CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES 111

Kobie Serie Antropología Cultural, nº 18: 111-134 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia Bilbao - 2014 ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie

CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES

Conflict in Corpus Christi: Ceremonial outrages or ritual sequences

Félix Leturia Ibarrondo1

(Recibido 11-II-2014) (Aceptado 13-III-2014)

Palabras clave: Análisis situacional. Cambio social. Conflicto. Rituales Keywords: Conflict. Rituals. Situacional Analysis. Social change Gako-hitzak: Egoera analisi. Erritualak. Gatazka. Sozial aldaketa.

RESUMEN

La escuela de Manchester sitúa las expresiones de los conflictos como una fase ritual dentro de las celebracio- nes sociales que permite visibilizar los desencuentros sociales. Un inventario de tensas situaciones locales con ocasión de la celebración del Corpus contrasta las dimensiones expresiva y resolutiva del proceso en la modula- ción de diversos ordenamientos sociales.

SUMMARY

The school of Manchester places the expressions of the conflicts as a ritual phase inside the social celebrations that it allows visualize the social misunderstandings. An inventory of tense local situations on the occasion of the procession of the Corpus confirms the dimensions emotional and decisive in the modulation process of different social arrangements

LABURPENA

Manchesterreko eskolak fase errituala bezala gatazken adierazpenak kokatzen ditu destopaketa sozialak ikus- gai bihurtzeak baimentzen dituen ospakizun sozial barruan. Korpusaren prozesioagatiko egoera lokal tirabiratsuko inbentario batek prozesuaren dimentsio emozional eta erabakigarriak ordenamendu dezberdin sozialen modula- zioan egiaztatzen ditu.

1 UNED Bergara. [email protected]

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971

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1. INTRODUCCIÓN. estructura social y rituales como procesos que condu- cen a su transformación, lejos de resultar categórica, parece convertirse en una cuestión a dilucidar a poste- Convencido de la necesidad de una antropología riori, tras evaluación diacrónica de cada evento. aplicada destinada a contrastar ideas preconcebidas y ensoñaciones que rodean el concepto de cultura, Sin embargo, para Max Gluckman (1987: 298) comienzo por reversibilizar la extendida apreciación sólo a los rituales se les atribuye una virtud propicia- de los rituales como conductas disecadas (Álvarez toria capaz de proteger, purificar y enriquecer a los Santaló 1993) que interfieren y alteran la espontanei- participantes y a su grupo cual bendición mística. Al dad del significado. Así, me propongo mostrar que en conjugar pertenencias y alteridades (Augé 1996: 36), tales escenarios experienciales no sólo se verifica sino la trascendencia radica en la importancia que los suje- que también se pone a prueba la vigencia de referentes tos conceden al acto social, a las vinculaciones reno- y consensos sociales. vadas, actualizadas o destejidas. De hecho, no sólo las teorías acusan el doble sentido del concepto ritual La acumulación y variedad de testimonios que he como rutina o bien como flujo conductual que centra recogido sobre fricciones y discordias que se concitan la atención por requerir una correcta actuación en la supuestamente dogmática y estática representa- (Liénard y Boyer 2006), sino que el mismo episodio se ción procesional del Corpus Christi invitan a profundi- puede decantar hacia cualquiera de las dos acepciones zar, recuperando las aportaciones de Max Gluckman, en diferentes participantes o espectadores. en una tipología del conflicto y a plantear el lugar de los rituales como motor de integración o de cambio, de La procesión del Corpus Christi es, a la vez, una las tensiones festivas (Velasco 1996) y sus contextos2. celebración solemne y alegre, piadosa y desenfadada, de la que se ha enfatizado más la mezcla del miedo En la vida social se producen situaciones más o reverente ante el milagro de la transubstanciación y las menos pretendidas, contingentes o puntuales que soli- expresiones de alegría por la gracia de la redención citan un posicionamiento entre las identificaciones concedida a través de la eucaristía que el encauza- personales, la búsqueda del apropiado lugar social miento de la práctica laica de la fraternidad y la devo- donde involucrarse, interpretar valores o especificar ción fuera de la estructura y mediación eclesiásticas3. adscripciones (Gluckman 2003: 48-49). Cuando se A partir del siglo XII y en un contexto de diversifica- vuelven recurrentes los denominamos rituales, cons- ción urbana, los oficios se autoorganizan (Baschet trucciones temporales significativas, acciones que 2009) para activar relaciones de ayuda mutua y cari- singularizan la forma espacial de actualizar las defini- dad, así como para promocionar su actividad material ciones de lo social. y ubicar su posición social mediante aderezos, comiti- vas y danzas que realzan la festividad del patrón espi- Más que a solidificar la realidad, estos actos socia- ritual adoptado como protector. Sus vistosas presen- les contribuyen tanto a certificar las adjudicaciones cias llegan a ser requeridas (junto a la contratación de sociales mediante distinciones ya vigentes o institucio- juglares, ministriles...) tanto con ocasión de nuestra nalizadas (Bourdieu 1982) como a evidenciar las festividad [“saquen cada oficio de la villa sus juegos emergencias de nuevas sensibilidades, ya que no con representación honesta” ordenaba el Corregidor poseen efectos fijos, homogéneos ni provocan reaccio- en Madrid (Varey 1987: 339)] como para espectáculos nes automáticas sino una dinámica entre el acatamien- civiles, en particular para las Entradas Reales. to y el rechazo de los axiomas sociales. Entre las ficciones literarias que concurren sobre En estos contextos, la distinción analítica entre las descripciones de las Joyeuses Entrées en los cro- rito -ceremonial público oficial o liturgia histórica- y nistas cortesanos destaca aquella artificial continuidad rituales entendidos como pautas y disposiciones que entre los elementos pactuales medievales, juramentos rubrican la celebración debe formularse con precau- de respeto de privilegios (Guenée 1973) que se reali- ción; estos guiones simbólicos tratan de suscitar con- zan antes de franquear la entrada a la ciudad (Carrasco sensos mediante la repetición de gestos conocidos 2006), y las exaltaciones monárquicas absolutistas, pero evidencian tanto continuidades como brechas ejercicio de apología y vanagloria del poder que recu- sociales. Así, la distinción establecida por V. Turner pera la efímera arquitectura triunfal romana (Strong (1982) entre ceremonia o acto confirmativo de la 1988), que oscurece los procesos de construcción de formas o marcos ceremoniales donde contrastar ambi- 2 Mezcla de idealizaciones y excesos, todas las fiestas ocasionan ciones “estatales” y objetivos urbanos [Arnade (1997) tensiones entre hospitalidad y diferencia, piedad e inmoralidad, Lecuppre-Desjardin (2004)], dominio y foralidades, obligaciones y libertades y abundan en momentos donde reiterar, legitimidades dinásticas y declaraciones corporativas trastocar o transgredir horizontes valorativos, al configurar en circunstancias que muestran el estado preciso y apropiaciones locales con elementos del pool lúdico figurativo. cualidad de sus relaciones, también en ocasiones Como representaciones, abarcan transformaciones de los escenarios y decorados cotidianos al tiempo que comportan ostentaciones, aspiraciones y malestares, vivencias que acaban 3 Preparo un ensayo específico sobre la génesis de la festividad y afectando a la ordenación personal y social. sus entresijos.

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 114 F. LETURIA IBARRONDO precarias y de incertidumbre, como ocurrió durante la da la ceremonia oficial, el jolgorio se adueña de la hegemonía de Henry VI de Lancaster en el norte de calle y los participantes en el desfile siguen ondeando Francia (Bryant 2010) o con ocasión de la entrada de los pendones repitiendo los juegos y acogiendo otros Isabel de Valois en Pamplona en 1560, donde los regi- (Pérez Samper 2003). En se organizan dores no dudaron en impedir cualquier actuación de durante la época moderna procesiones que venían a los opositores a la corona castellana y partidarios de la repetir la del Corpus con toda su comitiva e itinerarios dinastía Albret-Foix (Orduna 2009) para recibir ilustres visitantes, celebrar canonizacio- nes, acontecimientos políticos o favorables desenlaces Se ha considerado que en los recibimientos barro- guerreros (Durán y Sanpere 1943). cos a monarcas reside el tipo de espectáculo que pro- cura una poderosa maquinaria ritual (Álvarez Santaló En cualquier caso, durante el siglo XVII se porme- 1995) para demostrar y ubicar individuos o grupos en noriza la etiqueta en la formulación de una aparatosa la escala de la jerarquía social. Es decir, la ceremonia religiosidad barroca y, al tiempo que la procesión va no crea relaciones asimétricas de poder ni impone adquiriendo su máximo auge en magnificencia y privilegios; más bien comprueba la veracidad de las esplendor (Narbona 1999), la celebración sobrepasa categorías y alcance de las medidas coactivas y per- sus iniciales motivos devocionales y su elaborada suasivas ya existentes. Del sintético trabajo de J.A. oferta de un programa pedagógico – visual sobre el Maravall (1975) sobre la sociedad barroca se han cita- dogma eucarístico (Pradillo 1997) para constituirse en do más los efectismos visuales persuasivos de la fiesta social, referente de la vida urbana en las formas ostentación festiva como recurso para procurarse la de ver y de ser visto. Esta pérdida de comprensión de adhesión ciega y aturdida de las masas (486) que la los motivos representados y de la simbología sacra- sumisión y protestas derivadas del recrudecimiento de mental del cortejo se advierte en los esfuerzos de J. de las medidas disciplinarias absolutistas (295) Así, la Zabaleta (1654) por descubrir las correspondencias importancia de la imagen presencial en la religión real razonadas y pormenorizadas entre figuras y significa- apunta a sus propiedades propagandísticas, al ofrecer dos a la gente mundana e inadvertida (1983: 289) y se una visión ideal armónica de la monarquía como per- verá acelerada por la combustión ilustrada de prácticas fecta forma de gobierno, un orden ejemplar(izante), paralitúrgicas. donde la realeza, como toda institución (Mauss 1968) no existe más que en las representaciones que la socie- Tras presentar una diversidad de ejemplos con dad hace de ella. La escenografía ceremonial desple- intención comparativa sobre altercados surgidos en gada constituye un medio de hacer creer (Nieto 1993) torno al día de Corpus, me centraré en la descripción en la legitimidad del poder que se ostenta, ya que del incidente (Anexo I) provocado en la villa guipuz- consiste en sustraer de la vista del monarca el mundo coana de Oñati a la salida de la procesión de 1692, urbano real, en eclipsar el espacio cotidiano, algo que ofreciendo su contextualización y constantes narrati- no se encuentra en ninguna otra fiesta urbana, en tanto vas. el príncipe centralizador no quiere un teatro sino un decorado artificial donde ser el único personaje (Konigson 1975), cautivo de su retrato idealizado 2. CONFLICTO: DEFINICIÓN Y TIPOLOGÍA. (Neumeister 1989).

Se ha destacado [Milá y Fontanals 1888; Pfandl Dejando a un lado extendidos y apresurados cli- 1933; Sánchez Herrero 1978] la influencia de aquellas chés sobre sus planteamientos, Max Gluckman sitúa profanas cabalgatas, suntuosos séquitos y solemnida- las exhibiciones pautadas del conflicto dentro de más des cívicas sobre el desfile del Corpus como primera amplios contextos ceremoniales, como los ritos de la procesión cristiana gozosa, de regocijo y júbilo, pero cosecha o de los primeros frutos (1963). Que estos cabe matizar la paralela intercambiabilidad de atribu- rituales de rebelión estén inspirados en los ritos de tos desde el formato litúrgico al ámbito político, y en inversión con los que J.Frazer (1890) describe los concreto, la apropiación de la imaginería del Corpus mecanismos de regeneración cósmica de las realezas para el culto político, visible en la adopción del palio arcaicas no significa que Gluckman se interese por procesional por la corte francesa en el siglo XIV, paño expresar el funcionamiento inmutable del ser social, ya visto en las liturgias monárquicas inglesa (Guenée celebre estos refuerzos del orden colonial establecido 1968) y castellana (Ortíz de Zuñiga 1795) y que se o los abrace como axioma funcionalista de perfección prohibirá para las entradas triunfales de los virreyes social; más bien al contrario constituyen paradojas que novohispanos (Rodríguez Moya 2008). le conducen a indagar en la lógica de dominación, en los procesos que canalizan y expresan el conflicto Aunque las crónicas oficiales ningunean el activo evitando su degeneración, a incluir el tiempo como papel desempeñado por la población (preparativos, categoría serial de la investigación, a evaluar los fac- decoraciones, representaciones de gremios y barrios, tores inhibidores y facilitadores por los que transitan el no simples y leales aclamaciones) en tales recepciones cambio social y las relaciones de poder (Lube 2012). con un discurso destinado a invertir la auto – defini- Propuesta que será secuenciada por V.Turner (1982) ción de las elites (Vandenbroeck 2010), una vez acaba-

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES 115 como fase liminar de las transiciones sociales caracte- en posteriores pleitos, junto a quejas eclesiásticas rizadas por E.Leach (1978) como intervalos de intem- sobre desórdenes durante la despilfarradora celebra- poralidad social. ción y, por último, sobre la financiación de danzas e invenciones. De forma paralela, P.L Lorenzo distingue la persis- tencia del antagonismo de las manifestaciones y 2.1.1. Prelación o preeminencia. revueltas a las que da lugar al ofrecer una definición del conflicto social como un “proceso de interacción contenciosa entre actores sociales que comparten Los testimonios más abundantes se refieren a las orientaciones cognitivas, movilizados con distintos competencias gremiales por símbolos de precedencia grados de organización y que actúan colectivamente en el orden jerárquico procesional; el ideal de concor- de acuerdo con expectativas de mejora, de defensa de dia sucumbe ante la nueva y compleja estratificación la situación preexistente o proponiendo un contrapro- del cuerpo social urbano. La excepción más llamativa yecto social” (2001: 12). se encuentra en Venecia, donde sus gremios o scuole delle arti, que comparten confraternidad religiosa y sestier El conflicto emana de la percepción de desigual- altar con diferentes oficios de su , sólo están dades y contradicciones entre segmentos o principios obligados a desfilar dos veces al año: el día de San sociales, remite a la interpretación de normas legales y Marcos como venecianos y en Corpus como cristianos pautas culturales y se exterioriza en desacuerdos y (Mackenney 1987: 140), en un momento en que la agitaciones sobre la propia existencia o ejercicio de las república ejerce todos los poderes soberanos (Lagarde estratificaciones étnicas, de género, políticas o socioe- 1973). conómicas. En nuestro caso las resistencias ante exce- sos fiscales (Zagorin 1985: 156) figuran en el trasfon- El aparente efectismo de los regidores locales por do coyuntural de gran número de disturbios junto a reclamar la activa participación de oficios y gremios adversidades a corto plazo como las crisis de subsis- en actos públicos deriva en discordantes vaivenes tencia, procesos temporales entablados en las luchas entre iniciativas cohesionadoras y tendencias disgre- por el control entre los poderes locales, judiciales y gadoras; dado que la jerarquización se argumenta comerciales, así como derivaciones de la marginación desde posiciones hegemónicas estáticas (antigüedad) de las minorías judía y musulmana. Ahondando en el mientras que las dinámicas emergentes tratan de cuan- listado histórico de desencuentros ocasionados en la tificar sus aspiraciones por número de integrantes o celebración del Corpus elaborado por F. Martínez y A. por la importancia y valor de su producto, los menes- Rodríguez (2002), los enfrentamientos más o menos trales aceptan visualizarse para poner a prueba su espectaculares que he recopilado admiten una catego- relevancia en búsqueda de resquicios, pujanzas pro- rización en dos amplios grupos: polémicas o desacuer- pias o decadencias ajenas, porque cualquier variación dos sobre la estructura y lineamentos del propio even- en el ritual celebrativo puede ser susceptible de ser to público entre los sujetos sociales participantes y/o interpretada en términos sociales o políticos (Raufast vigilantes por un lado y discrepancias sobre problemas 2006). latentes o asuntos más globales aireados por colectivos que aprovechan la coyuntura festiva para movilizarse Diversas ciudades inglesas (York, Chester) se distin- y darlas a conocer por otro. En este último grupo nos guieron por sus plays o ciclos teatrales sobre episodios preguntaremos sobre la intencionalidad o pertinencia de historia sagrada representados durante y después de de la fecha como parte de la estrategia de protesta. la procesión del Corpus en carros propiedad de los gre- mios (Nelson 1974), un intento de consagrar los espa- 2.1. Confrontaciones sobre el ritual. cios de la vida y del trabajo cotidiano, de dar a conocer su actividad económica (los motivos se asignan simbó- licamente; los carpinteros escenifican el arca de Noé...) Si bien se han enfatizado sus aspectos armónicos y de hacer llegar de manera agradable el mensaje cris- hasta argumentar que en la procesión medieval del tiano a la audiencia que se ve salpicado por diferencias Corpus se produce el milagro social (Bossy 1985: 71) en la graduación y estimación escénica de los lugares de de la reconciliación de las partes con el todo al dotar privilegio en el desfile. Las sucesivas regulaciones de símbolos capaces de expresar el vínculo social e municipales no impiden que en 1419 diversas corpora- integrar los dispares esfuerzos de los segmentos socia- ciones artesanales desafíen la proclamación cívica por- les en una totalidad, se ha acabado admitiendo y docu- tando armas en la procesión y ocasionando la grave mentando (James 1983) la existencia, entre tanta reyerta descrita por A. F. Johnston (1976). imbricación de socialidades, de fricciones debidas a desacuerdos ya en la explicitación y exhibición de La relación más antigua que conocemos en orden a rangos comunitarios o en rebatidas preeminencias la colocación de los oficios procede del bando de 1355 entre cabildos eclesiásticos, corporaciones municipa- para la procesión de Valencia, modificada en 1505 por les, linajes señoriales, fraternidades y gremios, que las disputas suscitadas (Carboneres 1873). Dado que dan lugar a todo tipo de escándalos, disturbios, alboro- es una constante en los registros municipales (Raufast tos y desafíos durante la ceremonia y que se prolongan 2006: 683) los intentos de prevenir o de resolver las

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 116 F. LETURIA IBARRONDO contiendas por los lugares de privilegio en la comitiva ción, la Ciudad de resolvió solicitar amparo artesanal del Corpus, indicativa tanto de la resonancia para desfilar a cada lado del obispo (García Valdés del evento como del cúmulo de tensiones latentes 1983: 51) quedando los capellanes y el cauditorio entre las agrupaciones profesionales, tarea más agra- detrás. Sin embargo, lejos de dirimirse las diferencias dable será detallar alguno de los ardides más llamati- se suceden recursos y litigios sobre la observancia en vos para protagonizar la situación, lo que nos lleva a el acompañamiento y aparato que debía llevar el obis- Pontevedra, donde graves debían ser los desórdenes po. La Ciudad no concurre a la Santa Iglesia en la cuando en 1602 tuvo que darse una provisión eclesiás- festividad de 1751 con motivo de haberse presentado tica que obliga a las cofradías a aderezar las andas e el año anterior el obispo a la procesión llevando dos imagenes dentro de la Iglesia donde ha de salir la capellanes, sus familiares de sobrepelliz porteando el procesion en su puesto sin ruido ni alboroto y no en báculo y la mitra, detrás cuatro pajes con bandejas de casas particulares (Filgueira 1975) para evitar que se plata y en ellos guantes, pañuelos, caja y relojes, y más “colasen” alterando el orden de la procesión. atrás el fiscal eclesiástico (Vigil 1991: 480)

En Sangüesa y ya en el siglo XVIII se acabó optan- Que estos tensos encontronazos son la culminación do por una solución salomónica a las muchas disensio- de animosidades previas y larvados resentimientos nos nes, gruesas palabras, insultos y hasta borlazos da cuenta el episodio que relata J.Goñi Gaztambide: durante la procesión eucarística (Labeaga 1997: 233) La víspera del Corpus, 21 de mayo de 1636, concu- entre los estandartes gremiales: el de los labradores rriendo en la catedral (de Pamplona) el virrey de pierde su privilegio de ir siempre el primero, y este Navarra, Francisco González de Andía Irrarazabal, puesto es ocupado por riguroso turno rotatorio entre marqués de Valparaíso, con su Consejo, y el obispo los siete gremios asistentes. Asimismo todas las imá- don Pedro Fernández Zorrilla con su Cabildo, el genes, excepto la Virgen de Rocamador, que cierra el virrey envió recado al prior para que dijese al obispo cortejo, se atienen a un turno riguroso y rotativo de de su parte que no innovase nada en las ceremonias orden de puestos. acostumbradas, respondiendo éste que no innovaría. Al Magnificat el obispo incensó el altar, se sentó en su Sobre el uso del ritual para revalidar posiciones de trono y le incensaron. Entonces dijo al asistente poder da cuenta el fallido intento del cura de la iglesia mayor, Dr. Juan de Ciriza, arcediano de la cámara, del Salvador de Béjar recién nombrado vicario -y por que fuese con cuatro capellanes a incensar al virrey. tanto dependiente del obispado de Plasencia- de ocu- Ciriza respondió que le parecía tarde y no lo hizo. par el lugar del corregidor en la procesión del Corpus Terminadas las vísperas, el virrey mostró inquietud, del año 1673 y la negativa de la Casa ducal que, ampa- diciendo que le habían despojado de la posesión en rada en sus derechos de patronato, frena semejante que estaban los virreyes de ser incensados antes que pretensión al obligarle a acudir en su condición local, los obispos y, saliendo de la iglesia, propuso el caso al más fácilmente controlable como vasallo propio; el Consejo Real de Navarra. (1987: 461). duque quiere dejar bien claro que sus curas no pueden inhibirse de representar el papel que les corresponde, Con la documentada biografía del prelado que porque esto se considera una subversión del orden aporta el polígrafo navarro, un cúmulo de antojos y establecido y tanto más cuanto es perceptible para querellas, una sucesión de asperezas, vejaciones y todo el entramado social (López 1994: 120 - 121). pesadumbres que va dejando por donde pasa, interpre- to el choque como un acto de venganza urdido por el A medida que se acerca el siglo XVII van apare- cabildo catedralicio, en connivencia con el virrey, ante ciendo con mayor insistencia problemas de etiqueta y los reiterados intentos del obispo por ejercer sobre protocolos de rango entre la multiplicidad de jurisdic- dichos canónigos la jurisdicción ordinaria y criminal ciones y autoridades implicadas. Así, refiere Duran y de las que estaban exentos. De hecho, el Consejo Sanpere (1943) que el virrey de Barcelona pretende en acaba resolviendo se echase multa (lo que implicaba 1662 hacerse acompañar por su séquito de pajes que- no sólo un importe económico sino también su exilio riéndolos situar en el mismo lugar preferente que a él del reino) al obispo por agravio, quien responde exco- le correspondía, en menoscabo del lugar ocupado a mulgando al virrey y consortes por monitorio. La continuación por los conselleres municipales. concordia absolutoria de ambos bandos impuesta por cédula real, al colocar al virrey por encima de la igle- La imagen de integración entre los cabildos cate- sia, no fue bien acogida por parte del clero que niega dralicio y municipal se ve nublada en Léon en la nove- la regalía y provoca nuevos conflictos. En la procesión dad introducida por el obispo Juan Bravo de llevar a del Corpus celebrada el 17 de junio de 1756, “el virrey sus criados tras de sí y, por tanto, dar la espalda a la fray Manuel de Sada y Antillón llevó tras de sí una ciudad (Viforcos 1994), grave desaire a la vista del compañía de granaderos con sus oficiales y tambor pueblo ante el que el regimiento reacciona dejando de batiente, un coche de seis mulas y dos soldados drago- asistir a todas las misas, rogativas y ceremonias epis- nes del regimiento de Belgia montados detrás, con copales, lo que da lugar a una larga lista de réplicas, admiración y escándalo de los fieles, del obispo, del memoriales de agravios y arbitrajes. En análoga situa- cabildo catedral, parroquias, clero y de todas las reli- giones que asistieron a la procesión” (Goñi

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Gaztambide 1989: 586). A pesar de la prohibición del Real Chancillería y del Tribunal de la Inquisición por rey, en su escrito el obispo argumentaba que los feto- motivo del intento de estos últimos de colocar sitial en res de las mulas son en sumo grado opuestos a los la Plaza Mayor para su uso en el transcurso de la pro- perfumes, aromas, inciensos y otras hierbas odoríferas cesión (Cortés 2006). que se derraman al paso de la procesión, se siguió repitiendo la misma historia. Sin salir de , las reformas ilustradas de la administración local con la entrada de nuevos cargos En Toledo, las disputas entre el Cabildo capitular electivos en los municipios adquieren efectos impre- y el vicario por el control de las procesiones se suce- vistos cuando no tintes pintorescos; en la celebración den con independencia de la persona que ostente el del Corpus de 1768 el personero Antonio Robles se cargo de ministro episcopal, lo que nos lleva a admitir presenta con “vestido militar de plata y peluquín de que no dependen de su talante más o menos beligeran- balega”, causando extrañeza entre los capitulares para te sino que suponen una reivindicación de tipo institu- quienes es indispensable en esa ceremonia “el vestido cional. Así, la corporación catedralicia reclama su negro y la peluca blonda”; el maestro de ceremonias se derecho de regir la procesión del Corpus hasta el punto lo comunica al teniente de corregidor que preside la de optar por no acudir a la de 1655 para evitar que la función y éste, cuando ya están sentados todos en la gobierne el vicario, desencadenando las iras del carde- catedral, le manda un recado para que se marche. nal Gaspar de Borja que actúa poniendo en prisión a Robles no sólo se retira de la ceremonia sino que se tres ilustres prebendados, ya que se faltó al culto divi- marcha pocos días después de la ciudad. Pero cuando no y religión cristiana (Sánchez González 2000: 61). vuelve al ayuntamiento, lo hace respaldado por una El mismo enredo es descrito por Jerónimo de serie de órdenes del consejo de Castilla condenando a Barrionuevo con el siguiente aviso: “Por un encuentro la ciudad por el desaire causado al personero y autori- con la inquisición sobre no querer que el deán de zando a usar el traje que deseen diputados y síndico Toledo llevase, como era costumbre, dos pajes para ir (Marina 1992: 171). mandando lo que se ofreciese, no quiso el cabildo ir con la procesión del Corpus (el 3 de junio de 1655). Una constante que recorre las situaciones y contro- Han preso algunos canónigos y el arzobispo ha infor- versias expuestas apunta a la negativa, o más bien mado al rey muy mal contra su cabildo, cosa que por rotunda prevención y oposición, de las jerarquías esta- acá ha parecido indigno de señor ni de prelado. Lo blecidas a admitir cualquier novedad en el protocolo o cierto es que hace de éstas cada día muchas, con que concordia precedente que deteriore consensos o ame- es tenido en poco” (1968: 144). nace fidelidades, ya que actuará como índice de con- frontaciones institucionales latentes (Lorenzo Pinar Sin ser un debate exclusivo de esta ciudad, las dis- 2010: 116), de consensos rotos. putas sobre el asiento portátil episcopal alcanzaron en Granada cimas insuperables al prolongarse un encona- 2.1.2. Financiación de las danzas. do pleito durante más de un siglo. Nos referimos a la silla de terciopelo carmesí, que dos pajes portaban para el descanso del prelado durante las paradas del Desde B.W. Wardropper (1967: 71) se explica la largo y lento recorrido de la procesión (López- espectacularidad y amalgama de formas expresivas Guadalupe 2008), autorizada por real cédula de 1604 que caracterizan la festividad del Corpus en la deci- y que encontró la enérgica oposición del cortejo civil, sión adoptada en 1372 por el entonces obispo de al dar la espalda y entorpecer la visión a los miembros Valencia Jaime de Aragón de entregar a los regidores de la real chancillería, que la considera desacatadora a municipales la organización de la procesión general su autoridad (Garrido 1990: 115), ya que esta silla de para convertirla en fiesta colectiva, pública, mezcla de brazos se convierte en ostentoso objeto ceremonial elementos cultos –alegorías y jeroglíficos- y popula- que proyecta un símbolo exclusivo de jurisdicción al res. Afectando en menor medida a las ciudades de asociarse al sitial o banco cubierto de tapete y almoha- raigambre eclesiástica como la sede primada de da, privilegio de reyes y prelados en funciones públi- Toledo, esta reglamentación secular se traslada y copia cas considerado símbolo de autoridad suprema (del ampliamente, dado el interés de los regidores locales Río 2000). El conflicto parece suavizarse colocando por involucrarse en la convocatoria y provisión del sillas fijas donde estuvieren los altares que hubiere en acto, donde uno de los esparcimientos más vistosos y las calles, y se enardece en 1694 al autorizarse de esperados por el público lo constituyen las danzas. nuevo la presencia dentro del cortejo de la silla fuera del claro de la procesión, es decir en un lateral, suce- Su patrocinio supone visibilizar el poder local y diéndose alegaciones de incumplimiento manifiesto favorecer su autonomía presupuestaria, un medio de con formas que deslustran la dignidad social de la patrimonializar las cuentas propias y de conferir orna- representación real y réplicas con testimonios clerica- to, prestigio, reputación e influencia a los cargos públi- les sobre el correcto discurrir del desfile, litigios que cos (Casey 2008). La inicial predisposición de los se dilatan entre insolencias e insultos mútuamente gremios a sumar sus danzas al desfile, una forma de prodigados hasta bien entrado el siglo XVIII. A lo que mantener o afianzar sus franquicias y privilegios, se hay que añadir las fricciones entre los miembros de la torna pesada carga y obligación cuando la ciudad alega

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 118 F. LETURIA IBARRONDO costumbre ynmemorial para exigirles, como en el caso con pretexto de celebrar fiestas religiosas con bailes, de Oviedo ya en 1499 que “fagan sus juegos y ale- cantares y otras bufonadas, registramos las quejas de grías so pena de dos myll maravedis para el reparo de Martín Azpilicueta (1545), el Doctor Navarro, contra la la fuente” (García Valdés 1983: 56), dando lugar a celebración del Corpus, donde “se da ocasión a tanto frecuentes pleitos que acaban conduciendo al ayunta- almuerzo, a tanta beodez y dissolucion”, y sus costosos miento a asumir una parte de los gastos de vestuario y elementos espectaculares que distraen la devoción galas para el adorno de personas junto al control (Bataillon 1964: 190). En Cataluña, el esfuerzo de la ideológico de la decencia y conveniencia de las coreo- Iglesia postridentina por reafirmar el control del clero grafías presentadas a los comisionados la víspera de la sobre la festividad del Corpus tratando primero de pro- celebración, de lo que colegimos que las danzas son hibir (Decreto del obispo Tocco de Gerona en 1573) y distintas cada año. A partir de 1645 los gremios dejan luego moldear (Edicto del obispo de Barcelona de hacer las danzas, ya sea por la creciente compleji- Montcada de 1610) sus componentes profanos, consi- dad de mudanzas y movimientos o por antagonismos derados deshonestos por la disciplina eclesiástica y tra- entre maestros y oficiales, pero deben seguir contribu- dicionales por el poder municipal, acaba por limitar los yendo económicamente a la contratación de danzantes más ruidosos elementos populares y someter a aproba- profesionales [previniendo a su costa otras personas ción previa canciones y letras en la música que se haga hábiles para la danza (Vigil 1991)]. Las continuas ante el Santísimo, pero no se consigue acabar con los rebeldías y quejas de los oficios en mantener este tri- bailes, incluidas sus vestimentas, máscaras y gesticula- buto por la mucha esterilidad de la moneda, la carestía ciones (Kamen 1998: 171). Ya a finales del siglo XVI el de los alimentos o la dificultad de encontrar danzantes celebrado jesuita Juan de Mariana concentra sus críticas sin precio muy subido logran reducir el número de en el estrago que se hace con la zarabanda que se baila danzas y de ejecutantes. ante la Custodia en Sevilla, con sus lascivos meneos de mujeres que mueven a deshonestidad y desorden mez- Los regidores municipales debaten con plantea- clados con el culto divino (1950: 433). Pero fue en 1688 mientos entrecruzados el mantenimiento de los cuan- cuando el obispo Jaime de Palafox presentó 31 dubios tiosos gastos que suponen costear estas danzas frente a sobre varias irreverencias y abusos que había notado en otras necesidades y subsidios, o sobre la conveniencia puntos litúrgicos y rituales. Le repugnaba en especial de limitar los gastos a la cantidad consignada, siempre que fuesen en la procesión del Corpus danzas, com- excedida en la villa de Madrid durante el siglo XVII, puestas en su mayor parte por gitanos y corraleras, que por el deseo de hacer que el Corpus fuese cada vez entraban bailando en la catedral con caretas y gorras más fastuoso en su celebración (Shergold 1961). delante del Santísimo y hasta el presbiterio. Sentó muy mal en Sevilla que el Arzobispo quisiera eliminar aque- En Sevilla, la competencia entre cofradías, gre- lla diversión; la Ciudad se quejó de que le usurpaban un mios y demás asociaciones vino a ser tan fuerte a la derecho y acudió a la Audiencia. Medió el asistente y se hora de mostrar más riqueza en sus invenciones que transigió por fin, conviniendo en que fueran las danzas llega un momento en el que algunos oficios se queja- por delante de la procesión, separados los hombres de ron al alcalde de Corte, el licenciado Villagómez, el las mujeres, descubiertos los danzantes y sin entrar en la año de 1554, quien mandó “que si la Ciudad quería iglesia. A pesar de eso entraron en la catedral (por la hacer juegos y danzas lo pagase de los propios y ren- actitud amenazadora de la muchedumbre y con la ten- tas que la Ciudad tenía y que no molestase a los veci- sión palpable en el ambiente), el Arzobispo puso censu- nos”, gastos que desde entonces serán pagados por el ras y el cabildo secular, de acuerdo con el eclesiástico, cabildo municipal (Montoto 1938: 117) Además del acudió al Papa, acusando al arzobispo de perturbador encarecimiento progresivo de las cada vez más inge- del orden público. Se dio comisión al nuncio, y éste niosas invenciones y su repercusión en la economía de delegó al rey para el acuerdo (De la Fuente 1874: 513- las hermandades, quizás sea lícito ver igualmente el 514). La Real Cédula de 1699 disponía que “de aquí en desencanto motivado por la paulatina pérdida de con- adelante las danzas que se formaren para las festivida- trol sobre su festividad; un rechazo expresado en tér- des acostumbradas sean solamente de hombres, sin minos tan enérgicos como los citados anteriormente consentir mezcla ni intervención de mujeres; los cuales sea tal vez más comprensible si se le considera como han de llevar la cara descubierta sin velos, mascarillas rechazo de algo que ya no es cosa suya (Lleó 1975: ni otro disfraz en los rostros, usando en lugar de som- 32). Así, las autoridades municipales convocan un brero guirnaldas, y encargamos al arzobispo que con concurso previo y señalan premios consistentes en las dichas calidades no impida el ingreso de dichas joyas y en ducados para las danzas mejor presentadas, danzas en la iglesia, con que en todo el tiempo que lo que implica la supervisión y control de sus aspectos duran el rezo y las horas canónicas no se les permita más deshonestos. danzar en su ámbito interior, y acabadas lo pueden hacer” (Guichot 1879: 306). 2.1.3. Censuras moralistas. Desconocemos los graves escándalos e irreveren- cias que por acabar de noche se producían en la proce- Sin detallar un gran número de cánones conciliares sión de Valencia al celebrarse por la tarde, ante los que que censuran la vana exultación y los abusos cometidos Carlos II ordenó por Real Letra su traslado a la maña-

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na como generalmente se hace en todas partes. La Danzas de pecados y danzantes en negativa al cumplimiento de esta orden dio lugar a un Castilla - La Camuñas (Toledo) y con ocasión de su Informe de la Ciudad que propone adelantar los dos Mancha Octava en Valverde de los Arroyos Autos Sacramentales a la víspera para concluir de día (López de los Mozos (Guadalajara). Los 12 danzarines de el desfile, a pesar de que las mugeres que concurren 1974) Porzuna (Ciudad Real) y El Paloteo de van acompañadas por personas propias (s.a. 1864). Iniesta (Cuenca) En Laguna de Negrillos (León) Invenciones y danzas fueron depuradas por urgen- Castilla - León Paloteos en Fuentepelayo () cias religiosas de la Ilustración por las indecencias y (García Bartolomé tumultos que causaban: “Danzas y gigantones servían 1977) En Cevico de la Torre por los danzantes sólo para aumentar el desorden y distraer o resfriar la y el birria (Palencia) Sant Quintí (Villafranca), junto con las devoción de la Majestad Divina” (Real Orden de 10 de Cataluña julio de 1780), recalcando la oposición entre piedad mayores localidades del Penedès y interior y devoción externa, entre sobria religión autén- (Kamen 1998: 173) (Caro Baroja 1984) tica y superstición pero impidiendo de hecho la crítica La Patum de (Barcelona) social y la mascarada informal, como documenta D. La Dansa de la Moma en Valencia, Brisset (2011) con la prohibición de circular por las Comunidad junto a la labor de restauración de otras calles de Zaragoza ya en 1459 con hábito de diablo si Valenciana (dels Arquets, Morets, Pastorets y no se participa del entremés del infierno en la procesión (Seguí 1978) Magrana) adoptadas en diversas locali- del Corpus o con la expulsión por la tropa militar en dades vecinas. 1777 de los diablillos o mojarrillas extraviados en la de Extremadura Danzas vieja y nueva en Fuentes de Granada. En este caso, como en tantos otros, parece que León los planteamientos ilustrados y sus intenciones refor- Badajoz mistas llegaron más lejos que los discretos resultados (Gallardo de Álvarez Diablillos en Fuenlabrada de los Montes inmediatos obtenidos. El decreto de 1780 fue ignorado 1942) y diablucos en Helechosa de los Montes abiertamente después de su promulgación en muchos Galicia Danzas de espadas en Redondela y lugares como Barcelona, donde el ayuntamiento se (González Pérez Ponteareas (Pontevedra) resistió a ceder ante las prohibiciones logrando que los 1997) gigantes volvieran a encabezar la procesión (Pérez País Vasco Samper 2002) al igual que en Logroño (Labarga 2010), Korpus Dantzak de Oñati (Guipuzkoa) (Zumalde 1964) mientras que en Sevilla Carlos IV tuvo que reiterar la prohibición en 1790 porque causaba no pocas indecen- 2.2. La festividad como fuente de desórdenes. cias, pues (los gigantes) sólo servían para aumentar el desorden (Rodríguez Becerra 2002). La revuelta de los campesinos4 sobre Londres en En realidad, la paulatina desaparición de danzas y 1381 es una primera muestra de los conflictos estruc- hábitos populares participantes en las procesiones del turales que estallan en coincidencia con la festividad Corpus tiene que ver no tanto con la Resolución Real del Corpus. Los intentos de relacionar esta subleva- de 1784 que culmina el proceso de intervención estatal ción con las predicaciones de J. Wycliffe que califican para regular las actividades lúdicas, superfluas y rui- de idolatría el dogma sacramental de la consagración nosas celebraciones festivas, y restringir la significa- del pan y el vino en el altar han sido rebatidos por M. ción social e intermediadora de las cofradías sino con Aston (1994) al facilitar razones para situar la rebelión su declive propiciado por la Real Cédula de 1804 por en el climax de las agitaciones provocadas por las war la que se recurrió a sus caudales para cubrir las nece- taxes y nuevas capitaciones exigidas por los conseje- sidades bélicas de los ejércitos de la corona; las cofra- ros del joven rey Ricardo II. De los sermones que J. días que subsistieron apuntan al ajuste de gastos redu- Ball, el más conocido de los líderes, pronunciaba los ciendo sus actividades a la mera celebración piadosa domingos en el cementerio cuando la gente salía de la del culto (Abbad 1977; López 1991). iglesia a favor de la abolición de la servidumbre y los privilegios de la nobleza, más que el espíritu ideal de Hoy el baile continúa en vigor como componente fraternidad universal de los creyentes en un estado patrimonial de los festejos del Corpus, dotando de un natural igualitario (Briggs 2011) parece haber calado singular carácter a esta ampliable lista de municipios: entre el descontento de sus oyentes la crítica a la osten- tación de la Iglesia. De hecho, las prioridades de los Andalucia Cumbres Mayores (Huelva), con 2 gru- insurgentes no se dirigen hacia las celebraciones de la (Domínguez 2001) pos de danzantes, actualmente niños. Baleares 4 Esta tradicional denominación no contempla la importante Mallorca Con sus cavallets y cossiers en Palma y intervención, probablemente decisiva, de los londinenses en los (Llompart 1967; la Danza de Sant Joan Pelós en Pollensa disturbios e incidentes que desembocaron en la ejecución del arzobispo S. Sudbury y sus “traidores seguidores” y el saqueo de 1969) edificios, destacando el palacio de Saboya y la devastación de todas las riquezas que atesoraba.

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Iglesia sino a la destrucción de sus posesiones (Dobson 2.2.1. Usos culturales de las minorías religiosas. 1986).

La existencia de relatos discrepantes sobre los La confusión inquisitorial entre ceremonias reli- hechos es acusada en el caso de estos motines, como giosas y costumbres culturales moriscas, la animad- sucede con el conocido como Corpus de Sang de versión de las capas populares al sentirse lesionados Barcelona, unos disturbios acaecidos el 7 de junio de sus intereses comerciales y económicos por la compe- 1640 marcados por la muerte del virrey conde de tencia o el recelo compartido ante las atribuciones de Santa Coloma y la persecución de los jueces de la clases peculiares de súbditos distintivos de Su audiencia, motivados por la rápida y radical difusión Majestad, desmienten cualquier idílico modelo de de una insurrección rural antifiscal y antimilitar ante la convivencia armónica entre las religiones hispánicas presión fiscal sobre la economía campesina y los exce- medievales; a pesar de las grandes diferencias en el sos que comportaron el alojamiento de los tercios del vaciado cultural de cada comunidad (ni el aferramien- rey en la guerra franco – española y que tomó en su to radical ni la sincera conversión se ajustan a regla extensión urbana un carácter antiseñorial. general) la lenta aculturación es cada vez más vista como deslealtad y disidencia política, el intercambio cultural no parece requerir de la aceptación de la igual- Los que confirieron una simbología a la insurrec- dad social sino de la simple coexistencia. ción fueron los segadors, que en esas fechas acudían a la ciudad para la contratación de la siega, aunque en realidad participaron todos los grupos rurales y urba- La cultura hegemónica católica no sólo se afirma nos desafiando a las autoridades cuando no apropián- como única legitimidad posible frente a minorías reli- dose de su autoridad (Corteguera 1993) en una convul- giosas; los grupos sociales clericalizados necesitan del otro sión social alimentada por el descontento del campesi- (Contreras 1999: 12) para precisar la estructura nado, desposeídos y clases bajas urbanas hacia la comportamental y postural con la que moldear una nobleza y las oligarquías municipales e imbricada con visión compartida, para reconocerse frente a los que el conflicto de intereses entre el Principado de Cataluña destruyen la disciplina social, a los excluidos del jerár- y la corte de España. El presunto incidente entre un quico orden moral que culmina en su expulsión espa- alguacil y un segador, supuesto detonante de los dis- cial. turbios, parece ser una manera de presentar los hechos como una conmoción de cólera espontánea, si bien el Las retorcidas acusaciones contra los judíos profa- carácter planeado de la rebelión como culminación de nadores de hostias consagradas milagrosamente indes- las movilizaciones y descontentos se presiente en una tructibles que refuerzan su deicida culpabilidad pare- de las crónicas del levantamiento, cuando el entonces cen subir de tono en los días sensibles de Jueves Santo juez de la audiencia afirma que “el vulgo se hacía más y Corpus, donde se desatarán las violencias confesio- insolente cada día y se esforzaba la voz de que el día nales (Hinojosa 2004). de Corpus había de suceder un gran caso” (En A. Simon Tarrés 2003: 264) Sin embargo, los cruentos y contagiosos asaltos a las juderías de Estella (1328) y Sevilla (1391) se pro- El matiz religioso de la revuelta, argumentado por dujeron durante el interregno postcapeto y la regencia los jefes de la conjuración en la reacción contra las trastamarista respectivamente, es decir, aprovechando profanaciones y pillaje de iglesias del excomulgado los vacíos de poder sobre una población que goza de ejército español y animado por la mezcla de consignas protección real. inveteradas (“Visca la terra i muïran los traïdors”) y de invocaciones religiosas (“Visca la Santa Mare Atribuida a las exaltadas predicaciones del francis- Iglésia i lo Rei nostre senyor” ) lanzadas por los cano Pedro de Ollogoyen durante los oficios de tumultuarios, no fue sino una cortina de humo: pocas Semana Santa, motivos más materiales asoman en la muestras de fervor religioso dieron aquellos amotina- persecución y matanza de judíos en Navarra -que se dos, añade E. Zudaire (1964: 313), que ocuparon en ensaña en el saqueo, incendio y destrucción de la jude- actitud irrespetuosa las calles por donde había de pasar ría de Estella el 6 de marzo de 1328 y se extiende la procesión en una lucha contra la opresión en nom- arrasando comunidades hasta las casas de los judíos bre de la Santa Fe. El movimiento de protesta nunca se entonces diseminadas por Pamplona, en un criminal cuestionó el monopolio tradicional de la obediencia atropello planeado y organizado por una liga integrada (Hobsbawn 1968: 157) ni se preocupó de lo que pen- por numerosos concejos del reino (Goñi Gaztambide saban de las agitaciones el Rey y la Iglesia; si bien los 1959)- como muestra la condena y ejecución de los objetivos más generalizados eran a más corto plazo, principales actores de los desórdenes tras la acción de acabar con los malos gobernantes y nefastos interme- la justicia, junto al amplio listado de objetos de valor diarios reales, cabe matizar (Ribot 2006: 130) que en devueltos, incluida la partida de libros con registros de estos levantamientos existieron motivaciones, ideales cuentas y cartas crediticias no destruidas (Mendoza e intereses diversos y no siempre fáciles de conciliar 1951).

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La contribución del arcediano de Écija y provisor someterla a su control (Ruzafa 1990) y de imposibili- de la diócesis Ferrant Martínez al pogrom de Sevilla tar cualquier integración de la elite económica mude- de 1391 no consistió en predicar un odio anti - judío jar en la oligarquía urbana (Ruzafa 2000). ya existente5 sino en enseñar a las masas a vencer el temor a los castigos perpetrando él mismo graves Resulta significativo que las medidas más benévo- infracciones –entre otras derribar sinagogas- débil- las hacia los mudéjares arrendatarios rurales coincidie- mente sancionadas con admoniciones civiles al tratar- ran con los períodos en que su participación demográ- se de perversas guaridas del diablo (Valdeón 2000). fica, repobladora y laboral se consideraba imprescin- Desautorizado por el obispo Barroso, su fallecimiento dible o cuanto menos recomendable. (Tapia 1991) le concede la administración de la sede episcopal. Diversas ordenanzas reales del siglo XIV ratifica- A pesar del mutismo al respecto de las fuentes con- das por consistorios locales ofrecen dos soluciones sultadas, interpreto el contrastado e inusual hecho de para los judíos o moros que se hallasen en la calle al que el asalto a la judería de Sevilla se inició un lunes tiempo de pasar el Cuerpo de Dios procesional: o apar- 5 de junio (Mitre 1994: Apéndice 6) al amparo de la tarse y esconderse o hincarse de rodillas con el debido celebración del Corpus durante esa semana, añadiendo acatamiento hasta el tránsito de la custodia, bajo fuerte una justificación definitiva al asalto en el desprecio penalización (Rubio 1987: 130). Tal medida fue la judío a la eucaristía, lo que explicaría el ardor religioso réplica a las frecuentes provocaciones de algunos que penetra en estas agitaciones, que cesan tras conse- musulmanes de las ciudades. Por ejemplo, está docu- guir la conversión de los perseguidos. mentado el hecho de los insultos y pedradas de los mudéjares de Daroca lanzaban desde sus ventanas de Lo cierto es que si los sevillanos parecen haber la Morería que daban a la calle Mayor al paso de las elegido el Corpus para manifestar sus descontentos cruces y de la custodia de la procesión del Corpus, por [desde 1488 los concejos designan comisarios para lo que las autoridades municipales ordenaron se vigilar los desordenes (destrozo de propiedades, mal- tapiasen puertas y ventanas; medida que no debió lle- trato de toldos y sus amarres...) que se producen varse a rajatabla pues se repitieron ordenanzas al res- durante el desfile (Brooks 1988: 303 y ss.)], también pecto, al menos entre 1445 y 1552 (Ledesma 1991: en Madrid menudean los alborotos, riñas, carreras, 220). golpes y hasta cuchilladas (Deleito 1952: 145) durante el recorrido procesional. B.W. Wardropper (1967: 78) La participación de moriscos en la procesión sugie- recorre las quejas de regidores municipales en distin- re nociones de armonía cívica [“en 1591, cincuenta tas ciudades sobre fechorías, irreverencias o imprope- moriscos fervientes adoradores del Santo Sacramento rios del público que presencia y participa en la proce- desfilan en Toledo con cirios blancos delante de las sión. En Sevilla los mayores tumultos coinciden con la cofradías” (Montemayor 1996: 405)] pero también grande carestia de pan de 1651, preludio de los nume- apunta hacia un obligado reconocimiento de la conver- rosos y graves motines del año siguiente en distintos sión y la ortodoxia. escenarios andaluces por el alza incontenible de los precios en artículos de primera necesidad (Domínguez Testimonios más ajustados confirman ya en 1425 1970). Ya en 1650 el cabildo de Córdoba decide sus- la contratación de juglares en las morerías para acom- pender las celebraciones del Corpus recelando de toda pañar con sus músicas y danzas el pendón de la ciudad aquella gente de pocas obligaciones y menos discurso de Murcia durante la procesión (Rubio 1987: 89). En que a la sazón llenaba la ciudad (Gelabert 2001). Tan Baza, los moriscos son obligados al menos desde 1523 sólo apuntar que en Valencia, en el siglo XVI, los rate- a participar con sus zambras en las procesiones de ros solían ponerse algún traje de personaje bíblico Corpus (Fernández 1985), si bien en la capital pueden para, mezclándose con los de la procesión, hurtar optar a las joyas o gratificaciones en dinero a las dan- joyas y bolsos. zas mejor ejecutadas. En Córdoba a los moriscos expulsos de Granada se les impone entre otros servi- Los mudéjares, minoría musulmana tolerada en cios personales al municipio realizar dos danzas virtud de las capitulaciones de paz y protegida por la durante la procesión del Corpus, donde acaban obte- corona se vieron también envueltos en rencores y ata- niendo la mayorías de obsequios y premios otorgados ques, como el asalto a su aljama de Valencia con oca- por la nobleza local por sacar la mejor danza (Aranda sión del día del Corpus, el 5 de junio de 1455, ante la 1984). pasividad de las autoridades locales, que tratarán de culpar de los hechos a la población marginal para Según informa Mármol Carvajal (1946: 28), el detonante de la guerra de las Alpujarras fue la prohibi- ción por la Pragmática de 1567 de la zambra, palabra 5 La saña popular contra los judíos se apoya en su papel como árabe que designa una banda de músicos así como una prestamistas a usura y en su intervención, casi exclusiva, en la fiesta en que se tocaba y danzaba, costumbre exclusi- recaudación de tributos y participación en la maquinaria fiscal que acaba convirtiendo a la comunidad hebraica en chivo expiatorio, vamente particular de los moriscos de Granada, puesto responsable inmediata de tanta epidemia, guerra y miseria que que en África no era usada. Aspecto éste que recuerda sacude el siglo XIV.

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 122 F. LETURIA IBARRONDO a la danza kalela que practicaban los jóvenes Bisa en El problema morisco es el quedar atrapado en una el cinturón del cobre de Rodesia (J.C. Mitchell 1956), cuestión de disidencia política al coincidir con la ten- en tanto no respondía a la exportación de una costum- dencia creciente del estado a la unificación de normas bre local o “tribal”, sino a una actuación en respuesta jurídicas y creencias en todos los dominios de la vida, a su nueva situación urbana que va concitando signifi- uniformización que no soporta particularismos y caciones añadidas (Rogers & Vertovec 1995) en sus excepciones (Pérez 1984: 241). performances y que en nuestro caso acrecienta desen- cuentros al derivar de ocasión para la cordialidad y el Paradójicamente, mientras durante todo el siglo reconocimiento social a ser una situación más de XVI las comunidades de descendientes de antiguos segregación, proceso que R. Fernández Manzano musulmanes aumentan su complejidad a nivel local y (1985) concreta en 3 fases: social, mientras se encuentran aculturalizadas en dife- rentes grados y situaciones híbridas y mestizas, los -Ilusión de convivencia musical. La música de los moriscos fueron conglomerados en un todo, enfatizan- vencidos mejora su situación económica al verse libre do un matiz conspiratorio y perverso mediante la afir- del impuesto o tarcón sobre zambras y se integra en mación de un arquetipo necesario para unificar y celebraciones litúrgicas y procesiones. Tiempos de cosificar la comunidad y poder expulsarla como un ilusión que recordará Francisco Núñez Muley, miem- todo del cuerpo social (Perceval 1996, 2013). bro de la elite morisca granadina, en los que eran reclamados para alegrar las solemnidades públicas y 2.3. Conclusiones. se les permitía acompañar con sus instrumentos musi- cales al Santísimo en la procesión del Corpus, mien- tras los pendones de las corporaciones gremiales apa- -Los actores episódicos de las disputas por prela- recían con arreglo a un orden prefijado por oficios, no ciones entre autoridades invocan en sus actuaciones por castas o razas (Caro Baroja 1957: 72) unos derechos que tratan de prevenir a toda costa, y que para E. Benito (1972) resultan consistir en el pro- -Recelos: intentos de prohibición, de eliminar el pio derecho de precedencia, sin derivarse cualquier mundo sonoro morisco. otra capacidad jurídica. Pero tal sensibilidad potencial, tras revelar algo tan sencillo como que la conservación -Final, donde se materializan las imposiciones de una sociedad jerárquica depende de que cada uno legislativas con el Decreto de Felipe II. ocupe su lugar establecido, nos descubre que la distin- ción no se agota en la hueca hinchazón de la vanidad; persigue el mantenimiento del orden, de los signos de Secuencia aplicable a la ciudad de Ávila donde exclusividad (García Bernal 2001) que acumulan pre- judíos y moros participaban con sus danças e momos rrogativas y consignan privilegios. en los grandes acontecimientos, celebraciones reales y procesiones religiosas por lo menos desde 1474 para explicitar, según S. Tapia (1991: 68), que aquellos -Las fricciones entre obispo y cabildos catedrali- infieles eran vasallos del rey. Ya ausentes las Torah de cios, más que en un prurito de ostentación o alardes de los hebreos, los moriscos siguen danzando en la proce- fausto y vanidad (De la Fuente 1873: 466), se encua- sión del Corpus hasta 1601 sin mayores inhibiciones a dran en todo un proceso de burocratización por el que pesar de la condena y censura de tal monstruosa cos- los prelados tratan de recuperar posiciones jurisdiccio- tumbre en los sínodos abulenses de 1481 y 1549 nales para poder llevar a cabo las directrices centralis- (García y García 1989). tas y las labores de disciplinamiento (Palomo 1997: 122) y regulación de modelos de comportamiento encomendadas desde Trento y que los canónigos pre- Junto a la represión institucional legislativa, prohi- bendados no están dispuestos a acatar. biciones que comienzan en la esfera de lo privado para acabar transitando a la vida pública (Corral 1999: 345), y tributaria [pechos, contribuciones, azaques, -Las interpretaciones empeñadas en proyectar en aduanas...(Fernández y González 1866: 271)] se ha ido las procesiones un soporte ideológico de propaganda constatando una marginación cotidiana, localizada, en para afianzar en las mentalidades populares el poder forma de abusos, vejaciones, extorsiones y caloñas, no contemplan la impresión contraria, que pueden humillaciones, ofensas, injerencias domésticas (Císcar generan ocasiones propicias para erosionar sus repre- 1989; Barrios 2002) que no sólo imposibilita su pre- sentaciones, punto de arranque para retractarnos de la tendida cristianización como preconizada inclusión idea de que los rituales festivos pueden reemplazar el antagónica (Cardaillac 1979) sino que convierte la ejercicio de la fuerza. zambra en inequívoca seña comunitaria de la diáspora granadina, válvula de escape ante una posición subor- - La polifónica elasticidad (Olivari 2004) de las dinada (Mitchell 1987), de afirmación frente a la pre- relaciones de poder, las líneas imperfectas que atravie- potente dominación asimiladora o extirpadora. san criterios de rango, estimación y dignidad en even- tos públicos afectan también al lenguaje corporativo de oficios y gremios: ajenos a proclamas de contenta- miento social, de quietud en la aceptación del estado

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES 123 propio y atentos a los vínculos cambiantes de su espa- Sin pretender establecer una frontera precisa o cio social, sus rivalidades derivaron de una organiza- definitiva con los altercados por precedencias, ambos ción del trabajo basada en un régimen de privilegio, casos refieren alteraciones del protocolo que se pro- pues las ordenanzas fueron concedidas como regla- longan en pleitos diferidos, las actuaciones que se mentos particulares a cada oficio, sin que existiera una tratan en este epígrafe provocan una interrupción o síntesis legal común (Benítez 1998: 223). parálisis momentánea que descompone o desconcierta la acción ritual, con lo que alcanzan particular reso- -Las fisuras detectadas no derrumban ni vuelcan la nancia. estructura social; corresponden a lo que Max Gluckman (1963:110) denomina rituales de rebelión donde se Dentro de los incidentes que reflejan tirantez entre disputa sobre distribuciones y lealtades particulares de las relaciones de poder y que logran el asombro de la un poder establecido e incuestionable, R. Forster y J.P. concurrencia, una cosa es la apropiación o menoscabo Greene (1972: 22) refieren como jacqueries urbanas o de elementos o espacios simbólicos de forma violenta, sublevaciones que reparan agravios directos sin abar- como la batalla campal que se produjo en Calatayud al car transformaciones de la legitimidad política, y que encontrarse en la calle Nueva los feligreses de las igle- Hobsbawn (1968: 270) define como rebelión primitiva sias de San Andrés y Santa María, partidarios de los o prepolítica en tanto queda limitada a los lindes de su Linares y Sayas respectivamente, las dos familias que mundo circundante. En cualquier caso estas actuacio- contienden desde el siglo XIII por el control del nes alimentan redistribuciones y reajustes del poder Concejo, con los séquitos procesionales que ambas fortaleciendo o debilitando la posición de los distintos parroquias habían organizado por separado para feste- grupos y pueden conducir al cambio repetitivo: prácti- jar el día de Corpus de 1328 (Corral 1990), y otra cas envueltas en divisiones acaban generando dinámi- generar un golpe de efecto en la arena política, un cas culturales sobre sensibilidades, percepciones, alboroto mediante forcejeos, empujones o expresiones encajes simbólicos y nuevos modelos de relaciones más comedidas o controladas, a la espera de una inter- sociales (Gluckman 1968; Kapferer 2006), aportando vención externa que corte el ruido (Nirenberg 2001: momentos de prueba donde recorrer los límites de la 301) rebeldía y la protesta (Mair 1973), visibilizar el grado de encrispamiento e incorporar la discrepancia a la Un ejemplo prototípico de esta última estrategia la vida social. encontramos en el más difundido que interpretado ruido de sables en el interior de la parroquial de Oñate -Resaltar, ante cumplimientos normalizados de las que transcribió I. Zumalde: “En 1549 Cristóbal Pérez convenciones y expectativas sociales, altercados más de Lazárraga y Juan Ibáñez de Hernani eran a la puntuales o situaciones insólitas es una manera de sazón los principales caballeros del linaje de Garibay. desprenderse de perfiles sociales fijos o prefijados y Ambos pretendían tener derecho a sentarse en la cabe- categorías apresuradamente homogéneas, de analizar cera del banco que correspondía a su linaje. El día de tanto la diversidad de formas en las que expresar el Corpus de ese año se enteró el alcalde ordinario que descontento como las percataciones de mecanismos los dos pretendientes pensaban ocupar la cabecera, periféricos (Hespanha 1993) de disciplinamiento para lo cual habían juntado cada uno a todos sus social. Éste es el caso del cura beneficiado de la parro- amigos, dispuestos a llegar a las armas si necesario quial de San Miguel de Oñati que en 1692 boicoteó o fuese. Para evitar semejante escándalo en día tan trató de impedir la salida de la procesión del Corpus señalado, se fue a la iglesia antes de tiempo y cuando (Anexo I). La contextualización del caso sugiere que llegó Lazárraga le mandó marcharse a su casa y que nos hallamos ante una estrategia que denomino con- no saliese de ella hasta nueva orden; lo mismo hizo flicto discursivo, dirigida a zanjar ventajosamente la con Hernani. Ambos obedecieron pero Hernani dijo a escalada de tensiones entre el cabildo y el concejo por su criado y paniaguado Pedro de Zuazola que ocupase el control de las capellanías y obras pías, y que nos la cabecera, como en efecto lo hizo. En esto llegó el ocupará durante el próximo capítulo. hijo de Lazárraga, y sin tener en cuenta que se halla- ban en la iglesia y en el momento de comenzar la misa mayor se vinieron a las manos, sacaron las espadas y 3. CONFLICTO DISCURSIVO. no pasó algo grande porque intervino el alcalde” (1957: 224).

Intento de realzar un antagonismo en contraste con En los conflictos entre miembros de un mismo la solemnidad y correcta disposición del cronotopo linaje cada parte alegaba una línea más recta con el ritual mediante el despliegue de gestos provocadores y ascendiente común. Una discordia similar había expectativas disonantes que supongan la parada provi- enfrentado en 1610 a dos ramas de la casa de Villegas, sional del acto y garanticen así la difusión de tal alar- arraigada en Santillana y Alfoz de Lloredo (Cantabria). de, su narratividad. El día del Corpus la riña entre facciones dentro del templo hizo que los oficios religiosos acabaran cele- brándose en los soportales de la iglesia, mientras que

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 124 F. LETURIA IBARRONDO el pariente mayor de los Villegas seguía en su asiento relación con los intereses materiales de la nobleza (Pro (Mantecón 1997: 107). 1989: 589), por demostrar riqueza y piedad mediante un patrimonio vinculado que asegura la colocación en 3.1. La celada de Gabriel de Soraluze. la carrera eclesiástica de un pariente próximo prolon- gando la unidad espiritual del linaje al completar su yo social y consolidar su poder local (Herreros 2012), si Recurrir a la descripción escrita de una ceremonia bien la multiplicidad de derechos genealógicos puede ritual consiste para Ph. Buc (2003: 320) en ofrecer un llegar a ocasionar (Soria 2002: 141) pleitos sucesorios relato interpretativo del acontecimiento, de sus prota- entre las diferentes ramas de la parentela, como el que gonistas, sobre la deslucida o brillante ejecución, en desde 1684 y durante cinco años de probanzas y com- correspondencia con los intereses del cronista. pulsas enfrentó a Juan Antonio de Sagastizabal y a Juan Antonio de Astorquiza por la adjudicación de la Sin embargo, la narración del incidente provocado capellanía fundada por Doña María Ortíz de Goribar con la actitud del eclesiástico Gabriel de Soraluze tra- dotada con 80 ducados anuales de estipendio (OUA Z. tando de impedir con sus aspavientos el inicio de la 1139.3) procesión del Corpus de 1692 que sustenta el acuerdo en Acta del Concejo de Oñati para solicitar su recusa- Los análisis de actitudes ante la muerte han inclui- ción (Anexo I) va a volverse contra sus promotores do entre sus fuentes los sufragios, elemento constante reavivando un conflicto latente. de la plantilla (Madariaga 1998: 315) del testamento tradicional atendiendo también a las mandas y memo- Para realizar su premeditado simulacro, el cura rias pías destinadas al socorro de pobres y cautivos, así colegial de la parroquia de San Miguel cuenta con como a la dotación de huérfanas o doncellas pobres varios factores a favor, una razón para impugnar el del linaje para hacer frente a su vida conventual o acto ya que puede aducir pérdida de solemnidad y matrimonial. mysterium al estar presente entre los regidores o miembros de la corporación municipal el Alcalde ordi- Entre las atribuciones forales asignadas en este nario recusado por el Conde (Anexo IV) y con la pre- asunto a los Concejos municipales (determinar las visible reacción del Concejo de elevar una queja a las cargas fiscales del patrimonio del testador dada la nula autoridades eclesiásticas por la pérdida de compostura fiscalidad que presentan estos bienes vinculados a la del cura de almas precisamente cuando el obispo se Iglesia o limitar el legado por su alma a un quinto de hallaba en la vecina villa de Bergara. la herencia cuando existan parientes legitimarios) nos interesa destacar el papel de la corporación municipal Al considerar que el alboroto, un miembro del como patrón de capellanías y ejecutor de sus enco- clero obstaculiza el arranque de un desfile eucarístico, miendas en casos de donantes clérigos6, fundadores supera los límites de lo anecdótico y tras escarbar en indianos7 como garante perpetuo o interino en el cum- las fuentes atribuyo el acontecimiento al contexto de plimiento de las memorias (nombramiento de benefi- tensiones locales por el correcto destino de los legados ciarios) mientras exista litispendencia o se dilucida el píos de los notables del lugar en un intento de reabrir heredero que debe asumir su mayordomía. un caso cerrado prematuramente según la mirada ecle- siástica Es en este desempeño donde comienzan a prolife- rar en Oñati a mediados del siglo XVII e intensificán- 3.2. Enfrentamientos entre el Cabildo y el Concejo dose a partir de 1668 las acusaciones de las autorida- por las Obras Pías. des de la Iglesia hacia el poder municipal sobre el ocultamiento de la documentación de Obras Pías Una capellanía es una fundación con una dotación (Anexo II). Existiendo suspicacias previas, pudo pre- económica perpetua destinada a la manutención o con- cipitar la cadena de inspecciones el intento de conmu- grua sustentación de un clérigo que adquiere la obliga- tación de las rentas de las Obras Pías de Martín Ibañez ción aneja de celebrar cierto número de misas. Pueden de Hernani para el pago de las Cátedras del Colegio de ser colativas, integradas en el patrimonio de la Iglesia, la Compañía de Jesús en la Universidad de la villa o merelegas, gestionadas por un patrono laico encarga- (OUA Libro de Actas Z.7.2.4: 96) que obtuvo respues- do de administrar la renta y nombrar al capellán bajo la vigilancia eclesiástica sobre el cumplimiento de las cargas espirituales impuestas por el fundador (Álvarez 6 Juan de Alcibar, capellán en Toledo cede al Concejo de Oñati una renta para la práctica ceremonial de la caridad en días señalados 1903: 9-11) para la promoción en el más allá de su (OUA Z.1162.2). alma y la de sus familiares. Son estas segundas las que 11 Martín López de Elorza desde Perú para remedio de doncellas y nos interesan, también conocidas como memorias reparo de huérfanas (Testamento de 1615 en OUA Z.1110.15). En pías, obras pías o patronatos de legos. este caso el pleito de 1668 por estar estas mujeres defraudadas enfrenta al Alcalde ordinario, Juan Antonio de Sarriá, contra el hermano de su predecesor en el cargo y Sargento Mayor Gerardo La historia social se ha interesado en el estudio de de Galdós sometido a arresto domiciliario hasta su apelación en la la creación de capellanías como gasto ostensible en Chancillería (OUA Z.904.6) 7

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES 125 ta del Consejo en 1679 prohibiendo contravenir las gestión de las Obras Pías11. Así, cuando nuestro cono- cláusulas fundacionales y exigiendo Relación cido presbítero Gabriel de Soraluze acusa en 1706 a Verdadera y firmada del caudal de Patronatos de la que Andrés de Garagalza, marido de María de Urcelay de es patrona el Concejo (OUA Expediente Z. 1157.42). disfrutar de las rentas de la Capellanía de Juan Pérez de Ocariz sin dar cumplimiento de la dicha, dotada con Se suceden pleitos que dan lugar a Residencias a una renta de 15.000 reales al año por unas salinas en instancias del Conde o revisión de las cuentas de León, el matrimonio alega defecto manifiesto de requi- Memorias y de Propios de la villa (Anexo VI) donde sito formal por deuda de Administradores (OUA afloran escasas irregularidades (Anexo V) pero el Z.928.5). municipio deberá abonar las costas y salarios del pro- ceso (Anexo VII). Gabriel de Soraluze no se conformó con el castigo económico a los regidores municipales por irregulari- A su vez el Regimiento Concejil decide recurrir dades administrativas que cerraba en falso un proble- ante el Conde sus nombramientos de Alcalde mayor y ma más amplio, sino que intentó cambiar la situación Juez de apelaciones. Si bien el de Francisco de de la titularidad y supervisión de los legados píos. Su Arratabe (Anexo III) pasa desapercibido, la recusación medido simulacro de provisional boicoteo procesional de Agustín de Ocio por amancebamiento y licencioso fue recompensado con el asiento 27 del Coro derecho modo de vida8, es rebatida por el colector9 del Cabildo en el Sínodo de Calahorra de 1698 (Lepe 1700: 14 y de San Miguel de Oñati Miguel de Ilarduy en su decla- 397), donde se dedicó un Título a la regulación de ración ante el Obispo Lepe como calumnia y falsedad, Capellanías, tratando de frenar la fundación de benefi- una impostura fraguada por los capitulares del cios simples. Los Sacramentales registran su falleci- Consejo para sus fines particulares, lo que explica la miento en 1725, cuatro años antes de la creación de un causa criminal al comprender relaciones extramatri- archivo en la parroquial para el nombramiento de moniales (Arroyo 2008: 193), contra el Síndico Juan capellanías (AHN Consejos 43421)... hasta la desa- Antonio de Araoz (Anexo IV) y la apertura de pesqui- mortización de 1789 (Catalán 2004). sas por desacato a la justicia (Anexo IX), a la vez que desencadena desastrosas consecuencias para el resto 3.3. Pautas de erupción y lugares comunes del de los regidores locales: un auto de prohibición de relato. entrada en la parroquial promulgado por el Obispo (Anexo X) y el secuestro de la Jurisdicción ordinaria de la villa (AHN Consejos 40619). El episodio que ha centrado este capítulo permite cuestionar la idea de que todo ritual ofrece un inaltera- ble espejo en miniatura del orden social, habiendo A pesar de que el patrón de una capellanía está mostrado su utilización como instrumento al servicio obligado a exhibir probatoria, libro o razón de su de las rivalidades del momento. Lejos de procurar un administración a requerimiento del Consejo real o del mecanismo para sustraerse de la contingencia de los Procurador episcopal, entramos en un terreno resbala- acontecimientos, el ritual evidencia y pondera las fisu- dizo, en un mecanismo financiero, un medio de amor- ras previas o cotas de conflictividad entre las forma- tizar propiedades (Barrio 2010), desde el momento en ciones sociales aportando desenlaces a sus pugnas el que el fundador se desprende de unos bienes a los 10 discursivas. que no renuncia en vida (Pro 1989: 594) . Un proble- ma frecuente radicaba en la imposibilidad de mantener los parámetros económicos iniciales por disminución, En realidad, más que textualizar la ceremonia, el desfase o pérdida de valor de la congrua (Herreros Acta Concejil nos habla de un comportamiento previo 2012), al que se añade el de la ruina, mal cuidado de al desfile y de su importancia: el arrebato sacerdotal es los bienes inmuebles o el impago de las rentas censa- considerado actitud transgresora a los ojos de sus con- les. tendientes, los regidores locales. Dado que la irritación fue forzada y el estrépito mínimo, se celebró la proce- Argumentos estos repetidos por patronos y mayor- sión del Corpus de Oñati del año 1692, la descripción peinado de la acción domos ante los autos y pleitos instruidos contra su consiste en un (Buc 2003), en una sucesión de formas y casos gramaticales condicio- nales, de posibilidades potenciales sobre escandalosos in 8 Se halla entregado escandalosamente al vicio de mujeres con hechos que podrían haber sucedido o que pudieron mayor exceso del que promete su edad (El extenso expediente en extremis evitarse. AHN Consejos 35053.2) 9 Sacerdote con la misión de recoger testamentos y velar para que quedasen en la parroquia todas las misas que le corresponden por 11 Otros legados se descuidan o simplemente desaparecen; además derecho, así como procurar su pronto cumplimiento (Martínez de una Capellanía, Elena Saiz de Oria dispuso en 1598 una manda 1993: 461). Sabemos que ocupaba el cargo en 1691 por un pleito de 30 ducados de renta para que en la villa se asalariase un contra el sisero municipal (OUA Z.917.9) maestro de escuela que enseñase a leer y escribir (Libro de Actas 10 De hecho, el documento fundacional viene en muchos casos a OUA Z.5.2.11: 248v y 249, donde se siguen diligencias). Pero en consolidar la propiedad de los bienes incluidos, terminando con la 1683 se incluye el salario de maestro de niños entre los oficios inseguridad de una posesión que podría ser meramente municipales pagados por la sisa de 4 maravedís en cada azumbre consuetudinaria . de vino (OUA Z.359.13).

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En las concurrentes intersecciones (Rosaldo 1993: no baste se curse al tribunal superior y en él se de la 20) de procesos institucionales, recorridos comparti- queja conveniente, así lo acordaron y firmaron Don dos y trayectorias -cuando no encrucijadas al decir de Juan Antonio de Aguiriano, segundo alcalde ordinario Gluckman (2003)- personales donde ubicamos los y doce firmas más eventos rituales, la exhibición ritualizada del conflicto ofrece la posibilidad de una resolución pero también el II. Expediente de censuras eclesiásticas noviembre acelerar la imposición hegemónica mediante retorci- de 1668 (OUA: Z.645.18). dos despliegues de una armonía, de una idea de vida ordenada, cuando no existe voluntad reparadora (Turner 1996: 92). El Dr. Pedro de Quintana, procurador del obispa- do de Calahorra, entabla pleito de restitución contra De las fuentes documentales analizadas emergen Juan Bautista de Berganzo, Alcalde ordinario de la escenas que visibilizan alteraciones y órdenes socia- villa de Oñate porque se han ocultado, encubierto y les, con individuos activos, gente que construye sus apartado escrituras y papeles tocantes a la villa y que contextos de acción, que juega un importante papel en pertenecieron a las memorias pías de Martín y Juan la confección, más o menos mediatizada y acertada, de Ibañez de Hernani sus realidades circundantes que hemos singularizado con ocasión de sus intersticios o licencias festivas, sin III. Libro de Actas 17 de octubre de 1691 (Z.7.3.8 haber podido especificar en estas situaciones un ámbi- OUA: 114-114v). to religioso como algo distinto o desgajado de las relaciones de poder y sus legitimaciones. Siendo Alcalde y Juez ordinario de la villa de Oñati y su jurisdicción Francisco Antonio de Garitano 4. ANEXOS. se presentó el título de Alcalde Mayor y nombramien- to hecho en el Capitán Francisco de Arratabe por el Exmo. Señor Conde y habiendo visto dijeron que con- AHN. Archivo Histórico Nacional. Madrid forme a las disposiciones de las leyes del reino no OUA. Oñatiko Udal Artxiboa. Archivo Municipal de Oñati Para facilitar la lectura de las fuentes manuscritas incluidas en este podía tener la ocupación por hallarse como se halla Anexo he optado por actualizar la ortografía y agilizar la sintaxis casado con hija natural del procurador de esta villa y tratando de no perder expresiones y modismos en sus contextos de ser él natural del valle de Leniz a distancia de dos enunciación. leguas cortas y aun menos porque por sí y por medio de la dicha su mujer está emparentada con las prime- I. Libro de Actas 5 de mayo de 1692 (Z .7.3.9 ras familias de esta villa, por todo lo cual dándose por OUA: 125v). puesta la condición necesaria se escriba a su Ex.ª para que nombre para dicho oficio otro sujeto a quien Propuso el señor Alcalde de esta villa de Oñati de no obsten las excepciones referidas y que esto se que como a todos era notorio, Don Gabriel de ponga por respuesta a continuación de la extinción de Soraluze Cura de la Iglesia Colegial de esta villa al dicho título tiempo que el pueblo se aparejaba con todas sus comunidades eclesiásticas y seglares cofradías y gre- IV. Libro de Actas 26 de marzo de 1692 (Z.7.3.9 mios para formar la procesión del Santísimo OUA: 118). Sacramento que este día se celebra y sale de dicha iglesia ha estorbado el que salga la dicha procesión El Señor Conde niega confirmación de la elección haciendo algunas demostraciones ajenas a su estado de Alcalde ordinario a Juan Antonio de Araoz por por cuya causa se alborotaron los vecinos de manera tener pleito criminal contra él en la Chancillería de que si su mitad y los de su ayuntamiento y algunos Valladolid... y ordena se siga mantener la causa con particulares no hubieran acudido al reparo saliendo las cuentas de propios de la villa de la iglesia para que también el pueblo siguiese se hubiera suscitado algún motín escandaloso y este V. Libro de las Obras Pías y Capellanías de accidente parece que trae consigo alguna circunstan- Lázaro Ibañez de Hernani (OUA Z.1146.4). cia de inquietud en el ánimo de el dicho cura como también se ha observado en otras ocasiones para cuyo remedio vean los dichos señores las diligencias que Pedro de Lepe, Obispo de Calahorra visita la villa les parezcan más convenientes = Y habiéndolo enten- a 23 de marzo de 1692 porque parece que las Obras dido todos uniformemente dijeron que por ahora se Pías de Lázaro Ibañez de Hernani se hallan confundi- escriba con un Capitular al Obispo de Calahorra que das por la transacción que con licencia del Ordinario se halla en la villa de Bergara dándole noticia de todo se hizo entre la Justicia y Regimiento de esta villa el suceso y otros antecedentes y lo que se descubre del como Patronos de dicha memoria y Dª Ana de ánimo de dicho cura para que su Ilma. dé la providen- Ipinarrieta, viuda y heredera de Don Juan Bautista de cia necesaria en el caso presente y evite los lances que Hernani último patrono y los efectos de dicha Obra en adelante se pueden ofrecer y cuando esta diligencia Pía se hallan reducidos a un juro de 500 ducados de

Kobie. Antropología Cultural 18, año 2014 Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. ISSN 0214-7971 CONFLICTO EN CORPUS CHRISTI: ESCÁNDALOS CEREMONIALES O SECUENCIAS RITUALES 127 plata contra el Concejo de la villa de Amezqueta = Y cuentas de diez años a esta parte. Como en efecto de las dos Capellanías que tienen a dos misas de obedeciendo conforme se debía entregamos y porque carga cada semana y se deben celebrar en el convento dichas cuentas, obras pías y demás libros de gastos y de Santa Ana de esta villa son capellanes el Licenciado razón que tiene esta villa están pasados por diferentes Don Antonio de Zelaia que habiendo comparecido en jueces de residencia que ha habido en dicha villa nom- esta Visita declaró haber celebrado hasta hoy las brados por el Exmo. Sr. Conde y además visitados por misas de su obligación lo cual juró in verbo sacerdotis el Ilmo. Pedro Lepe Obispo de esta diócesis como más y Don José de Vicuña assibien presbítero que declaró latamente consta de un testimonio que tenemos remiti- no haber dicho misa alguna por no cobrarse la renta do (VI) y además de haber llevado en grado de apela- de dicho Juro ni dar poder para la cobranza los ción las dos residencias últimas de la Real Chancillería Patronos de la misma. El Obispo, mandó que dentro de Valladolid a donde están pendientes y estar nos de seis meses haya obligación de sacar y poner Libro condenados en costas y salarios y otras cosas de las Capitular donde hayan de guardar, cumplir y asentar que jamás ha tenido la villa como asimismo consta en en todo las cláusulas expresadas en la fundación y testimonio y cartas de pago que tenemos remitidos memoria. Haciéndolo de aquí en adelante y sucesiva- (VIII) a que en lo necesario nos remitimos = Y porque mente en cada año las diligencias necesarias para no hallamos razón ninguna para que seamos por dife- entregar lo que se hallare y constase estar desfalcado rentes jueces en costas y salarios condenados y más o en poder de cualesquiera personas... =Lo cual cum- añadiendo que por jueces nombrados por el dicho Sr. plan cada uno de los Capitulares pena cada uno de Conde haber sido condenados por tanto por nosotros 6.000 maravedís con que desde ahora para cuando mismos y en nombre de este Concejo y Cabildo... llegue el caso a pleito en la Cámara de su Majestad damos nuestro poder especial cumplido de derecho a para gastos de su Justicia. Firmado Juan Antonio de Don Juan Antonio de Torre vecino de la villa de Torres Madrid para que en nuestro nombre y de la dicha república obtenga provisión real para que la exhibi- VI. (Consejos 40623 AHN). ción y presentación de dichas cuentas y la revisión de ellas sea a cuenta del Exmo. S. Conde de Oñati en nombre de quien se ha pedido por razón de estar pasa- Bernardo de Astorquiza Escribano real y del núme- das por diferentes residencias según consta en las ro de esta villa de Oñate por el Exmo. Señor Conde mismas cuentas presentadas... a 23 de diciembre de certifico que por el año pasado de 1686 consta por los 1692 libros de las memorias y obras pías de que es patrona fueron visitados por don Carlos de Antillon esta villa VIII. (Consejos 40623 AHN). provisor que fue en sede vacante de este obispado, y por el año de 1688 asimismo los dichos libros y sus cuentas por don José de Loján Abogado de los Reales En la villa de Oñati a 3 de marzo de 1692 ante el Consejos y Juez de residencia enviado por dicho señor Sr. José Roman Juez de comisión nombrado por los Conde, como también residenció los oficios y cargo- señores presidente y oidores de la Real Audiencia y habientes y revisitó las cuentas de propios y rentas de Chancillería de Valladolid y ante mí el Escribano la dicha villa. Asimismo por el año próximo pasado de Sebastian de Cortabarria vecino de esta villa y depo- 1691 el licenciado don Andrés de Yurre Abogado de sitario nombrado por dicho juez en orden a que se los Reales Consejos y juez de residencia enviado por depositasen todos los maravedís en que les han conde- dicho señor conde tomó residencia de oficios y cargos nado por razón de salarios y costas de la última resi- de la dicha villa. Y el ilustrísimo Señor Obispo de este dencia que se tomó por Don Andrés de Yurre a todos obispado este presente año asimismo visitó los dichos los capitulares que fueron residenciados en la residen- libros y cuentas de las memorias pías de que es patro- cia y visita de papeles que las personas que se dirán na dicha villa (V) como todo consta por dichos libros abajo rateando sueldo a libra y es así que por auto y sus autos dados signo y firmo a primero de diciem- dado el Sr. Cortabarria está mandado a reunir bre de 1692. Declarando depósito que suma 26900 Mrs. VII.(Consejos 40623 AHN). De José Ortíz de Zárate 2152 Mrs. Sépase cómo nos el Cabildo, Concejo, Justicia y Regimiento de esta noble villa de Oñati estando juntos De Juan de Elorriaga 21251 Mrs. en nuestro ayuntamiento Juan Antonio de Aguiriano segundo alcalde ordinario, regidores, diputados, sín- De Bartolomé de Inza 6328 Mrs. dico...decimos que el Señor Juez Juan Antonio de Torres del Consejo de S.M. y su oidor en la Real De Juan Joaquín de Plaza 3168 Mrs. Chancilleria de Valladolid y Corregidor de la provin- cia de Guipuzcoa Juez de pesquisa en virtud de cierto De Juan de Galdós 3661 Mrs. auto que expedió nos mandó que entregásemos las De Juan de Villar 3661 Mrs.

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De Domingo Ignacio de Berganzo 6052 Mrs. pedimiento que más convenga a 12 de febrero de 1693. Del capitán Nicolás de Araoz 2421 Mrs. X. Libro de Actas (Z 7.3.10 OUA: 140). De Miguel de Mendiola 5581 Mrs. En la villa de Oñate a 24 de marzo de 1693 estan- De Miguel de Olazaran 9885 Mrs. do juntos en ayuntamiento como otras veces los Sres. Joaquín de Orduña y Antia Alcalde y Juez ordinario, De Francisco Antonio de Garitano 3631 Mrs. Antonio de Zarauz y Gamboa sustituto de regidor... dijeron que siendo como es el día de mañana que se De Juan Antonio de Araoz 3631 Mrs. contarán 25 del presente mes diputado para la elec- ción de oficios de gobierno de esta villa se hallan con De Juan de Astorquiza 12844 Mrs. el embarazo de no poderlo hacer en la Iglesia de San Miguel donde se ha acostumbrado de tiempo muy De Juan de Zarauz y Gamboa 3638 Mrs. antiguo a esta parte respecto de un auto de prohibi- ción que dejó el Obispo en la última visita que hizo en De Domingo de Larrea 3638 Mrs. esta villa = Aunque se ha procurado que se haga en la ermita de San Antonio Abad se ha ofrecido algún De Esteban de Sagastizabal 4237 Mrs. reparo por cuya causa y hasta que o suplicando al Obispo o en otra forma se tome providencia en esta De Juan de Anduaga 4237 Mrs. materia para en adelante ...Mandaron que se haga la elección en la sala baja del Hospital de esta villa y De José de Cortazar4237 Mrs. para que llegue a noticia de todos se haga pública al tiempo de la misa popular así lo mandaron y firmaron De Bernardo de Astorquiza 3631 Mrs.

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