FILMHISTORIA Online Vol. XXV, nº1 (2015) · ISSN: 2014-668X

músicos frustrados––, se nos presenta a Andrew Nieman (Miles Teller), un joven y ambicioso baterista de jazz que sueña con igualar a sus ídolos, aquellos míticos como Jo Jones o Charlie Parker, y formar parte de lo que él llama “los grandes”. Estudiante de una de las escuelas de música más prestigiosas del país, sus esfuerzos por alcanzar la cima empiezan a ser encauzados por el atroz e implacable Terrence Fletcher (J.K. Simmons), un rígido y axiomático de profesor de música––con esos aires fascistoides ya tan tratados por el sargento de artillería Hartman de La chaqueta metálica (Stanley Kubrick, 1987), Clint Eastwood en El sargento de hierro (C.E., 1986) o Clancy Brown en Las brigadas del espacio (Paul Verhoeven, 1997) y Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994)––, tras ser seleccionado por él mismo para formar Whiplash: sin destreza, acabas en un parte de su orquesta. Fletcher, en la grupo de rock búsqueda de un nuevo prodigio, pisotea esperanzas y frustraciones por igual Por RODRIGO R. RUIZ mediante militares y degradantes métodos, poniendo en peligro la Los sonidos de una batería integridad, el talento e incluso la salud siempre han ejercido un extraño de Andrew. magnetismo en mi persona, y muchos la Es aquí, en este punto, cuando el consideran un instrumento demasiado tópico de “el fin justifica los medios” se ruidoso, caótico y secundario. Nada más plantea. Ante la suprema exigencia de lejos de la realidad: es el pilar, el ritmo, Fletcher ––para el cual las dos palabras el centro del mundo en un escenario, y más funestas de la historia de la Whiplash (, 2014), humanidad son “buen trabajo”–– el arrolla al espectador con un intenso joven protagonista acaba por exigirse redoble de maestría y virtuosismo para todavía más a sí mismo de lo que el decirnos que la batería es una verdadera propio Fletcher concibe, no con el mero incomprendida. Su profundidad, objetivo de demostrarle su talento, sino ilimitada, es fruto de una dedicación por la más absoluta derrota de su sangrante y solitaria. Así pues, la maestro. Como si el virtuosismo no película da comienzo con un redoble naciera de la práctica, sino del reto. urgente de tambores. Solo son necesarios Magistral papel de Simmons cuarenta y cinco segundos al inicio de la como principal antagonista de esta película para darnos cuenta de todo lo historia, cuya dirección y habilidosa que se nos viene encima. En la explosión consecución de planos a ritmo de jazz final de ese mismo redoble, y en lo que consiguen escenas vibrantes y de una puede ser considerado como la típica tensión impredecible que hacen de historia de superación calvinista ––el Whiplash un absoluto desmarque del sueño americano, la pesadilla de los género musical, llevándolo al mismo

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suspense. Teller y Simmons, ambos de imágenes de una sociedad en el que el eternos secundarios hasta el momento, mérito ya no es, sino que se desborda, y ejercen sus papeles brillantemente, y sin en sacrificio a la integridad de uno desmerecer a Teller, el veterano mismo por una habilidad mayor, la Simmons encarna el perfecto villano, el música ya no es música. ¿Podría ser que está a ambos lados, el que ofrece y entonces un inquietante retrato de la el que da, un “monstruo” muy humano, obsesión? ¿O es tal vez una loa a la cautivador y planteado no como un entrega, al sobreesfuerzo, al límite de las antihéroe, sino alguien con otro punto de capacidades de uno mismo? Como bien vista. Sin embargo, la película despierta se lee el póster de Andrew en su mis sospechas acerca del papel ejercido habitación If you don't have ability, you por el joven Nieman. Quizá sea la end up playing in a rock band. Quizá, al casualidad el que se trate de un joven fin y al cabo, se trate de una epopeya estudiante blanco y adinerado, y siendo que, sin denuncia ni reclamo a la cultura el jazz un género propiamente negro, hay de la ambición, del todo o nada, exija un momentos en los que uno desea que la sonoro aplauso al final del redoble. Así esencia se acerque más a lo como la batería es cimiento de todo buen característico, aunque uno comienza a grupo, la banda sonora es eje de toda pensar en aquellos guitarristas coreanos buena película (o casi todas), y aquí se o pianistas chinos y abandona toda sustenta en torno a esa magnética esperanza. A pesar de ello, resulta batería, que, con prodigiosa habilidad, inevitable sentirse orgulloso del joven subraya la dedicación, el sudor y el Nieman y tal vez sea eso lo que más me sacrificio que le merecen. inquiete del film. A veces, como Y es que al final del film merece espectador, entreveo cierta intimidación un estruendoso aplauso, y así, como tras en la película hacia los jóvenes de hoy. un memorable concierto, lo sentí. Quizás se deba a mi propia juventud, pero la exigencia del mundo actual, el “todo está inventado ya”, las pocas T.O.: Whiplash. Producción: Sony Pictures esperanzas que se depositan en nosotros, Classics/Blumhouse Productions / / Exile Entertainment/Right of Way Films (USA, así como las que nosotros tenemos con 2014). Productores: , Helen respecto al futuro, destruyen integridades Estabrook, David Lancaster y Michel Litvak. e identidades hasta la saciedad. Director: Damien Chazelle. Guión: Damien La historia de esta lucha por Chazelle. Fotografía: Sharone Meir. Música: alcanzar la cima difiere en el inquietante Justin Hurwitz. Montaje: Tom Cross. Intérpretes: Miles Teller (Andrew Nieman), sentido de la misma superación, y en J.K. Simmons (Terrence Fletcher), Paul Reiser cierto modo consigue romper con su (Jim Neiman), Melissa Benoist (Nicole). tradicional visión protestante del “si Color – 107 min. Estreno en España: 16 enero trabajas, lo consigues”, en una tempestad 2015.

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