La Peña de Francia Una ascención iniciática (pg.04) no.09 Primavera-Verano 2008 “Cuando escribo esta página es quizá el mejor momento para entrar en comunicación con ese espacio especial que es la Peña de Francia: los robles edita: han llegado a la plenitud de su coloración y, entre ellos y los esbeltos pinos, Diputación de - los helechos adquieren esa tonalidad encendida del bronce o del rojo Dpto. de Turismo ardorosos que le proporcionan al viajero que asciende una experiencia imborrable: sin más vamos ascendiendo hacia otra realidad.” C/ Felipe Espino, 1 37002 Salamanca Tlf.: 923 293 100 Fax: 923 293 210 El Río Huebra Campero y arribeño (pg.08) [email protected] Nacido entre el silencio de la reina mora, sus aguas se abren paso por el Campo Charro entre encinas, pastizales y toros de lidia; de éstos coge el coordinación: encaste, que derrocha en su tramo final, tallando la meseta en sorprendentes José L. Crego cañones, en pleno parque natural de las Arribes del Duero. colaboradores: Ana del Arco, Antonio Colinas, José Díez El camino del agua Elcuaz, A Mano Cultura, Luis Miguel Mata, Raúl de Tapia, José Luis Yuste. Arte y naturaleza en la (pg.12) En el parque Natural de Las Batuecas- Sierra de Francia, en un sendero fotografías: que une las poblaciones de y Monforte, entre el sonido del agua, RM Anderson, Roberto García, Kurt hojas caducas y helechos discurre el “Camino del Agua”. El agua estuvo Hielscher, Francisco Martín, Maribel allí desde siempre, el camino se fue haciendo con el paso del tiempo. Martín, Santiago Santos. Ahora, el paseo se ha enriquecido con seis intervenciones escultóricas que ya forman parte del paisaje. infografía: Fernando Sanchís Conquistar San Martín diseño y maquetación: Alterbi del Castañar (pg.17) Guarecido en la espesura del parque natural, a lomos del río Francia, el imprime: conjunto histórico de San Martín del Castañar se presenta al visitante entre Gráficas Varona la invitación y el desafío: recorrer sus calles, escuchar sus memorias, sentir portada: con su gente... toda una conquista. , Mujeres con indumentaria tradicional, de Kurt Hielscher. Esta fotografía y Candelario, Cocina del Sobrao, de RM Anderson, (pág. 33) se publican por cortesía de Fuego... The Hispanic Society of America. Que todo lo alumbra y todo lo transforma (pg.22) Se hace la noche y, como reclamo ante la extinta luz, el fuego prende con fuerza acá y allá por tierras salmantinas, en un rito pleno de antecedentes. teúrgicos y cita puntual. El fuego invita al salto y a la danza, y con ellos a la renovación: se quema lo viejo.

El alma de piedra (pg.26) Al atardecer la piel de la capital salmantina se enciende de rojos y anaranjados, en un fascinante viaje hacia la historia y el pasado. En pleno www.lasalina.es/turismo espectáculo de fulgor, edificios y fachadas no olvidan su origen, la piedra franca, el alma de Salamanca. La Diputación de Salamanca no se hace responsable de la opinión de los colaboradores. Queda prohibido reproducir total o parcialmente el contenido de la publicación sin autorización Candelario, la casa-fábrica (pg.30) expresa del editor. Anclada en la falda de la sierra, el perfil de la villa de Candelario se funde con el paisaje hasta las nevadas cumbres. Clima singular y afán de sus Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. moradores que cristalizaron en un afamado quehacer chacinero en un Depósito Legal: S. 51-2004 marco excepcional: la vivienda hecha fábrica, la casa matancera.

portada: Candelario, Mujeres con indumentaria tradicional, de Kurt Hielscher. Esta fotografía y Candelario, Cocina del Sobrao, de RM Anderson, (pág. 33) se publican por cortesía de The Hispanic Society of America.

EN PRIMERA PERSONA EN PRIMERA

* por Antonio Colinas. Fotografía de Roberto García

uando escribo esta página es Y en la ascensión está precisamente, sin OTRA REALIDAD. Lugar, pues, sa- quizá el mejor momento para más, la iniciación. grado por excelencia el de esa cima que entrar en comunicación con ese llega a los 1700 metros de altitud. Desde espacio especial que es la Peña de Francia: Ya vemos cómo hablar de la Peña de allá arriba –al margen de esa sensación de los robles han llegado a la plenitud de su Francia, de esta especie de omphalos (u estar, gracias al santuario, muy cerca de coloración y, entre ellos y los esbeltos pi- “ombligo del mundo”), lleva consigo no lo sagrado– la sorpresa mayor es la que nos, los helechos adquieren esa tonalidad ignorar cuanto este monte nos ofrece en asalta a nuestras miradas, cuando éstas se encendida del bronce o del rojo ardorosos sus alrededores: el inconfundible pueblo pierden en espacios que Giacomo Leo- que le proporcionan al viajero que ascien- de , el monasterio de Batuecas pardi, el poeta romántico italiano, reco- de una experiencia imborrable: sin más (a su vez, en sus alrededores, arroyo arri- nocería como de infinitud. Hacia donde vamos ascendiendo hacia otra realidad. ba, hay esas grutas con pinturas rupestres quiera que la mirada vuele, hacia cual- que nos hablan de los orígenes remotos quiera de los cuatro puntos cardinales, Tiene mucho de vía con sorpresas, de que subrayábamos), las ruinas de la Casa nuestros ojos entran en contacto con esas ascensión iniciática, la subida hacia esta Baja, Santa María de Gracia, el Zarzoso lejanías y horizontes de cabrilleos y de cima rocosa que, ya desde la distancia, o lo que el poeta José Luis Puerto ha lla- reverberaciones, en las que, según el día reclama nuestra atención por su aguda mado, en su espléndida Guía de la Sierra y la climatología, se nos revelan sensacio- forma de seno. Sin duda, la Peña es un de Francia –no en vano él nació y for- nes que aquí, y sólo aquí, se pueden dar. lugar sagrado ya desde los orígenes de los mó estéticamente su mirada aquí–, “los Hay por tanto allá arriba, además de esa tiempos; sin duda, ya antes de la cristiani- conventos perdidos”; esos lugares más presencia de lo sagrado en el santuario zación e incluso de la romanización (muy apartados e ignorados, sólo leves restos mariano, un diálogo con lo infinito que cerca las minas de ), éste era ya, en los que sin embargo estos parajes la contemplación nos ofrece de la más ro- un lugar emblemático para los morado- serranos le siguen ofreciendo al hombre tunda y caudalosa de las maneras. res de sus aledaños, precisamente por esa desnortado de nuestros días no pocos se- facilidad con la que el monte nos permite cretos, no pocos momentos de plenitud, He hablado de ese momento ideal del comunicarnos con lo que se halla arriba, los que nos permiten rozar la felicidad y otoño pleno para ascender a la Peña con lo celeste, con lo que se desconoce. recuperar la lúcida consciencia. de Francia, pero recuerdo también

05 otro día muy especial de ascensión a esta horizontes sea extremadamente dilatada cima: el de un día borrascoso de invierno. y placentera. Allí arriba nos demoramos, Subíamos con cuidado, entre la nevada gozamos del sol y de su luz, y pasa por incipiente, sin saber que, ya estando arri- nuestra cabeza el no querer regresar a ese ba, se desencadenaría una borrasca de mundo de los humanos, con sus proble-

Peña de Francia viento y nevisca que nos sacó de nosotros La Alberca mas y tensiones, que abajo vela el paisaje mismos y que nos condujo, ahora sí, a azulado, las masas de pinares y robledos,

PARQUE NATURAL - RESERVA NACIONAL DE CAZA LAS BATUECAS - SIERRA DE FRANCIA otra realidad. Se habían helado de golpe los valles suaves o profundos. Quisiéra- los escalones del santuario, pero pudimos mos demorar por siempre esa sensación llegar hasta el interior del mismo y gozar de plenitud que nos concede la altura, la doblemente de esa sensación de reparo respiración del aire purísimo y la contem- y calor que siempre llevan consigo estos plación. Pero sabemos que, abajo, esta lugares. Se calmó luego la tormenta y tierra nos espera aún no con sus proble- pudimos descender, sin demasiada nieve mas y tensiones, sino precisamente con La ascensión a la Peña aún en la carretera, en medio de una at- sus secretos aún no desvelados. de Francia nos equilibra, mósfera de alucinados blancores sin fin. nos lleva a la armonía a través de la plenitud que ha Pero lo normal es que la ascensión a la LUGAR DE SECRETOS. Ya dirija- Peña de Francia vaya acompañada del mos luego nuestros pasos hacia Batuecas supuesto la ascensión y la buen tiempo y de la claridad de la luz, de y las Hurdes, ya descendamos entre nue- contemplación. tal manera que la contemplación de los vos robles encendidos hacia la hondonada

06 de Mogarraz, ya avancemos hacia las sor- los ramajes encendidos, los helechos Balcón o mirador de Santiago (pág. 4); en la presas de otra sierra, la de Gata, siempre de verdeoro. Más tarde, esos momen- página izquierda, paseo por los alrededores de la Peña; arriba, vista desde La Alberca, va con nosotros esa sensación de infinitud tos de consciencia que arriba hemos campanario y rollo de justicia. que nos fue comunicada allá arriba, en la vivido, nos han preparado para entrar cumbre rocosa. Es, por ello, la visita a la de manera más clara y más limpia en Peña de Francia, como el preludio de esa la verdad de esta tierra que, a su vez, otra visita mucho más variada y comple- se nos entrega en otras evidencias que ja a los distintos lugares de la sierra o las nos remiten a la indumentaria y al tea- sierras. Supone la visita a este lugar po- tro popular, a la arquitectura genuina y nernos en contacto con una ruta de rutas, una gastronomía peculiar. con un sendero –ese que también pode- mos seguir a pie, al margen de la carrete- Visitar, pues, la Peña de Francia supone Antonio Colinas ra– que lleva a otros senderos borgianos una iniciación que raramente se da al (1946), poeta, que, a su vez, se bifurcan. contacto con otros lugares o paisajes em- narrador, ensa- yista y traductor, blemáticos. Visita que sorprende siem- reside en Sala- La ascensión a la Peña de Francia nos pre extraordinariamente al viajero que manca. Ha pu- blicado hasta el momento unos cuarenta libros equilibra, nos lleva a la armonía a tra- llega a ella por vez primera. Es un lugar en diversos géneros y su obra ha recibido, entre vés de la plenitud que ha supuesto la rodeado de secretos. Y lo tenemos ahí, otros, el Premio Nacional de la Crítica, el Pre- ascensión y la contemplación. Luego, tan cerca, en estos tiempos de confusión mio Nacional de Literatura, el Premio de las Letras de Castilla y León y, en Italia, el Pre- ya serenados, viene el descenso, ahora y de ruidos sin fin, con sus silencios que mio Nacional de Traducción y el Internacional entre la luz roja del ocaso que filtran hablan y que nos hablan. Carlo Betocchi.

07 * por José Díaz Elcuaz. Fotografía de Francisco Martín

acido entre el silencio de la Pronto abandona los robledales que le Desde aquí, el viajero puede dirigirse a reina mora, sus aguas se abren ven nacer y el paisaje serrano para pasar la cabecera municipal, , y paso por el Campo Charro a ser custodiado por las encinas, dueñas descubrir el bello y desconocido sepulcro entre encinas, pastizales y toros de lidia; vigilantes de la campiña charra. Estamos plateresco de doña María Ordóñez de Vi- de éstos coge el encaste, que derrocha en la comarca de La Huebra, que conclu- llaquirán, así como los restos del palacio en su tramo final, tallando la meseta en ye en San Muñoz. Es una tierra de tra- de los condes de Las Amayuelas, señores sorprendentes cañones, en pleno parque dicionales alquerías, muchas de ellas con- del lugar y dueños de sus tierras hasta que natural de las Arribes del Duero. vertidas actualmente en fincas ganaderas, fueron adquiridas por los vecinos en 1936. pues una de las características que la defi- No muy lejos de aquí se encuentra Villalba Resulta sorprendente que hasta finales del nen es la abundancia de pastos finos, por de los Llanos; si el viajero es aficionado a siglo XIX no se supiera dónde nacía el río lo que la mejor época para conocerla es la la historia, puede desplazarse a su iglesia Huebra, a pesar de que, ya desde la Edad primavera, aunque también, si las lluvias para conocer la tumba de doña María la Media, daba nombre a una comarca, La son copiosas, la otoñada tiene un atracti- Brava, cuyo palacio de Salamanca se con- Valdobla, conocida actualmente como La vo especial. serva todavía y nos recuerda la terrible re- Huebra. solución de aquella mujer del siglo XV que Decía Pascual Madoz a mediados del siglo no dudó en vengar la muerte de sus hijos Hoy sabemos que sus fuentes primeras XIX que “todo el terreno por donde co- persiguiendo a los asesinos hasta Portugal, están en las faldas del pico Cervero, situa- rre este río es sumamente montuoso, por desde donde trajo sus cabezas para arro- do en la sierra Mayor o de Las Quilamas, lo que sus aguas apenas se aprovechan en jarlas sobre las tumbas de sus difuntos. hermosa palabra árabe que significa tierra el riego de las tierras colindantes”. Y este quebrada y cuyo sentido sólo se aprecia carácter no se ha modificado con el paso subiendo a la cumbre mencionada o acer- de los años; en consecuencia, sus riberas EL RÍO SE HACE BRAVO. Reto- cándose al pueblo de Valero. El pequeño son dominio del toro de lidia o de la bra- mando el curso del río, la corriente sigue caudal de sus inicios atraviesa el término vía raza morucha. Y así se suceden Los atravesando antiguas alquerías, para al- de Escurial, donde es conocido como el Arévalos, Villar del Profeta (con su anti- canzar el pueblo de San Muñoz, último río Grande, para diferenciarlo del Chico, guo palacio del siglo XVI), Gallinero de de la comarca de La Huebra, antes de uno de sus primeros afluentes. Huebra, Torre de Velayos... entrar en el Campo Charro.

08 En su tramo final el río talla la meseta en sorprendentes cañones, en pleno parque natural de las Arribes del Duero.

En este recorrido, tal vez convenga dete- nerse en algunos parajes e ir en búsqueda de algunos puentes singulares: el de la vía férrea que se dirige a Portugal, construido entre 1883 y 1884, aunque la estructura metálica se renovó en 1936; el embalse de San Jaime; el magnífico puente de Ca- ñiza, del siglo XIX; el de Pelarrodríguez, proyectado en 1906, aunque terminado algunos años después; y, sobre todo, el puente de , que este año cumple su primer centenario. El último pueblo merece además una visita detenida, para conocer la fortaleza me- dieval y la excelente fábrica de su iglesia.

En lo alto de una colina, con una magnífi- ca vista sobre el río, especialmente si viene desbordado de aguas, se emplaza Ituero de Huebra, con su pequeña pero magnífi- ca iglesia de cantería. A partir de aquí, la corriente pierde su mansedumbre: forma acusados meandros, como los de Ituerino, y empieza a encajonarse progresivamen- te, mientras busca la unión con las aguas del Yeltes. Entretanto, nos proporciona una estampa magnífica, si es invierno, con las nieblas propias del Campo Charro. En página anterior, mirador de Las Janas “Entre el Huebra y el Yeltes —escri- en la roca. Es aquí donde se puede decir en . Arriba, de izqda. a dcha., bía Moreno Blanco—, la mesopotamia que empiezan Las Arribes del Huebra. castro de , puente entre y Picones, sepulcro plateresco es amesetada con prados, monte bajo y en La Sagrada, y paseo junto al río encinares ralos; pero al iniciar la bajada El puente Unojo, en el camino (hoy ca- entre dehesas. hacia el sur, el monte se hace más tupido; rretera) de “Tramborríos”, que de Yecla las rocas, las encinas y el monte bajo se se dirige a , nos obli- entremezclan; es la braña”. Junto a ella, ga a detenernos de nuevo. El magnífico aparecen los cortados realizados por el río arco que lo singulariza fue construido a

10 Con sus campos de piedras hincadas y con sus gruesos muros defensivos los castros evocan, más que muestran, el paso de la Historia.

finales del siglo XVIII, pero hubo de ser Yecla la Vieja, en la confluencia del Var- reconstruido un siglo después. Tras el laña con el Huebra, muestra los grabados Yecla de Yeltes puente, las aguas se dirigen al bello pa- realizados en las piedras de la muralla; Villavieja Pelarrodríguez de Yeltes El Cubo de San Muñoz Don Sancho raje conocido como Cachón, caracte- las numerosas inscripciones latinas que La Sagrada rizado por sus desnudos peñascos y por de allí proceden reflejan el influjo de la Sierra de Linares Quilamas de Riofrio los elevados murallones que forman sus romanización sobre el pueblo vetón. El orillas. Todo se debe a la acción erosiva castro de Saldeana, en la orilla derecha del agua, que ha moldeado en el tramo del Huebra, es el más impresionante por final del río unos paisajes sorprendentes el lugar en el que se emplaza, en la con- y que nos remiten a lejanas etapas geo- fluencia del Arroyo Grande con el Hue- El próximo pueblo, Cerralbo, también lógicas. Aunque no alcanzan la altura de bra. El castro de Bermellar, en la orilla iz- merece una visita detenida, para con- los farallones rocosos del Duero, los tajos quierda, sobresale por su muralla de más templar las ruinas de su castillo tardo- del Huebra configuran un paisaje agreste de siete metros de anchura en algunos medieval, otro de los puentes singulares tanto o más impresionante que el de La puntos de su trazado. Mientras, desde lo de la provincia y los restos del convento Ribera, probablemente porque apenas ha alto, nos vigilan el buitre y el alimoche, el de Nuestra Señora de los Ángeles, cons- sido humanizado con la construcción de milano y la cigüeña negra. Pero volvamos truido a finales del siglo XVI. Y entre los bancales o paredones. al río. Tras la unión con el Yeltes nos en- puentes modernos, ninguno como el de contramos con el “puente de siete ojos”, Resbala, entre Saldeana y Bermellar. El TIERRA DE CASTROS. Próximos a que históricamente fue conocido siempre elegante y atrevido arco que le da forma sus orillas se alzan los castros vetones, po- como puente de Yecla, aunque hoy se le fue volteado en 1914, en reposición de blados defensivos de origen prerromano. denomina también de o de Zan- otro viaducto inaugurado en 1891, que Algunos de ellos prolongaron su existen- cado, por otros lugares próximos. Fue una gran riada de diciembre de 1909 se cia tras la conquista de las legiones y aún construido entre los años 1540 y 1547 llevó por delante. dejan ver las huellas de un tardío proceso por los canteros Juan Negrete y Martín de de romanización; otros fueron destruidos Sarasola y ha sido objeto de numerosas Aún nos queda por solaz el puente de la y abandonados. Situados en espigones ro- reconstrucciones posteriores. Junto a él, se Molinera, construido a finales del siglo cosos formados por los ríos o en lugares recorta la silueta de una aceña centenaria; XIX, y numerosos parajes que el viajero fácilmente defendibles, con sus campos de son numerosas las que nos encontramos debe saber buscar, pues, como decía el piedras hincadas y con sus gruesos muros junto a sus riberas, pero ninguna merece maestro y escritor local Manuel Moreno defensivos evocan, más que muestran, el tanto la parada como el molino de la To- Blanco, “los ríos tienen zonas turbulentas, paso de la Historia, a la vez que exhiben masa, en las proximidades de Gema, con zonas cantarinas y zonas remansadas, jun- unos parajes naturales impresionantes. un paisaje espectacular. to a las cuales es contagioso el sosiego”.

11

* por A Mano Cultura. Fotografía de Francisco Martín

En el parque Natural de Las Batuecas- A este Parque Natural tan hermoso como A este Parque Natural, tan Sierra de Francia, en un sendero que une frágil, refugio de especies que a veces hermoso como frágil, se las poblaciones de Mogarraz y Monfor- evolucionaron aquí hasta convertirse en te, entre el sonido del agua, hojas cadu- nuevas y únicas se han incorporado los han incorporado materiales cas y helechos discurre el “Camino del trazos elementales de líneas rectas, espi- puros como el hierro, el Agua”. El agua estuvo allí desde siempre, rales y curvas limpias, trazadas en mate- bronce, el cobre y la piedra. el camino se fue haciendo con el paso del riales puros como el hierro, el bronce, el tiempo. Ahora, el paseo se ha enrique- cobre y la piedra; han surgido así unas cido con seis intervenciones escultóricas obras sutiles, que se integran en el paisaje que ya forman parte del paisaje. dejándolo ver, haciéndole hueco, permi- tiendo que se filtre sin saber si lo que está La Sierra de Francia es un lugar de his- delante es la escultura o es el paisaje. toria e historias, recogidas en los paredo- nes, -esas terrazas que sujetan la tierra y ENTRE VIÑAS Y HUERTOS. Si ción de lo que nos vamos a encontrar, transforman el espacio hostil en zona de nos atenemos al sentido aconsejado de así como una breve reseña de cada obra. cultivo -, en los caminos, los arroyos... y esta ruta circular, podemos comenzar el Este tipo de paneles se repite a lo largo la vegetación, que se atreve en sus sola- paseo de no más de dos horas y media en del Camino. Desde ese punto, a unos nos a sorprender con cerezos o caquis, a su totalidad, en Mogarraz. Este hermoso doscientos metros siguiendo la carretera pesar de la altitud y los fríos. Historias de pueblo serrano declarado Conjunto His- en dirección a La Alberca, nos encontra- hombres y mujeres que supieron sacar lo tórico, nos descubre muchos recursos, mos la señalización del Camino, que nos mejor de la tierra, desde la convivencia muchos modos de construir y resolver invita a dejar el asfalto y adentrarnos por respetuosa y el saberse parte de un todo únicamente con los materiales que da la el descendente sendero. único y grandioso. tierra. Y tras adentrarnos en sus calles, tomaremos el Camino del Agua que, si En estos primeros pasos atravesamos esa bien toma como base el sendero GR-10, naturaleza domesticada que se abraza a cuenta con su propia señalización. las casas y baja hacia el valle entre viñas, frutales y pequeños huertos en los que Si hemos dejado el coche en el aparca- se mezclan las flores y las verduras, las Entre la naturaleza intemporal y el arte con- miento de la villa, encontramos allí un hortalizas y las legumbres. El sonido del temporáneo. Arriba izqda., Cruz de Mingo Moli- panel informativo que nos pondrá en si- agua se convierte en un compañero du- no, de Florencio Maíllo; abajo dcha. asientos circulares, de Juárez & Palmero/Juanvi Sánchez. tuación de dónde estamos, una descrip- rante el recorrido: pequeños regatos,

13 torrenteras, arroyos y después el río son O la Serena, que es una sirena escondida, los protagonistas sonoros de esta ruta. En ligada al espacio que ocupa por el peso de el sendero aparece la sorpresa y surgen la leyenda y la tradición, pues es en el arro- las preguntas: ¿Qué hacen dos grandes yo en el que se refleja donde se encuentra jaulas sobre la roca en actitud vigilante? el charco “de la mora encantada”, ese ser, ¿Qué agua pulió y redondeó el granito al igual que el primero, que encandila a azul en los pasos del agua¿ ¿De dónde los hombres y los lleva hasta la locura. La surge la cola blanca de una sirena? ¿Qué pieza se integra armónicamente junto al hace una sutil hoja de bronce suspendida puente de madera de Monforte, un paraje en medio de un paisaje? apto para la ensoñación.

El arte sale al encuentro del visitante; qui- Y la obra de Alfredo Sánchez , que se une zá estas piezas surgidas en el paisaje guar- a la tradición más clásica por el material dan algo místico y misterioso. Los artistas escogido – el bronce- y que invita a la que nos hacen estas primeras propuestas, tranquilidad y al sosiego, a disfrutar de lo Miguel Poza con su obra Kóa, Virginia sencillo y descubrir la infinidad de her- Calvo con su Serena y Alfredo Sánchez mosos matices que la sierra esconde... con S/T llegan al sentir del caminante, apelando de modos singulares a la re- flexión y el disfrute: jaulas que vigilan, protegen, encierran sin conseguirlo las aguas de lluvia y las palabras que nuestros ojos leen y atrapan –ahora sí- dándoles un La fragilidad de la naturaleza convive en ar- monía con la solidez del hierro y el acero. De nuevo significado, interpretándolas desde izqda. a dcha., Arroyo Milano; S/T, de Alfredo lo que el visitante es y cree. Sánchez; K´oa, de Miguel Poza. ¿Qué hacen dos grandes jaulas sobre la roca en actitud vigilante? ¿Qué agua pulió y redondeó el granito azul en los pasos del agua¿ ¿De dónde surge la cola blanca de una sirena?

LLEGANDO A MONFORTE. para seguir el Camino del Agua no es Desde el mirador de Monforte, junto a la necesario atravesar Monforte, merece la obra de Alfredo Sánchez, podemos con- pena perderse por sus calles, subir hasta templar un hermoso paisaje de robles, la iglesia, descubrir en sus fachadas estu- castaños, zonas de cultivo... y Mogarraz cados y relieves... como parte imprescindible de la estam- pa. Seguimos la carretera y, si nos fijamos, De nuevo en el Camino, bajaremos has- podremos disfrutar de esa arquitectura ta el Puente de los Molinos entre euca- popular, práctica, sencilla y hermosa: las liptos, robles, pinos, hiedras, zarzamoras escaleras en piedra hacia los huertos, los y madroños. Y otra vez la sorpresa, que pozos de riego... se repetirá en el grandioso Puente del Pontón, ¿qué significan un conjunto de Antes de llegar a Monforte, encontramos sillas agigantadas? algunos olivos centenarios, altos como chopos, y la ermita del humilladero, un El artista Manu Pérez de Arrilucea incor- espacio común en la entrada de la ma- pora al Camino un mobiliario metálico, yoría de los pueblos serranos. Si bien lúdico y sorprendente y parece invitar al

15 Asombro y juego en el camino. De izqda. a caminante a pararse y escuchar, a adivi- llaman en la zona los bancales, que retie- dcha. Serena, de Virginia Calvo; Siete sillas nar qué historia esconden, cuántas más nen tierra y agua, y que son capaces de para escuchar, de Manuel Pérez de Arrilucea. podrán contar. después de nuestro paso generar vida en su interior. por allí. Un ciprés ligado en la memoria colec- Los caminos se hacen también con para- tiva a los lugares sagrados y a los ce- das en las que se avanza sin caminar, en menterios parece invitar al caminante las que se alimenta y se da tregua, no sólo a mirar a su alrededor y descubrir los Mogarraz Monforte al cuerpo. El sendero se hace ahora cuesta huertos abandonados, hoy conquista-

CAMINO DEL AGUA arriba: es el momento de caminar despa- dos por el monte y la maleza y en otros cio, de disfrutar de los musgos y el empe- tiempos llenos de vida. drado. Olivo, viña, pozos acoplados al te- rreno, huertos tomados por la vegetación El Camino llega a su fin. Atrás han que- y el regreso a la civilización y al cemento. dado plantas que son arte, arte que se hace naturaleza, agua que se transforma Cuando ya divisamos a lo lejos las pri- en música, animales que nos miran sin meras casas de Mogarraz, de nuevo la ser vistos... sorpresa ¿a quién desafía esa torre- co- ronada con un solitario ciprés salido de Al llegar a Mogarraz nos recibe una la nada? Florencio Maíllo recurre a la fuente que lleva el sonoro nombre de Ca- iconografía propia de la zona, a la es- bolaaldea: el agua, que hemos escucha- crita durante siglos en la tierra, piedra a do durante todo el trayecto, se nos ofrece Propuestas Artísticas piedra: una torre – paredón, que así se como recompensa.

16 * por Luis M. Mata. Fotografía de Roberto García y Francisco Martín

Guarecido en la espesura del parque natural, el conjunto histórico se presenta al visitante entre la invita- ción y el desafío: recorrer sus calles, escuchar sus memorias, sentir con su gente... toda una conquista.

13 La localidad se asienta ae la tarde y columnas de humo hortalizas de temporada. La localidad se sobre un suave cerro, se levantan de las chimeneas de asienta sobre un suave cerro, descolgán- las casas. San Martín del Casta- dose por sus laderas que buscan las aguas descolgándose por sus ñar se prepara para la noche y parece un del río Francia. Su punto culminante lo laderas que buscan las buen momento para adentrarse en sus ca- ocupa el antiguo castillo, orgulloso testigo aguas del río Francia. lles, buscando los secretos y rincones que de un pasado medieval de esplendor. esconde la villa. Comenzamos la andadu- ra, descendiendo por su calle principal. El remoto poblamiento de estos parajes se hace patente en los vestigios que aparecen Nos encontramos en uno de los conjun- en sus inmediaciones. Muy cerca de la vi- tos históricos de Salamanca, declarado lla se encuentra el castro prerromano de como tal en 1982, en pleno parque natu- La Legoriza, recientemente acondiciona- ral de Las Batuecas-Sierra de Francia, en do, que atestigua la habitabilidad de estas un espacio privilegiado que ha merecido tierras desde la Edad del Hierro. En la la reciente catalogación como Reserva fachada de la iglesia podemos contemplar de la Biosfera. una lápida romana. Elemento funerario que, junto a la que apareció en la ermita Un simple vistazo a nuestro alrededor de San Benito, atestiguan la pervivencia trae a nuestra memoria la imagen de en estas tierras de tal cultura. bosques umbríos, de extensos robledales, castaños centenarios y abrigos donde se Será en el siglo XII cuando aparezcan esconden diminutos huertos abancalados, las primeras referencias a San Martín donde fructifican toda suerte de frutales y del Castañar, tiempos en los que la repo-

18 blación del occidente peninsular trae, de manos de Don Raimundo de Borgoña, a gentes venidas de tierras lejanas que apor- taron denominación y nombres a estos parajes. Aún hoy muchas familias osten- tan apellidos referentes a los repobladores En página 17, castillo iluminado; de izqda. a dcha. arquitectura popular, francos. El mismo topónimo de la locali- fiestas de la Visitación, fachada de entramado. dad parece aludir a un santo francés, San Martín de Tours, patrono de la misma.

BLASONES Y ARTESONADO. enfrente el atractivo conjunto del Ayun- ocasionales visitas a sus dominios. Con Retomemos nuestra andadura y diri- tamiento. Esta edificación se adorna con todo, el conjunto se muestra armónico jámonos, sin posible pérdida, hacia la un gran portalón que aglutinaba algunas en su diseño y conservación, conforman- Plaza Mayor. Muy pronto accederemos de las construcciones más importantes do una de las más características imáge- a este irregular espacio en el que destaca, del municipio. En su alrededor se dispo- nes de la población. por su contundencia, la vieja Fuente del nían la carnicería, la antigua alhóndiga, Cubo, singular manantial que en su día el mesón, la taberna y la cárcel, además Sigamos en dirección opuesta a la que presidía su centro y que ha acompaña- de las propias dependencias del concejo. accedimos a la plaza, encaminándo- do con su sonido y su frescor la vida y el Junto a él también existió el llamado Pa- nos hacia la iglesia. De camino surgirán trajín de los vecinos desde el siglo XVI. lacio del Obispo, hoy convertido en hu- ante nosotros sólidas construcciones que En torno a nosotros se encuentran las milde vivienda, que debió de recoger a cumplen con la tipología de la vivienda conocidas como Escuelas Viejas y casi tales mandatarios y a sus emisarios en las de entramado serrano. Algunas de

19 retablos que adornan sus cabeceras. De el próximo río Francia, un lugar idóneo distinta época, contienen notable imagi- para la defensa, aprovechado para levan- ellas se adornan con blasones o con ele- nería, destacando la imagen de la Madre tar estos muros, allá por el siglo XV. Al mentos de cantería en dinteles y jambas de Gracia que preside el testero de la nave acceder al castillo por una puerta ado- que denotan su antigüedad y la categoría de la Epístola; representa a la Virgen Ma- velada, con arco apuntado, entraremos de sus moradores. La calle se abre a una dre y era la imagen titular de uno de los en un espacio donde la quietud y la paz sencilla plazuela dominada por la esbelta monasterios abandonados más sugerentes acompañan a las lápidas del cementerio espadaña de la iglesia parroquial. La con- y atractivos de toda Salamanca, el cerca- que le aporta uso. Los restos de sus dos templación detallada del templo permite no de Nuestra Señora de Gracia. torres aún son perceptibles, así como los reconocer su factura en distintas épocas, vestigios de sus dos cercas y de otras cons- desde el acceso septentrional, fechado en En la plazuela de acceso a la iglesia des- trucciones que completaban la fortaleza. el siglo XIII, hasta su cimborrio y capilla tacan algunas bellas casa blasonadas; Este espacio se ha realzado recientemen- mayor, del XVIII. Su interior se articula tras ello, nuestros pasos se dirigirán ha- te gracias a una interesante iluminación en tres naves delimitadas por grandes ar- cia el antiguo castillo. Pronto alcanzare- interpretativa, y acogerá en un futuro cos que parecen remontarse a los orígenes mos una gran plaza de toros en la que se próximo el Centro de visitantes de la Re- de la construcción. De todo el templo des- observan sencillos burladeros de piedra. serva de la Biosfera. Entreténganse en la taca la cubrición de su nave principal, con Esta explanada antecede la entrada a la contemplación de muros y paramentos una bella armadura mudéjar ochavada, fortaleza protegida por un doble recinto e imagínese los numerosos avatares que con tirantes y singular lacería y la de las amurallado y pudo ser utilizada en la an- sufrieran sus moradores. capillas de su cabecera. La del Evangelio tigüedad como corral de concejo. con bóveda de terceletes y la Espístola con Con la imaginación puesta en otros tiem- armadura ochavada de lacería dorada. CASTILLO Y PUENTE MEDIEVAL pos y personajes nos encaminamos hacia Nos encontramos en la parte más eleva- el exterior retornando hacia el templo pa- No abandonaremos el templo sin disfru- da del pueblo, en un promontorio que rroquial y buscando la calle del Camino tar de la contemplación de los diferentes se descuelga en fuertes pendientes hacia Nuevo, que nos llevará hasta el extremo

20 Será en el siglo XII cuando aparezcan las primeras alusiones al lugar. Aún hoy muchas familias ostentan apellidos referentes a los repobladores franceses.

opuesto de San Martín. Al comienzo de do formada por tres volúmenes alineados De izqda. a dcha. fachada y dintel de la posa- la citada calle, junto a varias casas bla- que decrecen hacia la cabecera. Frente a da, puente medieval, ermita del Humilladero. sonadas, se conserva el que fuera el An- ella, se conservan recuperados los anti- tiguo Hospital y la antigua Capilla de la guos lavaderos. Vera Cruz, sencillo edificio de piedra que conserva en sus inmediaciones un curioso En el extremo superior del parque descu- crucero con alegorías a Adán y a los pade- brimos otra ermita, la del Humilladero. A cimientos de la pasión de Cristo. través de una antigua calzada nos acerca- mos hasta este singular edificio, que estu-

Reanudado el paseo recorremos la calle vo bajo los cuidados de la Cofradía de la Vecinos Tamames pasando junto a las “escortinas”, amplio Vera Cruz o de la Pasión. Su singular es- San Martín del Castañar espacio comunal próximo a las escuelas. tructura abierta en tres de sus lados y pro- PROVINCIA DE CACERES Nos encaminamos hacia el parque, en el tegida por una reja permite contemplar norte del pueblo. Accederemos a él atra- su interior cubierto con una armadura de vesando un puente de origen medieval. madera. Como el entorno apacible invita Surge entonces un amplio espacio en el al descanso, cedan a tan amable tenta- que se desperdigan singulares construc- ción, antes de retornar al casco urbano. ciones que junto al verdor dominante Y cuando lo hagan deténganse de nue- proporcionan un entorno de gran belle- vo en la contemplación de los excelentes za. La primera de estas edificaciones es la ejemplos de arquitectura tradicional que ermita del Socorro o de San Sebastián. protagonizan su caserío y le aportan gran Su origen se remonta al siglo XV, estan- parte de su reconocido encanto.

21 * por José L. Yuste. Fotografía de Roberto García Se hace la noche y, como reclamo ante la extinta luz el fuego prende con fuerza acá y allá por tierras salmantinas, en un rito pleno de antecedentes teúrgicos y cita puntual.

l fuego, principio de todas las rina que se prende por el otro San Juan, cosas junto a la tierra, el agua y el de Sahagún, al que también se celebra el aire, ha permanecido como quemando tomillo en Ahigal de los Acei- elemento sustancial en un sinfín de celebra- teros. Guijo de Ávila rememora por San ciones que, ganando la batalla al tiempo, se Antonio de Padua ritos ancestrales con la han perpetuado hasta nuestros días. Conci- velá y en , que festeja de San Juan taba ritos precristianos, antecedentes de los a San Pedro, el que reclama atención, tras actuales; su crepitar ponía son a los relatos romería en el Mesegal durante la primera que a su amor se desgranaban; era reclamo fecha, es el carro majo o carro de los quintos del sol si se debilitaba y trataba de embele- en vísperas de la segunda, cuando éstos sarle en su apogeo; ayudaba a descifrar fu- van al monte a por la leña, hoy con un turos y ahuyentaba malos presagios. ritual menos rígido que antaño. Antes de que llegar al pueblo, las mozas son agasa- Como en otros rincones del país, en Sala- jadas con coronas de flores trenzadas para manca la noche de San Juan, preñada de la ocasión. magia y alumbrada por el hálito solsticial, genera un cambio rotundo en el ciclo vital. Pese a los sofocos estivales, calienta el sol El fuego invita al salto y a la danza y, con para lumbres en julio y agosto, Matilla ellos, a la renovación -se quema lo viejo- y de los Caños del Río resiste y la hace en a la solicitud de protección. Hay hogueras los aledaños de Santiago. No fogatas sino por doquier: en la capital -últimamente candiles de aceite iluminan el sinuoso as- con ciertas restricciones en cuanto a ubi- censo de la Virgen de la Cuesta en Miran- cación, aunque lo habitual era que cada da del Castañar desde su ermita, en una barrio tratase de superar a los colindantes- procesión en la que cada elemento cuenta: y en innumerables municipios desde La las empedradas callejuelas del amurallado Ribera a Las Sierras, con la presencia de marco serrano, la sensación de recogimien- los sanjuanes en la de Francia, y desde Las to que transmite el titilar de las lamparillas Guareñas a El Rebollar. y las osadas idas y venidas del gracioso de la danza. Estampa imborrable en la víspera En esta vasta presencia por toda la geo- del 8 de septiembre, fecha en la que hay grafía provincial, recuerda el ofertorio, se echan las relaciones, se canta y las zajumerio y cómo, al olor del romero inci- mozas tecen el cordón. Una semana después nerado, se encomendaba al Bautista que honra al Cristo y ahuyentase la sarna, tiña y otros males de quema el castillo, árbol talado por los mo- tal jaez. Idéntica denominación se da en zos y situado ante la iglesia, y con él las a la pira de sense- penas y los malos agüeros.

23 Incineración de piornos encontraremos en otros puntos. Y, también, de aquellos serones que servían en las tareas oleícolas, como en Sobradillo, donde da nombre a la hoguera que chisporrotea a las puer- tas mismas de la Inmaculada, rozando la medianoche: la capachera que, encendida BRASAS HAY EN LAS CALBO- durante toda la noche, deja brasas para El fuego invita al salto y TADAS O CALBOCHADAS, que preparar el almuerzo matinal. Antes los a la danza, y con ellos a caldean Los Santos, principalmente en capachos se prendían en la torre de la las zonas productoras de castañas, las iglesia y los quintos los lanzaban desde el la solicitud de protección sierras, y que llegan junto a los huesitos, campanario, costumbre que dejó rastro y a la renovación: se los buñuelos de viento y las roscas de di- en las piedras del templo. quema lo viejo. funtos. Y, si tercia, el chupito de aguar- diente. De la zona, por supuesto. Si El Los quintos repiten protagonismo en las Tornadizo enciende fogarata en los al- fogatas que alumbran en Hinojosa de bores de noviembre, un mes después los Duero durante la Nochebuena, mientras mozos de van a por leña para que en Monforte, darle yesca es tarea de prender la lumbre con diciembre infante todos los vecinos, “conque pá calentar al aún: por Santa Bárbara. No mucho más Niño”, como le refirió una paisana a José crecido está cuando los vecinos de La Ví- Luis Puerto, quien recoge tan gráfica ex- dola queman las bolagas, rito ancestral se presión en uno de sus trabajos sobre la señala por allí, para mantener alejados a zona. En el mismo alude al tizón de Navi- los malos espíritus y, si merodean por los dad, de , y sus benéficos efectos aledaños, espantarlos. en las ubreras ovinas.

24 En el solsticio invernal el fuego -luz y Se queman capazos en Saucelle y Ahigal En página anterior, candiles en Miranda del Castañar, hoguera de Reyes en La Alberca, calor- invoca al sol, fuente de energía. Y de los Aceiteros, y en Aldeadávila de la quema de Bolagas en La Vídola. en la última cita del año, la Nochevieja, Ribera recuerdan la bufa y cómo se tiz- prenden hogueras por Villavieja de Yeltes naba en casa del mayormodo. De lumi- o , que quema bolagas, en un ri- narias hay constancia en Puerto de Béjar, tual purificador; reverdecen en Navasfrías de antiquísima tradición, con agasajo antañones recuerdos de brezos ardiendo, de perrunillas y aguardiente; Villavieja lo mismo que en La Vellés y otros munici- de Yeltes, donde las llamas se lanzaban pios armuñeses reviven las viejas aporta- en recipientes desde el campanario de la ciones de leña en las que se afanaban los iglesia tras seguir un meticuloso ceremo- mozos de la quinta para hacer una pira nial; Peñaparda, con los quintos brincan- rio; en Miranda del Castañar extienden más grande que los de la anterior. do sobre las llamas. En Sobradillo, como este augurio a las personas, dependiendo en , la víspera de San Se- la edad de los afectados de si la vela que S. ANTÓN Y S. SEBASTIÁN. bastián las hogueras de jumbrios, enebros, cede es la que porta la Virgen, el Niño Con el estreno de calendario y superadas ajuman el itinerario que el santo recorre o ambas.Mientras, Miróbriga vuelve al las lumbres de la Noche de Reyes, un par en la procesión; se va aventando el fue- fuego a las del Monasterio de de fechas llaman a la fogata: San Antón go a su paso en un ritual que pretende la Caridad en vísperas de la romería de y San Sebastián. En algún lugar, como la protección de la matanza, algunos de San Blas, y los quintos a ser señores de la , en ambas; con exhibi- cuyos productos se prepararán luego so- llamarada en Fuentes de Béjar. Muchas ción de los aguinaldos -productos del cer- bre las brasas. águedas acaban su día reduciendo a ceni- do- sobre o junto al arco de la puerta de zas a un pelele al que en algunos lugares acceso a las sedes canónicas de las dos Por Las Candelas, ya en febrero, si la vela llaman quinciano, como el gobernador de cofradías que ampara el Abad, y con que lleva la Virgen se apaga durante la Sicilia que torturó a la santa. Y, andando reparto de vino y entremozos a la puerta procesión, antes de entrar en el tempo, el tiempo, ya en la Pascua, el mismo final de la catedral en el segundo de los casos. mal año de castañas, dicen en Candela- espera al judas en .

25 * por Ana del Arco. Fotografía de Santiago Santos

iajar es la forma de mirar y Al atardecer la piel de la capital salmantina se enciende ser sensible al ambiente que nos rodea. En Salamanca el de rojos y anaranjados, en un fascinante viaje hacia la reclamo para tal logro son los edificios historia y el pasado. En pleno espectáculo de fulgor, históricos. Ante ellos confluyen todas edificios y fachadas no olvidan su origen, la piedra las miradas, podemos garantizar que franca, el alma de Salamanca. nos sentimos viajeros. Si paseamos sua- vemente y sin prisas por las calles más emblemáticas, nuestro trayecto se torna sobrecogedor; la fusión piedra y arte es espectacular.

La singularidad de la piedra, junto con Detrás de esta magia se encuentra la terior y la humedad que contiene poco a el trabajo de los canteros, nos permite piedra de , también conoci- poco se va absorbiendo por el sol y el aire un grado de disfrute importante. Los da como Piedra Franca. Se formó en el principalmente. Será entonces cuando calados de las hojas de acanto, el jue- periodo Eoceno, de la Era Terciaria, de aparezca la oxidación superficial, ofre- go de figuras que se ocultan tras ellas, 46 a 34 millones de años. Este dato se ciéndonos con ella, el generoso alarde de el buscar aquel animal raro por el que deduce por la cantidad de fósiles de rep- matices en tonos dorados y pardos, que sentimos simpatía, los personajes que se tiles, cocodrilos y tortugas que aparecen le ha dado tanta personalidad y carácter esconden detrás de los medallones y se en las canteras. Estos animales vivían en a la piedra, obteniendo así una perfecta encuentran repartidos por todo el casco un ambiente marino; por ello la piedra simbiosis en la arquitectura junto con el histórico; incluso las ironías del escultor se forma en un entorno fluvial. Se clasi- delicado trabajo de los canteros y tallis- nos descubren fragmentos de la historia fica, geológicamente, como arenisca fel- tas. El mejor momento para su contem- de la ciudad tallada en piedra. Mante- despática porosa, y sus componentes son plación lo constituyen los instantes pre- niendo fidelidad a los misterios arquitec- cuarzo, feldespato y en una proporción vios a la hora del crepúsculo, cuando el tónicos que trazaron Gil de Hontañón, menor, las arcillas, que cumplen la fun- sol se torna rojizo. Juan de Álava, Rivero Rada, los Churri- ción de cementos o aglutinante. guera, García Quiñones, y tantos otros, podemos afirmar que los tres pilares Debido a su origen, al extraerse de la inseparables, arquitectura, talla y piedra, cantera, la piedra se encuentra muy hú- La talla manual hoy sigue teniendo la misma magia que ayer: dominio del dibujo, saber ver el volumen tienen su núcleo en Salamanca. meda, endurece al permanecer en el ex en tres dimensiones y creatividad.

26

GENERACIONES DE CANTEROS. Al lado de la piedra se encuentra la cante- ría, como se denomina el manejo y transfor- mación de todo tipo de roca. Los canteros serán los encargados de su manipulación y puesta en obra, mientras que para la reali- zación de la labra más artística se requeri- rán escultores.

Hoy día el oficio del cantero puede sentirse orgulloso de haber sabido guardar gene- ración tras generación la esencia de una tradición. Las herramientas para trabajar la piedra son las de siempre, las que utiliza- ron los constructores de la Catedral, Santo Domingo, la fachada de la Universidad, la Salina, la Casa de las Conchas y tantas otras fábricas de nuestra ciudad. Seguimos utilizando los cinceles, la maceta de cante- ro, con su característica forma de campana, el carril, o el escafilador ... En la cantera sigue habiendo herramientas tan emblemá- ticas como la escoda, pica, las castañuelas o las tenazas, palancas y cuñas, siendo hoy algunas de ellas imprescindibles, aunque no tanto como en épocas pasadas.

Actualmente salen del suelo de Villamayor unos seis mil metros cúbicos de piedra al año. Los yacimientos son explotaciones a En página anterior, detalle de la fachada de la Universidad de Salamanca, proceso El municipio de Villamayor da de la talla ornamental, extracción en canteras a cielo abierto. nombre a la famosa piedra arenisca, de la cual se extraen al año alrededor de seis mil metros cúbicos.

MAGIA EN LA TALLA. Para sacar un legado mágico por el cual, el viajero la piedra, la sierra de disco, accionada al asomarse a la obra se encontrará pe- cielo abierto por encontrarse los bancos a través de raíles, marcará una línea a queño y deudor con la historia. de piedra a escasos metros del nivel del lo largo de la cantera, con el ancho ele- suelo, entre 8 y 10. Es en este proceso gido para los bloques. Seguidamente El protagonismo se transfiere muchas de extracción de la piedra donde las cin- y por medio del martillo neumático se veces a la piedra, al prestarse fácilmen- co empresas que trabajan en el pueblo realizan las rozas verticales que marcan te a la labra. Tal hecho no sería posible, sí han sabido actualizarse a las nuevas la longitud del bloque. Una vez reali- si detrás no existiese la mano magistral tecnologías, obteniendo de este modo zados estos cortes, el cantero procede a de los maestros y artífices que lo hicie- rendimientos muy superiores en la saca desprender el bloque de piedra del ban- ron posible, convirtiéndose ésta, como de piedra del que los canteros mayores cal. Para ello se marcan hendiduras en decía al inicio, en una relación paralela pudieron pensar. la base del bloque, donde se meterán las y armónica. cuñas que golpeándolas con el marro lo- El proceso de extracción es el siguiente; gran desprender la bancada. Ayudados La talla manual hoy sigue teniendo la primero se retira el manto vegetal, dentro de palancas y manos fuertes, es separa- misma magia que ayer, los instrumentos de una operación que se llama desbroce; do el bloque de la base y, por último se continúan siendo los mismos y las cua- lo más probable es que se encuentre en sube a la superficie con una grúa. Allí lidades del artista tampoco difieren: do- una profundidad cercana a las medidas la piedra permanecerá secándose unos minio del dibujo, saber ver el volumen antes dadas. Hace años los canteros rea- días antes de ser trasladada al taller de en tres dimensiones y creatividad. Es lizaban el desbroce a mano, sacando el corte, situado generalmente cerca del importante mantener un grado de sen- escombro en cestos que ponían sobre lugar de extracción. sibilidad hacia el material y buscar las los hombros, y a través de una rampa de posibilidades que atesora. Saber que no arena lo subían al exterior. Su uso principal será la edificación, toda la piedra de Villamayor tiene las principalmente aplacados y obra de res- mismas características y mostrar siempre Cuando el banco de piedra está locali- tauración, desplazando en estos últimos una actitud positiva, de respeto y pacien- zado se procede al corte y extracción. años en importancia a usos ancestrales te hacia el trabajo. Antes, hacían rozas con las picas para como la talla escultórica o el muro ma- marcar el bloque y lo desprendían de la cizo de sillares que ambos sirvieron para Hoy la talla en piedra, al igual que tantos bancada por medio de cuñas y palancas. levantar los edificios históricos. La talla oficios que tuvieron su máximo desarrollo Más tarde, llegó a la cantera la utiliza- es, sin embargo, el resultado más artístico en épocas pasadas, merece un pequeño ción de sistemas neumáticos, y hoy se de la piedra. Debido a ella, los edificios homenaje en pleno siglo XXI al saber emplea un método combinado. históricos de Salamanca son el reflejo de mantener su condición de nobleza.

29

* por Luis M. Mata. Fotografía de Santiago Santos

nclada en la falda de la sierra, el las fuentes, manaderos y neveros de la BATIPUERTA DE ENTRADA. perfil de la villa de Candelario sierra, para su uso en huertos y tareas Muy pronto el paseante que se dispon- se funde con el paisaje hasta cotidianas. Para descubrir las notables ga a iniciar el ascenso por el entramado las nevadas cumbres. Clima singular y peculiaridades de la casa popular de de las calles de Candelario que hemos afán de sus moradores que cristalizaron Candelario, recomendamos al viajero recomendado percibirá que la vivienda en un afamado quehacer chacinero en que abandone su vehículo y se sitúe a se constituye en bloque, desarrollada en un marco excepcional: la vivienda hecha la entrada del pueblo, junto a la ermita altura, en forma compacta; se trata de fábrica, la casa matancera. del Santo Cristo del Refugio y el cruce- una unidad que reúne todas las depen- ro que la preside. Desde allí podrá elegir dencias necesarias para la vida y el tra- Desde las aplanadas cumbres del Calvi- cualquiera de las calles que ascienden bajo de sus moradores. Lo que los inte- tero o la Ceja se descuelgan las laderas hasta coronar la villa, pudiendo encon- resados por estos temas determinamos que descienden hasta la textil ciudad de trar, a su paso, excelentes ejemplos de como “la casa”. Béjar. A medio camino, en un suave pro- tan singulares arquitecturas. montorio que interrumpe tal descenso se Pero también descubrirá que dentro de localiza Candelario. Un apretado caserío Algún lector habrá reconocido diferentes una tipología de rasgos comunes, bien re- aprovecha el exiguo terreno constructivo; epítetos al hablar de la casa, a la que nos conocibles, existen variedades y diferen- sus casas se agrupan unas junto a otras, referimos como popular, tradicional o ciaciones relacionadas en la mayoría de protegiéndose de unas condiciones climá- rural. Somos conscientes de ello y lo ha- las ocasiones con el nivel económico y, en ticas rigurosas y a menudo adversas. cemos indistintamente, pues considera- el específico caso de esta localidad, con la mos que es “popular” por ser de fábrica especial dedicación de sus propietarios. Y Apenas cuatro calles descienden por las humilde, referida al origen y hábitat de es que como muchos ya sabrán, Candela- pendientes, formando las vías princi- sus moradores. Por “tradicional” enten- rio tuvo una histórica vocación chacinera pales de la localidad que tienen, como demos que alude a la herencia y la que- propiciada por sus idóneas condiciones horizonte lejano, las cimas de la sierra. rencia, lo de siempre, lo repetido, lo de climáticas para la producción y el curado Éstas se acompañan de singulares ca- toda la vida. Y “rural”, por su ubicación de los embutidos y chacinas. nalizaciones de agua, conocidas como en un medio concreto, diferente al urba- regaderas. Su murmullo arrulla siempre no, en el que la dedicación es siempre De aquí que podamos hablar de la típi- a paseantes y moradores en una imagen agroganadera. Permítasenos entonces ca casa matancera, como una de las más invariablemente recordada por el cami- que utilicemos tales adjetivos indistin- peculiares de la localidad, no exclusiva nante. Su uso ancestral estaba ligado al tamente, pues aunque diferentes en sus de ella, pero muy frecuente en su época, riego y al traslado de las aguas desde conceptos, aquí se complementan. ocupando gran parte de su caserío.

31 Se dice que la famosa expresión “atar los perros con longaniza” tuvo su origen en casa de un afamado choricero candelariense.

ducción y decidamos iniciar la andadura. Mientras tanto le contaremos interesan- tes peculiaridades de estas viviendas.

Uno de los elementos más curiosos y fácilmente reconocibles de la casa, que llega a singularizarla, es la batipuerta que protege su acceso desde el exterior. Con ese nombre nos referimos a la me- dia puerta que antecede y protege a la propia de la vivienda. De madera y con un remate superior variable en su dise- ño parece reunir diferentes funciones, referidas a este interesado, por los más mayores del lugar, en el trabajo de cam- po llevado a cabo a lo largo de los años. Para unos defendía la casa de los rigores En página 30, entramado de vigas del desván o Le sugerimos que se acerque a la puerta climáticos fundamentados en forma de sobrao. Arriba, vista exterior de la casa. En página siguiente, hogar de cocina antigua con algunas de la ermita y gire su cabeza, dejando las frecuentes nevadas que se acumula- varas del sequero. atrás las cumbres de la sierra. Tendrá ban en calles y accesos. Para otros per- enfrente uno de los ejemplos más llama- mitían el airear la vivienda sin temor a tivos de esas casas-factorías que le men- que entraran algunas ganaderías de las cionamos. No todas eran tan amplias, que merodeaban frecuentemente por las adquiriendo mayor o menor desarrollo calles de la localidad. Por último, para dependiendo del tamaño de su explota- muchos, formaban parte del quehacer ción. Pero acabemos ya tan amplia intro- cotidiano de la casa, permitiendo que

32 desde el interior de la misma, desde el batipuerta. A él se abre una habitación, puede partir un acceso al corral trasero, portal, el matarife, pudiera asestar a las el “picadero”, donde se llevaba a cabo si lo hubiera, y siempre una empinada reses el golpe definitivo que pusiera fin a la matanza o mondongo y las labores escalera que parte hacia el primer piso. su vida e iniciara el proceso de la matan- de embutido de la chacina. El agua in- Su factura es de madera, al igual que las za. De hecho, en algunas de ellas podrá mediata de las regaderas servía para las tablazones del suelo y la estructura del ver una curiosa anilla de hierro y algún labores de limpieza de tal dedicación. edificio. La abundancia de tal material gancho, del mismo material por el que se Puede ser buen momento éste para men- en las proximidades favorecía su uso, hacía pasar la cuerda que sujetaba a la cionar que la matanza tradicional incluía pudiendo optar por elegir grosores y ta- res, para tirar desde su interior y acercar- el sacrificio del cerdo y el de una res, tras maños adecuados para la viguería de las la hasta la batipuerta, facilitando así el el que se mezclaban en distintas propor- distintas partes del edificio. trabajo del sacrificio sin temor a golpes, ciones sus carnes con objeto de obtener cornadas o dentelladas. la idónea calidad de los embutidos. En el primer piso se ubica la sala, espa- cio abierto a la fachada de la casa por un El exterior de la casa aporta solidez en Todavía hoy es posible reconocer colgada balcón central que le aporta iluminación su visión a lo que ayuda el que se uti- de la viga central del picadero la antigua y ventilación. Frecuentemente, dos alco- licen sillares de granito, perfectamente soga o la verga que sostenía el cadáver bas interiores se abren a esta habitación, escuadrados en jambas y dinteles y otras del animal para su despiece. Del portal separadas de la misma tan sólo por partes nobles de la edificación, quedan- do el resto encalado en blanco. Suele desarrollarse en tres alturas, planta baja, primera planta y desván, pudiendo apa- recer una tercera. En cualquier caso, la última presenta una balconada corrida a modo de solana.

Es frecuente percibir cierta simetría fron- tal, organizada por el acceso en forma de puerta central y dos ventanas enrejadas de la planta baja, balcón centrado en la primera, con ventanas laterales y el co- rredor o balconada superior. También es frecuente la aparición de paredes cu- biertas de tejas que protegen los muros orientados al norte y al oeste de los em- bates de las tormentas y las precipitacio- nes. Se trata de los denominados “hos- tigos” y constituyen imagen frecuente y muy plástica que confiere singularidad a las edificaciones.

SOGA EN EL PICADERO. Tras la breve descripción exterior, refirámonos a su interior. La planta baja recoge un amplio portal al que se accede, tras cru- zar la regadera, por la ya mencionada Portal o distribuidor de la vivienda, y vista de la una de las alcobas.

una cortina, reuniendo como único ajuar campana, presentando un techo o cu- cenital de la localidad, percibiendo tan una cama de madera o hierro. Desde esta brición de rejilla o “sequero”, por el que sólo la presencia, en las cubiertas, de chi- planta surge otro tramo de escaleras que el humo se escapaba directamente al meneas de nueva creación. asciende hasta el segundo piso donde se “desván” donde el embutido alcanzaba ubica la cocina, que también puede ocu- excelente curación. En esa última planta El desván, al tener que recoger el pro- par la parte interior de la planta primera. se abre una solana y un complejo siste- ducto de la matanza, adquiere notable Esta trascendental habitación, quizá la de ma de ventanas practicables que facili- desarrollo en algunas edificaciones, pu- uso más frecuente, suele ser amplia, do- taba, junto al sequero y humero, idónea diendo alcanzar dos o tres alturas en un tada de hogar bajo y enlosado de piedra, aireación para el secado y conservación interior diáfano dotado de un complejo con trashoguero, cenicero, entremijo, una de los productos perecederos. sistema de varales de los que colgar la cántara para el consumo de agua y algún nunca presentaba chimeneas, dado que chacina hasta su retirada para la venta. vasar o sencilla alhacena o incluso una pe- el humo escapaba por entre las tejas o, Con esta estancia se completaría el desa- queña despensa. a lo sumo, por una teja levantada o un rrollo de la casa de Candelario que con cántaro roto. Esta imagen aún es percep- pequeñas variaciones puede encontrarse, Como peculiaridad comentaremos que tible al asomarse a alguno de los mira- con idéntica estructura, en otros pueblos no posee la tradicional chimenea de dores que permiten obtener una imagen de esta comarca.

34 35