XXIX MARCHA NERPIO –

Monitores: Francisco Noguero (Paco) Andrés Martínez Alejandro González Coche de apoyo: Amparo Valls

Participantes: José Aroca (Pepe) Fernando López Ervigio Cantó Jorge Martínez Irene Cantó Juan A. Molina Enrique Cantó Andrés Moreno (Pitu) Santiago Carballo Jesús Moreno (Chule) Pedro Córcoles (el gallo) Jose Juan Moreno (Pico) Encarnación Correa Jesús A. Moya (Bonillo) Juan Coy (Monchito) J. Ignacio Muñoz Benjamín Cuenca Mª Jesús Ochoa (Txiki) Fco. Javier Cuenca Atilano Oliver Patrick Donohoe Jesús Ortega Ernesto García Juan Pablo Pérez (Pere) Gerardo González Julián D. Romero Víctor M. Hernández Luis Sánchez Marta Herreros Teresa Segura Arsenio Jiménez Pascual Valls Pedro Lara Juan José Zorrilla

Mi primera Nerpio.

Amaneció el día soleado ,por fin había llegado el día, mi primera Nerpio ,tenía los nervios a flor de piel, pensaba… ¿dónde me he metido?, ¿quién me manda a mí?, si no la acabo mi hermano me mata, ¿tendré frío?, ¿llevo suficiente ropa?, ¿me saldrán ampollas en los pies?¿podré con la mochila?...... etc. todas esas preguntas que uno se hace cuando vas a hacer algo nuevo, por mucho que los veteranos te lo hayan contado. Ya con mi mochila cargada, mi hermano y mi cuñaaaa, nos encaminamos hacia la punta, paradita a tomar café en El plantaciones y primeras presentaciones de los participantes que iban llegando, algunos conocidos, otros no. De momento el que más me sorprendió fue un tal Luis que traía una mochila de grande como yo y una cámara como la cabeza de algunos, yo había colocado todo minuciosamente en mi mochila y la había reducido al mínimo (unos 8 kilos) como me habían aconsejado los entendidos. Llegamos a la punta y nos encontramos con los demás, algunos ya venían de comer juntos, yo no podía casi hablar de los nervios, pero durante la marcha demostré que se me daba muy bien parlotear…, nos hicieron la primera foto de grupo en el parque de Abelardo Sánchez, precioso con todas las hojas de los árboles caídas en el suelo.

Comenzamos el viaje a Nerpio, en el autobús se presentaron los monitores (Andrés y Alejandro) el jefe (Paco), hubo una explicación de las normas sin ruegos ni preguntas, para eso son normas. Ya se empezaban a oír los primeros chascarrillos, chistes y risotadas, (me relajé y pensé: esto promete…). A la media hora de partir paramos a recoger a unos tobarreños, y traían otra chica, ya estábamos cinco, venían muy prudentes y asustados como yo, pero la convivencia acababa de empezar. El viaje fue sin problemas, un poco largo, los cuerpos estaban ya sedientos y se oían suspiros por todo el autobús. Al llegar nos recibieron los Valls (Amparete y Pascual) que llevaban el coche de apoyo (muy importante para la comida), colocamos las camitas intentando huir de los roncadores oficiales y nos fuimos al bar. Con el primer aperitivo un participante, Patrick, se rompió una muela con un kiko, pobre, menudo comienzo de viaje.

Antes de cenar Paco hizo una presentación de la primera etapa, hubo aplausos para los monitores en especial para Andrés porque consiguió hacer el librito de la marcha que parecía misión imposible este año. La cena en el Restaurante Los Nogales fue generosa y bien servida con una sopita buena para entrar en calor, todos los postres con nueces, por supuesto, en Nerpio se cultivan las mejores nueces de España. Y para terminar “queimada” hecha por Santiago, y regalitos, una navaja, un bolso-cartera, kit polar pal frio: gorro, guantes y braga, y la deslumbrante camiseta de la marcha.

Se hablaba de los nuevos porque este año éramos muchos, nos intentaban acojonar, que si teníamos que invitar a cubatas que si nos iban a tirar al pilón….tanto fue así, que Paco decidió que como éramos mitad y mitad, cada veterano que eligiera su nuevo para que lo invitara a una copa y Marta acabo pensando que nos teníamos que amorrar al pilón… tan confundida estaba que pensó que El Hangar 18 era donde dormíamos, y engañada por Atila no la encontramos allí, en la disco del pueblo tomando una copa. Los más prudentes nos fuimos a dormir prontito sin mirar atrás por mucho que nos tentaran, y los tentadores se quedaron a disfrutar de la noche nerpiana.

4-12-2011. 1ª Etapa: Nerpio – Sege.

La más larga.

Comenzamos el día poco descansados, hubo una puerta ruidosa, cada vez que se abría, que no nos dejó casi dormir a algunos. Eran las 7 de la mañana y aun no había amanecido, nos quedaban 28 largos km para nuestro destino. Cogimos la comida perfectamente preparada por Amparo y fuimos a desayunar. Después de un buen desayuno llegó el momento más temido por lo nuevos: “El bautizo”, nos pusimos en fila y resultó que Alejandro nos mojó un poco la cabeza con agüita fresca, y nosotros pensando que nos iban a meter enteros a la fuente, mochila incluida.

Foto de grupo y empezamos el camino por el Prado del Tornero para subir por el barranco de Mingarnao, después de un par de horas de camino, de comentarios y conversaciones varias, paramos a almorzar en Prado Rincón; durante el descanso, hablábamos de la noche anterior, como algunos se tomaron unos fresquitos no estaban muy espabiladitos y Jorge dijo “mal, mal no estoy, pero bien, bien tampoco” y desde ese momento se instauró como la frase de la marcha. Otros comentaban que en su pueblo hacían concursos de pelusas en el ombligo y Paco predijo que así íbamos a acabar nosotros la marcha, con las pelusas bailando merengue en el ombligo, puesto que no había ninguna ducha en el viaje.

Suavemente seguimos por una senda tapada hacia el Cortijo El Sapillo, llegamos a una antigua cantera para hacer una paradita sobre sus inmaculadas piedras blancas perfectamente cortadas, los más “seteros”, Pere, Gerardo y Juan, ya estaban por allí buscando setas como cerditos buscando trufas.

Tomamos otra senda más tapada todavía hacia Prado Redondo, bajamos por el Arroyo de La Zorrera e hicimos una pequeña escalada hacia Beg. Los ánimos ya estaban agotados y yo le decía al jefe ¿falta mucho? pero no sé por qué no me contestaba. Arsenio iba hablando solo y de vez en cuando soltaba unos suspiros que nos hacían saltar del susto. Comimos en Beg con la suerte de tener un bar para acompañar a los tristes bocatas con unas bebidas refrescantes.

Mientras tanto Amparete ya lo tenía todo controlado en Sege para nuestra llegada, bueno todo todo no, porque la acompañaba “un lugareño” que era incontrolable porque le quería enseñar cómo hacer hijos…… Ya nos quedaba muy poquito, “repechete” al terminar de comer, difícil bajada por el Arroyo de Cañada Galera en el cual fui la única que me pegue una culá con su correspondiente aplauso por parte de mis compañeros que estaban allí sentaditos mirando. Fin de etapa: Sege. Aquí encontramos nuestro primer pilón para asearnos con agua del tiempo mientras nos colocábamos ordenadamente en el Centro social, es decir, como sardinas en lata y “el lugareño” seguía revoloteando por allí a ver si conseguía darnos a alguna su clase magistral de cómo hacer hijos…Pascual dice que lo fulminé con la mirada…

Más tarde, presentación de la siguiente etapa y cena en El Paraíso con unos buenos garbancitos, los monitores repitieron plato sin ninguna piedad, con la noche de apretujes que nos esperaba… Estábamos todos muy cuidadosos, Paco advirtió que mantuviéramos los modales sin blasfemar en el bar, nos jugábamos la cena, y en un momento dado, al preguntar por una cuesta muy empinada la cual subieron en una ruta en bici por León y lo pasaron realmente mal, va él y blasfema al recordarlo. Menos mal que no había ningún camarero en ese momento….y pudimos cenar y desayunar. Queimada, reposo de la cena y a dormir para el día siguiente.

5-12-2011. 2ª Etapa: Sege – Llano de La Torre.

Cruzando puentes…

Amanecimos bien tempranito porque después de todos los sonidos de la noche a Pedrito se le pasó apagar un despertador que no podíamos apagar y no paraba de sonar. Su escusa fue que era la putita alarma del putito trabajo y no se coscaba porque estaba de vacaciones. No funcionó el empeño de Patrick de que alguien le pegara la muela con cola loca, por ello se quedó con Amparo para ir al dentista a Yeste. Ya desayunados y con un día soleado nos ponemos en camino, fotito de salida y comenzamos a subir.

Enseguida llegamos a Arroyo Sujayar, nos encontramos a un matrimonio de oriundos, muy a bien la mujer contó sus andaduras por el monte cuando era joven al grupo de cabeza, y a los de atrás el marido alababa lo que decía su mujer. Julián le preguntó: ¿Qué hay que hacer para estar como usted? Y la anciana respondió: haber “nacio” antes…

Continuamos por un bonito sendero de piedras por el paraje El Covacho, pasamos por una cueva en la que dicen que hay apariciones, así que nos aparecimos en una foto. Almorzamos en las ruinas de un cortijo, paseamos por el Collado El Magrero con dirección Yeste y cruzamos el Puente de La Vicaria por encima del Embalse de La Fuensanta. Cada cual pasó por un lado, estábamos retratando el paisaje cuando los del lado izquierdo nos dimos cuenta que en el lado derecho del puente había un mensaje:” Te amo bizcochito, tu cuxifu”; dos inocentes Pascual y Jorge que pasaron por el lado derecho hicieron las delicias del resto besándose y cogiéndose de la mano sin saber lo que allí ponía, después dos despistados Marta y Jesús (Bonillo) cayeron en la trampa también.

Remontamos el Barranco de Tindavar, preciosa senda por la que pasa el ganado, encontré una calavera de oveja que me llevé pensando que iba a ser muy útil para Patrick porque tenía muchas muelas. Pasamos por el paraje de La Umbría del Fraile y llegamos a la aldea de Los Luises a comer, bocata de lomo de la madre de Pascual, “buenismo”. Dejamos el Molejón de Rala a la izquierda y ya quedaba poquito para el temido puente de Jartos, que no es lo mismo verlo que cruzarlo…

Boby y yo. Foto artística. Alejandro estaba enfadao.

Es un puente un poco ruinoso sobre una altura que mejor no saber, mi único consuelo era que si me colaba entre las tablas me quedaría encajada con la mochila. Fuimos pasando muy temerosos, Luis rompió un tablón con el pie y su gran cámara perdió una pieza que luego no encontró…Ervi tiene vértigo y llegó blanquito, blanquito y en todo ese momento de tensión, con el susto aún el cuerpo se oye a Jesús decirle a Marta: “no te preocupes yo te la enchufo después...”no sé de que estarían hablando….

Un kilómetro más tarde, fin de etapa: Llano de La Torre.

Los chicos encontraron el pilón en la puerta del centro social, muy acomodadito con techo y todo para darse un buen bañito. En el centro social se colocaron unos calefactores a modo de calefacción y entonces la luz se apagó, menos mal que teníamos un “litri” entre nosotros, Pitu se encaramó a una escalera y lo arregló, hubo momentos de tensión porque nos veíamos cenando alrededor del pilón. Como el Bar los Amigos es muy pequeñito nos prepararon la cena allí mismo, una olla de aldea para hacernos entrar en calor, la queimada, un buen parchís y a dormir. Otro día superado.

Como nos gusta el jamón… Santiago “el queimador”.

6-12-2011. 3ª Etapa: Llano de La Torre – Fuente Higuera. La más alpina.

La noche fue muy fría, tenía un calefactor al ladito toda la noche, bueno encendido menos tiempo porque Alejandro me lo apagó, dice que le molestaba el ruido, tendrá morro el tío con lo que ronca…

Mientras nos preparábamos para partir alguien se dio cuenta que había un peso en la sala del médico dentro del centro social, así que hicimos un concurso, a ver a quien le pesaba más la mochila y el grupo de se llevó la palma, sobre todo Chule que ascendía a 15 kg, la escusa fue que le llevaba cosas a su chica, pero yo creo que se trajo el tambor para ensayar en los ratos libres, bueno el suyo y otros cuatro más.

Patrick decidió no continuar la aventura (con la de muelas que le había traído yo…) y los monitores decidieron comenzar el día subiendo hacia La Atalaya de Llano de La Torre; después de subir unos cuantos metros hasta las ruinas del castillo observamos la bonita panorámica. Continuamos subiendo hasta el Collado El Canalizo donde almorzamos, Gerardo ofreció un licor casero llamado “aflojagalillos vitaminado”, y los demás nos lo bebimos sin piedad, ya nos íbamos soltando…

Seguimos por una senda ultra tapada por Hoya de Gamonar, entre pinos y carrascas anduvimos por La Loma de los Majales y nos dejamos la aldea de Las Hoyas a la izquierda para llegar a la de Cañada de Morote, parada, petarda y chorrete para comenzar el sube y baja por el Arroyo de La Cuerda. Después de dar unas cuantas vueltas por un sendero dudoso de subidas y bajadas, llegamos a comer a la terraza de un bar en El Pardal, desde donde veíamos el camino que dejamos atrás.

Loma de los Majales. Arroyo de La Cuerda. Vista desde El Pardal.

Subimos hasta llegar a El Paraje de El Banco de Valera para más tarde descender hasta el Arroyo de Fuente Higuera en el cual un Pedro, “el gallo”, un poco despistado se escurrió y quedó en plan tortuga en el suelo, total que entre risas lo levantaron tres compañeros. Estaba ansiosa por llegar, sabía que por fin me iba a duchar, cruzamos el arroyo y fin de etapa: Fuente Higuera.

Pino Peculiar. Nido de “Aviparda” Arroyo de Fuente Higuera.

Algunos se fueron al bar, el salón social era un poco pequeño pero acogedor, tuve suerte y me tocó un sofá, el día mejoraba, sofá y ducha, no podía pedir más. Gracias a familiares y amigos que andaban por la zona muchos nos duchamos aquella tarde. Al volver nos dimos cuenta de que había un pilón al ladito del centro social, pude ver un culo blanco asomar, dentro estaban cuatro compañeros montándose su fiesta acuática particular, adivinad quienes eran, pues los que venían del bar. Más tarde limpitos y adornaditos, los primos de Casasimarro y los primos de Pozo Cañada aparecieron a cenar, desde ese momento los bautizamos como “los piloneros”. Cenamos en el Restaurante Casa Juan unas buenas chuletitas y patatas al montón, nos montaron una discoteca improvisada pero allí nadie bailaba, unos jugaban al dominó otros al mus, pero eso sí, risas van, risas vienen.

7-12-2011. 4ª Etapa: Fuente Higuera – La Vegallera.

La peligrosa.

Después de una noche un poco calurosa, amaneció el día un poco fresco, el cansancio y las noches de ocio se iban acumulando y Jorge se levantó un poco despistado, se puso las botas de Fernando que para colmo eran más pequeñas que las suyas y el tan feliz. Bien desayunados comenzamos la etapa subiendo, como es la norma: “siempre después de desayunar y comer subimos para bajar la comida”.

Llegamos a una senda de bajada por un barranco hacia Los Alejos, el terreno era peligroso a parte de la altura por las placas de hielo que había en el suelo. Cuando llegamos a la aldea íbamos patinando sin esquís, hicimos una pequeña parada y continuamos cruzando un puentecillo sobre el Rio Mundo, el cual era de madera y estaba helado, después de muchos escurrizones por parte de todos le tocó a Javier caer al suelo.

Luis corría como cual cabra por el monte para hacer la mejor foto, que energía, con el mochilón que llevaba, aunque Andrés tampoco lo hacía mal pegando saltitos y corriendo de un sitio a otro, además ese día amaneció un poco picajoso conmigo y no sé por qué… (creo que era porque le dije a Paco: este monitor no me gusta; bromeando claro). La senda conducía por los parajes del Haza del Collado y El nido de La Guilopa, andábamos sin problemas por una pista forestal hasta que llegamos a almorzar a La Alfera un rico bocata de salchichas. Los más valientes se dejaron invitar a un orujo por el dueño del bar, que era un garaje con barra.

La Alfera. Un hellinero y un tobarreño fumando la pipa de la paz.

Comenzamos la subida hacia el pico La Morra (1.285 m), sin prisa pero sin pausa pasamos por Corral de Hoya Martín y Fuente del Jurado, ya estábamos a medio camino, llegamos al Collado de La Cruz de los Caminos para hacer un descansito. Una hora después, dejamos las mochilas en el camino para subir al vértice de La Morra, donde Paco explicó gustoso cuales son los picos que desde allí se divisan. La comida ese día se hacía esperar y se oían protestas de las tripas de algunos compañeros.

Paramos a comer en un camino un ratito mas tarde y después de la siesta nos encaminamos por el Cerro de Las Hoyicas cogiendo muchas seticas. Bajamos por el Cortijo de Los Chóvales para subir después entre huertos a La Vegallera.

Cerro de las Hoyicas.

El pilón lo teniamos en la misma puerta del colegio, donde dormiamos, pero vacio de agua y los piloneros se tuvieron que conformar con los lavabos como todos los demás. Mientras unos estiraban otros descansábamos en el porche. Después de la presentación de la siguiente etapa cenamos unas riquisimas lentejas, alguien pidió guindilla y otro se llevó las que sobraron para tramar una maldad.

Carolina y Amable sirviendo las lentejas.

Julian estaba agotado y se fue a dormir temprano, pero veinte minutos más tarde volvió porque pensó:” que narices hago aquí solo…” Unos parchises, dominos y pochas después, todos a dormir.

8-12-2011. 5ª Etapa: La Vegallera – Rte. La Atalaya ()

La más bonita.

Se antojaba el dia largo y desayunamos unas buenas tostadas, mientras alguien estaba poniendo unas guindillitas perfectamente camufladas en los bocatas de chorizo. Nos avisaron de que no nos abrigaramos mucho porque teniamos que subir una cuestecita de buena mañana, pero Ernesto no hizo caso y se tapó tanto que parecia un osito polar. El día estaba soleado pero el suelo de la cuestecita estaba un poco helado asi que nos andamos con cuidadín,cuando llegamos arriba Ernesto se empezó a destapar un poco. Continuamos por un sendero hacia Las Fuentes, hicimos una parada petarda en el Collado de El Cerrón, ya se veia La Vegallera a lo lejos y un precioso paisaje.

Pascual encontró un palo largo que utilizaba de bastón, se lo cedió a Pedro y así descubrimos al “tío la vara”.Anduvimos por una senda inventada por los monitores para cruzar Las Ramblas y bajamos para llegar a una pista forestal, ahora asfaltada, intentamos hacer una ola con los bastones y suerte que no hubo ningún lesionado.

El tío la vara. Las Ramblas. Ola de bastones.

Cuando terminamos la pista hicimos una pequeña bajada por un sendero para llegar a Las Yeguarizas donde por lo visto el comercial de Televés se forró poniendo parabólicas, allí almorzamos y repusimos agua. Los senderistas debemos tener estómagos de acero porque nadie se quejó de las guindillas ni se puso “colorao”, extrañados seguimos el camino. En cabeza se puso Alejandro para subir por un sendero pedregoso al Collado de las Crucetas desde donde se ve de cerca El padrastro de Bogarra (1502m), como es como un lince nos llevaba “a pijo sacao” y yo le pregunté a gritos: ¿falta mucho?...para que frenara un poco y frenó dos segundos, pero…no me contestó. Bajando del collado nos cruzamos con unos hábiles ciclistas que nos tuvieron que sortear para no atropellarnos y nosotros agradecidos les recompensamos con ánimos y aplausos. Andamos un poco por camino asfaltado para coger un bonito sendero por una garganta entre montañas hacia Las Casas del Batán.

Las Yeguarizas. Collado de Las Crucetas.

Con paso ligero bajamos serpenteando por un sendero estrecho, admirados por la belleza del paisaje llegamos al Batán de Bogarra. Generosamente nos dejaron comer en el patio del Merendero El Batanero, un grupito paso a comer unas deliciosas patatas con huevo y unos chusmarros, no sabían lo que nos esperaba después, otros nos tomamos un café y unos orujitos para entrar en calorcito. Estábamos alucinados porque nadie se quejaba por las guindillas.

Pascual y su vara. Los nuevos en el Batán.

Salimos por el camino de Bogarra, nos desviamos a la izquierda para cruzar el rio Bogarra, y subir por un repecho hasta encontrar el Barranco de La Osa, el cual también tuvimos que subir, yo casi a cuatro patas, los de las patatas con huevo casi también. Cuando terminamos la empinada subida continuamos llaneando por un collado, no quedaba mucho pero estábamos agotados, solo nos quedaba una larga bajada hacia Las Mohedas. En una parada petarda, Gerardo con unos voluntarios nos enseñó a jugar al “abejorroncho”, que consiste en que uno se pone de espaldas con la mano hacia atrás, los otros le dan bofetadas y tiene que adivinar quien ha sido, es decir que alguno se hinchó a dar tortazos entre carcajadas y saltitos.

Dejamos atrás El Padrastro.

En Las Mohedas encontramos un bar y algunos no se pudieron resistir a tomar una rica cerveza, a lo lejos ya se veía La Atalaya los demás continuamos por un tramo de carretera para llegar al restaurante. Se quedaron allí los piloneros y para un día que se les une Ernesto por lo visto tuvieron que correr porque no se a quien conocía que casi salen de allí a palos. Ya en La Atalaya nos dedicamos a hacer lo que mejor se nos da después de andar, echar unas risas. En la presentación de la etapa del día siguiente nos hicieron una mención, a Arsenio para que nos guiara por la montaña, a los cuatro del pilón por ponerse “adornaos” como árboles de navidad y a mí por “cansina”. Amparo también propuso que hiciéramos alguna actuación para la última noche y los tobarreños se pusieron manos a la obra con su número. Poco a poco nos fuimos acostando, el salón donde dormíamos era pequeño y unos pisamos a otros pero sin ningún incidente, incluso algunos durmieron a la luz de la luna.

Abejorroncho. En Las Mohedas.

9-12-2011. 6ª Etapa: Rte. La Atalaya (Bogarra) – Peñascosa.

La más dura.

Aunque dormí en sofá, el cansancio de todos los días ya se notaba, nos quedaba un penúltimo empujón para terminar la marcha. Conseguimos encontrar la ropa y hacer la mochila, el salón parecía un zafarrancho de combate porque Pedro cuando llegó no atinaba a acostarse y estuvo jugando al escondite con su pijama. Salimos un poco más tarde de lo habitual porque en el bar se les pegaron un poco las sabanas, normal, por la noche estuvimos allí hasta las mil. Aunque Amparo se puso a ayudar como buena camarera que es, nos retrasamos un poco y no dio tiempo ni a la foto de grupo.

Empezamos a subir hacia el Collado de La Atalaya, pronto dejamos al fondo el restaurante, después de un rato de la pesada subida por la pista pasamos por el bonito Hotel de Valdepinares, para llegar a La Dehesa del Val, donde entre todos hicimos un bonito mensaje para una amiga de Andrés, aquí desayunamos. Hasta llegar a Los Catalmerejos pasamos varias aldeas, Casas de Ramón, El Altico y Casas de Enmedio, cruzamos una finca haciendo salto a la valla y entonces Arsenio dijo: “mi cuerpo pide cuesta”, por si no habiamos tenido bastante. Hicimos una parada para repostar agua y continuamos por un tramo de carretera en la que algunos chicos tenian una conversación distendida sobre mujeres, yo iba delante como despistada pero aprendí mucho. El cole de Nina. Giramos a la izquierda por una senda que seguimos hasta La Laguna del Vidrio donde andamos un poco perdidos buscando un pino con muérdago para que las parejitas se besaran debajo. Los tobarreños estaban emocionados con su número para la noche, nadie sabia lo que iban a hacer pero ellos ensayaban en cualquier parada ocultandose de los demás.

Los Catalmerejos. Laguna del Vidrio. Txiki y Chule bajo el muérdago.

Una hora más tarde paramos a comer en un llano del camino,las fuerzas se nos acababan y casi no hablábamos, Pere y Jorge se quedaron tan relajados que se echaron un pestañeo y los demás aprovechamos para irnos, pero nos salió mal la jugada, se dieron cuenta. Rodeamos el collado de La Coronilla Pequeña “a salto mata”, antes de llegar a La Umbría de las Monjas paramos en un pino bautizado de La Capilla por su gran hueco en el tronco, Fernando se metió dentro a rezar un padre nuestro para que terminara pronto la etapa. Desde aquí fuimos por un largo camino sin asfaltar que se hizo interminable hasta, para colmo, subir por un camino embarrado hasta Peñascosa.

Collado de La Coronilla Pequeña. Pino de La Capilla. Muérdago. Subida a Peñascosa. Después de acomodarse en el teatro la gente se repartió por los bares del pueblo antes de cenar, algunos seguian ensayando para la última noche. Los de siempre se adornaron otra vez y se fueron para el pilón, esta vez con algún acompañante más como Gerardo. A la hora prevista fuimos hacia el bar Hermanos Callejas para cenar y ver la última etapa que era muy cortita y llana de verdad,por fín. Cenamos un guisado de costillas, de repente Fernando se puso colorado y le salia humo por las orejas, por fín alguien se habia tomado una guindilla… Tere le pregunto: ¿pica? Y el contestó: no,no,no,na,no,ni,na…. Midiendo la profundidad. Antes del esperado espectáculo Pascual preparó una entrega de diplomas: -Arsenio : “suspiros de la sierra”, por sus continuos suspiros de desazón. -Fernando : “nos vamos yendo”, por gritarlo cada vez que nos teniamos que mover. -Fernando, Jorge, Pedro y Pascual por “los piloneros”, ya sabeis por que. -Pitu : “el alumbrao” por devolver la luz en Llano de La Torre. -Chule : “con la casa a cuestas”, por sus 15 kg de mochila. -Gerardo : “abejorroncho”, por enseñarnos el divertido juego. -Luis : “toda marcha tiene su objetivo”, por ser el fotografo oficial. -Ernesto por “ser el más joven y jugar en 1ª división”: por el dia que casi salen a palos. -Santiago : “chulo españa y por ser el más veterano”. -Pico : “yo vi como le pegaban a follaque”: es una historia muy larga… -Ervi : ”hambruna en la sierra”,por pedir un bocata en El Batán. -Jesús : “un amigo que teniamos en ”, por ignorarnos un poquito. -Nacho : ”andarín alienígena de la sierra”. -Pedro : ”títeres y comedias: a ver si te callas”, pues eso. -Monitores : “eslomaeras” , por lo que nos han hecho subir. Y diploma especial de reconocimiento a los monitores y Amparo.

Comenzaron las actuaciones, para romper el hielo Pedro bailó un Footing tonight con Amparo; Encarna nos sorprendió con su coral de ronquidos; Atila, Victor y Juanjo versionaron a Amaral con “No quedan dias de la marcha”; y Santi intentó bailar con Amparo un Rock and Roll pero se cayeron al suelo, todo quedó en un susto. Y los tobarreños por fín nos enseñaron su trabajo :

“LA RANCHERA DE LA NERPIO”

Un dia de borrachera, hablé con mi compañera, y me dijo que habia que andar, ¡ Andar y andar ! Recuerdo que me dijiste,que en un periodico viste,una marcha de Nerpio-Alcaraz, ¡ De Nerpio-Alcaraz ! Con rodeo y sin rodeo,Paco siempre da el paseo y la cerveza es mi fín. ¡ A mi se me carga el gemelo ! ¡ Tengo una ampolla en el dedo! ¡ Y a mí que me vas a decir ! Me enteré que un hellinero,iba a ser mi compañero y me puse a llorar, ¡ Llorar y llorar ! No me traje los tapones,menudos roncadores,!Pascual! me vas a matar, Estribillo. La etapa llana y cortica,cambió a cuestecica y aquí no hay sendero ni na, ¡ Ni na,ni na ! Si andando con Alejandro, dices que te estas meando,parada petarda y chorrete, hazlo rápido y vete. ¡ y vete y vete ! Estribillo. Con ampolla o sin ampolla, acabo siempre hasta la holla y la cerveza es mi fín. Hazme caso compañero,que no hay que llegar primero,pero hay que llegar al fin… Estribillo.

Después… pues nos tomamos unas copas…hasta que nos regalaron 2 botellas de orujo para que nos fueramos del bar, jugaban al “abejorroncho” ,se oían unos tortazos que pa que, e incluso alguno salia volando. Otros montaron una disco- pecera con música incluida.

10-12-2011. 7ª Etapa: Peñascosa - Alcaraz.

Corta y llana de verdad.

Llegó el último día y yo ya me estaba poniendo melancólica. Ervi, Tere y yo habíamos dormido en casa de unos amigos y cuando llegamos al teatro a coger el almuerzo nos encontramos con una manada de “zombis”, por lo visto, montaron una discoteca particular en la puerta del teatro, y se acostaron tarde, tarde, o temprano según se mire. Cuando llegamos al bar tuvimos que hacer cola para coger el desayuno y mientras las ojeras de algunos iban desapareciendo. Andrés nos dio una clase de calentamiento antes de salir para ver si nos espabilábamos. Además el sol se había escondido porque terminábamos la marcha y hacia” fresquete”. Fuimos hacia la Iglesia para hacer la foto de grupo que resultó un poco complicado porque no terminábamos de llegar, estábamos un poco lentitos y Javier se estaba fabricando un “apechusque” nuevo para el hombro.

Salimos del pueblo por el camino de , el Monte Navajo debia quedar frente a nosotros pero no lo vimos por que la espesa niebla lo ocultaba.De repente me di cuenta que andabamos en llano, ¡increible! era corta y llana de verdad, ¿tendrian fiebre los monitores?. Seguimos un camino hasta llega al cruce de dos rios: el Cortes con el Portelano; saltamos el Portelano y lo seguimos por la derecha de su cauce hasta llegar al paraje del Corral de Vecina donde hicimos una parada. Durante la marcha,cada vez que arrancabamos después de una parada, si nos haciamos los remolones el jefe nos chumbaba al primo Fernando para que gritara secamente: ”nos vamos yendo”. Lo echabamos de menos pero el pobre entre tanto pilon frio, cerveza y sueño no podia ni hablar.

La niebla se iba levantando y nosotros seguiamos andando hacia el Rio Piojo,aunque seguiamos sin ver el camino, no por la niebla sino por que ibamos por una senda imaginaria. Antes de andar hacia el Cortijo de Don Damian paramos a almorzar y parece que la gente se vino arriba con el bocata, puesto que ya estaban mas cascarrines. Un descuidado se dejó la mochila abierta y le metieron una piedra.

Corral de Vecina.

El camino fue tranquilo y sin abruptos, llegamos al Valle del Rio Alcaraz desde donde ya se veían Alcaraz y unas preciosas vistas del valle, hicimos otra parada, no había prisa. Solo quedaba descender por una pedregosa senda y dar una miaja de vueltecilla por los bancales, Paco no se podía ir sin hacer alguna Noguerada.

Llegamos por un camino hasta el polideportivo del pueblo, allí paramos para ponernos las camisetas de La Marcha, Jorge nos regaló unas risas al sacar una piedra de su mochila. Comenzamos a subir hasta la plaza, se me ponían los pelos de punta de oír el golpe de los bastones en el suelo. Nadie hablaba, estábamos emocionados, seguimos a Paco por las calles empinadas hasta pasar por la calle Entre Las Torres y por fin llegar a La Plaza Mayor de Alcaraz. Entre gritos, sollozos y aplausos todos nos besamos y abrazamos, nos olvidamos del cansancio, de los ronquidos y los traspiés y de los pocos malos momentos, lo habíamos conseguido: terminar La XXIX Marcha Nerpio - Alcaraz. Si hubiese escrito en papel ahora habría una lagrima de emoción corriendo la tinta.

Después de las fotos y unas cervecitas fuimos a comer al Restaurante Alfonso VIII, nos dieron nuestro bien merecido pin y esperando el autobús nos tomamos los últimos fresquitos, despedimos a Ernesto que iba a y de vuelta a , la mayoría durmiendo.

Hasta el año que viene ¡VIVA LA XXX NERPIO - ALCARAZ! (la triple porno dicen las malas lenguas…).

Monitores y novatos. Con los “DANDIS” de la marcha. Foto final. Memorias de la escritora.

Quiero añadir una tabla con las opiniones de las comidas que fue realizada con mucho mimo por el veterano de la marcha, Santi se ofreció a hacer este resumen preguntando a seis personas de diferentes edades y con más o menos veteranía en la marcha.

SELECCIÓN DE LOS MÁS VOTADOS EN LA XXIX MARCHA NERPIO – ALCARAZ

- Como mejor atención y servicio: Restaurante Los Nogales (Nerpio) - Mejor 1º plato: lentejas de Encakarol (La Vegallera) - Mejor 2º plato: chuletas de cordero de Casa Juan (Fuente Higuera) - Mejor postre: variedad de postres caseros en Los Nogales (Nerpio)

Sobre los bocadillos se recogieron las siguientes opiniones: - Muy buenos: lomo; atún; chorizo y lomo de orza; jamón y queso. - Normales: salchichas; vegetal. Mención especial a la ensalada de pasta. También fueron calificados como muy buenos el resto de complementos como barritas, zumos y frutas. Santy.

Hago una mención especial a todas las gentes que nos han ayudado, servido y aguantado (en algunos casos), de todos los pueblos y aldeas por los que hemos pasado. Gracias a todos los participantes y organización por ser como sois y acompañarme en esta trepidante aventura, sin cada grano de arena que hemos aportado cada uno de nosotros (algunos más de un grano) no hubiese sido tan perfecto. Agradezco el material fotográfico a Pitu, Alejandro, Jesús, Fernando y Andrés, este último por los comentarios a pie de foto también, y a mí por el mío propio. Un agradecimiento especial a Ervi y Tere por presentarme “el maravilloso mundo del senderismo” porque sin ellos no hubiese conocido “La Nerpio” ni a vosotros. Sin más, a esperar la” XXX Nerpio – Alcaraz”. Pacoooooooo, ¿falta mucho?...... Irene Cantó.