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^ •••.é¿¿i|f * 'Ve A-....,#,.#..-7 DATO© PARA LA HI5T0RIA DE CIUDAD RODRIGO POR D. MATEO H. VEGAS INTRODUCCIÓN Cada loco con su tema. Y el que estas líneas escribe tiene el tema, por otro nombre manía, (otras hay peores), de desenterrar cosas y personas viejas de nues• tra viejísima ciudad. Sírvale de disculpa el saber que no lo hace para fomentar en nues• tro pueblo el orgullo de clases (que también entre los pueblos las hay), ni siquiera para despertar en nosotros la adaiiradón pura- ite platónica a las Virtudes de — 2 — nuestros antepasados o para que nos durmamos beatíficamente en la contemplación extática de sus hazañas como en algo que fué y ya no puede ser, como si noso• tros no lleváramos en nuestras Venas su misma sangre; sino, todo lo contrario, para que ello encien• da de nuevo esa sangre y nos es• timule a imitarles, a acometer, como ellos, empresas grandes, a recobrar la conciencia de la pro• pia virilidad, a no perder de vista nuestras gloriosas tradiciones, a no profanar nuestros venerandos recuerdos de familia, a conservar limpia e inmaculada, nuestra lim• pia e inmaculada historia, a pen• sar en una palabra, a qué nos obliga el ser hijos de tan buenos padres. Con está, pues, sana intención, irán apareciendo hechos, histo• rietas, episodios, biografías, cos• tumbres, fiestas populares, rego• cijos públicos, honras de Reyes, solemnidades religiosas, prepara- - 3 — tivos de guerra, etc., que la his• toria no ha recogido, o porque antes la historia desdeñaba estos asuntos, o tal vez porque se es• caparon a la investigación de nuestros diligentes historiadores. Ya se comprenderá que en tra• bajos de esta índole no es posible seguir un Orden riguroso de anti• güedad, ni de materias, ni de im• portancia absoluta o relativa; son datos sueltos y, como tales, irán saliendo a la buena de Dios, con• forme las circunstancias lo per• mitan. Una excepción, sin embargo, hemos de hacer con nuestro Ar• chivo ^municipal, no solamente porque él es la fuente inagotable de documentos, datos y noticias y, por consiguiente, la base y punto de partida dé toda investi• gación histórica, sino también porque sinceramente creemos que es lo mejor y lo más olvidado que tenemos en Ciudad Rodrigo. Principiemos, pues, por hacer... — 4 - . , '. I ; '• 1 UNA VISITA AL ARCHIVO MUNICIPAL Es el Archivo del Ayuntamien• to una mina riquísima enteramen• te inexplotada y casi, por lo me• nos desde los tiempos de Caba• nas, enteramente inexplorada. No acabamos de comprender como ha podido conservarse y llegar hasta nosotros en el estado relativamente perfecto en que hoy se halla; como ha podido salvarse de tantas vicisitudes; de tantas guerras, irrupciones, sitios, asal• tos, bombardeos^ incendios, rui• nas de todo género, y aun dé tan• tas ¿das y venidas como ha sufri• do en nuestros mismos días. Agradezcámoslo, en primer lu• gar, al noble -empeño de nuestros abuelos y también, justo es con• signarlo, al celo del actual archi• vero, que sabe muy bien lo que va• le el tesoro que le está confiado. No Vamos a hacer un índice de documentos, y menos un es• tudio detallado de cada uno de ellos, lo cual llenaría muchos Vo• lúmenes y la vida entera de un hombre... que viviera muchos años. Sencillamente vamos a pa- ser una breve revista, parándonos de vez en cuando algunos instan• tes para admirar algo de lo mucho bueno que contiene. Como aquí solo nos interesa lo que puede tener alguna importan• cia para la historia (aunque a decir verdad, donde menos se piensa suele estar agazapada una noticia importante o sin dato de interés) recorreremos solamente las si• guientes secciones: Privilegios, Cartas reales, Ordenanzas, O/i• cios mayores y menores. Facul• tades y arbitrios. Pertenencias, Devasos, Pinares y Valdíos, Apeos y deslindes, Relaciones con el Obispo, Cabildo y Comu• nidades, Cosas de guerra. Puen• tes y Fuentes, Pechos, Instru- - 6 - tnentos varios, y sobre todo, la riquísima colección de Actas mu• nicipales. Sección de privilegios reales. —Desde luego no están en el Ar• chivo todos los que Ciudad Ro• drigo consiguió de los Reyes: En las actas de Ayuntamiento más antiguas (siglo XV) se hace men• ción de varios que no han llegado hasta nosotros, aunque su desapa• rición no es de ahora, pues ya no figuran en el índice del siglo XVIII. Es el primero un curioso privi• legio de Alfonso el Sabio (en per• gamino, aunque le falta el sello y el cordón) expedido en Valladolid a 24 de Agosto de la era de 1293 (año de 1255) con motivo de los abusos que cometían en la tierra de Ciudad Rodrigo las villas exen• tas y las entonces poderosas Or• denes. En él se hace referencia a otros de Alfonso IX y Fernando III, el Santo, que no se conservan. Por ser el primero y como ex• cepción única, lo transcribimos - 7 - íntegramente: «Don Alfon por la gra de Dios Rey de Castilla de Toledo de Leo de Gallia de Gor- doua de Mure dejahn. Al Con- ceio de Cibdad rodgo salte gra. Ui ura Carta q me enuiastes co uros omes buenos John mate, e Domigo pascual en q me enuiaste diz q omes de Ordenes e de Villas q vos destrue un pinar e un enci• nar e un Rouredo de ura Villa q son catados co las posadas de los ganados q deue afaz pasada por hy e q fase posadas q no deue a faz e están a tato que los tallan e los qman e los destrue por q ue (viene) grant daño a la uilla e enuiastes me pedir mercet q yo q Vos diesse cosseio en tal guisa q fuessen guardados e defendudos assi como lo era en tiepo del Rey do Alfon mió auvelo e del Rey do Fern mió padre. Et yo porq he sa• bor de vos faz bie e merced tego por bie et mado q niguno no sea osado assi de ordenes como de Villas de Vos faz hy posada mas q faga por hy passada assi como solie en tiepo del Rey do Alfon mió auelo e del Rey do Fern mió padre. Et mado a vos el Conceio q lo guardedes e lo defendades segund q esta mi carta dice e aql q nos a mas passare ql (que le) pendredes assi como el mío degre• do (decreto) mada. Dada en Va- lladolid, el Rey la mado XXIIII dias de Agosto. John pz de Leo la fize. Era de: Mille CCe No- naenta e tres años » El segundo es también del Rey Sabio dado en la Vega de Gra• nada a 22 de Junio de la era de 1303 (año de 1265) (pergamino, cordones de seda, sin sello). Em• piezan los Reyes a recon-ocer y premiar los leales servicios de la siempre leal Ciudad. En él Alfon• so X 'por facer bien e merced al Conceio de Cibdad {úc)(quita) pa siemp las viudas e los huérfanos q no pechen en nigun pecho saluo end moneda. Es la primerá vez que se habla de franquicias con- cedidas a la Ciudad; como se vé el Rey Sabio era también Rey Compasivo, pues sus primeros cuidados son para las viudas y los huérfanos. En cuanto a los guerreros manda «q todos aqllos q uenieren en hueste daq adelan• te e troxiere lorigas de cuerpos e de cauallos e tiendas redondas q ayan tantos escusados por la lori• ga de cauallo quatos auie ante por las otras armas e por las tien• das » Y termina dando la razón de estos apreciables y apreciados privilegios: « E esta merced les fago señalada mietre por q fuero a Xerez por mió madado en la hueste e ueniero comigo a Gra• nada.» También es de Alfonso X el 3.° del mismo legajo (pergamino, cor• dones de seda y sello de cera ro• to) dado en la misma fecha que el anterior a petición de los caballe• ros y hombres buenos del, Conce• jo «q ueniero en mi servicio a la hueste de Granada.» Por él man- - 10 - da que si un hombre matase a otro en pelea y la parte lo perdo• nase, que ios jueces lo acojan y absuelvan «assi como fué usado fata aq.» Más amplio que los anteriores es el 4.° del mismo Alfonso X (pergamino, cordón de seda sin sello) dado en Jerez a 20 de Fe• brero, era de 1306 (año 1268). Concede a todos los que «morare en la Cibdade q houiere cauallos e armas de corpo e de cauallo q sean escusados de todo pecho e de todo pedido salvo end moneda e ffonsadera.> Fonsadera era el servicio personal en la guerra o tributo pecuniario para sus gastos. Bien merecían esta merced los señalados servicios prestados por la Ciudad al Rey Sabio: »et esta mced les ffazemos por mucho ser- uicio q nos feziero et assenalada mietre por el seruicio q nos fezo el Conceio qndo eramos ynfante q entrañamos a portogai.» Todavía hay un 5.° Privilegio - 11 - del mismo en que dispone, en vis• ta de la importancia de la Ciudad y de la mucha gente de armas que había en ella, que viva en ella un Armero, un Lorigero y un Sillero; y sobre todo hay un 6.° y último Privilegio de Alfonso X que con el siguiente de su hijo, SanchoIV, el Bravof forma los que se llama• ban Privilegios grandes, funda• mento de todas las franquicias, de todas las preeminencias y de todos los honores, de que, como pocas, gozó nuestra privilegiada ciudad. Por él, y en Vista de nue• vos, relevantes y excepcionales servicios, declara ya a la Ciudad sin distinción de clases franca de todos pechos, es decir, libre de todo tributo.