ARCHIV FLOREZ 121447 nais1aen Un mar de sangre" El valle de Ubaté durante "La Violencia", 1946 - 1958 Prólogo de Gonzalo Sanchez G.

Ti i®Qi fi©&fi€ AlbertoGuillermo Flórez Malagonhizo estudios de pregrado en CienciaPolItica en la Universidad de los Andes (Bogota, ). Obtuvo el tItulode MaestrIa en Historia Latinoamericana y el Doctorado en Historia en la State University of New York en Stony Brook. Ha sido visitante posdoctoral en el Departamento de AntropologIa de la Université Lava! (Québec) y en el Departamento de Historia de la McGill University (Montreal, Canada),asI como profesor visitante de la Universidad Andina (Quito, Ecuador) y de la Concordia University (Montreal, Ca- nadá). Igualmente fue director de los departamentos de Historia de la Universidad de los Andes y de la Pontificia Universidad Javeriana, asI como jefe del Programa Nacional de Ciencias Sociales y Humanas de Colciencias. Su actividad docentee investigativa la ha desarrollado principalmente en la Universidad de los Andes y en la Pontificia Universidad Javeriana; en la primera en los departamentos de AntropologIa e Historia; en la segunda en la MaestrIa en Desarrollo Rural, en el Departamento de Historia, en la Especialización en Estudios Culturales y en el Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar, en donde es profesor asociado. Actualmente se desempeña como SeniorOfficer del Programa de Paz, Conflicto y Desarrollo del Centro Internacionalde Investigaciones para el Desarrollo (Ottawa, Canada). Su producción intelectual comprende diversos artIculos y libros y se refiere principalmente a los estudios del conflicto agrario en Colombia, a la historiografia comparada, a la historia de la ciencia, a los estudios culturales y a lahistoria ambiental, entre otros temas. ORC Ub

"UNA ISLA EN UN MAR DE SANGRE" EL VALLE DE UBATEDURANTE "LA V1OLENCIA' 1946-1958

H J Alberto G. Flórez Malagón

"UNA ISLA EN UN MAR DE SANGRE" ELVALLE DE UBATEDURANTE "LA VIOLENCIA" 1946-1958

Pontificia Universidad JAVERIANA 1 Bogota La Carreta EditoresE.U. Pensar

Medellin, 2005 ISBN: 958-97664-2-0

© 2005Alberto 0. Flórez Malagón © 2005 InstitutoPensai Pontificia Universidadjaveriana © 2005 LaCarreta Editores E.U.

La Carreta Editores E.U. Editor: CésarA. HurtadoOrozco E-mail: [email protected] Teléfono:25006 84. MedellIn,Colombia. Primera edición: octubrede 2005.

Carátula:diseño de AlvaroVélez. Ilustración: AnaGabriela Camusso

Impreso y hechoen Colombia / Printed and madein Colombia potEditorial Lealon, MedellIn.

Queda rigurosamente prohibida,sin la autorizaciónescrita de los titulares del copyright, bajolas sanciones establecidasen lasleyes, Ia reproducción totalo par- cial de esta obrapor cualquier medio oprocedimiento, comprendidas las lecturas universitanas,Ia reprografta y eltratamiento informático,y la distribuciónde ejem- plaresde ella mediante alquilerpüblico. Contenido

Agradeciniientos 7 Prologo, por Gonzalo Sanchez 0. 9 Introducción 17 A. Por qu el Valle de Ubaté? 20 B. La sociedad local y "la Violencia" 22 C. La literatura sobre "la Violencia" y el Valle de Ubaté 25 D. El papel del campesinado 28 E. Fuentes que alimentaron el estudio y organización del libro 31

CapItulo I. Ambiente, economIa y sociedad hasta los años de "la Violencia" 39 A. Los origenes de Ia hacienda y del mundo mestizo de Ubaté a partir del siglo xvi 40 B. Ambiente y sociedad en el Valle de Ubaté 51 C. El funcionamientode Ia economIa local en los siglos xix y xx: hacienda lechera y campesinado 56

CapItulo II. El poder local en el siglo xx 73 A. Finqueros, comerciantes y profesionales 74 B. La cultura polItica en el Valle de Ubaté: las décadas que antecedieron a "Ia Violencia" 85 C. Aspectos de Ia construcción patemalista/clientelista y de la resistencia cotidiana 93

CapItulo HI. Poder local y biparfidismo: los mecanismos de articulación desde Ia década de los treinta 121 A. Las relaciones de las elites locales con ios poderes nacionales 122 B. El control polItico del campesinado 129

CapItulo 1V La irrupcion de "la Violencia". La reacción local 147 A. El avance inicial de Ia Violencia. De algunos muertos y asonadas 147 B. Ubaté "la pacIfica". El rechazo a la Violencia desde arriba 158 C. La estabilidad de Ia tierra 169 D. Las tensiones locales durante la Violencia. El lenguaje de la Violencia 176 E. El avance conservador 185

CapItulo V. Continuidades después de "la Violencia" 193 A. La reconstitución del poder local 194 B. Institucionalidady conflicto 201 Conclusiones finales 206

Apéndice 213

Fuentes y bibliografIa 231

6 AGRADECIMIENTOS

Despuésde sacrificarmuchas hojas y notas escritas originalmente para este trabajo, con el ánimo de hacerde un texto corto y ojalá no muy aburrido, puedo mirarhacia atrás con alivioy darme cuenta de que Ia felicidad de terminar un libro deberia compartirse en una fiesta a Ia que tendria que invitar a tantas y tan queridas personas que animaron este ritual de investigacióny escritura. La primera y siempre presente es mi esposa Margarita López pot- que este libro es para ella. Luego viene una lista de invitados que nunca será completa. Mi primera deuda intelectual es con mis profesoras Brooke Larson y Barbara Weinstein en la StateUniversity de New York, SUNY, Stony Brook y Catherine LeGrand en la McGillUniversity quienes me hi- cieron quedarme de una vez por todas en el mundo académico a tra- yes de su poderoso ejemploy estimulos. Mis compañeros en SUNY proveyeronla fuerza y el cariño para arrancar el proceso que aquf culmina. No olvido Ia vida compartida aIII conJulie Franks, Randolph Montano, Eric Hoffman, MaliniSood, Matt Schneer, Sara Duke, Vincent Carey, Jyoti Grewal, Ed Frantz, DawnGreeley, Andrés Reggianiy Angelica Sailer. La amistad y soli- daridad de Joel, Noami y Joshua Rosenthal, de Hussein Badr, de MurrayJennings y su familia, de Arnoldo Valle, Leonardo Castro, Ja- vier Elizondo y Alicia Villela fueronindispensables para seguir andan- do esos primerospasos. Agradezcoel estimulante apoyo a mi trabajo a través de los años de elaboración del libro en diferentes unidades de Ia Universidad de los Andes y de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogota. En la primera en sus departamentos de Historia y Antropologla, en Ia Se- gunda en el Instituto de Estudios Rurales y en la MaestrIa en Desa- rrollo Rural (hoy parte de la Facultad de Estudios Ruralesy Ambien- tales), en el Departamento de Historia, y más recientemente en mi casa, el Instituto de Estudios Sociales y Culturales, Pensar. También agradezco a Ia McGillUniversity y a Ia UniversitéLaval porque como su visitante posdoctoral pude retomar Ia escritura de y otros tex- tos pendientes. Los y las jefes en estos sitios fueron claves en dejarmehacer. Entre ellos y ellas Ana Maria Bidegain, Daniel GarcIa, Jairo Bernal S. J.,

7 Edelmira Perez, Francisco Gonzalez y Guillernio Hoyos. Enestos mismos sitios recibI importantescomentarios y sugerencias a través de los años de muchos colegas, sobre todo de parte de Jaime Forero, Cristina Es- cobar, Flor Edi'lma Osorio, Olga LuciaCastillo, Luis Guillermo Baptiste, Juan Carlos Flórez, Susy Bermüdez,German MejIa yjaime Borja. Mis amigoslectores fueron muy importantes porque además de sus perti- nentes comentariosse atrevieron acorregirme cuando convenla. Gra- cias sobre todo a Luis GuillermoFerro, Mauricio Archila, Ingrid Boll- var, Mauricio Nieto, Santiago Castro, Marie France Labrecque y de nuevo a Catherine LeGrand pues también califica aqul. El procesode Ia investigaciónhabrfa sido muy solitarioy aburrido sin la lea! e inteligente ayuda de mis queridosasistentes de investiga- ción Adalberto Machadoy Maria Teresa Garzón.A Maria Teresa debo además muchas horas de corrección de Ia version final del texto. Especial agradecimiento debo a mi viejo amigo Sixto Márquez Urdaneta quien me abriO las puertasde su tierra, el Valle de Ubaté. Sin el apoyo de ei, de su familia y de sus amigos, este trabajo no se hubiera podido realizar. Igualmente agradecido estoy con las autori- dades enel Valle que gentilmente me dieron acceso alos pocos docu- mentosdisponibles en sus oficinas. A ninguno de ellos corresponde ningiin compromisocon lo que este libro dice, y Ia responsabilidadde sus afirmacioneses exciusivamentemIa. Reconozco con gratitud el apoyo financiero que me dierondife - rentes organizacionespara adelantar las etapas de Ia investigaciOn principalmenteColciencias, Ia Agencia Españolade CooperaciónIn- temacional ye! Instituto de Cooperacion Iberoamericanaa través del "Premio Ayudas a la InvestigaciOn la Comisión para Ia CelebraciOn del Quinto Centenario", y la Fuibright Comission-LASPAU. Finalmente, agradezco las diligentes evaluaciones finales hechas potGonzalo Sanchezy por Femán Gonzalez, S.J., que ayudarona aj ustar la version final del textoy abrieron la posibilidadpara esta publica. ciOn. A CarmelitaMillán y a César Hurtado, gracias por su apoyo en el procesoeditorial lo mismoque a losmiembros de los equiposeditoria. les en el Instituto PENSARy en La Carreta Editores. A todosy a todas, mis reconocimientosy profunda gratitud.

8 PROLOGO

Par: Gonzalo Sanchez G.*

Estamos frente aun texto maduroen muchos sentidos: por el tiempo que el autor le ha dedicado a su procesamiento (nos dice que airede- dor de una década); por la fuerza y novedad de sus hipótesis que abren un nuevo campo de reflexión sobre un tema respecto del cual todo parecerfa ya dicho; por la convincente articulación entre pro - puesta investigativa,estrategia metodológicay uso de las fuentes; por el volumen y pertinencia de la literatura nacional e intemacional utilizada; por ta coherencia del plan de exposición y por Ia pureza y rigor del lenguaje. Abramos, pues, el debate.

Las Preguntas

Lo primeroque hay que destacar de este libro es La pregunta mis- ma que lo inspira. En un mar de literatura sobre Ia Violencia, muy centrada en la experiencia histórica de la zona cafetera, que a menu- do repite las mismaspreguntas y simplementetrata de darles respues- ta en nuevas regiones o en nuevos periodos, el autor se apuntala en una region tfpicamente ganadera, el Valle de Ubaté, en cercanfas de la capital nacional, Ia cual toma como contraejemplopara hacer una pregunta desordenadoray provocadoraen el buen sentido:"2Y si ave- riguáramos to que pasO en una Isla de paz"? Desordenadoraporque es almismo tiempo uninterrogante a todaIa literatura existente.Frente a la persistente diferenciaciOn regional de Ia Violencia se propone aquI Ia diferenciaciOn del espacio nacional entre regionesviolentas y no violentas,cuyas dinámicas deberian recibirIa misma ponderaciOn a la hora de los balances generales. Por otro lado, lo que hace aCm másinteresante el texto es quepara respondera esa pregunta innovadora, el autor retoma paradOjicamen- te todo el bagaje existente sobre la Violencia. De hecho muestra un

* Ph.D en SociologIa PolItica de Ia Escuela de Altos Estudios de Paris. Investigador JEPRI, Universidad Nacional de Colombia.

9 dominio sólido de Ia producción intelectual sobre el tema, lo que le permite establecercon mayor fuerza elcontraste con su propuesta. Es como siIa ausenciade Violencia estuviera todo el tiempo definidapar Ta presencia abrumadorade Ia misma. La respuesta a esa particulari- dad se busca, no enIa coyuntura misma, sino primero en Ia compleja combinación de los procesos de conformación y cohesion social, al- canzada por Ia regiOn antes de la Violencia, y segundo,en Lasestrate- gias de "adaptaciOny resistencia de las elites locales ante la guerra civil". Dichas elites, nos muestra el autor, asumen y reproducen cal- culadamente la retOricabelicista nacional para defendermejor supro- pia autonomfa local, bloqueando, por ejemplo, Ia Ilegada de agentes externos, tales como policlas chulavitas, a funcionarios y curas politizados —identfficadoscomo disruptoresdel ordenlocal—, y man- teniendo exitosamente "Un ambiente de conflicto controlado". Que- dana desde luego por responderotra pregunta básica:hasta quépun- to elcaso estudiado es paradigmáticoy representativodel "triunfo del poder local frentea las tendencia nacionalesde lopolitico" o simple- mente excepcional? Y enese mismo sentido, cuáIes la dinámica que informa el conjunto: Ia delas zonas no violentas,o Ta delas violentas? Pore! momentono importala respuesta. En IainvestigaciOn a menudo las preguntas son más importantes que las respuestas.Y este libro que representa de alguna manera el esfuerzo por más de una década de afinar la pregunta, es una clara demostraciOnde ella. Una nueva cadena de interrogantes se desprendede la pregunta básica del autor. Porejemplo, apoyándose en postuladospoco cuestio- nados, coma el de Paul Oquist, prohIja Ia tesis segün Ia cual hubo zonas como Ia Costa Atlántica por completo ajenas al impacto de Ia Violencia. Nunca ha dejado de parecerme dudosoese supuestoy sigo preguntandome si no se tratO, más que de ausencia, de una particular variedad de Ta violencia en esa y otras regiones.En efecto, las luchas agranias de los 6Oy 70 pusieron de manffiestoel hecho de que mien- tras en las zonascafeteras Ta Violencia habla sido tIpicamente parti- dista, en Ia Costa habIa sido tIpicamente terrateniente: los años cm- cuenta fueron alli unperiodo de acumulaciOn de tierrasy de expulsion campesina, amparada par bandas armadas de los terratenientes, sin que a nivel nacional se reaccionara frentea esa modalidad de violen- cia no partidista. Es decir, que Ia violencia terrateniente de alguna forma se desarrollabade manera articulada y funcional a la violencia partidista de otras regionesy viceversa. En gran medida esa distribu- ciOn funcional de las diversas formas de violencia parecerfa ser parte

10 de ese otro rasgo presente en el escenarionacional a lo largo de todo el periodo: la negociación permanente entre lo local y lo nacional. Algo similar ymás sorprendente acm ocurrió enIa poblaciónde Viotá, en donde Ia experimentada militancia comunista y campesina de las décadas precedentes puso en acción lo que se llamó un "frente diplo- mático" que negoció con los propietariosde las haciendas un arreglo máso menos informalque permitióponer parte importante dela zona del Tequendama al abrigo de Ia Violencia . For qué pudo sobrevivir Ia comunista Viotá como una "isla de paz"? Sencillamenteporque en el piano nacional cumplia funciories estratégicasde abastecimiento,de repliegue, de retaguardia de Ia lucha armada en otras regiones del pals, y porque lospropietarios no estaban segurosde ganar Ia guerra,si Se desencadenaba.No sucederia algo similar con Ubaté, endonde la paz se mantienea costa de la perpetuación de la dominación terra- teniente en esta y otras zonasde la Sabana de Bogota?Se podria argu- mentar, por ejemplo,que en Ubaté el control hacendatario estaba tan claramente garantizado (y Ia ausencia casi total de organizaciones populares, o la subordinación de las pocas existentes, asI lo ratifica) que Ia Violencia resultaba innecesaria y contraproducente para la reproducción del poder terrateniente. 2A nombre de la paz y de Ia sumisiónen esta singular Arcadia no se estará idealizandoy convir- tiendo en modelo de convivencia a una sociedad tipicamente terra- teniente? No pretendo con esto invalidar Ia pregunta principal del autor, sino ilustrar como Iamisma nos ileva directamente a mirar flue- vas complejidadesy a reorientar en muchos aspectosIa investigacion sobre la Violencia.Y esto es ya un mérito mayor del texto.

Las Respuestas

Para responder a las preguntas iniciales, FIórez disena estrategias y define nudos de análisisque van a ser tratados de manera controla- da y sistemáticaa lo largo de todo el trabajo. Dos caracterIsticas de Ia zona parecen haberjugado unpapel cen- tral en su autoexclusión de la Violencia. Primera, Ia configuracion sistémica de las estructuras productivas que estableció relaciones de vecindad y complementariedad,entre un gran centro terrateniente- ganadero (Ubaté) que abastecla de lacteos a Ia capital colombiana, y una periferiacampesina productora de alimentos (papa), materia pri-

11 ma para manufacturas (lana) y de fuerza de trabajo que facilitaba Ia reproducciónde Ia hacienda. Ni a loscampesinos ni a los terratenien- tes convenla desestructurar este "armónico"conj unto, cuyos hilos de larga duración reconstruyeel autor en un rápido pero suficiente esbo- zo histOrico, que nos remite hasta la colonial . Segunda carac- terIstica, y en términos de las relaciones de poder, hay que recalcar que se tratabade terratenientes ausentistas, a menudo paternalistas, que vivian y hacIan polftica en Bogota, y en consecuencia tenian poco interés en la poifticalocal, diriase incluso que no Ia necesitaban para Ia reproducción de Ia dominación hacendataria. Con ello no hacIan sino dejar elcampo abierto para el ejercicio de la polftica y los gajes del clientelismoa los grupos medios. Profesionales emergentes y burOcratas locales, hicieron el relevo, sobretodoa partir del momento en que comenzaron a expandirselos ingresosestatales y a convertirse el botin burocráticoen objeto de transaccionespermanentes entrelos diferentesescalones del poder. En todo caso, dada esta configuracion del poder, tanto los politicosen ascenso, como los tradicionalesseño - res de Ia region, encontraban mantenerse al margen de Ia Violen- cia y atemperar los sectarismos, tan corrientesen Ia limItrofeBoyacá, por ejemplo. Incluso los campesinosmostraban escasa propensiOna participar en las movilizaciones electorales,aunque los que lo haclan estaban sometidos a halagosy presiones menorespero comunes a otras municipalidadescolombianas. Todos, dominadoresy dominados, pa- recian pues beneficiarse de la estabilidad. En térrninos del autor, "la crisis externa fortaleciO más bien los lazos de la sociedad local antes que desestabilizarlos" . Más aün, lo que Alberto FlOrez documenta abundantemente es Ia resistencia activa de diversas esferasde Ia po- blaciOn a Ia entronización de Ia Violencia en Ia localidad . Vlnculos informales, relacionesde compadrazgo, de reciprocidad o familiares, se anteponfan a las adscripciones partidistas.0 dicho de otra manera, vida privada y vida piiblica escasamentese diferenciaban.En suma, la politica en Ubatéera más un espacio de intermediaciOnque de con- frontaciOn. De los planteamientos anteriores , el autorparece deducir una premisa metodolOgica fundamental: la necesidad de repensar las interacciones entre la politica localy la politica nacional, 0 Si se quie- re, las condiciones de posibilidad de incidencia de lo nacional en lo local, teniendoen cuenta la enorme variedad de fuerzas descentrali' zadorasexistentes en un pals con proverbialdebilidad de Ia presencia estatal. Sin negar Ia pluralidad de situacionesque llevan a la Violen-

12 cia, Hórez le apuesta aquI a la singularidadde aquellas que institu- yen la necesidad de Ia paz. Con todo, hay que evitar las conclusiones apresuradas: Ia enorme autonomla que pueda haber de lo local (la distancia del Estado frentea lo local) no es antldotoirreversible con- tra la Violencia. En muchas regiones es esa distancia, esa sensación de abandono y no propiamente de autonomfa, Ia que desencadena la vorágine de la Violencia, no necesaria o exciusivamentepartidista, como habrian de decirlo a voceslas contemporáneas zonasde coloni- zación. Con todo, a iuz de lo dicho, esto es de la demostración de la au- sencia de conflictoabierto, organizado ypolitizado,no puede postularse una supuestapasividad del campesinado. Apoyándoseen autores como James Scott, y en otrosa los cuales da vida concreta en el análisis, y me refiero especialmente a los más representativos de la ilamada co- rriente de los Subaltemos y Postcoloniales, Flórez plantea Ia necesi- dad de prestar toda Ia atención necesaria a las formas de trasgresión del orden moral terrateniente y de resistencia colateral, cotidiana, simbólica y cultural, que si bien no confrontan directamente el poder local, son un desaflo permanente a su dominación. Difl'cil estar en desacuerdo con el planteamiento. Pero creo que ensu desarrollo se lo Ileva demasiado lejos cuando pretende igualar ese tipo de prácticas con las formas de rebelión abierta, o cuando trata de presentarlas como exciusivas de su estudio de caso, cuando es evidente que hacen parte de las tradiciones y querellas rurales a lo largo de Ia geografia y de la historia del pals, y en todo caso no excluyen sino que a menudo coexisten con las formas de protesta violenta, a las cuales se las pre- tende contraponer. Por lo demás no faltan los esfuerzos del autor por minimizar para su zona de estudio los actosviolentos de Ia Violencia —hecho especialmente notorio en su relato de los eventos del 9 de abril— para preservar Ia imagen global de Ia pacIflca Ubaté. Lo que sugierernás bien este caso es que la ViolenciapolItica sirvióde con- texto a una notable intensificación y mimetización de Ia violencia cotidiana en la municipalidad,que de todas maneras, hayque subra- yarlo, paso de una nitidamayorla liberal a una conservatizaciOn ace- lerada a lo largo del proceso. En (iltimas, Ia parabola de Ubaté no es muy distinta de la del resto del pals: agitaciOn el 9 de abril, con- servatizaciOn del 49 a! 53 de un municipio antes liberal, neutraliza- ción de los enfrentamientos tras el golpe de 1953, y retorno a una relativa tranquilidad bajo el Frente Nacional.

13 Pero una vezmás, lo que el autor deja contundentemente estable- cido es que el Estado centralno irriga soberanamenteni suautoridad ni sus crisis sobre los poderes locales. Mediante procesos de resisten- cia y adaptación estos logran mantener una sorprendente capacidad de autonomIa, incluso en zonas tan próximas del asiento del poder nacional, como lo es el Valle de Ubaté. De esta tesis fuerte del libro, el autor deriva interrogantes extremadamente sugestivos para inves- tigacionesposteriores de lolocal. Los hilos del poder no se construyen solo desde "arriba".Los micropoderesrecrean incesantemente sus re- cursos de negociaciOn y autonomia frentea los poderesnacionales y a menudo los doblegan. En palabra del propio autor, "lo que aprende- tnosde este estudio es que no hay un deber set de la construcciOndel Estado nacional más allá de las expectativas y acciones de sus orientadorescapitalinos, pues to que sucede enIa práctica es que esas expectativas se moldean en tantasformas como modelos de sociedad local se encuentren".

Las Fuentes

Es notable en el trabajo la enorme variedad de fuentes consulta- das: archivos judiciales, archivos "politicos" (de Ia AlcaldIa, el Con- cejo, Ia Asamblea de Cundinarnarca, el Congreso), prensa nacional, series estadisticas,censos, archivos notariales, fuentes escritas prima- rias y secundariasy fuentes orales. Significativamente,dados los pro- pOsitos de la investigaciOn, parte de las fuentes fueron destruidas, como sucediOen tantasregiones del pals, por una especiede coletazo de la Violencia en esta "Isla"el 9 de abril de 1948. El autor, pot otra parte,no se limitaa hacer el catálogo de dichas fuentes, o a extraer de ellas el dato t'ttil, sino que se interroga por las diversasposibilidades y limites de cada una de ellas; sobre la eficacia que una u otra tiene para el estudio de las relaciones de poder, las estructuras productivas, las relaciones familiares y sociales, las rela- ciones de género. Es decir, hay un uso crftico y diferenciado de las mismas en funciOn de la estrategia investigativa integradora que au- menta el conjunto del trabajo: economla y sociedad, poiftica local, prácticas electorates, Violencia, vida cotidiana de Ia Violencia, posviolencia,para retomar los ejes de cada uno de los seis capitulos del libro.

14 A modo de conclusion

Paradójicamenteel autorno ha escapadoal fantasma quelo persi- gue desdehace muchos años, porque es por donde quiera que se io mire un libro (y seguramente de los mejores) sobre Ia Violencia, pero desde fuera de la Violencia. Con toda seguridad va a ser más importante por lo que dice sobre Ia Violencia que por su empeño en eludirla como horizonte de análisis. Tal vez no porcasualidad el autor le ha dado a un "violentologo"el honor de prologarlo,y a fe que espera que el lector aprenda como de su estimulante lectura y con- tribuya a enriquecer el debate en tomo a las desafiantes tesis que Alberto FIórez le esgrime.

Bogota, septiembre 12 de 2005

15 INTRODUCCION

Este libro desarrolla una microhistoria del Valle de Ubaté, en Co- lombia, durante las décadas de la Ilamada "Violencia", uno de los episodios mássangrientos deIa historia latinoamericana enIa primera mitad del siglo xx. Este Valle es una region andina de hacienda le- chera que convive hasta Ia actualidad con una sociedad campesina y que presentO una situaciOn de aparentecalma durante los años cua- renta y cincuenta,en contraste con el cuadro usual que han presen- tadolos estudios del conflicto agrario en Colombiapara esa El texto elabora una pregunta aim no muy explorada en Ia historiograflacolombiana. Esta es, cqué sucedióen una región donde aparentemente "nada sucedió"? Mientras existen innumerablesestu- dios de sitios donde "la Violencia" ocurriO, segimn la versiOn inter- pretativa más conocida', no hayprácticamente ningimn estudiode tan- tos lugares rurales y urbanos que lograron mantenerse "inafectados" por Ia Violencia ni tampoco un análisis acerca de las razones que permitieron a dichos sitios "escapar" de lo que generalmente se ha entendido como un fenOmeno endémico y generalizado. Ya Paul Oquist, en los años setenta, en su obra clásica Violencia, poiltica y conjlicto en Colombia habla IlamadoIa atención acerca de las zonas que se comportaron como "islas en un mar de sangre"2. Pero desde entonces, a pesar de haberse avanzado mucho en los estudios de la diferenciaciOnregional3, no se ha prestado suficiente atención a

1. Documentadapor primera vez por la obrade GermanGuzmán, Orlando Fals Borda, y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia, 2 vols., Bogota, Tercer Mundo Editores, 1963, que preserltó un panorama de conflicto abiertoy sangriento endonde más de 200.000 personas fueron asesinadaspor sus oponentes politicos. 2. Paul Oquist, Violencia, conflicto y polIticaen Colombia, Bogota, Instituto de EstudiosColombianos, 1978, p.315. 3. Un excelente ejercicio de análisis regional lo constituye el trabajo de Mary Jean Roldán, A sangre y fuego. La Violencia en Antioquia, Colombia 1946- 1953,Bogota, Iristituto Colombiano de AntropologIa eHistoria y Fundación para la Promoción de IaCiencia y Ia TecnologIa,2003. En se plantean muchas de las nuevas preguntas sobre el perfodo, especialmerite al considerar los conflictos entre burguesIa y lIderes no pertenecientes a las elites, crecimiento demografico, luchas por Ia tierra y otras coridiciones locales como causas explicativas de "Ia Violencia"en Antioquia por encima de las interpretaciones bipartidistasper se.

17 dicha evidencia lo que sugiere a veces que el fenómeno de la violen- cia explicita fue un tema generalizablea todo el territorio colombia- no, herencia intelectual que parece replicarseen muchos análisis de los conflictosactuales4. El reto de estudiar una region en donde las manifestacionesde "Ia Violencia" no son tan expilcitas, nos enfrenta a nuevaspreguntas acerca del perlodo de "Ia Violencia"en Colombia, tales como 2cuáles son las limitacionesde los modelos interpretativos del fenOmeno, cuando se empieza a reconocer la diversidad regional?; existen —más que un conjunto de casos aisladosen donde hubo menos expresionesde vio- lencia— una serie de estrategias regionalesde los poderes localespara enfrentar racionalmente las consecuenciasde adoptar o rechazar un modelode violencia generado "desde arriba" o "desde afuera"?; coin- cide este redescubrimientocon Ia evoluciOn de la historiografi'a co- lombiana desde una historia politica y social de nivel nacional, hacia una más cultural de tipo regional? Respondera estas preguntas justifica el riesgo de estudiar un pro- ceso que no es tan fácil de leer desde las categorfastradicionales de análisis. No podemos, por ejemplo, contaren esta region muertos en cantidad suficiente; ni trazar Ia evoluciOn de lasorganizaciones popu- lares, que son prácticamente inexistenteshasta bien entrados los aflos setenta; ni acudir a las trasformacionesde la estructura agraria, que no suceden; ni referir los conflictos abiertos y generalizados, como sf lo han hecho innumerablesestudios sobre "la Violencia" en Colombia yen otras regioneslatinoamericanas en donde dicho tema parece vol- verse el centrodel análisis de las ciencias sociales5.Por ello, este texto explora otros referentes analIticos: las interacciones cotidianas, Ia mezcla de lo social, lo politico yb cultural, y las preguntas acerca de cOmo elEstado se experimenta bocalmente(intersecciones de lo civil

4. Aunque Ia violencia es un problema politico nacional, ella como toda guerra nose expresa igual entodo el territorionacional, pero el conocimiento que es utilizado por diversos püblicos promueve simplificacionesacerca de un pals homogéneamente violento. Llama Ia atenciOn la maneracomo se habla de Co- lombia, a comienzos delsiglo xxi,como un pals enguerra, cuando sedesarrolla un conflicto armado entre una minorIade grupos heterogeneos, mientras una socie- dad civil desarmada enel otto extremo noparticipa de maneraactiva y masiva en dicha "guerra". De esta manera, se sigue Ia tradiciOndegeneralizar solo unade las expresionesdel conflicto atodo el territorio. 5. Apartede "violencia" muy especializados,es el Peru. Véase, potejemplo, Henrique Urbano (comp.), Podery violencia en los Andes, Cusco, Centro de Estu- dios RegionalesAndinos Bartolomé de lasCasas, 1991.

18 yb familiar), y acerca del sentido y uso de Ia afiliaciónliberal y con- servadorapara dirimirconflictos no partidistas.En otras palabras,cuál es el lugar que en la afiliación partidista ocupa lo que comünmente llamamosideológico. Más especIficamente, el trabajo reflere la historia de largo plazo de la region; la construcciOn de la estructura local de poder y sus relacionescoyunturales con el bipartidismonacional y enfatiza los es- pacios culturales de Ia articulaciOn de las clases; las caracterIsticasde Ia región durante el perfodo de "la Violencia"y estudia las estrategias de adaptaci6n y resistencia de las elites locales ante la guerra civil; y finalmentela reconstituciOndel poder local y su continuidad durante el perfodode Ia posviolencia,en una perspectiva que evita lasvisiones de un conflicto "siemprepresente", para elaborar susmanifestaciones de manera procesual. Es el en la agencia, en las coyunturas,en los pactos sociales, un camino hermenéutico y quizás ms inductivo enel análisis que propone este trabajo, una mirada que podria incluso sugerirrelecturas de las violencias actuales en Colombia. Este libro constituye Ia sIntesis de variostrabajos, incluidosartfcu- los, ponencias y una tesis doctoral. Muchos de los elementos de aná- lisis iniciales cambiaron después de revisar aquellos primeros textos desarrolladosdurante algo másde una década. El procesode transfor- maciOn hasta la presente versiOn, se explica por Ia naturaleza misma del trabajo histOrico, es, Ia inacabada labor interpretativa sobre un pasado que no nos consta totalmente y que aunque bo hiciera, es siempre una lectura del autory desdesu tiempo. Esto no significa que dame por una relatividad absoluta del conocimiento histOrico, Aun- que los documentos y la rigurosidadde su revisiOn, lo mismo que el desarrollode una narrativa coherente no garantizan un conocimiento objetivo y deflnitivo acerca del pasado por bo menos, considero, sI pretenden una interpretaciOnlo más adecuada posible del tiempo, el espacio, las personasy sus relacionesque se asumencomo el problema de construcciOn del texto. El término "adecuado" no quiere decir aquI otra cosa que el esfuerzo del historiador profesionalpor reconci- liar su intencionalidad con Ia experiencia transmitida desde otras for- mas de representaciOndiferentes a Ia suya y parcialmente consigna- das en la documentaciOn disponible para el tema de anIisis de su elecciOn. Incluso para el lector de textos de divulgaciOn resultará fácil entenderque cada aproximaciOn a unproblema histOrico espedI- fico está informada por teorIas de la sociedad, por posiciones vivenciales, y por una polItica del conocimiento que nos lievan a pro-

19 ducir análisis deprocesos históricosque, a menudo, no sólo no coinci- den sino que se oponenradicalmente entre si.

A PORQU] EL VALLE DE UBATE?

Al visitarel Valle de Ubaté durante una investigaciónprevia acerca de Ia institucionalización de la elección popular de alcaldes en las décadas del siglo xx6, resultó muy liamativa Ia presencia de una memoria colectiva, que idealizabael pasado de Ia región al aludir a una supuesta tradición pacifistay de convivencia entre las clases y entre los partidos polIticos Ia cual, segün los habitantes del Valle, Ca- racterizó ala region "desde siempre". EstapercepciOn me IlevO aplantear Ia pregunta sobre cuál fue el sentido de dichaconvivencia pacifica —Si es que ella existiO— en periodos como "Ia Violencia" de los años cuarenta y cincuenta del citado siglo?La preguntaes Ilamativa,cuando se observa que el Valle es vecino de Chiquinquirá, una de las zonas ms famosas pot sus hechos de sangre durante el mismo perIodo7. Las masacres,los ataques devereda a vereda, Ia actuación sangui- naria de Ia policIa "chulavita", las bandas de campesinos liberales o conservadoresque asolaban las regiones, Ta expulsiOn de pequenos y medianospropietarios de sus tierras, elostracismo al que se condenaba a los militantes del bando opuesto al dominante en cada localidad. Estasy muchas más de las manifestacionestipicas de "Ia Violencia"al parecer no se presentaron en el Valle de Ubaté, o escasamente se insinuaron. La regiOn del Valle de Ubaté no parece ser atipica. Como muchas otras en Colombia,sufriO durante los anUs40 y 50, unproceso diferen- te al que la historiografiade "la Violencia"nos ha presentado, espe- cialmente para las zonas cafeteras. El patron de respuesta ante "Ia Violencia"en el Valle de Ubaté puede haber sido el mismo en areas similares en el altiplano cundiboyacensey en otros departamentos. Paul Oquist, pionero de los estudios regionalesde "Ia Violencia",re - flriO los casos de Ia costa Atlántica y de Nariño, To mismo que el pue-

6. Vet John Dugas et al., Los caminos de la descentralización: diversidad y retos de la transformacionmunicipal, Bogota, Universidad de los Andes, 1992. 7. Ver por ejemplo Javier Guerrero B., Los años del olvido, Boyacá y los origenes de la Violencia, Bogota, Ediciones Tercer Mundo I Iristituto de Estudios Politicosde Ia Universidad Nacional, 1991.

20 blo de Aguadas (Caldas), como algunosejemplos importantes de esta variedad de respuestas locales ante el conflicto8. De esta manera lo que interesa aquf son los mediospor loscuales afihiacionespartidistas y de clase, potencialmenteconflictivas, desarro- llaronmecanismos para su aparentecoexistencia y Ia resolución de sus tensiones en ausencia de conflictos abiertos importantes. Ello, a través de ejercicios exitosos de control social que sugieren el triunfo del poder local frente a las tendencias nacionales de lo politico. AsI, el trabajo intenta explicar la combinación demecanisrnos estructura- les y coyunturales de las relaciones entre las clases sociales en el Va- lle, las cuales no necesariamente expresaron formas abiertas de rebe- lion o mecanismos policivos absolutos de control social. For elcontrario, la compleja y eficiente estructura de dominaciOn existente en Ia re- giOn permitiO a las elites politicas locales desarrollar una autonomia tal, frente a las instancias de poder nacional, que "la Violencia"sOlo rozO a este Valle, a pesar de estar localizadoen una zona de alto p0- tencial de conflicto. Es decir, lo que diferencia a Ubaté de sus regiones vecinas (y lo que puede haber operado igualmente como un supresor de conflicto abierto en muchas otras regiones) fue Ia fortaleza y articulaciOndel sistema de poder que allf existfa. Este se reprodujo gracias al liderazgo de grupos medios, que manejaron una cultura polftica de la proximi- dad, en la cual se identificaban retOricamente a simismos con el cam- pesinadomás pobre, al tiempo quefortaleclan su ascensoeconOmico y politico y aprovechaban las oportunidades generadas por los grandes hacendados ganaderos de Ia regiOn,mayormente ausentistas, quienes expresaban poco interés en Ia politica partidista local. Como caracte- rIstica complementaria, el poder local actuó con relativa indepen- dencia de lasestructuras nacionales a través de estrategiasretOricas y de negociaciOn con losniveles regionalesy nacionales,y IlegO incluso a contrarrestar su influencia en favor de los mecanismoslocales de su reproducciOn. Por estas razoneseste textoes unejercicio que, en suma, busca entendercOmo se resuelvenlas tensionesde la cotidianidad en un mundo rural; las respuestasde las elites locales ante las presiones de los jefes politicos del nivel nacional y Ia incapacidad del campesi- nado local para generar un proyecto altemativo de lo politico9.

8. Oquist, Violencia, conflicto... op. cit., p. 315. 9. Preocupaciones parecidas hansido desarrolladas,entre otros, en los tra- bajos de Florencia Mallon para elcaso mexicano y peruano, especialmente en su

21 Esto no significa en ningCn momento volver al esquema que lefa al mundo campesinocomo pasivo.Tampoco nos conduce a la revisionde esta propuesta de la pasividad que lievO a muchos autores a explicar el universode Ia resistencia popular cuando pensaban que su imnico resultado posible, "polfticamente correcto", era Ia supera- ciOn de las condicionesde dominaciOnasi fuera a través de losintrin- cados mecanismosde la "resistencia cotidiana"°. Entiéndase bien, parte esencial de la dialéctica de este estudio es Ia resistencia popu- lar, pero se parte de una visiOn enIa cual dicha resistencia no necesa- riamente se expresaen organizaciones campesinasni conduce a logros heroicos y que, sin embargo,parece aquf, pueden generar reflexiones de otro tipo, especialmentesi se considera que no solo se aprende de cOmo se gana sino también de cOmo se pierde.

B. LA SOCIEDADLOCAL Y "LA VIOLENCIA"

El Valle de Ubaté está localizadoen el altiplano de la Cordillera Orientalde los Andes colombianos, en Iaparte nororiental del Departa- mento de Cundinamarca, a sOlo 85 kilómetros de distancia dela capi- tal colombiana, Bogota. Esta cercanla a Ia gran urbe, que en ellen- guaje de comienzosdel siglo xx significaba una jornada de un dfa a caballo,es una variablecentral para explicarla evoluciOn dela historia local. La regiOn ha mantenido porsiglos una organizaciOn econOmica, vida social, politica y cultural, tejidas en el entomo de la ciudad capi- tal. Geográficamente,el Valle de Ubaté y su vecino, el Valle de Chi- quinquirá, constituyen Ia continuaciOn del sistema de altiplanicies deIa Cordillera Oriental y hacenparte del IlamadoAltiplano Cundibo- yacense. En los años cuarenta, Ia economla local estaba fundamentada en la gran propiedad de hacienda dedicada a la cria de ganado lechero coexistente con una sociedad tIpicamente campesina y unos peque - nos asentamientos urbanos, los cuales albergarona un creciente sec- tor rnedio de profesionales, comerciantes y administradores,articula- conocido libro Peasant and Nation. The Makingof Postcolonial Mexico and Peru, Berkeley, Universityof California Press, 1995. 10. VéaseIa exposiciórlde estas formas de resistenciaen James Scott, Weapons of the Weak. Everyday forms of Peasant Resistance, New Haven, Yale University Press, 1985.

22 dos a su vez con el mundo ruraly quienes constituIan la elite polItica local. Los habitantesrurales —los campesinosy los terratenientes— vi- vian geograficamente separados. Las grandes propiedades ocuparon las zonasplanas del Valle mientras que laspequeñas propiedadescam- pesinas se agrupaban en las laderas que rodeanlas zonas planas. Estascircunstancias determinaron que Ia economla regionalestu- viera organizada casi exciusivamentealrededor del suministro de le- che (mayormente producida enlas haciendas) y de productos agrico- las (mayormente campesinos),para el mercado local del Valle y, sobre todo, para el urbano de Bogota, además de Ia progresiva explotación de unas pocas y pequefias minas de carbon. A diferencia de muchas regiones en Colombia, durante las déca- das de los cuarentay cincuenta, particularmente las regionescafete- ras o las regiones ganaderas de "tierra caliente", el Valle de Ubaté no se vinculó a una economiaorientada hacia Ia exportaciOn debido quizas a su fuertedependencia del mercado urbano de la capital colombia- na. A pesar de su proximidad a Bogota, y de su relativa especializa- ciOn en Ia producciOnlechera, durante los años de "Ia Violencia", el Valle de Ubaté sOlo desarrollO parcialmente una economla mercantil en las haciendas en convivencia con relaciones de trabajo pre-capi- talistas,lo cual definiO su estructura social y las respuestasde los gru- P05 sociales en el Valle ante la coyuntura de esos años. La consolidaciOnde los sectores medios como elite polItica en el siglo xx, ocurrió gracias al aprovechamiento de las oportunidades ge- neradas por el creciente ausentismo de los hacendados más grandes de Ia region. Esta nueva elite avanzO lentamente una propuesta clientelista que aprovechO los mecanismos tradicionales de control del campesinado,construidos sobre una estructura de tipo paternalista impuestasobre una poblaciOn desorganizada y relativamenteautOno- ma, especialmente frente a las necesidades puntuales de mano de obra de las haciendas locales. Estosgrupos medios se articularon con los ámbitosdepartamentales y aün nacionales del bipartidismodomi- nante,y superaron rapidamente la presenciade los grandes hacenda- dos, mayormente interesados en sus actividades urbanas en Bogotay sin mayores intereses politicos en la regiOn. Esa misma caracteristica permitiO resolver la contradicciOnentre una propuesta nacional de enfrentamiento entre los partidos y una local de unidadde los dirigentespoliticos. En otras palabras,las prác- ticas que mantuvieronsin cambios la estructurasocial del Valle con los beneficiossociales y econOmicos que usufructuaban los politicos,

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Mapa 1. Municipios del Valle de Ubaté en el Departamento de Cundinamarca (Fuentes: mapa dibujado por Victoria Abad). los comerciantes y los terratenientes locales, se impusieron sobre la otra altemativa, la de Ia guerra bipartidista. Esta era, enfrentar, en una coyuntura tan caótica como "Ia Violencia", las fracciones heterogeneas del grupo de terratenientes, de Ilderes polIticosy de sus clientes, al polarizar sus relaciones en referencia al enfrentamiento entre liberales y conservadores. El resultado fue que, durante "Ia Violencia", el Valle de Ubaté se mantuvo relativamenteaislado de Ia tendencia nacional del conflicto bipartidista.Aunque se detectanalgunas situaciones sangrientas, ellas

24 constituyeron más la excepción que la regla, y aün en esos casos, la sociedad local trató estos eventos violentoscomo causadospor razo- nes ajenas a las diferencias polIticasbipartidistas. Asi,las relaciones entre las clases continuaron tan desiguales como antes, fortaleciéndoseel control de Ia propiedad y de la poca manode obra demandada pot la economIa extensivade la hacienda, asicomo creció Ia subordinacióndel campesinadoa loslideres politicoslocales que losnecesitaban paraconsolidar su posiciónemergente. Estas con- diciones aparentemente ilevaron a mantener el orden social pot fuera de la influencia nefasta de Ia guerra bipartidista. El conflicto bipartidistapor supuesto, no estuvo ausente de la region sino que fue utilizado y neutralizado de una manera bastante exitosa durante el periodo estudiado, en favor de los intereses tanto de las viejas como de las nuevas elites. Esta situación no permitió además, avances de los grupos campesinosen favor de una posibleorganizacion o transfor- maciOn de sus actitudes frente a la "sociedad mayor".

C. LALITERATIJRA SOBRE LA VIOLENCIAY EL VALLE DE UBATE

La situaciOn sintetizada anteriormente, resulta ilustradora para enriquecer discusioneshistoriograficas que han madurado enlas Ilti- mas décadas, especialmente aquellas que elaboran acerca de la inte- racciOn entre lo local y Ia polItica nacional.1' El estudio del Valle de Ubaté, pretende contribuira la literatura monográficaque describe las circunstancias regionalesdurante el periodo y además confrontar tres de los más conocidos debates que discuten el poder del Estado central, el papel del movimiento populistay Ia autonomia de lasareas locales. El cuerpo de estudios sobre la violenciacorresponde al menos a tres momentos diferentes. El primero, como ya dijimos, fue Ia pro- ducción bipartidista, incluida la revisionista,de los años cincuenta y

11. Ver especialmente los trabajos de Gonzalo Sanchez, "La Violencia en Colombia. New Research, New Questions" en The HispanicAmerican Historical Review 65: 4 (1985): 789-807; Catherine LeGrand, "La polItica y Ia violencia en Colombia (1946-1965). Interpretacionesenla década de los ochenta"enRevista Memoriay Sociedad 2: 4 (1997); e Ingrid BolIvar, Violencia polIticay formacion del Estado. Ensayo historiogrdfico sobre la dinámica regional de la Violencia de los ciii- cuenta en Colombia, Bogota, CINEP/cEso /Uniandes, 2003.

25 sesenta que enfatizoel conflictoentre los partidos Liberaly Conserva- dorcomo tema de análisis. El segundo correspondeal grupo estudiado demanera comparada por LeGrand, el cual enlas décadas de los años setenta y ochenta exploró las tensionesy estrategiassocioeconómicas del contllicto y señaló formas innovadoras de entenderla polItica y la violencia. El tercer grupo cuya producción ha crecido bastante en Ia década del noventa introdujo el análisisde las variables regionalesy localesde manera innovadora, especialmenteIa variable culturalque clarificó cada vez más Ia comprensión de Ia temática histórica de "Ia Violencia". Mucha de la literatura de los años setenta y ochenta insistió en que los actores localesse identificabanfuertemente con los partidos y en cómo las divisiones partidistas influenciaban la manera en la cual lasaspiraciones socioecon6micas y las tensiones se comenzarona expre- sar Iocalmente.'2De acuerdo con CarlosMiguel Ortiz'3, elEstado per- meó losintereses económicosprivados a pesar de que su autoridad fue reducida en las zonas rurales. Esta dualidad expresaba el hecho de que en Colombiauna nación integrada todaviaestaba porconstruirse. Bajo tales condiciones,el colapso del Estado no necesariamente pro- dujo un vacIo de poder en el nivel local, Una crisis del Estado nacio - nal no se traduce sinmás en un vaclo de poder o en una crisis local, lo cual llama al análisis de la fuerza polItica de los espacios locales. Oquist argumenta que una vez el Estado colapsó, las tensiones sociales se desarrollaronpor sI solasen algunaszonas rurales. Sin em- bargo, Oquist se referirá solo a algunas regiones e insistirá en que el colapsofue parcial y que en algunas zonas "Ia manifestaciOn más cer- cana del Estado estaba a gran distancia". Este punto es central pues nos lleva a una discusiOn sobre, kOmo comprenderIa flhiaciOn parti- dista, y el lugar que en ella ocupa lo que tradicionalmente hemos Ilamado"lo ideolOgico"?

12. DarIo Fajardo, Violencia y desarrollo: Transforrnaciones sociale.s en tres re- giones cafetaleras del Tolima 1936-1970, Bogota, Ediciones Suramericana, 1978; Jaime Arocha, La Violencia en el QuindIo: Determinantes ecológicos y económicos del hoinicidioenun municipio caficultor, Bogota, EdicionesTercerMundo, 1979; James Henderson, When Colombia Bled: AHistory of the "Violencia"in Tolirna, University of AlabamaPress, 1985. 13. Carlos Miguel Ortiz, Estadoy subversion en Colombia. La Violencia en el Quindlo años cincuenta,Bogota, CEREC / CIDER, 1985. 14. Mary Jean Roldán, Asangre y fuego. La Violencia en Antioquia,Colombia, 1946-1953,Bogota, ICANH, 2003.

26 Ms recientemente, Mary Roldn argumentó que, en todo caso, las divisiones partidistas por sI solas no determinaron fundamental- mente Ia incidencia y desarrollo de "Ia Violencia",por lo menos en el caso de Ia region antioquena.'4 Ella se compromete incluso con una discusiOn sobre las formasen que pensamoslas divisiones partidistas. Su análisis plantea una ruptura fundamental en la tradiciOn de los dos partidosque habIa constituido unadominaciOn tecnocráticacomo Ia expresiOn del liderazgo politico en Ia regiOn hasta la década del treinta. Apoyadoen Ia expansiOn de lasoportunidades educativas,un nuevo Estado centralizado y un electorado más amplio, un sector de profesionalespoifticos, previamente excluidosde la arena restringida del poder burgues, emergiO en los años treintay cuarentapara corn- petir con la elite gubemamental regional. Su tesis argumenta que el conflicto entre la burguesla y los lideres no pertenecientes a la elite alterO fundarnentalmente Ia práctica y el discurso de la polftica en Antioquia, y consolidO el contexto en el cual emergerlala violencia en la mitad del siglo.'5 En el Valle de Ubaté, dada Ia particular relaciOn con el Estado nacional y lacultura politica localinmersa en un mundo de haciendas patemalistas y de pequeños centrosurbanos con sectores medios en ascenso, las crisis de representación generadasdurante "IaViolencia" en muchas regiones, no afectaron especialmente la relaciOn entre lo politico y lo social corno sucediO en otros sitios del pals. La fortaleza delpoder local explica por quéla crisis nacional no generO un verdadero vacio de poder,como dirla Ortiz. La crisis extema fortaleciO más bien los lazos de la sociedad local antes que desestabilizarlos. El "colapso parcial"o Ia "disoluciOn"del Estado centralya sea en sucapacidad de interventor o de mediador,ofreciO oportunidades para que las elites localesconsolidaran las areas de autonomia que hablan disfrutadoen las décadas que precedieron al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. El Estado en el Valle de Ubaté terrninO convirtiéndosemás en un Estado localista identificadocon las elitesy dispuestoa intervenir en relacionesdirectas y hasta personalizadasentre los miembrosde las clases. El sentido de lo civil se transforma aqul casi en un sentido de lo familiar. Lo social y lo politico no se confunden de repente, ya ye- nlan confundidos,además con lo cultural.

15. Catherine LeGrand, "La polItica...", p. 15. 16. Ver Roldán, Mary,"Genesis..., y Carlos Miguel Ortiz, Violenciay subver- sión..., op. cit.

27 Un grupo de reciente "descubrimiento"en Ia literatura de "Ia Vio- lencia", el de los sectores medios,'6se constituye en tema importante en Ia historia de la region. En Ubaté, ante la poca dinámica de Ia hacienda lechera y el poco interés de sus dueños por participar en Ia poiltica local, los sectoresmedios aparecieron como actores econOmi- cos y politicos relativamenteindependientes y no necesariamenteclien- tes o administradoresde los terratenientes. AsI, por ejemplo, varios abogadosprofesionales (y algunos tinteri- lbs también) explotaron su tradicional papelde mediadores entre el mundo campesinoy el Estado para convertirse en politicos exitosos; los comerciantesestablecidos, con un control creciente sobre Ia mci- piente economIa urbana, participaron cada vez más en las decisiones püblicas; y finalmentenuevos propietariosque aprovecharonlas opor- tunidades de un mercado originado en las dinámicas ausentistas de los grandes hacendados explotaron su cercania e identificaciOncon el campesinado para iniciar ejerciciosde poder clientelista en el mar- co de la poiftica bipartidista, que a Ia vez consolidaba sus redes de negociaciOn conlos niveles departamental y nacional. El gaitanismo, ithportante referente para hablar del conflicto en otras regiones,fue en Ubaté una expresiOn liberal más apropiada por los sectoresmedios ante Ia falta de organizacionautOnoma del campe- sinado y Ia ausencia de un proletariado notorio. La identidad con el gaitanismo fue la identidad de los nuevos sectores medios urbanos que reclamaban su participaciOnen Ia vida politica. La presencia gaitanista además no se constitula en detonante de actos violentos'7.

D. EL PAPELDEL CAMPESINADO

Debe enfatizarseaquf que los grupos campesinos, aparentemente pasivos, son por el contrario pieza fundamental de esta historia. El entendimiento de su papel requiere revisar algunossupuestos anaifti- cos que se han generalizadoen los estudios sociales. Autores como Eric Hobsbawm,David Thomery elmismo Karl Marx'8,contribuye -

17. Ya Oquistnos mostróen su libro que no hay correlación entre los muni- cipios de alta votación gaitanista y los sacudidos por Ia violencia. Cf. P Oquist, Vtolencia, conflicto y polItica en Colombia... op. cit. 18. Ver por ejemplo, Eric Hobsbawm, PrimitiveRebels, New York, W.W. Nortonand Company, 1959.

28 ron en diferentes momentos a que el estudio de las sociedadescam- pesinas se orientara desde conceptos como "Ia falsa conciencia", el "parroquialismo",o el "conservatismoreaccionario" de los campesi- nos. CaracterIsticasque solamente se superarIan ante Ia presenciade lasideas modernas de Ia organizacion,básicarriente proletaria o, en el mejor de los casos, por la presencia de partidos polIticos que orienta- ran y "despertaran" a los supuestamente pasivos campesinos. Esta ten- dencia a subestimarlas actividadespolfticas de estos grupos por fuera de Ia rebelión abierta y organizada generó por un tiempo una vision deformada y contradictoria del campesinado (de los campesinados, diria Sidney Mintz19) que no ha explicado suficientemente Ia forma- ciOn y reproducciónhistóricas de dichos grupos. Al enfatizar (i.nicamente los perlodosde cambios violentosy refe- rirse al pasado en términos de antecedentes estructurales, Ia historiograflade las sociedades campesinascareció de una mayor con- tinuidad en términos del tratamiento relacional de Ia formaciOn de dichos grupos tanto desdela perspectivainterclase (horizontal)como dela intraclase (vertical).Esta aproximaciOn es importante pues con- trasta con Ia literatura de la violencia que tiene uno de sus principa- les referentes en el desarrollo del conflicto agrario y que sugiere que la violencia emergecomo el desarrollo naturalde tales conflictos. En el extremo de las explicacionesde la violencia "desdearriba", se implica que Ia expansion de Ia violencia y el desplazamientodel centrode gravedad de la vida poiltica hacia las zonas rurales, supuso la desorganizacionde las organizacionespopulares. Sin embargo, para el caso de Ubatélo cu se evidencia es la prácticamente inexistencia de dichas organizaciones, lo cual exige una lectura distinta de la vida poiltica del campesinadoen Ia zona. Esto va de Ia mano, como lo recuerda Marco Palacios, con Ia pre- sencia de importantes ncicleos campesinos parcelariosque se mantu- vieron al margen de Ia gran propiedad, y que han pasado inadvertidos en la historia social colombiana debido quizás a la aparentepreemi- nencia de latifundiosy haciendas en las regionesms desarrolladaso mejor integradasa losmercados20.

19. Sidney Mintz, "A Note on the definition of Peasantries" en journal of Peasant Studies 1:1 (1973):91-106. 20. Marco Palacios,El café en Colonthia (1850-1970), Bogota, Editorial Pre- sencia, I979, p. 171.

29 A partir de las propuestas de James Scott acerca de Ia economfa moral2' se reconoció que el tilnico espacio donde era posible explicar la mediación entre las condiciones objetivas del campesinado y sus formasde acción polItica,era la esfera de lo cultural. Y másimportan- te aün, esto dio lugar a que el mismo autor aftos después presentara el marco de las formas de resistencia cotidiana22, es decir, los mecanis- mos de la acción que representan lo que llama "las armas de los pobres" y que son los mecanismos de resistencia que se presentan en sociedades donde, dada la estructura de Ia economia moral y más generalmente los modos de dominación, es muy dificil encontrarla presencia de acciones abiertas y organizadasde rebelión23. Lo que Scott refirió con estas formas de resistenciacotidiana fue una serie de acciones individuales, anónimas, que no confrontaban directamente el poder local pero sIlo atacaban de diversasmaneras. Basta mencionar unos pocos ejemplos:el saboteo,los escapestempo- rales del reclutamientode mano de obra,los pequenos robos, el chisme, etc. Estas acciones cobraban su valor como formasde resistencia, cuan- do se volvian recurrentes y efectivamente afectaban los mecanismos del orden social; una forma de poiltica campesina que no necesaria- mente se referfa a los esquemas tradicionales del análisispolitico. Estas aproximacionesintegraron al análisis hist6rico Ia percepción que las comunidades tienen de ellas mismas y resaltan las variables polItico-culturales que median entre la estructura económica y las formas de Ia acción en sociedades que pueden ser definidas, con al- guna amplitud, como rurales y precapitalistas. La escuela de la economla moral, por ejemplo, se concentróen el sistema de derechos y obligaciones que rodeanlas relaciones inter-

21. La trayectoria de estaescuela tienesus raIces enmultiples autores, como to expone Brooke Larson en su artIculo "Explotación y economIa moral en los AndesCentrales" enHistoria CrItica,Universidad de los Andes, 1: 6 (1992): 75- 98. La autora refiere las obras de Karl Polanyi,Edward P Thompson, Barrington MooreJr., entre otros. El libro de James Scott al que nos referimos aqul es The Moral Economy ofthe Peasantry.New Haven,Yale UniversityPress, 1976. 22. Ver James Scott, Weapons of the Weak. New Haven, Yale University Press, 1985ymás recientemente, James Scott,Domination and the Arts ofResistance. New Haven, YaleUniversity Press, 1990. 23. Scott no es el que ha tratado el tema de Ia resistencia de esta manera. Basta mencionara investigadores como Lila Abu-Lughod, Rod Aya, William Beinart, Pierre Bourdieu, HelenBradford, John L. Comaroff,Fred Cooper, Ann L. Stoler, Gavin Smith, Robert Darnton, Natalie Zemon Davis, Suzanne Desan, StuartHall, y Michael Watts, entre muchos otros.

30 personales e intraclase en sociedades rurales y examinó los patrones de Ia normatividad compartida de lo que constituye un comporta- miento apropiado. En otras palabras, la totalidad de los derechos y obligacionesde los grupos dominantes y los subordinados (reciproci- dad desigual) crea una compleja tradición en la cual existen los fun- damentos para una acción colectiva de rebelión24.El punto centrales cómo en la expresión de la resistencia cotidiana, las aparentes debili- dades de los grupos campesinospueden convertirseen verdaderasfor- talezas en tiempos de aparentetranquilidad. A partirde una explicaciondel engranaje concreto de las relacio- nesde poder en la comunidad se reinterpreta Ia aparente homogenei- dad de los discursospara explicar cómo, por ejemplo, aunque las eli- tes parecendominar el discursop(tblico, la respuestapopular se articula a sus espaldas y da cohesion a Ia resistencia en un universo indepen- diente que logra crear verdaderas respuestas revolucionarias como cuando "millones de polipos crean una resistente pared de coral"25. Como los grupos subordinados a menudo no sonlibres de opinar en la presencia del poder, en cambio, crean un discurso secreto que representa una critica del poder dicha a espaldas de los dominadores. Al mismo tiempo, lospoderosos desarrollan un dialogo privado sobre las prácticas ylos objetivosde sus reglas de dominación que no puede ser abiertamente confrontadas. Estas referenciasayudan a entender mejor Ia Iógica del comporta- miento de campesinos, señores y sectores medios, en el mundo patemalista de Ubaté en las décadas de los cuarenta y cincuenta, pues la apariencia es la de un mundocampesino pasivo, pero que en realidad resiste y negocia permanentemente frente a los esfuerzos de cooptación por parte de las elites locales, especialmente en relación con las necesidades de control alrededor de los procesos laborales y politicoslocales.

E FUENTES QUE ALIMENTARON EL ESTUDJO Y ORGANIZACION DEL LIBRO

Además de una revision de las fuentes secundarias existentes so - bre el tema, el perIodo y Ia regiOn, en este trabajo se utilizaron de

24. Cf.,James Scott, The MoralEconomy...,op. cit., p. 167. 25. J. Scott, Weapon.s...op. cit., p. 36

31 manera preferencial las fuentes primarias que más adecuadamente transmiten el lenguaje de la Las principales dentro de este grupo cornprenden los archivosj udicialesy los archivos politicos, es- pecialmente los de la Alcaldia y el Concejo Municipal. De Ia misma manera, se exploró, a través de entrevistas abiertas a hacendados y campesinos, Ia percepción del proceso por parte de los actores que lo sobrevivenen cuya elaboración se ha dado especialimportancia a Ia historia familiar de uno de los grupos más representativosde la elite hacendataria que mantuvo un liderazgo politico central durante el perfodo.La historia oral a partirde los testimoniosde dirigentespoli- ticos locales y sus familiares, permitieron recrear los imaginarios de una "Ubaté pacIfica", que han fundamentado procesos identitarios locales, además de ser un elemento de utilidad en el funcionamiento del sistemapolitico local. No se intenta,sin embargo, reconstruir Ia historia del Valle exclu- sivamente a través de Ia voz de sus actores ni tampoco se asume de manera acritica su testimonio. Como en cualquier investigacián que incluye fuentes orales, Ia confiabilidadde los relatos se contrasta con otras fuentes. Igualmente el problema de Ia representatividad, por supuesto, debe situarse siempre en perspectiva, y reconocer sus evi- dentes limitaciones.Durante el curso de Ia investigaciónse mantuvo la conciencia de que las historias contadas porlos informantes tienen un carácter "presentista" por el cual los actores dan sentido a su pasa- do convirtiéndolo en un "pasado iitil".26 La reinvención, el pasado transformadoque presentaron los habitantes de Ubaté indica, en todo caso, Ia manera como el periodo de "la Violencia"es recordado hoy. Pero esto no es un impedimento si se recuerda que el mecanismo interpretativo es justamente el recurso que los historiadores utilizan para recrear sus objetos de estudio. En el caso de Ia familia Marquez, cuya informaciónfue vital para articular las diferentes partes de este trabajo, se decidió hacer un especial en sus actividades por constituirse esta familia como un grupo caracterIstico de Ia region y de Ia su procedencia caracteriza a los tipicoshacendados residentes que se identifican to- talmente con Ia elite politica local; su composiciOn familiar permite analizar diferentes posiciones generacionalesy de género; varios de sus miembros accedieron a diferentes cargos politicosy burocráticos

26. Cf., Imelda Vega, citado por Mauricio Archila Neira, Cultura e identidad obrera. Colombia 1910-1945.Bogota, CINEP, 1991, p.9.

32 tanto localescomo regionalesy nacionales, (AlcaldIa, Concejo,nota- rias, Secretarfa de Educación Departamental, Congreso de Ia Repü- blica, etc.); fue una de las pocas familias que tuvo miembros feme- ninos que participaron activamente en polItica. Finalmente, su composición familiar refleja, en térrninos de orientación polItica, la tipica convivencia entre liberales y conservadores, a pesar de que la persona más activa de Ia familia era un Ilder conservador,lo que ade- más permitió contrastarIa vision de este lider con la tradiciOn liberal de la regiOn. En segundo lugar se recuperaron "voces escritas", especialmente de miembros del grupo campesino, literalmente consignadas en los sumariosjudiciales, especialmente aquellos que refieren delitos me- nores. Los archivosjudiciales son una fuente rica eninformaciOn acerca de los conflictos de diferente intensidad entre los grupos locales, y proveyeron mucha de Ia información pertinente para la reconstruc- dOn de aspectos de Ia cotidianidad y del lenguaje popular de la po- ca. En estos documentos los escribanos judiciales reprodujeron con todos sus detalles testimonios que se convierten en verdaderashisto- rias de vida dada Ia liberalidad con que se transcriblan las versiones orales de losinvolucrados en dichos procesos.Los detalles cotidianos, el lenguaje espontáneo, Ia necesidad de justificar ante el juez todas las redes de sociabilidad,reales o no, de los acusados, hacen de estas voces populares una fuenteexquisita para hablar de aquelmundo, y extraer, entre muchasotras cosas posibles, los elementos de lacultura poiltica que aquf nos interesan. Desafortunadamente, el corto tiempo que ha transcurrido entre Ia revisiOn de dichas fuentes y Ia publicaciOn de este libro ha presen- ciado la paulatina desapariciOn de estos "archivos", principalmente los judiciales, si alguna vez pudo llamársele asi a los folios de papel arrumados en las esquinas de depOsitos de las escuelas, los juzgados, los mataderos o cualquier otro sitio al que ellos migraron debido a las necesidades coyunturales para el uso de oficinas püblicas en Ia re- giOn. Serfa una suerte si ellos todavIa sobreviven a las diferentes administraciones que han desechado una buena parte de estos do- cumentos por no encontrarles utilidadpráctica ni espacio de almace- namiento. Además de Iainexistencia de unlugar para guardar los sumariosy de los periOdicos lanzamientosdel material a Ia basura, deben sumar- se Ia humedad y el amontonamiento de los papeles que habIa llevado a que muchos estuvieran deshojados, rotos o ilegibles por su deterio-

33 ro. Esto sin mencionar, por supuesto, La ausencia total de clasifica- cion, pues se encuentrantodos los aflos revueltos y lo mismo sucede con los sumarios de ongen civil y penal, por ejemplo. Aün asi fue posible consultar sistemáticamente documentos relevantes de todos los años de interés para el estudio.

_1 Foto 1 Folios udica1es en provisional en Ubaté, (Foto del autor)

Igualmente, el trabajo aprovecha La correspondenciaentre los di- rigentes politicos nacionales y regionalesy los lideres locales,consig- nada en los archivos del Concejo Municipal y de Ia AlcaldIa, Este archivo resultó especialmenteimportante parareconstruir Las relacio- nes entre La dirigenciade lospartidos además de proveer información acercade las actividades electoraLes, Ia administración munici- pal y las relaciones de las instituciones con miembrosde Ia comuni- dad. Los datos fueron complementados con las estadisticas electora- les nacionalesy comparadoscon Los pocos estudios que existen acerca del desarrollo socioeconómicode los municipiosdel Valle. Algunos documentos de Ia AsambLea de Cundinamarca se con- sultaron con el ánimo de ajustar ía información dada por los docu- mentos regionalesacerca de Ia relación entre los politicos del Valle y

34 los directivos del niveldepartamentaL Sin embargo, Ia información existente en Ia gobemacion de Cundinamarca, indicadora de las re- laciones entre el nivel local y el departamental, es muy limitada ya que muchos de sus archivos que tendrian que ver con Ia region de Ubaté se perdieron o fueron quemados cuando se desarrollaron los acontecimientos del 9 de abril de 1948. La otra fuente documental importanteftieron los papeles notarales, especialmentelos consignadosen IaNotarla Primera de Ubaté. Estos fueron indispensablespara reconstruir Ia evoluciOn y caracterIsticas de Ia propiedad agraria y su comportamiento durante IaViolencia.

Foto 2, Folioscolonjales de Ia Notarla Primera de Ubaté. (Foto del autor)

Finalmente, han sido consultadas las pocas fuentes secundarias que iluminan el desarrollo de la sociedad local, principalmente los censos oficiales de población y actividades econOmicas, los reportes oficialesde las instituciones dedicadas a Ia descripcióngeografica, al control de aguas al "desarrollo"de Ia agricultura y de las actividades agropecuariasen general, lo mismo que a los periódicosnacionales y regionalesque transmitieron, siempre con un sentido partidista, va-

35 rios de los eventos que sucedieron en Ia región en Ia que nos interesa. Igualmente han sido consultadas las diversas y patriotas (en el sentido de Ia patria chica) obras que con carácter monográficohan sido un recursoimportante para fortalecer losprocesos identitarios de las localidadescolombianas. La revisiOn de prensa se limitO a los pe- riOdicos nacionales, principalmente a los publicados en Ia ciudad de Bogota, debido a dos razones.La primeraes Ia inexistenciade periOdi- cos locales durante la con la excepciOnde algcin pequeño y ocasional panfleto publicado por una junta de acción comunal27. La segunda es que, gracias a Ia cercanIa con Bogota, Ia mayor parte de las noticias sobre la region se publicaban directamente en la prensa capitalina incluidos los edictos judiciales y la propaganda polftica. EstosperiOdicos permitieron detectar algunosconflictos airededor de Ia tenencia de Ia tierra pero, especialmente, el tipo de declaraciones pclblicas que hacfan los partidos politicos locales en la de "Ia Violencia". El libro se organizade Ia siguientemanera: en el capItuloprimero, "Ambiente,economIa y sociedad" se presentan lascaracteristicas fi'si- cas, demograficas y socio-econOmicas del Valle de Ubaté en la prime- ra mitaddel siglo xx; breves referencias a la historia colonial del Valle ylos procesosde consolidaciOn de una economfade hacienda leche - ra, coexistente con un campesinado parcelario, y una pequeña eco - nomfa de ncicleos urbanos, para luego caracterizar las relaciones c- ciales en la region durante dicho perIodo. AsI se describen las circunstanciasy lascondiciones en que vivIan campesinosy hacenda- dos y sus relaciones en el contexto de una economIa regional, que se fortaleciO en las décadas que precedieron a "la Violencia". Todo ello para explicar el proceso de Ia diferenciaciOn regional del Valle. El capitulo segundo, "El poder local", examina la consolidaciOn de Ia estructura de poder en el Valle en el siglo xx a partir de las transformacionessufridas por Ia sociedadlocal, que dieron surgimien- to a un grupo medio de comerciantes, profesionales y finqueros que asumieron el control de la actividad polItica en Ia regiOn. Se recorre el camino de estos grupos que aprovecharon las oportunidades gene- radas por el ausentismode los grandes terratenientes domiciliadosen Bogota, y las crecientes oportunidades que ofrecIa el acceso a recur-

27. Nos teferimos atperiódico quincenalLa Vereda, de ,edita- do en los años sesenta por Luis Ernesto Prada, Ricardo Cruz y Perla Betty Prada, promotores de acción comunal.

36 SOS del Estado a partirdel ejerciciopolitico local. Igualmente, elcapi- tub discute la apropiación de una tradición patemalista que tuvo su origen en las relaciones laborales de las haciendas, para ser utilizada en su version clientelista enla cooptaciOnde los campesinosindepen- dientes, los cuales constituyeron con el tiempo la fuente de legitimi- dad del poder de los nuevos politicos. Se exploran los aspectos socia- les y culturales del ejercicio politico en el Valle. El capitulo tercero refiere especificamentelas prácticas electora- les del bipartidismo en Ia regiOn y sus articulaciones con los niveles departamentales y nacionales. Se refuerzaaqui el sentido de to cultu- ral y lo cotidiano como variablesexplicativas del comportamientop0- lItico de los habitantes del Valle. Aunque las finanzasmunicipales y el control de los puestos püblicos, no representaban una fuente de in- gresos o de trabajo excesivamente importantes, si fueron utilizadas eficientemente para consolidarlos apoyos electoralesen conjunto con todo el sistema tradicional de subordinacionesexistentes en el Valle. Este nuevo panorama da paso a Ia transformaciOnde unpatemalismo agrario tradicional que se constituye lentamente enclientelismo poli- tico, en donde el esquema de relaciones desiguales entre las clases, pasan de un sistemade reciprocidad basado en la estructura agrariaa uno en el cual el Estado y sus recursos se utilizan con esquemasaná- logosde reciprocidad,y fortalecen Ia continuidad entre intereses pri- vados y Ia esfera de lo püblico en la bocalidad. El capitulo cuarto discute la coyuntura local durante parte del periodo de "Ia Viotencia" y las estrategias de las elites para responder ante Ia coyuntura y lograr una cierta autonomia frente al avance de Ia tendencia nacional de conhlicto abierto. Allise estudian los delicados equilibriosque se desarrollaronentre Ia retOrica del conflicto nacio - nal y Ia presencia de algunosde sus agentes, y la estrategia de mante- ner un ordenlocal controlado tantopor los funcionanos ptlblicos como por los grupos deinterés privado. Este resultado se expresO principal- mente gracias al desarrollode diversasestrategias de conciliaciOn por parte de los lideres politicosdel Valle. La más importante fue Ia per- manencia de una retOrica de apoyo a losdiscursos antagOnicos de los lIderes nacionales del bipartidismo, al tiempo que se negociaba la autonomIa de los lIderes politicos locales para mantenerse al margen del proceso. Esto fue especialmente evidente al rechazarse Ia presen- cia perturbadora de generadores de violencia "desde arriba", como fueron lospolicias chulavitas y los funcionarios radicales provenientes de otras regiones.

37 En el capItulo se estudian las acomodacionesde los grupos socia- les ensu cotidianidad durante "IaViolencia" y cómo cada uno obtuvo avances relativostanto en susintereses privados conio en su actividad püblica. El discurso de enfrentamiento bipartidista fue hábilmente utilizado por los diferentes grupos sociales del Valle de Ubaté, para obtener ventajas relativas en los conflictos intraclase. En el caso del campesinado, Ia excusa bipartidista sirvió para matizar algunos enfrentamientoscotidianos, especialmente airededor de latenencia y uso de Ia propiedad o en simples enfrentamientos entre vecinos para dirimir sus diferencias cotidianas. En el caso de las elites,Ia situación de la violencia se utilizó por parte de algunas de las faccionesconser- vadoras del Valle para obtener ventajas relativas en el ejercicio del poder local. Pero engeneral, ambos partidos continuaron fortalecién- dose, por ejemplo, a! perfeccionarpor igual los rituales electoralesen los cuales se expresaba de manera más clara la cercanfa entre los politicos urbanos y loscampesinos quepoco apoco constituIansu cien- tela electoral. Un mayor control del Concejo Municipal, una mayor injerencia en las negociacionescon los niveles departamental y na- cional permitieron cada vez más a los grupos partidistas acceder a los recursos nacionales y departamentales, pero esto no llevó a cambios radicales en la estructura tradicional de poder en la regiOn. El capitulo quinto finaliza el estudio al referir el perfodoinmedia- tamente despues de "la Violencia"y las continuidades que se expre- san a pesar de que Ia nueva coyuntura nacional da paso a transforma- ciones importantes que introducen nuevas variables en Ia region, especialmenteen la aparición de organizacionespopulares y la adap- taciOn de Ia estructura local de poder ante las nuevas realidadesna- cionales en la segundamitad del siglo xx. El estudio finaliza sugirien- do algunospuntos de análisis para Ia comprensiOn del procesoregional hasta Ia actualidad.

38 CAPfTULO I

AMBIENTE, ECONOMfA Y SOCIEDAD HASTA LOS Af4OS DE "LA VIOLENCIA&

La historia del Valle de Ubaté en los años cuarentay cincuenta es la continuidad de un proceso de adaptación de largo plazo de sus habitantes amerindiosfrente a Ia presenciade los colonizadoresespa- ñoles y más tarde, como comunidad campesina mestiza, ante la con- solidaciónde haciendas lecherascontroladas mayorrnente por los des- cendientes de los europeos y algunos mestizoseconómicamente exitosos. Los valles pianos de las zonas bajas, alimentados por rios y grandes iagunas, vieron florecerIa gran propiedad, desde Ia encomienda cob - nial hastalas haciendas republicanas,mientras las zonasmontañosas de ladera recibieron inicialmente a grupos de indfgenas desplazados de sus asentamientos originales, para lentamente dar origen a una sociedadcampesina adaptada al secoentomo. Este nuevo campesina- do vio desaparecer sus caracteristicas ancestrales como comunidad para dar paso a una sociedad de unidades familiares dispersas, aun- que relativamente independientes de las haciendas gracias a las po - cas presiones por mano de obra que ejerció Ia gran propiedad desde sus comienzos,dadas las caracterIsticasextensivas de su explotación. Sin embargo, Ia dependencia estacional por recursos como el agua y otros insumospara la supervivencia y, como se vera más adelante, las estrategias de su cooptaciOnpolItica, por parte de los grupos medios emergentes, a redes de beneficios canalizados a través de prácticas clientelistas, crearon para el siglo xx nuevas subordinaciones en el mundo rural. Estas fueron especialmente notorias a través del ejerci- cio electoral y de Ia mediación que las elites urbanas locales ejercie- ron, enlos ambitoscomercial e institucional, entre loscampesinos y Ia "sociedadmayor". Asi, la primera parte de este capitulo presenta brevesreferencias a Ia historia colonial del Valle y discute los procesos de consolidación de una economla de hacienda lechera, coexistente con un campesi- nado parcelario, y una pequena economIa de nücleos urbanos, para luego caracterizar las relaciones sociales en la region en la primera mitad del sigbo xx. La segunda parte describe las caracterIsticasfisi-

39 cas, demograficas y socio-económicas del Valle de Ubaté, que ilus- tranlos procesosde diferenciaciónregional. Finalmente, se describen las circunstancias y las condiciones en que vivian campesinos y ha- cendadosy sus relaciones en el contextode una economla regional, que se fortaleció en las décadas que precedieron a "la Violencia". El capitulo se concentra, entonces, en losreferentes estructurales ambientales y socioeconómicos másgenerales que caracterizan Ia socie- dad del Valle de Ubaté hasta el perIododel estudio, para explorar, en los siguientescapItulos, las condicionesparticulares enlas que dichas estructuras dan lugar aprocesos culturales y politicos que explican las dinámicas del conflicto durante el perlodo de "Ia Violencia".

A. LOS ORIGENESDE LA HACIENDA Y DEL MUNDO MESTIZODE UBATE A PARTIR DEL SIGLO XVI

Escribir una historia del Valle de Ubatéque se remonteal perlodo colonialy aün prehispánico supera la intención de este trabajo y P0 - drfa distraer Ia atención del tema centraldel libro: los años cincuen- ta. Sin embargo, en esta sección se indicarán brevemente, a manera de contexto, algunas tendencias generalesde los procesosque se de- sarrollaron a partir del siglo xvi, para entendermejor aquellos que se discutirán enmás detalle para el periodo al cual hacemos referencia. Como enel resto de America, enel comienzodel perfodocolonial los conflictos ms importantes del encuentro entre los mundos amerindio y europeo en elValle de Ubatése desarrollaronairededor de las demandas por tierra y mano de obra impuestas sobre Ia pobla- ción autóctona por los españoles. En el largo plazo, Ia consolidación de grandes propiedadesa partirde las encomiendas,y Ia importación de animales no nativos, especialmente el ganado bovino, afectaron definitivamentela ecologia fisicay humanadel Valle. Ello causó, en- tre otras cosas, el desplazamientode Ia poblaciónindigena y su trans- formación en una sociedad campesina en las zonas de ladera. Para el caso del Valle, uno de los orIgenes de este proceso en el siglo xvi se explica en la institución colonial de Ia encomienda y su evoluciónlocal'. El proceso de transformaciónde la encomienda en

1. El Valle de Ubaté fue el centro de importantes encomiendas las cuales fueron adjudicadas a distinguidos espanoles, Ia mayorIa de ellos residentes del centro colonial, Santafé de Bogota. Notables entre ellos fueron: AntonioBermili-

40 hacienda, no ocurrió en todas las regiones americanas donde existió dicha institución colonial. La explicación exhaustiva de este proceso requeriria de un estudio más completo del periodo colonial, el cual todavia estfl por realizarse. A pesar de ello, en este texto mencionaré de manera informativa e introductoria algunosaspectos generalesde dicho perlodo, sugeridospor Iapoca literatura existente, quepermiti- rn identificarmejor dichos cambios. Seg(infuentes históricasgenerales acerca de la regionen el perfodo colonial,el primer contacto de los españoles con losindIgenas muiscas de Ubaté nosmuestra una poblaciOnnativa poco beligerante2, la cual rapidamente concertOalianzas con los europeos al percibirla utilidad del potencial militar español, para enfrentar a sus antiguos vecinosy enemigos: la naciOn Panche3. Con excepciOn de algunos episodios dez, Rodrigo de Valderas, Bartolomé de Masmela, Hernando Venegas, AgustIn Venegas Ponce de León, JoaquInde Cabrera, Francisco Góinez de Murcia. Cf., JuanRodriguez Freyle,Conquista y Descubrimi ento del NuevoReino de Granada de las Induzs Occidentales del Mar Océano, y fundación de Ia ciudad de Santa Fe de Bogota, Bogota, Imprentade Pizano y Perez, 1859, PP. 13 y 38; Raimundo Rivas, Los Fundadores de Bogota, Bogota, Bibliotecade Historia Nacional, vol. LVII, 1938, p. 86 y AixaMartinez de Rojas, Vision de Ubaté, Bogota, Igeina, 1992, p. 22. Para referencias fragmentadas sobre diferentes encomiendas del area véase, Glenn Thomas Curry, "The Disappearance of the Resguardos Indigenas of Cundina- marca, Colombia 1800-1863," Ph.D. dissertation, Vanderbilt University, 1981. UniversityMicrofilms International, AnnArbor, Michigan. 2. "Losindios se habianretirado a los riscos, ahuyentados por las noticias que les habIan Ilegado sobre las nuevas gentes, de quienes se contaba que se comIan a los hombres, que volabany que echaban rayos. Los indios quisieron cerciorarse deesto, y mandarona un indio que ilevara aun viejo y lo pusiera junto al campainento espaflol.Los espanoles acariciaron al indio viejo, le pusieronuna gorracolorada, le regalaron algunos abalorios y lo despidieron. Creyeron los otros que por ser viejo noselo habIan comido,y entonces les botarondesde un cerro dos ninos de pecho. Se logrO al fin que bajaran, y alver el buen trato que se les daba, se dieron de paz todos y fueron los primeros aliados con los espanoles, siéndoles siempre fieles".José Manuel Groot, Historia eclesidstica y civilde Nueva Granada. 3 tomos. Bogota,Biblioteca de AutoresColombianos, Ministerio deEducación Na- cional, 1956, pp. iSOy 151. 3. En las expediciones contra los Panches Ia composiciOnde las fuerzas españolas estaba dominada numéricamente por indIgenas muiscas, ya que "el Zipa empezó a hacer uso de las ventajas que le ofrecieron los tratados con los espanoles, y pidió auxilios a Quesada para atacar a la naciOn de los Panches quienes varias veces hablanatacado a losMuiscas". Proporcionalmente,el compo- nente indIgena era enorme; pot ejemplo, en 1540 Hernán Perez de Quesada enfrentando los aizamientosde los tausas y simijacasy ala rebeliOnPanche, formO

41 menores de resistencia4, se inauguró en el siglo xvi una historia de alianzasy, más adelante, de dominación sobre Ia poblaciónnativa que permitió a los españoles establecerse en grandes encomiendas en la zona5. La tendencia parece haber sido Ia mismaen muchos otros pue- blos americanos,por ejemplo, en diversos pobladosde Mexico y Peru, en donde no se experimentó una conquista militar sino másbien una acomodación relativamente pacIfica a los recién llegados6. El Valle de Ubatéexpresó el mismo patronde la zona más amplia quecomprende los actuales departamentos de Cundinamarca y Boya- un ejército de 200 infantes, 30 Jinetes y 4.000 indios. Al año siguiente, 1541, HernánPerez marchó al Amazonasen busca de "ElDorado" con numerosa tropa de espaftolesy milesde indios... aventuraen la que einpleo 15meses, perdió 100de los suyos y5.000 indios sin resultado provechoso. José Manuel Groot,Historia..., p. 176. 4. "En 1540 los indIgenas de , Suta y Cucunubá, concertaron un alzamiento contra los españoles para resistirlesy librarse de la cruelsujeción a los repartimientos. Retiráronse con sus familiasy inantenimientos al Peñón deTausa, yen se fortificaronhaciendo acopio depiedras y peflascospara rodarlos sobre los odiados enemigos. Cien espanoles salieron inmediatamente de Santafé en de- mandade los indios rebelados, y después de ina desesperadaresistencia, queda- ron aquellos infelices rotos y desalojados,con granmortandad de hombres, muje- res y riiños". Manuel Ancizar,Peregrinación deAlpha, Banco Popular,Bogota, 1970, p. 32. AncIzar cita varias veces a JoaquInAcosta, Compendio histórico del descubri- miento y colonización de Ia Nueva Granada, (Bogota, EditorialColombiana, 1901) para sustentarsu relato. 5. Algunos estudios socioeconómicos sobre el proceso colonizador en Ia zona cundi-boyacense han insinuado que Ia comprensión de Ia Conquista en términos de lo socio-cultural nos pernlite explicar algunas de las caracterIsticas hoypresentes enIa poblacióncampesina delValle, "como sonsu pasividad, resis- tencia al cambio y resignación hacia aquello que les depare la naturaleza, y la extrema religiosidad,Ia cual marca una escala devalores que condiciona Ia con- ducta individual y colectiva de la población de estaregion". Orlando Fals Borda, El hornbre y la tierra en Boyacá, Bogota, 1979, p. 10. En estas afirmaciones encuentra un primer germen académico de lo que se ha vuelto un lugar comün, la visualizaciOn delcampesinado de Ia zona como un grupo pasivo.La mayor parte de estas interpretaciones se concentranen las dislocacionesde la sociedad tradi- cional indIgena y ofrecen como explicaciOn"la reclusiOnen una especie de vida interior, evitando en todo lo posible las relaciones sociales con los espanoles". Fats Borda, Peasant Society in the Colombian Andes: A Sociological Study of Saucio, Gainesville,University of Florida Press, 1955. 6. Unode los casosmás ilustrativoses el de los mixtecasdel Mexico surcentral estudiados porRonald Spores, The Mixtecs inAncient and Colonial Times, University ofOklahoma Press, 1984.

42 cá: fue el centro de muchas e importantes encomiendas adjudicadas a españolesnotables, desde elmomento mismo en que losconquista- dores accedieron a sus tierras7. Los primeros encomenderos fueron capaces de establecer titulos efectivossobre La propiedad de La tierra cediéndola a sus descendientes a pesar de Las respectivasprohibicio- nes legislativas8. Esta practica dio estabilidad generacional a algunas familias, Las cuales hablanobtenido inicialmente cédulas reales y que para el siglo xviii ya se hablan convertido enterratenientes-hacenda- dos. TodavIahoy, algunas de Las más grandes haciendas del Valle son herederas en ilneadirecta de Lasprimeras encomiendas, especialmente las de Tausavita, Guatancuy y Apartadero. En el perlodo colonial temprano, muchas de las areas cercanas a loque hoy es Iaciudad de Bogota fueron adjudicadas a losmás distin- guidos amigos de Gonzalo Jimenez de Quesada, uno de los actores más importantes en el proceso de conquista y fundación de SantaFe. Esta situación Iimitó de hecho el acceso inicial de otros españoles menos poderososa territonos como Los del Valle de Ubaté. En conse- cuencia, unas pocas famiiascontrolaron y monopolizaron,primero a Las comunidades, luego la tierra y más tarde Ia figura de las hacien- das, durante Laera colonial,y crearon unimaginario "anstocrático" o,

7. "El primer encomendero de la zona fue el capitánHernando Venegas,de Ia nobleza de Córdoba, soldado de Gonzalo Jiménez de Quesada en 1535; tuvo tItulo de mariscal y Ia encomienda de y Guachetá. Uno de sus hijos heredó la encomienda en 1636".Juan RodriguezFreyle, Con quista y Descubrimien- to del Nuevo Reino de Granada de Las Indias Occidentales del Mar Océano, y Funda- ciOn de La Ciudad de Santa Fe de Bogota, Bogota, Imprenta de Pizanoy Perez, 1859, pp. 13 y 38. En 1553 se concedió en UbatéIa encomienda a Antonio Bermiidez, capitán de Jimenez de Quesada, cuyo control traspaso a Diego Rodriguez de Valderas en un repartimiento conformado aproximadamente por 500 viviendas indIgenas.La ilustre y generosa Villade San Diego de Ubate..., p. 22. Para 1786 los tributos del Partido de Ubaté se adjudicaron a AgustinVenegas Ponce de Leon, menos en Ia encomienda de Joaquin de Cabrera el otro espanol poderoso de la regiOn. Roberto Velandia,Enciclopedia histórica de Cundinamarca, 5 tomos, Bogota, Biblioteca de Autores Colombianos, 1979. Para referencias fragmentarias de las diversas encomiendasde Ia zonavéase Glenn Thomas Curry, "The Disappearance of the Resguardos..."op. cit. 8. Esto ocurriOtan temprano como en 1554 cuando Adriana Maldonado heredó la encomienda de su padre Rodrigo de Valderas.Aixa Martinez de Rojas, Visionde Ubaté....,op. cit., p. 22. De nuevo en 1636uno de los hijos de Hemando Venegas heredó su encomienda. Juan Rodriguez Freyle, Conquista y descubrimien- to..., op. cit., pp. 13 y 38.

43 porlo menos, con reminiscenciasde "cierta alcumia" que todavia hoy conserva sus vestigios en el lenguaje identitario de las elites locales. La cercanIa a Bogota, entre otros factores, aceleró el proceso de mestizaje,y Iaconsecuente ausencia de importantes diferencias cas desde el mismo final del perIodo colonial. La presenciade flume- ros relativamentegrandes de espafioles pobladores del centrocolonial y Ia frecuente comunicaciónentre La ciudad capital y elValle puso a La población indIgena en continuo contacto con los conquistadores europeos9. Adicionalmente,a algunos indigenas les era permitidocons- truir nuevos bohIos en los solares de las grandes casonas y de paso convivir con La cultura espaflola cotidianamente. Esto trajo como con- secuencia que, por unlado, Los espafloles ejercieran unmayor control sobre Las actividades de los indIgenas, y por otro, se dieranimportan- tes avances en elproceso de rnestizajecultural y Esta tenden- cia general en el pals se leIa ya en 1778, cuando los datos del censo más completo de Ia mostraban que los grupos deblancos y mes- tizos representaban el 80% de Iapoblación en IaNueva Granada. Solo 15% eran definidoscomo indios, incluida en esta categorIauna gran cantidad de ladinos'°. Para el caso de Ubaté, La poblaciónde vecinos conformabaen 1779,segunla visita de Moreno y Escandón,el68.6% de IapoblaciOn subregional(13.793 vecinos e indios) con una tasa de crecimiento de Ia población indIgena de 0%h1. En tiemposcoloniales, Los resguardos,tierras comunalesejes de Ia reproducciOncomunitaria indlgena, fueron a menudo arrendados a personas no indlgenas12,y al tratar de evitar tributos y deman- das laboralesa menudo desertaban de sus comunidadesinstalándose

9. Elsistema de caminosfue construido siguiendo lasrutas utilizadas por los indIgenas. Estos fueron transformados más tarde en caminos reales, pues Ubaté fue un puertode conexión de los pueblosde Boyacá y los Santanderes con Bogota. Un viaje en mulao a caballo a Bogota podia tomar entre 5 y 7 horas (80 kilóme- tros). Unferrocarril funcionó entre 1925y 1950. AutomOviles y camionesviaj aron a partir de los años veinte. 10. Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos sobre Historiasocial colombiana, Bogota, Universidad Nacional de Colombia, 1969, p. 170. 11. Adaptado de DianaBonnett V, Tierra y comunidad un problema irresuel- to. El caso del altiplano cundiboyacense (Virreinato de Ia NuevaGranada) 1750-1800, Bogota, ICANHI Universidadde los Andes, 2002, p. 278. 12. Ver Juan A. VillamarIny Judith E. VillamarIn,Indian Labor in Mainland Colonial SpanishAmerica, Universityof Delaware, Newark, Latin American Studies Program, OccasionalPapers and Monographs,No. 1,University of DelawarePress, 1975.

44 en nuevos asentamientos familiares más alejadosde los centros comu- nitarios'3.Al tiempo, muchos resguardos, eventualmente, se abando- naron y hasta fueron disueltos por los funcionarios españoles'4. Los contactos permanentes y el intercambio sexual entre las indias y Ia cultura blanca, enmayor intensidad con blancos de menor rango —ar- tesanos, talabarteros, sastres, soldadosempobrecidos— y con pocas o malgastadas prebendas del perfodo de Ia Conquista, influyeron alta- mente en el mestizajeque se desarrolló durante los primeros años de la Colonia'5. No hay que olvidar además que a pesar de que algunos cronistas de Ia Conquista describiana losmuiscas habitando grandespoblados, la evidencia arqueologica señala lo contrario. Algunos arqueologos opinanque existió una gran cantidad de pequenos pobladosmientras otros insisten en la dispersion de Ia poblaciOn'6. Esto parece haber promovidoen el Valle el desplazamientode muchos indIgenas hacia las montañas, especialmente por Ia cada vez mayor vocaciOn de ex- plotaciOnextensiva de las zonasbajas, que poco a poco definieronuna vocación ganadera, Ia cual demandaba poca mano de obra y no re- querfa del asentamiento degrandes nücleos poblacionalesen su inte- rior. Tampocodebe olvidarse que un factor que pudo tener unimpac- to importante en Ia primera fase de Ia colonia, y que afectO a Ia poblaciOn indigena de Ubaté fue Ia existencia de Ia mita minera que entre 1666y 1703desplazO, a menudo de manera permanente, apor lo

13. Juan Friede, "De Ia Encomienda Indiana a Ia Propiedad territorial y su influencia sobre el mestizaje" enAnuario colombiano de historiasocial y dela cultu- ra, Bogota, N24, 1969,pp.35-61. 14. IbId. 15. Autorescorno JulianVargas sostienen que sobre los indIgenaspeso más Iainfluencia de los blancos pertenecientes a los sectores bajosque Iapropia doctri- na de IaIglesia encuanto atcomportamiento sexual. Esto seexplica enIa medida en que los amos de los indIgenas y engeneral todos aquellos que gozaban de sus servicios, intentaron alejarlos de la influencia de las autoridades y de la Iglesia pues constitulan un estorbo y unamediaciOn muy estrictaen sus relaciones. Que- dando asI unespacio propicio para que se diera un mayor acercamiento con los blancos de sectores bajos, que fueron quienes posibilitaron enun mayor grado el mestizaje.Julian Vargas Lesmes, La sociedad de Santafe Colonial. Bogota, ONE?, 1990, citado por Liano y Campuzano, "La chicha. Una bebida fermentada através de laHistoria", Colcultura, Mimeo, 1992,p.35. 16. Por to menos esto parece deducirse, segün C. Curry. "La DesapariciOn...", op. cit., p. 8, delanálisis de OrlandoFats Borda enPeasant Society in theColombian Andes.. ., op. cit.

45 menos 1.530indfgenas hombresmitayos'7, unnCimero importante si se considera que unos años después entre 1755 y 1760, Ia poblaciondel Valle apenas alcanzaba5.656 indIgenasincluyendo mujeres y ninos'8. El asentamiento en lasmontañas respondióigualmente al patron de fugas que permitla a los indigenas escapar de los requerimientos de losrecaudadores de tributos. "La poblaciOn fugitiva (...) alimentO elcrecimiento delos sectoreS mestizos,que mostraban el mayordma- mismo demografico,dentro de una sociedad en Ia cual las castas te- nIanvida legal"t9. Uno de los descendientesdel primer encomendero, cuando aün los nativos habitaban las zonas bajas del Valle, denunciaba en 1794, que los nativos eran ricos, "pues tienen tierras de que poder echar mano, y los que no las tienen gozan de abundantes y fértiles". Pero como a Ia vez se quejaba de que no pagaban los tributos se ordenO investigar los motivos, que resultaron ser: en Susa Ia pérdida de las cosechas por el verano; en Fciquene Ia esterilidad de las tierras, y en los demás la misma pérdida por el "polvillo".El cura informaba que "se sufre escasez unasveces por sequedadyen otras pormuchas aguas", e implorabamisericordia para losindios, pues no era justo un requeri- miento que no se cumph'a por razones ajenas a la voluntad de los mismos, situaciOna Ia quelos españoles debIan ofrecer un mInimo de tolerancia20. Esta tolerancia no se dio y másbien se constituyO enfalta de disposiciOn por parte de los españoles para mantenerpoblaciones indigenas en las tierras planas al aplaudir su desplazamiento y frag- mentaciOnhacia pequeñas unidades parcelarias enlas montañas que circundaban el Valle. Estas hipOtesis que apenas se esbozan aqul, requieren un estudio más detallado de los procesos coloniales, pero por ahora resulta una explicacion plausible para Ia apariciOnde una sociedad campesina mestiza en las montañas del Valle. El hechoes que los descendientes delos nativos se transformaron cultural y biologicamenteen mestizos

17. Este desplazamientose dio principalmente hacia las Ininas de plata de Mariquita en el actual departainento delTolima. Ver JuliánB. Ruiz, La platci de Mariquita en el siglo xvii: rnita y producción, Bogota, Ediciones Nuestra America, 1979. 18. Martha Herrera Angel, Poderlocal, poblaaort y ordenamietrto terrttorial en LaNueva Granada—Siglo xviii—, Bogota, Archivo General de laNación, 1996, p.70. 19. IbId.,p.81.

20. Archivo General de Ia Nación, Tributos, tomo iii, if.554-645.

46 en un tiempo relativamente corto a pesar de que algunas zonas altas marginales se siguieron considerando nominalmente como resguar- dos, como zona de propiedad comunal indIgena,cuyos vestigios toda- vfahoy se conservan formalmente. Finalmente, aquellos indIgenas que permanecieron en las areas de colonizaciónespañola, los ilamados "ladinos"21,especialmente en las partes bajas del Valle, fueron fuertemente aculturados por los migrantesespañoles. La velocidad del cambio culturalen la region es a menudo constatada en las crOnicas coloniales y fue tal el impacto que para 1750el chibcha, el lenguaje indigenaregional, se habla prc- ticamente extinguido22. A diferencia de los más recientes trabajos sobre la zona andina central de Suramérica, los cuales han insistido en la recuperación de lo como problema central de estudio23, este trabajo constata que para el caso particular de Ubaté, nohay una permanencia impor- tante de lo en la regiOn. El debate acerca de Ia recuperaciOn de lo claramente se remite a aquella parte del mundo andino en Ia que todavIa hoy persisten importantes comunidadesde indfge- nas (indoamérica). Para el caso de los Andes del forte, existe una importante diferencia regional, pues Ia mayoria de sus localidades sufrieron un intenso proceso de mestizaje (mestizoamérica) que difi- culta la generalizaciOn de la visiOn etnicista de los nuevos estudios, al menos para todas las regionescolombianas24.

21. IndIgenas que hablaban españoly estaban altamente culturizados. 22. Ver Ezequiel Uricoechea, Gramdtica, Voccthulario, Catecismo, i Confesio- nario de la Lengua Chibcha, segin Antiguos Manuscritos, Anónimos e Inéditos, Au- mentados y Corregidos, Paris, Maisonneuve 1, CIa, 1871, citado por GlennT Curry "The Disappearance...", op. cit., p. 9. Los mismos datos se encuentranen Jaime Jaramillo,Ensayos sobreHistoria...,op. cit., p. 163. 23. Ver por ejemplo Mark Thurner, "Peasant Politics and AndeanHacien- das in the Transition to Capitalism: A Ethnographic History" enLatin American Research Review, 28:3 (1993): 41-82 y PaulGootenberg, "Population and Ethnicity in Early Republican Peru: Some Revisions" in Latin American Research Review, LARR 26:3 (1991): 109-157, donde quedaclaro que Peru exhibIa en el siglo XIX una continuidad y estabilidad social aün más grande de Ia que previamente se habia supuesto, y estas fuerzassociales trabajaron extensivamente en las condicio- nes demograficasque produjeroncontinuidades 24. Para el caso colombiano serIa muy interesante referiresta literatura a zonas de haciendaen regiones marginales endonde persisten comunidades mdl- genas importantes como es el caso de los grupos paeces y guambianos del suroccidentedel pals. Unprimer trabajo eneste sentido esel deJohanne Rappaport,

47 Adicionalmente, a comienzosde la era republicana en el siglo xix, el nuevo Estadocriollo buscó afanosamente incorporar a los indIgenas al cuerpo general de ciudadanos al tiempo que continuaba con Ia exigencia de tributos25. Como una consecuencia, el resguardo de Ubaté, o lo que habfa sobrevivido de el a través del proceso de mesh- zaje y descomposiciónde Ia tierra comunal, terminó por debilitarse y casi totalmente desaparecer, especialmente después de Ia división de Ia tierra comunalenColombia entre 1821 y 185026. La identidad cam- pesina airededor de pequenas unidades familiares, un sustituto de Ia indfgena comunitaria, se convirtió en Ia dominante en este grupo de descendientesde losindIgenas, ahora sinmayor conexión conlas prác- ticas de unpasado comunitario y Como correlato de estos cambios, no se ha encontrado ninguna evidencia de defensa de Ia tierra comunal y para el final del siglo xix pocas personas reclamaban el estatusde "indio"28.En 1832, las Ieyes criollasincluyeron una provisiónen la cual los resguardos, entre 8 y 20 fanegadas, deberian adjudicarse a individuosy ceder en renta en- tre un doceavo y un sexto deIa tierra con el ánimo de proveer fondos para Ia educación primaria29. Como consecuencia, en febrero 6 de 1839, una parte importante de lo que nominalmente quedaba del res- guardo en Ubaté fue repartido y Ia municipalidad recibió como su

The Politics of Memory. Native Historical Interpretationin the ColombianAndes, Cambridge, Cambridge University Press, 1990, el cual discute el novedoso tema de la reinvención de Ia tradiciónindIgena, más recientementereferida en el medio académico como indigenizacionpara oponerlaal término campesinización tan influyente en los análisisChayanovistas en Colombia. 25. John E. Kicza (ed.), The Indian in Latin American History. Resistance, Resilience,and Acculturation, Jaguar Bookson LatinAmerica Number 1,A Scholarly ResourcesInc. Imprint,Wilmington, Delaware, 1993, P. XXjj.En Colombia, BolIvar decretóel restablecimientodel tributo indIgena en 1828 pero fue abolido de nuevoen 1830, 26. Ver Frank Safford, "Race, Integration, and Progress:Elite Attitudesand the Indianin Colombia" en HispanicAmerican Historical Review, 71:1(1991): 1- 33, p. 1; Cf. Margarita Gonzalez, El resguardo en el Nuevo Reino de Granada, MedellIn,LaCarreta, 1979. 27. Estapoblación sedentaria de campesinos ya estabaintegrada a Ia socie- dad hispánica tanto genética como linguIsticamente enIa primera mitaddel siglo XVIII, Frank Safford, "Race, Integration..." op. cit., p. 3. 28. Véase Ia evidencia de Ia falta de conflicto en los mapas regionales pre- sentados por CatherineLeGrand, Colonizacion y protesta casnpesina en Colombia, 1850-1950, Bogota, EdicionesUniversidad Nacional, 1988. 29. Frank Safford, "Race, Integration..." op. cit., p. 13.

48 porción una parcela ilamada "Hacienda Novilleros", la cual fue desti- nada a la financiación de Ia educación en la region30. A diferenciade otras comunidadesen Colombia31, los descendien- tes delos indIgenas de Ubaténo parecenhaber objetado la apropiaciOn privada de la tierra ni tampoco se opusierona la retOricade Ia igualdad civil. Algunos autores creenque "el hechode quemuchas comunida- des de Ia regiOn cercana a Bogota no protestaron ante estas polIticas indica que ellos estaban en favor de Ta direcciOn del cambio"32.Tal ra- zonamiento sugiere que algunosde los "indIgenas"tenfan acceso a la tierra a tItulo individualy que se conformaron con la poca seguridad y autonomIa que esa oportunidad generaba frente a Ia presencia del mundo blanco hacendatario, enlas zonasbajas del VaTle. Como lo re- cuerda el historiador Marco Palacios, elresguardo se convirtiO en estos casos en una simple figura jurIdica y ya en 1870 se disolvióen formas de propiedad privada una vez aprobada Ta filtimaley de aboliciOn33. La constataciOn de cómo el resguardo se debilita y desaparece y la fuerteadopción de una identidad de pequenos propietariosse evi- denció en las acciones de los descendientes de los indIgenas. Tan tarde como en los años cuarentadel siglo xx, estos "indIgenas" cam- pesinos exigen afanosamente terminar de una vez por todas con los residuosde la propiedad comunal que prácticamente habla desapare - cido desdeel siglo xix. En una carta dirigida a mediados del siglo xx al Concejo Munici- pal de Ubat, los miembros del Cabildo del Resguardode Indigenas de Ubaté, para entonces afihiados al partido liberal, uno de los ejes de

30. Archivo del Concejo Municipalde Ubate (de aqul en adelante, ACMU), Citadoen el Libro de Actas, 1940. Novilleros esactualmente considerada como el principalpatrimonio económicodel municipio (entrevistasa diferentes funcionarios realizadasen Ubatéen 1988). En 1945, por ejemplo, la renta producida por la Ha- cienda Novileros representaba e127%de los ingresostotales delmunicipio yel 12% en 1946, mis que cualquiera otrade las fuentes de ingreso.Acuerdos 3 y 18, 1946. 31. Ejemplostomados de Guane,ChoachI, Boavitay Pesca,entre otros men- cionados en Frank Safford, "Race, Integration..., op. cit., p. 14. 32. GlennCurry, "The Disappearance ofthe Resguardos...,citado por Frank Safford,"Race, Integration,..," p. 19. Safford tambiénmenciona que el anilisis de Curry desarrolla para Colombia un problema similar al tratadoen la obra clásica sobre Pen de Florencia Mallon, The Defense of Community in Peru's Central Highlands: Peasant Struggle and Capitalist Transition,Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1983. 33. Marco Palacios, El café en Colombia (1850-1970). Una hiSt oria económi- Ca, socialypolItica, Bogoti, Editorial Presencia, 1979, p. 130.

49 Ia construcción republicana, exigian que se levantara el piano de las parcelas entregadas desde hacia mucho tiempo a los miembrosde Ia comunidad, con el fin de que ellas hicieran parte de los datos oficia- ies del catastro de este municipio. Pues en caso contrario se produci- ria"(...) que las parcelasno pagarIan el impuesto respectivoy Ia mu- nicipaiidad perderfa los ingresos correspondientes. Se solicitó asi al Concejo que entrara en contacto conel Instituto Geografico Catastral y Militarpara ordenarun dibujo de los pianos deia tierra de Ia Comu- nidadIndIgena de Ubaté para asignarlacomo propiedadindividual"34. Aparece aqul un evidente y fuerte deseo de los habitantes del "resguardo" por abrir definitivamente sus tierras al mercado y para terminar de una vez pot todas con la propiedad colectiva que aün subsistia. Dadoeste interés expresado "desdeabajo", los representan- tes politicosdel Valle respondieron inmediatamente de manera posi- tiva y el proceso de parcelación y legalizacion de tItulos se adelantó rápidamente y eliminó la presencia residual del resguardo35. A pesar de eio, a(in hoyen dIa varios de estos pequenos propietarios parcelarios hacen uso individual efectivo de la tierra, pero no poseen escrituras de propiedad formales,las cuales quedaron en un limbojurfdico en el proceso de extinción definitiva del resguardo36. Autores como Erwin Grieshaber, dentro del grupo de estudios etnicistas ya referidos, hansugerido que las haciendas latinoamerica- nas sirvieroncomo reservas paraIa reproducción y, simultánea- mente, para Ia preservación de una fuerza de trabajo barata37. Sin embargo, este tipo de interpretación se aplica a haciendaslatinoame - ricanascon estructuras de expiotación másintensiva y agricolaque la generada en el ValIe de Ubaté. La evidencia encontrada para esta regidn sugiereque Ia comunidad dehecho se dispersó debido a Ia rápida integracion genética, cultural y económica de sus miembros

34. ACMU Carta dirigida al presidentedel Concejo Municipal por Sabas Cuán, Marco Pajarito, Miguel Ladino, Silvino Cuán, Luis Felipe Cuán y Luis A. Ricacha, Ubaté, 1947. 35. ACMU.Carta del Concejo Municipal dirigida a Sabas A. Cuán, Marco Aurelio Pajarito, MiguelLadino, Silvino Cuán, LuisFelipe CuányLuis A. Ricacha, Ubaté, 1947. 36. EritrevistaEmilio Marquez, 1994. 37. Erwin Grieshaber, "Hacienda-Indian Community Relations and Indian Acculturation: An Historiographical Essay" en: Latin AmericanResearch Review, 14:3 (1979): 107-128 citado por Mark Thurner, "Peasant Politics and Andean Haciendas in the Transition to Capitalism: An Ethnographic History" en Latin ArnericanResearchReview, 28:3 (1993): 41-82, p.44.

50 con la sociedadmestiza, enlos iniciosdel perlodo colonial,pero sobre todo por la aparición de una sociedad campesinaque recibia relativa- mente pocas presionesde la "sociedad mayor",por lo menos en cuan- to a Ia demanda de mano de obra. Ala vez,la constitución de esta sociedad campesina resultó funcio - nal a las haciendas ganaderas y a los pequenos n(icleos urbanos que las articulaban al mantener un sistemaagroalimentario para la repro- ducción de sus pocos habitantes y para suplirlas ocasionalesy modes- tas necesidadespor mano de obra. Igualmente,Ia sociedadcampesina generó un grado importante de autonomla económica en la medida enque parte de su producción de agricultura familiar, se articuló poco a poco a las demandas de un sistema agroalimentariomayor que cre- cia en la capital bogotana, creando canales directos entre estos pro- ductores y Los intermediarios citadinos, sin establecer contactos o mediaciones con los propietarios de las haciendas. Aunque precaria, esta dinámica fortaleció una economia campesinade subsistencia su- ficientemente importante para no crear dependencias definitivasde Ia economia másexitosa enel Valle que fue Ia de Ia hacienda lechera. Enresumen, en el siglo xix, cuando se deflnió del todo Ia vocación ganadera de las haciendas que requerian de poca mano de obra, se estableció una separación importante entre un campesinadomestizo de ascendenciaindigena, pero sincaracterfsticas de comunidad en las partes altas del Valle (las lomas), y una gran propiedad en Ia partebaja, ambasreproduciéndose con relativa autonomIay levemente articuladas a través de los pocos campesinos arrendatarios y peones que mantenIan contacto con Ia hacienda ganadera a quienes se se - guIan aplicando mecanismos patemalistas de dominación y de suje- ción a la tierra. Esta situación presentó un reto importante para los sectoresme - dios que, en el siglo xx, desarrollaron estrategiasde cooptación poifti- ca del campesinado, y que se adaptarona estas condicionesde dife- renciaciónsocial y espacial,para construir su legitimidaden el ejercicio politico como desarrollaremosen los siguientescapItulos.

B. AMBIENTEY SOCIEDAD EN EL VALLE DE UBATE

Aparte de Ia construcción de una espacialidad asociada con la di- ferenciaciánde los grupos sociales del Valle, otro elemento central que reforzó dicho procesode organizaciónsocial y económica, fue el uso y el

51 control de los recursos naturales asociados con Ia estructura de los asentamientos.A partirdel acceso o la deprivaciónde dichos recursos, se crearon lazos entre losgrupos sociales que generaron lascondiciones enlas que se expresaronlas dinámicas del conflicto en el siglo xx. El Valle de Ubatése constituye en un paisajeen el cual una serie de pequenos valles andinos se yen rodeadospor montañas de diversas alturas. Su territorio se eleva entre 2.500y3.SOO metros sobre elnivel del mar, y ocupa una faja de una longitud maxima de 45 kilómetrosy una anchura maxima de 40. El Valle ocupaaproximadamente 1.400 millones de metros cuadrados de superficie (140.000 hectáreas). De esta superficie unas 30.000 hectáreas corresponden a las partes bajas del Valle, en donde se desarrolló la economa de hacienda. La tierra en el Valle pertenece ya sea a piso térmico frfo o a páramo, con una temperatura promedio de 14 grados centfgrados, que varIa poco du- rante el transcurso del año. La precipitación de las Iluvias es irregular con tin promediode 750 milImetros por año38 y sus principalesfuentes de agua son los rIos Checua, Susa y Ubaté, acompañadosde algunas fuentes menores. También existIan, por la que trata este estu- dio, importantes lagunas como Fclquene, Cucunubá y Palacio39,que actualmente han disminuidonotablemente en tamaño e incluso des- aparecido, como es el caso de Palacio. El Valle, como se ha dicho, se ha caracterizado a lo largo de todo el siglo xx por una economIade grandes y medianas haciendas en las partesbajas, casi exciusivamente dedicadas a Ia producción lechera coexistente con una economIacampesina de ladera, muy tradicional y poco tecnificada. La region es frecuentemente referida como "la capital lechera de Colombia", de lo cual queda constancia ya en la literatura decimonónica,por ejemplo, en el texto de Cordovez Moure, en el cual refiriéndose a las costumbres alimenticias bogotanas se menciona como algo cotidiano, y ya entonces tradicional, "el sosega- do paladear de las onces de chocolate caliente bien batido, colacio- nes y queso de estera del valle de Ubaté"40.

38. CAR, "Informe sobre los valles de Ubatéy Chiquinquirá," Bogota, CAR, 1980. 39. Cf. DanielLozano Flórez y Patricia Stellajaramillo, "Racionalidadcam- pesina y relaciones de poder. Su influencia en el desarrollo de las empresas comu- nitarias campesinas. Análisis de dos casos en el Valle de Ubaté", tesis de Sociolo- gIa, Universidad Nacional de Colombia, 1988, p. 76. 40. José Maria Cordovez Moure, Reminiscencias de Santafe de Bogota, Ma- drid, Aguilar, 1957.

52 Dadassus condiciones fisicas, climáticas, de poblamientoy explo- tación de los suelos, las areas montañosas han desarrollado con el tiempo severos problemasde erosion. La cobertura vegetal, enIa pri- mera mitad del siglo xx, ya era escasa en las laderas campesinas,en un suelo delgado y poco fértil con muy poca irrigaciOn de agua. En contraste, en las zonasplanas, el suelo se mantuvo fértil y alimentado por el agua de los rIos que lo cruzan. Sin embargo, estas zonas bajas son propensas a inundaciones durante la de liuvias, lo cual ha incentivado desde las primeras décadas del siglo xx la utilizaciOn de técnicas de control de aguas que tuvieron importantes e inmediatas consecuencias en el desarrollo de la sociedad local. El tema de las inundaciones era tan sensible que ya a comienzos del siglo xx, las grandes haciendas que dominaban las ricas tierras en la parte baja del Valle, asignaban de manera recurrente a sus arren- datarios residentes Ia tarea de "cuidar los rIos". Esta práctica que ocurria sobre todo en inviemo, normalmente entre abril y junio, y entre octubre y noviembre, consistIa en que dichos individuos reco- rrIan dIa y nochela orilla de los rios. Su objetivo era observarIa cre- ciente del rio e identificar desde cuál orilla empezaba a desbordarse el agua hacia las tierras que se encontrabanmás bajas que el cauce. Entonces, estos hombres abrianpequeños canales para obligar a salir el agua por el lado opuesto, en la otra orilla y asi evitar que la tierra del patrono interesado fuera la primera inundada. Al tratar de mani- pular las aguas de los rios a veces estos arrendatariospasaban noches enteras portando lámparasde petrOleo bajo Ia Iluvia improvisando pre- sas y cargando enlas espaldas, cubiertas por unsimple cuero de res, la tierra que servia para ese propósito41. La prebcupaciOnpor el control de las aguasen las partes bajas del Valle es el origen de una de las mas importantes intervenciones hu- manasen Ia zona que condujo a varios trabajos de desecaciOn de las lagunas que alimentan (o alimentaban) a los rios locales. Existen re- ferencias a los procesos de desecaciOn, lo mismo que a la erosiOn que avanzabaen Ia region montañosa, desdecomienzos del siglo xx, cuan- do el ingeniero Felipe Zapata secó el pantano de Gacha cerca a Füquene y cuando, casi inmediatamente, se iniciO el gradual seca- miento de las dos más grandes lagunas en el Valle, la de Füquene y Ia de Cucunuba. Los canales de irrigaciOn que conducIan el agua hasta las haciendas mas alejadas de los cauces, fueron construidosdesde la

41. Entrevista a Emilio Márquez, Ubaté, junio de 1994.

53 década del 20 y comenzaron a inhibir los mecanismosde circulación natural de las aguas42 lo cual, a Ia vez, inició Ia disminución de los flujos de agua hacia los rios. Las principales zonas afectadas por las inundaciones periódicas hasta los años cincuenta estaban localizadasen la orilla de la laguna de Fi:iquene y en los primeros 12 kilómetros del rio Suárez, que abar- caban extensiones laterales considerables43. Segcin datos de la Cor- poración Autónoma Regional, CAR, institución estatalencargada de proyectosambientales en Ia region, aiin en los años sesenta, las inun- daciones limitabanla explotaciOn de 5.700 hectáreas y otras 10.000 se explotaban deficientemente por el peligro que presentaban las inun- daciones. Pero la tarea de conservaciOnde las lagunas no era en rea- lidad prioridad de las entidades oficiales, que más bien se preocupa- ban porque, "las aguas de poco fondo de la laguna y los pantanos cubren una vasta extension de tierra de posibleexplotaciOn agrfcola y ganadera si bajara el nivel permanente de enjurisdicciOn de los municipiosde Ubat, Füquene, Cucunubá, , Chiquinquirá y Susa"44. El interés del control de aguas iba atado asI al de Ia habilita- ciOn de nuevas tierras en el Valle. La CAR convenientemente recibi- na más adelante, por ley, el beneficioadicional del valor de las cuotas pendientes por impuesto de valorizacióna cargo de los beneficiarios de las obras de desecaciOn de los pantanos de Fciquene después de los años sesenta45. Dado el precario equilibnio ecolOgico ya existente, este mecanis- mo de habilitación de tierras incrementó tanto el ritmo de sequfas como el de inundaciones, los cuales empeoraron enlas décadas suce- sivas. Solo en recientes, despudsde los años sesenta, la aplica- cionde tecnologiasmodemas de control de aguaspermitiO una mayor seguridad en cuanto a su control. En general, estas intervenciones no fueron ni las más sostenibles ni las más Optimas. Mientras los hacendados quenfan minimizarlos

42. José Ignacio Perdomo,Las lw.cieiida.s de la Sabana avuela pluma, Bogota, BibliotecaColombiana de Cultura,Instituto Colombiano de Cultura, 1972, p. 76. 43. IGAC, Suelos de Ubate - Chiquinquird. Estudio detallado del Voile y general de la zona, Bogota, IGAC, 1985, . 13. 44. Ibid. 45. Articulo 42. Repüblica de Colombia Congreso Nacional. Ley 03 del 31 de enero de 1961 por Ia cual se creó Ia Corporación AutónomaRegional de Ia Sabana de Bogota y de los Valles de Ubaté y Chiquinquira,CAR.

54 riesgos de inundación y las entidades estatales buscaban la habilita- ción de tierras, los efectos globalesmás sistémicos nuncase conside- raron hasta el punto que en Ia actualidad el recurso hidrico de las lagunas está severamente afectado y casi totalmente agotado. Sin embargo, elefecto puntualbuscado por los poderesque intervinieron tuvo los resultados esperadospor ellos y lentamente pudo observarse un relativo control en el manejo de las aguas en el siglo xx y sobre todo la habilitación de tierras que fueron apropiadaspor nuevos pro- pietarios lo mismo que por algunos de los hacendados que poselan tierrascolindantes con las desecadas. Aunque este esquema propició en parte el aprovechamiento de las oportunidades de un nuevo mercado de tierras, que surgió lenta- mente en la primera mitad del siglo xx, especialmente por parte de campesinos parcelariosy hacendados emergentes, en el largo plazo el fue igualmente, en contrade las expectativas originalesde los hacen- dados, el germen de conflictos por la propiedad de Ia tierra que, a partirde los años setenta, generó un incipiente movimientocampesi- no en Ta laguna de Füquene, el cual persigue Ia adjudicación a pe- queños propietarios delos terrenos abandonadospor la laguna en abier- ta competencia con los terratenientes vecinos. Deotro lado, enlas zonasaltas y montaflosasdel Valle, más densa- mente pobladas, elobstáculo ambientalmás importante que enfrenta- ron los asentamientos campesinos durante el mismo perfodo fue la baja productividad del suelo, Ta cual imposibilitó un eventual desa- rrollo de granjas comerciales.Al tiempo se compartian con el sector de haciendas las dificultades en el control de las aguas, esta vez, por fuerte escasez. Por ejemplo, en el caso de los cultivosde papa, uno de los másimportantes del mundocampesino local, solamente cerca del 5% del area de papa cultivada podia ser irrigada y en los periodos secos las sequlas ocurrian frecuentemente. Además, y dadas las ca- racterIsticasdel cultivo depapa que exige grandescantidades de agua, su existencia contribuyó fuertemente a Ia generacion de serios pro- blemas de erosión enlas laderas47.

46. El agotamiento del recurso hidricode la Laguna de Füquene es drama- tico si Se consideraque "por Lo rnenos hasta La décadadel treintaa IaLaguna La cruzaban 'barquetas' que transportabanhacia Chiquinquiramás de cuarenta cargas de productos agrIcolas en cada una y que Ia profundidad maxima de La misma lLegaba a 23 metros cuando actualmente solo aLcanza tres" (Entrevista a Emilio Márquez. Ubaté, 1994).

55 Asi, las pequeñas unidades campesinaspredominantes en las la- deras se veIan continuamente afectadas por prolongadas sequIas y procesos de erosion en avance, mientras que los habitantes de las haciendas dominantes en las zonas bajas luchaban contra el desbor- damiento de los rios. Ambas condicionesamenazaban las actividades productivas especIficas de cada subregion en el Valle y sobre todo promovian condiciones de articulaciOnentre los dos sectores que gi- raban airededor de su relaciOn con Ia tierra, el trabajo y el uso y con- trol de los recursos naturales, principalmente.

C. EL FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMfA LOCAL EN LOS SIGLOS XIX Y XX: HACIENDA LECHERA Y CAMPESINADO

La introducciOndel ganado vacuno en elmundo agrfcola muisca, el cual era desconocido enAmerica antes de Ia Conquista, llevO,más que otros factores ambientales,a alterar radicalmente el paisaje y el desarrollo de las sociedadesdel Valle de Ubaté en los siglos siguien- tes. Ya a comienzosdel perfodo republicano en el siglo xix, Ia econo- mia local de las haciendas estaba definitivamenteorientada hacia la explotaciOnde la producción lechera. Las zonasplanas no anegadaso pantanosas, se dedicaron al cultivo de pastos para el ganado, mientras Ia mayor parte de la producción agricola se relegO hacia los territorios menos fértiles de las laderas, acompañada porla cria de ovejas,como fuente de lana para el trabajo artesanal. Esta actividad llego a ser muy importante si se con- sidera que el porcentaje de ganado lanar y caprino en el valle era el más alto en todo el departamento a finales del siglo x1x48. Ello indica Ia fortaleza de esta actividad dentro de la sociedad campesina del Valie y Ia importante producción artesanal de textiles de lana para el consumo local, principalmente. Como recuerda Marco Palacios, "el porcentaje alto de ganado lanar es propio de la explotaciOntfpica de las unidades campesinasque ocupantierras de ladera semierosionada, habitat apto para este tipo de ganado; prima facie, parece que la ganaderia lanar campesina es el método más racional que tiene la

47. Cf. www.cipotato.org 48. Marco Palacios, El café enColombia..., op. cit., p. 151.

56 familia para explotar económicamentelos recursosnaturales a susdis- posición"49. La producciónartesanal, especialmentelos tejidos de lana, fue casi exciusivarnenteuna actividad en la sociedad debase campesi- na, aunque ocasionalmente unos pocos almacenes especializados de textiles con un equipo de obreros operaron en pueblosdel Valle en los años cuarenta. Por un tiempo, al final del siglo xix, el tratamiento artesanal de los cueros (curtiembres),subproducto de la cria de ganado vacuno en las haciendas, fue desarrolladopor los campesinos en el Valle de Ubaté que concentraba más de Ia mitad del nümerode pequeñas curtiembres de todo el departamento como se observa enla tabla 1. Pero a comien- zos del siglo xx esta actividad lentamente se trasladó a regiones cer- canas, en donde las fuentes de agua, necesarias para este tipo de actividad, eran más manejables. Al parecer, los procesos de deseca- ción de las lagunas y de control de los rIos en las zonas planas, limita- ron el acceso permanente de las curtiembres a las fuentes de agua necesarias para esta actividad.

Tabla 1. Principales actividades económicas de la Provincia de Ubaté en 1870

Provincia Departamento de N de Ubaté Cundinamarca (%) (en miles) Curtiembrerias 44 59.4 0.074 Ganadolanarycaprino 56.266 41.1 136.9 Molinos 35 36 0.096 Propiedades rurales 4.500 25 18 Ganadovacuno 32.138 20.2 159.1 Cerdos 7.597 14.2 53.5 Ganadocaballarymular 8.652 12.1 71.5 Propiedades urbanas 179 2.3 7.8

(Fuente: Adaptado de Palacios, El café..., op. cit., p. 151. Basado en mensaje del gobernador de Cundinamarca a Ia Asamblea Legislativa,1870 (Bogota, 1870), pp. 17-18, 85-88.Las cifras de po'blaciónbasadas en Anuario estadIstico de Colombia, 1876, Bogota, s.f., p. 119).

49. IbId.,p. 144.

57 En todo caso, Ia población de ganado vacunocreció y ya era aire- dedor de una quinta parte de toda Ia del departamento al final del siglo xix, lo que indica que Ia actividad de las haciendas empezo a concentrarse en la producción lechera en la medida en que el trata- miento de los cueros paso a un segundo lugar. En pleno perlodo de "Ia Violencia" (1950), lospatrones de uso de Ia tierra en las zonasplanas se reportaban sincambios, como lo señala Ia tabla 2, con un en el cultivo de pasto dedicado a la crIa de ganado lechero. En esos años por lo menos el 87% de Ia tierra de las haciendas estaba dedicada a ese cultivo mientras que solamente el 13% estaba destinada a Ia producciOn de alimentos. Todavia en la década de 1980 el 93% de Ia tierra de haciendas estaba dedicada al cultivo de pastosy sOlo el 7% a otros productos agricolas50. Tabla 2. Uso de las tierras planas del Valle en la década de 1950

Productos agrIcolas en ordende importancia Hectáreas % 1. Papa 2. Trigo 3. Cebada 4. MaIz5. Arveja 6. Habas 4.000 13.3 1. Pasto Kikuyo 2. Pasto Azul 3. Pasto Rye Grass 26.000 86.7 4. Pasto TrébolBlarico TOTAL 30.000 100

(Fuente: Suelos de Ubaté, 6). A pesar de ello, la actividad lechera no se constituyO en Ia base de un desarrollo capitalista agrario, entendido en términos de Ia dominancia de relaciones laborales asalariadasy de una orientaciOn empresarial cuyo objetivo serfa el incremento de la productividad y de las ganancias. Esto ocurrió a pesar del potencial para el desarrollo capitalista de una regiOn tan prOxima a la capital del pals. En cuanto a la ocupación de las tierras, Ia tabla 1 muestra igual- mente Ia importancia del mundo rural en el Valle de Ubaté. A finales del siglo xix, alII se concentraba la cuarta parte de todas las propieda- des rurales del departamento. Además, los propietarios campesinos eran el grupo más numeroso en Ia region (tabla 3) y ello se mantuvo como la tendencia en todo el siglo. Otros datos confirman que en 1951 casi el 90% de las propiedades del Valle eran de menos de 10

50. Karen Mokatey Eulalia Arteta, "Un caso de evaluación de programas de saludganadera: elestudio de las pérdidas económicas debidasala fiebre aftosa en el Valle de Ubaté," en Desarrollo y sociedad, Bogota, marzo, 1987, p. 135.

58 hectáreas (87% de eran menores de 5 hectáreas). La pequeña propiedad, igualmente, opacaba las formas precapitalistas de tenen- cia de Ia tierra (aparceria, arrendamiento tradicional y colonato), casi todas existentes dentro de los territorios de Ia hacienda5' (ver tabla 4). Ello es una consecuencia de la poca demanda de rnano de obra en los grandes asentamientos y la relativa independencia de la sociedad campesina que estableció sus propias dinámicas productivas, inde- pendiente de Ia producción de leche de la gran propiedad. 1bla 3. Distribuciónde Iapropiedad en Ia Provinciade Ubaté en 1879 Propiedadde <$200 2.8 campesinos $200 - $900 24.3 Participación porcentual pobres SUBTOTAL 27.1 (%) Propiedad de $1.000 - $1.999 10.7 delos tangosde valor . campesinos $2,000 - $4999 15,1 mediosyricos SUBTOTAL 25.8 (%) $5,000 - $9,999 9,3 Gran $10,000 - $19999 18.5 propiedad $20000 -$39,999 11,8 >$40.000 7.4 SUBTOTAL 47(%) (Fuente: Adaptado de Palacios, El café..., op. cit., 143. Basado en Catastro de Cundinamarca, 1879). Tabla 4. Distribución aproximada del uso, tenencia y propiedad de la tierra en el Valle Distribución Nárnero depredios Productores 11.906 Aparceros 195 Administradores 224 Bajouna sola forma de tenencia Propias 8.393 Anendatarios 1.639 Ocupadas sin titulo 6 Otraforma 161 Bajonals de una formade tenencia 1.343 (Fuente: DE citado en Suelos de Ubaté, 7).

51. Instituto Geografico AgustIn Codazzi, citadopor CAR, "Cundinarnarca.. taba56.

59 Las relaciones laborales formales evolucionaron exciusivamente alrededor de los pocos campesinosasentados en las tierrasbajas como dependientes directos de Ia gran propiedad; los demás se relaciona- ban a través de mecanismosinformales de trabajo muy influenciados pot prácticas de corte patemalista sobre las que se profundizaráen el siguiente capitulo. El escaso contacto de loshacendados con los gru- pos campesinos no generó una intervención fuerte enlos procesosde politización de estos grupos y solo gradualmente se creO un grupo de politicos provenientes de los sectores mediosque desarrollaronestra- tegias de cooptaciOnelectoral que dieron fuerza a la vida bipartidista en la regiOn en el perlodo al cual hacemos referencia. Además, la mayor demanda por fuerza de trabajo era en su mayo - na temporaly limitada básicamente a las actividades de Ia explota- ción lechera yen menor medida a las actividadesde cosechas anuales de producciOnagricola en las haciendas. Por el contranio, las unida- des campesinasofrecfan una actividad econOmica permanente como to indican las cifrasde la poblaciOn econOmicamenteactiva en 1951. Esto por to menos para el caso de los hombres (casi 80%), ya que muchas mujeres no se consideraban econOmicamenteactivas por su dedicaciOna actividades domésticas que no se consideraban "traba- jo" en estas encuestas. En cuanto alperfil demogrficodel Valle, se mantuvoestable en términos absolutos durante el siglo xx, tanto en ntImeroscomo en patrones de residencia.La gráfica 1 presenta inforrnaciOn sobre la pe- queña variaciOncuantitativa de Ia población en los municipios del Valle durante lasmismas décadas. Esta se mantuvo constantea pesar de las migracionestemporales para trabajar en "tierras calientes", es- pecialmente en las zonas cafeteras,durante algunosmeses del año, ya que ellas implicaban un retomo anual de los trabajadores que mante- nIan su residenciaen el Valle. El patrondemografico en el Valle con- trastacon aquellos de otras regionescercanas en donde hubomigra- ción irreversible importante sobre todo hacia las ciudades capitales de departamento52. Lo que esta estabilidad poblacional indica es Ia poca dinámica de expulsiOn y atracciOnabsolutas en el Valle, lo que refuerza a Ia vez la idea de una zona de bajo conflicto y de una dma- mica econOmicaque crecIa muy lentamente y no dependIa de mano de obra inmigrante.

52. Cf. Paul Oquist, Violencia,conflicto..., op. cit., p. 75

60 Tabla 5, Poblacióneconémicamente activa (PEA)y no-activa (PENA) en elValle de Ubaté (1951) Hombres % Mu'eres

ANAz1l:3:,Q22:l2243793:4622369.9:o9o9:3l62°o:o:643:T89so:,932T2448TOTAL

Fuente: Golombia. Contralorla General de la Repüblica. Dirección General de Censos y Departamento Administrativo Nacional de EstadIstica.Censo general de población, 1951.

Los trabajadores no arrendatarios de Las haciendas operaban con trabajo estacional especiaLmente en referencia asus actividades agrI- colas. Después de La recolección,la mayor parte de La fuerza de traba- jo, con excepción de La más pequeña permanente dedicada a Ia pro- duccion Lechera, quedaba sin empLeo, subempLeada o dependiendo de La producción de sus pequefias parceLas en las tierras aLtas.

Gráfica 1, Variaciónpobiacional en ci Vaile de Ubaté 1870-1978

Fuentes: Palacios,El café.. , p. 151, Colombia. Contraloria General de Ia Reptibli- Ca. Dirección General de Censos y Departamento Administrativo Nacional de Estadistica. Censos generales de pohlación, 1938, 1951, 1985.

61 Además, pocas de las grandes haciendas mantenIan una fuerza laboral permanente. Como consecuenciamuchos de los trabajadores estacionalesmigraban a Bogotao a otras regiones, especialmente a las zonas cafeteras del Tolima,y durante partes del año regresaban a sus parcelascuando Ia actividad estacional lo requerfa en un ciclo carac- terfsticodel mundo marginal campesino.

Tabla 6. Siembras estacionales

Epoca deLa siembra. Cultivo local Cosecha PAPA Aunque hay produccióndurante todo el aflo,las Julio-agosto, principales cosechas son: año giande (60% de Ia principalmente producción) que satisface el consumoentre julio y diciembre y mitaca (30% de la producción anual) que va al mercado entre enero y junio pero no satisface la demandaen ese periodo. MAIZ Enero-febrero Octubre- noviembre TRIGO Mayo-junio oseptiembre-octubre Noviembre- diciembre o marzo-abril Epoca ae l.a siembra.Cultivo en otras regiones Cosecha CAFE - Abril-mayo TABACO Fines septiembre-octubre Diciembre Fuente: Adaptado de Palacios, El cafe. ., p. 184 y www.cipotato.org En este contexto,el modo de producción campesinoera manteni- do a causa del sistema regional de mercados agricolas. En el Valle hubopoca interacción económicaentre lospequeños centros urbanos y las otras areas campesinas del Valle, durante la misma Los municipios en el Valle eran consumidores de productos regionales vendidos por los productores en mercados locales, pero dstos no fun- cionaron como un centro coordinado de comercio y los pequeños mercados se aseguraban escasamente de mantener el sistema agro- alimentariolocal. Los principalesproductos agricolas de estos grupos de campesinos eranen su ordenIa papa, el mafz, el trigo, la cebada y las habas. Otros productoscampesinos incluIanhortalizas enmenores cantidades, orien- tadas sobre todo al consumo directo de las unidades familiares.

53. Daniel Lozano y Patricia Jaramillo, "Racionalidad campesina...", op. cit.

62 La demanda bogotana por alimentos, dado su rápido crecimiento (Ver gráfica2) permitió Iaconsolidación de un mercado regular espe- cialmente de papa, cuyo excedente se comercializabacasi exciusiva- mente en los mercados regionalesy capitalinos. Para su yentase dedi- caba un dIa especial (jueves), diferente al del mercado local para los otros productos agricolas (viernes).La papa era casi siempre compra- da a bajo precio por cornerciantes de Bogota y generaba una fuente complementariade ingresospara las unidades campesinasque Ia pro- duclan, El caso del trigo y Ia cebada cultivados igualmente en una parte de las haciendas se diriglamayormente amercados regionalesy capitalinos sin competir directarnente con la producción campesina para ci mercado local.

Gráfica 2. Crecimiento pobiacional en Bogota 1898-1964 2000000

1500000

0 t0 1000000

500000

0 —— 1898 1912 1928 1964

Fuentes: Censo 1938, DANE, XIII Censo nacional de pob!ación; Censo nacional de población, 15 de julio de 1964; German MejIa, Los años del cambio, Historia urbana de Bogota 1820-1910,Bogota, CEJA, 1999

63 La producción de papaen Cundinamarca, Boyacá, Nariño An- era cerca y tioquia del 89% de La producción nacional, Y de esta pro- ducción cerca del 34% del area productiva se encontraba en Cundi- namarca, donde laproduccion de papa es más intensivay se desarrolla a mayor aitura, En Cundinamarca se presentan los Indices de consu- mo más altos de todo cipals y una de sus mejores areas de producción ha sido a través de todo ci siglo xx el Valle de Ubaté, situado cerca de uno dc los mayorescentros de consurno, Como en ci resto de Cundinamarca, casi ci 90% de Los cultivado- res de papa han sido tradicionalmente pequeflos sinos agricuitorescampe- que usualmente duitivan menos de 3 hectáreas de papa con un promedjo de 10 toneladas/hectárea, a rnenudo en asocio con otros cuitivos,en Laderas donde La mecanizaciónes dificil, La papa es utili- zada a Lavez como producto de consumo domésticoy en procesos de comerciaiizacion54

a

p

El mercado local de papa. (Fuente Foto del autor y www.ubatecom) La regularidadde estos mercadosse constituyó además en un es- pacio de encuentro entre los grupos campesinosy las elites politicasy profesionales que aprovechaban estos dIas para crear ambientes de proselitismo politico y negociación directa. AiSn hoy es comOn ver que algunosabogados no residentes viajan desde Bogota a Ubaté para atender a sus dlientes. Esto sucede Los dias jueves cuando se reanen estos grupos en ios diferentes cafés dci pueblo, ya que la mayorlade ellos no poseen oficinas en Ia zona,

Cf. 54. Campo et al., 1979 citado en www.cipotato.org 64 La reiación entre Bogota como el epicentro urbano y Las areas rurales del Vaile no era, entonces, mediada por un verdadero merca- do regional. El cambio relievante en La economla local durante esos años fue ci crecirniento del tamaflo de Los rebaflosen Las hacien- das de Ubaté. Esto coincidió con las exigenciasde Ia iegisLacionagra- na de 1936 y 1944, y constituyó por lo menos parcialmente Ia res- puestalocal ante Los requerimientos estatales que exiglan derriostrar una actividad económica en Las grandespropiedades56. Esto coincidió además con eL fortalecirnientode La posicióneconómica do Lahacien- da lechera que aprovechá ci crecimiento do La demanda citadina.

Policia y comerciantes de papa en UbatCfrente a camiones transportadores, 1948. Fuente: Archivo dci autor,

55. Me refiero aquf a las famosas leyes 200 y 100 de 1936y 1944, respectiva- mente, tambiCnconocidas como leyes de reforma agraria, producidas durante los gobiernos liberales de Alfonso LOpez Pumarejo. Vet una discusiOngeneral dcl proceso legislativo en Julio César QuinteroLatorre, iQue paso con Ia tierraprome- ticla? Bogota,CINEP, 1988. 56. Cf., SalonsOn Kalmanovitz,"El RegimenAgrario durante ci sigloxix", en Manual de Histona de Colombia, tomo ii, Bogota, PROCLJLTURA, 1982, p. 315. En UhatC Ia densidad poblacional y Ia existencia de un mundoagricola innserso en Ia gran haciendaoriginada en tiempos coloniales no se compara con los nuevos latifundios que se legahzan enmuchas regiones colombianas despuCs de la legisla- cion de los treinta y cuarenta. La Onica similitud con otras regiones de cria de ganado fue Ia Importancia de csta actividad para definir la economia regional. Esta diferenciaciOnregional se explica por ci crecimiento de La demanda en las ciudades a partir de los años veinte cuando se acelera ci crecimiento urbano.

65 A pesar de suimportancia local, la producción lechera se mantu- voen niveles tecnológicos muybajos57. Solamenteen 1975 elgobiemo de Colombia impuso unprograma de nutriciónen el cual se obligaba a losproductores comerciales de leche a pasteurizarsu producto. ACm en esa la Cmnica empresa organizadapara establecer el proceso a escala industrial era el grupo NEsTLE de capital suizo, a través de Cicoic, Ia más grande de sussubsidiarias en Colombia.La compañIa se estableció en Colombiaalrededor de 1945y en los años sesenta sus principalesinstalaciones productivas estabansituadas enlos valles de Ubatéy Chiquinquira, donde el sistema extensivo de explotación le- chera facilitaba la recoleccióny procesamiento de leche. En esa ca Cicolac compraba cerca del 6% de toda Ia leche producida en Ia Sabana de Bogota pero rápidamente cerró sus instalaciones cuando, en los años setenta, se enfrentó a demandas sindicalesque hicieron poco atractiva la explotacion de Ia leche en esa zona58. Tan tarde como en las décadas de los treintay cuarentano hubo indicaciones (en contraste con otras regionesen Colombia), de que el Valle hubiera respondido a las exigencias del desarrollo capitalista quese imponiaenmuchas partes del territoriocolombiano. Con excep- ción de un enla producción extensiva lechera como respuesta a la demanda delos mercadosurbanos, elementostales como el traba- jo asalariado,Ia mecanizacióny Ia orientación hacia la maximización de Ia ganancia tuvieron poca presencia en la economIalocal. El mercado para los productos lácteos era controlado por agentes comercialesde la ciudad capital. Por lo tanto operaba práctica- mente independiente de la economla local. La leche, el principalpro- ducto, era recogida directamente en las haciendas por transportado- res de Ia ciudad, sin tener una mediación en centros de acopio locales. Los pocos centros de distribución de leche en los pueblos del Valle funcionaban como extension de Ia actividad productiva de la hacien- da y no alcanzaron a constituir un grupo de comerciantes indepen- diente o por lo menos suficientemente autOnomo.PodrIa hablarse de una actividad capitalista citadina en los niveles de Ia distribuciOn, Ia

57. Nuevas generaciones de terratenientes se quejan, aün hoy, de los bajos niveles de productividad, innovación tecnológica y laboral que caracterizaron a las generaciones de sus padres y abuelos. Eritrevistacon Clara Márquez Urdaneta, Ubaté, 1989. 58. LatinAmerican Newsletters, Ltd. LatinAmerica Economic Report, March 7, 1975 Section: Iaerin, 10; p. 38.

66 circulación y el consumo pero que se mantuvoen una estructura pre- capitalista en el nivel de la producción dentro del esquema desarro- liado por Ia hacienda tradicional. Tabla 7. Listade precios-tiendacomunal ARTICULO CANTIDAD PRECIO($) J Cebada (local) Paquete 0,20

MaIz "Yucatan" (local) Libra 0,38 Maiz Cuchuco (local) Libra 0,45 Huevos (local) Unidad 0,45 Sal (regional) Kilogramo 0,45 Azácar (regional) Libra 0,65 Panela (regional) Unidad 0,70 Harina de MaIz (local) Libra 0,75 Algarroba(local) Libra 0,80 Arroz Libra 1 Arveja Importada Libra 1,60 Jabón Pieza 1,70 Spaghetti (90gramos) Libra 1,80 Chocolate Libra 2,20 Manteca Libra 3 PescadoSeco Libra 4,90 Aceite Galón 23

(Fuente:La Vereda, Lenguazaque, N2 3, 1963, p. 2). El poco dinamismodel mercado local por unlado, y elmonopolio extemosobre la comercializaciónde los productos agricolas del Valle en otros mercados se expresaron en Ia estructurade precios para el consumo local durante la década de los treinta y cuarenta. Un mdi- cador de precios en mercados locales, a finales de los años cincuenta para productos del Valle (muy baratos) y para los traIdos de otras re- giones (muy caros), lo presenta Ia tabla 7. Como un indicador del costo de vida a comienzosde los años cincuenta, que facilitela lectu- ra de estos datos, un empleadopüblico regular podia recibirun salario

67 comprendidoentre $50y $200 pesospor mes, Un agente de policIa en 1948podia recibir$20 mensualesde sueldo59. Aparte del en La producción agrIcola, algunos pequeños campesinosdesde los aflos veinte, cornenzarona procesar productos lácteos pero no fueron una competencia importante para las hacien- das debido, sobre todo, a sus dificultadespara mantenerun n(lmero importante de reses en sus tierras empobrecidas,para acceder a cana- les independientes de comercialización y estahiecer técnicas adecua- das de preservación,Las pequenas propiedades generaban menos del 4% de La producción local de leche, Ia actividad económica más di- námica en La región°.

RecolecciOn de leche en Ia madrugada eli carro tirado por caballo, frente a hacienda. Ubaté. Fuente: Foto del autor,

Aunque La mayoriade los pueblosse relacionabande ma- nera alguna con ci procesamiento de lácteos, predominaha en La region una amplia gama de actividadeseconOmicas, mayormente de origencam- pesino como se resume en La tabla 8.

59. Arnadeo Rodriguez Zapata, Bosquejo histórico-policial de Colombia, Bo- gotb, Policia Nacional, 1972,p. 236. 60, Cf. Daniel Lozano y Patricia Jaramillo, "Racionalidadcampesina.. ', op. cit., p. 100.

68 litbia 8. Actividades económicas en el Valle de Ubaté. Anos 50 Municipios Base Econóinica Carmen deCarupa Agricultura,mineria, predominio economIa canipesina Cucunubá Minerla,artesanIa, agncultura, predominio economfa campesina Fáquene Agncultura, Iácteos,economIa campesina y haciendalechera Guachetá Mineria,economIa campesina y haciendalechera Susa Agricultura,Iácteos, economIa campesinay haciendalechera Lenguazaque Minerla, artesanIa, predominiode economlacampesina Tausa Agncultura, lácteos, predominio economua campesina Simijaca Agricultura,lácteos, economIa campesinay haciendalechera Agricultura,Iácteos, mineria, predominio economla campesina Ubaté Agncultura, Iácteos, economlacampesina y haciendalechera Fuente:Suelos de Ubate-Chiquinquirá....complementado con InstitutoGeografico AgustIn Codazzi, IGAc, Citado en Plan de Desarrollo de Cundinamarca.Panorama Socioeconóniico del Valle de Llbaté, CAR, Bogota, 1979. Igualmentenotoria es lalenta apariciónde grupos decomerciantes locales que se empoderaron a través del siglo xx al desarrollaren los añoscuarenta sus actividadesen renglones diferentes a losdel comercio de leche y centradosen las dinárnicas de consumo que desarrollaron los pequeños centros urbanos locales.Sólo décadas más adelante, cuando se tecnificóla producción lechera aparecieronalmacenes que ofreclan insumos para la explotación agricola tradicional y en menor medida para lashaciendas lecheras, que a menudo traIanlos suyos desde Bogota. Mientras tanto, el establecimientode pequeños negocios de yenta de alimentos,de ropa y talleresbásicos, dieron Iapauta para que se conso- lidara un grupo de pequeños comerciantesque ocasionalmenteacce - dió a Ia compra de tierras y diversificó un poco más la sociedad local. Tabla 9. Establecimientos comerciales. Ubaté 1945 PanaderIas 43 Misceléneas 17 Carpinterias 11 Sastreri'as 9 Zapaterias 8 Lecherias 5 BarberIas 4 Textileras 3 Molinos 2 TalabarterIas 2

Fuente: ACM U, Registro de impuestos del circuito nacional, Cundinamarca, mayo 15, 1945.

69 Aparte de Las haciendas, de las zonas campesinas y del mundo comercial urbano, existlan areas de menor importancia donde resi- dIan pequeños minerosdel carbOn, artesanos y pequeños fabricantes de ladrillos, Aunque La mayor parte de las veces estas actividadesse articuLaban a Iasociedad campesina,como estrategia de sobrevivencia, como "estrategias del hogar"61, en aLgunas ocasiones constituyeron gruposrelativamente independientes aunque igualmente aisladosde la sociedad mayor que los contenIa62.

Trahajador minero "que ya no aguanta en su parcela y en su soledad". Fucnte Foto de Adalberto Machado.

LamayorIa de Los mineroseran parte de los pocos ypobres migrantes de otros departamentos, quienes Lograronrnuy poca integración en La sociedadlocal estableciéndosesobre todo enLa subregion de Cucunubá

61. El término es utilizadoen ci sentido que Ic da RigobertoRivera, "Campe- sinado: ci enfoque de las estrategias del hogar", en Estudios rurales latinoamerica- nos, vol. 12, N°3, pp 327-362. 62. For ejemplo, en Guaiu, vereda Sucunchoque, Ubaté, hubo una peque- ña fábrica de ladrillo, También se vendIan piedras, arcilla, etc. Los dueflos de esta ladrillera se quejaban de las dificultades para transportar sus productos a los mer- cados locales, AcMU, Memorial enviado at Concejo por veinte farnilias de Ia vereda, 1949.

70 y manteniéndose relativamente aislados del mundo campesino63. Es. tos migrantes, casi siempre sin tierra, trabajaban como mineros de socavóny eran referidoscomo "forasteros"por los campesinos del Va- lie. Como migrantes pobres, especialmente provenientesdel departa- mento de Boyacá, quizás como posibiescompetidores por los escasos recursosdel mundo campesino, aquellosfueron a veces estereotipados como ladrones o, por lo menos, como elementos sociales no deseables en la normalidad de la "sana Ubaté". Finalmente, Ubaté fue un sitio de paso para los comerciantesde esmeraldasy para los comerciantes agricolas de regionesvecinas pero el comercio interregional tuvo poco impactoen Ia sociedad local. El intercambio directo con otros productores tales como los de "tierra caliente" fue muy limitado debido a las difi'ciles condiciones de los caminos que conectaban con esas regiones64.El comercio capitalista se desarrolló de manera importanteen regiones vecinas mientras el Vaile de Ubaté permaneció como un simple canal de comunicación en el camino hacia Ia ciudad capital.

CONCLUSIONES

La historia del Valle de Ubaté fue moldeada por su situacióncomo unimportante centro de la cultura Muisca,y más tarde,por su proxi- midad a Ia capital de la Colombia republicana, Bogota. Estas circuns- tancias iniciaron unproceso de apropiación territorialpor parte de los españoles, sus descendientes, y finalmente, en el siglo xx por algunos grupos mediosquienes lograron explotar las limitadaspero importan- tes oportunidades del mercado de tierras asi como las ofrecidaspor el lento desarrollourbano. Se establecióentonces, para la primeramitad del siglo xx, un territorio de hacienda lechera que remodeló y trans-

63. Sobre las condiciones de vida de estos mineros vetAdalberto Machado, "El campesinado ininero del Valle de Ubaté", tesis de MaestrIa en Desarrollo Rural, Bogota, Pontificia Universidad Javeriana, 1992. 64. El sistema regional de caminos era deficiente en el perIodo. En 1940 el Concejo solicitabaalgobernador "intensificarlos trabajos para adehntar el camirio entre Ubaré y Carupa para conectar 20.000 hectáreas especialinente ricas en madera con Boyacá... Ubatées Ia 6nica capitalde provincia sin conexión con las tierras calientes y en consecuencia el costo de vida allI es muy alto ACMU, Libro de acras, 1940, p. 36.

71 formá el viejo mundo indIgena en uno mestizo. Esta gran propiedad controlada por terratenientes atraldos cada vez más por su creciente inserción en la vida politica y social de Bogota, coexistió con una sociedad campesina relativamente autónoma que habitaba en las montañas del Valle y con una serie de nücleos urbanos que crearon oportunidades para el surgimiento de grupos que asumirán cada vez másel control politico de la zona enel siglo xx. Este sistema evolucio' nó en el contexto de una economfaregional muy homogénea que se moldeó al ritmo de las demandas del centro urbano de Bogota. La proximidada esta ciudad condujo hacia un peculiar desarrolloy dife- renciación de los grupos sociales en el Valle. La intervención del Es- tado central en el desarrollode Ia economIalocal fue muy baja y por ello, como se explica en los siguientescapftulos, Ia polItica local tuvo nivelesde autonomfa relativosque se manifestaron en perfodos crIti- cos como el de la Violencia

72 CAPIThLO II

EL PODER LOCAL EN EL SIGLO XX

La ecologla y Ia estructura socioeconómicadel Valle durante Ia primera parte del siglo xx determinaron Ia coexistenciade tres grupos sociales definidos con caracteristicasdemográuicas estables yen nüme- ros relativamentepequeflos. El primero, uncampesinado pobrerelativa- mente autónomo y autosuficiente que habitaba las laderas del Valle. El segundo, un grupo dehacendados tradicionales propietarios degran- des extensiones de tierra dedicadas mayormente a la crIa extensiva de ganado lechero, que viviaen las partes planas del valle y era gene- ralmente ausentista o centrado enIa vida urbana bogotana. Un tercer grupo constituido mayormentepor comerciantesy profesionales urba- nos acompañadosde nuevos finqueros,aprovecho las oportunidades de los centros urbanos localesy del mercado de tierras que generó el cada vez mayor ausentismode los terratenientes tradicionales.Estos nuevosgrupos constituyeronla elite polItica local y desarrollaron nuevos mecanismosde relación politica especialmente con el campesinado de las partes altas del Valle, a! transformar de manera importante, aunque no absolutamente exitosa, Ia politizaciónen esta zona rural. Aunque el Valle de Ubaté no fue una isla inica frente ala multipli- cidad de experiencias de desarrollo que experimentaron las regiones airededor de Bogota, la evolución de su cultura polIticafue diferente en muchos aspectos de sus regiones vecinas. Estas particularidades regionales parecen ser Ia dave para entender mejor las diferentes modalidades de respuesta de los habitantes del Valle frente a las cir- cunstancias del perlodo de "Ia Violencia",objeto central de este es- tudio. Este capItulo discute aspectos de la estructura de poder local en el Valle de Ubaté,después de Ia década de 1920. Como afirma Ingrid Bolivar, "el desarrollode "La Violencia" de los 50, sus modalidades,sus lógicas y actores, están relacionadoscon el tipo de presencia del Estado y de su tipo o grado de articulación con los poderesde las localidades y Las regiones"1 . La especificidadregional nos Ileva a profundizaraqul

1. Ingrid Joharina BolIvar, V'zolencia polItica yformacion del E.tado, Bogota, CINEP /CESO /l.niande, 2003, p. 10.

73 en dos aspectos centrales de Ia micro -politica en el Valle de Ubaté en el preludio de "Ia Violencia": la convivencia cotidiana de los dos par- tidos a nivelde las elitesy Ia vinculaciónde las relaciones patemalistas en ci moideamiento de Ia cultura bipartidista del Valle. Los partidos aparecen aquI como redes de poder que articulan y potencian las nuevas forrnas de jerarquizaciónsocial que se van estableciendoen Ia historia local, más que el referente exciusivo para entender el corn- portamiento de Ia sociedad local en el perIodoescogido.

A. FINQUEROS, COMERCIANTES Y PROFESIONALES

A comienzosdel siglo xx, unas pocas familias tradicionalescon- trolaban Ia gran propiedad en el Valle. El origen de esta propiedad puede situarse, mayormente, enla transformaciónde Ia encomienda colonial en hacienda, constituyendo un rniicleo tradicional de gran- des propietariosen el Valle cuyas familias permanecieron allI durante varios siglos. Excepcionalmente,algunos pocos miembrosde los victo - riosos ejercitoscriollos de las Guerras de Independencia se convirtie- ron en propietariosde extensiones importanres de tierra en la segun- da mitad del siglo xix, gracias a! mecanismo de acceso a Ia tierra a carnbio de servicios militares2. El caso más conocido de los militares mencionadosocurrió en ci municipiode , donde las mejores tierras liberadas porIa eliminaciónde los resguardosremanentes fueron adjudicadasa cinco generales de la Independencia. El nis famoso de fue ci general Vélez, cuyos descendientes permanecIan en Ia region entra- da Ia segunda mitad del siglo xx, entre ellos Aiberto Vélez Calvo y su hija Maria ElviraVélez de EscallOn. Sin embargo, Ia evidencia disponibleindica que estos casos fue- ron relativamente pocos en Ia region debido a Ia poca tierra disponi-

2. TodavIa en Ia Ley 65 de 1937, artIculo 6, 'e establecIa que "todo ciuda- dano que se encuentre inscrito en el Escalafón de Antiguos Militares, tendrá derecho a que se Ic adjudiquen pot ese solo hecho, cien hectOreas de terrenos ba!dios riacioriales, o en rerrenos de propiedad particular, que para ci caso adquie- ra ci Gobierno... para militares que no hubieran rccibido remuneraciOn",en M- nuel E. Carvajalino y Lui" Eduardo Martinez, Códio de baldIos y réginzen de tiertr, Bogot, Ministerio dela LconomIaNaciorial, 193, r 73.

74 ble para una eventual redistribución3. Ciertamente, antiguos terrate- nientes no podIan ser fácilmente expropiados,especialmente porque eran consideradosimportantes vecinosdel ahora centrorepublicano, Bogota, y debido a su simpatfa y apoyo al procesode Ia Independencia poiltica. Ya en 1810, cuando seconstituyó Ia Junta Suprema de Go- bierno y se integró el primer ColegioElectoral, quienes representaron a los pueblosy parroquias no eran oriundos de las localidadescomo Ubaté, sino de Santafé. Este ejemplo de uno de los efectos discri- minadores del regimen jurIdico de Ia "vecindad" a Santafé, permite entenderademás cómo otrosgrupos hacendadosmedios residentesen el Valle de Iibaté se diferenciabanclaramente de los sectores terrate- nientes residentes en Santafé e incluso crearon alguna animadver- siónhacia los mismos. Dada su cercanfa a Bogota, muchos de los hacendados de esa se vieron atraidos por el auge bogotano, se involucraron en actividadesde poiftica a nivel nacional y fueron cada vezmas capaces de explotar las oportunidades ofrecidaspor Ia expansion de Ia buro- cracia estatal4. Varios casos notables del de los dueños de las haciendas más grandes durante el siglo xx puedenmencionarse aquI: el citado Alberto Vélez Calvo de Carupa hizo su carrera polIticaen el nivel central del Congreso Nacional y fue el presidente de Ia cámara de representantes en 1928; Mario Laserna PinzOn hacendado de Ubaté, consolidO su prestigiocomo intelectual y politico conservador

3. Durante La Guerra de independencia se atribuye a Simon BolIvar ci haber repartido algunas tierrasen elValle. Se dice que lo que cubrIa Ia Laguna de Fiquene y sus alrededores Ic fueron otorgados por concesiOn de BoiIvara Joaquin Paris. Estedato asumido por los habitantes de Ia region como parte de su memoria colectiva rio ha permitido corifrontaciOndocumental. La obra de JoaquIn Paris Roche, Llnafamiliade próceres: Los ParIs (es), Bogota, EditorialImprenta de J. CasIs, 1919; y ci deJoséMaria Restrepo Sáenz, Goberriadores y proceres de Neiva, Biblio- teca de FlistoriaNacional, vol.Lxiii, Bogota, EditorialABC, 1961, no mencionan Ia permanencia de Parisen Ia region. De hecho,su faliecimiento ocurriOen Honda, ciudad en Ia que viviO sus Iiltimos años. Aunque ci nombre nocorresponidiera, los habitantes del Vaile insisteri en ese tipo de ororganhientos,inventados o no, de tierras erie!siglo Xix. 4. Para un interesarire anOlisis dclpapel de Ia hurocracia estatalerie! desa- rrollo del Estado colombiano en ci siglo xix, véase Ia posiciOn dependentista de Charles Bergquist, Coffee and Conflict. Durham, Duke University Press, NC., 1979. Para un anOlisis de Ia relaciOn entre ci poder de Ia hacienda y ci Estado re-ic ionial véase Fernando Guillén Martinez, El poder politico en Colombia, Bogota, EditorialPunta de Lanza, 1q79.

75 en Bogota y en el exterior y hacia el final del siglo xx se desempeñó como senador de la Repüblica; Arturo Herrera Vinagre hacendado de Suaga, Ubaté, fue consul en Southampton, GranBretaña, en 1911; Pedro Gómez Barrero hacendado de Cucunubá, "el hombre mas des- tacado que ha tenido Cucunubá en sus 400 aflos"5,uno de los urbani- zadoresy filántroposmás importantes del palse importante politico y diplomatico,realizO toda su carrera ptiblica por fuera de la regiOn. Los ejemplos se multiplican y definen una tipologlade los hacen- dados más grandes de la regiOn que aprovecharon hábilmente su cer- canla con Bogota,para proyectarsecomo elitesnacionales en diferen- tes ámbitos profesionalesy politicos, sin dar mayor importancia al ejerciciolocal de Ia poiltica bipartidista. A diferencia de los politicos locales, aquellos no utilizaron canales de ascenso jerárquico a través de las redes bipartidistas,accediendo directamente a las oportunida- des, a partir de la riqueza y prestigio, que sus haciendas vecinas a Bogotaotorgaban. Era comün que estos hacendados accedierana una educación profesional en prestigiosas universidades anglofonas del exterior o que, porlo menos, vivieran durante algunas temporadasen EstadosUnidos y en Inglaterra, principalmente. Ello adicionalmente les daba acceso a cargos diplomáticos,al conocimiento de mercados internacionales y, en general, a una vida "aristOcrata" que en buena parte del siglo xx en ColombiagarantizO el acceso directo al ejercicio del poder centralconstituido por distintos mundos de experiencia, y distintos órdenespoliticos. Este grupo de hacendados ausentistas explotaban sus propiedades de manera ineficiente SI S comparan con los agricultorescomerciales de otras regiones quienes empezaban a prosperarincluso en mercados internacionales6. Asi, estos individuos y sus familias comenzaron a

5. Luis Castillo,Cucunubá..., op. cit., p. 202. 6. EnIa segurida mitadel sigloXIX y comienzos del xx las haciendas cafete- ras de Cundinatnarca fueron el sitio de las rebeliones campesinas y proletarias, generadas potlas presiones de Ia agricultura orieritada a Ia exportación y estimu- lada pot la migración de fuerza laboral de las zonas cundiboyacenses.Ubaté tam- bién sediferenció deotras regiones cercariasque Se especializaronen Ia minerlade esmeraldasyen Ia produccióii agricolacomercial. Véase, Marco Palacios, El café en Colombia, 1850-1970. Una historia económica, social y polIuca. Bogota, Presen- cia, 1979; Michael Jimeriez, "The Limits of Export ; "Mujeres Incautas ; y "Triveling Far . Parauna excelente sIritesis de córno [a ecoriomIa colombiana en el siglo xix fue fuerternente afectada por las variaciones en precios cuando fracasó su zitegración al modeloexportador veaseJosé Antonio Ocampo, "Las exportaclo- nes colombianasend siglo cC, en Desarrollo y sociedad, 3ulio 4, 1980, pp. 165-226.

76 depender cada vez más de suprestigio social tradicional,de los ingre- sos estatalesal nivel nacional y de las actividades comerciales en Bogot y menos del rendimiento económico de sus tierras o de potenciales redesclientelistas locales para definirse como prósperoshabitantes de Ia ciudad capital. Ello les Ilevó a descuidar Ia administración de sus haciendas, o por lo menos a delegar su reproducción en los grupos mediosque, bajo esta delegacion, lentamente aprovecharonlas modes- tas pero efectivas oportunidades para acumular tierra y animales a través de mecanismosde parcelacionesocasionales, de pago de favores en especie y accediendo lentamente al ejercicio de la polItica local. Los hacendados ausentistas no se involucraban casi nada en Ia politica local. La familia Laserna,por ejemplo, una de las más podero- sas de las conservadoras ausentistas, ni siquiera ejercIa su capacidad de influencia, lo que sorprendIa a los demás habitantes del Valle: "todos sus obreros botados. Votaban Liberal. Ni siquiera les decIan: 'Ustedes deben votar conservador'. Esa gente nunca sugirió ni obligo a votar"7. Los hacendados "no productivos" incluIan, además, un grupo de bogotanos pudientes, quienes compraron en el Valle haciendas corn- pletas con propósitosrecreacionales y quienes operaban con Ia misma IOgica ausentista que Ia mayorIa de los grandespropietanos herederos de Ia Colonia y Ia Independencia8. Los apellidos de las farnilias hacendadas más antiguas eran los Venegas, los Cabrera, los Quintana, los Barreto, entre otros. Hacia 1940 ya casi no habla residentes descendientes de las primeras fami- has. Por ejemplo la hacienda Tausavita, casa matriz y una de las más viejas e importantes del Valle, propiedad de Ia familia Venegas des- cendiente de los prirneros encomenderos, fue vendida a miembrosde las familias Leyva (quienes igualmente dejarlan el Valle más tarde), Carrisoza (bogotanosausentistas), y Garzón (inmigrantesde Boyac). Estas farnilias ejemplificabandiferentes tipos de nuevos "grandes" pro- pietarios y cada una se articuló de manera diferente a la sociedad local.

7. Entrevista a ElisaMarquez 0., Ubaté, junio, 1990 8. Dada Ia cercanla del Valle de Ubaté con Bogota (Ubaté está en los anillos segundo y tercero de Ia capital en el mapa de ordenamiento territorial) los precios de Ia tierra eran altos y Ia oferta de Ia misma escasadurante todo eF siglo XX.

77 Hacendados en los anos cincuenta. (Fuente: La ilustre y generosa VilLa de libaté, 400 Años) Como consecuencia de este proceso,y como sucedió en muchas otras regiones de hacienda en America Latina, La relación laboral entre las haciendas y ci campesinado fue frecuentemente mediada por mayordomoso administradores,Ello faciiitO elcontacto directo y cotidiano entre estosgrupos que, más adelante en el contexto de con- solidaciónde nuevas propiedades por parte de algunos de estos ma- yordomos, ofrecieronnuevas oportunidades para asociaciones poilti- cas entre estos grupos.A partirdcl grupo de propietariosresidentes se creópoco a poco ci sector dominante más representativo en La region en térrninos de La administraciOn poiItica, por lo menos durante eL sigLo xx. Se constituyeron como una ciase media autónoma en La re- gión cuya tradición se hereda hasta ci siglo xx. EL acceso a las universidades nacionales, especialmente las de Bogota,dio iguaLmente impuLso a LaprofesionalizaciOn de estosgrupos en ascenso que, principalmente, en eL ejerciciode Ia abogacIa encon- traron nuevas herramientas para ci ejercicio de lo pObLico en Ia re- gión. En un cruce entre La informaciOn que se ha Logrado reconstruir acerca de La gran propiedad en La de los profesionales más activos en poiltica, Los comerciantes y Los LIderes politicos, La cuai se incluye en eL Anexo I del libro, resulta Otil apreciar La evidencia de esta estructurade poder. La oferta coyuntural de tierra que dio lugar a La aparición de un grupo de hacendados medianos,o Linqueros,no respondióa presiones

78 externas o mecanismosde expropiacidn, sino más bien a Ia evolución de las relacionesentre los terratenientes tradicionalesy Ia capital. El de estos nuevos hacendados parece residir no solo enIa eficiencia con que aprovecharon la lenta apertura del mercado de tierras sino también ensu capacidad econOmica basada en lasoportunidades crea- das en Ia demanda citadina por productos lcteos. Esto les asegurO el control de la economia local9. Otras tierras disponiblesy lentamente parceladas corresponden a aquellas que fueron liberadaspor la dese- caciOn de las lagunas a partir de las primeras décadas del siglo xx. A diferencia de otras regiones de hacienda estudiadas por Marco Palaciospara el caso cafetero en Cundinamarca, en donde más que el latifundista tradicional es el comerciante urbano el que se convierte en hacendado, movido principalmente por la aspiraciOn de exportar directamente el cafe'0, en el caso de Ubaté, es el grupo local en as- censo el que aprovecha Ia industria de ganado lechero, fuertemente impulsada por el ascenso de Ia demanda bogotana, el que reemplaza al descuidadogrupo de hacendados ausentistas e incluso consolida el sector comerciante local". Asi, el espacio local no es un espacio autocontenido y Ia vida politica local está cruzada y constituida por los movimientos de distintas redes sociales de poder. Vale Ia pena citar hacendados y comerciantes de este grupo tales como Sixto MarquezGarzOn, Juan de Ia Cruz GarzOn, Marco Aurelio Niño Murcia quienes en menos de una generaciOn construyeron im- portantes fortunas basadasen la compra y agregaciónde parcelasyen ingresosprovenientes del comercio de ganado bovino y caballar prin- cipalmente, asi como dela hábil aunque poco tecnificadaexplotación lechera de sus crecientes hatos. Como parte de Ia articulaciOnde estosnuevos grupos con el cam- pesinado tradicional, es interesante detectarcómo sus miembros in- sistian en presentarse ante sus trabajadores, y más tarde sus clientes politicos, como personas de origen campesinoo por lo menos no aris-

9. Para un iriteresante análisis del efecto del ausentismo en un mundo agrario véase Anton Blok, The Mafia of a Sicilian Village, 18601960. A Study of ViolentPeasant Entrepreneurs, New York, Harper Torchbooks, 1974. 10. Marco Palacios, El café en Colombia...,op. cit., p. 189. 11. Historias de fainiliastomadas de entrevistas con diferentes terratenien- tesde Ia region, especialmente SixtoMarquez GarzOn, Emmade Garzóny Guiller- mo Barreto, Uhaté, 1989y 1990. 12. Orlando Fals Borda, El hombre y La tierra en Boyacá, Bogota, Editorial Arirares, 1957.

79 tocrático. Como lo ha sugerido Orlando Fals Borda, para el caso de Boyacá, Ia fortaleza de este tipo de imaginariosradica en Ia antigue- dad de las familias en las veredas y en las nuevas haciendas'2. Ese lenguaje de identificación con el campesinado pobre parece ser el origen del manejo del lenguaje popular que permitio a los "nuevos" hacendados manipular el discurso social presentándose simultánea- mente como distintos a los aristdcratas herederos de la Colonia, pero superiores, en todo caso, a los campesinosde las laderas. Como algu- nosde estos nuevos señores decIan, "Loscampesinos son como noso- tros. Somos de Ia misma clase. Somos parientes de los perros"3. Con el tiempo el ejercicio patemalista de los politicoslocales he- redado de las relaciones rurales tradicionales, tendiO a convertirseen clientelismo'4 enla medida enque el procesorepublicano avanzó y el Estado estuvo en capacidad de disponer de recursosque se canaliza- ban a través de las redes regionalesque se consolidaron después de Ia Independencia. Los sistemas de dominación de corte paternalista y directo tendierona transformarse, en la mayor parte de las regiones colombianas,en fenómenosde clientelismoen los cuales Ia referencia al Estado se tornaba central. Esto sucedfaal tierapo que dicho Estado fue capaz de controlar sus ingresos e invertirlos a través de redes re- gionalesexistentes desde mucho tiempo atrás. El poder politico y eco - nómico de las regionesdependió cada vez más de manera importante de tales ingresos estatales. Esta alternativa se volvió progresivamente importante debido a Ia superposicióndel esquema sobre Ia anterior

13. La insistencia en referirse a símismos como campesinos fue recurrente en conversaciones con miembros del grupo de "riuevos" terratenientes quienes aplican ci término a cualquier habitante tradicional del campo independiente- mente de su ubicación frente a Laestructura socio-económica local. 14. La aparición delclientelismo expresa un carnbio importante en las rela- ciones entre las regiones y ci Estado nacional. Unindicio de la nacionalizacióride Lavida polItica, básicamente consiste enIa utilizaciónde recursos del Estadoapro- piados por individuosque los utilizan como contraprestación at apoyo electoral que ofrecen los pobladores de las regiones. A diferencia de los recursos del poder terratertiente que se oftecenen contraprestación a Ia extracción de recursos loca- les de los campesinos, ci clientelismo puede no solo fortalecer dichas relaciories como enel caso de Ubaté, sinoatraer nuevos Ilderespoliticos provenientes de otras regiones quienes de alguria manera acceden a Los recursos estatales. Para un anlisis regional deldepartamento deSantander véase el trabajo deAndrés Dávila y Francisco Leal, Clientelisrno, Bogota, Tercer Mundo / LTniversdad Naciorial de Colombia, 1991.

80 situación de intercambios y favoresmutuos entre patrones y campesi- nos, convertidos ahora en sus clientes'5. Al desaparecer el resguardocomo una entidadimportante de re- producción social en el siglo XIX, los descendientes de los desa- culturados indfgenas,ahora transformadosen gruposfamiliares redu- cidos a pequeñas propiedades producto de Ia descomposiciónde Ia tierra comunal, heredaron los mecanismos de relación paternalista con los grandespropietarios en la Colonia; pero esta vezconsolidados en un sistema de interacciones y exigencias individuales que ya no alternaba con la presenciade un Estado protector monárquico a tra- yes del cual se ejercieran presiones y se hicieran exigenciasa los pa- trones. Ahora, se establecla un juego de reciprocidades dentro del cual se desarrollarian nuevas demandas por parte de los campesinos mestizosy se basó en Ia invención de una nueva tradición'6,la del "buen patron". La ideologlade estenuevo sistema descansO en la idea de la ayuda mutua voluntaria y ciertamente sujeta a negociaciOnt7. Este proceso fue evidente desde comienzosde la era republicana, y especialmente después de 1920,,cuando la nueva elite recreó el renovado sistemade reciprocidad. Este se basó en un nuevo ideal, el cual se identificaba con los presuntos orfgenes campesinos de este grupo que se presentaba involucrado en un sistema voluntario y mu- tuo de intercambio con la comunidad campesina. Ello sucedla, ya no airededor de pautas paternalistas, sino más bien en funciOn de un clientelismo que ofrecla Ia mediaciOn entre los recursos materiales del Estado y Ia legitimaciOn poiltica local. Recordemoscómo Daniel Pécaut explica este proceso en funciOndel crecimiento del Estado y sobre todo cOmo se "politizan" y nacionalizan distintos espaciosde Ia vida social'8. Enlos años veinte, como lo recuerda Fernán Gonzalez,

15. Daniel Lozano y Stella Jaramillo, "Racionalidad Campesina...", op. cit., p.82. 16. Sobre el tema de Ia invención de Ia tradiciónvéase el trabajo de Eric HobshHwln, "Introduction: Inventing Traditions"en E. Hobsbawmand T Ranger, The Imention ofTradition. Cambridge, Cambridge UniversityPress, 1984, pp. 1-15. 17. Cf. Louise D. Lerinihan, "Custom and Wage Conflict: Problems of Periodizationand Chronology in NorthernNigerian Labor History"en Jay O'Brien y WilliamRoseberry (ed), GoldenAges, Dark Ages. Imagining the Past in Anthropo1ogv and Htctory. Berkeley, UniversityofCalifornia Press, 1991, p. 122. 16. Daniel Pécaut, Ordeny violencia: Colombia 1930-1954, Bogot, CEREC! SigloXXI, 1987.

81 esto favoreció at gobierno conservador de entonces al permitirle fortalecer las cadenas del patronazgo del Estado central y superar par- cialmente el extrerno dualismo de poderes, que habia sido senalado en el siglo xixpor José Maria Sampercomo Iacoexistencia de dos esferasde gobierno:el nacional y el gamonalicio.Sin embargo, Iapobreza genera- lizadade los municipioshacIa que el aumento de los ingresos del Estado central siguieran siendo insuficientes para satisfacer todas las necesi- dades, lo que hacia que se concentraran en las regiones politicos leales al gobierno en un reparto de favores que imposibilitaba un manejo racional y planificado de los recursos, como se hizo evidente en los planes de obras pühlicas. For otra parte, esta nueva situación modificó el sentido de la actividad polItica local, al convertir a los gamonales locales en intermediarios de los intereses locales y regionales frente at gobierno central, y permitir Ia construcción de "maquinariaselectora- les", que articulaban a los congresistas con el gobierno central y las administraciones departamentales y municipales19. En Ubaté, lo nacional, o ann Lo partidistaaparecen como ingredien- tes de una cultura politica en Ia que los intereses y las redes locales fueron los actores principales.Más que Ia replica del discursopolitico nacional, en el cual Ia emergencia de La cuestión social y del pueblo como sujeto politico llevarán a que ciertos grupos busquen su respal- do electoral en sectores populares, en Ubaté eldesarrollo de Ia socie- dad local, en sus componentes económicos y sociales, es el que va a configurar Ia nuevarelación entre politicoslocales y campesinoselec- tores. Antesello no era necesario,(itilo siquiera deseable,y a(in cuan- do se desarrolla Ia nuevarelación, se subsume a los mecanismos más tradjcionalesde las relaciones de subordinación establecidastra- dicionalmente enel Valle de Ubatéentre sus diferentesgrupos socia- les. Como afirma Pécaut, "que haya habido una proliferaciónde con- flictos sociales en "Ia Violencia" es un hechoque no se pone en duda. Pero encambio, es especialmentediscutible que los conflictospuedan ser consideradoscomo expresionesdiversas de un conflicto centraly, más ann, que puedanligarse a una misma función latente"20. En las primeras décadas del siglo xx, el desarrollo de algunas instituciones del Estado nacional en Ia region dio poco a poco acce-

19. Fernin Gonzalez, "Un Estado en construcción. Una mirada de largo plazosobre la crisis colombiana". http://www.ntci.cinep.org.co/aa/img_up1oad/13e08f09d1591809155e 45a9932c5991/estado.doc 20. Pécaut, Orclen y vioLencia..., op. cit., p. 494.

82 so a los recursos del Estado departamentaly central. El acceso a dichos recursos fue hábilmente aprovechado por los grupos medios en el Valle de Ubaté con el fin de consolidar su nueva posición social como parte de La elite poiltica local. Ello a pesar de que el tamafiode dichos recursos era pequeflo. Por ejemplo, en el pueblo de Ubaté, en 1946 y 1947, Ia burocracia estatal fue muy pequeñay su niimero no varió de año en año. El nütnero total de puestos de trabajo oficiales fue de 4521• También se accedIa a becas escolares, dentro y fuera de Ia region, a obras püblicas y a apoyos legales en procesos de mediación ante Ia justiciay aun entre conflictos infor- males entre los habitantes de Ia region. AquI incluimos el tema de los créditos agrarios asignados desde fuera y controlados localmente que, en todo caso, fortalecieron los siempre débiles lazos de reciprocidad con los electores campesinos a través de ejerciciosclientelistas (ver tabla 10). En el caso de los cré- ditos era muy importante Ia cercanIa con las elites, que no solo inter- venIan en agilizar la adjudicación de recursos, sino que necesaria- mente empezaron a servir como garantes financierosde los deudores máspobres.

Tabla 10. Caja de Crédito Agrario,Industrial y Minero. Cartera de junio 30 de 1944 Oficina Valle de Otras Ganado Industrias Total de Ubaté Agrarias cartera No. No. No. No. Préstamos corto plazo 36 197 0 233 Préstamos mediano y 0 21 0 21 largo plazo Fuente: Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero, Informe presentado poT el gerente al ExcelentIsimo Señor Presidente de Ia Repvb1ica en 30 de junio de 1944, Bogota,Editorial Minerva, 1944, pp. 48 y 62. El carácter jurIdico-institucionalque orientaba muchas de estas intervenciones potenció de maneraimportante Iafigura de Los aboga- dos, quienes engran ncimero engrosaronlas elites partidistaslocales22.

21. ACM[J, Acuerdo 19, 1946, Asignación de ETopleados Municipales. 22. Famosos y exitosos hogados, no hacendado, y que tuvieron gran en Ia polItica local gracias a! nuevo posicionamiento, dupartamental y nacional de

83 Tabla 11. Caja de CréditoAgrario, Industrial y Minero. Cartera pormunicipios, junio 30, 1944 Municipio Nimero de Valor $ obligaciones Ftlquene 9 1.280,74 Susa 6 1.350,00 Sutatausa 10 1.800,00 Tausa 9 2.444,00 Cucunubá 19 7.880,00 Lenguazaque 36 11.608,00 Carupa 87 15.900,00 Guachetá 38 1.8J68,29 Ubaté 40 50.678,88 Total 254 111.109.91

Fuente: Caja de Crédito Agrario, Industrialy Minero, Informe presentado por el gerente al ExcelentIsimo Señor Presidente de Ia Reptblica en 30 de junio de 1944, Bogota, EditorialMinerva, 1944, p. 82. A diferencia del estudio de Catherine LeGrand sobre las zonas de colonización,en donde los tinterillos que ella llama "los aliados del sector medio" de los colonos colombianosen La década de los años veinte, planteaban La habilidad de conducir Ia lucha de los sectores subaltemos al terreno de "to culto"y letrado de las clases propieta- rias23. Por el contrario, los abogadosque actuaban en elValle canali- zaban redes verticales de poder en las que ellos explotaban indivi- duatmente su posicion. De nuevo, no sonIa cuestión social y Iapoiltica agrarialas que posicionana estos profesionales,sino que ellos aprove- lo institucional fueron Fernando Urdaneta Laverde y Jorge BarragánNieto. El primerofue diputado, senador y embajadoren las Naciones Unidas y en Rumania en ios aflos cuarentay cincuenta, el segundo concejal y diputado ademas de escritor prominente. 23. Catherine LeGrand,Colonizackn y protestacampesiria en Colombia, 1850- 1950, Bogota, Universidad Nacional de Colombia, 1987, p.110. Véase también, VictorManuel Urihe Urán, HonorableLives. Lawyers, Family, and Politzcs in Co- lunthia, 1780-1850, Pittsburgh, Universityof Pittsburgh Press, 2000. Sobre el papel de los tinterillos en Ia historia latinoamericana véase Juan Manuel Palacio, "Ayes negras": abogados rurales y Ia experiencia de Ia ley en La region pampeana 1890- 1945 http://darkwing. uoregon.edu/—caguirrelpalacio.pdf

84 chan la lenta ampliación del espacio institucional para estabiecer nuevos mecanismosde relacián polItica con los campesinosde La re- gión que, eventualinente,especialmente a través de retribucioneselec- torales, legitiman las actividades politicas de este tipo de personajes.

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Abogados de Ubatéen los años cuarenta. Fuente: Luis Castillo RodrIguez, Cucunuhd, La nina bonüa del Valle de Ubaté, 1537-2000,Bogota, EditorialGuadalupe, s.f.

B. LA CULTURA POLITICA EN EL VALLE DE UBATE: LAS DECADAS QUE ANTECEDIERONA "LA VI0LENCrn'

Desde, al menosci tiempo de La "RepüblicaConservadora", y has- ta Ia década del 30, ci valle de Ubaté se caracterizó por relaciones generalmente cordialesentre miembrosde los dos partidos: Liberaly Conservador, No era extraflo escuchar de los habitantes del Valie que en cuestión de asuntos péblicos era más importante "ser amigo que ser miembro dcl mismopartido"24, lo cual tiene sentido si se conside- ran Las pequeñas cornunidadesa las que nos referimosy las igualmen- te pequeñas pero consolidadasredes de La economla local. Tradicionalmente,La mayoriade Los uhateños estaban afiLiados a unode Los dos partidosdominantes enColombia, pero en realidad no existió una relación tan rIgida en La correspondenciaentre familias y partidos polIticos, como si sucedia en algunas regiones del pals25. En

24. Entrevista a Sixto Márquez 0., hacendado y Ilder conservador de Ia region, Ubaté, 1989. 25, La forrnaciónde los partidos en la region parece haber seguidolos patro- nes discutidos por diversos autores acerca del origende los partidos politicos en

85 Ubaté era frecuente encontrar matrimonios entre farnilias cuyas afi- liacionesy lealtades polfticasno eran las mismas,especialmente den- tro de los grupos de las elites locales.Muchas familiasrepresentativas de laselites permitlan a sus miembrosrelacionarse estrechamente con miembrosde otros partidos sin que existiera por ello mayoresconflic- tos más allá de los rituales electoralesy las discusionesideológicas, a menos que Ia excusa bipartidista escondiera otro tipo de conflictos generados en la cotidianidad de Ia interacción sociocultural y econó- mica del Valle. AsI, las distensionadas relaciones familiaresentre las elites, y más ampliamente Ia institución del compadrazgo construida entre los más pudientes miembros de la sociedad local y sus subordi- nados, definieron con el tiempo unas relaciones polIticas y sociales regionales,cuya principal referenciano era el criterio partidista puns- ta sino el contexto de las relaciones interpersonales. Esta situación resulta iitiI para analizar la falta de interés de las elites localesen construir nuevas alianzasintraclase en el contextode las confrontaciones interpartidistas tancomunes enla histonia regio- nal colombiana. Al mismo tiempo, como se discutirá en la siguiente sección, el efecto de esta situación sobre Ia estabilidad del grupo de dinigenteslocales le permitió rechazar,hasta cierto punto, "la Violen- cia" como un fenómeno de enfrentamiento de poderesintemos orien- tado desde Ia excusa externa de un conflicto bipartidista nacional. Por supuesto, y a pesar de Ia relativa convivencia de los partidos, Ia vida poiltica en el Valle, en el preludio de "la Violencia", expresó tensiones poifticas, algunas de ellas reflejo de los enfrentamientos a nivel nacional. Los conservadoresejercIan su liderazgo mayoritanio en las veredas rurales,pero paradójicamentecarecIan de la fortaleza elec- toral de los liberales, lo cual fue especialmente evidente durante el regimen liberal que gobemo al pals entre 1930 y 1946. A pesar de su potencial en muchas de las veredas, la actividad püblica de los con- servadores era muy limitada durante esta pues con Ia excusa ocasional de un gobierno liberal nacional, los liberaleslocales presio- nabany desestimulaban a lospocos lideres conservadoresque se atre- vian a arengar en piblico. Era muy comün observar a los liberales gritaren las plazas de los pueblos "vivas al Partido Liberal" mientras

Colombia. Véase, Francisco Leal Buitrago, Estad.o y polItica en Colombia. Bogota, Siglo XXI Editores, 1984; Fernando Guillén Martinez, El poderpolItico en Colom- bia. Bogota, Editorial Puntade Lariza, 1979; FernánGonzalez, Partidos polIticos y poder eclesidstico. Bogota, CINEP, 1977; Medófilo Medina, Historiadel Partido Co- munista. Bogota, EditorialCEIs, 1980.

86 disparaban a "matar angeles"26para expresar su relativo control polIti- co sobre Ia población.Pero, aparte de estas manifestaciones,no existe mayor evidencia de que hubiera conflictos partidistas serios. Los in- formantes conservadores refleren que mucha de su pasividad estaba alimentada además pot los curas locales, quienes insistIan en criticar las implicacionesmorales de actos tales como el consumo de licor que "calentaba lasgargantas para gritarvivas a lospartidos y enfrentaba a los amigos", crfticas a las cuales aparentemente los lideres prestaban alguna atención27.Esto en contraste con lo que tenfa lugar en zonas vecinas de Boyacá en donde la participacion de la Iglesia en el discur- so polarizador era extremadamente activo y beligerante28. Esta evi- dencia igualmente diflere de Ia presentada en el estudio de Mary Roldán para Antioquia que detecta cómo allI el funcionamientode la Iglesia moldea las redes locales de poder de manera deflnitiva29. Más que en una restricciónmoral y voluntaria delos conservadores, el poderlo liberal tenIa su origen en el apoyonacional recibido durante el perIodo de Ia "RepüblicaLiberal" (1930-1946) yen suimportancia electoral en el nivel nacional, a pesar de ser Ia minorla en Ia region30. Esta tradiciOn en Ia que se tomabaventaja de un mayor impacto del electorado liberal se volviO tan comcinque se encontraron telegramas que expresaban dicha aceptaciOn, como fue el caso de un alcalde liberal quien escribió en 1930 al gobernador liberal: "(...) los señores conservadores, abusando de su mayorIa, intentan ganar las eleccio- nes. Por favor, déme instrucciones acerca de cOmo proceder (•••)'31• Apesar de los naturalesdesbalances de poder, el espIritude amisto- sas acomodacionesentre los partidos aflorabaatmn en de eleccio- nes. Elisa Marquez GarzOn, una activista conservadora de Ia recuerda cOmo: "Yo hacIa las pancartas en la casa de un liberal amigo. Las extendla en su patio. La gente decIa que don Manuel (JarzOn, que

26. La expresión es de uno de los actores del proceso. Entrevista a Sixto Marquez 0., Ubaté, 1989. 27. Entrevistas a Sixto Márquez 0. y ElisaMárquez 0., Ubaté, 1989. 28. JavierGuerrero, Los anos del olvido, Boycxcd y los orIgenes de Ia Violencia, Bogota, EdicionesTercer Mundo / Instiruto de EstudiosPoliticos de la Universidad Nacional, 1991. 29. Comparar con Ia afirmacion de Ingrid BolIvarde que Ia falta deestudios sobre el papel de Ia Iglesiaa nivel locales una ausenciaimportante enIa produc- ción bibliograficasobre "laViolencia", ViolenciapolItica. ..,op. cit.,p. 23. 30. El papel de Ia provincia resuiraba muy importante paradefinir la composi- cióndel CongresoNacional de olomhia, como seexplicará enla siguienteseccidn. 31. EntrevisraSixto Márquez 0., t.1baté, 1989.

87 asI se ilamaba cuidaba que nadie me fuera a dañar los pasacalles, Y eso apesar de que decIan 'Vote por SixtoMárquez', un conservador"32, En este contexto llama La atenciOn cómo a diferencia de otras regiones el "problemareligioso, segOn lo ha estudiado Alvaro Tirado Mejía33, Ia alianza de Ia Iglesia católica con ci partido conservador, tuvo una importancia menorcomo elemento de conflictoen el Valle de Ubaté. Por ci contrario, Ia religionjugó un papel activo en Ia con- solidaciOn de una tradición regional de coexistenciay fue un ingre- diente importante enLa continua recreaciOn de Las elites endictar Los patrones sociales de comportamientodurante "La VioLencia",Subor- dinados a las elites polIticas, Los curas predicaban las virtudes del respeto, Ia unidady La ausencia de conflicto.Al mismo tiempo,políti- camente, aunque tendlana apoyar a los conservadores,no atacaban directamente a los Liberales. Esto llama La atenciOncuando se recuer- da Lo sucedido en regionesvecinas donde Los curas participaban acti- vamente en poLítica y en donde era comOn recibir Ia visita de presi- dentesconservadores quienes en su paso por los pueblos, lo primero que hacIan era visitar la casa cural. Así, Los curas en su Localidad parecen haber actuado, por lo menos en estas regiones, como un dc- mento fortalecedor del tipo de relacionesy de conflictosorientados por Las elites seculares.

32. Entrevista a ElisaMárquez C., Ubaté, 1989. 33. Alvaro TiradoMejIa. "Colombia siglo y medio de bipartidismo"en Ca- lornbia Hov, Bogota, Siglo XXI, 1973.

88 En este contextode verticalidady relativo de las elites loca- les en dirigir los mecanismos de Ia relación polItica, Ia labor de los politicos para intervenir espacios religiosos susceptibles de ser apro- piados pot el campesinado resulta un ejercicio notable en el Valle de Ubatd. El caso más ejemplarizante se da en Ia creación del mito reli- gioso del Santo Cristo de Ubaté. Vale Ia pena detenerse un poco sobre este elemento del universo religioso, porque la perdida de control de los campesinos sobre el mismo es un ejemplo de cdmo se reforzó el relativo aislamiento del campesinado local de cara a otros sectores populares en regionesvecinas. Además,si observamos las sugerencias deIa literatura latinoameri- cana sobre las haciendas, en Ia que se da una gran importancia al universoritual para explicar Ia imposicióndel discursode dominación lo mismo que Ia construcción de lecturas populares alternativas34, Ia region aqufestudiada resulta denuevo un contraejemplo comoveremos en seguida. El culto del Cristo de Ubaté apareció "milagrosamente"35 como una herramienta muy iltil para definir los procesos de evangelizaciOn

34. Por ejemplo, Andrés Guerrero, LaSemdntica deIa dominación:el concertaje de indios. Quito, Ediciones Libri Mundi/ Enrique Grosse-Luemern, 1991; Mark Thurner, "Peasant Politicsand AndeanHaciendas in the Transitionto Capitalism: AEthnographic History" enLatin American Research Review, 28:3 (1993): 41-82; Gavin Smith, Livelihood arid Resistance. Peasants and the Politics of Land in Peru. Berkeley, University of California Press, 1989; Brooke Larson, Colonialism and Agrarian Transformation in Bolivia. Cochabamba,1550-1900. Princeton, Princeton University Press, 1988; Joan MartInez Alier, "Relations of Production in Andean Haciendas: Peru" en Kenneth Duncan y Ian Rutledge (eds.), Land and Labor in Latin America: Essays of the Development ofAgrarian Capitalismin the Nineteenth and Twentieth Centuries.Cambridge, Cambridge University Press, 1977. 35. La historia de Ia imagen la escribió fray Rafael de la Sernade Ia Orden de San Francisco con las declaraciones que en aqueltiempo se tomarona testigos oculares sobre los hechos de carácter sobrenatural. El Cristo fue hecho para Ia iglesia del pueblo de Ubaté, por un platero liamado Diego de Tapia, y que pot haber quedado tan malo y tan feo, estaban los padres resueltos adestruirlo, cuan- do se empezó a notar que se iba demudando en mejor y por ello se le colocó en el altar. AquI continuó Ia renovación, y se experimentaroli milagros que en la dicha relacián se refieren. El padre observa que el designio de Ia Providencia con los prodigiosde esta santa imagen, fue Ia extirpación de Ia idolatrIa que aün se conser- vaba entre los indios de todo aquel partido; porque el hecho es que con la gran devociánque aquellos produjeron en los indios haciael Santo Cristo, la idolatrIa desapareció enteramentede su espIritu; y es uno de los caracteres que deben tener los verdaderos milagros".José MariuelGroot, Historiaeclestdstica..., op. cit., tomo ii, pp. 73 y 75.

89 durante el periodo colonial. A su vez, Ia dirección del culto se situó en cabeza de los sacerdotes, de los hacendados y de los funcionarios estatales locales36. Por supuesto, el culto dio la oportunidad para que los campesinosdesarrollaran elementos de celebraciOn altemativos a! vincular celebracionesprofanas y actividades de fiesta y bebida colec- tivas. La dispersiondel mito hacia otras regionescreO las prácticas de las romerias, lo cual dio a Ia celebraciOn ritual de las fiestas religiosas un contexto inter-regional.Esto trafa laposibilidad de nuevos contac- tos horizontales con campesinos, ideas y organizacionesde otras zo- nas: "Liegaba gente (promeseros) de muchos departamentos espe- cialmente de los Santanderes, de Boyacá y de Tolima. Por los caminos iban cantando,tocando tiple, comiendo sus fritangas"37. Pero el po - tencialdiferenciador de este discurso resultaba molestopara las elites que tomaron accionestan sutiles como separar, enlos años treinta,las fiestas anuales del pueblo (que inclulan las republicanas) de las fies- tas religiosas38. Aunque esta separación sOlo condujo a! decaimiento de las fiestas religiosas frente al fortalecimiento de las seculares con todas sus demostracionesprofanas y paganas, el universo ritual se di- vidiO y de alguna manera perdió su poder de convocatoria popular que se desplazO hacia regionesvecinas, especialmente Chiquinquira. Lasfiestas religiosas se celebraban con puntualidad y con el apoyo de los dirigentespoliticos locales. Los sacerdotes colaborabancon to- das las actividades de la vida social y politica sin que Ia Iglesia pare- ciera constituirse en poio de antagonismo entre las fuerzas politicas locales.El tema de Ia tolerancia religiosa era incluso objeto debromas cotidianas que demostrabanIa subordinación del componente politi- co al familiar: "Nosdecia un primo liberal: 'ustedes deberlan ser libe- rales porque a nuestros abuelitos los mataban en Ia guerra, les pega-

36. Laorganización de las fiestas religiosas Se delegaba porturnos alos perso- naies notables de los pueblos. TodavIahoy se mantienedicha costumbte. Asi las actividades de las celebracionesestán plarieadasy controladas por miembrosde las elites. 37. Entrevista aElisa Marquez, hermana de un connotado lider conservador de Ia region, Uhaté, 1989. 38. En Ubaté, por ejemplo, las ferias eran en agosto el mismo dia del Santo Cristo, patronodel pueblo. El Santo Crisro, patrono de Ia población, aün hoy, es venerado en el remplo de Ia Plaza de los Libertadores.La hoy Basilica Merior de Ubaté es inica en artegOtico del siglo xix en Suramérica. El 3 de eriero de 1992 el Vaticano elevd dicho templo a Ia categoria de Basilica Merior reconociendo su importancia park los cultos regionales.

90 ban con palos de rosa, y mo sé qué! Y yo les decia: 'ci Partido Liberal está excomulgado' En estaanécdota aparece también Ia referencia a Ia transmisión de Ia pertenencia partidista por vIa generacional, especialmente a partirde Ia famosa adscripción creada por las guerras civiles del siglo xix40, pero su efecto parece ser minimizado en este caso por una Sc- gunda tradición que era comünen varias familiasde Ia elite: Ia reali- dad de una composiciónfamiliar bipartidista. La débil intervención de Ia Iglesia en Ia region se limitaba a las jerarquIasde las parroquias y al famosoconvento franciscanoque ai:in hoy existe en ci campo. En cada pueblo la gente asociaba a Ia Iglesia y a los conservadorespero aCm asI, la separacióncon los liberales en ese sentido no era tan fuertey no era raro encontrar liberales católi- cos apostólicosy conservadores pertenecientes a las logias masónicas de Bogota41, lo cual indica la tradicional convivencia ideologica y arregios informalesentre los partidos. En el pueblo de Ubaté, por ejemplo, el concejo de mayorIaliberal mantenfa excelentes relaciones con los eclesiásticos y frecuentemen- te enviaba elogiosos mensajes a los delegados religiosos en ci Valle, cuyasprincipales figuraseran Monseñor Uriel Rodriguez y ci presbite- ro Doctor Gustavo Rodrfguez42.Estas notas buscaban un mayor acer- camiento entre los concejales liberalesy el poder eclesiástico y decian cosas como:

El Concejo presentaatento y respetuoso saludo a los jerarcas de Ia Igle- sia Colombiana, y los felicita sinceramente, tanto por su labor espiri- tual y moral desarrollada en este municipio, como tambiérlpot su espI- ritu progresistay por consiguiente benéfico al adelanto material de Ia localidad.El Cabildo espera un mayor acercamiento entre los poderes eclesiástico y legislativo municipal, esperéndose de esta buena corn- prensión grandes beneficiospara el adelanto moral, espiritual y mate- rial de Ia localidad.

39. Entrevisra a ElisaMarquez G., Ubaté,1989. 40. De nuevo, véase una exposición de esta tesis en Francisco Leal, Estadoy polIticaen Colombia, op. cit. 41. Entrevista a ElisaMárquez 0.y SixtoMárquez 0., Ubaté, 1989. 42. Más tardtmonseñor Gusravo Rodriguez(1888-1991) fue promotorde las iglesias de Ubaté, y Utica. Prroco d La Capuchina en Bogor6 y Canónico de la Catedral Primada de Bogota. Fundó el Centro Obrero de San Victorino. El Tiempo, sábado febrero 16, 1991, p. 9A.

91 A lo que ci párroco respondla: "Nuestro ánimo está listo a coope- rar en cuanto lo permitan nuestras capacidades e influencia, a secun- dar los altos y patrióticos propósitosde Ia Honorable Entidad Guber- nativa"43. AsI, las actividades de La jerarquIa religiosa resultaron relativamente neutrales en ci Valle,

L Monseñor Oustavo RodriguezGarzdn, 1898-1991. (Fuente: El Tiempo4 16, febrero 1991, 9A)

Aparte de Ia presencia tradicional de estos actores instituciona- les, desde ci punto de vista de La socialización politica se hamencio- nado quc una caracteristica esencial del engranaje social del Vaile de Ubaté en ci siglo xx, a partir de los anos 30, es La identificación entre ci ejerciciopolitico bipartidistay Los grupos medios, Explorare- mos en seguidacórno se fortalecieronestas redes del poder emergente y cuái fue La base de su Legitimidad, expresada en una tradición paternahsta que Lentamenteadopta estrategias clienteListas y se p0- tencia en La medida en que aprovechalos recursos del Estado central. Se anaLizaráentonces cicontexto de Las articulacionesde Los sectores medios con ci mundo de abajo y La vision de este mundo sobre La cuLtura polItica Local,

43, ACMU. Resolucjón N9 6. HH.CC. Torres, Nates, Cañon y Montañez, Nov. l9de 1947

92 C. ASPECTOSDE LA CONSTRUCCION PATERNALISTA /CLIENTELISTAY DE LA RESISTENCIACOTIDIANA

Los amigos politicos de un Ilder politicamente activo eran lIderes en la sociedad campesina casi siempre vinculados entre sI por lazos familiaresy de compadrazgo.Se constituia asi una base piramidal de apoyopolitico, fundamentada en el poder urbano. La aceptaciónpoll- tica de los lIderes no siempre la granjeaba su capital, y muy pocos terratenientes,ai5n de losemergentes, eranpoliticos. Los iinicos grandes finquerosque figuraban abierta y directamente en actividades poilti- cas pertenecIan a las familiasGarzón y Márquezque perteneclan a los grupos más nuevos de "hacendados". Cuando la empresa se em- prendIa con alguna independencia podia implicar costos adicionales. Tal fue el caso de Sixto Mrquez quien, segcin sus familiares, invirtió en Ia polItica mucho del producido de sus bienes: "a veces nosotros veiamoslo que le ha pasado a todo el mundo que liega a un puesto y aIlI hace su capital, pero Sixto fue al revés, metia era lo de Nadie más que tenfa tierra estaba metido en poiltica directamente. Nadie era tanbobo"45. Lo que se sugiere aqules que, en este caso regional,Ia determina- ción material no es explicación suficiente para entenderlas cadenas de Iiderazgo. Ya se ha mencionado que el compadrazgo fue un ele - mento aglutinador importante, pero sobre todo lo fue Ia construcción de una práctica paternalista (ms adelante clientelista) de legitima- ción donde Ia reciprocidad jugó un papel fundamental. Debido a la priorización de las relaciones individualizadasentre hacendados, jefes politicos, campesinos y peones, la presencia de or- ganizaciones populares era muy escasa y no se le daba casi atención e importanciapor parte de las elites. Las pocasorganizaciones que exis-

44. La familia Garzón, ilegó a set una de las más grandes poseedoras de rierra. "Se levantarontrahajando. Vinieron aquIde Boyacá ajornalear, a hacer, a cargar, a negociar. Trabajaban con bueyes, con yuntas, no habIa tractores. De parcela en parcela. No todo ci mundoIlegaba a eso. Porque la gente no tenIa el espIritu de empresario de hoy dIa. Los Garzón migraron al Vaile. Eran gente muy modesta, 5 hermanos qut se instalaron en . Eran en los cuarentagente de plata, unos viejitos grandes trabajadores" (entrevista a LiisaMárquez 0., Ubaté, octubte, 1989). Hicieron un capital eriorme y de ellos solo uno se casó y de ese inatrimonio huboun solo hijo cuya farnilia heredó el trahajo de los cinco herma- nos. An en los años no enta uno de ellos fue Aicaide de Ubaté. 45. Entrevista a Eli.a Márque:0., Ubaté, 1989.

93 tIan eran excluidas del esquema de reciprocidad hasta el punto que sus demandas muy pocas veces eran escuchadas a pesar de que se formulabancon frecuencia frente a losfuncionarios páNicos. Unejem- plo puede encontrarse en Ia siguiente carta enviada al Concejo en los años cuarenta: El sindicato agricolade Ubaté, saluda atentamente al Honorable Con- cejo de esta ciudad y teniendo en cuenta que esta Corporación está inspirada en los más altospropósitos en favor de los pequefios agricul- totes, le manifiesta su complacencia a Ia par que le suplica planeen y apruebenun acuerdo tendiente afavorecer en un sentidopráctico (como defensade aguas, arborización,arreglo de caminos),los esfuerzos desco- nocidos del pequeño agricultor que es el que abastece los mercados p6blicos"46. En todo caso, la adscripcióny dependencia del campesinado ha- cia la actividad electoral y partidista en general no muestra indicios de iniciativas independientes de organización y sus espacios de ac- ción alternativos se presentaban más a nivel de Ia esfera social y casi siempre en defensa de intereses particulares. Otra de las pocas organizacionespopulares reportadasen el perIo- do fue la Sociedad de Industriales y Obreros, que en un principio se denominó Sociedad Protectora de Industriales y Obreros. Su fundación se remonta al 25 de Julio de 1915. Su propósitoprincipal era estable- cer una congregación de individuos para apoyarse en el trabajo, pro- tegerse en cualquier desgracia, sin que sea obstáculo la diferencia de categorla social. Aparte de un rnausoleo colectivo que existe en el cementerio desde 1947 las actividades de Ia Sociedad no reportan mucha importancia y aün hoy "además de prestar sus instalaciones para eventuales reuniones obreros-sindicales, se dedica más al apoyo de actividades sociales y de recreación.Después de Ia muerte de Gaitán en 1948, la Sociedad debió paralizar sus actividades y el municipio asumió su control hasta que lentamente ha ido recuperando su auto- nomIa pero muy dedicada a Ia realización de actos culturales"47. Hasta aquf hemos hecho continuas referencias al paternalismo/ clientelismosin que se haya desarrolladosu especificidad. La historia regional objeto de este estudio está definida por Ia permanencia de

46. ACMU. Carta dirigida a! Coiicejo Municipal de Ijbatépore! Siridicato AgrIcola de IJbaté e! 21 de rioviembre Je 1947. 47. Aixa MartInez,Vision de LJbanh op. cit., p. 33.

94 un mundo de relaciones sociales precapitalistas en convivencia con una economfa monetaria asociada a la producción lechera. Y en un periodo como "la Violencia"los lIderes politicosde la region actuaron en consecuencia. Para entendermejor lo que sucediOexploraremos el sentido de dicha construcciOn, sus caracteristicas y su poder de re- producción en las estructuras del poder polItico bipartidista. Cualquier hacendado de Ia zona, a! pedfrsele una caracterización de Ia poblaciOn del Valle, seguramente haria una referencia cercana al siguiente estereotipo: La gente de acá es muy buena. Los primeros colonizadoresftieron de mucha alcurnia social y desde entoncesha habido un gran respeto en- tre la gente y los patrones. Estos querlan mucho a su gente y asi Ia formaron. No eran ni explotadores ni cosa parecida. Los campesinos aprendlanobservando la conductade los patrones. Los patrones eran verdaderos maestros estableciendo normas de conducta y ejercIan un carisma casinatural. Los campesinos muy rara vez gritaban opeleaban contra ellos. Sentian cariño y lealtad para con el patrOn. No peleaban por sueldosporque los patroneseran generosos48. Esta descripciónhecha por uno de loshacendados de Ubaté resu- me bastantebien la percepciOny las expectativasque laselites locales tenIande sus subordinadosen Iaprimera mitad del siglo xx en elValle de Ubaté. La visiOn romantizada de un campesinado dOcil y amable corresponde a una tipica visiOnpatemalista, en donde loscampesinos como las mujeres y los niños, inferiores e incultos, son tratados con gran benevolencia siempre y cuandono trasgredanlas fronteras tradi- cionales de sus deberes y papeles sociales asignados. Existla Ia idea de que "los campesinos se dejaban mandar porque veIan en el jefe superioridady a la vez le tenfancariño y devociOn, y porque el temperamento de la genteera asI, subordinado pornatura- leza". En este mundo idealizadoconstruido por lospatrones se incluIan referenciasa su trato benevolente y a su contacto directo con Ia gente en el que se llegabaincluso a sercopartfcipe de los trabajos manuales "hombro a hombro". Como referIa un miembrode la familia Márquez, "papa echaba azadOn como echaba el obrero, y contaba sus chistes detrás de los de ellos, y además pagaba bien"49. Al contrastaresa idea romántica de un campesinadopasivo y un grupo de patronos patemales con la informaciOn empfrica, aparecen

'18. Entrevista a Sixto Marquez G., Ubaté, 1989. '19. Ibid.

95 los verdaderos limites de Ia benevolencia. Como describe Eugene Genovese en sufamoso tratado sobre una condición extrema de sub- ordinación, Ia esciavitud, "el paternalismo tiene poco que ver con benevolencia, bondad y buenadisposición. Surge más bien de Ia ne- cesidad de disciplinary justificar moralmente un sistema de explota- ción. Estimulabondad y afecto pero simultáneamenteestimula cruel- dad y odio"50. Cuando de exigir lealtades se trataba, aparece que la "natural benevolencia y cariño mutuo" dependIan engran parte de las retribu- clones ofrecidas por las elites a los campesinos. El mutualismo era evidente. Los seguIanpor las obras que les haclan, por las becas para los hijos, porlos caminos en la vereda, por la electriflcación,o porque iban al entierrodel papa o de Ia mama. Asi relata en una entrevista una hacendada, el comportamientode uncampesino conservador, un dia de elecciones: [...J nos hacia a todos mala cara. Le preguntamos: "Delfiniqué es lo que le pasa aUsted?" y respondió,"Hoy sinos conocen. Se murió ml mama y ustedes no vinieronal entierro". Y nosotros sin saber ni quién era la mamani cuándo se habrIamuerto. Peroeran cosasasly hablaque cum- plir todosesos requisitos51. Las intervenciones en favor de los campesinos se presentaban es- pecialmente enlos momentosde crisis delas unidadesfamiliares cam- pesinas. De alguna manera loscampesinos al aceptaral lider politico no solo lo legitimaban,sino también constitufan una defensacontra Ia deshumanizaciOnimplIcita en todo sistemade dominaciOn. Asf, obte - nIan retribucionesde varios tipos, consecuencia de su propia inter- pretaciOn del orden social existente52. La muerte de uno de los miembros de Ia familia campesina, el peligro a perder cosechas por mal tiempo o inundaciones, Ia necesi- dad de apoyo polItico o juridico para superar algcin enfrentamiento con otrosgrupos, fueron algunosde los casos en los que se expresO la accjOn protectora de los hacendados. Acciones concretas de tal be- nevolenciaincluIan, por ejemplo, proveerel ataitd y otrosmedios para que los muertosfueran enterrados con los rituales mInimos, sin que faltara un subsidio monetario para que la familia "pasara la pena";

50. Eugene D. Genovese, Roll, Jordan,Roll. The World theSlaves Made, New York,Vintage Books, 1974,p. 4. 51. Entrevista a ElisaMárquez 0., LJbaté,1989. 52. Cf. Eugene Genovese, Roll, Jordan,... op. cit., p. 7. prestar trabajadores o implementos, lo mismo que recursos, como el agua que eventualmente salvaba algunas pequeñas cosechasy permi- tia Ia subsistencia campesina; repartir algunas reservasde los graneros de las fincas durante perlodosde sequla; pero sobre todo, crearvlncu- los de parentesco politico a través de la práctica del compadrazgo, donde los más poderosos servian de padrinos de bautizo a los hijos de los campesinos, lo que establecia inmediatamente una relación más estrecha y plagada de obligacionesmutuas. Estas obligaciones reciprocas, para el caso de los campesinos se resumIan enIa prestación de servicios de trabajo informalpero, sobre todo, en colaborar enIa legitimación de su poder politico (a través de Ia votación, principalmente), mientras que las de los lideres se redu- clan a eventuales intervenciones en la manutención de la seguridad de Ia reproducción de sus subordinados,como se ha referido antes. El contacto entre los dos grupos tenIa por supuesto sus reglas y su fun- ción. Cuando alguno(a) transgredia los ilmites posiblementese hacIa merecedor(a) de un liamado de atención, como lo relata una hacendada: "Mihermano se ponIa bravo porqueyo me dejaba rodear de los campesinos y no podia deshacerme de ellos. Les hacia ojos a Ia gente con que yo estaba y me quitaba como si estuviera entre algimn pozo de aceite"53. Ante Ia trasgresión de un orden reproducido localmente con Ia dirección moralde laselites, un caso documentado enSimijaca da un excelente ejemplo. Susana Camacho RamIrez, una finquera quien aparece como protagonista de varios pleitos judiciales airededor de querellas bipartidistas54, denunciaba que en su finca, Se USO Epimenio Páez a faltarme el respeto con unas insolencias propias de la gente vulgar. Jamsnadie habla sido tan grosero e irrespe- tuoso conmigo. Al ir a hacer una necesidad fisica, no tuvo empacho en ponerse a hacerlo delante deml, apesar de saber queyo podia observar-

53. Entrevista ElisaMarquez 0., Ubaté, 1989. 54. Susana Camacho de28 aflos, soltera, era mencionada en otros procesos "pot habersele descubierto un crimencometido por una de sus sirvientascontra un hijo de un ciudadano liberal e insultando a su denunciante,A Carlos Guevara, alcalde de Simijaca en 1954, le dijo "que estaba al servicio de los cachiporros y hasta mandó dos indios para que mataran a un amigo y que le habIan dado garrotazos... conociendo a dicha mujer como elemento peligrosopara la tranquili- dad ciudadana". ArchivoJudicial de Llbaté (de aqul en adelanteAft]), sumario 964, Simijaca, Sept. 21 de 1954, tomo iv, f. 187 N9964, libro radicador de asuntos periales.

97 lo, y se puso a tomar posiciones suniarnente vergonzosasy a hacerme movimientos igualmente deshonestos y groseros. Otras personas le haclancoro y erapezaron ahacerme burla55. La suerte de Páez, un campesino de 26 años, trabajador de Camacho, cuya vida se resumfaen "ser analfabeto, casado, haber co- menzado a trabajar a los doce años, ganar jomales cuando hubiera lugar, y poseer en un pedacito de tierra que valla $600, sembrado de matas de cacao y cachipay, con dos reses"56, se transforrnó radical- mente después de la famosa orinada. El alcalde militar de Ia zona, Evangelista Murcia, "administrando justicia en nombre de Ia Repct- blica y por autoridad de Ia ley", decretó la detención, enIa cárcel, del sindicado y el embargoy secuestro preventivo de todos susbienes57. Y como si fuera poco, las otras personas que hablan gritado cuando Epimenio orinaba también fueron encarceladas y todos sus bienes embargados. Se demostró, en este caso, la implacable reacción de una mujer del sectorelite ante una trasgresiondel orden moral (una agresiónde tipo simbólico) en el que se daba la oportunidad de ejercer todo el poder de represión "legal" del que disponfan las elites. Entreuna san- ción directa e informaly una exposición frente al aparatoinstitucio - nal resultómás ejemplar esta (iltima que incluyó Ia humillaciónpibIi- Ca. Además, el embargo sufrido pot los bienes de los atrevidos subordinados se sancionó institucionalmente causándoles más daño adicional que cualquier acción directa. Se percibe que, en el mundo campesino, existla una grandificul- tad para enfrentarse directamente a los grupos dominantes, especial- mente cuando se tocaban temas de Ia propiedad o del trabajo. Aun acciones tan simples como Ia anteriormente referida tenfan conse- cuencias. La reacción por parte de la mujerhacendada solo se explica porel contenido impilcito de agresiOn del campesinoy por el ataque a los simbolosmorales que se imponfan y reproduclan "desde arriba".

55. AJU. Simijaca, sumario 338, Radicado al f. 242 del LR N2 675, tomo iii, julio25, 1953. 56. IbId. 57. La inexistencia de un delito era tan obvia que desdeIa cárcellos campe- sinos escribIan a través de su abogados:"Nosotros (siguen nombres) detenidos en las cárceles de este lugar y sindicados de unsupuesto delitocuya denominación jurIdica ignoramos con todo respeto pedimos a Ud. se sirva concedernos el benefi- cio de libertad incondicional, pero sien esta forma no fuera posible,rogamos a Ud. que al meriosse nos conceda libertad condicional confianza." IbId., p. 15.

98 Los campesinos no podlanexpresarse de cualquier manera en presen- cia del poder, y casos como demuestran Ia dificultady el riesgo al romper esos lenguajes secretos que critican el poder a sus espaldas58. Este ejemplo ilustra al tiempo las dificiles relaciones de género y de clase. El uso del cuerpo para "decir" algo agresivo a Ia patrona Camacho recuerda lasformas de resistencia estudiadas por Ana Maria Alonso en Mexico, donde "las sustanciascorpóreas se inscribianen el terreno de los simbolosmultivocales de género y honor lo mis- mo que de pertenencia y continuidad comunitarias". El comporta- miento machista y riesgoso de Páez también expresabael poder mascu- lino que cuestionaba lavirtud de la patrona y Ia deshonraba.La acción de Páez sugiere la articulación del conflicto entre los valores del ho - nor masculino y Ia servilidaddel trabajo impuesta por una mujer59. Al explorar otrosaspectos de Ia subordinación del campesinado, cuando las generaciones más jóvenes comenzaban a acceder lenta- mente a la educación formal (ver tabla 12) la reacción de los más poderosos podria interpretarse como poco tolerante. Al principio los patronos colaboraban con sus subaltemos, regalandolibros, por ejem- plo. A medida que "en los cuarenta los campesinos ya echaron los hijos hacia adelante y los muchachos estudiaron y se superaron",pero con el tiernpo esta eventual competencia culturalempezó a verse con malos ojos, como recuerda Iahija de unfinquero y IIder politico: "Un dIa llego un abuelo pidiendo el libro de ingles para la nieta y Ia res- puesta de papa fue: 'Benjamin, a usted no le provoca estudiar ale- man? Para comprarle el libro de alemán. iVaya plaga!'. Lo sacó con maldiciones. 'iPonga esas indias más bien a hacer oficio!"60. La educación resultó a Ia postre un mecanismo de independiza- ciónimportante pero no muy comün. Uncaso exitoso fue elde EfraIn Paez Espitia, un conocido politico a nivel nacional a partirde los años setenta, de extracción popular, a quien, a pesar de su ascendencia, se le referla como a un subordinadoen Ia region: Páez era el chino sirviente de nuestra casa, el papa era obrero. Vivian alif entre elmonte. El chino Eftain venlacon una vasija que haciandel

58. Ver James Scott,Domination and theArts ofResistance. HiddenTranscripts, New Haven,Yale University Press, 1990. 59. AnaMaria Alonso, "Gender, Power, and Historical Memory:Discourses ofSerrano Resistance" enJoan Scott yjudith Buttler, (eds.), FeministsTheorize the Political, London,Routledge, 1992, pp. 413 y 415. 60. Entrevista aElisa Marquez G., Ubaté, junio 1990.

99 cuero de Ia res que Ilamaban"perras", el chino cargabaeso con la chicha para el papa. El papa era simpatiquIsinio,yo no sé por qué ese Eurain es seriote si elpapáera solo chiste. Decla yo: "Digalea su papa que cuándo viene. Que venga a remedar a Ia gente. tCómo es que le va a decir?"y respondla: "Que le manda decir Ia señorita, que cuándo viene a remedarla"61.

Tabla 12: Población analfabetaurbana yrural en el Valle de Ubaté, 1938

MUNICIPIO Total saben leer Total no saben leer Totalhabitantes

Ubaté 4.508 5.417 9.925 Tausa 1.303 2.525 3.828 Sutatausa 736 1.442 2.178 Susa 3.387 1.726 5.113 Simijaca 2.006 2.628 4.634 Lenguazaque 2.008 3.673 5.681 Guachetá 2.386 4.403 6.789 Füquene 1.249 2.866 4.115 Carupa 3.089 6.217 9.306 Cucunubá 1.885 2.964 4.849 TOTAL 22.557 33.861 56.418

Fuente:Adaptado de Contralorla Generalde Ia Republica,Censo General de laRepdblica, 1938, tomo vu, Bogota, ImprentaNacional, 1941.

El mecanismo de la reciprocidad a veces se tomaba fragil, espe- cialmente cuando los térrninos del intercambio desigual no satisfa- clana una de las partes. Un lIder, pot ejemplo, que hiciera una carre- ra polltica necesitaha crear una base de servicio p(iblico y ayudar a Ia genteen sus obras, aconsejándolos,pues solamente una vez estableci- do el liderazgo por estos métodos, el ilder era aceptado como tal. Si esta relación prosperaba al Ilegar a los pueblos el Ilder era atendido: "...un traguito pa'l doctor... y el piquete y el almuerzo...". En caso contrario "el respeto se dañaba y se ofan cosas peyorativasen relación al frustrado polItico, 'que es el rico, que es un tal por cual'.

61. Entrevistaa[Ika MarquezG., Ubaté, 1989. 62. Entrevista a [lisa Márquez 0., Ubaté, junio 1990.

100 AsI, los "campesinos buenos" de esta tradición inventada, pero aim asI efectiva, no lo eran tanto en realidad. Cuando eran arrenda- tarios y aseguraban una estadla ms o menos permanente en las ha- ciendas o Ilegabanincluso a recibir algimn terreno pequeno como pre- mio a una vida de lealtad y trabajo, no necesariamente dejaban de expresar su antagonismo hacia los patrones. En muchos casos los pe- rros de Ia hacienda aparecIan envenenados, de noche mataban las reses, las sacrificaban enlos potreros, dejaban el cuero y se ilevabanla came. Para explicar esto algunos informantes hacendados dicenque "lo haclan de maldad y por poiftica. HacIan eso, para hacer piquetes y reIrse a costilla a costa de nosotros"63. Dentro de estas forinas de Ia resistencia cotidiana, el pequeno robo en las haciendas parece haber tenido mucha importancia en el Valle, hasta el punto que algunos hacendados incluIan en sus libros de cuentas una parte de los egresos dedicadas a cubrir los pequenos robos. En esta como en muchas zonas de hacienda uno de los rneca- nismosmás comunes de "redistribución"de los bienes era el hurto de animales y productos que se realizaba de rnanera continua y casi siem- pre sin posibilidades de ser enfrentado como un delito, dado el carc- ter anónimode los ladronesque se diluIan entre la sociedadcampesina. Estos hurtos, casi siempre de poca monta, pero suficientes para complementar los ingresos familiares campesinos, se volvieron muy comunes en una zona en Ia que Ia idiosincrasiapopular se prestaba mucho para el ocultamiento de este tipo de actos. Con la excusa de un fuerte carácter introvertido del campesino eundiboyacense64, las denuncias contra los ladrones campesinos resultaban casi inexistentes y el flujo de bienes de las haciendas y sus depósitoshacia los campesi- nos se realizó sistemática y herrnéticamente como una prctica corn- plementaria de resistencia ante Ia presencia del poder. Una de las pocas veces en que se logro ubicar a los responsables del hurto de bienes de hacendados quedo claro, a través de las declaraciones de los implicados,el mecanismode redistribuciónantes mencionado. En Ia hacienda el Verbenal de propiedad de MartIn Vargas, se hablan robado durante meses tejas metálicas, Ia puerta de una cocina, Ia puerta de varias casas, el chasis de una carretilla y una ventana. Tarn- bién a un empleado le robaron dos serruchos, los cuales tuvo que pagar a Ia hacienda. Los responsablesde estos delitos resultaron ser

63. IbId. 64. Cf. Orlajido Fa1i Borda, El Honthrey La Tierra en Boyacá, op. cit.

101 trabajadoresde Ia hacienda quienes utilizabanlas cosas robadaspara hacermejoras en sus sitios de vivienda65. Pero Ia mayor parte de las veces el pequeño robo conservó su ca- rácter anónimohasta el punto que estas prácticas se pueden caracte- rizar como altamente efectivassi se comparan con una acción abierta como una invasion de tierras o un asalto popular a una tienda o a un granero, donde Ia posibilidadde represiOnes muy alta. Aparentemen- te estas accioneslograban una pequeña redistribuciOn que beneficia- ba a los individuos involucrados sin mayoresexposiciones ante el po- der y su castigo. Aun asi cuando estos robos se convertlan enprcticas extendidas en las haciendas, el carácter de Ia redistribución representaba una tendencia colectivaa pesar de su anonimato. En uno de los casos más ilustrativosde esta situación, unjoven hacendado de Ubaté, Guiller- mo Gonfrier, intentó develar Ia secuencia de robos de ganado de su propiedad y aunque no logrO su cometido, sus esfuerzos infructuosos demostraron las dificultades para controlar este tipo de situaciones especialmentepor las inesperadasredes de solidaridadque surgian en estas situaciones. Cuando Gonfrier perdió un torete e intentó escia- recer el robo al exigir a las autoridades que recibieran declaración a los vecinos,"especialmente de TulioRodrfguez, quien es de mala fe, y ha ido a soltar animalesdentro de mi potrero"66, todo un procesode carácter kafkiano se desencadenO. El personal de Ia AlcaldIaen corn- pañIa de dos peritos recorriO los diferentespotreros donde habla pasa- do sus minutos el torete. Los peritos, después de examinar cuidadosamenteel sitio y objetos y de practicar las investigacionesy observacionesnecesarias, de comün acuerdo rindieron el siguiente dictamen: [...] los términos que Ilevaron a cabo para cometer los agentes de Ia infracción,fue de haber levantado las cuerdas de alambre,sin romper- las. El instrumento o medios empleadosno los hubo con fuerza,por no haberrotura de Ia cerca como Se dijo ya, y la naturaleza y resultado del hecho, fue el hurtodel animal segilmn por los rastros dejados en las cuer- das de alambrey las pisadas y resbaladerosfrescos que existen67.

65. AJU, Distrito Judicialde Bogota, Tribunal Superior,Salade lo Criminal, sumario2.511, 3diciembre, 1958. 66. AJU. AlcaldIa Municipal de Guachetá,sumario N 33, diciembre 5 de 1944. 67. IbId.

102 Estos resultados que más parecen una version cOmica de las acti- vidades de Ia burocracia rural fueron hechos y consignadoscon toda seriedad en un documento oficial. Más que lo jocoso de esta situa- ciOn, lo que se evidencia aqules las pocas herramientas, por fuera del ritual burocrático, que el poder local experimentaba para enfrentar este tipo de prácticas. Cuando se interrogO a los campesinos vecinos, respondlan cosas como: "No he visto a nadie ni de dia ni de noche, que haya sacado hecho nada malo, pues si supiera lo dirla al señor alcalde"; "No sé de nadie que le guste lo ajeno. Solo en una ocasiOn supe que alguien se habla robado un poco de ropa aquf que le ilevO a una que- rida enVillapinzón"; "SIseñor, sihe pasado sinpermiso por los potreros del señor hacendado porque me queda más cerquita para venir al pueblo"; "Yo nunca he ofdo decir si le han robado ganado o no a! señor"; "No señor yo no he conocido el animal por el que se me pre- gunta, y menos siendo que yo no tengo por qué fijarmeen laspropie- dades ajenas, y además como el señor tiene alil bastante ganado y como yo ni siquiera soy arrendatario por esta razón no sé cuál ser el animal porque se me pregunta", "Yo como cuenta que le he de dar a Nuestro Señor, yo no me consta nada", "Y yo qué puedo decir... pues no soy muchachode el, ni soy recomendado, ni conozco el ganado", "Tal vez en esa estaba yo en tierra caliente"68. Después de dos años de lidiar con Ia "sabiduria popular", los jueces declararon pres- crita la acción penaly Gonfrier se contentO con continuarIa cria de su numeroso hato. En estoscasos Ia sola insinuación de una ruptura del silencio soil- dario podia generar violentas reacciones.En un caso poco usual, acu- sado porotro arrendatario de haber matado unperro y un toro de una hacienda en Füquene, el acusado dejó muy clara la norma a seguir: "Doble hijueputa, no le lambs tan grueso al patrOn que mañana sails de Ia hacienda y nada sacás"69. En cuanto a los robos a hacendados se referIa, era clara Ia compli- cidadtcita en casos en los que todospareclan tomarpartido en con- tra de los señores. AsI, aunque entre los campesinos no existiera una solidaridad "de clase" explicita, Ia expresiOn colectiva de Ia resisten- cia a Ia hacienda en los espaciosde Ia cotidianidad, especialmenteen cuanto a acceso a comida y a condiciones lahorales, si era lo sufi-

68. IbId. 69. AlE . uniario2443,1.035. ttnIo V.

103 cientemente colectiva. Esto era cierto, asI fuera su (tnico espacio de solidaridad social Ia complicidad, Ia aceptación y Ia recurrencia a estas actividades, sin posibilidadde ser sancionadas, a menos que afectaran a otros de su mismo grupo. Otra de las practicas extendidas de resistencia, aparte del peque- no robo, era Ia desaparición de los sitios de trabajo y, en situaciones más extremas, Ia migración temporal a regiones vecinas, principal- mente a Bogota. Esto sucedla a pesar de que existIa una oferta no utilizadade mano de obra en el valle mas que escasez de la misma, pues el carácter relativamenteindependiente de Ia mayorIa de lospequenos campesinos hacla dificil para'los hacendados controlar alos trabajadoresy mante- nerlos en los lugares donde mas los necesitaban. Cuando un trabaja- dot se sentIa descontento, o maltratado, simplementedesaparecIa, se iba70. Esto puede considerarsecomo un indicadorimportante de auto- nomIa del campesinado. Desafortunadamente para estos migrantes las condicionesen Ia ciudad no siempre ofrecIan una mejorla frente a los abusos ocasionalesde los hacendados locales, cuando tenlan que relacionarse con ellos, y muchos regresabanal Valle en una patetica reafirmación de las "bondades" de este sistema de explotación71. Uno de los casos másdocumentados de esta continuamigración y retorno es el de las mujeres campesinas,debido especialmente a una apreciable demanda citadina pot mano de obta femenina a partir de la década de los treinta, principalmente destinada al servicio domes- tico72, demanda que era prácticamente inexistente pata los trabaja- dotes masculinos. El traslado de mujetesdomésticas no siguió unproceso de decisio- nes autónomas de las mujeres. Ms bien tespondió a las presionesde un metcado administrado por algunas intermediatias reconocidas. Declataba Ia madre de una de estas óvenes: A mi hija, Ia busqué y no Ia encontré. Supe que Ia habla sonsacado la señora Francisca Conejo y se La hahIa ilevado para Bogoti y Ia habla

70. Erirrevistaa ElisaMárquez Oarzári, Ubaté, 1989. 71. Eros actos de evasion eran frecuentes y permanentes a través de La primera mitad delsiglo veinte como lo describIariterratenientes locales. Entrevis- tas con SixtoMOrquez GarzOn, Ubat, 1989y Justo Márquez, Ubar&. 1992. 72. Esre feriOnieno de prestaciOli de 'ervicios domésricosfemeiinos tarnbiért formó uria p.rte integral de las relacioneseiitre haceridados y campesinado desde tiempos coleniales.

104 colocado de sirvienta; también supe que se iba a Ilevar a mi otra hija. Se que esa señora tiene Ia costumbre de sonsacar a las muchachas y cob- carlas de sirvientasen Bogota, como a una hija de donJosé Parra y una hija de don Nemesio Galindo, a una hija de Patricio Piraván73. Muchas de estas muchachas regresaban al campo y más de una vez embarazadaspor hombres de Ia ciudad, pues el fenómeno de las sirvientaso domésticasimplicaba un ambiente propicio para otro abu- so muy com(in sobre las mujeres campesinas: su utilizaciónpara obte- ner favoressexuales. Las señoras localesque "contrataban" sirvientasy ordeñadorasen el Valle, utilizaban toda clase de estrategias para competircon la deman- da de sirvientasen la gran ciudad a!propagar por ejemplo que, "Bogota era una perdición para las muchachas campesinasy que las haclan lavar demasiadospisos y no les pagaban bien" o simplementeal hala- gar a las mujeres con la falsa promesa de que en sus casas serIan teni- dasy consideradas como si fuesen sushijas dándolesovejas y becas"74. De nuevo Ia referencia a un universoprotegido y benevolente apare- ce como excusa para mantener Ia estabilidad de Ia fuerza laboral, femenina en este caso, atada a las haciendas, al contrastar las condi- ciones citadinas de trabajo con la bucólica vida local. En realidad Ia situación de las trabajadoras en el Valle no era muy diferente a Ia de Ia ciudad, pero por lo menos allI contabancon Ia cercanIa y supuesta protección de sus familiares y patrones. Sin embargo,cuando casos de embarazospor abuso de patrones o sus familiares sucedlan, a diferen- cia de otras regiones campesinasen Colombiaestudiadas mas recien- temente, la capacidad de negociación del campesinadoa partirde las relaciones informales que se creaban a través de los hijos naturales fue muy limitada en el caso de Ubat&5. En términos de conflictos verticales que involucraban a mujeres campesinas, Ia efectividad de acusaciones basadas en transgresiones morales a! ordenpaternalista resultaban una amenaza adicional para muchastrabajadoras campesinaspues era comün que a!Ilegar a oIdos de los patrones, optaran por despedirlas de sus trabajos,especial-

73. AJLJ, sumario 2.164, 1. 119, tomo iv,Juzgado de lristruccióri Criminal de Guachetá, julio 2, 1956. 74. A,JL1, Ubaté, sumario 2.387, radicado al f. 2.387, Iihro 602, tomo Iv, enero 28, 1960. 75. Michael Jimenez, "Mujeres iricautas y sus hijos hastardos" en Historia crIltca, Nos. 3 y 4, Bogota, I niversidad de los Andes, 1990.

105 mente las esposas de los hacendados que tenlan más relación con Ia contratación de las mujeres. Al oIr una hacendada que una de sus trabajadoras, "era una puta y que la perdió un hombre cuando estaba pequeña, que en su casa ilegan hombres a quienes atendIa y que Ia mam era una alcahueta yque a todos loshombres los tenla enfermos y que habia estado trabajando en Bogota de puta en un burdel"76, Ia campesinaen cuestión y su familia fueron echados de Ia hacienda de Táquira. Estas situacionesilevaban a que las campesinashicieran defensas pblicas, a través de los juzgados para defender su imagen en Ia ha- cienda. Tal fue el caso de Maria Luisa Pachón al acusar exitosamente de calumnia a Maria Teresa Gavilán, una ordeñadora, quien dijo que aquella se acostabacon mayordomosy administradoresde lashacien- das77. Las preferenciasde los patrones por algunas trabajadoras rapi- damente se atribulan a Ia creencia que "el patronlas tenIa de mozas y que poreso tenfanbuenas garantIas"78.En estoscasos, frecuentemen- te documentados, se evidencia Ia facilidad con que las mujeres cam- pesinas se convertian de vIctimas en victimariasy la efectividad del chisme como un anna de ataque. En contraste, las señoras de la elite eran cuidadosamente defen- didas ante cualquier insinuaciOn o intentode abuso: El Alcalde de Tausa, señor José Vicente Lozano, en 1943 entrO en el domiciliode Luis Carrillo(quien ejerció igualmente como alcalde)donde se encontraban solas sus hijas por lo cual, Carrillo una vez enterado, acudió y lo sacó a Ia fuerza de alli. Apartir de ese dia Ia reputaciOn de Lozano sufri6 mucho. La gente empez6 a decir que Lozano Ilevaba una vida de disipaciOn y escándalo, Ilegando hasta a proponer actos indecorosos a señoras casadas,por lo cual Ia mayorparte de las familias de aquella localidad le cerraronlas puertascomo amigo o huésped79. Por supuesto, las tensiones entre los grupos sociales no se daban exclusivamenteentre lospatrones y los campesinos y peones.Los con- flictos intraclase, especialmente entre los grupos subordinados reprodu-

76. AJU, Simijaca, f. 129, libro de registro 452, tomo Hi, febrero 11, 1950. 77. AJU, Guachetá, sumarioN9 2.461 f. 84, tomo v, radicado bajoel námero 893, 1. 307, romo agosto2, 1960. 78. AJLJ, lnspección Municipalde Policla de Ubaté, sumario N9 119, radica- do alf. 119 del libro de registro 1, romo i,abril 1957. 79. AlL!, procesoiniciado en Tausa, L19, libro de registro 19,tonio I, mayo 15 de 1943.

106 clan com(inmente las referenciasal discurso de la moral compartida, entendida en estos enfrentamientos a través del elemento de la solida- ridad. En otros casos la intervención de los patrones o el uso de la moral de laselites generaba enfrentamientos entre iguales. Por ejemplo, en una ocasión una campesina encontró a dos hijos de una vecina que sacaban pasto de una sementerade malz. Al Ilarnarles Ia atención los niños respondieron que ella no era la dueña de la tierra, sino una aparecida, y luego Ia desafiarony le tiraron piedras80. In que parecerla ser una travesura de aquellosniños, en realidad, mostraba una reacción tlpica, cuandoalguien del mismo grupo censuraba estas practicas. Al regresarIa madre y enterarse de lo sucedidosoltó una oveja conel fin de hacerle daño a la sementera de Ia otra vecina. Casos asl fueron muy comunes entre vecinos que se enfrentaban, por ejemplo, al des- truir Ia ropa de losotros, romper sus ventanas, robar animales meno- res, etcetera, acciones que pareclan convertirse en las armasmás ade- cuadas para lograr satisfacciónante algün insulin o diferenciapersonal. Estas disputas ilustran el tipo de conflictos intraclase que deses- tabilizaban Ia frágil relación entre vecinos. Los lazos de solidaridad pareclan romperse con tanta facilidad que es difl'cil hablar a este ni- vel de un cuerpohomogeneo con un solo centroque compartiera un lenguaje expilcito, base para una asociaciónde intereses campesinos. La exposición püblica y Ia sanción institucional eran importantes eneste contexto. En un casomuy sugestivo, elcura párroco de Simijaca "desde Ia Cátedra Sagrada" dijo que habla sido informado "por un caballero" de que el campesino José Antonio Murcia era un ladrón conocido p(tblicamente en este municipio y que sus caracteristicas eran el hurto de ovejas. Como Murcia pidiera explicaciones al cura, aclaróque "el caballero"era BemardoGonzalez, porlo que Murcia inmediatamente formulódenuncia penal porcalumnia contra Gonzá- Iez. Aunque Ia imputación hechapor Gonzalez no se considerá delito, fue notorio el cuidado que tomó Murcia para defender su reputación, especialmente cuando el canal de juicio ptihlico fue el pülpito, ampliarnente aceptado por los campesinos, debido a su religiosidad tan arraigada. Solocuando Murcia impusoIa formalidaddel aparato judicial so- bre Ia acusaciOn del cura, logro recuperar su puesto en Ia sociedad local independientemente de sus actividades como ladrOn de ovejas,

80. Alt.], su1uurio 128, Juzgado Penalde LJbaté, f. 161, libro de rertro 23, tomo ii, ro 1954.

107 pues lo importante no era lo que se hacIa sino qué tan anónimamente se hacla. Mientras no se pudiera acusar ptThlicamente con no habria espaciopara el ostracismosocial. La exposiciónp(tblica en oca- siones generaba la intervención directa del patron. La complicidad de otros campesinos que declararon a favor de Murcia era evidente cuando respondfan al juez cosas como: "Yo declaro lo que vide y of pero como después me dio una enfermedadya no recuerdo nada"81. El cuidado en no transgredir p(iblicamente Ia normatividad y Ia moralidad establecidas, cuando se trataba de atacar a otros, inclula comtinmente el uso del chisme. Un ejemplose observa cuando unos campesinosnegaban que sus hijas hubieran encontrado una cartera de Hemando GOmezcon unpoco de dinero apropiándose de El afectado clamaba además que "no le robaban a un rico sino a un pobre", en la mejor tradiciOn del robo injusto. Declaraba el acusado: "Esta falsa imputaciOn quehacen a nuestrashijas, Ia han venido propa- lando ante nuestros vecinos y demás relacionados,con la delictuosa intención de perjudicar la reputaciOn y buen nombrede nuestra familia y con el clnico fin de deshonramos y exponemos a la animadversion o desprecios püblicos"82. Muestra de Ia misma situación es el caso de Manuel GonzIez, mayordomo de la hacienda "La Esquina" de pro- piedad de Ia farnilia De Francisco, localizada en Guachetá, quien denunciO a Arturo Chiquiza, por haberle dicho delante de vecinos que se habfa robado una determinada cantidad de alambre de pclas y diariamente un poco de leche, provenientes de Ia citada hacienda. El acusado al tiempo de ser notificado se arrepintiO de lo dicho y a solicitudde Gonzalez hizo publicaruna retractaciOnen un periódico de la vecina ciudad de Zipaquira83. Se observaen estosy muchos otros casos parecidosque serfa repe- titivo transcribiraquf, que el uso de Ia exposiciOn p(iblica realmente buscaba ejercer una presiOn moral y social capaz de reivindicar Ia irnagen pciblica de los comprometidosbajo ci riesgo de ver limitadas sus actividades laboralesy productivas en general84.

81. AJU, AlcaldIa de Simijaca, sumario 6886, mayo 18, 1954. 82. AJU, Ubaté, f. 711, libro de registro 416, julio 11, 1951. (Subrayado rtuestro). 83. AJU, Iniciado AlcaldIa MunicipHl de Guacheté, f. 27, N9 44, libro de registroiii, 22 de abril, 1946. 84. Sea el sitio para recordar, adems, Ia estrucrura moralista y clasista de los juicios que dirinifan este ripode conflictos, a pesard lo cual eran utilizados coino armas de defensa de los campesirios.Quizs bajo Ia rifluencia de las escuelas del

108 Por supuesto, el recurso institucional no era Ia panacea de las al- ternativas. Cuandoel alcalde de uno de los pueblosmás pequenosde Ia region, Sutatausa, Roberto Rico85, encarcelO a un vecino con quien tenla diferenciaspersonales, dste lo denunciO ante el juzgado munici- pal, el cual solamente impuso al alcalde una multa de $10. Descon- tento con este fallo, el ofendido, Jorge Villamil, apedreO Ia casa del alcalde en Ia noche86. Siempre se mantenIa el recurso de castigar con sus propias manos al causante de una trasgresiOn en caso de que el aparato judicial no respondiera ante el castigo justo que se esperaba. No siempre los campesinos podlan utilizar el aparato judicial o ejercer justicia por supropia mano,especialmente si se enfrentaban a alg(wi funcionario que intentaba sacar ventaja de su posiciOn para transgredir el orden de deberes mutuos y obtener ventajas personales o para sus allegados. En uno de estoscasos, LuisF. Carrillo y Ludovina Robayo de Carrillo, carnpesinos mineros de Tausa, explotaban una pequena mina de carbOn en donde habla intentado "poner trabajo" sin derecho alguno Siervo Orjuela un amigo de Luis Alberto GOmez Sanchez, el alcalde de Sutatausa. Este (iltimo preparó una orden ad- ministrativapor la cualautorizaba a Orjuela a trabajaren dichas minas. Ademas, impuso una multa de 20 a 100 pesos, a Ia vez que amenazO con Ia cárcel a los pequenos mineros si no firmaban inmediatamente Ia aceptación de ese hecho. Posteriormente, el alcalde envió a las minas a un agente de la PolicIa para proteger a Orjuela87. Un mecanismo ocasionalmente utilizadopara beneficiar a ciertos sectores fue alargar en el tiempo los procesoshasta que prescri- blan, es decir, hasta que excedIanel tiempocorrespondiente a la máxi- ma pena estipulada en los cOdigos para el delito en cuestión y enton- derecho positivista,se ubicaba aldelincuente dentro de ciertos rasgosbiológicos y sociales que refiIan con los arquetipos morales de Ia y diferenciaban clara- mente las tendencias a delinquirde los sectores subordinados. En los sumarios,sin excepción, se determinaba como primera información: "Las condiciones que Ca- racterizan Ia personalidad delprocesado ai tiempo delsumario, sus condiciones de vidaindividual, familiary social, si habIa dementes o locos, sifilIticos o alcohólicos en Ia familia, si habIa recibido goipes en Ia cabeza, si habIa vivido como pobre 0 como rico, si preferIa Ia verdad o Ia mentina, siel honoro eldeshonor, sidentro de sus sentimientos Ic gusrabamás ci trato con mujeres o con hombres...". 85. En ms de una ocasión 'e formutaron denuricias de abuso de autoridad contra Roberto Rico casisiempre airededor dedisputas de terrenos. 86. AJU, Juzgado Penal de Sutataua, f. 2.801, abril de 1952. 87. AILJ, I0de juliode 1957.

109 ces quedaban sin posibilidadde resolución. En una ocasión, la Perso- nerfa de Zipaquirá denunció que le Ilegabanprocesos que habfan es- tado por espacio de 11 años sin ninguna actuación. Por ejemplo, pro- cedentes del Juzgado Municipal del Carmen de Carupa, fueron enviados al Juzgado Penal del Circuito de Zipaquirá, "treintay cinco procesos con sentencia de prescripción,todos ellos revestidos de gra- vedad, quedando impunes, ora por negligencia,ya por dolo, de los funcionariosque desempeñaronel cargo de jueces municipales,hasta el año de 1946"88. Aunque se intentóculpar a los funcionariosjudicia- les y determinar quiénes habIan sido beneficiados, no se lIego muy lejos en la investigación. Los recursos para beneficiar a actores de litigios localeseran muy bien administradospot los jueces con crite- rios que, sin salirse de Ia legalidad, podIan cambiar el curso de algtmn procesoparticular. De otra parte, al referirse a conflictosde tierras, el aparato legal no actuaba con tanta seguridad. Esto se daba, especialmente,cuando los intereses encontrados representaban a personas del mismo grupo social. Tal fue el caso muy comün de disputas entre medianos propie- tarios alrededor del uso de Ia propiedad, especialmente de las servi- dumbres que no estaba legalizadas como espacio pclblico. No era cx- traño que los conflictos de tierra siguieran dirimiéndosede manera directa durante los años cuarenta y cincuenta y no fueron ajenos los enfrentamientos que produjeron algunos muertos en el contexto de estas diferencias. En un hecho repetido en varios sumarios de la Custodio Gonzalez y Zeón Pachón violentaron el paso por Ia propiedad del ha- cendado Salvador Pachón conel apoyodel alcaldeJulio Enrique Ayala. Este abuso de autoridad fue criticado por ci juez de apelación quien moraimente tachóde arbitrario al alcalde y aclaró que "falloscomo ci que corre en ci presente juicio (se deciaró inocente al Aicalde) camente los pueden proferirfuncionarios carentes del mas minimo elemental conocimientoen materia de jurisprudenciapolicial"89. Pero rnás allá de este regano de forma el juez que habla declarado inocente al alcalde no recibió sanción alguna. La soiucidn de hecho se impuso

88. AJU, Iniciado en Ia AlcaldIa Municipal de Carupa en uruo 7 de 1946. Kadicado al f. 4 del libro de regisrro 304, tomol. Delito: denegaciári de justicia. 89. AJU, Juzgado Municipal, Guachetá,sumario N2 2.093, radicado bajo el N2 130, f. 131, anotado en Ia AlcaldIa en el libro de registro, rotno v, f. 286, adicado al f. 223, tomo IV; N2 135, tomo iv, diciembre 7, 1957.

10 en como en muchos otros casos donde los funcionarios preferian no intervenir en conflictos entre miembroscon poderesequivalentes en la sociedad civil. La falta de poder de algunos funcionarios a! enfrentarse a las eli- tes se ilustra en otro caso que tuvo lugar en Ia oficina del juzgado de Lenguazaquea cargo de Alfonso Pardo Rincón. Este exigió a Joaqufn Gómez Martinez algunas explicacionesrelacionadas con Ia aparente posesión ilegal de unos terrenos disputados por campesinos.En vista de que el funcionario judicial no quedo satisfechocon la respuesta de Gómez Martinezy como además consideró irrespetuosasalgunas pala- bras que le dijo, ordenó al secretario de Ia oficinaexpidiera una bole- ta de detención en contra de GómezMartinez porel término de vein- ticuatro horas, orden que se cumplióen el acto90. Este "atrevimiento" hizo que más tarde,el juez fuera condenado por abuso de autoridad a seis mesesde prisión condonables por una multa. Eneste caso, el juez fue atacado con laspropias armas con las que trató de intervenir en el ejercicio local del poder. En otro caso parecido, en el que se enfrentaron dos hacendados, Ia decision de los representantes locales del poder estatalparece ía- vorecer al más poderoso ante Ia imposibilidad de hacer justicia sobre intereses que los superan. La hacienda "El Rabanal", en la vereda Pueblo Viejo de Guachet, de propiedad de RafaelCabrera fue divi- dida en 1925en dos haciendas: "El Rabanal", propiedad del ingeniero civil Eugenio GOrnez (amigo de importantes personajesde Ia vida na- cional como Mariano Ospina Perez, Darfo Echandla, Eduardo Zuleta Angel y Jorge Uribe Márquez segcin el mismo referla) y "El Rincón", fincaarrendada por el abogado Eduardo Sam Caycedoyjosé A. Barbery a Aifredo Venegas. En agosto de 1948, GOmez y Sanz tuvieron un enfrentamiento por unos brotes de agua de loscuales GOmezintentO extraer agua al construir un acueducto del cual SanzcortO el tubo. Lo interesante de este enfrentamiento entre dos hacendados es, como Sanzlo expresaba: "el funcionario de instrucción,presa de un profun- do temor reverencial por Ia persona del autor de este delito (la ex- tracciOn ilegal de agua), ni siquiera se ha atrevido a tomarle indaga- toria, y se ha limitado a darle cuenta del proceso que contra cursa,

90. AJU, Ubaté, radicado a! f. 134 bajo el N9O0, tomoiv del libro de regis- tro,julio 16, 1954. 91. AJU, Uhan, cuiderno umario N9 2, suiiiario N9 2.169, Juzgado del Circuito Penal, 19de epti&'mbrede 1948.

111 en atentas y respetuosasnotas de estilo"91. De hecho, el denunciante resultó acusado y Ia rupturadel tubo primó como arbitrariedad frente al "robo" del agua, por lo que Sanz terminó preso en Ia cárcel. DecIa que "cuando 'los humildes' cometen de buena fe un hecho de menor significacióny sin perjuicio de nadie, he visto cómo son trata- dos con todos los rigores de la Iey"92. Y aunque no era del todo humilde siera menos poderoso que el Otto y sus palabras profetizaron el desenlace del enfrentamiento. El poder judicial aparecla, entonces, a menudo, como un simple instrumento del poder ejecutivo aliado, controlado, o sirnplemente ignorado por las elites locales, y linuitado cuando intentaba alguna acción de control independientemente de los poderes locales. Sin embargo, al tratarse de una sanciónsobre un grupo subordinado,este aparato resultó muy funcional para imponer los intereses del grupo hacendado. Estoscasos, seguramente, fueron comunes a muchas areas rurales en el pals en ese tiempo, pero en el contexto de Ubaté nos ayudana entendermejor las relaciones que tendlana primar entre los diferen- tes grupos sociales, especialmente por Ia importancia que esre tipo de conflictos representaba para la reproducciónde Ia sociedad local. Los conflictos intraclase que no Se mediabanen espacios pilblicos, fácilmente se tornaban violentos. El lenguaje, el intercambio de ata- ques verbalese insultos, era el primer recurso y de allI se pasaba fácil- mente a la agresión fIsica y a los daños mutuos en Ia propiedad para liegarfinalmente al ostracismo social. Estos elementos, además de Ia provocación de los hacendados se ilustran muy bien en los sumarios judiciales de los años treinta y cuarenta dedicados a pequenas trans- gresiones. Aparece aquf claramente Ia caracterIsticadel sistema local paternalista que debilita Ia solidaridadentre los oprimidos al atarlos, como individuos,a sus opresores93. Uno de los documentos que habla de esta situación refiere en algunosapartes como, I...] Ia señora me dijo: 'tenga cuidado que ya están trastiando (otros campesinos), y ahora les queda Iácil robar leche" yo dije que yo no era cuidandera de nadie. Otro dIa (los campesinos referidos) declan que haba Ilegado Ia cuidandera, que era una vIbora y dejaron salir los terne- ros y me dijeron que no fuera lambona que no eran mIos, que yo estaba

92. IbId. 93. Eupne Genovese,Roll, lordan..,op. cit., p. 5.

112 Ilevando enredos a ios patrones. Yo les dije que no, que los patrones decIan que ellos eran de mala fe. Y me dijeron que merecla era que me mataran, que era bruja, que mataba los niñitos y me ios comIay que siflO tenla mis mozos y mi marido para que me quitaran Iaberraquera y sino que cogiera un paloy me jurgara94. Ante sus agresores,la mujer aparecla como una amenazaa la esta- bilidad del orden social. El uso del "lenguaje de la reproducción" muestra cómo el "desorden de Ia reproducción en la vida humana es un sinécdoque de la reproducción del orden de Ia vida social"95. La referendaa infanticidiossangrientos sugiere el acto de engullirbebés como una metfora de rechazo de valores socialmente compartidos pot los pobres, en el acto de enfatizar el comportamiento individual antes que el colectivo, en casos donde la solidaridadparece set muy importante. Esto, particularmente, en el contextodonde el trasgresor de Ia norma se supone aliado con la posición de los hacendados en contra de sus trabajadores. El control y Ia apropiación de los cuerpos de bebés aparecen fre- cuentemente en casosdonde unos campesinos atacanmetafóricamente a otrosquienes han violado las normas y el sentido que regula Ia per- tenencia social y que provee identidades con valor social. El o Ia que rompla el orden eran fciImente asociados con el diablo y con el ser infrasociaP. De nuevo, el papel de Ia mujer fue un elemento importante de las relaciones de poder. El mundo campesino de Ubaté en los cuarenta puede caracterizarseno sOlo como un sistema agrIcola familiar. Si se tiene en cuenta que "el género es la organización social de las dife- rencias sexuales; es el conocimiento que establece significados para las diferencias corporales"97, puede afirmarse adems que aquel era un sistema agrfcola masculino. Por sistema agrIcola se entiende un conj unto integrado de tareasque van más aIIá de Ia produccion agrI- cola y del trabajo directo de campo. En sitios corno el Valle de Ubaté, las mujeres realizaban una parte importante del trabajo de campo, pero sus tasas de participaciOnsuben sensiblernentesi se tienen en

94. AJIJ, Inspección Mui iicipalde Policfade Ubaté, sumario N2 119, radica- do a! 1. 119del LR 1, tomo i, abri! 1957. 95. Ana MarIa Alonso, "Gender, Power...",op. cit., p.407. 96. Cf. Ibid.,p.4!0. 97. Joai Wallach Scott, ( eitder andthe Potitic' of Hisory, New York,Coum- hiaUniversity Press, 1988.

113 cuenta todas las actividades que componen el sistema agricola. A pesar de ello, el famosodebate acerca de las mujeres trabajadorasque amenazaban los puestos de trabajo de los hombres al ser explotadas con salariosmás bajos y crear másdemanda por su fuerza laboral98,no se aplica a Ia region debido a Ia importancia del trabajo familiar no remunerado y porque no existen evidencias de que las mujeres con- tratadas para el ordeño, por ejemplo, principalmente en las haciendas y fincas, recibieran salario de peones más bajo que elde los hombres. Alil, la explotaciOnde Iamujer campesina asumfamuchas formas que se mantuvieron y reforzaron durante todo el siglo xx, pero Ia evi- dencia encontrada no permite detectar, parael caso de Ubaté, la cons- trucciOn de un mundo de mujeres pot fuera de las estructuras de subordinaciOn en las que se encontraban inmersas. La imposiciOn de un discursomasculino se lograba a(in porIa fuerza en el nivel horizon- tal como recuerdael siguienteestereotipo de las relacionesentre horn- bres y mujeres subordinadas: En Ia casa mandaban los hombres. Donde Ia gente més humilde les pegaban alas mujeres y les desbarataban los ofdosa palo. Pot aquf habIa un hombre cruel. A una viejita le metió unos palos pot las orejas y Ia sacabaa dormir afuera. Alas mujeres les habfa tocado a palo. Sinexigir nada, lo que buenamente les quenfandar. Mientras, los hombres se do- blaban de borrachos en las tiendas'°°. En el nivel vertical, ci papel de las "mujeres de los patrones" pare- cc ser claramente funcional a tal subordinaciOn al guiar e influir de diversas formas en Ia aceptaciOn de dicha dominaciOn. Las mujeres aquf no parecen poseer un discurso alternativo y el sigue dan- dose enlos aspectosde Ia feminidad y de lo doméstico. Corno afirrna- ba una hacendada de Ia region: Las viejas no eran humildes. Los deban incitar a tratarlas mal. Me acuerdo que venIan a contarle a mamacita y ella lesdecfa: "Por qué no se esta callada?Usted no lo sabe Ilevar. Déjelo, que grite, déjelo. —Ay,

98. Véase, Martha Blaxally Barbara Reagan, eds., Women and theWorkplace: The Implicationsof Occupational Segregation, Chicago, Universityof Chicago Press, 1976;Jane Huinphries, "Class Struggle and the Persistence ofthe Working Class 1amily",en Cambridge Journal ofEconomics, 1(1977), 241-258. 99. Cf. MagdaleriaL'6i y Carmen DianaDeere, La mujery LapolIuca agra rio en America Latma, Siglo XXI /AcEP, Bogota, 198a, p. 13. 100. Entrevista a E1isi M5rquezG. TJbatC, junlo 1990.

114 pero es que Ilega a gritar tanto. —No grite Usted. No será que grita, será que habla duro" le decia mama. Calladitas. Eso era de pot vida. Ya les habia tocado asi hasta morir'°1. La deformación simbólica de Ia maternidad era otro hecho muy comiin que se utilizaba como arma de batalla para dirimir conflictos entre los campesinos. En Simijaca, la mujer Cecilia Páez se quejaba de que un vecino llego a decir que "estaba gorda porque me comfa Ia sangre de los niñosque degollaba y me dijo mu cosas más que no me atrevo a decir"°2. El lenguaje es claramente alusivo a Ia herencia española de los juicios de Ia Inquisicion en el perIodo colonial, cuan- do se vinculaba ci papel de las mujeres catalogadas como brujas, con este tipo de actos que generalmente referlan otro tipo de transgresio- nes aI orden establecido. Con estos comentarios era relativamente facil crear una forma de ostracismo local que se desarroliaba a través del discurso sobre la sexualidad. AsI, el elemento judeo-cristiano acerca de Ia sexualidadse cons- tituyd como uno de los principalesgestores de Ia moral de la domina- ción a todos los niveles, inciuso en el m6s familiar del género'°3. Esta moral fue fuertemente adoptada por los campesinos. En una carta enviada desde "ci infierno", el autor clama por el respeto a dicha moral pero sobre todo aboga por el respeto al honormasculino: Esta, paraque se dé cuentade loque sufro aqufpot usted haberse botado a ese mundo pecador.Esto es de no negarlo porque aqulen lo alto yo me estoy dandocuenta. Estoy purgando mis penas,no tantopot mis peca- dos sino por los suyosy de mis hijas que se entregaron a PR. No se le haga extraño que yo soy un pagano aquf en ios infiernos pot su causa. No mandaste pagar una misapot ml sino te la pasaste tomando y dur- miendo con Parmenio. Aqul Lucifer me gobierna y me da poder. No sigas o han de aparecer ambos en el patio de Ia casa empelotos y en Ia maldad para que se den cuenta de que yo estoy sufriendoaquI. Yo siem-

101. Ibid. 102. AJU. Alcaldia Simijaca, radicado al f. 72 del libro de registro N 837, torno4, 21 de noviernbre de 1953. 103. Un periódico leIdo en Ubaté hacIa propaganda a una de las obras rnás leIdas en Ia fluestra redaccióri ha Ilegado el libro Orienración polluca fenteninadel que es aurora la educadorabogotaria doña Matilde Gonzalez Rarnos fundadora y directoradel Girnnasio Femenino del Valle en Cali. Se trata de una obra de adoctrinamielkto politico y social para Ia mujer, dividida en tres partesy once capItulos. (220 p. Editorial Colon)." El DIa, Bogota, mattes 21 de agosto de 1956, p.4.

115 pre ire por aIlá como pájaro de Lucifer.Me despido. AquI de los infier- nos amargos.C.R."°4. En otro caso tipico, incitado pot un patron, el 26 de agosto de 1947, enla vereda de Rasgatá de Tausa, se enfrentaron dos minerosy el dueño de casa poco después de que "el dueño de los trabajos" Luis Boada Ilegara alli y les notfficara que nadie debIa robarse el carbOn, porque a! que sorprendierahaciendo eso "Ic quebraba una pata". Esa nochehubo una pelea porcausa de acusacionesmutuas en respuesta a Ia amenaza del patrOny de aill resultaron varios lesionados'°5. Aun- que Ia denuncia de "delitos" entre iguales pocas veces lograba casti- garse por los medios oficiales, como se mencionO anteriormente, el uso del aparato judicial era igualmente importante e intentaba expo- ner pCiblicamente a cualquier trasgresordel orden. El orden moral de Ia sociedad regional se recreaba a menudo en estas instancias. Las denuncias se hacIan con objetivos diferentes segfin Ia extracciOn de clase del ofendido. Cuando Ia hacla un poderoso, la intenciOnera el control de prácticas de insubordinaciOny el efecto buscadoera tanto demostrativo como punitivo. La denuncia judicial era casi el tmnico recurso para verbalizar estos ataques a Ia propiedad. En el caso del campesino,en cambio, la denuncia p(iblica era un recurso másque buscabaIa apropiaciOn de un orden moral que servia para exponer pimblicamente a sus enemigos, independientemente de si estos resultaban convictos o no. En general, el comentario pciblico era implacable y ni siquiera el robo de unas gallinaso de unos granos entre iguales podia pasar inadvertido y con frecuencia se convertIaen un caso judicial'°6. For eso no resultaba extraño encontrardenuncias que referian hechos aparentemente poco relevantes y cotidianos'°7.

104. AJLJ, carta enviadaa nombre de un carnpesino muerto, a su esposa, diciernbre de 1956. 105. AJU, f. 121, tomo 4, proceso iniciado ci 27 agosto de 1947. 106. Ver, por ejemplo, AJU, FCiquene, sumario 1090, f. 53, libro de registro (LR) 75, tomo febrero 14, 1956. 107. Conio ci que describla ci campesino justo Márquez cuando deciaraba que, "su famihar José Heliodoro Cañon era un ratero que le habIa robido en su casa cuando se quedaba all. Se levantaba a media noche y sacaba los hultos de frIjol, cebada, papa y herramientas y se las robaba. Otto familiar declataba "que hahIa enconrrado a Canói lleriándose los bolsillos de frIjol en [a casa de Marquez y que en otra ocasiones habIa escogido los granos niás grandes y se los habIa lievado en uii pafiuelo" A1i1, sumario 1.033, 1. 249 bajo ci N 1.033, torno iv del hhro deregistro, 3 de agosro, 1955.

116 El robo menor de granos y animaleshecho por carnpesinos a grupos acomodados era "bien recibido" y hasta apoyado (por complicidad) por otros campesinos. En cambio, el mismo tipo de actividades realiza- do entre individuos del mismo grupo de campesinospobres, era muy ma! visto e implicaba el rechazo y el ostracismo de la comunidad. Era comün escuchar que alguien "Se convirtió en nuestro enemigo por- que acostumbraba robarse Ia sementera de maIz y de cebada". Ade- más era el origen de muchos conflictos intraclase de dificil solu- ción cuando las personas se convertian en enemigas,"es decir poco se tratan y con frecuencia se hacen dañosel uno alotro en las semente- ras y en los pastos, y se convierten en malos vecinos"108. Claramente se identifica en estos casos la ruptura del orden, por Ia trasgresiónde uno de sus miembros, quien desconoce los lazosde Ia solidaridadtácita y justa. Despues de cometido el acto, solo queda el enfrentamiento y la acción violenta ante la falta de una referencia normativa máselaborada. Los conflictospot tierra parecen ser Ia otra fuente importante de enfrentamientos entre miembros del mismo grupo social'°9. Sus desa- rrollos dan jndjcjos importantes de la frecuencia y el carcter de los conflictoshorizontales entre campesinos de la regiOn. Se desmitifica asf la idea de un conflicto social exciusivamente vertical de clase en donde podrfa tenderse a romantizar Ia actividad social de los grupos subordinados. For ejemplo, un vecino para quitarle Ia tierra a una viuda campe- sina, le mataba los perrosy las gallinas; amenazabacon matar un burro que tenla y lo desataba para echarlo a las sementeras de otrospara que To Ilevarana! matadero: "No hallanqué hacerconmigo, todo esto To hacen con el fin de que les deje mi tierra". De la misma manera, otra mujer relataba cómo sus vecinos Ia presionabanpara que les yen- diera su terreno, me tumbaron dos árboles de eucaliptoy amarraron unayegua enIa cebada. Fenla mu adobes para là construcción de una casa y me los destruyeron a Ia vez que destrulan los cimientos que ya estaban hechos. También me taparon un pozo con barro que tenla para la hechura del adobe. Me dijeron que perdla mi tiempo en trabajardicha tierra y en

108. AJU, Ubaté, sumario 240. N9 136 del libro de registro,mayo 15 de 1945. 109. Se ei icuentrari evidencias inclusivede personas muertas comi' resultado de estos enfreiitamientos. El Tiempo, 28 de abri! de 1949, p. 10.

117 construir casa pues cada vez que lo hiciera me meterfan animales para destruirme las cosechas, y que le meterfancandela a la casa"°. También en las transacciones de pequeñas parcelas se aludla a todo tipo de estrategias de confrontación para sacar beneficios, uno de los más curiosos, que se documentó un par de veces, era el de utilizar bebidas que permitfan dominar la voluntad de las personas para hacerlas flrmar documentos de transferencia de propiedad" . Aunque las disputas por la propiedad se refleren generalmente a par- celas, no deja de ser notable cómo el enfrentamiento puede Ilegar a terrenos tan peculiarescomo el sitio de una sepultura"2.En el cemen- terio católico de Sutatausa habIa un nino sepultado en una bóveda especial: "Cuando apareció muerta Rita Vargas en Ia vereda de Chipaquin sus herederos sacaron el cadaver de dicha bóveda y lo echarona una sepultura abierta por ellos distantede la bóveda. Debi- do a que en los archivos parroquiales no existIa ningUn documento que acreditara la propiedad sobre Ia referida bóveda"3, los campesi- nos consideraron justo, por encima del interés de la otra familia, dane un entierro lo más pulcro posible a su muerta por encima del temor religioso y judicial"4. Explicarel universode Ia micropoiftica a partir de la dominancia de los conflictos cotidianos sobre los partidistas nos ha Ilevado a re- crear un universo en donde lo social determina y moldea las pocas influencias de lo externo, entendidoesto como la supremacla de lo

110. Sumario 454, radicado all. 295 del libro de registro 24, tomo in, alcaldIa especial radicado f. 44, N 6.624, marzo 9, 1960). AJU, sumario radicado alf. 009 del libro de registro 4, tomo 2, radicado bajo el 728 f. 296 del tomo Ubaté, octubre 11, 1962. 111. En uno de estos casosJesüs MoscosoTrianaen Lenguazaqueen abrilde 1953 cuenta cómo "le dieron chocolate y más tarde refajo hasta que se enfermó totalmentey perdió el conocimiento",cuando despertó habIa traspasado todos sus bienes aMiguel Triana". AJU, Lenguazaque,sumario N2 971, septiembre 6, 1954. 112. Ver Ia descripción desituaciones parecidas en otras regiones colombia- nas en JuanCamilo RodrIguezGómez, El soliiario. El conde de Cuchicutey elfin de Ia sociedL,d senorial (1871-1945), Bogoti, Universidad Externado de Colombia, 2003. 113. Enesa los párrocos no acostumbraban aIlevar libros o documento alguno sobre propiedad de bóvedasy cinicainenteexpedIan recibos sobre derechos de ftIbrica o sepulturas. 114. AJLI, sumario 26, Contract senriiniento religiosoyel respeto a los difun- tos. Violacióride sepu1turis. Radicado tornoiii, f. 47, N2 26 del libro de registro, Nov. l7de 1958.

118 bipartidista sobre La heterogeneidad de lo local. Por ello, esta explora- cion permitirá entendermejor en los próximos capItuloscorno Ia lenta consolidaciónde La culturabipartidista en Ia de "la Violencia" no hizo más que adaptar el impulso de los nuevos actores, a las tradi- ciones más interiorizadasde Ia dinámica de los conflictoslocales en ci Valle de Ubaté.

CONCLUSIONES

Desde por lo menos Ia década de los veinte, Ia region de Ubaté estuvo dominadapor una elite polIticaconstituida principalmente por grupos medios, Ia cual se identificaba a sí misma con un sistema bipartidista excluyente. Esta situación se diferencia de otras regiones colombianasen donde, además de los partidos tradicionales, existie- ron importantes fuerzaspolIticas y movimientossociales identificados corno tercerasruerzas ''115 El mundode IapolItica estableciócontrol directo sobre el campe- sinado utilizando recursos paternalistasy clientelistas a Ia vez. La re- lación directa creada por los mecanismosde control social moldeó los conflictosentre las clases y entre los géneros, pero también fue utiliza- da para expresar el conflicto entre miembros de Ia misma clase, a veces en referencia al tema bipartidista. Al imponer diversosintereses sociales, varias formasde resistencia cotidiana se desarrollaron en ci sentido clásico de las "armas de los pobres" estudiadas porJames Scott. Estas se evidenciaron, por ejem- plo, en las prácticas anónirnas de resistencia presentes en Ia confron- tación de las demandas hechas por los patronos de Ia region. El con-

115. Existen varios estudios sobre "terceras fuerzas en ci sistema politico co- lombiano. Sobre luchas de los artesanos en ci siglo xix véase el reciente estudio de David Sowell, "The Early Latin American Labor Movement: Artisans and Politics inColombia, 1832-1919."PhD Dissertation, Universityof Florida, Gainesville, 1986; sobrc las diversas organizacionesy revueltas agrarias de los veinte y treinta con importante influencia comunista, véase, Gonzaio Sanchez, Ensayos de historia...; tarnbién las terceras fuerzas no necesariamente bipartidistas en Ia primera rnitad del siglo XX. El mejor ejemplo puedeser Ia UNIR de Jorge Eliécer Gaitán. Dc los muchos estudios sobre ci gaitanismo, se sugiere en particular, RobinsonJ. Cordell, El Movimiento gaitanista, Bogota, Tercer Mundo Editores, 1976 y Herbert Braun, Mataron a Gaitán, Bogota, Universidad Nacional de Colombia, 1987.

119 trot social, polItico, religioso y cultural no fue una construcción senci. ha toda vez que los campesinosgozaban de alguna autonomfa en tér- minos de su movilidad especialmente. Aün asi, la posibilidad de mi- grar a Bogotao a "tierracaliente" no resultó una verdaderaaltemativa para asentarnientos permanentes y la mayorIa de los campesinos migrantes retomaban a la relativa seguridad de sus pequeñas y des- protegidaspropiedades. A pesar de la presenciadel bipartidismocomo un referente formal del ejercicio politico local, aparece más bien como ha estrategia de articulación de los procesoslocales at universo de lo exterior que en todo caso, más que moldear la sociedad local es utilizado para potenciar elpapel tradicionalde los diversos grupos que se posicionaron a través de Ia primera mitad del siglo xx. Lo que resulta mas relevante, entonces, es que las dinámicas del conflicto cotidiano, ante Ia ausenciade organizacionespopulares fuer- tesy ante unospartidos politicosde bajo perfil, subordinan el tema de to bipartidista a dichas dinamicas y ello se muestra como evidente en el comportamiento de la sociedad local en los aflos de "la Violencia" como se explorara en los siguientescapItulos.

120 CAPfTULO III

PODER LOCAL Y BIPARTIDISMO: LOS MECANISMOS DE ARTICULACION A PARTIR DE LA DECADA DE LOS TREINTA

El bipartidismo como referencia centralpara la construcción del Estado colombianocanalizó todo tipo de conflictossociales durante el siglo xx y fluctuó entre los gobiemos de partido1 y el enfrentamiento violento permanente durante las primeras décadas del siglo hasta ex- presar su mxima explosion en el perfodo de "la Violencia".De esta manera Ia subordinaciónal poder central se expresObásicamente como una subordinaciOn a! bipartidismoque consolidO sus expresiones regio- nales en directa relaciOn con los conflictos alrededor del poder cre- ciente del Estado institucional2.Adicionalmente, quienquiera que se acerquea Ia historiade Colombiano tarda enidentificar dos manifesta- ciones recurrentes en Ia vida de la repüblica: elecciones y violencia3. En el Valle de Ubatéuna aparente articulación con estos patrones de desarrollo polItico nacional daban cabida a una expresión local, ciertamente dominante frente a las tendencias nacionales como una clara lecciOn de que la poiftica de construcción del Estado centralista nuncase estableciO como definitiva, pues en Ia prctica expresó una diversidad de respuestas que dependfan del desarrollo de Las estruc- turas de poder local. El bipartidismo en el Valle de Ubaté y sus articulaciones con los niveles departamental y nacional, después de 1930, y las prácticas electoralescorrespondientes son los temas de este capItulo. Se da es- pecial al tema de los lenguajespoliticos oficiales y cotidianos que articulan tanto los partidos con el Estado nacional como a los distintos sectoressociales entre si. Ello permitirá enmarcar Ia confron-

1. Es tal esta evidencia que Ia historia colombiana refiere como Ia Rep(ibli- ca Conservadora (1886-1930) y Ia Republics Liberal (1930-1946) a los gobiernos de las cinco prirneras décadasdel siglo xx. 2. Vet Francisco Leal, Estado y polItica..., op. cit., y Fernando Guillén, El PoderpolItico..., op. cit. 3. MedófiloMedina, "El debate electoral de 1941. Eleccionespara cmaras y a..anibleas",en AnwiriocoloTrlhiano de hisioria social y de Ia cultura, 1987, p. 15.

121 tación de una estructura histórica del poder local con las nuevas de- mandas de la coyuntura nacional durante el perIodo de "Ia Violen- cia", tema del siguientecapItulo.

A. LAS RELACIONES DE LAS ELITES LOCALES CON LOS PODERES NACIONALES

La provinciade Ubaté con sus 10 municipiosexpresaba en los años cuarenta dos tradiciones partidistas exciusivas. Por Ia distribución duantitativa de su poblacion se podrIa considerar una region poten- cialmente conservadora,pues solamente cinco de sus municipiosque en conjunto eran más pequeflos que el resto, Guachetá, Fiiquene, Carupa, Susa y Tausa, eran pueblos de mayorIaliberal. Sin embargo, las dinámicas electorates más efectivamente controladas en unos municipiosque enotros, hacIan que elbalance cualitativo resultaran en un permanente equilibrioentre liberalesy conservadores. El funcionamientodel bipartidismolocal respondIa, en parte, a las oportunidades generadas por las coyunturas nacionales que podIan alterar sustancialmente los resultados locales, pero igualmente a la iniciativa y eficienciacon que grupos minoritarios aplicaban estrate - gias de manipulación y control de votos que generaban resultados que no necesariamente correspondIancon el potencial numérico de la adscripciónpartidista tradicional. Un buen ejemplode cómo lo local yb nacional se afectaban mu- tuamente fueron las eleccionesde mayo de 1931, para Asamblea De - partamental y para Congreso Nacional. La elección de los senadores era, entonces, una elección indirecta a través de un colegioelectoral elegido por las asambleas departarnentales en circunscripciones subregionales, confonnadaspor uno, dos o tresdepartamentos asocia- dos aI efecto (Cundinamarca y Meta para nuestro caso). El tamaño variable de Ia circunscripción dependla de la población, y elegIa al menos un senador porcircunscripción4. En Ia provincia de Ubaté como en todas las demás se elegIan los diputados departamentales y después ellos eran los que elegIan al Senado nacional en Ia logica del colegio electoral. La Provincia de

4. Oscar Delgado,"Los sistemas electorales para el Congreso en Colombia (1821-2002)" en Observatorio Electorallatinoamericano http://www.observatorio electoral.org!biblioteca/?booklD = 5&page = 13.

122 Ubaté tenla derecho a dos diputados que, de acuerdo con Ia correla- ción real de fuerzas politicas, tradicionalmente correspondlan a un liberal y un conservador.El diputado liberal en esta provincialo elegla básicamente el municipio de Füquene por el volumen de votos que aportaba y gracias, adems, a un liderazgomuy bien consolidado re- presentado por un verdadero cacique de pueblo: Laureano Martinez. Este lIder tenia como privilegio sugerir el nombre del diputado liberal que representarla a la provincia. Los ilderes bogotanos venlan hasta F(iquene a confirmar la decision de Martinezy fortalecIan asI suposi- ciOn regional como lider. Sin embargo, en 1931, los jefes bogotanos decidieron romper Ia tradiciOn y sugirieronla candidatura de un "doc- tor" bogotano. Martinez disgustadopot el irrespeto al pactotradicio- nal, rompiO sus compromisos y descuidó a propósito sus estrategias electorales locales lo cual "permitió" que Ia provincia de Ubaté eli- giera dos diputados conservadores, lo cual hizo perder a los liberales un diputado en la Asamblea del Departamento de Cundinamarca. AsI, después de las elecciones presidencialesde 1930, que ganO con cierta estrechez el liberal Enrique Olaya Herrera5, las elecciones le- gislativas de 1931 las ganO el conservatismocon una mayorla de un senador, que fue Ia que permitiO que Laureano Gómezfuera presiden- te del Senado6. Se perdiO la mayoria liberal en el Senado, "por Ia traiciOn de un indio de F(tquene"7. Y sOlo en 1933 se impuso Ia mayo- na liberal en el congreso por primera vez en el siglo8. Este evento se desarrolló en aparentecalma a pesar de que en las elecciones de 1931 en muchas partes del pals fueron muy agitadas. "Después de acceder a la Presidencia, los liberales se dieron cuenta de que las realidades electorales les dificultaban asegurar las mayo- rlas legislativas;en consecuencia ellos impusieron Ia fuerza en reduc- tos conservadoresfuertes como Boyacá y Norte de Santander. Los in- termedianios locales destrulan las cajas de votos, intimidaban a los

5. Enrique OlayaHerrera obtuvo 369.934 votos contra240.360 de Guiller- ma Valericiay 2 13.583 de Aifredo Vásquez Cobo, ambos conservadores. Base de datos polIticos de las Americas (1999). "Colombia: elecciones legislativas 1931- 1990", Georgetown University y Organización de EstadosAtnericanos. En: http:/ /www.geoigetown.edu/pdba/ElecdataJCol/1eg3190.html.9 de junio 2000. 6. Los porcentajes de votos enesa elección se dieronasI: liberales 51.07%, conservadores 48.90%. Totalvotos válidos 787.157. Base de datospolIticos de las Americas, op. cit. 7. Entrevista a Sixto Márquez Garzón, juriio, 1992. 8. Paul ()quist, Violencia, t..onflicto..., op. cit., p.199.

123 votantesconservadores, o descaradamentealteraban Ia cuenta devotos. La determinación liberal para retener el poder requerIa del fraude electoral y de Ia violencia armada en escala masiva"9. A nivel local resultó impresionante córno un resultado aparente- mente insignificante (uno o dos diputados) podia, en situacionesde equilibriosprecarios de poder en el nivel nacional, tener efecto con- tundenteen el tema de las mayorIaspoifticas en el Senado nacional. En consecuencia, la importancia de esta provincia en términos elec- torales fue cada vez ms atendida desde el centro del poder y los lfderes localesocuparon muchasveces el primer lugar en las listas de las corporacionespublicas nacionales, aunque fuera en el puesto de las suplencias, unreconocimiento que no siempre se concedIaa todas las provincias del departarnento que no presentaban un esquema de elecciones tan controlado y como el que funcionaba en el Valle de Ubaté. La cultura polItica deUbaté, caracterizadahacia adentro por una convivencia relativamente pacIfica entre los dos partidos, respondia asi a las tendencias que enfrentaban en el nivel nacional a sus din- gentes, pero curiosamente adoptódicho conflicto de una manera so- bre todo retórica, lo cual es más claro durante los años de "La Violen- cia", mientras se mantenla dicha convivencia y negociacion de una manera muy práctica y relativamente autónoma en la cotidianidad local. De hecho, el mecanismo electoral, el principal referente de legitimación del Estado en prácticamente toda Ia historia colombia- na, se atendIa ms como un mecanismo de consolidacióndel liderazgo y de la resolucián de diferencias en Ia sociedad local antes que como una respuestadeuinitiva a las expecta tivas de losniveles departamen- tales y nacionales'°. Un indicio de este manejo retórico son los mensajes oficiales que enviaba al mismo tiempo,en los años cuarenta, el Concejo Municipal de Ubaté (institucióndonde mejor se expresaban las dos fuerzas parti- distas) en un tono apologetico, a los lideres nacionales del conservatismoy del liberalismo populista't. Esto en un momento en el

9. John D. Martz, The politics of clieiitelism: democracy and the state in Co- lombia, New Brunwick,Transaction Publishers, 1997, p. 50. 10. Compararcon Julián Pitt-Rivers, 1 npueblo dela Sierra: Grazalema, Madrid, Alianza Editorial, 1989, que muesrra cómo a estructura local de poder sirvió para moderar Las reforroas centralizantes y autorirariasdel regimen de Franco en España. 11. He aquI Ia transcripción d alguris de estos mensajes:"ElConcejo pre- serita respttuoso a1udo al primer niandatrio de Ia RepOblica Doctor Mariario

124 cual el conservatismodesarrollaba un sectarismocada vez más fuerte que se empezaba a expresar a través de una fuerte polarizaciónregio- nal,y que paraese momento ya habla generado enfrentamientos san- grientos en otras partes del pals'2. La aparenteambiguedad en lasdeclaraciones del Concejo, repre- sentante de Ia clase polftica local, replicaba una práctica generaliza- dadesde muchos añosatrás enla que, ciertamente, existIa un control relativo de las instituciones pciblicas locales por parte de los grupos liberaleso conservadoresde acuerdo con la adscripcióndel presiden- te nacional de turno y de las practicas electorales que alteraban recurrentemente la correlación de fuerzas.Pero los grupos en el poder coexistlande manera bastante convivencialcon el respectivo "grupo minoritario" sin utilizar prácticasviolentas generalizadas para mante- ner sudorninio sobre el gobiemo local. AsI, el juego electoral se orga- nizaba airededor del uso de los lenguajes diferenciadores del poder adaptados del mundo de las relaciones sociales cotidianas, antes que a través de Ia represión sectarista directa.

Ospina Perez, y hace votos porque su permanencia al frente dedicha Magistratu- ra, sea fecunda en toda suerte de bienestar para todos los hijos de Colombia. Reconoce además en ci eximio mandatario su amor pot la patria y su adhesion positiva alas instituciones democrOticas del pals, y lo felicita por su brillante polIti- ca deUniOn Nacional" (AMCU, carta enviada aMariano Ospina, noviembre 3 de 1947). El Presidente resporidió: "Conviva satisfacción heme impuesto patriOtica proposiciónaprobada por ese Honorable coricejo. Expreso a todos sus distinguidos miembros misincero agradecimiento por sus voces de adhesiOny respaldo a! Go- bierno que rue honro enpresidir." (AMCU, telegrama enviado el 8 de noviembre de 1947). EnIa niisma sesión, se erivió ci siguiente mensaje: "El Concejo presenta al doctorJorge Eliécer GaitOnun rendido y cordialsaludo; lo deciara GranAban- detadode las aspiraciones delpueblo colombiano y, como jefe ilnico del liberalis- mo, Gran Triunfador delcinco de octubre,y le ofrecepleno y amplio respaldo en todos sus esfuerzospresentes y futuros al servicio de los altosintereses democrOti- cos de Ia patria." (AMCU. ResoluciOr,N 7, H.C. Nates, Montañez, Cañon y Torres, Nov. l de 1947). Y Gaitánreplicaba halagado: "Deseo expresar mis senti- mientos de gratitud a los miembros de esa alta Corporación que tan bondadosa- mente se han servido distinguirme. Con -entimientos de alta consideraciOn y augurandoles los mejores ensus labores porel biendeese noble Municipio." (AMCU, cartadirigidaalConcejo por Jorge Eliécer GaitOnel2O de noviembre de 1947). El Tiempo. 12. De esta datarilas famosas marchas "de Ia paz y delsilencio" en las que Jorge EliécerGaitOn reclamaba a Mariatto Ospina Perez, ci presidente conser- vador, detenerIa violencia contra los liberales. Violencia que ya habla cobrado un nümero importartte de 'lctimas.Véase, HerbertBraun, MatarormoGaitdn, BogotO, Universidad Nacional de Colombia, 1987.

125 Enuna de estascoyunturas, desapasionadamente vivida en elValle, entre los años treinta y cuarenta, los liberales utilizaron las ventajas que ofrecIa Ia "Repciblica Liberal", para fortalecer desde Ia region relaciones formales con los lideres oficialistas nacionales de dicho partido, y aün con los del grupo gaitanista. Pero lo curioso fue que al retomar los conservadoresel poder presidencialen 1946, los liberales locales expresaban sus preferencias polIticas y enviaban los mismos mensajes de apoyoe identificación sectarios sinrecibir amenazaso te- ner impedimentosimportantes. Nada que tuviera que vercon los acon- tecimientos regionales y nacionales del liberalismo escapaba a las declaracionesabiertas del Concejo Municipal. En 1947, se enviaban notas oficiales de pesar al liberalismo pot "la prematura desaparición del ilustrehombre püblico y ex-candidato a Ia Presidenciade la Rep(i- blica doctorGabriel urbay3 asociándose al duelo nacional que enluta a Ia patria por tan sensible e irreparable pérdida", o, felicitacionesal gobernador liberalAntonio Izquierdo Toledo'4 "por su acertada labor administrativa desarrolladaen beneficiode losintereses de Cundina- marca, la cual ha Ilevado Ia tranquilidad y el orden a todos los muni- cipios del Departamento y le ofrece pleno respaldo y colaboración en todas sus gestiones gubemamentales".Hasta el nombramientode fun- cionariosintermedios como el Secretario de Gobiemodel Departamen- to en Bogota mereclan una misiva de parte del Concejo Municipal'5. No resulta subestimablecómo este tipo de repertorios politicos mantenlan los pocos pero claroslazos con los funcionariosregionales y - nacionales que, aim en condicionesde minoria al nivel nacional, po dIan garantizar los pequeños pero siempre imtiles apoyos a la labor de los politicos locales, especialmente en cuanto al manejo de algunos recursos estatales enlas incipientes redes clientelistasque ya empeza- ban a utilizarse como complemento a las formasmás tradicionalesde sujeción del campesinado local.

13. Muyfamoso por setel candidato oficialista que los liberales opusieron al Ilder Jorge E. Gaitáncreando Ia division liberal que IlevO a [a presidencia a un conservador, Mariano Ospina Perez, después de ms de una década de gobiernos liberales. 14. Ingeniero industrial bogotano, diputadoa la Asamblea de Cundinamar- ca en 1932, represenrante a Ia Cárnara, 1934; senador suplente, 1938; ministro diplomático en Suecia, 1937; gobernador de Cundinamarca; gerentede Ia Fede- ración Nacional de Exportadores de Café, 1962. Oliverio Perry, Quién es quten..., op. cit., p. 247. 15. AMCLJ, Nov. 3, 1947. Carta de felicitación del Concejo de Ubaté a Alberto Riaño Cualla, mayo 26 de 1947. Libro de actas, 1947.

126 Igualmente demostrativoera el uso de otros canalespCiblicos como los periódicos para dar cuenta de Ia dinámica de los politicospartidis- tas de Ubaté. Por ejemplo, Ia permanente corresponsallaque tenIan los concejales liberales con periódicos nacionales como El Tiempo, fueron un canal permanente e importante de visibilización del partido por fuera de la region'6. De nuevo un recuento de los mensajes de estos corresponsales en los años cuarentay cincuenta dan cuenta de un lenguaje sectario en Ia superficiepero que sOlo refiere en realidad eventos de bajo conflicto. Con algunas pocas excepcionesde muertes y asonadas, que dificilmentepodrian atribuirseexciusivamente a con- flictospartidistas, el contenido de las notasliberales durante esos años refuerza las ideas que hemos discutido alrededor de unas tradiciones de convivencia entre los grupos politicos del Valle. Ni el partido que obtenIa coyunturalmente alguna leve ventaja, prestaba especial atenciOn al control absoluto de susopositores polIti- cos, ni las relacionesde estos ciltimos con sus lideres fuera de la regiOn parecIan afectarse por los gobiernosde partido. ExistIa, igualmente una tendencia de los politicos liberales a ex- presar sus simpatIas hacia el lider populista Jorge Eliécer Gaitán a través de las comunicacionesoficiales. Esto siempredentro de un len- guaje tolerante que no atacaba al conservatisrnoo a las otras faccio- nes del liberalismo y sorpresivamentereivindicaba muy poco intereses de sectorespopulares7. Continuamente se enviaban mensajesde apo- yo a las actividades de los lIderes gaitanistas en Bogota e incluso se conservO durante algiin tiempo un retrato de Jorge Eliécer Gaitán que presidla todas las reuniones del Concejo Municipal. Hasta las más irrelevantes situaciones eran excusa para reafirmar estas prefe- rencias simbOlicas por el gaitanismo: "El Concejo de Ubaté, en su y especial sesiOn de 1947, presenta Un cordial saludo de Año Nuevo al doctorJorge Eliécer Gaitán, Jefe Unico del liberalismo co- lombiano deseándole brillantes triunfos para bien de la democracia del pals"8.

16. Los principales corresponsales firmaban como Rodribor y Jimalva, pero pueden identificarse los riornbresdel concejal Luis Torres Rosso y de Alvaro Ji- ménez. 17. Uris de las caracterIsticas durante la "violencia" es el cambio de este lenguaje en una dernostración, de nuevo retórica, del aparente reflejode la pola- rización de Ia situaciói1 nacional. Esto se amphora más adelante. 18. AMCU, ResoluciónN 46 H.C. Nates, aprobada endiciembre 28 de 1947.

127 Pero este apoyo era de nuevo aparente y cuando se trataba de presentaral partidoarticulado a las tendencias oficiales, rápidamente se bajaba ci tono a este tipo de comunicaciones.En una nota escrita al periódicoEl Tiempo ci corresponsalliberal, representante del Con- cejo, no tenianingün reparo en tratar de maneradespectiva las acti- vidadesgaitanistas enUbaté: "se desmiente La informaciónaparecida en Ia gaceta La Jornada asegurando que tres mu manifestantes asis- tieron a Ia concentración gaitanista. En tal concentración, solo ha- blantreinta y tres 'restauradores'"'9, Peromás sorpresivaresulta la evidenciade coiaboraciónentre los conservadores y los gaitanistas que aparece en otra nota del mismo periódico: "causa indignación entre los conservadores Ia noticiaapa- recida enLa Jornada (...) en Ia cualse acusa a de ser promotores del saboteo en La marcha gaitanista. Los 'goditos' responden que sus compadresgaitanistas son ingratosy desgraciados pues no yen Iaayu- da que se les ha prestado. Pot ello no volverán a participar enmanifes- tacionesgaitanistas"20. Además, La aceptación retOricadel gaitanismono coincidla con un planteamiento expilcito de Ia cuestión social, o siquiera con una

19, El Tiempo,viernes 21 de febrero, 1947. 20. El Tiempo, jueves 27 de febrero, 1947.

128 adaptaciónde losdiscursos del poder local ante inexistentesdemandas de grupos populares. Ni los supuestosestrategas de organización, alian- zas, o debates politicosgaitanistas tuvieron impacto local importante. En Ia evidente ambiguedadde Gaitán como lider liberal y populistaal mismo tiempo, en elValle de Ubaté, es Ia primera faceta la que pare. ce haber sido escasamente dominante frente a todo el potencial disruptor del populismo que si se generó en otras regionesdel pals21.

B. EL CONTROL POLfTICO DEL CAMPESINADO

El espacio electoral, y por extension la practica bipartidista que encontraba alli su mejor justificaciónlegitirnadora, eran solo una par- te del conjunto de las relacioneS pollticas de Ia sociedad local, pues las redes de poder se consolidabanmayormente, como se ha explica- do, en ios espaciosde Iacotidianidad en los que una micropoliticadel poder se construla en Ia solución de conflictosinterpersonales y aso- ciaban subordinaciones a diferentes espacios sociales más allá del ámbito partidista. Eneste contexto, sin embargo, la importante participacionpolIti- ca formal del campesinado se limitaba a los periodos de elecciones, dada quizás Ia ausencia de organizaciones popularesy de terceros par- tidos. Para que los campesinosvotaran y contribuyeran a los periódi- cos procesos de legitimacion de los grupos politicos emergentes en espacios póblicos, existian muchos mecanismos,desde Ia invocación de Ia mlstica de partido pasando por las compensacionesmateriales, hasta el fraude y ocasionalmente la coacción. Solo en 1949, un año después de Ia muerte de Gaitán el 9 de abril, cuando la genteestaba temerosa de los eventos nacionales, se emplearon mecanismos de amenazas fisicas para obtener el voto, pero esa no fue Ia regla para obtenerbeneficios de Ia participaciónelectoral en elVa11e22. La forma más simple de coacción era Ia de invocar La estabilidad laboral, pero este mecanismotambién fue poco importante en términos cuantitati-

21. Ver, por ejemplo, Gonzalo Sanchez, Los dIas de la revolución. Gaitanismo y nueve de abril en provincia. Bogota,Centro Gaitán, 1984. 22. En 1949, unos muchachos con algcin ascendiente sobre Ia gente atemo- rizaron a los jefes liberales y los obligaron a votar bajo arnenazasde que les iban a incendiar las casas Si flO votabany algunos liberalesvotaron por el partido conser- vador. Entrevista a Sixto Marquez 0., Ubaté, 1989.

129 vos dada Ia relativa autonomia económica del campesinado, y sOlo se detecta en casos puntuales en referencia a algunos arrendatarios de las grandes fincasy haciendas23. Los votantes no eranmuy numerosos y enIa mayorIade loscasos, especialmentecuando habitaban veredas retiradas, ni siquiera se consideraban adeptos a uno u otro partido, lo cual planteaba retos a los politicospara lograr atraer a estoscampesi- nos en dias de elecciones. Encuanto a las adscripciones tradicionales,una delas tradiciones más importantes que se invocaban para los eventoselectorales era la religiosa. En el caso de los conservadores era comün Ia idea de "de- fender al partido de la religion porque esa era Ia decision de nuestro señor Jesucristo"24. Los sacerdotes de la famosa Basilica Menor de Ubaté siempre tuvieron relacionescercanas con los partidos y sus lIderes, las cuales eran explotadasespecialmente en de elecciones al refe- rirse a su condiciOn conservadora, sin que ellos mismos hayan sido activos en dicho proceso. Sacerdotes de Ia parroquia, religiosos fran- ciscanos del convento25 ymonjas del Colegio dela PresentaciOnquie- nes además administraban el Hospital de Ubaté, eran los grupos ms para los conservadoresen esos mornentos, generalmente como referentes del discurso conservador. En de eleccioneseran quizáslos franciscanosquienes inter- venfan un poco, sallan y ayudaban a votar, y los campesinos siempre respetaban lo que los padres decIan o hacian. Pero esto se hacia de una manera poco agresiva y ocasional. Sobre las monjas relata una lider local que, ya a finales de los años cincuenta, "ilegaban a votar y

23. Una de las pocas quejas documentadas que se han encontrado a! res- pecto refiere que, "pues como yo era arrendatario del señor Obdulio Robayo, era que le decla a uno que tenla que ir a prestar el voto 0 SI IO lo zafaba de Ia estancia". AJU, sumario 4016, radicado bajo el nümero 476, Simijaca, iniciado en Zipaquirá, 1949. 24. Entrevista a ElisaMárquez Garzón, Ubaté, julio,1990. 25. Desde tielnpos coloniales fue famoso el Convento de los Fraricicanos situado a 10 Ininutos de Ubaté. "Su tradición era trabajar con los campesinos.Al converito iban los campesinos pobres a Ia hora del almuerzo y les Ilenahan sus vasijas. Asu vez, ellos salIan por los campos con unburro, recogiendo maIz y papa, de Ia gente que le' daba. Los hermanos legos recogIan, los padres dictahan sus clases en el noviciado. Durante La Violencia nadie los molestd y ellos hacIaii sus oficios. Aunque sus actividades eran puramente Je servicio, su presencia era continuamentecapitalizada pot los conservadores". Entrevista a Elisa Mlrquez Garzón, Ubaté, 1989.

130 luego querlan irse. Entonces, les declamos: 'esténse aquI, no se vayan, rodéenosesta caseta, récenos, digan algo, pero no se vayan'. AsIatraIa- mos a Ia gente sin que ellas abrieran Ia boca"26. Tambidn para apoyar esta estructurade lealtades e intereses elec- torales, se manejaba el espacio pCiblicocon claras señalesvisuales de ubicación. Los liberalessiempre se haclan allado de arriba de la plaza principal y losconservadores en el lado opuesto, sindar lugar a confu- sión para los votantes y para sus fiscalizadores27. Lasopciones cnicas se espacializabany airededor de ellas se intensificabanlos intercambios sociales con Ia pretensión de la identificación y de Ia exclusion. No obstante, el universoespacial polarizado,era fácilmentetransgredido, y se trataba de negociar con los votantesaunque fueran del partido opuesto, especialmente si se mostraban indecisoso renuentes lo cual era comtin y demostraba Ia precariedad de Ia adscripciOn partidista. Al enfrentar a ungrupo uno delos lideres localesse sostuvo una con- versación asi: "Para dOndevan ustedes? iPor qué Ilegaron tarde? —Nosotros venimos tarde porque se nos ocurrid venir tarde, —iPor qué? Allá se mandaron los buses, tpor qué no se vinieron enellos? —No nos vinimos en los buses, nos vinimos a pie. Queremos votarpero a nosotros nosmiran s6Io el dIa de las elecciones, y allá nos quitaron el buldózer y nos quitaron... —no Se qué—, Ia señora Inésno nos vende Ia sal en Ia cooperativa..." iHasta eso habia que hacer!28. La pertenencia partidista tenIa un referente importante en el car- navalelectoral, pero Ia religiosidad, Ia espacialidady su polarizaciOn, no eran suficientesy los candidatos, en los años cuarenta, iniciaban alternativamente la reparticiOn de ddivas, como se observa en el siguiente testimonio: Mi papa les daba a los que votaban por cincuenta pesos para Ia cerveza. Otros sacahan de a 100 o no sé cudnto. "Ya vote doctor, déme para Ia cervecita". A veces me confundlancon Ema Garzón que era másrica y me pedlan más plata. Eso era con talegosde platapara darle a Ia gente29.

26. Ibid. 27. Entrevistas a Elisa Márquez Garzón y Sixto Márquez Urdaneta, Ubaté, 1989. 28. Entrevista a Elis MrquezGarzón, Ubaté, 1989. 29. Ibid.

131 A veces los campesinos utilizabanel recurso de un leve chantaje. Pedfan más dinero con Ia excusa de que otro candidato los estaba "convidando a algo mejor" lo cual era más atractivo que ser liberal o conservador.A loscampesinos se los invitaba a cervezay a losjefes de vereda que los organizaban, a aguardiente. A estos tilltimos, el dIa anterior se les daba además del aguardiente y cigarrillos, las boletas de voto para repartirlas.Empacar las boletas era una actividad festiva, parte del ritual pre-electoral. En esa no existla el voto de la mujer que enColombia solo se perrnitiO desde 1957. En Ubaté, sin embargo, algunas mujeres de estas familias fueronmuy activasen politica para reproducirlos meca- nismos descritos. Por ejemplo Emma Murcia, de la familia GarzOn, intervenla sin falta en las elecciones al desarrollarlabores de proseli- tismo y apoyo a los IIderes de su familia.A otra de estas mujeres, Elisa Marquez Ia recuerdan algunos como la que hacia las elecciones Este sentido de "hacer" tenfa un carácter puramente artesanal. Elisa era la hermanadel lfder Sixto Marquez y su actividad de apoyo asu- mIa casi todo el manejo logIstico de las campañas. Relata ella misma: Yo estaba medio ciega. Cuando liegaban las elecciones, declan: "La se- ñorita Elisaiya se alentó! Ve perfectamente!". Era Ia señora ciega que a quien iba tocando lo ilevaba a votar.... Por no ver bien una vez me acerqué a Murcia unpolitico opositor quien estaba con sus empleadosy me acerqué adecirles: "— iYa votaron? iCaminen a votar! ". —Y el politico me dijo—: "—No te confundas con mis muchachos" —y yo le respondi—: "—Pues ponle uniformea tusmuchachos porque yo asI no ios conozco"30. En Ia participación como polIticas y funcionarias de las rnujeres del Valle existe un cambio importante durante el perlodo de "la Vio- lencia", especialmentehacia el final del mismo cuando varias de ellas fueron concejales elegidas. Estos cambios obedecen a cambios generacionales en las familias tradicionales, en las cuales las hijas mayores o iiinicas aparecen como una opcion para reemplazar a sus padres que eventualmente dejaban de ejercer cargos p(iblicos, aunque no querfan dejar de tener influencia en el quehacer politico local. En los dias de elecciones, la cercanIa fIsica entre los grupos era definitiva. Los campesinosexiglan que elcandidato los acompañara y hasta que los transportara desde las veredas a los municipios con el

30. Ibid.

132 objeto de obtener el prestigio de la compañia "del Doctor" y asegurar sus espaciosde negociación. Como esto era imposible dado el ntimero de personas era muy cominque los demás familiares del candidato hicieran esta labor: nos haciamos airededor de mi papa. Entonces ya sablamos qué hacer. "—Dr. que venga me acompaña". "—SI. Mire, aquI esta este chino mb". —Porque ellos querban que los vieran que estaban votando por Nos ponbamos airededor como 15 personas31. Esta práctica, corno se ha dicho, más que prestigioaseguraba que el patronretribuyera el voto. La relación de reciprocidadse expresaba p(iblicamente. La compensación incluIa, por ejemplo, préstamos de dinero, transporte, "que cuando estuvieran en la carcel fueran a sa- carlos, que si se les morIa alguien ayudara en el entierro, en el hospi- tal ayudarlosa que los atendieran, que se les consiguieranbecas"32. A veces en las veredas para asegurar Ia lealtad de los votantes "habia que matarles novilla, echar palvora y discurso y, cuando Ilegaban a Ubaté, saludarlosy recibirlos en la casa. Si tenian sus discusiones, sus disgustos, si tenlan problemas de linderos de tierra, entonces habIa que oirlos,acompañarlos a los juzgados, ayudarlos"33.Por ello resulta- ba también tener familiares y amigos de los politicos en puestos pctblicos, pues asI se fortalecian las cadenas de contraprestaciOnde favoreselectorales. Por supuesto, no solamente los votantes individualesreciblan al- guna compensación directa proveniente de los politicosa cambio de sus votos, también lo hacian los lideres veredalesque los organizaban coyunturalmente. Resulta interesante observar, por ejemplo,la coin- cidencia entre gastos de inversiOndel municipio y las veredas con mayor participaciOnen Ia votaciOn en los gastos para la apertura y reparaciOn de los caminos del municipio de Ubaté que ascendierona

31. Erttrevista a Sixto Márquez Urdaneta, hijo del hacendado Sixto Mar- quez G., libaté, 1989. 32. Segün declaraciones de los hacendados, consegulan bastantes be- cas. Se conseguIan unas cieri becas. No solo en Los colegios de Ubaté sino en los colegios de toda Ia provincia. En el peor de los casos, con ayuda de las secretarias de Los colegios,se podia conseguir porto menosci cupo. Entrevistaa Elisa Márquez 0., LTbaté, 1989. 33. IbId.

133 $5.087 en 1949para reparación de loscaminos Sucunchoque,Volcán, Suaga,Apartadero y Qua tancuy34. Hasta aquI, lo que todas estas prácncas en su conjunto sugierenes un nub distanciamientoentre lo püblico yb privado,además de que resulta ms importante eb problemadel interés frente al de la identidad en el desarrollode estos procesos. Estos elementosayudan a entender mejor cómo Ia diferenciación social y la expresióncotidiana y cultural de la misma, son ios ingredientesfundamentales que explican el fun- cionamientodel bipartidismo local. Ademásellos superanla construc- ción del espacio politico partidista, dado que se cimientan en relacio- nes máscomplejas y de largo plazo entre los grupos sociales de la region. Apartede las caracteristicas del contacto cara a cara de los poli- ticos y sus electores, el tema de los datos electorales,independiente de la participaciOn real de los votantes, fue un espacio de manipula- ción muy comcin en el Valle en los años cuarenta, y es quizás en el fraude electoral en donde rnás puede documentarse el proceso para entenderel conjunto de los resultados electoralesque constituyeron práctica fundamental enlos procesos de consolidaciOn y legitimación del ejercicio de los politicos locales. Duranteel periodo de 1930 a 1946, nadie negaba en Colombia Ia existencia generalizadadel fraude y coercion electoral. Se aceptaba en realidad como un hechocomün de la vida. For ebb, el fraude elec- toral nos ofrece una excelente oportunidad para descifrar los meca- nismosde relaciOn de las elites locales con los campesinos y ver las posibilidades y limitaciones de este tipo de prácticas. A diferencia de los casos estudiados por Eduardo Posada que el caracteriza como de "violencia electoral" en donde las elecciones lo- cales parecen haber sido particularmente susceptibles a la violencia, esta práctica en Ia region estudiada constituye de nuevo un contra- ejempbo35. Más bien, lo que albi sucedfa nos recuerda la lectura de Paul Oquist, enla cual se afirma que enocasiones el fraude era acep- tado mutuamente y servia como mecanismo para eliminar la vioben- cia. Amenudo se realizabanpactos entre los dos partidos antes de las eleccionespara producir resultadospredeterminados y ambospartidos conspirahanpara obtener los resultadoselectorales deseados. E.ste pro-

34. ACMU,Acuerdo N2 1 de 1949, sobre presupuesto de rentasygastos de la Junta Municipal de Caminos de Flerradura de Ubaté para Ia vigencia de 1949. 35. Eduardo Posada Carbó "Civilizar las urnas: conflicto y control en las elecciones colombianas, 1830-1930" en BoletIn cultural y bihliogáfico,N2 39, Vol. xx

134 cedimiento tambiénreducIa el costo de las elecciones en areas en las cuales Ia compra de votosera comón36. Como relataba un IIderconservador: Mi papa decIa que el fraude que hacIan en Filiquene era por montones, metiendo a las urnas todos los votos que querIan.Y papa un buendia les puso Ia mano sobre Ia urna y les dijo: "—iQué! ". "—Ay no padrino37, deje... "—Bueno, pero me echan del lado mb también"38. Recordemosque Ia panacea oficial para el control del fraude era Ia ley que obligabaa todos los ciudadanos a tener una cédula de ciu- dadana que se les pedirla a los presuntos votantes. El resultado final de Ia aplicaciónde esa medida a través de los años fue que enlos años siguientes a 1929 las acusacionesde fraude giraron menos acerca del conteo de votosy más sobre Iaemisión y no emisión de dichas cédulas39.

Primera cédula de ciudadanla laminada, expedida en 1952. (Fuente: El Tiempo, sábado octubre 26, 1991, p. 3A). Para el caso de Ubaté, una demostración de Ia facilidad con que se manipulaba el proceso electoral a través de las cédulas se encuen- tra en Ia alta incidencia de un voto cautivo a través del fraude elec- toral. Estas prácticas de coacción y engaño que resultaban muy fre- cuentes y más significativas que Ia participaciónelectoral por simple sentido de pertenencia o por coacción directa. El primer mecanismo, ampliamente utilizado para mantener el voto cautivo, fue el de Ia

36. Paul Oquist, Violericia, conflicto, op. cit., p. 196. 37. De nuevo la relación de cornpadrazgo aparece entre miembrosde parti- dos diferentes. 38. Entrevista a Elisa Marquez0., Ubaté, 1989. 39. Paul Oquist, Violencia, conflicto...,op. cit., p. 196.

135 retención indebida de dichas cédulas. Fin los años treintay cuarenta era frecuente que los campesinos sacaran su cédula y nunca les fuera entregada descubriéndosemas tarde, al examinar los talonarios y el registro electoral, que "legalmente hablan sido expedidas pero mali- ciosamente no fueron entregadas y en el registro se encuentracons- tancia de que ya habIan votado con esas cddulas"40. Cuando los campesinosintentaban recuperar susdocumentos es- casamente recibIan un certificadoen el cual se dejaba constancia del registro de la misma. A veces se insistIa ante los responsablesde la retención, miembrosdel juradoelectoral41, y entonces hablaque pa- gar algin dinero para recuperar las cédulas. Este mecanismo funcio- naba ocasionalmente y cuandoasI sucedla los politicos no dejaban de mostrar su desagrado: "pague para que me dieran la cédula dos pesos y me Ia dieron pero todoscalientes, dicidndomeque si Ia queria era para votarpor los godos"42. Otra forma de recuperar Ia cédula parece haber sido la prestación de trabajoinformal como declarabaotro campesino: "Me tocó ayudarle a trabajar un dIa a! escribientedel Jurado Electoral, en su casa, rajando lena y asI recuperé mi cédula"43.Los casos denunciados se repitenuna y otra vez a travds de esos años: el juez a! efectuar las diligencias relativas a una denuncia sobre retención indebida de cédulas en la oficina del Jurado Electoralencontró ms de treinta cédulas sobre las cuales dictaminO que "no existe motivo o razón legal para la cual dichosinstrumentos se encuentren enla oficinadel Jurado Electoral". Llamado a declarar el principal responsablede estas actividades se

40. Un documento que muestra [a magnitud del fenómeno en el Carmen de Carupa, cuenta que el 7 de enero de 1947 comparecieron al despachode Ia AlcaldIa Municipalnueve campesinos con el fin de formular denuncio en materia criminalen contra de miembrosdel Jurado Electoral de este lugar,querellas que fueron investigadas conjuntamente.AJU, Sumario sobre retenciónindebida de cédulas. Distrito Judicial de Bogota, Tribunal Superior Sala de lo criminal, sumario 1.432, 6 denovieinbre de 1950. 41. Resulta notable, además, Ia claridad con que se establecen los laws entre dirigentes liberalesde importancia nacional, con los miembros de los jurados electorales, quienescom(inmente erari los jefes politicos locales: Luis M. Parada Cortés, un agricultor y negociante de cincuentaanos con grado de instrucción primaria quien conservaba relaciones con Abelardo Fotero Benavides y Julio Ce- sar Turbay Ayala, miembros de Ia alta dirigencia del Partido Liberal. IbId. Otro acusado de manipular las cédulas de los campesinos en 1936, fue el alcalde de SimijacaJosé JoaquIn Silva.AIU, sumario 4.016 radicado N9 476, Simijaca, 1936. 42. ,AJU, f. 84 del libro de registro 167, tomo 2, 28 febrero de 1950. 43. Ibid. Declaracióii del campesiiio Sabulén Navarrete.

136 defendfa al decir que "unascédulas son de muertos y otras no las han venido a reclamar y eljurado no pude ir a buscarlos para entregarlas". El segundo mecanismo utilizado era el de la doble cedulaciOn, procedimiento aCm más sofisticado para lograr el aumento de Ia vota- ción y el control politico local. Este procedimiento,bastante comcin, consistIa en obligar a clientes campesinos a solicitar dos documentos de identificación repetidos en dos diferentes localidades cercanas. Esto, por supuesto, era una práctica ilegal45. Acm asI, esta técnica, como en muchas partes de Colombia, fue ampliamente utilizadapor muchos años por los jefes politicosregionales. Ya sea a través del engaño o de una exigencia directa, muchos campesinos eran obligados a obtener dos cédulas diferentes, una de las cuales generalmente era retenida, como se explicó en Ia secciOn anterior, con el objeto de duplicar las votaciones en Ia region46. El ncimero de expedientesexistentes en los archivosjudiciales dela es bastante alto comparado con otros delitosmenores, pero enla ma- yorIa de ellos el castigo nunca se concretó lo que demuestra Ia facili- dad e impunidad con que este tipo de prácticas se llevaban a cabo47. Esta actividad era tan generalizaday poco controlada que ni siquiera habiaque cuidar que las duplicaciones fueran convincentes. La poca exposiciOn al castigo hacia que las duplicaciones fueran técnicamen- te descuidadas. Es asicomo en las copias delas cédulas puedenobser- varse inconsistenciasnotables. Por ejemplo,los campesinos aparecen como analfabetos en un documento mientras en el otro firman con excelente caligrafIa. Otrasveces, aparece el nombre de un jefe polIti- co en reemplazode la firma del identificado.De la mismamanera los sindicados aparecen con diferente edad en cada documento.

44. Ibid. 45. La expedición, tenencia y uso indebidos de la cédula de ciudadariIa estabapenada por el artIculo 291 del Codigo Penal de Ia entre 2 mesesy un año de arresto o prisión. 46. En uno de los muchos casos detectados, Reyes Contreras Poveda, un campesino analfabeta de Guachetá,arrendatario deVictorino Cortés declaró que "yo saqué una cédula en Guachetá Ia cual me quitaron en Lenguazaquey me la quito elseñor JoaquIn GOmez. Viendo que no me Ia entregaron, entonces saquéIa otra cédula aquI en Ubaté porqueel señor Gómez me Ia mandó sacar aquI" AJV, Ubaté, 1.96 del libro de registro No. 191, marzo 7, 1950. 47. En un juicio adelantado contra Campo ElIas Rodriguez,un campesino de Sutatausa, el sumanio establecia que "las dos cédulas, una de Sutatausa y otra de Ubaré, Ilevan al iespaldode las inismascinco ydossellos respectivamentepor lo cualha sufragadoen siere ocasiones" para tres elecciones AJU, radi- cado all. 93 dellibro de registro N2 185, romo 2, febrero 24 de 1950.

137 'i CEDULA DE TJbAD Ntfw cEOULA DE CIUPAOANJA N? 37t4 ,z ______- I 'rRVfrL____ - t -.. CEDULA M 236(O ______CEDU DE CIUDADANIA N? jio DE/t(DANIA —, - . 5i+B* / 4! .

I — ,' ____.——.— — . L... /7',42 - r CED0L'DEEIUDADAJItA t81944i Su+0+

CEDULADECDAUP.NANI

I L'' /t$ 12464 CEEIJLABEEIUDADARIA N? 1818983 CEDDUEU CIIJDADANIA N?' 1808131 / p4 —

______- Duplicación de cédulas (Fuente: AJU, surnariosvarios).

138 Estosmecanismos,además de ser poco controlados, tenlan impac- to dado el bajo volumen de votantes. Si se consideran Las cantidades de votos totales en los municipiosdel Valle, resulta evidente quecual- quier variación podia ser significativa en los resultados. Veamos algu- nos ejernplos que corresponden al perIodo de "Ia Violencia". Estos casos aparecen desde mucho antes y se repitenen Ia posterior del Frente Nacional. Para las elecciones del 9 de octubre de 1947 se obtuvieron lossiguientes resultadosen laselecciones para el Concejo Municipal.

Tabla 13. VotaciónparaConcejo Municipal, 1947 CABEZA DELISTA ELEGIDOS VOTOS OBTENDOS

César Nates Cortés (Liberal) 4concej ales y sus suplentes 943 LuisF. Robayo (Conservador) 3concej ales y sus suplentes 805 TOTALDEVOTOS 1748

(Fuente:AMCU, Acta de escrutinios de los jurados electorales en Ia elección de concejos municipales, octubre 9 de 1947).

En las elecciones del 5 de junio de 1949, escrutadas el dia 13 de junio, se obtuvo el siguiente resultado:

Tabla 14. VotaciónparaConcejo Municipal, 1949 CABEZADELISTA ELEGIDOS VOTOSOBTENIDOS

Nemesio Urdarieta Bello (Liberal) 4concej ales y sus suplentes 1997 José I. Surez (Conservador) 3concejales y sus suplentes 1178 TOTALDEVOTOS 3175 (Fuente: AMCU,Acta de escrutinios de Ia elección de consejeros (sic) inunici- pales 1949-1951. Registraduria Municipal de Uba té). Al hablarde mecanismoslocales de elección referimoscifras rela- tivamente pequenas. Por ejemplo, Ia votación para elecciones del Concejo Municipalen 1947 en Uhaté solo contOcon La participación de 1.748 vctantes para elegir a 14 concejales, entre principalesy su- plentes. Si tomamos un promedio simple de los votos que deberIa con- seguir cada individuo elegido, Oste serIa de 125 voWs, námero que

139 seguramentese reduce si se consideran los votosconseguidos por otros miembrosde las listasque no resultaron elegidos. Si asumimos, enton- ces, que cada dirigenteinscrito en una lista no tendrIa que conseguir ms que 50 o 100 votos para su lista, resulta bastanteimportante la utilización de mecanismoscomo los descritos antes que, aunque ge- nerabanun n(imero pequeno de votos, resultaban en todo caso signi- ficativos dadas las cifras tan pequeñas que se manejaban en cada localidad. Se observa, adems, que en dos añosIa votación prácticamente se duplicó sin que se hayan observadoimportantes cambios en las cifras sobre población municipal, lo que parece sugerir Ia eficacia de estos mecanismosfraudulentos para aumentar considerablementelos resul- tados electorales.Estos mecanismos fraudulentos tancomunes en las regiones colombianas de Ia exponen en el caso de Ubaté un monopolio absoluto sobre los cargos püblicos y las elecciones, espe- cialmente debidosa! control directo sobre los votantes. Apartedel fraude electoraly otras formasde coacción, hemos vis- to que las relaciones entre las elites polIticasy los campesinos repro- ducfan el esquema de Ia reciprocidad. La percepción de un mundo en donde una de subsistenciaobligaba a lospoderosos a dat apoyoa los necesitados en momentos de crisis, se expresaba a menudo como peticiones de ayuda directa. Es interesante enel caso de Ubatécómo esta prctica tan com(in entre grupos económicosdominantes y sus trabajadores subordinadosse trasladaba con frecuencia al ámbito ins- titucional, en ci que primaban el mismo tipo de favores en un tIpico esquema de "patemalismopolitico". Este tema resulta muy importan- te para explicar de nuevo Ta coincidencia entre las esferas püblica y privada en elcontexto de las telaciones poifticas locales. Una persona desempleada, pot ejemplo, podia recurrir a los funcionarios del go- bierno local con peticionesdel siguiente tipo: Honorables Concejales.Hallándome en una situación de pobreza y sin apoyo de nadie, y sin modos de ganar elpan para mis hijos me veo enci caso depedir apoyo de Ustedes para el sostenimieritode mis obligacio- nes. Es dolorosopara mIestar a Ia cabeza de una familiay verla sin pan y sin abrigo pot falta de trahajo. Pido apoyo omejor dicho por mi pobre- za pido me prefieran en cwlquier empleo48.

48. AMCV, carta deJosé AustIri Coritreras Rincóri a! Coricejo, Archivo del Concejo Muiiiciral de Ubaté, diciembre 2 de 1945. La carta es basrante ms dranntica y larga que los aparres iquI transcritos.

140 El tono aunque muy formal alude a circunstancias sobre las que los funcionariosno tienen competencia. La pobreza no es una catego- na especialmenteimportante para el manejo burocrático de las ofici- nas; sin embargo este lenguaje muy usado para comunicar las necesi- dades de los grupos subordinados a los hacendados se replica de nuevo ante el Concejo politico del pueblo, como si tuviera que funcio- nar de nuevo en el mismo orden de reciprocidad que en el mundo laboral. Y lo ms interesante, este mecanismo,este lenguaje, era am- pliamente usado y perfectamente validado por los representantespo- lIticos. Dentro de esta misma óptica los detalles más familiares preten- dIan ser mediados por el poder local como un reflejode cómo se iden- tifican las esferas publicas y pnivadas. Un caso extremo nos lo da una carta dirigida a! Alcalde por un padre que busca regulacián de los polIticos en aspectos de su vida privada en relación a un conflicto personal con su hijo de 18 años: 1. ..1 su conducta era buena. Pero hahabido un cambioen atribuible a Ia amistad con B. M., empleada del teIgrafo. Dicha señorita falta al cumplimiento de sus deberes y retiene a mi hijo hasta altas horasde Ia noche, siendo esto motivo para provocar comentarios en Iapoblacidn. Mihijo se ha visto obligadoa conseguir dinero, para comprarle cosas de valor y tuvo Ia indelicadeza de sustraerme dinero para un paseo. Como no puedo seguir permitiendo estosabusos, que pueden terminar en un estruendoso fracaso para mi hijome permito rogarle, Sr. Alcalde, inter- venga para poner fin a esta peligrosa amistad49. Hasta aqul aparece un padre aparentemente ingenuo que busca- ba desesperadamenteIa sancióninstitucional a un conflicto familiar con su hijo o el desprestigio de su amante. Pero lo más Ilamativo es cómo Ia AlcaldIa atendió inmediatamente semej ante petición, "y para evitar que en lo sucesivo Ia nombrada señorita contincie prestándose a las relacionesque dice rnantenercon el joven N., se le conmina con una multa de $100 que se hará efectiva en caso de repetirse los he- chos porque ha side acusada"50 Afortunadamente en este caso, Ia madre de Ia muchacha acusó a! alcalde Juan Francisco (Iálviz de abuso de autoridad, y aunque Ia

49. AJV, Memorial preentadoa Ia Alcaldia por Pedro I. NOñez, juzgado Penal delCircuito do L bate,1. 20, libro de registro 38, tomo 2, 4 de agostodo 1949. 50. AJU, Memorial pre.oiitado alaAlcaldIa por Pedro Nünoz, 1.20, libro do regisrro38, tomo2, 4 de agoro de 1949.

141 denuncia no tuvo mayoresefectos legales, por lo menos se aclaró que formalmenteno se podia ltegar tan lejos en la regulacion de las rela- clones amorosasde las personas, aunqueinformalmente ese mecanis- mo se siguióaceptando y aplicando sin mayoresproblemas. Estas evidenciasrecuerdan las propuestas de análisisde la escuela de la economla moral. Esta se concentra en el sistemade derechos y obligaciones que rodean las relaciones interpersonalese intraclase en sociedades ruralesy examina los patrones dela normatividad compar- tida de to que constituye un comportamiento apropiado. Seg(inJames Scott, lasobligaciones sociales, losdeberes y derechosmutuos, permean Ia transferencia de excedentes del campesinado a las clases no pro- ductoras, y Ia economfa es entonces inseparable de Ia moralidad. La reciprocidad sirve asi como una formula moral central para la con- ducta interpersonal. El derecho a la subsistencia enefecto, define las necesidades mInimasque deben set suplidas pot los miembros de la comunidad dentrodel contextode Ia reciprocidad.Ambos principios corresponden a las necesidadeshumanas vitales dentro de Ia econo- mIa campesina51. Lo llamativo aquI es que este esquema se replicara en el mundo de las instituciones del Estado local. La facilidad con que se cruzaban los mundos de lo institucional y de lo privado hacla que se expresaran amenudo loselementos de una economIamoral tradicionalcomparti- da como reguladora de lo jurIdico. En dichos casos se solicitaba un tipo de justicia que considerara la percepciOn de justicia de los cam- pesinos. En el caso del robo de un burro a un hacendado, decIa el campesino en un memorial enviado al juez: yo soy huérfanode padre y madre y no tengo quinyea por mf, vivo de mi trabajo. Nuncame habla sucedidoun caso de solamente ahora cometI Ia falta, haber arriado este animal que era aje - no, por ignorancia.Mientras tanto le ruego alseñor j uez, de que tenga Ia amabilidad y me pueda conseguir mi lihertad, que he tenido muchas hambresy mucha desnudez y frfo y queya voy a cumplir cinco meses de estar detenido52.

51. Cf. James Scott, The Moral Economy of the Peasantry,New Haven, Yale UniversityPress, 1976, p. 167. 52. Memorialesc nito porel abogado de MisaelSoavita Maldonado a peticidn del inisinoque no sabIaescrihir. AlL', Ubaré, dicembre 16 de 1948, L 134, libro de re.'istro 134, tomo i, Juzgado del Circuito radicado bajo el N° 3.791, 1. 30, tomou, Ziaquini, enero 22, 1949.

142 Notablemente, la petición del campesinofue atendida inmediata- mente y se le redujo Ia pena de 12 a 6 mesesde prisión. El mismo tuvo otro caso que se repitió en la rnisma crcel cuando una de las mujeres presas, por inspiración de su abogado, rernitIa un memorial que explotaba la representación de la madre y del infierno para nego- ciar una rebaja de penas:

[.. J elevo ante Ud. Juez estapetición ya que como rnujer y comomacire de familiami hogar se halla abandonado con unacriatura de brazos que no tiene más culpa de haber nacido en este valle de lágrimas. Esta cárcel es una visión dantescaque sólo un funcioriario probo y j usticiero puede resolverpor lo tanto es Ud. señor juez quienme libertaré de estecauti- verio53. En este tipo de peticiones de los campesinos aparecen recu- rrentemente los abogadoscomo mediadoresy aliados de facto. Como hemos dicho, es notable el papel de intervención de estos profesiona- les en la estructuración de las relaciones poifticas locales a partir de su carácter letrado capaz de Ilevar la voz de los subordinados a los espacios del poder institucional. Es interesante notar que el tipo de intervención que haclanen los casos en losjuzgados, correspon- dIa generalmente a una relación que siempre reforzaba lazos de corn- padrazgo, de clase o partidistas. De alli la importancia dada en las transcripcionesde sumarios judiciales a uno de los elementos funda- mentales de Ia declaracion; era, dar información sobre qué per- sonajesnotables (polIticos, abogados, finqueros,etc.) podlan "respon- der" por los acusados. Aün en los procesos judiciales, tomaba gran importancia las redes sociales en lasque las personas podlanser reco- nocidas y eventualmente protegidas. For supuesto, la narrativa que se construfa en estos documentos tenIa mucho que ver con Ia habilidad de los abogados para escribir lo que ellos consideraban una buena historia que convenciera al juez54, y su habilidad para manipular las representaciones de lo justo y lo injusto podian significar el o el fracaso de estas solicitudes al lidiar con el poder judicial. La confrontación con los trihunales,resul-

53. APi, 1.121, torno v, proceso iniciado e127 de agosto 1947. Subrayado nuetro. 54. Una lectura inspiradora para este an1isis resultael tribajo de Natalie Zeivon Davis, Fiction in the Archives. Pardon Tales and their Tellers in Sixteenth- Cenurr irarice, Stanford, Stanfordl.Jriiversity Press, 1987.

143 taba en estos casos un esfuerzo colaborativo entre los acusados y sus abogados. Por supuesto, esto se aplicaba igualmente al caso de las elites, pero alli Ia relación cone! poder podia ser másdirecta y contro- lable, e incluso a menudo se podia ignorar la capacidad represiva de las instituciones dada Ia posición social o polItica del acusado. Los campesinospercibIan como perfectamente válido trasladar el lenguaje con el que se diriglana sus patrones en contextos económi- cos para comunicar sus reclamosa los funcionarioslocales y sorpren- dentemente respondIanpositivamente por lo menos hasta que llego el tiempo de 'Ia Violencia"cuando otras consideracionesacerca del "delito politico" entraronen juego con más fuerza, como se vera más adelante. De todas maneras, Ia ayuda a los pobres en este y otros contextos continuó manejandosede manera informal,tradicional y directa, siem- pre atada a un universo complejo de retribuciones. Ni instituciones formales ni espacios piThlicos permanentes fueron creados con este fin. Una excepción fue el caso de Ia institución caritativa "La Provi- dencia" la cual, por un tiempo recibió dinero del presupuestomunici- pal. Pero muy pronto, el Concejo transfirió Ia responsabilidad del financiamiento de "La Providencia" hacia un nuevo "impuesto para los pobres" el cual fue recolectado en teatros, cines, circos, etc. La responsabilidadfue efectivamente transferidadel presupuestodel go - biemo local a un impuesto directo aplicado a! sector privado55. La presenciade esta institución tuvo muy poco impacto y ningün control efectivo sobre el manejo del impuesto, puede ser documentado en los archivos regionales. De nuevo los espaciosde lo electoral y de lo judicial nos remiten al entendimiento de cómo se vivencia lo politico en lo local. En el caso que nos ocupa es contundente Ia continuidad que se establece entre vida cotidiana y privada y las prácticas máspblicas de lo parti- dista y de lo institucional. Aunque existe un referente central en las relacionesde dominación y subordinación entre los diferentesgrupos sociales del Valle, estas relaciones se expresan airededor de una normatividad tradicional y de unos lenguajes que le dan su perma- nencia, pero que a la vez expresan las formas de resistencia ante los poderes que las reproducen. El universo que percibimos no es sola- mente uno de conrinuidadesentre las prácticas de lo cultural, de lo económico,de In social y lo politico Siflo igualmenteun cornplejofluir

55. AMCV, Ac uerdo 90, ocrubre 3, libi deacras, 1948.

M4 de negociaciones y adaptaciones de las cuales cada grupo y cada mdi- viduo saca ventajas cuando puede. Se construye asI una polItica de Ia experiencia en Ia que los eventos, las pertenencias ideológicasy aCm las prácticas institucionales terminan siendo situaciones manejada s con suma habilidad por los actores sociales. El centro de estas luchas es el lenguaje que al dar sentido, legitima y estructura la acción. Los partidos en el Valle, terminan entonces siendo una proyección ms de una estructura social que se desarrolló con todas sus peculianda- des e interacciones locales y que se relacionó con los poderes y las sociedades cercanas, incluida Ia capital colombiana, utilizando estra- tegias similares a las del mundo campesinocuando sus miembrosapa- rentaban coincidencia con las demandas externas, y las manipulaban sobre todo a través de los lenguajesoficiales.

CONCLUSIONES

La subordinacián de los lIderes locales ante el poder central de Bogota y Cundinamarca siempre se aceptaba con restriccioneso por lo menos se expresaba con sutiles maneras de aparentefalta de en- frentamiento. Sinembargo, en los momentosen loscuales se imponIa alguna situaciOn encontra de los intereseslocales, se rechazabaabierta, aunque pacIficamente, la iniciativa externa quizás en función de un ventajoso, aunque pequeno poder de negociaciOn. El poder local se articuló sin problemas al poder central en Bogo- tá. Sin embargo, esta articulación expresó dos caracterIsticasintere- santes. Al tratar con temasexternos a La regi6n, las elites polfticas se identificaban completamente con el liderazgo nacional de los parti- dos. Cuando se enfrentaban asuntoso interesesinternos se preservaba un grado importante de autonomIa frente al poder central, Esta apa- rente contradiccián respondlaa la tradicián local de coexistencia eritre los partidos. Más aCmn, ci lenguaje y ci discurso nacionales fueron adaptados a las circunstancias locales sin alterarla estabilidad de la sociedad lo- cal.Enel desarrollo de esta articulación, elperlodo deeleccionesfue la referenda mas importante. Este fue, al mismo tiempo, el Cmnicoes- pacio para Ia participacion polItica explIcita del campesinado. El Valle de Ubaté ocupo un sitio iniportarite en el nivel de Ia poii- rica naciunal deHdo a su aporteestrangico en Ia elección del Senado

145 nacional, dados los peculiaresmecanismos de representación regional de Ia A pesar de ello, este hecho no creó una dependencia adicional del poder central, por el contrario, las elecciones fueron otra expresióndel control directo de los terratenientes y polIticoslo- cales sobre el campesinado. Aquellos utilizaron más este control di- rectoy el fraude electoral que el apoyo del Estado centraly susrecur- SOS a través de prácticas clientelistas. Esto refuerza la idea de una autonomfa regionalque contribuyó a fortalecerlas costumbreslocales del control paternalista. Las prácticas electorales y su relación con el paternalisrno fueron otra expresión de Ia regulacion institucional de diversos aspectos de la vida pnvada que se hizo tan cornin para Ia mitad del siglo xx en Ia region. El elemento rnás importante de articulaciOn con los poderes centrales, el voto, generaba a! tiempo oportunidades para fortalecer el control sobre el campesinado y para mantener las prácticas paternalistas impuestas desde el mundo rural.

146 CAPITIJLO IV

LA IRRUPCION DE "LA VIOLENCIA". LA REACCION LOCAL

En este capItulo se desarrollala coyuntura de "la Violencia"en el Valle de Ubaté a partirdel asesinato de Jorge Eliécer Gaitn. Se estu- dia Ia reacción de los Ilderes locales para mantener su articulación tradicional con los niveles departamentales y nacionales del bipar- tidismodurante esos años y se analizará uno de los elementos centra- les de Ia estrategia de rechazo al conflicto abierto; es Ia represen- tación de la Ubatépacffica. Más ampliamente se observala textura de las relaciones sociales en ci Valle durante ci perIodo de "la Violencia"al discutir las dinámi- cas cotidianas, culturales y pollticas, desarroliadas en dichos años. Tema central del capitulo es la adaptación del lenguaje de "la Vio- lencia"a todo tipo de conflictoscotidianos como el efecto ms notorio de la coyuntura nacional en las transformacionesque sufrió Ia socie- dad local durante el perlodo. Transformacionesque se limitaron a una gran actividad interpersonal en procura de avances en intereses muy puntuaies, sin que ello haya afectado las estructuras más profun- das de la dominación local. Ala vez, se demostrar la importanciadel lenguaje bipartidista para lograr algunos avances de los conservado- res dentro de las esferas institucionales del poder local.

A. EL AVANCEIMCJAL DE LA VIOLENCIA. DE ALGUNOS MUERTOS Y ASONADAS

En ci año de 1946, el avance del populismogaitanista, habia divi- dido ci Iiderazgo del Partido Liberal que hahiacontrolado la presiden- cia del pals desde 1930.Al enfrentarse en las elecciones presidencia- les de aquel año, el candidato oficial del liheralismo, Gabriel Turbay, ci liberal disidente Jorge Eliécer Gaitn y el candidato conservador Mariano Ospina Perez, este (iltimo superó Ia votaciónde las dos fac- ciones del liheralismo y accedió a Ia Presidencia de Ia Repiiblica.

147 Ospina, considerado como un técnico más que como un politico sectario, ofreció un gobiernode "Union Nacional"en el que los segui- dores de los anteriores presidentes liberales, Eduardo Santos, Alfonso Lopez y Alberto Lleras, tenian un papel importante. Incluso Gaitán, que en 1946 habIa anunciado no participar del nuevo gobierno, des- pues de su triunfo electoral en las eleccionesparlamentarias de 1947, autonzó a algunosde sus hombres a participar enlos nuevos gabinetes ministeriales.Pero al tiempo, Gaitán alimentaba las protestas a nom- bre del liberalismo y se opuso fuertemente a lo que se tildO como una violencia del gobierno conservador contra los liberaes1. En ese mo- mento, el del discurso gaitanista en el tema del conflictobipar' tidista antes que en el populista, que explotaba el problema de la cuestiOn social, fue uno de los elementosms importantes para enten- der Ia ambiguedadde Ia figura gaitanista y cómo su imagen de mártir fue capitalizaday manipulada casi exclusivamentepor el Partido Li- beral después de su asesinato. Todo esto es importante para entender la polarizaciOn y el enfrentarniento entre facciones de lospartidos que marcaba el final de Ia republica liberal en el nivel nacional. En losdos primerosaños del gobiemo de Ospina se profundizaron las tensiones que enfrentaron más a las facciones que a los partidos como tal. Laureanistasy gaitanistas, alas radicalesde cada partido, se comprometieron en Ia lucha contra el gobiemo de UniOn Nacional mientras santistas y ospinistas,ms moderados,lograron acuerdos en distintas regiones. El avance de las tensiones partidistas y de clase, explotO de manera intensa después de Ia muerte del lIder populista y liberal Jorge Eliécer Gaitán, con caracteristicas que dependieron de las diversas connotaciones regionales, especialmente de la relaciOn histOrica entre partidos y clases sociales. Asi, las esperanzas para una transición pacifica de Ia Rep(iblica Liberalal gobiernoconservador, se desvanecieronrápidamente frente a Ia explosion de los conflictosre- gionales que rápidamente adquirieron un carácter revanchista tanto desde el punto de vista partidista como desde la perspectiva de los conflictosagrarios en el pais2.

1. De esra son las famosas inarchas del Silencio y de las Antorchas lideradaspor Gaitány que demuestranflo solo su capacidad de convocatoria sino Ia definiciOnde su posición como liberal enfrentado al gobierno conservador. 2. Para un anOlisis de los conflicto generados especialinente a partir de las reforinas liberales de los años treinta, del auge comercial capitalists en ciertas regiorlesy dcl surgirnienrode Ia alternativapopulista véase, Daniel Ptcaut, Orden y vwlencia (2 vols.), CEREC y SigloXXI Editores,Bootá, 1987.

148 En el caso concreto que nosocupa, el Valle de Ubaté, el ambiente de confrontación a nivel nacional tuvo un leve eco en losaños previos a! asesinato de Jorge Eliécer Gaitn,pero sin generar enfrentamientos importantes entre los ilderes locales;ymás bien se expresó como una respuesta retárica ante el discurso antagónico que gestaron los lIderes nacionales del bipartidismo. Introducir elementos que alteraran Ia situación imperante aparecla como riesgoso tanto para Ia base de la organizaciónpolItica del Valle como para los mecanismosmás amplios de la reproducción social. En contraste con Ia preocupación por los eventos del poder cen- tral, los conflictos locales entre partidos no se mencionaban en los calurososdebates del Concejo en esos años, los cuales se dedicaban a discutirlos eventos nacionales y departamentales como si no existie- ran conflictos en la region que generaran los mismosniveles de apa- sionamiento. Como efecto local del ambiente de conflicto bipartidista, exacerbado por el cambio de gobierno, algunas casas y tiendas conservadoras empezaron a ser apedreadas en las noches y algunos conservadores temIan "que los descalabraran o les dieran en la jeta, para hacerles la vida invivible"3, pero nunca hubo muertos ni heridos que lamentar por este motivo. Ante el avance del conflicto en otras regionesdel pals, el Concejo de Ubaté incluyO mensajes pciblicos cada vez ms fuertes, "a fin de lograr un solo frenteante el enemigocom(in"4. Pocoantes de la muer- te del Ilder gaitanista, el Concejo Municipal de Ubaté, en una clara replica del debate nacional, hacla constar lo siguiente: "Consideran- do que un semanario conservador incitó pctblicamenteal asesinato del Jefe del Liberalismo, doctor Jorge Eliécer Gaitán, resuelve protes- tar enérgicamente contra este villano desplante que sitüa al pueblo colombiano a! borde de Ia guerra civil; y manifiesta al Jefe del libera- lismo, doctor Gaitán, su amplio y vigoroso respaldo en su salvadora campana de reconquista"5.Los sectoresliberales del Valle ejerclan su tradicional control del Concejo y mantenfan la referencianacional y utilizaban el nornbre de sus jefes nacionales en casi cualquier activi- dad administrativa que se realizara6.

3. Entrevista a SixtoMarquez Garzón, Ubaté, 1989. 4. ACMU. Carta dirigidaaI periódico El Tie.mpo y aJornada, el 24 de marzo de 1947 pot el Concejo de Ubaté. 5. ACMV. ResolucióriN 49. H.C. Nates, aprobada en enero 11 de 1948. 6. AsI se observa en el siguiente edicto: "El Cabildo de Ubaté avisa al pihlico que ha sido creada Ia beca 'Jorge Eliécer Gaitn' para que un hijo de

149 La primera reacción regional de alguna magnitud ocurrió el dfa del asesinato de Gaitán, el 9 de abril de 1948. Esta parece seguir el patronen el cual los levantamientosde losliberales y delos gaitanistas contralos sImbolos del poder conservadory los del poder oligárquico en otros casos, se presentaron en casi todos los poblados del pals a donde lIego Ia noticia. En Ubaté, estas situaciones,aunque pasajeras, se presentaron en algunos de los pueblos del Valle. Pero rápidamente los dirigentes im- pusieronel peso de Ia tradición que perciblanpara sfmismos y acorno- daron el curso del proceso en función de su supuesto pacifismo.Este se expresacomo un creciente rechazo de la violencia promovida des- de la dirigencia polItica extema aT Valle. A Ia vez, consolidaron los mecanismosdel poder local en aras de una reproducciOn económica, social y polltica que mantuvo su coherencia y fortaleza gracias a su aislamiento durante los años de guerra civil. Estos serán los años cuando más claramente se impuso el ideal deTa "pacIfica Ubaté" como se vera más adelante. El Carmen de Carupa fue el primer municipio afectado por los sucesosdel 9 de abril de 1948. Ese mismo dfa ocurrió allI un ataque a edificios pciblicos en el que resultaron muertos el juez Abel Garcia, el recaudador de hacienda Santos Vallén—ernpleados conservadores del municipio—y otras dos personas. Garcia fue amarradoy lanzado desde un balcOn de Ia casa donde funcionaba el juzgado y posteriormente fue arrastrado por las calles hasta el cementerio mientras su asesino entonaba cantos litcirgicos, burlándose de los ritos religiosos7. Después de los hechoslos responsables tuvieronque huirde Carupa pero no solamente por haber cometido los asesinatos. En medio de esta violencia"nueveabrileña", salieron a relucirlos conflictoslabora- les que aquellos tenIan con sus trabajadores y fueron estos quienes ejercieron mas presión para expulsar a los asesinos de Ia re- giOn. Estos eran liberales que habfan Ilegado hacIa poco tiempo al Valle instalándose en zonas conservadorasy, como se expresa en el siguiente testimonio: "La forma de hacerse oIr y respetar era con vio- lencia pero a Ta gente eso no le gusto y los hizo ir. Tuvieron que aban- obreto o carnpesiuo pobo, hilo de ere murllcipio,termine estudios profesionales en urio de los planreles de educacián de Bogota".ACMLJ. Resolucián N9 107. F .C.Torte' Rosso, aprobada en iio'embre 14 de 1948. Laprirnera beca fue adju- dicada a Francisco BlancoGarcIa en marzo 10 de 1949. 7. ATU, suiliariosio datos, diciembre, 1953.

150 donar sus propiedadesy delegara sus empleadosla administraciónde ias mismas En el municipio de Ubaté también hubo reaccionesviolentas ante el asesinato de Gaitán. Segün Ia versión de un periddico liberal: Tanpronto como el pueblo se enter6 del asesinato de Gaitán se lanzó a lascalles enmanifestación de protesta y duelo. Cuando comenzaron los destrozos, el doctor Nantes Corts (Ilder liberal) convocó a! pueblo pidiendo alos manifestantesfirmeza, pero serenidad.Suplicó no cometer actos de barbarie, propios del enemigo tradicional. Por ello, no es ver- dad que el citadopersonaje hubiera incitado a!pueblo al exterminio9. En efecto, ese dIa, en la plaza principal del pueblo la revuelta produjo varios muertos y detenidos y se quemaron las casas de unas familias conservadoras,"(...) entre ellas, lasde... Pepa Rojasde Fajardo, Ester Monteroy Benedicto Franco"1O Los liberaleslocales, a! tratar de minimizarlos hechos argumentaron que Los actos fueroncometidos pot elementos que se dedican a! pillismo, poteso (...) es injusto que se acuse a! liberalismode talesactos de barba- rismo. Se aclara que el liberalismode la población respeta Ia polItica desarrollada pot EchandIa, desde elgobierno, y pot Ia dirección liberal provisional.Se anuncia que elliberalismo de Iaciudad y del resto de los pueblos de Ia provincia está unificado y listo para acatar las órdenes de las directivas. En estos momentos, reina la completa calma en Ubat. Unos rneses después, el 21 de octubre de 1948, los conservadores aparentemente tomaron venganza e incendiaron varias casas de los liberales. En esta ciltima ocasión Ia asonada fue un poco más grave pero no fue una acción de venganza premeditada u organizada y re- sultó más bien de Ia ofuscación de un conflictivo dingente conserva- dor que involucr6 rápidamente a personas de diferente adscripción polItica. Los eventos se desarrollaron de Ia siguiente manera: Luis Boada quien habla sido alcalde de Sutatausa, borracho amenaz6a un juez en là calle y se escondió en una droguerIa.Cuando salió de nuevo, un amigo liberalde Boadade apellidoMontañez, le gritó: "Boada, eljuez ", pero Boadacreyó que Montañez estaba buscando pelea, aun- que eran amigos. Sacó el rev6lver e hizo un disparo al aire y asi "Se prendió el pueblo" y comenzaron a disparar todos, Boada disparaba y

8. Entrevistas aSixto y ElisaMárquez Oarzón, Ubaté, 1989. 9. El Tienipo, jueves 22 de abril, 1948. 10. El Tiempo, sábado 24 de abril, 1948. 11. El Timpo, sbado 24 de abril, 1948.

151 gritaba vivas al partido conservador porque el que supuestamente lo agredlaera liberal. Empezarona tumbar y a arrastrar laspancartas del partido liberal. Un zapatero se asomóa vet de qué Sc tratabay unabala perdida lo mató. Un policla, que no estaba en servicio, fue alcanzado pot otra bala perdida. Nadie murió peleando. En la casa de Montañez, enla plaza central, habfa una pequeña taberna y Ia gente que estaba aill tuvo que huir pot los tejados, entre ellos Eugenio Urdanetauno de los Ilderesliberales de Ubaté quien Se rompió un brazo. Los conservadores siguieron pot todas las casas gritando e invocando Ia ayuda del Santo Cristo de Ubaté pidiendo que los bendijera mientras tratabande pren- der fuego y tiraban piedras a algunas casas de liberales,El alcalde tarn- bién tomó parte en los ataques. Ese dia Se vengaron los conservadores de loque les habIan hecho los liberalesen el9 de abril. Le prendieron Ia casa a Montañez y se prendieron otras casas vecinas de unas gentes pobres que no tenlannada que vet con esotZ. Las consecuencias de esta asonada fueron muy puntuales. Des- pués de los incendios, Ia comunidad, por intermedio del gobierno municipal, en un afn de minimizarla memoria de las agresiones,les compró una casa a dos ancianasherrnanas a las que se les habIaquema- do là suya en esa ocasión y asi el terna quedo relativamente saldado entre los habitantes del pueblo. Apartede estos hechos, el 9 de abril no tuvo otras consecuencias graves encuanto a daños fisicos y materia- les, aunque ocasionalmente se detectaron hechos de sangre a través del perlodo pero sinque ello constituyera una tendencia importante. De parte del Estado nacional y del gobierno local Ia reacción ante los sucesos del 9 de abril tampoco fue muy impresionante. Segiin las actas del Concejo Municipal, reunido ese mismo dIa, "en Ubaté ante Ia ausenciadel Alcalde (...) se escogió al Personero MunicipalJoaquIn Silva y se lo encargo de asegurar el orden y Ia defensa de la ciudada- nia, organizarla defensade los edificios y oficinas piiblicas, etc., etc.". También como era de esperar, en là misma reunion del Concejo se protestO por escrito por el asesinato deJorge Eliécer Gaitn'3. Notablemente Ia primera resolución del Concejo después del fa- moso "Bogotazo"del 9 de abril, emitida enjunio de 1948, se ocupO de cuestiones puramente administrativas airededor de Ia organización de una Cooperativa Curidinarnarquesa de ProducciOn y Consurno, sin mencionar el tema del asesinato de Gaitán, y la alarma del primer dIa

12. Entrevista a Elisa Márqut'z Garzón, bare, agosto de 1989. 13. ACMLJ, RsolucióriN I de 1948, abril 9 de 1948.

152 pronto desapareció demostrándose que allI las cosas no seguirIan un curso caótico. Todos estoseventos, rápidamente conjuradosempiezan a dar una idea de lo que se erigiria muy pronto como Ia representa- ción de Ia Ubaté pacIfica. Pot supuesto, la situación de calma y paz que reinó en ci Valle no fuede ninguna manera absoluta pero nunca alcanzOlos nivelesque se describen en la abundanteliteratura acerca del perIodode "la Violen- cia". Como un reflejode Ia situaciónnacional, se presentaron algunos hechos violentosde menor intensidad,pero ellos fueron poco numero- sos. Un ejemplo fue to sucedido el 13 de abril de 1948 en Ia vereda de Aposentosde Susa, retirada del casco urbano,cuando variosindividuos entre losque estaba un policIahirieron a bala a un campesinoconser- vador'4. En este caso documentado en ci juzgado de Ubaté, ci ataque fue reaccióndirecta ante el asesinato de Gaitán como respuesta sec- taria del grupo liberal contra ci lIder campesinoconservador. En Otto caso, poco comün, donde Ia agresiónparece tener móviles exciusivamente poifticos,ci 30 de marzo de 1949 dos hombres ataca- ron a un campesino conservador pot ci solo hecho de set "Un godo hijueputa de los de Cucunubá", mientras sus atacantesgritaban vivas al Partido Liberal. Al huir ci agredido a un retén, fue golpeado de nuevo y apuñaiado'5. Sin embargo, en ci resto de los casos enlos que ci tema partidista aparece, ci conflicto bsico parece darse dentrode las relacionespersonales y cotidianas entre sus actores como se discu- tirá ms adelante. Más comunes que enfrentamientos entre miembroslocales de los partidos, fueron los ataques a las instituciones y a sus funcionarios, especialmente los forasteros,en ci casco urbano. Uno de los alcaldes conservadoresnombrado como era Ia norma, por el gobernador, recién ilegado a Ia zona relataba con detaile los eventos que protagonizaron los liberates de Susa un año después dci 9 de abril en circunstanciaS que se sucedlan por aquellos diasen casi todas las poblacionesliberales del pals. Pero como ci proceso en ci que se documenta este relato to muestra, estas descripciones no siempre eran verdaderas y más bien respondlan a una idea de to que deberI ser ci conflicto, antesque sus desarrollosreales: Fui recibido hostilmente por Ia pobIackn, negándoseme el alojamien- toy Ia alimentación. La primera noche, me informaron que un conser-

14. AJLJ, Susa, I 36, libro de registro N 71, tonio II, mayo 3 de 1949. 15. A.JLJ, sumari 754, f. 23, libro de regitro 704, roino U, marzo 31 d 1949.

153 vador fue atacado a bala. Los mismosatacantes me hicieron disparos. En otra ocasión el liberalJorge Tbledo, puñal en mano se me abalanzó junto con unos sesenta individuos. Me refugié en mi oficina y los atacantesse tomaron el pueblo echandoabajos al Gobierno, alpartido conservador, a! suscrito Alcalde, al Presidente Ospina, al Papa, a los curas. Después volvierony me hicieron varios disparos, atacaron a Va- rios campesinos y le echaron piedra a Ia oficina telegráfica. En esto tomaronparte todos los liberales de Susa, porque después del 9 de Abril todoslos enemigos del gobierno se organizaronpara hacer invivible el pals y ponerle miles de problemas al Gobierno con el fin de tomarse el mando anticonstitucionalmente, es decir a sangre y fuego16. Aparte de La referencia, seguramentejusta, a! clima ocasional de hostilidad ante funcionariosforasteros, aparece aquf una descripción tipica de lo que sucedla en otras partes del pals. Lo curioso fue que los hechos descritos no resultaron tan ciertos. De acuerdo con el conte- nido del sumario respectivo,el informante exagero surelato para ha- cerlo coincidir con Ia representación dominante fuera de Ia region acerca de lo que debla suceder en esos casos. Ello es un buen ejemplo de cOmo el discurso sobre el conflicto local tratO de acomodarse a Ia versiOn "deseable" de los acontecimientos nacionales en un intento de homogeneizaciOn del lenguaje de Ia "Violencia"que, como Se vera más adelante, no fue exitoso en la regiOn. Esta tendencia corresponde de manera más general con el intento del discurso politico nacional que trataba de ocultar los conflictos locales. Incluso con el nombre mismo de "Ia Violencia" para referirse al perlodo no se recogen otras experienciasregionales que aludieronal mismo fenOmeno llam6ndolo guerra o revolución, o como en el caso de Ubaté, ninguno de ellos. Los pocos casos detectadoscoinciden con algunos momentoscrIticos de Ia coyuntura de guerra nacional cuando reapareclan en lospueblos los ataques exciusivamente politicos. En Tausa enmayo de 1952 duran- te el auge del conflictivogobierno de partido del presidente conserva- dor Laureano Górnez, seguidores suyos exaltados atacaron Ia casa municipal rompiendo las ventanas y los vidrios de Ia alcaldIa y de los salones del Concejo y Ia Tesorerla mientras gritaban "Abajo el alcalde

16. Aft), 1. 124, librode registro442. Laconsigna de"sangre y fuego" ala que se refiere el texto dcl Alcalde es parte del lenguaje de Ia y Se atribuye a Jose Antonio Montalvo, Ministro de Justicia en 1947y Ministro deGobierno en 1947 y 1948. Mierubrode Ia Cornisiónde Reforma delC(Sdigo Penal. Miembrodel Direc- tofjo Nacjonal Conservador. 17. Aft), f. 15, lihro de registro229, tomo Iii, mayo 8, 1950.

154 rojo, hijueputa malparido".Al alcalde lo rescataronpoliclas enviados desde Ubaté, pero aün en su presencia siguieronlos gritosy los ultra- jes'7. Aunque los ánimos se calmaban rápidamente, era esperableque en los momentos más criticos de "Ia Violencia" nacional se filtraran algunas reacciones pasajeras de sectarismo y violencia, que a veces eran ms dramticasen sus recuentos que ensus manifestaciones reales. Como una respuesta aparentementehomogénea del comportamien- to bipartidista duranteIa "Violencia"los dirigentespoliticos de Ubaté se presentaban tan sensibles como sus colegas en otras regiones ante el ataque que se les hacla en los medios de comunicación desde los centros de poder. Un buen ejemplo de cómo se seguIa el juego es Ia siguiente carta enviada pot el Concejo en defensa de las mayorlas liberalesdel Valle en referencia a los eventos referidos ms arriba en el Carmen de Carupa: Al conocer Ia información del periódico El Siglo de Bogota,en Ia cual con el mote "El Cabildo de Ubaté autor intetectual de un incendio", pretende calumniar esta corporación, resuelve protestar serena y varonilmente ante un periódico que es el azuzador de toda clase de pasiones insanas. Decir que por una proposición en la que se pide al gobierno que envie autoridades capaces de dominar el bandolerismo que azota a Carupa, se ha causadoel incendio delHotel Pompeya, es una afirmación que además de respirar oscura pasión poiftica, demuestra estupidezy ningüninterés por buscar Ia tranquilidady apaciguamiento de los ánimos exaltados. La mayorlade huéspedes eran liberates,y las casas y establecimientosvecinos son todos de liberales.La información de El Sigloes una calumniamás ensu carrera locapor difamarypor hacer invivibles ciertas regionesdel pals. Es unnuevo brebaje para envenenar corazones que faciliteri a los pontifices conservadores su nefasta labor de acabar con Ia organizacidn civilistay democrática de Colombia18. Este debate y lenguaje tan tipicosdel perlodo en el resto del pals, apareclan forzados en el contexto del Valle si se considera allI la baja conflictividad de las relaciones entre liberales y conservadores. La explicación que surge es que existla en todo caso una necesidad de apoyar o contradecir, dependiendo de Ia afihiación partidista que se expresara, el lenguaje de la dirigencia nacional hasta cierto nivel. Pero, a Ia vez, se adecuaba esta imposición a Ia imagen que de su

18. ACM U. Resolución dictada por el Concejo Municipal de IJbaté en Ia sesión exrraordjriaria del 17 de octubre de 1948 (El Presidente Milciades Bohórquez).

155 regián tenfan los dirigentes especialmenteen referencia a una tradi- ción de paz que poco a poco se va a convertir en una referencia defi- nitiva para definir Ia posición y defensa de las estructuras locales del poder. Se evidencia, adems,el papel de los medios de comunicación manejadosdirectamente por la dirigencia bipartidista nacional, para extender un clima de antagonismo en las regionesa partirde declara- ciones como Ia aquI cuestionada por los dirigentespoliticos locales. Un caso que introduce otro elemento com(in al retrato clásicode "Ia Violencia",fue el asesinato de nuevelabriegos liberales atribuido a "forasteros"cuando "descansandode las faenas del dIa fueron ulti- mados pot conservadoresque en nümeto de cuarentay armados con fusiles de largo alcance venian de Boyacá". Estas incursiones de ban- dolerosde regionesvecinas sin embargofueron muy esporádicasy con poco efecto rnultiplicadoren el Valle. Solo una menciOn a Ia presen- cia de bandoleros conservadorescon supuestosvinculos con los din- gentes locales se encuentra documentada en un periOdico nacional, pero ain este caso parece ser de poca monta: El diputado Sixto Márqucz Garzón dirigiO unacarta a El Tiempo, con ci fin de solicitar Ia rectificaciOn de una informaciOn. Sc dice que en el momento de la captura deijefe (de apellido Vichira) de una de lascua- drillas de bandoleros que azotan la zona, efectuada en ljbatd, se encontraba en compañfa del diputado, cosa que alpareceres falsa'9. Solounos años después se vuelve a mencionarel tema del bandole- nismo en una nota del mismo periOdico: Graciasa là actividaddesplegada por elaicalde de Carupa foe capturado ci handoicro Mariano Pinzdn, alias Matasiete, jefe de una numerosa cuadrilla que venia sembrando el terror en la zona. Sc aconseja que Ia gohernaciOnordene una batida general para acabar con là impunidad en esta region, endonde las gentes han tenido que abandonar suspredios por ci terror de tan inmensa cantidad de delitosque han quedado en Ia sombra20. Estas noticias, de poca ocurrencia en Ia regiOn, no obstante gene- raban muchos sobresaltosy prevenciones,como Ia ocasi6n en Ia que cornió el rumor de que liegaban los chulavitas21 de Boyacá en su ca-

19. El Tiempo, vjernes 22 de octubre, 1948. 20. ll Tiempo, sábado 22 de diciembre, 1951. 21. Ite grupo de boyacerises oriuridos de La Uvita, desphzados a otras regio11e por ei gohierno,se identificócon los gruposde pohciasy parnmilitaresmás sangui1irto' duranr&' el perlodo de La Violertcia.

156 mino hacia Bogot. Entonces la gentese apresuróa destruir lospuen- tes para tratar de detener a los gamberros que finalmente nunca se acercaron a Ia region. Después del susto inicial, el ejercito reconstru- yOlos puentes provisionalmente,todo siguiO su curso normal y Ia zona retomO a su calma habitual. La presencia del ejército tampoco fue muy importante durante el perlodo, con excepcidn del mismo 9 de abril de 1948 cuando algunos soldados arribaron a restablecer el orden e instalaron un puesto miii- tar entre abril y octubre. En estos meses el ejército fue "duro" con los liberales que habIan actuado el 9 de abril pero sin pasar a enfren- tarnientos que lamentar hasta el punto que representantes de Ia co- munidad liberal enviaban mensajes de "caluroso saludo a! pundono- roso y distinguidomilitar" Comandante de aquella plaza,felicitándolo por "su brillante comportamiento con la poblaciOn civil"22. El rechazo por Ia extensiOndel conflicto se expresabade diferentes maneras en Ubaté. Hubo casos como el ocurrido en abril después de Ia muerte de Gaitn,cuando en una voiqueta del municipiode Ubaté se lievaron las ovejas de una mujer conservadora en una vereda cer- cana al pueblo. Un ancianoliberal vecino de la mujer fue a donde la dueña de lasovejas y se laspagó apenado:"ActuO como un papa cuando loshijos cometen faitas"23.Esta situaciónde relativa convivencia con- trastaba fuertemente con el Valle vecino, el de Chiquinquira donde se asesinaba a los lideres en la calle y donde en mucho tiempo no se pudieron manifestar abiertamente losconservadores. Lo que cada vez prima como referencia en el periodo, más que violencia y enfrentamientos abiertos, es una retOrica de paz que se concreta en Ia constituciOn de una "isla" durante el perfodo de "Ia Violencia". Ello es liamativo si se observa que los politicoslocales es- taban muy bien enterados de lo que pasaba fuera del Valle y reaccio- nabancon declaracionesy discursosa Ia polItica nacional. Quiths ese posicionamientoy el conocimiento de los canales formalesde nego- ciaciOn fueron los que les dieronLa capacidad de ponerse al margen y jugar de maneras distintas en el escenario politico. Localmente esta estrategia de los grupos dominantes locales parece surgir más de las particularidades y eventos que ellos vivenciaron, antes que derivar simplemente de sus condiciones materiales de reproducciOno de su

22. ACM LI, saludo enviado pore1 Concejo, septiembre 19 de 1948, Proposi- ción N9 83 de Sep. 19, 1948, libro de actas. 23. Eritrevista a Elisa Márquez (i., I.Jbaté, 1989.

157 posición de clase. De esta manera, Ia resultante que se expresa no es una expresión natural, o exclusivamente estructural, sino ms bien un conjuntopeculiar de experiencias polIticas cotidianas que, como ya hemos visto, están inmersasen una historia rural de largo plazo en el marco de su cercanla geográfica con el centro del poder, Ia capital bogotana.

B. UBATE "LA PACIFICA". EL RECHAZO A LA VIOLENCIA DESDE ARRIBA

El enfrentamiento entre liberales y conservadores enIa zona, como se havisto, tuvo importantes y violentasrnanifestaciones que se expre- saron sobre todo de manera individual, pocas veces colectivamente, entre seguidoresde los dos partidos. Sinembargo, la constituciónde una retórica de paz que caracterizó a Ia region durante el perfodo tomO fuerza rápidamentey primO sobre dichas manifestaciones violentas al tiempo que fortaleciO Ia capacidad dereproducciOn del poder local. Al recordar la historia de su terruño los pobladores del Valle de Ubatéaluden constantemente a su carácter paclfico atm durante co- yunturas nacionales de alto nivel de conflicto. La invenciOn de esta tradiciOn es un proceso importante especialmenteporque su utiliza- ciOn alimenta gran parte de Ia explicaciOn de Ia resistencia que ofre- cenlas elites locales ante la expansiOn de "Ia Violencia"desde arriba, tancomtin en el perfodoestudiado. Atmn al compararse ellos con otras regionesdel pals, los ubateños perciblan con horrorlos eventos que sucedIan por fuera. Al recordar el pasado reciente una informante contaba que: "A gente pobre ida de aqul, allá en el Tolima, en Roncesvalles les mataron a 2 mucha- chos, a loshijos y alas mujeres.Por polItica.Porque eranconservado- res. Fue tremendo. than al monte ylos mataban. Como llegar y matar a unpolio"24. La insistenciapor diferenciarUbaté de otras regionesdel pals apa- rece en casi todos los relatos de los sobrevivientesde aquella Los datos que apoyan este trabajo insisten además en el carácterex- temo de "la Violencia".Un buen ejemploes el siguiente fragmento de una conversaciOnentre clientes de una tienda:

24. Entrevista a ElisaMarquez G., Ubaté, junio, 1990.

158 Unos forasteros me indicaron que les diera una cerveza, diciéndome que Losde Füquene no capaces de invitar una cerveza, yo lesdije que Los invitaba pero sacaron una botella de Brandy, gregando que ellos no eran comolos hijos de puta que no invitaban sino a una cerve- za. Yo entendf que La agresión era por ser conservador y Les dije que en Füquene tanto elpartido liberal como el partido conservador eranmuy honorables que no era como en otraspartes que ios liberates y los con- servadores se agarraban como perrosy gatos25. Era tat la autoestima de la clase politica por su"pacifismo" que en los años en que comenzaba a ser más fuertela violencia bipartidista en muchas regionesde Colombia,los lIderes locales proponian utilizar a Ubaté como una especiede zona neutral donde los afectadospor el conflicto pudieranir a vivir. Prueba de ello es Ia siguienteproposición oficial: El Concejode Ubaté considerando que por razones de persecuciónp0- uticaen distintos lugares delpals, están Ilegandoa estaciudad numero- saspersonas y familias26que, para salvarIa vida, se hanvisto enIa impe- riosa necesidad de abandonar sus casas y bienes; que estas familiasy personas carecende los recursos para atendergastos de alojamiento,y que Ubaté siempre ha dado manifestaciones de amar at prójimo y de franca hospitalidad, acuerda: Art. 1. Fündase LaCasa del exiliado polItico en esta ciudad. Art. 2. Destinase Ia suma de mit pesos para pagar el arrendamiento de la casa o casasque han deservir para refugioo aloja- miento de los exiliados politicos27. Y un Ilder politico declaraba reflriéndosea la presentación de di- cha propuesta que, "parece una redundancia recalcar sobre Ia nece- sidad de fundar la 'casa del exiliado politico' en esta hospitalaria po- blación (....). Esteproyecto responde no solamente al imperativo de socorrer al menesteroso, sino a la hermosa tradición de esta tierra nuestraque en todo momento, con hidalguIa,ha sabidoser acogedo- ra sinla menor reserva"28. Aunque no existen evidencias de que esta iniciativa se haya he- cho realidad, siquiera por untiempo corto, la seriedad deIa propuesta yethecho que se haya desarrollado enel cabildo del pueblo, es diciente

25. AJU, Sumario 700, f. 256 LR 700 tomo in, 6 de octubre de 1953. 26. Principalmente procedentes de Boyacá y Los Saritanderes. 27. ACMLJ. Proyecto de AcuerdoN 5 de abril 6 de 1948, libro de actas. 28. ACMU, Exposición de motivos del proyecto anterior, escrita pot César MatIs C.

159 de Ia importancia que estos temas Ilegaban a tener como expresión pctblica de esta tradición de paz. En términos documentales, Ia i.linica referencia que se ha encontrado relata cómo "contincia el de los liberales perseguidos en Ia provincia de occidente de Boyacá. Muchos handejado sus familias, otros se radican en Bogotay varios se quedan en Ubaté, al punto que ya se puede contar un centenar de exiliados liberales"29. Aunque esta noticia no menciona Ia casa del exiliado, por lo menos refiere el hecho de que Ubaté fue considerada como una region en donde perseguidos por "la Violencia" podian even- tualmenteser bien recibidos. En Ia práctica, el manejo de estas iniciativas y eventuales exilios de perseguidospolfticos, eran un poco exageradassi se tiene encuen- ta que exiSten casos puntuales de personas que igualmente salieron del Valle bajo presioneS polfticas, pero lo que es evidente es que ello no fue una práctica extendida y que las primeras referenciasa Ia hos- pitalidad y tranquilidad, fueron más fácilmente explotables por los lideres locales para insistir en que en su regiOn "no pasaba nada". Como complementoa esta situaciOn, Ia mediaciOn y presenciadel Estado nacional perdiO su carácter de dinamizador del conflicto a diferencia de muchas otras regionescolombianas30. Por el contrario, la participaciOnde las instituciones en el conflicto fue de alguna mane- ra funcional a Ia tradición de paz. Mientras el espacio judicial reportO algunas oportunidades nuevas para dirimirconflictos y mientras algu- nos funcionarios de "Ia Violencia" obtuvieron pequeños avances en sus intereses personales, Ia mayor parte del aparato institucional si- guiObajo control de los grupos medios quienes vehiculizaronla vision de Ia "pacIficaUbaté". Muestra de esta sui generis participaciOnde las instituciones fue- ron las poco represivasaplicaciones de la ley durante Ia espe- cialmente cuandode un enfrentamiento partidista se trataba. Unele - mento interesanteen este contexto lo constituye el informal y laxo manejo de algunas instituciones estatales de represión y la relativa ausencia de mecanismosprivados para ejercer este tipo de prácticas. Esta laxitud puede, de nuevo, representar una ausencia relativa del Estado que en palabras de Femán Gonzalez"explicarla el en las redes de relacionesinterpersonales e intergrupalesque están en la

29. El Tiempo, viernes 29 de junio, 1949. 30. Ver diferentes enfoques sobre el problema en E. Hobsbawmet al, Once ensayos sobre Ia Vwlencia, CEREC y Centro Gaitán,Bogota, 1985.

160 base de las agrupaciones politicas y en la expresión ritual-simbólica que las acompaña"31. Enel caso dela informalidaden Ia aplicación de justicia, recorde- mos un caso en donde un liberal hirió a unos conservadores que lo insultaban32. Aunque Ia excusa para Ia agresión mutua era el insulto partidista, la realidad era que entre ellos existlan algunas diferencias personales. El agresorhuyó a uno de los famosos"escondederos" de Ia pero su retiro temporal no fue suficiente para olvidar el mci- dente y al volver al pueblo fue arrestado. El alcalde declaró que Ia crceI se ampliaba en su territorfo y por ello el preso podria moverse en el perfrnetro del pueblo, que se consideró para tales efectos "Ia cárcel". Las parrandas y las tomatas siguieron su curso, hasta que un nuevo alcalde fue nombrado34. Al llegar el nuevo alcalde y enterarse de Ia inforrnalidad de Ia situación decidió que Ia "cárcel" no seria el pueblo enterosino solamente la plaza central. El preso muy triste por- que no podIa seguir sus correrlas se vio confinado a la plaza donde estaban los mejores bares del pueblo, y en esta cómoda reclusión se mantuvohasta que su pena fue cumplida. En otro ejemplo en el cual el alcalde de Tausa Luis J. Boada fue condenado a prisión y at ser retirado del cargo en 1949, alegaba que Ia detención arbitraria de Ia que se le acusó no era tan fuerte, pues se le habla dado elpueblo por cárcel. Aunquelos jueces se defen- dIan de su burla al afirmar que en el castigo lo importante no era el sitio sino Ia privación de la libertad35.Estos casos se presentaron una y

31. FernánGonzalez, "Un pals enconstrucción", ControveniaN 153-154, Bogota, CINEP, 1989,p.8. 32. Esta anécdotano deja de tener su lado jocoso, además porque el infor- mante Iarefiere como una peleacontra Bollvary Santander (haciendo coincidir los nombres de sus contrincantesa las de los dos próceres de Ia Independencia nacionalque hansido apropiadosy enfrentados potlos dos partidos tradicionales). No deja de ser curioso ver cómo el manejo de la figura del héroe está sujeta a interpretaciones cInicas que en el fondo rechazanIa imagen inmaculada que la "historia patria" ha impuesto sobre este tipo de personajes. AsI, elpaladin de la oligarqula se vuelve el objeto de burla del pueblo que tiene sus propios heroes. Entrevista al Patojo, Ubaté, 1990. 33. Estos sitios ofreclan refugio a profugos de Ia justicia o a individuosque hulan de las consecuencias de riñas personales, mientras lascosas se calmaban un poco. 34. En ese tiempo los alcaldes eran nombrados por los gobernadores, lo que generabaun mayor controldel partido dominanteen elgobierno sobre la activi- dad polltica de las regiones. 35. AJU, f. 33, libro de registro 67, tomo ii, agosto 17 de 1949.

161 otra vez curiosamente con mayor intensidad durante los años de "Ia Violencia"y refuerzanla idea de los ubateños del poco sectarismocon el que se enfrentó el conflicto bipartidista durante esos años. La flexibilidadno solo se aplicaba enel caso del arresto domicilia- rio. La informalidad también se expresaba en el tratamiento dado a los presos dentro de las cárceles el cual Ilegaba a extremos como el aquI relatado: En 1948, estando en ferias, algunos amigos me ilevaron cerveza a Ia cárcel la que me alcanzaron por la reja de Iapuetta y por una ventana que hayen elinodoro, cervezasque me tome en compañia de Domingo Ladino quien tambien estaba preso. Domingo pidiO más cerveza la que nos alcanzaron de un toldo y como estábamos tomandocomo desdelas dos de Ia tarde, me sentó malycomo a las seis deja tarde me acosté en mi cuarto adormir 1,..]fl36. Finalmente,para citar solamenteotro delos muchos ejemplosque apoyan Ia reconstrucciOnde estas prácticas tan laxas, el preso Eduar- do Severo León saliOde la cárcel a comprar unos panes para los dems presos por ser elde mayor confianza. Perono regreso. Al ser recapturado declarO que, [...1 desde hacla dfas el guardian me habfa dicho que me fuera porque estaba pagando Iapena de otto. Potlas tardes cuando regresabade traer Ia comida, me sacaba de la cárcel y yo me iba para Ia Legua, sitio que queda a Ia salida de esta poblaciOn. Tomabacerveza como hasta las diez de Ia nochey regresabade nuevoa Ia cárcel. Otto dia estuve en uno de los toldos que hablan instaladoen las plazaspot ser dias de fiestasreligio- sas, como hasta Ia una de Iamañana hora en que Ilegamos de nuevo ala cárcel. El dIaen cuestión estuve enuna tienda situada en IaLegua como hastalascinco de Iamañana. De ah!salfapie ycogieltrenparaBogotá37. Estos ejemplos, escogidos entre muchos parecidos,describen unos mecanismosque insiniian una concepciOnde las cárcelesque respon- de a Ia importancia de las relaciones interpersonales donde la con- fianza mutua y la falta de restricciones,obvias en cualquier lugar de retenciOn,como el consumoabierto de bebidas alcohOlicas, primaban sobre Ia concepción institucional de la misma. Esto refuerza nuestra percepciOn de una sociedad basada en las relacionesdirectas ms que

36. Aft], Lenguazaque.Radicado all. 257 del LR 257, tomoi, eriero 27 de 1948. 37. AJLJ, 1. 119, libro de registro 432, tomo iii, agosto l4de 1951.

162 enmecanismos impersonales y sin una distinciónentre lo pIblico y los intereses privados38. Corno parte del clima de "paz" también se generalizó el rechazo de los grupos dominantes a Ia participación de elementos externos en Ia generación de "Ia Violencia" (envarios municipios,la manera de pro- fundizar la violencia fue traer nuevos funcionarios o grupos policiales que empezaban una persecucióndiscriminatoria de miembrosde cier- tos grupos partidistas). Ya no era exciusivarnenteel enfrentamiento y control de los forasteros y extraños a Ia región. Cada vez más esta actitud se convirtió en polItica defendida y practicamente institu- cionalizadapor las elites locales.Esto se ye claramente en los periódi- cos cuando narran el malestar por Ia Ilegada de una nueva "tropa" o los atentadosaislados a gentes pertenecientes a los partidos, etc. Con solo Ia denuncia de tales casos se hacIa visible esta lucha por preser- var ciertos órdenes. Los primeros indicios aparecen en las comunicacionesescritas al poder nacional que intentabaninfluir en el nombramiento de funcio- narios que eventualrnente pudieran servir como generadores de vio- lencia regional: El Cabildo ye con complacencia las intenciones de paz y tranquilidad del señor Gobernador y que pot lo que hace a este municipioque desde hace muchos años viene viviendo una paz envidiable, Ia continuación de Ia tranquilidad de que se disfruta,depende del ciudadanoque sirva Ia Alcaldia. Si este funcionario es garantiade paz, tranquilidad y cordura, las intenciones del señor Gobernador seguirán teniendo feliz realiza- ción en este municipio39. La preocupaciOnpor Ia pérdida del equilibrioen el poder local por culpa de lasfuerzas extemas fue permanente. Los funcionarios indesea- bleseran presionadospor coaliciones de liberales y conservadores como en el casodel Inspector de PolicIaCarlos Contreras, acusadode parcia- lidad politica en favor de uno de los partidos politicosen ios dIas del "Bogotazo", lo cual produjo una cornunicaciOn del Concejo en la que se solicitabaal gohemador "ordenarsin pérdida de tiempo (...) reempla- ce al actual Inspector (...) por la intranquilidad que ha causado en la ciudadanIa"40.Este tipo de accionesrecuerdan que Ia relativa autono -

38. FernánGonzalez, "Un Pals en construccióri...",op. CLt., p. 9. 39. ACMI J, proposicióndel concejo aprobada enenero 11 de 1948, Librode Actas. 40. ACM 7, p1oposción aprobada el abril 13 de 1947.

163 mia de los órdenes politicos locales frente al Estado nacional es defi- nitiva para entender el comportamiento regional en el perlodo. Pero antes que los alcaldes y funcionarios del gobierno local, el grupo que más debia controlarse era el de los policias. En muchas regiones de Colombia,Ia policla fue instrumental en Ia generaciónde violencia, especialmentelos gruposdenominados de "chulavitas"que eran traidos de fuera y cuya labor consistIa en el amedrantamiento de Ia poblaciónliberal para profundizarel enfrentamiento entrelos parti- doslocales. Como recuerda el Ilder conservador Sixto Márquez G.: [...1 hubo gente de afuera que querla hacerméritos y encontraban cier- to ambiente de rechazo. Se apeló a alcaldes chulavitas. Pot aqul vino mucho boyacense, pero no encontrabanquien los apoyara. SI manda- ban policIas. A uno qué le podian hacer? Además aqul Ia violencia liberal no habla sido tan dura. Era de gritos simplemente. Todoel mun- do era amigo entre si,pero entonces los liberalesya habIan abusadoy no haciansino gritar41. En Ubaté, enconformidad con el contratocelebrado entre el De- partamento y el Municipioel 27 de diciembre de 1945 y prolongado hasta 1947el servicio de vigilanciaestaba a cargo dela Policia Nacio- nal Division Cundinamarca con nueve agentes y un suboficial. Sin embargo, el servicio lo prestaban entre 3 y 5 agentes y un suboficial cinicamente42. Esta dependencia de la instancia departamental pudo propiciar Ia utilizaciOn de estos funcionarios para Ia generaciOn de violencia. Sin embargo, Ia práctica de las autoridades locales era Ia de ejercer un control inmediato sobre los policIas recién llegadosy la utilizaciOn de sus buenas relacionescon la dirigenciabipartidista del departamento para cambiar a su antojo losnombramientos de la poli- cia departamental. Narra un ex-alcalde: "Aqul llegabaIa policIa y yo hablaba con el comandante. Ya venIan prevenidos de que no podIan venir a molestar. 'Me da pena. Lo voy a hacer cambiar mi teniente', le decla si comenzaban a molestar. Ubaté tenla fama de que aquf no se — — . . podia hacernada. Nos estabamos imponiendo a las buenas"43 Apesar de todoslos controles, másde una vez se intentOimponer Ia prctica de Ia violenciabipartidista por parte de Ia policIa. La reac- ción de los habitantes del Valle fue en esos casos contundente,ya

41. Entrevista a Sixto Márquez 0., Ubat&, 1989. 42. ACM U, carta delAlcalde Carlos R.Ca'te11anos a! presidente delConce- jo, Nov. 18 de 1947, regisrrada bajoel niimero 484en el libro de correspondencia. 43. Entrevista a Sixro Márquez 0., LIbatt, 1989.

164 fuera a través de La denuncia enlos mediosde comunicación,a través de Los canales institucionales, o at utilizar Las relaciones personates con los dirigentes de Bogota. En un caso atendido por el Concejo municipal, unos ciudadanos denunciaban lo siguiente: nos permitimos poneren su conocimiento los brotes bárbaros de que hemos sido victimas por parte de tres agentes de La Guardia de Cundinamarca de esta localidad. Fuimos atropellados, flagelados y en- carceladossin distinciónde macices politicos. El señorReyes Gómez ancia- no e inválido fue arrastrado, vilipendiadoy golpeado. A su hijo, pot clamar que no le pegaran a su padre le pegaron brutalmente, Estos logo- SOS paladines de Ia democracia armada se han equivocado de campo de acción al venirse a esta población a hacer méritos, cuando aquI no habemos sino individuos bien intencionados que no pedimosmás Sino que se nos deje trabajar en paz y tenet derecho a las garanrIas que en todo pueblo civilizado existen44. Consecuentemente, el Concejo reaccionó ante esta denuncia y envió una queja fornial a Ia PolicIa departamental, Ia cual fue atendi- da a favor de los afectadosy los policIas sancionados,demostrándose de nuevo el relativo control de fuerzas externas que podIan generar conflictosadicionales, lo cual de nuevo contrastaba este panorama con ios extremos vividosen otras regionesdel pals45. Decimosrelativo control, pues algunas veces la ascendencia que los alcaldes podIan tener sobre sus subordinados no era tanobvia, especialmente cuando se tratabade alcaldes liberales que dirigIan a policIas conservadores enviados desde fuera de La region, y no faltó el alcalde que al querer prohibir a susempleados que gritaran "Vivas al Partido Conservador" fuera agredido en plenacalle por algunosde estos policIas46. En los demáscasos de abusos policiales detectados en La —y que resultan numerosos cornparados con con connotaciones poilticas—, se identifican con simples actos de delincuencia co- mñn: robos de trigo, de maquinaria agrIcola, de animales, etc., y eran los casos más denunciados cuando algOn policIa abusaba de su posi-

44. ACMU, 26 septiembre, 1947. Las cursivasson nuestras. 45. Véase principalmente las obras de, DarIo Betancourt, Matones y cuadri- Ileros en el Valle del Cauca, Tercer Mundo / Universidad Nacional, Bogota, 1990, Eduardo Franco, Las guerrillas del Llano y Gonzalo Sanchez y Donny Meertens, Bandoleros, gamonales y campesinos, El Ancora Editores, Bogota, 1983. 46. Ta! fue el caso del alcalde Juan de Ia Cruz MejIa de Tausa. AJU, radica- do aI f. 115 bajo el #229 del libro de registro,tomo ni, mayo8 de 1950.

165 ción durante la La incitacióna la violencia bipartidista fue cada vez menos Ia especializaciónde los policias que Ilegaban a la zona por nombramiento de fuerzas externas al Valle. En el t'inico caso en que Ia presencia de uno de estos policIas "especializados" se en- cuentradocumentado, Miguel Soler, mecánico y Carlos Torres,ebanista, dieron en pronunciar vivas a sus partidos polIticos. Torres gritd vivas aI partido contrario al suyo. Su amigo le dijo que para picarlo iba a gritar el partido liberal, lo cual hizo, lo que motivó Iapresencia de Ia Policla,y fueron conducidos al cuartel. Los agentes salieron y cerraron Ia puerta delpatio del cuartel. Uncivilque estaba alliles dijo que eran unoshijueputas y Iaemprendió a golpes. Vestia de ruana blanca tapándose Ia cara con Ia ruana. A los pedidos de auxilio nadie aparecla y al final cuandoentró un agente, le dijo alcivil: "Ya los castigaste, no les peguesmás". El policla to abrazóy se fueron por una puerta que conduceal casinode policIas4. En este caso, la denuncia de los agredidos nunca prosperó y Ia policIainsistla en que el agresorfue un detenido casual que se evadió inrnediatamentedespués de golpear a los detenidos,pero en todo caso, no fueron hechos muy comunes en Ia region y aun cuando se presentaron, se realizaronde manera anOnima como lo refiere el ejem- plo anterior. A pesar de ello, las noticias y los imaginariosprovenientes de otras regiones sobre los excesos cometidos por los policIas crearon fuertes prevenciones en los pobladores de Ubaté y era comcmn pensar que Ia presencia de hacIa peligrar Ia vida de los liberales y no faltaba quien tomara actitudes defensivas aparentemente exageradas como relata un policIa en comisión: SaliO el señor N. Torres conuna varillaen Iamano tratándome a mIya los agentes de Ia manera más soez, agresiva y desafiante, gritándonos püblicamente que unos asesinos,malparidos, hijos de puta que estábamosacostumbrados a asesinar liberales y a perseguirlosy que esto era consigna del Alcalde de Ubaté que nos mandaba a asesinarlosy a atracarlos. SiguiO gritando que nos ha visto en reuniOn haciendo pla- nes para asesinarlos. Le manifesté quc lo Onico que estábamos haciendo era cumpliendo conel deber49.

47. AJU, Ju:ado Penal Ubaté. Proceso por calumnia e infamia iniciado 24 de julio de 1956 radicado al f. 337 del tonw v, del libro de registro N 2.021. 48. AJU. LJhaté, sumario 2.662, radicdo bajo el N2 2.662 del LR, mayo 25 1957. 49. ACMLI, documento sin refereici, Alcaldia Municipal de bate.

166 En los años de "la Violencia" la actitud "defensiva" de las elites llevó a que los campesinosaprovecharan a su modo la ampliaciónde estas situaciones para hacersus propiasdenuncias por abusos cometidos contra ellos. Enestos añosy como reflejode Ia polItica de rechazoa Ia violencia tralda pot agentes extemos, se avanzó en Ia defensa de los derechos de los campesinos y resulta interesante que varias veces las gentes del campo acudieran a las autoridades para denunciar hechos que antes no ofrecIan garantIa de defensa. Situación ilamativa para Ia si se considera que aün hoy en dIa es una acción escasa, dada Ia poca confianza que se tiene en la acción de las autoridades contra los violadores de derechos humanos, especialmenteen las zo- nas rurales. Sin embargo, resulta curioso que variosgrupos de campesinoslie- varan este tipo de denuncias ante las autoridades polIticas, especial- mente cuando los abusos provenfan de otros funcionarios a menudo nombrados por las mismas autoridades. Se insinia en estos reclamos un uso de la oportunidad polItica que genera "Ia Violencia" en la cual, amparados en el mito del pacifismoy eventualmente en Ia soli- daridad de partido, los subordinadospodian avanzar en Ia defensade sus intereses, gracias a una alianza coyuntural y tcita con algunosde los lideres y funcionarios locales. Otra denuncia que ilustra este tema se transcribe aquI: [...1 elpueblo Liberalha estado luchando y acompañandoa los dirigen- tes que se lesha visto Iabuena voluntad para elmejoramiento de Iavida y las comodidadespara el bienestar de este conglomerado social,Pero nunca les habia pedido niexigido nada. El pueblo ye Ia horade pedirles a los concejales,porque siguiendolas doctrinas de nuestro jefe sacrifica- do es el momento de cortarde un hecho los puestos burocráticosy dejar a un lado a aquellas personas que nunca trabajan, ni pot su ideal ni mucho nienos pore! progresodel pueblo. En la actualidad está a! frente de Ia personerfa Servando Gonzalez, elemento que no contribuye en nada para Ia ayuda al pueblo, sino que a! contrario, todo lo hace en su contra [...i. Comonuestro gran mdrtir nos enseñó, que cuandoelpue- blo necesite y tenga razón, haga su reclamo a los dirigentes que ci pue- blo ianzd paraque representen a esta masa y que hoy en dIa necesita de vuestra ayuda para subsanar esta grave anomalia50. 2Acaso existia un mecanismo de apoyo politico oculto para aventurarse a estas denuncias? 0 acaso el sistema funcionaba de

50. ACMLT, carta leida pot H. Gordillo en Ia sesióndel Concejo Municipal de junlo 19 de 1949.

167 manera tan formal que permitla dar curso a este tipo de reclamos? Fue esto posible solamente por la estrategia de las elites ante Ia per- turbación extema? Esta iiltima parece ser Ia explicaciónmás plausible. La evidencia para Ia primera hipotesis es muy escasa. De hecho los denunciantes en este caso eran campesinos sin mayoresrecursos y sin mayor apoyo de gamonaleso patrones polIticos.Su acción respondIa, aparentemente, a Ia percepción de una acción injusta en su contray el (inico mecanismo con el que contaban era el sistema judicial. Se trata entonces, de una sociedaden donde existlan vias y mecanismos establecidospara el intercambio y Ia interacción entre distintas capas sociales que dan cuenta de otras formas de politización que no se expresan a través del conflicto agrario abierto tIpico de "Ia Violencia". Otro ejemplo de tales denuncias se encuentra en ci sumario del cual se refieren a continuación los excesoscometidos por funciona- rios, los cuales fueron ampliamentedenunciados y, curiosamente,san- cionados a pesar de las obvias desventajasde los denunciantes frente a los poderososque denunciaban. El 13 de octubre de 1948 elAlcalde de Carupa ordenó la captura de 7 ciudadanos, sospechosos de algunos atentadospoliticos. Estas personas fueron amarradas por orden del alcalde a las columnas de la casa donde cumplian Ia detención. Se les amarró en posición de pies, de espaldas a Ia columna, durante ciento cuarentay cuatrohoras consecutivas. Durantelos tres primeros dIas no se les suministró comida alguna y al detenido Abel Adriano Contreras, por orden del alcalde, se le despojá de sus pantalones ex- teriores durante el largo tiempo que permaneció amarrado y le dieron culatazosen ci pecho. Durantesu aprehensión, loscampesinos fueron despojadosde sus granos y de sus ahorros51. Aparte de este ambiente de bajo conflicto y de eficaz control de posibles brotes de violencia, el papel de negociación de las elites fue determinante en Ia constitución de un medio menos violento. Las elites politicas tanto liberales como conservadorasadelantaron con- versaciones con los directorios departamentales y con los lideres na- cionales para liegar a un acuerdo de manera que las prcticasviolen- tasgeneradas en la nueva coyuntura, no se implementaran en ci Valle dado ci pehgro que corria Ia estructura local de poder ante ci even- tual desorden social que generarfa este tipo de prácticas. Aunque los documentos escritosexistentes no presentan evidencias de estos acuer- dos, es admisiblea partir del testimonio oral, aceptar Ia existencia de

51. AlL!, Juzado Sexto, Circuito Penalde Bogota, f. 15 N 27 del tornoii, septiembre 30 de 1949.

168 esta estrategia, toda vez que la cercanIa a Bogota ofrecIa especiales oportunidades de negociación, asI como el hecho de que se trataba de una sociedad establecida, sedimentada, cuyas jerarquIasy contro- les sociales no estaban siendo impugnados. Una vez asegurada la relativa tranquilidad de Ia zona en términos del control a La propagaciónde La Violencia, las elites poiIticas man- tuvieron una presencia nacional que no se diferenció mucho de otras regionesde Colombia,con La interesante excepciónque para el Valle, esta contienda se asumió corno un simple ejercicio retórico que apo- yaba a este five1 la polItica nacional de "guerra civil no declarada", cartas al Presidente de Ia Repñbiica, a ios medios de comunicacióny, en general a Ia opinion pñblica, constituyeron el grueso de esta "pre- sencia" en el conflicto nacional52.

C. LA ESTABILIDADDE LA TIERRA Dentro de Ia dinámica que hemos referido como de "rechazo a la violenciadesde arriba" existen indicadores importantes de La efectivi- dad de dicha práctica. Uno de ellos es el comportamientodel mercado de tierrasdurante elperlodo. Los estudiosregionales enColombia sobre ci perlodo en duestiónhan insistidomuchas veces en Iarelación entre economIay violenciay másprecisamente entre las transformaciones en Ia propiedad rural durante dichos años. La tendencia mas conocida es Ia de una movilidad importante en Ia propiedadagraria, proporcional a los Indicesde violencia regional. Esto ha mostrado que en las zonas de mayor actividad violenta en ios años cuarenta y cincuenta, es observa- ble ci fenómenode una aita transferenciade pequena y mediana pro- piedad, principalmentede manos de unos a otros de los grupos encon- flicto, bajo Ia diferenciaciónbipartidista. Tal es ci caso de los estudios sobre las zonascafeteras donde se detectan por lo menos tres tipos de transaccionesde tienas: 1. La inversionde tierras por parte de quienes

52. En una comunicación de Ia ci Concejo Municipal de Ubaté de- claraba que, "en vista de que nurnerosos compatriotas han sido villanarnente asesinados con armas oficiales, por exciusivo sectarismo politico, elevaenérgica protesta ante las esferas del gobierno y exhorta respetuosarnente al Excelentisirno señor Presidente de Ia Repübiica para quc con su granprestigio y autoridad de que se halia investido, interponga los esfuerzos necesarios a fin de que Ia dernocracia colombiana no sea manchada con actos de barbaric."ACMU, carta dirigidaa los periódicosJorriada, Ultimas Noticias, El Tiempo, El Espectador, El Liberal, por ci Concejo de Ubaté, diciembre 29 de 1947.

169 se enriquecierona través del comercio (de los negociosde Ia Violencia eneste caso), 2. La compra de tierras pordebajo del precio corriente, a oferentes necesitadosque decidlanhuir y, 3. La desposesión de peque- nos propietariosy su posible transicióna otro grupo social53. Para el caso de Ubaté se detecta una tendencia alterna, esto es, Ia aparentefalta de conflicto abierto, o pot lo menos su baja intensidad, correspondieron a una estructura de propiedad poco movil y que se mantuvoestable durante todo el perlodo. En cuanto a la gran propie- dad, segt'in datos oficiales, los predios más grandes se distribulan en manos de 53 propietariosque pertenecfan aproximadamente a 34 Ia- milias segün Ia distribuciónpor tamaño como se ye en el cuadro. El nümero de grandespropietarios se mantuvo en la posviolenciay aün tres décadas después, en 1978, todavia se contabilizaba en 61 el ntimero de predios mayores de 100 hectáreas54 lo cual nos indica la rigidez de Ia estructura de la gran propiedad a través del tiempo. Esto coincide con el concepto que ha desarrolladoMary Roldánacerca de las sociedades sedimentadas, las cuales no están sujetas a grandes variaciones, y en donde las elites sociales cuentancon gran control y reconocimientode la vida politica localy su liderazgo no es impugnado. Tabla 15: Nümerode predios avaluados de 1.000 pesos en adelante PRECIO AVALUADO NUMERODE PROPIEDADES

20.001 a 35,2000 3 (Auseunstas) 15.001 a 20.000 3 10.001 a 15.000 8 6.001 a 10.000 8 4.001 a6.000 13 3,001 a4,000 13 2,001 a 3,000 23 TOTALPREDIOS 71

(Fuente: ACMU, Recaudación de Hacienda Nacional delcircuito, Reptiblicade Colombia, 15 de mayo de 1945, Secciónvarios, rioviembre 14, 1948).

53. Cailos Miguel Ortiz,Estad.o subversion en Colombia. La \'tolenctaen el Quindlo anos 50, Bogota, CEREC,CIDER, 1985, p. 309. 54. C, "Curidiriarnarca.Panorama socioeconómico del Valle de LJbaté", Bogota,CAR, l979,p. 191.

170 La importancia de Ia sociedadcampesina se evidencia en losdatos sobre la propiedad al observarseque cerca del 90% de los prediosdel Valle pertenecIan a Ia categoria menor de 10 hectáreas (el 87% de stos, menores de 5 hectáreas). Esta pequeña propiedad domino fuer- temente sobre formasde tenencia de tierra como la aparceria, el arren- damiento o elcolonato. En un promedio hacia el final del periodo, se encontraban8.941 predios depropiedad frentea solo 1.444 en arren- damiento, 195 en aparceria y6 encolona to55. Aunque se detectóuna pequena actividad airededor de la compra y yenta de pequenas minas de carbonen el mundo campesino, esta tendencia existla desdedéca- das atrás pues hasta los años sesenta las minas de carbOn se vendlan como propiedadprivada y constituIan uno de losmercados de "tierra" más activos. Al revisar los datos del rnercado de tierras podemos observarque la actividad de compra y yenta de la propiedad permanece práctica- mente invariable en relaciOn a periodosrecientes y que mantiene unos promedios anuales estticos, además de muy bajos tanto de la gran como de Ia pequena propiedad. La tendencia nacional del mercado de tierras fue a la disminu- ciOn entre 1949y 1953. En cambioentre 1954y 1960la frecuenciade las transaccionesen las pequeñas propiedadesfue muy alta, sobre todo de 1954 a l957. Sin embargo, en el caso del Valle de Ubaté no se observó esa tendencia tan fuertemente. Los totales y lospromedios de transacciones anuales se mantuvieron prcticamente invariables.En el caso de hipotecas como un recurso para obtener crédito y liquidez temporal, asociados en otras regiones con procesos de migraciOn o desplazamiento, Ia relación entre y las cancelaciones tampoco parece variar en su tendencia durante el periodo. Esto indicarIa, de nuevo, una ausencia importante de nuevas exigenciasen la actividad del comercio de tierras o de actividades que requirieran acudir a Ia

55. IOAC, citadopor CAR, "Cundinamarca....", cuadro 56. 56. Ubaté, Notaria Primera: Escritura 16, Folio23, Libro 1944-1946;Escritu- ra 12, Folio 17, Libro1944-1946; Escritura 10, Folio 14, Libro1944-1946; Escritura 78, Folio 119,Libro 1944-1946;Escritura 77, Folio117, Libro1944-1946; Escritura 69, Folio 106, Libro1944-1946; Escritura 162, Folio234, Libro1944-1946; Escritura 181, Folio262, Libro 1944-1946; Escritura265, Folio401, Libro 1946-1949; Escritu- ra228, Folio361, Libro 1946-1949; Escritura503, Folio661, Libro1946-1949; Escri- tura276, Folio521, Libro 1949-1953;Escritura 477, Libro 1949-1953. 57. Carlos Miguel Ortiz, Estado y subversion en Colombia. La Violencia en el QuindIoanos 50, CLREC, CIDER, Bogota, 1985, p. 310.

171 tierra como apoyopara actividadesque eventualmente formaran par- te de otras dinámicas económicas. Aun en Los cambios bruscosque se pudieron observarde un mes a otro (ver graficas 3, 4, 5, 6, 7 y 8), los picos correspondieron a par- celaciones"desde arriba" que no tuvieron nada que ver con la situa- ción polItica del pals y mucho menos con una presión por tierra de parte del campesinado el que, como se mencionó antes, no posela organizaciones adecuadas a estos propósitos. El ejempLomás Ilamativode estas parcelacionespor iniciativa te- rrateniente, en un contexto ajeno a "Ia Violencia", es Ia yenta de terrenos de propiedad de Mario Laserna y sus famiLiares que coincidió con Ia necesidad de vendertierra para invertir en una empresa priva- da urbana como fue La creación de La Universidad de ios Andes en Bogota58. Como parte de este proyecto, entre el 23 de septiembrey el 20 de diciembre de 1954 se reaLizó una de las mayoresparceLaciones en Ia region. Jaime Laserna PinzOn, importante propietario del Valle de Ubaté, vendió 38 pequeñas parcelas a campesinosy arrendatarios de Ia regiOn59. La evidente estabilidad del mercado de tierras refuerzaIa percep- ciOn de los habitantes del Valle de que en su regiOn hubomuy pocos hechos de sangre originados por Ia contienda bipartidista y que La estructura socio-econOmica del Valle no varió rn.ayormente durante "La Violencia". EL perlodo de "La Violencia" fue La prueba más fuerte que vivió el poder localen elValle de Ubaté y demostró su fortalezay su relativa capacidad de respuesta autónoma ante las exigencias del

58. La familia Laserna fue una de las grandes propietariasde La zona. Mario Laserna fue uno de los miembros fundadores de Ia Universidad de los Andes en Bogota. La Universidad fue fundada el 16 de noviembre de 1948 e inaugurada ci 24 de abrilde 1949. En el perIodo de las parcelaciones(9 de junio de 1954) además, Mario Laserna fue ci rector de Ia Universidad."Ochenta alumnos matriculadosno cubrian con su aporte ni siquiera los gastos anuales de arrendamiento. Vivian en "permanente sobregiro" —recuerda Gabriel Salazar Camacho quien fue tesorero los dos primeros años—. José Maria de Ia Torre otro directivo no olvida que "Ia generación que podrIamos llamar entonces Ia de los mayores, la de nuestros pa- dres, nos presto una ayuda rnuy importante... que fue habernos dado ci soporte moral y en parte económico" Universidadde Los Andes, Llniversidad de los Andes 1948-1988, Bogota, EdicionesUniandes, 1988, p. 26. 59. Mayo de 1949 a Palorna Rodriguezy otros Rodriguez (5 y 2 parcelas); agosto de 1949 a Dorninga RincOn (10 parcelas); septiembre de 1949 a Yoniayusa Luis (15 parcelas); diciembre de 1949 a Isaac Rodriguez (6 parcelas). Fuente: Notaria 1 de Ubaté, libro de registros, Libro 1953-1956.

172 Gráfica 3 Ventas terrenos meses y años Fuente: Notarla ia de Ubaté

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meses - años

Gráfica 4 Ubaté, transacciones de terrenos Fuente: Notarla P de Ubaté

0U) C a) I— *3) 0) 200 Cl) Co 150 C 100 >a) N *— s N N--K 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 a nos

—.— promedios anuales —-— totales anuales

173 Gráfica 5 Ubaté, hipoteca de terrenos Fuente: Notaria P de Ubaté 200

80 () a) 60 20 ÷ 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 años

totaesanuales —4— --f— promedios anuales]

Gráfica 6 Ubaté, cancelaciones de hipotecas Fuente: NotarIa ia de Ubaté 60

9- io -C

0 I I I U U I 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 años

—— totales aauales —f-— promedios anuates

174 Gráfica 7 Resumen promedios Fuente: Notarla P de Ubaté 40

5 I— I — 0 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 anos

-I—prom. yenta terrenos —8— prom. hipotecas —I— prom.cancelaciones

Gráfica 8 Resumen totales Fuente: Notarla P de Ubaté

0Cl) a) I... a)

U) C >a) C Co C-)

-c 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 años

-U— tot. yentaterrenos —— total hipotecas —1— total cancelaciones

175 poder nacional. En respuesta a las peculiaridadeshistóricas de su es- tructura de poder, las eliteslocales lograron desviarlas continuas pre- siones externas y Ia presencia de elementos foráneos, generadores de violencia, hasta desarrollar una adaptación estratégica ante las exi- gencias del nivel nacional rnientras mantenlanun ambiente de con- flicto controlado. Esta expresión de una racionalidad interna de reproducción del poder local manejó dos frentes: uno, hacia afuera adoptó una retónca idéntica a Ia del conflicto bipartidista incentivado en las esferasna- cionales; dos, hacia adentro estableció una practica sistemática de rechazo a Ia generación de violencia en Ia region lo cual permitio la existencia de esta "isla" durante los años más turbulentos de "Ia Vio- lencia", a Ia vez que se fortaleclan los lazos internos del poder. La posibilidadde esta aparente rebeldca radica en Ia flexibilidad de las relaciones entre los dirigenteslocales de los dos partidos en un mundo hacendatario yen el uso eficientede Ia cercanIa a Bogota que permitiO negociar directa y rápidamente con directivosdel nivel na- cional, residentes en dicha ciudad, el control sobre los agentes nacio- nales perturbadores del orden regional en casos como el de esta re- giOn. Pero sobre todo se fundamentaba en una racionalidad que percibla como una profunda amenaza a Ia sociedad local la posibili- dad de un desorden como el que generarla una guerra civil extendi- da. De otra parte,Ia ausencia de organizacionespopulares en elValle permitiO adelantar este proyecto de aislamiento con mucha facilidad por parte de las elites locales.

D. LAS TENSIONES LOCALES DURANTELA VIOLENCIA. EL LENGUAJEDE LA VIOLENCIA

La historia poiftica colombiana, a pesar de su complejidad, se re- presentO a menudo como una realidad en blanco y negro, o mejor dicho, en rojo y azul. En Ia guerra de partidos se tuvo cuidado en que cada uno de estos coloresexpresara un tinte politico. Desde las facha- das de las casas hasta Ia ropa que usaban los colombianos,el color se convirtiO en un sImbolo del enfrentamiento. Esta simbologla de coloresacompañada de un lenguajepolarizado hizo su aparición temprana en ci Valle de Ubatt dada Ia rapidezcon

176 que las noticias e incluso el estilo del nuevo lenguaje de "Ia Violen- cia" Ilegaron al Valle dada su cercanfa con Bogota. Desde las prime- ras manifestaciones de esta apropiaciOn aparece un elemento subya- cente al aparente conflicto politico, este es, el motivode las diferencias casi siempre ocultaba una razón que tenfa su origen encualquier cosa diferente a Ia adscripción o militancia partidista. Cuando, en una tabernalocal, un par dehermanos tomaban tra- go con otra persona, uno de ellos le dijo at acompañante que por qué no se quitabaIa corbata (roja). Y el otro le contestó que no se Ia quitaba. EntoncesinsistiO aquel cogiéndose la corbata (azul): "Pón- gase una de estas que no me gusta esa porquerIa". Le dijo que, "Si era godo se quitara esa porquerIaque por ese color le habIan pateado Ia jeta". Los hermanos se pusieron a pegarle y luego Ilegaron otros vecinos a defenderlo a botellazos. Esta discusión por los colores de las corbatas que representaban a los dos partidos, terminó en una furiosa batalla campaldonde Ia excusa partidista cobró varios hen- dos graves. Los testigos acusaban a uno y otro bando de provocar Ia rifla dando cuenta de la enemistad existente no solo entre estos individuos, que resultaron dirigentes locales de un mismo partido, sino entre los protagonistas y los testigos, y entre testigos y testigos. Lo que quedo claro es que los dos grupos de un mismo partido niva- lizaban por la preponderancia en la polItica y el control de Ia admi- nistraciOn municipal en Lenguazaque60. La incomodidad de los co- lores aparece como un nuevo elemento para recrear viejas disputas entre copartidarios. Aun cuando se involucraran simpatizantesde diferentespartidos Ia excusa verdadera para el enfrentamiento aparece regularmentean- terior alevento mismo. La excusa bipartidista, enesta regiOn,aparece mas como Ia mediadora del conflicto, pero el origen y el resultado del mismo escapan a la esfera estrictamente politico-institucionaly se emergen en la esfera social-cultural. Por ejemplo, el viernes 12 de enero de 1951 enel sitio denominado el Guacal de Ia vereda de Sucunchoque de Ubatd, se suscitó una riña entre dos grupos de personas afiliadas a distintas corrientes polIticas. Lo dicho en el curso de la pelea vislumbra antecedentes de la rela-

60. AlL'. Alcaldia de IaZona Administrativa, IJbaté, sumario 221, 1. 58 del libro de registro N2 24, romoiii, radicado a! f. 60 N9 162, mayo de 1942.

177 ción entre esas personas que desvirtüan el aparente color politico de la refriega: "Qué ledebo don Abel. Cuando Usted tuvo Ia molestiacon Pedro Igna- cio Ortiz. Agradezcaque no dejé que lo mataran". Le dije. Pero luego empezaron a decir que: "A este hijo de puta voltiado hayque matarlo. Nosotros no nos voltiamos cuando mandó el partido liberal". Luego principiaron a ultrajarme diciendo que era un hijo de puta rojo. Me desmonté del caballo y les dije: "A ver qué es lo que quieren hacer conmigo, yo soy liberal y a ml no me importa que manden cincuenta años, iqué les debo a Ustedes!". Entonces estos trespronto echaron a alzar piedras habiendo quedado nosotros gravementeheridos61. Casos corno enfrentaban a afiliados de diferentes partidos, pero a menos que existiera un conflicto anterior no Ilegaban muy le- jos. El discurso partidista guiaba y le daba sentido al conflicto entre losindividuos pero no ilegaba a ser una expresiónpoiftica organizada y abierta. La coyuntura de "la Violencia"en la region se utilizó para tomar ventaja enIa soluciónde conflictosindividuales, sinque se involucrara la población en un verdaderoenfrentamiento de colores y mucho menos que se generara una organizaciónreivindicatoria de intereses de cIa- Se. Seria mejor coser todo esto en un solo lugar, pues parece una enu- meración. El uso del lenguaje de "Ia Violencia" permitió aprovechar ciertas oportunidades,no solo por parte de los lideres politicosconser- vadoressino también por parte de los campesinos, quienes utilizaron la excusa bipartidistapara avanzar en favor de intereses que no nece- sariamente correspondIan al esquema del enfrentamiento nacional entrelos partidos. La excusa bipartidista aparecia por todas partes para disfrazarac- tos de delincuencia comcin. En un caso de violaciOn, Edelmira Rodri- guez, la victimacontaba que, me alcanzaron unos sujetos, me tumbaron al suelo, en seguidame tapa- ron Ia cara con ruanasy se echaron todos sobre ml. 'Ya que no podia respirar me privé y cuando volvIen si era cuando estaban dos sujetos y me dijerori que si me daba a buenas, yo les dije que si pero que me trajeran mis maletas; me las pasaron y ahI fue cuando dijeron que si

61. All.).Ubaté, radicado al f. 182 dellibro de reglstro358, roino Ill, enero 19 de 1951.

178 trafa plata que se las entregara que eran de Ia pandilla de EfraInGonzá- 1ez62y que Si flO me daba abuenas me mataban63. Los innumerables abusos contramujeres en ci Valle repitieron en muchos de los casos documentados Ia justificaciónde la agresión en Ia supremacIade uno u otro partido. La mismasemana que Ilevarona una sirvientacampesina a Ia casa de los patrones, uno de los hermanos violó a Ia nina y desdeentonces siguid abusandode ellacontinuarnente hasta que segi'in declaraciones de la nina: "quede enferrna"64. En la prirnera ocasiónen que ci hombre abusó de Ia nifla aquel, segimndecla- raba ella, "se echo a decir que si no me entregaba a buenas sabla lo que me hacIa y duramos luchando como media hora y ya me avanzó entonces le dije que lo dernandaba, y me dijo que a no Ic hacIan nadaporque era conservador, y que si acaso, se echaba Ia PolicIa al bolsillo"65. Incluso aquI, enlas relaciones Intimas aparecIaci discurso de Ia afiliacióna un partido politicocomo una excusa de dominación. Enotro caso tIpico, debido a disgustos que existIan entre una cam- pesina y su arrendatario por razón de unas tierras que este illtimo le tomó en arriendo66,el hornbre atacó ala mujer de Ia siguientemanera: "alliestá aquella goda verrionda (y otro poco de groserias).Le echo Ia bestia que montaba y la agarró a juete con las riendas, Ia agarró del pelo y ie pegó contra ci poste de Ia iuz". La mujer, a la vez, acusaba a uno de ios jomalerosde Ballén, DarIo Rojas, como uno de los que ayu- do ci 9 de abnl de 1948 a romper Ia puertade Ia Colecturla para que mataran a SantosBallén y aotros dos. E insistIa enque "estos hijueputas malparidos están tragando sin trabajar lo de mis padres". Situaciones como fueron innumerables y permiten insistir en lapoca impor- tancia de Ia pertenencia partidista para explicar los conflictos coti- dianos de esta sociedad rural durante ci perIodo de "la Violencia".

62. EIrafn Gonzalez fue uno de Los bandidos conservadores más famososde La epoca de La Violencia en Colombia. Para una descripción de sus actividades ver Gonzalo Sanchez y Donny Meertens, Bandidos, gamona/es y campesinos, op. cit. 63. AJU. Alcaldia Municipal de FOquene,mayo 11 de 1964, sin más datos. 64. La expresián "estar enferma" o enfermarse de ernbarazoera muy com6n en esta region y y seguramente en muchas otras. El sentido de estar emba- razadaera siempre uno de enfermedady asf Se refiere en todos los docurnentos de Ia sin excepciones. 65. AJU. Guachetá, sumario N° 880, diciembre 9 de 1953. 66. AJU. AlcaldIa MunicipalCarmen de Carupa, surnario 950, lesionesper- sonales, radicado a! f. 114 bajoel N2 950 del libro de registro,torno vii, junio 16 de 1951.

179 Los casos de abusos contramujeres, aparte de ser excelentesejem- pbs del uso del lenguaje bipartidista, dejan vislumbrar que en mu- chos casos, no fue una necesidad para justificar Ia agresión que de todas maneras era tolerada incluso por el aparato judicial si de defender el honor se trataba67. Este tema del honor, heredado de Ia colonia española, ha sido objeto de diversas reflexiones en Ia literatu- ra sobre Latinoamérica68y se ha reconocidocomo un elemento impor- tante para entender Ia mediación de las relaciones sociales entre in- dividuos y grupos sobre Iabase de elecciones Lo ms importante aquI, como se acaba de ilustrar enel ejemplo,no es el valor del honoren losojos de Ia persona sino la importancia dada a ese valor en los ojos de los otros, incluido el sistemajudicial. Fácilmente se pasaba de una visiondel honorcomo virtudsocial a la del honorcomo status social, hasta el punto que la visiOn de los otros se materializabaen las decisionesjudiciales y en la reproducción de los mecanismosde do- minación sobre las mujeres.El conulicto en Ia zona se expresoasI sobre todo a nivel de las relacionesinterpersonales, y no siempre entre gru- pos organizados. Otro de los espacios sociales en donde esto fue notoriofueron las actividades colectivasde bebida, especialmente de chicha. La canti- dad de riñas "politicas" onginadas en las chicherfasy las tiendas de cerveza, asf nos loindican. El problemade las chicherfas7° ms que un problema de orden plblico o de salud, fue atacado desde comienzos del siglo intentando asI desviar los patrones de consumo popular de chicha hacia los de Ia cerveza comercial. Este intento por cambiar

67. De manera tIpica, en un caso de violación, ci violador fue sobreseIdo dado el hechodebido a que Ia nina habIa perdido su virginidadanteriormente con su primer riovio."Porque serIa incomprensivoe irijustoque la ley protegiera con el mismocelo a las mujeres honradas y a las meretrices. De alil que Ia prostituta si puede ser sujeto pasivo de los delitos contra Ia libertad sexual (violencia carnal, estupro, abusos deshonestos) pero no puede serb respecto de los que atentan contrael honorsexual, porqueno tiene honor aiguno que defender". Ibid. Decia- racióndel Juez Penal del Circuito. 68. Véase por ejemplo, Ramón A. Gutiérrez, When Jesus Came, the Corn Mothers Went Away. Marriage, Sexuality, and power in New Mexico, 1500-1846. Stanford, Stanford University Press, 1991 y Patricia Seed, To Love, Hono and Obey in Colonial Mexico. Conflicts over Marriage Choice, 1574-1821. Stanford, Stanford UniversityPress, 1988. 69. Ramón Gutiértez, WhenJesus..., op. cit., p. 177. 70. Véase una exposición del problema en Mauricio Archila, Cultura e iden- tidadobrera.Colombia1910-1945, CINEP, Bogota, 1991, p. 173.

180 patrones de consumo intentabaincentivar, igualmente,Ia compra de café cuya producción empezaba a determinar el curso de Ia economla colombiana. La salubridad de dichas bebidas resultaba igualmente dudosa pero en todo caso el problema se presentabacomo uno de tipo moral y ya para 1948, Ia renta de cervezas era un rubro importante en el presupuestomunicipal para Ia educación71. Desde 1880 se habIa iniciado en Colombia una etapa de lucha contra el chichismo que culminó dIas después del 9 de abril de 1948 con Ia expedición de Ia ley 34 que reglamentabala producción, yenta y consumode chicha y que se convirtió en un factor importante enla disminución de este hábito de consumo, en una importante coinci- dencia ante Ia necesidad de control de Ia población campesina que en esos años expresó con más intensidad su potencial de conflicto especialmente en medio de sus borracheras. Dentro de las medidas tendientes a desmotivar el consumo de chicha, enel Acuerdo N 10 de 1920, en Ubaté, ya se hablafomenta- do la creación de un restaurante municipal y Ia participación del municipio como accionista en Ia construcción de un teatro: Considerando que los Concejos Municipalesestán enel deber de pro- pender por Ia creaciónde Restaurantes Municipalesdonde en cambio de la chicha o cualquier otra bebida alcohólica, se suministre otra esti- mulante, como café; que se destina unpresupuesto para Iapropaganda contra el chichismo, y que siendo el teatro,dentro de las exigenciasde Ia moral, unpoderoso elemento educacionista (sic), propio para alejar a los individuosde las tabernas, anexo al teatropuede crearse un restau- rante donde se suministre caféy se dé alimentación abundante y barata al pueblo. Se destina ci50% delproducido de impuesto sobre chicherlas para Ia compra de acciones del salon Teatro Union de Ubaté. El Muni- cipio en su calidad de accionista exigirá de Ia Sociedad Constructora y Explotadora del SalOn-TeatroUniOn de Ubaté Ia creaciOn del Restau- rante Municipal72. A pesar de todo, para los años cuarentael mundo de la bebida aparecla todavIa como fuera del control del poder y, conveniente-

71. ACM LI, airededor de$600 en el presupuesto para ci año 1948.Carta de La Direccidn de Educación PUblica a! Alcaide y Presidente dcl Coricejo Munici- pal, febrero 6 de 1948. 72. ACM LI, Acuerdosancionado porIa AlcaldIaMunicipal, el 18de agosto de 1925 y declarado exequible por Ia Gohernación de Cundinarnarca el 25 de los mismos.

181 mente para el caso de las elites regionales, Ia agresividad que allI se expresaba adoptó un lenguaje bipartidista para insistir en los enfrentamientos entre iguales y desvió en parte Ia misma agresividad que pudo haberse dirigido hacia los patrones. En estas referencias a la vida social entrecruzadacon "Ia Violen- cia" encontramosel siguiente relato de uno de los heridosa machetazos en una riña en una cantina veredal en Ubaté: "La pelea se principiO por el solo hecho de nosotros setliberales y losseñores que hoydenun- cio conservadores...(quienes) entrarondiciendo que estos partida de liberales doble hijo de putas malparidos,no necesitaban más que ma- tarlos"73. Sin embargo, aunque aparentemente el inicio de aquella batalla campal con machetes y botellasfue una canciOn mal interpre- tada, Ia pelea rápidamente se polarizó entre campesinos de los dos partidos sin que mediara ninguna discusión politicaaparte de los in- sultos iniciales.Adems, en las declaracionesquedO claro que el ata- cante era un personaje que frecuentemente habIa amenazado y correteado a diferentespersonas con su machete al aire74. En el alegato sobre el mismo caso se evidencia tambiénla magni- tud y el rechazo de actos menores de violencia que en otras regiones seguramentepasarlan inadvertidos: [... I a La victima Se le causaron hondos perjuiciosde carcter moral. La afrenta y humillaciónde verse desfigurado en Ia cara, Iapena y el dolor experimentados al tenet que presentarse ante sus familiares y amigos lievandoconsigo una huella imborrablede violencia,después de haberlo conocido como hombre honorable y de limpios antecedentes, todo lo cual implicapara el ofendido un aminoramiento de su personalidad. En otra ocasiOn, el dIa 3 de julio de 1942, se encontrabari en una chicherla de Ia vereda de Suaza, Ubaté, varias personas que en gru- pos distintos cantaban coplas alos liberales y a losconservadores. Esta diferencia polftica, que tenia ya algunos antecedentes de otro orden entre estos campesinos, acentuada aquella noche por Ia letra de algu-

73. AJU, Juzgado Penal delCircuito, Ubate, tomb vu, sumario N9 73, lesio- ries personales,diciembre 25 de 1948. 74. En Ottodiferendo pordinero prestado, los campesinosinvolucrados "em- pezaron a gritara 1o otrosque partida de godos hijos de puta, comunistas que se salieran a verqué tan machos eran (...) siguió ci ripo groseriando que godos hijos de puta y que todos esosgodos de Lavereda del Volcán eran una partidade hijos de puta"AJLJ, Irispecciánde Policii de Ubaté, sumario N9 391, radicado bajo el N2 761,1.313, tomo Unico, Ubaté. diciembre 6 de 1962.

182 nas canciortes,originO mala votuntady antipatia entre los dos grupos lo que degenerO en una riña generalizada. Riña que involucrO a "cam- pesinos de baja peligrosidad, pobres, faltos de ilustraciOn, de condi- ciOn social humilde y de buena conducta anterior"75. Fuera del ámbito de las peleas en las chicherIas la adopciOn del lenguaje bipartidista siguió el mismo patrOn. En innumerables dispu- tas por terrenos observamosIa presencia forzada de Ia referenciapoll- tica. En Guachetá,pot ejemplo, el 4 de mayo de 1954,compareciO al Juzgado Municipalel agricultorVicente Quiroga a denunciar por abuso de autoridad al alcalde Buenaventura Osorio quien lo acusaba de haber causado daños en la propiedad El Pedregal, de Barbara Lopez. El alcalde le gntó que Quiroga era un "nueve abrileño y un 16 de julio de la chusma". El 28 de diciembre tuvo a Quiroga en la cárcel una hora y luego lo notificó de una multa de 100 pesos o 5 dIas en la cárcel por no haber hecho caso de colocar Ia cerca que ellos querlan y para que "acatara las Ordenes de las autoridades en lo sucesivo"76. Al mismo tiempo quedO comprometido bajo esta misma multa para traer 2 yuntas de bueyespor dos dIas y traer peones cada dIa también, para su mayor efectividady para su cumplimientode lo antes sancio- nado se le exigió fiador. Dc la misma manera, Se caucionO a Quiroga con una multa de 500 pesos para que guardara Ia paz recIprocamente con todoslos vecinos en general y principalmente para que obedecie- ra y respetara Ia autoridad. Lo que vemos en estos ejemploses que la pertenencia bipartidista solo resultaba un elemento complementario al tipo de conflictosque pudieran presentarseentre borrachoso entre personasque mantenlan alguna diferencia previa, pero el verdadero morivo casi nunca era Ia diferencia polItica, lo que indica Ia relativamente poca importancia que el campesinado daba a su fihiación partidista en la zona, por lo menos como para explicar Ia ausencia de bandas polIticas organiza- das, tan comunes en otras regiones. Aun enlos momentos en los que IaretOrica bipartidista se retomaba institucionalmente, esto Se hacla en tin contexto que tenla efectos parricularesen Ia vida cotidiana. Tal es el caso de Ia utilización del status de "delito politico" hajo el que se escudahan algunos pequenos

75. AJLJ, Tribunal Superior, Salade lo Criminal, Bogota, f. 388, 16 octubre do l47. 76. AJLJ, Juzgado Municipal de Guacheta, i4ri clasificar, 31 de julio de 195r.

183 delitos en la region. En casos que se repiten una y otra vez en los documentos de los archivosjudiciales casi de manera iddntica, el vier- nes 20 de octubre de 1950,bajó un grupo de campesinos que gritaban "que viviera el Partido Conservador y que abajo esos hijos de puta cafres liberales" al tiempo que quemaban pólvora. Como declarO un campesino agredido por estas personas: "(...) entrarona Ia tienda y de un momento a otro se me botaronencima y despudsde que todos me dieron punos y puntapiés entonces me zamparonentre una charca de agua y entonces fue cuando eché de menos ml libreta que conte- nIa Ia sumade trescientospesos"77. - En esta declaración del campesinoAngel Maria Arguello, se evi- dencia el uso de Ia afihiaciOnbipartidista para esconder actos de de- lincuencia comün. Es más, no sOlo para ocultarlossino para salir im- punesde dichas acciones. Aqul el solo hechode haber gritado vivas at Partido Conservador, antes del robo, permitiO a los jueces afirmar que "de lo anterior (los gritos) se observa que el mOvil del ataque at denunciante fue el considerado como politico (!) y recurriendo at ArtIculo 10. del decreto 1823de 1954, el fiscal del tribunal procedió a conceder el beneficio de amnistfa a los diferentessindicados"78. De esta manera, todas las alternativas que generaba Ia adopción del lenguaje de "Ia Violencia" fueron aprovechadasen el Valle, y sin duda en todo el pals, para lidiar con viejos problemas, o si no tan viejos, por to menos con un carácter cotidiano que pocas veces era convincente en la alusiOn bipartidista. De all que el acto violento extremoy partidistafuera demuy poca ocurrenciaen el Valle de Ubaté en los años cuarentay cincuenta. Esta evidencia nos recuerda que para los campesinos Las normas compartidaspueden ser un repertorio de formas aceptadas de protesta en respuesta a violacionesde varias ciases y valores. Las normas compartidas ademdsno necesitan ser enteramente tradiciona- les. Ellas pueden ser reacciones flexibles ante nuevas condiciones es- tructurales o coyunturalesa las que se enfrenta uncampesinado forma- do por cornunidades autosuficienteso por lo menos con un importante

77. AJU, ljbaté, proceso 1679,Ministerio de Guerra, Tribunal Superior Miii- tar, N2 08-19, romo i, sumario N2 321, tomo Hi, f. 63, octubre 31 de 1950. 78. El artIculo 1g del Decreto Ley N2 1823 de 1954 exigIa,para concederIa amnistla, que los delitos fuerancometidos por nacionales colombianos,stendo su móvii ci ataque al gobierno, o que pudieran explicarse por extraliinitación en el apoyoo adhesi6rial gobierno o potaversion o sectarisulo politico.

184 five1 de autonomia y que expresan criterios econOmicosy politicos a través de un claro contenidomoral79. Los campesinos pueden subordinarsea Ia ideologIa de las elites,o pueden disentir de ella; cualquiera sea Ia alternativa que escojan depende de Ia relación material entre los campesinos y Ia elite. En cualquier caso, los campesinos entienden que sus intereses difieren de los intereses de los poderosos.De alli los usos y negociacionesim- plfcitas en el uso del lenguaje bipartidistaque dependIa de los grupos que se lo apropian en estos años y que creaban como resultado un universode conflictividadesque dificilmente se pueden referir exclu- sivamente a suconnotación partidista.

IL EL AVANCE CONSERVADOR

'AquIno convenIaque enirarala nolencia. Era un pueblo &isiccniiente liberaly el conservador que hablapuesera un tipono vidento.Diji- mos entonces:aliora que yalie go la oportunzdad, conservatzcemos"*

A pesar de la continuidad de Ia ya discutida convivencia poiftica, interrumpida por esporádicos conflictosde muy baja intensidad, du- rante Ia "Violencia" puede observarse una reconstitución del poder conservadorlocal, que aprovechO Ia coyuntura del gobiernode Ospi- na Perez y posteriormente de Laureano Gómezpara sobrepasarIa an- terior dominación liberal enIa zona. Este avance, sin embargo,se hizo sin enfrentamientosviolentos con sus opositorespoliticos. Como cuenta un dirigenteconservador: Aunque estaba todo dominado por los liberales, una noche gritamos Viva el parudoconservador Segun algunos, era Ia primera vez que hablan gritado eso en Ubaté. El grito dio motivo para que el cura se parara en el pülpito y desautorizara lo que hablamos hecho. DecIa que habIa unas personas que tenfan ascendiente, que cOmo iban a provocar cosas, acomptometer alaiglesia, queera peligroso, Peroen lassiguientes elecciones de Ia mayorIa liberalpasamos a Ia mayorIaconservadora"81.

79. Cf. Robert P Weller y Scott F. Guggenheim, Power arid Protest in the Countryside. Studies ofRaral Unrestin Asia, Europe,and LatinAmerica. Duke Press Policy Studies, Durham, N.C., 1982, pp. 3-7. 80. Entrevisra a Sixto Marquez0., Ubaté, 1989. 81. Ibid.

185 Hacia 1947 el poder conservador en Colombia, a pesar de haber obtenido Ia Presidencia de Ia Repüblica,solo representaba una mino - na en el Congreso y por ello intentabael control sobre las actividades püblicas de los liberales, hasta el punto que se le ha acusado de gene- tar violencia de Estado "desdearriba" con este propOsito. Pero a! lado de Ia represión directa existieron otros mecanismos para consolidar el ejercicio del poder. Uno de ellos fue el control de las actividades de los funcionarios pib1icos a través de la prohibición de intervenir en polItica. Este hecho se constituyO en un delito que, en muchos casos, los politicos locales estuvieron listos a denunciar para controlar las actividades de sus opositores.Palacios insiste en la intensa politizaciOnde esos años pot el nümero crecientede elecciones. En Ubaté se presentaron algunos casos: el 10 de febrero de 1947 estallO un escndalo cuando el Personero Municipal de Guachetá, Adolfo CañOn, viajO a Lenguazaquecon un nutrido grupo a format parte de una con- centración poiftica de cierta importancia (asistieron los Ifderesnacio- nales del Partido Liberal Julio César Turbay y Julián GOmez y varios universitarios de Ia regi6n residentes en Bogota)82 y horas más tarde regresócon el mismo grupo lanzando vivasal Partido Liberal.La inter- vención de la Policlaimpidió que se formara una concentraciOnilegal. El hechofue rápidamente aprovechado pot el Directorio Conser- vador de Ia localidad para atacar al funcionario y hacer pfiblica su "ofensa", en una acciOn de carácter demostrativo y de control del ejercicio polItico. El mismo dIa de los hechos, este grupo envió el siguiente telegrama a la Procuradurfa de la NaciOn: Guachetá 10 Febrero 1947. Procurador General. Bogota. Respetuosa- mentecomunicamosle: personero AdolfoCañOn, encuéntrase asistien- do concentración poiltica Lenguazaque. Repetidas ocasiones haviola- do neutralidad oficial. En nada preocüpase administración. PedImos!e envfo inmediato investigador,exigimos impOngansele condignas san- ciones, pot tratarse elemento inescrupuloso cumplimiento deber. Lis- tos comprobar cargos. Servidores. Diconservador Municipal. Curiosamente otro telegrama similar fue enviado por el alcalde quienera de afiliaciOnliberal yquien lo hizo, segmnsus propiaspalabras "queriendo cinicamente conseguir hasta ci extremo imparcialidad neutralidad poiftica ya que soyliberal como lo es el citado funcionario".

82. Entre otros, AlforisoGuevara, Arturo Guevara, Miguel Forero, Alberto Forero, Darlo Forero, Eduardo Forero yjose Manuel Villamil.

[86 Lo que quedo claro después de un proceso judicial adelantado contra el personero, del cual resultó exonerado, fue que detrás de Ia acusaciónexistIan varias rencillaspersonales entre el acusado, elpre - sidente del Directorio Conservador y el Alcalde, lo que explica por qué el alcalde liberal participo en Ia acusacióny no solamente el di- rectorio conservador,o mejor dicho su presidente, ya que otros de sus miembrosdeclararon desconocer los hechos. AsI, aunque el origen de Ia acusación obedecIa a diferencias personales y no exciusivamente politicas, la acusaciónsobre el "funcionarioliberal" fue Ia más irnpor- tante "ya que Ia situación polItica del lugar estaba un poco exaltada" segñn declaracionesdel Alcalde. El mismo personero, no era un libe- ral de tradición pues "su familia era conservadora y era legitimo liberal". Percibimos aquI Ia continuainteracción entre los problernas personales y el manejo a five1politico global de dichas diferencias,en este caso como un ejercicio de control politico de un partido sobre el otro83. Lo personal es politico sin duda alguna y es en Ia lucha por Ia configuraciónde sujetos en la que se reconoce que tarnbién lo perso- nal es objeto de Ia lucha polItica. El carácter conflictivode Cañonse evidencia a través del tiempo. En 1957 cuando ejerció de nuevo como personerofue denunciado por calumnia por decir que el alcalde de Guachetá, en ese entonces Julio Enrique Olaya Rincón, habiaatentado contrael honor sexual de una enfennera y una profesora84. De la mismamanera fue acusadode abu- so de autoridad en 1949 pues como personero de Guachetá "arrebató Ia quieta y pacifica posesión que en un terreno tenla el señor Abel Carrasco"al derribar unas paredes y apropiarsede los pastos que exis- tIan enel terreno3. Sinembargo, en una respuesta idéntica que retomaba el conflicto politico, los liberales enviaron el siguiente telegrama: Guachetá, Marzo 31 de 1947. Procurador General Nación Ultimas no- ticias Bogota.Juez Municipal Lenguazaque, señor Otoniel Bohorquez, frecuenta consecutivamente este municipio verificandoreuniones po- liticas, exakando conservatismo cometer atropellos contra liberates pacIficos. AsI mismo recaudador Nacional interviene activamente en polItica contrariando órdenes gobierno. Rogamosle tomar medidas fin

83. AJLJ, Juzgado Penal del Circuito, Ubaté, f. 4 del libro de registro N2442, 1951. 84. AJU, Guachetá, surnarioN2 2.239, radicado bajo el N9 187, 1. 185, torno I,junio25 de 1957. 85. AJU, f. 169 del libro de registro 169, torno cxxv, febrero 1949.

187 evitar disturbios,inmerisa mayorIa liberal hllase resuelta respetar de- rechos" (Firmado por los dirigentes). En un caso similar, pero que demuestra todaviamás claramente el uso de la tendencia represiva impulsada desde el gobiemo nacional, losmiembros del DirectorioMunicipal Conservador denunciaban ante el ProcuradorGeneral en Susa en marzo 21 de 1949 que, Diego Alberto Espitia, Presidente del Concejo Municipal y jefe polIti- co, Auditor de IaBeneficencia de Cundinamarca, siendo Fenecedor de Cuentas de la Contralorfa Departamental se ha dedicado a la poiltica activa. En las eleccionespara Concejos Municipalesdel año 1947, des- puésde hacer el fraudernás escandaloso, Ievantó tribuna para celebrar Ia victoria y desbaratar contra el gobierno y el conservatismo. El 9 de abril del añopasado tornó parte como revoltoso enBogota, segilIn cons- ta en El Tienipo del 15 de abril, dondeaparece elEspitia conios revolto- sos. Ahora con motivo de Ia campaña electoral ha estado en varias concentraciones poilticas: en Guachetá el dia 13 de los corrientes y en Ubaté el dia Y a su vez, los liberales, denunciaban, [...] Ia actitudque i'iltimamente han venido asumiendo los empleados del poder Judicial en este municipio (Juez del Circuito en lo penal, Secretario de ese mismo juzgado, secretario del juzgado del circuito en lo civil, sustanciador de este circuito) y un Recaudador de Ha- cienda Nacional, quienes en compañIa de algunos conservadores del lugar han tornado la costumbre de insultar, provocar y atacar a! libera- lismo, como queda establecido con los hechos vergonzosos sucedidos conel ataqueque dichos empleados encabezaron el vier- nes ocho a Ia casa de una familialiberal88. En un caso parecido,el Concejo Municipalde Ubaté denunciaba ante el Gobemador y el Director de Educación: [...J los escándalosde diversaindole que envarias ocasionesha promo - vido AngelGaitán, rector delInstituto BolIvar. El señor AngelGaitán acabade tornar parte en unataque que ungrupo de conservadoresexal-

86. AJU, Guachetá, radicado alf. 173 dellibro deregistro 173, tomo i, marzo 13de 1947. 87. AJU, Intervención en polItica,denunciante ProcuradurIa Generalde la Nación. Juzgado Municipal de Susa, f. 37 N2 73, tomo ii, 31 de marzo de 1949. 88. ACMU, ResoluciánN2 191, H.C. RodrIguez, NatesyMontanez, aproba- dajulio lOde 1949.

188 tados realizaron a la casa de una familialiberal; en Ia noche del 17 de junio, encontrándose en estado de beodez promovió un escándalo de carácter politico en Ia plaza principal por lo cual el ejército lo detuvo; en variasocasiones ha promovidoriñas y disturbios en los cafésy garitos, a esto se agregaque su labor frente al establecimientoparece ser nula y Ilena de incompetencia89. Esta lista de adusaciones mutuas son muy elocuerites y expresa uno de los mecanismos de control sobre potenciales opositores al gobier- noconservador, el cual se ejercIa igualmentedesde una red deinforma- ción entre los diferentes niveles institucionales que, para cada caso de los municipiosdel Valle, se establecIan, principalmente, entre las fuerzas arrnadasy Ia alcaldIa municipal. Prueba de ello es Ia carta que envIael sargentoHeraclio Martinez Velandia, jefe 1 del cuartodistrito de Ia PoliclaNacional al alcalde de Ubaté en octubre 10 de 1952: [...] me permito informar al Sr. Alcalde, que en las cárceies de Ia loca- lidad se halla detenido ciseñor José IngilbertoParada Rincón, elemen- to quien par aviso de varios ciudadanos de este lugar fue reconocido coma persona de pesimos antecedentes revolucionariosen ci dia nueve de abril y quien seguramente cornetió en ese entonces distintas clases de delitos. Además deja constancia que ci mencionado señor Parada manifesto hacer unos cuatro años no visitaba la ciudad de Ubaté y Ia PolicIa sospechase halle en cadena y trabajando con elementos que van contra Ia integridad personal y contra nuestro propio gobierno hay legitimamente constituido90. Las ventajas que adquirieronlos conservadoresa través delperIo- do de "la Violencia"se evidenciaron ya en 1949 cuandoen la sesión extraordinaria del Concejo Municipalde Ubaté de febrero 28 el pre- sidente del Concejo, César Nates, expuso su descontento por la re- ciente alianza entre algunos liberales y conservadorespara nombrar al Personero Municipal.El decIa que "el liberalismo tenia mayoria en el Concejo gracias a los sacrificios hechos por ci pueblo en su campafia legal para ver la autenticidad representativa end H. Concejo como mayorialiberal en el mumcipio Agregabaque a ningun liberal se le habIa ocurrido aliarse a los adversariosen circunstancias tan dificiles para el partido". El concejal Rodriguez dijo que,

89. ACMU, ResoluciónN 190, H. C. Luis Rodriguez, Natesy A. Montaflez, aprobadajulio lOde 1949. 90. AJU, Ubaté, surnario 379, radicado all. 290 del hbro de registro N 2, torno ii, 13 octubre de 1952.

189 [...J este ha sido un dia de dolor para elpueblo... I amentael procedi- mientodel H. Concejalque siendo liberal se unió con elconservatismo para reft del sufrimiento del que ha sido victima nuestropartido sin acordarse de lascruces que señalan las vfctimasliberales en los Depar- tamentos mártires de Colombia, sin recordarlas lágrimas derramadas por las viudas, huérfanos, niiadres, padresliberales que han visto caer victimas inocentes a sus seres queridos, sin respetar su tradici6n liberal ni los serviciosprestados por ely sus familiares a Ia causa, y sin pensar que este es un momento decisivopara el partido9. Todo esto, por supuesto, refiereun ambiente nacional y expresa el preciso momento en que los polIticos locales se enfrentana! dilema violencia nacional o paz local. Ni siquiera los ejemplos traldosa cuen- to por los politicos para referir el dramade la violencia pertenecen a la region pues fueron o muy pocos o tanpoco impresionantesque no servian para un discurso tan desgarrador. Esta situación rápidamente se definiO en el sentido de la estabilidad relativa. Lo que se puede intuiren medio de todas estas quejas y dramatis- mo retOrico es que ya algunos de los politicos de la mayorIa liberal entendIan que hablaque ceder algilin espacio a los conservadores, al ver Ia imposiciOn a nivel nacional de un gobiemo de partido cada vez más impositivo, lo cual sin hacerles perder su mayoria les permitirfa continuarcon una vida de relativa calma en Ia zona. En todo caso la autoridad conservadora comenzO a ejercersecon más confianza. Cogi aljuez que eraliberal yio metia Ia cárcelporque era muy molesto- so.A mi antecesor lo habla cogido de Ia corbata yb zarandeó.Yo no me dejé. Entonces mepuso eldenuncio. A los 8 dIaslIegó unjuez municipal que era un muchachito queyo le habfa ayudadoy lIegó el secretarioque era elque me hablaposesionado. Le mandé decir al nuevo juez: "Yo no voy por allá arendir indagatoria.Yo estoy de alcalde hasta cuando quie - ray voyy lo saco yb mando paraIa casa".Nadie me tomó indagatoria. La versiOn del juez Lázaro Usaza, un antioqueno de 26 años, co- rrobora lo ya dicho: F...] elalcalde se encontraba libandoen elCafé Ubaté, AllI be entrega- mos unapeticiOn que Ia ciudadanfale hacia que tenla como fundamen- to Ia grave inseguridad que contra Ia propiedad privada existe en Ia

91. ACMU, acta N244, Ubaté, febrero 28 de 1949. 92. Entrevista aSixto Márquez 0., Ubaté, 1989.

190 actualidad eneste municipiopor la falta de actividadde lasautoridades. Sinmediar palabra el alcalde me condujoa Ia cárcel93. Poco a poco, a través del perlodo, los conservadoresse expresaron antagónicamente contra las visitas de lIderes liberalesde Bogota, de manera que los mismos liberales protestaban enérgicamente "por la forma cobarde y arbitraria como recientemente fueron tratados emi- nentes jefes del aguerrido e invencible liberalismo de los hermanos municipios de Susa, Simijaca y Carupa"94. El germen de la discordia parecIa empezarsea aprovechar en la zona como en muchas otras de Colombia pero sin que ese manejo hubiera conducido a un caos de enfrentamientos sangrientos y si a Ia recomposiciónde un poder mi- noritario conservador por lo menos temporalmente, y a partirde los supuestosretóricos de la luchapolItica nacional que actuaban como un gran padrino invisible en la region.

CONCLUSIONES

La expresiónmás explfcitade Ia retórica que lograba aislar alValle del conflicto nacional, por lo menos en su expresiOn violenta, fue el uso de una tradición de la Ubaté pacIfica. Con ese referente fue fácil negociar una autonomfa del poder central que no generaba enfren- tamientos directos con el mismo. Especialmente neutra esta idea se desarrollabasin problemaya que, porotro lado, se mantenfa una retO- rica de subordinación a! poder central que celebraba y apoyaba a las directivasde losdirectorios nacionales de los partidos. En Ia práctica, ello solo permeaba la sociedad local cuandoel enfrentamiento permi- tia verbalizar y dar salida a conflictos tradicionales, en los cuales, el contenido bipartidista aparecia como oportunidad y siempre en Ca- rcter secundario frente a las tensiones cotidianas entre los grupos sociales. Una de las caracterIsticasmás importantes en el Valle de Ubaté durante el perfodoes entonces el aprovechamientode mflltiples opor- tunidades, generadas en los acontecimientos nacionales, para lograr avances de tipo individual en Ia resoluciOn de conflictos.El ejemplo más interesante es el uso del lenguaje bipartidista que se adapta con

93. AJV,sumario2l6l,diciembre l4de 1957. 94. ACMLJ, resolución N2 151, H.C. Nates, aprobada marzo 4 de 1949.

191 más intensidad a los conflictos tradicionales entre miembros de Ia comunidad con el ánimo de obtener un poder de imposiciónadicio- nal. El ñnico efecto partidista que parece generar el perlodo de "La Violencia" es el fortalecimientodel Iiderazgo del Partido Conservador en el control de algunas instituciones de gobierno local. Pero este relativo avance se hizo mientras se mantenIa en lo posible Ia buena relación con la facción liberal y su efecto fue muy transitorio y solo muy evidente durante Ia presidencia de Laureano Gómez entre 1950 y 1953. El resultado file una dinámica que en su conjunto logra aislar al Valle del conflicto partidista sangriento, al tiempo que se desarrollan diversasprácticas que aprovechan La coyuntura para avanzaren inte- reses particulares, en un aparente y retórico clima de sectarismo y respeto a los contenidos del enfrentamiento nacional.

95. El gobierno de Górnez fue interrumpido antes de finalizar su perIodo presidencial,previsto hasta 1954, por ci golpe militar de Oustavo Rojas Pinillaen 1953, realizadocon Ia excusa de poner fin a la guerra bipartidista y el cual fue de corta duracián (1953-1957). En el niornento del golpe, Górnez habfa dejado Ia presidencia por razones de salud y lo reemplazabael Designado (equivalente al vicepresidente de otros pafses) Roberto Urdaneta Arbeláez.

192 CAPfTULO V

CONTINUIDADESDESPUES DE "LA VIOLENCIA"

En este capItulo final se avanza en ci perIodo que sigue al de "Ia Violencia",es decir, ci gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilia y el Frente Nacional, o pactobipartidista, que lo sucede. Observar en ci Valle el impacto de estas coyunturas nacionales, en un contexto de aparente conciliación frente al conflicto politico, muestra que las es- trategias y orientaciones del desarroilo politico local, mantienenlos mismospatrones que estudiamospara las décadas anteriores,y expre- sanel potencial de autonomIade los poderes localesdesarroilado gra- cias a su historia y consolidado durante ci tiempo de "Ia Violencia". Después de ia corta transición dcl gobierno militar, entre 1953 y 1957, cuando se creó ci pacto nacional entre los dos partidos, Ia vida en ciValie retomó su curso como antes de "la Violencia"y se dio paso a una reconstitución de las relaciones polIticas tradicionales,sin que los cambiosrelativos sucedidos durante dicho periodo tuvieran mayor continuidad. Aunque el ienguaje poiitico otra vez cambió, en apa- riencia, para adaptarse a las nuevas realidades dci poder central, las prácticas locales siguieronadaptándose y fortaieciéndosede Ia misma manera que en ci perIodo anterior. Estudiar continuidades en estos años no significa decir que la sociedad sea estática. For ci contrario, observaruna tendericia dci desarrollo local implica entender una se- n de dinámicas y una actitud proactiva de los lIderes locales para mantener vigentes las estructuras de poder. AsI, ci movirniento que históricamentese genera en ci Vaile no siempre se orienta ai cambioo a la transformación radical, sino más bien hacia un iargo proceso de adaptacióny resistenciaante factores perturbadoresde un orden dado, Orden como ci que logran defender las elites locales, para su propio beneficio, sinque para ello haya que recurrir a procesos coactivos sino más bien a procesos de manipuiación dc la tradición y de control de ciertas esferas de Ia vida pcibiica quc permitcn consolidar csa forma de vida en la localidad. Lo quc sc dcmostró al final fue Ia fortaleza de las relaciones de poder como eje de Ia reproducción social y su capacidad de adaptar los lenguajes que las diferentes coyunturas nacionales imponian en

193 una sociedad sedimentada como Laestudiada. AsI, durante elperIodo de La posvioLencia, las nuevas situaciones propias de la pacificación empezaron a utilizarse en el mismo sentido en que se habIa logrado antes el uso del Lenguajede "la Violencia",es decir, sin que eLLo impli- cara verdaderas alteracionesen las estructuras del poder. En reaLidad el lenguaje politico populista no generó elementos definitivos que pudieran alterar la estructura pues algunosde sus referentesmás corn- plejos como aquellos de Ia cuestión social, no fueron los más impor- tantesen la adopción local de dicho discurso. Solo unas décadas des- pues la aparición de nuevas formas de organización campesina y el impacto de Ia reforrna agraria en los años sesenta y setenta, plantea- ran algunas transformacionesrnás radicales, pero ann a Ia fechamu- chas de las tradiciones discursivas y de Ia manera de hacer politica continOan vigentes en el Valle.

A. LA RECONSTITUCION DEL PODER LOCAL

En junio de 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla, apoyado por liberates y conservadoresopuestos at tiderazgo del Presidente Laurea- no GOrnezy de su designadoRoberto Urdaneta A., efectuó uno de Los pocos y el más importante golpe rnilitar en Ia historia de Colombia. La excusa fue poner fin a Ia guerra bipartidista y su efecto a me- diano plazo fue el de servircorno gobierno mititar de transición para el Frente Nacionat: pacto que hicieron lideres de los partidos liberal y conservador para atternarse cada cuatro aflos Ia Presidencia de La Repñblica entre 1958 y 1974. Esta transición se realizó a pesar de Las iniciativasde Rojas Pinillapor desarroltarpotiticas de gobierno auto- nomas, rápidarnente conjuradas por el poder bipartidista1. No sobra recordar que La experiencia del gobierno militardio on- gen unos aftos más tarde alimportante movirnientopopulista tiderado porRojas Pinilla y conocidocorno Ia Alianza Nacional Popular, ANAPO, que en las eleccionesde 1970 amenazóseniamente La hegernonIa elec- toraldel bipartidismoen pleno Frente Nacional2. La ANAPO, además, inspiró a mediados de esa década el guernillista Movimiento 19 de

1. Ver Carlos Urán, Rojas y la mariipulación del poder, Bogota, Valencia Editores, 1984. 2. Véase Marco Palacios,El populismo en Colombia, varias ediciones, 1979.

194 Abril, M- 19, posteriormente desrnoviiizado, legalizadoy convertido en el Movimiento Alianza Democrática. El efecto regional más inmediato del golpe de Estado de 1953 fue la aparente neutralización de los lfderes locales partidistas a través del nombramiento de militares en reemplazo de los funcionarios del poder ejecutivo, especialmente los alcaldes. En Ubaté, La molestia ante los cambios que produjo el gobierno militar se comenzó a expre- sar el dIa 15 dejunio, dos dIas después del golpe de 1953, cuando fue nombrado por Ia gobemacion como alcalde de Simijaca ci Sargento vice-primero Evangelista Murcia Cruz en comisión del ejército. El suboficial se posesionócuando ci anterior alcalde, José Ricardo Patiño, estaba fuera de la localidad y aquel apenas se enteró, se opuso a! nombramiento a través de una acusación penal de "usurpación de funciones ptIblicas"que, no obstante, no tuvo ningünefecto ante Ia nuevasituación4. Al tiempo, aT evitar enfrentar a los funcionariosmilitares del nue- vo regimen con eventuales enemigoscreados durante "la Violencia", ci gobiemo militar, por ci Decreto 1426 de 1954, en su artIculo 12, dispuso que todos los negocios penales en curso en contra de miem- bros de las fuerzasde policia, pasarfan a los funcionarios de Ia justicia penalmilitar. La ruptura del orden constitucional debida al golpemi- litar fue además la excusa para desconocer en la region, en un co- mienzo, Ia ascendencia de los partidos tradicionales y consecuente- mente de los gruposmedios que Los representaban, asicomo bloquear elmecanismo judicial, tan (itil para dirimirconflictos localesen déca- das anteriores. Ya estabiecida Ia seguridad del ejercicio de facto de los militares, actuaban sin mayores consideraciones con los intereses de los politicos locales. ExpresiOn del malestar generado fue el cuestiona- miento a Ia actuaciOn de un aicaide militar por encargarse de Ia Al- caldia sin ci respectivo decreto, ante cuya acusaciOn y cInicamente aquelrespondiO ante los jueces: Por el cambio de gobierno y al encontrarme en un rincón de la patria sin ninguna autoridad que Ic respondiera a su Excelencia el Teniente

3. Véanse, entre una abundanteliteratura sobre dicha guerrilla, los libros de Arturo Alape, La paz, Ia violencia, testigos cie excepción; PatriciaLara, Siemhra vientos y recogerás tempeswAes; Rosemberg Pabón, AsI nos tomamosLa embajada y Jaime Bateman, Oiga hermano. 4. AJU, Alcaldia Municipal de Simijaca,sumario 967, Simijaca,junio 19 de 1953. Radicado el 20 de octubre de 1954 enel libro de registro, tomo IV, 1. 190.

195 General Rojas Pinilla, mi deber era responderle en forma patriotica y colaboración rapida y eficar a los postulados de "Paz, Justicia y Liber- tad" y en todo el territorio nacional no hay sino dos personas que cam- biaron el gobierno, que fueron su excelencia Teniente General Rojas Pinilla y el suscrito aqul presente, entonces creo que tendrIanque ha- mar a su Excelencia a rendir indagatoria5. Sin embargo, esta euforia inicial de los militares dio paso a una rápida convivencia con Las tradiciones del poder local y, al desapare - cer La dictadura en el curso de cuatro años, en el caso de Ubaté, se abonó eL terreno para que Las reLacionesde poder poifticovolvieran a su estado original antes del perlodo de "la VioLencia", es decir, a Ia dominancia de los liberales sobre los conservadores en un ambiente de relativa tolerancia, bajo Ia de Los sectores medios Localesy sinmayores oposicionespor parte de terceras fuerzas polIticas, inclu- yendo Las de los sectores populares.Esta reconstitución por supuesto se dio en circunstancias nuevas Las cuaLes, de nuevo, fueron adapta- das a Ia tradición bipartidista, especialmente en relación con Ia mci- piente organizacióncampesina del perlodo y con La presenciade flue- vos aunque poco importantes actores regionales, del estilo de las misiones extranjerasimpulsadas porLa famosa Ahianza para elProgreso. Como parte de La recuperación de La hegemonIa liberal, alterada levementedurante elperiodo de "la Violencia",los simbolos objeto de ataques durante La guerra, tales como estatuas y cuadros, fueron res- tablecidos inmediatamente después del gobiemo militar. Una de las prirneras medidas tomadas por eL Concejo frente-nacionalista fue La de recuperar dichossImbolos materialesdesplazados por la hegemonla conservadora, y expresar "extrañeza por la faLta de algunos cuadros como los del Doctor Plata, Jorge ELiécerGaitán, Santander, etc., que no habIan sido puestos alli por capricho de los concejales sino por decretos municipales".6 El más famosode estos actos tuvo que vercon el famosobusto del general Santander. EL 24 de octubre de 1949, en plena VioLencia, el busto en bronce del prócer de La Independencia y sfmbolo liberal, Francisco de PaulaSantander fue robadoen Iaplaza principal de Ubaté. Dicho monumento habfa sido colocado desde eL dIa seis de mayo de 1940 en plenahegemonIa liberal y con motivo del primer centenario

5. AJLJ, Evangelista Murcia Cruz, sargento del ejército, Simijaca, sumario 967, f. 190, juniode 1953. 6. ACMU, Acta N9 2, noviembre de 1958.

196 de su muerte. En 1958 Roberto Rodriguez, un ribereño de la Laguna de Cucunubá, halló el busto, el cual tenIa un orificio circular cerca de la nariz y una pequeña hendidura enla parte baja del ojo produci- dos por un arma de fuego7. A partir de este hecho fue posible observar Ia rapidez con que los conservadores aceptaban de nuevo su posición subordinada frente a losliberales cuandoen un acuerdo del Concejo, buscaban reparar "el error de un mal momento at ser arrancado de su pedestal el busto del General Santander pues el conservatismo no podIa seguir cargando con esa responsabilidad"8. El resultado fue que las estatuas de los simbolos conservador y liberal, Bolivary Santander, cohabitaron de nuevola plaza central de Ubaté, eso sI orientadas espacialmente hacia lugares opuestos, como una recreación simbólica de lo que fue y seguiria siendo el ambiente de enfrentamiento aparente pero de convivencia real entre los miem- bros de los partidos tradicionalesen Ia region. Las nuevas reacomodacionesentre liberales y conservadoresge- neraronotros roces. El l de noviembre de 1959 al tratar el nombra- miento de nuevamesa directiva en el concejo de Ubaté, se exhibie- ron las resistenciasque todavia traia Ia recuperacion del control liberal en Ia corporaciOn. En esa ocasión, aunque Ia elección "tocaba" a un conservador segün los acuerdos previos que segulan el modelo del Frente Nacional, la votación favoreció a un liberal. Los conservadores enfatizaron su inconformidadcon el sector liberal del Concejo porno respetar el candidato postulado por losconservadores, pero nadie pa- reció prestar atención. De manera mayoritariay formal, se desconociO la posibilidad de alteniación con los conservadores, relegándolos a una posición secundaria. Aunque internamentese regresoa Ia anterior relación de fuerzas entre los partidos, Ia imagen externa siguiOmanejándose en concor- dancia con Ia coyuntura nacional. Al igual que en "Ia \'iolencia", los politicoslocales se presentaban como partlcipes del discursonacional aunque su práctica local no tuviera nada que ver con dicha direc- ción. Una prueba de esta tradicional condescendencia con las politicas nacionales se observó el l de noviembrede 1958 cuando, en presen-

7. AJLJ, sumario 340, tomo v de segunda instanciaradicado bajo el N2 21, f. 5 dellibro de registro, Oct. 29de 1949. 8. ACM[],libro de actas 1958.

197 cia del Alcalde y del Gobemador Jorge Enrique Gutiérrez Anzola, los miembros principales del Concejo aprobaron por unanirnidad la si- guiente moción: "El Concejo Municipal de Ubatéen su sesión inau- gural presenta atento saludo al doctor Alberto Lleras Camargo, Presi- dente Constitucional de la Nación y a su vez manifiesta su estricta adhesion y respaldo total a los principiosy poiftica ejecutiva del. Go- biemo Nacional A continuaciOn se leyO la siguiente mociOn: El Concejo Municipal de Ubaté en su sesión inaugural presenta un cordial saludo al Directorio Conservador presidido por ci Doc. Laurea- no GOmez y al Director Unico del PartidoLiberal, Doc. Carlos Lieras Restrepo expresándoles su adhesiOn y respaldo a la polItica del Frente Nacional, de la cual son auténticos sostenedores9. Los mensajes replicaban aquelios del periodo que antecediO a "la Violencia" en donde se exaltaba de Ia misma manera, indiferen- ciadamente, a las figuras de los dos partidos antagOnicos.De alguna manera esa extrafta identidad aparecla justificada por primera vez en el nivel nacional por aquellacuriosa alianza del Frente Nacional. Qué mejor refuerzopara una práctica de convivencia que aparentemente iba en contravia del espfritupartidista de las décadas anteriores? La preocupaciOnpor responder a las expectativas centrales de Ia polItica frentenacionalista liegO incluso a expresarseocasionaimente como una exigencia de control a los politicos locales que fuera más allá del apoyo retOrico. En una proposiciOn aprobada por ci Concejo de Ubaté, se IeIa: CItase al Sr. Alcalde Municipal para que en IaprOxima sesiOn se digne informar sobre sus labores al frente de la Alcaldia y al mismo tiempo informe sobre el cumplimientode la politica del Frente Nacional en el municipio'°. El alcaide de Ubaté rindiO un informe en aquella ocasióny ma- nifestó que "habIa mantenido ci orden y tranquilidadpues durante sugobierno no se habiapresentado ni ci primer choquepor motivos politicos" y expuso que "habIa dado participaciOnal liberalismo con los siguientes puestos: personero, un inspector y su secretario, el

9. ACMU,Acta N2 1, 1 de noviembre de 1958. 10. ACMU,Acta N2 2, novieinbre de 1958. 11. ACMU,Acta N2 4, 21 de noviembre de 1958.

198 citador, un chofer, etc.". Sin embargo, esta pretension de mantener el pacto de la paridad, como se vio más arriba en Ia elecciOn del presidente del Concejo, no sobreviviO ms allá del primer año del Frente Nacional. Ante Ia recuperaciOncada vez mayor del poder liberal local, la primera reacciOn de descontento de los conservadorespronto se con- virtiO en afán de negociaciOnen un intento por dane alguna conti- nuidad a los avances logrados en el perfodo anterior, pero esta vez surgiO una divisiOn entre los conservadores.Cada facciOn intentO ob - tenerel apoyo liberal en Ia nuevasituaciOn en detrimento de sus otros colegasconservadores. Por una parte,los seguidoresde Laureano Gómez, a quienes se les imputaba a nivel nacional gran parte de la responsabilidadpor las guerras de "Ia Violencia", se presentaba como victima reciente del gobiemo militar.Al tiempo loslideres antilaureanistas criticaban este intentode posicionamientodel laureanismodurante el Frente Nacio- nalen los siguientes términos: "La mangualase dio entre ellaureanismo y los liberalesen pleno gobiernomilitar. Laureano Gómezcomo habIa sido Ia victima de Rojas, fue lentamente imponiéndosey los liberates to convirtieronnuevamente en el vocero autorizadodel gobiemo con- servador, dejando de lado a Ospina, y otros"12. Además, los liberates acusaban a los ospinistas de no haber asumido una conducta de pro- tecciOn cuandoeran perseguidospoliticamente en la del presi- denteLaureano GOmez13. De esta manera el conflicto entre facciones por aprovecharlo poco que quedaba para los conservadoreslocales los debilitO y favoreciO además Ia reconstitución de la presencia liberal. Como parte de Ia tradiciOn de convivencia y a pesar de los avan- ces relativos,no se cerrO la puertaa la participaciónconservadora por to menos a nivel de los puestos püblicos, pero sI fue más clara su ac- tuación bajo el control liberal. Pot ello, las pocas veces que los alcal- des fueron conservadores,siempre lo hicieron dentro de una politica de concertaciOn con los liberales y nunca en oposiciOn a ellos. In mismo sucediO conlos demás puestospilblicos durante Ia posviolencia. Por ejemplo,cuando Sixto Márquez, uno delos politicos conservado- res más conocidos en el Valle fue Secretario de Educación de Cundi- namarca en el gobiemo del liberal Carlos Lieras sucediO que:

12. Entrevista aSixto Marquez G., Ubaté, 1989. 13. IbId.

199 El gobernador llegó bravIsimo porque no le nombraban alcaldesy maes- tros. Le dije: "tráigame una lista". Me trajo como 17 nombres y le dije: "quedan nombrados". El crefa que yo no nombraba liberales y se los nombré a todos. Era mi modo de hacer Ia poiftica. Ya me habla tocado meterme en elFrente Nacional. Y silosotros conservadoresme declan pot qué me maridaban liberales, les decla "carajo, porque ustedes se inventaronesa vaina"14. Desde el punto de vista de las relaciones entre los politicos y los electores locales, las prcticas tradicionales se reacomodaron con dificultades menores. La existencia del Frente Nacional, por ejem- plo, confundió un poco a los electores acostumbrados a seguir a sus patronospoliticos en un ambiente de pacifica ydefinida bipolaridad. Cuando ocurriO el plebiscito en 1957 que viabilizO el pacto bipartidista, el Ilder liberal de Ia familia GarzOn se quejaba de que sus seguidoresno votaban porque "la gente estaba asustada. No en- tendla eso del plebiscito.A ml me preguntaban cuál es el señor que se llama plebiscito"5. Una década después, cuando el ex-dictador Rojas Pinilla creO el movimiento populistade la ANAPO, esta nueva opciOn no tuvo gran acogida gracias a los mismos controles del bipartidismoque lograron rapidamente desprestigiar la presencia de Ia tercera fuerza. Comunes eranlas descalificaciones: "Loslideres rojistasprometlan regalos.Que le iban a dar leche al pueblo, vacas, que no se qué. Para qué le dicen mentiras a Ia gente les decla yo. Al final nunca tuvieron mucha aco- gida"6. Lo que se percibe en estos eventos es que los procesos de adapta- ción a la coyuntura se expresan de Ia misma manera retórica que se observO durante perlodosanteriores. El efecto fue que detrásde una aparente subordinaciOn a las directivas del nivel nacional, se mantu- vieron referentes fuertes a las formas tradicionalesde organizarIa so- ciedad local. La defensa por el orden local expresada en procesos de aparente flexibilidad ante los nuevos lenguajes politicos, retuvo el control de Ia politica y Ia sociedad por parte de los mismosgrupos y con las mismas orientacionesglobales sin que se desarrollaran trans- formacionessustanciales en la region.

14. IbId. 15. Entrevisraa Elisa Marquez 0., Ubaté, 1989. 16. IbId.

200 B. INSTITUCIONALIDAD Y CONFLICTO

La formalidad de las relacionesinstitucionales enIa region apare- ce como otra constanteque permanece después de "Ia Violencia".El uso del aparato judicial para resolver pequeñas disputas y alegatos volviO a ser muy notorio en este perfodo, sobre todo después del go- bierno militar,y puedeindicar Ia apropiación que los campesinoshi- cieron de este mecanismo para buscar satisfacciOn ante Ia ruptura de un orden j usto durante los iniciosdel Frente Nacional. También como en el perfodo anterior, la utilizaciOn de conflictos de tinte politico, para tratar de evadir ciertas responsabilidades y din- mir diferencias, fue com(in. Y otra vez, se añadió Ia referencia a la coyuntura nacional, en este caso, Ia del gobiemo militar ademásde Ia tradicional bpartidista.En 1953 el alcalde de Tausa, Luis F. Carrillo, encarcelO a Alvaro Quiroga por irrespeto a Ia autoridad. Era natural hacerlo, además porque "Ia madreestuvo presa por lesionespersona- les y se fugo de Ia Penitenciarla Central de Bogota el 9 de abril y al mismo Quiroga se le acusaba de haber violado a una anciana ciega". Sin embargo, la madre, Rosario Bello, insistia en que: El motivo que tiene el señor alcaldepara cometer abusos contra nosotros es el de ser trabajadores del señor LuisJ. BoadaGuauque, con- tra quien sin motivo alguno ha lanzado injurias y agresionesen ausen- cia, pues estandoen Ia cárcel cuandose acercó y nosdijo a mi hermano y amc que no nos dejramos creer de ese indio LuisBoada que de Suta lo querian desterrarporque era un ratero'7. Aparece aquI la continuidad del conflicto local personal entre el alcalde yel ya mencionado Boada, ex-alcaldede Tausa en 1949, aun- que todas las justificacionespasaban por el tema de Ia autoridad, de Ia institucionalidad, del bipartidismoy del orden normativo tradicio- nal, las diferencias personaleseran el verdadero motivo del conflicto. De Iamisma manera, el 18 de marzo de 1955Boada, quien desem- peñaba las funciones de PersoneroMunicipal de Sutatausa, denunciO al alcalde ManuelAntonio Castillo Porras a quien acusO de que en julio de 1954 impuso multas indebidas a dos mujeres para apropiarse del dinero. La verdad fue que el dinero se invirtiO en obras piblicasy que Ia multa fue justa, pero Boada insistIa en utilizar estos mecanis-

17. AJU, Radicado al f. 241 dellibro de registro 674, tomo in, agosto 24 de 1953.

201 mos para atacar a sus enemigos personales utilizando la excusa bipartidista y el sistemajudicial'8. Como enotras el uso del discursonacional acompanaba a las prácticas locales. En algunas ocasiones, además de las referencias al bipartidismo y al militarismo, empezaron a aparecer las referencias a Ia clase social, tipicasde las propuestas populistasy de izquierdaque empezaban a reconocerseen los años sesenta. Al asaltar al hijo de un hacendado, Francisco Casas Gesterling, y robarle el revolver que lIe- vaba, los asaltantes gritaban "hay que acabar con estos oligarcas", palabra tIpica de Ia prédica Anapista y que casi nuncaantes se utilizO antes para referirse a los propietarios. La transformaciOn de este len- guaje tomará otra década para ser realmente efectivo y ser utilizado por los campesinos de los años setenta cuando las primeras luchas campesinasempiezan a tener presencia, organizaciOn y alguna conti- nuidaden Ia regiOn. En el mismo contexto de uso de nuevas referen- cias para entenderlo social, el 25 de octubre de 1966, en una tienda de Ubaté, un liberal agredla de palabra a un profesor del Instituto Bolivarde Ubaté, preguntandole "si era comunista, porque de lo con- trariole darfa seis dias de plazo para que abandonara el pueblo y acto seguido lo empujO y hubo un cruce de disparos"9. A pesar de estas novedosaspalabras que sugerfannuevas formas de ser de los grupos subordinados,las peticiones püblicas que aludlan a pautaspaternalistas continuaron utilizándosecon fuerza después de "la Violencia". Tal es el tono de la siguiente peticiOn presentada por unos acusados de lesionespersonales: Somos unospobres campesinosconocidos por nuestra honradez en el trabajo de jornaleros devengando algunos centavos conlos que escasa- mentepodemos comprar un mendrugode pan. Fuimosarraigados enun proceso penal y habiendo demostrado nuestra inocencia se nos hizo aparecer como criminales haciéndonos fichas. En todas las empresas donde solicitamostrabajo nos exigen el certificado de policla cosa que nosotros no podemos obtener pues figuramos como criminales. Cree- mos que esto seguirá asiportoda la eternidady nopodremos conseguir trabajoy estaremos predestinados aVIVIR MURIENDODE HAMBF.E FORCUL- FADE LASims (enmayüscula en eloriginal) que rigen nuestraPatria.2°

18. AJU,sumario 1.013, f. 231 N2 1.013, tomo ivdel libro de registro, marzo 24de 1958. 19. AJLJ, sumario 811, tomo 1, f. 088, libro 25, tomo iv,octubre de 1966. 20. Aft], Iniciado Alcaidla Especial de Ubaté,radicado al f. 80 del libro de registro4, tomo iv, 1958.

202 Aunque Ia responsabilidadabstracta de tanta desgracia se trans- fiere al Estado y sus leyes, la esperanza de una solución se deposita en los poderosos de la region a quienes se hace directamente la peticiOn para sanear Ia imagen social de estos jomaleros. La fiscalizaciOnque empiezan a ejercer algunoscampesinos sobre funcionariospCiblicos también fue importante aün despues de "Ia Vio- lencia". Por ejemplo, Carlos Valcrcel, inspector de policia en Cape- llanIa (municipiode Fclquene) tuvo que defendersepenalmente con- tra el rumor de que no habia atendido a un campesinoherido en una riña. Otro carapesinoque se identificacomo "ciudadano participe del Frente Nacional",no tenia reparo en declararque "noshemos empapa- do de Ia irresponsabilidad,mala fe y desconocimiento de las leyes, detalles todos estos con que el señorValcárcel defraudó a los directo- rios, y por eso no volverá a conseguir una firma a su favor en esta region"21. Esto representa, en todo caso, una mayor atenciOnpor parte de miembros del campesinado encuanto a la actuación delos funciona- rios, efecto que se produce en parte por Ia desapariciOn del elemento bipartidista como excusa para Ia soluciOn de conflictos entre indivi- duos, o para ejercerrepresiOn sobre los campesinos, durante losinicios del Frente Nacional y que crea nuevas oportunidades de participa- ciOn en el enjuiciamiento de funcionarios corruptos. El potencial de una dinamización de nuevasformas de relaciOn entre los grupos so - ciales asoma de nuevo como efecto de los cambios politicosnaciona- les, aunque no logran una transformaciOnsustancial de lasrelaciones tradicionalesentre los grupos sociales en el Valle. SOlo una década después estas prácticas de resolución de conflic- tospor fuera del esquema tradicional del universobipartidista empie- zan a tomaralguna fuerza ocasional. El 15 de mayo de 1963 el alcalde municipal de Lenguazaque,Ernesto RodriguezA., denunciO por inju- na y calumnia a Jaime Gonzalez (presidente de Ia Junta de AcciOn Comunal) y a Emesto Parada (director del Centro Comunal Cultural) quienes "por mediode Ia prensa más lelda del pals le hicieron acusa- ciones que lo perjudicaron presentandolo como enemigode las obras de beneficiocomn de aquel pueblo". Decia Rodriguez que "con esto tratan de perjudicarmemoral y materialmente ante el alto gobiemoy ante la sociedaden general, adem6s,y esto es lo ms grave, de hacer-

21. AJU. Juzgado Promiscuo Municipal, Füquene, proceso N2 166, sumario N2 166,1.249, tomo iv, 1957.

203 me perder el puesto que desempeño del cual derivo el sustento para mis hijos, esposa y familiares, toda vez que no dispongode otros me- diospara ello"22. La acusación a la que se referla el alcalde era Ia siguiente: El cabecillapolitico de Lenguazaque, señor Rosendo A. Vanegas, se ha coligadocon el alcalde enestas absurdasmaniobras, impulsados, parece por intereses que ennada ataflen ala comunidad. Tanibiénen colabo- ración estrecha con los cuerpos depaz, Ia embajada americanay Cami- nos Vecinales,los habitantes de Lenguazaque han construido 15 kiló- metros de carretera, siendo suyo todo el trabajo material al que contribuyeronademás con aporte de $500.000.00 reunidos por ios mis- mos vecinos. Dicho trabajopretenden paralizarlo ahora elseñor alcal- de Ernesto Rodriguez Acosta y el cabecilla politico Rosendo A. VanegasB. El contexto de este enfrentamiento remite a Ia presencia de acti- vistas de otrospaIses en la region. Ciertamente, pot esta apare- ce una fuerte presencia de ciudadanos estadounidenses, quienes vi- nierona apoyarlas polIticas reformistasde Ia Alianza para el Progreso en Latinoamérica.Se trata de los famosos "Cuerposde Paz",que apa- recen en esta regiOn con relativa fuerza, tal vez debido a la cercanIa con el puerto internacional de entrada, Bogota, distante solo unas pocas horas del Valle. En el caso anterior, el enfrentamiento no tenfa un carácter bipartidista, muy de acuerdo al discurso politico del momento, el del Frente Nacional, cuando supuestamente se eliminan las diferencias entre lospartidos tradicionales:"No es porcuestión polItica", afirma- ba Parada, "ya que el color politico del Alcalde es el mismo mb"24. Pero aCm en este nuevo espacio, los temores frente a!deterioro de Ia imagen pitblica reproducen las practicas de ostracismo tipicas del mundo campesinoque se hanestudiado hasta aqui, con el ingredien- te institucional que sale fortalecido de "la Violencia" como espacio donde se dirimen las diferencias entre los grupos de Ia regiOn. Los lenguajes que superan un poco la tradiciOn bipartidista abo- naran igualmente en los años sesenta al mundo de los pequenos mi- neros que siempre se consideraron marginales y que nunca fueron integrados a los esquemas tradicionales de la reproducción entre

22. AJU. Lenguazaque,diligencia sumario 2.801, mayo 15 de 1963. 23. El Tiempo, lunes 13 de mayo de 1963, p. 6. 24. La ReptbUca, domingo 12 de mayo de 1963, p. 8.

204 haciendas y campesinado en el Valle. De hecho los pocos y pobres mineros hasta entonces existIan en riücleos relativamente aisladosy trabajaban en condiciones de pobreza muy grandes. La irrupción del mundo de la mediana minerfa que inicia su auge durante esta traerá a la region otro tipo de conflictos que se desarrollan entre miembros del campesinado y los nuevos mineros, muchos migrantesy yamás estables econOmicamenteque los anterio- res pequeños y ocasionalesmineros de las décadas anteriores. El len- guaje antagOnico promovidopor los poderosos contralos forasteros, se fortaleciO con Ia idea de que algunos de ellos podIan ser adems co- munistas o pot lo menos empezar a hablar de organizacionesde clase, en un lenguaje que era ajeno a los grupos sociales regionales. A ello contribuyO la presencia efImera en Ia regiOn de algunos partidos de izquierda. De especial importancia fue el Movimiento Obrero Inde- pendiente y Revolucionario,Morn, algunosde cuyos seguidores, inte- lectuales urbanos generalmente, se "descaizaron" para ir a hacerpro- selitismo de izquierda en los sectores rurales. En el caso del Valle, Ia mayorparte de su trabajo se concentrOen los semi-proletarios mineros y muy poco en el campesinado que seguIa inmerso en tradiciones de subordinaciOn y resistencia que no sufren mayores transformaciones durante el periodo anterior de "Ia Violencia". Asf, la presencia puntual de estos nuevos actores y lenguajesque empiezan a aparecer aunqueimportantes para las siguientesdécadas, todavia no transformaron de manera definitiva las dinámicas tradi- cionalesde reproducciOndel poder local, y la continuidad y reconsti- tuciOn del mismo dominaron el panorama de Ia posviolencia. No podrfa decirse que los campesinos salen especialmentefuertes del perlodo de la Violencia, pero 51 se les ye cada vez más hábiles en manejar los recursos del poder en Ia cotidianidad. En efecto, se mue- yen a través de los distintos espaciosque ofrecen oportunidades,loca- lizan las transforrnacionesen distintos momentosde Ia relaciOn social y sacan provecho de todo ello sin confrontaciones directas con el po- der. Estos avances relativos pueden ser la base para los primeros gér- menes de Ia organizaciOn campesina que aparecerán en el Valle enlos años setenta, pero aün sin ellos, su supervivenciaen un mundo de presionessobre Ia tierra y de exigenciaspot su fuerza de trabajo, pare- ce ser bastanteefectiva, aunque no aparezcan los fenOmenos de ban- dolerismo o de guerrilla social hacia los que se transforman los enfrentamientos en otras zonas del pals.

205 CONCLUSIONES FINALES

La historia del Valle de Ubaté se remonta a Ia de Ia con- quista española sobre el pueblo muisca. Los descendientes de los es- pañoles y más tarde algunosmestizos exitosos establecen un territorio de haciendas que moldea una sociedad campesina, prácticamente aislada de sus orlgenes indIgenas y subordinada por lazos de tipo patemalista, sobre Ia que se reproduce un universo de reciprocidad desigual.Al entraren el perlodo republicanoy desaparecer el Estado colonial como garante de las normas de reciprocidad, se consolida una estructura local de poderde corte patemalista en Ia cual las rela- ciones individualizadaspermiten una reacomodación de las clases y la invención de una nueva tradición de convivencia ligada al desa- rrollo local de los partidos politicos. La cercania a Ia capital del pals induce una economia ganadera que coexiste con un mundo de pequeños productores agricolas sin que un mercado capitalista fuerte logre desarrollarse aill ni generar nuevos riesgos y oportunidades económicas, especialmente,para los grupos subordinadosdel Valle. La importancia de lo local radica pre. cisamente en la base hacendataria, apoyo de Ia elite polltica, que estructurabatoda su capacidad enel manejode relaciones patemalistas en el contexto de un sistema de producción basado en Ia mano de obra campesina y la explotación ganadera de la gran propiedad. He alli Ia base de un pacto impilcito capaz de expresar una respuesta coinünante "Ia Violencia"por encima de la adscripciónpartidista. AsI se crearon lasbases de la cohesion y consenso de laselites que explican el pactoimplicito que ataba las facciones bipartidistas de Ia oligarqula regional y fortalecla Ia estructura de clases en la regiOn. Esta caracteristica nos permite ubicar un contraste importantecon regiones vecinas más fluidas y quizás volátiles o simplemente más radicalizadasen torno a las facciones bipartidistas.Este poder local sobrevive ante los intentosintegradores de un Estado nacional cada vez más fuerte, el cual canaliza los procesos regionalesa través de un sistemabipartidista centralizado. Lo quele permite a este poder local sobrevivir a los intereses del Estado sin entraren conflicto se explica por el poco del Estado central en dirigir el orden politico local, el cual se presenta como retOricamenteafin a la tendencia nacional, pero mantiene una autonomla que no es afectada fuertemente por el lenguaje de Ia guerra nacional gracias a las estrategias de las elites localesen mantener un orden politico y social tradicionales.

206 En Ubaté, el choque con la poiftica de guerra exigió una respues- ta más compleja en la que se mantenla Ia estructura local en pleno funcionamiento sin enfrentarse aparentemente a la tendencia desestabilizante de Ia guerra bipartidista, esta respuesta adaptativa, antes que estructural, ante el poder central se expresó claramente en el comportamiento electoral y en el manejo de las relacionescon los dirigentes nacionales. La subordinación de los lIderes locales ante el poder centralde Bogota siempre se aceptaba con restriccioneso porlo menos se expresaba con sutiles maneras de aparentefalta de enfren- tamiento. Introducir elementos que alteraran Ia estructura socialimperante era arriesgar no solo los mecanismos de Ia reproducciOn social más ampliossino también Ia base de la organizaciOn politica del Valle. Esta caracterizaciOnque permite vislumbrar una racionalidad, producto de eventos histOricos, frente a la autonomfa del poder local fue cen- tral en los acontecimientos que se vivieron durante "Ia Violencia". Dicho perfodo fue Ia prueba más fuerte que viviO el poder hacendatario en el Valle de Ubaté y demostrO su fortalezay su relati- va capacidad de respuesta autOnoma ante las exigencias del poder nacional. Frente a las peculiaridadeshistOricas de su estructura local de poder, las elites locales lograron desviar las continuas presiones extemasy la presencia de elementos foraneos, generadoresde violen- cia, hasta desarrollar una adaptaciOn estratégica ante las exigencias del nivel nacional mientras mantenfan un ambiente de conflictocon- trolado. Esta expresión de una racionalidad intema de reproducciOn del poder local manejO dos frentes: hacia afuera adoptO una retóricaidén- tica a la del conflicto bipartidista incentivado en las esferas naciona- les; hacia adentro estableciO una prácticasistemática de rechazo a Ia generación de violencia. Una de las caracteristicas más importantes de Ia region durante el perIodo es el aprovechamiento de mtiltiples oportunidades para lograr avances de tipo individual en Ia resolu- ción de conflictos cotidianos que utilizaban el lenguaje bipartidista adaptado con más intensidad a los conflictos tradicionales.Un efec- to puntual que generO el perfodo de "Ia Violencia" fue el fortaleci- miento del partido conservador en el control de algunas institucio- nes de gobierno. Pero este relativoavance partidista, mantuvo en lo posible Ia buena relación con las facciones liberales y su efecto fue muy transitorio.

207 Este estudio muestra la fortaleza de un sistema de hacienda paternalista en un perfodo tan tardIo como losaños cuarenta. Fortale- za que define en una perspectiva analItica, la necesidad de entender las relaciones locales de poder y sus potenciales frente a un conflicto dirigido desde el nivel central del poder nacional, y que utilizaba los canales clientelistasde favoresmutuos. El tema del bipartidismopasa a un segundo lugar a la hora de entender las dinmicas locales y su importancia aparece en Ia adecuación de sus propuestas a la repro- ducciOn de las sociedades locales. Para las regiones de violencia tipica, las interpretaciones estruc- turales acerca del revanchismo hacendatario podrIan enriquecerse con un análisis de la cultura local para entender, por qué el lenguaje del conflicto tuvo posibilidades de tomarse dominante hasta conver- tirse en práctica de guerra y qué tipo de racionalidad se expresó allI? Quizás, una falta de desarrollodel poder delas eliteslocales permitió la penetración del Estado con una idea solo apta o conveniente para sociedadesregionales débiles en el sentido de sus estructuras de do- minaciOn? Otto de los puntos sobre los que valdrIa Ia pena volver a refiexio - nar a partirde un estudio como es pot qué enlas zonasde violen- cia intensa no existiO una actitudracional como la de la regiOn aqul estudiada, pot parte de las elites locales. Podrian de alguna manera revertirse las conclusionesde este estudio y sugerir que existió dicha racionalidad pero en funciOn de las ventajas que un desorden de tal naturaleza pudiera traer? La violencia en muchas regionesaparece en el momento mismo en que se negocian y disputan diferenciaciones sociales pero aqufno se observalo mismo. En Ubaté las negociaciones de los subordinadosse dan dentro de Ia cotidianidad de una sociedad establecida y no por ello despolitizada. El enfrentamiento abierto no es el modelo que se expresa siernpre enIa region. Se trata más biende una dinámica de conflictorica y compleja que se percibemejot en las relaciones cara a cara, o incluso, sin cara, si de actos anOnimosy difIcilesde castigat se refieren. Esto sugiereuna ptegunta amplia acet- ca de los niveles de racionalidadimpilcitos en la expansiOn de fenO- menos de violencia colectiva que ya deja de set espontánea. Si existe un interés estatal de intervenir en procesos de control y centraliza- ciOn, inclusoburocratizaciOn, c6mo logra reproducirse mismo sino hay posibilidadde una coacciOn directa y si la telaciOn entre las cIa- ses está mediada por Ia negociaciOn permanente a través del lenguaje y las interaccionescotidianas, más que pot los enfrentamientosentre

208 organizaciones? El mecanismo de Ia pertenencia partidista y estatal a través de las guerrasciviles, "la Violencia"25y sus memoriasno parece plausible aquf. Cómo resolver entonces Ia pregunta acerca del con- flicto social en la localidad sin Ia pertenencia polItica partidista defi- nitiva? Surge en este estudio Ia evidencia que indica que Ia construcción de referentes nacionales no logra su replicación definitiva en los ni- veles locales. La aceptación real o aparentede dichos referentes de- pendede cuáles son losproyectos locales de organizaciónde la socie- dad. Si bien, los lazos del control del modelo nacional pueden ser más o menos fuertes, ello solo no determina la cercanla con la adopción o Ia resistenciaa! modelo centralizador.La historiografia colombianaha estudiado con mucho cuidado el surgimientode un modelo centrali- zador, que se ha Ilamado construcción del Estado, construcción de nación, etc. Lo que queda claro después de realizar este trabajo es que ni siquiera Ia cercanla al centro del control nacional, Ia capital bogotana, logra una replica perfecta de las expectativas del poder central. Al tiempo es dicha cercanIa la que genera una estrategia local de identificación y ningimnconflicto aparente con dichas direc- trices, pero lo que se vive en Ia práctica es que ya sea cerca o lejos de dicho discurso, se utiliza para fortalecer un modelo local que desde ci punto de vista de sus origenes se constituye como relativa- mente autónomo, y dependiente de las condicionesdel desarrollohis- tórico local. En ci caso de Ubaté es claro que todos los simbolos de Ia naciona- lidad funcionan sin problema: bipartidismo, instituciones estatales, dependencia económica delos mercados urbanos, relacionespolIticas que respetan la jerarqufa central,y asi sucesivamente.Pero todo ello se adapta a! desarrollo de prácticas de poder local, que en nuestro caso están cimentadas enlas condiciones ecologicas, demogrficas e históricaslocales. Ellas generan un modelode relacióny jerarquización de sus grupos sociales y una manera de producir y de relacionarse entre ellos y con ci rnundo "extemo", que no puede ser predicho por un modelo nacional, llmese capitalista, modemo, nacional o cual- quiera de esos referentes tIpicos de la invención del Estado-nacional.

25. Una de las explicaciones más interesantede la aparicióride una perte- nencia bipartidista apartir de las experiencias de las guerras civiles,expuesta entre otros por Francisco Leal Buitrago, Estadoy polIticaen Colombia, Bogota, SigloXXI Editores, 1984. 2 De Ia misma manera los procesos identitarios locales se funda- rnentan más en las estrategias de la acomodación cotidiana frente a las dinámicas del poder local. Set campesino,set mujer, set politico, ser productor, ser religioso, ser aristócrata, setjoven, ser rico, ser 0 - bre... son algunos de los referentes identitarios que obviamente se cruzan para constituir individuos estructurados pero tambiénestruc- turas subjetivadas. Si se puede hablarde estructuras de poder nacio- nal, también debe hablarse de estructuras de poder local y sobre todo de cómo ellas interactüan para ser utilizadas en proceso de subje- tivación y de acción, que en comunidades pequeñas como las estu- diadas muestran más claramente la identidad entre la vida piblica y la vida privada, otra analogfapara referirIa dicotomiaentre lo estruc- turaly lo subjetivo. El estudio, entonces, evidencia que las discusionescentradas en la construcción del Estado, en la identidad nacional, en el conflicto bipartidista, solo pueden entenderse a través de un espectro grande de estudiosque expliciten rnás interpretaciones acerca de las dinámi- cas del conflicto local y cOmo ellas se adaptan o se enfrentanal dis- curso másabstracto del referente nacional, quepor supuesto tienesus propiasmodalidades de práctica y de acciOn pero que no se explican pot sI mismassin referentes locales. Si el Estadoes fuerteo no, también debe matizarsecon si el Estado centralestá cerca o no, si 5U presencia es aceptada o no, si SU5 institu- ciones funcionan al ritmo del cOdigo y el estatuto administrativo o judicial, o si SOfl un nombre sobre el que se superponen prácticas tra- dicionales de largo plazo, pot ejemplo, en cuanto al castigo, a la negociación, al ejercicio del poder construido en el tiempo. En otras palabras lo que aprendemosde este estudio es que no hay un deber ser de la construcción del Estado nacional más allá de las expectativas y acciones de sus orientadores capitalinos, pues lo que sucede en la practica es que esas expectativas se moldean en tantas formas como modelos de sociedad local se encuentren. SOlo en la medida en que se desarrollan elementos de control que superan di- chas autonomfas, tales como las redes de mercado, la presencia insti- tucional burocratizada,Ia ruptura de los canales de mediaciOn, espe- cialmentelos clientelistas,el reemplazo delas generaciones de politicos locales, por polIticos y profesionales nacionalizados y quizásglobalizados, no podrIa hablarse de una homogeneizaciantal que haga dominar el modelo central nacional sobre el local. 2Es estoposible? Ni siquiera en lossitios en donde revolucionesindustriales, desapariciOn del campe-

210 sinado, desarrollo capitalista o socialista, han avanzado de manera dominante, es posible pensar en un deber ser de las sociedades uni- versalizadas y hornogeneas, de lo cual Ia historia mundial reciente no hace sino dar rnás y más contraejemplos. Entonces, queda Ia seguridadde que un estudio de esta naturale- za es más que unejercicio de otra forma de hacerhistoria, microbistoria si se quiere. Se trata más bien de mostrar que no hay historias macro e historias micro, sino que las primeras no sonmás que una generali- zación permeada de los mismossentidos que construyen el discurso nacionalista y que las segundas no son simplesmiradas puntuales sin contexto estructural. Ms bien se encuentra que el referente macro es simplemente un agregado de diversidadesque, con esfuerzo y de- pendiendo de su propio proceso regional, logran a veces la ilusióndel control a través de lasformas universalistasde la construcciónnacio- nal, pero que en realidad sólo se explican históricamente por el todo que articula discursos y prácticas generales, con situaciones locales, o para seguircon la analogia entre lo püblicoy lo privado, que articu- Ia identidades nacionales y vivencias individuales. Todo ello para mostrar una realidad que solo puede ser lelda situándonos "gb- balmente" y no sólo refiriéndonos a procesos que desdibujan Ia pe- queña escala con Ia excusa del simple dato que ilustra el modebo general.

211 APENDICE Haciendas, grupos medios y ejercicio politico

Adaptado de: —Concejo Municipal de Ubaté: Archivo Varios; Recaudación de Hacienda Nacional del Circuito, Repüblica de Colombia, Departa- mento de Cundinamarca, 15 de Mayo, 1945; Proyectosde acuerdo e informes, Concejo Municipalde Ubaté, 1947-1948. —Archivosjudiciales: Sumarios varios. —Entrevistasvarias.

Mapa A. 1: Municipios del Valle de Ubaté

Fuente: Tornadode: IGAc, Suelos de Ubaté, Chiquinquira. Estudio detallado del Valle y generalde Ia zona, Bogota, IGAc, 1965.

213 Mapa A.2. Veredal delValle de Ubaté

SIMIJACA

SUSA 5

$C%bece%xt*1ThiCip1 Lfts CARUPA mip1

UBAT Lite r.da1

LENGUAZAQUE vrd.1

CUCUNUBA

TAIJZA

Adaptado de IGAC - ORSTOM, Estudio regional integrado del altiplano Cundiboyacense. Valle de libaié y Chiquinquirá,Bogota, IGAC, 1984.

214 Tabla A. 1. Principales haciendasy sus propietarios. Ubaté

Haciendas Veredas Propetarios Aim de (localizaciónen Mapa Al) referencia Sanlgnacio Tausavita (4) MarianoPinilla 1945

LaCatnfla (avaliloen Tausavita (4) Manuel BarretoFerto. RafaelBarreto 1945. 1945: $21000 pesos) Bei$gno Batreto 1955 1945y 1955 Tausavira (Matriz) Tausavita (4) Carmen,Concepción, Luisa y Eduardo 1890, 1945 Quintana 1890; 1945.Guillermo Barreto. Jes6s Suárez.José lgnacioAndrade Tenerife (avalilo en Tausavita(4) Bemardo CabreraHnos. 1945/1951 1945y 1945: $35.200 pesos) 1951 Los Horizontes Tausavita (4) AlvaroCarrizosa 1945 Santelmo (avaliloen Tausavita(4) AlvaroCarrizosa 1945 1945: $30.000) LasAguilas Tausavita(4) Aposentos (Convento Sucunchoque(6) LeonorJimenez 1833 SanLuis) Suaga Suaga (1 sola hacienda) (9) Guillermoy Arturo HerreraVinagre 1920y 1920/1945 . Familia Ceballos 1945 Punta de Vega La Patera (3) Sergia Vargasde Venegas, Manuel José 1945 Venegas,Maria del CarmenVenegas, M. Antonia Venegasde_Krohe_1945 ElVerbenal (avaiclo en La Pateta (3) MartInVargas 1945 1945: $15.000 pesos) Altamira La Patera (3) EduardoVenegas 1945 1914y 1914 Antonio VenegasHeredero de 1945 RamónV. y CarmenPachón La Patera La Patera (3) HermanosGarzon Marcia, Augustoy Jorge 1945 1945. LeonorUrdaneta 1945.JoselIn Castillo_1945.ManuelCalderón_1945. Cartagena La Patera (3) La Balsa LaPatera (3) Guarancuy Guatanuy (1) FranciscoLasema.Jaime Laserna Pinz6n, 1945 MarioLaserna Pinzón. Guillemso Laserna Pinzon.Roberto Gonallez_1945 Apartadero Apartadero (5) Juan dela Cruz Garzón LaLegua SeverianoCendales Esranzuelita MilciadesA. Herran (Parientedel procer 1945 Pedro Alcántara Herrány Coronelen la Guerrade losMil DIas) Horizontes,La MariaHerrán de 1. 1945 Esperanza Potosf Juan deIa CruzGarzdn Sotara Eduardo,Rafael Cabrera,Emma Gonzalez de Cabrera Mifsa FamiliaDc Francisco Esperanza Belén de Francisco 1945 La Soledad Aureliano Mariño;Juan JoséMariflo; Alvaro,_Santiago,_Francisca_(herrnanos) ElBillete JorgeGarzon 1945 ElEspino FamiliaArango Vélez

215 Tabla A.2. Principales haciendasy sus propietarios.Simijaca Haciendas Veredas (Iocalizaciónen Mapa A.2) Propietarios Ano de referenda Táquira Taquira (4) LaTajada Táquira (4) Argel Juncal (3)/Pantano (2), Alfonso Ortiz Márguez LaIsla Juncal (3) La Concordia Hato Chico (8) Hatochico Hato Chico (8) Aposentos Aposentos (5) SanCayetano Vidal J. UIloa 1954 Luis Jorge 1954 MartinezSalazar

Tabla A.3. Principales haciendasy sus propietarios. Susa

Haciendas Veredas (localización en mapa) Propietarios Punta de Cruz (3), Cascadas (4), Aposentos (5), Cóguira_(6),_Timinguita_(7) Zelandia Holanda Centro (1) La Patera Liano Grande(2) Filadelfia PedroGocho; Eliseo Robayo; Salvador Castiblanco -

Tabla A.4. Principales haciendasy sus propietarios. Füquene

Haciendas Veredas(localización Propietarios Año de en MapaA.2) referencia Alvaro_Escallón Capellanla Capellanla (4) Los Triángulos Taravita (2) Santuario Chinzaque (1) Betania Nemoga Baja (3) Plonay Nemoga Baja (3) SixtoMrguez Garzón 1950 PotosI Nemoga Baja (3) Juan de la Cruz Garzórs 1950 Taravita Taravita (2) FranciscoLaserna 1949

216 Tabla A.5. Principales haciendasy sus propietarios. Guachetá Haciendas Veredas (localizaciónen Propietarios Afto de MapaA.2 referenda

Gachaneca Faldasde Molino (2) LaBalsa Punta(3rande (11) El Rabanalito El Rabanal (9) Andalucla El Rabanal (9) El Hato Nengua (Con) (4) El Tesoro Ticha(6) Esperanza Ticha (6) LaAzucena Ticha (6) LaEsmeralda Lusitania Ticha (6) Naranjitos Gibraltar PuntaGrande (11) Montiel PuntaGrande (11) FamiliaDe Francisco Albania PuntaGrande (11) La Esquina Familia De Francisco Piamonte Ticha (6) El Rabanal El Rabanal (9) 1925 RafaelCabrera; 1925, 1948 1948Eugenio Gómez y 1957 El Rincón Pueblo Viejo (8) Alfredo Venegas 1948 Ticha (600 h) Ticha (6) AlvaroMuñoz Reyes Venecja Miña Miña (3) Tagua Tagua (5)

217 Tabla A.6. Principales haciendas y sus propietarios.Cucunubá

Haciendas Veredas Propietarios Año de (localizaciónen referencia Mapa A.2) LaPaulina PuebloViejo (7) El Salitre Centro-La Toma Luis EnriqueRodriguez, Alberto Cediel y 1940 (4) Alberto Barrera Muns; Josédel Carmen Barrera (1940) SantaInés Media Luna (8) San Rafael PuebloViejo (7) Las Cabuyas Pedro GómezBarrero Marco Antonio Niflo;Anibal y Ananlas 1950 Nino; Jes6s Gómez;Joaqufn Gámez; Daniel Angel; Nepomuceno Gómez; HeliodoroAngel; RogelioG6mez; Manuel MontafLo; TeófiloAhumada; Mauricio Munar; AbigaIlContreras; Vicente Ahurnada; JanuarioAhumada; Carlos Rojas;José Antonio Contreras; Alfredo Latorre; Secundino L6pez; Sim6n Contreras; Buenaventura M. Rodriguez; Apolinar Rojas

Tabla A.7. Principales haciendas y sus propietarios. Carupa

Haciendas Veredas Propietarios Año de referenda

ElCasiizal MartlnUrdaneta 1796 Leonidas Santana 1948 El Hato Hato AlbertoVélez Calvo (1928) 1928y (finca) MarIaElvira Vélezde ESCall6rL 1950 (hija);_LuisVélez Calvo_(1950) SanJosé SanJosé FamiliaSuárez LaCapilla SanJese El Molino Santuario Sucre Sucre

218 Tabla A.8. Principales haciendasy sus propietarios. Lenguazaque

Haciendas Veredas (localizaciónen Mapa A.2) La Ramada La Ramada (1) El Espino La Ramada (1) Hato Viejo La Ramada (1) Cascajera La Ramada (1) Siatama La Ramada (1) Paicaguita Paicaguita (2) El Carmen, Alizal, Tibita, El Hatico, Contento, Taitiva,Farasia, Cuba, Arenosa, Centro, Flantoque, El Salto

Tabla A.9. Municipios conpredominio de economia campesina

SUTATAUSA: Predominiode mediana propiedad. Poca densidad poblacional. Montañoso en su mayor parte. Veredas (localización en Mapa A.2): Palacios (1), Santa Brbara (2), Ojo de Agua (3), ChipaquIn (4)

TAUSA: Hacienda El Hato Veredas: Páramo Alto, San Antonio, Los Pinos, Subaneque, El Salitre, Páramo Bajo 1, Páramo Bajo 2, Centro, Rasgatá, Laderagrande, La Florida, La Martina, El Chorrito, Lagunitas

219 Tabla A.10. Propietariosrurales en Ubaté (Propiedades de más de 1.000pesos en 1945)

PROPIETARIO NOMBRE DE LA PROPIEDAD VALOR ($) Bemardo CABRERA Hnos. Tenerife 35.200 EduardoVENEGAS Altamira 32.000 A1varoCARRIZOSA Santelmo 30.000 Rafael BARRETO LaCabal ia 21.000 Belénde FRANCISCO Esperanra 19.950 Arturo HERRERAV. Suaga 16.800 MartinVARGAS Verbenal 15.000 Sergia VARGAS Punta deVega 14.300 AlvaroCARRIZOSA Los Honzontes 12.600 MilciadesHERRAN Estanzuelita 12.000 Guillermo HERRERAV. Suagá 12.000 MarIa HERRAN del. Horizontes 11.000 Roberto GONZALEZ Guatancuy 10.300 AlbertoHERRAN Cartagena 8.600 Mariano PINILLA SanIgnacio 8.000 AntorilaVENEGASdeK. PuntadeVega 8.000 Eduardo QUINTANA Tausavita 7.980 Feliciano CAION El BujIo 7.500 Dolores deCONTRERAS Escritorio 7.000 ManuelVENEGAS Punta deVega 6.950 MariaVENEGAS Punta deVega 6.950 JoselinCASTILLO Patera 5.600 Maria FRANCO El CampIn 5.600 Maria HERRAN del. Callao Grande 5.500 José CORREAL Cucaranga 5.100 Hipolito ROJAS Palogordo 5.100 Hermanos GARZON El Billete 5.000 JesilsSUAREZ LaFlorida 5.000 AnaHERRAN de T. Calladito 4.800 Carolina HERFAN ElCernto 4.800 AlbertoHERRAN Cartagena 4.800 Maria deFRANCISCO Cucubal 4.700 CarmenQUINTANA Tausavita 4.200 Luisa QUNTANAde R. Tausavita 4.200 ManuelCALDERON Viacucho 4.000

220 Continuación

José M.JIMENEZ FiHatico 4.000 AriaHERBAN de T. LaSauza 3.600 Hermanos GARZON Patera 3.600 MarIaHERRANdeI. LaEsperanza 3.560 Victoria MURCIA Patera 3.500 José A. PARRA Casade Teja 3500 CarmenQUINTANA Tausavita 3500 Concepción QUINTANA Tausavita 3380 ErisindoBARPAGAN SanJosé 3300 Ignacio URDANETA Chuquencia 3.200 MariaFRANCO E1uque 3.200 AnaHERFAN deT. LasMercedes 3.200 ManuelCALDERON Patera 3.000 ManuelCALDERON Viacucho 3.000 Salomón NIETO Altamira 3.000 Arturo HERREPA Las Delicias 3.000 MartinVARGAS Los Martinez 2.800 Carlos RODRIGUEZ Uano 2.700 Santos PINZON (3acha 2500 Laonor URDANETA Patera 2.500 MarIaFRANCO Patera 2.400 Carolina HERRAN Casablanca 2.400 Aria HERRAN deT. Tres Esqurnas 2.400 Carolina HERRAN Ambuergo 2.400 Jesus SUAREZ Tausavita 2.400 José SUAREZ Las Delicias 2.400 JosefitaVENEGAS Los Martinez 2.400 Ricardo FRANCO Patera 2,200 FranciscoPALACIO SanMiguel 2.100 HemandoRUIZ LaBoyera 2.000 Juan de laC. GARZON Apartadero 2.000 Carolina HERRAN Ceibo 2.000 Cuervo LONGINOS Gacha 2.000 Maria Luisa PARRA LaJoyita 2.000 CarlosRODRIGUEZ Jenco 2.000

Fuente:AMCU, Reporte de recolecciónde impuestos,mayo 15 de 1945.

221 Tabla A. 11. Comerciantes enUbaté. Años Cuarenta (1)

Misceláneasy Almacenes Molinos Queseras Otros Panaderias Antonio Monranez PedroI. N(anez José Ludwig CarlosJulio PachOn(LAb.) (Lib.) (1945) (telas) Nassar Moog Eduardo Fajardo JuanJcaé Gonthlez Enrique Salatiel &ssendoRojas Faillace Neira MiguelMoor ManuelNassar Antonio BonifacioCarrillo Redondo AgapitoCañOn Rosav. deNassar Ignacio Alejandro Franco Martinez IsidoroJimenez Anadelina Parra Alfonso HellPinilla (Lib,) de PachOn Bemal Juan N. Franco Emma Vargas Bavaria Francisca(Paca) Anronia Franco LucianoPinilla, RafaelPinilla, Ras v. deFajardo Samuel Lancherca,Diogenes Villamih FloraUbaté BerraRo1as DeograciasLozano Transporresdel Valle deUbare BenedictoFranco Marco A. MiguelA. Cendales Rodriguez Emilio GOmez JuanB. Vanegas LossVélez Calvo. Planta Elécrnca "laBoyera" Heliodoro()Omez Alicia Parra SenoritasSozu (ChurrupasFábricade velas AlejandrinaAlarcon Luis Anronio Ruiz AurelianaTortes PinillaFábnca dejabOn: (l900s) Feiciano CañOn Concha de LuisBoada (Cons.)y Anronio Morales (LAb): Fábrica de cervezadulce Nesulina1920s Boada rambienfue alcalde de Tausa en 1949y Surarausa. Involucradoen minerla en Tausa y promororde disrurbios Martin Robayo Carmen de Páez ComelioJimenez:Fhrica de cervezaLa Imperial RosaMaria v. de Pepa de RaisOn Isalas Londono: Guriérrez Fbrica de gaseceas DavidLOpez Eulalia de GOmez AngelMaria Pachón (Abogadode Carupa),Hemando DelgadoP. Luis Ainaya E., Lois A. Oaxzón P., José C. Saboya,José I. POez, Ceciliade Delgadullo, Eduardo BaqueroP, Cecilia de HernOndez, GuillermoAvendaño L, Ocravio ConrrerasR, Lois A MolinaM., AlcidesMalaver C., Rafael Reyes R, DanielPachón 0., MariaLucia deSierra, Aurora deGarzón: ROpido del Carmen, 1958

222 Continuación

Zoio Conejo Rebeca deParra MoisésRincón LuisE. Rcsiruez (Simiaca) Néstor Gómez Irene Fandino Carlora de Maldonado HerminiaJiménez Laura MarIaSiatoba JuanCañon Juan Páez AureioMoreno FranciscoIrtega Jose Pans FranciscoPinilla José Castiblanco RaIe1Nieto Rufina Siatoha Eloisade Maldonado LucasCañon Buenaventura (Lib.) José Franco ReyesLugue FabIanPalacio Fabian Palacio AlfonsoCastillo Balbina Rubiano Waldina Segura ZoilaComejo (heredada a hija Eloisa) Ventura Rocha LeandroCortés Cendales (La Legua, Tenetife: Uhaté) JorgeMurcia (Simijaca)

223 Tabla A. 12. Comerciantes en Ubaté. Anos cuarenta (2)

Caipinterias Herrerias Zapate.rias Tejidos Sastrerias Peluquercas Talabarterias Idulfo Norberto GabrielGil Carmen LuisVasquez Jor CenénPáez Lisarazo Jiménez Rojas Carrasco José I. José Amadeo Luis Herrnogenes Emilio Pedro I. Chacón Carrasco Espinel Górnez Cendales Sabogal Sierra (Jib.) (LAb.Carupa) Germmn FelizRosso Andrés Conejo Helaruio PrimeFranco Rocha(Jib) Parra Pimentel José Pastor Servando Guillermo Roberto Valeriano José Moya Cendales Carrasco Zamudio Baquero: Pachón (Jib.) Fâbsicade cobijas, ruanas y cortes de Jin 1954 (22 obresus) Jor Forero ClIrnaco Francisco José Moya Ospoia Espoid Marco Tortes Heliodom Francisco Bernardo Jirnénez Buitrag Arguello (Jib.) Alcides Becerra Joaqufn Felicjano Cafión Hennanos Moteno Coneo CampoE. Eudoro AngelMaria Va]buena Pinilla Avertdafio Lois Doming Valbuena Tortes Manuel Casriblanco Santiagu Parra

224 Tabla A. 12. Lista de los ciudadanosque oftecieron suscribir acciones y sus montos para Ia Empresa de EnergIa Eléctrica Municipal, diciembre 16 de 1946 LucianoPinilla FundadorRota Ubaté 5.000 Leonidas Pinilla Dueño RotaUbaté. Liberal 3.000 Francisca Rojas v. de Misceláneas y panaderia 2.000 Fajardo Eduardo Fajardo Miscelâneas y panaderIa 2.000 Bertha Rojas Misceláneas y panaderia 1.500 UrielRodriguez Monseñor 1.000 Juan de la Cruz Garzón Terratenientey politico conservador laureaoista 1.000 Marco AntonioNifto De Cucunubâ.Compra casa de Montafiez rio de Ricardo 1.000 Sanabria Nifto y Pedro Arturo Sanabria juez superior de Bogota el primero y ponentede reforma judicial. Elsegundo exrector de laUniversidad GranColombia deBogota Casado conHelena Gómez, herrnanade Pedro Gómez. Fincas Cascada (Fiiquene yendo a San Miguelde Sema) y Pueblo Viejo (Cucunubâ) casado conSoledad Murciade AguaColorada (Carupa) HijosCarlos, Alicia (Almacén Tecnicampo), Jaime Humberto (Solmar). Jorge Garzón Terrateniente.Familiar deconcejal 1.000 Jorge Herrera (Rogelis) Pasteurizadora San Luis 1.000 Nizasio SuSrez 1.000 Roberto Londoflo 1.000 AlcibIades y HellPinilla Comerciantes y politicos liberales 1.000 Comelio Jiménez 1.000 Juan Caftón Conservador 1.000 Roberto Cabra 1.000 Luis Rojas Pinilla 1.000 Juan (B) Francisco Dueno de almacén 1.000 Vanegas José y ManuelNassar Empresarios Libaneses. Molinos para trigo, "ElLibanés" y "La 500 Cebada"y almacenes de telas Juan N. Franco Miscelâneas y panaderia 500 PedroI. Nilftez Almacénde telas 500 Francisco Gonzalez 500 Alfonso Herrén Concejal 1940 500 Ludwig Moog Empresario alemén. Procesamiento deleche y agricultor 500 Samuel Lancheros Duefto debuses. RotaLJbaté. Politico Conservador 500 Luis F. Robayo (hermano Concejal 1946 y 1947.49. Origlnario de Tausa 500 deAlfonso "papa" Robayo) AntonioMontafiez Concejal Liberal 1947 1948 1949 1951. Fâbtica de cerveza 500 duke.Miscelénea ypanaderla. LIderliberal

225 Continuación Luis F.Ahumada 300 JoséAntonio (Pepe) Conservador. Abogado inscrito 300 Jimenez ManuelS. Pimentel Directorio liberal deUbaté 1957 250 Maria Luisa Quijano 250 Rosendo Rajas 200 Gregorio Maldonado 200 Luis V. RadrIguez Concejal 1949-51 200 JoséA. Vésquez 200 CésarNates Cortés Abogado inscrito . PolIticoy concejalliberal 1947-49. 200 Senador Eliécer Maldonado 200 Rafael Barreto Hacendado 100 ManuelBarreto Hacendado 100 Luis A. Neira B. 100 Carlos Vargas 100 Baldomero DIaz 100 Benedicto Franco 100 JoséIgttacio Nieto 50 AntonioMaria B.incón 50 Alfonso Herrera Eliécer Cafióny C. Concejalsuplente liberal 1947-49. Tesorero 1947 Bavatia Empresa cervecera(Ia mayor en Ia region) Claudio Gonfrier Finquero NéstorGOmez PedroCendales Conservador CajaAgraria InstituciOn Estatalcreada en 1937.En 1944la Agencia deIa Caja de Crédito Agrario, Industrialy Minero enUbaté Ia dirigla Enieterlo Pottela. José I. Suárez Concejal conservador 1946 1949-51 cabeza lista Joaquin GOm.ez Jurado electoral 1950 Rafael Pinila Dueflo fundadorde RotaUbaté (Lib.) MarcoAurelio Pajarito "Indigena" Liberal. Finquero Suag y Guatancuy. Arrendatario de Novilleros (1839 repartición de resguardo al tnunicipio) (Lib.) Guillerino Herrera Hacendado Suagá. Directorioliberal de Ubaté 1957 Vinagre AntonioFranco C. AntonioRendOn Carlos de Francisco ReinaldoRoba'yo Familiar de concejal. Carupa 1958 Bemardo Jitnénez HellPinilla (Lib) Cornerciante. Jefe polItico liberal Mariano Pinilla Hacendado

226 Tabla A. 13. LIderes politicos años 40 y 50. Municipio de Ubaté NOMBRE ACTIVIDADPOLITICA CARACTERIZACION José Maria(Chepe) Calderón Liberal, 1940 Juan ManuelBemal Liberal, 1940 ______ManuelOjeda Conseivador,1946 Luis Vicerite RodrIguez PersoneroLiberal, 1947 RobertoBorda Fergussori Liberal, 1947 SeivandoGonzalez Tesoreroliberal 1947; Personero1949 MarcoAntonio Niiio Liberal Comerciante y linquero EliécetCañón y C. ConcejalSuplente liberal 1947-49; Tesorero1947 NemesioUrdaneta Concejalconservador, 1946 Abogado Rabitant Concejal suplente conservador 1947 CarlosRCastellance Akalde,1947 GonzaloDelgadilloGutierrez Alcalde de Ubete, 1948 A. Rodriguez Alcalde, 1958 JuanFrancisco C6Iviz Akalde,1949 CadosR Castellanos Alcalde, Nov. 18de 1947 EnriqueRodriguez Achurri Alcalde Ubaté,1956. Concejalde Ubatey Socio fundadorde la Cucunubá.Dipurado y Representantesuplenre. Cooperativa Agropecuaria del Vallede Ubate Alicia Pasta, Concejal, 1959 HelenaGordillo Concejal, 1959 SamuelLancheros Conservador, 1948 Comerciante buses Juan de laCruz Garzón Concejalconservador, 1959 Nuevoterrateniente Luis F. RolxsyoBanan Concejal 1946, 1947-49 Eduardo Barra8n Consereador. Abogado AlejandroFranco Conservador, 1948 Comerciante trigu Cendales Conseivador Murcia Concejalsuplente consetvador, 1948 OrigenIndIgena ArtutoChavez Libemles lgnacio Plato Concejal, 1940 1941 Alfonso HereIn Cortczjal, 1940 Arturo y Jorge HerreraVinagre Liberal Criadores de Yeguas José Carsasco Liberal Herrero P.afbelPinto Liberal Reyes Patria Liberal RicardoCalderón Liberal Cesar NatesCastillo Concejal liberal Padre de César Nates Cortés. Mufióendiciembiede 1948 Francisco Galvis AlcaldeConservador, 1948 Participo el21 de octubre Eugenio UrdanetaB Liberal 1948; Personero1949 Suegro deSixto MIrquez GarzOn. Lider conservador Alciblades Pinilla Liberal, 1948 Comerciante Hell Pinilla Liberal, 1948 Comerciante César MatIsC. Liberal, 1948 Concejo. Carlos R.Castellanos Alcalde, 1947 Luis M. Torres Rosso Concejo liberal, 1941, 1947, 1948 AntonioMontafsez Z. Concejalliberal, 1947, 1948, 1949, 1951 FIbricade cetvezadulce

227 Continuacion ManuelGarzOn Liberal, 1949 CésarNates Cortes Liberal, 1947,1949.Presidente de IaAsamblea. Alxgado Senador Juan José Gonzalez B. Concejal, 1940 Dueñoalmacen ErnestoBlanco Gordillo 1940 Concejal liberal, 1940,1948; Personero,1949 José lngilberto F'arada RincOn Liberal, 1952 HernandoRocha C. Concejal, 1949 Carlos H. RochaC. Concejalliberal, 1949 Luis V. Rodriguez Concejalliberal, 1948, 1949 ServandoCarrasco Concejalliberal, 1959 Herrerfa JorgeBarragan Nieto Liberal de Ubaté,Concejal, 1959. Presidente del Abogado, escritor. Masón. Concejoy Secretario de Ia Asamblea. Guacher.4 Esposo de Rosalba Rendón (1927) Joaquin Silva Liberal 1948, Alcalde y Personero Celso Carrasco Liberal, 1946 Cabra ConcejalConservador, 1946 MilcIades Bohorquez Concejalliberal, 1946 1949 Jorge Bohorquez. Liberal. Presidentedel Concejo. Diputado. 1959 Abogado. CayetanoPinzón Liberal1950 JustoHonorioGarzon, Concejalliberal, 1949, 1959 Eframn Mendozay Mendoza AlcaldeConservador 1946 FernandoUrdaneta Laverde Conseivadorconcejal 1932, 1943. Dipurado Abogado 1914. Asamblea. Gobemadorde Cundinamarca. Representantey Seriador. Embajador JorgeAhumada ConservadorLaureanista1949,1951 Abogado Luis Guillermo Barreto Concejal, 1932 l-lacendado FrancoCasrilk' Concejalliberal, 1946 Rozo Concejalliberal, 1946 Luis F.Garcfa, 1944 Concejalconservador, 1944 Fajardo Concejal, 1946 Jose I. Suárez ConcejalConservador, 1946, 1949.51 Cabeza lista JoséA Pares P.,CayetanoPirizón, Uberales, 1950 Marco Aurelio Pajarito,José Pinille,Rafael Pinto, Caries Jimenez, ArturoChaves, Oliverio Pares, LuisAlfonsoRodriguez, NanvoPáez, HernénDIaz, CarIes PinillaR,lgnacio Bueio,Jusro Pinilla,lsidotoJiménez P.,Marco H. Rodriguez,CarlosJ. Pachon, PedroJ. Pachón,Juan José Ramos, Ocravio Ruiz, Milthdes Rodruez, HeliodoroJinnez, LutsGuillermo Pinilla,Felix A. Prozo B.,Pablo Ramfrez, LoisE. Vasuez Alfonso Guevara,Arruro Liberales 1947 Universitarios Guevara,Miguel Forero, Alberto Fosero, Darlo Forero,Eduardo Foirro y José ManuelVillamil.

228 Tabla A-14. Lideres politicos años 40 y 50. Otros municipios

NOMBRE ACTIVIDAD POLITICA CARACTEPJZACION EdilbertoBeitnin Campa,Alcalde antesde 1952 JoseMiguel Segwa Carupa, AlcaldeConsetvadorl946 A1bertVélez Calvo Carupa,.Años cuarenta Hacendado Angel MariaPachOn Carupa,liberal 50. Abogado.Gestor de empresade buses "Rápido el Carmen" 1958 Luis Parada,Justo Parada Carupa, Liberates jefes politicosdijeron que eran losque habianmatado a los conservadoresdcl 9 de abriL CarkaSarmiento Campa,Alcaldeoctubte de 1948 lgnacioGOmez del Rio Cucunubá, Conservador. 1949/1950, 1957 Abogado JoséReyes Quininna Cucunubaá Tinterillo LuisRthertoCaballero Cucunubá,alcalde 1958 JoséContreras C. Abogado Pedro MariaContretas Cucunubé,Alcalde, 1951 Mediaaoprupietaflo. Abogado AnaniasNiOo CucunuM,Jefepolitico, alcalde Medianopmpietario LaureanoMartinez FOguene,Liberal 193 1/1936 EscallOnVélez Filquene,Conservador SixtoMarquez GarzOn F(lquene,Consetvador. Concejal y NuevoHacendado Representanteala Cámara Alfonso PinillaPosada Guachetg,LiberaL Alcalde 1947 Luis Arruro ArOvalo Algarra Guacheté, Alcalde, 1953 Julio EnriqueOlaya RincOn Guacheté, Alcalde 1957y Susa, alcalde Concejal,diputado y representantea la Camaro.Originario de Tausa BuenaventuraOsorio Guacheta'., Conservador. Alcalde 1954 Roberto Castillo Lenguazaque,Consewador. Alcalde 1950 Samuel Casallas Cubillos Lenguazaque Liberal1950 Adolfo CafsOn Guacheté,liberal Alcalde, 1947 Lenguazaquc LuisAngel Rodriguez Lenguazaque,Juez Liberal 1942 Abogado ManuelJosé AnI Rodriguez Lenguazaque,Concejal Liberal1942 JaimeGonzOlez Lenguazaque,AcciOn Comunal, Liberal1963 LuisEmesto Parada Lenguazaque,Centro Comunal Cultural, Liberal 1963 Emesto Rodriguez Lenguazaque,Alcalde Liberal 1963 LoisAlfonsoVanegas Cabra Lenguazaque, Conservador 1949 Rosendo AntonioVanegas Cabra, Lenguazaque, Conseivadores 1949 Ricardode la Pava, AntonioMaria Vanegas Cabra,Martiniano Gomez delP,Io, GerardoRincOn Adolfo Cañon Guacheté,liberal. Alcalde, 1947 Lenguazaque

229 Continuación

César A. Guevara, Daniel Villamil, Lenguazaque,Liberates 1947 'Cachivenados" Roberto Villaniil,Juan Suárez, Juvenal Forero,Anibal Villamil, TeôfiloMore no Corredor, FranciscoChacôn, David Chacón, Noé RodrIguez, Pablo Neira, Leovigildo Laguna,Juan Arnaya, EulogioChacón, MiguelForero, EduardoForero, Victor M. Acevedo,Manuel A. Segura,Dario Forero,Manuel Chacón, Carlos Piraquive,José Ardila, Belisario Segura,Amadeo Gonzalez, Tomás Runcerla, MarioRuiz, Melitón Osorio H.G. Borda Simijaca,Presidente Jurado electoral, 1938 LeopoldoVarela Simijaca, Jefe politicovereda DonLope, 1954 CarlosJulio Guevara C. Simijaca, Alcalde conservador laureanista Rector del Colegio 1954, originariode Cagueza Agustin Parra JoséJoaquin Guaneme, Vicente Simijaca,conservadores laureanistas 1951 Mutc.ia,Sixto Varela, Carlca Casrauieda (sarntodel ejercito), JoséAbel Zema, Alcides Ballesterce, Juan Pefa, Mumberto Mceccso Hemán Corrés. Simijaca,conservador, jel 1951 HéctorZabala Sum JulioEnfique Olaya Susa JuMnBuittagu Susa,Alcalde AlfonsoAlarcón, MoisésBallesteros, Susa, cooservadores, marzo 21de 1949 AgustIn Salinas. Joaquin Murcia. Susa,liberal 1947 DiegoAlberto Espitia Susa,liberal Presidente del Concejo Abogado. Municipaly jefè politicode este lugar, actualmente Auditor de Ia Berieficenciade Cundinamarca,desde hacemás o menca dos afiosiendo Fenecedorde Cuentas deIa ContralorlaDepartamental; en las eleccionespara concejo municipal verificadasen el afio de 1947, elseñor Espiriaflue eljefe del debate y candidato al concejo.Djrecrorio Liberal de Ubaté 1957 Juan Francisco Gálviz Tausa,Alcalde 1943 JoséVicertte Lozano Tausa.Alcalde 1943 Luau F.Camilo Tausa,Atcalde LuisJosé ?oada Guauque 1901 Tausa,conservador, Alcalde 1949 Fabrica deCeuveza dulce. Iniciamorin del vienses 21 de ocrubre,agricultor y ganadero de Nobsa JuandelaCruzMejis Tausa,Liberal, Alcalde 19501951

230 FUENTES Y BIBLIOGRAFfA

FUENTES PRIMARIAS

I. ENTREVISTAS

AngelaRincón, empleada de notaria, hija de familiacampesina de los años cuarenta de Ia vereda Media Luna, Cucunubá, junio 1994. Bernardo de La Espriella, activista politico del M0IR en ios años sesenta en Ubaté, Bogota 1988. Clara Márquez Urdaneta, administradora de empresas, hija de Sixto Mér- quez Garzón,Ubaté, 1990. ElisaMárquez Garzón (q.e.p.d.), activista conservadora, hermana de Sixto Márquez Garzón, una de las pocas mujeres del grupo hacendado involucrada en actividades polIticas,Ljbaté, 1990. Emilio Marquez, finquero conservador,Ubaté, junio de 1994. Gonalo Zapata, comerciante en Ubaté en los años setenta, economista, Bogota, 1989. Heliodoro Cañón, campesino de los años cuarentade la vereda La Patera, Ubaté. Jornalero de la familiaGarzón, junio 1994. Jennifer LewisUribe, inglesa, médica, esposade hacendado, Ubaté, 1990. Justo Márquez, primo de Sixto Márquez Garzón,Ubaté, 1991. Laureano Gómez, lfder conservador de la region, coricejal,Ubaté, 1989. Luis Valbuena, comerciante, habitante de LJbaté durante el perIodo del estudio, Ubaté, 1989. Maria Carriosa de Lopez, historiadora, hija de hacendado ausentista, Bo- gotá, 1991. Maria del Pilar Delgado, empleada de notarIa, hija de campesinos de los añoscuarenta de la vereda La Patera, de Ubaté, junio de 1994. Martin Arévalo (ElPaxojo) (q.e.p.d.), habitante liberalde Ubaté en los aftos cuarenta, Ubaté, 1989. SamuelLancheros, profesor del Instituto Bolivarde Ubaté enlos años cua- renta,Ubaté, 1994. Sixto Márquez GarzOn (q.e.p.d.), hacendado y lider conservador,Ubaté, 1990. Sixto MárquezUrdaneta, abogado, hijo de Sixto Márquez GarzOn, Notario Primero de Ubaté, Ubaté, 1990. Soledad Niño, antropOloga, hija de propietarios y comerciantes de Cucunubá, Bogota,2002.

231 II. DOCUMENTOS CONSULTADOS

1. ARCHIVOS DE LA ALCALDIA Y DEL CONCEJO MUNICI- PAL DE UBATE

Archivador. Memorias de 1946. Articulos y resoluciones. Compilacionesde La Junta de Higiene y Obras Püblicas de 1940. ConsejoMunicipal de Ubaté. Memoriasy reportes correspondientes, 1944- 1945. Disposicionesde carácter permanente, 1949. Empresade Energiade Ubaté. Proyectos de acuerdospresentados y repor. tes, Inventario de los Libros, archivos, muebles, y enseres del Concejo Municipal, 1949. Juntade Mejoras Püblicas.Libro de recibos. Juntade Mejorasy Obras Püblicas.Archivador. Juntade Mejoras y Obras Püblicas.Compilador. 1939. Juntade Mejorasy Obras Püblicas.Proposiciones, 1946. Junta de Mejorasy ObrasPüblicas. Solicitudes,informes y licencias, 1946. Libro de Cuentas. Junta de Caminos de Herradura, 1943. Libro de Recibosde IaJunta de Mejorasy Obras Püblicas. Libro Radicador de Cuentasde laJunta Municipal de Caminos, 1949. Memoriasy reportes, 1947-1949. Oficiosde IaJunta de Mejoras y Obras Püblicas, 1943. Papeles sustanciadosde IaJunta de Higiene y Obras Püblicas. Papeles sustanciadosdurante los años 1941, 1942y 1943. Junta de Mejoras y Obras Püblicas.Secretarfa. Proposiciones, 1947. Proposiciones1947-1949, de noviembre 1/47 a octubre 3 1/49.

2. ARCHIVOS DE LOS JUZGADOS

Colombia,DANE, CensosNacionales, 1938, 1951, 1964, 1973. Juzgado Civil del Circuito de Ubaté. Juzgado Civil Municipal de Ubaté. Juzgado Penal del Circuito de Ubaté. Juzgado Penal Municipal de Ubaté. Juzgado PromiscuoMunicipal de Ubaté. Sumarios penales y civiles, 1930-1960.

232 III. REVISTAS

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W PERIODICOS COLOMBIANOS

El Espectador, Bogota, 1940-1960 El Siglo, Bogota, 1940-1960 El Tiempo, Bogota, 1930-1960 Jornada,Bogota, 1940-1950 LaRepi'thlica, Bogota, 1940-1950 La Vereda,periódico mimeografiado,publicaci6n ocasional, Lenguazaque, 1960.

FUENThS SECUNDARIAS

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253 Este librose terminóde imprimirel dIa 7 de octubre de 2005, enios talleres deEditorial Lealon (Cra. 54 N25 6-46. Tel.: 571 9443) deMedellIn, Colombia. Se usarontipos de 11puntos Goudy Old Style BT para los textosy 14puntos negro para los tItulos, papel Propalibros beige de 70gramos y cartulina Propalcote 1 ladode 250gramos. Laimpresión es- tuvo dirigidapor Emesto LopezArismendi. La Carreta Editores E.U.

La Carreta Histórica: Renzo RamIrez Bacca (comp.).Historia Local. Experiencias, métodos y enfoques. Mario Elkin RamIrez. ClIo y Psyque. Ensayos sobre psicoandlisise historia. Renán Silva. Repithlica liberal, intelectuales y culturapopular Renán Silva. La Ilustración en el virreinato de la Nueva Granada. Estudiosde historia cultural. Renán Silva. Sabei culturay sociedad en el Nuevo Reinode Granada, siglos XVIIY XVIII. Renán Silva Prensa y Revolución afinales delsiglo XVIII. Contribucióna un andlisis de laformacion de la ideologlade Independencia nacional.

Colección Ojo de Agua: Juan CarlosJurado J. Vagos, pobresy mendigos. Contribucióna la historia social colombiana, 1750-1850. Luciano Lopez. Detrds delbalón. Historia del fátbolen MedellIn, 1910-1952.

La Carreta PolItica: Cristina de la Torre. Alvaro Uribe o el Neopopulismoen Colombia.

La CarretaSocial: Clarita Gómez de Melo. Educación sin violencia y otros textos. CarlosAgudelo. Retos delMulticulturalismo en Colombia. PolIticay poblacionesnegras. Maria Eumelia Galeano MarIn. Estrategias de investigacionsocial cualitativa. El giro en la mirada.

La Carreta Literaria: Jorge Echavarria C. Leyendohoy aDon Qujote.

Enpreparación: Andrés Fernando Suárez. Configuracionesy dindmicas de la violencia organizada en Colombia, 1987-2002 (en coedición con el lEplu). JohnJairo Rincón Garcia. Trabajo, territorio y polItica: expresiones regionalesde hi crisis cafetera. Quiza Ia mayor virtud del trabajo de Alberto Flórez es proponerse el estudio de caso de una zona del altiplano cundiboyacense,el Valie de Ubaté, que fue considerada 110 violenta durante los años cincuenta en Colombia, a pesar de su vecindad con municipios que sufrieron la Violencia Coil tanta pastón. El texto permite explorar, por via de la comparación, las relaciones de las sociedades campesinas del altiplano con la Violencia siguiendo las insinuaciones de Paul Oquist sobre loscasos deAguadas y (IC Ia CostaAtlántica, donde lacoalición y cohesion de las ciases dominantes locales regionales mantuvo Ia convivencia en rnedio de Ia violencia generalizada en el resto del pals. Se trata del estudio de una zona bastante integrada a la vida nacional, donde hubo encomiendas y haciendas tradicionalesy Ia vida polltica transcurrió dentro de cauces normales del sistema bipartidista. En ci \•'alle de Ubaté no se produjeron los fenómenos de coionización canipesina de tipo aluvionaltan conflictivos en otras regiones del pals, ni tampoco hubo una expulsion de población campesina excedente causada por Ia concentraciOn de Ia propiedad de Ia tierra planay el crecimielito dernografico campesino, sino que se dio una cierta coexistenciapacifica entre los latifundistasganaderos y los pequenos medianos campesinosdesplazados a Ia tierrade ladera. El aporte principal del trabajo de Fiórez es el intento de interrelacionar -en una zona en la que no prosperO Ia violencia en ci periodo- la construcción y reconstitución del poder local, con las articulaciones del nivel nacional del bipartidismo enfatizando las estrategias de adaptación y resistencia de las elites locales frente a la situaciónnacional de guerra. El debate sobre Ia soluciónque Flórez da a sus preguntas básicasestá ya presente en el prologo que hace al libro ci reconocidoestudioso de Ia Violencia, GonzaloSanchez G. Sin duda, este libro estarácii ci foco de Ia discusiónsobre el tema y será de suma importancia parareorientar los estudios sobre el perlodo investigado.

ISBN 95B—9?664—2—O

Pontitia tJniridad Pensar La Carreta EditoresE.U. 789589 766422'