rra, aunque no la cultivara, la cedía y recibía por ello la parte correspondiente de los beneficios ( 16 bis). La otra experiencia, promovida como en Zúñiga por el párroco del lugar, se dio en Ibiricu, en el valle de Yerri. En ella se planteaba el cultivo colectivo de las parcelas del comu- nal en las estribaciones de la Sierra de Andía. Ese terreno, dedicado a cereales, se emplearía en el cultivo de forrajes y prados artificiales, que servirían para alimentar un establo de vacas seleccionadas. Esta experiencia, que se puso como modelo cooperativo durante 1962 y 1963, fue un completo fracaso a los pocos años y ya no se volvió a hablar de ella. Sin embargo, en febrero de 1968 la Conferencia Episcopal Española hizo públicos los nuevos Estatutos de Acción Católi- ca, que diferenciaban una Acción Católica general y otra espe- cializada. Esta última separaba los diferentes movimientos católicos: obrero, rural, estudiantil, etc. Respondía así al peso cada vez mayor, desde finales de los años 40, de los movimien- tos obreros católicos: JOC, VOJ, HOAC, que habían recogido, como el sindicalismo católico agrario en los primeros años del siglo, a los sectores más dinámicos del clero navarro. Con el despegue de la industrialización en Navarra desde mediados de los años cincuenta, esta atención a las nuevas realidades fue más constante, y la mayor parte de las energías del clero se orientaron hacia los obreros y los medios urbanos.

10.2. El desarrollo de UTECO y la Caja en este período

La Asamblea anual de LTTECO, correspondiente al ejerci- cio de 1948, se celebró el 30 de marzo de 1949. Estuvieron representados 197 entidades asociadas, de las que 139 eran

(16 bis) Véase Pérez Díaz, Victor, Pueblos y clases sociales en el campo español. Madrid, 1974, Siglo XXI. Especialmente el capítulo III «Explo- tación en común de la tierra: el caso de Zúñiga», págs. 58-124.

284 Cajas Rurales Católicas, quince Trujales, y 37 Bodegas Coopera- tivas. La presidencia de la UTECO la ostentó este año Francisco Uranga (17) por defunción en accidente del hasta entonces presidente, Javier Martínez de Morentín, cuya figura fue glosa- da antes del comienzo de la Asamblea (18). Acudieron a ésta como invitados representantes de «las Uniones Hermanas de Gui- ^rúzcoa, Alava y Vizcaya», pues se habían mantenido contactos con ellas,

(17) Francisco Uranga fue hasta abril de 1949 Jefe del Servicio Nacional del Trigo, fecha en que le sustituyó Enrique Sánchez Briñas. (18) Javier Martínez de Morentín, natural de Los Arcos, fue presi- dente de la antigua FCSN, posteriormente FASN, durante 14 años. En la Segunda República fue elegido diputado a Cortes por Navarra en 1933 y 1936. Fue también diputado Foral y vicepresidente de la Dipu- tación Foral, cargo que representaba en el momento de su muerte. Al mismo tiempo era presidente del Consejo Foral Administrativo y presi- dente del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros de Navarra.

285 Durante el desarrollo de la Asamblea, tras asumir estatu- tariamente Francisco Uranga la presidencia de UTECO, «a fin de unificar crzterios», el Jefe Nacional de la Obra Sindical «Cooperación» le nombró presidente por el tiempo que debe- ría haber desempeñado el cargo el anterior presidente, hasta abril de 1951. El Secretariado Sindical Provincial, por su parte, se dirigió a la Unión Territorial de Navarra pidiendo el encuadramiento de las Cooperativas creadas en el seno de ciertas Hermandades. La Unión Territorial acordó que uno de los representantes de las cooperativas mencionadas for-. maran parte del Consejo de Vigilancia de UTECO. Las Asambleas de la Caja Central Cooperativa de Ahorros y Préstamos, como ya sucedió en la I Asamblea de 1948, se celebraban el mismo día, en el mismo lugar, con la misma presidencia y asistencia de delegados, que las de la UTECO. La de 1949 se realizó, pues, el mismo día 30 de marzo. Las entidades sociales de nueva creación debían solicitar su ingreso en la Caja Central si querían pertenecer a ella. En 1948 lo solicitaron, y fueron admitidas, cuatro Cajas Rurales, una Alcoholera Cooperativa, 17 Bodegas Cooperativas y un Trujal Cooperativo. Sin embargo, no todas las entidades de nueva creación solicitaron su ingreso. En 1948 disminuyeron las imposiciones realizadas en las Cajas Rurales de los pueblos por lo duro que resultó el año agrícola, ya que la mayor parte de las producciones de cerea- les, piensos, vino y aceite, fueron inferiores a las logradas en una cosecha normal y la posibilidad de los agricultores fue menor. El saldo total de imposiciones a 31 de diciembre de 1948 era inferior al de la misma fecha de 1947 en 132.320,16 ptas. La Caja, dentro de su actividad de Préstamos, financió operaciones de UTECO en 1948 por valor de 14.765.376,29 ptas. Debido al auge anterior del sector vitivinícola, con Bodegas y Alcoholeras, y los Trujales Cooperativos, estas enti- dades obtuvieron el 78% de los préstamos concedidos por la Caja en ese mismo año.

286 El problema permanente que encontraba la Caja Central Cooperativa era el aumentar sus disponibilidades a través del ahorro del agricultor, que en muchas ocasiones no lo deposi- taba en la Caja Central, sino en cualquier otra entidad banca- ria. En consecuencia, ante la escasez de recursos propios y la gran demanda existente de préstamos, gestionaba ante el Servicio Nacional del Crédito Agrícola expedientes de algu- nas Cooperativas del Campo; así, entre ocho de éstas habían obtenido créditos por 4.801.750 ptas. Como era habitual en estas Asambleas, todas las Memo- rias, Balances de Situación, Distribución de los remanentes líquidos de los márgenes de percepción, Conclusiones, etc., quedaban aprobadas por unanimidad. A1 tener que renovarse los cargos parcialmente cada dos años, tocaba renovar parte de la Junta y todo el Consejo de Vigilancia. El consiliario, como ocurría en todas las Asamble- as, siempre hacía la propuesta en el sentido de que no se duplicara el personal de las Juntas de UTECO y Caja Central, y que se facilitara el trabajo coordinado entre ambas entida- des, por lo que «es conveniente que las mismas personas formen parte de las dos Juntas», lo cual «era acatado unánimemente ^ior los asamblzístas». En esta ocasión cesaron los vocales Antonio Izu y Luis García, y los miembros del Consejo de Vigilancia, Félix , Elías Leoz y Joaquín Arregui. Los delegados asis- tentes aceptaron la lista propuesta por la Junta Rectora, com- puesta por: Antonio Mauleón Aroza, Damián Pérez de Larra- ya, Joaquín Arregui, Regino , Jesús Marturet, y un cooperador de Añorbe. El desarrollo tanto de UTECO como de la Caja Central dependía de cómo hubiera sido el año agrícola y cómo fun- cionara la economía a nivel general. Así, en 1949 la sequía y las mermadas cosechas incidieron en un empobrecimiento de las economías campesinas y falta de recursos en los prime- ros meses de 1950, notándose este proceso en las cooperati- vas locales. Estas ofrecieron préstamos a sus asociados hasta el límite que pudieron, y posteriormente buscaron créditos

287 fuera de la Caja Rural para impedir que los campesinos tuvie- ran que recurrir a la usura. Esta coyuntura económica nefasta para la economía fami- liar mejoró durante 1951, consiguiéndose mejores cosechas y repercutiendo favorablemente en los precios, disparados en años anteriores. Esta mejora durante 1951 se debió también a un cambio en la política económica gubernamental en favor de la libertad de circulación, precio y comercio de gran parte de los productos agrícolas. Estas medidas ayudaron a que hubiera «una compensación de la baja de ^rrecios en ciertos artículos [logran- do] la garantía de una estabilidad favorable y, sobre todo, la desapari- ción del mercado negro». Esta mejora en el nivel de vida ayudó al crecimiento del espíritu cooperativista entre los agricultores. A fines de 1950 el número de Cooperativas del Campo federadas era de 263. Surgieron las Cooperativas Agrícolas- Cajas Rurales de Aspurz, Mayor, , Esparza de Salazar, Garayoa, y Rocaforte; la Cooperativa del Campo de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganade- ros de ; la Cooperativa del Campo «La Mutual Obrera» en Corella; las Bodegas Cooperativas de , Mañeru y Puente la Reina. Del 31 de diciembre de 1950 al 31 de diciembre de 1951 se crearon 28 nuevas cooperativas, alcanzando la cifra total de 291. Durante 1952 se constituye- ron las Cajas Rurales Católicas de , Oronz, Arróniz, , Mués, y Monteagudo; las Bodegas Coope- rativas de , Arizala, Zurucuáin, Ujué y Corella; y las Cooperativas Trilladoras de Ayesa y . A fines de 1952 había un total de 336 Cooperativas Agrícolas según esta dis- tribución: 233 Cooperativas-Cajas Rurales, 57 Bodegas Coo- perativas, 37 Trujales Cooperativas, dos Alcoholeras Coopera- tivas, 6 Cooperativas Trilladoras, y un Molino de piensos (19) .

(19) LASN, 143-1953. Estos datos aportados en la Asamblea anual de 1953, correspondiente al ejercicio de 1952, no coinciden con los ofrecidos en las Asambleas de 1952 y 1951. Casos similares ocurrirán en años sucesivos.

288 En los años 50 el cooperativismo fue asumiendo funcio- nes más complejas. Además de las compras colectivas de abo- nos fueron constituyéndose cooperativas de producción o transformación, instalación de maquinaria agrícola como molinos, trilladoras, tractores, seleccionadoras, etc. Este nuevo tipo de cooperativas surgía donde años atrás existían Cajas Rurales Católicas, con lo que se remarcaba la importan- cia histórica del cooperativismo católico de años anteriores. En 1953 se constituyeron y encuadraron en UTECO diez nuevas cooperativas, lo que hacía un total de 346. En Asarta, y se fundaron sendas Cooperativas Agrícolas-Cajas Rurales Católicas; una Cooperativa del Campo de la Hermandad de Castejón; Bodegas Cooperativas de Lazagurría, y Cascante; una Cooperativa Trilla- dora en Sada de Sangŭesa; una Cooperativa Unión Navarra de Avicultores en Corella; y una Cooperativa Navarra de Pro- ductores de Leche (COPELECHE) en (20). Esta última comenzó a gestarse tras una reunión de gana- deros productores de leche, el día 7 de febrero de 1953, en la que examinaron la legislación vigente sobre implantación obligatoria de centrales lecheras en capitales con más de 25.000 habitantes. En relación a esto, el Ayuntamiento de Pamplona sacó en concurso la adjudicación correspondiente de la central lechera. Entre las bases de este concurso se exigía la capacidad para higienizar 30.000 litros de leche por día; se prohibía la venta a granel y podían concursar industriales, agrupaciones mixtas de industriales y ganaderos, y cooperati- vas. Estas tendrían preferencia en la adjudicación, en igualdad de condiciones a los otros grupos. En la reunión mencionada se leyó y aprobó un Reglamento y se formó una Junta provisio- nal de la Cooperativa Navarra de Productores de Leche (COPELECHE), compuesta por Pedro Beroiz, presidente; Ulpiano Mariezcurrena, vicepresidente; Fermín Cilveti, tesore-

(20) LASN, 3-4-1954.

289 ro; Gregorio Apezteguía, secretario; y José Torres, Ceferino Elizondo, Manuel Garbisu y Daniel Ibero, vocales (21). COPELECHE fue aprobada oficialmente por el Ministe- rio de Trabajo el 20 de mayo de 1953. De la misma forma que la Cooperativa, también presentó su opción a la cons- trucción de la central lechera para Pamplona un grupo industrial. Los Ministerios de Agricultura y Gobernación, para solucionar el tema, adjudicaron dos centrales lecheras en Pamplona, una a COPELECHE y otra al grupo industrial INLENASA (22). Las instalaciones se construyeron con un préstamo del Servicio Nacional del Crédito Agrícola basado en la garan- tía personal de los socios, tras las gestiones legales del Ins- tituto Nacional de Colonización y la Diputación Foral. También aportó unas cantidades sustanciosas para este proyecto, la Caja Central Cooperativa de Ahorros y Présta- mos (23). Dentro del sector vitivinícola también había intentos para crear una cooperativa de segundo grado parecida a la que habían gestionado y construido los ganaderos del vacuno de leche. La Junta Rectora tenía un proyecto para construir una Bodega en Pamplona que sirviera para centralizar la activi- dad económica de las Bodegas e intentar «establecer los medios oportunos de distribución e iniciar una labor de ti^ificación, enveje- cimiento y creación de marcas vinícolas». Habían pedido a Dipu- tación la cesión de unos terrenos en el término de Santa Engracia, en Pamplona, habiéndose firmado la escritura de

(21) LASN, 142-1953. (22) En un principio salió triunfante en la sesión de 26 de septiem- bre de 1953 del Ayuntamiento de Pamplona la propuesta de INLENA- SA (Industrial Lechera Navarra, S.A.), compuesta por industriales, capita- listas, etc., sin debatirse el informe en el pleno, ya que hubo «un arreglo de los diferentes puntos de vista en la antesesión» citada. El acuerdo no era ejecutivo, fue una propuesta que pasó a estudio de la Junta Consultiva. L.ASN, 10-10-1953. (23) LASN, n.° Especial COPELECHE, abril 1958.

290 compra de una parcela de nueve robadas entre las vías del Ferrocarril del Norte y del Irati. En la Asamblea anual de 1954 estuvieron representadas 226 entidades sociales. Fueron aprobadas por el Ministerio de Trabajo las siguientes cooperativas: Cooperativa Agrícola- Caja Rural Católica de ; Cooperativa del Campo de la Hermandad Sindical de ; Cooperativas Trilladoras de , Cascante, Gallipienzo y Los Arcos; Bodegas Coo- perativas de Monteagudo y Torres del Río; y Trujales Coope- rativos de y Cirauqui. De esta forma, había agrupadas en UTECO un total de 357 Cooperativas (24). En enero de 1955 la Unión Territorial se lanzó a realizar el proyecto de la Cooperativa Vinícola de Navarra, COVINA. Habían comenzado los contactos entre directivos de UTECO y las Bodegas Cooperativas de la zona de Sangtizesa. Este pro- ceso iniciado desembocó en una reunión convocada por Francisco Uranga a la que asistieron representantes de 16 Bodegas, con el objeto de nombrar una Comisión Organiza- dora que redactase los futuros Estatutos y llevara adelante los proyectos elaborados (25). En una posterior reunión celebra- da el 9 de julio de 1955 se aprobaron los Estatutos definitivos de COVINA y se remitieron al Ministerio de Trabajo para su aprobación. Se formó una Junta Provincial compuesta por: Javier poncel Mauleón, de la Bodega Cooperativa de Lum- bier, como jefe; Amador Mendívil Moreno, de la Bodega Coo- perativa de ; como subjefe; Aureo Pérez de López, de la Bodega Cooperativa de Lorca; Angel Garde Sola, de la Bodega^ Cooperativa de Sangúesa; Bernardino Mina Undiano, de la Bodega Cooperativa de Enériz-Ucar-Adiós; Félix Berrio Pascual, de la Bodega Cooperativa de ; y Jesús Matu- ret Zúñiga, de la de Mendigorría, como secretario (26).

(24) LASN, 18-^1955. (25) LASN, 30-4-1955. Las Bodegas que no estuvieron en esta reu- nión serían informadas de lo acordado pues no habían sido avisadas. (26) LASN, lfr7-1955.

291 A lo largo de 1955 se crearon nuevas Cooperativas Agríco- las-Cajas Rurales en Abaigar, Arteta, , , Ubago y , además de la mencionada COVINA, cooperativa de segundo grado. UTECO encuadraba en esa fecha, 31 de diciembre de 1955, a 366 cooperativas. Dentro de ellas fun- cionaban como secciones 86 trilladoras, 61 tractores, 37 seleccionadoras, 23 graneros, 16 molinos de piensos y 9 hor- nos. El proyecto COVINA fue apoyado, según Francisco Uran- ga, desde el principio por el Ministerio de Agricultura y las jerarquías sindicales, «pero al mismo tiempo hemos tenido que opo- nernos y vencer la ofensiva terrible de personas interesadas en que la COVINA no pase a la realidad». Algunas Bodegas Cooperativas se negaron a entrar, pues pensaban que al no estar las 62 existentes pudiera ser que COVINA invirtiera el presupuesto total del proyecto como si estuvieran todas. Durante 1956 el aumento de entidades cooperativas fue muy pequeño, si se compara con el de otros ejercicios. La razón para que esto sucediera, según el administrador Julio San Gil, era «que el medio agrícola navarro ha llegado a cierto grado de saturación, que, no permite una proliferación sensacional de nueuas entidades locales». Sólo se constituyó la Bodega Coo- perativa de Lerín. Para los responsables de UTECO el desa- rrollo cooperativo local ya se había desarrollado suficiente- mente, siendo 354 cooperativas el 31 de diciembre de 1956. Ahora pretendían perfeccionar y mejorar lo realizado. De esta manera, aumentaron las secciones de tractores, trillado- ras, seleccionadoras, molinos, etc., dependientes de las coo- perativas. Los esfuerzos seguían centrados en las cooperativas de segundo grado. COPELECHE tenía en construcción su central lechera. COVINA, aunque en plan experimental, comenzó sus actividades en este primer ejercicio con la cam- paña vitivinícola 1956/57. UTECO presentó al ministro de agricultura el expediente para la adjudicación de un centro productor de piensos compuestos para servicio de sus coope- rativas y asociados. Por último intentaron incorporar a las

292 Alcoholeras existentes en Cintruénigo y las Bodegas Cooperativas dispersas (27). El 14 de diciembre de 1957 celebró COVINA su prime- ra Junta General ordinaria, tras acabar el primer ejercicio económico. Estuvieron presentes todas las Bodegas asocia- das, excepto una. El balance fue optimista, «pese a las difi- cultades superadas, objeciones resueltas e infundios lanzados con malicia», y se expuso el proyecto de una central de COVI- NA (28). Como el desarrollo económico de UTECO era cada vez mayor, la Asamblea General de 1960 adoptó unos acuerdos muy importantes:

«l. ° A partir del día I de enero de 196I todos los sumi- nistros y servicios de carácter económico a las Coo- perativas del Campo las realizará la Caja Central Coo^erativa de Ahorros y Préstamos. 2. ° Los saldos deudores de las Cooperativas en 31 de diciembre del año en curso pasarán a formar el Activo de la Caja Central por abono de esta enti- dad a la Unión Terrétorial. 3. ° Desde la misma fecha el personal de la UTECO afecto a los expresados servicios pasará a depender de la Caja Central Cooperativa, que los incluirá en su nómina reconociéndoles todos los derechos y deuengos actuales» (29).

Del desarrollo económico alcanzado por la UTECO daba buena muestra el aumento de los gastos generales, que se habían triplicado entre 1947 y 1959, y el incremento del fondo de reserva, que en esta última fecha sumaba 4.430.000 ptas., salidas de los beneficios anuales.

(27) LASN, 30-^1957. (28) LASN, 21-12-1957. (29) Actas Generales UTECO, 17-9-1960.

293 Además del desarrollo económico, UTECO se había preocupado de ir programando una tarea de formación, dirigida hasta finales de los años cuarenta a los consiliarios, orientada a la preparación de cuadros, tanto desde el punto de vista técnico como social. Una de sus actividades fue facili- tar la formación de enólogos mediante becas de 6.000 ptas., para asistir al curso de enología de tres meses de duración organizado en Reguera por el Ministerio de Agricultura (30). Esta programación a plazo más largo se inició con la con- cesión de una beca al seminarista José Díaz Mozaz, de Capa- rroso, para estudiar Teología y Ciencias Sociales durante el curso 1952/53 en la Universidad Gregoriana de Roma (31); beca que se le renovaría, aumentando la asignación a 7.000 ptas., los dos años siguientes para que pudiera obtener la licenciatura en Ciencias Sociales. A1 finalizar sus estudios en Roma se incorporó al Secreta- riado Social, apareciendo artículos suyos en la revista desde 1956. Fue el inspirador del cambio en el formato y orienta- ción de la revista, que desde 1958 tuvo un editorial semanal y un comentario sobre la foto de la portada. La UTECO pre- tendía recuperar así, en el trabajo diario, la beca de estudios concedida. EI Obispo le nombró auxiliar del Secretariado Social en 3 de marzo de 1958 en sustitución de Sixto Iroz, que había dimitido un mes antes. Sin embargo, el cambio en la elaboración y confección de la revista generó unas pérdi- das en 1958 de 43.775,20 ptas. que se atribuyeron «al mejora- miento ti[^ográfico de su presentación»; pérdidas que en 1959 supusieron 42.933,90 ptas. También desde el Secretariado Social se impulsó la crea- ción de la Escuela de Formación Agro-Social San Francisco, javier, con el fin de formar social, económica y técnicamente a con- siliarios, directivos, socios y administradores de las Cooperati-

(30) Act. Junt. Rect. UTECO, 28-8-1951. (31) Act. Junt. Rect. UTECO, 4-9-1952, 23-6-1953, 24-11-1954 y 8-4-1958.

294 vas del Campo. El Patronato que debía regir su funciona- miento lo componían el Arzobispo, como presidente de honor, el jefe de la UTECO, el director del Secretariado Social y el gerente de UTECO, según las normas aprobadas al efecto. Los cursillos para consiliarios, directivos y socios durarían tres días y los de formación de administradores seis, por norma general. Los gastos de alojamiento y viajes de cur- sillistas eran aportados a partes iguales por la Caja Central, UTECO y las Cooperativas de donde procedieran los alum- nos. La Caja Central y UTECO corrían con los gastos de pro- fesorado y material. Los cursillos pretendían abarcar un pro- grama en el que de forma significativa predominaban aspec- tos técnicos de gestión: problemas agrosociales de la zona; soluciones que deben adoptarse; naturaleza de una coopera- tiva y nociones generales del sistema cooperativo; funciona- miento práctico de una cooperativa; problemas especiales de una cooperativa: régimen fiscal, concentración parcelaria, crédito agrícola, seguros sociales; funciones y responsabilida- des del directivo en las cooperativas. El papel jugado durante todo este período, hasta 1960, por la Caja Central Cooperativa de Ahorros y Préstamos fue crucial, pues fue el organismo sin el cual no hubiera podido desarrollarse el cooperativismo, ya que facilitaba en el grado que le era posible el dinero necesario para afrontar nuevas iniciativas cooperativas. Buena parte de los créditos en los años cincuenta fueron para nuevas Bodegas, Trujales, Coope- rativas de segundo grado y para mecanización agrícola. El problema principal con que se encontraba la Caja Cen- tral era convencer a los agricultores de la necesidad de depo- sitar sus ingresos y ahorros en dicha entidad. Continuamente repetían que el dinero del agricultor debía volver a la agricul- tura. No hubo resultados espectaculares en este sentido, ya que el saldo de imposiciones anuales sólo tuvo incrementos importantes en los ejercicios correspondientes a los años 1951, 1954 y 1955. «Por culfia de las circunstancias [...J y de otros imJionderables [... J gran parte del dinero ahorrado dzl agricultor se

295 orienta hacia establecimientos que ninguna o poquísima relación tie- nen con la economía agrícola». En 1950, para corregir esta acti- tud comenzó una campaña propagandística que tuvo como eje el acuerdo de la Caja Central de dar a las Cooperativas Agrícolas que efectuaran imposiciones en aquélla, «un retorno cooperativo anual del 1/2% sobre el interés legal». La crisis agríco- la patente durante buena parte del año impidió que la cam- paña se desarrollara totalmente» (32). La Caja Central no podía atender todas las peticiones de créditos que se le hacían. Se atendían los casos más urgentes, ya que además de los préstamos a UTECO se daban otros directamente a las Cooperativas Agrícolas. A pesar de estos servicios seguía habiendo más demanda de crédito que oferta. En 1951 los directivos de la Caja Central estimaron en cien millones de pesetas la cantidad necesaria para satisfa- cer la demanda de créditos, ante la mecanización creciente de la agricultura navarra relacionada con el cooperativis- mo. Este año aumentaron las imposiciones en 2.856.184,32 ptas. respecto a las efectuadas en 1950. Pero, a pesar de este aumento, «no había contrapartida al aumento de la deman- da de crédito con los ahorros del labrador, pues no se de•posita éste en la Caja Central, orientándose por caminos cuya meta se desco- noce». En 1952 los créditos efectuados a la Unión Territorial supusieron 41.547.605,69 ptas. y los concedidos directamente a las Cooperativas Agrícolas fueron 18.033.633,53 ptas., lo que supuso un aumento total respecto al ejercicio anterior de 14.892.847,31 ptas., mientras que las imposiciones sólo aumentaron en el mismo período en 626.438,55 ptas. De seguir aumentando estas cifras en idénticas proporciones «^iudiera llegar un momento en que la Caja Central no estuviera en disposición de atender las necesidades de la Unión y de las Cajas

(32) LASN, 17-3-1951.

296 Rurales», de lo cual culpaba Damián Pérez de Larraya, secre- tario en funciones, a «los agricultores asociados y a las mismas Cajas Rurales que inconscientemente -así lo queremos pensar- nie- gan su apoyo a nuestra obra, no depositando en ella sus pequeños o grandes ahorros». Otras formas de paliar la creciente demanda crediticia fueron a través del Servicio Nacional de Crédito Agrícola, que facilitó a las Cooperativas de Návarra 39.535.650 ptas. de 1948 a 1952, y por medio de acuerdos suscritos con los establecimientos bancarios, sobre todo, con la Caja de Ahorros de Navarra. Alejandro Maisterrena en la Junta General anual de 1956 dio cuenta de un proyecto de creación de una Caja Nacional de Crédito Agrícola que ayudaría a financiar las actividades de la Unión y de todas las Cooperativas. Había un Reglamen- to proyectado que debiera ser estudiado por la Junta Rectora para decidir la incorporación o no al citado organismo. Pero, tanto la Junta Rectora como el Obispo de Pamplona, en una intervención posterior, dejaron claro que el nacimiento de esta Caja Nacional no debía suponer una absorción de la Caja Central, «que debe tener su misión pŭ-opia y específica en el ámbito 1ri-ovincial de Navarra». Por su parte, en la Asamblea de la Unión Nacional de Cooperativas, el 6 de junio de 1946, se trató la creación de la Caja Rural Nacional. En sus Estatutos se quería obligar a las entidades cooperativas asociadas a la aportación de una can- tidad de dinero igual al número de sus asociados multiplica- da por cien. En el caso de una Caja que asociara a otras había de contarse la suma total de los socios de éstas. Esta cantidad se tomaría en concepto de «aportación a capital rete- nido», hasta el límite de 50.000 ptas. y el resto como «a^iorta- ción voluntaria» (33). Además, cada Caja debía hacer frente a las obligaciones de la Caja Rural Nacional por el doble de su aportación. La representación navarra en la Asamblea defen-

(33) Act. Junt. Rect. Caja Rural, 11-7-1956.

297 dió que la aportación fuera proporcional al patrimonio social de cada entidad. Como no se aceptó esta propuesta la Caja Central navarra se negó a formar parte del órgano cen- tral. Nuevamente en febrero de 1958 la UNACO insistía en que la Caja navarra pasara a formar parte de la Caja Rural Nacional, de la que habían nombrado a Francisco Uranga como vocal. Como se mantenía el mismo problema volvieron a negarse por las siguientes razones:

«l. ° Siendo la Caja Rural una cooperativa debe seña- lar retornos cooperativos a los asociados. 2. ° No se señala una res^ionsabilidad concreta en la asunción de responsabilidades. 3. ° Debe mantenerse el triple nivel local, ^»-ovincial o regional y nacional. Por tanto la Caja Nacional debiera entenderse con las ^rrovinciales, no con las cooperativas locales.»

En mayo de este año Uranga se entrevistó con el jefe de la Obra Sindical de Cooperación, Jiménez Torres, que osten- taba además la Jefatura de la Caja Rural Nacional. Ante el interés de que la Caja se asociara, Uranga puso las condicio- nes: la Caja Central Navarra se asociaría si únicamente apor- taba el importe correspondiente a «capital retenido», sin acep- tar aportaciones suplementarias ni la obligatoriedad de otras nuevas. Jiménez Torres dio su conformidad y la Junta Nava- rra acordó el ingreso en la Caja Rural Nacional por unani- midad (34). A fines de los años cincuenta el cooperativismo impulsa- do por UTECO tenía características novedosas respecto al de décadas anteriores, fruto de la adaptación a la nueva situa- ción económica y social que se vivía en la provincia. Proyec- tos e iniciativas nuevas se ensayaron en la práctica. En 1958 entró en funcionamiento COPELECHE con el fin de mejo-

(34) Act. Junt. Rect. Caja Rural, Cr5-1958.

298 rar los precios de la leche y servir de freno al descenso de la población. Se estudió la organización cooperativa ganadera en las zonas cerealistas de Navarra, pero fue imposible su concreción «por dificultades irremontables». En las tierras de regadío se dejaban notar otras tenden- cias, como la concentración progresiva de los cultivos y una orientación hacia aquellos que desplazaban mano de obra. La Unión se planteó «la tarea de industrializar cooperativamente las zonas de regadío de Navarra» comenzando la organización de fábricas conserveras cooperativas. Entre 1959 y 1960 reali- zó campañas de propaganda en Azagra, , Peralta, Cáse- da, Sangŭesa, Lerín y Mendavia, dando lugar a 14 Cooperati- vas Conserveras, entre las que ya funcionaban o estaban a punto de ser aprobadas. En este plan de cooperativizar los- productos de la agricultura de regadío intensivo estaba en perspectiva crear cuatro Cooperativas Deshidratadoras de Alfalfa. Otro proyecto, al que se le dotaba de carácter salvífico de la agricultura y del mundo rural, fue la Organización de la Artesanía Rural para que los campesinos obtuvieran ingresos en épocas de menor trabajo al año (35). Todavía en el sector ganadero surgió una cooperativa de ámbito provincial, la Cooperativa Avícola Navarra, y estaban estudiando la crea- ción de la Cooperativa de Ganado Lanar, que se constituyó en 1960, y la Cooperativa de Industrias Cárnicas. Igualmente se pensaba unir las Cooperativas Ganaderas en una de segun- do grado. La situación organizativa de UTECO a fines de 1959 era realmente importante, teniendo en cuenta que en este año se crearon tres Cooperativas Agrícolas, una Cooperativa del Campo Hermandad de Labradores, tres Bodegas Coo- perativas, una Cooperativa Trilladora, otras cinco Coopera- tivas Conserveras, y una Cooperativa Deshidratadora de

(35) LASN, 14-8-1959.

299 Alfalfa, con las que el censo total suponía 385 entidades sociales (36).

10.3. Liberalización económica y aumento de snministros

En 1948 se restablecieron las relaciones comerciales entre Francia y España, lo que motivó un cambio importante en cuanto a la importación de materia prima para la elabora- ción del superfosfato, el fertilizante más utilizado entre los agricultores navarros. Aumentaron también las importacio- nes de los nitratos de Chile y de cal a pesar del control inter- nacional sobre su distribución. Los medios de transporte mejoraron en comparación a los años inmediatos al fin de la guerra, aunque subsistían los problemas para la entrega a

(36) LASN, 20-10-1960, n.° Extraordinario «Bodas de Oro». Su des- glose era el siguiente:

Cooperativas Agrícolas 249 Bodegas Cooperativas 69 Trujales Cooperativos 41 Cooperativas Trilladoras 12 Alcoholeras Cooperativas 2 Cooperativas Conserveras 8 Molino Cooperativa de Piensos 1 Cooperativa Vinícola Navarra 1 Cooperativa Navarra de Productores de Leche 1 Cooperativa Deshidratadora de Alfalfa 1 A pesar de este número elevado de cooperativas, 385, tan sólo 184 entidades sociales estuvieron representadas en la Asamblea Anual de 1960, conmemorativa de las Bodas de Oro de la Federación. Este hecho no era en absoluto novedoso, y se detecta durante estos años cincuenta un desfase entre el número de entidades asociadas y los delegados pre- sentes. La Acción Social Navarra, sin embargo, aumentará el número de estos últimos con un claro motivo triunfalista. Hasta fines de los cin- cuenta el número de consiliarios que acudían a las Asambleas anuales sigue siendo importante, por ejemplo, 46 en la Asamblea de 1951 y 86 en la de 1953.

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