ISBN 970-753-039-1 MAYAS 9 789707 530393 PRIMERA PARTE

Dos médicos tradicionales intercambian conocimientos. Peto, Yucatán. Fototeca Nacho López, CDI.

MAYAS1-FORRO 1 13/6/06, 12:56 http://www.cdi.gob.mx Mario Humberto Ruz es médico cirujano, maestro en antropología social y doctor en etnología. Es coordinador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Fotografía 1a de forros y portadilla: Muchacha que ya no usa vestimenta tradicional vestida de “catrina”. Dzidzibalché, Halacho, Yucatán. Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI.

Fotografía página 5: Detalle de la fotografía en pág. 68.

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MARIO HUMBERTO RUZ

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Ruz, Mario Humberto Mayas : primera parte / Mario Humberto Ruz. -- México : CDI : PNUD, 2006. 91 p. : maps., retrs., tabs. – (Pueblos indígenas del México contemporáneo) ISBN 970-753-039-1

1. MAYAS – HISTORIA 2. MAYA (LENGUA) 3. MAYAS – DEMOGRAFÍA 4. RECURSOS NATURALES – YUCATÁN (PENÍNSULA) 5. AGRICULTURA – YUCATÁN 6. ASENTAMIENTOS HUMANOS – YUCATÁN (PENÍNSULA) 7. VIVIENDAS MAYAS 8. MAYAS – DESARROLLO ECONÓMICO 9. EDUCACIÓN MAYA 10. SALUD PÚBLICA – MAYAS 11. MEDICINA TRADICIONAL – MAYAS I. t. II. Ser.

Catalogación en la fuente: GYVA

Primera edición, 2006

D.R. © 2006 Mario Humberto Ruz

D.R. © 2006 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas Av. Revolución 1279, colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01010, México, D.F.

D.R. © 2006 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Av. Presidente Mazarik 29, colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11570, México, D.F.

ISBN 970-753-039-1 / Mayas. Primera parte

ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.

Impreso y hecho en México

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INTRODUCCIÓN 5 LOS RASGOS QUE IMPRIME EL MUNDO MAYA EN EL ROSTRO PLURAL DEL MÉXICO INDIO SON, SIN DUDA ALGUNA, DE PRIMERA MAGNITUD. Los herederos de la que es considerada por muchos como la civilización más deslumbrante de la América precolombina tienen su asiento primario en siete estados del te- rritorio mexicano actual: Tabasco, Chiapas, Veracruz, San Luis Potosí y las tres entidades que conforman la península yucateca: Campeche, y Yucatán, donde habitan los llamados propiamente mayas, que dieron nombre a todos los integrantes de la familia lingüística denominada mayan- ce, mayanse o mayense. Pero cabe recordar que la familia maya desborda las actuales fronteras mexicanas, extendiéndose hacia Belice, y , e incluía en épocas anteriores pequeñas porciones de El Sal- vador. Hoy, los territorios tradicionalmente reconocidos como asiento de tal o cual grupo lingüístico han variado de manera significativa, pues las urgencias económicas derivadas de la presión demográfica cada vez ma- yor sobre tierras agostadas, el deterioro generalizado en el ámbito rural y los procesos de globalización provocan una movilidad creciente en todo

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yas alcanzaban para el 2000 casi un millón y Hablar de los mayas signifi ca medio de individuos (1 475 575), apenas su- referirse al segundo pueblo perados por los nahuas (2 445 969) y segui- mesoamericano de México en dos de lejos por los zapotecos (777 253), los términos numéricos. mixtecos (726 601) y los otomíes (646 875), únicos grupos que superaban el medio mi- llón de integrantes (Serrano, 2003). Y tal im- el mundo maya, que no se limita a Méxi- portancia se acrecienta si recordamos que, a co y Centroamérica, sino que alcanza ya a diferencia de la vecindad maya, los hablantes Estados Unidos y Canadá (véase mapa en de nahua se hallan dispersos en más de una tercera de forros)1. veintena de estados. Incluso desde una fría constatación cuan- No sorprende, por tanto, que entre las titativa resulta claro que hablar de la Penín- regiones indígenas de México la penínsu- sula de Yucatán es, en buena medida, hablar la ocupe un sitio privilegiado, por lo que de los mayas. Y ello significa referirse al se- a riqueza humana y cultural toca, surgida gundo pueblo mesoamericano de México en de una matriz de antigua y recia raigam- 6 términos numéricos. En efecto, de acuerdo bre mesoamericana. Diseminados en las a cálculos recientes, que van más allá de la tres entidades políticas mencionadas, y mera adscripción lingüística y subsanan el prolongándose incluso sobre el territorio sesgo del Instituto Nacional de Estadística, colindante de Belice, según apreciaciones Geografía e Informática (INEGI) al conside- recientes los mayas constituyen además la rar como indígenas apenas a los mayores población mayoritaria del estado de Yuca- de cinco años que emplean un idioma in- tán, sobrepasando en número a los no in- doamericano, los habitantes de hogares ma- dígenas (Ramírez, 2002);2 situación que só-

1 Su distribución tradicional era la siguiente: Tabas- co, chontales; Chiapas, tojolabales, tzotziles, tzel- 2 El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e tales, lacandones, mochós, ch’oles, chujes, mames, Informática difiere en este dato, al calcular que kanjobales, jacaltecos y cakchiqueles; Veracruz y representan el 37.7 por ciento, pero cabe recor- San Luis Potosí, huaxtecos o teenek; Belice, mopa- dar la mayor precisión de los criterios lingüísticos nes, mayas y kekchíes; Guatemala, quichés, cakchi- empleados por la CDI, además del hecho básico queles, achíes, tzutuhiles, itzáes, mopanes, chujes, de que el INEGI sólo considera en sus apreciaciones acatecos, ixiles, mames, pokomames, pokomchíes, a los hablantes de lenguas indígenas mayores de awakatecos, chalchitecos, kanjobales, jacaltecos, cinco años, hecho que desfigura significativamente chortís y kekchíes, y Honduras, chortís. los totales.

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lo comparte en la República el estado de península exhibe rasgos singulares que le Oaxaca, con la salvedad de que en éste las han valido, entre otras cosas, el convertirse etnias rozan la veintena, mientras que en en una región privilegiada para el turismo Yucatán la inmensa mayoría de los indíge- de masas, cuyos promotores han sabido nas se adscribe a un solo grupo étnico, ya explotar los vestigios de la cultura mate- que los mayahablantes representan el 99.6 rial (prehispánica y colonial), la belleza de por ciento, con 549 532 hablantes de len- sus paisajes y el supuesto exotismo de sus guas indígenas (HLI) mayores de cinco años. habitantes, hábilmente manipulado por En Quintana Roo constituyen el 94.2 por las agencias turísticas. Contrapartida de lo ciento, con 173 592 HLI, y en Campeche el anterior, la especificidad étnica de sus po- 80.9 por ciento, de un total de 93 765. bladores “naturales” ha servido a menudo Pero la fortaleza de la cultura maya tras- para mantenerlos en niveles de pobreza y ciende con mucho los aspectos cuantitati- marginación, derivadas de la explotación vos. Acorde con su importancia numérica, que conlleva su condición étnica y el ac- su presencia es clara en la vida económica, ceso, a menudo difícil, a los programas de política y religiosa de los estados donde beneficio social puestos en marcha por las habitan, a los cuales permearon cultural- agencias estatales o federales. 7 mente con tal intensidad que no ha falta- Tal situación, de profundo anclaje his- do investigador que postule que, en el caso tórico, muestra matices de importancia de- peninsular, los “transculturados” fueron los pendiendo del área peninsular donde se hispanos (Farriss, 1984: 9). Gracias a es- ubiquen las comunidades. De hecho, pe- ta acusada persistencia de “lo maya”, pro- se a participar de una matriz cultural co- ducto de una continua e inteligente actitud mún, resulta a todas luces improcedente de resistencia —que no desdeña, con tal hablar hoy de “los mayas” como si se tra- de permanecer, la renuncia a lo que otros tara de una entidad amorfa y homogénea. consideran una tradición inamovible—, la Las especificidades locales de los pueblos

La fortaleza de la cultura maya trasciende con mucho los aspectos cuantitativos; su presencia es clara en la vida económica, política y religiosa en los estados donde habitan.

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mayas, surgidas de un devenir histórico no artistas de la piedra, la arcilla y el estuco, siempre coincidente (y que corre paralelo hacerlo hoy en términos socioeconómicos al muy diverso acontecer de las entidades es referirse a la población más marginal de federativas donde se ubican), requiere, por la península, la que ocupa los primeros si- tanto, destacarse en cualquier estudio que tios en desempleo, carencia de servicios pretenda dar cuenta de la realidad penin- básicos, analfabetismo y morbimortalidad sular. A ningún ojo observador escapan, provocada por las llamadas enfermedades por ejemplo, las diferencias —sutiles o pro- de la pobreza. El giro no deja de parecer fundas, socioeconómicas o políticas, cul- dramáticamente espectacular: mientras los turales o religiosas— entre los mayas de la mayas prehispánicos son considerados una llamada zona henequenera, los herederos casta de semihéroes, los contemporáneos de la Guerra de Castas (1847-1901) que se han pasado a ser, en la visión de algunos, asientan en torno a Carrillo Puerto (la anti- meros vestigios decadentes de un esplen- gua Chan Santa Cruz) y Valladolid, los que doroso pasado. trabajan como guías de turistas en Cancún Nada más alejado de la realidad: los o como asalariados en Mérida, el chiclero mayas actuales no sólo son dignos here- 8 campechano de , la yucateca que deros de sus antepasados, sino orgullosos se contrata en alguna maquiladora de Mo- integrantes de un pueblo que ha sido ca- tul, el “costumbrista” de Tixhualactún o la paz de sortear una y otra vez los escollos pentecostal de Kaua. Todos ellos, empero, planteados por quienes ejercen el poder, comparten una característica: considerarse re-creando una y otra vez su identidad y ser considerados mayas. singular para avanzar con paso firme en la Cabe además insistir en que si desde el construcción de un futuro en el que ocu- punto de vista histórico hablar de los ma- pen, al fin, el papel protagónico que por yas ha significado a menudo evocar a los derecho les corresponde en un México plu- constructores de espléndidas ciudades que riétnico, democrático y multicultural. aún nos impresionan, renombrados astró- nomos que dieron vida a una serie de exac- tos y complicados calendarios, inventores LOS MAYAS Y “LO MAYA”: UN de un preciso sistema numérico que supo PATRIMONIO MILENARIO Y ACTUAL del cero antes que los hindúes, creadores Sin lugar a dudas, una de las característi- de un sistema de escritura que combinaba cas más sobresalientes (y atractivas) de la versatilidad y precisión, o a consumados Península de Yucatán es la impronta ma-

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Planisferio (detalle), Pierre Desceliers, The New World, 1550. Fuente: E. Klemp, America in maps dating from 1500 to 1856, London & New York, 1976. Citado en: Michel Antochiw, Historia cartográfi ca de la Península de Yucatán, Cinvestav y Grupo Tribasa, México, 1994. PUEBLOS INDÍGENAS DEL MÉXICO CONTEMPORÁNEO

ya, que sorprende y atrapa a cualquier vi- visuales, olfativas, gustativas y hasta tác- sitante. Se hace presente desde un primer tiles, no es una mera explosión sensorial: momento: en el rostro y la configuración surge de una peculiar manera de concebir corpórea de sus moradores, en el tono, los y vivir el mundo; concepción que a su vez vocablos y los giros del lenguaje que em- se nutre de una realidad histórica con una plean tanto mestizos como mayas, en el antigüedad cercana a los 3 mil años, ya atavío que portan en las comunidades no que —a decir de los arqueólogos— hace pocas de sus mujeres, en su carácter ama- al menos 30 siglos comienzan a apreciarse ble y jocoso, en la forma de sus viviendas, las primeras improntas culturales tangibles en su peculiar relación con la naturaleza, que se pueden considerar como caracte- en la gastronomía y en otros mil detalles rísticas de la civilización maya. de la vida cotidiana, y viene a hacer eclo- Mucho tiempo ha pasado desde enton- sión cuando de festejos se trata: las imáge- ces, e innumerables cosas han cambiado. nes de los santos patronos de los pueblos A esos rasgos primarios se sumaron otros visitándose unas a otras, los desfiles de los adaptados de tradiciones culturales próxi- gremios, donde las mujeres lucen sus be- mas o distantes: las influencias nahuas lle- 10 llos trajes de fiesta (ternos) realzados por gadas de los altiplanos centrales de Méxi- delicadas labores de orfebrería; las alegres co, los crecientes y feroces embates de vaquerías, donde émulos de toreros hacen la globalización actual, pasando por 300 las delicias del público con sus “charlota- años de dominio hispano que modificaron das”; la música de las jaranas inundando sustancialmente los antiguos patrones: des- el aire que surcan los cohetes llamados lo- de la modificación del paisaje con nuevos calmente “voladores”, el olor del relleno elementos de flora y fauna, hasta el brutal negro, los dzotobichayes, los papadzules trastocamiento de una antigua y compleja y los polcanes; los altares que se levantan religión politeísta que fue sustituida por el en cada casa para noviembre, mes en que cristianismo, incluyendo la reconfiguración se espera a los muertos de la familia con de los poblados, nuevas formas de organiza- tamales, frutas, cigarrillos y los platillos que ción social, política y laboral, cambios en el en vida más les gustaban, distribuidos en atavío y los patrones alimenticios, y la ma- torno a la yax cruz, la “ceiba-cruz”. nera de acompañar a los muertos o celebrar Este complejo y espléndido patrimo- el gozo de estar vivos, entre otros muchos. nio cultural, que se despliega en un am- Ataques de piratas, guerras de Inde- plio abanico de manifestaciones sonoras, pendencia, asonadas, intentos separatistas

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Múltiples signifi cantes los relacionan como pueblo. Entre ellos, la adscripción a un territorio: el denominado Mayab desde antiguo.

y luchas fratricidas entre conservadores y Belice. En ésta viven hasta hoy hablantes liberales, invasiones extranjeras, gobiernos del idioma maya, mientras que en el norte revolucionarios y contrarrevolucionarios, del Petén guatemalteco, a más de la im- indigenistas o integracionistas, nacionalis- pronta maya perceptible aún en los pobla- tas o neoliberales, los pueblos mayas han dos de origen mestizo,3 se asientan los it- sido testigo de ésos y otros muchos avata- záes, cuya lengua es tan próxima al maya res históricos. Pero no testigos pasivos. Una que para ciertos lingüistas podría conside- y otra vez, en forma discreta y callada, o rarse una mera variante dialectal, lo que no abierta y sonora, dependiendo de la épo- sería de extrañar tratándose de un grupo ca y las circunstancias, han tomado partido procedente de la propia península. Y otro por una u otra causa —a veces incluso en tanto ocurre con los lacandones actuales, 11 forma dividida—, pero apostando siempre que no son descendientes de los chortís a una causa primaria: la de seguir siendo que desde antiguo habitaban esa región, si- mayas, conservar contra viento y marea no de mayas yucatecos que vinieron a ocu- su derecho a seguir expresando su singu- parla en pleno siglo XVIII, entrando desde lar identidad, a reclamar como elemental el poblado de San José de Gracia. su prerrogativa a ser jurídicamente iguales Pero si bien los mayas siguen habitan- en la diversidad cultural. do un territorio que domesticaron hace mi- Tal singularidad no responde a uno si- lenios, ahora lo comparten con otros, en no a múltiples significantes que los rela- particular con los mestizos, surgidos no só- cionan como pueblo, pero hay algunos lo del maridaje maya con lo hispano, sino cuyo mayor peso es indudable. Entre ellos también de los mestizajes resultantes de se encuentra la adscripción a un territorio: el denominado Mayab desde antiguo, que se inicia ya en el arranque continental de 3 Muchos de ellos, recordemos, fundados por pobladores de Yucatán durante la época colonial la península, incluyendo partes de las que y el siglo XIX, a más de los que ya existían desde ahora son naciones vecinas: Guatemala y tiempos precolombinos.

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otras oleadas migratorias, casi todas ellas otros 18 idiomas indígenas que registraron del siglo XIX, entre las cuales merecen des- las encuestas. Seis años más tarde, un nue- tacarse las de grupos libaneses, asiáticos vo censo (más detallado desde el punto de (chinos y coreanos), e incluso con otros vista lingüístico) daba fe de la presencia de grupos indígenas, como los yaquis (des- nada menos que 44 lenguas mesoamerica- plazados de su hábitat original en la épo- nas en el estado —empleadas por 93 765 ca porfirista para segar sus revueltas) y, en individuos—, entre las cuales destacaban fechas más recientes, con aquellos que se numéricamente el maya (75 874), el ch’ol (8 han visto atraídos por los terrenos más des- 844), el kanjobal (1 896), el tzeltal (1 706) poblados de la península (sur campechano y el mam (1 226), seguidos muy atrás por y quintanarroense) o por el impresionante el tzotzil, el náhuatl, el zapoteco, el kekchí, desarrollo turístico del litoral caribeño. Y a el totonaco y el chuj (Campeche. Tabulados ellos habría que agregar a los mayas y mes- básicos, 2001: 125). Como el propio , 2001: 125). Como el propio INEGI tizos guatemaltecos que se vieron forzados señala, si bien entre 1990 y 2000 la propor- a abandonar su país durante la guerra de ción de hablantes de lengua maya se man- las últimas décadas del siglo XX, hoy na- tuvo casi igual, el idioma ch’ol “incremen- 12 cionalizados mexicanos. tó su población de hablantes en 3.3 puntos Así, por referirme tan sólo a uno de los porcentuales, al pasar de 6.1 a 9.4 por cien- tres estados peninsulares, el de Campeche, to en el mismo periodo” (Campeche. Perfil cuya población indígena hasta hace unas sociodemográfico, 2003: 55). décadas era considerada exclusivamente La manera en que estos grupos han im- mayahablante, vemos que para 1994 al- pactado las formas de posesión del terri- bergaba —de acuerdo con estimaciones torio son diversas y dependen, entre otras en ese tiempo del Instituto Nacional Indi- cosas, del número de sus integrantes, de genista (INI)— una población indígena de las actividades a que se dedican o del pe- 128 412 sobre un total de 347 493 pobla- riodo y condiciones en que llegaron, pero dores. Entre éstos, ocupaban el primer lugar es claro que el mayor impacto procede de los hablantes de maya (81.04 por ciento), los grupos mestizos surgidos bajo la domi- seguidos por los ch’oles (de procedencia nación española, pues fue esa la época en chiapaneca, vía el colindante estado de que se llevaron a cabo modificaciones sus- Tabasco), que apenas rebasaban el 6 por tanciales en la distribución territorial, con- ciento. El 13 por ciento restante se repar- gregando en pueblos mayores a las pobla- tía entre quienes hablaban alguno de los ciones indígenas existentes, “reduciendo a

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poblado” a quienes se encontraban disper- nalmente tenido por pobre, mostró su po- sos, redistribuyendo los antiguos espacios tencial para el cultivo del henequén o sisal y posesiones de acuerdo con la legislación (k’i en maya), del cual se obtiene una fibra en maya), del cual se obtiene una fibra en boga y creando “villas” específicas pa- que tuvo enorme demanda en los merca- ra asiento de los españoles: Mérida, Cam- dos nacional e internacional, que se man- peche, Valladolid, y Payo Obispo tuvo hasta que la invención de fibras plás- (antecedentes estas dos últimas del Chetu- ticas vino a sustituir los cordajes naturales, mal contemporáneo); villas cuyas tierras y llevando a la industria del henequén prác- jurisdicciones mermaron las tierras mayas, ticamente a la ruina. aunque en cantidades no particularmente En las primeras décadas del siglo XX, significativas. bajo el gobierno nacionalista de Lázaro Más adelante, con el desarrollo de nue- Cárdenas, los terrenos que se habían acu- vos cultivos y la introducción de especies mulado en unas cuantas manos volvieron a animales diversas, en particular ganado bo- distribuirse entre los descendientes de sus vino, caballar y mular, los españoles y sus dueños originales, así como entre los cam- descendientes (criollos o mestizos) fueron pesinos mestizos, bajo la forma de propie- creando ranchos y estancias, propiedades dades ejidales. Proceso a través del cual se 13 privadas cuyo establecimiento, en un prin- buscó subordinar los recursos productivos cipio, se autorizaba sólo cuando no afec- de las regiones al proceso de acumulación taba los fundos y “exidos” legales de los nacional, y que en el caso henequenero — pueblos indios, poseídos en modo colec- debido a las agudas contradicciones entre tivo, pero que más tarde fueron también los grupos que intervenían en el proceso invadidos.4 La situación se agudizó tras la de producción, manufactura y venta— se independencia de España, con las Leyes tradujo en un bloqueo de la capacidad pro- de Reforma (1867), que promovieron la li- ductiva del ejido (De Teresa, 1992: 291 y beración de tierras y mano de obra para el ss). A fines de ese siglo, las reformas al artí- creciente mercado, llegando a su clímax en culo 27 constitucional (3 de enero de 1992) el auge del periodo denominado heneque- promovieron la parcelación de las tierras nero, cuando el suelo peninsular, tradicio- y su entrega a los ejidatarios, ahora como propietarios individuales, lo que conllevó el desmantelamiento del ejido, con el ob- jetivo de liberar una vez más para el mer- 4 Acerca de la tenencia maya de la tierra en esos periodos, véase Bracamonte (2004). cado las tierras y la fuerza de trabajo de

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sus habitantes, a decir de varios autores. Yucatán contaba con 380 096 habitantes, En el caso peninsular, las reformas propi- mientras que Campeche tenía 84 630 y ciaron además la clausura de la industria Quintana Roo apenas rebasaba los 10 mil. henequenera, la venta de las desfibrado- Hoy las distancias se han acortado: para el ras, la liquidación de los ejidatarios de las 2000 Yucatán seguía a la cabeza con 1 658 nóminas y su exclusión del Instituto Mexi- 210 habitantes, pero Quintana Roo se po- cano del Seguro Social. En resumen, un bló a pasos agigantados: 703 536 habitantes franco deslinde de la responsabilidad del en 1995, y 874 963 en el 2000. Campeche Estado frente a los campesinos (Pinkus, pasó a ocupar el último sitio con 690 689 1993: 24-26); responsabilidad que, en no habitantes para el 2000 (INEGI, Tabulados pocos casos, había adoptado tintes pater- básicos, 2001). En 1995, frente a un prome-, 2001). En 1995, frente a un prome- nalistas y asistencialistas, casi siempre con dio nacional de 46 habitantes por kilómetro fines electorales. cuadrado, la densidad peninsular era de 40, Sobre este territorio, una y otra vez fisu- 17 y 12 respectivamente. Yucatán concen- rado, fracturado y reconstituido, se asien- traba el 1.7 por ciento de la población total tan los pueblos mayas. del país, Quintana Roo el 0.8 por ciento y 14 Aunque en extensión territorial las tres Campeche el 0.7 por ciento. entidades que conforman la península son Pese a lo anterior, estos dos últimos es- comparables grosso modo, su densidad po- tados se ubicaban entre los primeros sitios blacional es dispar desde hace buen tiempo, en cuanto a tasas medias de crecimiento respondiendo tanto a características geográ- anual poblacional de la República. Cam- ficas como a procesos históricos. Así, para peche, cuarto lugar, mostró una tasa de 1930, por hablar sólo de épocas modernas, 3.8 en el periodo de 1970-1990, misma que en la década 1990-2000 descendió a 2.6 por ciento, en tanto que para el primer En extensión territorial las tres lapso Quintana Roo registró una especta- entidades que conforman la cular tasa de 8.9 por ciento, manteniéndo- se en el primer lugar nacional en cuanto a península son comparables grosso tasa media de crecimiento (8.23 por ciento) modo, su densidad poblacional es entre 1990 y 2000. De hecho, se calcula dispar desde hace buen tiempo. que entre 1970 y 2000 su población se ha multiplicado casi diez veces. Es claro que en ambos casos buena parte de tal creci-

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miento obedeció a la inmigración, ya que na Roo, que pasó de 1 303 localidades en en el 2000 cerca de la cuarta parte de los 1990 a 2 167 para el 2000, concentra casi pobladores de Campeche (22.6 por cien- 60 por ciento de su población en Cancún to) nacían en otro estado mexicano y 0.7 y , mientras que 6.8 por ciento se por ciento en otro país, mientras que más ubicaba en asentamientos entre 50 000 y de la mitad de los moradores de Quinta- 99 999 habitantes, el 7.1 por ciento lo ha- na Roo (56.9 por ciento) había nacido fue- ce en poblados cuyos vecinos oscilan en- ra del estado. Yucatán, en cambio, pese a tre 15 000 y 49 999, 9.3 por ciento habitan seguir creciendo por arriba del promedio pueblos que cuentan entre 2 500 y 14 999 nacional (que es de 1.85 por ciento), ex- habitantes, y el restante 17.5 por ciento en hibió para 1980-1990 una tasa media de poblaciones con menos de 2 500. El INEGI crecimiento anual poblacional de 2.57 por no reporta la cantidad de localidades con ciento, que entre 1990 y 2000 descendió que cuentan los 106 municipios yucatecos, a 1.99 por ciento. No parece atraer parti- pero sí señala que en 97 de ellos se agrupa cularmente a los inmigrantes, si tomamos el 36.1 por ciento de la población estatal, en cuenta que para ese último año apenas mientras que los otros nueve albergan al 6.8 por ciento de sus pobladores nacían 63.9 por ciento restante. Tan sólo el mu- 15 en otra entidad federativa y 0.2 por ciento nicipio de Mérida, la capital, concentra- en otro país (INEGI, Perfil sociodemográfico, ba para el 2000 el 43 por ciento de la po- 2003: 15-23). blación yucateca, y si a éste se suman los Otro dato de interés es el que remite municipios de Umán, Progreso y Kanasín, a la distribución poblacional. De acuer- que conjuntamente forman la zona metro- do al INEGI, para el año 2000 se contaron politana de Mérida, el porcentaje alcanza en Campeche 3 099 localidades, 99.2 por 50.8 por ciento. Ello significa que en 102 ciento de ellas con menos de 2 500 habi- municipios reside menos de la mitad de los tantes, que en conjunto representan 29 por pobladores del estado: el 18.7 por ciento lo ciento del total de campechanos. El 18 por hace en localidades con menos de 2 500 ciento se aloja en pueblos con 2 500 a 14 habitantes (localidades que representan na- 999 habitantes; el 7.1 por ciento lo hace en da menos que el 97.5 por ciento del total asentamientos que cuentan entre 15 000 y estatal); el 22.5 por ciento, en las que van 49 999 habitantes y el 45.9 por ciento del de 2 500 a 14 999 habitantes, y el otro total poblacional habita en dos ciudades: 18.9 por ciento, en aquellas con 15 000 a Campeche y Ciudad del Carmen. Quinta- 49 999 habitantes (ibid.)..).

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Del total de esos 3 233 862 habitan- tes de la península en el año 2000, el INE- Yucatán es el estado con mayor GI consideró que 790 953 personas ma- población hablante de lengua yores de cinco años hablaban la lengua indígena (HLI) en todo el país. maya. De ellos, Campeche albergaba 75 874, Quintana Roo 167 746 y Yucatán 547 333. Por su parte, la Comisión Nacio- nal para el Desarrollo de los Pueblos In- la tercera. Dichas cifras, empero, han de to- dígenas (CDI) calcula para ese mismo año marse con precaución ya que no implican un total de 799 696 hablantes de maya: necesariamente un decremento absoluto 547 098 en Yucatán, 163 477 en Quinta- de los indígenas dado que: 1) buena parte na Roo y 75 874 en Campeche, a los cua- del crecimiento de Campeche y Quintana les se sumarían 14 173 personas habitando Roo fue por agregación externa; 2) una im- en “hogares mayas”5 radicadas fuera de la portante cantidad de los pobladores indí- Península de Yucatán, principalmente en el genas es menor de cinco años, lo cual los Distrito Federal y los estados de Tabasco, deja fuera de las consideraciones del INEGI, México, Veracruz y Baja California (Serra- y 3) la lengua, pese a ser un marcador pri- 17 no, 2003: 65-68). vilegiado, no es el único criterio válido pa- Con 44.2 por ciento de su población ra calificar la etnicidad, al menos no desde mayor de cinco años hablante de alguna una perspectiva antropológica. lengua indígena en 1990, 39.7 por ciento Ciertamente, el empleo del idioma maya en 1995 y 37.3 por ciento en el 2000, Yu- es el criterio más empleado a nivel local pa- catán es el estado con mayor población ha- ra identificar a alguien como perteneciente blante de lengua indígena en todo el país. al grupo étnico del mismo nombre, e inclu- Los porcentajes de Quintana Roo, por su so, para algunos, el único realmente válido. parte, fueron de 32.2 por ciento en 1990, Por ello mismo, no deja de ser curiosa la 26.1 por ciento en 1995 y 23 por ciento en insistencia, bastante común, de los mayas 2000, mientras que Campeche registró 19 campechanos de que “la maya” utilizada por ciento en la primera fecha, 15.9 por en su estado no es la “auténtica” o haach; ciento en la segunda y 15.5 por ciento en la posesión de ésta se considera propia de sus vecinos yucatecos. Pero también se in-

5 Entienden por tales aquellos “donde el jefe, el vocan diferencias locales, como si las dis- cónyuge o algún ascendiente habla maya”. tancias entre el yo y el otro se acortaran o

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El empleo del idioma maya es el criterio más empleado a nivel local para identifi car a alguien como perteneciente al grupo étnico del mismo nombre.

alejaran según el punto de referencia. Así, tes de la segunda, apuntan en particular a para los de Iturbide, la “verdadera maya”, los habitantes de la ex zona henequenera; la “cantada” o kai bi taan, es la que se ha- es decir, en torno a Motul. Los lingüistas, bla a lo largo del Camino Real y sobre to- por su parte, identifican al menos cinco va- do en Yucatán, mientras que la que ellos riantes regionales “que no llegan a ser dia- mismos emplean se considera “alterada” o lectos, pues existe todavía una mutua in- “menos original”; los de Tikinmul distinguen teligibilidad” (Quintal et al., ., op. cit.: 301).6 entre “la maya profunda” y la “amestizada” Sea como fuere, el relativo a la forta- que se utiliza en su pueblo; para los de He- leza de la lengua maya es aspecto de par- 18 celchakán, cabecera ubicada en el mismo ticular interés, pues cabe recordar que el Camino Real, los “mayeros” son los de los idioma maya exhibe altos índices de per- pueblos —aunque no hablen “tan bonito” manencia, además de contar con cerca de como en Yucatán—; ellos, aun cuando la 800 mil hablantes mayores de cinco años, sigan empleando en los barrios, son “hecel- chakanenses”; los de Champotón, más cos- mopolitas, se definen como “campechanos” 6 No está de más recordar que se cuenta con una y los de Isla del Carmen toman distancia de rica tradición de estudios descriptivos del maya desde los primeros años de la colonización espa- éstos, sus rivales, definiéndose como “car- ñola, tradición que ha producido un valioso acervo melitas” (Ruz et al., en prensa).., en prensa). de diccionarios y gramáticas. Sin embargo, parte del patrón gramatical del español y del latín no Otro tanto ocurre en Yucatán, donde contempla al maya como una lengua aglutinante los propios mayas distinguen al menos dos y por tanto tipológicamente diferente. Estos estu- variantes: la “antigua”, “pura” y “verdadera” dios gramaticales tradicionales son el eje, aun hoy, de la política lingüística regional, especialmente (jach mayajach maya), y la “moderna”, “corrompida” en lo que se refiere a la enseñanza escolar y la y “mezclada” (xe’ek). La primera la sitúan elaboración de libros de texto, lamentablemente sin incorporar aún los análisis tipológicos y los en las cercanías de Valladolid, en Peto y avances sociolingüísticos (Bárbara Pfeiler Blaha, Quintana Roo; mientras que, como hablan- comunicación personal).

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lo que la ubica como la segunda lengua güismo; muchos jóvenes sueñan en caste- mesoamericana empleada en el país. Ello llano. Los grupos se separan con claridad: no impide constatar que, a la par de que los mayores que utilizan siempre el maya, existe un marcado decremento en el nú- mezclando en ocasiones frases en español; mero de hablantes monolingües mayas, se los que emplean su lengua materna sólo con registra una tendencia a usar el maya en los parientes o conocidos y recurren al cas- ámbitos sociales cada vez más limitados, tellano para el trato con otra gente; aquellos como el hogar. Este decremento es produc- que niegan conocerlo o haberlo practicarlo to de distintas variables, como la creciente y quienes lo han perdido definitivamente. migración laboral y la penetración de los Asimismo, con frecuencia en los pobla- medios masivos que emiten sus programas dos de mayor tamaño el empleo del ma- básicamente en español, lo que obliga a ya como idioma cotidiano es mucho más reflexionar sobre las perspectivas y condi- común en los barrios que en el centro, en ciones de supervivencia de la lengua au- ocasiones incluso mezclando parlamentos tóctona en esta región.7 o frases en ambas lenguas. Y lo mismo se Por otra parte, es también claro que hoy registra en los mercados de los pueblos, las identidades territoriales parecen privar a donde acuden “mayeros” habitantes de 19 sobre las lingüísticas, aun cuando no hayan asentamientos cercanos a vender o comprar. logrado suplantarlas. La diferenciación en En estos casos, es harto común que los tra- los giros y campos de empleo del idioma tos y conversaciones fluctúen entre una len- maya es mucho más compleja. En los pue- gua y otra, en especial en lo que a nombres blos pequeños sigue siendo la lengua fami- de productos toca. Otro tanto vale para los liar y pública, aunque algunos jóvenes pre- puestos de comida en la plaza y los comer- fieran ir por las calles hablando en español. cios del centro, cuyos dueños o empleados Los abuelos se enojan y exigen respeto a la manejan al menos el maya “suficiente” pa- lengua de sus propios abuelos; los padres ra poder satisfacer los requerimientos de sus toleran pensando en las ventajas del bilin- parroquianos, e incluso en las oficinas de al- gún palacio municipal, como el de Hecel- chakán, Campeche, cuyas secretarias son 7 La mayoría de los estudios sobre lenguas minori- tarias coinciden en señalar que lenguas están su- capaces de entender y hacerse entender en friendo cambios que apuntan hacia una eventual, la lengua mesoamericana, aunque, como aunque lejana, extinción, lo cual significaría una irreparable pérdida cultural (Bárbara Pffeiler Blaha, ellas confiesan, “no la dominen”. Por des- comunicación personal). gracia no ocurre lo mismo en un área don-

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de el bilingüismo resultaría clave, como los En efecto, para las nuevas generaciones, el centros de salud, ya que el personal capa- idioma maya se revela poco funcional en el citado a la usanza occidental se dirige en contexto urbano, “ya que no ayuda a con- español a los usuarios. Actitud sin duda ori- seguir trabajo sino, por el contrario, puede ginal es la del sacerdote del mismo Hecel- perjudicarle a uno”, según declaró un cam- chakán y sus alrededores, quien desconoce pechano de 27 años. No es por tanto extra- la lengua que emplea buena parte de sus pa- ño que el idioma de sus abuelos sea para rroquianos (sobre todo en las comunidades muchos, en particular para los jóvenes, sinó- más pequeñas del municipio), lo cual no es nimo de rural, viejo, atrasado, fuera de mo- impedimento para que ejerza su ministerio: da, pobre, indio, desempleado, todo aque- ellos se confiesan en maya y él los absuel- llo de lo que muchos quisieran alejarse. El ve en español pues, asegura: “ellos cumplen español es, en cambio, la lengua de las te- con confesarse y yo con absolverlos”. Al fin lenovelas y las películas, de los futbolistas, y al cabo, pensaría uno, la acción de la gra- de los profesores, los funcionarios y los pro- cia divina no requiere alfabetos. fesionistas (locales o foráneos), de los libros Es interesante destacar que cuando se escolares, de la computadora, de la Biblia y 20 le pregunta a la gente si hay una forma de del sistema de cable; el idioma de los ricos, vivir, de sentir, que diferencie al indígena los “educados”, los triunfadores. maya de quienes no lo son, siempre recal- Baste como ejemplo el caso de Cam- can que los “verdaderos mayas” fueron sus peche, la entidad peninsular que alberga abuelos —y, yendo más atrás, los antepasa- al menor número de hablantes de maya y dos de éstos, quienes construyeron y vivie- donde, en consecuencia, la situación del ron en los sitios arqueológicos— los cuales idioma sería más “riesgosa”. Allí, los da- supieron mantener las costumbres , los ritos tos censales de 2000 reportados por la CDI y, sobre todo, que hablaban “la maya pu- parecen avalar la opinión popular, cuando ra”. Por su parte, los hijos de familias que vemos la distribución de hablantes de len- se han establecido definitivamente en las gua indígena (HLI) y no hablantes (NHLI) en ciudades ya no hablan maya y, en no pocos los hogares mayas8 del estado por grupos casos, ni siquiera la entienden, porque en

la casa se ha dejado de emplear, o sólo la 8 Cabe señalar que el cuadro ofrecido por la CDI, emplean entre sí el cabeza de familia y su si bien se titula “Población en hogares mayas”, apunta en su segunda nota que el listado “inclu- pareja (y por lo común suelen ser parejas ye hablantes de lengua maya y de otras lenguas mayores de 35 a 40 años). indígenas”; aparente sinsentido.

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de edad, que muestra una curva franca de aumento de no hablantes en las genera- Para las nuevas ciones más jóvenes si invertimos el orden generaciones, el idioma reportado por el censo. maya se revela poco

CUADRO 1. funcional en el contexto

Grupo de Total HLI NHLI urbano. edad 65 y más 10 513 9 638 871 años 45 a 64 21 062 17 856 3 199 Si, para poder apreciar la pérdida genera- años cional en forma comparativa en los munici- 25 a 44 34 748 23 383 11 335 años pios campechanos donde tradicionalmente 15 a 24 32 912 13 498 19 358 se emplea con frecuencia el idioma maya, años traducimos en porcentajes a los NHLI, los 5 a 14 34 529 10 268 24 035 resultados son francamente dramáticos (ver años 0 a 4 13 846 * * cuadro 3). años Los datos censales muestran, pues, una 21 * Recuérdese que los censos no individualizan en tendencia histórica (con escasas variantes) este grupo. a una pérdida más acelerada en los tres Llevado a porcentajes, lo anterior arroja las municipios centrales, con un franco retro- siguientes cifras, que hablan por sí solas: ceso en el empleo del idioma maya en los grupos de edad menores de 24 años. Es- CUADRO 2. to se hace ya evidente incluso en el grupo Grupo de edad % NHLI de individuos situados entre 25 y 44 años, 65 y más años 8.28 cuando la pérdida, comparado con el gru- 45 a 64 años 15.1 po de edad inmediato superior, casi se du- 25 a 44 años 32.6 plicó en Campeche, fue más del doble en 15 a 24 años 58.8 5 a 14 años 69.6 Champotón, creció en cerca de 300 por ciento en Tenabo, Hopelchén y Calkiní, y Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de casi se cuadruplicó en Hecelchakán. Un los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “Sistema Nacional de panorama ciertamente desolador por lo Indicadores sobre la Población Indígena de Méxi- que a pérdida cultural e identitaria respec- co”, 2002, con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000. ta (ver cuadro 4).

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CUADRO 3. PORCENTAJE DE NO HABLANTES DE LENGUAS INDÍGENAS

Grupo de edad Campeche Champotón Tenabo Hecelchakán Calkiní Hopelchén

65 y más años 16.1 11.0 5.2 3.1 2.7 2.0

45 a 64 años 29.5 21.9 13.9 5.8 5.5 5.7

25 a 44 años 53.7 49.1 45.0 21.4 17.6 15.7

15 a 24 años 82.2 86.3 84.1 53.3 39.4 39.2

5 a 14 años 92.4 93.2 93.7 65.1 51.3 56.5

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

CUADRO 4. HABLANTES DE LENGUA INDÍGENA (HLI) MAYORES DE 5 AÑOS, 2000

Estado Población total HLI % HLI mayor de 5 años

Campeche 606 699 93 765 15.5 22 Quintana Roo 755 442 173 592 23.0

Yucatán 1 473 276 549 532 37.3

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.9

CUADRO. 5. PORCENTAJE DE POBLACIÓN MAYOR DE 5 AÑOS HABLANTE DE LENGUAS INDÍGENAS, SEGÚN CONDICIÓN DE HABLA ESPAÑOLA, 2000

Estado Total Bilingüe Monolingüe No especifi cado

Campeche 93 765 93 5.6 1.4

Quintana Roo 173 592 91.7 7.3 1.0

Yucatán 549 532 90.6 8.7 0.7

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

9 De aquí en adelante, cuando se trate de comparaciones entre los tres estados, se apuntará únicamente Perfil sociodemográfico, enen vvezez ddee cconsignaronsignar loslos trestres volúmenes,volúmenes, porpor cuestionescuestiones dede espacio.espacio.

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A más de la divergencia numérica per- En el caso quintanarroense, el INEGI re- ceptible en los cuadros anteriores, con- porta que se hablan más de 50 lenguas in- viene destacar que —pese al indiscutible doamericanas, lo que obedece a tres fac- predominio de la lengua mesoamericana tores que han influido en el crecimiento originaria— mientras en Yucatán casi 100 absoluto de la población indígena de la en- por ciento de los HLI tiene el maya como tidad: 1) la presencia de refugiados guate- idioma materno, la variedad lingüística en maltecos hablantes de otras lenguas mayan- los otros estados es mucho más significati- ces,10 2) la colonización, tanto dirigida como va, como lo muestra el cuadro 6. espontánea, que se desarrolló en el estado

CUADRO 6. PORCENTAJE DE POBLACIÓN MAYOR DE 5 AÑOS HABLANTE DE ALGUNA LENGUA INDÍGENA*

Lengua Campeche Quintana Roo Yucatán

Maya 80.9 94.2 99.6

Ch’ol 9.4 0.5 0.1

Kanjobal 2.0 0.7 - 23

Tzeltal 1.8 - -

Mam 1.3 0.4 -

Tzotzil 0.6 0.7 -

Náhuatl 0.5 0.7 -

Zapoteco 0.5 0.5 0.1

Totonaca - 0.4 -

Mixe - - 0.1

Otras lenguas 2.2 1.6 0.1

* Se privilegiaron las ocho lenguas más habladas en cada estado, mismas que no necesariamente co- inciden. Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

10 Su número, sin embargo, descendió entre 1990 y 1995, tras el retorno a Guatemala.

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en las décadas de 1960 y 1970, y 3) los im- co proceso de transculturación y de refor- portantes flujos migratorios actuales hacia mulación identitaria por la influencia que la zona turística. Dado su enorme poder de ejercen el contexto urbano y la atención atracción sobre inmigrantes indígenas, vale al turismo. Aquí, la carencia de estructu- la pena detenerse un momento en este es- ras organizativas de la población indígena tado,11 cuya población indígena mayor de y su convivencia con inmigrantes de muy cinco años es bilingüe (lengua indígena y diversos orígenes sociales provoca que se español) en 91.7 por ciento. En el 7.3 por conciba la identidad indígena como des- ciento monolingüe restante predominan las favorable para el ingreso al mercado de mujeres (9.9 por ciento) sobre los hombres trabajo y, como consecuencia, se tienda a (5.1 por ciento), lo cual se explica en buena la adopción de valores, costumbres y ca- medida por el hecho de que la migración racterísticas de la población no indígena. indígena de Yucatán y Campeche hacia la Muestra de ello es que el monolingüismo zona turística se conforma principalmente no sea significativo. Así, en los municipios de población joven, bilingüe y masculina. de , y Benito Juárez Los datos indican que el monolingüis- es prácticamente nulo y predomina el bi- 24 mo se concentra en la parte central del es- lingüismo.12 En la zona central, en cambio, tado, en donde las comunidades indígenas es alto: en Carrillo Puerto, el INEGI repor- tiene un carácter más tradicional, por ser ta 7 422 monolingües de 38 771 HLI, y en una zona de refugio de los rebeldes de la José María Morelos, 1 635 de 16 388. En Guerra de Castas, quienes mantienen has- la zona sur, donde se registran otros idio- ta la actualidad barreras culturales a la in- mas además del maya, el monolingüismo jerencia de las instituciones públicas y de la población no indígena. En esta zona la 12 Si bien la isla de Cozumel y poblados como identidad de la población maya es fuerte y contienen también población indígena originaria su organización social de corte tradicional maya, en la región de desarrollo turístico la mayor parte de tales pobladores son inmigrantes. El mu- opone barreras al proceso de aculturación. nicipio de Benito Juárez, en donde se encuentra En cambio, la población que habita en la la ciudad de Cancún, tenía ya en 1995 el mayor zona norte del estado enfrenta un dinámi- dato absoluto de población indígena de la enti- dad. Por su parte, los de Cozumel y Solidaridad son asimismo importantes centros de recepción de inmigrantes indígenas (ibid.)..). PParaara elel 20002000 loslos 11 Esbozo aquí, actualizando las cifras, algunos hablantes de lenguas nativas de estos dos munici- puntos tratados con mayor detenimiento en Bra- pios representaban el 17.8 y el 30.2 por ciento del camonte, 2002, y Ruz et al.,., 22002.002. total de su población.

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La identidad de los indígenas mayas se mantiene con vigor por la concurrencia de al menos tres factores asociados: el uso cotidiano de la lengua maya, la permanencia de rituales y costumbres religiosas y la organización social de carácter autónomo de las comunidades. es relativamente bajo (Bracamonte, 2002: por la concurrencia de al menos tres fac- 115-117). tores asociados: el uso cotidiano de la len- Sea como fuere, es claro que el creci- gua maya, la permanencia de costumbres miento indígena absoluto es constante y se rituales y religiosas (a menudo estructura- deriva de dos fuentes: el aumento natural das en torno a ), y la organización que se registra en los tres municipios de social de carácter autónomo de las comu- mayoría indígena (Lázaro Cárdenas, Carri- nidades que mantienen su propia jerarquía llo Puerto y Morelos), cuyos índices de na- político-religiosa,13 en los centros urbanos talidad sobrepasan la media de la entidad, y de desarrollo turístico existe una tenden- 25 y la corriente migratoria hacia los centros cia a la aculturación en un segmento de los urbanos y de desarrollo turístico, ya que un inmigrantes indígenas, especialmente quie- segmento muy importante de esos inmi- nes se trasladan individualmente, se inser- grantes tiende a permanecer en el estado y tan al mercado laboral de tipo formal y a los que retornan a sus lugares de origen son estructuras sociales no indígenas, y se des- suplidos por nuevos inmigrantes. La pérdi- arraigan de sus comunidades de origen. En da del uso de la lengua indígena es más esta población la pérdida de los llamados frecuente entre los hijos de los inmigrantes marcadores esenciales, como el uso de la que viven la etapa de socialización —entre lengua, la vestimenta y las prácticas ritua- uno y once años— en el lugar de destino y es menor entre los inmigrantes temporales, 13 Este último factor exhibe en la actualidad fisuras, cuyas familias por lo regular permanecen debido a la pérdida de credibilidad de muchos en sus lugares de origen. mayas en una organización que consideran En resumen, mientras que en la zona cooptada por las instituciones gubernamentales y proclive a la corrupción con tal de obtener central la identidad de los indígenas mayas prebendas personales para algunos de sus se mantiene con vigor, en buena medida integrantes.

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Quienes aún emplean el idioma de sus mayores se afanan no únicamente por conservarlo, sino que lo enriquecen dotándolo de nuevos giros, formas y contenidos, expresiones narrativas y poéticas.

les, es un proceso creciente. Cabe insistir creciendo en números absolutos, aunque en que la pérdida de la lengua materna es- constreñido en espacios, muchos indígenas tá asociada a la escolaridad y a la expec- peninsulares —incluso habiendo perdido tativa de un trabajo asalariado que reporte eficiencia en la lengua de sus padres— se buenos ingresos, pues los inmigrantes indí- siguen considerando mayas. Y quienes aún genas en las ciudades tienden a considerar emplean el idioma de sus mayores se afa- que la educación de los hijos hasta nive- nan no únicamente por conservarlo, sino les técnicos y universitarios es un mecanis- que lo enriquecen dotándolo de nuevos mo viable de movilidad social ascendente. giros, formas y contenidos. Díganlo si no 26 Otro segmento de los inmigrantes, en cam- expresiones narrativas y poéticas de alto bio, permanece sólo temporadas anuales vuelo, como las de Briceida Cuevas, Wal- en los centros urbanos y no se desarraiga demar Noh, Margarita K’u Xool, Jorge Co- de sus lugares de origen; aun cuando asi- com y María Luisa Góngora, o la pléyade mila valores y costumbres de otras culturas, de escritores empeñados en recuperar la mantiene en lo esencial su propia identi- tradición oral de sus pueblos de origen, dad. No puede negarse, empero, su papel como Gerardo Can, Santiago Domínguez como introductor de elementos de cambio Aké, Feliciano Sánchez Chan (creador de al retornar a sus comunidades (ibid.). obras teatrales), Hilaria Máas, Miguel May, Sería apresurado, sin embargo, apostar Vicente Canché o Lázaro Tuz, entre mu- por la pronta desaparición de “lo maya”, chos otros.14 que no reside exclusivamente en la len- gua, el traje o cualquier otro de los mar- 14 Imposible listarlos aquí. Una buena muestra cadores tenidos por “esenciales” desde son los textos editados por el Instituto Nacional una perspectiva chata, fija y estereotipada Indigenista y la Secretaría de Desarrollo Social en la colección Letras Mayas Contemporáneas. de la etnicidad. Amén de que el número Otra selección de textos es la editada por Burns, de hablantes del idioma peninsular sigue 1995.

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Ak’ab yétel ik’ La noche y el viento

Ak’abe tan u ki uenel La noche duerme plácidamente. Tan u ki nook’ Ronca con placer. U ki lochma ik’ Abraza con gozo al viento U ki jep’má Lo aprieta con gusto. Ik’e tan u p’isbá yétel letí El viento forcejea con ella, tumén ma tun u uenel, porque aún no duerme, tumén tan u jáyab, porque bosteza tumén tun u xuxukní porque solloza…

Margarita K’u Xoo

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A yaax tup Tu primer arete

Tumén chan x-ch’up síijikech, Porque naciste hembra a na’e tu jiltaj jun tin u bek’echsúumil Tu madre jaló un hilo de su corazón u puksík’al ka tu julaj ta xikín a yáax tupintej Y te lo enhebró en la oreja como tu primer arete

Briceida Cuevas Cob

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El atavío de los mayas peninsulares se estereotipó por el empleo por parte de las mujeres de un largo hipil. Los hombres, por su parte, se nos mostraban vestidos de manta.

Mencionaba en el párrafo anterior otro el ruedo del hipil, y repitiendo sus bordados. de los criterios comúnmente empleados Todo este conjunto, denominado “terno”, se por la antropología del siglo pasado como acompañaría de delicadas labores de orfe- distintivo de los grupos indígenas: el atavío. brería en aretes y, particularmente, en las El de los mayas peninsulares se estereoti- apreciadas cadenas de estilo “salomónico”, pó, caracterizado por el empleo por parte mientras que el cabello se porta recogido, de las mujeres de un largo hipil bordado pero ahora entreverado con cintas de colo- en punto de cruz (el llamado xocbi chuy) res. Los hombres con mayores posibilidades en el y el vuelo inferior o “ruedo”, económicas lucirían sombreros no de palma una enagua, “justán” o fustán y un rebozo, común, sino de jipi-japa, paliacates de color 28 el cabello peinado en “chongo” y los pies rojo, pantalones de dril y las camisas deno- descalzos. Los hombres, por su parte, se minadas “filipinas”, que, signo de particular nos mostraban vestidos de manta: camisa elegancia, podían ser de seda o lino y hasta de manga larga y pantalón blanco (enrolla- con botonaduras de oro. do en la parte baja durante el trabajo), con Como tantos otros elementos de una una especie de delantal a cuadros (kotín), cultura viva, en realidad tal atavío, aun calzados con alpargatas de cuero que se cuando hoy se califique de “maya tradi- anudan con hilo de henequén (sooskil), y cional”, no ha sido siempre el mismo. Por sombrero de palma. ejemplo, sabemos que al llegar los españo- Tal sería el atuendo cotidiano “tradicio- les, en contraste con los sencillos vestidos nal”, que en ocasiones festivas se enrique- de los hombres del común —que a menu- cería, en el caso de las mujeres, tanto por do se restringían a un braguero de algodón la calidad de las telas empleadas como por y “camisetas sin mangas”—, los señores yu- la profusión y delicadeza de los bordados, catecos de Sinanché portaban “mantas con por el uso de un justán más largo (bordado mucha plumería”, en tanto que los de Mu- o con calados blancos) y por la presencia chuppipp, al igual que los de la provincia de la solapa o chaquetilla, colocada sobre de Cochuah (donde se fundó la villa espa-

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Mujer maya luciendo su terno y rebozo. Tepacán, Yucatán. Fototeca Nacho López, CDI.

ñola de Valladolid), se ataviaban con “xico- Ximénez, 1971, I: 326-327). Con el tiem- les de algodón y pluma tejidos a manera de po, las modas cambiaron. Basta revisar li- chaqueta de dos faldas de muchos colores” tografías del siglo xix, como las realizadas y bragueros que tenían en las puntas “mu- por Catherwood, o asomarse al rico acervo cha plumería” (Relaciones histórico-geográ- de la Fototeca Pedro Guerra para constatar ficas de la Gobernación de Yucatán, 1983, cómo variaban, en mayor o menor medi- I: 124, 146, 378; II: 40, 216). Hablando de da, los trajes de una región a otra o inclu- los mayas de Campeche, hacia 1544 el do- so dependiendo de las actividades que se minico Tomás de la Torre asentó: “todo lo realizasen y, por supuesto, de la capacidad que visten y calzan [...] es labrado galana- económica de sus portadores. mente con plumas de diversos colores y Hoy es posible observar cierta “regio- con algodón colorado y amarillo” (ápud nalización” en el atavío, a menudo alenta-

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da por los gobiernos locales con el fin de se a cualquier festejo “típico” en Mérida “diferenciarse” de sus vecinos. Así, es co- para darse cuenta de lo generalizado de su mún encontrar en los hipiles campechanos uso, en particular entre las clases alta y me- bordados con motivos náuticos (para ha- dia alta, cuyos hipiles y ternos compiten en cer hincapié en la vocación marítima regio- calidad y belleza de bordados, hechos casi nal),15 mientras que en la zona central de sin excepción por mujeres mayas. Quintana Roo (en particular en X-Pichil) es Ciertamente, los ternos siguen siendo cada vez más frecuente hallar bordadoras usuales en los festejos de los pueblos (en que emplean motivos de la fauna y flora lo- particular durante las llamadas “vaque- cal, tanto en los hipiles que portan como, rías”) o en ocasiones especiales: bodas o en particular, en los que ofrecen al turis- celebraciones religiosas, como las de los mo. Otras tradiciones, en cambio, ceden gremios; pero no es ya común que sean ante los embates de la homogeneización las propias usuarias quienes los confeccio- o se pierden a la par de los contextos con nen; no pocas los compran o incluso los que se vinculaban. Ahora es raro, por ejem- alquilan para tales ocasiones. Más patente plo, encontrar mujeres portando hipiles “de es el abandono del hipil cotidiano, en par- 30 duelo” (bordados en punto de cruz en for- ticular entre las jóvenes, que prefieren ata- ma sencilla y exclusivamente con hilos ne- viarse como “catrinas”, siguiendo los dic- gros), aunque es todavía posible observar- tados de la moda citadina. No siempre se los en sitios como Oxkutzkab, Yucatán, en trata, empero, de una mera “preferencia”, las celebraciones de Semana Santa. varias mujeres aluden al alto costo que re- A la par que el traje tenido por tradicio- presentan los bordados (de hecho, las más nal se ha perdido prácticamente entre los pobres los sustituyen por tiras de tela con hombres y su uso tiende a disminuir entre dibujos impresos) y sobre todo el rebozo, las mujeres de no pocas comunidades, es y otras hablan del rechazo que conlleva de particular relevancia el hecho de que el el empleo del atuendo “típico” en deter- empleo de la vestimenta femenina se difun- minadas actividades laborales, en especial da como marcador distintivo ya no de “lo en las ciudades. No sorprende, por tanto, maya” sino de “lo yucateco”. Basta asomar- la proliferación de vendedores de ropa es- tilo occidental (no pocas veces usada), tan- to en los mercados de las urbes como en 15 Las conocidas como “batas campechanas” llevan bordado en negro barcos, torres, anclas y, con las plazas de los pueblos, en especial los bastante frecuencia, el escudo del estado. domingos.

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Muchacha que ya no usa vestimenta tradicional vestida de “catrina”. Dzidzibalché, Halacho, Yucatán 31 Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI.

Más allá de la lengua y el atavío, exis- clos de paso (v. g. el denominado hetzmek ten otros aspectos más o menos aparentes, o jéets méek’) y los periodos de crisis (en- tangibles o no, que permiten a los mayas fermedad) y los últimos vinculados al ciclo sentirse tales, a la vez que ayudan a iden- de la milpa, a cargo de especialistas propios tificarlos a quienes no lo son. Se trata, co- del grupo (h-meno´ob). Destaca asimismo mo los anteriores, de elementos variados el gran arraigo de la medicina denominada y en continuo cambio: desde la forma de “tradicional”. Conocer las propiedades te- construir las viviendas, la factura de arte- rapéuticas que se atribuyen a ciertas plan- sanías y el modo de preparar los alimen- tas, animales y elementos minerales, solos tos, hasta el mantenimiento de una rica o en combinación, acompañados de ritua- tradición oral, una peculiar cosmovisión les o no, de origen mesoamericano o de y religiosidad, o la realización de rituales importación europea temprana, es un bas- tanto familiares como colectivos; los pri- tión importante del saber acumulado por meros relacionados sobre todo con los ci- los mayas prehispánicos y coloniales, saber

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que está en continuo acrecentamiento. De Destaquemos apenas que en las planicies ello me ocuparé más adelante, aunque en norteñas la superficie calcárea aparece a forma somera. menudo a simple vista, lo que provocó tal admiración a los españoles que fray Diego LOS TERRITORIOS MAYAS: de Landa escribió: “Yucatán es una tierra CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS la de menos tierra que yo he visto, porque PENINSULARES toda ella es una viva laja y tiene a maravilla poca tierra”, agregando, “y es cosa maravi- TIERRAS PLURALES llosa que sea tanta la fertilidad de esta tierra Si comparásemos la Península de Yucatán sobre las piedras y entre ellas” (1978: 117). con una piel, veríamos una dermis de pie- No fue ésta la única característica porten- dra calcárea (o kárstica) sobre una entra- tosa a los ojos hispanos, también les asom- ña de aguas subterráneas, cubierta por una braron los que, castellanizando la palabra epidermis vegetal que buena parte del año maya ts’ono’ot, denominaron cenotes: se mantiene verde. La uniformidad, sin em- “La naturaleza obró en esta tierra tan bargo, es engañosa; el manto kárstico es diferentemente en lo de los ríos y fuentes, 32 más delgado conforme se acerca al nor- que los ríos y fuentes que en todo el mundo te costeño, mientras que rumbo al sur los corren sobre la tierra, en ésta van y corren mantos freáticos son más profundos y las todos, por sus meatos secretos, por debajo capas vegetales más densas y altas, en co- de ella… En la tierra proveyó Dios de unas rrespondencia con los suelos más grue- quebradas que los indios llaman zenotes, sos. Imposible detenerse en todas y ca- que llegan de peña tajada hasta el agua, en da una de las peculiaridades del paisaje. algunos de los cuales hay muy furiosas co- rrientes… son de muy lindas aguas y muy de ver” (De Landa, op. cit.: 118). En el norte sorprende aún la viva Y si en el norte sorprenden aún la vi- va laja y los cenotes, en el sur los viajeros laja y los cenotes. En el sur los se asombran todavía ante las espléndidas viajeros se asombran todavía ante selvas tropicales, muchas de ellas por des- las espléndidas selvas tropicales, gracia lastimosamente devastadas. Cabe muchas de ellas lastimosamente recordar que, según la apreciación de la devastadas. Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), las selvas

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Terreno donde se observa el manto kárstico. Quintana Roo. Fototeca Nacho López, CDI. del trópico húmedo mexicano “son los y 233 de 491 mamíferos (47.5 por ciento ecosistemas terrestres más ricos y comple- —Semarnap, 1997: 7).16 jos en su estructura [...], generan la más al- En el caso de Quintana Roo, el estado ta producción de biomasa, alta captación peninsular mejor estudiado en este rubro, de recursos hidrológicos [y] contienen al- ta diversidad de flora y fauna”, incluyendo 4 389 de las 23 702 especies de flora del 16 Para 1995 se calcularon 2.3 millones de hectá- reas, repartidas entre Campeche, Quintana Roo, país, 98 de 290 anfibios, 212 de 704 rep- Chiapas, Oaxaca, Veracruz y, en mucha menor me- tiles, 649 de 1 054 aves (61.6 por ciento) dida, Tabasco, Puebla, San Luis Potosí e Hidalgo.

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para 1995 el 63.22 por ciento de la super- cho de dispersión de tales ejemplares, ca- ficie estaba cubierta por selvas de bajas a racterístico de la biodiversidad (Murguía y medianas, el 6.53 por ciento correspondía Boege, 1986), alienta además la invasión a manglares y el 5.30 por ciento a tierras de especies ajenas, “con pérdida de la ca- propias para la agricultura comercial y la pacidad productiva del suelo y en estado ganadería. El 24.93 por ciento restante susceptible a la erosión” (Villalobos, s.f.: se catalogó como selvas perturbadas por 9). A ello se suma más tarde “el pisoteo la explotación forestal y agrícola. La su- del ganado de pastoreo en zonas bosco- perficie forestal se considera que abarca sas quemadas [que] aumenta la densidad 3 200 000 hectáreas del total de 5 048 real del suelo, lo que propicia una menor 300 que comprende el territorio, y de las tasa de infiltración […] y aumento del es- que se han especificado 487 829 como currimiento y de la velocidad destructiva áreas forestales permanentes, explotadas de las escorrentías”. No en balde Quinta- por varias sociedades de productores que na Roo se encuentra entre los doce esta- a menudo —pero no siempre ni en igual dos que tienen “más del 50 por ciento de cantidad— reciben apoyos gubernamenta- su territorio afectado por erosión hídrica 34 les.17 La desaparición de importantes áreas ligera” (ibid.: 11)..: 11). arboladas y la degradación de terrenos fo- Con independencia de su cubierta ve- restales, agravada por la política mercantil getal, los paisajes planos son la tónica, de aprovechar únicamente ciertas especies aunque en el corazón peninsular se en- (cedro y caoba en particular) y por el he- cuentran pequeños lomeríos y depresiones que, desde Champotón, ondulan el hori- zonte y, tras atravesar el municipio campe- 17 Pese a que “en todo el estado (exceptuando chano de Hopelchén, se prolongan hasta la porción sureste y la costa norte) el ecosistema predominante se encuentra conformado por selva Ticul, en el estado de Yucatán, aun cuan- alta y mediana, selva fragmentada y selva baja”, ni do con menor elevación (de allí que se siquiera las Áreas Naturales Protegidas (ANP) han hable de la Sierra Alta y la Sierra Baja o escapado a la perturbación. Se calcula que para la década de los setenta el cambio de uso del suelo Sierrita). Pero ni siquiera los litorales son en toda la península fue del orden del 49.9 por completamente uniformes; destacan en su ciento, y para los años noventa alcanzaba ya 64.08 por ciento (por estados, Quintana Roo presentó un configuración, por el lado campechano, cambio del 31.90 por ciento, Campeche del 28 por el gran vaso que forma la Laguna de Tér- ciento y Yucatán del 41.66 por ciento). Únicamente minos, en la cual desembocan, viniendo en las ANP de Sian Ka’an-Uaymil fue del orden del 25.18 por ciento (Carranza, 1996). desde el sur, los ríos Palizada, Chumpán,

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Candelaria y Mamantel (con cuencas que van de 1 874 a 7 700 kilómetros cuadra- Los recursos arbóreos son dos), los pequeños acantilados de Sihopla- aprovechados por la población ya, las cavernas de Punta del Morro y los para fabricar muebles, construir esteros de Celestún con las salinas de Pun- viviendas y utensilios domésticos y ta Desconocida. En el litoral yucateco, el hacer leña y carbón. más uniforme, sobresale la entrada de mar que conforma Ría Lagartos, mientras que la porción oriental, la quintanarroense, es famosa a nivel mundial por sus aguas tur- majahua, uaxin, chacté, chacahuante, ro- quesas y sus playas de arena blanca (ahora ble, pixoy, ramón, jabín, yaxnic, guayabillo, invadidas por multitudes de turistas y cen- tzalam, jobo, melina, cascarillo, granadillo, tenares de hoteles que a menudo se yer- ciricote, caobillo, pucté, palo de tinte o bra- guen como tachones en el paisaje), pero sil, palmas, cactáceas, uvas de playa, palo cuenta con ríos más bien magros, como el de corcho (que antes se usaba para hacer Azul, el Escondido, el Ucum y el Hondo, los flotadores de las redes), chicozapote, que separan México de Belice, a más de machiche, guayacán. En las sabanas pre- 35 numerosas lagunas, entre las que destaca dominan el güiro, el cocoyol, la palma, el por su tamaño y belleza la de Bacalar. guayo y el ceibo, mientras que en la zona La vegetación peninsular es igualmente norteña es patente la manera en que déca- variada: desde la escasa flora propia de las das de monocultivo henequenero modifi- áreas de duna, hasta las espléndidas selvas caron la flora, al grado de que no se repor- altas tropicales de su arranque continental, ta explotación maderera significativa. pasando por zonas de manglares, pantanos Los recursos arbóreos son aprovecha- e islotes (petenes) con ojos de agua dulce, dos por la población para fabricar mue- palmerales y zacatonales en las áreas de bles, construir viviendas (para ello, en el sabana. Resulta imposible listar siquiera la área campechana se emplea en particular enorme cantidad de especies reconocidas el árbol denominado palotada) y utensilios por los mayas, poseedores de un conoci- domésticos (con guayacán o ciricote) y ha- miento acumulado durante siglos; vayan, a cer leña y carbón. En las áreas cultivadas manera de ejemplo, algunos nombres de destacan las milpas de temporal (a menu- los más conocidos: caoba, cedro, chacá o do exhibiendo maíz, chile, calabaza y fri- chacah, ocón, mangle, tanché, chacteviga, jol) y los huertos de árboles frutales, donde

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Civilización tradicionalmente vinculada al maíz, la maya logró importantes avances en el conocimiento de los suelos, las condiciones climáticas y los peculiares requerimientos del cultivo a fi n de obtener mejores rendimientos.

predominan los cítricos (naranjas, limas, li- monarias, petatillos, teresitas, flamboya- mones, chinalimas y limón real) y las ano- nes y girasoles, entre otras muchas, son náceas (guanábanas, zaramuyos, anonas y elementos comunes en los frentes y patios chirimoyas), mientras que en los patios ad- traseros de las viviendas mayas. yacentes a las viviendas —conocidos como “solares”— es común encontrar ejemplares PERCEPCIONES MAYAS DEL MEDIO de guaya, guayaba, mamey, chicozapote, Con los aires de modernidad que invaden zapote negro (tauch), blanco (ch’och) y de manera acelerada las comunidades, so- amarillo (kanisté), nance, ciricote, tamarin- bre todo a partir de la apertura de vías de 36 do, ciruelas y plátanos de diversas clases, comunicación más expeditas y la llegada de que alternan con hortalizas (condimentos medios como el radio, la televisión y en me- varios y diferentes clases de chiles, chaya nor medida los diarios, a los cuales se aúna y colorantes como el achiote, etcétera)18 un mayor tránsito de individuos portadores y la cría de aves de corral y puercos. Es de de distintas ideas, otros saberes y diferentes destacar en numerosos lugares la presen- cosmovisiones, la manera en que los ma- cia de flores, de gran importancia para la yas aprehendían los paisajes buscando do- apicultura, pero que no sólo por ello son mesticarlos, apropiarse en alguna forma de cultivadas, sino también por el placer de ellos con el fin de hacerlos parte de su coti- poseer plantas de ornato; así, rosas, came- dianidad, ha sabido de cambios profundos linas, hiedras moradas, obeliscos, tulipanes, que, a la vez que amenazan con la pérdida jardineras, flores de mayo, bugambilias, li- de conocimientos y estilos de vida secula- res —cuando no milenarios—, sirven como cantera a partir de la cual re-crear otras for- mas de organizar y entender la vida diaria. 18 Éstos pueden cultivarse en el llamado k’aanche: pequeño huerto cultivado en alto, por lo común Perpetuo movimiento propio de cualquier conformando un cuadro con tablones. cultura que se pretenda viva.

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La gran perdedora en este proceso, por análisis) acerca de la interacción cultural decirlo de algún modo, ha sido la tradición con el medio natural; eso que ambigua- de origen maya, avasallada por la difusión mente se tiende a calificar como “etnoco- de patrones occidentales; difusión derivada nocimiento”. Y ya que las actividades eco- de los procesos de globalización mundial nómicas consideradas “primarias” ocupan que alcanza también a las pequeñas comu- buena parte del quehacer de los mayas, nidades, aisladas sólo en apariencia. Pues- bien se justifica iniciar con ellas. to que es imposible detenerse en ello, me Civilización tradicionalmente vinculada limitaré a algunos señalamientos breves e al cultivo del maíz, la maya, es bien sabi- iniciales (sin duda, merecedores de mayor do, logró importantes avances en el cono-

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En ocasiones las labores del campo se continúan haciendo en grupos, por lo común de parientes. Comisaría de San Francisco, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 2001. Acervo personal.

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cimiento de los suelos, las condiciones cli- medios tiene tierra fértil y profunda”, con el máticas y los peculiares requerimientos del fin de diferenciarlos de aquellos otros fran- cultivo de ese cereal con la finalidad de ob- camente estériles para la milpa.19 tener mejores rendimientos. En el caso de Los descendientes de esos avezados los grupos asentados en suelo peninsular, agricultores han perdido buena porción la posesión y transmisión de dichos cono- del conocimiento, en parte desplazado cimientos se consideraba particularmente ante el creciente flujo de fertilizantes quí- importante, por tratarse de una región en micos que una eficaz propaganda ha he- muchas partes avara en suelos y aún más cho imprescindibles, pero algo sobrevive. en agua, pero abundante en vientos a veces Así, por apuntar unos cuantos ejemplos, huracanados, plagas y sequías que en un es común denominar tzequel a las super- a las super- santiamén echaban abajo meses de esfuer- ficies rocosas y tzequel cankab a los suelos zo y colocaban a las poblaciones al borde de deslave; los agricultores identifican sin de la extinción por hambre. Obligadamen- problemas las áreas de cankab, tierra roja , tierra roja te había que recurrir al consumo de raíces, ubicada entre afloramientos calcáreos y de yerbas, frutillas comúnmente despreciadas alta fertilidad tan sólo durante los primeros 38 y hasta pulpas de ciertos árboles cuyas pro- años de cultivo, y las magras tierras negras piedades nutritivas habían descubierto las de yaxhom (redzinas con tierra orgánica generaciones pasadas. sobre roca caliza), que saben inadecuadas Del minucioso conocimiento que logra- para el cultivo dada su concentración sa- ron acumular los mayas sobre los tipos de lina y baja retención de humedad. Incluso suelos (luum), por ejemplo, dan cuenta los los mayas de Champotón, en apariencia diccionarios de la época colonial: ca cab muy transculturados, mantienen una cui- luum, “tierra buena para sembrar”; , “tierra buena para sembrar”; ek luum dadosa diferenciación de los suelos del y dzu luum, ambas apropiadas “para pan municipio y sus utilidades: yaxhom, suelo maíz”; ut luum, “tierra fértil”; cul ek luum, negro poseedor de rico humus; akalché, “tierra negra para milpas”; ziz luum, “tie- compuesto de arena, arcilla y humíferos rra de mucho humor y jugo, y fértil”; kan —ésos que los geólogos clasifican como cab ché, “llano de tierra con árboles, bue- gleysoles sálicos—, que retiene humedad y no para milpas”. Allí donde no se poseían tan codiciados suelos hubo que detectar 19 Sobre éstas y otras clasificaciones véase el las franjas útiles, como los llamados apatun acucioso diccionario de María Cristina Álvarez, kax, “terreno pedregoso que en los inter- 1984: 113 y ss.

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Los mayas peninsulares dependen de la lluvia para sobrevivir. No es extraño que vivan pendientes de los signos que anuncian su llegada y busquen conjurar los que conciben como amenazas. fácilmente se encharca; cankab, rojo ama-, rojo ama- marañón. Pero mientras los de Hopelchén rillento, propio para cultivo de cítricos, rá- aducen que los cuatro principales tipos bano, cilantro, camote, repollo, pepino, de suelo que distinguen en su comunidad melón y otras hortalizas; tzequel, bueno , bueno (cankab, yaxhom, akalché y kakab, como para sembrar papaya y sobre todo pastos denominan a los negros) son buenos para y jaragua (zacate); pusluum, montículos de la agricultura —no en balde, dicen, su mu- tierra negra. nicipio era considerado el “granero” del es- El conocimiento, o al menos los cam- tado—, sus vecinos inmediatos de Iturbide pos semánticos que originalmente cubrían descalifican al cankab, que abunda en sus los términos, muestran, sin embargo, va- dominios, por ser “pedregoso y pobre”, a riaciones. Así, en diversas comunidades se menos que se le irrigue y fertilice. 39 considera que los suelos tipo akalché (tam- Si bien el dominio profundo de las ca- bién llamados box luum, de box, “negro”) racterísticas propias de las antiguas varie- son apropiados para milpas precisamente dades de maíz parece haber cedido terreno porque al ser bajos guardan mucha hume- ante la difusión de los híbridos, las técnicas dad, en tanto que los rojos tipo chak luum para su cultivo se mantienen con pocas al- o cankab y los pedregosos y secos ubica- teraciones en aquellas comunidades que dos en zonas altas (tzequel) son aprovecha- no cuentan con superficies mecanizadas o bles sólo para maíz de temporal por retener áreas de riego. Como éstas son mayoría, el poca agua. Otro tanto opinan sobre el sue- sistema de roza, tumba y quema, así como lo tipo akalché los ejidatarios de la urbani- el empleo de bastones plantadores y mache- zada Samulá, vecina a Campeche, quienes tes, todavía son comunes, aunque los perio- clasifican las tierras de su menguado eji- dos de barbecho (cuando se deja descansar do como negra (yaxhom) y roja (cankab), la tierra) y la rotación tienden a acortarse apropiada para maíz y frijol (en particular dada la escasez de buenas tierras. los llamados ibes), y gris (akalché), don- Poco persiste, en cambio, del conoci- de se siembra sobre todo zapote, mango y miento detallado que los mayas antiguos te-

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nían de los ciclos solar, lunar y venusino, así crecimiento de las plantas, y otro tanto vale como de ciertos elementos climáticos, y que para el corte de árboles con fines construc- plasmaron incluso en códices. Esto no es de tivos, que realizado en tales fechas garantiza extrañar; es conocido que tal saber era po- mayor durabilidad de la madera. Los huevos sesión exclusiva de la elite, que basaba en de aves ovados en este periodo se conside- él parte de su poder, y que ésta desapareció ran los mejores para encamar. La conexión con mayor o menor celeridad a lo largo de luna-fertilidad es evidente. la época colonial. Los estratos campesinos, Habitantes de tierra en buena medida por supuesto, poseían también conocimien- seca y pedregosa, región carente en casi tos al respecto, pero no eran tan detallados. toda su superficie de corrientes de agua, Es todavía posible oír de boca de los sabios los mayas peninsulares dependen de la llu- locales —los h-meno’ob— los nombres e via para sobrevivir. No es extraño que vi- influencias que acarrean los vientos según van pendientes de los signos que anuncian su procedencia: Lakín, Chikín, Nohol y Xa- su llegada y busquen conjurar los que con- mán. La influencia lunar sobre las activida- ciben —con o sin razón— como amena- des agrícolas, silvícolas y pecuarias es aún zas. La aparición del arco iris es considera- 40 reconocida por muchos pobladores, quie- da señal de su retiro, y su poder es tal que nes se guían por las fases lunares para sem- no debe apuntársele con el dedo, so riesgo brar, trasplantar, cortar. Así, en Calkiní se de que éste “se pudra”. Otro peligro es que ponderan las ventajas de hacer semilleros y el xtup, el hijo menor, señale con el dedo a , el hijo menor, señale con el dedo a sembrar durante la luna llena, porque en es- una nube cargada, pues retrasaría la llegada ta fase está “dura” y fuerte, lo cual ayuda al de las aguas, sobre las cuales continúa se- ñoreando Yum Chaak, que gusta de hacer correr a su caballo (provisto de alas o de un cuchillo de oro), provocando los relámpa- Las comunidades norteñas han gos. Aventurado es entonces tocar un obje- olvidado la mayor parte del to metálico, pues uno se arriesga a recibir conocimiento que acumularon sus un rayo. Cuando las aguas no arriban, habrá antepasados sobre lo silvícola, que que animarse a sembrar de manera antici- todavía mantienen los pobladores pada (hacer tikimuk) y esperarlas mientras ) y esperarlas mientras de las franjas arboladas. se ruega por ellas. En tanto que los campesinos de Dzidzantún, Yucatán, pueden atribuir el retraso de las

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41 Utilizan una rueda de madera para hacer mecate de fibra de henequén. Zacapu, Yucatán. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI. lluvias a un suicidio cometido en las cerca- son menores, pese a la mecanización y el nías, los ejidatarios de Yacasay, Campeche, empleo de insecticidas y fungicidas. más escépticos por “modernos”, se limitan Tras décadas de haber perdido sus am- a constatar cambios significativos en los re- plias extensiones de selva baja, arrasadas gímenes pluviométricos. Es claro que las fe- para sembrar henequén, las comunidades chas de inicio de lluvias se atrasan, pero no norteñas han olvidado la mayor parte del lo atribuyen a veleidades de Yum Chaak o conocimiento que acumularon sus antepa- a suicidios locales, sino a la deforestación, sados sobre lo silvícola, que todavía mantie- los cambios climatológicos y “la contamina- nen los pobladores de las franjas arboladas. ción de la tierra”. Sea como fuere, les queda Existen allí quienes reconocen con facilidad claro que las variaciones les afectan desfa- las variedades maderables y sus utilidades. vorablemente, pues “antes cualquier cosa se Tzalam, granadillo, bojón, melina, ciricote, daba”, mientras que ahora los rendimientos caobillo y cocoito son maderas finas que,

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siendo mucho más baratas, compiten con pecies maderables, mientras que el tzalam el cedro y la caoba en resistencia, textura y el jabín son excelentes para los marcos, y belleza del veteado, y son ideales para puertas y ventanas, además de emplearse muebles. La del zapote es valorada por su con ventajas en la fabricación de apiarios. dureza, que la hace apta para fabricar vigas, Para fabricar triplay existen: caobillo, jobo y muebles y cabos de hachas, palas y otros roble (que además es codiciado para hacer instrumentos; la fortaleza y durabilidad del postes). Si de extraer tintes se trata, ahí están chechén, jabín y pucté las vuelven muy co- el brasil, el chactecoh y el chacahuante; si diciadas para elaborar durmientes de vías de resinas, el chicle que destila el chicoza- de tren. Para la factura de vigas, varejones, pote. El yaxnic, el jobo y el chacah sirven paredes, duelas y techos de casas, se cuen- para fabricar papel; el yaxek para elaborar ta con cascarillo, tinto, uaxim, guayabillo, resorteras y culatas; el tinto para postes, el majagua, pisán o guaumúchil, ramón, bra- tzutzuc o palo ruda para marcos, el cocoi- sil, granadillo y chacteviga, entre otras es- te y el lolón para cercos, el tzacchacá para palillos de paleta. La lista es tan amplia co- mo la diversidad arbórea regional. 42 Un buen artesano sabe que cuando se trata de elaborar un objeto que deba com- binar flexibilidad con rigidez, dureza con ductilidad, se hace imprescindible combi- nar varias clases de madera. Tal ocurre, por ejemplo, con las ruedas de carretas, que han de armonizar un centro (“maza”) resistente, con rayos que se mantengan ti- rantes, a la vez que engarcen fácilmente en la gamba (circunferencia de la rueda), mientras que para el eje resulta necesaria madera que soporte el roce del metal. Así, la gamba ha de ser de jabín, los rayos de chacté, la maza de mora y el eje de chimay. Planta medicinal con referencia de uso. Siglos de experiencia acumulados en “una Peto, Yucatán. Fotógrafa: Ana Piña Sandoval, 1984. simple rueda”, y a punto de perderse dada Fototeca Nacho López, CDI. la obsolescencia creciente de tal objeto.

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Particularmente rico es el conocimiento que guardan los especialistas médicos locales (curanderos, herbolarios, quiroprácticos y parteras).

Pero no sólo ciertos objetos se en- ofrendar a los muertos, como son el xtes, cuentran amenazados; también lo está la xpuhuc, rosalía, cristemó (crisantemo), gla- diversidad arbórea, como bien lo saben sus diola, xpelón y hierba santa (ruda); plantas usuarios. De allí que en algunos poblados y frutos prohibidos en el embarazo (limón, (como Yacasay, en el sur de Campeche) naranja, papaya, chile); raíces, cortezas, se hayan detenido las actividades de roza, pulpa, hojas, flores y frutos relacionados tumba y quema, que además de atentar con la curación de distintas enfermedades contra la selva ahuyentaron buena parte (sábila, sinanché, orégano, epazote, llan- de la caza. Asimismo, amén de sembrar ce- tén, menta, toronjil, zacate limón, chaya, dro y caoba (únicas especies que parecen pepino kat); plantas relacionadas con la preocupar a los funcionarios locales de la alimentación animal (ramón y maíz) o con 43 Semarnap), algunos ejidatarios hacen se- la humana (maíz, calabaza, frijol, hierbas milleros de otras especies para plantar en de olor, frutas), y especies alternas para ali- sus parcelas una vez que se les titulen las mento en tiempos de hambruna, como el tierras. Para hacerlo, esperan la luna cre- bonete, de cuya pulpa se fabrica harina; ciente y aprovechan la llena para cortar el pixoy, que ofrece la magra carne de sus madera, buscando evitar que se pudra o abundantísimos frutos, o el ramón, que apolille rápido. permite obtener harina con los suyos. Si bien la deforestación, como apun- Particularmente rico es el conocimiento té, incidió en la pérdida del conocimiento que guardan los especialistas médicos lo- silvícola en buena parte de los municipios cales (curanderos, herbolarios, quiroprácti- norteños, el vinculado a otros componen- cos y parteras) acerca de plantas a las que tes de la flora se mantiene muy vivo. Va- se atribuyen virtudes terapéuticas: hierba- ya como ejemplo lo consignado en Hecel- buena para los espasmos; árnica para el chakán, Campeche, donde se les clasifica asma y la bronquitis; belladona para la hin- en relación con sucesos rituales y sociales. chazón por golpes; orégano para el dolor Así, existen flores y alimentos propios para de oído; albajaca (sic) para la carnosidad,

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También en el ámbito pesquero puede apreciarse un minucioso conocimiento, que abarca tanto a las distintas especies como su hábitat, sus patrones reproductivos y las técnicas necesarias para obtenerlos.

el aire, el ojo y el susto; pepino kat para la bles de ser cazados para enriquecer la die- tos y problemas o dolor al orinar. Los cu- ta, comerciar o disminuir los estragos que radores tienen claro, empero, que a veces causan en los cultivos o los gallineros. El concurren otros elementos, ciertas técni- saber de los ancianos va a menudo mucho cas y rituales, para obtener los beneficios más allá (en particular en lo que compete a o acrecentarlos.20 Conocer las propieda- la ornitología), pero las nuevas generacio- des terapéuticas que se atribuyen a ciertas nes muestran poca preocupación por he- plantas, animales y elementos minerales, redar esta riqueza. En zonas donde la caza solos o en combinación, acompañados de reviste mayor importancia el saber es más 44 rituales o no, de origen mesoamericano o amplio, lo que significa no sólo un abanico de importación europea temprana, es un más extenso de nombres, sino estar ente- bastión importante del saber acumulado rado de los hábitos de los animales; cono- por los mayas prehispánicos y coloniales; cimiento imprescindible si se pretende ob- saber en continuo acrecentamiento. tenerlos. Imposible atrapar un armadillo si El papel básico de la economía en la no se sabe distinguir la cueva donde habi- preservación del conocimiento tradicional ta, o disparar sobre un venado o un cone- se aprecia en las actividades cinegéticas. La jo cuando se ignoran las áreas por donde mayoría de los entrevistados rara vez supo transitan. El habitante de las costas que no más nombres de animales que los suscepti- sepa de los hábitos de las aves migratorias susceptibles de ser cazadas, mejor que se dedique a la pesca. 20 Según un famoso h-men de Dzotchén, Cam- También en el ámbito pesquero pue- peche, las plantas “más efectivas” son las que crecen sobre los montículos prehispánicos, pues de apreciarse un minucioso conocimien- allí reposa aún el conocimiento de los antiguos to, que abarca tanto a las distintas especies mayas, a quienes atribuye los avances herbolarios, con independencia de que algunas plantas sean como su hábitat, sus patrones reproduc- importaciones occidentales. tivos y las técnicas necesarias para ob-

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tenerlos. Mucho de este saber, obvio es, de diversas artes de pesca, en ocasiones fa- está vinculado a los requerimientos del bricadas por los propios pescadores: redes mercado y al desarrollo de nuevas inves- de arrastre, chinchorros y tarrayas (tejidas tigaciones, lo cual nos habla de la puesta con hilos de cáñamo y dotadas de flotado- al día de los pescadores en la materia; ac- res de plástico o caucho sintético), palan- tualización que, al igual que en el caso de gres provistos de poderosos anzuelos para los cazadores, desecha o recrea antiguos capturar especies mayores, o largas “fisgas” saberes a fin de adaptarse a las demandas (de cerca de tres metros) para incitar a las comerciales. Dentro de las múltiples espe- jaibas para adherirse a ellas con el fin de cies factibles de encontrar en el Golfo de poder jalarlas sin que “piquen”. Quienes México, por ejemplo, se reconocen con recolectan camarones y caracoles fabrican mucha mayor facilidad aquellas que de- enormes bolsas de fibra (de tres por cinco mandan los mercados nacional e interna- metros) y cubetas para colocar lo obtenido. cional, pero sin desdeñar las susceptibles Y si un buen cazador está obligado a saber de emplearse para el consumo doméstico reparar una escopeta que se atasca, con o simplemente como carnada para atra- mucha más razón un pescador ha de ser par las otras. capaz de efectuar reparaciones menores en 45 Figuraron así en la enumeración de los un motor descompuesto, para evitar que- trabajadores del mar de Champotón, San dar a la deriva, a merced de los vientos. Fernando, Ría Lagartos, Chabihau, San Cri- santo o Isla Arena, especies como corvina, ASENTAMIENTOS, VIVIENDAS Y cazón, chac chí, esmedregal, sábalo, peje GRUPOS RESIDENCIALES rey, robalo, rubia, sierra, carito, picuda, ju- Si los paisajes naturales se asemejan en va- rel, cherna, tiburón, mojarra, mero, pám- rios de sus elementos, los construidos por pano, pargo, bagre, jorobado, pez payaso el hombre parecerían aún más homogé- y chuy. Particular atención requieren la li- neos, debido tanto a la existencia de con- sa en veda permanente, por ser base ali- dicionantes geográficas e históricas en los menticia de otras especies mayores, como patrones de asentamiento —heredados de el pargo, la corvina, el robalo, el burel y la la época colonial o el periodo de las ha- picuda. A los peces se suman crustáceos y ciendas—, como al tipo de recursos ma- moluscos, como , cangrejo, cama- teriales disponibles, la similitud de técni- rón, caracol rosado, jaiba y pulpo. La cap- cas constructivas y, en la época actual, la tura de dichos animales supone el empleo difusión de un cierto estilo arquitectónico

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46 Mujeres lavando maíz a la orilla del pozo. Dzemul, Yucatán. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI.

aséptico y ramplón, que invade con ma- como la colecta de cargas tributarias y la yor o menor celeridad el campo mexicano, explotación de la mano de obra —ya por despersonalizándolo a la vez que lo “mo- encomiendas, ya por servicios personales—, derniza”, en opinión de los vecinos. procedieron a reunir a los indígenas. De ahí Tras la conquista española, el patrón de surgió la nueva traza de los poblados, cuyo asentamiento característico del periodo lla- patrón de asentamiento común es el com- mado Posclásico (viviendas dispersas en te- pacto de baja densidad; aquel en que los rrenos montuosos, o semidispersas en torno huertos de tamaño mediano de las viviendas a un centro cívico-ceremonial) se reveló co- se tocan. Pero también se registran otras va- mo un obstáculo a las dos principales ins- riedades: las poblaciones de mayor tamaño, tituciones aportadas por los vencedores: la donde los muros de las casas se alzan casi Iglesia y el Estado centralizador, los que, contiguos, corresponden al patrón conocido buscando facilitar tanto la evangelización como “compacto de alta densidad”. Por otra

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parte, la mayoría de las aldeas, comisarías o rancherías sería del tipo semidisperso. En Las construcciones recientes todo caso, por lo general a una importancia tienden a una cierta uniformidad mayor de la puebla corresponde una menor derivada del empleo generalizado dispersión de las viviendas. de elementos como el “bloque” El acceso a las fuentes de agua, utiliza- prefabricado, las láminas de zinc das como lugares de aprovisionamiento del líquido, contribuye en ocasiones a configu- o cartón, los techos “colados”, rar los patrones de asentamiento e incluso empleando vigueta y bovedilla, modela algunos aspectos de la organiza- etcétera. ción social, tal como lo hacía ya desde la época precolombina.21 Como ejemplos de lo primero se podrían citar los poblados mujeres o los niños de determinada casa. norteños de la península que se ubican al- Del amanecer al atardecer puede uno ver rededor de los cenotes. Por su parte, en a los pequeños acarreando cubetas o ayu- ciertas comunidades quintanarroenses de dando a transportar en parejas, y con una reciente creación (v. g. Tres Reyes) es fac- especie de palanquín, enormes latas cuyo 47 tible observar un patrón de asentamiento peso los obliga a curvar el cuerpo. más bien irregular: un esbozo de placita Caso particular, que se registra en algu- central rectangular, en tres de cuyos lados nas comunidades de Yucatán y Campeche, se alinean las viviendas; en su perímetro es el de los indígenas que, tras la aplicación se ubican el tanque inacabado y el pozo de las leyes de Reforma Agraria, continua- comunal, del que se surten todos los ve- ron viviendo en las desmembradas hacien- cinos de agua para beber, cocinar, prepa- das, ya no como peones acasillados sino rar el nixtamal, bañarse, dar a los anima- como asalariados. Igualmente específico les. Binem pai há o cha’a há, “está jalando es el caso de ciertos poblados de la par- agua”, es una de las respuestas más comu- te central de Quintana Roo, donde en un nes cuando uno pregunta dónde están las costado de dicha plaza se yergue la iglesia de la Santa Cruz (“la iglesia vieja”), junto con un enorme “corredor” en el que vivían 21 Las similitudes y divergencias entre la organi- los macehuales encargados de las guardias, zación espacial y las viviendas mayas antiguas y como testimonio del periodo bélico, cuan- actuales es el tema de un excelente estudio de Pierrebourg, 2003. do la organización tenía como eje un pe-

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maderas que los asentados tierra adentro, ni los que ofrecen las planicies son idénti- cos a los susceptibles de encontrar en las regiones de selva. Pero conviene insistir en que tal criterio es válido en lo que respecta a construcciones añejas, pues las recientes tienden a una cierta uniformidad derivada del empleo generalizado de elementos co- mo el “bloque” prefabricado, las láminas de zinc o cartón, los techos “colados”, em- pleando vigueta y bovedilla, etcétera. En Vivienda tradicional de palos con techos de huano. Felipe este sentido, la mayor o menor rapidez con Carrillo Puerto, Quintana Roo. Fotógrafo: Héctor Vázquez, 1995. que se adoptan tales elementos —tenidos Fototeca Nacho López, CDI. por más “funcionales” o “higiénicos”, amén de duraderos— parece depender en buena culiar sistema teocrático-militar. Pese a sus medida de las posibilidades económicas de 48 nombres, ambas son construcciones, con los habitantes de la vivienda para acceder a excepción de su tamaño, idénticas a casas los dictados de la moda constructiva. mayas “típicas”, que solamente se utilizan Los materiales empleados en la cons- cuando se realiza la fiesta del pueblo. trucción de las viviendas y la forma que Como vimos antes, por lo que toca a presentan están íntimamente relacionadas, patrones de asentamiento no encontramos, como era de esperarse, con las caracterís- de hecho, divergencias significativas: com- ticas del medio geográfico que posibilita pacto de alta o baja densidad en el centro y en cierto modo determina ambas; pero de las localidades y semidisperso en las pe- en su mayoría son absidales, pues es tradi- riferias, sin llegar a la dispersión, factible de cional hacer semicirculares las cabeceras, encontrar, por ejemplo, en algunas regio- lo que da a la planta su peculiar aspecto nes montañosas o selváticas del área ma- ovalado. Muestran piso de cemento o tierra ya de Chiapas. Las diferencias son mayores apisonada (algunos acostumbran colocar, en lo que toca a los materiales empleados sobre un empedrado o directamente sobre en las construcciones antiguas, ya que ob- la tierra, una capa de material arcilloso de viamente los habitantes de poblados cos- color blanco denominado sahcab). Tienen teros no cuentan con los mismos tipos de techos de palma o huano, a veces combi-

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nado con zacate o láminas de cartón, zinc pero) y la “banqueta” o mesa circular para o asbesto y, en el caso de los pueblos más tortear. Como el uso de hamacas es gene- antiguos, paredes de piedra (“secas” o uni- ralizado, las camas siguen siendo poco co- das con cemento), mientras que en los más munes, aunque van en aumento.22 Cuando recientes o en las viviendas de los más po- se poseen, parecen cumplir más bien fun- bres se observan, sobre una base de mam- ciones de marcador de estatus que de obje- postería, paredes hechas de maderas loca- to de uso cotidiano; de hecho, algunos las les, que pueden estar recubiertas con una colocan incluso en la sala de la casa. mezcla de zacate y tierra roja (embarrado o En lo referente a la cocina, el INEGI re- bajareque). Se emplean zapote, jabín, zak- porta que para el año 2000 el 84 por cien- yap, tziminché o chechem para los horco- to de las viviendas yucatecas contaba con nes; quiebrahacha u otra “madera de cora- un área destinada exclusivamente para co- zón” para los balos; kekenché o wikinché para el cuerpo del techo; chacteviga para el caballete y pata de vaca para los tenso- res, llamados “cañaverales”. Desprovistas en ocasiones de ventanas, cuentan siempre 49 con dos puertas: una de entrada y otra de salida al “solar” o patio. Se puede asimismo habilitar “tapancos” en la planta principal, con pedazos de madera, lonas o porciones de plástico grueso resistente, para guardar cajas o sacos conteniendo aquellas perte- nencias de las que es impensable deshacer- se, o las mazorcas ya cultivadas. Se trate de casas de mampostería o de palos, el mobiliario se reduce comúnmente Las viviendas absidales siguen siendo un marcador visible de a hamacas, una o dos mesitas rústicas de la identidad maya. X-Yatil, Quintana Roo. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. tablas, que en ocasiones fungen como al- Acervo personal. tar; algunas sillas, un improvisado trastero, un arcón o cajas de madera —cuando no, de cartón— para guardar la ropa (sustitui- 22 Véase al respecto el interesante texto de Baños do, entre los más acomodados, por un ro- Ramírez, 2004.

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Radios y televisores se cuentan entre los pocos electrodomésticos generalizados. Dzemul, Yucatán. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI.

cinar, porcentaje que disminuía a 79.2 en el INEGI lo reporta en 77.6 por ciento de los Campeche y a 72.2 en Quintana Roo. Aun- hogares de Quintana Roo, 66.7 en Campe- 50 que las cifras se antojan altas, cabe apuntar che y 61.4 por ciento en Yucatán, pero si que no se trata siempre de construcciones enfocamos nuestra atención en los munici- sólidas, sino a menudo de meros espacios pios de población predominantemente in- cubiertos, con paredes de materiales preca- dígena, veremos que en éstos se concentra rios o incluso carentes de ellas. Asimismo, la mayor cantidad de viviendas que utilizan aunque las estufas de gas son de uso cada leña y carbón. vez más frecuente en los poblados grandes, Arrinconados en las paredes de la casa, es todavía usual encontrar el típico fogón entre canastas, bateas, ropas, latas, frascos, de tres piedras (koben), que casi siempre se redes y sabukanes (morrales) para cargar asientan directamente sobre el piso, mien- maíz, se encuentran los aperos de labran- tras que los metates de piedra van siendo za, que poco han variado en número y for- sustituidos por molinos metálicos para el ma desde la época prehispánica. Sin duda maíz, del mismo modo que los productos la novedad más importante fue la introduc- plásticos y las latas desplazan a las piezas ción de útiles con adiciones de metal o fa- de alfarería local o las jícaras empleadas bricados a partir de metales, entre los que antiguamente como recipientes. En lo co- destacan el machete, la sierra, el hacha y las rrespondiente al uso de gas para cocinar, puntas de hierro que algunas comunidades

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CUADRO 7. PORCENTAJE DE VIVIENDAS PARTICULARES HABITADAS, POR TIPO DE BIEN DISPONIBLE, 2000

Bien Campeche Quintana Roo Yucatán

Total Pm 2 500* Total Pm 2 500 Total Pm 2 500

Televisión 75.4 47.0 81.4 48.8 82.9 59.5

Radio o radiograbadora 73.2 54.8 80.7 60.8 78.8 61.3

Videocasetera 22.7 4.4 30.6 7.4 28.2 5.6

Licuadora 60.8 30.8 67.8 33.2 61.9 28.4

Refrigerador 57.2 24.8 65.2 28.9 58.1 23.4

Lavadora 51.8 24.0 55.3 26.2 52.0 20.8

Teléfono 21.3 1.3 29.2 5.1 28.3 2.2

Computadora 5.5 0.2 8.8 1.7 7.7 0.6

* Población menor de 2 500 habitantes. 51 Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003. adaptan al bastón plantador o espeque, bus- tos en los tres estados, pero advierte que éstos cando reforzar su resistencia y duración. A se concentran sobre todo en las poblaciones ellos se suman las escopetas en las poblacio- de mayor tamaño, que no son ciertamente las nes donde aún se practica la cacería, y las habitadas por mayas. Con esta salvedad en artes de pesca en aquellas costeras. mente, veamos los datos que ofrece el Insti- Excepción hecha de radios y televisores, tuto para los conjuntos estatales, seguidos por no se observan muchos artículos electrodo- aquellos que corresponden a localidades con mésticos. En pueblos donde el bordado ge- menos de 2 500 habitantes, que son por lo nera importantes recursos, las máquinas de regular las de población predominantemente coser son comunes, y es frecuente que los maya. Los porcentajes hablan solos. habitantes de Yucatán y Campeche posean Por lo general, casi todas las familias un bastidor para urdir hamacas. En cuanto a poseen al principio una sola construcción “bienes disponibles” en las viviendas, el INEGI que sirve como dormitorio, cocina-grane- ofrece datos que se antojan relativamente al- ro y aun de corral, pero es también usual

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que al paso del tiempo se construya otra ble banquito y los cubos con el agua que habitación destinada a dormitorio y se de- habrá de emplearse para el aseo. Es fre- je la primera como cocina. Mientras tan- cuente que se defeque al aire libre, aunque to, el fogón se localiza en un extremo de es justo señalar que gobiernos como el de la planta principal de la casa, de manera Yucatán han realizado recientes esfuerzos que esta construcción hace las funciones por dotar a las viviendas con letrinas; en de dormitorio, cocina, sala y almacén. No particular después del paso del huracán es inusual, como señalé antes, que adosada Isidoro (2002). Hablando del total estatal, a la habitación principal se construya una el INEGI reporta 81 por ciento de viviendas especie de galera cubierta que cumple fun- campechanas con “servicio sanitario exclu- ciones de cocina. sivo”, 85.8 para Quintana Roo y 75.9 para Los calificados como “baños” son a Yucatán, pero no ofrece detalles más allá menudo dos o tres paredes de madera, de señalar que en Yucatán se contabiliza- con un techo de huano mucho más bajo ron 95.6 por ciento de fosas sépticas, 94.7 que el de la planta principal. Adentro, el por ciento en Campeche y 63.2 por cien- espacio alcanza apenas para el insustitui- to en Quintana Roo. Porcentajes muy por 52 CUADRO 8. PORCENTAJE DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LAS VIVIENDAS PARTICULARES HABITADAS, 2000

Concepto Nacional Campeche Quintana Roo Yucatán

Total de viviendas Falta dato 157 172 213 566 373 432

Promedio ocupantes por vivienda 4.43 4.39 4.09 4.43

Con piso diferente a tierra 86.2 85.6 89.5 94.1

Con agua entubada 84.3 80.1 93.7 89.6

Con drenaje 78.1 63.8 83.7 87.5

Con energía eléctrica 95.0 91.2 95.3 95.4

Con cocina exclusiva 85.1 79.2 72.2 84.0

Con excusado 85.9 81.0 85.8 75.9

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

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encima del 15 por ciento que se registra a de agua entubada, energía eléctrica y so- nivel nacional. bre todo drenaje, del cual carece casi el 40 Pese a existir corrales para los animales por ciento de la población. que se crían en el solar, éstos están casi todo Comparando los porcentajes naciona- el tiempo sueltos, lo que permite disminuir les, los registrados en la península parece- el costo de manutención. Los perros y otros rían aceptables en su mayoría, pero la si- animales domésticos pueden o no entrar a tuación varía si llevamos los datos a nivel la planta principal de la vivienda, depen- municipal, que hacen claro que en aquellos diendo de la costumbre de cada familia. municipios predominantemente indígenas Veamos, para tener una visión de con- las carencias son más acusadas. Tomemos junto, lo que registra el Censo de 2000 como ejemplo el caso de Quintana Roo, acerca del número, ocupación y servicios donde cuatro de los ocho municipios re- con que cuentan las viviendas en las tres gistran más del 30 por ciento de su pobla- entidades. ción como HLI: Felipe Carrillo Puerto (75 Como puede apreciarse, la oferta de por ciento), José María Morelos (68.2 por viviendas en Yucatán (que se corresponde ciento), Lázaro Cárdenas (57.9 por ciento) con el porcentaje de individuos empleados y Solidaridad (30.2 por ciento). 53 en la industria de la construcción) es más Más allá de los servicios con que cuen- del doble que en Campeche y cerca de 30 ten las viviendas, un punto destacable es que por ciento superior a la de Quintana Roo, habitar en una casa “típica” es para muchos como era de esperar dado el monto de su de los vecinos sinónimo de atraso y pobreza, población, aunque en términos compara- cuando no de “indianidad”, en tanto que ha- tivos no se corresponde estrictamente. Es cerlo en una “moderna” es marcador indu- interesante comprobar la disparidad de ser- dable de prestigio. No está por demás men- vicios con que cuentan las tres entidades, sobre todo en lo que corresponde a drenaje y sanitarios con excusado, que son bajos en Las unidades residenciales son Yucatán, lo que en parte es explicable por fácilmente perceptibles. Más allá de las características calcáreas del subsuelo sus linderos se tejen continuamente (apenas el 3.5 por ciento del drenaje de la entidad está conectado a la red pública, en diversos y complejos lazos de afecto su mayoría en Mérida). Campeche mues- y cooperación. tra los porcentajes más bajos en servicios

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CUADRO 9. PORCENTAJE DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LAS VIVIENDAS PARTICULARES HABITADAS EN QUINTANA ROO, 2000

Concepto Promedio Carrillo J. Ma. L. Cárdenas Solidaridad estatal

Promedio ocupantes por vivienda 4.09 4.97 5.04 4.65 3.76

Viviendas con 3 o más cuartos 50.2 32.4 29.9 34.9 23.6

Promedio de habitantes por cuarto 1.46 2.12 2.18 1.96 1.98

Con piso diferente a tierra 89.5 65.8 68.0 69.3 86.8

Con paredes de materiales sólidos 74.0 50.4 44.6 50.6 69.2

Con techos de materiales sólidos 65.3 29.8 24.9 35.2 59.1

Con agua entubada 93.7 85.5 84.5 89.0 60.4

Con drenaje 83.7 34.7 30.9 30.2 84.5

Con excusado 85.8 51.8 53.2 61.2 78.7

Con energía eléctrica 95.3 87.5 85.6 89.4 86.0 54 Con cocina exclusiva 72.2 70.1 77.1 73.4 50.2

Uso de gas para cocinar 77.6 26.4 15.6 29.9 73.4

Viviendas con agua entubada, 76.8 32.3 28.7 29.0 51.1 drenaje y electricidad

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Quintana Roo, Perfil sociodemográfico, 2003: 137-153.

cionar que en lo anterior han jugado un común sin tomar en cuenta su armonía con papel primordial tanto los afanes comercia- el paisaje, y mucho menos las características les de quienes manejan el rubro de la cons- culturales de los pobladores de la zona. En trucción, como las políticas gubernamenta- este sentido, la acción de salvaguarda del en- les en ese campo (íntimamente ligadas en te responsable (el Instituto Nacional de An- muchos casos a los intereses económicos), tropología e Historia) es prácticamente nula. que han privilegiado la erección de edificios, La destrucción del patrimonio arquitectónico monumentos y áreas habitacionales, por lo —en particular en las cabeceras municipa-

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les— es brutal, acelerado y continuo, lo cual Es importante destacar que si bien ha si- atenta no sólo contra el potencial turístico de do común considerar los patrones de or- la región sino, hecho sin duda más impor- ganización social “tradicionales” como un tante, también contra la memoria histórica factor determinante en la elección del tipo plasmada en las construcciones. de unidad doméstica, éste no es siempre el Con independencia de los materiales criterio único ni, mucho menos, un criterio que intervengan en su factura, las casas anquilosado. Ana Paula de Teresa (op. cit.: que conforman las unidades residenciales 207-278) demostró ya, por ejemplo, la rela- albergan grupos domésticos que, por lo ción entre la Reforma Agraria, la situación general, consisten en una familia nuclear ejidal y los tipos de unidades domésticas en (una pareja y sus hijos) o varias de ellas en la zona henequenera. viviendas distintas, aunque también se en- Si bien estas unidades residenciales son cuentran familias extensas (padres, hijos y fácilmente perceptibles, incluso desde una sus cónyuges y sus propios hijos, grupos simple perspectiva escenográfica, ya que familiares viviendo juntos, en proximidad con frecuencia se encuentran delimitadas pero en casas individuales o, finalmente, por pequeños muros de piedra seca (alba- en relativa independencia de su parentela rradas), no son las únicas formas de organi- 55 en lo que a delimitación residencial respec- zación social de importancia entre los ma- ta) o familias compuestas (que, a más de yas peninsulares. Más allá de sus linderos parientes en línea directa, pueden incluir se tejen continuamente diversos y comple- colaterales, como hermanos o sobrinos e jos lazos de afecto y cooperación recípro- incluso algunos no familiares). ca con otros miembros del patrilinaje, así Cuando los miembros de una familia como con los de las familias de parientes extensa comparten sus gastos (v. g. los de afines o políticos (suegros, yernos, nueras, comida, pagos de agua y luz) es frecuen- consuegros) y los parientes rituales o kúum- te que los hombres hagan también la mil- palal (padrinos, compadres); vínculos que se (padrinos, compadres); vínculos que se pa u otros trabajos en común en el cam- expresan tanto en las actividades cotidianas po. En cambio, ciertas familias nucleares como durante las festivas (v. g. las novenas sólo comparten porciones del espacio (si- que acostumbran realizar grupos familiares tios como el excusado, el granero y el área en honor a un santo), e incluso en las topo- central del solar suelen ser de uso común), nimias, pues dada la tendencia a formar ba- pero pueden tener gallineros y hasta bateas rrios o colonias de parientes, es común que independientes (Quintal et al., 2003: 329). ., 2003: 329). los vecinos designen a tal o cual sitio con el

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apellido paterno más importante: la calle de Más allá de las autoridades familiares, los Peches, la calle de los Canules (Quintal las fuentes de liderazgo y poder son varias et al., ., op. cit.: 332-335). y diversas dependiendo del tamaño, la im- En ocasiones los patrones de exo y en- portancia económica y la conciencia políti- dogamia local (que regulan los matrimo- ca de las localidades. Imposible abordarlas nios) se reflejan en la configuración del aquí con detenimiento. Sin embargo, con- poblado, dividido en barrios, si bien no viene señalar que la autoridad en los po- encontramos, como ocurre entre los ma- blados menores reside en las autoridades yas de Chiapas y Guatemala, divisiones comunales. Éstas son, en teoría, elegidas de- en lo que los antropólogos llaman “mi- mocráticamente por el grupo y su elección tades” u otras variantes que den cuenta es luego reconocida por el municipio (en el de la organización de los grupos de pa- caso del delegado municipal) o el Estado rentesco en clanes o linajes, o lo que de (comisariado ejidal). No es inusual que com- ellos subsiste. pitan por los puestos a fin de obtener ganan- Pero ni siquiera los nexos que determi- cias personales o familiares, y es voz común na el parentesco marcan los límites de las que están al servicio del Partido Revolucio- 56 formas organizativas mayas: las relaciones nario Institucional (PRI), si bien la presencia de vecindad, de barrio; la pertenencia a tal de otros partidos (Partido de la Revolución o cual asociación política, la adscripción Democrática, PRD; Partido Acción Nacional, a determinada iglesia o la participación en PAN) es cada vez mayor. Su influencia, que sociedades de crédito, grupos escolares, idealmente dura lo que dura el cargo, tiene asociaciones de padres de familia, grupos un doble origen: un poder asignado por la responsables de organizar festejos civiles o comunidad y otro delegado por el Estado. El religiosos (como los gremios o las visitas de problema parecería ser mayor en las comu- los santos) e incluso los vínculos de amis- nidades más extensas y pobladas, pues las tad, son otras tantas bases para compartir pequeñas, además de resultar poco “atrac- afanes, gastos y tareas.23 tivas” en términos de botín, por su mismo tamaño están relativamente más capacita- das para enterarse de los problemas y corre- 23 Es imposible detenerse aquí en todas y cada una de las maneras de expresión de estas redes girlos, por ejemplo, a través de las sesiones familiares; el interesado puede consultar el acu- mensuales que realizan los cabildos, que en cioso e inteligente resumen de Quintal et al., que no pocas ocasiones son los responsables de incluye una detallada descripción de los sistemas de parentesco y su tecnonimia. velar por el mantenimiento del sistema de

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normas y la aplicación de sanciones a quie- fuera del lugar. En este caso el conocimien- nes se permitan violarlo.24 to aludido no tiene que ver con los saberes Al lado de las autoridades comunales y actitudes tradicionales, sino con el que se ubican aquellos individuos elegidos poseen del mundo mestizo. por el común para desempeñarse como Punto de particular interés es la existen- representantes temporales (“comités”) de cia, en las comunidades del área central de ciertas asociaciones o programas, como Quintana Roo y algunas del oriente yuca- los forestales o el Programa de Educación, teco (nucleadas en torno a Valladolid), de Salud y Alimentación (Progresa), que sir- autoridades tradicionales surgidas de la or- ven de intermediarios para gestionar ante ganización propia de la Guerra de Castas, las instituciones públicas el financiamiento con su sistema de guardias, cuando en cada y el apoyo técnico, o distribuir los apoyos una de las comunidades se establecieron e insumos cuando se reciben. Apenas se “compañías” formadas por los hombres ca- anuncia un programa, se forma un comité, sados, que mantuvieron una estructura mi- que varios vecinos califican en broma co- litar, desde cabos hasta comandantes. Por mo mero “comité de recepción”, pues sirve otra parte, cada comunidad nombró a sus para recibir a los funcionarios (haciéndoles propias autoridades locales. Esta forma de 57 oír lo que quieren oír) y recibir los fondos, organización étnica tiene como eje el culto que supuestamente distribuirán de mane- a la cruz. Cada familia mantiene una cruz ra equitativa. del grupo familiar y cada comunidad tiene Un grupo en consolidación parece ser asimismo su propia cruz comunitaria. Las el de los profesionistas indígenas (en su más importantes, empero, son las cruces gran mayoría maestros, pero no sólo). Ba- de las llamadas “compañías militares” que san su prestigio en el conocimiento que se tienen varios santuarios o centros ceremo- les atribuye (obtenido a través de sus es- niales en la región. Los jefes de tales com- tudios) y en las relaciones que se supone pañías constituyen un influyente liderazgo mantienen con altas autoridades. Poco se en la zona y, junto con las autoridades eji- sabe, empero, pues residen por lo común dales, mantienen el control político y reli- gioso de los asentamientos. En Quintana Roo tradicionalmente se 24 El interesado en este apasionante tema puede ubican en cuatro centros ceremoniales, a consultar, para el caso yucateco, la valiosa compi- los que se adscriben las comunidades de la lación de trabajos sobre cultura jurídica realizada por Krotz, 1997. zona: Chumpón, Chancáh Veracruz, Tixca-

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Los mayas obtienen prestigio al desempeñarse como rezadores y curanderos o por descender de personas que prestaron servicios valiosos.

cal Guardia y Tulum.25 Basado en el control mente desprestigiados por el gobierno, con del ritual y en sus antecedentes históricos, lo que terminan siendo removidos.28 el prestigio de la organización va en retro- Hay además otros líderes informales, en ceso, en particular entre los miembros más principio desvinculados de las actividades jóvenes de la comunidad, pues se acusa a políticas, como aquellos miembros de la co- sus líderes de nepotismo, intenciones de munidad que obtienen prestigio al desem- perpetuarse en el cargo,26 malversación peñarse como rezadores y curadores o por (real o supuesta) de fondos y de estar al descender de personas que prestaron ser- servicio de los gobernantes del PRI en tur- vicios que los vecinos tienen por valiosos, no.27 Los líderes que muestran actitudes de tales como los escribanos o los h-meno´ob. 58 rechazo o independencia son sistemática- Se recurre a ellos en ocasiones de conflicto

25 Es rumor extendido en Quintana Roo que los 28 Por no existir estudios puntuales que permitan yucatecos de Xocén están emprendiendo accio- comparaciones a nivel peninsular, no me detengo nes para ser reconocidos como un quinto centro aquí en otras autoridades y liderazgos, como el sagrado. de los consejos supremos mayas, las diferentes 26 Bien a nivel de individuos, bien a nivel de co- “comisiones” que mantienen los gobiernos esta- munidades. tales (v. g. la Comisión Ejecutiva para el Desarrollo 27 Para algunos la cooptación se muestra ya en el de la Zona Maya de Quintana Roo, que opera en hecho de recibir un “apoyo” mensual por desem- Carrillo Puerto), los líderes políticos informales peñarse como autoridades (“están en nómina”), (que basan su poder en los contactos personales pero de hecho éste se antoja bastante raquítico que mantienen desde tiempo atrás con dirigentes (en X-Yatil mencionaron 65 pesos al mes, y los estatales, en especial del PRI y particularmente en cuidadores del santuario de la cruz parlante en el la Confederación Nacional Campesina, CNC), o propio Carrillo Puerto aseguraron que pasan meses el poder creciente que en áreas como Quintana sin recibirlo por retrasos burocráticos). A decir de Roo están adquiriendo los representantes de las Lizama, la autoridad de los dignatarios comenzó a organizaciones no gubernamentales. Para el caso debilitarse mucho antes; desde que las instancias de este último estado puede consultarse Ruz et al., municipales y la Reforma Agraria hicieron su apari- 2002: 132 y ss. ción en los años treinta (1995: 70, passim).).

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59 Hombres de prestigio que lo han obtenido por servicios valiosos a la comunidad. Halacho, Yucatán. Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI. interno o familiar y son conceptuados como to que actualmente afecta a las autoridades “consejeros” desinteresados de la comuni- mayas tradicionales. dad. A primera vista, su base de poder, por Conviene asimismo destacar el hecho tanto, sería similar a la de las autoridades tra- de que, a diferencia de muchas otras re- dicionales (herencia histórica y manejo del giones indígenas del país, en la península conocimiento tradicional, incluyendo el ri- no se advierte mayor peso de las jerarquías tual), pero difieren al menos en tres puntos: religiosas cristianas o de otros grupos reli- su reconocimiento se da primordialmente a giosos. Igualmente, aunque se observa una nivel comunal,29 no disfrutan de poder dele- creciente politización (en particular gracias gado alguno y tampoco sufren el descrédi- a una presencia más acusada del PRD), que en algunos asentamientos ha provocado ciertas rencillas familiares, los líderes po- 29 Aunque algunos rezadores y curadores gozan de prestigio en las comunidades del entorno. líticos de la oposición no representan por

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el momento una fuerza significativa en las en cualquier parte del ejido y es éste el argu- comunidades. mento central por el que la mayor parte de los ejidos de la península no han aceptado DE LOS AFANES COTIDIANOS la parcelación [promovida por las reformas ACTIVIDADES ECONÓMICAS al artículo 27 constitucional] y han conser- Pueblos tradicionalmente agricultores, los vado el uso común”. En la elección sobre mayas dedican buena parte de su energía qué áreas trabajar intervendrán factores ta- y tiempo, incluido el ritual, a labores rela- les como la cercanía de zonas despejadas cionadas con el agro. Variando según las en años anteriores, la de los apiarios o la potencialidades del terreno y los intereses de otros parientes, lo que de alguna manera del gran capital, se abocan a cultivar pro- tiende también a respetar ciertos derechos ductos como henequén, cítricos, flores, de usufructo reconocidos a otras parente- chile o leguminosas; casi todos siembran las, conformándose así los conocidos como aquellos que tienden a permitir la cada vez “rumbos”. Cabe señalar que la vecindad de más inaccesible autosubsistencia alimenti- “rumbos” alienta a grupos de vecinos para cia: maíz, frijol y calabaza, la clásica triada realizar actividades rituales en torno a la mil- 60 mesoamericana. Estos cultivos posibilitan pa, como el cha’a Chak, la ceremonia para , la ceremonia para en ocasiones la obtención de excedentes invocar a las lluvias (Quintal et al., 2003: 337-., 2003: 337- temporales que se llevan a los mercados. 341), aunque en ocasiones el ritual involucra Las siembras se realizan, por lo común, a toda la comunidad, como se registra en el en las tierras ejidales a las cuales tienen ac- oriente yucateco o en las comunidades cru- ceso los ejidatarios y sus hijos, e incluso al- zoob de Quintana Roo, entre otros varios gunos avecindados en el pueblo, en caso de sitios. Y no está de más señalar que su reali- permitírselos la asamblea. “La norma ideal zación trasciende a menudo incluso las fron- nos dice que se puede sembrar libremente teras religiosas, pues no es infrecuente que

Los trabajos agrícolas no son los únicos; a más de la pesca, ocupan su tiempo en labores como la extracción de sal, la fabricación de productos con fi bras naturales, la cerámica, el urdido de hamacas y un largo etcétera.

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Cultivo de roza, tumba y quema. Quintana Roo. Fotógrafo: Héctor Vázquez, 1995. Fototeca Nacho López, CDI. participen los convertidos a credos distintos regiones del sur campechano. No obstante al católico (Rodríguez Balam, 2001). el gran arraigo que tiene el cultivo de los Para los cultivos llamados “de tempo- productos de consumo tradicional, la in- ral” se sigue empleando el método deno- serción continua y creciente de los mayas minado roza, tumba y quema, o milpa iti- en el modo de producción capitalista, con nerante (“el campo de maíz que camina”), el que se articulan en posición de amplia que consiste en despejar los terrenos de la desventaja, tiende a modificar los patro- vegetación primaria o secundaria; una vez nes. Así, en detrimento de los cultivos de desbrozados, se procede a prenderles fue- productos dedicados al autoconsumo, cada go, buscando con ello fertilizar el terreno. vez más comunidades se dedican a los de La agricultura mecanizada es bastante rara, tipo comercial, lo que les obliga a comprar limitándose al Valle de Edzná y a algunas aquellos básicos que ya no producen.

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La existencia de grandes esteros salinos en la costa norte ha facilitado la extracción de sal en la zona desde la época prehispánica. Dzidzantún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal.

Pero los trabajos agrícolas no son los de hamacas (Chemax, Tekam, Chichimila, únicos, ni siquiera los más redituables. A Tixcacalcupul y Hocabá); la orfebrería (yu- más de la pesca a la que antes me referí, catecos); las labores en cuerno de bovino, muchos indígenas ocupan buena parte de sustituyendo a las de carey (Campeche), y su tiempo en labores como la extracción de un largo etcétera dentro del cual el comer- sal (yucatecos de la costa norte), la fabrica- cio ocupa un sitio no despreciable, tanto en ción de productos hechos con fibras natu- los mercados como en pequeñas tiendas a rales (Becal, Tekax, Calkiní y Ticul); la ces- menudo adosadas a la vivienda. tería (yucatecos de Hunucmá); la cerámica Otras comunidades han visto en la cría (Becal, Lerma, Maxcanú, Ticul); la manu- de animales o la obtención de sus produc- factura de prendas de algodón; el urdido tos (v. g. la miel) una alternativa para com-

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pletar los exiguos ingresos que se obtie- vo al vender su cerdo, su pavo o su gallina, nen de la venta de los excedentes agrícolas para comprar un poco más de maíz, ente- temporales y las artesanías, en particular rrar a la esposa o el hijo muerto de anemia las aves de corral, los cerdos y las abejas. o tuberculosis, ayudar a subsanar los altos Estas actividades pecuarias rara vez inci- costos que implica el tener un cargo one- den en la dieta, pues si bien algunos gru- roso dentro de un gremio, o pagar al voraz pos aprovechan, por ejemplo, los huevos usurero, llámese licenciado, médico, cura, de aves, son casi siempre otras bocas las prestamista o agente del gobierno. que se beneficiarán del engorde; el maya A pesar de que sus propias labores agrí- está obligado a emplear el dinero que obtu- colas, artesanales y comerciales ocupan un

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Meliponario tradicional, las abejas se crían en troncos ahuecados llamados hobones. Yucatán. Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI.

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lugar primordial en la vida de los mayas, vino a conocer sus variantes más dramáti- existe otra actividad que absorbe buena cas en este siglo, ya en forma brutal y direc- parte de su tiempo y energías: la venta de ta —como fuerza de trabajo— o indirecta su fuerza de trabajo. De hecho, la gran ma- y disfrazada, como se observa en la utili- yoría de los mayas contemporáneos se ve zación del maya como “objeto turístico” o obligada a emplearse como trabajadores manoseada consigna de nacionalidad. asalariados temporales, dada la economía Varias son las condiciones que permi- capitalista dependiente que los estrangula ten y determinan la persistencia de la se- (al igual que a muchos mestizos). La explo- cular explotación; imposible el examinar- tación del indígena como grupo no es nue- las aquí con detenimiento. A nivel interno, va; tan vieja como la “indianidad”, se in- cabría señalar los problemas derivados de auguró tras la Conquista, alcanzó nuevos y los regíoenes de propiedad de la tierra, el más complejos niveles durante la época de agotamiento de suelos ya de por sí pobres los grandes latifundios henequeneros y de (en particular en el norte de la península), las explotaciones madereras o chicleras, y los bajos niveles de educación formal, las

64 CUADRO 10. DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN OCUPADA, SEGÚN SEXO Y SECTOR DE ACTIVIDAD, 2000

Sector de Campeche Quintana Roo Yucatán actividad

Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Total 175 504: 67 819: 246 363: 102 387: 427 630: 190 818: 72.1 27.9 70.6 29.4 69.1 30.9 por ciento por ciento por ciento por ciento por ciento por ciento

Primario * 33.4 3.2 14.4 1.2 24.0 1.7

Secundario ** 24.4 13.7 20.4 6.1 30.6 22.8

Terciario *** 40.7 80.3 63.4 89.6 44.2 73.4

No especifi cado 1.5 2.8 1.8 3.2 1.2 2.1

* Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca. ** Minería, extracción de petróleo y gas, industria manufacturera. *** Comercio, transportes, gobierno y otros servicios.

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precarias condiciones de salud y alimenta- Campeche (es de suponer que se trata en ción y, por supuesto, la misma condición su mayoría de manufacturas) y el terciario única que, dada la política imperante, co- en toda la península, sin duda vinculado al loca a los mayas en una situación margi- comercio, que es una actividad a menudo nal con respecto a los mestizos. A nivel efectuada por mujeres.30 externo, destaca la condición dependien- Dato de particular interés es el concer- te de la formación económica y social que niente a la tasa de participación económi- caracteriza a todo el país. No es por tan- ca por municipio. Para Quintana Roo en to de extrañar que cada vez sea mayor el su conjunto se reporta una tasa de 57.5 número de mayas que emigra a las zonas por ciento, pero si enfocamos la atención urbanas, petroleras, ganaderas o turísticas en los cuatro municipios con mayor po- de la penísula, de los estados vecinos (en blación indígena, vemos que, exceptuando especial Tabasco), o incluso fuera del país (Estados Unidos y Canadá), para emplear- se como asalariados temporales. Cabe des- tacar que las preferencias peninsulares en 30 Ahora bien, acordes con sus diversas vocaciones económicas, las tres entidades exhiben divergen- cuanto a emigración dentro del territorio cias claras en lo que corresponde a porcentajes en 65 nacional parecen apuntar hacia Quintana la estructura sectorial del Producto Interno Bruto. Roo, mientras que Estados Unidos fue el Así, Yucatán sobresale en actividades comerciales, agropecuarias y pesqueras, en la industria manu- destino de 94 de cada 100 emigrantes in- facturera, en actividades de construcción y en pres- ternacionales de Campeche, de 92 de Yu- tación de servicios financieros, inmuebles y sociales diversos, mientras que su acusado desarrollo turís- catán y de 72 de Quintana Roo. tico provoca que desde 1995 casi 60 por ciento de Las entidades se aproximan de nuevo la estructura sectorial de Quintana Roo gravite en al compararse las tasas de participación torno a hoteles y restaurantes, en tanto que 18.2 por ciento se clasificó entonces como “servicios económica por sexo, e igualmente signifi- comunales, sociales y personales”. Campeche, en cativas resultan las diferencias cuando se cambio, descansaba y descansa sobre la extracción de petróleo y gas (33 por ciento) y en las actividades confronta la distribución porcentual de la que los censos agrupan en “comercio, restaurantes población económicamente activa (PEA), y hoteles”, pero es de suponer que la mayor parte por sector de actividad y sexo, para ese del alto porcentaje registrado para 1995 (47.1 por ciento) corresponda al comercio, dada la raquítica mismo año, pues muestran con claridad industria hotelera y restaurantera del estado, que la creciente inserción de la mano de obra en ese rubro ocupaba el penúltimo lugar en el país, según el mismo Instituto Nacional de Estadística, femenina en los sectores productivos, es- Geografía e Informática (Perspectivas estadísticas pecialmente el secundario en Yucatán y de Campeche: 77).77).

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Solidaridad (con gran desarrollo turístico), 1990, pero que se agravaron sin duda tras ninguno muestra una tasa mayor al 48 por la crisis del 94. Campeche ocupó en 1990 y ciento. Otro tanto ocurre en Campeche, 2000 el primer lugar en cuanto a población donde apenas Calkiní (50.3 por ciento) re- sin ingresos, que pasó de 8.4 por ciento a basa la media estatal (50 por ciento), en 16.8 por ciento en tan corto periodo, segui- tanto que los demás municipios, habitados do no muy de lejos por Yucatán (6 y 14.7 predominantemente por mayas, no llegan por ciento, respectivamente). Quintana Roo, al 47 por ciento. En el caso de Yucatán, con en cambio, poseía y posee los porcentajes una tasa media de 51.4 por ciento, el INEGI más altos en los grupos que reciben entre no ofrece los datos para la totalidad de los tres y cinco o más salarios mínimos men- 106 municipios (acaso por su elevado nú- suales. Yucatán, por su parte, mantuvo los mero), pero sí advierte acerca de la enor- porcentajes más altos en el grupo que recibe me disparidad observada, que va desde el hasta dos salarios mínimos al mes, al tiem- 62.2 por ciento en Mayapán, hasta un ma- po que Quintana Roo se ha ido separando gro 26 por ciento en Teya. No está de más aún más de sus vecinos en cuanto a secto- recordar que las cifras corresponden a la res con mayores ingresos. No es extraño que 66 que el censo califica como población ma- ejerza tal poder de atracción sobre la fuer- yor de 12 años que “trabaja o se encuen- za laboral de la península, ni es difícil su- tra buscando empleo”. Y ciertamente nada poner en qué niveles se ubica la mayoría de asegura que lo encontrará. la población maya. Puesto que las unidades La perspectiva salarial muestra también empleadas en ambas décadas son distintas, desfases, perceptibles ya con claridad en veámoslas por separado.

CUADRO 11. POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN NIVEL DE INGRESO MENSUAL, 1990

Nivel salarial Campeche Quintana Roo Yucatán

No recibe ingresos 8.4 7.7 6.0

Hasta dos salarios mínimos 59.7 41.5 67.6

Más de dos y hasta cinco salarios mínimos 21.2 33.3 18.8

Más de cinco salarios mínimos 5.3 10.2 4.7

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

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CUADRO 12. POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN NIVEL DE INGRESO MENSUAL POR TRABAJO, 2000

Nivel salarial Campeche Quintana Roo Yucatán

No recibe ingresos 16.8 11.3 14.7

Menos de un salario mínimo 12.8 3.8 12.1

De uno hasta dos salarios mínimos 20.5 12.6 22.2

Más de dos y hasta menos de tres salarios 12.1 13.0 12.9 mínimos

De tres hasta cinco salarios mínimos 13.9 21.1 14.7

Más de cinco salarios mínimos 18.9 32.5 18.0

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

Asimismo, aunque los censos no se de- doméstica, y ya que nos ilustra sobre los tengan en este aspecto, es claro que la pre- procesos de modernización artesanal y a caria situación en el agro ha motivado que la vez acerca de la transmisión familiar de en algunas comunidades el trabajo artesa- ciertas técnicas, detengámonos un mo- 67 nal con fines comerciales se incremente. mento en ella. Puede tratarse de familias aisladas (nuclea- En X-Pichil se realizan bordados en res o extensas) o, en ocasiones, de tareas máquina y también de hilo contado, que que, al irse generalizando, han contribuido si bien en un principio seguían los diseños a que la comunidad entera sea considerada geométricos tenidos por tradicionales, los regionalmente como sede artesanal. Este han ido modificando para incorporar flora sería el caso, entre otros muchos, de Dzi- y fauna de la región e incluso algunas fi- tyá, Yucatán, reconocida por sus trabajos guras del panteón maya prehispánico. Los en piedra; de Becal, Campeche, famosa cambios incluyen también el tipo de pren- por los sombreros de jipi-japa tejidos en das que se trabajan, ya que si en su origen cuevas (para facilitar el manejo de la palma eran sobre todo hipiles, ahora abarcan ca- húmeda) o de X-Pichil, Quintana Roo, se- misas para hombre, de manta cruda; ber- de de reconocidas bordadoras. Puesto que mudas, juegos de blusa y pantaloncillo, esta última es, de nuevo, una actividad en mantelería, cortinas y sobrecamas, bus- la que la participación femenina se revela cando ajustarse a la demanda del mer- de capital importancia para la economía cado internacional y nacional, que ahora

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das (“hechura”), otras las bordan después de comprárselas. En ocasiones las borda- doras más solicitadas pueden dar a otras trabajos para maquilar. El bordado es, por lo común, una labor familiar que incluye a varias generaciones. Es frecuente ver a las niñas desde al me- nos los ocho años afanándose en las má- quinas de coser apenas salen de la escuela. Aprenden a bordar viendo a sus familiares mayores hacerlo. Las muy pequeñitas se contentan con “jugar” en las máquinas, intentando copiar los movimientos del pie en el pedal, aunque sea con las manos. Las adolescentes, por su parte, tienen a su cargo en ocasiones salir a vender lo que 68 costuran las hermanas mayores, en espe-

La señora Lucía Agustina ha tensado en aro la cial cuando no hay otra mujer en casa que tela para bordar con mayor facilidad. Yaxley, hable español y los hombres de la familia Quintana Roo. se encuentran trabajando afuera o cuando, Fotógrafa: Lucía Ruiz Millán, 2004. ante una urgencia, se requiere de dinero hasta visita el poblado en busca de piezas. rápido. No es inusual que en estos casos La especialización ha incidido incluso en las familias de menos recursos vendan su cierta división del trabajo, pues mientras trabajo a bordadoras con mayor capacidad algunas mujeres cortan y unen las pren- económica.

Se realizan bordados en máquina y también de hilo contado. Si bien en un principio seguían los diseños geométricos tradicionales, los han ido modifi cando para incorporar fl ora y fauna de la región.

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Los precios varían según el terminado, quina, oscilan entre los 90 y los 150 pesos, la técnica, el producto e incluso el cliente. dependiendo del tipo de trabajo, aunque Van desde unos 50 pesos por un juego de en casos de urgencia pueden malbaratar- seis portavasos bordados en máquina (se- se las prendas (v. g. una blusa en 70 u 80 gún dicen, se pueden hacer dos o tres en pesos, y un hipil en 350). un solo día), hasta unos 1 500 por un terno Sin descuidar las labores de la casa, las bordado en forma sencilla también en má- vinculadas con el cuidado de los niños, la quina. Un hipil con su justán, con técnica alimentación y el aseo de la vivienda y la de calado, en cuya factura se invierte cerca ropa, o de ir a la escuela cuando están en de una semana, se cotiza en aproximada- edad de hacerlo, muchas mujeres de X-Pi- mente 600 pesos. Blusas, chalecos, cami- chil pasan buena parte del día bordando o sas, bermudas, todos con bordado en má- costurando, “hasta que comienza a oscu-

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Es común ver a las señoras reunidas bordando, como Lucía Dolores, Catalina y Amelia. Yaxley, Carrillo Puerto, Quintana Roo. Fotógrafa: Lucía Ruiz Millán, 2004. Acervo personal.

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recer” o incluso más tarde si urge termi- ASPECTOS EDUCATIVOS nar un encargo. Los hombres, por su parte, Es de suponer que también los niveles edu- emplean la mañana y algunas horas de la cacionales influyan en el monto de los sa- tarde en las labores del campo, pero en el larios. No ha de ser casual que a pesar de pueblo es opinión generalizada que “la mil- tener porcentajes muy similares en cuanto pa no deja”, no reditúa, de allí que la eco- a población entre seis y catorce años que nomía doméstica dependa cada vez más asiste a la escuela (los tres por arriba del 91 del trabajo femenino. Que éste puede ser por ciento y todos por encima de la media muy exitoso lo muestra el que en las casas nacional), Yucatán y Campeche muestren donde habitan las “mejores bordadoras” sea niveles muy superiores de analfabetismo posible encontrar refrigeradores, lavadoras, en población mayor de quince años (12.4 televisores, equipos de video y varios otros y 11.9 por ciento, frente a 7.6 por ciento artículos suntuarios. Los cambios son per- de Quintana Roo, que es el único que su- ceptibles incluso en la actitud de las muje- pera el 9.5 por ciento nacional), pero no res, que tienen a su cargo atender a los visi- están muy alejados de la media del país tantes, transar con los compradores o acudir (27.6 por ciento) en cuanto a población 70 a Carrillo Puerto e incluso a Chetumal para que cuenta con instrucción más allá de tramitar apoyos (que ahora desbordan la es- la media básica (24.7 y 26.2 por ciento, fera de las artesanías); cuando no, a despla- respectivamente, frente a 29 por ciento de zarse a comunidades vecinas para ofrecer Quintana Roo). cursos de bordado y costura. De nueva cuenta la situación varía si En efecto, el éxito obtenido por las llevamos los datos a nivel municipal y, so- bordadoras del poblado, y la difusión del bre todo, a las poblaciones rurales con me- mismo, ha provocado que otros pueblos nos de 2 500 habitantes. Puesto que resul- cercanos soliciten apoyos gubernamenta- ta imposible en este espacio desagregar los les para desarrollar actividades similares, datos en su totalidad, comparemos tan sólo o que las propias bordadoras x-pichileñas los extremos, es decir, estas poblaciones busquen auxilios que hagan más produc- menores con aquellas que albergan más de tiva y rentable su labor. Así, se organizan 100 mil pobladores. en grupos para solicitar créditos y obte- Las disparidades son evidentes, pero re- ner máquinas de coser; las más recono- sultan aún más cuando las unidades a com- cidas imparten cursos sobre técnicas y parar son los municipios. En Yucatán, por diseños. ejemplo, mientras que 39.2 por ciento de la

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CUADRO 13. DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN DE 15 AÑOS Y MÁS POR TAMAÑO DE LOCALIDAD, SEGÚN NIVEL DE INSTRUCCIÓN, 2000

Nivel de Campeche Quintana Roo Yucatán instrucción Pm 2 500 PM 100 000 Pm 2 500 PM 100 000 Pm 2 500 PM 100 000 Sin 20.3 6.6 19.9 4.9 19.4 4.1 instrucción Primaria 33.8 14.3 29.3 13.1 39.6 14.9 incompleta Primaria 22.3 16.4 20.0 15.8 19.2 14.7 completa Media 16.2 24.2 21.7 29.6 15.5 24.4 básica Media 5.2 21.8 5.8 23.0 4.1 24.6 superior 71 Superior 1.7 15.8 2.4 12.6 1.1 16.4 No 0.4 0.8 1.0 1.0 1.o 0.9 especifi cado

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003. población del municipio de Mérida cuenta (75 por ciento), José Ma. Morelos (68.2 por con educación media superior y superior, ciento), Lázaro Cárdenas (57.9 por ciento) y municipios francamente mayas, como Chi- Solidaridad (30.2 por ciento), cuentan ape- kindzonot, Timucuy, Chankom, Kantunil y nas con 16.2, 10.2, 11.5 y 23.9 por ciento, Chemax, no llegan ni a 3 por ciento, en respectivamente, de sus habitantes con ta- tanto que Kaua, Tixcacalcupul, Tahdziú y les niveles de instrucción, siendo la media Mayapán ni siquiera alcanzan 2 por ciento. estatal 29 por ciento. A su vez, Campeche, Por lo que respecta a Quintana Roo, tene- con una media estatal de 26.2 por ciento mos que los cuatro municipios con mayor en el rubro, exhibe los siguientes porcen- población indígena, Felipe Carrillo Puerto tajes en los municipios con mayor pobla-

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maya superior al 34 por ciento —de nue- Existen datos que parecerían vo según la CDI— muestra que el 31.4 por indicar que la población indígena ciento de los habitantes mayores de quince ocupa los primeros lugares en años cuentan con educación media supe- defi ciencias educacionales. rior y superior, lo que no sólo lo ubica en el segundo lugar estatal (tras Mérida, 39.2 por ciento), sino incluso por encima de la ción maya: Calkiní, 27.7 por ciento; Hecel- media del estado (24.8 por ciento), e in- chakán, 24.6 por ciento; Tenabo, 20.7 por cluso del país (27.6 por ciento). De éstos y ciento, y Hopelchén, 13.7 por ciento. de muchos otros datos se desprende que la Existen datos que parecerían indicar oferta educativa y, en particular, la calidad que la población indígena ocupa los pri- de la educación que se ofrece, son otros meros lugares en deficiencias educaciona- rubros que deberán analizarse. les. Así vemos que en 1995 en Yucatán, Ya desde el quinquenio anterior los tres de 151 823 analfabetas mayores de quince estados mostraban, por ejemplo, muy altas años, 129 014 eran mayas; mientras que tasas de reprobación en la escuela primaria 72 en Quintana Roo, de 42 707 analfabetas, (todos por arriba del 10 por ciento, supe- 27 639 se calificaron como indígenas. La rior a la media nacional), pero Campeche CDI reporta para el 2000 que las tres en- sobrepasaba a los otros en alumnos repro- tidades peninsulares albergaban 151 600 bados a nivel secundaria, profesional me- personas “sin instrucción”, 141 884 de las dia y media superior. Quintana Roo, por cuales se ubicaban en “municipios mayas”, su parte, destacaba en porcentajes de de- mientras que de un total de 295 763 perso- serción, mientras que Yucatán —donde la nas con primaria incompleta, 275 613 habi- población maya es mucho más abundan- taban en dichos municipios. te— poseía en varios niveles los porcenta- No obstante, la etnicidad no es el único jes más altos de eficiencia terminal, sin que factor a considerar, como lo muestran los ello signifique que sea óptima.31 datos arriba reseñados, donde vemos que municipios como Calkiní, cuya población maya calcula la CDI en 89.6 por ciento, in- 31 No me detengo en ello; el interesado puede cluso supera la media del estado de Cam- consultar los volúmenes Perspectivas estadísti- cas ddee ccadaada uunono ddee llosos eestados,stados, ppublicadasublicadas pporor peche en ciertos rubros, en tanto que la de el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Dzidzantún, Yucatán, con una población Informática en 1997.

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CUADRO 14. INDICADORES VARIOS SOBRE EDUCACIÓN, CICLO 1994-1995

Concepto Nacional (%) Campeche (%) Yucatán (%) Quintana Roo (%)

Primaria

Tasa de deserción 3.4 4.0 4.5 2.1

Tasa de reprobación 8.3 11.0 12.2 10.4

Efi ciencia terminal 63.6 54.8 52.1 68.0

Secundaria

Tasa de absorción 87.7 92.9 93.9 95.4

Tasa de deserción 8.2 9.8 7.1 10.3

Tasa de reprobación 24.7 26.7 23.3 21.7

Efi ciencia terminal 75.7 77.5 82.4 77.2

Atención a la demanda 88.4 89.3 90.9 89.8

Profesional media

Tasa de absorción 16.9 9.7 10.6 19.7 73

Tasa de deserción 31.1 24.3 13.4 31.4

Tasa de reprobación 30.1 36.5 20.1 35.9

Efi ciencia terminal 40.0 42.8 61.5 42.5

Medio Superior

Tasa de absorción 71.1 108.7 84.3 102.8

Tasa de deserción 16.6 16.6 17.1 33.4

Tasa de reprobación 44.5 53.4 52.1 41.7

Efi ciencia terminal 57.5 58.6 57.6 43.1

Atención a la demanda 80.3 91.6 85.4 81.5

Superior

Tasa de absorción 73.3 94.7 68.3 51.6

Fuente: Perspectivas estadísticas ((Yucatán,Yucatán, QQuintanauintana RRoooo y CCampeche),ampeche), MMéxico,éxico, IInstitutonstituto NNacionalacional ddee EEstadística,stadística, GGeo-eo- grafía e Informática, 1997.

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Justo es reconocer desde un inicio que Ya que carecemos de investigaciones el sistema educativo está presente en todas puntuales sobre la problemática en los tres las comunidades, a veces en niveles ines- estados, me referiré aquí brevemente, co- perados para el tamaño de la localidad,32 mo ejemplo, a un estudio sobre las pobla- por lo cual se antoja válido pensar que, al ciones mayas de Campeche que muestra menos en lo que concierne a cobertura te- cómo los índices de ausentismo, reproba- rritorial y cantidad de servicios, el sistema ción y eficiencia terminal que consignan educativo cumple con sus funciones. No los propios maestros difieren de los que re- obstante, el asunto se torna más comple- portan sus superiores, bastante más “alen- jo cuando de la calidad e incidencia de la tadores”.33 educación se trata. Para explicar la problemática escolar padres y maestros esgrimen argumentos no siempre coincidentes. A decir de los docentes, los alumnos tienen bajo nivel 32 Basten tres ejemplos de poblaciones campecha- nas de distinto tamaño. La cabecera de Tenabo de aprovechamiento por dos motivos pri- alberga seis jardines de niños, diez primarias, una mordiales: llegan a la escuela mal alimen- secundaria (técnica), una preparatoria y un centro 74 de bachillerato tecnológico, a más del Instituto Na- tados y año tras año faltan continuamente, cional para la Educación de los Adultos (INEA), para los varones por tener que apoyar a sus pa- satisfacer las necesidades educativas de cerca de 6 dres en el campo —en especial en perio- mil habitantes. Bacabchén, con cerca de 2 mil po- bladores, cuenta con un jardín de niños preesco- dos de siembra o de cosecha, lo cual pue- lar administrado por la Comisión Nacional para el de significar hasta dos meses y medio al Desarrollo de los Pueblos Indígenas, al que asisten aproximadamente 80 niños en dos grados atendi- año— y las mujeres por tener que sustituir dos por tres profesoras bilingües; una primaria que a la madre al frente del hogar cuando ésta labora con turnos independientes matutino y ves- se dedica al comercio o se emplea como pertino; una secundaria que en las noches se trans- forma en escuela del INEA para adultos, y un pro- asalariada, o por ayudarla cuando los hi- grama especial del Consejo Nacional de Fomento jos menores son demasiados. A causa de Educativo (Conafe) que atiende a los niños cuando están en la milpa trabajando con sus padres, con el ello, los índices de reprobación se elevan. fin de abatir el rezago que provoca la inasistencia a Cabe mencionar que el caso de las niñas clases durante los periodos de siembra y cosecha. La educación en la telesecundaria es básicamente tecnológica, con actividades de apicultura, porci- cultura, cítricos y otras siembras experimentales. En la minúscula Isla Arena, que no llega a 600 po- 33 No me detengo aquí en cifras y porcentajes, bladores, se cuenta con preprimaria, primaria, te- el interesado puede consultarlos en Ruz et al., en lesecundaria y programas del INEA. prensa.

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es particularmente complejo, pues cuan- que la familia nuclear posee una economía do reprueban (en parte por la inasistencia apenas en consolidación; o las hijas, pues que motiva la atención de la casa y los her- se considera que no requerirán de estudios manos menores), los padres deciden dejar avanzados al casarse. La ausencia de dine- de enviarlas a la escuela. No faltan inclu- ro explica también que los muchachos, aun so quienes consideren que para una mujer cuando lo deseen, difícilmente puedan ir basta con saber leer y escribir. Asimismo, más allá de la primaria, en especial cuando cuando no hay escuela secundaria o prepa- hay que abandonar la localidad para seguir ratoria en la vecindad, se teme enviar a las estudiando. No falta el interés, lo que esca- hijas fuera, y si el dinero es poco se prefie- sea son los recursos económicos. re privilegiar la educación de los varones. Por otra parte, pese a comprender que Todos estos factores explicarían, al menos las limitaciones monetarias juegan un pa- en parte, por qué el índice de masculini- pel fundamental en el abandono de la es- dad a nivel de secundaria y preparatoria se cuela, la mayoría de los padres no hizo hin- eleva tanto. En los raros casos en que las capié en la cuestión alimenticia (al fin y al hijas pueden llegar a adquirir una profesión cabo sus hijos comen lo mismo que ellos técnica o de maestras normalistas (lo más han comido durante años) y expusieron en 75 común), no faltan padres que se opongan cambio otros factores: desde la apatía de a dejarlas ejercer, ya que por lo general las sus vástagos o su simple preferencia por el primeras plazas que se les otorgan están trabajo, hasta el ausentismo de los maestros fuera de la localidad. —en especial en las comunidades más le- El ausentismo de los niños no es nega- janas— y el desinterés de varios de ellos, a do por sus progenitores, pero lo justifican quienes acusan de apáticos o mal prepara- alegando en ocasiones el desinterés que dos. No falta quien achaque parte del pro- provoca en los pequeños la dificultad pa- blema a la “deficiencia de los programas”. ra entender a los maestros y, sobre todo, la Revelando más sensibilidad que muchos problemática económica familiar (esa mis- maestros, la mayor parte de los progenito- ma que motiva que a veces los manden a res entrevistados hizo además expresa una la escuela con tan sólo una taza de café problemática de tipo cultural: los niños no como desayuno). Es por esto, aducen, que entienden porque los maestros no son ca- casi siempre quienes abandonan la escue- paces de explicarse en maya. la son los hijos mayores, a quienes corres- Las directoras de primaria de Calkiní ponde ayudar a los padres en épocas en fueron las únicas entre los docentes entre-

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vistados que destacaron el aspecto lingüís- dagógicos para enseñar en maya, ni existe tico. En su opinión, el problema se inicia texto alguno en la lengua materna.35 Y, para desde el jardín de niños (a cargo de tres agravar la situación, muchos docentes cam- profesoras bilingües y en ese momento ad- pechanos no consideran de particular valor ministrado por el otrora INI), cuyo objetivo mantener un idioma en su opinión “inco- es “introducir al niño al ámbito escolar y rrecto”, ya que “el maya auténtico sólo se castellanizarlo”, cosa que no logran. Eso habla en Yucatán”; aquí, el lenguaje coti- explicaría, al menos en parte, el altísimo diano está salpicado de palabras en espa- índice de reprobación en los dos primeros ñol, clara muestra, a su entender, de que años de primaria: los pequeños no com- “está degenerado”.36 prenden el español.34 Varios profesores ha- Empero, los ejemplos anteriores no sig- blan o al menos entienden la lengua mater- nifican que la problemática escolar se re- na, así que cuando los infantes confiesan duzca a una cuestión de bilingüismo. Exis- no comprender, repiten los conceptos y las ten otros factores, que incluso pueden ser instrucciones en maya; pero, no obstante específicos de cada lugar, en los que aquí haber comprobado las ventajas del méto- no cabe detenerse; baste sólo apuntar, pa- 76 do, procuran no emplear el idioma materno ra darse una idea de cuán extremas y des- porque el grupo “se les atrasa”. Su preocu- informadas pueden ser algunas opiniones, pación es “cumplir en su totalidad” con los que en la comunidad de Yacasay, donde objetivos del programa, con independencia según los maestros “ningún niño habla ma- de que los alumnos los entiendan. De he- ya” en la primaria (pese a que más de la cho, pese a que varios profesores asegura- mitad de la población es reputada como ron la existencia de una “orden oficial pa- “mayera”), hubo un docente que invocó ra conservar la lengua maya”, ser bilingüe factores genéticos, asegurando que la en- no es un requisito para obtener una plaza, dogamia de grupo que practican mayeros y los maestros no reciben fundamentos pe- michoacanos “para no perder su raza, pro-

34 Una de las escuelas certificó avances muy 35 Y allí donde existen, como en Tinum, los padres importantes cuando los alumnos tuvieron un aseguran no entender cuál es el objeto de editar profesos bilingüe durante dos años, pero al materiales didácticos en maya si los maestros son cambiar de docente el fracaso escolar se repitió, y incapaces de usarlos por ser monolingües. con una nueva agravante: los pequeños se negaban 36 Como muestra el estudio, el problema no es a emplear el español en las aulas y perdieron privativo de Calkiní ni se restringe a la esfera de la eficiencia en ese idioma. educación primaria.

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voca que engendren hijos con problemas salud/enfermedad y las numerosas y ricas de aprendizaje” (¡!). estrategias que estos pueblos han creado Es justo reconocer que los gobiernos para sortear de la mejor manera posible, federal y estatal realizan diversos esfuer- con los medios a su alcance, los avatares zos para subsanar el problema económi- de la enfermedad. co, sobre todo otorgando becas o apoyos Comencemos comparando en un cua- alimenticios; no obstante tales esfuerzos, dro los escasos datos numéricos sobre ser- continúan el analfabetismo primario y se- vicios de salud en los tres estados peninsu- cundario, el ausentismo, la deserción y la lares que nos ofrece el Censo de 2000 del baja eficiencia terminal, mostrando que la INEGI, mismos que se restringen a los de- multivocidad de la problemática requiere rechohabientes de distintas instituciones: más que apoyos esporádicos o soluciones Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aisladas. Mientras la escuela insista en for- Instituto de Seguridad y Servicios Sociales mar a los pequeños dentro de los estrechos para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), marcos que conlleva la deseada homoge- Petróleos Mexicanos (PEMEX), secretarías de neización nacional, ignorando las peculia- Defensa y Marina, u otras, que ofrecen ser- ridades socioeconómicas y culturales de vicios de salud más allá de los que otorgan 77 los educandos, de sus padres y de sus men- las secretarías estatales de salud. tores, seguirán sin duda registrándose cifras Dato a destacar es que en los tres esta- desalentadoras. Educar desde fuera, desde dos se registra mayor número de población la alteridad, significa en muchos sentidos femenina con derechohabiencia: 39.2 por educar para la marginalidad y el fracaso. ciento contra 37.6 por ciento de los hom-

SALUD, ENFERMEDAD Y SERVICIOS Dar un panorama global y fiel de la salud Vinculados con los servicios que entre los pueblos mayas de la península es ofrecen los gobiernos en salud, particularmente difícil, no tanto por lo que debe considerarse lo concerniente corresponde a los aspectos cuantitativos a las percepciones mayas acerca vinculados con los servicios que en este renglón ofrecen los gobiernos municipales, del binomio salud/enfermedad y estatales o federal, sino porque en este ru- las numerosas estrategias que han bro debe considerarse lo concerniente a las creado para sortear la enfermedad. concepciones mayas acerca del binomio

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bres en Campeche; 46.3 por ciento contra muestran porcentajes por debajo del 38.4 46.2 por ciento en Quintana Roo y 46.0 por por ciento estatal, siendo Calkiní el más ciento frente a 44.1 por ciento en Yucatán, lo alto (26.5 por ciento) y Hopelchén el más que nos reafirma la creciente inserción de las bajo (14.9 por ciento). Y en Quintana Roo mujeres en el mercado laboral, en específico tres de los cuatro municipios con mayor en los sectores secundario y terciario. población maya (Carrillo Puerto, Cárdenas Al desglosar los datos de derechoha- y Morelos, con 15.3, 10.6 y 9.2 por ciento, biencia conforme al tamaño de las loca- respectivamente) se sitúan muy por debajo lidades, observamos de nuevo que aque- del 46.2 por ciento que constituye la media llas de menor tamaño, donde habita buena estatal, mientras que Solidaridad exhibe un parte de los mayas, son también las más 39.6 por ciento, porcentaje sin duda ligado desprotegidas en este rubro. No en balde a su acelerado desarrollo turístico y la con- el propio INEGI señala que en municipios siguiente adscripción al IMSS del personal yucatecos como Tahdziú, Tixcacalcupul, que labora en hoteles y restaurantes. Chacsinkín, Chemax, Chikindzonot, Can- Más allá de estos datos, que sólo indi- tamayec, Temozón y Yaxcabá, los dere- rectamente nos hablan de las expectativas 78 chohabientes no llegan ni al 5 por ciento que pueden albergar los mayas en cuanto (Yucatán. Perfil sociodemográfico, op. cit.: a servicios de salud, investigaciones recien- 115). En Campeche vemos que los munici- tes37 muestran que las causas de morbi- pios con predominio de habitantes mayas mortalidad más frecuentes son las deno-

CUADRO 15. PORCENTAJE DE DERECHOHABIENTES EN LA REGIÓN PENINSULAR, 2000

Total estatal IMSS ISSSTE PDM* Otra institución Campeche 38.4 71.3 20.7 9.5 0.6 Quintana Roo 46.2 82.2 15.8 2.1 0.6 Yucatán 45.1 87.2 11.4 1.6 0.9

*Petróleos Mexicanos, Secretaría de la Defensa Nacional y Secretaría de Marina. Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

37 Véase Ruz et al.,., 22000,000, 22002002 y enen pprensa.rensa.

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minadas “enfermedades de la pobreza”: impacto frente al poder de la publicidad; mu- las gastrointestinales (parasitosis, diarreas chos niños (sobre todo en las cabeceras mu- infecciosas agudas, cólera) y las de las vías nicipales y en las localidades vecinas) serán respiratorias altas, lo cual no es extraño si alimentados con productos más “nutritivos” a la mala alimentación derivada del ma- —como pregona la propaganda— Gerber o gro poder adquisitivo sumamos los seve- Nido, sin descartar “leche condensada Nes- ros problemas de contaminación ambiental tlé”. Una vez destetado, el pequeño ingresará por disposición inadecuada de la basura, al ciclo de los hombres de maíz, lo que más agua entubada sin índices adecuados de allá de la imagen poética significa consumir potabilización, hacinamiento, falta de hi- atoles, pozol, “antojitos”, tamales y sobre to- giene generalizada al preparar los alimen- do tortillas, mañana, tarde y noche. El em- tos o consumirlos y fecalismo al aire libre. pleo de verduras es ocasional (aun cuando se El ciclo se inicia ya desde el embarazo: cultiven en el traspatio, ya que prefieren ven- madres desnutridas, en ocasiones adolescen- derlas) y el de leche y carnes simplemente tes, y con muy escaso control médico, que a prohibitivo para la economía de buena par- menudo paren en condiciones de escasa hi- te de las familias mayas. ¿Aportes calóricos giene. La insistencia de los médicos sobre las complementarios?: refrescos embotellados, 79 ventajas de la lactancia materna tiene poco golosinas y galletas; “alimentos chatarra”.

CUADRO 16. PORCENTAJE DE DERECHOHABIENTES EN LA REGIÓN PENINSULAR, SEGÚN TAMAÑO DE LOCALIDAD, 2000

Tamaño de localidad (habitantes) Campeche Quintana Roo Yucatán Menos de 2 500 12.4 15.4 24.5 2 500 a 14 999 27.2 33.3 32.0 15 000 a 49 999 33.2 42.9 39.2 50 000 a 99 999 * 62.8 * 100 000 y más 60.0 55.9 64.8

* Ni Campeche ni Yucatán cuentan con poblaciones ubicadas en este rango. Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perfil sociodemográfico, 2003.2003.

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luyéndola incluso en el calor embriagante Ciertamente, la dieta cambia en del ron o el balché. ocasiones festivas, ocasiones únicas Para los festejos la dieta varía en for- para reafi rmar la solidaridad en la ma importante, tanto en cantidad como en pobreza cotidiana y olvidar ésta diversidad. Así, es común que en el caso de las fiestas patronales o civiles aumen- aunque sea un momento. te la oferta de comida preparada, a cargo de “venteros” foráneos o de las asocia- Ciertamente, la dieta cambia en oca- ciones que agrupan a los vecinos (como siones festivas. Comidas del santo patrón, los gremios), mientras que en ocasión de de los gremios, para festejar una alianza celebraciones familiares es el conjunto de matrimonial, para celebrar un nacimiento, parientes —más allá de la unidad residen- para dar gracias a una partera por el cum- cial— el que se encarga de preparar los plimiento de sus responsabilidades, para alimentos que solemnizarán un hetzmek, confirmar un compadrazgo,38 para agra- el muhul de una boda o el de una boda o el hanal pixan decer la cooperación de los vecinos en en honor de los difuntos; época ésta de 80 una cosecha, para invocar a las deidades los esperados pibipollos para honrar a los de la lluvia, para inaugurar una casa cons- muertos adultos, o de los dulces y el pu- truida con la ayuda de amigos y familia- chero de gallina que se colocan en el altar res, para reafirmar los nexos entre parien- el 31 de octubre para los infantes falleci- tes, para despedir a un difunto o “sembrar” dos. En ocasión de fiesta, hasta los muer- la cruz en su sepultura... Ocasiones únicas tos cambian su dieta. para reafirmar la solidaridad en la pobreza Pese a la adaptación milenaria de los cotidiana y olvidar ésta aunque sea un mo- mayas a una dieta centrada en el maíz y mento, condimentándola al menos con un donde los aportes proteínicos provienen poco de especias, con el sabor olvidado de básicamente del frijol (lo cual influye en- la carne, el pan dulce y el chocolate, o di- tre otras cosas en su corta talla) se com- prende, ante este panorama, que los servi- cios campechanos de salud de Bacabchén y Tikinmul cataloguen al 50 por ciento de 38 Existe una ceremonia llamada tzicil qqueue ssee rrea-ea- los niños, sobre todo tras el destete, como liza en Quintana Roo con este fin; otra del mismo desnutridos (en diversos grados); que los tipo es denominada poh-kab (Villa(Villa Rojas,Rojas, 1985:1985: 415-417). de Hopelchén se sitúen por arriba de ese

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81

Comiendo tamales. Tankuché, Campeche. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI. porcentaje y que los médicos de Tenabo por ciento moderada y 3.4 por ciento se- consideren que de un total de 770 infantes vera (Ruz et al., en prensa).., en prensa).39 el 21 por ciento presenta desnutrición le- ve, el 4.2 por ciento moderada y el .6 por ciento esté afecto de desnutrición grave. 39 En ocasiones se cuenta con programas de apoyo a la nutrición, como Progresa (Programa de Edu- Por su parte, el IMSS de Hecelchakán cal- cación, Salud y Alimentación), que en Campeche cula que entre el 25 y 30 por ciento de la otorga a familias con niños menores de cinco años población del municipio está desnutrida, una despensa alimenticia por mes, mientras que en primarias y secundarias se llevan controles físico- mientras que, según un estudio realizado biológicos y de nutrición, o el programa Cocinas en 1997 entre 115 niños, 77.4 por ciento Populares y Unidades de Servicios Integrales (Co- pusi) que por 1.50 pesos diarios ofrece desayunos mostró signos de desnutrición leve, 19.2 escolares en la primaria.

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Punto también a destacar es la periodi- Otra dificultad que aqueja con frecuen- cidad de ciertos cuadros: las diarreas, por cia a los moradores de las comunidades, y ejemplo, son mucho más frecuentes en que incide también en la situación nutricio- épocas de calor; las patologías propias de nal, es el alcoholismo, en particular entre los vías respiratorias altas menudean en otoño hombres (jóvenes y adultos), ya que el con- e invierno, afectando ambas en particular a sumo de alcohol es considerado a menudo los lactantes menores y mayores, sin distin- marcador de virilidad.40 A ello contribuyen, ción de sexo o área habitacional (urbana o en opinión de muchos de los entrevistados, rural), y a los ancianos. Ocasionalmente se las mínimas opciones de esparcimiento o presentan también consultas masivas por desarrollo cultural. Harto común es oír que conjuntivitis y algunos brotes epidémicos, la gente se emborracha “porque no hay otra como los casos de dengue registrados en cosa que hacer”, aunque no faltan quienes los últimos años, y, más raramente, enfer- lo liguen con el desempleo o los proble- medades eruptivas propias de la infancia, mas económicos, que en algunas poblacio- como el sarampión y la varicela. Entre los nes desembocan incluso en suicidio. adultos mayores son frecuentes las consultas Comparar la mortalidad en la penínsu- 82 por problemas reumáticos y diabetes, pade- la resulta imposible dada la disparidad de cimientos cuyo control continuo a menudo datos consignados (cuando los hay), pero se dificulta en el caso de las comunidades parece claro que entre las principales cau- más apartadas, donde los mayores afecta- sas de muerte infantil se cuentan la desnu- dos por tales patologías se ven obligados a trición, las gastroenteritis y las enfermeda- trasladarse periódicamente a centros pobla- des de vías respiratorias, mientras que en cionales mayores, con los gastos y molestias los adultos predominan la cirrosis hepática, consecuentes. Asimismo, aunque no apare- los accidentes y la senilidad, en ese orden, cen en los reportes, acaso debido a que los a las que se aúnan los infartos y las com- servicios locales de salud rara vez cuentan plicaciones de la diabetes. con atención odontológica, son de destacar Los pobladores del área poseen varias op- las referencias continuas (tanto de los mé- ciones para tratar sus enfermedades, comen- dicos como de los vecinos entrevistados) a problemas vinculados con dientes y encías, que muchos achacan a la calidad del agua, 40 Aunque en las poblaciones mayores parece ir en claro aumento, el consumo de drogas, en cambio, pero a los cuales sin duda no son ajenos no se reporta todavía como un problema serio en también los derivados de la dieta. las comunidades mayas.

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CUADRO 17. TASAS DE LAS 10 PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD GENERAL EN LOS TRES ESTADOS, 1995 (POR 100 MIL HABITANTES)

Causas de mortalidad Nacional Quintana Roo Yucatán Campeche

Enfermedades del corazón 69.4 28.6 79.1 49.7

Tumores malignos 52.6 24.8 52.6 46.4

Accidentes 38.8 37.5 32.8 36.2

Diabetes mellitus 36.4 17.3 30.5 25.7

Cirrosis y otras hepatopatías 23.2 15.3 35.0 25.7

Enfermedad cerebrovascular 25.5 13.1 41.3 23.0

Afecciones del periodo perinatal 22.4 29.9 21.3 19.7

Homicidio y lesiones intencionales 17.0 10.6 - 14.8

Enfermedades infecciosas intestinales 10.5 - 13.0 11.6

Neumonía e infl uenza 21.5 11.9 21.4 11.4 83 Anomalías congénitas 10.6 9.4 - -

Defi ciencias de la nutrición 11.1 - 18.0 -

Otras causas 80.7 185.9 137.5

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Perspectivas estadísticas, 1997.1997. zando por la atención familiar. Los servicios sitación, mejoramiento del medio, detección públicos de salud (a cargo sobre todo de la temprana de cáncer y difusión de métodos Secretaría de Salud y el IMSS) varían depen- contraceptivos, entre otros. Como es frecuen- diendo del tamaño de las localidades: desde te en todo el país, en las localidades más pe- mínimos puestos de salud atendidos por una queñas los centros de salud están a cargo de enfermera, hasta pequeños hospitales regio- un médico pasante que labora casi siempre nales y, sobre todo, centros de salud a cargo de lunes a sábado, a menudo auxiliado por de médicos pasantes. Las acciones que allí se una enfermera; divide sus actividades en pre- llevan a cabo no se restringen al ámbito cu- vención (v. g. pláticas a la comunidad, progra- rativo, sino que buscan incidir en el preventi- mas de vacunación, erradicación de dengue vo, con campañas de vacunación y despara- o paludismo, cloración de agua, salud repro-

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ductiva, campañas de descacharrización, et- los profesionistas que ejercen la medicina cétera) y atención de primer nivel.41 El equi- privada. En caso de requerirse cirugías ma- po, aunque no es particularmente sofisticado, yores o consulta con especialistas, los enfer- basta casi siempre para el nivel de atención mos han de trasladarse a las ciudades. primaria que se pretende ofrecer. No sucede Con independencia de la mayor o menor lo mismo con los medicamentos, casi siem- calidad de los servicios de salud públicos y pre insuficientes y restringidos a un cuadro privados, en las comunidades se reporta la no sólo “básico”, como alardea la política ofi- existencia de otras patologías, desconocidas cial, sino por lo general “mínimo” y no siem- o desdeñadas por la medicina occidental, pre de la mejor calidad. Y otro tanto ocurre que dan clara cuenta de que el cuerpo no con los materiales quirúrgicos y de curación es mero andamiaje genético, sino también con que se dota a las unidades. A lo anterior creación sociocultural. Dichas patologías, se suma, en el caso de las comunidades ru- englobadas por algunos autores bajo el cali- rales, la falta de vehículos para transportar a ficativo de “síndromes de filiación cultural”, los enfermos y, a menudo, la carencia de mé- muestran con transparencia que la concep- dicos de planta. ción del cuerpo humano y sus vicisitudes tal 84 Los centros hospitalarios ubicados en las y como lo entienden los pueblos mayas es ciudades de mayor tamaño, además de ofre- expresión de un sistema holístico que inclu- cer consultas, desarrollan programas de pla- ye al individuo, la comunidad, sus espacios nificación familiar, atención de la diabetes y habitacionales, sus enseres, su entorno y, a de la hipertensión arterial, control prenatal, partir de allí, el universo todo. Por otra par- del niño sano y de tuberculosis, amén de la- te, cabe advertir que, por más ajenos que pa- bores quirúrgicas sencillas. Poseen asimismo rezcan a una mirada occidental, los saberes y áreas de urgencias y hospitalización. Todo prácticas médicas que portan y llevan a ca- ello a costos relativamente accesibles, sobre bo los curadores locales resultan operativos todo si se les compara con los exigidos por en el universo cultural que les dio origen y mantienen su vigencia, en parte por su enor- me capacidad de adaptación, que no desde- 41 No es inusual que en los poblados exista un ña incorporar conceptos, actitudes, medica- comité municipal de salud, compuesto por un grupo de señoras y, en ocasiones, sus hijos, que mentos y prácticas terapéuticas procedentes cuentan con apoyo del programa Solidaridad (ahora de otros sistemas culturales. Oportunidades) o algún equivalente. El centro de salud también recibe apoyo del comisario municipal Pese a la aseveración registrada entre y, en ciertos sitios, de grupos de profesores. ciertos médicos locales de que la medicina

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“tradicional” está en franco descrédito, la ri- diversidad tanto en su etiología como en queza que en este campo se puede observar manifestaciones clínicas, que pueden in- es tal que bien justificaría un estudio parti- cluir desde cefalea, hipertermia y mareos cularizado. Señalemos apenas, a manera de hasta manifestaciones gastrointestinales, ejemplo, la vigencia de cuadros mórbidos musculares, articulares y “nerviosas” de- atribuidos a los aires (ik’), el mal de ojo, la bido a los “aires” que se desplazan por el caída o “dislocamiento del tipté”, el susto y cuerpo. Si bien es común que los aires se el empacho, y más raramente los denomina- vinculen con exposiciones bruscas a cam- dos “alferecía” y “caída de mollera”. bios de temperatura o con perturbaciones atmosféricas, también pueden atribuirse a Existe el sokó óol. Eso se llama “el ojo”. Eso lo . Eso se llama “el ojo”. Eso lo emanaciones o manifestaciones de entida- pueden dar los señores que llegan calurosos des del monte (como los aluxes) o proce- de la milpa, después de trabajar si ven a un dentes de los difuntos (de allí el temor a niño. También lo pueden dar los animales que están cansados o con sed. Ahí sí es más peli- transitar cerca de los panteones en deter- groso, porque ¿cómo sabe uno quién lo dio? minadas horas, o el empleo de la ruda co- Los animales no lo pueden decir... Hay el ojo mo preventivo cuando forzosamente ha de de los borrachos y hay el ojo de los más jó- acudirse al cementerio), e incluso en cier- 85 venes que también es más peligroso. Es que tos casos a brujería. hay niños que pueden hacer ojo a otros ni- ños. También hace mal los que han mascado Se hace una (ceremonia) que se llama loj kubao. la hoja de la ruda y la escupen en su cara de Es para que no pesque el mal viento. Durante un niño, ahí sí. Es que con el ojo, uno que lo la noche se va al h-men para que te saque la hizo uno mismo lo tiene que curar. Tiene que suerte. Eso es que tienes que cooperar con su agarrar al chiquito el que le hizo el mal, por- rezo, por eso le llevas cigarro, maíz, guaro. Eso que si no hasta se puede uno morir del ojo es para cuando alguien está enfermo. Son dos (Ruz et al., en prensa).., en prensa). h-men que lo van a rezar, para que no les pegue el mal viento. Dura como dos horas ese rezo. La etiología de los primeros, frecuentemen- Se bañan con el sisché, con alcohol el cuerpo te mencionados, corresponde según la con- y la cara y mientras tanto están rezando y ba- cepción local a atrapar o ser atrapado por jan los vientos. Se usa también albahaca o ruda un “mal viento” o “mal aire”, emanación para rociar mientras reza el h-men... Se prepara también de comer, se hacen tortillas y pib. Pero en varios sentidos próxima al denominado es muy peligroso, tienen que regresar los vien- entre los nahuas como ihiyotl (castellaniza- (castellaniza- tos que bajaron, para que no se queden en el do como “ijillo”), pero que muestra mayor pueblo y le hagan alguna maldad a los niños.

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Es tan peligroso, que se avisa del rezo y nadie reputan como benéficas para casi todas debe salir de su casa para que no pesque el las manifestaciones patológicas —con in- mal viento… Pero este loj kubao es un rezo en dependencia de la etiología invocada— y puro maya, nada de español se dice allá (Ruz su conocimiento permea todos los niveles: et al., en prensa).., en prensa). desde el remedio casero hasta los expen- dios de plantas medicinales (incluso traídas De allí la importancia de un diagnóstico desde otros estados de la República) en los preciso, que sólo hacen los mejores h-me- grandes mercados, como los de Mérida, nes (plural castellanizado del vocablo maya Champotón o Campeche; expendios que h-men), capaces de diferenciar los distintos se observan siempre concurridos. De he- tipos de aires, como el denominado “aire ca- cho, la atención de un “malestar” empieza luroso”, que puede sufrirse tras un cambio comúnmente en casa y para ello se recurre brusco de temperatura (por ejemplo, bañarse de entrada a las plantas. apenas volver del trabajo o de hacer depor- Como apunté antes, la atención mé- te), el “aire renitis”, que afecta a los riñones, dica no recae exclusivamente en los pro- o algún otro que se manifiesta con dolor tes- fesionistas con entrenamiento occidental; 86 ticular. Aires particularmente temidos son los dependiendo de la mayor o menor dispo- que se atrapan en el monte, a menudo como nibilidad de los servicios que éstos ofrecen consecuencia de una conducta irrespetuosa (no siempre continuo en las comunidades o irreverente ante los dueños sobrenatura- más pequeñas), de las posibilidades eco- les de la floresta, en particular a los aluxes, nómicas de los enfermos o sus familiares y, a quienes algunos olvidan o desdeñan ofre- sobre todo, de la etiología que los afecta- cerle dones antes de trabajar el campo que dos atribuyan al cuadro patológico, puede les pertenece. En tal caso, el h-men tendrá recurrirse a los especialistas locales, entre que realizar una ceremonia y ofrecerles dá- los cuales se cuentan los “sobadores” (qui- divas como parte del esquema terapéutico, roprácticos), los “yerbateros” (herbolarios) y que en este caso incluye la “sanación” del los h-meno’ob. La importancia de estos es- terreno cultivado, incluso combinando las pecialistas en la vida comunal, no sólo en lo prácticas tradicionales con la solicitud al pá- que a aspectos médicos se refiere, sino en rroco para que celebre una misa, como se el saber vinculado a esferas como la de la registró en Hopelchén. cosmovisión, la ecología local, el ritual y la La importancia de la herbolaria medi- tradición oral, es sin duda digna de un estu- cinal está fuera de dudas. Las plantas se dio detallado que haga justicia a su saber y

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actitudes, pero aquí me limitaré a un mero esbozo de algunas de sus actividades. La importancia de la herbolaria Comencemos por las parteras, quienes medicinal está fuera de dudas. Las a menudo funcionan como una especie de plantas se reputan como benéfi cas bisagra entre los dos universos de atención para casi todas las manifestaciones local por tratarse con relativa frecuencia de patológicas y su conocimiento mujeres que a su preparación autodidacta suman los cursos de capacitación periódi- permea todos los niveles. ca que proporcionan los centros de salud, clínicas u hospitales. Según apreciación de los médicos, en algunas localidades, en es- dicas en contrario, sigue siendo frecuente pecial las de mayor tamaño, las embaraza- que utilicen las “talladas” o “sobadas para das acuden cada vez con mayor frecuencia ir acomodando al niño” y facilitar su expul- a las clínicas al momento del parto. Asegu- sión cuando llegue el momento. Algunas ran que en ello influye no sólo una credibi- se permiten incluso pronosticar el sexo del lidad creciente en los servicios públicos de bebé, empleando diversas técnicas que los salud, sino también que los costos no son profesionistas califican como meras supers- 87 muy distintos. Las parteras, por su parte, se- ticiones, pero a las que los usuarios atribu- ñalan otra razón: son cada vez menos las yen bastante certeza.42 Ciertamente méto- mujeres que optan por el oficio dados los dos adivinatorios como éste poco tienen continuos esfuerzos que implica (desplaza- que ver con la supuesta “racionalidad ló- mientos, desvelos) y el escaso pago que se gica” que enarbola la medicina occidental, recibe: 200 a 300 pesos por todo el tiem- pero para el maya puede resultar perfecta- po que dura la atención. Y muchos clientes mente admisible de acuerdo con los pará- terminan por no pagar, pese a que no son metros que guían su propia racionalidad, pocas las comadronas que aceptan incluso tan lógica en su sistema conceptual como que se les retribuya en abonos. El costo to- para un occidental la suya. tal del servicio, en efecto, no se antoja ele- vado si recordamos que, como es común, 42 En Tikinmul, Campeche, por ejemplo, se emplea las comadronas no sólo atienden el par- una cinta de color rojo que, tras tensarse, se hace to sino que vigilan el embarazo desde los pasar por un anillo. Una vez llegado éste al centro, se asegura que si se mueve hacia la izquierda se primeros meses de la gestación, a lo largo trata de una niña y si hacia la derecha, un varón. La de los cuales, pese a las indicaciones mé- derecha, se aduce, es “dirección de poder”.

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Lógico e incluso más racional, pues las posibilidades de desgarres peritoneales cabe recordar que estudios recientes han (Cominsky, 1992). Y el mismo efecto de comprobado su efecto oxitócico, es el uso distensión tisular provoca la posición de de muchas de las plantas que emplean las rodillas o en cuclillas a lo largo del parto. parteras mesoamericanas y el papel benéfi- Lamentablemente, las parteras “instruidas” co de los masajes que administran, ya que a lo largo de cursos ofrecidos por médi- mantienen la circulación, relajan la muscu- cos y enfermeras insisten ahora en la posi- latura pélvica y evitan rasgaduras externas ción supina, conveniente para el tocólogo, e internas al promover la secreción de la no para la madre. Por otra parte, cortar el hormona relaxina, que aumenta la flexibili- cordón umbilical después de la expulsión dad de músculos y ligamentos, reduciendo de la placenta, como acostumbran las co- madronas, facilita un mayor suministro de sangre y oxígeno al pequeño si se hace mientras el cordón aún late, en tanto que su cauterización disminuye las posibilida- des de contraer tétanos, mientras que el al- 88 cohol recomendado por la medicina occi- dental deja húmedo el muñón, facilitando la proliferación de bacterias. Pero más importante que todo lo ante- rior, que a fin de cuentas vendría a reducirse a una discusión sobre las ventajas o incon- venientes de procedimientos fisioterapéuti- cos —adaptables, adoptables, recomenda- bles o rechazables—, es el hecho de que la comadrona tradicional, a la vez que goza de su confianza, comparte con la parturienta lengua, conceptos y valores. Si lo confron- tamos con la actitud de la mayoría de los médicos occidentales, que rarísimas veces manejan el idioma materno de las indígenas Dos médicos tradicionales intercambian conocimientos. Peto, Yucatán. embarazadas y sus conceptos —v. g. el del Fototeca Nacho López, CDI. pudor— y que por lo común prefieren aten-

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derlas en la clínica y a solas, aislándolas del participan del mundo de lo sacro —como protector núcleo familiar, es fácil entender corresponde a pueblos profundamente re- por qué estar en manos de la comadrona ligiosos, para los cuales las enfermedades mitiga ansiedades y relaja durante el parto, son acontecimientos que afectan las en- facilitándolo (Ruz, 2000: 131-132). tidades anímicas, y acontecimientos que Si la interacción de la medicina occi- pueden provenir incluso de la brujería— dental con las parteras es creciente (aun- ello no significa que se sitúen extramuros que por lo común en una relación des- de la cotidianidad. igual), salvo contadas excepciones no Puesto que caer en el binomio simplista ocurre lo mismo con otro tipo de profesio- de canonización o satanización continúa nales de la salud (esos mal llamados “mé- siendo por desgracia una actitud frecuen- dicos tradicionales”), cuyo saber es gene- te, convendría asimismo hacer hincapié (al ralmente desdeñado por los médicos con igual que con los médicos occidentales) en entrenamiento occidental,43 quienes, en que valorar el papel de los curadores nati- una generalización inadecuada, los califi- vos no significa obligatoriamente mitificar- can a menudo de charlatanes, ignorando lo, a menos que deseemos seguir abonando que al lado de éstos (que también los hay) a las bondades turísticas del “chamanismo 89 se encuentran individuos que no sólo son exótico”. Como bien sabe quien haya tra- verdaderas bibliotecas de conocimiento bajado en el campo, la vigencia de sabe- herbolario, sino también profundos cono- res y prácticas médicas diversas a aque- cedores de su entorno cultural. llas emanadas de la tradición occidental Apuntemos, de entrada, que si desde resulta incuestionable, pero no ocurre lo nuestra alteridad cultural los conceptos y mismo cuando de evaluar su efectividad actitudes de los curadores y sus pacientes real se trata. Sin duda se revelan altamen- parecieran aurolearse de un misticismo ex- te eficaces al tratar con los “síndromes de traordinario, no ocurre necesariamente así filiación cultural” antes mencionados, pero para el hombre maya; sin negar que la con- no lo son tanto ante cuadros patológicos de cepción de la enfermedad y su terapéutica origen viral o bacteriano. De lo anterior están conscientes los 43 Actitud frecuente es intentar reducir las con- propios curadores, quienes incluyen a me- cepciones locales a los esquemas médicos occi- nudo los antibióticos de amplio espectro dentales. Un médico de Tikinmul nos aseguraba, por ejemplo, que el mal de ojo “no es más que en su arsenal terapéutico, junto con anal- conjuntivitis”. gésicos y antipiréticos de uso general, o de

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La interacción de la medicina occidental con las parteras es creciente. No ocurre lo mismo con otro tipo de profesionales de la salud, cuyo saber es generalmente desdeñado por los médicos con entrenamiento occidental.

plano recomiendan a alguno de sus pacien- cimientos procedentes de otros universos tes acudir al consultorio, el hospital o la clí- culturales, en particular cuando atañen a nica. De hecho, a menudo la intervención experiencias patológicas nuevas o que des- de estos profesionales de la salud —her- bordan el saber “tradicional”. Otra muestra bolarios, quiroprácticos, cirujanos, agentes más de la enorme capacidad de adapta- de salud o como se les clasifique— facilita ción maya, gracias a la cual se conserva la la terapéutica cuando el proceso morbo- operatividad de dichos saberes y prácticas so participa de alteridades culturales; esas médicas en el universo cultural que les dio mismas alteridades cuyo desconocimien- origen y mantiene su vigencia. 90 to impide al médico occidental establecer La transmisión de tales conocimientos con sus pacientes una relación horizontal se realiza con frecuencia en el seno fami- como la que logran los agentes locales de liar, pero no a cualquiera de los integrantes salud, y cabe insistir en que tales consi- del grupo doméstico, pues para aprender derandos no se limitan a los pacientes de se requiere poseer un “don”, que se supo- origen maya, sino que a menudo comul- ne se trae de nacimiento y se conoce a me- gan con ellos no pocos mestizos que par- nudo a través de los sueños o después de ticipan de conceptos y actitudes de origen padecer una enfermedad. mesoamericano. El h-men cumple el papel de interme- Los métodos y técnicas empleados por diario en el binomio hombre-divinidad, los curadores varían dependiendo de su sobre todo en lo que a ritual respecta. La especialidad, pero por lo general incluyen forma en que se supone adquiere tal rango el empleo de hierbas, los ensalmos y las varía: según algunos, es una gracia obteni- limpias (en particular cuando se trata de da al nacimiento; para otros, se logra tras contrabrujería), o las “sobadas” en el caso una revelación sobrenatural, por seguir un específico de los quiroprácticos, y no son aprendizaje específico (plegarias, rituales, pocos los que incorporan técnicas y cono- conocimientos calendáricos, técnicas adi-

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vinatorias), y algunas veces puede inclu- hualismo o capacidad de ciertos hombres so considerarse un cargo hereditario. No de convertirse en animales. es tampoco raro que dos o más de dichas características sean necesarias. Asimismo, El brujo bien que conoce los rezos. Depende qué animal van a convertirse, pero los rezos los es frecuente (pero no indispensable) que dice al revés. Trece veces gira. Pero sólo ellos el inicio de las actividades sacerdotales lo conocen, ellos traen su secreto. Y seguro de se vea marcado por una enfermedad que repente si vas a cazar al monte, si ves que un desencadena el ministerio. A cargo de es- venado, que un jabalí, que un mono... así, bo- tos individuos quedan también a veces las nitos... es que es el brujo. Pero a ésos, fácil les actividades adivinatorias, para las cuales tiras y no les das. Y eso que dices: “‘pero si le tiré segurito a la cabeza, ¿cómo que no le di?”. pueden emplearse sobre todo cristales de Pero hay forma de arreglarlo. Hay que hacer la cuarzo, granos y revelaciones oníricas, y bala. Se hace cuando pones una cruz en la ba- puede requerírseles en casos considerados la... y ahora es cruz-bala. Así lo haces, lo san- como resultantes de “brujería”, provocados tiguas y con esa le tiras al animal. Así no le vas por personas que gracias a un trato con el a fallar, no se muere enseguida, eso sí; aguanta Diablo tienen la capacidad para hacer da- que llegue en su casa. Y cuando aparece la persona, dice que ño, en especial los martes y viernes, que 91 está enfermo, hace excusas... que está enfer- son tenidos por “los días más feos”, en par- mo... y así hasta que se muere. Pero entonces ticular cuando hay luna llena, clara mues- sólo dejan la duda. Todo mundo dice que se tra de la adopción de creencias europeas, murió de enfermedad y sólo uno sabe que ti- pero en las que están presentes también ró al brujo (X-Yatil, Quintana Roo; ápud Ruz conceptos prehispánicos, como el del na- et al., 2002: 145).., 2002: 145).

http://www.cdi.gob.mx Mayas. Primera parte, de Mario Humberto Ruz, se terminó de imprimir en abril de 2006 en los talleres de Impresora y Ecuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo 244, Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de 6 000 ejemplares. Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfi ca, diagramación y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.

http://www.cdi.gob.mx ISBN 970-753-072-3 MAYAS 9 789707 530720 SEGUNDA PARTE

Ofrecimiento de balché a la “Virgen Concepción”, ataviada con hipil de fiesta. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal.

MAYAS2-FORRO 1 13/6/06, 12:58 http://www.cdi.gob.mx Mario Humberto Ruz es médico cirujano, maestro en antropología social y doctor en etnología. Es coordinador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Fotografía 1a de forros y portadilla: Llamando a los “dueños de las campanas” para que vengan a disfrutar los panes. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal.

Fotografía página 5: Detalle de la fotografía en pág. 58.

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MARIO HUMBERTO RUZ

http://www.cdi.gob.mx ��� ������� ��� ����� ���� � Ruz, Mario Humberto Mayas : segunda parte / Mario Humberto Ruz. -- México : CDI : PNUD, 2006. 67 p. : maps., retrs., tabs. – (Pueblos indígenas del México contemporáneo) Incluye bibliografía ISBN 970-753-072-3

1. REGIÓN MAYA 2. YUCATÁN (PENÍNSULA) – REGIONALIZACIÓN 3. MAYAS – IDENTIDAD ÉTNICA 4. MAYAS – RELIGIÓN Y MITOLOGÍA 5. MAYAS – RITOS Y CEREMONIAS 6. COSMOVISIÓN MAYA 7. DIA DE MUERTOS – YUCATÁN 8. MAYAS – RITOS Y CEREMONIAS MORTUORIAS I. t. II. Ser.

Catalogación en la fuente: GYVA

Primera edición, 2006

D.R. © 2006 Mario Humberto Ruz

D.R. © 2006 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas Av. Revolución 1279, colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01010, México, D.F.

D.R. © 2006 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Av. Presidente Mazarik 29, colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11570, México, D.F.

ISBN 970-753-072-3 / Mayas. Segunda parte

ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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Impreso y hecho en México

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LAS REGIONES PENINSULARES: UN INTENTO DE 5 CLASIFICACIÓN LAS CARACTERÍSTICAS ANTES ESBOZADAS, GEOGRÁFICAS, POBLACIONALES, ECONÓ- MICAS, SOCIOPOLÍTICAS Y CULTURALES, a las cuales no son ajenas los procesos históricos a menudo divergentes que ha sufrido la península en su conjunto, han impactado a la población maya, provocando una cierta regionalización que, de manera muy esquemática,44 podríamos esbozar como sigue:

44 He planteado con mayor detalle esta tentativa de clasificación en un trabajo previo (Ruz, 2002), del cual tomo casi textualmente algunos párrafos, actualizando los datos censales. Reconozco de nuevo, con idéntico agrado, que tal regionalización se basa en buena medida en los diagnósticos peninsulares realizados por Bracamonte, Ramírez y Solís (en el mismo libro), quienes a su vez han propuesto regionalizaciones estatales, y recuerdo que las regiones propuestas pueden o no mostrar subdivisiones, que dejo ahora de lado por razones de brevedad. Otra regionalización por estados, de gran interés, es la propuesta por Quintal et al.,., 22003.003. CCabeabe iinsistirnsistir eenn qqueue llaa eenormenorme ddisparidadisparidad eenn extensión y número de municipios (ocho en Quintana Roo, diez en Campeche y 106 en Yucatán) dificulta sobremanera la desagregación y comparación de los datos censales, por lo que ésta ha de tomarse como una propuesta tentativa, susceptible —y sin duda urgida— de precisiones.

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Las características geográfi cas, poblacionales, económicas, sociopolíticas y culturales, a las cuales no son ajenas los procesos históricos que ha sufrido la península en su conjunto, han impactado a la población maya provocando una cierta regionalización.

LA FRANJA CENTRAL: ZONA NUCLEAR MAYA nuevas estrategias económicas o a soportar La primera, la más extensa por lo que ha- las impuestas por otros. Así, por citar algunos ce al territorio, bien puede aspirar al ca- ejemplos, la hortocitricultura es relevante en lificativo de región nuclear. Englobaría a el sur yucateco, la silvicultura destaca en el las comunidades que se ubican de mane- área de Los Chenes campechanos, el 50 por ra casi ininterrumpida en el corazón de ciento de los terrenos del oriente de Yucatán la península, ya que se extienden desde albergan pastos y en algunas comunidades el noroccidente campechano (eje del an- de Quintana Roo la apicultura y la extracción 6 tiguo Camino Real) hasta el centro quin- de maderas son actividades de enorme im- tanarroense, pasando por el sur y sureste portancia.46 La migración para emplearse en yucateco. Allí se localiza más del 60 por los sectores secundario y terciario tampoco ciento de la población mayahablante, di- es desconocida, pero por lo común quienes seminada en pequeñas comunidades eji- migran (en su mayoría hombres jóvenes, sol- dales45 que, en su totalidad, se inscriben teros o recién casados) regresan periódica- dentro de los municipios de franco predo- mente a sus lugares de origen. minio indígena. En todos los casos se encuentra baja es- Los mayas ubicados en esta extensa re- colaridad, altos índices de analfabetismo y gión se dedican en su gran mayoría al sector deficientes servicios públicos (en especial en primario, en particular —pero no exclusiva- lo que concierne a drenajes y disposición de mente— al cultivo de la milpa. La presión basuras y excretas) y se observa una acendra- sobre la tierra, los tipos de suelo o la deman- da persistencia de patrones culturales tenidos da del mercado los han motivado a intentar por “mayas”: desde la forma de construir las

45 De hecho, se trata del 86 por ciento de las tierras ejidales del estado, en el caso de Quintana Roo. 46 Mayores datos en Ruz et al.,., 22000.000.

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viviendas, hasta la vestimenta empleada, En cuanto a las formas organizativas y pasando por la factura de artesanías, el uso las autoridades, en toda el área destacan las cotidiano y público de la lengua materna y emanadas de los grupos familiares propios el mantenimiento de rituales tanto familiares de las unidades residenciales (basados en el como colectivos; los primeros relacionados parentesco patrilineal) y las propias de la or- sobre todo con los ciclos de paso y los pe- ganización municipal, si bien en el oriente riodos de crisis (enfermedad) y los últimos yucateco y el centro quintanarroense —con vinculados al ciclo de la milpa, a cargo de mayor o menor fuerza— persisten las deri- especialistas propios del grupo (h-meno´ob). vadas de la organización en “compañías” El gran arraigo de la medicina denominada militares y religiosas que surgieron durante “tradicional” llama asimismo la atención, en la llamada Guerra de Castas y se consolida- particular en el estado de Campeche. ron en la segunda mitad del siglo XIX.

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Trabajador henequenero. Dzemul, Yucatán. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI.

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EL NORTE YUCATECO: LA ANTIGUA REGIÓN El monocultivo henequenero, que liqui- HENEQUENERA dó la tradición maicera de la zona, ha sido La segunda región, ubicada en su tota- a su vez liquidado (apenas una quinta par- lidad en Yucatán, sería la henequenera, te de la población se dedica a él, a falta de que se extiende en la porción norte del otra actividad), pero su impacto es todavía estado, diluyéndose hacia las costas. Ex- claro: en el paisaje arrasado —predominan ceptuando éstas, poco “indígenas” si nos chaparrales y algunas selvas bajas— y en el atenemos al criterio lingüístico, aquí se lo- cultural, exceptuando la lengua, asistimos calizan las mayores concentraciones po- a un creciente desarraigo de ciertos mar- blacionales y de mayahablantes del estado cadores de identidad considerados “tradi- de Yucatán (cerca de 50 por ciento), los cionales”. El colapso económico del área, más altos índices de marginalidad y falta al cual no es ajena la escasez de agua y la de servicios. pobreza de los suelos, provoca que apenas

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Trabajador en el proceso industrial del henequén en Cordemex. Fotógrafo: Ricardo Moura, 1981. Fototeca Nacho López, CDI.

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poco más del 10 por ciento de las tierras fueron junto con ésta, aunque persisten los se dediquen a la agricultura, si bien 40 por familiares, especialmente los denominados ciento de la población económicamente “de crisis”. Recurrir a los médicos tradicio- activa (PEA) se emplea en el sector agrope- nales es todavía común, pese a la cobertura cuario. El resto intenta sobrevivir acudien- relativamente suficiente (aunque con defi- do a la pesca temporal, la extracción de sal ciencias en lo asistencial) de los servicios marina y, sobre todo, al trabajo asalariado: públicos de la medicina occidental. los hombres en la industria de la construc- ción o la jardinería en la ciudad de Méri- EL ORIENTE QUINTANARROENSE: da, las mujeres en el servicio doméstico y REGIÓN CARIBEÑA la maquila. Muy pocos alcanzan siquiera La tercera de las áreas entrevistas corres- dos salarios mínimos mensuales y muchos ponde a la región del Caribe. Zona de un no llegan a obtener uno. Son municipios importante desarrollo turístico localizada expulsores de mano de obra. en la costa quintanarroense, no es, empero, Para 1995 cerca del 60 por ciento de como la anterior, exclusiva para los mayas la población no había completado sus es- de ese estado; de hecho ni siquiera es ex- tudios primarios, y existía 12 por ciento de clusivamente maya en lo que a su pobla- 9 analfabetas; las enfermedades gastrointes- ción indígena se refiere pues, aunque son tinales y de las vías respiratorias altas son una franca mayoría, los mayas comparten las causas más frecuentes de morbimorta- espacios con otros grupos étnicos. lidad. Las viviendas fabricadas según pa- Se trata de un área de altísimo creci- trones “modernos” compiten en número miento demográfico durante las últimas dé- con las “tradicionales”, el hipil típico de las cadas (7.39 por ciento entre 1980 y 1990; mujeres cede su puesto a pasos acelerados 5.94 por ciento entre 1990 y 2000), donde a la vestimenta de tipo occidental en las a los escasos mayas originarios de las zonas generaciones jóvenes, que en las cabece- de Tulum y la isla de Cozumel se suman ras municipales más populosas se han con- continuamente inmigrantes indígenas de vertido también en algunos casos en ge- toda la península y hasta de otras regiones neraciones “cero” desde el punto de vista del país (recordemos que para 2000 el 56.9 lingüístico: entienden la lengua maya pero por ciento de los moradores de Quintana no la hablan, o simplemente prefieren no Roo había nacido fuera del estado). No es hacerlo; otros optan por no enseñarla a sus extraño que en 1995 el municipio de Be- hijos. Los rituales vinculados a la milpa se Juárez (donde se ubica Cancún) regis-

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trara el mayor dato absoluto de población EL MERIDIÓN PENINSULAR: REGIÓN EN indígena en el estado de Quintana Roo, en COLONIZACIÓN detrimento de las regiones centrales, cuya La cuarta sería la región en colonización, proporción de indígenas frente a no indí- área de frontera selvática en apertura que genas ha ido a la baja en los últimos años. comparten los estados de Campeche y Por tanto, el alza demográfica corresponde Quintana Roo, en su frontera con Guate- a crecimiento por agregación, no natural. mala y Belice, y que ocupa casi la totalidad Pese a su número en continuo aumen- del tercio meridional peninsular (por abajo to, los pobladores indígenas constituyen del Punto Put, donde convergen los tres es- aquí la minoría, a diferencia de lo regis- tados), dejando fuera apenas la porción más trado en las dos regiones anteriores, y se occidental.47 Los datos que poseemos sobre concentran en los grandes centros pobla- ella, amén de escasos, son difíciles de com- ciones que sustentan el corredor turístico parar desde un punto de vista cronológico, Cancún-Tulum, incluyendo las áreas in- en parte por la reciente creación (el 31 de sulares de Cozumel e Isla Mujeres. Atraí- diciembre de 1996) del municipio de Calak- dos por la demanda laboral que requiere mul, del que pasó a depender buena parte 10 la industria sin chimeneas, desempeñan de esta área en su porción campechana, lo principalmente actividades que requieren que complica el empleo de cifras censales poca calificación: albañilería y servicios y estadísticas previas a esa fecha. Sea como (intendentes, botones, meseros, recamare- fuera, dejando de lado su extremo oriental ras, etcétera. En total, más del 65 por cien- (donde se ubica Chetumal, sede de los po- to de ellos se ubica en el sector terciario), deres estatales de Quintana Roo), se trata ganando los salarios más bajos. Dada la en buena medida de un área caracteriza- alta especulación sobre el suelo, sabemos da como de alta marginación y muy baja que habitan en las periferias de las ciu- dades, a menudo en condiciones de pro-

miscuidad y hacinamiento y desprovistos 47 Allí donde se ubican los municipios campechanos de servicios; pero lo ignoramos casi todo de El Carmen y Escárcega, pero no en su totali- sobre sus características culturales. Pese dad, ya que buena parte de ambos bien puede considerarse integrante de esta región. La porción a su importancia numérica, socioeconó- más occidental de uno y otro, la que junto con el mica y cultural, sólo recientemente atra- municipio de Palizada mira al Golfo de México y se sitúa en tierras de aluvión, bien podría visualizarse jeron la atención de algún investigador como una región distinta, mucho más integrada (Sierra, 2003). incluso a Tabasco que a Campeche.

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densidad poblacional, pese a ser de fuerte servicios del área que, como apuntaba, se atracción de inmigrantes y de haber servido consideró en los últimos censos como de al gobierno del estado de Campeche como alta marginalidad. Del lado campechano área para dotar de nuevas tierras a los ya sa- se situaba el grado de escolaridad más ba- turados municipios norteños (los de mayor jo de toda la península (para el año 2000 densidad indígena del estado), y al gobierno el 25.8 por ciento de la población de Ca- federal para ubicar algunos de los campa- lakmul era analfabeta), junto con altos ín- mentos de refugiados guatemaltecos. dices de tuberculosis, paludismo y desnu- Pese a lo poco poblado del territorio, se trición. Aunque sigue considerándose un registra una fuerte competencia por los re- municipio de pobreza extrema, desde su cursos; competencia derivada no sólo del creación hasta marzo de 1997 se habían fenómeno de “reacomodo” poblacional, invertido ya en la zona casi 157 millones aún en marcha, sino de la existencia de de pesos para beneficiar a 114 localidades una extensa área protegida, la Reserva de con servicios de electrificación y agua po- la Biosfera de Calakmul, que abarca 723 185 table; construir 244 espacios educativos hectáreas de selva tropical alta, con la cual en 33 ejidos, rehabilitar 45 escuelas de 26 han de convivir los inmigrantes, a quienes comunidades y erigir 12 casas de salud.48 11 difícilmente podría considerarse conocedo- Aunado a ello se mejoran senderos y ca- res del manejo de tal medio si recordamos rreteras con la finalidad de facilitar la co- que proceden de las regiones montañosas municación a los habitantes y a los turistas, de Chiapas y Guatemala, las planicies alu- pues dada la existencia de la reserva y de viales ya taladas de Tabasco o los altipla- importantes sitios arqueológicos se cifran nos del centro del país. Por si fuera poco, en la zona grandes expectativas ecoturís- la competencia por los recursos no se limita ticas y de turismo cultural. a los individuos o los asentamientos ejida- Desde el punto de vista poblacional, les frente a los nuevos colonos; los propios se trata de un área pluriétnica y multicul- gobiernos de Campeche y Quintana Roo tural, donde si bien la CDI registra 44 488 mantienen desde hace pocos años una con- individuos habitando en hogares mayas tan troversia jurídica por los linderos. sólo en la porción quintanarroense, en el Paradójica, aunque no inexplicable- lado campechano hay también importan- mente, esta controversia (a la cual no fue ajena la creación del municipio de Calak- mul) ha incidido en el mejoramiento de los 48 No poseemos datos actualizados.

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tes contingentes de otros grupos originarios conocida. Desde el punto de vista acadé- de Chiapas (en particular ch’oles) o Guate- mico, es una región en busca de autor. mala, a los que me referí antes. No son los únicos: los colonos quintanarroenses en su LOS BASTIONES URBANOS mayoría son mestizos, y puesto que la CDI Tendríamos, por último, una “región” que reporta 8 842 pobladores indígenas de un pese a no mostrar contigüidad geográfica total de 23 115 en el nuevo municipio de comparte una serie de características que Calakmul,49 es de suponer que las otras dos bien permiten comparar sus partes y con- terceras partes de los colonos del área de siderarlas de manera conjunta. Me refie- Campeche son también campesinos mes- ro a la que podríamos denominar urba- tizos. La manera en que se urde el tejido na. Se incluirían en ella no sólo las tres social entre ellos es en buena medida des- capitales estatales (Mérida, Campeche y

CUADRO 18. MAYAS EN LOS MUNICIPIOS DONDE SE UBICAN LAS PRINCIPALES CIUDADES PENINSULARES, 2000

Municipio Población en hogares mayas HLI mayores de cinco años 12 Campeche 34 625 12 353

El Carmen 4 707 1 750

Benito Juárez (incluye Cancún) 120 604 50 693

Othón P. Blanco (incluye Chetumal) 49 498 20 163

Mérida 226 706 90 774

Valladolid 46 418 31 186

Total 482 558 205 919

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Uni- das para el Desarrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

49 Cabe destacar que para la época de creación del municipio (1996) el Instituto Nacional Indige- nista regional calculaba cerca de 50 por ciento de población indígena.

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Chetumal), sino otras ciudades mayores Ahora bien, si centramos los datos ex- y medianas, como Cancún en Quintana clusivamente en las ciudades, obtenemos Roo, Valladolid en Yucatán y El Carmen los resultados que aparecen abajo. en Campeche. No poseemos un estudio global sobre Conformadas de manera predominante estos mayas urbanos, aunque resulta rela- por no indígenas, albergan sin embargo nú- tivamente fácil ubicarlos entre los grupos meros importantes de pobladores indios, ma- marginales de las urbes, asentados en pue- yas en su infinita mayoría. Al revisar las cifras blos antiguos que ya englobaron las ciu- de población en hogares mayas de los muni- dades (casos de Mérida o Campeche), o cipios donde se ubican las ciudades señala- radicando en las colonias periféricas, don- das, se percibe su importancia y capacidad de los servicios a menudo son más preca- centrípeta, ya que los guarismos correspon- rios. Podemos suponer que se emplean de den casi en su totalidad a dichos centros ur- preferencia en los sectores secundarios o banos. Veámoslos en forma comparativa. terciarios por el simple hecho de que son Como podrá observarse, casi 206 mil éstos los más comunes en tales áreas (ex- hablantes de maya mayores de cinco años ceptuando acaso a Valladolid, donde la se concentraban en tan sólo seis munici- agricultura es aún frecuente), y dados sus 13 pios. Y más de la mitad de ellos lo hacían bajos índices de escolaridad es casi peni- en dos: Mérida y Othón P. Blanco. Si re- tencial imaginar que lo hacen en los em- cordamos que, de acuerdo con los crite- pleos menos calificados y con más baja rios del INEGI, para el año 2000 un total de remuneración, en lo cual se asemejarían 790 953 individuos mayores de cinco años a los empleados en la región del Caribe, hablaban el idioma maya, la cifra nos remi- pero percibiendo salarios menores. No es te a cerca de 26 por ciento del total de ma- tampoco inusual verlos en las calles o mer- yahablantes declarados y mayores de cinco cados de las ciudades ofertando verduras o años (y lo recalco dado el alto número de frutas, labor predominantemente femenina, infantes por abajo de esa edad y la tenden- como lo es también la del servicio domés- cia frecuente a negar la lengua materna en tico. Tan sólo en Mérida se censaron para las ciudades). Si, trascendiendo el criterio 1996 más de 8 mil sirvientas, en su gran lingüístico, atendemos a los totales de po- mayoría procedentes de las comunidades blación asentados en lo que la CDI consi- indígenas (Ramírez, 2002: 61). dera “hogares mayas”, la cifra aumenta en Exceptuando algunos breves trabajos más de un 100 por ciento. antropológicos realizados en las áreas co-

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CUADRO 19. MAYAS EN LAS CIUDADES PENINSULARES, 2000

Ciudad Hablantes de lengua maya Hablantes de otras lenguas indígenas50 y “no especifi cados”

Campeche 9 337 1 132

El Carmen 1 100 831

Cancún 48 010 3 640

Chetumal 9 882 659

Mérida 74 565 -

Valladolid 14 841 -

Total 157 735 6 262

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Uni- das para el Desarrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

14 nurbadas a Mérida (v. g. Lara, 1997), no se no sea aplicable a Cancún, donde, como ha estudiado con detalle la forma específi- vimos, predominan entre los inmigrantes ca que adopta la identidad maya en estos los varones jóvenes y célibes. Que la ma- sitios. Por la composición predominante en yoría sea bilingüe es fácil de imaginar dado cuanto a unidades residenciales, podemos el manejo imprescindible del español para suponer que en varias ciudades se mantie- quien habita en estas urbes, pero cuando nen los núcleos familiares, pero esto acaso la migración conlleva el posterior “arrastre” del núcleo familiar, trae consigo también a algunos miembros monolingües en maya,51 50 Destacan entre éstos, con un total de más de 100 en ocasiones los padres que, como en el individuos censados, en Campeche, los hablantes caso de Campeche, acuden a hacerse car- de ch’ol (441), zapoteco (359), náhuatl (239) y mix- teco (140). En Quintana Roo, los de náhuatl (752), zapoteco (549), tzotzil (541), ch’ol (335), mixe (287), zoque (222), tzeltal (205), mixteco (158) y totonaca (143). El censo no registra hablantes de lenguas indígenas distintas a la maya en Mérida y 51 En Mérida se registraron 624 de ellos para 1995, Valladolid. Agradezco a Constanza Rodríguez su según Ramírez (op. cit.:.: 76),76), quienquien advierte:advierte: ““MásMás amable apoyo para la obtención de estos datos y monolingües que en muchas comunidades media- los que conforman el cuadro 20. nas de la zona maicera”.

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CUADRO 20. CARACTERÍSTICAS GLOBALES DE LAS REGIONES PENINSULARES INDÍGENAS

Concepto Franja nuclear Antigua región Región Región de Urbanas henequenera caribeña colonización

Áreas Noroeste de Campeche Norte yucateco Oriente de Sur de Campeche y Mérida geográfi cas Centro, sur y oriente de Quintana Roo Quintana Roo Cancún centrales Yucatán Chetumal Centro occidente de Campeche Quintana Roo Valladolid

Características Tierras magras de labor Áreas de acahual y Áreas de vocación Áreas de vocación Áreas de servicios generales avance de pastizales turística silvícola sub-utilizada o vocación turística Tenencia Ejidal indígena de uso Ejidal indígena Ejidal y privada Ejidal no indígena Privada de tierra común o parcelado parcelada (Quintana Roo) predominante Ejidal mixta (Campeche) Tierras nacionales Características Defi ciencias en drenaje Defi ciencias en Defi ciencias en Defi ciencias en de los servicios y agua potable drenaje y agua agua potable electrifi cación, drenaje, Hacinamiento 15 públicos y Contaminación por potable Hacinamiento agua potable y vías de Contaminación vivienda disposición de excretas Contaminación Contaminación comunicación por disposición y basura por disposición de por disposición de de excretas y excretas y basura excretas y basura basura Principales Ría Lagartos Sian Ka’an Calakmul reservas y Tulum parques de importancia social, ecológica o turística

Zonas Chichén Itzá Tulum Calakmul arqueológicas Edzná Cobá San Gervasio Río Bec de particular Ruta Puuc Ek Balam importancia Xcambó turística Chakchobén Otros atractivos Poblados coloniales Haciendas Playas Ecoturismo (no Urbes coloniales turísticos Haciendas henequeneras Ecoturismo desarrollado) Playas henequeneras y de Poblados coloniales otros tipos

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CUADRO 20A. CARACTERÍSTICAS POBLACIONALES Y DE ATENCIÓN PÚBLICA

Antigua región Región Región de Concepto Franja nuclear Urbanas henequenera caribeña colonización

Crecimiento Muy acelerado De medio a rápido De medio a rápido Rápido Bajo demográfi co (por migración) (por migración)

Entre 70 y 85 por Presencia de Cerca del 55 por 15-20 por ciento (*) 15 a 20 por ciento De 25 a 30 por ciento ciento del total población ciento de los mayas del total poblacional del total poblacional de todos los mayas poblacional de la indígena de Yucatán de la región de la región (**) peninsulares región

Migración Expulsión mediana Fuerte expulsión Atracción mediana Atracción Fuerte atracción indígena

Indígena y no Tipo emigración Indígena indígena predominante Temporal Temporal y defi nitiva

Indígena y no Indígena y no Indígena y no 16 Tipo inmigración indígena indígena indìgena. predominante Temporal y Defi nitiva Temporal y defi nitiva defi nitiva

% analfabetismo Alto Alto Mediano Muy alto Mediano

Bajos niveles de Bajos niveles de Muy bajos niveles de Niveles medios de escolaridad escolaridad escolaridad escolaridad Educación Índices altos Índices altos Sin datos Índices muy altos Índices medios de deserción y de deserción y de deserción y de deserción y reprobación reprobación reprobación reprobación

Patología de la Patología de la Patología de la Morbilidad pobreza pobreza Patología de la Patología de la pobreza y del Síndromes de Síndromes de pobreza pobreza desarrollo fi liación cultural fi liación cultural

Abundantes pero Servicios de salud Defi cientes Medios Medios Muy defi cientes caros

Grado regional de Alto y medio Alto y muy alto Medio y bajo Muy alto Alto a muy alto marginación

(*) Los datos estadísticos incluyen a Cancún, que en nuestra clasificación debería consignarse aparte. (**) Los datos censales incluyen la ciudad de Chetumal, lo que obviamente sesga nuestra considera- ción.

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CUADRO 20B. CARACTERÍSTICAS ECONÓMICAS GENERALES

Concepto Franja nuclear Antigua región Región Región de Urbanas henequenera caribeña colonización

Sectores y Agricultura Manufactura Servicios Agricultura de Servicios áreas laborales tradicional Servicios Construcción temporal Construcción predominantes de Hortocitricultura Construcción Pesca Silvicultura sus pobladores Apicultura Pesca (incluso fuera de la Pesca ribereña Comercio comunidad) Comercio Apicultura

Otros sectores y Artesanía Agricultura de temporal Agricultura de Extracción de Comercio áreas laborales Ganadería Hortocitricultura temporal chicle comunes Henequén Apicultura Extracción de sal marítima

Participación Media a alta Muy alta Media a alta Baja Alta femenina en actividades remuneradas

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CUADRO 20C. CARACTERÍSTICAS ÉTNICAS CULTURALES GENERALES

Concepto Franja nuclear Antigua región Región Región de Urbanas henequenera caribeña colonización

Lengua maya Uso continuo Uso frecuente Uso en el ámbito Uso en el ámbito Tendencia al desuso doméstico o doméstico o uso en el ámbito tendencia al doméstico desuso

Empleo De continuo a De frecuente a Tendencia al Tendencia al Abandono vestimenta frecuente ocasional (festivo) abandono abandono tradicional

Organizaciones Débiles y cooptadas Muy débiles y muy Casi desaparecidas Casi desaparecidas Desaparecidas, en vías comunales por el PRI, excepto cooptadas de “partidización” “tradicionales” en ciertos pueblos no religiosas

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Continuación del cuadro 20c

Peculiaridades Existencia de organizativas “compañías militares” en Quintana Roo y ciertos pueblos del oriente de Yucatán

Actividades Comunes, tanto De comunes a Tendencia al Tendencia al Abandono rituales familiares como frecuentes, sobre abandono, excepto abandono comunitarias todo las familiares en pueblos viejos

Actitud cultural Endoculturación Tendencia alta Tendencia media Convivencia Tendencia alta a la predominante y media a la a la aculturación pluricultural aculturación aculturación en los poblados originales y alta en los de emigrantes

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go de los nietos mientras los hijos, yernos totalidad sobre las nuevas áreas propues- y nueras desempeñan sus labores. Y si bien tas, en particular en dos rubros: el traslape se desgarran los vínculos familiares exten- de las manchas urbanas sobre dichas re- sos y comunales, no por eso se rompen. Es giones y las distintas categorías empleadas común que los emigrados campechanos, para dar cuenta de la presencia indígena, desde donde estén, regresen para celebrar que en ciertos casos remite a un estado y bodas y bautizos, fungir como padrinos o en otros a regiones. compartir las fiestas del pueblo, a menu- Estaríamos, pues, en resumen, frente a do cooperando económicamente para su cinco grandes regiones: realización. Un norte expoliado de recursos natura- Al cabo de los años la mayoría dejará les, muy poblado y en proceso de transfor- quizá de enviar tal cooperación. Habrán mación cultural, que apenas por mantener perdido también razón de ser los rituales los referentes históricos podríamos seguir agrícolas, se recurrirá de preferencia a los llamando henequenero, ya que de hecho servicios locales de salud en vez de acu- es mera cantera de mano de obra asala- dir con el h-men del pueblo y no se senti- riada, que migra a menudo en forma per- rá más la necesidad de depositar ofrendas manente dados los altos niveles de margi- 19 para los aluxes, ni habrá albarradas dónde nalidad local. La cultura maya, si bien ha hacerlo. Acaso el empleo de la lengua ma- perdido importantes espacios organizativos terna se restrinja exclusivamente al ámbito y rituales, mantiene su vigencia, en particu- doméstico, si no es que incluso se pierda lar a través del uso de la lengua. en éste también con el paso del tiempo. Un centro —extendido a la manera de No lo sabemos, pero no cabe duda que, una franja de occidente a oriente— pro- para entonces, al menos algunos de estos fundamente maya, dedicado a actividades mayas habrán inventado otras formas cul- agropecuarias que han influido en el man- turales que les permitan mantener su alte- tenimiento de buena parte de los rasgos ridad en medio del cambio. identitarios tradicionales, lo cual no exclu- Con base en lo anterior, podemos esbo- ye continuos procesos de aggiornamento zar un cuadro comparativo entre dichas re- (económico, social e ideológico) a través giones. Insisto en su carácter tentativo y en de los cuales estas comunidades, con gran la dificultad que representa tratar de plas- arraigo histórico local, buscan solucionar al mar datos en regiones que corresponden a menos algunas de las lacerantes condicio- municipios que no siempre se calcan en su nes de marginación en que viven.

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Estaríamos, en resumen, frente a cinco grandes regiones: Un norte en proceso de transformación cultural; un centro profundamente maya; una costa oriental provista de enormes recursos turísticos; un sur poco poblado, de vocación forestal, e islotes urbanos diseminados por toda la península.

Una costa oriental provista de enormes tiza, pero no es ya exclusivamente maya; recursos turísticos y que sabe de un comple- comparte espacios con representantes de jo y creciente desarrollo habitacional, que otras etnias, eso sí, adscritas en su mayoría atrae a la población indígena no sólo de las a la familia lingüística mayance. dos regiones anteriores sino de otras partes Islotes urbanos diseminados por toda de la península, el país e incluso el extranje- la península (dos por estado y cuatro de ro, bien temporal, bien definitivamente. ellos costeros), que aunque son apenas Los de origen peninsular mantienen seis, concentran a más de la cuarta par- 20 en buena medida su identidad territorial y te de todos los hablantes de maya. Desta- cultural originaria (con independencia de can entre ellos Mérida, que concentra hoy que a menudo se comporten como agen- a más de 90 mil mayahablantes (casi una tes de cambio), mientras que quienes mu- octava parte del total), y Cancún, con más dan la identidad territorial y re-crean en de 50 mil. Ello las convierte en verdaderas forma acelerada la cultural, amenazan con capitales mayas peninsulares, y junto con terminar diluyendo su especificidad étni- San Cristóbal de las Casas (Chiapas), Gua- ca grupal en la gran masa de los margina- temala y Quetzaltenango, en bastiones ur- dos urbanos. banos del mundo maya. Si agregamos a Un sur poco poblado, de vocación fo- ellas a los indígenas que habitan en las que restal dada su riqueza silvícola, pero que podríamos llamar capitales mayas regiona- no es de dudar sucumba a los afanes agro- les (Valladolid, Campeche, Chetumal, To- pecuarios, que desempeña un papel cen- tonicapán y Chichicastenango), no parece trípeto en cuanto a flujos migratorios, aun- aventurado asegurar que hoy las “regiones que mucho menor al ejercido por la costa. de refugio” se ubican en las ciudades. La Aquí, la población de origen mesoameri- suerte que correrá la identidad maya en cano se encuentra balanceada con la mes- ellas es impredecible, pero sin duda será

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distinta en urbes tan cosmopolitas como Cancún o la capital guatemalteca, las de predominio indígena, como Totonicapán y Chichicastenango, o las que, por su calidad de capitales estatales, como Campeche y Chetumal, tienden a la homogeneización cultural, y Mérida, que pese a poseer esta misma cualidad e incluso rasgos cosmopo- litas, por factores geográficos, económicos, políticos e históricos ha sido desde tiempo atrás un espacio privilegiado de recreación El h-men ofrece la ceremonia a los chako’ob, señores de la de la cultura maya, que día tras día allí se lluvia. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. funde, se recrea, se reinventa. Acervo personal.

DEL GOZO IDENTITARIO bres de la comunidad53 inicia con la colo- Cuando el sol de verano sofoca al Mayab cación de una mesa que representará la y la tierra y sus dones se ven amenazados tierra comunal, sobre la cual se suspenden 21 por la ausencia de agua, cualquier maya en cruz los varejones de xi’imché, que evo- respetuoso de la tradición sabe que ha lle- carán el firmamento comunitario. En torno gado el tiempo de que el hombre sabio, a la mesa, por los cuatro puntos cardinales el h-men, comience su ritual milenario: el —Lak’in, Chik’in, Xamán y Nohol— se al- cha’a Chak o petición de lluvias, que bus- o petición de lluvias, que bus- zan los arcos que representan las moradas ca congraciarse con los chako’ob, los “re-, los “re- de los señores de la lluvia, los chaak’ob; al gadores de las milpas”. 52 Así, en Tixhualactún, en el oriente yu- cateco, el ritual que congrega a los hom- 53 Sólo varones. Las mujeres permanecen en sus casas. Apenas algunas niñas curiosas rondan en las cercanías; las menos, acompañadas de ancianas que les explican los pasos del ritual. Mujeres que no saben lo que es menstruar o lo han ido ya olvidan- do. Ningún resabio de sangre deberá contaminar 52 El ritual puede mostrar mayores o menores el recinto por ahora sagrado. Una mujer en edad variaciones según el poblado. Reporto aquí el menstruante, además de amenazar la fermenta- que observé en Tixhualactún, Yucatán, en 1997, y ción del vino y ahuyentar a las deidades de la milpa, que describí, con algunos cambios, en un trabajo “es como un demonio para el dios Chak”. Podría previo (Ruz, 2002). enviar un rayo a fulminarla.

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El ritual que congrega a los hombres inicia con la colocación de una mesa que representará la tierra comunal, sobre la cual se suspenden en cruz los varejones que evocarán el fi rmamento comunitario.

centro de cada uno, un palo donde irán las jícaras atadas sobre los aros del ch’uyub. De cada arco se tiende un bejuco xtajka- ane’ que los enlaza simbólicamente a la que los enlaza simbólicamente a la bóveda celeste extendida sobre la mesa. Busca dirigir con precisión los rumbos del rayo; no vaya a equivocarse y descargar sobre otros pueblos su húmedo homenaje. 22 Por algo al bejuco se le nombra be’elchak, “el camino del Chak”, el “pararrayo”. Cuatro son los nombres de los chako’ob, cuatro los rumbos del Cielo desde donde se desplazan: Ah Balam Kool, Santo Tun, San Lázaro y Yum Miguel Arcángel, el más poderoso, el “patrono” de estos chako’ob mitad gentiles mitad cristianos; por eso a él se le ofrendarán nueve jícaras, en reco- nocimiento a su alto rango. A lo largo de dos días los hombres se afanan preparando la bebida sagrada de corteza de balché, miel y anís, bajo la di- La factura de los “panes” que se ofrecerán a rección del ts’an balché o ts’an vino, fac-, fac- los chako’ob y los santos de la iglesia es labor a tor y escanciador que ha observado quince cargo de los hombres. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo Mario Humberto Ruz, 1998. días de ayuno sexual antes de la ceremonia, Acervo personal. e inicia su preparación encomendándola a

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Los panes muestran decoraciones distintas, La cocción de los panes bajo tierra también es dependiendo de su destino. Tixhualactún, tarea compartida. Tixhualactún, Yucatán. 23 Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal. Acervo personal. un total de 21 santos; o piden instrucciones del monte acarreando madera y hojas de al x-cuz para elaborar la espesa “salsa” de k’askat, jool y bob y las colocan junto al maíz (k’ol), caldo de gallina, chiles ka’atiik, agujero que otros cavan para depositar los calabaza, sal y achiote que colocarán en- panes que se cocinarán bajo tierra. tre capa y capa de panes de maíz y pepi- Mientras, el h-men eleva sus plegarias: ta de calabaza.54 Hombres van y vienen “va a hablar con los tunes, los aluxes [que protegen la milpa de animales] y todos los 54 El más grande, noh wa’a, marcadomarcado concon unun tallotallo demás, y con Dios”, para que abran las de bo’ y decorado con una “corona” para dife- compuertas del Cielo y convenzan al Yum renciarlo, será “para el Dios”; los boj wa’a, q queue ostentan una cruz de sikil —la pepita de calabaza Chaac de que descargue la Santa Lluvia. molida—, para los ckako’ob; los medianos, sin Los convoca con palabras similares a las mayores adornos, para los asistentes; el chocob, hecho con los restos del noh wa’a desleídos en empleadas por otro h-men en las selvas de agua, se repartirá entre los niños. Quintana Roo:

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Estoy colocando la mesa virgen Sed glorificados ante ti, Señor Dios. Así traigo mi palabra para los cuatro Te ofrezco trece jícaras frías y vírgenes grandes Chaac, dioses de la lluvia palabras. (…) ante la mesa del Santo Dios Padre. Aquí os congrego donde está la ma- ¿Dónde se igualó la palabra dicha en jestad, Ceteac? los Santos Señores: ¿Dónde se olvidó la palabra dicha en el señor Zaztunchaac, Dios de la Lluvia, Maní? Piedra Transparente en el Oriente, Que sea llevada, que sea para una Ah Tzohxoncaanchauac, Nuestro Dios grande y santa primicia, de la Lluvia del Tercer Cielo, la de los Guardianes de las Tierras Fér- Boloncaanchaac, Dios de la Lluvia del tiles, Noveno Cielo, porque ha sido ofrecida por mí en el Lelemcaanchauac, Dios de la Lluvia Lá- día de mis hombres, tigo Relampagueante, en los cuatro rumbos 24 Hohopcaanchauac, Dios de la Lluvia del cielo, del Quinto Cielo. cuatro rumbos nebulosos... 55

El ts’an balché tiene a su cargo fabricar la bebida con la corteza del árbol, agua de cenote y miel virgen. Tixhualactún, Yucatán. 55 La plegaria procede de la antología de Sodi Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. (1964: 57-62), quien a su vez la tradujo de la obra Acervo personal. de Villa Rojas.

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25 El h-men ofrece a los asistentes una “hostia” confeccionada con maíz y cacao, a manera de comunión. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal.

En los pueblos más respetuosos de las presentados en la gran pella final, de donde antiguas costumbres, cuatro niños ubicados se irán confeccionando las p’isa: las “san- bajo la mesa, mirando cada quien a uno de tas hostias” hecha con maíz y cacao para los cuatro puntos de la rosa de los vientos, que comulguen los asistentes casi al final imitan sonidos de ranas que invocan las de la ceremonia, al tiempo que apuran un aguas. Entre croares de magia simpatética trago de balché con una semilla de cacao, se suceden las jaculatorias, los rosarios, las depositados en el “cáliz” de jícara su’ul. invocaciones en maya. Otros desfilan mientras tanto frente a las El segundo día el h-men pellizca un imágenes de la iglesia. Ante cada uno de poco de la masa de maíz que trajeron los ellas se colocan copiosas jícaras de balché, asistentes. Ha de entrar un poco de lo que panes y cigarros, excepto frente al Niño Je- aportó cada uno; todos tienen que estar re- sús, que recibe una jicarilla pequeña y cero

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Llamando a los “dueños de las campanas” para que vengan a disfrutar los panes. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal.

cigarros. En la iglesia, Concepción y María, para éstos se colocan debajo de la mesa — vestidas con sus hipiles inmaculados como alegoría de la tierra—, espacio que viene a cualquier mujer maya que se respete, se- simbolizar las regiones subterráneas, puesto ñorean el altar, esperando. que ellos viven en cuevas o a ras del suelo. En cada uno de los arcos de los chako’ob En las jícaras dedicadas a los chako’ob hu- se coloca un boj, un guaje partido (leek) con ) con mean mientras tanto los cigarrillos de taba- gallina y otro con chokob, amén de balché co silvestre envuelto en hojas de ha’abín, “el y tabaco envuelto en hoja de elote. Otro mantel” de estas deidades del agua. Tampo- tanto habrá para los tunes, pero los dones co deberá olvidarse a las campanas. “Son

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Ofrecimiento de balché a la “Virgen Concepción”, ataviada con hipil de fiesta. Tixhualactún, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1998. Acervo personal. como Dios”. En un morralito que cuelga sucristo y la Virgen —al fin y al cabo eso de del improvisado campanario de palos se las cruces es cosa suya—, rogándoles co- 27 les ofrendan panes y balché, al tiempo que muniquen a los chako’ob cualquier súplica se agitan los badajos. Repican invitando a que el h-men haya olvidado. No por descui- sus propietarios; que se dignen venir a reci- do o falta de memoria vayan a negar a sus bir los dones que sus hijos les han prepara- hijos el don de la Santísima Agua. do. Cristo es “dueño” de la campana grande, Aunque de particular importancia, da- la pequeña es de su madre. do el papel fundamental que juegan las llu- Maíz, cacao, balché, tabaco, calaba- za, maderas y hojas de la tierra. Hombres y dioses —propios o adoptados— consu- La vida cotidiana transcurre men exclusivamente productos de la flora enmarcada por un complejo y americana. rico ceremonial. Baste recordar Al finalizar el rito se desmantela el al- tar-comunidad-universo, se desprenden que en Xocén, Terán y Rasmussen ceremoniosamente las cruces de los arcos, contabilizaron 55 días al año mientras se les reza antes de “enviarlas” con dedicados a festejos religiosos. Ki’ichkelem Taata y Ki’ich Ko’ole María, Je-

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vias para la fertilidad de tierras a menudo y la tierra (yum ik’ob, yum k’aak’obyum ik’ob, yum k’aak’ob y yum avaras, el del cha’a Chak no es, ni de lejos, kanan lu’um) antes de proceder a quemar el único ritual estilado en la península. De lo tumbado; solicitudes de perdón a Me- hecho, la vida cotidiana transcurre enmar- tan lu’um —dueño de los animales silves- cada por un complejo y rico ceremonial tres— por haber matado algunos de ellos del que han dado cuenta pormenorizada durante la quema; a los kanaan sayao’ob, diversos autores56 y cuyo mero listado des- dueños de los cenotes, para que permitan borda los límites de este ensayo. Baste re- a los chako’ob extraer de ellos agua, y a cordar que en una comunidad considerada la Virgen Verónica a fin de que acceda a “muy tradicional” como Xocén, Yucatán, prestar “su manto”,57 que son las nubes, Terán y Rasmussen contabilizaron 55 días con el mismo fin; las ceremonias ofrenda- al año dedicados a festejos religiosos (sin das a Yum K’aax solicitándole guarde sus incluir aquellos en que se llevan a cabo los animales para que no ataquen la milpa o la preparativos). Así, los rituales vinculados específica loj sandía, para ahuyentar a los con las labores agrícolas van desde pedir mapaches, depredadores de las milpas; la al principal guardián de los montes, Kana- de bolom reza, que incluye nueve novenas 28 an K’aax, permiso para talar el área que en tiempos de gran sequía; la entrega de se pretende sembrar, hasta el llamado hol- elotes en las iglesias, y otras más (Terán y che yetel bibil nal o o hanli kol, para agrade-, para agrade- Rasmussen, op. cit.: pássim). cer por la maduración del maíz, pasando Y así como hay ceremonias para ahu- por otros varios, entre los que se cuentan yentar depredadores animales, también las ofrendas de saka’ (pozol) a los (pozol) a los yumi- existen otras para protegerse de los huma- le k’aax’ob (dueños del monte) y a Cristo nos. En X-Yatil, Quintana Roo, se reporta el y María cuando se va a tumbar monte al- uk’ultan, “que es un rezo para que a aque- to; a los cuidadores del viento, del fuego llos que roban mazorcas les dé diarrea. Y se hace correr la noticia de la ceremonia para prevenir a los vecinos distraídos y des- 56 Destacan entre ellos Alfonso Villa Rojas, cuyos alentar a los atrevidos”. Pero como no sólo textos son fuente imprescindible para aproximarse a los mayas peninsulares y, en épocas recientes, Terán y Rasmussen (1994), por lo que toca a los rituales vinculados a la milpa, y Quintal y su equipo (2003a) para una visión global del tema, 57 Nótese la adaptación del “paño” con que gráficamente resumida en un amplio cuadro (pp. tradicionalmente se muestra a la Verónica en la 296-298). hagiografía católica.

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los vecinos pueden resultar molestos, en el mismo poblado, una vez sembrado el Así como hay ceremonias para grano, se acostumbra colocar en las mo- ahuyentar depredadores animales, joneras, en un xuuc, comida para el duen-, comida para el duen- también existen otras para decillo conocido como arux o alux, quien protegerse de los humanos; se —agradecido— protege la milpa contra los reporta un rezo para que aquellos pájaros. Después, habrá de ofrecérseles un que roban mazorcas les dé diarrea. poco más de bebida cada martes, que se considera “su día”. Pero es muy importan- te prevenir que, cuando se cosecha, siga al labrador a su casa y le haga daño, pues al sigue jugando la caza como proveedora de sentirse desatendido puede volverse peli- alimentos y actividad de comercio, tampo- groso (“se hace demonio”). Para ello, an- co sorprende que existan rituales para ben- tes de dejar el campo hay que colgar sobre decir la escopeta (loj ts’on), y otros para pe- la mojonera la trampa denominada petz o dir “permiso para alcanzar a los venados” jojom: una piedra plana puesta encima de (tsoon)58 o agradecer las presas cobradas tres palos, a la cual se amarra un hilo. Así, (Terán y Rasmussen, ibid.)..). 29 cuando va por su jícara el alux pisa el hi- Como era de esperar, la frecuencia y lo, jala los palos y queda sepultado bajo la complejidad de los rituales varía de una piedra (Ruz et al., 2002: 74).., 2002: 74). comunidad a otra, dependiendo de la im- El mundo ritual desborda, con mucho, portancia que revista la actividad que se el espacio milpero, abarcando también pretenda propiciar o se busque agradecer. actividades laborales, como las pecuarias. La dedicación a la milpa se engarza de tal Así, los criadores de abejas nativas (kole manera con la cultura en su totalidad, que kab), que están bajo la protección de Ah algún autor la ha calificado como “el eje Muzen Kab, practican ceremonias específi- sobre el que descansan los elementos más cas, mientras que los propietarios de gana- fuertes de la cultura cotidiana, el ritual y do ofrecen otras a su guardián, Wan Thul, para que lo proteja. Dada la importancia del bordado, no es de extrañar que tam- 58 Terán y Rasmussen escriben indistintamente bién se practique un loj para que una bor- ts’on y tsoon. CabeCabe señalarseñalar queque tzo’on eses términotérmino que originalmente designaba a la cerbatana y, por dadora recupere la vista perdida, y si toma- extensión, pasó a nombrar las armas de fuego mos en cuenta el papel primario que aún aportadas por los hispanos.

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las creencias que llenan de sentido y ha- Zip,60 el cual se describe en X-Yatil como cen de la tradición una práctica” (Ramírez, un venado pequeñito (“como un yuk”), op. cit.: 56), pero carecemos de un estudio .: 56), pero carecemos de un estudio con una enorme cornamenta, muy difícil global que nos permita aprehender las con- de matar, “pero hay que hacerlo porque vergencias y divergencias que en el campo si no te mata a ti”. Hay quien dice que el del ritual, como en otros, caracterizan a los secreto radica en disparar precisamente al mayas peninsulares. equibak (panal de avispas) que porta entre (panal de avispas) que porta entre De que existen diferencias rituales, em- los cuernos. Algunos que lo han logrado pero, no cabe duda. Así, por citar un ejem- cuentan que en el camino de regreso vie- plo bastante más sencillo que el del com- ron montones de culebras, conocida epi- plejo milpero, vemos que incluso en tres fanía del Dios del Monte. En Tres Reyes, comunidades quintanarroenses vecinas (X- se dice en cambio que el Zip o “tata”, el Yatil, X-Pichil y Tres Reyes), las creencias “venado padre” de todos, es de tamaño y ceremonias vinculadas a las actividades muy pequeño y nace blanco, y es distin- cinegéticas muestran variaciones.59 Si bien to del enorme venado negro (boox) que en las tres se mencionó que es papel de los lleva entre su cornamenta idéntico panal 30 ah canulo’ob velar sobre los animales del de abejas o avispas y es casi imposible de monte, no faltó quien señalase que exis- matar. Se habla de gente que cree haberlo ten santos católicos especialistas en tal o liquidado y al ir a buscar el cuerpo no en- cual especie cuando éstas se crían en ca- cuentra nada: “el venado con avispero es sa. San Eustaquio, por ejemplo, sería el de puro viento; cuando crees que lo mataste, los venados, en tanto que san Roque ten- al irlo a buscar no lo encuentras; sólo se te dría a su cargo los jabalíes; a ellos habrá muestra para recordarte que no has dado que rezar cuando alguno de estos anima- las primicias”. En X-Pichil, en fin, se nom- les se enferma. bra zipché o uzipikío al venado que porta Al mismo tiempo, se asegura que exis- el avispero (ek u ilojob) entre los cuernos y te un “dueño” particular de los venados, se dice que un cazador advertido sabe que no debe intentar hacerle nada, pues “no re- gresarás a tu casa”. De hecho, el “animal”

59 Reproduzco aquí, en forma abreviada, algunas no pretende hacer daño; se aparece única- consideraciones que pueden hallarse en Ruz et al., mente como advertencia a aquél “que se 2002: 78-82. está pasando de tirar animales”, a quien por 60 El mismo nombre que reportó fray Diego de Landa en el siglo XVI para el dios de los venados.

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descuido o ingratitud ha olvidado cumplir “malos vientos” y provocar enfermedades, con sus obligaciones rituales. sobre todo a los niños, de allí que en X-Pi- En efecto, al cazar doce venados es obli- chil nunca se haga de día. Se inicia cuando gado hacer una ceremonia de agradecimien- los pequeños duermen y termina a media- to a los ah canulo’ob para evitar daños. Se noche o más tarde. hará cazando un venado, el treceavo, cuya carne se deja íntegra repartida en el cam- El que sabe cazar, no puede dejar el loj po para los Dueños del Monte. Nada ha de tzo’on, que es una primicia de la carabi- consumirse. Mientras que en X-Yatil se ase- na. Eso se hace cuando se tira el venado, gura que lo ideal es obtener tal presa a tra- el trece. O el jabalí. Eso es santiguar al vés de una batida comunal, en X-Pichil los dueño de la carabina junto con el arma. más observantes del ritual buscan incluso Es para agradecer la suerte del tirador. Por quien cace para ellos el venado que habrá eso se guardan las quijadas de los ani- de ofrendarse, y cocinan la panza del animal males, para no olvidar la cuenta. Si no se en kol de maíz con pepita de calabaza. Ase- hace, el cazador emperma [enferma]. Es guran que desde antiguo ésa, llamada cho- ofrenda para el dueño del monte. Com- cokol, ha sido la comida ritual por excelen-, ha sido la comida ritual por excelen- pletito se tiene que ir la presa a ofrecerla; 31 cia para agradecer el treceavo venado.61 nada se puede quedar el cazador (X-Yatil, Puesto que dos elementos imprescin- Quintana Roo). dibles para un buen cazador son sus pe- rros y su escopeta, las ceremonias se ex- tienden hasta ellos: lojtzo’on se denomina a las “primicias por la escopeta” y lojpek’ Hay también ceremonias a las ofrecidas por los canes. Ambas impli- que buscan sacralizar can rezos y ofrecimiento de incienso (po- y proteger los espacios molché) a cargo del h-men, pues es “traba- habitados, y otras que jo grande”, además de riesgoso, ya que los tienen como objetivo dioses que acuden pueden, al partir, dejar rogar a dioses, santos y

61 Antes en las ceremonias se usaba el licor obtenido guardianes que se dignen del balché, pero casi no se encuentra ese tipo de acompañar el ciclo vital de árbol, exceptuando las cercanías de los xlacajes (asientos de pueblos antiguos), por lo cual es de los hombres. suponer que se sembró.

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A más de agradecer por lo cazado, los prácticamente han desaparecido. Casi na- buenos “tiradores” mantienen otra tradi- die mantiene ya, por ejemplo, la antigua ción: la de solicitar periódicamente per- costumbre de ofrecer una comida al año miso a los ah canulo’ob para llevar a cabo nuevo cuando recién comienza.63 sus actividades. En X-Pichil, por ejemplo, Pero no sólo se ritualizan los tiempos, se realiza el llamado santuk’ul: se erige espacios y actividades laborales; hay tam- una especie de pequeña barbacoa, presi- bién ceremonias que buscan sacralizar y dida por una cruz, se cubre con huano y proteger los espacios habitados, como la se colocan las jícaras con el saká. Confor- de ch’uysaka’, para pedir protección al due- me se invoca al Dueño del Monte, al “Dios ño del solar al estrenar una casa (deberá Espíritu Santo” (sic) y al Mehen bil (nombre repetirse cada dos años), para reparar un del “santo”), se asperja el saká con hojas olvido o un agravio a las deidades (el ri- de jabín tres veces. “Con eso quedas pro- tual se denomina k’eex, “trueque”, pues a tegido”. En X-Yatil se estilan conductas más menudo se ofrece una víctima alterna) y, sencillas: cuando uno va a salir a tirar po- por supuesto, otras que tienen como ob- ne una vela junto con saká en una jícara jetivo rogar a dioses, santos y guardianes 32 y hace un rezo “al dios del animal”, pero que se dignen acompañar el ciclo vital de también se lleva a cabo lo que se denomi- los hombres. na curiosamente “holocausto”, ofrecido “al Uno de ellos, de clara filiación prehis- dios del venado” para que autorice seguir pánica, es el hetzmek o o jéets méek’,64 que tirando, ya que “no es sólo tirar, hay que ofrecer”. En Tres Reyes los rituales dedica- 63 En X-Yatil, Quintana Roo, se realiza en mayo dos a propiciar a los “dueños” (incluyendo el jacha k’ak o tumbenk ak, cceremoniaeremonia ddelel ffuegouego al de la escopeta, pues “también tiene”)62 nuevo que se hace frente a la iglesia. El fuego se prende sobre un cabo del tallo (chuch) d dee u unana son los mismos que en X-Yatil o X-Pixil, si calabaza, empleando como taladro una maderita bien se acostumbran menos, dada la ausen- de xkaná y con pelo de elote “para recoger chis- pas”. Se sirve comida y se hacen rezos. Antes se cia de h-meno’ob en el poblado. Y a la par hacía un baile en la noche y se aprovechaba para que algunos rituales se simplifican, otros anunciar la proximidad de la fiesta de la cruz san Bernardino. 64 Cabe apuntar que se acostumbra también entre 62 Respecto a ésta, como dato curioso se apuntó los mayas huaxtecos y en Belice, y tiene equiva- que no debe colgarse del sitio donde se pone una lentes en el área chontal (xek-meke) y lacandonalacandona hamaca, pues es un área frecuentada por las mu- (mekik’ utiar).). UUnana ddescripciónescripción recientereciente deldel ritualritual jeres y la escopeta “es muy celosa”. De hacerlo, entre los yucatecos consta en Quintal et al.,., 22003:003: disminuye su efectividad. 310-311.

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recibe su nombre de una de las partes del que aportaron los hispanos y cuya impor- rito, consistente en separar las piernas del tancia en Iberoamérica ha sido puesta de re- pequeño y colocarlo a horcajadas en la ca- lieve en múltiples estudios, los cuales hacen dera del padrino o madrina elegido(a) para hincapié en que la relación padrino-ahijado después colocar en sus manitas instrumen- es de escaso interés, pues lo que se busca tos de trabajo correspondientes a su sexo. sobre todo es el establecimiento de vínculos Se practica a los cuatros meses en el caso de cooperación (laboral, económica y ritual) de los varones (por referencia a las cuatro entre los compadres; vínculos continuos y esquinas de la milpa) y a los tres en el de las de capital importancia, ya que permiten am- niñas (alusión a las tres piedras del fogón). pliar los grupos de cooperación.65 Dadas las Su objetivo es dotar al pequeño de las facul- modificaciones de los patrones económicos tades mentales y físicas necesarias para su y su impacto en la organización social, no desarrollo en la comunidad, poniéndole en es casual que se observen también cambios contacto tanto con el utillaje laboral como en el nivel ceremonial. con otros que actúan a nivel de magia sim- En efecto, pese a que algunos estudio- patética o “por imitación”. En un claro pro- sos sigan empeñados en demostrar una ceso de “puesta al día” de la tradición, en “pervivencia” cuasi automática de rasgos 33 varias comunidades los utensilios agrícolas prehispánicos entre los mayas actuales, y de cocina o tejido que antes se deposita- contamos hoy con una abundante pro- ban en las manos de los pequeños se ven ducción historiográfica y antropológica sustituidos por herramientas propias de ofi- que no deja dudas acerca no sólo de los cios hoy más redituables, o por libros. Nada profundos cambios que ya desde el largo extraño, por tanto, que en algunos poblados periodo colonial experimentó el mundo de Quintana Roo —tan próximos geográfi- ca y laboralmente al área turística— se haya incluido entre estos últimos, en alguna oca- sión, un diccionario de inglés. 65 Aunque se presentan variaciones importantes La realización de esta ceremonia, al tanto en la forma de elegir padrinos como en el igual que la de ritos católicos, como bau- número de éstos y de las ocasiones para estable- cer el vínculo (por lo general, la administración tismo y matrimonio (la confirmación no es de los sacramentos del bautismo y matrimonio), común), permite a los mayas la creación de la conducta que ante ellos y entre los compadres ha de observarse es bastante uniforme y en todos lazos de parentesco ritual por medio de la los casos está rigurosamente estipulada por la institución conocida como compadrazgo, norma social.

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maya (en forma y contenidos), sino tam- demás original. Se mantienen así, explíci- bién de la manera porfiada e inteligente tos o implícitos (en particular en rezos y ri- en que han sabido adecuarlos a su propio tuales), conceptos como las tres regiones universo cultural, incorporándolos sin por (Cielo, faz de la tierra e Inframundo) vin- eso dejar de considerarse mayas. culadas por un corredor imaginario (cuer- Tales cambios son perceptibles en la da viviente, cordón umbilical), las cuatro misma cosmovisión, que si bien muestra esquinas de la tierra y los rumbos del uni- numerosos elementos factibles de rastrear verso, asociados a colores; la distribución hasta el pasado precolombino, incorpora del mundo en capas sobrepuestas, la idea también no pocos componentes propios de de una oposición complementaria cenit/ la tradición judeocristiana; unos y otros a nadir (chúumuk ka’an/Yáanal lu’um) y otra menudo reelaborados en una síntesis por oriente/occidente (lak’in/chik’in), que se

In ki’chkelem yum Hermoso padre mío

In ki’chkelem yum Hermoso padre mío ki’chkelem yum k’in hermoso padre sol ki’chkelem yum kuch k’an jul hermoso padre cargador de fl echas doradas 34 xolokbalén uayé estoy arrodillado aquí tu tan a ki’ típ’il ante tu grata aparición tu tan a k’an uich ante tu encendido rostro ki’chkelem yum jul kaan hermoso padre fl echador del cielo xolokbalén uayé estoy arrodillado aquí ki’ xolokbalén ti suuk con gozo estoy arrodillado en la grama ti oolkí suuk en la suave grama ki’chkelem yum jul múnyal hermoso padre fl echador de las nubes xolokbalén uayé estoy arrodillado aquí xolokbalén chúmuk k’íuik estoy arrodillado aquí en medio de la plaza chúmuk le u k’íuik nacha’n kaana en medio de esta plaza de nacha’n kaan ki’chkelem yum jul kab hermoso padre fl echador de la tierra ki’ xolokbalén uayé con goce estoy arrodillado aquí u tial in ki’ k’ubiktech in uol para entregarte con gozo mi corazón u tial in ki’ k’ubiktech in puksík’al para entregarte con gozo mi corazón ki’chkelem yum jul kuxtal profundo kin k’ubiktech hermoso padre fl echador de la vida u setén chak ch’ol pak’al in uol te ofrendo u setén chak ch’ol pak’al in puksík’al el rojísimo jardín de mi corazón (...) el rojísimo jardín de mi corazón profundo (…) Waldemar Noh Tzec, Noj Bálam, 1998

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anclan en la primacía solar, aún hoy rei- vindicada por los nuevos poetas mayas. Los tres elementos componentes Los tres elementos componentes del del cosmos están habitados por cosmos están habitados por diferentes se- diferentes seres e infl uencias res e influencias sobrenaturales, por lo ge- sobrenaturales, cuyo dominio neral antropomorfizados, cuyo dominio resulta de gran importancia en puede ser benéfico o negativo y que re- sulta de gran importancia en el control y el control y permanencia de las permanencia de las normas sociales. Man- normas sociales. tener el equilibrio del mundo circundante queda a menudo a cargo de los conocidos como “dueños”, “señores”, “guardianes” o tes y fuerzas que se les asocian. Es común “ángeles”. Por supuesto, sus nombres, que tales entidades se liguen con el bino- campos de acción y atributos varían en mio salud-enfermedad y se identifiquen un amplio rango, en ocasiones de una co- con los guardianes del bosque y los anima- munidad a otra, pero entre los más impor- les, proveedores de leña y caza. Por tanto, tantes se encuentran “bacabes”, “pahua- a la actitud temerosa que se tiene ante ellos 35 tunes”, “vientos” (iik’o’ob) y “chaques”.66 se asocia a menudo la reverencia surgida Estos personajes cuidan de los montes, las del reconocimiento de su participación en aguas, las plantas, los animales y los fenó- el equilibrio natural y, con él, de la vida hu- menos atmosféricos, beneficiando a aque- mana misma. De lo anterior se desprende llos que solicitan su ayuda y les honran con que tales personajes no pueden clasificar- ofrendas y plegarias, a la vez que castigan se, per se, como malignos; vista como re-, como malignos; vista como re- a quienes depredan la naturaleza por ne- guladora de las normas sociales, su acción gligencia o abuso. es benéfica, ya que permite la continuidad El lugar donde habitan presenta casi de tradiciones y valores socialmente esta- siempre vínculos con el área en que ac- blecidos y aceptados. túan, pero no debe pensarse que su in- Así, la famosa Xtabay es por lo común fluencia se restrinja a ellas. Incluso pueden concebida como un ser femenino67 que contar sobre la tierra con seres dependien-

67 Aunque menos frecuentes, también hay “X- 66 Un espléndido resumen acerca de estos temas se tabayes” hombres, y de día “pueden aparecerse encuentra en Quintal et al.,., 22003a:003a: 2280-315.80-315. como culebra.”

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Trabajando en la extracción de chicle. Quintana Roo. 1982. Fototeca Nacho López, CDI.

36 habita en las zonas densamente arboladas to tiempo, casi siempre corto, ya que “te (aunque también suele aparecer en las cer- cuenta cada día por dos”. Por eso se acos- canías de los pueblos) donde, bajo la apa- tumbran rituales como el k’ayum, rezos en riencia de una mujer seductora, se revela maya que sirven para protegerse de vien- a los hombres invitándolos a seguirla, sólo tos o apariciones como ésas y también de para arrojarlos después entre zarzas, per- las veleidades del Dueño del Monte (Ruz derlos o despeñarlos en pozos o cenotes, y et al, 2002: 72)., 2002: 72). se muestra con particular frecuencia a los Pero estos personajes no están solos; adúlteros, tomando incluso los rasgos de a la par de ellos, compartiendo funciones, sus queridas. En áreas dedicadas antes a complementándolas o incluso fusionándo- la extracción del chicle, como el ya men- se, aparecen también Cristo, María y todo cionado X-Yatil, todavía circulan historias un ejército de santos y ángeles guardianes, sobre “Juan del Monte”, un personaje que responsables por lo común de velar por la se aparecía a los chicleros ofreciendo cam- seguridad personal de los individuos y de biarles su soga y machete. De aceptarlo, las comunidades donde habitan y sobre las se cosechaba “muchísimo”, pero “ya eres cuales señorean. Diversos en esencia, cam- de él”; vendría a buscarte al cabo de cier- biantes en el tiempo y ubicuos en las regio-

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Trabajando en la producción de la pasta de chicle para la venta. Quintana Roo. 1982. Fototeca Nacho López, CDI. nes, los santos no son considerados como diente al santoral,68 el culto a los santos co- 37 representaciones icónicas de figuras histó- mienza a nivel familiar, ya que presiden la ricas o míticas, tampoco como epifanías de vida cotidiana desde el altar doméstico (a una deidad. Sean concebidos como mensa- menudo compartiéndolo con las fotos de jeros divinos, dadores de gracia (y no me- los antepasados muertos, igualmente pro- ros vehículos para obtenerla) o como hé- tectores), que reafirma su carácter de ele- roes culturales; se les asocie con el Cielo, la mento central en la vivienda, en especial Tierra o el Inframundo, son personajes por en ocasión de las novenas que se ofrecen derecho propio, reinterpretados de tal ma- nera que no se desdeña incorporar en su 68 A decir de Maldonado (en prensa), al menos concepción a antiguas divinidades mayas e en la región de Peto se acostumbra recordar a los incluso figuras mitológicas de la antigüedad niños el nombre que les correspondía (el nombre clásica, muestra privilegiada de la capaci- verdadero) “aunque ya no se use ‘ponérselo’, pues ‘cuentan los antiguos que cuando ya se murió dad maya para integrar conceptos, íconos uno, el nombre del día que naciste ése te llama. y símbolos en su imaginario cultural. Si no, cuando te habla Dios, no sabes que te está llamando’. Uno arriesga perder la gloria eterna, Allí donde se pierde la tradición de po- la salvación, por olvidar el nombre; un costo sin ner al recién nacido el nombre correspon- duda muy alto”.

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ca el pueblo todo. Pero rara vez los santos se limitan a fundar el poblado sobre el cual Puesto que cada pueblo se reinarán; a menudo cumplen funciones que yergue como eje en torno permiten considerarlos héroes culturales o al cual se estructura la deidades dema —que ofrendan una parte vida cotidiana y a partir de sí en beneficio de los hombres—, y no de ella el cosmos, no es se arredran ante nada para defenderlo tanto extraño que se conciba al de invasiones enemigas (caso de la Guerra propio poblado como el de Castas), como de fenómenos naturales, huracanes incluidos,69 a más de apoyarlos “ombligo del mundo”. en labores cotidianas, como se cuenta en Peto de “San Is” (san Isidro), quien vigila las milpas (Maldonado, en prensa). Na- da ocasional es que para ello se asocien en su honor siguiendo el calendario. No o fusionen con antiguas potencias prehis- es de extrañar que siendo consideradas un pánicas, como se observa claramente en legado de los abuelos, a la vez que parte 38 las plegarias para obtener lluvias y buenas de la historia familiar, las imágenes se he- cosechas. reden. De la misma manera, los habitan- Los santos patronos no circunscriben su tes de la comunidad “heredan” a los san- acción al territorio del pueblo que señorean; tos patronos. al igual que sus hijos, pueden transitar entre Puesto que cada pueblo se yergue co- uno y otro, sacralizando así las relaciones in- mo eje en torno al cual se estructura la vida tercomunales. El tema ha sido poco estudia- cotidiana y a partir de ella el cosmos, no es do, exceptuando dos o tres casos, pero su extraño que se conciba al propio poblado importancia surge clara en el reciente traba- como el “ombligo del mundo”. Fundar el jo de un grupo de investigadores coordina- pueblo, enterrarlo, por así decir, en las en- dos por Ella F. Quintal (2003a), que muestra trañas mismas de la tierra, como acostum- bran algunos mayas con el cordón umbili- cal de los recién nacidos, es una labor que

a menudo se vincula con el santo patrono 69 Véase lo relatado sobre Santiago defendiendo (cruces incluidas), quien al construir en el a Tixcacalcupul en el primer caso, y del huracán tiempo primigenio la iglesia, su casa, edifi- Gilberto en el segundo, en Quintal et al.,., 2003a:2003a: 321.

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OKOTBATAM (ROGACIÓN O SÚPLICA)* (ROGACIÓN O SÚPLICA)*

He cinc cucumtic a suhuy mesaex Aquí les ofrezco en su santa mesa, Tata Dios Yumbil cin kubic ante Dios Padre, les entrego 13 a luchex zuhuy zizolal than sus 13 jícaras con estas palabras santas y frescas … … Dios Yumbil, Dios Mehenbil, Dios Espíritu Santo Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo Ea in cichpan colel Kanleox, Ahora mi linda señora Kanleox, yetel bacan tech cichpan colel Madalena, así como a ti mi linda Señora Ma[g]dalena, yetel bacan tech cichpan colel Verónica así como a ti, linda Señora Verónica y yetel bacan tech cichpan colel Guadalupe. así como a ti, linda Señora Guadalupe. Uay tun cin dzancunt ceex uay tus tum tepal Aquí, entonces, reúno a ustedes donde rigen le santo yuntzilob Los santos señores, ti yum Zaztunchac ti tan Lakin al santo señor Zaztunchac que está en el Oriente ti Yaxpapatun, al Papatún Verde, ti Chacpapatun, al Papatún Rojo, ti Kanpapatun, al Papatún Amarillo, ti Ekpapatun, al Papatún Negro ti Kakalmozonikob, a los Remolinos de Fuego, ti Mizencaanchaac, a Mizencaanchaac, ti Ah Thoxoncaanchaac, a Ah Thoxoncaanchaac, ti San Miguel Arcángel, a San Miguel Arcángel, 39 ti Boloncaanchaac, a Boloncaanchaac, ti Lelemcaanchaac, a Lelemcaanchaac, ti Hohopcaanchaac. a Hohopcaanchaac. Bala oxtes kuyen cu lubul in than Y así, entonces, tres veces santa caiga mi palabra ti Ah c-canan-cacbob, a los Guardianes de las buenas tierras, ti Canax-kax, a los Guardianes de los bosques, ti Canan-peten, a los Guardianes de la región, ti Canan montaña, a los Guardianes de los bosques, cin peczah thancob hago pesar mis palabras tus cucumanob tumen donde quiera que estén puestos por Cayumil, Dios Yumbil, Dios Espíritu Santo. nuestro Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

* En Alfonso Villa Rojas, Los elegidos de Dios, 1978: 455-457., 1978: 455-457.

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La cruz está considerada por la mayoría de los mayas como dotada de personalidad propia, pues impide la entrada de elementos malignos a lugares de interés.

cómo en la “Región de los apóstoles” (siete ejemplo, de santa Clara, patrona de Dzid- comunidades ubicadas en el oriente yucate- zantún, que antes de presidir los festejos en co) tales visitas de santos y santas (vírgenes su honor desde la cabecera es transportada incluidas) contribuyen en forma determinan- por sus fieles a lo largo de 14 kilómetros te a la recreación de identidades regionales hasta el puerto que lleva su nombre, donde —que en este caso pueden anclarse inclu- permanece durante una semana. La expli- so en territorialidades prehispánicas—, a la cación posible (reafirma su señorío sobre el vez que posibilitan el mantener las relacio- territorio municipal, al que cohesiona así a nes de reciprocidad entre las comunidades nivel sacro) es sin duda menos poética que involucradas. la que ofrece la tradición oral, que atribuye 40 También se registran visitas de santos el hecho al deseo de la santa por visitar a en la zona de Peto (Maldonado, op. cit.) y su hermana, residente en el mar. En efecto, la de Umán (casi conurbada con Mérida) y cuando ambas surgieron de éste, Clara lo- en las antiguas regiones cañera y heneque- gró el patronazgo de Dzidzantún, pero su nera.70 Colaborando en forma simbólica en hermana no encontró pueblo que la adop- el mantenimiento de territorios mayores o tara como patrona. No le quedó alternativa menores, en algunos casos transitan por los sino convertirse en sirena. pueblos vecinos, como ocurre con la santa A decir de Quintal et al., en la península ., en la península patrona de Buczotz, mientras que en otros es posible identificar dos “regiones imagi- se restringen a visitar las comisarías que narias que condensan la historia de los gru- integran un municipio. Tal es el caso, por pos mayas actuales”: la devoción mariana y a los cristos negros que une a yucatecos y campechanos, y otra donde prima el culto 70 La reflexión más comprehensiva sobre peregri- a las cruces, ubicada en el oriente yucate- naciones, procesiones y santuarios es, de nuevo, co y la zona maya de Quintana Roo, esce- la que ofrecen Quintal y su grupo (2003a). Sobre la virgen de Tetiz puede consultarse el trabajo de nario privilegiado de la Guerra de Castas Fernández y Negroe, 1997. (2003a: 343 y ss.).

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El culto a la cruz muestra claros signos de “apropiación cultural”, incluyendo el vestirla con partes del hipil que portan las mujeres. Valladolid, Yucatán. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1996. Acervo personal.

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Con independencia del hecho de que yucateco)71 y cenotes, o en sitios potencial- ambos grupos devocionales pueden trasla- mente peligrosos (cementerios, cuevas, zo- parse (como se observa, por ejemplo, en nas arqueológicas) o estratégicos (caminos), el área de Valladolid), no cabe duda que en especial cuando marcan los límites en- la cruz es una buena muestra de la capaci- tre el espacio protector comunal y lo que dad de adaptación y creación simbólica que se extiende más allá. Su benevolencia se mencionaba antes. Considerada por la ma- granjea con ofrendas de velas, flores, co- yoría de los mayas como dotada de perso- hetes e incienso, alimentos por tradición de nalidad propia y no como un mero símbolo lo sagrado —a los que en algunos sitios se de la crucifixión (y, por ende, de Cristo), la agregan “primicias” de maíz, en forma de cruz, guardiana de los hombres por exce- elotes cocidos—, y ella corresponde con lencia, impide la entrada de elementos ma- innumerables gracias, que en el caso del lignos (en particular los vientos) en lugares área cruzoob o “macehual”, recordemos, de interés vital tanto para el individuo como puede incluso transmitir a través de mensa- para la comunidad. De ahí que se le colo- jes, aunque ya no lo haga con la frecuencia que en los altares domésticos y esquineros y vehemencia con que acostumbró hacerlo 42 de casas, milpas, entrada a las poblaciones durante la Guerra de Castas, animando a los (llamadas cruces de báalam en el oriente mayas a la lucha contra el opresor.

71 Al respecto, véanse las interesantes observacio- nes de Quintal et al.,., 22003a:003a: 331919 y ss.ss.

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SERMÓN DE LA CRUZ QUE HABLA*

Mis muy queridos compañeros cristianos, ha llegado el día y la hora para dar a ustedes una señal acerca de las tierras de toda la gente nacida en este mundo, para ser leída a to- dos los Comandantes y ser oída por todos los Capitanes, y ser oída por todos los Tenientes y ser oída por todos los hijos de la tierra y ser oída por todos mis hijos y descendientes, de modo que ellos, mis hijos, sepan lo que estoy sufriendo tanto bajo la poderosa mano de mi patrón, debido a todos aquellos nacidos en este mundo, debido a que solamente yo estoy pensando siempre en ustedes, porque yo los redimí, porque yo derramé mi preciosa sangre por ustedes, cristianos, desde el tiempo en que les creé y les puse en la tierra. Es así, mis amados cristianos, por la bendita corona de mi Santísimo Señor Jesús Cristo, ha- go claro en este papel, para que lo sepa toda la gente creada por mí y que aquellos que no crean en mis ordenanzas habrán de ser eternamente condenados y que todos los que obedezcan mis órdenes habrán de recibir mi cariño y disfrutarán de mi Santa Gracia, de modo que puedan salvar su alma para la vida eterna. […] Por lo tanto, mis queridos cristianos, ordeno a ustedes, grandes y pequeños, que sepan que ahora ha llegado el día y el año de que mis indios se levanten una vez más en contra de los blancos, de modo igual a como tuvieron lugar las batallas del pasado […] yo estaré siempre con ustedes, en todo tiempo; estaré siempre como el primero entre uste- des, en la vanguardia, confrontando al enemigo, de modo que nada pueda suceder a us- tedes, mis queridos indios. […] Porque ha llegado la hora y el año para que en Yucatán se levanten contra los 43 blancos de una vez por todas; de modo que les estoy dejando saber que les daré una señal para que tengan el valor necesario en sus corazones. Porque allí me estaré cayendo todo el tiempo, me estarán hiriendo, clavándome espinas y golpeándome con palos, durante mis viajes a Yucatán para defender a ustedes, ¡oh mis amados hombres! […] mi Señor no me puso con los ricos, ni con los generales, ni con los comandantes, ni con los que dicen que tienen montones de dinero, ni con aquellos que muestran orgullo y altanería, si no que me puso con los pobres, con los muy pobres[…] Todas las criaturas del mundo deben saber lo que yo decreto, ¡oh gente cristiana! aho- ra ha llegado la hora y el año en que no se puede tomar ventaja de mis familias ni se les pueden dar trabajos para que realicen gratis. Esta es mi única ordenanza, mi querida gen- te cristiana. Jesús, María, en el nombre de Dios Padre, del Dios Hijo y del Dios Espíritu Santo. Amén, Jesús.

* Fragmentos. Apud Alfonso Villa Rojas, Alfonso Villa Rojas, Los elegidos de Dios, op. cit.: 461-467.

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Extendido por toda la península, don- De particular interés es el hecho de que de por lo común se le “viste” con un hi- con harta frecuencia se rinda veneración pil o la parte bordada de él, el culto a la a un trío de ellas, lo que a los ojos de un cruz muestra matices regionales. En ciertas cristiano ortodoxo remitiría a la tradicio- áreas se le sigue nombrando ya’ax-cruz, por , por nal representación de las tres cruces en el su identificación con la ceiba axis mundi Gólgota, pero que adquiere otros sentidos (de allí que se pinte de verde), mientras que si recordamos que puede distinguirse en- en otras recibe nombres individuales (por tre cruz madre y cruces hijas, “considerár- ejemplo, “San Bernardino” en X-Yatil, ce- seles hermanas” o que puede llamárseles, lebrándose el 20 de mayo, fiesta del santo como en X-Pichil, “Tres Persona”,74 deno- de ese nombre), y no es inusual que, a la minación que acaso haga referencia a la manera de “otros santos”, algunas de ellas Trinidad cristiana (lo cual de todos modos viajen anualmente de un poblado a otro, sería bastante poco ortodoxo), pero que en especial en la zona central de Quintana no deja de recordar antiguos nombres de Roo,72 allí donde mantiene vigencia el siste- deidades mayas, precedidos de un coefi- ma de guardias y el culto a “la santísima”; ciente numérico. 44 culto que, aunque ya debilitado, todavía La celebración a estos santos patro- funciona como cohesionador regional.73 nos constituye un momento privilegiado para reafirmar los lazos comunitarios y, por ende, de las identidades territoriales. A través de la fiesta, y el trabajo colectivo que conlleva, los vecinos recrean periódi- 72 Así ocurre, por ejemplo, en el mismo X-Pichil, visitado cada año por una cruz desde Tulum. Deno- camente la imagen de un “nosotros”, que minada “el santito”, viaja cerrada en su “taberna- dota de nuevos sentidos a los espacios de clo” (sic) y nadie la puede ver. Llega acompañada de tres “viejitos” y para recibirla se prepara “el interacción cotidiana con los que se iden- compite” (¿por convite?), que es una pequeña silla tifican quienes siguen habitando el pobla- en cuya cabecera se pone un arco con albahaca do. E incluso quienes lo han abandonado, y buganvilia, “para que cuando baja, se siente la gracia” (Ruz et al.,., 22002:002: 131).131). pues no es inusual que con ocasión de los 73 A decir de don Juan W., rezador de X-Yatil, el Comité de la Cruz Parlante agrupa a cerca de 16 o 17 comunidades en torno al culto y la organización de la vida diaria por el sistema de guardias. Los rezadores de dichas comunidades 74 En otros sitios, como Xocén, se habla de “Tres debían ir periódicamente a la cabecera que les Personas”, pero aquí se insistió en la acepción en corresponde (ibid.)..). singular.

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La cruz se venera no sólo en iglesias y ermitas, sino también en oratorios familiares. Tixhualactún, Yucatán Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 1996. Acervo personal. festejos los emigrados regresen al terruño auxiliado durante el desempeño de su car- 45 o, al menos, envíen dinero para colaborar go, con bienes o con servicios, está social- con su realización. mente obligado a corresponder de idénti- Papel primordial en esta recreación de ca manera. identidades colectivas lo tienen las aso- Resulta obvio que para desempeñarse ciaciones de devotos, los “gremios”, en- en los cargos superiores se necesita po- cargados de solemnizar los festejos. No- seer cierta holgura económica (hablando minalmente el que ocupa el cargo es un en términos locales), pues en el caso de individuo, pero en realidad sería más co- ciertos poblados queda a cargo de los res- rrecto hablar de grupos familiares (y a ve- ponsables el alojamiento y comida de los ces de unidades mayores), pues el crecido cuidadores de los santos visitantes, pero no monto de los gastos y las complejas ope- debe olvidarse que lo perdido en riqueza raciones rituales hacen necesaria la coope- económica se transforma en estatus social. ración de los parientes. La institución, por A decir de algunos autores, esto incide en tanto, refuerza la integración solidaria de ocasiones en la homogeneidad comunal, la parentela, sea ésta consanguínea, afín pues se inhibe el desarrollo de diferencia- o ritual. A su vez, alguien que haya sido ciones económicas al convertir el “exce-

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dente” material en prestigio, impidiendo querías y bailes, en especial jaranas75 —en la acumulación de capital (aunque la acu- no pocas ocasiones con música y letra de mulación de prestigio obviamente puede compositores mayas—76 que caracterizan traducirse más tarde en prebendas eco- las celebraciones de no importa cuál po- nómicas). Tal mecanismo desaparece, por blado yucateco, y que pueden extenderse supuesto, en las comunidades que adop- por varios días. tan alguna de las diversas y cada vez más prolíficas denominaciones protestantes, e Traducción al español de la letra contenida incluso en aquellas donde los sacerdotes en la partitura Xtáabay, tomo 34, pp. 105- católicos pugnan por hacer desaparecer ta- 107, Colección Letras Mayas Contemporá- les prácticas, que califican de “paganas” y neas, INI, 1994. ruinosas para la economía indígena. Para otros estudiosos, es en el desarrollo eco- Una noche que iluminaba la Luna nómico de un poblado y la modernización Sentí deseos de pasear, que trae aparejada donde han de buscarse Y gustar la hermosura de una noche los factores que promueven el abandono con Luna. 46 de las celebraciones. Era la medianoche Si bien es común que los propios mo- Y junto a la ceiba, radores distingan entre los aspectos sagra- En la lejanía, dos y profanos de tales festejos (Quintal A una Xtabay yo vi. et al., 2003a: 327), es también claro que ., 2003a: 327), es también claro que Me acerqué poco a poco no se trata, en modo alguno, de aspectos Para verla mejor: excluyentes. La sacralidad es la tónica del Bonita como ninguna. momento, con independencia de que los Olorosa como una flor. espacios sean reputados como más o me- Xtabay, Xtabay, nos ceremoniales. Así, lo común es que a Ya me gustaste, la par de las novenas, procesiones y mi- No me engañes, no me engañes, sas, que quedan primordialmente a cargo No me hagas enloquecer. de los devotos, por lo general organizados en “gremios”, se estilen otras actividades fuera de los recintos tenidos por sagrados, 75 Véase al respecto el reciente trabajo de Pinkus, 2002. que pueden ir desde grandes ferias regio- 76 Ejemplos de estas composiciones musicales se nales (v. g. y Tizimín) hasta las va- encuentran en Can Pat, 1994a.

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Es imposible negar que, conforme las queras”. Y por si fuera poco, en el centro fiestas gozan de mayor prestigio y afluen- del ruedo se “siembra” una ceiba que ten- cia, los componentes no sacros (y el inte- ga al menos cuatro ramas formando una rés económico asociado) parecen primar cruz, en medio de rezos en maya dirigidos en ciertos espacios y momentos, pero con por un sacerdote tradicional. Allí, después independencia de que a nadie escapa que de ofrecer licor de balché al árbol sagrado, es el santo el que da razón de ser a la fies- se amarrará el toro y se colgarán diversos ta. Incluso en espacios localmente repu- dones para, a la mañana siguiente, llevar tados como profanos es posible observar al santo patrono del pueblo un guisado de elementos que nos hablan de una sacrali- guajolote en relleno negro. Se conjugan, dad implícita. pues, las dádivas al santo cristiano y a Wan Sin lugar a dudas, una muestra privile- Thul, dios del ganado, representado por la giada no sólo de tal sacralidad sino de la ceiba, al mismo tiempo que los participan- manera en que los mayas han sabido com- tes —por medio de otras ceremonias— se binar elementos procedentes de diversas protegen de posibles represalias de Xta- cosmovisiones, integrándolas de tal mo- bay y los malos vientos (Jardow-Pedersen, do que dieron origen a conceptos radical- 1981). A decir de otros autores, la erección 47 mente nuevos y considerados ahora pro- de la ceiba en el centro del ruedo “repro- fundamente mayas, es la manera en que se duce la génesis del cosmos maya”, tal y co- llevan a cabo en los pueblos más tradicio- mo aparece descrita en uno de los libros nalistas las infaltables “vaquerías”, singula- sagrados (Quintal et al., 2003a: 327).., 2003a: 327). res corridas de toros realizadas en ruedos (k’axche’) de maderas, palmas y bejucos, Y se levantó la Gran Madre Ceiba en me- hechos con la cooperación de los vecinos dio del recuerdo de la destrucción de la (quienes incluso heredan por familias los tierra. Se asentó derecha y alzó su copa tramos a construir) y donde se mezclan los pidiendo hojas eternas. Y con sus ramas cantos de rosario —precedidos por música y sus raíces llamaba a su Señor (Chilam de marchas y pasodoble— que ofrecen los Balam de Chumayel, 1985: 89)., 1985: 89). toreros en la iglesia antes de entrar al rue- do, con la música jaranera que acompañan Pero al mismo tiempo que algunos ma- saxofones, trompetas, trombón, timbales o yas, explícita o implícitamente, se afanan charolas y un tambor grande, al compás de por mantener conceptos y prácticas de sus los cuales bailan los jóvenes con las “va- antepasados, otros optan por transitar por

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nuevos derroteros, ya que el Mayab se ha mos 30 años su crecimiento ha sido acele- convertido en las últimas décadas en es- rado, en particular en las localidades con pacio en clara disputa para el mercado de menos de 2 500 habitantes.77 Región pre- bienes simbólicos. dilecta para protestantes y paraprotestantes En efecto, un fenómeno que no pue- parecen ser las dos fronteras del país y en de soslayarse, dado que afecta a un pilar particular la región sur-sureste, asiento tra- organizativo e ideológico de tanta impor- dicional de los pueblos mayas, en cuyos es- tancia como es la religión recreada duran- tados se localiza la mayor presencia protes- te los últimos cinco siglos, es el acusado tante, encabezados por Chiapas, Tabasco proselitismo de quienes proponen formas y Campeche, seguidos por Quintana Roo más ortodoxas de catolicismo (tales como y Yucatán. Y otro tanto ocurre con testigos los grupos de catequesis, el Movimiento de Jehová, mormones y adventistas.78 Familiar Cristiano, la Acción Católica, los Los factores que explican el éxito al- movimientos carismáticos, etcétera) que ha canzado por estos movimientos religiosos dado por resultado en ocasiones enfrenta- son múltiples y a menudo varían en for- mientos violentos entre católicos “de misa” ma importante de una a otra comunidad, 48 o “de la palabra” y los “tradicionalistas” o dependiendo no sólo de sus condiciones “costumbristas”. Este interés de la Iglesia actuales sino también de su experiencia católica por hacer a sus feligreses partícipes histórica (como los procesos previos de se- de concepciones y actitudes más apegadas a los lineamientos emanados de la estruc- tura eclesiástica no es, por supuesto, un 77 Analizando los datos censales para el 2000, fenómeno aislado; tal afán de renovación Blancarte observa en éstas un mayor porcentaje misionera representa en buena medida una de protestantes, “y ese porcentaje va decreciendo a medida que las poblaciones son más grandes”, respuesta de la jerarquía ante la actividad pero alerta sobre los riesgos de la generalización, cada vez más acusada de diversas deno- ya que la presencia de otras confesiones, como los testigos de Jehová, aumenta según crece el minaciones protestantes y sectas de todo tamaño de la población (2002: 46-47). tipo, que literalmente invaden el área ma- 78 Si en 1970 los protestantes del país correspon- ya, con particular hincapié en Campeche, dían al 1.82 por ciento del total de la población mexicana, para el 2002 protestantes y evangélicos en lo que toca a la península. se situaron en el 7.27 por ciento, más de 6 millones Aunque la presencia reconocida de (Blancarte, ibid.)..). EnEn lala actualidadactualidad ChiapasChiapas registraregistra menos de 64 por ciento de católicos y Campeche confesiones protestantes en México data tiene casi 14 por ciento de protestantes (Garma, de hace mucho tiempo, a partir de los últi- 2004).

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No debe creerse que los mayas aceptan pasivamente todo aquello que iglesias y sectas les ofrecen como pasaportes de salvación; sería visualizarlos como entes desprovistos de capacidad selectiva y analítica y no como actores sociales de su propio destino. cularización), y los pocos autores que han tema de valores y actitudes socio culturales estudiado sistemáticamente el fenómeno y a las circunstancias históricas. parecen coincidir en que dichos movimien- Por desgracia, son casi inexistentes los tos se han revelado bastante más capaces estudios que aborden la manera en que los que la Iglesia católica para dar respuestas mayas recrean los contenidos teológicos a las nuevas demandas y necesidades (in- procedentes del exterior. Excepción des- dividuales y sociales) de los sectores más tacada es el que realizó Rodríguez Balam marginados —en coincidencia con un pe- (2001), quien se aproxima a la cosmovisión riodo de crisis aguda y de dislocación so- e imaginario de los conversos al pentecos- 49 cial a todos niveles, incluyendo el religio- talismo en el pequeño poblado yucateco so—, en tanto que han permitido romper de Kaua, mostrando cómo se recrean la los antiguos monopolios económicos y re- oralidad, la reflexión sobre el mundo y “la ligioso-políticos. manera de utilizar estos conocimientos y Pero no debe creerse que los mayas la memoria histórica dentro del ámbito in- aceptan pasivamente todo aquello que igle- mediato de la vida, a fin de permanecer sias y sectas les ofrecen como pasaportes inmersos en la construcción cotidiana de de salvación; considerar tal cosa sería caer una identidad colectiva” (cap. III). de nuevo en el error de visualizarlos como Desfilan en su trabajo las adecuaciones entes desprovistos de capacidad selectiva que sufren la concepción de los espacios y analítica y no como actores sociales de públicos y domésticos, el papel que siguen su propio destino. Tal como hicieran en la desarrollando creencias antiguas como “los época colonial, muchos de ellos buscan la malos vientos” que albergan los cenotes, manera de adecuar los mensajes eclesiales la diversa manera en que visualizan al ce- (incluso los más ortodoxos) a su propio sis- menterio y sus habitantes (sitio donde los

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Se reinventan cambios en la cotidianidad que dan fe de la persistencia de viejas creencias. Halacho, Yucatán. Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI.

“espíritus buenos” de los evangélicos se Católicos y protestantes por igual son vícti- ven obligados a compartir con las “almas mas potenciales de la Xtabay, con indepen- pecadoras” de los católicos), o cómo se re- dencia de que los segundos la tengan aho- formula el simbolismo de los espacios natu- ra por “espíritu maligno; espíritu diabólico rales y aquellos domesticados como la mil- que proviene de las tradiciones”.79 pa, que si bien deja de ser el centro de los rituales (cede su lugar al templo), no pierde totalmente su sacralidad, pues pese a ser conceptuados ahora como “malignos”, aún 79 Sobre la “demonización” de éste y otros perso- najes de la tradición maya, véase Rodríguez Balam se cree que lo habitan chako’ob y aluxo’ob. (en prensa).

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Tampoco pregunta el a qué ahora como pecaminosos; pero es claro religión pertenece uno antes de extraviar- que a la par se reinventan otros que, de lo en el monte, ni importa tal diferencia alguna manera, dan fe de la persistencia para verse afectado por el mal de ojo. El de viejas creencias, como bien lo muestra mal augurio del pájaro xoch no se detiene el que, a fin de espantar a antiguos “de- a averiguar bajo qué religión fue un niño monios”, se ponga una Biblia o una revista bautizado; ahí sus padres que traten de ex- Atalaya a la entrada de la casa.80 Para so- plicarse si corresponde o no a alguno de brevivir en un mundo poblado de riesgos los que “están en la Biblia”, aunque a nadie y amenazas es imprescindible aprender a le quepa duda de que, para evitar el daño, negociar; incluso con la tradición. hay que acostar al niño boca abajo, como No es, en modo alguno, tarea senci- aconsejaban los abuelos. ¿Qué tanto im- lla. Negociar con la tradición es una difí- porta si Dios se pasea por el mundo como cil apuesta por permanecer pese el cam- un hombre con corbata, sacando dinero bio, y las velocidades en que se registra el de las hojas de los árboles según los mayas mismo se fincan de manera particular en “católicos”, mientras que para algún bau- las diversas perspectivas religiosas, como tista de Mérida sea el Demonio el que se lo muestra sin ambages que para buena 51 sienta en el templo ataviado con traje negro parte de los “nuevos católicos” o los con- y corbata, o que para los pentecostales de versos a credos no católicos los indios que Kaua el que ronda los caminos, “como un mantienen “la costumbre” sean enemigos león rugiente que tienta a las personas para a combatir. que caigan en el pecado”, sea el Diablo? Es Pero ni siquiera los seguidores de cre- claro que, caminando o sentadas, ataviadas dos tenidos por conservadores permane- como mestizos ricos o agazapadas bajo la cen estáticos. ¿No vimos ya cómo se pro- piel de un felino, las influencias sobrena- turales siguen habitando el mundo maya, ahora nutridas con nuevos significados. 80 Curiosamente, al tiempo que niegan la posibili- Ciertamente, se registran numerosos dad de otorgar connotaciones sacras a ciertos ob- cambios en la cotidianidad de quienes de- jetos empleados por los católicos, en muchos casos las actitudes protestantes frente a la Biblia denotan sertan del catolicismo, perceptibles desde cierto grado de veneración, atribuyéndole incluso el atavío, el lenguaje empleado, las devo- cualidades mágico-religiosas: “Tiene poder”. Sir- ve para curar enfermedades, para espantar a los ciones, las diversiones, las preferencias po- demonios y alejar los malos espíritus que rondan líticas o el abandono de rituales tenidos las casas (Beltrán et al.,., 11998).998).

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vee a los niños de Quintana Roo de un a estar corporalmente ausentes, aún forman libro de texto, en vez de un machete, en un parte de la comunidad: los muertos. continuamente actualizado ritual del hetz- No obstante su interés, resulta imposi- mek? ¿No se identifica al Anticristo con la ble detenerse aquí en lo relativo a los com- serpiente emplumada y al propio Jesucristo ponentes de la persona,82 aquellos que so- como keryx (heraldo) del reino mesiánico, (heraldo) del reino mesiánico, breviven a la muerte física y los lugares cuya llegada es inminente, en el relato de donde habitan,83 creencias que dan fe de un maya de Campeche, donde se da cuen- cómo, a pesar de la influencia que ejerció ta de cómo ese “reino” competirá con los la prédica misionera en la cosmovisión ma- que pretenden Rusia y Estados Unidos, tal ya, no se lograron desterrar de manera defi- como antes lo hizo Poncio Pilatos?81 nitiva otros sitios que desde antiguo daban Significantes diversos, similares signi- cobijo a las esencias inmortales. Así, aún ficados. Idéntica constatación de que la se cree que los suicidas (en especial los transformación no es cualidad intrínseca ahorcados) van a un sitio particular y es fre- de las doctrinas, sino un acto de volición cuente considerar que los espíritus de algu- de los individuos que las dotan de conte- nos difuntos (pixan) pueden, por así decir- 52 nido. Idéntico afán, en fin, de los pueblos lo, vagar por el paisaje;84 otros —como los mayas, por hacer reconocer y respetar su accidentados—, si bien permanecen en el derecho a seguir existiendo como grupos diferenciados, portadores de una tradición pujante y una cultura milenaria, que ha- 82 Aunque todos los pueblos mayas conciben a la persona compuesta por un cuerpo y uno o más lla en buena parte de sus múltiples formas componentes “no fisicos”, no existe consenso so- de expresión religiosa un asidero desde el bre esto último, excepción hecha, si acaso (que cual apostar por la modernidad y la per- no siempre), entre los protestantes y católicos más ortodoxos, en quienes el concepto de “alma” es manencia. generalizado. En ese afán por perdurar, el mundo 83 He tratado el tema con cierto detenimiento en varias comunicaciones previas (2002, 2003 y maya recurre a todos y cada uno de sus 2004), de donde tomo las ideas generales e incluso miembros, incluyendo a aquellos que, pese algunos párrafos. 84 Pero, a diferencia de de lo que considera el ima- ginario popular católico, este “vagabundear” de los difuntos no supone per se característicascaracterísticas dede dañodaño o riesgo (Schimitt, 1994); por lo general remite a 81 Este delicioso relato lo analiza Gutiérrez Esté- lo contrario, ya que están allí para proteger y hasta vez en un erudito y no menos colorido ensayo alertar a sus familiares de algún peligro (bastante (1995). más terreno que los fuegos infernales).

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Para muchos mayas sus difuntos están presentes, son espíritus protectores y regresan a visitar y contribuyen a renovar los lazos que unen al individuo con el grupo familiar y a las familias con los linajes.

espacio terrestre, no vagan por él sino que Por ello, las familias más celosas de la tradi- están irremediablemente atados a un sitio, ción en Calkiní, Campeche, en consonan- al menos por algún tiempo; en tanto que al- cia con la idea común en las Tierras Altas gunos más deambulan como vientos, ya en mayas de que los antepasados son espíritus forma de moso ik, ya como los conocidos , ya como los conocidos protectores del matrimonio, acostumbran “remolinitos de ruido”, “chocolate” o bocol depositar los dones entregados a la fami- och85 que provocan los niños, o los abor- lia de la novia, el muhul, en el altar donde , en el altar donde tos que se entierran sin bautizar (carentes reposan las fotos de los difuntos, para ha- por lo tanto de un nombre que posibilite a cerlos partícipes del suceso y asegurar su 53 Dios llamarlos hacia sí). Algún anciano de benevolencia hacia la nueva pareja. Hocabá apuntó: “Muchos dicen que vie- La íntima atadura de los vivos con los nen los espíritus para esos tiempos [de Fie- muertos se hace tangible, en especial, en les Difuntos], pero hay algunos que dicen la época en que se considera que regre- así: ‘Los espíritus todo el tiempo están con san los segundos a visitar a los primeros; nosotros, porque los espíritus son puro ai- tiempo privilegiado de comunicación con re’. Estamos así, pero sólo así [silenciosos, los antepasados. Gozando en un cielo cris- pues] cuando muere uno no le dejan que tiano, vegetando en el limbo o trabajan- hable. Desde que muere uno, ya estuvo, do en el Inframundo, dondequiera que se pero nunca vuelves a hablar”. encuentren, los muertos del mundo maya Silenciosos o no, es claro que para mu- acuden de visita a sus antiguas moradas en chos mayas sus difuntos están presentes. los primeros días del mes de noviembre (Todos Santos, Fieles Difuntos) y contribu- yen a renovar los lazos que unen al indi-

85 Bocol, bocol eses elel ruidoruido queque hacehace elel molinillomolinillo viduo con el grupo familiar y a las familias de chocolate. con los linajes.

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Para el Día de Muertos las familias acuden a rezar a los panteones. Dzotchén, Campeche. Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 2000. 54 Acervo personal.

No es posible entrar aquí en detalles al 2 de noviembre y coincide con la con- sobre este periodo, rico en rituales y pleno memoración cristiana de los Fieles Difun- de simbolismos, que muestran gran simili- tos, pero a diferencia de lo que consideran tud no sólo en toda el área maya sino con otros pueblos mayas, los yucatecos (y los el resto de Mesoamérica. Apunto apenas huaxtecos) creen que se extiende a lo largo que rezos, música, flores, incienso, alimen- de todo noviembre. Por ello, las ofrendas tos colocados en los cruces de los caminos, se renuevan y no será sino hasta los últi- ciertos árboles del huerto, las bardas, las mos días del mes86 cuando se agreguen al puertas de las casas, los altares interiores altar las servilletas limpias para que puedan y las tumbas, despliegan entonces su am- transportar sus viandas para el viaje de re- plio abanico de colores, sabores, olores y texturas para hacer grata a los muertos su

renovada estancia entre los vivos. Ésta va 86 Es entonces, se asegura en Dzidzantún, cuando por lo común del 31 de octubre —cuando caen nuevas lluvias provocadas por las lágrimas de llegan los “angelitos”, los muertos niños— los que parten, tristes porque no verán a los suyos durante un año.

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torno, al tiempo que se encienden velado- a visitar a los suyos. Sólo se dispensa de ras para mostrarles el camino, tal y como tareas a quienes no ajustan aún una sema- se hizo antes de su llegada. na en su nuevo destino, pues como nadie Tiempos son éstos particularmente lar- les ha entonado esos “cantos tristísimos de gos, respetados y gozosos en el milenario los serafines”, ni siquiera se han enterado Mayab. En el terrestre y en su réplica so- de su cambio de signo. Los demás debe- brenatural. Porque desde los últimos días rán aprovechar las lluvias —que invaria- de octubre también los muertos inician los blemente caen esos días— para asearse. preparativos, distribuyen tareas y dan ins- Impecables, recién lavados y gozosos, los trucciones a los que arribaron a últimas fe- muertos se dirigen a sus antiguas casas a chas e ignoran los pormenores de las cere- visitar a los suyos, como cada año. monias. Quien no haya recibido invitación Otro tanto hacen los vivos. Es en prepa- de parte de sus familiares —por no tener- ración de esa visita mensual que los cam- los o por un lastimoso olvido— tendrá que pechanos de Tenabo, Bacabchén y otros fungir como guía y conducir a los demás pueblos del antiguo Camino Real Alto va- hasta sus casas, pero sin entrar en ellas. Ha cían los osarios y limpian cuidadosamente de limitarse a degustar los alimentos col- los restos de sus antepasados para colocar- 55 gados en jicaritas en el umbral o puestos los sobre paños inmaculados (¿resabios de sobre los muros que rodean las viviendas. los envoltorios sagrados prehispánicos?), A los que llegaron en el transcurso del año donde el resto de la familia vendrá a salu- les toca desempeñarse como cargadores, darlos e incluso a besarlos, al tiempo que de allí que se les instruya cómo acarrear los se “presentan” a los menores (“esta es tu tamales (“pibes”) y los alimentos cubiertos tía, este tu abuelito”), como si se pretendie- con servilletas anudadas para facilitar su ra familiarizarlos con los antepasados, cuyo transporte, al tiempo que se les advierte culto quedará en el futuro en sus manos. que desistan de llevar las comidas caldo- Es a lo largo de este mes cuando las sas que ciertas familias —ignorantes de la mujeres yucatecas se afanarán por comprar tradición y lo accidentado del viaje— po- leche para colocar en el altar, al menos du- nen como ofrenda; irían derramándose por rante el tiempo que los muertos lactantes los caminos. A aquellos que no han cum- sigan requiriéndola (ya irá suprimiéndose plido ni un mes corresponde permanecer conforme los muertos niños crezcan), o cuidando puertas y llaves, pues hasta el caldos de gallina como enseñaron las abue- guardián nombrado sale “de vacaciones” las que necesitan aquellos que se fueron

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acostarse más temprano para dejar que los difuntos transiten a sus anchas por la casa. Porque, a diferencia de lo que se estila en- tre los católicos ortodoxos, los mayas no van a los panteones a visitar a los muer- tos; son éstos quienes vienen al mundo a visitar a los vivos. Caminos de pétalos y arcos de flores, cohetes, tamales de una y cien formas, aguardiente, tabaco, juguetes y dulces pa- ra los niños, velas y veladoras, fotos sobre los altares, tumbas recién blanqueadas en los cementerios pletóricos de flores, ofren- das y hasta música. Los vivos no escatiman gastos, gusto ni esfuerzos para agasajar a los suyos. Acaso la única excepción sea el 56 Como parte de un antiguo ritual, las poblaciones pequeño poblado yucateco de Kanxok, so- del Camino Real de Campeche asean y exponen los restos físicos de sus difuntos. Tenabo, bre cuyos altares se observan unas míseras Campeche. costillas de gallina salpimentada (chan pi- Fotógrafo: Mario Humberto Ruz, 2000. can). Pero los difuntos no lo toman a mal. Acervo personal. Ellos mismos ofrecieron en vida otro tanto a habiendo pasado ya por la ablactación. quienes los precedieron y saben que no se En esos días deberá terminar de barrerse trata de desatención o tacañería. Comerlas temprano la casa o “apurar” el lavado o requiere más tiempo, lo cual asegura que las labores de bordado (Orilla, 1996: 15- los muertos permanezcan otro rato entre 16), pero no se trata aquí de restricciones sus familiares. Simples estrategias para re- laborales al iniciarse días sagrados, como tener, aunque sea por un breve lapso, a en otras religiones, sino de la más elemen- quienes se ama. tal gentileza maya. Hay que evitar que los A través de los eslabones entre vivos y familiares lloren al ver el trabajo inconclu- muertos se encadenan lo somático y lo psí- so y, peor aún, que se pongan a hacerlo. quico, lo individual y lo colectivo, el orden Imposible pensar en tal descortesía frente a biológico y el social, e incluso lo humano un visitante. Incluso hay quien acostumbra y lo divino. Desvanecidos, incorpóreos o

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Desvanecidos, incorpóreos o intangibles, los difuntos colaboran en estrechar la identidad de un gran pueblo que se hermana, entre otras múltiples cosas, en su forma de vivir la muerte. intangibles, los difuntos colaboran en estre- manencia identitaria. El permanecer con- char la identidad de un gran pueblo que se lleva, en modo imprescindible, recuperar hermana, entre otras múltiples cosas, en su aquella parte de la identidad que encarnan forma de vivir la muerte. Porque si la iden- los difuntos. Si se deja perecer definitiva- tidad se construye, reformula y reconstruye mente a los muertos en esa muerte defini- continuamente, tomando siempre como re- tiva que es la nada del olvido, arrastrarán ferente al otro, único que posibilita la cons- en su muerte a los vivos. Sin ellos, sin lo trucción de un yo que para fines de identi- que encarnan pese a concebirse descarna- ficación sólo se declina en plural, no cabe dos, se cancelan las perspectivas de pro- duda de que los muertos mayas se ubican yección. Para un pueblo no hay posibilidad en una posición privilegiada en tanto que, de futuro sin memoria del origen. 57 pese a seguir siendo parte del nosotros, son Memoria legítima y legitimadora del a la vez también otros. Nosotros en el tiem- tiempo, la de los mayas no es, sin embar- po, otros en el espacio. go, un mero recordatorio anquilosado del A caballo entre la memoria y el olvido, ayer. A la vez que rememoran, participan que no son sino otra forma de expresar el de un presente desde el cual contribuyen continuum tensional entre el pasado y el a imaginar el futuro; un futuro donde la futuro —dimensiones que en el mundo magnitud y dirección que adopten los cam- maya contemporáneo a menudo son una bios es decisión que sólo a ellos compete. misma, y siempre distinta—, la comunidad A nosotros nos toca respetar y apoyar sus de los antepasados muertos colabora en la esfuerzos por participar plenamente, como continua construcción de las comunidades individuos y como pueblos, de una nación vivas de los pueblos mayas, que anclan su gracias a ellos plural y fortalecida, donde permanencia en la memoria. ser distinto no signifique valer menos, en la Unidos, muertos y vivos reconstruyen cual el derecho a la diferencia no conlleve día tras día —desde sus propios calenda- menoscabo a la justicia y en donde halle rios y espacios—, la posibilidad de la per- cobijo para continuar floreciendo ese pa-

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Mujeres que llevan el nixtamal a sus casas. Halacho, Yucatán. Fotógrafo: Pedro Tzontémoc, 1993. Fototeca Nacho López, CDI.

trimonio único, milenario y actual, que go- Patrimonio milenario de miríadas de an- zosa, porfiada y garbosamente portan los tiguas palabras, del cual se hacen eco las pueblos mayas. nuevas voces:

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U’yeneex in uídzineex Escúchenme hermanitos míos ... In jet yámaj in uídzineex … Muy amados hermanitos míos ua’lakbalén uayé aquí de pie kin t’anikeex les hablo tu jun xuk’ in tzeek desde una esquina de mi discurso tu jun tuuk’ in uik’ desde un rincón de mi aliento in jet yámaj in uídzineex Muy amados hermanitos míos ua’lakbalén uayé estoy aquí tu chun ka’anal noj naj dziib al pie del alto y gran palacio de las u tial in jan jan tzolik escrituras u uooj in t’an ta xikineex para ordenar con urgencia u tial in jan ja tzolikteex mis palabras en sus oídos u uooj in t’an para ordenarles con urgencia tu noj xikín a uóleex mis palabras tu noj xikín a puksñík’aleex en el gran oído de sus corazones in jet yámaj in uídzineex en el gran oído de sus profundos ua’lakbalén uayé corazones kin t’anikeex Muy amados hermanitos míos 59 tu ki’ chun u ki’ ch’ibal u ki’ maya aquí de pie t’an les hablo in kimén noj mam desde el dulce tronco de la dulce tu ki’ chun u ki’ ch’ibal u ki’ maya estirpe t’an de la dulce lengua maya in kimén noj mim de mis abuelos muertos in jet yámaj in uídzineex. desde el dulce tronco de la dulce estirpe de la dulce lengua maya de mis abuelas muertas muy amados hermanitos míos.

Wademar Noh Tzec, Noj Bálam, 1998

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CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN HOGARES MAYAS DE LA PÉNÍNSULA DE YUCATÁN, 20001

Total % Hombres Mujeres

Población en hogares mayas 1 447 389 728 135 719 254 2 Hablantes de lengua indígena 787 553 54.4 402 855 384 698 No hablantes de lengua indígena 504 160 34.8 246 016 258 144 No especifi cado 3 495 0.2 1 788 1 707 Población de 0 a 4 años 152 181 10.5 77 476 74 705 Población de 5 a 14 años 343 280 23.7 173 457 169 823 Población de 15 a 24 años 307 713 21.3 154 390 153 323 Población de 25 a 44 años 353 221 24.4 173 808 179 413 Población de 45 a 64 años 197 066 13.6 98 842 98 224 Población de 65 y más años 90 145 6.2 47 870 42 275 Población de edad no especifi cada 3 783 0.3 2 292 1 491 Población de 15 años y más 98 145 474 910 473 235 Sin instrucción escolarizada 151 665 16.0 63 133 88 532 Con algún grado de primaria 465 883 49.1 225 707 240 176

Con posprimaria 322 087 34.0 181 558 140 529 67 No especifi cado 8 510 0.9 4 512 3 998 Población ocupada 528 303 386 789 141 514 Ocupados en actividades 133 538 25.3 129 640 3 898 3 agropecuarias 4 Ocupados sin ingresos 80 519 15.2 67 006 13 513 Viviendas 302 224 Con agua entubada 275 210 91.1 Con drenaje 136 006 45.0 Con electricidad 280 466 92.8

Notas 1 Se refi ere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua maya, los datos corresponden a las entidades de Campeche, Quintana Roo y Yucatán. 2 Incluye hablantes de maya y de otras lenguas indígenas de 5 años y más. 3 La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades económicas. 4 La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desa- rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.

http://www.cdi.gob.mx Mayas. Segunda parte, de Mario Humberto Ruz, se terminó de imprimir en abril de 2006 en los talleres de Impresora y Ecuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo 244, Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de 6 000 ejemplares. Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfi ca, diagramación

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