Sociedad Hoy ISSN: 0717-3512 [email protected] Universidad de Concepción

GONZÁLEZ PARRA, CLAUDIO; SIMON, JEANNE; VILLEGAS, KEVIN Respondiendo a un mundo globalizado: Cambios en la estructura de autoridad de los de Alto Biobío, Chile Sociedad Hoy, núm. 15, 2008, pp. 55-66 Universidad de Concepción Concepción, Chile

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Respondiendo a un mundo globalizado: Cambios en la estructura de autoridad de los pehuenche de Alto Biobío, Chile1 Responding to a globalized world: Changes at the authority structure of the Pehuenche in the Alto Biobio, Chili

CLAUDIO GONZÁLEZ PARRA2 JEANNE SIMON3 KEVIN VILLEGAS4

Resumen

Actualmente el capitalismo adopta la globalización como forma avanzada de su expansión en el mundo; donde dicha expansión no abarca tan solo el intercambio comercial, sino que se encuen- tra asociada con formas de vida determinadas, útiles al capital. Este hecho plantea amenazas a formas de vida anteriores, cuya articulación radicaba en elementos culturales distintos al interés y lucro, oponiéndose a la comunidad, espiritualidad y religiosidad como valores culturales garantes de la convivencia. En este sentido, el cambio más importante en la estructura de autoridad pe- huenche consiste en un cambio en la figura tradicional del “” como el líder político. Como proceso, el lonko tradicional ha perdido muchos de sus funciones y características debido a in- fluencias externas de las religiones occidentales, el sistema de educación formal, las relaciones con el gobierno chileno e influencias internas como las divisiones y rivalidades entre linajes dentro de una determinada comunidad indígena. Además, se ha instrumentalizado la posición de líder, y especialmente de su capacidad de interrelacionarse con los actores no indígenas. La identidad pehuenche hoy está en proceso de redefinición con respecto al Estado chileno, a “los chilenos” y lo más importante con relación al valor monetario del turismo introducido como proceso de cambio identitario.

Palabras claves: , pehuenche, lonko, presidente, globalización, cultura.

1 Esta investigación forma parte del Proyecto Fondecyt Nº 1000540, financiado por CONICYT. 2 Sociólogo, Profesor Titular, Departamento de Sociología, Universidad de Concepción. Concepción, Chile. Director del Centro Regional de Estudios Étnicos (CREE). E-mail: [email protected] 3 Cientista Política, Departamento de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad de Con- cepción. Concepción, Chile. Investigadora del Centro Regional de Estudios Étnicos (CREE). E-mail: [email protected] 4 Sociólogo por la Universidad de Concepción. Profesor de la Universidad Pedro de Valdivia. Con- cepción, Chile. E-mail: [email protected]

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Abstract

At present, capitalism has adopted globalization as the advanced form of its expansion in the world, where this expansion includes not only commercial exchange but is also associated with ways of life that are useful to capital. This fact threatens ways of life from earlier periods and whose articulation is not based in interest and gain. And, those ways of life that are based in community, spirituality and religiosity as cultural values are often threatened by capitalist expan- sion. Within this context, this paper analyzes the important changes that have occurred in Pehuenche society, in which the authority structure has changed, weakening the traditional figure of “lonko as political leader due to external influences such as western religions, the formal educa- tional system, relations with the Chilean government, and internal influences such as divisions and conflicts between lineages. Additionally, the position of community leader has been instrumentalized, especially with respect to his ability to interact with non-indigenous actors. The Pehuenche identity is being redefined with respect to the Chilean State and “Chileans”, and espe- cially where the monetary value of the tourism introduced has contributed to this identity change.

Keywords: Mapuche, pehuenche, lonko, president, globalization, culture. Recibido: 22.09.08. Aceptado: 13.11.08.

Introducción

STE trabajo se centra en discutir acerca del cómo a lo largo del tiempo y del Edesarrollo de procesos modernizadores del Estado chileno, han sido afectadas las comunidades indígenas del Alto Biobío en su plano dirigencial y/o sociopolítico. La modernidad en comunidades indígena es un proceso de intensificación de las relaciones sociales universales, uniendo las distintas localidades, generando una interconexión de causas y efectos locales que permiten la sobre-vivencia de la pobreza. La predominancia del capitalismo (rural) dentro de la modernidad asu- me particularidades en su funcionamiento, donde las diferencias étnicas y cultu- rales existentes en lo local son transformadas en mercancías para consumo global, transformándolas en algo exótico que es sacado de su contexto, re-empaquetado y vendido (Larraín, 1996: 31). La hipótesis del estudio es que la combinación de una nueva política indígena democrática, con mayor involucramiento del Estado en las comunidades, y la globalización económica, con mayor integración de las comunidades en la econo- mía global, han generado cambios importantes en la estructura dirigencial pe- huenche. Para analizar los cambios, comparamos la estructura dirigencial tradi- cional con las estructuras dirigenciales actuales.

Breve síntesis histórica del Alto Biobío y los pehuenche

Los pehuenche habitan actualmente dos sectores claves: Alto Biobío y Lonquimay; y Laguna Icalma hasta el Lago Panguipulli (Dannemann y Valencia, 1989).

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A la llegada de los españoles los pehuenche constituían un grupo nómada y antes del siglo XVII ocupaban las faldas orientales de la cordillera, desde Chillán a Antuco. Luego se establecieron en las faldas occidentales hasta el nacimiento del Biobío, esto a partir de la segunda mitad del siglo XVII. Los pehuenche eran trashumantes, y se desplazaban dentro de un espacio delimitado donde cada gru- po ocupaba estacionalmente ciertas localidades (Villalobos, 1989: 59). Todos los grupos “mapuche” –araucanos, huilliche, pehuenche, tehuelches, pampas, puelches– se reconocían como parte del mismo pueblo, pero cada grupo o comu- nidad conservaba su autonomía e independencia sin conocer ningún gobierno o control central. Los pehuenche serían uno de los grupos autóctonos de Chile, que con la llegada del mapuche se re-ubicó en el sector cordillerano, hasta donde habitan en la actualidad. La misma situación fue vivida por parte de los huilliche, quienes se ubicaron en el sector costero (Latcham, 1989). En la actualidad Alto Biobío se encuentra formado por doce comunidades pehuenche (González, 2003). Éstas se encuentran repartidas a lo largo de los dos ríos que atraviesan dicha parte de la cordillera: por el primer río, Queuco, es posible hallar la comunidad pehuenche de Callaqui; y subiendo por la cordillera se encuentra el villorrio de Ralco a donde recurren principalmente las personas de las comunidades más cercanas para proveerse de elementos básicos para su subsis- tencia5; a unos 11 kilómetros se encuentra la comunidad pehuenche de Pitril; a 29 kilómetros del pueblo de Ralco se ubica la comunidad pehuenche de Cauñicú, y luego Malla-Malla, Trapa-Trapa y Butalelbúm. Por el río Biobío la primera comunidad es El Avellano, y luego Quepuca Ralco, Ralco Lepoy, Guallaly, Los Guindos y El Barco –esta última establecida de manera “artificial” por ENDESA debido a la construcción de la central hidroeléctrica Ralco a partir del año 1999. La comunidad de El Barco se conformó a partir de habitantes pehuenche de Ralco Lepoy y Quepuca Ralco que fueron reasentados a partir del año 2000 aproxi- madamente (González, Simon y Baquedano, 2003). Además dejaron pertenecer al Alto Biobío la comunidad Ayin Mapu que hoy son parte de la municipalidad de Santa Bárbara.

Estructura sociopolítica tradicional pehuenche

La estructura dirigencial tradicional pehuenche no es una jerarquía. La toma de decisiones se basó en la capacidad del lonko en identificar las necesidades de los miembros de las comunidades. Las alianzas se forman desde abajo hacía arriba, entregando el poder a los representantes elegidos. Los miembros de las comuni-

5 Este villorrio representa y es resultado de las luchas entre pehuenche y huincas por la tierra, ya que dicho territorio en el que se encuentra hoy emplazado el pueblo eran tierras de la comunidad pehuenche de Callaqui y que fueron apropiadas por Dionisio González que finalmente terminó con casi todos los bosques de araucaria e instaló un aserradero en dicho lugar hacia el año de 1950.

57 SOCIEDAD HOY 15, 2do Sem. 2008 dades siempre mantienen su derecho de cuestionar las decisiones tomadas (Villegas, 2004). En la sociedad pehuenche se daría una fragmentación del poder –al igual que en las sociedades tribales–, ya que carecían de una estructura política y de autori- dades que efectivamente ejercen el mando y la representación, teniendo en cam- bio distintos líderes y niveles de liderazgo inestables. Casanova (1989) identifica la falta o carencia de una efectiva autoridad central, lo cual condujo a frecuentes luchas y conflictos para vengar ofensas a sus miembros. La segmentación de la cual habla Holdenis Casanova es posible de observar incluso en la forma de cons- titución de las habitaciones, ya que estos grupos residenciales no formaban villas en núcleos sino que se establecían en grupos de viviendas dispersas. A pesar de esta especie de “desorden” organizacional que señala Holdenis Casanova, destaca que estas tribus poseían como característica la capacidad de tomar decisiones para cohesionarse ante el peligro externo, generándose así una especie de solidaridad orgánica que se manifestaba fundamentalmente en el aspecto militar. Esto es lo que Casanova denomina “cohesión circunstancial en la guerra”. El jefe dentro del clan o lof cumplía fundamentalmente una función religiosa de velar por la cohesión interna de su agrupación a través del culto al tótem cuyo espíritu protegía colectivamente a todos sus miembros. Esta función descrita por Casanova se encontraba dentro del simbolismo del lonko en las tribus mapuche y pehuenche, simbolismo que hacía que su accionar se encontrara íntimamente ligado a la de la , en un sentido tanto religioso como político. La estructura política pehuenche estaba determinada por una forma de orden federada. Cada familia poseía un representante para la comunidad (lof). Entre estos representantes se escogía un lonko, que a su vez representaba a su comuni- dad ante todas las otras comunidades pehuenche. De ellos se escogían los werkenes (mensajeros). El lonko ocupaba el eje central de la política y no era heredable sin méritos (Villegas, 2004). Los rewe eran espacios territoriales jurisdiccionales en que coexistían hasta un número de nueve lof. Aquí surgía un nuevo líder denominado vlmen, elegido a partir de los representantes de los lof, que era una especie de lonko de . El vlmen como jefe del rewe debía efectuar la organización económica, la organiza- ción militar y la organización de conducción política. Al vlmén le correspondía la principal conducción política, en cuanto a tomar la decisión de la guerra; podía elegir aliarse con otros rewes, enfrentar la guerra solos, la fecha, el lugar y las tácticas a utilizar. Por último existía otro nivel de organización más amplio, deno- minado ailla rewe (nueve rewes). Su líder recibía el nombre de “vlmen fvxa lonko” en tiempo de paz y “” en tiempo de guerra (Ñanculef, 1987). La organiza- ción religiosa le correspondía a la machi o al lonko del ngillatún. La organización socio-política pehuenche y su estructura dirigencial consti- tuían un sistema democrático, fundado en el respeto a la persona y en el principio del derecho, con una cosmovisión horizontal de concebir el poder y donde la participación era circular. El cargo de lonko era comúnmente heredado, pero

58 Respondiendo a un mundo globalizado: Cambios en la estructura de autoridad / C. GONZÁLEZ P., J. SIMON Y K. VILLEGAS cuando no, se daba paso a una verdadera elección de contienda electoral demo- crática absoluta, basada en determinados sistemas de elección. Uno de éstos con- sistía en que los “votantes” depositaban un puñado de tierra en un wampo (espe- cie de cajón). Otra forma muy conocida es mediante la cual fue electo Caupoli- cán (Kallfulikan). También el nombramiento del lonko en otros casos dependía de la influencia religiosa ejercida preferentemente por la machi, a través de sueños (peumas) o visiones (perimontu). (Ñanculef, 1987).

La política indígena democrática

La Ley Indígena (Ley Nº 19.253) fue aprobada por el Senado en 1993. Uno de los aspectos más importantes fue la creación de la Corporación Nacional de De- sarrollo Indígena (Conadi). Ésta tiene un presupuesto pequeño designado para comprar tierras, además de financiar programas de desarrollo cultural, educacio- nal y productivo. La ley indígena provee protección legal sobre tierras indígenas, señalando que este tipo de propiedad no puede ser vendida y sólo transferida por una mejor o mayor cantidad de tierra. Además la ley indígena crea legalmente la “comunidad indígena” y las “asociaciones indígenas”. Ni las comunidades indíge- nas, ni las asociaciones indígenas necesariamente responden a las comunidades indígenas tradicionales, ya que son formas legales que el Estado chileno crea para actuar e interactuar con el pueblo mapuche. Tienen que tener estatutos organiza- cionales aprobados por la organización completa, además de un presidente, un secretario y un tesorero. Como resultado, la actual organización de la comunidad indígena no responde necesariamente a la estructura política tradicional6, encon- trándose fuertemente modificada por el efecto modernizador impulsado desde el Estado para levar a cabo formas mas eficientes de control sobre los territorios de la nación –la gobernabilidad– (Villegas, 2004). Una estrategia no oficial del gobierno ha sido el reclutamiento y capacitación de personal indígena para facilitar la comunicación entre las comunidades indíge- nas y el Estado. Para éste, las nuevas organizaciones son interlocutores válidos, pero su posición es muy compleja, ya que enfrentan el dilema de equilibrar las necesidades de la comunidad con las del gobierno. Por un lado, el gobierno los seleccionó para obtener información sobre los reales intereses de la comunidad y en cambio ellos reciben un ingreso decente y prestigio comunitarios. El problema es que ellos tienen el rango muy limitado de independencia, lo cual genera una crítica abierta y constante por la pérdida de su trabajo y sus ingresos. A veces, esta

6 Autores como José Aylwin (1993) señalan que la ley decretada en 1979 dividió 59% de las comunida- des indígenas existentes en títulos individuales, y muchos podrían vender la propiedad si quisieron. Sin embargo, aun cuando no se vendía, el cambio a títulos individuales debilitó las relaciones formales existentes entre las familias y más conflictos emergieron entre los miembros de las comunidades. Bengoa (1999) plan- tea que durante el periodo y como producto de la ley, 2.062 comunidades indígenas se dividieron, represen- tando 400 mil hectáreas.

59 SOCIEDAD HOY 15, 2do Sem. 2008 estrategia informal del gobierno se transformo en una forma de controlar a los líderes naturales de la comunidad (Villegas, 2004).

Globalización económica

En la década de 1970, el gobierno militar abrió la economía chilena a las fuerzas económicas internacionales, desarrollando una variedad de estrategias para pro- mover inversión extranjera directa. Uno de los resultados de esta Ley en territorio Pehuenche fue que chilenos no indígenas inscribieron los derechos de agua en Alto Biobío como de su propiedad. Específicamente, la Empresa Nacional de Electricidad S.A. (ENDESA) obtuvo los derechos de agua del río Biobío y anun- ció planes de construir una serie de represas hidroeléctricas. Eventualmente, se construyó la represa Pangue con apoyo del Banco Mundial y por los nuevos go- biernos democráticos en el nombre del “desarrollo nacional”7. La llegada de ENDESA y el conflicto sobre la construcción de la represa cam- biaron dramáticamente la vida pehuenche. Las comunidades se dividieron sobre el conflicto. ENDESA, a través de su “Fundación Pehuén”, empezó a invertir re- cursos en las comunidades indígenas. Los pehuenche luchando en contra de la construcción viajaron a Washington DC y simpatizantes extranjeros llegaron para apoyar la lucha indígena pehuenche. Finalmente, noventa y dos familias indíge- nas fueron reasentadas a nuevas comunidades, y los impactos del reasentamiento involuntario comenzado a aparecer (González, Simon & Baquedano, 2003). Como resultado de esta entrada abrupta a la globalización, los pehuenche se dieron cuenta que no tienen las destrezas necesarias para participar como iguales en este proceso. Algunos piensan que han aprovechado bien el proceso, pero otros sienten que no tienen opción, excepto continuar (Villegas, 2004).

El lonko en la actualidad

La figura del lonko es una de las figuras centrales de las comunidades indígenas, sin embargo en la actualidad ha perdido elementos de poder en la configuración a su posición. El lonko como poder ha perdido la importancia en la designación del futuro lonko y ha desaparecido la figura del consejo de ancianos. En las comu- nidades, las familias no preparan al futuro lonko desde una temprana edad a pesar que, dentro de la cosmología pehuenche, se cree aún que un lonko debe tener un don especial para desempeñar dicho cargo. Con la Ley Indígena se ha extrapolado esta creencia a los nuevos dirigentes de las comunidades y asociaciones para acce- der a los puestos dirigenciales (Villegas, 2004).

7 Para más información sobre el conflicto de la primera represa, ver González 2003.

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Actualmente la elección del lonko, más que una simple mayoría, se remite a una negociación entre las distintas familias. Sin embargo, el sistema de mayoría simple está siendo incorporado cada día más y se relaciona con su inclusión en los estatutos de la organización indígena como contempla la Ley Indígena N° 19.253 desde 1993. Cuando se elige el lonko con solamente el apoyo de un sector de la comuni- dad, el resto de los miembros no lo apoyan o no lo reconocen como lonko, se inicia un proceso de desmembramiento del poder central. Por ende, muchas ve- ces el nuevo sistema de mayorías gana, sin haber sido adoptado formalmente y sin tener la legitimidad necesaria para asegurar el resultado que es mantener el equi- libro de poder y la armonía comunitaria. Esta falta de legitimidad podría ser explicada por la inexistencia en Alto Biobío de una machi, quien podría confir- mar el lonko en su posición (Villegas, 2004). Como resultado, son las instituciones públicas que reconocen el lonko como representante legal y no necesariamente la comunidad entera. Esta falta de reco- nocimiento comunitario se debe a: razones religiosas (la Iglesia Evangélica lo prohíbe); y el lonko no participa en las formas tradicionales, como el nguillatún, que legitiman su autoridad; o el lonko no habla chedugún; o el lonko no escucha a los ancianos de la comunidad (Villegas, 2004). En la estructura dirigencial tradicional, el lonko tiene su propia estructura de apoyo con un consejo de ancianos, werken, toqui, y los individuos involucrados en el nguillatún. Actualmente, el lonko ha perdido esta estructura de apoyo como también la práctica de sus roles tradicional como determinar la justicia dentro de la comunidad (Villegas, 2004). Una causa importante de la pérdida de la figura tradicional del lonko se debe a su comportamiento cultural dentro de la comunidad, y especialmente en la cere- monia de nguillatún. Actualmente, a pesar de que el lonko generalmente asiste al nguillatún, él ya no es su organizador principal, siendo el Ñancan, y él asiste sólo como una persona importante. De hecho, es el lonko de nguillatún (Ñancan) quien encabeza la comunidad durante los tres días que duran la ceremonia. En algunas comunidades, la pérdida de este elemento tradicional es aún más extremo cuando el lonko no asiste al nguillatún por sus creencias religiosas occidentales (Villegas, 2004). Tradicionalmente, el conocimiento cultural fue clave, mientras que actual- mente el conocimiento de la sociedad chilena es más importante. Por ejemplo, un dirigente pehuenche en el siglo XXI debe saber dónde quedan las oficinas públi- cas principales y cómo llegar, tiene que saber leer y escribir en castellano, y tiene que saber cómo negociar con las autoridades públicas. En otras palabras, un buen lonko ahora necesita ser un interlocutor válido para la comunidad con las autori- dades públicas (Villegas, 2004). La pérdida de autoridad del lonko dentro de las comunidades se encuentra también ligada a: la división de la propiedad comunitaria en títulos individuales de propiedad y la aparición de múltiples organizaciones que se disputan el prota-

61 SOCIEDAD HOY 15, 2do Sem. 2008 gonismo, como la iglesia u ONG. A pesar del rol cultural disminuido, el lonko sigue siendo considerado un Quimche, una persona sabia con un conocimiento importante y valioso sobre el pasado y cultura pehuenche. El presidente de la organización indígena es marginado de los temas culturales, y solamente partici- pa en el nguillatún como cualquier miembro de la comunidad. En la mayoría de los casos, se elige el presidente de la comunidad por su habilidad de interactuar con la sociedad chilena y no por su conocimiento cultural. Su rol es representar la comunidad, y no es necesariamente una posición de autoridad dentro de ella. La autoridad del presidente se basa en la cantidad de recursos que puede obtener para la comunidad, intercambiando los beneficios por apoyo (Villegas, 2004). El lonko tradicional debe tener la capacidad y poder para discutir los conflic- tos de propiedad con las autoridades públicas, y asegurar que realice las acciones legales necesarias para reclamar los derechos tradicionales. En cambio, las funcio- nes del presidente se restringen al ámbito de elaboración de proyectos y negocia- ción para atraer recursos a la comunidad y, específicamente, a sus miembros. Debido a esta función, el presidente de la comunidad viaja frecuentemente para asistir a reuniones, y su poder se basa en los recursos que trae. Cuando el presi- dente es exitoso, su prestigio dentro de la comunidad puede competir con el prestigio del lonko tradicional. De esta manera, la figura del presidente también ha contribuido a la transformación de la figura del lonko tradicional (Villegas, 2004). Se han cambiado las capacidades requeridas para ser “lonko”. Mientras que un lonko tradicional todavía tiene que ser sabio en materia cultural, y no es necesario que él dirija la ceremonia de nguillatún. El lonko ya no es el juez responsable para la resolución de conflictos dentro de la comunidad, sino su rol es defender los derechos a la tierra ancestral. Para transformarse en “lonko”, la persona debe tener raíces en la cultura pehuenche y ser respetado como sabio con la capacidad de identificar y defender el interés común de los pehuenche.

Causas de los cambios en la estructura dirigencial

Las principales causas para explicar los cambios se relacionan con la intervención en las comunidades por el Estado y la sociedad chilena. La designación del lonko por el régimen militar produjo una dinámica acusatoria entre los miembros de las comunidades pehuenche de Alto Biobío. El gobierno militar, y específicamente el alcalde, materializó su influencia a través de la designación del lonko, introdu- ciendo una lógica política del mundo no mapuche (Villegas, 2004). El régimen militar también afectó la estructura dirigencial y social pehuenche a través del decreto ley N° 2.568 de mayo de 1979, que entre otros efectos trans- formó los títulos de merced en títulos individuales. Tradicionalmente, uno de los roles del lonko fue la organización y distribución territorial. Nuevos matrimonios iban donde el lonko para solicitar un sector donde ellos podrían establecer su

62 Respondiendo a un mundo globalizado: Cambios en la estructura de autoridad / C. GONZÁLEZ P., J. SIMON Y K. VILLEGAS familia. Con títulos individuales de propiedad, este rol se transfirió al jefe del hogar quien entrega parte de su propiedad a cada hijo y permitió la subdivisión. De hecho, en las comunidades en las cuales se mantuvo el título de merced, más elementos culturales tradicionales se han mantenido y son los que han encabeza- do las recuperaciones de tierras ancestrales. Es interesante que después de las to- mas de tierra en 2000, donde se devolvió tierra a muchas comunidades, fue el lonko quien ejerció una vez más su rol tradicional de distribución de tierra (Villegas, 2004). La llegada de servicios sociales, como educación y salud, afectaron especial- mente a las machis y la educación tradicional. La llegada de las organizaciones religiosas afectó la reproducción cultural de la comunidad, especialmente debili- tando las ceremonias tradicionales por las prohibiciones impuestas en las comu- nidades. El catolicismo, en general, se ha adaptado mejor a la religiosidad pe- huenche; las religiones evangélicas en cambio prohíben la participación en los ngillatún y en el pentewentún (Villegas, 2004). Las nuevas formas organizacionales que emergieron con la ley Indígena han generado una actividad dirigencial que se entiende como “política”, lo cual era impensable antes. Se identifica la función política actual como propia de la nueva figura del presidente de la comunidad, y en respuesta, el lonko, para no ser reem- plazado, tuvo que operar según la misma lógica, la cual era necesaria para obtener ayuda y beneficios públicos.

El líder pehuenche en un mundo globalizado

Para ser un líder efectivo en un mundo globalizado, el líder pehuenche tiene que definir su posición con relación al Estado chileno (y la cultura dominante) y al proceso de la globalización. La Asociación de Lonkos y Presidentes de Alto Biobío (ALPABB) presenta diferencias importantes del otro movimiento indígena pre- sente en Chile, el Consejo de Todas las Tierras (CTT). El CTT es principalmente un movimiento mapuche, que ha generado un interés entre muchos pehuenche debido a su posición confrontacional de sus demandas de autonomía indígena en contra del Estado chileno. Algunos autores, como Castells (2000), señalan que la emergencia de los mo- vimientos en América Latina es el resultado de una reacción identitaria, producto de la homogenización cultural asociada con la globalización. Castells explica que la emergencia de elementos identificatorios, tales como el nacionalismo y religio- sidad, generan resistencias frente a la individualización y la atomización social, tienden por ende a agrupar organizaciones territoriales que a lo largo del tiempo generan un sentido de pertenencia. La identificación con la comunidad local se construye a través de acción colectiva y se conserva a través de la memoria histórica. Los grupos indígenas en Chile están en un proceso de consolidación y cohe- sión con relación al Estado chileno. Las comunidades indígenas aún mantienen

63 SOCIEDAD HOY 15, 2do Sem. 2008 una identificación fuerte, marcando diferencias entre nosotros/ellos. El compar- tir una historia como un pueblo, y poseer una historia distinta reforzó sus objeti- vos, metas y demandas tales como el reconocimiento en cuanto grupo socio- culturalmente distinto en la lucha indígena por la recuperación de tierras ancestrales. El movimiento indígena moderno presenta un proyecto articulado de cambio político y social transversal. La mayoría de las formas de movilización colectiva mapuche y pehuenche han llegado a ser violentas generalmente como respuesta a la represión sufrida de parte del Estado. Gros (1998) expresa que es una lucha para mayor integración y reconocimiento que no implica la disolución de su identidad indígena. Mientras hoy, hay muchos puntos de acuerdo entre los dos movimientos pre- sentes en Alto Biobío, ellos tienen diferencias importantes en su relación con el Estado chileno (autonomía versus cooperación) y sobre los medios para obtener sus fines. El CTT defiende una postura autonomista y reivindicacionista. En con- traste, los miembros de la ALPABB prefieren el diálogo pacífico y cooperación con el Estado chileno. Por ejemplo, concuerdan que las tomas de terreno se pue- den realizar pacíficamente sin lastimar a nadie, incluyendo los habitantes no indí- genas (“colonos”). Ambos quieren desarrollar proyectos productivos para aumen- tar los recursos financieros de la comunidad, aunque la ALPABB favorece proyec- tos de turismo. Sin embargo, la posición de ALPABB no es clara, especialmente cuando el gobierno chileno se niega a actuar justamente con relación a la propiedad ances- tral indígena y los robos documentados de tierras. De hecho, ALPABB presenta un discurso basado en la defensa de identidad y autonomía pehuenche vía diálo- go con el gobierno, pero el éxito de la estrategia depende si el gobierno quiere escuchar e implementar sus sugerencias vía tratados y/o demandas. También de- penderá del interlocutor pehuenche, quien efectivamente represente los intereses de las comunidades y quien sea aceptado por las comunidades. Los dirigentes en Alto Biobío (ALPABB y CTT) reconocen que la política en las comunidades ha sido manipulada durante muchos años por actores no indíge- nas (públicos y privados), y varios dirigentes indígenas buscan definir una estruc- tura dirigencial que refleje su historia e identidad y que funcione en un mundo globalizado. La ALPABB reconoce la necesidad de integrar a dirigentes de distin- tas edades, como también superar las rivalidades generadas en las décadas de ma- nipulación por actores externos. Sin embargo, su posición no es clara con relación a las dos posiciones de auto- ridades en las comunidades. Ellos reconocen que cada uno juega un rol distinto, pero no reflejan la necesidad de combinar las dos estructuras (lonko y presidente). Aunque reconocen la necesidad de centrar el poder político dentro y no fuera de la comunidad, no han desarrollado una estrategia para realizarlo. La mayor unidad en sus metas y en las protestas de los movimientos indígenas en el Alto Biobío ha impulsado y creado nuevos espacios y posibilidades en la cadena de descentralización y autonomía local pehuenche. El énfasis formal del

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Estado chileno en la descentralización y autonomía local abre nuevos conflictos no resueltos en las comunidades (como, por ejemplo, en Malla Malla y Cauñicu). Estos nuevos escenarios requieren la redefinición y construcción de una estructu- ra política unificada para respetar las estructuras representadas por el lonko tradi- cional y el presidente de la comunidad; por otro lado, se requieren programas y políticas tendientes a fortalecer la comunidad y su autonomía en la toma de deci- sión (como, por ejemplo, el caso del cementerio de Quepuca Ralco). Las políticas tienen que reforzar la capacidad de los pehuenche para articular sus propias reglas institucionales, y reafirmar la autoridad basada en la comunidad y la autonomía de sus organizaciones representativas.

Conclusión

Según Giddens (1999), la globalización de la modernidad ofrece a cada región o espacio la posibilidad de re-interpretar y re-inventar sus propias particularidades. Sin embargo, esta reinvención ocurre en constante tensión entre la identidad lo- cal y el intento de globalizar. Otras manifestaciones culturales como la idea de crear una sociedad del mercado basada en mayor acceso a ciertos patrones de consumo en comunidades indígenas donde se abren posibilidades inciertas del control sobre las tierras comunitarias. La ALPABB representa una resistencia cul- tural con relación a las tendencias uniformizantes de la globalización, y una que cuestiona el rol del Estado-Nación en la promoción de estas tendencias. De he- cho, su reacción a la globalización critica muchos aspectos de la política indígena chilena. Parojalmente, su capacidad de criticar se basa en la educación asimilacio- nista recibida, la cual a la vez denigra sus valores y costumbres indígenas. Enton- ces, aunque la educación formal originalmente contribuyó al debilitamiento de la sociedad y estructuras políticas pehuenche, ahora la reconocen como un elemen- to necesario para asegurar su éxito. De hecho, el nivel educacional es una característica usada ahora para seleccio- nar líderes en las comunidades de Alto Biobío. Actualmente, el apoyo comunita- rio y el prestigio de un líder no se basan en elementos internos de la comunidad sino en la capacidad de negociar efectivamente con instituciones públicas en el nombre de la comunidad y la sociedad no indígena. Hubo un periodo en la histo- ria pehuenche cuando las comunidades fueron especialmente vulnerables a la in- fluencia externa, y parecía que las comunidades no tenían la fortaleza para defen- der sus propios intereses. Es probable que esta vulnerabilidad se deba no solamen- te a la pérdida de legitimidad y autoridad de sus figuras internas, la machi y el lonko, quienes mantuvieron el equilibrio de la comunidad, sino también a la intervención intensa de fuerzas externas. Con la globalización y una mayor pre- sencia del Estado chileno, las fuerzas externas continuarán interviniendo en las comunidades indígenas. Las comunidades ahora tendrán que enfrentar el desafío de definir la forma de autoridad requerida para mantener su equilibrio e identi-

65 SOCIEDAD HOY 15, 2do Sem. 2008 dad en un mundo globalizado. El dirigente mapuche Santo Reinao (2003) ofrece una propuesta para reinventar el líder indígena como werken, quien se caracteriza por su capacidad de interlocución y quien complementa el líder tradicional de lonko, cuidando de no usurpar las funciones de lonko ni crear conflictos de poder dentro de las comunidades.

Referencias

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