La Necropolis Visigoda De El Carpio De Tajo (Toledo)
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EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA LA NECROPOLIS VISIGODA DE EL CARPIO DE TAJO (TOLEDO) Gisela Ripoll MINISTERIO DE CULTURA DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES Y ARCHIVOS SUBDIRECCION GENERAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOGRAFIA 1985 EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA LA NECROPOLIS VISIGODA DE EL CARPIO DE TAJO (TOLEDO) Gisela Ripoll MINISTERIO DE CULTURA DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES Y ARCHIVOS SUBDIRECCION GENERAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOGRAFIA 1985 1.a edición: Madrid, 1985 Printed in Spain. Impreso en España Edita: Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos Subdirección General de Arqueología y Etnología Pza. del Rey, 1. 28071-Madrid. Tel.: 429 24 44 Distribución: San Mateo, 13. 28004-Madrid. Tel.: 448 07 73 ISBN: 84-505-1670-6 Dep. Legal: M-20.786-1985 Imprime: Industrias Gráficas CARO, S. L. Isabelita Usera, 80 - 28026-Madrid A mis padres y al profesor Palol INDICE Págs. Prólogo del Prof. Don Pedro de Palol 7 Abreviaturas utilizadas 10 INTRODUCCION 11 Situación geográfica e histórica 17 La arquitectura funeraria 19 Clasificación de los materiales 23 Acerca de la toréutica visigoda 24 I. ESTUDIO DE LOS MATERIALES 29 Bulla esférica romana 31 Cuentas de collar 32 Anillos 33 Aretes de tradición romana 33 Pieza en forma de paloma 35 Apliques de cinturón ¿ 36 Hebillas de cinturón 38 Broche de cinturón de placa rectangular rígida y lengüeta 42 Broche de cinturón pisciforme 44 Fíbula de arco o charnela 45 Fíbulas omega 46 Broches de cinturón tipo I 47 Broches de cinturón tipo II 49 Fíbulas de arco y placas 51 Fíbulas de arco tipo I 53 Fíbulas de arco tipo II 54 Fíbulas de arco tipo III 55 Fíbulas discoidales 57 Hilos de oro 58 Clavos en hierro 58 Cuchillos o puñales en hierro 58 Broches de cinturón calados 59 Placas filiformes 60 Págs. II. INVENTARIO DE LOS MATERIALES 63 III. REPERTORIO DE SIMBOLOS Y MOTIVOS DECORATIVOS 183 IV. ASPECTOS DE TECNOLOGIA METALICA 191 Técnicas para el trabajo de los metales 193 Tecnología 195 V. CONCLUSIONES AL ESTUDIO DE LA NECROPOLIS 199 BIBLIOGRAFIA 203 LAMINAS 211 APENDICE, de Salvador Rovira y María Sanz 227 PROLOGO De forma un tanto incomprensible, la necrópolis visigoda de El Carpió de Tajo había quedado inédita hasta ahora. Sus 275 tumbas, con ajuares ricos y bellos en 91 de ellas, han estado, hasta el momento, sin un estudio puntual que nos haya permiti• do utilizar sus materiales en la valoración de la Arqueología hispánica de tiempos visigodos. Expuestos en su mayor parte, aunque no íntegramente, en las vitrinas del Museo de los Concilios de Toledo, desconocíamos, en detalle y con precisión, no sólo la totalidad de las piezas exhumadas, sino algo tan necesaria como la composi• ción precisa de todos y cada uno de los ajuares de las tumbas. Excavada la necrópolis en 1924 por D. Cayetano de Mergelina, su excavador no publicó más que un muy breve artículo, sin inventarios, más como una reflexión del conjunto funerario que un estudio pormenorizado, que la extensión, densidad y ri• queza del yacimiento exigían. Imaginamos este trabajo como una noticia previa a un estudio posterior definitivo que no se publicó nunca. De todas maneras, la nota de Mergelina se acompañó de una serie fotográfica de los conjuntos, que ha sido de una definitiva utilidad en el momento de rehacer los ajuares funerarios. Herrera de Pisuerga, en el área septentrional de la zona de ocupación visigoda, y El Carpió de Tajo en la centro-meridional, son los dos más ricos e importantes con• juntos correspondientes a antiguas excavaciones. Actualizar su estudio, proporcionar y lanzar a la investigación histórica sus ma• teriales y -sobre todo- actualizar su conocimiento con métodos y técnicas modernas, ha sido el propósito de esta obra que nos complace ver publicada hoy, después de haber seguido paso a paso su gestación y de haber visto cómo se iban superando uno a uno todos los escollos y todas las dificultades que iban surgiendo en el proceso de recuperar una documentación antigua. Es en este sentido que el libro de Gisela Ripoll merece, de entrada, todo nuestro aplauso y agradecimiento. 7 -* Pero existen otras circunstancias que hacen agradable tener esta obra. Espera• mos que la aparición de este estudio y la presencia de una investigación nueva y jo• ven de manos de la Srta. Ripoll, vengan a vitalizar, de nuevo, una tradición española en el campo de la Arqueología visigoda, que parece teníamos bastante olvidada los investigadores actuales. Desde los primeros trabajos en este campo, de Gótze o de Áberg, hasta los más recientes del grupo alemán de los Madrider Mitteilungen, ha sido muy escasa la aparición de nombres hispánicos en la bibliografía de este cam• po de nuestra arqueología. De la mano de los imprescindibles -todavía hoy- inven• tarios de Zeiss, surgían los esquemas historicistas de Santa Olalla, o los estudios marginales de Reinhard y otros; a la publicación de extensas necrópolis excavadas recientemente -como las de Madrona y Duratón por Molinero Pérez- no veíamos aparecer más que pequeños y desperdigados trabajos ocasionales sobre este tipo de yacimientos, como si nuestros arqueólogos hubieran olvidado este campo rico y su• gestivo de los materiales estrictamente germánicos -o profundamente germaniza• dos- aparecidos en las tumbas del pueblo visigodo establecido en las provincias de la vieja Hispania romana. Bien es verdad que -por nuestra parte- emprendíamos el análisis y estudio de los conjuntos funerarios del círculo de los grandes possessores del Bajo Imperio, den• tro de la cultura aristocrática rural de los centros de los fundí de los siglos IV y suce• sivos, separándolos definitivamente del conjunto de tumbas visigodas con las que se habían confundido prácticamente siempre, a pesar de las precisiones del propio Zeiss. Este hecho y el mejor conocimiento de los ajuares de los distintos grupos germá• nicos -como el del mundo de los vándalos, incluso para Hispania- venían a exigir, en cierta manera, volver a los ajuares visigodos, analizarlos debidamente; conocer sus conexiones de contemporaneidad con otros objetos; las tradiciones que asimilan, las novedades que aportan o las modas que transmiten. Es decir, poner de manifiesto la enorme riqueza de documentación, ya no solamente arqueológica, sino muy fun• damentalmente demográfica y en el fondo histórica, que el análisis y el conocimiento correcto de este tipo de yacimientos proporciona para enriquecer nuestro horizonte histórico de una de las etapas más conflictivas de nuestra Historia. El libro de Gisela Ripoll esperamos que signifique reemprender una especialidad que, en estos últimos años, se ha dejado de cultivar entre nuestros científicos, y para la que sabemos con toda certeza, existe un amplio y muy rico campo de posibilida• des de trabajo y riqueza de resultados; sobre todo si se emprende con los métodos y el espíritu con que se ha hecho el estudio de la necrópolis de El Carpió de Tajo. A los capítulos que podríamos llamar tradicionales en este tipo de estudios, se añaden nuevas investigaciones técnicas y de laboratorio que enriquecen ampliamente los resultados del trabajo. Así, después de una presentación geográfica y topográfica, donde no sólo se señala el estricto ámbito rural del cementerio, también se plantea y discute la posibilidad de la relación del núcleo con Toledo, capitalidad del reino visi• godo, confirmándose su independencia y la vinculación a un grupo probablemente rural del conjunto, lo que deja todavía en pie, el problema de la necrópolis de la ciu• dad de la Corte. Sigue un estudio de los tipos, debidamente ordenados y clasificados con los paralelos hispánicos o forasteros más completos aunque no exhaustivos; apoyado todo ello, por el inventario de cada una de las tumbas y de sus ajuares. Este estudio, de todas maneras, está matizado con muchísimas observaciones que rebasan el estricto campo de lo analítico, tipológico y estructural. A través de estos capítulos se observan las conexiones formales de los objetos con otros característicos de las necrópolis bajorromanas anteriores, como observa• mos en sentido inverso al estudiar, por ejemplo, el cementerio tardorromano de Si• mancas (Valladolid) con broches visigodos aparecidos junto a las piezas genuinamen- te romanas, lo mismo que en otros cementerios romanos tardíos castellanos, como 8 Taniñe y Suellacabras en Soria o los burgaleses conocidos. Todo ello síntomas de conexiones demográficas muy concretas por encima de las relaciones estrictamente políticas o sociales de los grandes grupos humanos del momento, los hispanorroma- nos y los visigodos. La desaparición de ciertos tipos -por ejemplo las grandes fíbu• las- índice de cambios más profundos de costumbres reflejados en la vestimenta, por ejemplo; los contactos con las modas tardías mediterráneas, en número muchísimo más escaso dentro de los porcentajes de las tumbas, índice de un decreciente uso de los cementerios, quizá de la disminución rural o de asimilación con los grupos de tradición romana de la población germánica; todas éstas, y otras muchas sugerencias van apareciendo a lo largo del libro, de manera que su lectura abre horizontes nue• vos y un prometedor futuro para nuestra historia visigoda. Además, es laudable la incorporación en el estudio de los resultados de análisis formales de las piezas, desde sus técnicas de fabricación hasta la misma composición química de los elementos usados en esta elaboración de las piezas. Estas abren al es• tudio un claro camino de sugerencias de tipo técnico e industrial que deben desem• bocar, cuando se multipliquen, a identificación de talleres, de contactos comerciales, tanto de intercambio de elementos primarios como elaborados, formando una cade• na de documentación que imaginamos puede ser rica y prometedora. En otra parte hemos apuntado la presencia de comerciantes de metal -sobre todo de bronce- que apoyados en un comercio marítimo detectado en la costa de Cataluña y de las Balea• res, intentan compensar la falta de metales -cobre y estaño- de los talleres orientales -de Egipto, Chipre o Palestina- mediante la adquisición en Occidente de piezas amortizadas que se cambian por otros objetos elaborados en Oriente.