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CON UN PROLOGO

DE

3), (¡osé gachón Veyán.

m 5

vi ASTORGA; IMP. DE H. FXDALGO Seminario. 3.

i©oo ES PROPIEDAD Al frente del libro que pone á la venta, ¿quiere usted que actué como introductor? Que yo le presente no le tiene cuenta. «¿7 a usted caballero quién me lo presenta?» con razón fundada me dirá el leotor.

¿ Qué he escrito cien obras y cobro un trimestre muy regularoito? ¡Eso á nadie extraña! Soy un desliGhado poeta pedestre. JVo tengo siquiera una estatua ecuestre qae hoy la tienen todos JOS grandes de España. • f f VI FELIX CUQUERELLA.

En todos sus versos hay calor y vida y hay gracia y soltura digna de admirar. Asoma en sus notas el alma escondida: Me gusta la empresa porque es atrevida, pero del negocio me atrevo á dudar.

¿Publicar un libro con quejas de amores en renglones cortos y renglones largos? Pasaron los tiempos de los trovadores: Aquí ya no hay odas ni perlas fíi flores: ¡Nadie quiere versos ni dulces ni amargos.

Voló la esperanza en alas del viento: Áqui de lo bello CARTA PRÓLOGO VII se perdió la norma,, y ya no nos queda mas que un sentimiento, que es el del negocio y el tanto por ciento. ¿Quién husoa en el Arte el fondo y la forma? •

El campo rechaza las buenas semillas: Después de dos guerras de luto y horror y perder Colonias y perder Antillas, ¡cualquiera se canta unas seguidillas! ¡Cualquiera se arranca por Arte mayor/

Be lo más sublime se borró la huella: Ya no hay en el n undo más Dios que el dinero: ¡Pobre poesia! Vllt FELIX CUQUERELLÁ

¿Quién sueña con ella? ¡Es usté un valiente Señor Cuquerella! ¡Por eso le admiro; por eso le quiero!

Sus versos me gustan. Están bien medidos y en ellos demuestra su claro talento. Pero á mi me consta que hoy están perdidos los que sueñan glorias. ¡Cuanto más sentidos ios versos, se miran con mas sentimiento!

¿Qué tira en un año cuarenta ediciones y yo me equívoco...? ¡pues, mucho mejor! ¿ Tiene usted esperanzas y tiene ríñones? ¡Pues en cuanto gane CARTA PROI-OGO dos ó tres millones, ja no hay un poeta que cante mejor.

Queridos lectores, lectores amados; castaños, morenos, negros, rubios, blancos, pequeños, panzudos, altos, y muy ñacos; vizeos, zarabetos, cojos, tuertos, mancos; hijos de familia, viudos, casados, con hijos, sin ellos, de huenpelo, y calvos; jornaleros pobres, ricos hacendados; médicos, ministros, cocheros, notarios; militares jóvenes, idem retirados; sastres, zapateros, curas, secretarios, panaderos, frailes, oscribientes, vagos; Umpiádotas, músicos, estudiantes, sabios, maestros, pintores,.. FELIX CUQUERELLA y otros que me callo porque ya estoy siendo demasiado lato: tengo que deciros... ¡pues se me ha olvidado.,

Señores, hay días, que no sé lo que hago; ni sé lo que escribo, ni sé lo que hablo; ni sé si tengo hambre, ni sé si estoy harto; ni sé si he comido, ni sé si he cenado; ni sé si estoy grueso, ni sé si estoy flaco; ni si ando vestido, ni si estoy descalzo; ni si tengo abuela; ni si me he lavado; ni si estoy muy rico, ó no tengo un cuarto; ni si odio á mi novia, ni si la idolatro; ni si tengo frío, iii si estoj sudando; k ÚlÉ LECÍORÉS

ni si tengo madre, ni si tengo callos; ni si soy un Hércules, ni si soy un sabio, ni si soy un mandria, ni si soy un guajpo... Pues iba á deciros... lectores simpáticos que... que... ¡no me acuerdo, por más de que paso la mano á la frente...! (ya te veo airado lector pacientísimo, decir por lo bajo: este Cuquerella es un mentecato.») Suspended los juicios lectores amados que tal vez me acuerde cuando pase un rato... ¿Más que iba á deciros que se me ha olvidado...? jAh! si...! ya me acuerdo! lectores simpáticos. Pues..., que este librito que habéis en las manos, no vale ni un céntimo, es malo ¡muy malo! con tres perros chicos estaba pagado pero. . ¡una cimuenta! ¡no es grande el sablazo!

CORTAS

La otra noche, soñando, le veía un puñal esgrimir, y hundimelo eri el pecho, y rae reía con bárbaro reír.

Y era que al mismo tiempo que clavabas en mi pecho el puñal á mis labios, ya frios, acercabas los tuyos de corál.

Si un miembro del cuerpo se pudre ó malea después de cortado ya no nos molesta, más si un alma pura de amor se envenena ¿quien habrá en el mundo que separár pueda de aquella alma pura la parte no buena?

Aunque nos causa A.inor mucho dolor no concibo la vida sin Amor.

Guando pasas á mi lado sin mirár me acuerdo de lo pasado y sin poderlo evitár me pongo desesperado á llorar. üaut CÜQÜERBLLÍ

EL BUÑOLERO!

Fué la noche húmeda, y fría, pero ya está amaneciendo.' Retíranse á sus hogares á descansar los serenos. El cielo está despejado, y el matutino lucero muéstrase allá en las allúras, luminoso, claro, esbelto. Nítida nieve empavona las superficies del pueblo, bajo las cuales descansa entregado al dulce sueño. Todos duermen; ¡si parece aquel pueblo un cemenlório! A través de unos cristales se vé de luz un reflejo; allí hay alguien que no duerme: ¡tal vez será algún enfermo que está ya cerca, muy cerca de dormir el sueño eterno!

fen el centro de la plaza, rodeado de unos chicuelos medio ateridos de frío, hay un hombre, el buñolero. ¡EL BUÑOLERO! que solícito trabaja lo que le da su sustento: no habla nada; todavía no há espantado de si el sueño! los chicos, medio encogidos, se acercan todos al fuego, que vivifica sus almas y da cslor á sus cuerpos, esperando que les llenen la cesta de los buñuelos, para marchar presurosos por la Ciudad á venderlos. Ya está todo preparado: «esas latas, vengan presto» «tu llevas .. ciento... cuarenta... tu ochenta..; noventa.;, ciento tu tres docenas... tu cinco...» y asi los vá repartiendo mientras hace cada uno de los suyos el recuento. «Vaya... listos, deprisita, vendedlos y volved luego;» «gritad fuerte, que so entienda .. Y salen todos corriendo, pisando la nieve helada ; . que hay por las calles del pueblo, con sus tiernas vocecitas pregonando jos buñuelos. Quién sabe si los chiquillos • FELIX CUO.ÜEhÉLÍA allá para sus adentros piensan que otros de sus años duermen en caliente lecho, mientras que muertos de frío, con su buf indica al cuello, en el bolsillo una mano y en la otra el frío cesto, van ellos diciendo á voces, ; ¡calen ti tos!! ¡[¡buñoleroooü!

Niña hermosa; estás jugando conmigo de una manera horrorosa, y te digo con amore, que hace tiempo que se muere por tus amores mi cuore, pues te .quiere tan de veras, que á todas horas del día gime porque tu le quieras^ niña mía» NINA HEIUÍOSA

Más lu que eres en amores adiestrada, como todas las mujeres, no oyes nada, ni comprendes que al mirarme cual me miras llamas de amor en mi enciendes; . pues suspiras hacia mi, y me envías con lu aliento, algo que al clavarse aquí es tormento, es martirio que á mi corazón acosa, pues te quiero con delirio, niña hermosa. 10 fatrx CüQutíimti

CANTARES

Tu'no tíes de mis süfriruientos, la tiene1 mi suerte, la tengo yo -nismo por no haberme muerto.

Con la lengua dices queme quieres mucho y luego con echos resulta que quieres matarme ¿ disgustos.

Con tus hlciücas manos t caúsame la muerto pero ño me digas, por Dios te lo pido que ya no me quieres. %

Te quise cual querer puede madre cariñosa á un hijo te cansaste, me desprecias y yo... te quiero lo mismo.

Cuando acuden á mi mente los recuerdos del pasado y me propongo escribir m^jo la pluma en mi llanto íí,OMA.NTICrSMO

Si ftw los hombres del mundo , te dedicaran su amor entre tos no te querrían la mitad de lo que yo.

Mira que gitano soy que cuanto más me desprecias más loquito por tí estoy.

Si tantos te quieren y yo soy tan malo elige entr e todos uno que sea bueno, que yo no me enfado.

....Poro mudo, y absorto, y de rodillas, como se adora á Dios ante su altar, como yo te he querido... ¡desengáñate' ¡asi no te querrán.'

(BEQUER.)

* ¡Hay que pena me causa tu risa/ ¡Hay que risa te causa mi llanto!... Yo bien sé qué en tu pecho no queda ni siquiera un átomo 12 FELIX CUQUERELLA

del amor ó locura que un tiempo jurabas llorando.... ipero és esto causa para que te rías, sabiendo que me haces tantísimo daño, y destroces un pecho y un alma que te adoran tanto...1? ¿No estás satisfecha con todos los males que ya me has causado por el solo delito de amarte como dicen que aman á su Dios los santos; como madre al hijo que á fuerza de besos aduerme eú sus bra- (zos; como dicen que aman á la luz los ciegos, y como á la tabla salvadora el náufrago, que aún quieres causarme más negros dolores^ más acerbo llanto? Déjame que llore el amor y placeres pasados, V y aunque hoy en tu pecho ño quede ni siquiera un átomo del amor ó locura que un tiempo jurabas llorando, por Dios no te rías respeta mi pena, respeta mi llanto, que tu risa desbarra mi pecho y cuuáa á mi alma muchísimo daño. Sigue, sigue en busca de nuevos placeres y nuevos encantos, y sé muy dichosa, que yo mientras tanto, como el caminante POR Si ACASO 13 que sin rumbó fijo vag-a solitario, he de seguir siempre bendiciendo Icr tiempos pasados de amor y ventura, de placer inmenso, de risas... de llantos... bendiciendo á la pérfida hermosa que causa á mi alma pesar tan amargo, y esperando que al fin vuelva el día, en que otra vez quieras abrirme tus brá- (zos.

Esto le escribía un joven romántico á la hermosa que un tiempo le hizo feliz en sus brazos

Por si acaso.

Cuando tenga tu mano entre la mía no me mires por Dios de esa manera porque un día, me voy á propasar, y no quisiera cometer una nueva grosería. 14 FELIX CUQUSREI.LA.

LAS CAMPANAS

(En el día de difuntos).

¿Qué es ese rnmor triste, pe Mere nuestro oiflo, y pe sonando lejos, con niny lúgnlire son, ¿entro de nuestras almas repite sn sonido, sus ayes lastimeros, ó s'i amarga canción...? ¿Qaé es esa pe tmtezis parece nae murmura y á nuestra alma un instante la oDlíga á meditar? ¿pé es eso pe nos dice «detente en tu locura, pe al liorde del sepulcro til vida lia de empezar.... rDespierta .de ese-sueño, de íreyes alegrías, de amWciones, de glóriss, de Mrliaro reír, de locos devaneos, de mfpias y de orgías, pe es tan ime la dicM, como eterno el sufrir?» ¡Ali! si, son las campanas pe con sonido incierto inundan el espacio, y en su triste din, dán, nos traen á la memoria recuerdo de algún muerto pe tal vez nuestros rezos espera con afán,..? • AMOR CON... DINERO SE PAGA

iie paga,

(DIÁ.LOGO)

—Déjame niña hermosa que á tus plantas me arrodille contrito,, y admire uno per uno tus encantos. —Lo que gustes, bien mió. —Déjame que extasiado en tu hermosura y en mi romanticismo, venere tus bellezas, y las jure un amor infinito; Déjame que mil frases amorosas te murmure al oido; Déjame que en tus ojos celestiales puedan verse los míos; que me quede adormido contemplándolos.. Mírame.—Ya te miro. —Quiero apurarla dicha hasta el extremo. sér muy feliz contigo, y morir adorándote ¿me entiende-.'' —Ya te entiendo bien paío. —Aproxímate más... más todavía, que tu coraz-mcito al latir amoroso, sienta cerca los latidos del mío; que á mis lábios les dén amor y fuego los tuyos purpurinos; que tu aliento, tus risas, y tus llantos, se mezclen CQU los míos; 16 FELIX GUQÜERELl.Á que á mi pecho le dé calor y vida tu seno alabastino, y pide lo que quieras... lo que quieras. —Pues nada más te pido, que me dejes meter solo un instante la mano en tu bolsillo.

^Sismografías y criticas

Me han dicho que tienes uno que te calza y que te viste; ¡que pronto te has olvidado del juramento que diste!

Hay quien critica lo que no conoce; hay quien gasta el dinero que no tiene; hay quien por darse pisto sale en coche, y hay... ¡quien crée en el amor de las mú- (geres ¡QUÉ IMPOSTA! : 17

¡QUE IMPORTA!

¿Qué importa que me mires y te rías queriendo demostrarme tu desdén, si allá, en tu corazón y tu conciencia me tienes que querér? ¿Qué importa que al pasar junto á mi, (el rostro vuelvas hacia otro lado, y que crüél digas que me desprecias, si en tu alma me tienes que querer...? ¿Qué importa que otros hombres á tu (oido te juren sus amores y ún edén, y que tu también jures, si á mi solo me tienes que querér...? ¿Qué importa que á ti misma te repitas una vez, y otra vez, «fué un sueño, ni le quise, ni le quiero» si mí sér forma parte de tu sér, y por más que te obstines en negarlo quedé grabado en él, y allá en tu corazón, y tu conciencia me tienes que querér...*? 18 FELIX CUQUERELLA

A un ramo de flores»

Vosotras, flores de clases várias, que haco muy poco de vuestras matas, con mano dura y calma fria, os arrancaba:

Tened en cuenta que el hombre que ama como yo amo, vidas cortara, en vez de flores, para ofrecerlas á su adorada.

Oid: decidla que este que os habla, vive tan solo para adorarla; que si me olvida, será culpable de mi desgracia SOMBttA. Ó SUEíí'O

SOMBRA Ó SUEÑO

Apártate de mi, sombra maldita: déjame triste y solo Vivir con mis recuerdos, con mis penas y dolor espantoso; Apáríate de mi; no quiero verte soureir de ese modo Pues no sé por qué causa inexplicable al tü reir, yo lloro; Lloro, si, y el llanto que se desprende de mis hinchados ojos, Te hace estallar en carc ijada histérica de indifinible gozo...! ; Apártate de mi; áéjame... suéltame,-... : tormento misterioso, O acaba una vez ya con mi vida, ó tórname en un loco. . £6 Í?EUX CÜQUERELLi

¡LAS INSEPAR ABLES!

(DEDICADO Á MI QJERÍDISIHA ARSENIA), SU HERMANO

El autor.

CANTO PEINERO

En un cuarto obscuro y pobre de calle inuy extraviada, y sin que nada les sobre, aunque no apalecen nada, viven dos felices seres que se adoran con pasión, madre é hija, dos mujeres con un mismo corazón; muy pobres.y muy honradas, trabajan para comer; viven del mundo apartadas, sin conocer más p'acer que el que produce el amor de dos almas, que al llorar un idéntico dolor se procuran consolar: ¡LAS INSEPARABLE^! M

—«el día que yo me muera (la madre ásu hija decía) solo una cosa quisiera para mi buena María; un hombre que en lí cifrára su amor, su felicidad, un hombre que te adorára, un modelo de bondad; y el Cielo te lo dará, me lo dice el corazón, y al dártelo, premiará tu virtud y mi ilusión.» —«Gaílá, no, jamás, jamás, te lo suplico por Dios, que tú no te morirás ó nos morimos las dos; yo he naciio para ti y contigo viviré, tu has viví lo para mí y cuando lú moriré;» y así aquellas dos Marías, que una en otra se miraban, híbUibin todos los días cuando el Lrabájo dejaban. Más la muerte, despiadada, cortar tanta dicha quiere y á la madre idolatrada con su guadaña la hiere, £2 PELÍX GUQUlítlEtLA

O AnfO SEGUNDO

En aquella habitación testigo de tanto amor, se desgarra un corazón presado inmenso dolor: María, la madre, yerta; su hija, la otra María, abrazada de la muerta á grandes voces decía; —«nó, no lo conseguiréis, de mi madre no me aparto, juntas nos enterraréis ó no sale de este cuarto que presenció tanto amor, que envidió nuestra ventura... os lo pido por fa vór no la llevéis señor Gura! ¡pensad que sola en el mundo en adelante estaré que es mi dolor tan profundo que sin ella moriré...!

¡Nó es verdad, tú no estás muerta! ¡madre mía... madre mía... bésame... escucha... despierta... mírame que soy María!; no me hagas perder la calma... • contesta, por compasión ¡LAS INSEPARABLES! 23 madre mía de mi alma, madre de raí corazón!

¡Si, ya la dejo... ahora... luego... más ño la llevéis de aquí... y si la lleváis, os ruego me llevéis también á mi...!» La hija á su madre abrazada quiere ¡despertarla á besos! que en hora tan desgraciada se cometen mil excesos. Sigue gimiendo y llorando la pobrecita María, y las campanas tocando por el sér que más quería. Unas vecinas, muy buenas, á María consolaban, y para aliviar sus penas todas á coro lloraban. De repente una vecina . de aquellas abre la puerta, y María que adivina vienen á buscar la muerta para llegarla á enterrar, se levanta, y como loca, que tan grande es su pesar, abre los ojos, la boca, quiere llorar y gemir por su madre idolatrada !¿4 FELIX CUQUEiRELLi

pero no puede decir ya ia pobrecita nada; p que líos grandes ojazos se cansaron de llorar! ¡perdieron aquellos brazos la fuerza para apretar! y cuando acude la gente para evitar caiga al suelo, María ya no la siente ¡se fué con su madre al Cielo!

COSITAS

La llamaba yo fria, y por no contestarme se reía

Hoy me llama ella frió, y por no contestarla también río.

Se encontraron, se miraron, y leyeron eñ'sus ojos muchas cosas amorosas. bis ni CARTEBA 25

De mi cartera.

Adiós, diviua ingrata: la que me hizo feliz en aquel tiempo; la que juró llorando; la que lloró mintiendo... Ya- te veo pasar deslumbradora^ con tu rostro risueño, tu tragecito blanco, y tú corazón negro, volviendo la cabeza hácia otra parte como para no verme... ¡sí, te veo! te veo, y, como tú, ílnjo una calma que está muy lejos de sentir el pecho... Inútil pretensión és esa tuya, é inútil és también mi fingimiento, ¡porque me verás siempre! que siempre al matadór le sigue el muerto. Me verás, cuando ruj a la tormenta, cuando esté azúl el cielo, cúando á solas te encuentres en tu cuartr > y pienses un momento en que todos los muebles que la llenan de nuestro loco amór testigos fuéron; cuando salgas al campo; cuando escuches de otro hombre juramen- (tos que tal véz los oirás... pero aún entoncas acudirá á tú Aente mi recuerdo M müx euQüfiiíELTÁ y me verás cual antes me veías con mí cariño inménso, con mí corazón grande, con mis horribles celos... y quizá me compares con quién te habla y en la comparación salga él perdiendo. Siempre, siempre hás de verme, sensible, enamorado, loco, ciego...!

Yo también te veré, que aunque procuro apartár de mi mente tu recuerdo no lo logro jamás; ¡siempre ante mí cual fatídica sombra te contemplo! Cuando alzando los ojos en demandado calma miro al cielo... allí estas tu también adorada visión, triste tormento...! Si pienso en las desdichas de este mundo, me rió del infierno, y otra véz ante mí tu bella imagen se presenta á ofrecerme sufrimientos. Y sin embargo, mira que rareza, ¡no puedo maldecirte, no, no puedo! RAREZAS 27

5^

Cuando cieg-o de celos te decía «apártate do mi que no te quiero» si te quería.

Hoy que te digo «por tu amor me muero», «soy feliz sin los celos que sentía» ya no te quiero.

Sé de unjchico que estudia Medicina y no adelanta un paso en su carrera porqueje gusta mucho «la Marina».

Entre todos los poetas i no tenemos dos pesetas: y en eambio hay cien concejales de cincuenta Ayuntamientos que aunque son uno? jumentos tienen buenos capitales.

Te di un beso, y te enojante; te di dos, te sonreiste; te di tres, y me abrazaste. 28 PBLÍX CUQUERELLA.

EL AMOR Y LAS FLORES

(PARA MI BELLA AMIGA LA SEÑORITA ELENA MARTINEZ)

I

Cabizbaja paseaba solo y sin saber por donde, un hombre que parecía casi un viejo siendojoven. Era su incierta mirada hija del alma que esconde en su interior muchas penas desengaños y dolores. Era su paso inseguro el paso que guia al hombre que lleva siempre en su mente pesadas maquinaciones. Quédase inmóvil de pronto, porque lejanos rumores han venido á herir su oido, y escucha; mira hácia donde parece que venir deben aquellas confusas voces, y vé que en florido campo, líenos le vida é ilusiones, hay un lirio y una rosa hablando de sus amores. EL AMOR T LAS PLORES 20

II —«No lemas, no, lirio mío, que yo jamás te abandone, que yo tus amores cámbie nunca por otros amores; no temas que yo te olvide aunque tus desdenes llore; ni que jamás haga gala de mi fragáncia y olores, pues tanto es lo que te quiero, que te juro por mi nombre seré tuya mientras viva, ¿y tú me quieres...? responde.» —«Inútil pregunta es esa, contestóle el lirio entonces; te quiero, más que á mi vida; más queá la savia que corre por mis raices y cuerpo, aunque en mi interior se esconde una duda que me mata, que mi existencia corroe. —«¿Una duda...? no adivino... ¿es tal vez de mis amores? —Tú lo has dicho—«Galla, calla» —«¡Ojalá que me equivoque! más si una mano atrevida viniese en busca de flores y sobre ti se posara (|ime, ^qué harías entonces,..? -30 FELIX CUQUERELLA.

—«Pues afilar mis espinas, guardar todos mis olores, mi juventud, mi fragancia, mostrarme ruin, seca, pobre, y morirme si me lleva, que mi vida es tus amores...»

III

Tal escuchó: más dudando de tanto amor nuestro joven quiso someterlo á prueba, y acercándose á las flores, mira atrevido á la rosa, sobre ella su mano pone y... sus espinas no siente, pero... aspira sus olores..; Entonces el lirio dice: «Rosa, rosa, no te mofes - de mi amor por ti infinito, dicha y vida no me robes; no olvides tus juramentos; no le prestos tus olores que sin tu amor yo no vivo, mírame, no me abandones...!» Más la coquetona rosa, sus tristes ruegos no oye, y se muestra joven, bella, cpn su fragancia y olores. CHIRIGOTAS 31

El joven con mano dura, vienio tal, la rosa coge que le ofrece dicha inarensa, placer, javenlud, amores, y la arroja contra el suelo por perjura y por innoble diciéndoleal triste lirio: «Guarda tus penas, no llores, y aprende que en este mundo las dichas, las ilusiones, son aire que veloz pasa dejando tras si dolores.

Es tu letra preciosa pero la redacción ¡qué desastrosa!

Ya sé que me quieres mucho, y que hago bmitos versos... y que soy mwj, elegante, y un cumplido caballero, y que tengo buenos golpes, macha chispa, mucho ingenio y todo lo que tu quieras que t.ido te lo concedo .. pero chica, siento mucho no poder darte ¡ni ún céntimo! 32 FÉLIX CUQUERELLA

PAR \ SER DIPUTADO

(Consejo de Satanás.) Para mí flístíiipido amigo Eftiiardo &. Bajo Gullói.

Se me ocurrió una vez ser diputado y á consultarlo fui con Satanás que me dijo después do meditado «¿Quieres ser diputado? lo serás; pero escucha y verás lo que debes de hacer, á conseguir lo que pretendes ser.» «Engañar al distrito prometiendo lo que no has de cumplir; hablarle de honradez, frase que entiendo se debe suprimir si hedejuzgar por lo que estaraos viendo; descubrirte risueño ante el cura del pueblo más pequeño, y hasta si viene á mano arrodillarte ante él como un villano, pues si la dá contigo en sus sermones te puede hacer perder las elecciones; dar en gran abundancia á los paisanos, para que no te llamen orgulloso, apretones de manos; mostrarte complaciente y cariñoso, poa el menesteroso; PARA SER DIPUTADO 3B abrazar á los malos, y á los buenos, (procurando abrazar á estos menos pues te puedes llegar á contagiar cosa que á todo trance has de evitar) y... lo que estás haciendo.» —Mi señor Satanás, no le comprendo y le ruego se acabe de explicar, pues veo con disgusto se olvida de importantes elementos que pueden darme un susto, y son, Gobernador, Alcaldes, Jueces, Secretarios de los Ayuntamientos, gente que muchas veces decide una elección. —«Tienes mucha razón; esos pueden armarte muchos líos, pero no temas, son amigos míos, y han de ayudarte todos con tesón si me convienes para candidato, por 1J que voy á hacerte unas preguntas, á las que todas juntas me puedes contestar dentro de un rato: ¿eres en la política novato? ¿eres agradecido? ¿tienes delicadeza?» —¿Sólo eso me tenéis que preguntar? le dije sorprendido, y lleno de extrañeza; pues yoy en el laouíento á contestar; 34 FELIX CUQUERELLA.

Nunca dejé de ser agradecido, y en cuanto á delicado... no consiento.., —«Basta, no digas más, me dijo incomodado Satanás, que aunque mucho lo siento no te puedo apoyar, de modo que te puedes ya largar.» Pero al salir de allí mal humorado le oí'otra vez decir, «¡eh! que no te presentes diputado, porque no has de salir si eres agradecido y delicado.»

.', , GASTARES . . ii • •

Bésame en la frente madre de mi alma , que con tús caricias se ahogue esta pena que mi vida amarga.

No te pido que me quiéras porque es eso mucho pedir solo pido que me mires cuando pase junto á tí. SISAS * ÍÍS

RISAS

¿Te ríes? ¿te ríes? Ya sé por qué causa: Porque quieres decirme en tus risas que eres muy dichosa, que ya no me amas., y crées que te creo? y crées queme engañas?... no, ño, te equivocas; yo sé que esa risa és risa que oculta dolores y lagrimas, és risa de pena, és risa forzada, és risa nerviosa, és risa muy mala; risa con que ríe aquél que de duelos tiene llena el alma.. por eso tu risa és risa muy negra, y á mí me contagia; porque yo tamlbién rio al mirarte, y tal véz me ría, por la misma causa.

PLXJivrAzos

¿Que para qué escribo versos? pues para cantar mis penas y decirte que te quiero!

¿Qué Soledad está desesperada? Será por no vivir acompañada. 8() PñLfX CUQUEREtLÁ

ANTE UN RIZO

Guando ruge furiosa la tormenta aqui, dentro del pecho, y la razón me dice que la olvide y el corazón me grita ¡yo la quiero!

Guando noches enteras en mi cuarto como un loco paseo y mis hinchados ojos ya no vierten lágrimas de vehéno

Cuando al pensarendichas ya pasadas, se agranda en mi interior el sufrimiento y quiero maldecirla... saco de mi cartera su recuérdo.

Y le miro constante; y pensando una frase de desprécio que á pronunciar mis labios nunca llegan, arrodillóme ante él, lloro, y le beso.

Él i UÑA

A UNA

¿Dices que le conteste..? con mucho guslo, Aunque siento si lo hago darte un disgusto. Es cierto que fui un tiempo tu... dieu amado Lo cml que por lo visto no has olvidado Porque nos dimos ratos muy superiores Apurando hasta el sumum nuestros amores; ¡Guantas y cuantas veces los dos solitos Guando yo te contaba mis cimUecitos, Que á la fuerza tenia que repetirte, Pues no te hastiabas nunca de divertirle, Me jurabas llorando que me adorabas, Mientras con aquél chulo me la pegabas..,! (Chulo que después supe te mal-vendió &i tfÉLIX CUOÜERELLI

Todo lo qne este bobo le regaló....) Es cierto que á tu lado fui muy dichoso, Porque quieres de un modo muy cariñoso, Y qu3 en los ocho meses próximamente Que pasamos de juergas alegremente. Hice dos mil bobadas cada segundo. Pues soy el primer bobo Que hay en el mundo! Pero después... bien sabes que, nos dejamos Y tú á uno y yo á otra nos dedicamos. Buscando en amór nuevo dicha, y olvido. Que tú (según rae dices) no has conseguido Porque, existe en tu pecho vivo y perene El recuerdo adorado de este su nene .. (¿?) ¿Conque nene? ¡hay que risa! eso á tu abuela, Castísima paloma, Á UÑA

que aquí no cuela' Y quieres que te diga más francamente Todo lo que mi alma por tu amor siente Porque m te es posible dejar de amarme...1 (Eso és guayaba pura por conquistarme) (¡!) Puss QyQ, francamente: ni tengo un duro Para gastar contigo (te lo aseguro) Ni soy nene, ni feo, ni, primavera ¿Más franco todavía...? Piies no quisiera Porque voy á decirle, chula aburrida, N) vuelvas á acordarte de mí en tu vida. 40 fmAx cuQUEtmiiÁ.

CANTARES

III

Ya no tengo sentimientos ya no tengo corazón; una tnuger que adoraba todo me lo destrozó.

Pór compasión madre mía no me quites de llorár porque me quitas la vida.

Yo no me quiero morir aunque és mi vida un tormento; siendo por ti mi sufrir vivo sufriendo contento.

Una mugér que adoró con lodo mi corazón, me enseñó á sér muy feliz y luego me obandonó ¡tengan lástima de mi! VIENDO PASAU UN ENTIÉÍIRO 41 no PiSMi u imim

(NOTA TRISTE)

{A mi buen amigo Julio Lozano).

En una pobre caja que llevan cuatro chicos, todos hennanos suyos, (medio hermanos: son hijos de diferentes madres y un solo p idre el Vicin; ó de un pobre muy pobre, tan pobre como cínico que trabajar no sabe para criár sus hijos) pasa un pobre «hospiciano» sin música ni amig-os, que alegres cuenten cuentos con rostro compungido ó alaben al que en vida trataron como amigo; gin todas esas pompas que acompañan al rico á la común morada donde no habitan vivos... Muíió, ¡tal Vez de anéniía! y á su postrér suspiro no le dieron un Tbeso, no oy() llantos ni gritos que destrozando el alma dán al dolor alivio... No cerraron sus ojos; no le llamaron ¡hijo! Salió, solo de casa; solo sig-ue el camino que al Cementerio lleg-a jsolo! con cuatro chicos. ¡Ni vá detrás Un Cura! ¡Ni le aiumbrau con cirios! ¡Ni le cantan responsos! ¡Ni lo llora un amigo! Ni allá en el Cementerio nadie habrá que abatido ante sú tumba fría se arrodille contrito, á rezar por el alma que se alojó en un vivo! Y todo... ¡por sér pobre! ¡por sér hijo del vicio! ¿de la maldad del padre que culpa tiene el hijo? pués por qué le desprecian? ¿por no sér bien nacido, ni criado entre encajes ricos, blancos y finos...? ¡Ah! mundo criminal, traidor, perverso, impío, QUISICOSAS 43

que al bueno, sieildo pobre, relegas al olvido '•• y cual reptil te arrastras ante un malvado rico... Tu me inspiras desprecio; de tí me mofo y río; y ante el bueno, y el pobre, devoto me arrodillo!

QUISICOSAS

Una chica de alegría eslá de pena llorando lodo el día.

¿En que consistirá que al despedirse de su novio la hermosa Serafina se la manchan los labios de nicotina?

Dicen no se pueden ver y siempre se están mirando ¡vayales V. á cre-er! 44 FELIX CCJQUERELLÁ.

am m¡iK partida

i

Era el calaverote Geredonio amigo inseparable del demonio; por eso disfrutaba del mundo con sus dichas y placeres; riquezas y mujeres, honores, y cuanto se le antojaba, Celedonio tenia, porque el diablo se lo proporcionaba en cuanto lo pedia. Y haciendo gala de su «buena estrella» lo mismo conquistaba una doncella que burlaba á un marido, dejándolo corrido si era la esposa bella; cuando quiso dinero entraba en una dmca y lo tenía dicióndole al banquero: «vá copadoá eso dos», y el dos venía. Asi pasaron años, pero un día cansado ya el demonio de ver que Celedonio pensando solamente en divertirse, po se acordaba nunca de morirse, UNA MALA. PARTIDA 45 se lo antojó jugarle una diablura, haciendo que emprendiera difícil aventura, y que de ella saliera peor parado de lo que él creyera, pues le dieron paliza de tal suerte que á las puertas lo ponen de la muerte.

ü

Frotándose las manos de contento, y meneando el rabo de alegría, porque ya se creía dueño de otra alma, fuese al aposento donde postrado en cama se moría su amigo y protegido, con muy poco valor y menos calma, y le dijo al oido: «Supongo que cumpliendo lo ofrecido me entregarás el alma, pues bastante del mundo has disfrutado; de modo, noble amigo, que el momento ha llegado, muérete, y al infierno vea con migo.> Tal oyó Celedonio, que asusta Jo incorporóse en cama, y con voz dura gritó fuera de sí: «maldito Satanás, fuera de aquí, y que venga al instante un Sr, Gura, 46 FELIX CUQUERELLA

que confesarme quiero, porque estoy conveneidoque me muero» y haciéndole una cruz, se la mostró á Satanás que confundido huyó, diciendo á grandes gritos: «en mi vida desde que tengo vida de demonio nadie jugarme pudo una partida cual la que me ha jugado Celedonio.»

FRUSLERÍAS

Tienes la boca pequeña y la lengua chiquitita pero el diente ¡és de primera!

Por no aburrirse Senén y pasar la vida en bábia, le hizo el amor á Belén; y hoy Senén está que rabia porque se aburre también. A MÍ 1-lRA ^

A MI LIRA

(LAMENTACIÓN)

Lira mía, despierta, canta, gime, atruena el mundo con tus tristes ayes,.. no vaciles, no temas, canta, canta: ¿que el mundo no te escucha...? ¿que si (atiende tu ayes lastimeros, es tan solo para saber la pena que te inspira, y desdeñoso é impávido mírate. ¡y qué te importa á tí. ? nada? pues canta que cantas solo para complacerme y aminorar el peso de mis penas, pues es cosa sabida desde antiguo, que si el llanto al correr devuelve calma? también el canto triste nos alivia: ¿qué á quien has de cantar...? pues á la (luna, astro argentado, solitario y frío, que sabe mis secretos ¡sí; los sabe, y fué la antorcha mía muchas veces! pregúntale por mi, verás cuan presto te dá detalles de la historia aquella...! verás cual te describe mis amores, con su parte de dichas muy escasas, de penas y dolores, muy inmensos,..! 4S FELIX CUQÜEBELLA

Ella desde su altura, me alumbraba con ?us reflejos húmedos, la noche primera en que invadidos aJma y cuerpo, de amor que más que amor era locura, acudí presuroso á aquella cita... Ella me vio llegar con pié turbado y pecho lleno de amorosa llama al lado de mi amada, que impaciente esperaba cual yo la feliz hora de frases amorosas y caricias: Ella nos vió reir de dicha llenos...- y por no presenciar locura tanta, permitió que una nube nos cubriera, y ocultase á su vista; ¡hermosa noche, cuántas veces tendré que recordarte! Ella escuchó también aquel «te adoro» que saliendo de pecho duro y frió, pronunciáronlo labios rojos, fueg-o, para hacerme soñar con blanca dicha, y verme despertar con negra pena!.,. Ella también cuil yó escuchó asustada mi sentencia de muerte... ¡sí, de muerte! en aquellas palabras que me hicieron comenzar esta vida que no es vida... que es cielo sin estrellas, mar sin agua..1, tormenta sin relámpagos ni truenos... campo sin flores... monte siu maleza,., anciano sin recuerdo... amor sin riñas... niña loca de amor sin tener novio... joven siu ilusiones... luz sin sombras... Ella me vió después, turbado, triste, y enfurecido por los negros celos, A MÍ LÍHA 49 esgrimir en mi mano temttlorosa el arma salvadora ú homicida... é inundado de bárbaros furores reir... cantar... g-emir.. dar paso al llanto! Ella conoce en fin, uno por uno, mis ratos de placer... de desventuras...: pregúntale, pregúntale, y entona cantos al amor grande escarnecido... ¿Qué no quieres cantar...? pues enmudece para siempre jamás; y si algún día á cantar te decides, canta triste á la preciosa ingrata que yo adoro y dila, que ni el tiempo, ni sus faltas, disminuir pudieron mi cariño. 50 FRL1X CUQU13HELLA.

TRIQUIÑUELAS

Eres como las flores que ván de mano en mano dpjando olores.

Tu amor y tus juramenlos han durado casi siempre tanto como mi dinero.

De un chico que hace yida retirada según él dice por ganar la Gloria se cuenta por ahi no sé que historia con Gloria su criada.

Es Marciál un carcamal pero hay niñas que aseguran, y lo juran, que tiene un aire Marcial.

¡Fiese V. de los nombres! Uno á quien llaman Perfecto es camorrista, borracho, jugador y mugeriego. RgCüiRDOS

I

¿Quieres que te escriba...? ¿Quieres que recuerde los tiempos aquellos de amor y ventura? ¡Olí! qué cosas quieres! si la plurna es mala, no sirvo la tinta, y evitar no puedoque el pulsóme tiemble; si abundantes lágrimas el pap«l en que escribo humedecen; si un mundo de ideas abrasa mi mente,; se empujan furiosas, marchan, vienen, vuelven.. I Si cierro los ojos, y aun así te veo con sonrisa de ángel que sin piedad hiere. Si solo tu nombre mis nervios exalta, y hasta el ya insensible pecho se enfu- (rece.J Pedir que te escriba, pedir que recuerde los tiempos aquellos de amor y ventura, es pedir que pene: ¡Oh! preciosa ingrata, qué cosa mí,s negra, más triste preten- (des! Pero si me niego, o2 PÉLtt CÜQÜÉáELLÍ

II

La pluma ya corre, la tinta ya sirve; el pulso no tiembla, las lágrimas ceden;, t id'is las ideas que mi mente abrasan, ya no se atrepellan, marchan, vienen, /^vuelven, que todas á coro repiten sohstantes «¡la querremos siempre!» ¿Es esto recuerdo? Si cierro los ojos, y elevo la mente te me representas no cómo aquel ángel que sin piedad hiere como ángel divino, con cabellos de oro, sencilla inocente, que extiendes los brazos ofreciendo amo- (res y con voz muy ténue me llamas y dices: «Ven, ven amor mío, ven, ven para siem- (pre; RKCÜERDÓS a'Á

te quise y te quiero; perdóname y Vuelve; olvida pesares y faltas pasada^, recuerda placeres y vuelvo a mis brazos... ven, ven amor mió, ven, ven para siem- (pre.» lOlvido! ¡recuerdos! ¡pesares! placeres!... ¿Qué sería la vida sin tener recuerdos ya tristes ya alegres? ¿Quién olvida nunca su feliz pasado? ¿Quién no le compara con su mal presente? ¿Quién en su memoria recuerdos no tiene de amarg-os dolores que se transformaron en dicha y place- (res? El recuerdo es vida, es placer, y causa mil veces la muerte! M FELIX dü^ÜElíELLÁ

iíoracUii.

íPara mí amigo y compañero Cresce/icio Luengo;

Pretendiendo olvidar á la que adora Con la vida y el alma, Y disfrutár de calma Que en el mundo no puede ya encontrar.

Y creyendo que aquel que reza y Hora De este mundo apartado, Olvida su pasado, A un convento sus penas fué á ocultar.

Aunque joven su rostro és macilenta, Y su mirar de loco, O del que poco á poco Consumiéndose está de padecer.

Sus hermanos los frailes del Convento Cuando hablan de él, murmuran Que és Santo, y aseguran Que s atiene su vida sin comér. ADORACIÓN OO

Que no duj3 'me, que no habla, que no ríe; Que sóu sus distracciones El llanto y oraciones Ante la virgen de su devoción.

Que la virgen le mira y se sonrie, Que él mirando al Cielo» Le pide a Dios-consuelo Diciendo no sé que del corazón.

Que se aplica tormentos muy atroces, Y si el priór le advierte Que así busca la muerte Contesta humilde «¡qué le hé de hacer yo!

Que a la Virgen que reza llama á voces «Mi vida» «mi alegría» «Mi adorada María» Y María se llama la que amó. MLÍX GUQÜtítíeLíA

¡Oh el amor!

La noche está serena y estrellada; ¡oh! noche deseada, ¡oh! página imporlanle de mi historia que siempre vivirás en mi memoria! ¡oh! noche preferida, la más interesante de mi vida...! Cuatro años, ocho meses, y tres dias, tienen las ilusiones mías... Tres días, ocho meses, y cuatro años, de inmenso amor y grandes desenga- fños... Siempre pagó mis pruebas amorosas, con desprecios y frases desdeñosas; pero al fin se ablandó, y hoy voy á ser feliz con el amor de esa mugor. Aqui tengo su carta, que es concisa, y la firma está clara... (lee) «» «Vuestro constante amor me ha de- (mostrado que estáis enamorado, y yo que necesito un hombre asi os conceptúo al ñn digno de mí, si es cierto me adoráis con toda el alma: ¡Olí SL AMOR! Í)Í

Recobrad pues la calma, quo pretendo apagar vuestros dolores con las dichasque encierran los amores; y sabed, que si sois en adelante, como hasta aquí, constante, con vuestro amor seré muy venturosa, y al verme á mi dichosa pienso que vos seréis feliz también, que amar á quien nos ama es un edén. Solo siento, si al verme decidida, y á vuestro amor rendida, cuando esté el corazón de amor herido me relegáis por otra al triste olvido... Ya lo sabéis: ¡os quiero! y para hablaros, esta noche, espero que al oir dar la una, hora en que ya no alumbrará la luna, estéis bajo el balcón próximo al en que está mi habitación que sin ningún testigo más que Dios hablaremos los dos...» La carta está muy clara, y sin embargo rae parece rara... puesto que ayer... ¿pero porqué dudar, si pronto la verdad puedo aclarar? Me voy hacia su calle; ¡quién diría que á mi cariño al fin se rendiría!

• 5^ PSUX CUQUERELLA.

lie sabiio después por una vieja que oculta presenció tras una reja los píseos de aquel enamorado hasta los mismos ojos embozado, y hasta los pelos lleno de fortuna, que al oír dar la una, el galán suspiró muy dulcemente; atravesó la calle lentamente mirando con fijeza al balcón, y conteniendo la respiración; qué,en lugar de asomarse en él la lier_ (mosa apareció una mano misteriosa que con gran punleria y ligereza arrojóle agua sucia á la cabeza; que la carta fué obra de! cochero; y que le arrojó el agua, el cocinero. ¡G'ia itas veces la dicln y la ilusión; están en manos de cualquier guasóh! EL TOQUE DE ORACIÓN 59 EL T

Como un niño inocente, que lleno de (alegría trás Una mariposa corriendo vá veloz, por un parage ameno de flores matizado marchábamos los dos.

Cogidos de las manos, que unían nues• tras almas; mirándome en sus ojos, y' hablándola de (amor corríamos felices, cuando de pronto el (toque soñó de la oración

Soltó de mi süs manos; paróse decidida; mandóme descubrirme; las rcdillasdobló; alzó al cielo los ojos, y díjome: «recemos por nuestro eterno amór.» ' 60 FELIX CUQUERELLA

Pasaron meses, años; y si hoy solo eñ el acampo recordando á la ingrata, estoy á la ora- fc'ión, a Izo al ciclólos ojos, y pienso que aquel (día Dios no nos escuchó!

NIMIEDADES

Se llama Celestina, y me han contado que tal nombre la está muy apropiado.

Pero hay en cambio gente que asegura está muy disgustada con el suyo otra muchacha que se llama Pura,

Siempre que me preguntas sí te quiero llevo la mano al fondo del bolsillo y saco... mi dinero.

Uno que con Dolores tuvo amores dice que sabe lo que son dolores. COSA CORRIENTE 61

COSA CORRIENTE

Una tarde fría del nevado Enero tras de los cristales, y al lado del fuego, jurándome estabas amores eternos; y en el empañado cristal, escribiendo lo que me querías ibas con el dedo. Llamábasme rico, guapo, mono, feo, y otras cosas dulces que ya no recuerdo pero que me daban salud y consuelo. De pronto, en la calle con sorpresa veo parado en la acera, un joven apuesto 62 FELÍX CUQUERELLA.

que también hacía señas con los dedos, ó idea terrible me asalta el cerebro. Al ver que le miro, me mira risueño, y ai vér que se ríe yo le miro fiero; tu te intranquilizas, más solo un momento, pues al preguntarte «quién és aquél uécio? ¿qué señas te hacía?» digiste riendo: ¿No le hás conocido? és mi primo Ernesto; militar valiente y un gran caballero que me quiere mucho, más no tengas celos que yo como primo tan solo lo quiero.» La verdad decías, ó mintió tu pecho? ¡Cualquiera penetra tan hondo misterio! CANTARES 63

Pero desde entonces nubarrones negros de dudas malditas, y terribles celos, me invaden el alma, rugiendo en mi pecho!

CANTARES

IV

El colmo de la desgrácia es querér á un;! mugér y que esa mugersea mala.

Dos ellas tengo incrustadas en mitad del corazón: una es la que me consume; otra, la que me parió.

Porque á quererme volvieras diera yo, ladrona mía, véinte vidas que tuviera. 64 FELIX CUQUERELLA

¡SECA ESE LLANTO!

¡Cuanta pena me dás! ¡seca ese llanto! Ahuyenta esa zozobra que te mata; ¡Olvida tu delito ya pasado Que con llorar hoy no consig-ues nada!

Desprecia sin temor el juicio humano; Alza la frente, mira cara á cara. Que si ciega de amor fuiste al pecado Has pagado con creces ya tu falta:

Pues si incauta entregaste cuerpo y al- ^ma Á un hombre que sirviéndose de engaños Hizo de uñ ángel bueno mujer mala Para dejarla sola en su quebranto.

Bastantes sinsabores has pasado Al verle de su amor : ¡Calla, no llores pues! ¡saca ese llanto! ¡Que no se goce el mundo en tu desgracia! AMOROSA 65

Yo que te vi mil veces, cariñosa exlendér á mi tus brazos, y aprisionarme entre ellos cuando yo me adormía en tu regazo oyéndote jurar que me adorabas;... yo que bebí en tus lábios;... yo que leí en tus ojos tantas y tantas veces inundados de lágrimas, de amor y de placeres;... yo que te quise tanto.... habré de resignarme á saber que mi amor has olvidado?... no, no, bella traidora ¡no quiero ni pensarlo! Tu me quieres igual que me quevias... me lo juran tus labios; lo leo yo en tus ojos así cuando me miran entornados, como cuando me miran, fijos, fijos, como cuando se enturbian por el llanto; se lo escucho á tu pecho cuando feliz me duermo entre tus brazos; 66 FELIX CUQUERELLA. se lo grita una voz desconocida á tni alma, que te adora, por lo brjo qué dices? ¿que no es cierto?... |y quién puede privarme de soñarlo?

Ni hay quien te gane á llorár, ni quien te gane á reir; ni quien te gane á jurár, ni á mentir.

De un músico se dice que tiene un. genio grande y és perqué el tal la pega con todo aquél que le hable.

Un solterón con muchos espolones le hace el oso á una niña muy bonita, muy joven, y con muchas pretensiones, por la que el viejo tal se despepita: ¡hay quien vive en el mundo de ilusiones! LA DICHA

¿Me llamas...? qué busca?...? quién eres? ^La Dicha...? ¿Me extiendes la mann...? ¡oh! si, voy allá! ¿Te ries,.,? ¿me engañas..,? que nó? pues (detente, No corras, espera, divina beldad. Estás muy hermosa. Tus brazos son de oro; Tu cuerpo riquezas de valor sin pár; Tu aliento, una bisa de amor y placeres, De honores, de fama, de felicidad... Contigo iré siempre. El mundo ya es mío; ¡Qué bien, á tu lado, ¡oh dicha! se está! Respira más fuerte, que quiero de hene• ares Defama, y amores, y placeres, más; Cíñeme tus brazos, que quiero más oro... Y espera con calma, que quiero gozar.

¿Me vuelves 1 a espalda...? ¿que soy co- Ano todos Que dándonosmucho queremos aún más..? ¿Te marchas.. ? no, espera, que quedo fimiy triste, Por Dios te lo mego divino ideal. PELIX eUQUliRELLA

¿Qué si...? ño, detente, que tras de ti dej as De penas y lágrimas una eternidad...

¡Qué lena es La Dicha! sin buscarla viene, ¡Nos hace dichosos, reir y soñar; Y lueg-o de pronto, nos vuelve la espalda, Nos deja llorando, serie, y se vá...!

CANTARES

V

Guando comparo el cariño que te tuve al que te tengo, me dan ganas de llorár y reir al mismo tiempo.

Dormido sueño contigo, despierto contigo sueño, ¡y aún te atreves á dudar de lo mucho que te quiero! DEL NATURAL

En un baile de candil, un punto de rompe y rasga se acercó en un intermedio á una tímida muchacha que estaba la pobrecita toda la noche sentada y la dijo: «Bella /niríe, me está dando mucha lástima de verla toda la noche sin bailar una palabra; de modo que si V. quiere (con permiso de su mima) darse unas vueltas conmigo y hacer unas filigranas con ese cuerpo gitano, lleno de sál y de gracia, y dar en la cara á algunas que presumen de que bailan, me honrará V. mayormente y llevaremos la palma, porque se quedarán todas con una boca de á cuarta.» $8Ut CÜQ.Üfi'RELLÁ

«Agradezco los piropos, por más de que son guayaba,, pero ya vé V. que ahora no tocan y nadie baila; en cuanto loque la música vuelva V., y muchas gracias, que haremos lo que V. quiera con permiso de mi mama.» «¿Conque dice V. que vuelva cuando toquen? ¡hay que gracia! tendrá V. que dispensarme Real Princesa frascwsada, y cuando toque la mús:.ca que la baile a V. su mema. COSAS MÍ, útmm 11

COSAS mh MUNDO

¡DESGRACIADA!

¡Tan joven..! ¡tan hermosa! ¡pobre niña! Permite que mi alma, impresionada Por tu desgracia, con dolor te riña; Permite que te llame ¡desgraciada! Ya sé que te perdió un amor bendito, Y que hoy ciega desciendes presurosa Por la horrible pendiente del delito Que te arrastra con fuerza misteriosa; Ya sé que sueñas que eres pobre y pura Viviendo lejos de esa gente impía Que te quiere por bella y por impura, Pues de no ser así no te que#ría; Ya sé que pasas muy felices horas Enfangada en el vicio y los placeres, Tras de los cuales muchas veces lloras Porque quieres morirte, y no te mueres; Y que si en tu plaoer, ó tu demencia. Te crées alguna vez afortunada. Muchas otras á solas tu conciencia Te dice por lo bajo ¡desgraciada! % PELIX CüQtíERELLl

SUEÑOS

I

Sueño que me quieres, y es entonces mi dicha completa: Y noto tus manos que oprimen las mías... Y siento ceñirse á mi cuello tu trenza de pelo finísimo que me cosquillea... Y veo tus ojos que se clavan en mi con fijeza, y en ellos tu alma que promete venturas eternas... Y tus labios rojos que me besuquean.., Y aspiro tu aliento que es todo perfume de amores y esen- Añas... y siento agitarse tu corazón, cerca, muy cerca del mío que late amoroso con gran violencia .. Y veo mi alma volar á la tuya, y c|ue las dos lloran, y ríen, y juegan... SUEÑOS 13

Y me elevo á otros mundos do solo hay dichas inmensas... donde no hay engaños, donde no hay per- rfidias, donde no hay mugeres que juren y mieñ-

Sueño que me quieres, y es entonces mi dicha completa: J Y quiero de amores y dicha morirme ¡que aún matando es la dicha muy hellal Sueño que me quieres, y al soñarlo mi dicha es inmensa... /Feliz el que adora! ¡dichoso el que sueña coñ unos labios, con unos ojos, y con una trenza!

II

Otras veces sueño que ya no me quieres, que de mi te alejas por buscar en los brazos de otro hombre / emociones nuevas, y nuevos placeres, y nuevas promesas... y entonces, no sabes la pena tan grande, tan honda, y tan ne-

¡Triste del que pasa la vida soñando con dichas ya viejas, y alimenta ilusiones que nunca verá satisfechas!

III

Otras veces sueño, que también te consume una pena < cual la mía muy grande y muy honda, muy triste, y muy negra... y que al ir á volar á mis brazos te detiene la maldita idea de que no he de quererte cual antes ¡con mi vida entera! Y yo que lo observo te llamo amorosa, y al ver que te llamo, cruel me desprecias. Y entonces, fingiendo cual tu, indiferencia, me lanzo furioso tras nuevos placeres y emociones nuevas, pretendiendo embotar mis sentidos, SUEÑOS 15

y ahogar esta pena que el pecho me abrasa, que el alma me quema.... Y me veo rodeado do hermosas, altas, rubias, gruesas, delgadas, ardientes, sensibles, morenas, que cantan, que ríen, que beben, quejuran y todas á un tiempo me abrazan, me be- (san.... Y al cerrarse mis ojos al peso del placer lascivo que un punto me ciega, pienso en tus caricias, y en que son tus lábios los lábios que besan; y soy muy dichoso, porque entonces no siento esta pena que el pecho me abrasa, que el alma me quema...

Pero abro los ojos, y al ver quo son ellas, otra vez en mi pecho aún doliente surge con más fuerza, , esta pena tan grande, y tan honda, tan honda, y tan negra, que mina constante mi triste existencia. Y por ir presuroso en tu busca a léjome de ellas, maldiciendo sus falsas caricias, ¡•ms risas, sus cantos, sus frases groseras. 76 FELIX CUQUERELLA

Y vuelvo á encontrarte, muy triste por dentro, tranquila por fuera y en mi mente se agita furiosa la terrible idea, de ceñir con mis manos tu cuello y apagar de una vez tu existencia.... Pero no me atrevo, pues tanto té adoro, qu(isi tu murieses, tal vez esta pena que el pecho me abrasa, que el alma me quema, se tornara más grande y más honda, más triste y más negra...

Cuando un alma quiere, y quiere de veras á lá ingrata que á fuer de caricias, y á fuer de promesas, en tiempos pasados nos hizo dichosos, y por ella se vive, y se sueña, es inútil buscar otros brazos que los brazos de ella, que nos traigan la dicha pasada y ahoguen las penas... CANTARES 11

CANTARES

VI

¡Como rae engañaba! ¡Que bonita era! Ojitos de Cielo, sonrisita de Angel, ¡Corazón de hiena!

Ya no rio, ya no lloro, ni estoy triste ni contento; que tú querér rne há dejado insensible por completo.

Siempre que miro á los cielos le pido á Dios con fervor, que te dé a ti tantas dichas como penas tengo yo.

El llanto mancha tu rostro, por Dios límpiatelo luego, no se te vaya á poner como el corazón de negro.

ir 18 FELIX CUQUERELLA

I

Ya sé que por no verme haces vida monástica, y ó paseas por siüos extraviados ó no sales de casa. ¡Es inútil que trates de ocultarte! ¡no conseguirás nada! Cuanto más se separen nuestros cuerpos, más y más se aproximan nuestras almas.

II Después de mucho tiempo me la encontré en un baile, y á mi mente acudieron presurosos, para mortificarme, un mundo de recuerdos, un mundo de pesares. Quise salir de allí, poro mis piernas débiles, se negaron á llevarme: Rendido á los recuer les y dolores me quedé contemplándote, cual se contemplan solitarias ruinas de algo que fué muy grande. ELÉCTRICO-AMOROSAS 19

ELMIMWAS

LkmafLdo sin efecto, horas enteras paso para decirlo que me quieras.

Por fin contestas (aunque débilmente pues se ha debilitado la corriente) y empiezo á transmitir con pulsoy calma. «Lola del corazón, Lola del alma»,

«hace bastante tiempo que te llamo con objeto decirte cuanto te amo»

«á la vez que rogarte me recuerdes...» -(.(Imposible entenderte ¡mes te pierdes,. »

Continúo llamando largo rato y mi corriente no entra en tu aparato: 80 FELIX CUQUETtELLA

Anoto en diario todo lo ocurrido, y me cruzo de brazos aburrido

esperando encontrar nueva ocasión, cuando vuelvas á darme imitación,

de decirte lo mucho que te adora este que tus desdenes sufre y llora

pues está por tu amor hecho un pollino; Tuyo toda la Yida—Celesiino. LA DICHA ES CORTA 81

La Dum ES CORTA

(|. mi querida amigo; L.

Tu que corres veloz tras el placer Que en momento feliz te puede dár • Con sus falsas caricias la raujér, Quieres, dicha constante disfrutar?. ¿No sabes, que el eterno padecér Viene siempre tras rápido gozar? Detente en tu carrera, ten más calma, Y no cuides el cuerpo más que el alma,

Ni te dejes guiar pjr las pasiones,' Ni sigas el camino peligroso De impuro amor, de bruscas emociones. Mira que en este mundo el más dichoso. Ve de pronto rodar sus ilusiones p De la más alta cumbre al hondo foso; Y que puedes, teniendo pocos años, > Hacerte viejo á fuer de desengaños. 82 FELÍX CUQUEtíELLA.

Carta casi en Castellano, casi en Francés, y amorosa, que el gomoso Valeriano le escribió á su novia Rosa desde Biarritz un verano.

Mi bella et tres cher Rosa: avsc la mar de plesir (no lo sabes tu bien pá porque no sabes sentir lo mismo que siente moa), je te esoríb dans set moment, para decirte XascJiós que mi acalorada ment sintiendo está por ^md Rósy> que amo hasta la mur ú.® enfrenb. Ayer al irme á bañar, tu oloros letr recibí; ¡no hallo mots para expresar lo ¿m dichoso que fui leyéndola al pieddu mar! Ue produit tal emoción, que por fin no me bañé; volví para la mesón, y pensando en ti, besé en el cogot á un garson... Y el i&X gai'son que es muy brut, Y parla el francés tres bien, por más de que és andalut me solió un gran cu dimen que me dejó patrlifwt,... En fin llosa de mon core sin ti, ne pe pa viviré, no seas par díé traidora porque me voy á moriré si un jur me falta tu amore. Sin ti se me hace elt^m^, ¡interminable!... ¡7i0rroros!. ¡con que impaciencia y afán espera ver á su Ros, tu... ¡hasta la mort.s.\ Valeriin. B4 FÉLIX CÜQÜERELLi

LOCURA Ó CELOS?

¡Es ella. !si, la misma, jy cuín hermosa! Pero no viene sola; la acompaña... Algún tipo será;... justo, un pedante: Ya se acercan.. . ¡no mira! ¡qué hajo ha- (blan....! ¿Serán novios tal vez?... no, no es posible: Pero que es ésto cielos .,? qué me pasa. .? La vista voy perdiendo paco á poco... El corazón enfurecido salta... Mis piernas tiemblan... mi cabeza oscila... Y una cinta de fuego me la abrasa.... Fa!ta aire á mis pulmones... no respiro.... Un nudo se ha formado en mi garganta Que aprieta fuertemente., ¡yo me ahogo..! Brusco y fiero huracán me azota el alma... Mis nervios se sacuden violentos... Y una voz interior me dice «¡mata!» ¿Qué és ésto madre mia...? ¿es que estoy ,' (loco, Ó son terribles celos que me asaltan.. ? CANTARES

CANTARES

VII

Todas las veces que rezo és para pedirle á Dios que me quieras la mitad de lo que te quiero yó.

¡Qu3 bien me engañaba! ¡Que bien que fingía! Falsas sus palabras, falsas sus promesas ¡Todo era mentira!

De llantos de hembras yo ya no me fio lloran cuando quieren, mienten cuando ¡^m'(?A cocodrilos! (lloran PKUX DÜQÜEStíELLÁ.

TÜLGAE

{A mi amigo Nicomedes Martín-Mateos.)

«Son las doce... las doce y no ha veni- (do... Hace más de una hora siguiendo la costumbre de otros dias que debiera de estar ya con su Lola; pero no vendrá más, no, ¡se ha cansado! Mi corazón que nunca se equivoca me lo dice constante: ¡quién sabe si estará tal vez con otra! pero nó, no es posible que tal haga el hombre que cual él jura que adora...!»

«¡Qué noche más hermosa! ¡cuanta estre- (11a contemplando al que goza las dichas pasajeras de este mundo como al triste que llora! Todo lo miran con la misma calma! ¡Qué impasibles! ¡qué bellas! ¡qué dicho- isas! No quiero verlas, nó: ¡me dá vergüenza queme alumbren tan sola...! Le esperaré sentada al lado de mi cama, allí en la alcoba donde tantos y tantos juramentos escuché de su boca...!» fPero antes mira y, nada, no divisa en la calle una persona con quien confundir pueda al hombre que ella adora: y cerrando el balcón con malos modos se dirige á la alcoba, donde tantos y tantos juramentos escuchó de su boca, derribando á su paso cuanto encuentra porque todo le estorba. Apóyase de codos en la cama se desespera, llora, y maldice un instante al que jurando amores la abandona: y siguiendo en sus tristes reflexiones que el pecho la destrozan...y

«j Abandonarme asi! ¡traidor! ¡perjuro! ladrón de mi ventura y de mi honra! Yo vivía muy bien con mi pobreza y me fuiste á buscar ¡maldita hora! rae elevaste á la vida del boato; me hiciste muy dichosa con tus falsas caricias y promesas; me regalaste joyas; me enseñaste á sentir y de repente sin motivo ninguno me abandonas, 7 m límAt CÜQLItíKEtLÁ

dejándome en el mundo completamente sola... con mil necesidades y mil vicios, sin familia, sin honra, como lancha que sin timón ni remos zarandean las olas... ¿Y por qué me abandonas? ¡quién lo sabe! ¡tal vez por elevar y hundir á otra!»

(Y se queda dormida; y allá en sueños, se vé pobre, andrajosa, pidiendo por las puertas con tono lastimero una limosna, ó rodeada de impíos y borrachos que sus caricias compran.) A VÜtíLA PLÚMA

Quisiera tener un duro aunque fuera en calderilla, para salir de un apuro.

Cuentan que Olvido ha perdido todo cuanto hay que perdér; si és cierto, debió de ser sin duda por un olvido.

Son las penas del alma menuda arena, y el llanto agua corriente que se la lleva. COSAS DE PUEBLO

—ilbla fulano. — Hola amigo. ^Qaé haces por aq li tan solo? —Dan lome unas vueltecitas. —Y aburriéndole ¿no? —Un poco. —Pues le aburres porque quieres. —Que porque quiero? ¡un demonio! y lu no le aburres? —Nunca. —Pués eres un sér dichoso: qué haces para no aburrirle? —Escucha. —Dímelo pronlo. —Pués verás: lengo una novia que me liene medio loco, porque me quiere muchísimo:... —(Esle debe de sér tonto.) —Con la que rae paso el tiempo muy felizmente. —Tampoco. -—Hombre escú^hams si quieres, y lén cjlma. —Ya le oigo. COSAS DE PUEBLO 91

—Pues como te iba diciendo tengo novia (que es un croino de bonita) con la cual paso ralos deliciosos. Voy á las horas de cita por su calle; ojem... ejem... t ^so si no me esta ya esperando en el balcón, y me escondo en el portal de un vecino hasta que se asome; cojo para pasár tiempo, moscas si es en verano, ó me soplo las uñas si ós en inviernj: ¿me canso? saco el periódico y me lo leo en te rito; ¿que aún no ha salido? pues toco un pito que siempre llevo cuando voy á verla, y toso á continuación más fuerte; y... ó se abre el balcón de pronto y se asoma su mamá, ó su papá con el gorro de dormir, ó la criada que me tira con un troncho de berza, lo cual indica que aún debo esperar un poco, ó se asoman los vecinos y vecinas más graciosos d@ la calle, que pbséquian 92- FELIX CUQUERELLA. con parecidos piropos; pues una dice: Fulana, ya tenemos ahi el pollo. Otras;—Míralo que guapo. —Presuma V; so gracioso. —Pobrecíto me dá lástima! —¡Qué papel hace más tonto! —Embízquele V. el perro que está en su portal. —Gomoso, sálgase para la calle que en mi portal ningún mono se pone á hacér monerías, me há entendido V. patoso? —Panoli. —Burro. — Animál. —As mira. —Niño gótico. —Debe V. de entrar en casa. —Pídale V. al suego el gorro. —Córtele V. á la suegra las uñas. —Cásese pronto que tienen mucho dinero, —Dinero? buenos tramposos! —La niña está delicada, —iieza mucho. —Come poco. COSAS DE PUEBLO 93

—La señora es una !ú»mia. —El suegro és un asqueroso. —Dicen que ese niño viene buscando el oro y el moro, y vá á ser chica la plancha que se vá á lirár el mozo!

Y se abre el balcón, y entonces que se asoma mi pimpollo, aquellos diálogos sucios se cambian en estos otros: —Buenos dias. —Muy felices. —Ya tiene V. ahi á su novio, —Y su papá? —Y su mamá. —Lo celebro. —Vaya, estorbo. —Puede V. estár satisfecha. —Es muy guapo. —Es un gran mozo. —Muy simpaticón. —Muy listo, —Asi le queremos todos...! —Recuerdos. —Adiós. —Abúr. — Señorita al matrimonio cpe és lo práctico. 94 FELIX CUQUERELLA.

—Ilasla luego. Que se casen ustés pronto y me conviden. —¡Adiós! Y cuando quedamos solos salgo de mi ratonera y... la niña está de monos porque uso el gabán muy largo ó llevo el pantalón corto: y si está contenta, me habla de que tiene un perro dogo, de que sabe hacer crochet, natillas y guisár congrio, de que hace frió, de todo menos de araór; y si yó toco el asunto me expongo á que me diga «Jesús no me hables de eso que me azoro, ya lo sabos, te lo dije cuando nos hicimos novios. Vaya, es tarde, me retiro porque ván á dár las ocho, no faltes mañana; adiós.»

(Una vecina); ¡Adiós pollo! (Un perrito): Guau, guau, guau. (El público): ¡Es un tenorio! (Mi novia).- ¡Cuanto me quiere! CANTARES 95

(Yo, por lo bajoj: Soy tonto, pero voy matando el tiempo aunque sea haciendo el oso.

—Tienes razón que te sobra, y ahora mismo voy y compro un pito, un bastón muy fuerte contra perros y graciosos, y antes que morir de tédio rae dedico á hacer el oso.

m

CANTARES VIII

Tus ojos han sido la causa de todo por ellos me paso la vida penando ¡benditos tus ojos!

No quiero morirme porque si me muero, á la que yo adoro tendrán que matarla los remordimientos. 96 ' FELIX CUQUHRELLA

DESPEDIDA

fCalta liMic í>e ^edio á 3iiaiia)

¡Maldito sea el müñdo! ¡Bendita sea el alma! Dispensa estas frases tan burdas y tristes» Juanica adorada, Pero estoy mío triste, mu desesperao, Juana de mi alma: Me há ocurrió un caso que voy á contarte) Porque yo no quiero que tu inores nada Que á mi se refiera, Juanica del alma. Pues tengo una pena"»m grande mu honda Mib negra, mu mala. Escucha, mi vida, Y escucha con calma La pena tan grande, tan honda y tan triste Que destroza el. pecho del hombre que te (ama-

* DESPEDIDA 97

Estaba en la obra pensando en mi mare Y eñí^a, ¡en ti Juana! Cuando Paco el Tuerto, Aquél que algún dia, tus calles paseaba, Quiso chulearme delante de todos, Y con mala entraña. Que tu ya bien sabes quien es Paco el (Tuerto Di jó unas palabras De doble seutio Y mu ofensivas pa mi probé anciana! Me dio tal corag-e, - E idea tañ mala, Que eché mano al bolso Saqué la navaja Pa cortar la lengua que tan sin justicia De mi mare hablaba, Cuando de repente sentí una voz de ángel Que me allegó al alma.., Y esa voz decía: — ¿Qué vás á hacer Peirol guarda esa ña- (vaja; Tu mare és mu buena, y al bueno no allegan Jam is los insultos del hombre canalla: Irás á presidio Y dejarás sola ^« siempre á tu Juana...

La voz descendía de allá, de los cielos, Y tu eras el ángel que conmigo hablaba. FELIX CUQUERELLA

Cimpli tu maniato, Guardé la navaja Dejé sin castig-o Aquellos insultos á mi probé anciana, Y seguí el trabajo; Pero aquel canalla No quedó conforme.... Creyó que callaba Porque no tenia sobrado corag-e Pa hundirle en el pecho mil veces la faca, Y siguió, insolente profiriendo insultos, Mientras yo, rezando, pedía á Dias calma. ¡Aj ! pero de pronto, Juanica adorada. Pronunció tu nombre Y dijo unas cosas, mu malas, vm malas... Que no me querías, Que eras... ¡cualquier cosa!, que me la pe- (gabas Con él, con U el mundo... ¿Por qué lo diría, Juanica del alma! ¿Y sabes tu entonces Lo que yo hice Juana1?... ¡Ay! pues... no me acuérdo!... solo sé que (aquella Lengua tan malvada Tu divino nombre no manchará nunca,..; Que toa la gente la calle llenaba Por vér el cadáver De un hombre canalla Que haciéndose el guapo, La honra del débil sin piedad rasgaba,..; Que algunos decían; «¡A.hí Va el ásesino!» Y ¿os. mé miraban...; Que á mi probó mará La pena la mata Al ver á su hijo Metió en la cárcel por mor de un bocaza; Que. tengo las manos De sangre manchadas, Y aunque me las lavo, nada, no se quita.. * Y temo que el ángel por quien tuve calma Al verlas íerdas con sangre de un hombre Me vuelva la espalda . ; Que voy á presidio, Y esto si me apena es tan solo, Juana, Porque ya no puedo mirarme en tus ojos, Oir tus palabras, Respirár tu aliento Y ver que me quieres con toa tu alma...

Adiós, ángel mió; Por esto no olvides al que te idolatra.

POSDATA.

Desiynúh, gloria, Los muchos borrones que lleva esta carta, Pero no te pienses que son de la tinta, Son penas y sangre revueltas con lágri- (mas. lÓO MLÍX CuíjÜElíELLi

La sangre és mu roja, las penas mu negras; Las lágrimas, brasas Que salen de ádrenlo, Que queman, que matan!...

¡La sangre en las manos Y el llanto en el alma! El mundo y un hombre Tuvieron la culpa de nuestra desgracia... ¡Maldito sea el mundo! ¡Bendita sea el alma! MENUDENCIAS 101

llENUDEmAS

Gomo nube qne empujan los vientos j empujada no sabe dó vá, así voy por tu a mor arrastrado ¿dónde iré á parar?

El nacer es para unos placer, para otros padecer.

El vivir es para aquellos reir, para los otros, sufrir.

Y el morir és para aquellos nacer y vivir: para estos^ padecer y sufrir.

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í I í Í02 PSLIX tíüQÜÉKBLtl

(Hiítíiriota en tmms cartas.;

Muy apreciable José: te escribo... no sé por qué... si lo sé, para decirte que has qusrído divertirte conmig-o, y que me cansó de tus constíintes desdenes que me tienen aburrida, por lo que estoy decidida á no andar en mas belenes por tu cariño en mi vida. Y te juro por el cielo, que es grande mi desconsuelo por tenerte que dejar, pero no puedo aguantan que me tomes más el pelo. Dedícate francamente • á tu vecina de enfrente, y se con ella dichoso pues yo sé perfectamente que la estás haciendo el oso. Lo bs SIEMÍ>RÉ ÍOÉ

Contesta como te envió cartas y fotografía, y manda todo lo mío. La que tanto te quería, y hoy es tu a.migñ=Sofía

II Mi buena amiga Sofía: aunque hace tiempo sabía que te osea Serif%>, jamás pensé que tendría nuestro amor tan triste fin. Más puesto que tu has querido dár nuestro amor al olvido yo no me debo oponer: Tu sola, tu sola has sido 4 la que ha querido romper. No me dés pues á mi culpas, ni me jures por el cielo que es grande tu desconsuelo, porque con esas disculpas no me dás tu á mi el camelo. Esta noche te veré, y aunque me cause dolor, _ yo mismo te llevaré / todas tus prendas de amor. Tu afeetísimo—José. 104 PÉLIX CÜQÜESELLA

III

No puedes imaginarte Pepito del alma mía, lo dichosa que me hiciste ayer en nuestra entrevista. ¡Ya me liguraba yo que todo ello era mentira, y que tu no eras capaz de dejar á tu Sofía por una muger co'nro esa, que con cualquiera se timal Perdona pues cuanto dije Pepito del alma mía, y no olvides nunca, nunca, á esta que con alma y vida te adorará siempre, siempre y á tí solo, tw—Sofía.

IV

Queridísima Sofía: cielo, amor, lucero mió, encanto, prenda adorada, vida, gloria, lucerito... me hiciste ayer muy dichoso (C 'mo jamás lo había sido^ LO Dfi SIEMPRE lúh

escuchando mis razones y arreglándote conmig-o: ¿Ta parece poca dicha recuperar lo perdido y ahuyentar de mi caheza toda idea de suicidio? Sí, sofía de mi alma, ángel de amor preciosísimo, si ayer no nos arreglamos, aunque lo hubiera sentido después, voy a casa, cojo Un revolver de seis tiros, niquelado y muy precioso que heredé de mi abuelito y, hago una barbaridad Sofía, ¡me pego un tiro!.. Pero dejemos á un lado pensamientos terroríficos, y sabe, bella Sofía, que para adorarte vivo, y para ver que me quieres como yo á tí ¡con delirio! Dispensa lo que te dije de Serafín, ese tipo que se las da Tenorio, pero fué porque me dijo tu prima, que el otro día le vio timarse contigo. Ya sé que solo á mi quieres. A mi me pasa lo mismo, pues te quiero con el alma Í0(i VliÍAt CüQLÍtítíELLA

con locura, con delirio y aun después que se muera te querrá igual in —Pepito. .

t vúelvén á regañar, ^ se vuelven á arreglar. Y asi la vida se pasan, hasta que por fin se casan j ó se llegan á cansar; y ella se queda soltera por causa del calavera que la estuvo entreteniendo ó se casa con .. cualquiera que tal venga proponiendo. CANTARES 107

CANTARES

IX

¡Ni siquiera miras cuando á mi lao pasas! ¡parece mentira que seas aquella que tanto juraba!

Préndame usted Señor Juez, que acabo en este momento de matar á una mujer; á una mujer que adoraba y la ingrata me era infiel.

Tus ojos traidores siempre que me miran me ponen nervioso, me causan pesares y me dán la vida. 108 FSL1X CUfUERELLA

COSAS DEL MUNDO

CR.O N" IQXJIIJÚ A.

Su tipo no le abona; es sospechoso porque viste como un golfo cualquiera. En su traje hay remiendos y girones, y brilla por su ausencia la limpieza; y en su cuello, sus manos, y su cara, que tan solo se lava en días de fiesta, se pudiera sembrar perfectamente trigo, nabos, garbanzos y habichuelas; y en sus ojos, que son grandes y negros, hay quien vé la mirada de una fiera... ¿de una fiera..,? ¿por qué? porque es un • ("pobre...? ¿porque no vive holgado de sus rentas...? ¿porque trabaja en un taller obscuro, y entra sin miramiento en las tabernas? ¿porque no lleva guantes, reloj de oró, botinas de charol, frac y chistera...? ¿porque no alterna con la gente grande y con frases fioridas despelleja á los que llama amigos ..? ¡él no hace eso! COSAS DEL MUNDO 109 que ds quieii és amigo lo es de veras, y á quien és su enemig'o, no le adula, y si le falta un día,., lo revienta, que para el caso lleva su navaja oculta entre su honor y su vergüenza; mientras qué los señores de gran tono llevan el Shmit limpio de decencia... Y ellos son bien mirados; y á él, le rniraü igual que á un criminal ó que á una fiera; pero nada ie importa, porque tiene muy tranquilas el almay la conciencia; y no ha robado á nadie; y del producto de su honrado trabajo se alimenta; y c n su traje viejo, sucio y roto, lleva erguida la frente por do quiera, sin temor á las leyes, ni á los hombres, porque tiene muy limpia la conciencia. lio FELIX CUQUKRELLA.

No digo que seas mala; ¡Dios me libre de decir tal sandez! Pero es raro que muchos, cual yo, sepan el color de que gastas el corsé, y que otros, como yo, también Gonozcan-, el lunarcito aquel...! DUDAS LLANTOS, Y RISAS m

DUDAS, LLANTOS, Y RISAS

¡Que emociones tan grandes y distintas aquel día sufrí! Juzguéla de mañana buena, hermosa, casta cual serafín; Por la tarde malvada, innoble, impúdica y falsa la creí! ¿Cuando la juzgué bien? ,110 lo adivino! solo puedo decir Que sentado en mi cama aquella ncche tanto lloré y gemí, Tantas veces maldige mi existencia ó constante sufrir Que sin lágrimas ya para llorar como un loco reí! 112 FELIX CUQUEKELLA

CANTARES

X

Siempre me despierto al romper el alba, y rezo, llorando, un Ave María por la que adoraba.

A. fuerza de beber vino quiero mis penas ahogar, y conseguirlo no puedo porque ya saben nadar.

Alma de mi alma no puedo olvidarte; en poquito tiempo nos quisimos mucho ¡fué aquello muy grande!

Tanto te llegué á querér que casi llegué á olvidar la madre que me dió el sér. CANTARES 113

¡Qne bonita era madre de mi alma! ¡queriéndola tanto, parece mentira que asi me eng-añara!

Eran sus cabellos rubios, sus ojos azul del Cielo, sus labios rojos, muy rojos y su corazón muy negro.

Página.

Carla prólogo V A mis lectores...... I Cortas 4 El Buñolero ^ . . 0 Niña hermosa...... 8 Cantares 10 Romanticismo II Por si acaso. 13 Lss campanas .14 Amor con... dinero ae paga. . . ili Chismografías y criticas. ... 16 ¡Qué importa! 47 A un ramo de flores 18 Sombra ó sueño 11) ¡Las inseparables! ..... 20 Cositas 24 De mi cartera . . 25 Rarezas 27 El amor y las flores 28 Chirigotas. : ...... , 31 Para sér diputado 32 Cantares H 34 Risas 3) Plumazos 35 Ante un rizo...... 36 A una. . 37 Cantares 111 40 PSÜl CUQÜGRKLt.A

Página.

Viendo pasár un entierro. . . . 41 Quisicosas. 43 Una mala partida 44 Fruslerías 4(» A mi lira. 47 Triquiñuelas . lio Hecuerdos 51 Adoración 54 ¡Oh el amor!. 56 El toque de oración 59 Nimiedades. 60 Cusa corriente. . , 61 Cantares IV...... 63 ¡Seca ese llanto! 64 Amorosa.. 65 Chucherías 66 La dicha 67 Cantares V...... 68 Del natural. 69 Cosas del mundo (¡Desgraciada!). 71 Sueños...... 72 Cantares VI ...... 77 Sentimentalismos 78 Eléctrico-a morosas 79 La dicha es corta 81 Insulseria 82 ¿Locura ó celos? . . ... • 84 Cantares Vil 85 Vu'gar 86 A vuela pluma 89 Cosas de pueblo...... 90 Cantares VIH . 95 Despedida...... • • 96 ÍNOiCE 111

tágina. Menudencias. m Lo de siempre. Cantares IX 107 Cosas del mundo (Groniquilla). 108 Me chuca ...... 110 Dudas, llantos y risas. . . . 1II Cantares X 412

Imp de N. Fidalgo, Seminario, ,9.—ASTORGA.

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