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BOLETIN MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL NUMERO ESPECIAL Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile - N° 47 -146 págs. Santiago de Chile - 1998 d ib• V I) I aR E C mC I O N BIBLIOTECAS. ARCHIVOS V MUSEOS ISSN - 0027 - 3910 BOLETIN MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL NUMERO ESPECIAL Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile - N° 47 -146 págs. Santiago de Chile -1998 HIKI.IOIMAN. \K* IIIVON Y MI SKIS 1 « 1 DIRBCCI0 N d i b a m BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS Ministro de Educación Pública José Pablo Arellano Subsecretario de Educación Jaime Pérez de Arce Araya Director de Bibliotecas, Archivos y Museos Marta Cruz-Coke Madrid Este volumen se terminó de imprimir en octubre de 1999 en la imprenta del Museo Nacional de Historia Natural Santiago de Chile museo nocional BOLETÍN MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL Director ALBERTO CARVACHO Conservador del Museo Nacional de Historia Natural Editores para este Numero HERMAN NUftEZ ROBERTO MELENDEZ VICTORIA MALDONADO Comité Editor ELIANA DURÁN S. PEDRO BÁEZ R. Jefa de Sección Antropología Jefe de Sección Hidrobiología MÉLICA MUÑOZ S. DANIEL FRASSINETTI C. Jefa de Sección Botánica Jefe de Sección Paleontología ARIEL CAMOUSSEIGHT JOSÉ YÁÑEZV. Jefe de Sección Entomología Jefe de Sección Zoologia © DIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS INSCRIPCIÓN EDICIÓN DE 1000 EJEMPLARES MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL CASILLA 787 SANTIAGO DE CHILE WWW.MNHN.CL SE OFRECE Y ACEPTA CANJE Exchange with similar publications is desired Échange souhaité Wir bitten um Austauch mit aehnlichen Fachzeitschriften Si desidera il cambio con publicazioni congeneri Deseja-se permuta com as publica?5es congéneres Contribución del Museo Nacional de Historia Natural al Programa del Conocimiento y Preservación de la Diversidad Biológica Las Opiniones vertidas en cada uno de los Artículos publicados son de Exclusiva Responsabilidad del Autor Respectivo Nota de los Editores Por diversas razones la presente edición sufrió considerable retraso BOLETÍN MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL SANTIAGO DE CHILE 1998 47 SUMARIO ALBERTO CARVACHO Presentación.................... ...............................................................................................| ............................... 7 WANDA QUILHOT et al. Categorías de Conservación de Liqúenes Nativos de Chile...................................... .............................. 9 MARCELO BAEZA et al. Categorías de Conservación de Pteridophyta Nativas de Chile............................................. ................. 23 PIERFELICE RAVENNA et al. Categorías de Conservación de las Plantas Bulbosas Nativas de Chile................................................. 47 ELIANA BELMONTE et al. Categorías de Conservación de Cactáceas Nativas de Chile................................................................... 69 NTPAT.no BAHAMONDE et al. Categorías de Conservación de Decápodos Nativos de Aguas Continentales de Chile....................... 91 HUGO CAMPOS et al. Categorías de Conservación de Peces Nativos de Aguas Continentales de Chile................................ 101 ROBERTO MELÉNDEZ y VICTORIA MALDONADO Especies Nativas Chilenas de Liqúenes, Pterydophytas, Cactáceas, Bulbosas, Crustáceos y Peces de Aguas Continentales agrupadas de Acuerdo a su Estado de Conservación.................................... 123 PRESENTACIÓN Alberto Carvacho Director Museo Nacional de Historia Natural Antes que Chile cumpliera tres años de vida independiente, la Junta de Gobierno de 1813 (José Miguel In fante, Agustín Eyzaguirre y Francisco Antonio Pérez) fundó, en el mes de julio, el Instituto Nacional, la Bi blioteca Nacional, el Jardín Botánico y el Museo de Ciencias, más tarde “Museo Nacional” y hoy MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL. Sin embargo, es sólo en 1830 cuando el Museo se organiza for malmente bajo la Dirección de un joven francés de 30 años, Claude Gay. En su contrato se establece la misión que debía cumplir, y por la cual recibía un salario de SI25 mensuales. Entre otros objetivos, debía hacer un viaje por el territorio para investigar la historia natural y las ‘‘producciones naturales del país”, las que expon dría en una obra que incluyera “la descripción de casi todos los animales, vejetales y minerales con sus nom bres vulgares, utilidades y localidades, acompañada de una cantidad de láminas iluminadas...” También debe ría hacer un catálogo de vejetales y minerales en que se denominen por sus nombres vulgares y científicos. Hablando en el lenguaje de fines de milenio, a Gay se le encomendó hacer un serio estudio de la biodiversidad del país y tal fue la primera misión del recién creado Museo de Ciencias. Casi 170 años des pués, sólo ha cambiado el nombre del Museo, pero la misión sigue siendo la misma y sigue siendo tanto o más indispensable cumplirla a cabalidad. El paso del tiempo hizo cambiar los métodos y los instrumentos, pero no la finalidad. El paso del tiempo hizo también cambiar los estilos, los modos de producción y hasta el vocabulario de los hombres, que hoy no hablan de flora y fauna, sino “recursos renovables” un término que habla desde un antropocentrismo francamente atemorizante. La ruptura de una cierta armonía entre el hombre y su entorno comienza a inquietar hace ya algunos años y la Ecología se transforma en una ciencia de moda bajo cuyas banderas son convocados no sólo los ecólogos, sino también los ecologistas... Por otra parte, preo cupa a algunos una supuesta y maniqueísta contradicción entre desarrollo y defensa del medio ambiente, ma nipulación bastante simplista que parece ignorar las experiencias de países nórdicos (Canadá, Escandinavia), donde a una poderosa industria se suman los mejores índices de desarrollo humano y un alto respeto por la naturaleza. Consciente de las tensiones que trae aparejada la superación de la pobreza en un país básicamente productor de materias primas, el gobierno chileno crea, a comienzos de la década de los ’90, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), una instancia diseñada para normar políticas que aseguren un desarrollo con respeto por la naturaleza y, por tanto, sostenible en el tiempo. La CONAMA necesita, para cumplir su misión, coordinar acciones con aliados estratégicos que se dedican, más bien, a aspectos operati vos que tengan relación con la protección ambiental. Y de entre ellos, ningún aliado más natural que el Museo que creara el Gobierno de 1813 para “estudiar las producciones naturales del país y catalogar sus vejetales, animales y minerales”. El conocimiento al día de la biodiversidad de un territorio es -hoy lo sabemos- la mejor diagnosis del “estado de salud” de los sistemas naturales. Si bien es posible que se produzcan alteraciones naturales - que tanto conocemos en un país de intenso volcanismo, como el nuestro- en la mayor parte de los casos es a los efectos antrópicos a quienes más hay que temer. La sobrexplotación de recursos o la destrucción de hábitats pueden tener efectos irreversibles que, en última instancia, operan contra las mismas sociedades humanas culpables de la alteración. Por ello, el conocer el estado de conservación de nuestra flora y de nuestra fauna no es sólo un deber ético para con la naturaleza, es también el mejor negocio que el hombre puede hacer, aunque los dividendos -como en muchas grandes operaciones comerciales- no sean a corto plazo. Hace ya más de 10 años se inició la publicación de los llamado “Libros Rojos” acerca del estado de conservación de nuestra flora y fauna, siendo CONAF la institución que asumió la responsabilidad. En su origen, y como era de esperarlo, los estudios fueron referidos a aquellos organismos acerca de los cuales exis tían mayores conocimientos, los que están más cerca de la percepción (y de la sensibilidad) del hombre. De entre los animales, por ejemplo, los vertebrados terrestres y de aguas continentales. Un buen inicio, pero cla ramente insuficiente: hoy sabemos que cualquier alteración en una red trófica puede tener consecuencias insospechadas y que sólo la comprensión del todo puede ayudar a resolver los problemas de alguna de las partes: un herbívoro de interés para el hombre bien puede desaparecer por la ausencia del insecto que polini- zaba la planta que le servía de alimento. Avanzando en ese sentido, hoy presentamos los estudios del estado del conservación e J aí IOSp™a pos de organismos que no pertenecen a los estratos más granados de la aristocracia zoológica o bo ¡mica, ello ha funcionado eficazmente la coordinación entre dos instituciones del Estado, CONAMA, que inanci a realización del Taller y de la publicación que usted tiene en sus manos y el Museo Nacional de Historia a u- ral, que actuó como instancia ejecutora. Ambas hacen publico su reconocimiento a las instituciones que apor taron sus conocimientos a través de los investigadores que firman estos trabajos. BOLETÍN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL 47: 9-22 (199S) CATEGORÍAS DE CONSERVACIÓN DE LÍQUENES NATIVOS DE CHILE Reunión de trabajo realizada con especialistas nacionales el día 28 de agosto de 1998 Autores WANDA QUILHOT, Universidad de Valparaíso IRIS PEREIRA, Universidad de Talca GERARDO GUZMÁN, Comisión Nacional de Medio Ambiente, V Región ROBERTO RODRÍGUEZ, Universidad de Concepción ITALO SEREY, Universidad de Chile Colaboradores ELIZABETH BARRERA. Museo Nacional de Historia Natural Coordinadores Victoria Maldonado, Comisión Nacional del Medio Ambiente Roberto Meléndez, Museo Nacional de Historia Natural 1.- Antecedentes sobre las Especies de Liqúenes Nativos de Chile Chile tiene probablemente una de las floras liquénicas más ricas y