importância central para dar sustentação aos argumentos aqui defendidos, na medida em que possibilitou a ampliação da análise em foco e a consideração das múltiplas conexões possíveis entre os atores envolvidos no TBC da Rede. Isso implicou apreender o TBC, simultaneamente, como um discurso e uma prática, o que exigiu se pensar em uma multiplicidade de políticas e ontologias, para além daquelas vinculadas diretamente ao turismo. Ou seja, a compreensão do TBC transcendeu a perspectiva de planejamento e estruturação de empreendimentos comunitários ou a mera dinâmica de recepção de visitantes, envolvendo múltiplos atores e interesses que produziram as associações e as dissociações entre os elementos heterogêneos, articulando-se nesse movimento de delineamento da rede sociotécnica.

59 Isso significa que foram rastreados alguns atores das comunidades locais, dos empreendimentos de hospedagem e alimentos e bebidas, lideranças das associações de moradores do lugar turístico, articuladores dos movimentos sociais ali atuantes, além de coordenações das ONG que prestam assessoria local e de outros atores que eles fizeram circular no coletivo. Nesse sentido, as ações dos atores heterogêneos dispostos na rede sociotécnica do TBC permitiram descrever a produção de associações na Rede.

60 Diante das reflexões que emergiram desse exercício inspirado na ANT, algumas questões centrais se revelaram na pesquisa, no sentido de orientar um olhar mais atento, aberto e detalhado para a apreensão das associações no TBC. Para tal, seria importante observar, ainda, como são enunciadas e explicitadas questões do tipo: Com que atores humanos e não-humanos os grupos locais se interessam em se associar? No caso da Rede, com que partidos políticos, ONG, movimentos sociais, órgãos públicos e agências de turismo seria interessante se enredar? Além disso, quais são as ligações que se estabelecem entre essas instâncias e que novas associações poderiam ser produzidas no TBC em rede? Isso implicaria entender como são produzidas as resistências e as capturas nessas associações contínuas, bem como identificar as mais diversas práticas de TBC que poderiam ser traduzidas a partir da dinâmica de investigação proposta.

61 Essas questões tendem a reafirmar, uma vez mais, que a investigação sobre o TBC, na perspectiva da ANT, e, particularmente, das associações, pressupõe a compreensão do modo pelo qual as conexões são articuladas entre a base referencial teórica inspiradora, as expressões culturais e os modos de existência dos atores envolvidos nessa prática. Para tanto, é importante que se considerem, nesse processo, os saberes acadêmicos, os saberes populares e outras formas de produção de conhecimento como elementos co- construtores de uma mesma realidade sociotécnica.

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62 Um argumento que poderia ilustrar essa afirmação se refere à própria premissa da Rede centrada na afirmação do protagonismo e na participação de comunidades locais no processo de planejamento e gestão do TBC. Porém, pela perspectiva da ANT, não se poderia restringir a leitura ao âmbito da dinâmica da comunidade local, uma vez que essa está associada às ações e influências de inúmeros outros elementos humanos e não-humanos. Assim, ao se ponderar que, na ANT, ocorre uma difusão de associações, as mediações resultantes do agir participativo no processo de TBC não abarcariam somente as próprias comunidades locais.

63 Portanto, não se poderia perder de vista, nesta análise, que outros grupos humanos e instituições compõem o coletivo na Rede, como os porta-vozes das ONG, dos movimentos sociais, das universidades, da cooperação italiana, da especulação imobiliária, além de turistas, agências e operadoras de viagens, “amigos da rede” e gestores públicos. Nesse sentido, é importante observar de que forma esses grupos mobilizam os elementos não-humanos, bem como em que medida esses últimos intervêm nas mediações negociadas. Portanto, todos os atores deixam rastros no caminho e proporcionam informação sobre como o TBC se constrói e se reconstrói ao longo do tempo e do próprio processo.

64 Nesse contexto, quais são as associações possíveis entre os múltiplos atores no TBC que deveriam ainda ser examinadas? Quem age e faz agir nessa prática? Quais são as ações empreendidas permanentemente? Reconhecer e sustentar essas incertezas no processo permitiria uma compreensão ainda mais ampla sobre o TBC a partir da reafirmação das diferentes vozes e enunciados, e não somente na versão das próprias comunidades envolvidas, entendidas, até então, como as protagonistas do processo.

65 Assim, reconhecendo essas e outras indagações decorrentes da pesquisa que inspirou o presente artigo, é possível também apreender que o turismo comunitário propicia o fazer política, o que culminou na criação da Rede. Ou seja, a Rede foi construída para funcionar, também, como um tipo de proteção para o turismo comunitário na ZCC. De forma situada, o turismo comunitário está associado à Rede, e vice-versa, tecendo uma força híbrida de turismo comunitário-Rede.

66 A partir do reconhecimento das associações entre os elementos humanos e não- humanos para a constituição do coletivo pode-se, então, assegurar um posicionamento em pesquisa não influenciado pela hierarquização desses elementos no processo investigativo em TBC.

c) O TBC em ação

67 A partir dos aportes da ANT e, principalmente, do reconhecimento da importância dos elementos não-humanos e da produção de associações na dinâmica turística, foi possível refletir sobre o TBC enquanto uma rede de atores em ação. Essa perspectiva reafirmou a compreensão do TBC na Rede.

68 Nesse sentido, este exercício pressupôs uma mudança de posição epistemológica com relação à própria leitura da realidade investigada na Rede, uma vez que as dinâmicas de TBC não se reduzem a um contexto no qual a vida acontece e tudo se enquadra no que está preestabelecido. Pelo contrário, pela ótica da ANT, essas dinâmicas envolvem interesses que foram rastreados empiricamente, em um movimento permanente que constrói e reconstrói os caminhos trilhados pelos variados atores e suas associações.

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Foram assim identificados outros atores e formadas novas associações, as quais foram novamente reagregadas em um movimento contínuo.

69 A perspectiva de análise da ANT implicou a compreensão do “TBC em ação” na Rede, o que se traduz como a síntese de uma condição permanente de construção negociada dessa prática, sujeita a controvérsias. Portanto, o TBC não poderia ser decodificado linearmente em manuais herméticos, homogeneizantes, totalizantes e adotados como padrão para o direcionamento do processo. Também não seria o caso de se analisar o “produto” de TBC formatado. Pelo contrário, privilegia-se a descrição do movimento de construção e reconstrução que delineia, em múltiplas versões, o TBC.

70 A pista da ANT de seguir os atores implica o afastamento de qualquer visão idealizada do TBC e o lança à análise da ação. Este não poderia ser reduzido a uma tipologia ou segmento turístico, nem tampouco a uma alternativa de turismo, conforme vem sendo o caso de vias usuais de análise sobre o tema. A partir desse entendimento, poder-se-ia delinear compreensões alternativas de TBC para uma composição mais ampla. Isso porque, no caso da Rede, cada grupo produz um turismo comunitário particular, reagregando e renovando a existência da sua própria prática. O turismo comunitário praticado nas comunidades pesqueiras é, assim, diferente do praticado na terra indígena ou nos assentamentos rurais, entre outros locais da ZCC. Algumas experiências associadas ao turismo comunitário – e também ao turismo sustentável e rural –, que são igualmente influenciadas pelas práticas do turismo de massa são mais valorizadas do que outras. Dessa forma, todas essas práticas fazem parte do coletivo e são permeadas por controvérsias.

71 Segundo as pistas da ANT, no caso empírico da Rede, foi possível reafirmar ainda que o TBC tende a se traduzir como um efeito de múltiplas redes de atores em ação que ora se estabilizam, ora se renovam. Desta forma, foi possível acompanhar o modo de concepção dos processos de articulação do TBC na Rede, que se reconstrói a partir de estratégias políticas negociadas pelas diversas partes envolvidas, dentre as quais se destacam: (a) promoção de uma assembleia anual; (b) participação em editais de fomento de instituições públicas e privadas e de organizações não governamentais no Brasil e no exterior; (c) formação contínua do grupo de turismo comunitário local; (d) articulação com outras redes e fóruns aliados; (e) elaboração do Caderno de Normas e Procedimentos Internos; (f) discussão sobre políticas públicas e articulação de agenda com gestores públicos; (g) promoção de intercâmbios em TBC; (h) preparação e divulgação de pacotes temáticos e integrados entre comunidades da Rede; (i) criação da Escola Popular de Turismo Comunitário; (j) realização de campanhas e acampamentos da juventude, entre outras.

72 Portanto, os estudos com enfoque em TBC, sob a inspiração da ANT, tendem a contribuir para revelar o coletivo complexo de discursos e práticas que, incessantemente, articulam-se e tecem redes, a partir das associações entre humanos e não-humanos. Vale ressaltar, ainda, que essas articulações, movidas por jogos de interesse e de poder, podem ser interrompidas, embaraçadas, suspensas e desviadas por incertezas a todo instante, produzindo uma dinâmica particular na composição do TBC em ação.

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Considerações finais

73 A presente reflexão sobre novos caminhos investigativos com relação ao TBC no Brasil, percorridos à luz da ANT, traduz um movimento ainda em construção na pesquisa acadêmica. Nesse sentido, buscou-se articular algumas proposições teórico- metodológicas da ANT como um caminho fértil para contribuir e ampliar a compreensão sobre as dinâmicas do TBC na perspectiva prática da Rede TUCUM, considerando-se, nesse percurso, as pistas investigativas relacionadas aos elementos não-humanos, às associações e aos atores em ação.

74 A partir desta leitura, buscou-se argumentar que o TBC, em realidade, se configura como “efeito” de uma rede sociotécnica, que traduz uma complexa trama de elementos heterogêneos em ação que, por sua vez, manifestam-se nos modos de existência de grupos que não são simplesmente “sociais”, uma vez que, nessa dinâmica, operam também elementos não-humanos. Ou seja, todos os atores são simultaneamente sociais e técnicos, o que demanda uma análise complexa sobre o objeto em foco, que os considere na mesma hierarquia.

75 Nesse sentido, as práticas e enunciados de TBC são tecidos por ações de inúmeros grupos humanos, que, no caso da Rede TUCUM, envolvem pescadores artesanais, etnias indígenas, agricultores familiares, assentados rurais e quilombolas, entre outros, mas também os elementos não-humanos que atuam na construção dessa dinâmica. Por essa razão, estudar esses grupos à luz da ANT implicou reconhecer as peculiaridades, em termos vivenciais, das suas relações com a terra, o mar, a agricultura, a pesca e o artesanato, entre outras práticas que têm força para mobilizar ações no contexto do desenvolvimento local. Por esse ângulo, a dinâmica local é influenciada, também, pelos interesses e iniciativas de ONG, movimentos sociais, instituições de ensino superior, órgãos da gestão pública, agências e operadoras de viagens, entre outros atores.

76 Assim, quanto melhor for apreendida e traduzida a multiplicidade de atores envolvidos, mais compreensível tende a ser o estudo sobre a constituição da rede sociotécnica de TBC, sendo essa uma questão ontológica. Seguindo os atores e suas conexões e, ainda, apostando em uma composição polifônica dos discursos e vozes rastreados, esta análise possibilitou uma “viagem” de aprendizagem na coprodução de uma forma de se pesquisar o TBC, que exigiu novas ferramentas.

77 Em outras palavras, o estudo do TBC na Rede TUCUM foi explorado sem buscar enquadrá-lo em “molduras teóricas” pré-estabelecidas, conforme orientação da ANT. Esse desafio exigiu a ousadia de sair da zona de conforto e abrir a “caixa de conceitos”, permitindo que o próprio campo indicasse e movesse as questões inspiradoras da pesquisa. Além disso, essa posição epistemológica viabilizou a produção de novas descrições sobre o tema sem estabilizá-lo, o que gerou uma compreensão ampliada sobre as inúmeras questões e impasses envolvidos nessa imersão que só puderam ser respondidos no campo da pesquisa.

78 Nessa perspectiva antropológica buscou-se descrever a vivência empírica do objeto de interesse em um movimento de pesquisa que se faz “com” e não “sobre” os atores rastreados, apreendendo a complexidade e a realidade do que se pesquisa em constante diálogo com diferentes saberes. Esse contexto aponta, de tal modo, para que se proceda, no Brasil, a uma exigência ética de pesquisa, não apenas protocolar mas que se afirme também como local e situada.

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NOTAS

1. Os Estudos CTS desconstroem a visão ocidental hegemônica de uma ciência neutra e universal e se dedicam a investigar as relações entre ciência, tecnologia e sociedade, defendendo ser impossível compreendê-las separadamente. Esses estudos vêm fazendo uso extenso da metodologia etnográfica, o que vem repercutindo também na denominação do campo como Antropologia da Ciência e da Tecnologia. Neste campo, a abordagem da ANT é também conhecida como Sociologia da Tradução (Akrich et al., 2006). 2. Essa problematização da relação natureza-sociedade foi anunciada no livro seminal Jamais fomos modernos, no qual Latour (2013: 16) expõe que o mundo é tecido por uma proliferação de “misturas entre gêneros de seres completamente novos, híbridos de natureza e cultura”, que se articulam e formam não mais uma sociedade, mas uma rede sociotécnica, um conceito que imprime originalidade ao pensamento latouriano. 3. A noção de associação estende e modifica o sentido das palavras social e sociedade, que, em vez da distinção entre os humanos e não-humanos, recupera conjuntamente as ciências naturais e as ciências sociais (Latour, 2004). 4. Latour (2004: 117) usa o termo coletivo “para assinalar uma filosofia política na qual não há mais dois elementos que atraem: um que faria a unidade sob a forma da natureza, e outro que guardaria a multiplicidade sob a forma das sociedades”. Embora empregado no singular, o termo não remete à unidade já feita, mas a um procedimento para coligar as associações de humanos e não-humanos que permitem a composição de um mundo comum. 5. Sob a liderança da Prainha do Canto Verde (Beberibe, Brasil), a Rede TUCUM tem sido impulsionada, pela participação e articulação com diferentes grupos de turismo comunitário, redes, organizações não governamentais e fóruns atuantes na região. 6. As atividades ofertadas abrangem pousadas comunitárias e familiares, além de quartos nas residências dos próprios moradores; experiências de culinária regional com peixes, frutos do mar e animais de criação; trilhas e passeios ecológicos; pacotes para festas culturais tradicionais e infraestrutura para a realização de eventos.

RESUMOS

Este artigo enfoca a necessidade de uma nova problematização teórica e conceitual do turismo de base comunitária ou turismo comunitário (TBC) no Brasil, explorando a teoria ator-rede como uma via possível nesse sentido. Para tanto, propõe-se contribuir para essa reflexão por meio de

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um breve relato da pesquisa empírica desenvolvida na Rede Cearense de Turismo Comunitário (TUCUM – Brasil), com o objetivo de descrever as suas dinâmicas de articulação e composição do TBC. Por essa perspectiva, foi possível identificar elementos não-humanos que operam nessa rede de atores. O estudo sinalizou, ainda, a importância do conceito de associação para o rastreamento de múltiplas conexões possíveis entre os atores envolvidos no TBC, na Rede TUCUM. Assim, a teoria ator-rede permitiu analisar as dinâmicas do TBC, sublinhando os movimentos de reinvenção dessa prática no contexto brasileiro.

This article focuses on the need for a new theoretical and conceptual problematization of community-based tourism or community tourism (CBT) in Brazil, exploring the actor-network theory as a possible analytical tool in this direction. To this end, contributions to this reflection will be made through a brief report of the empirical research, developed in the Community Tourism Network of Ceará (TUCUM – Brazil), to describe its dynamics of articulation and composition of the CBT. From this perspective, it was possible to identify non-human elements that operate in this network of actors. The study also signaled the importance of the concept of association for tracking multiple possible connections between the actors involved in the TUCUM Network’s CBT. Thus, the actor-network theory made it possible to analyze the dynamics of the CBT, underlining the movements of reinvention of this Brazilian practice.

Cet article met l’accent sur la nécessité d’une nouvelle problématisation théorique et conceptuelle du tourisme de base communautaire ou tourisme communautaire (TBC) au Brésil, en explorant la théorie de l’acteur-réseau comme une voie possible en ce sens. À cette fin, il se propose de contribuer à cette réflexion par un bref rapport de la recherche empirique développée dans le Réseau de tourisme communautaire du Ceará (TUCUM-Brésil), dans le but de décrire ses dynamiques d’articulation et de composition du TBC. De ce point de vue, il a été possible d’identifier les éléments non-humains qui opèrent dans ce réseau d’acteurs. L’étude a également signalé l’importance du concept d’association pour le suivi de multiples connexions possibles entre les acteurs impliqués dans le TBC, dans le réseau TUCUM. Ainsi, la théorie de l’acteur-réseau a permis d’analyser les dynamiques du TBC, soulignant les mouvements de réinvention de cette pratique dans le contexte brésilien.

ÍNDICE

Palavras-chave: Brasil, teoria ator-rede, turismo de base comunitária Mots-clés: Brésil, théorie de l’acteur-réseau, tourisme communautaire Keywords: actor-network theory, Brazil, community tourism

AUTORES

EDILAINE ALBERTINO DE MORAES

Instituto de Ciências Humanas, Departamento de Turismo da Universidade Federal de Juiz de Fora Campus Universitário, Rua José Lourenço Kelmer, s/n, São Pedro, CEP: 36036-900 Juiz de Fora, Minas Gerais, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7631-5023

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MARTA DE AZEVEDO IRVING

Instituto de Psicologia, Programa de Pós-graduação em Psicossociologia de Comunidades e Ecologia Social da Universidade Federal do Rio de Janeiro Av. Pasteur, 250, Pavilhão Nilton Campos, CEP: 22290-240 Praia Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2677-818X

ROSA MARIA LEITE RIBEIRO PEDRO

Instituto de Psicologia, Programa de Pós-graduação em Psicologia da Universidade Federal do Rio de Janeiro Av. Pasteur, 250, Pavilhão Nilton Campos, CEP: 22290-240 Praia Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil [email protected] ORCID: http://orcid.org/0000-0002-3476-790X

ELIZABETH OLIVEIRA

Instituto Nacional de Ciência e Tecnologia em Políticas Públicas, Estratégias e Desenvolvimento da Universidade Federal do Rio de Janeiro (bolsista CAPES) Av. Pasteur, 250, Instituto de Economia da UFRJ, Palácio Universitário, CEP: 22.290-902 Praia Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil [email protected] ORCID: http://orcid.org/0000-0003-0895-3108

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Revisões críticas

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Collyer, Fran; Connell, Raewyn; Maia, João; Morell, Robert (2019), Knowledge and Global Power: Making New Sciences in the South

Fabrício Neves

REFERÊNCIA

Collyer, Fran; Connell, Raewyn; Maia, João; Morell, Robert (2019), Knowledge and Global Power: Making New Sciences in the South. Clayton: Monash University Publishing, 217 pp.

NOTA DO EDITOR

Revisto por Alina Timóteo

1 A ciência tem ocupado o centro das instituições sociais desde o século XVII e, desde então, sua força reside na capacidade de organizar a ordem cognitiva do mundo. Da mesma forma, seu produto mais valioso, o conhecimento, desde pelo menos o século XIX, coloca-se como um índice que separa o atraso do progresso, as luzes do obscurantismo. Neste sentido, a ciência é uma instituição que colabora em processos mais amplos de hierarquização da sociedade, com um léxico conhecido de expressões de uso comum e generalizado: metrópole/colônia, centro/periferia, ciência de ponta/ ciência atrasada, impacto/irrelevância. Assim, mais do que uma mera ordem abstrata de métodos e teorias, a ciência sempre se relacionou com a ordem social mais ampla, imbricando-se a processos generalizados de poder (ver Merton, 1970; Morel, 1979; Shapin, 1995). O livro Knowledge and Global Power: Making New Science in the South (Collyer et al., 2019), recentemente lançado pela editora Monash, oferece avanços empíricos para se pensar a relação entre hierarquias cognitivas globais, ciência e poder.

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2 O ponto de partida dos autores é o que se convencionou chamar de economia global do conhecimento, ou seja, os modos como o conhecimento é feito, disseminado e recebido, e como tais processos são marcados por desigualdades, as quais colaboram na construção das hierarquias indicadas acima. No livro, esta economia ainda é marcada pela hegemonia dos países do Norte global (expressão utilizada pelos autores da obra), em grande parte porque seus poderes imperiais construídos nos séculos XIX e XX mantê m-se relevantes para a concretização do seu lugar de centro da produção do conhecimento científico, influenciando os demais países localizados na periferia. Estes pontos têm como pano de fundo a teoria social pós-colonial, amplamente utilizada na obra.

3 Para discutir processos de hegemonia e dependência na ciência, os autores partem do estudo de novos campos de conhecimento – como são exemplo o VIH/SIDA, as mudanças climáticas e os estudos de gênero – em contextos do Sul global (especificamente no Brasil, África do Sul e Austrália). Tal foco é justificado lançando mão do argumento de que “novos domínios poderiam estar mais abertos a novos atores e não possuiriam limites resolvidos, e neles, as questões da dependência poderiam ser mais colocadas em causa” (Collyer et. al., 2019: XVI).1 O que aproximaria estes países tem a ver com a posição dos mesmos na economia global do conhecimento no sentido da “extroversão” – termo usado por Hountondji (1997) para se referir à dinâmica prática da periferia, orientada tanto por conceitos, teorias e métodos do centro, como também pela incapacidade de esses países estabelecerem agendas globais de pesquisa, com objetos, métodos e teorias emergentes a partir das suas pesquisas.

4 O livro interessa também em função da escala global da pesquisa, possibilitando a comparação entre os casos escolhidos. Aqui cruzaram-se os mais variados métodos de coletas – entrevistas semiestruturadas com pesquisadores, fontes documentais, etnografia, ferramentas da Web of Science – e análises qualitativas – história de vida, história oral, análise documental – e quantitativas, usando dados bibliográficos dos autores e dos centros pesquisados. Esse conjunto de métodos constitui um quadro rico e amplo das questões elencadas, dando robustez ao argumento ao longo do texto. Os sete capítulos que compõem o livro estão bem concatenados, do mais conceitual capítulo 1, que introduz o conceito de economia global do conhecimento, ao capítulo 7, que relaciona as partes, apresentando uma visão global do significado dos achados da pesquisa. Neste caminho narrativo, entre as partes e o todo, pode-se perceber a lógica geopolítica do conhecimento científico.

5 Há toda uma recente literatura dos estudos sociais da ciência e tecnologia, às quais o livro em tela veio a se somar, que tem assumido as desigualdades e hierarquias cognitivas como dependentes de determinadas dinâmicas institucionais e de poder, no caso, do controle de editoras, periódicos, universidades, agências de fomento e congressos internacionais (cf. Alatas, 2003; Beigel, 2012; Keim, 2008; Medina, 2013). Tais dinâmicas expressariam mecanismos de manutenção e promoção de conhecimentos e tecnologias do centro da produção científica global, reproduzindo desigualdades de toda a ordem. A obra em questão está em sintonia com essas perspectivas, que se expressam por meio de abordagens estruturalistas que tendem a considerar diferenças hierárquicas na ciência com referência a dinâmicas de colonização cognitiva, fluxos desiguais de cientistas e conhecimento e, não menos importante, diferenças no fomento à ciência nos distintos espaços de prática científica.

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6 Majoritariamente, tal literatura, à qual o livro se junta (mas não sem crítica), tende a tomar diferenças hierárquicas como estáveis, generalizadas e, grosso modo, quase naturais. Toma o centro a partir de locais geograficamente determinados como “Norte global” e tende a ter dificuldade em considerar a economia global do conhecimento em construção, ou seja, em constante processo de “cópia e transformação” (Collyer et al., 2019: 146). Muitas vezes, esta literatura reproduz tacitamente o que ficou conhecido como “lugar central da ciência” na expressão de Dasgupta: “quando pensamos em ciência, geralmente nos restringimos a pensar acerca de um centro, que é pensado normalmente como incorporado em alguma comunidade científica europeia ou norte- americana” (Dasgupta, 2016: 382). A diferença centro/periferia não é problematizada pela maior parte dessa literatura, ao contrário, é tomada como objetiva e estrutural para a economia global do conhecimento. Em parte, repercute-se a famosa dicotomia estudada por Edward Said (2001) entre “Ocidente” e “Oriente”, em que a ideia de periferia corresponderia à ideia de Oriente.2 O livro em questão junta-se a outros esforços teóricos (ver Ferreira, 2019; Medina, 2014; Medina et al., 2014; Neves, 2014) que visam exatamente ir contra estas naturalizações ao se focarem na prática e em processos pelos quais o conhecimento científico (e as diferenças hierárquicas) é criado cotidianamente, com recursos e interesses localizados, embora em constante interação com cenários globais de produção científica. Muitos destes novos estudos, mesmo que reconhecendo processos estruturais de hierarquização, preferem tratar de processos de autoatribuição (Neves, 2020) que organizam e estabilizam diferenças hierárquicas. Retornarei a este ponto mais adiante.

7 A pesquisa que serviu de suporte para o livro ajuda no desafio da desnaturalização acima mencionada. Importa aos autores “carreiras pessoais, privilégio institucional, interesses nacionais, lealdade cultural, necessidades sociais e – não menos importante – os próprios interesses do conhecimento” dos pesquisadores do Sul global (Collyer et al., 2019: 22). Neste nível de análise, enfatizando aqui a dimensão etnográfica, as diferenças hierárquicas são vistas articulando-se com as práticas rotineiras, estratégias de carreiras e expectativas culturais mais amplas, de modo a oferecer ao leitor um quadro da economia global do conhecimento em transformação nos novos domínios de pesquisa escolhidos pelos autores da obra. Nestes domínios, as hierarquias entre Norte e Sul são apresentadas contra o estereótipo difundido. Pesquisadores no Sul frequentemente combinam ativismo com pesquisa. Eles tinham e ainda têm fortes conexões com o Norte. Para muitos, estas começaram com um período de estudo fora [do local de origem], maioritariamente envolvendo formas de colaboração com financiadores e pesquisadores do Norte. Estes relacionamentos ainda são por vezes desiguais e parasitários, alinhando-se com a concepção de extroversão de Hountondji. Mas, nestes novos domínios há mais espaço para os pesquisadores do Sul usarem sua expertise e localização para moverem o pêndulo para longe do domínio do Norte e em direção a termos mais igualitários de engajamento. Em alguns casos, os nossos pesquisadores do Sul reivindicam paridade com pesquisadores do Norte – mesmo que frequentemente admitam que permanecem dependentes dos fundos de financiamento do Norte. (Collyer et al., 2019: 52)

8 As hierarquias, portanto, são aqui refeitas e, a meu ver, a razão para isto se relaciona às agendas de pesquisa globais ou à sua negação.3 A ordem legítima de símbolos, práticas, valores e crenças que governam a ciência global é reconhecida como vinculada exclusivamente ao seu suposto centro. No caso da economia global do conhecimento, instaura-se uma ordem legítima por meio da construção de agendas de pesquisas

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internacionais, com capacidade de reprodução ampla por meio de fluxos desiguais de pesquisadores, publicações, congressos e patentes cuja estabilidade é dinâmica, como mostra o livro em questão. Na dimensão da construção do conhecimento, as agendas internacionais legítimas operam na distinção do conhecimento válido (com poder de circulação) e não válido (local, de pouca circulação).4 Como afirma Latour (2000: 371-372): Em outras palavras, não precisamos opor o conhecimento local dos chineses ao conhecimento universal dos europeus, mas apenas dois conhecimentos locais, só que um tem forma de rede, e transporta móveis imutáveis num trajeto de ida e volta para atuar a distância. [...] Quem inclui e quem é incluído, quem localiza e quem é localizado não são coisas que constituam diferenças cognitivas ou culturais, mas que resultam de uma luta constante.

9 Esta luta, claro, é muito desigual. Afinal, lembremos Merton (1968), ao expressar o “efeito Matheus”: quem tem mais tende a ganhar mais, quem tem menos, tende a ganhar menos. Há no sistema científico uma tendência inercial à “oligopolização”, cuja dinâmica é também expressa pela capacidade das “centrais de cálculo” (Latour, 2000) a impor sua agenda. Isso se relaciona à circulação unilateral, seja de pessoas (do Sul que buscam treinamento no Norte), seja de ideais (do Norte importados pelo Sul). Cria-se entre os diversos locais de prática científica uma cumplicidade que mantém as dinâmicas de poder intactas, beneficiando coletivamente o “centro” e alguns indivíduos na “periferia”, supostos porta-vozes de teorias e métodos alhures.5 A tendência ao acúmulo inercial de crédito científico por parte das centrais de cálculo contamina também aqueles que por lá passam, dotando-lhes de condições de partida diferenciadas que acabam refletindo no produto científico imediato, ou seja, pesquisa, publicação, patente, em um jogo que ninguém perde: ganha a central de cálculo, a despeito da qualidade de sua formação, ganham os cientistas que por lá passam, a despeito de sua competência. (Neves e Lima, 2012: 271)

10 O livro é farto em relatos que respondem e acrescentam a este debate, a começar pelo estudo de trajetórias e histórias cotidianas (capítulo 3) e da influência do uso massivo das tecnologias de informação e comunicação (TIC) nas práticas profissionais. É dada atenção, no entanto, para aspectos de “subversão” da mera cópia de padrões do Norte, em função, exatamente, desses novos domínios estarem em construção, fomentando mais espaços para proposição de novas e criativas estratégias para lidar com as desigualdades de toda a ordem, as quais vão impactar na produção de novas agendas. Estas estratégias envolvem networking por meio das novas TIC que “amplificam o espaço do pesquisador” ao mantê-lo, quase sincronicamente, informado dos conhecimentos e técnicas desenvolvidos em outros contextos (Collyer et al., 2019: 74). Em vez de os pesquisadores treinados no Norte repercutirem diretamente tais aprendizados em seus países de origem, reproduzindo agendas de fora, articulam as suas condições de trabalho – simbólicas (conhecimentos locais), institucionais e materiais – com tais aprendizados. Parte desses processos, segundo os autores, levaria a uma reformulação do conceito “extroversão” de Hountondji (1995): [m]ais que simplesmente descrever como a periferia imita o Centro, nós sugerimos que extroversão poderia se referir melhor ao processo complexo (e por vezes contraditório) no qual os trabalhadores do conhecimento lidam ativamente com subordinação. (Collyer et al., 2019: 81)

11 Ou seja, o que vemos é uma passagem conceitual da ideia de “imitação” para a de “lidar com a subordinação”. Isso significa que a abordagem das assimetrias na economia global do conhecimento deveria observar mais detalhadamente as negociações e

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estratégias criativas que os cientistas realizam em seus cotidianos profissionais, levando, não raras vezes, à contestação. Claro que estas estratégias criativas ainda esbarram em questões bem tratadas no livro, a saber, o domínio da língua inglesa como linguagem científica universal e o controle das editoras do Norte sobre o fluxo total de conhecimento. Mesmo aí há buscas de alternativas para escapar desse domínio, por exemplo, quando editores do Sul priorizam a feira do livro de Guadalajara, no México, à poderosa feira do livro de Frankfurt, entrando em um mercado massivo de “publicações em língua espanhola, atraindo aproximadamente 2000 editoras de 40 países anualmente” (ibidem: 144), destacando, aos olhos do Norte, autores do Sul global que não teriam oportunidades de apresentar seus trabalhos, seja por conta da língua, seja pela limitação de editoras locais.6

12 O livro é extensivo nos temas, abordagens e casos apresentados, no entanto, penso que dois outros passos poderiam contribuir para aprofundar a compreensão das dinâmicas de poder e hierarquia na economia global do conhecimento. Por um lado, poderia haver maior vinculação com uma literatura já madura sobre os Estudos Sociais em Ciência e Tecnologia (ESCT) – deficitários na obra – e, por outro, abordar as construções das hierarquias do conhecimento sob a perspectiva das dinâmicas subjetivas de periferização e subalternização dos trabalhadores do conhecimento do Sul.

13 Nos casos dos ESCT, em geral, enfatizam-se elementos contextuais do conhecimento produzido, portanto, dever-se-ia suspender o foco nos aspectos que exprimem sua universalidade, utilizando-se métodos de investigação que permitissem localizar a verdade científica no seu contexto social mais imediato, no seu local de prática, em situações cotidianas. Pode-se observar esta ênfase, em particular, na noção de Donna Haraway de “conhecimento situado” e na ideia de Helen Longino de “epistemologia local” (Thorpe, 2007: 72). Esta posição epistemológica abriria novas possibilidades de estudo, buscando a diversidade em contraposição à suposta unidade que os termos “Norte/Sul”, “colônia/metrópole”, “centro/periferia” e “economia global do conhecimento”, sugerem. O foco na prática poderia revelar mais diversidade nos variados contextos pesquisados, acrescentando mais uma dimensão à ideia dos autores do livro do “sistema global do conhecimento como […] imperfeitamente integrado” (Collyer et al., 2019: 154).

14 Finalmente, um outro foco a incrementar à pesquisa seria o das dinâmicas subjetivas de periferização e subalternização. O processo de legitimação de hierarquias na ciência – que indicam o “Sul” e o “Norte”, o “centro” e a “periferia” – sustenta-se, como dito acima, na prática que se orienta por expectativas hierárquicas generalizadas. Em contextos nos quais os trabalhadores do conhecimento atribuem-se a si mesmos uma condição de inferioridade, suas expectativas sobre o conhecimento, método e objeto que produzem se veem inferiorizados e periferizados, a despeito do que quer que façam: “a prática cotidiana da ciência nestes contextos é orientada por valores e procedimentos, conscientes ou não, de subalternização” (Neves, 2020). Ou seja, há uma tendência, subjetivamente orientada, que no Sul global os trabalhadores do conhecimento já partem de uma posição de inferioridade, porque, ao ter como referência outros contextos – onde se formaram, periódicos nos quais os líderes de suas áreas de saber publicaram, congressos de grande circulação –, criam “dinâmicas atencionais” (Zerubavel, 2015) que organizam a lógica da relevância científica contra si.

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BIBLIOGRAFIA

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NOTAS

1. Todas as traduções apresentadas são da responsabilidade do autor. 2. O orientalismo é definido como um estilo de pensamento que distingue onto e epistemologicamente “o Oriente” e (a maior parte do tempo) “o Ocidente”. Estes estilos de pensamento como a distinção “Oriente” e “Ocidente”, “centro” e “periferia” necessitam opor uma parte a outra e produzem sempre hierarquias com alta carga de valor depreciativo, quase sempre racistas, no afã de ressaltar o próprio valor de superioridade. “[…] a cultura europeia ganhou em força e identidade comparando‑se com o Oriente como uma espécie de identidade substituta e até mesmo subterrânea, clandestina” (Said, 1990: 15). 3. No capítulo 4 do livro em questão, é apresentado um mapa estatístico dos três domínios pesquisados, mostrando, em um período de 35 anos (1980‑2015/2016), o pleno domínio dos Publishers e periódicos dos Estados Unidos da América, com alguma participação inglesa e alemã. Aqui também se nota a influência de agendas de pesquisa do Norte na manutenção das hierarquias ao dominar os meios de produção e reprodução da ciência. 4. O trabalho de Pinheiro (2018) mostra de forma incontroversa a atuação de editores de periódicos internacionais conhecidos no controle da agenda editorial, de interesse para o Norte global, contra uma agenda de objetos e teorias do Sul. 5. Vale uma nota com um curioso relato de pesquisa. Participei de uma banca de qualificação de doutorado em que um colega com formação em uma universidade europeia inicia sua fala afirmando: “eu e [nome ocultado] somos os maiores conhecedores da teoria [nome ocultado] no Brasil”. Nos bastidores, o membro externo da banca, sem poupar na ironia, quis saber mais do colega e me perguntou se ele tinha procuração do autor da teoria – que ele julgava saber mais que o resto do Brasil – para representá‑lo no meio dessa “gente ignorante”. 6. Destaca‑se assim uma outra forma de estratégia que busca maior conexão científica entre países do Sul global. E não podemos deixar de mencionar o caso brasileiro do programa governamental Ciência sem Fronteira, que entre 2012 e 2016 financiou (em 13 bilhões de reais) aproximadamente 93 mil estudantes brasileiros para estudos e pesquisa no exterior. Cerca de 99% das bolsas foram destinadas a universidades de países do Norte global – como, por exemplo, Estados Unidos (27 821 bolsas), Reino Unido (10 740 bolsas), Canadá (7311 bolsas), França (7229 bolsas) e Austrália (7074 bolsas) –, sendo pouquíssimas as bolsas que foram destinadas a países do Sul global (43 bolsas para o Chile, 18 para o México e 16 para a África do Sul). Estes números nos informam que, pelo menos no Brasil, a estratégia Sul‑Sul não tem quase nenhum apoio político (dados consultados a 22.03.2020, em http://www.cienciasemfronteiras.gov.br/web/csf/bolsistas- pelo-mundo).

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AUTORES

FABRÍCIO NEVES

Programa de Pós‑Graduação em Sociologia, Departamento de Sociologia da Universidade de Brasília Campus Universitário Darcy Ribeiro/UnB – Instituto de Ciências Sociais, CEP: 70910‑900, Brasília (DF), Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2886-0577

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Reflexiones sobre el libro de Luzzi, Mariana; Wilkis, Ariel (2019), El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019)

Ignacio Rossi

REFERENCIA

Luzzi, Mariana; Wilkis, Ariel (2019), El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019). Buenos Aires: Crítica, 334 pp.

NOTA DEL EDITOR

Revisado por José Morales

1 A grandes rasgos, aunque un poco arbitrariamente, podemos decir que la sociología económica y las investigaciones afines en Argentina se han centrado en los estudios sobre élites y los cambios estructurales en el sistema económico, por lo que cabe mencionar al menos tres líneas de estudios en ese sentido. En primer lugar, una perspectiva relacionada con la historia económica y la economía política que pone el énfasis en los cambios de los patrones de acumulación de los diferentes modelos económicos y las fracciones del capital concentrado que lo han venido detentando (Azpiazu et al., 1989; Basualdo, 2006). En segundo lugar, se encuentran los análisis corporativistas que se enfocan en las prácticas y formas de organización de las corporaciones empresariales trascendiendo las visiones clasistas para propiciar el estudio de otros factores como las intervenciones discursivas del espacio público (Palomino, 1988; Barsky, 2013; Lázzaro, 2015), incluyendo variables político-ideológicas (Martínez Nogueira, 1988; Acuña, 1995). Por último, cabe mencionar una tercera línea

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que aborda los vínculos específicos entre el Estado y las corporaciones con una perspectiva neoweberiana, es decir, relevando los valores y formas de socialización de las clases dirigentes (Viguera, 2000; Sidicaro, 2003; Beltrán, 2006) y los recientes estudios provenientes de la sociología económica (Castellani, 2009; Heredia, 2015) que han indagado en la combinación de elementos estructurales, institucionales, ideológicos y discursivos de las líneas de estudio descritas para analizar las relaciones entre organizaciones empresariales, Estado y élites a fin de entender los espacios privilegiados de acumulación en las estructuras de dominación política.

2 La sociología económica propone el abordaje de los objetos económicos desde diferentes perspectivas y categorías negando la automatización de los sistemas económicos y destacando el plano cultural, político y social de los mismos. Así, el tema central que ocupa a los autores de este libro se ubica entre las interpretaciones que desde hace unos años resaltan la importancia de la divisa estadounidense en la economía argentina. Entre estas se pueden mencionar las que pusieron el foco en la inflación, el origen, sus causas y los problemas contemporáneos que genera en el sistema económico argentino (Rapoport, 2011; Chelala, 2014; Giarrizzo, 2019). Por otra parte, se encuentran los estudios centrados en la predilección por el dólar y la restricción externa en las condiciones estructurales del funcionamiento de la economía argentina (Wainer y Schorr, 2014) y los clásicos debates en torno a los proyectos político económicos opuestos y los problemas de generar un sendero de desarrollo industrial (Diamand, 1972; 1983), rescatado actualmente por otros autores (Kulfas, 2020; Natanson, 2020). Por último, cabe mencionar los estudios que enfatizan la ascendencia y consolidación de la divisa estadounidense como moneda internacional y sus efectos en la economía argentina como expresión del cambio en las relaciones monetarias internacionales desde los acuerdos de Bretton Woods y las crisis internacionales desde los años 1970 (Aglietta y Coudert, 2015).

3 El libro de Luzzi y Wilkis (2019) puntualmente viene a culminar un conjunto de investigaciones realizadas en los últimos años en el campo de la sociología económica del dinero (Zelizer, 2009, 2011, 2015), especialmente centrada en las prácticas monetarias como partes de un proceso cultural desplegado por vastos sectores de la sociedad. El uso del dinero y el crédito en el mundo popular (Luzzi, 2008, 2010a, 2013; Wilkis y Partenio, 2010; Wilkis, 2013, 2014a, 2014b; Wilkis y Roig, 2015) y las investigaciones más generales sobre la estructura socioeconómica argentina (Del Cueto y Luzzi, 2008; Luzzi, 2010b) llevaron a los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) a preocuparse por la importancia que el dólar ha ido adquiriendo en las prácticas culturales, especialmente aquellas que involucran a los sectores populares. En este marco, Wilkis y Luzzi vienen a ofrecer una mirada diferente que adopta como categoría principal la “popularización del dólar”. En suma, un proceso que provee a las personas de un arsenal de prácticas monetarias y afectivas para lidiar con el mercado de cambios y los avatares económicos.

4 La hipótesis principal del libro plantea que la popularización del dólar se consolidó en Argentina gracias a la sedimentación de un proceso de larga duración que puede dividirse en etapas y que articula al mundo institucional financiero y cotidiano. Con esta propuesta los autores entienden que el dólar no solo es un instrumento de cambio, sino una entidad que se redefine en cada contexto histórico para finalmente convertirse en un artefacto cultural que penetró cada vez más amplios actores sociales. Los autores sostienen que desde 1930 la divisa norteamericana comenzó a introducirse

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en vastos sectores de la sociedad. A las diversas interpretaciones antes señaladas sobre la tendencia de los argentinos a recurrir al dólar, los autores proponen como complemento una mirada cultural que permitiría analizar las diversas mediaciones que consolidaron prácticas monetarias entre las personas y las instituciones financieras para finalmente hacer del dólar una categoría del entendimiento.

5 El prístino control de cambios desde 1930, frente al abandono del patrón oro por parte de Inglaterra y la devaluación de la libra, hizo que los países situados bajo su órbita de influencia se vieran obligados a tomar medidas interventoras que gestaron, tanto en la prensa como en el humor gráfico, expresiones que alertaban sobre la fluctuación del dólar. Durante el peronismo y la hegemonía estadounidense en el orden financiero la divisa norteamericana ya era objeto de disputas políticas. Periódicos de alcance nacional como La Prensa, La Nación y Clarín abrieron las discusiones públicas sobre el mercado de cambios y la falta de dólares para contribuir a una embrionaria expresión de popularización.

6 En los años 1960, con el abrupto salto en la cotización del dólar (de 37,70 a 70 pesos) durante el ascenso a la presidencia de Arturo Frondizi (1958-1962), los desbordes en las casas de cambio de Buenos Aires ocuparon las portadas en una época en que la fotografía aún era un recurso escaso en la prensa gráfica. Además, en aquel entonces irrumpían las pedagógicas voces de los intelectuales de la economía, la asociación del dólar “dólar-lomo” y una creciente práctica de “especulación hormiga” que buscaba ganar rentabilidad en momentos de crisis. En suma, para los autores se trataba de una creciente popularización de la divisa del Norte.

7 Ya en los años 1970, el humor televisivo de mayor audiencia mostraba cómo la práctica de comprar monedas extranjeras iba a contracorriente de las devaluaciones y los fallidos esfuerzos por detener el éxodo de divisas, llevando a los medios a presentar al dólar como una de las mejores opciones de inversión. Durante el gobierno de Lanusse (1971-1972), las punitivas normas sobre el mercado de cambios convirtieron en delictivas acciones que anteriormente se consideraban infracciones leves. No obstante, la presencia del dólar en la vida de los argentinos se había vuelto tan importante que en la campaña de 1973 los partidos políticos incorporaron la cuestión del mercado cambiario como insignia principal, agudizada luego con la gran devaluación del “rodrigazo”.

8 Con la eliminación de los controles y restricciones de la mano del ministro Martínez de Hoz (1976-1981) que buscaban desarticular la “represión financiera”, se ensanchó el sistema financiero pero el problema de la inflación y la instauración de las devaluaciones prefijadas convirtió al dólar en un ancla para las expectativas. En esta etapa, los diarios consultaban coloquialmente a economistas y hombres de negocios, y en 1981 se hizo pública la primera solicitada1 por devolución de ahorros tras una quiebra bancaria que mostró la expresión colectiva de los ahorradores. La popularización del dólar también se expresaba en ambientes más amplios como el mercado futbolístico, las obras de arte, el mundo del espectáculo, etc.

9 Durante la democracia (1983-1989), la práctica de comprar dólares y el seguimiento de la actualidad económica eran herramientas instaladas. Las columnas económicas en los diarios y noticieros se inauguraron para un público amplio y, después de la inflación que arrasó con el ministro Grinspun (1983-1985), los medios gráficos y el periodismo reflejaron la preocupación y las posibilidades de inversión: dólar, Bonex, plazo fijo, acciones, etc. Los bancos interpelaban a la ciudadanía, incluso a la tercera edad,

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mostrando la extensión de las conductas financieras y, tras la solidez monetaria que supuso el Plan Austral, el mercado cambiario siguió ocupando el primer lugar en los medios, el humor gráfico y la campaña electoral. Finalmente, la hiperinflación de 1989 extendió la dolarización a varios productos y para los años 1990, la psicología del dólar reflejaba en la publicidad los estados de ánimos individuales y colectivos.

10 En los gobiernos menemistas (1989-1999), la atención por el dólar era tal que los diarios modernizaban la infografía incorporando su actualización cada media hora. La convertibilidad desplazó al dólar desde la prensa hacia los depósitos bancarios y dirigió a los pequeños ahorradores hacia otras prácticas como la adquisición de tarjetas de créditos, préstamos y fondos de inversión. Sin embargo, tras la crisis del 2001 y la apertura del mercado cambiario, las casas de cambio y sus anteriores prácticas volvieron a la escena demostrando que la cultura del dólar era una norma. El corralito y la “marcha de la bronca” contra la retención y el control de los depósitos dolarizados de los pequeños ahorradores fue la contracara de un proceso de movilización que venía gestándose hacía décadas, a consecuencia de la creciente bancarización de las familias.

11 El ciclo kirchnerista (2003-2015) cuenta con diferentes fases; los primeros años se caracterizan por una combinación de quietud cambiaria, baja dolarización de los depósitos y un mercado informal que casi no aparecía en las noticias. Este último volvió a dar señales de alarma con los controles del ministro Boudou (2009-2011) tras la crisis financiera internacional del 2008 y el peso de los vencimientos de la deuda externa que condicionaban los intentos de reducir la demanda. Las preferencias por el mercado “blue” desataron estrategias para adquirir dólares, tales como la compra de títulos con su posterior liquidación en el exterior, las extracciones de moneda extranjera en cajeros automáticos fuera del país y el encargo a “viajeros” para que recorrieran las casas de cambio internacionalmente. Estas nuevas prácticas se consolidaron y pasaron a formar parte de la popularización del dólar. A pesar de los esfuerzos oficiales, el cepo fue el eje de las noticias junto a libros y aplicaciones que ofrecían la última información practicando una “pedagogía financiera” para que la cuestión del dólar se convirtiera en una “batalla cultural”.

12 Durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), un inestable mercado de cambios que llevó al dólar a los 40 pesos con la eliminación del cepo cambiario, los fracasos de la alianza Cambiemos al intentar reducir los índices de inflación y la herramienta incesante de alzar las tasas de interés, se combinaron en 2018 con una sequía que redujo severamente el volumen de la cosecha, a lo que se sumó una subida en las tasas de interés estadounidenses. Como resultado, la inevitable fuga de capitales marcó el ritmo y las pruebas futuras de un gobierno que aplicaba una política oficial destinada a contener al dólar con el apoyo del FMI. Así, la palabra dólar, que era la que mayores índices arrojaba en Twitter y Google, marcó minuto a minuto la cultura argentina, reflejando la extensión social de la divisa estadounidense.

13 En resumen, Luzzi y Wilkis, sostienen que el proceso de popularización convirtió al dólar en una “institución política”, transformándolo en una herramienta cognitiva y simbólica para el desarrollo en contextos económicamente erráticos. A su vez, en amplias capas sociales el dólar otorga cierta autonomía y margen de acción frente al Estado, especialmente a los sectores populares, como se ha subrayado. No obstante, cabe advertir que el concepto de “popularización del dólar”2 al que recurren los autores para construir una narrativa histórica puede tener algunos efectos nocivos. En los últimos capítulos, y naturalmente más cercano al presente, este concepto puede

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reflejar en alguna medida la voluntad de los sectores populares al recurrir a los altos índices de participación en los nuevos medios de comunicación, especialmente las redes sociales, aunque ofrece dudas sobre cómo identificar esos sectores a través de redes que representan a un espectro social amplísimo. En cuanto al análisis histórico habría que considerar que más allá del corpus de fuentes documentales utilizadas, constituido por noticias, editoriales, artículos, publicidad, avisos clasificados, tiras y viñetas humorísticas, publicaciones periódicas, filmes, obras de teatro, etc., existen serias limitaciones para lograr identificar a qué sectores populares se hace referencia y en qué medidas estos consumen los medios de comunicación señalados según la periodización del libro.

14 Los historiadores que se proponen estudiar los sectores populares a menudo enfrentan dificultades de este tipo, es decir, las de resolver cuáles son los límites de las fuentes que no son producidas y/o consumidas por los sectores analizados. Así, los primeros capítulos, que se inscriben en un recorrido histórico del dólar, podrían estar forzando un análisis al ver efectivamente a los sectores populares en manifestaciones artísticas y comunicacionales que no reproducen fehacientemente su idiosincrasia. La narrativa para construir una “historia de la popularización” del dólar entraña dificultades que, a la sazón, pueden reflejar un pobre trabajo historiográfico al no definir qué sectores específicos se están caracterizando.

15 La propuesta de construir un relato que examine las prácticas económicas de los sectores populares en un ámbito nacional y agregado parece prácticamente imposible, sobre todo en el pasado, debido a la escasez de fuentes que permitan analizar de forma directa su participación social. En todo caso, y a pesar de que las fuentes usadas por los investigadores son variadas, puede ser una alternativa señalar las limitaciones y ajustar las ambiciones de una propuesta metodológica circunscrita a testimonios de bonaerenses y santafesinos, y a medios de alcance nacional. Quizás también podría ser viable hablar antes de popularización, de mediatización, sin negar los importantes antecedentes de la conformación de amplias prácticas culturales en torno al dólar; eso sí, definiendo de qué sector social estamos hablando.

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NOTAS

1. Artículo o noticia cuya publicación interesa a un particular y que a petición de este se inserta en un periódico mediante pago. 2. El historiador Gabriel Di Meglio (2013) ha advertido que el concepto de sectores populares incluye en su definición un elemento importante para el análisis: la noción de diferencia social. Sin embargo, a pesar del mérito de poder aglutinar diferentes casos, carece realmente de un elemento unificador para identificar un sujeto independiente del resto de la sociedad con criterios relacionados propios de una condición subordinada.

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AUTORES

IGNACIO ROSSI

Instituto del Desarrollo Humano, Universidad Nacional de General Sarmiento Pringles 922, C1183 AER, Buenos Aires, Argentina [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3870-1630

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Recensões

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Kaiser, Brittany (2020), La dictadura de los datos

David López Jiménez

REFERENCIA

Kaiser, Brittany (2020), La dictadura de los datos. Madrid: HarperCollins, 494 pp. Traducción de Carlos Ramos Malavé

NOTA DEL EDITOR

Revisado por José Morales

1 En la presente monografía se aborda un asunto relativamente conocido gracias al extraordinario documental de Netflix sobre (en adelante CA): El gran hackeo. CA utilizó, sin consentimiento alguno, datos personales de la red social con el objetivo de dirigirse a determinadas personas, manipularlas y condicionar el sentido de sus votaciones.

2 Esta empresa británica, en torno a la cual gira la presente monografía, poseía entre 2000 y 5000 datos de cada norteamericano mayor de edad. Esta cifra no pasa desapercibida, pues en virtud de la misma se establecían perfiles. A cada individuo se le atribuía puntuaciones denominadas OCEAN con las que se valoraba su personalidad. Las letras que constituyen el vocablo OCEAN tienen el siguiente significado: O se refiere a abierto (open); C es concienzudo; E, extrovertido; A, afable, y N atañe a neurótico. Según los valores de cada una de esas categorías se decidían los mensajes que podían influir en su conducta. Este planteamiento está relacionado con una aplicación diseñada por Aleksandr Kogan, académico de la Universidad de Cambridge. Aparentemente con una finalidad de investigación académica, diseñó la aplicación This is your digital life que ofrecía un perfil de personalidad, una vez que el usuario hubiera incluido determinados datos. Esa base de datos fue vendida a CA.

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3 Los usuarios recibían mensajes mediante los cuales se determinaba su comportamiento hacia ciertos mandatarios. CA recurría a Facebook para recabar una gran variedad y tipología de datos. Detrás de cuanto se ha podido determinar subyace la práctica de que se estaba recopilando y monitorizando nuestra información; o sea, lo que algunos han dado en llamar “capitalismo de vigilancia”. En lugar de enfocarse en los consumidores y usuarios, CA puso su atención en los votantes. Da la impresión de que, en sí mismo, el propio modelo de vigilancia de la Red atenta contra los derechos humanos.

4 Ahora bien, no sólo se recopilaban datos de usuarios, sin su preceptivo consentimiento, sino que los mismos eran objeto de tratamiento en virtud de complejos análisis para trazar perfiles, como ya se adelantó. Dado que cada persona se insertaba en un determinado perfil, se arbitraban los mecanismos oportunos con el objetivo de condicionar su comportamiento. Para manipular las decisiones de los usuarios, un importante porcentaje de empresas recurren a vulnerabilidades psicológicas para influir en sus emociones. Se trata de recurrir a la ingeniería social con el fin de dirigir anuncios o mensajes que incidan en las creencias y determinen el comportamiento en un sentido. Este tipo de modelos puede fomentar la discriminación, ya que segrega a los sujetos en función de su raza, sexo, etnia, religión u opiniones políticas.

5 Brittany Kaiser, autora de la obra, nació en (Texas) y vivió gran parte de su vida en Chicago (Illinois). Es una consultora política estadounidense que pasó del idealismo progresista a posicionarse en lo que podríamos calificar de lado oscuro, sin ser consciente en muchos casos; asimismo, inicialmente fue una activa colaboradora en la campaña de .

6 La empresa desde la que Kaiser condicionó el desenlace de importantes acontecimientos mundiales, como el Brexit o las elecciones norteamericanas que dieron la victoria a Donald Trump, modificó la minería de datos y también el análisis de los mismos respecto a las comunicaciones estratégicas de índole electoral. Las actuaciones de CA relacionaban la psicología del comportamiento con la investigación de carácter cuantitativo, ofreciendo una imagen detallada del consumidor y, además, de la competencia y de las tendencias de futuro.

7 La obra consta de un total de veinte apartados. El primer capítulo trata sobre los orígenes de la incorporación laboral de la autora en CA, que se produce como resultado de una comida informal con diversos amigos y colaboradores de la empresa británica. Los capítulos segundo y tercero versan sobre algunos de los casos en los que ha participado CA –que forma parte de SCL (Strategic Communication Laboratories)–, en los que se refiere a las actuaciones en las elecciones de Nigeria (África). En los apartados cuarto y quinto se analizan las características de la oferta laboral que recibió la autora después de acudir al Foro de Davos y tratar con potenciales clientes. El contenido de la obra pone de relieve que la empresa para la que trabajaba Kaiser estaba constantemente recopilando y analizando los asuntos que realmente preocupaban a las personas en cada momento. En definitiva, se buscaba disponer de lo que se podría denominar una suerte de identidad digital de un conjunto muy amplio de personas, para incidir sobre sus decisiones.

8 Los siguientes capítulos (cinco a diez y doce) se enfocan en las particularidades que rodearon la campaña presidencial de Donald Trump. El aparente candidato inesperado que no buscaba la victoria frente a Clinton, logró ganar gracias al trabajo de Kaiser y sus compañeros. Contra todo pronóstico, se impuso lo que parecía una quimera imposible de alcanzar. Este no fue el único acontecimiento cuyo desenlace estuvo

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condicionado por CA, ya que también prestó sus servicios para el referéndum en el que se decidiría la salida del Reino Unido de la Unión Europea (en la historia reciente ya se habían celebrado otros dos referéndums que datan de 1975 y 2011). El Brexit es objeto de examen en el capítulo once. Los votantes a favor de la salida del espacio comunitario se impusieron por algo más del 51 %.

9 Tras el excelente trabajo realizado por CA en las elecciones norteamericanas, la obra se refiere a la importante consolidación y proyección internacional que protagoniza la consultora CA. A su vez, el capítulo catorce alude a cuestiones relativamente heterogéneas como la posible actuación de Rusia en las elecciones norteamericanas o las acciones del controvertido Julian Assange –portavoz de WikiLeaks–. Finalmente, la autora aborda su interés por la cadena de bloques, siendo que en aquel momento esta tecnología todavía no estaba tan desarrollada ni era tan reconocida como en la actualidad. El capítulo siguiente menciona las actuaciones que Kaiser y su empresa llevaron a cabo en las elecciones mexicanas. Abundando en este tema, CA también tuvo una importante repercusión en India, Kenia, Nigeria, República Checa y Argentina.

10 Todos los capítulos posteriores se refieren a las reacciones que se suscitaron, a nivel mundial, tras conocerse las deleznables prácticas de la consultora. Los ciudadanos debían conocer que la democracia está en serio peligro, pero también que las decisiones que en su momento creyeron tomar libremente realmente no lo eran, sino que fueron resultado de la manipulación.

11 En su obra, Brittany Kaiser hace un recorrido exhaustivo por diversas reuniones a las que asistió y los desconocidos métodos vulneradores de la privacidad que se utilizaron en numerosos asuntos claves de nuestro tiempo. En definitiva, podemos mostrar sin ambages la escala masiva que ha logrado el espionaje, la injerencia sin fundamento e ilícita en la vida privada de las personas y el fin del derecho a la privacidad: la utopía de un panóptico universal. La ética, la transparencia y la libertad deben estar presentes en la realidad cotidiana. Especialmente sugerentes resultan las apreciaciones formuladas por Kaiser para concienciar al lector acerca de la necesidad de proteger nuestros datos y la democracia. La autora ha creado una fundación que denominó Own Your Data (sé dueño de tus datos).

AUTORES

DAVID LÓPEZ JIMÉNEZ

EAE Business School Príncipe de Vergara, 156, C.P. 28002 Madrid, España [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7013-9556

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Foucault, Michel (2018), O enigma da revolta: entrevistas inéditas sobre a Revolução Iraniana

Grazielle da Silveira Pereira

REFERÊNCIA

Foucault, Michel (2018), O enigma da revolta: entrevistas inéditas sobre a Revolução Iraniana. São Paulo: n-1 edições, 144 pp. Traduzido por Lorena Balbino

NOTA DO EDITOR

Revisto por Alina Timóteo e Ana Sofia Veloso

1 Quarenta anos após a Revolução Iraniana (1978-1979), revisitar o processo a partir das percepções sobre a potencialidade da insurgência através da perspectiva de um crítico como Michel Foucault significa não reduzir os levantes a um movimento de retorno à religião para formação de uma teocracia. No anseio do povo iraniano que se insurge, é possível verificar um desejo de mudança que assume o risco do confronto, como sugere o filósofo. As múltiplas entrevistas e palestras realizadas por Foucault são uma das marcas de seu percurso e resultam em publicações e traduções constantes, como os diversos tomos de Dits et écrits. Ao desvelar as fissuras daquilo que parece evidente, Foucault assumiu a posição de intelectual específico por ele mesmo reivindicada. Exemplificativamente, esse tipo de desvelamento verifica-se em suas percepções sobre o Irã presentes nestas entrevistas por chamarem atenção às práticas de insurreição e à incomensurabilidade de qualquer explicação óbvia. Se, em suas análises sobre o “poder” desmistificou esquemas e o pensou enquanto relações, as novas revoltas populares são pesquisas relevantes sobre desmistificação dos arranjos revolucionários do Ocidente para se pensar outras formas de resistência.

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2 A publicação de O enigma da revolta reúne postumamente duas entrevistas inéditas concedidas por Foucault em 1979 sobre as manifestações desencadeadoras da Revolução Iraniana, para além de ter uma apresentação de Lorena Balbino, um artigo de Farès Sassine (“Sobre entrevistar Michel Foucault”), e um posfácio de Christian Laval (“Foucault e a experiência utópica”). As entrevistas visam esclarecer as repercussões midiáticas das análises do filósofo sobre o processo revolucionário – que este teve oportunidade de acompanhar em duas visitas realizadas ao país em 1978, tendo produzido inclusive uma “Reportagem de ideias” para o periódico Corriere della Sera – e também são importantes para a compreensão do desenvolvimento de novas formas de insurreições populares no século XX, bem como para recolocar os limites e os desafios das análises produzidas por intelectuais.

3 A primeira entrevista foi concedida à revista semanal Le Nouvel Observateur em junho de 1979, tendo sido apenas divulgada em 2018 neste livro. A questão central foi a tentativa de esclarecimento sobre a expressão “espiritualidade política”, motor da insurreição iraniana, ideia veiculada por Foucault em uma reportagem anterior do mesmo jornal sobre o Irã. Buscando desvincular a expressão de um conceito estritamente religioso, o filósofo explica que tentava compreender a força que significava concomitantemente uma intensa sublevação contra um regime demasiadamente forte e a assunção de sacrifícios pelos revoltosos. Assim, define a espiritualidade como a prática do homem de se insurgir em relação à própria posição de sujeito que lhe foi fixada pelo poder, que se traduziria na vontade de “tornar-se outro do que se é”. O uso da noção de espiritualidade deveria ser compreendido de acordo com suas influências teóricas e, desta forma, retoma a concepção de experiência de Bataille, definida como o risco que o sujeito assume ao tornar-se outro.

4 Foucault inovou ao tentar demonstrar que o processo revolucionário iraniano não se centrava na oposição entre a crítica a uma modernização acelerada e a vontade de regressão a uma vida antiga, mas antes na reivindicação por outra forma de vida. Nesse sentido, demonstra bem que a religião islâmica concretizaria, através de um movimento político, a vontade de espiritualidade de ser outro para além do que se é. Foucault destaca ainda a presença da espiritualidade em grandes revoltas – exemplificadas nas grandes mudanças ocorridas no fim da Idade Média na Europa –, motivadas por inúmeros levantes, desmistificando qualquer cumplicidade com o islamismo.

5 A partir da leitura da obra surgem indagações acerca das razões das insurreições aparecerem sob uma vontade de espiritualidade em estado nu que podem adquirir uma roupagem religiosa para além do caso iraniano, rompendo-se com o modelo esquemático de revolução pensado no Ocidente. Por outro lado, o convite à necessidade da prática permanente de sublevação – na qual há recusa do atual estatuto de sujeito feito pelo pensador – revelaria a concretude da espiritualidade política e a reatualização de ações insubmissas desvinculadas de projetos religiosos.

6 Na segunda entrevista concedida a Farès Sassine em agosto de 1979 e divulgada em árabe em 2013, Foucault informa que o interesse pelo Irã adveio da leitura do livro O princípio esperança, de Ernest Bloch, e as concomitantes notícias veiculadas sobre os levantes iranianos. Na obra em tela, coloca-se na Idade Média europeia o surgimento de uma percepção coletiva da história orientada pela possibilidade de alteração do mundo; percepção de origem religiosa e, ao mesmo tempo, conteúdo que permitiria desenvolver a ideia de revolução. As manifestações no Irã, por sua vez, demonstrariam

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o posicionamento de um povo contra o regime sem os moldes revolucionários ocidentais, vinculado à importância do fenômeno religioso, o que parecia materializar o indicado por Ernest Bloch.

7 Farès Sassine, no texto que antecede a transcrição da entrevista, esclarece o contexto e a forma de desenvolvimento do diálogo com o filósofo sobre as análises da Revolução Iraniana. O jornalista traz importantes informações quanto à proximidade de Foucault com eruditos árabes, às polêmicas relativas às suas declarações sobre a insurgência iraniana, além de sublinhar as conclusões ainda titubeantes do intelectual em relação ao movimento.

8 Três noções compreendidas como sendo de preocupação da parte de Foucault foram trazidas para esclarecimento nessa entrevista: “vontade geral”, “governo islâmico” e “espiritualidade política”. A impressão do filósofo quanto à “vontade geral” estaria relacionada à materialização de uma agregação coletiva iraniana contra o regime, sem qualquer guia, que não se restringiria à mera contestação. Em relação à equivocidade do termo “governo islâmico”, o filósofo demonstra que o seu consenso estaria na tentativa de se encontrar formas de coexistência que não reproduzissem o modelo ocidental. À noção de “espiritualidade política”, sua explicação remonta à analogia do que ocorrera na Europa com o calvinismo, esclarecendo que nunca almejou no contexto revolucionário iraniano detectar um tipo de retorno ao sagrado – a possibilidade efetiva do islamismo propiciar uma nova forma política seria da responsabilidade dos muçulmanos.

9 É relevante a explicação trazida por Foucault sobre a incomensurabilidade dos motivos que levam alguém a combater um sistema que o oprime, preferindo o risco da morte à submissão. Por isso, as razões dessa revolta seriam enigmáticas. O enigma da revolta – ou seja, a dimensão do inexplicável no ato de insurgência – impede qualquer explicação fácil sobre as causas e motivações do movimento de sublevação. Ademais, o argumento de Foucault sobre o papel dos intelectuais – de desmantelar o que pareceria óbvio e evidente na realidade a partir do trabalho que realizam, demonstrando as fragilidades e possibilidades de revolta – indica sua função ativa e crítica. Ele sugere-nos a necessidade de uma estratégia de insurreição consistente no inconformismo ao intolerável e na materialização de mudanças, que não é necessariamente massiva e tantas vezes ocorre no âmbito das relações interpessoais em suas diversas dimensões. Assim, aponta que não pode haver sociedades sem insurreições.

10 Por último, acrescenta-se a importância da experiência utópica no pensamento foucaultiano trazida no posfácio de Christian Laval. Uma concepção de utopia que não é idealizada, segundo a leitura de Laval de Foucault, porém movimento que altera a relação consigo próprio e com o mundo a partir do resultado da própria transformação de si. Transformação potente que desloca os sujeitos, particular ou coletivamente, no exercício da prática da liberdade. Ainda é preciso ler que a utopia concretizada na mudança expõe o risco da morte. A espiritualidade do povo iraniano, assim identificada por Foucault, pode ser um exemplo de vislumbre da experiência utópica.

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AUTORES

GRAZIELLE DA SILVEIRA PEREIRA

Doutoranda em Teoria do Estado e Direito Constitucional, Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro Rua Marquês de São Vicente, 225, CEP 22.451-900 Gávea, Rio de Janeiro, Brasil [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3145-9856

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